Este documento se refiere a que cualquiera de las
medidas de prevención que el propio sentido común
indica, deben ser tomadas en cuenta para practicarlas una y otra
vez hasta hacer de ellas una medida automática y
mecanizada de nuestra mente, cuerpo y emociones.
En muchos de los casos donde han ocurrido secuestros,
los familiares y/o la servidumbre y empleados han recordado que
con algunos días de antelación al hecho en
sí, habían observado vehículos y personas
raras y extrañas en el barrio, colonia o vecindario, en
una actitud que,
muchas de las veces no despertó ninguna sospecha en ellos,
pero que ahora que lo miraban con otros ojos y por la experiencia
del secuestro,
estaban seguros que era
muy raro que el vendedor de frutas pasara varias horas sin
moverse del mismo lugar o que el vehículo con la llanta
desinflado no hubiese sido reparado ni que el chofer del mismo
hiciese algo por arreglarla.
PLANIFICACIÓN, LOGÍSTICA Y
EJECUCIÓN:
La familia que puede
pagar, porque los tiene o los puede conseguir, de mil hasta diez
mil dólares –mejor si son cien mil o un
millón, pero el riesgo es
así mismo mayor-, es el blanco perfecto de cualquier
grupo de
plagiarios.
La democratización que del secuestro se ha hecho
es la causa de todo esto.
Una vez que se toma la decisión de quién
es el próximo plagiado o plagiada, ya sea porque una
persona de
adentro de la familia
escogida pasa el aviso o recomendación, o porque la
pequeña investigación así lo determina,
empieza una etapa importante para ambos, víctima y
victimarios.
Una o dos personas montan un pequeño operativo de
seguimiento, vigilancia y control de dos,
cuatro y hasta ocho días de duración sobre el
escogido a ser la siguiente víctima.
Temprano por la mañana se le da seguimiento a los
pasos para saber la rutina de la futura víctima. Lugar del
trabajo, de
paseos, estudio, compras, visitas
y en fin lo que cualquiera de nosotros hacemos muy tranquilos y
confiados en días normales de actividad.
El grupo encargado de hacer estas labores dispone de
motos, carros, disfraces si es complicada la operación y
de una serie de trucos para pasar lo más desapercibidos
posible.
Se han dado casos de supuestos vendedores de frutas o de
cualquier cosa que normalmente vemos en nuestros barrios
ofreciendo sus productos y
que realmente son plagiarios sanguinarios listos para levantarse
a la víctima previamente seleccionada.
Por supuesto que se prefiere a niños,
menores de edad, mujeres y ancianos, pues eso garantiza poca o
ninguna reacción de parte de ellos y un fácil
manejo para los criminales que ejecutan su trabajo a la
perfección en cosa de pocos minutos; aún y a la
vista de personas que pasan enfrente.
O bien atravesando un carro y obstaculizando el paso de
la víctima se obtienen los resultados
esperados.
También la vigilancia puede recomendar que es
mejor esperar el retorno en horas de la tarde o noche a la
residencia de la persona escogida para ser plagiada y, en el
momento preciso de bajarse del carro para abrir la puerta de
ingreso, justamente allí se le secuestra; en el propio
vehículo de la víctima, sin que nadie de la familia
se de cuenta del hecho que está ocurriendo en la puerta de
la casa, se llevan a la persona.
Estas cosas son relatadas cuando el secuestrado retorna
al hogar luego de pagar el respectivo rescate y relata a sus
afligidos familiares los detalles del operativo en el cual fue
plagiado.
Los niños son sacados de los buses escolares con
sólo detener la marcha del vehículo, o bien al
ingresar al colegio, o sin tanto esfuerzo cuando los padres los
llevan a estudiar.
El supermercado es un buen lugar para vigilar. Y lo es
porque desde el parqueo de los centros comerciales es
fácil montar el operativo para llevarse a cualquiera en su
propio vehículo, nadie nota nada raro pues los que hemos
salido de un almacén,
tienda o supermercado, luego de realizar una compra, lo
único que nos preocupa es llegar a nuestro siguiente
destino, la casa, el trabajo o a
una reunión previamente concertada.
Ninguno tenemos o estamos acostumbrados a notar nada
extraño en esos concurridos lugares. Nadie, ninguno de
nosotros, andamos pendientes sobre que en nuestras narices van a
secuestrar a alguien o, lo que es peor, que lo harán con
nosotros.
Ellos, los criminales secuestradores, como son cobardes y
además el mercado de
víctimas es suficientemente grande y poco competitivo, se
abstienen de llevarse a personas armadas, con guarda espaldas o
vigilantes, y mucho menos a quienes se movilizan en
vehículos blindados y que disponen para pagarse una buena
seguridad
perimetral.
Claro que si la cosa vale la pena, no importa la calidad de
seguridad con la que se cuente, pues ellos, los malhechores,
pueden conseguir sus objetivos ya
que si tanta es la prevención y las medidas de seguridad
que alguien contrata para sí mismo a para sus familiares,
es porque tiene suficiente como para que los criminales se corran
los riesgos y
proceder a pegar un golpe de uno, tres y hasta diez millones de
dólares.
