- ¿Qué significa
hoy pensar la política? - Palabra clave
(metapolítica): Más allá de los esquemas
binarios - Filosofía
política o pensamiento sobre la
política - Política: una
hipótesis de interpretación - Pensar la
política
La política ha tomado
nuevos cauces después de la segunda guerra
mundial. Los regímenes políticos y la nueva
geografía
política renovaron el pensamiento
social haciendo del armamentismo la herramienta dominante que,
junto con los nuevos enfoques gubernamentales, han dado pie a la
creación de economías de guerra en un
mundo donde la capacidad de violencia
representa el poder.
La modernización se diluye así entre las
decisiones de los hombres de poder, siendo cuestionada en su
legitimidad y su vanagloriada democracia. La
libertad
pasó de ser un ideal a una utopía cada vez
más lejana. Las fronteras se volvieron líneas de
miedo, a la par los distintos modos de
producción dividieron al mundo creando sociedades
indiferentes a la existencia de otras en ambos polos del
planeta.
En todo este embrollo, la política parecía
desvanecerse en su utilidad
histórica y mediática como factor de entendimiento
y valorización del ser humano en su esencia.
Con el advenimiento de las nuevas técnicas
de conciliación dominadas por el proceso
económico, la sustitución de la política
parecía irremediable; sin embargo, el ser humano dentro de
su naturaleza
siempre necesitará de la política puesto que
ésta implica el razonamiento social, cultural,
étnico y religioso para permitir una convivencia si no del
todo cordial, cuando menos que fortalezca los valores
filosóficos del individuo. La
catalogación de la política como mediación
del conflicto
suscitó elementos explosivos dentro del entorno mundial,
ya que la diferencia de intereses no permitió que la
política realizara precisamente su labor, la
mediación.
En una época en la que la producción en masa supera cualquier
interés, ya sea individual o colectivo, la
pérdida de la relación tiempo-espacio
ha trastornado toda comprensión posible de la sociedad,
llegando a perder el significado de la existencia que provoca
fenómenos aún más complejos que los
orígenes de la separación mundial. La
cuestión aquí es si tenemos la capacidad de
encontrar de nuevo la coyuntura de la política con el
presente, sustentando ésta relación en sus formas
puras que nos permitan redimensionar a la sociedad en su justa
interpretación cultural. Hemos perdido el
vínculo entre perspectiva y expectativa.
La perspectiva se puede estructurar a partir del
conocimiento
de la historia, ya
que los hechos pasados nos permiten reconsiderar las dimensiones
que pueden alcanzar nuestras decisiones. La expectativa es la
reflexión positiva de este conocimiento
perspectivo.
La disyuntiva entre pensamiento y experiencia, nos
mantiene alejados de la realidad y nuestra conciencia se ha
cerrado a toda tendencia que permita recuperar la
dimensión real del entendimiento. Por si fuera poco,
el lenguaje
también se ha limitado al conocimiento inmediato dejando
para lo posterior el análisis creativo de los hechos.
En el presente trabajo no
pretendemos de ninguna forma plasmar las directrices del
pensamiento político contemporáneo. Sencillamente,
es un ejercicio de reflexión que aporte elementos
suficientes y eficientes para comprender cuáles han sido
los pensamientos predominantes principalmente en el mundo
occidental. Conocer las circunstancias condicionantes de la
evolución de las sociedades y proponer la
continuidad practicando las enseñanzas de los pensadores
filosóficos contemporáneos como son Weber,
Marx, Bobbio,
etc. complementándolo con los clásicos de Aristóteles y Sócrates
para recuperar la visión del punto de fuga de la
política, con la ubicación del tiempo-espacio
comprendiendo su función
más allá de la relación
política-Estado para
dejar a un lado la individualización del mundo, creando
una relación crítica
de estudio y la reconstrucción del conocimiento
político.
¿QUÉ SIGNIFICA HOY PENSAR LA
POLÍTICA?
