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Caso Vinartis: Una reingeniería del vino




Enviado por jenebral1



    1. Una inicial digresión
      sobre las denominaciones de origen
    2. La marca "Vinos de
      España"
    3. El buyout de Cosecheros
      Abastecedores
    4. La estrategia del nuevo
      equipo
    5. Reflexión
      final

    El año pasado, un conocido empresario
    procedente del sector de la Telecomunicación
    sostenía que el sistema de
    denominaciones de origen estaba frenando la industria del
    vino español, y
    me pareció llamativo; quizá lo piensen
    también otros empresarios del vino, pero me
    sorprendió que lo dijera Miguel Ángel Canalejo, ex
    presidente de Alcatel España y
    consejero de algunas otras grandes empresas de
    diferentes sectores, como Telefónica Móviles,
    Azkoyen, Unión Fenosa, SKF Española y la propia
    Alcatel. De cara a la exportación, el sistema de denominaciones
    de origen parecía estar en cuestión.

    Pronto supe que este empresario navarro también
    era presidente de varias empresas de distintos sectores, y que
    entre ellas figuraba Cosecheros Abastecedores, la sociedad que
    elabora el vino de mesa Cumbres de Gredos. Y que las
    críticas al sistema de denominaciones de origen se
    relacionaban con la voluntad de incrementar las exportaciones de
    la sociedad, tras el buyout de 2003. Me interesó
    saber qué experiencias del sector de la
    Telecomunicación podía traer, en su caso, Canalejo
    al sector del vino.

    Una inicial
    digresión sobre las denominaciones de
    origen

    Sin duda alineadas con la normativa y la
    tradición, les reproduzco unas palabras de Francisco
    Marín en 1996, cuando presidía la
    Confederación de Cooperativas
    Agrarias: "Los Consejos Reguladores asumen la responsabilidad de establecer, vigilar y controlar
    el cumplimiento de las normas de
    autodisciplina interna, bajo la tutela de las
    Administraciones Públicas, en un intento de salvaguardar
    la calidad
    diferenciada de los vinos a su cargo, respecto a los demás
    vinos del espectro comercial con los que han de
    competir.

    Es la manera de garantizar ante el consumidor un
    tipo determinado, de un origen identificado, que debe
    proporcionar la satisfacción y el placer que el propio
    consumidor espera de él".

    Se diría, por consiguiente, que el sistema de
    denominaciones de origen viene contemplando un consumidor que
    saborea el vino con alguna atención, es decir, que experimenta
    sensaciones y sentimientos al respecto, y que es capaz de
    distinguir suficientemente unos vinos de otros.

    Pensando en ellos, y en la salvaguarda de la calidad,
    uno no se imagina la industria del vino sin una idónea
    regulación que atienda al presente y al futuro del sector.
    Claro que, pensando en la exportación, caben otras
    reflexiones, que harían aflorar otras inquietudes e
    intereses (a plazo fijo).

    Dentro de esta pequeña introducción, uno llamaría
    también la atención del lector sobre la carga de
    vocación y autotelia profesional presente en este sector.
    No sé si parecerá una imagen mía
    muy particular, pero, además de cooperativas locales, yo
    veía en los años 90 grandes o pequeñas
    empresas familiares, orgullosas de sus caldos y empeñadas
    en ofrecer la mejor calidad posible, para mayor prestigio de su
    bodega y de su región.

    Algunas de estas bodegas, como Torres, Vega Sicilia y
    otras más, estaban a la mismísima cabeza del
    prestigio mundial en vinos, y se habían convertido en
    magníficos embajadores de España en muchos mercados.

    Recordemos ahora lo que sostenía Miguel Canalejo
    en Expansión (junio de 2004): "El vino
    español tiene un problema de competitividad
    en el exterior: las denominaciones de origen". El ex presidente
    de Alcatel España añadía: "Al contrario de
    lo que sucede en otros países donde no hay denominaciones
    de origen, como Australia o Chile, en España se defiende
    más a un territorio determinado que a las marcas y al
    producto en
    sí". Diríase que, como empresario bodeguero, a
    Canalejo le parecía mejor que no tuviéramos una
    regulación regional de la calidad, y que sus vinos de mesa
    pudieran ampararse en una marca
    genérica de "Vinos de España", de la que por
    entonces se hablaba con frecuencia.