La vigilancia que se instale para conocer un poco a su
próxima víctima no es ni sofisticada ni
difícil de ser detectada.
Como en cualquier tarea empresarial, industrial o comercial,
para que las cosas funcionen y se obtengan los objetivos y
resultados esperados, la estrategia a
implementarse antes, durante y después del secuestro se
basa en planificar, organizar, ejecutar y administrar las
acciones
básicas que integran esta cruel e inhumana actividad que
realizan minuciosamente los criminales.
El o los autores intelectuales,
jefes máximos de la operación, conocen de las
sugerencias que hacen algunos de los propios miembros de la
organización, o por recomendaciones provenientes de
diferentes canales con los que tienen relación comercial y
de negocios
normales y por el trabajo de investigación que tienen a su
cargo algunos miembros de la pandilla, para proceder a estudiar a
las posibles víctimas.
Se toma la decisión y se aceptan las sugerencias previo
a un pequeño estudio de riesgo y de impacto, que no es
exhaustivo ni absolutamente libre de riesgos, pero al fin y al
cabo quien no arriesga no gana.
Se revisan costos, tiempo de
cautiverio, logística, abastecimiento de
vehículos, armas, equipo,
radios, teléfonos y lo que haga falta; hasta afinar las
cosas con el recurso humano disponible, los que se
encargarán de las tareas en las áreas operativas,
de cuidadores, negociadores y de quiénes recogerán
finalmente el dinero,
así como la devolución del secuestrado que hace que
la operación concluya.
El siguiente paso es ordenar la planificación del operativo de un
seguimiento ligero para saber, con la mayor exactitud,
itinerarios, recorridos, rutina, personas o grupos con los
que tiene relación y los riesgos posibles a la hora de
hacer el operativo del plagio.
Al determinarse el lugar, hora y día apropiado para el
secuestro, es indispensable disponer de vehículos, armas y
equipo adecuado para llevar a cabo con éxito
el operativo.
Aunque para los principiantes secuestradores un dedo bien
rígido, para aparentar y apretar en la espalda o
estómago de la víctima y decirle que es una arma,
basta y sobra para desmoronar a quien se está plagiando; o
bien un cuchillo cualquiera con una punta afilada para que el
secuestrado sienta la punta filosa, permitirán al novato
plagiador ablandar cualquier reacción de la víctima
a poco costo y plagiarla
sin tanta resistencia de su
parte.
La cosa es dar con una persona y secuestrarla en el menor
tiempo posible con todas las garantías a favor de los
victimarios.
Los secuestradores disponen de varios lugares para tener en
cautiverio a las personas. Elegen muy bien las rutas alternas
para recorrer el camino o rutas más adecuadas y llegar al
lugar previamente escogido como lugar de confinamiento con la
víctima lo antes posible y de la manera más
segura.
Hacer y practicar varios recorridos antes para establecer
posibles eventualidades y estar dispuestos para superarlas o bien
definir que es necesario la utilización de otras
vías para llegar a la casa de seguridad en la que
pasará la mayor parte del tiempo de cautiverio la persona
secuestrada, es tarea imprescindible que realiza el grupo de
criminales.
Tiener disponible un equipo humano alterno para entrar a
batirse si el primero falla o hay un descuido en la
operación y proceder a ayudar y apoyar al grupo si se
presenta un peligro para los secuestradores, es parte de un grupo
que se precie de profesional y técnico al respecto.
Conocer al dedillo, y hacer que se conozca por parte del grupo
operativo y de logística, el código
del secuestrador para evitar sorpresas y mala pata si algo no
sale como se había previsto, es una de las obligaciones
de los jefes para serles transmitidas a los subalternos y nuevos
miembros de la organización.
Es decir estar dispuestos a echar bala y matar antes que ser
muertos y capturados. Ese es el único reglamento de los
chicos malos metidos a plagiar personas.
Los criminales saben que es poco el riesgo de levantarse y
plagiar a una persona, pero saben, así mismo, que las
eventualidades existen y la posibilidad de uno o más
contratiempos también se da, por lo que están
preparados física, mental y
emocionalmente para matar, disparar antes y hacer cualquier cosa
para evitar que alguien los mate o capture.