Biagio de Giovanni
La política parece que ha perdido el rumbo para
producir ideas, con pronunciamientos tan ligeros como imprecisos
resulta un elemento peligroso para la estabilidad social. La
identificación del Estado previsto por la política
ha dejado de ser garantía o proyecto. La base
fundamental de la política como garante de la constitución del Estado moderno se ha
reducido al mero acto de toma de
decisiones basadas en ideas y sensaciones abstractas que han
hecho que el tiempo político se vea reducido.
Paralelamente a éste fenómeno, la
relación entre cultura y
política, que también se considera sustentable para
la existencia del Estado, ha perdido rasgos de identidad ante
el voraz crecimiento del mercantilismo
mundial originando con ello la consecuente pérdida de
identidad y el desgarramiento de la unidad nacional, ante el
embate de hábitos externos de condicionamiento
político y social.
Quedan como reductos los pueblos autóctonos que
se niegan a insertarse dentro del nuevo orden mundial, que
consientes de su debilidad y vulnerabilidad, han cerrado sus
puertas a todo aquello que no acate sus mandatos regionales. Como
consecuencia de esta carencia de objetividad, la cultura
política se ha concentrado en localidades inertes al
desarrollo y
convivencia humana. Simplemente se ha observado el interés
comercial sin considerar al ser humano como parte vital del
proceso evolutivo natural.
La política ha perdido forma ante la
facilidad con la que en tiempos modernos cualquier
persona opina
sobre política y lo que es más preocupante, sus
opiniones son escuchadas y llevadas a las mesas públicas.
El conocer cierto ámbito de convivencia social no quiere
decir que tenemos la capacidad de hacer política. Entramos
entonces en una retrospectiva que provoca la pérdida del
valor de la
política, llevando su entendimiento hacia lo
impolítico.
La política se llena de teoría
que puede ser interpretada de formas tan diversas como actores
políticos y tendencias se encuentren en la arena
política. La calificación de legítima
depende entonces del consentimiento de un sector incapaz de
resolver la disyuntiva social y que pretende adecuar al acto
político y someterlo al desconocimiento de la esencia
política cuando debe ser a la inversa, el acto
político debe dominar sobre la interpretación que
se da de política.
En el plano internacional, la capacidad bélica
hace fuertes a las naciones dejando como única oportunidad
de resistencia de
los países débiles, la negociación sobre la invasión por
migración. Es decir, los países
débiles tienen como mayor producto de
exportación la mano de obra, lo que no
quiere decir que sea calificada, a su vez esto representa una
grave amenaza para los países industrializados que sin
duda verán afectada su armonía social con este
fenómeno.
La dominación en busca de materia
primas, principalmente el
petróleo, ha hecho que los países conquistados
ya sea por invasión militar o dominación
económica, se sometan a los designios de los grandes
consorcios económicos y su falsa
legitimación como es el Banco Mundial,
Banco
Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario
Internacional.
El siglo XX fue sin duda la ruptura entre lo que
entendemos por Estados políticos y lo que podemos
considerar como política de Estado, según la
situación particular de cada nación
y que ha llevado a la fusión de
naciones pequeñas en grandes centros económicos
como ha sucedido con la Unión
Europea. ¿Qué tan parcial puede ser la
interpretación de cada uno? Eso lo podemos responder
según la época y situación de cada parte de
la geografía política mundial, por lo que una
respuesta general no la obtendremos jamás. Lo que
sí podemos hacer, es un análisis proyectivo del
devenir político y social, observando en su justa magnitud
el fenómeno político actual. Redimensionar a la
política de ésta manera, es colocarla de nuevo en
su interpretación más pura. Se distingue de
cualquier teoría e interpretación parcial, se
recupera la práctica política razonable y racional
y su función vuelve a dar sentido al concepto de
Estado y la relación tiempo-espacio se vuelve
objetiva.
