- Venzamos el
temor - Lo maravilloso de ceñir
la mente - Los Tres
Árboles - Meditando en
Cristo - Bibliografía
Ceñir nuestra mente para poder entender
el mensaje de la Palabra debe ser fundamental para cada
cristiano. En este trabajo
investigativo he analizado a través de diferentes lecturas
interpretar no sólo el sentido de este concepto, sino
las maneras de lograrlo. Ceñir significa ajustar o
someter, aplicando este ceñimiento a nuestra vida
entenderemos en aras de la limpieza de nuestro pensamiento
que debemos depurar nuestra mente de manera que podamos renovar
nuestro espíritu.
¿Cómo lograremos este ceñimiento? A
continuación te presento, hermano y hermana que lees estas
páginas, mi análisis de cómo conseguirlo,
además de presentarte respuestas a otras interrogantes que
puedan surgir a medida que leas este escrito que te presento.
Quiero que el esfuerzo con el que he plasmado estas palabras en
esta lectura sirva
para ti como bálsamo y bendición.
Es imperante que las personas conozcan la importancia y
los beneficios que trae consigo el ceñimiento de la mente;
es un proceso
trabajoso en donde dejamos atrás las vanidades de la mente
enfocándonos en Cristo. "vestios del nuevo hombre, creado
según Dios en la justicia y
sanidad de la verdad" (Efesios 4:24).
Espero en Dios, poder servir de instrumento para tu
crecimiento espiritual y de renovación para que puedas
cambiar al "viejo hombre", logrando así ser vasija nueva
en las manos del alfarero para la Honra y Gloria de
Dios.
¡Dios te bendiga!
Con mucho cariño,
Noemí Nazario Vélez
Punto de partida para el ceñimiento de la
mente
Estos son tiempos difíciles. La decadencia del
mundo junto con las presiones de la vida cotidiana nos provoca un
terrible desgaste. El agotamiento abre la puerta para que otros
tipos de males nos ataquen como ser el temor.
Los psicólogos lo clasifican en tres grandes grupos:
1.- Temor a la confrontación física: este temor
es alimentado por la cantidad de información negativa a la que estamos
expuestos, provocando tensión y estrés.
2.- Temor a la inseguridad
económica
3.- Temor a la muerte:
este temor impulsa a la gente a esforzarse por sacar el mayor
provecho posible a su vida en la tierra.
Sin embargo, al no tener una esperanza firme de la Vida Eterna,
la amenaza de una enfermedad o violencia,
sacuden a la persona y la
hunden en depresión.
La Biblia nos dice que el temor surgió en el
corazón
del hombre en el momento que su relación con Dios se
deterioró por el pecado (Génesis 3:10).
Históricamente la amargura, el rechazo, la
rebeldía, el orgullo, han hecho que el hombre sin
Dios busque a veces refugio en el ocultismo. Los amuletos son
solamente un ejemplo de la forma en que el hombre sin Cristo
trata de sobrellevar sus temores. Sin saber que estas
prácticas sólo terminan esclavizándolo en
vez de liberarlo.
Cómo vencer el temor: Lo que vemos, oímos
y leemos influye enormemente en nuestro actuar.
1. Debemos saber controlar nuestra mente."Ceñir
los lomos de nuestro entendimiento" (1Pedro 1:13)
2. Sujetar nuestros pensamientos. Dejar nuestra mente
sin supervisión es una invitación al
desorden mental. Es por eso que te animo a que Saques de tu
"dieta" intelectual toda "comida chatarra", aquello que no te
edifica y es negativo.
3. Te concentres en lo positivo. Pensemos en todo lo verdadero,
honesto, justo, puro, amable"(Fil. 4:8). Una ley
física nos dice que un mismo espacio no puede ser
ocupado por dos objetos al mismo tiempo, con
nuestra mente es igual. Si llenas tu mente con la verdad de
Dios, no habrá espacio para las mentiras.
4. Confieses el temor, te apartas de él y pidas
a Dios que te ayude a superarlo (1 Juan. 1:9;
5:14-15).
5. Dejes que el Espíritu
Santo se mueva dentro de ti. Dios dice que "el perfecto
amor hecha
fuera todo temor" (1 Juan. 4:18).
6. No olvides darle gracias a Dios por todas sus
bendiciones y tu estado de
ánimo se fortalecerá, porque Cristo es nuestra
fortaleza.