- Evitar, hasta dónde sea posible, el pánico para poder
enfrentar de la mejor manera el problema. Y que esta actitud
asumida de control y tranquilidad permita tener una
disposición mejor en el ánimo para empezar a
negociar la devolución del ser querido en manos de sus
secuestradores. - Ese ser tan querido y extrañado que no está,
en estos momentos con nosotros, depende absolutamente de la
actitud, reacción y emociones controladas de la familia
y principalmente de quien asuma la responsabilidad de negociar el pago del rescate
y su posterior y ojalá pronta liberación. - Todos, o la gran mayoría de los secuestros, tienen
un origen y una motivación en el dinero y
en satisfactores de tipo económico para sus autores. Lo
que se busca es que alguien asuma la responsabilidad de
conseguir y pagar una cierta cantidad de dinero por la
devolución de la víctima en poder de un grupo de
desalmados criminales. - También hay secuestros del tipo político y
otros motivados por un sentimiento de ira y venganza. En estos
dos tipos de plagio puede o no haber una combinación de
la compensación económica y la devolución
de la víctima secuestrada. - El secuestro por razones de venganzas, para que surta sus
efectos en quien se busca la satisfacción y represalia,
por parte del autor intelectual del mismo, en la mayoría
de las veces no hay exigencia de dinero, puesto que es
producido para ocasionar un sufrimiento de manera cruel,
continuada y doloroso en aquel o aquellos en quienes se busca
desquitarse y reivindicar. Y normalmente en este tipo de
secuestros no hay comunicación y puede o no aparecer la
persona secuestrada - El auto secuestro también es una posibilidad que no
debería de descartarse luego de conocido un hecho de
plagio; y considerar la opción en que los autores sean
parte de la misma familia y no necesariamente haya tenido que
ver la persona víctima del secuestro en sí. - En el mismo momento en que sepamos del hecho hay que hacer
la respectiva denuncia a la Policía Nacional, al
Ministerio Público, Procuraduría General de la
Nación y a las Altas Autoridades de
Gobierno,
pues de esa manera ponemos en alerta a las personas que
pertenecen a las diferentes instancias del Gobierno y que se
dedican a la investigación, seguimiento y captura de
los secuestradores, ya que ellos cuentan con la experiencia y
con perfiles de muchos criminales que han sido capturados o
que son buscados por secuestro; y ellos nos pueden ayudar en
capturar a los criminales que cometieron el hecho. Con esta
actitud de denuncia estaremos cumpliendo un deber ciudadano y
eliminando la excusa torpe de las autoridades que aseguran
que no ocurren los secuestros en nuestros países.- Para que la opinión pública esté
enterada de lo que realmente está pasando y
ocurriendo y así que la presión de la población sea sentida por los
criminales para no actuar de esa manera, lo mismo para que
las autoridades sean cuestionadas públicamente por
los incontables hechos delictivos y criminales que suceden
y que no los puedan negar como acostumbran. - Con esa presión en los medios de
comunicación se obliga a los criminales a
apresurar la negociación, el pago del rescate y la
liberación de la víctima.
- Para que la opinión pública esté
- Debemos de denunciar el hecho del plagio a todos los medios de
comunicación escritos, radiales y televisivos y a
los corresponsales extranjeros, por dos razones poderosas: - No hay que olvidar que los delincuentes son cobardes,
miedosos y que viven angustiados por la posibilidad de ser
capturados en cualquier momento. Los secuestradores lo son y
por eso mismo no son la excepción como para tener
presente esto a la hora de decidir si denunciamos el hecho a
las autoridades y a los medios de
comunicación. Las denuncias respectivas
aumentarán la cobardía, temor y angustias en los
criminales. Esa es la razón que, como primera medida de
los secuestradores, está la condición que nos
ponen de no denunciar los hechos y amenazan con matar a la
víctima. Eso es mentira y en esa amenaza esconden su
fragilidad. No hay que olvidar que para ellos la persona que
retienen plagiada es una mercancía de muchísimo
valor en
dinero; eso hace imposible e impensable que la eliminen, pues
al hacerlo se quedan sin el recurso que tienen para estarnos
dando las correspondientes pruebas de
su vida lo que permitirá a los familiares estar
completamente seguros que negocian, por una persona viva y no
una muerta, el rescate exigido. - Debemos denunciar y buscar el apoyo de agrupaciones,
clubes, entidades, colegios profesionales y de otros gremios,
lo mismo que con la familia, amigos, vecinos y
compañeros de trabajo y actividades, para que de una
manera muy bien planificada todos juntos, ayudándonos y
apoyándonos mutuamente, logremos salir bien librados de
la situación delicada por la que estamos pasando y que
nuestro ser querido secuestrado sea devuelto con vida y en las
mejores condiciones para reintegrarse lo antes posible a su
vida normal. - Existen personas, grupos y empresas que se
dedican a asesorar y a servir de negociadores entre la familia
de la víctima y los secuestradores; ellos cobran una
cierta tarifa por sus servicios
que puede ser un 10% del monto del rescate que se pague. Es