    La marca "Vinos de
    España"

    Una primera reflexión, entre otras posibles
    siempre dentro del mundo de la gestión
    empresarial, se centraría en la conveniencia u
    oportunidad de utilizar, llegado el caso, la marca
    "España", ofreciendo calidades distintas a las que han
    nutrido la imagen de nuestros vinos en el exterior, y con el
    consiguiente riesgo de
    dañar aquella imagen. El debate
    parecía abierto en el sector el año pasado. Aunque
    eran bastantes los empresarios que demandaban este amparo de la
    denominación genérica, los Consejos Reguladores de
    las Denominaciones de Origen (C.E.C.R.V.) parecían
    oponerse con rotundidad a la creación de la marca "Vinos
    de España", y también podíamos encontrar en
    esas fechas opiniones de conocidos bodegueros de marcas
    prestigiosas, que, aun pensando en la existencia de la marca
    genérica, se oponían a incluir en ella el vino de
    mesa.

    Los observadores —o simplemente curiosos—
    estábamos atentos a la evolución del debate. ¿Se
    crearía, o no se crearía, una marca genérica
    "Vinos de España", para amparo de todos nuestros
    exportadores, y tratando así de neutralizar la ofensiva de
    los vinos de Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Chile o
    Argentina?

    Recientemente (febrero de 2005), pudimos leer en EL
    PAÍS-Negocios que
    el Instituto Español de Comercio Exterior
    (ICEX) apoyará finalmente la exportación bajo el
    lema "Vinos de España, variedad y calidad". Parece que
    habrá destinos prioritarios: Reino Unido, EEUU, Alemania,
    Suecia, Suiza y Países Bajos.

    Y también parece que se hará una cuidadosa
    selección de empresas bodegueras
    exportadoras, atendiendo a la calidad de los caldos.
    "Después de 21 años de promoción regional y de las diferentes
    denominaciones de origen, el modelo se ha
    agotado y es necesario simplificar los mensajes al consumidor y
    mejorar la eficacia de la
    política
    exportadora española bajo una base de comunicación que transmita la imagen de
    calidad y diversidad que los vinos españoles se merecen",
    sostenía el vicepresidente del ICEX, Ángel
    Martín Acebes.

    Leíamos que se había creado, en efecto, la
    marca "Wines from Spain" con toda su orquestación
    comercial, e incluso la correspondiente página web
    (winesfromspain.com); y visitándola, encontramos
    referencias a Cosecheros Abastecedores (ahora Bodegas Vinartis),
    aunque sólo, de momento, a algunos de sus vinos con
    denominación Valdepeñas. Parece que no han quedado
    incluidos los vinos de mesa tradicionales de estas
    bodegas.

    El buyout de
    Cosecheros Abastecedores

    Cosecheros Abastecedores nace en Madrid hace
    unos 40 años, para embotellar (luego también
    envasar en brick) y distribuir vinos de mesa, aunque
    más tarde se vincula con la D.O. Valdepeñas y las
    actuales Bodegas Los Llanos, y posteriormente con la D.O.
    Méntrida y Bodega La Ermita. Digamos también que
    Nazca Capital
    (presidida por Miguel Canalejo), sociedad de capital riesgo del
    grupo
    belga-holandés Fortis Bank, se hizo en 2003 con el 96% de
    Cosecheros Abastecedores, aportando 40 millones de euros y
    aceptando una deuda de 78, tras negociar con los 170
    accionistas.

    Esta operación se identifica como uno de los
    mayores buyouts europeos en el tercer trimestre del
    año 2003, de modo que tuvo resonancia en el sector
    financiero.

    Al parecer, el deseo de vender surgió años
    atrás de alguna falta de sintonía entre los muchos
    accionistas, y se sabe que hubo otras empresas españolas
    interesadas en la compra; sin embargo, la transacción se
    llevó a cabo con esta sociedad de capital riesgo, Nazca
    Capital, mediando consultoras en la operación. Poco
    después de la misma, se produjo la venta de un
    extenso terreno en Madrid, lo que mejoró los resultados de
    Cosecheros Abastecedores en 2003. Además, en seguida se
    conoció la vocación de crecimiento de los nuevos
    propietarios, que apuntaba al incremento de la exportación
    a países seleccionados.