La Biblia nos dice que Dios "no nos ha dado
espíritu de cobardía, sino de poder, amor y
dominio
propio" (2 Timoteo 1:7). Además, nunca olvides que "Todo
lo puedes en Cristo que te fortalece" (.Filipenses
4:13)
Lo maravilloso
de ceñir la mente
"Por tanto ceñid vuestro entendimiento"
(1Pedro 1:13)
Ceñimiento es la capacidad de concentrarte y
ordenar tu mente, de nutrirla con una buena alimentación. Cuando
estamos cansados somos más débiles; vulnerables a
cualquier pensamiento que el diablo traiga a nuestra mente. Por
ejemplo: estamos en la Iglesia
mientras
se ofrece el culto, sin embargo, no ponemos atención a lo que se nos enseña
porque estamos divagando en nuestros problemas del
diario vivir.
"El entendido en la palabra
hallará el bien, y el que confía en Jehová
es bienaventurado. El sabio de corazón es llamado
prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber. Manantial de
vida es el entendimiento al que lo posee; mas la
erudición de los necios es necedad. El corazón
del sabio hace prudente su boca, y añade gracia a sus
labios. Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al
alma y
medicina
para los huesos."
(Proverbios 16:20-24)
La manera de ceñir nuestra mente es por medio de
la Palabra; así se cultiva el entendimiento y nos hacemos
sabios. Cuando ceñimos nuestra mente ajustamos el
entendimiento, lo que pensamos expresando esto a través de
nuestra boca; por tanto debemos instruir y despejar la mente.
Debemos determinar cuales son aquellos pensamientos que nos
perjudican y atarlos a la obediencia de Dios. Haciendo esto
cumpliremos la razón de nuestra existencia y con el
propósito por el cual fuimos llamados. Una mente
perseverante logrará unos conocimientos que nos
ayudarán en nuestra formación y alcanzaremos la
habilidad de ser disciplinados en todo aquello que
emprendamos.
Nuestra mente es nuestro campo de batalla –
nuestras dudas, confusiones e indecisiones nacen aquí.
Satanás aprovecha nuestros momentos de debilidad, nos
confunde y nos hace dudar, por lo tanto debemos ser precavidos y
cuidadosos con nuestro razonamiento. Así no le
permitiremos que desvíe nuestro propósito y
sobretodo el propósito que Dios tiene con nosotros.
Debemos estar dispuestos y extender esa disponibilidad a nuestro
espíritu toda vez que debemos agradar a Dios.
En la medida que rechazamos el razonamiento carnal
estaremos ciñendo nuestra mente. Alcanzaremos por medio de
Jesucristo el discernimiento y la paz, por tanto debemos apartar
de nosotros cualquier temor. Debemos condicionarnos como siervos
y mayordomos de lo que Dios nos confía. Debemos
entregarnos al espíritu Santo de Dios, solo Él
conoce nuestras necesidades; por esto no debemos permitir que
nuestra mente se desvíe, es imperante mantener el
dominio.
Tomemos por ejemplo la siguiente situación: Vamos
conduciendo nuestro vehículo, por lo tanto debemos
mantenernos alerta para así mantener el control del
mismo; nos detenemos si encontramos una señal de Pare,
luego proseguimos nuestro camino. De la misma manera debemos
conducir nuestras vidas; alertas, deteniéndonos ante las
pruebas,
analizando cada situación y contemplando cual seria la
mejor solución teniendo presente que nuestro adversario,
el diablo, está pendiente de nuestros momentos de
debilidad para tomar ventaja.
Como conocedores e hijos de nuestro Dios se nos requiere
obediencia, rechazo al pecado y los pensamientos negativos, todo
esto por el poder del espíritu Santo. Debemos dejar
atrás nuestra vida pasada y la ignorancia que ésta
trae consigo. Debemos imitar a aquél que nos llama ser
santos en nuestra manera de vivir. De la misma manera que
alimentamos nuestros cuerpos debemos alimentar la mente,
nutriéndonos con esa leche
espiritual que es conducente a la salvación. Si es nuestro
deseo real y genuino servir a Dios, debemos perseverar,
restaurarnos espiritualmente, prepararnos, capacitarnos e
instruirnos, imitar a Cristo. Haciendo todas estas cosas seremos
como una torre fuerte y así recibiéremos lo que
Jesucristo tenga preparado para nosotros, dejando que Él
sea nuestra piedra angular, siendo recipientes de las cosas
buenas que recibiremos en nuestra mente y corazón, pero
mas importante aun, nuestra alma. Creyendo en Cristo, nunca
seremos avergonzados.