Pero no debemos perder de vista que el producto de la
política es la democracia, una situación bastante
complicada puesto que en ella (la democracia) se sustenta y
justifica todo tipo de vilezas que afectan a toda una nación
y más allá todavía, sus efectos tienen
repercusiones extracontinentales.
La democracia ha sido el baluarte de la política,
su máxima expresión llevada a la acción.
Sin embargo, se ha abusado tanto de ella que actualmente
también ha perdido todo el valor que en su momento
ostentó. Buscar el valor de la democracia implica una
discusión de origen, rescatar el valor social que para
el Estado
representaba su legitimación total; lamentablemente no
hemos tenido la capacidad de tomar el tema abiertamente y
verificar su relación y repercusión en la
sociedad.
Cuando en la política contemporánea se
hace referencia a la democracia, no tenemos bien claro si se
está utilizando el término como potencial
político o como justificación social, lo que ha
convertido a la política en un oficio sumamente complicado
puesto que se practica con los elementos más relevantes
del entendimiento humano como lo es la libertad y al mismo
tiempo, se enfrenta con la pérdida precisamente de este
valor.
La democracia presupone la racionalidad y la igualdad de
los individuos conviviendo en situaciones distintas de capacidad
y competencia, en
donde la evolución del ser humano se ha subordinado al
desarrollo económico.
La democracia se convierte entonces, en una
aproximación a la revalorización del ser humano
ante los cambios geográficos y políticos, pero no
deja de ser eso, una aproximación. ¿Dónde
queda el pensamiento crítico? ¿Qué podemos
esperar de la pérdida de sentido humano y el
fortalecimiento de la vorágine
económica?
El espacio político ya no produce pensamientos
políticos, de ahí que surja la necesidad de una
visión metapolítica que obligue a la
recuperación de la profesionalización del pensamiento
político. El nihilismo ha
sido en verdad fatal para la recuperación del oficio
político debido al abuso que de éste se ha
hecho.
Los tiempos homogéneos de filosofía
política estancaron la creación de propuestas
alternas a los habituales conocimientos políticos y
atrofiaron los mecanismos de proyección positiva, que
dieran en algún momento origen, formación y
perfeccionamiento al Estado.
El presente debe ser actualizado a cada momento
observándolo en su total y justa dimensión,
procurando crear los métodos de
percepción real valiéndose de
análisis, estadísticas, procesos y
todo aquello que nos permita describir el momento. Ninguna
batalla será ganada sin esos datos.
Entonces la política tiene por objetivo
recuperar su calidad de
fundamento del Estado moderno y proyectar su acción hacia
la creación de mejores formas de convivencia. No puede
detenerse simplemente por que el desarrollo del ser humano y sus
sociedades no se detienen nunca.
Más allá de los esquemas
binarios
Acción / Sistema
y
COMUNICACIÓN /
Estrategia
Giacomo Marramao
El juego de la
política ha tomado nuevas dimensiones. Su complemento
académico como la historia, la antropología y la sociología básicamente surgen en su
auxilio proveyéndole de elementos que permiten
reconstituir su esencia. Los foros políticos
contemporáneos han puesto en tela de juicio la legitimidad
de la democracia y sus formas de representación, no por el
medio mismo, sino por la ineficaz distribución del Estado en relación
con su sistema de
partidos.
La participación de nuevos actores de poder en un
sistema de espacios políticos acotados ha derivado en la
inserción de grupos que no
tienen un proyecto político propio y tienen que adecuar
sus plataformas políticas,
"pirateándose" las de otros partidos representando
intereses que no tienen un proyecto social objetivo,
acentuándose la crisis por la
falta de congruencia entre partidos-ideología-proyecto.
El "boom" de esta crisis, devino con la
pérdida del Estado de bienestar que en nuestro país
se había obtenido con el triunfo de revolución
y la integración al orden institucional de todos
los actores políticos de la época. La sensibilidad
que el Estado tiene para con la sociedad requiere de una nueva
relación y proyección, resaltando las
características del orden mundial contemporáneo.