    El lector entenderá mejor que yo estas operaciones
    financieras, pero en otoño de 2004 surge una sociedad
    con la misma sede social que Nazca Capital, denominada Villamejor
    Sigma Servicios y
    Distribución (luego Grupo de Bodegas
    Vinartis), que absorbe a Cosecheros Abastecedores tras un acuerdo
    de fusión.
    Al parecer, los accionistas de Cosecheros Abastecedores que no
    accedieron a vender, hubieron de canjear luego sus acciones por
    los nuevos títulos del Grupo de Bodegas Vinartis, nombre
    con que estas bodegas emprenden su nueva etapa de
    crecimiento.

    Viendo a Miguel Canalejo en Expansión con
    una botella de Pata Negra en las manos, imaginábamos un
    nuevo bodeguero, sin perjuicio de que sea un buen ingeniero
    industrial y asimismo un experto en buyouts: fue
    protagonista de otro caso conocido, el de la consultora FYCSA,
    orquestado con Gestlink. Concretamente, siendo Canalejo
    presidente de Alcatel España, vendió FYCSA (que
    pertenecía al grupo Alcatel) a una sociedad a tal efecto
    creada (Cartera FYCSA) y presidida por Javier Vega de Seoane. Lo
    hizo en el año 2000, en condiciones muy favorables para
    los compradores; luego, la referida Cartera FYCSA absorbió
    a FYCSA y tomó su nombre, y finalmente (2002)
    apareció él mismo, Miguel Ángel Canalejo
    Larráinzar, como propietario de la consultora, FYCSA, que
    había vendido dos años antes.

    En el haber de este empresario navarro, está la
    transformación de Standard Eléctrica (luego Alcatel
    España), cuya plantilla se redujo a la décima
    parte, aproximadamente, durante su etapa; y también
    podemos recordar que el plan de
    crecimiento de la consultora FYCSA se malogró tras el
    buyout, quedándose las ventas de 2003
    en la quinta parte (6 millones de euros) de las previsiones
    anunciadas (30 millones) en notas de prensa en 2001, y
    declarándose en 2002 unas elevadísimas
    pérdidas (parece que siempre hubo beneficios en la
    historia anterior
    de FYCSA).

    Cabe, no obstante, esperar que Miguel Canalejo tenga
    éxito
    en el anunciado crecimiento de Cosecheros Abastecedores (Bodegas
    Vinartis), porque hasta ahora sus vinos presentan una saludable
    relación calidad-precio en
    nuestro país, y constituyen un activo valioso para la
    exportación.

    La vocación de bodeguero de este empresario se
    concretó también en 2003, en la creación de
    una nueva bodega en Ayegui (Navarra) participada por todos los
    miembros de su familia (Canalejo
    Lasarte). Se trata de las Bodegas Pago de Larráinzar,
    próximas al Monasterio de Irache, que se proponen elaborar
    vinos de "alta expresión" y producción limitada: ojalá se
    consiga, en efecto, un gran vino, para satisfacción de
    bodegueros y consumidores. (No consta que esta paralela
    iniciativa vinícola esté relacionada con Bodegas
    Vinartis, cuyos vinos son buenos, pero de expresión
    más modesta).

    Como es sabido, los buyouts, a menudo con
    presencia de capital riesgo (Nazca, Suala…), se vienen
    orquestando como consecuencia del potencial de crecimiento de
    algunas empresas, quizá atascadas en algún
    inmovilismo, o en algún conflicto de
    intereses o voluntades. Y parece habitual —como parte de la
    liturgia empresarial— que los nuevos propietarios formulen
    declaraciones públicas sobre sus objetivos de
    expansión o consolidación: así lo hemos
    constatado en el caso de Vinartis, como en el otro de que les
    hablaba (FYCSA-Gestlink) y en otros muchos recientes (Paconsa,
    Menaje del Hogar…).