En nuestro deseo de cambio y
dominio debemos comenzar precisamente por creer que podemos
conseguirlos. Nuestra conducta es
controlada por nuestras creencias y nuestras creencias son base
de nuestro pensamiento, y es ahí donde comienza el fruto
del espíritu; siendo esto determinante en como actuamos y
sentimos.
Indistintamente de que digamos "yo puedo" o "yo no
puedo" estaremos en lo cierto. Debemos ser muy cautelosos con lo
que salga de nuestra boca, ya que todo aquello que salga de ella,
todo lo que exclamemos basados en nuestra creencia personal es
profético, con un potencial increíble de
realizarse.
En la primera carta de Pedro
este nos habla de la importancia existente en la claridad de
nuestra mente y en el dominio propio, sabiendo ya que toda mente
controlada por el Espíritu Santo que sea clara es
indicativa de la existencia del dominio propio antes mencionado.
Dios nos concedió libre albedrío, por lo tanto es
lógico pensar que somos libres de escoger nuestros
pensamientos y moldear nuestros hábitos mediante el poder
que El ha otorgado sobre cada uno de nosotros.
"…Esto es, para ser mutuamente
confortados por la fe que nos es común a vosotros y a
mí." (Romanos 1:12)
Debemos ser transformados, trabajar fuertemente y
con toda nuestra voluntad. Cuando nuestro propio dominio sea
provocado necesitaremos llenar nuestra mente con las promesas
de Dios.
Pero nosotros no nos gloriaremos
desmedidamente, sino conforme a la regla que Dios nos ha dado
por medida, para llegar también hasta vosotros. (2
Corintios 10:13)
Dios es fiel, no permitirá que seamos tentados
mas allá de lo que podemos soportar, recordemos lo escrito
en Marcos 9:23, "Para el que cree todo es posible".
Como cristianos debemos evitar las tentaciones, es
beneficioso que nos mantengamos alejados de situaciones
debilitantes, de la misma manera que no comeríamos dulces
si estamos en una dieta baja en calorías o que un comprador compulsivo no
debería tener tarjetas de
crédito. Esto podemos verlo ilustrado en
Efesios 4:27. Debemos tratar de evitar a toda costa las
tentaciones y aquellas compañías que nos alejen del
camino correcto.
Si tenemos algún problema debemos admitirlo, este
es el primer paso para desarrollar nuestro dominio. Genuinamente
debemos creer que podemos cambiar dejando nuestro pasado
atrás; debemos depender del poder de Dios para que esto
perdure.
Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no
satisfagáis los deseos de la carne. (Gálatas
5:16)
Acerca de las obras de la carne y el fruto del
Espíritu debemos partir de la premisa que "Dios es nuestro
guía". No permitamos que los placeres de la vida tomen el
lugar de nuestro Señor; no quiere decir esto que no
sentiremos estos deseos carnales aun cuando tengamos el
espíritu en plenitud, significa que aquellos que lo posean
podrán rechazarlos mas fácilmente. Solamente el
Señor Jesucristo tiene el poder para resolver los
problemas.
En ocasiones decimos que somos buenos cristianos, pero
no basta con esto; debemos confiar en Dios, poner nuestros ojos y
depender de Él. Haciendo esto conseguiremos un resultado
maravilloso, Él cambiará lo que nosotros no
podemos.
De igual manera congregarnos en una iglesia en donde se
nos enseñe la Palabra y en donde se nos imparta el
conocimiento de cómo fortalecer nuestras mentes, es
muy beneficioso. Si crecemos espiritualmente aprenderemos a
distinguir las tentaciones que nos presenta el diablo; Aquellas
que parecen divertidas pero que a la larga repercuten en pecado y
nos hacen sentir miserables.
"…Porque Dios es el que en
vosotros produce así el querer como el hacer, por su
buena voluntad." (Filipenses 2:13)
Dios nos conduce a hacer lo bueno, nos otorga poder y
nos permite ser vencedores ante la adversidad. Recordemos sus
promesas, Él está con nosotros – por
Él podemos transformar nuestras vidas, tendremos fortaleza
para vencer las tentaciones.