Ahí deriva el concepto de metapolítica.
Pero entendamos el término. La
metapolítica no representa el súper orden, la
megacomprensión dimensional de la sociedad ni de la
historia. Comprende la exigencia de identificar en la arena
política mundial la gran diversidad ideológica;
traducir esta complejidad de modo que sea cuantificable en todos
los foros mundiales que se arguyan como defensores del orden,
cualquiera que sea su ámbito.
Podríamos decir que la metapolítica
convierte a la divergencia en un concepto de comprensión
política, lo cual no quiere decir que sea sencillo. Es una
labor en verdad titánica que se puede materializar en un
muy largo plazo si es que se tienen los elementos y
métodos necesarios, pero sobre todo si se tiene la
voluntad para llevarla a cabo.
El primer obstáculo que enfrentará
serán las condiciones en que debe trabajar, con los datos
tan limitados con que cuenta y que impide el desarrollo de una
metodología objetiva. Después, la
catalogación de un orden por demás variante donde
los líderes cuentan más por la riqueza de su
geografía que por la riqueza de su gente. La
relación política-proyecto en ambos casos es por
demás conflictiva.
La fuerza sin
orden superará siempre a la lógica
en la relación política-Estado. El conflicto deriva
entonces en una sucesión de legitimación y
justificación, objetividad y subjetividad, dejando en
segundo plano la realidad social. La elección que deja el
Estado recae en una nueva interpretación del "contrato
social" cuyo rasgo distintivo fundamental es la
secularización.
Este proceso debe modificar el ambiente que
conlleva el sistema social, incluyendo los miembros, grupos y
sobre todo los intereses presentes. La relación de estas
tres partes significa una participación sumamente activa y
cambiante en sus fines, que puede perder su concepción
natural de sociedad al realizar el análisis
político ya que la función de grupos busca el
fortalecimiento de sus ideales, sin que signifique que son los
ideales de la sociedad en general, por lo que el análisis
político se complica aún más.
Los modelos de
Durkheim y
Parsons han quedado obsoletos debido a la disolución de
modelos sociales. Los términos sistemáticos
predominan en los objetivos
sobre los cuales los individuos proyectan su relación con
las instituciones
utilizando la disuasión como herramienta y comparativo de
fuerza y no como concertación. Lamentablemente el oficio
político se ha visto tan viciado que esta disuasión
se transformó en un acto violento cada vez más
recurrente en nuestro país.
Lamentablemente la sociedad se ha dado cuenta que
también es capaz de ejercer la violencia sin que en ello
medie actor alguno o sea sometida a castigo por parte del Estado.
Aquí entran en juego los líderes sociales que se
convierten en líderes colectivos del desacuerdo y la
inconformidad. Ellos son quienes pueden sacar el mejor provecho,
si lo manejan con sabiduría y tacto, de esta
pérdida del diálogo y
llegar a extremos que en muchos años no se habían
experimentado en nuestro país.
Esto se debe principalmente a que la sociedad ha perdido
el eje, el vértice y el orden. La acción colectiva
es cada vez más difícil de ordenar puesto que no se
cuenta ya con un sistema acorde a las nuevas tendencias sociales.
La sociedad carece de portavoz y representación real.
Busca en método
cuyos resultados sean inmediatos, sin considerar que el plazo
corto puede ser más costoso que el largo.
Claramente vemos que la legitimación del Estado
depende entonces de la satisfacción inmediata de las
demandas sociales, aunque las políticas sociales indiquen
que el procedimiento es
erróneo.