    En la referida entrevista a
    Miguel Ángel Canalejo y Felipe Sánchez
    (vicepresidente ejecutivo) publicada en Expansión en junio
    de 2004, Canalejo se refería a las marcas de vinos de mesa
    en nuestro país y decía: "De las quinientas que
    pueda haber aproximadamente ahora, van a quedar sólo tres
    (en un plazo de cinco a diez años), dos líderes
    nacionales y uno local, además de la marca blanca".
    Leíamos también en la entrevista
    que el vino de brick (aquí por debajo del euro el
    litro) se vende hasta a cinco euros el litro en los países
    escandinavos, donde Cosecheros está bien posicionado, y se
    diagnostica todavía potencial de crecimiento;
    parecían visibles las oportunidades de esta empresa en el
    exterior.

    La estrategia del
    nuevo equipo

    Parece que Cosecheros Abastecedores ya llevaba sus vinos
    a varios continentes y especialmente a Hispanoamérica (a
    más de 30 países, en total); pero la
    intención de los nuevos propietarios tras el buyout
    apuntaba a incrementar la exportación, en mayor medida a
    Estados
    Unidos, Alemania y el Reino Unido. Figurando ya entre las
    primeras empresas del sector en España, la empresa
    parecía intentar el ascenso a mejores posiciones, y
    pareció detectar un freno en el sistema de denominaciones
    de origen, a juzgar por las declaraciones de su presidente.
    Parecía confiar Miguel Canalejo en la creación de
    una denominación genérica, "Vinos de
    España", que identificara sus vinos más allá
    del actual "Produce of Spain", o "Product of Spain", en sus
    etiquetas o envases, y ya hemos visto que la marca
    genérica finalmente se creó por el ICEX (Instituto
    Español de Comercio
    Exterior).

    Naturalmente, el crecimiento ha sido igualmente un
    objetivo para
    el grupo J. García Carrión, que lidera nuestro
    mercado de vinos
    de mesa, que optó, con gran éxito, por la
    diversificación, y que goza de gran prestigio
    también fuera de España. Me parece recordar que
    este grupo estuvo precisamente interesado en su momento en la
    compra de Cosecheros Abastecedores, y pienso que su andadura
    sería también enriquecedora para los estudiosos de
    casos de gestión
    empresarial; pero me puse a estudiar el caso Vinartis porque me
    sorprendieron, cuando las vi, las declaraciones de Miguel
    Canalejo.

    Centrados entonces en Vinartis, cabe destacar su
    esfuerzo de publicidad.
    Leíamos que éste ascendió a 15 millones de
    euros en 2003, sobre una facturación de la empresa de 66;
    y que tanto la facturación como la inversión en publicidad crecería en
    2004. Aunque no nos encajan todos los datos recogidos
    de los medios, parece
    que la facturación ha llegado a los 70 millones en 2004, y
    que la empresa mantiene su importante inversión millonaria
    en marketing y publicidad para este año 2005.
    También se ha anunciado repetidamente una millonaria
    inversión en la renovación de las
    instalaciones.

    En relación con los esfuerzos de
    marketing, ya puede verse en Internet el lujoso diseño
    de la web "gbvinartis.com". La marca
    —Vinartis— hace referencia al "arte" del buen
    vino, porque lo primero que se lee es: "Conseguir hacer un
    buen vino… es todo un arte"
    . Luego se encuentra información específica sobre los
    distintos vinos: Cumbres de Gredos, Armonioso, El Yantar, Don
    Opas, Señorío de los Llanos, etc. Yo he echado de
    menos la marca "Loma de la Gloria" (sí aparece en
    winesfromspain.com), que me parece de notable calidad, pero el
    site parece estar todavía en construcción en marzo de 2005 (desde hace
    bastantes meses), especialmente en su traducción al idioma inglés.

    Desde luego, el diseño de las páginas es
    extraordinariamente esmerado, en los textos y en las formas: un
    "arte" de web, un "lujo" de web, para un vino que
    no calificaríamos "de lujo", sino que resulta asequible
    para todos los consumidores.