En ocasiones la vida nos presenta pruebas que nos
ocasionan dolor y sufrimiento, muchas veces no contamos con ese
apoyo emocional tan importantes es momentos como esos; nos
encontramos solos, sin amigos, sin trabajo, tal vez hasta sin
salud: esas
ocasiones en que las finanzas
menguan también nos afectan. Las pruebas siempre son
difíciles, hay algunas que duran un día y que
quizás podemos pensar que son más fáciles de
sobrevivir; pero es otro cantar cuando llegan esas pruebas tan
largas, y si nos encontramos en soledad es aun más
difícil. Pero la Palabra nos ofrece unas guías para
la fortaleza; herramientas
útiles como por ejemplo Salmos 1-3, los cuales resultan
provechosas cuando estamos tratando de conseguir estabilidad en
nuestra vida. A aquellos que tienen una vida que ya tiene
raíces, éstas se desarrollan mejor cuando leemos y
meditamos sobre la Palabra de Dios.
"Por tanto, de la manera que
habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en
él; arraigados y sobreedificados en él, y
confirmados en la fe, así como habéis sido
enseñados, abundando en acciones de
gracias." (Colosenses 2:6-7)
Debemos leer a diario, meditar, memorizar y obedecer la
Palabra de Dios. Estas raíces nos capacitarán para
soportar cualquier presión y
privación de la prueba.
Como cristianos debemos eliminar la mala hierba de
nuestras vidas; esto nos impide cosechar frutos. Estas "malas
hierbas" son señal de negligencia; descuidamos la lectura de
la Biblia, la oración y el compañerismo con otros
cristianos. Esta crece e infesta nuestra vida espiritual; para
producir nuestro propio fruto debemos cuidar nuestras
raíces cooperando con Dios cuanto podamos. De esto
recogeremos la verdadera cristiandad teniendo como base una mente
positiva llena del espíritu Santo. Aquí no
penetrarán los pensamientos negativos y la semilla
germinada se convertirá en un árbol frondoso el
cual dará un mejor fruto para la obra de Dios.
En Juan 15:1-2, Jesús nos habla de cómo
él es la vid verdadera y como Padre cuida de las ramas
cuidadosamente para que la cosecha sea la mejor. Si analizamos
esta analogía veremos como Dios nos compara a un
árbol, él cual si se cuida dará los mejores
frutos y en el tiempo justo.
Bajo ningún concepto debemos entender que cuando
Dios nos "poda" solamente corta de nosotros el pecado y todo
aquello que es superficial, es mas profundo que eso. Cuando Dios
nos poda y nos sacude estimula nuestro crecimiento, nos hace
fuertes y capaces de dar fruto de excelencia; muchas veces hace
falta cortar las ramas vivas para obtener el mejor producto.
Vemos aquí como las pruebas que se nos presentan
día a día son parte de ese cuidado que tiene Dios
con nosotros, en su empeño porque obremos a su semejanza,
a que seamos mejores seres humanos, que nuestra mente adquiera
claridad a través de la experiencia nos presenta pruebas
que nos fortalecen y logran estos propósitos.
Ilustraremos esto utilizando la siguiente
narración:
"Hace seis meses que mi esposo se
quedó sin empleo,
éramos una familia que
vivía muy bien materialmente. Dios nos había
bendecido con una casa bonita y unas comodidades muy buenas, le
dábamos gracias a Dios por todo lo que nos había
dado, hasta que llegó la prueba. No fueron muy
agradables estos meses donde toda la familia
se vio afectada por la pérdida del trabajo de mi esposo,
pero una vez mas nuestro Señor cortaba la madera para
que fuera más fructífera. Estábamos muy
cómodos a pesar de que dábamos Fe de nuestro
testimonio por las bendiciones que nos había dado, pero
el Señor Jesucristo quería mas de nosotros;
Él sabe lo que hace y quiere lo mejor para
nosotros."
Dios quiere que crezcamos espiritual y mentalmente; que
ordenemos nuestros pensamientos para el propósito que
él tiene para nosotros. El no desea que nos tornemos
materialistas, Dios quiere ser lo primero y más importante
para nosotros; por esto nos moldea a lo que Él quiere, en
ocasiones nos poda para fortalecernos.
Dios tiene un plan divino que
tiene un propósito especial para cada uno de nosotros; por
esto nos presenta pruebas. Le decimos a veces al Señor
"Dios, si te entregué mi negocio y mi casa; diezmé
fielmente ¿Por qué voy camino a la bancarrota?"