La solución se vislumbra únicamente
presentándose una ruptura a la antagonía que
representa el orden impuesto por el
Estado en contra del bienestar social. La metapolítica
sería entonces el primer beneficiado con este cambio. Una
alternativa es reemplazar las políticas restrictivas con
programas
abiertos de participación y complementación social,
haciendo corresponsable a la sociedad en el ámbito del
Estado-Gobierno, por que
delimitaría específicamente el tiempo y el espacio
que a cada uno implique, realizando una función
concreta.
Podemos considerar que la metapolítica ha venido
estableciéndose desde la ruptura sociedad-Estado de los
años 60´s. Con esta revolución del
pensamiento los campos de ambas partes de han abierto, pero
también se ha implantado un control
más férreo por parte del Estado.
¿Entonces cuál ha sido la libertad ganada?
En sí, la libertad depende del grado de restricción
en el que aceptemos vivir. La colisión irremediable
ocasionó la crisis en la que hoy se encuentra la
política, al no poder acotar los espacios de
expresión otorgados que se han salido del orden social
mismo.
Es decir, la sociedad ya no puede controlarse a
sí misma debido al exacerbado margen de acción
otorgado. La metapolítica debe entonces reconsiderar sus
acciones de
gobierno así como la sociedad los suyos, para encontrar el
equilibrio
sociedad-Estado reconquistando la legitimación de ambas
partes en su justa dimensión.
FILOSOFÍA POLÍTICA O PENSAMIENTO
SOBRE LA POLITICA
ROBERTO ESPOSITO
Los cambios sin interrupción que se han dado en
la política mundial, desde el materialismo
filosófico de Marx, pasando por el pensamiento liberal de
Fidel Castro
hasta la ruptura del bloque socialista de la última
década del siglo pasado, han perdido el vínculo con
la política.
La superposición de naciones que logran la
supremacía según la capacidad bélica y
económica, han difundido la urgencia de la
concertación tácita sobre la interpretación
del contrato
social.
Esta carencia de interpretación del pensamiento
se ha tornado abismal debido precisamente a que el destino de la
política es construir el pensamiento, entonces
¿cómo encontrar la solución en algo que se
encuentra inherente a la existencia del problema mismo?
¿Los conceptos pueden producir el orden o el orden
producirá los conceptos? ¡Vaya lió en el que
nos hemos metido! Supongamos que el ideal de la filosofía
política es eliminar el conflicto, para lo cual debe
encontrar algo que denominamos "bien común", lo
cual también representa una forma de poder.
Lo importante es no permitir una nueva lucha por el
derecho a realizar este "bien común", lo cual nos
llevaría a otra contraposición puesto que el bien
se lograría mediante acciones tendenciales a la
eliminación de los opositores, en otras palabras,
alcanzaríamos el bien por medio del mal. Como lo
consideraría Maquiavelo,
"sin importar los medios, el
objetivo alcanzado justifica la acción".
Pero Maquiavelo no fue el primero en considerar posible
toda acción para alcanzar el poder, lamentablemente la
manipulación ideológica nos indica que el cristianismo
fue la primera doctrina filosófica en proponer el
ejercicio del poder condicionando el "bien común"
al sometimiento del pensamiento libre. La secularización
se convirtió en el peor enemigo del "bien
común", ya que representaba el poder natural del ser
humano sin entrar en disyuntivas de justificación
teológica; era sólo el poder de dominación,
la cacería del hombre por
el hombre
mismo.
¿Qué rescatamos de este conflicto?
Nietszche describe fielmente en "El anticristo" este poder
del cristianismo, a través del análisis de una
trayectoria accidentada por contradicciones en los relatos que
nos dejan ver cuán impolítico es el cristianismo y
su "bien común". Nietszche nos describe la realidad
no como un valor, sino como un estado anímico que no tiene
comparación ni alternativa, lo que en realidad sí
es político ya que niega el doble sentido
filosófico que permite el "bien común" a
través del engaño.