    En diciembre de 2004 leíamos en Cinco
    Días
    que "Cumbres de Gredos prepara su desembarco en
    el mercado de EEUU", lo que parecía confirmar que la
    estrategia de crecimiento apuntaba claramente a un aumento de la
    exportación tras el buyout, quizá en espera
    de un favorable giro en la política de denominaciones de
    origen, criticada por Miguel Canalejo. Pero también en
    diciembre conocimos una nota de prensa en que se decía
    expresamente: "La estrategia de crecimiento y desarrollo de
    Vinartis se basa principalmente en aumentar su penetración
    en el mercado nacional y extender su presencia a nuevas regiones,
    como son el Noroeste peninsular, Levante y las Islas
    Canarias".

    Podría parecer un cierto cambio de
    planes, pero también cabe lógicamente pensar que,
    desde el principio, los nuevos propietarios intentaran crecer en
    todos sus mercados, en función de
    las posibilidades.

    Ya en enero de 2005, leíamos una página en
    EL PAÍS-Negocios, en que se recogían declaraciones
    de Felipe Sánchez, director general de Vinartis, apostando
    por el vino de denominación de origen. Se decía en
    la cabecera: "La empresa sustituye su nombre por el de Bodegas
    Vinartis, y pasa del vino de mesa a las denominaciones de
    origen". Al respecto, la estrategia de Vinartis parece
    concretarse en llegar a acuerdos con bodegas de Rioja y Ribera
    del Duero, mientras se espera que surjan interesantes
    oportunidades de compra. El vino de mesa supone más de la
    mitad del negocio del grupo, y parece que se desea mantener su
    volumen de
    actividad, pero "es fundamental abrir la compañía a
    nuevos mercados en las denominaciones de origen".

    Sí cabe quizá destacar lo siguiente, en
    este mismo texto de EL
    PAÍS-Negocios: "Como cualquier fondo de inversión,
    el objetivo de los nuevos propietarios del grupo no es
    quedarse… La presencia de los fondos en este tipo de empresas
    suele estar entre los cinco y los seis años. Queremos que
    en ese tiempo se haya
    impulsado un negocio con la mirada puesta no en el corto plazo,
    sino en el largo plazo". La verdad es que, en mi modesto estudio
    de este caso tratando de encontrar aleccionadoras estrategias de
    negocio (relacionadas con el marketing y la
    exportación), esto último me resultó
    más llamativo que las críticas al sistema de
    denominaciones de origen: "el objetivo de los nuevos propietarios
    no es quedarse…".

    Reflexión
    final

    Debo confesar al lector que he cambiado varias veces el
    título del artículo, porque primero pensé
    que iba a poder relatar
    una ofensiva comercial de Vinartis en EEUU, y luego me
    pareció que la ofensiva iba a ser más
    doméstica, y llevada a cabo con nuevos vinos, al margen de
    los tradicionales de la compañía… Quizá la
    ofensiva se vaya a producir en diferentes frentes y resulte
    —ya lo veremos— extraordinariamente aleccionadora,
    pero finalmente me ha parecido que estábamos ante un
    ejemplo de modernización de una empresa, para
    adaptarla a las nuevas realidades y obtener mayores
    beneficios.

    Me sorprendía que se hablara repetidamente del
    Ebitda y de las inversiones, y
    no tanto de los propios caldos o de la satisfacción del
    consumidor, pero la tarea que los nuevos propietarios parecen
    acometer apunta a una cierta reingeniería del negocio para
    darle más valor y
    generar mayores beneficios. Quizá no todas estas
    iniciativas de modernización acaban bien, pero lo cierto
    es que los nuevos tiempos parecen exigir nuevas formas de
    gestionar. Como los propios dueños de Vinartis se han
    puesto un plazo de cinco o seis años, estaremos atentos al
    posicionamiento de Bodegas Vinartis allá
    por 2008 ó 2009.

    Envié por correo
    electrónico un borrador de este texto a estas bodegas,
    por si deseaban corregir algún dato o matizar algunas
    declaraciones; al no recibir respuesta supongo que no hay errores
    significativos, pero sólo he utilizado información
    que ha sido hecha pública por la propia empresa, recogida
    de medios impresos y electrónicos. Por otra parte, al
    margen de detalles y aunque resulten significativos, lo que
    deseaba resaltar desde estas páginas es la actividad de
    estas nuevas metaempresas inversoras, dedicadas a la
    renovación o reflotamiento de otras, y para lo que
    se marcan o fijan plazos.

    José Enebral Fernández

    Consultor de Management

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