nuestra la decisión de contratarlos o no y de pagar por
los servicios que nos ofrecen. - Debemos tener una grabadora y suficientes casetes para
mantener grabadas todas y cada una de las conversaciones que
tendremos con los secuestradores. - Definir el número telefónico al que queremos
que nos llamen los secuestradores y al recibir la primera
comunicación de su parte, decirles, bajo cualquier
argumento que sea lógico y valedero, que a partir de ese
momento nos deben de llamar al número que por
decisión personal y
familiar, y por estrategia, hemos dispuesto dejar como el canal
de comunicación con ellos. Hay que mantener nuestra
decisión y no permitir que con la peor de las amenazas
de ellos sea usado otro número telefónico y mucho
menos uno celular. - Si preguntan por un número de un teléfono celular o móvil, aunque
lo tengamos disponible, no debemos ¡bajo ninguna
circunstancia! dárselos y tampoco permitir que ese sea
el medio que se use para llevar a cabo las pláticas de
negociación. Si mantenemos por medio de un
teléfono celular o móvil la
comunicación con los secuestradores, es una arma
poderosa en manos de ellos y que está absolutamente en
contra de nosotros y de los intereses de la persona
secuestrada, pues para ellos es muy fácil manipularnos a
la hora de definir el lugar, hora y la forma de llevar a cabo
el pago del rescate pues nos pueden cambiar de lugar y de hora
sin que podamos detectarlos. - Debemos preparar una serie de preguntas que solamente la
persona secuestrada y uno o dos familiares sepan, esto para que
nos sirva de prueba fehaciente que nuestro ser querido
está vivo y en buenas condiciones; lo mismo que nos
permitirá tener la certeza de estar hablando con el
grupo que verdaderamente tiene a nuestro familiar. Cada
respuesta a las preguntas que nos traerán los
secuestradores, dada anteriormente por nosotros, y hecha a la
persona secuestrada, nos permitirá saber con exactitud
que está bien y con vida. Es una de las pocas cosas que
nos asegurarán las condiciones personales de la persona
secuestrada. - Puede ser que nos hablen personas que su único fin
sea extorsionarnos y que perteneciendo o no a la banda que
tiene en su poder a nuestro ser querido, quieran aprovecharse
del dolor de la familia. Si ese es el caso, les será
difícil dar respuesta a las preguntas que nos mantienen
garantizada la vida, condiciones e integridad de nuestro
familiar y por lo tanto, esa negativa a aceptar preguntas,
sólo nos indicará que no son los verdaderos
captores ni que tienen acceso a la persona secuestrada. - Toda la familia de la víctima del secuestro debe de
tener una reunión en la cual deben tomar la
decisión de cuánto será el monto o la
cantidad de dinero que están dispuestos o pueden pagar
por el rescate. Dicha cantidad la deben decidir en consenso y
tenerla disponible y bajo las mejores medidas de seguridad para
que durante el canje no se pierdan las horas buscando la manera
de reunir el dinero. Los secuestradores no dan mucho tiempo
para que se les entregue la cantidad previamente pactada a la
hora de ir a entregarla por la víctima. - Debemos disponer de una grabadora para tener todas las
conversaciones grabadas.
- Los secuestradores normalmente usan a algunas personas
especialmente adiestradas para que sean los encargados de
llevar a cabo las negociaciones en lo que al monto del rescate
corresponde, así como fijar algunas posiciones y
posturas del grupo criminal. - El o los diferentes negociadores que nos llamarán
para acordar las condiciones del pago del rescate, como saben
que ellos son el único contacto o pista para dar con la
banda y como están perfectamente bien enterados de esos
riesgos que se juegan al intervenir en un secuestro, y que
además saben que casi todas las personas graban las
conversaciones con ellos, lo primero que hacen, como una norma
de conducta por
su propia seguridad, es fingir, cambiar o distorsionar la voz.
Colocan pañuelos, pedazos de papel o cualquier cosa que
puedan interponer entre el micrófono del teléfono
y su boca. Estas cosas las hacen para evitar que al comparar
entre sí sus voces con las de otros negociadores de
otros casos de secuestro, puedan las autoridades reconocerlos y
deducir, entonces, fácilmente en cuáles otros
secuestros intervinieron estos hábiles
negociadores. - Casi todas las llamadas de los negociadores se llevan a
cabo desde teléfonos públicos y/o celulares o
móviles. - Es indispensable que contando con la grabadora procedamos a
grabar todas las llamadas que nos hagan. Además es
igualmente necesario que tengamos a mano un cuaderno destinado
para apuntar, en primer lugar, la fecha, hora exacta en que se
produce cada llamada y qué número de casete le
corresponde, así como la numeración del
correlativo que indique la grabadora a cada llamada, para
así poder tener la facilidad de retroceder, adelantar y
saber el lugar exacto en el que está un determinado
casete con una particular llamada que nos interesa escuchar de
nueva cuenta. Y en segundo lugar, para ir apuntando todos
aquellos datos que nos
parezcan importantes durante las conversaciones que se
produzcan entre los secuestradores, su negociador y nosotros o
nuestro negociador. - Debemos estar preparados física, mental como