POLÍTICA: una HIPÓTESIS de
interpretación
carlo galli
El deterioro del pensamiento político ha sido
gradual pero constante. A través de los últimos
cincuenta años hemos sido testigos de cambios profundos en
los valores
individuales del colectivo social. Hemos llegado a extremos
inimaginables después de la primera guerra
mundial.
La política ha dejado de ser objeto,
convirtiéndose en un principio cada vez más
vacío que carece de valor de postulación y menos de
exigencia. La política ya no es algo tangible, resulta ser
un mero recurso cuya práctica se ha vuelto tan cotidiana
que se perdió su esencia en un proceso carente de sentido
y orden. Nos queda solamente recuperar su práctica y
reordenar su teoría.
Superar la conceptualización de que se refiere
simplemente a la acción y el ejercicio de poder. Tal
parece que los cambios mundiales han superado a todo pensamiento
filosófico, puesto que no podemos adaptarnos al entorno
económico sin sufrir alguna crisis.
Reconquistar los valores de la política implica
una práctica ardua que vaya más allá de las
orientaciones tradicionales, procurando no llegar nuevamente a
los conceptos idealistas, por el contrario, debemos
"aterrizar" el pensamiento político en conceptos
aplicables con objetivos y resultados propios de nuestros
tiempos.
La práctica política implica
mediación. Si pudiéramos recuperar la
política como una acción, diríamos que
debemos traducirla en diálogo. Sócrates mencionaba
que el conocimiento se construye a través del
diálogo. ¿Por qué no podemos construir
entonces?
El conocimiento permite el poder, por consecuencia aquel
que tenga capacidad de diálogo tendrá poder.
Aristóteles mencionaba que la mejor virtud del que manda
debe ser la prudencia y Hobbes termina
por llamarle ley al acto de
mandar y ser obedecido.
¿Podríamos desarrollar una tendencia
política a través de las épocas de cada uno
de estos filósofos, estudiando la
interpretación del ejercicio del poder y entender
entonces, como la política se ha ido descomponiendo de
acuerdo al modo de producción dominante, empezando con el
esclavismo
hasta llegar a la
globalización?.
Sería constructivo encontrar un método que
implique el nexo de uno con muchos o todos si fuera posible. Los
beneficios serían varios, pero principalmente la
inclusión de un contexto en el cual la política
deje de ser simplemente interpretativa. Llegar a la
participación en el sentido moderno del concepto, la
participación del individuo libre que atienda a la
razón humana.
Recuperar el concepto de poder no como
dominación, sino como participación habitual
saliendo de lo individual y llegar al colectivo con el saber
sobre el poder.
Pero no perdamos de vista que el saber político
representa su seriedad solo cuando actúa colectivamente,
saliendo de su calificación santificada o satanizada.
¿Podríamos convertirla en una necesidad? Solo si la
identificamos con el orden que ha sido generado por un problema
en torno al cual
gira toda la maquinaria mental del ser humano. Entendamos que las
respuestas no deber ser inmediatas, sino mediáticas,
haciendo de la política una dimensión concreta,
secuencial y propositiva.
Los cambios en las tendencias políticas han sido
históricamente relacionadas con las revoluciones sociales.
Por lo tanto, el desafío que representa para la
política evitar la catástrofe consiste en corregir
las distorsiones de las ideas sobre el contexto, entendido este
último como el orden entre el argumento y el valor. De
esta forma, la dinámica entre sociedad y Estado
obligará al orden vertical en ambos sentidos y entonces la
realidad no podrá ser evadida por ninguna de las
partes.
Las posibles rupturas podrán ser previstas en su
verdadera magnitud proporcionando una perspectiva absoluta del
saber político. La acción política puede
entonces converger entre el saber y el hacer si retomamos su
principal forma de mediación y el valor de la
filosofía podrá pasar de ser un ideal, para
convertirse en una práctica cotidiana y llena de
saber.
Pero la política nace del conflicto en sí.
Conocer que existe un conflicto significa que ahí existe
la política si la entendemos como mediación. Por
estas razones la política debe ser reflexiva, ya que
obliga al análisis sistemático de los hechos para
valorar sus posibles consecuencias, además de proyectar
los alcances de las acciones a realizar. Por lo tanto, la
política no es totalmente definible sino interpretable
como síntesis
del conflicto presente que será legítima siempre y
cuando se ejerza por medio de instituciones, cuya finalidad
será incluir y representar a los diferentes intereses que
la sociedad implica.
La política no puede experimentar puesto que su
campo de hacer es la sociedad, lo cual limita en
demasía practicar con ella. Sin embargo, el discurso
histórico político nos da la capacidad de prever y
en algunos casos predecir cuál o cuáles
serán los resultados de las acciones y las decisiones
tomadas.
Esta relación teoría-práctica
pretende que las opciones no sean interpretativas, es mejor
determinar las causas de los movimientos.
GIUSEPPE DUSO
La política implica reflexionar acerca de las
acciones del ser humano. Los griegos consideraban a la
política como la base del desarrollo de la
civilización occidental. ¿Podemos entonces
considerar que la política es una actividad universal? De
acuerdo a la definición griega si, ya que la
política existe donde existe la polis. El problema
inicia cuando entendemos el significado de política en
relación con el saber (como mencionamos anteriormente, el
saber produce conocimiento y el
conocimiento produce poder).
Pero, si la política se ejerce por medio de
instituciones, debemos incluir la relación
política-ley para entender la relación de los
hombres entre sí y sus formas de asociación. De
Weber hacia atrás, la política representaba una
relación colectiva del poder del más
fuerte.
De Weber hacia nuestros días, la política
se puede entender como el orden estructurado del poder, donde el
mando se ejerce con el consentimiento del mandado y se aplica por
medio de instituciones creadas para justificar y legitimar ese
mandato, de tal modo que la fuerza será ejercida por una
autoridad
única reconocida por todos en la cual convergen igualmente
los derechos de
todos; en particular el derecho de igualdad y
libertad.
Pero la comprensión de la política moderna
va más allá de parafrasear el pensamiento liberal
contemporáneo. Gobernar y ser gobernado es parte natural
del desarrollo de la civilización y la desigualdad entre
los hombres.
En sí lo que se busca con la política
moderna es un "buen gobierno", cuyo poder sea ejercido en
igualdad de circunstancias ya que de lo contrario el
"ajuste" de la sociedad no podrá ser posible,
corriendo el riesgo de caer en
la práctica política impositiva y
despótica.
Se debe buscar en mejores términos la
constitución plena de la sociedad en un acuerdo que
represente los principales proyectos
políticos ejercidos por el Estado. Recordemos que el poder
absoluto propicia la búsqueda del bien propio y produce el
aislamiento y falta de comunicación. Esta forma de pensar la
política incluye la racionalidad y el redimensionamiento
de todo aquello que puede ser entendido como
político.
En sí, el reordenamiento del pensamiento
político traducido en leyes, representa
que ya se está tomando en cuenta el conflicto como factor
de riesgo. El hecho de que las leyes prevean la existencia del
conflicto y sus posibles formas de influencia, permite la
construcción de un orden social y de
Estado.
No hay orden justo sin una reflexión estricta del
planteamiento del problema que coincida con la razón. La
reflexión filosófica entonces, no proviene de
modelos clásicos, modernos o futuristas, sino de la
realidad que comprende la relación saber-poder.
MARHA RIVERO
COMPILADORA
JULIO CÉSAR GARCÍA RAMÍREZ
UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE
MÉXICO
FACULTAD DE CIENCIAS
POLÍTICAS Y SOCIALES
SISTEMA DE UNIVERSIDAD
ABIERTA
FILOSOFÍA Y TEORÍA POLÍTICA
CONTEMPORÁNEA
PROF. FRANCISCO GONZÁLEZ AYERDI