emocionalmente para escuchar una serie de insultos, amenazas e
intimidaciones de parte de los secuestradores, esa es una
poderosísima arma que les sirve para mantener la fuerte
presión sobre la familia y llegar a conseguir,
rápido, el éxito para ellos en la
negociación y así la propuesta y exigencias de
ellos sea la que se mantenga a lo largo de la plática y
evitan que nosotros o nuestro negociador propongamos una
cantidad menor y diferente al monto original exigido. No
debemos de amilanarnos. Y demostrémosle firmeza y
entereza de carácter pues con esta actitud estaremos
debilitando una de las armas más poderosas con las que
cuentan los secuestradores. Y no temamos, porque nuestra
actitud de firmeza pudiese acarrearle algún peligro a
nuestro familiar secuestrado, pues para esos criminales nuestro
ser querido es una valiosa mercancía y ellos mismos se
van a encargar que nada malo le pase pues ponen en riesgo
muchos dólares del rescate. - Durante la etapa de negociación van a tratar a
nuestro familiar secuestrado como si fuese un producto
comercial. Lamentablemente tendremos que seguirles el juego y, a
pesar del repudio que eso significará para nosotros,
debemos conectarnos con esa figura e idea para llevar a feliz
término toda la etapa de negociación. - La exigencia del dinero, ya sea en moneda nacional o
dólares, para liberar a la víctima, será
una cifra enorme, estratosférica y fuera de toda
proporción, una astronómica y que normalmente
está afuera del alcance de nuestras posibilidades. Esa
es una estrategia de ellos, porque al pedir mucho pretenden
hacer saber a la familia que han estudiado nuestra
posición económica, bienes y
dinero. Nuestra postura debe basarse en hacerles un
ofrecimiento de no más allá del 2% de lo que nos
pidieron originalmente; es más, podemos iniciar
ofreciéndoles la mitad del 1% de la cantidad exigida. Y
no demos marcha atrás en esto hasta no ver la evolución de la negociación. Por
ejemplo si nos piden 100 mil dólares o su equivalente en
nuestra moneda nacional, digámosles que lo vamos a
considerar, pero que de entrada nos parece una cifra que
está totalmente afuera de nuestras posibilidades. En la
siguiente llamada, hagamos la contraoferta de no más de
5 mil dólares o su equivalente en nuestra moneda
nacional. Y plantémonos en esa cifra. Claro que los
insultos y reacciones serán fuertes, pero es parte de la
misma pantalla teatral de ellos. Cuidado y no caigamos en su
juego y sucumbamos a las amenazas para aceptar de entrada el
pago exigido. - La insistencia de ellos para que no se de aviso a las
autoridades será cosa de escucharlo en cada llamada.
Debemos decirles que efectivamente ninguno de la familia lo ha
hecho y que nadie sabe nada de lo que nos hicieron. Pero tal y
como ya fue recomendado en la parte inicial de este Manual, es
indispensable que pongamos la denuncia de manera inmediata con
las Altas Autoridades. Con el negociador de los secuestradores
mantengamos una actitud de no haberlo hecho. Y
repitámoselo las veces que sea necesario. Si hubiese un
reclamo porque salió la noticia en algún medio de
comunicación, es fácil revertir que nosotros
tuviésemos que ver en eso, ya que le podemos decir que
como el secuestro fue en público y en la calle, muchas
personas ajenas a la familia se dieron cuenta y quizá
alguno de ellos fue el que dio la información de los hechos. - Es posible que exijan hablar o negociar con alguna persona
en particular. Muchas veces piden o exigen que sea la
mamá, esposa o una hermana de la víctima
quiénes se encarguen de llevar la voz cantante en la
negociación. Ellos saben que si es una mujer la
contraparte conseguirán una mejor posición.
Aunque esto no es cierto en todos los casos porque ha habido
señoras que han desempeñado un excelente papel,
es prudente que sea un hombre el
encargado de negociar. El temple e impasibilidad que se
requieren, muchas veces las mujeres no pueden soportarlo ni
sostenerlo. Si luego de nuestra reunión familiar hemos
decidido que sea tal o cual la persona que servirá de
negociadora, que no nos importen las exigencias de los
secuestradores para que otra persona sea la contraparte de
ellos; más si quieren que sea una mujer la que se
encargue. La mejor excusa será la de poner una
enfermedad o gravedad en las condiciones de esa persona y de
manera firme hacerles comprender que seremos nosotros los
encargados de conversar y llegar a un acuerdo con ellos. Lo
peor es demostrarles miedo y amedrentamiento. La firmeza, junto
a un poco de diplomacia, que no se nos olvide esta
combinación, serán indispensables para conseguir
algún grado de libertad de
acción durante la etapa de la
negociación y puesta de acuerdo en las condiciones
económicas que conduzcan a la pronta liberación
de nuestro familiar. - Ellos son los que adentro de sus peticiones van a proponer
un sistema para el
pago del rescate. Estudiémoslo muy bien con las personas
que nos están asesorando y con la familia. Y si podemos,
o en la medida de nuestros intereses, vayamos
cambiándolo en el transcurso de la etapa de
negociación. - No hay un tiempo promedio que pudiéramos definir
como etapa de negociación. Así como puede durar
unos pocos días el proceso, si
ellos consideran que nos pueden sacar y conseguir algo
más sustancial de dinero, se tomarán su tiempo
para mantener la presión sobre la familia y que sean
aceptadas las condiciones, así como la cantidad en la
que han remachado desde el inicio. En este punto debe ser el
sentido común y las premisas familiares que quedaron ya
previamente definidas en la primera reunión familiar que
se llevó a cabo, las que van a permitir el estira y
encoge de la situación. Es indispensable que nos vayamos
amoldando a las circunstancias que se den en el transcurso de
los hechos para que los secuestradores no pierdan el interés
y mucho menos llegar a despertarles una mayor
ambición. - Normalmente el encargado de las negociaciones del pago del
rescate es uno de los jefes medios y medios altos de la banda o
bien uno de los líderes, pues teniendo poder decisional
y la confianza de todo el grupo para negociar la cantidad de
dinero, ¿quién mejor que un jefe o el líder
para asumir ese nivel de mando?. Aunque en algunos casos el o
los negociadores no son más que parte del personal
profesional y técnico contratado exclusivamente para esa
tarea y no necesariamente tienen el acceso libre directo con la
banda de plagiarios y mucho menos con la víctima. Las
preguntas que lleva se las entrega a su contacto y de él
recibe las respuestas para la familia. En estos casos
también los jefes exigen que se graben las
pláticas con la familia para evitar sorpresas,
delaciones o lo que es peor, engaños con respecto a los
verdaderos montos del rescate. - Los negociadores gritones, abusivos, vulgares, prepotentes
y que amenazan constantemente, son los más
fáciles de ablandar durante las diferentes charlas que
sostendremos con ellos; así que no les tengamos temor y
mucho menos permitamos que nos dominen ni que eso nos deje a
merced completa de ellos. Sin entrar en su juego teatral,
propongamos que la negociación sea llevada a cabo
adentro de los límites
necesarios. - De nuestra parte es preferible que el negociador o las
personas que dialoguen con los secuestradores sean hombres.
La mujer,
por ser más sensible, puede que sea una presa
fácil de caer en el juego teatral de los secuestradores
y que eso permita abusos mucho más allá de la
situación. - Hay que estar preparados para recibir casetes, cartas y videos
de la víctima, desde dónde suplicará
porque se pague lo antes posible el rescate exigido o bien
aconsejando de dónde y cómo obtener parte del
dinero o todo lo que haga falta para ajustar las exigencias del
grupo secuestrador. En algunos casos, si es un video el que
nos llega, pueden mostrarnos a nuestro ser querido en unas
condiciones terribles para hacer que esas escenas nos hagan
trizas y que rápido lleguemos a la cantidad exigida por
ellos. O bien hacer que la víctima, si es mujer,
obligándola, por supuesto, a que diga que cada
día que pasa sin el pago del rescate, es violada por
diez o veinte hombres. No debemos permitir que eso nos presione
pues ya hemos decidido en la reunión familiar los
límites y la estrategia a seguir en el caso. - Nuestro negociador deberá contar con un cuaderno o
una libreta para ir apuntando la cantidad de dinero que lleva
ofrecida, la fecha y la hora; ya que es muy común que
los secuestradores a través de su o sus negociadores
manejen cantidades a su favor confundiendo al nuestro. No hay
que dejar de recordar que lo que se escribe no se olvida. - Las comunicaciones con ellos van a ser muy breves,
por eso debemos de asegurarnos que nada se nos olvide o se nos
pase por alto. Ante esto es necesario que llevemos los apuntes
necesarios y lo que nos estén diciendo escribirlo, sin
que por eso importe que la grabadora esté funcionando;
ha sucedido, en no pocos casos, que por cualquier motivo no se
logró una grabación clara o adecuada y eso no
permite tener los datos que nos dieron. Y, como las llamadas
las hacen desde teléfonos públicos, para no ser
detectados fácilmente o rastreados, debemos tomar en
cuenta que en cualquier momento se comunicarán y
así mismo, a medio hablarles, dan por concluida una
charla colgándonos la llamada. Eso, no sólo para
mantener la presión psicológica sobre nosotros,
sino para que no dejemos de comprender que son ellos los que
mandan. Que no nos preocupe tal actitud ya que ellos son los
más interesados en mantener una cierta continuidad en la
negociación como para que dejen abruptamente de
hablarnos durante un período largo de tiempo. No nos
preocupemos de más, ellos volverán a llamarnos en
poco tiempo, después de considerar que ya fue suficiente
el dolor y sufrimiento que nos dieron. Ahora bien si el
silencio es largo, es decir, más de diez días o
quince, la cosa se salió de dimensión y
habrá que tomar medidas en el asunto. Como lo puede ser
que hagamos una publicación en los medios de
comunicación pidiendo que nos urge que nos hable fulano
de tal. Sin identificar que se trata de un secuestro. En los
anuncios de clasificados es cosa de dos o tres publicaciones
para que ellos al leer el mensaje, comprendan de qué se
trata. Y si ni con eso reanudan las pláticas
interrumpidas, algo grave sucedió y la estrategia a
utilizar es otra y de más envergadura. Aquí si
debemos hacer un escándalo público y una denuncia
por todos los medios de comunicación.
- Los secuestradores pueden dejar pasar varios días
sin llamarnos. Esa táctica es muy usada por ellos para
hacernos presión y sufrimiento de no saber nada de
nuestro ser querido. Esperemos, con la seguridad que muy pronto
tendremos noticias de
ellos y de nuestro ser querido y, por supuesto, una
reanudación en la comunicación para continuar
negociando el rescate. - Siempre es válido, de nuestra parte, llorar y hacer
lapsos de tiempo en el teléfono soltando una llanto y
mostrando mucha congoja, de esta manera podremos no sólo
ganar tiempo, sino hacerles comprender que estamos bajo una
enorme presión y que ellos tienen la sartén por
el mango. Por supuesto eso creerán ellos. - Debemos apelar a los buenos sentimientos, al dolor de la
familia y a la justicia
divina; pero sin pedir castigo para aquellos con los cuales
estamos hablando pues se puede revertir el efecto que estamos
tratando de buscar. Podemos muy bien decirles algo así:
"Dios se lo va a agradecer. Por el amor de
Dios. Mire amigo, usted se oye una buena persona,
póngase en mi lugar; soy una persona de trabajo.
¿Qué tal si fuera usted el que estuviera pasando
por estas penas tan dolorosas?. Usted puede muy bien ser padre
de familia"….. Cualquier argumento con características
parecidas a estos ejemplos puede ser usado para mantener un
pequeño vínculo con los sentimientos del
negociador. - Si el negociador responde a nuestra contraoferta de dinero
que le hemos hecho, con argumentos como los siguientes:
"¿De qué se queja si usted es dueño de
grandes propiedades y fincas?". Respondamos: "La que tengo
está arrendada, el ganado apenas consiste en pocas
cabezas y están dadas en garantía con el banco. La casa
tiene un gravamen hipotecario y los carros los estoy apenas
pagando. No tengo posibilidades de más dinero". - Hay que ofrecer, luego de agotados los argumentos, bienes
materiales,
y decirles algo así: "Si quieren les doy un carro. Unas
cuantas vacas, que no puedo vender porque están
gravadas. Mi equipo de computación, televisores o equipo de
sonido".
Todo esto es para que se comprenda que a pesar de no tener
dinero sí estamos dispuestos a dar cualquier cosa. Ellos
no aceptan nada más que dinero en efectivo, pero
nuestros argumentos en contrario permitirán que se
comprenda que estamos haciendo hasta lo imposible para
satisfacer sus demandas. - Nuestro negociador, luego de contraofertar con una cantidad
menor al 2% de lo que ellos están exigiendo,
podrá ir subiendo en cantidades muy pequeñas y
módicas, de manera paulatina, en cuenta gotas, para
mantener el interés de ellos. No debemos subir en montos
altos o muy altos, pues la impresión que causaremos
será la de tener disponible cualquier cantidad y eso
inducirá a los secuestradores a dejar pasar varios
días sin llamarnos para hacer presión y
así obtener la mayor cantidad posible de dinero en esta
etapa de negociación. - Siempre que subamos los montos debemos de hacer
énfasis en que hasta ahí hemos llegado y que nos
ha costado muchísimo reunir la cantidad que llevamos y
que ya es imposible juntar más. Si se pone pesado o
vulgar y presiona demasiado el negociador de ellos, ofrezcamos
un bien, carros, refrigeradora, televisores, equipo de sonido,
que como ya lo vimos, no van a ser aceptados; pero eso hace ver
o creer que ya no disponemos y no tenemos de donde sacar
más dinero para irlo sumando a lo que ya hemos reunido.
Eso les indicará que estamos dispuestos a sacrificar
todo bien que tenemos para concluir la penosa
situación. - El día en que se vaya a hacer la entrega del dinero
del rescate, las llamadas de ellos van a ser muchas y muy
cortas en duración; quizá muchísimo
más cortas que las que ya habíamos o
teníamos considerado como cortas y breves. Y se
harán de diferentes partes de la ciudad o del
interior. - Para protegerse, los secuestradores utilizan algunas
tácticas para distraer la atención, tales como cambiar varias veces
el lugar designado y acordado para llevar el dinero, así
como la hora en que éste debe llevarse. - Normalmente no acostumbran a devolver a la persona
secuestrada en el mismo momento del pago del rescate, aduciendo
que es por la propia seguridad de la víctima. Pueden
dejar pasar varios días para la liberación de la
persona cautiva sin que se comuniquen con la familia de la
víctima. - Es muy común que personas de la misma banda y grupo
de criminales llamen por su propia cuenta pidiendo y exigiendo
dinero y aduciendo un sinfín de justificaciones para
ello. Aquí, para asegurarnos que son los que tienen a
nuestro ser querido secuestrado, es imperativo pedirles una o
varias pruebas de vida. Hay que obligarlos a que lleven una o
más preguntas para que sean respondidas por la persona
secuestrada. Si se niegan a ello y tampoco nos quieren enviar
una foto de la víctima con el
periódico del día, que no nos moleste y no
nos sintamos mal por colgarles el teléfono. Esas
personas o esa persona realmente ¡no tienen a nuestro ser
querido!, únicamente nos quieren extorsionar. Y si
queremos colgarles el teléfono, hagámoslo sin
ninguna pena. O bien cerrémosles el camino
obligándolos a que para continuar conversando es
necesario e indispensable que antes nos presenten pruebas
adecuadas de la víctima, pues de lo contrario
será difícil llegar a un arreglo o entendido. Que
no nos importen las más crueles consecuencias que nos
digan le sucederán a nuestro familiar secuestrado,
únicamente están mostrando su desencanto por no
habernos podido extorsionar de la manera tan burda y delictiva
como pretendían. - También es muy común que luego de haberles
pagado el rescate exigido y pactado previamente, llamen los
secuestradores para quejarse que lo que recibieron fue una
cantidad bastante menor a la acordada. O, lo que es normal
entre ellos, que nos digan que recibieron sólo papel
periódico recortada al tamaño de
los billetes. O, lo que es peor todavía, pero que
generalmente acostumbran a hacer, es que llamen insultando y
furiosos nieguen haber encontrado el paquete o los paquetes en
que el dinero tuvo que haber sido llevado. - La respuesta que hay que darles, a cualquier argumento que
pretendan usar para desvirtuar la no entrega o la entrega
parcial del dinero, sin permitir que nos hagan entrar en su
juego o caer en esa trampa, será una llena de
tranquilidad, pero con mucha firmeza, diciéndoles que
nosotros no somos tan desalmados como para jugar con la vida de
nuestro ser querido. Que tal y como había sido acordado,
la cantidad exacta, más unas monedas para el
teléfono público y unos diez dólares para
el taxi que traería al secuestrado a la casa, fueron lo
que se dejó exactamente en el lugar y hora
indicada. - ¡Por nada del mundo caigamos en el juego de ellos,
aún y las amenazas sean de lo peor!. Solamente quieren
extorsionarnos y sacar más dinero. Mantengamos nuestra
postura que el rescate, tal y como fue acordado, así
mismo se llevó. - Se puede o no iniciar una nueva negociación para
conseguir un monto mayor del rescate, siempre y cuando sintamos
que no hay más remedio que acceder a esa nueva
extorsión. - Algunas veces, en el trayecto hacia el lugar indicado para
dejar el rescate, podremos ser interceptados por algún
tipo que se quiere pasar de listo y que formando parte del
grupo de secuestradores, de la policía o de las fuerzas
de seguridad que tienen acceso a las llamadas,
prácticamente quieran asaltarnos. Debemos de ser
sumamente cautos en esto porque si nos quitan el dinero antes
de dejarlo en el lugar acordado, no hicimos nada y se
iniciará una nueva ronda de negociaciones hasta llegar a
un acuerdo adicional. - Se han dado casos en que la intercepción es parte de
la estrategia de ellos y quien nos exija el dinero se
identificará con la clave, santo y seña y nombre
del negociador, en ese caso no habrá más que
darles el dinero. - No es común, pero puede llegar a suceder, y es mejor
estar preparados y sabidos de esto, que el grupo original que
secuestró a nuestro familiar y que se tomó la
molestia de negociar el pago del rescate, luego de hacerse con
el dinero cobrado, vendan o pasen al secuestrado a otro grupo
de criminales, el cual, siguiendo todos los pasos anteriormente
descritos, se comuniquen con la familia exigiendo el pago por
la devolución de la víctima ahora en otras
manos. - Estos nuevos criminales pueden ser parte del grupo
encargado de llevar a la víctima del lugar de su
cautiverio hacia su liberación, y que en el camino se
quieran pasar de listos con el grupo original del cual
dependen, y hacer que se inicie por cuenta propia una nueva
etapa de negociaciones. - No es común, pero puede suceder, que luego de haber
recibido uno o varios pagos por el rescate y de haber liberado,
luego de eso, a la víctima, procedan a secuestrar a otro
miembro de la misma familia. Esto es más factible si la
familia pagó rápido y, la cantidad exacta o un
poco menor a la exigida como rescate, fue reunida en el corto
plazo. Eso les indicará que somos buenos clientes y
pagamos muy bien por los secuestros. - No es común, pero puede suceder, que se quede alguno
de los miembros de la banda llamando por su cuenta y riesgos
propios a la familia, luego de la devolución de la
víctima, pretendiendo extorsionarlos y exigiendo dinero
a cambio de no
hacerles daño
de nuevo o de no secuestrar a otro miembro de la misma familia.
Con este caso debemos de iniciar una negociación y
arreglo para el pago correspondiente, pero a la hora y
día indicado para el pago, previo a la denuncia
respectiva, las fuerzas de seguridad podrán capturar a
estos criminales, cuando lleguen a retirar el supuesto pago
acordado, pues no hay riesgos en ello.
Autor:
Guillermo Ruano G.
Asesor y Consultor
Autor del libro:
Beverly, el infame secuestro de una jovencita www.editorialpiedraangular.com