Este es un ejemplo sencillo de cómo Dios en su inmensa
sabiduría nos presenta pruebas que nos hacen resurgir,
fortalecer y ser parte integral de ese Plan de Orden Divino el
cual es perfecto. En momentos como este el Señor nos
está podando; vamos a visualizarlo de esta
manera:
El Señor tiene una de sus plantas
más queridas, esa planta eres tú, y Dios sabe que
este es el momento adecuado para podarte. Dios le dice a su
plantita "hoy te ves maravillosa" y comienza a podarla, "esto me
duele más mí que a ti" dice Dios y ¡zas! Le
corta la primera ramita "luego me lo agradecerás, esto es
por tu propio bien." La planta le contesta "tu no tienes
corazón, no me quieres…trabajé mucho para
estas rosas que acabas
de cortar"
Esto es lo mismo que sucede cuando le cuestionamos al
Señor cuando nos envía una prueba; "¿No
me quieres?", "¿No te importo?", "¿No ves lo que me
está sucediendo?". Entonces comenzamos a pensar que
Dios está molesto con nosotros. Ese es un error
común y uno de los más grandes que cometemos los
cristianos; confundimos podar con castigar. Podar y castigar no
es lo mismo. Dios no está enojado con nosotros, pero
Él sabe que podemos producir más frutos de los que
le damos. Dios espera de aquel con más potencial que haga
cosas más trascendentales. El Señor lo va tocando
para que su crecimiento espiritual y mental vaya
desarrollándose para poder cumplir el propósito.
Él quiere que seamos tan productivos como sea posible; por
eso Dios poda aquellas cosas que en un momento determinado
otorgó como bendiciones en nuestra vida. Dios utiliza cada
situación de la vida, hace que nos desarrollemos si
tenemos la actitud
correcta hacia los problemas. Un revés financiero, una
enfermedad, un hijo rebelde, la muerte de un
ser querido…Dios utiliza todas estas cosas durante el
proceso de podarnos para que seamos más
fructíferos; esto se traduce en el ceñimiento de
nuestra mente y en la adquisición de mas disciplina.
"Es verdad que ninguna disciplina al
presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero
después da fruto apacible de justicia a los que en ella
han sido ejercitados." (Hebreos 12:11)
Este versículo de Hebreos nos dice que a pesar de
que la disciplina en ocasiones puede no ser agradable, los frutos
que surgen de la misma hacen que el trabajo que
hemos pasado en verdad vale la pena. Disciplina significa
constancia, orden, método…herramientas que son
útiles en todos los aspectos de nuestra vida. Ceñir
la mente requiere disciplina, debemos ser constantes en nuestros
buenos hábitos, aquellos que son conducentes a la
edificación del espíritu. Aquel que planta una
semilla y es constante en su cuidado, es ordenado y
metódico está imitando lo que Dios hace con
nosotros, y en ambos casos la cosecha es fructífera.
Sabemos que las pruebas que Dios nos envía no son
fáciles, sean de corta o larga duración son
más fáciles si somos disciplinados y al final nos
hace más fuertes, redundando es una vida en la que
recogeremos frutos abundantes de justicia y paz, evitando pensar
que Dios nos esta siendo punitivo cuando en realidad solo nos
está moldeando; debemos recordar que la Biblia nos
enseña que para aquellos que están en Cristo
Jesús no hay condenación. Dios hace esto para
nuestro beneficio, por lo tanto para su honra y
gloria.
"Ahora, pues, ninguna
condenación hay para los que están en Cristo
Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino
conforme al Espíritu." (Romanos 8:1)
Es hermoso vivir en el Espíritu; Dios no castiga
a sus verdaderos hijos, a los que viven su ejemplo y siguen sus
pisadas. Es un ciclo, cuando vivimos en Dios ceñir nuestra
mente está prometido, pero para vivir en su gracia,
primero debemos ceñir nuestra mente.
¿Habrá siempre resultados productivos
cuando somos reprendidos por Dios? Volvemos a lo básico,
ceñir la mente. Es una cuestión de actitud y
disciplina; si nuestra actitud no es buena y no cooperamos con
Él, definitivamente no habrá resultados. Si nos
resistimos, no nos sometemos, nos quejamos o nos resentimos
nuestro carácter no se desarrollará como es
debido, resultando esto en que no seremos partícipes de
los frutos que vendrán luego de la prueba.
Ahora bien, contamos con nueve cualidades guías;
si las seguimos seremos vencedores en el desarrollo de
nuestro carácter en nuestras vidas:
|
|
|
|
|
|
|
|
|
¿Por qué debemos empezar
por el dominio de la mente? Es importante notar que el dominio de
sí mismo comienza por el dominio de los pensamientos, y
estos comienzan a llevar a acciones buenas. El género
humano tiene la naturaleza
inclinada hacia el mal y la tentación ronda por doquier.
Por eso es necesario reconocer nuestras debilidades para vencer
las tentaciones que nos pone el enemigo. Para Martín
Lutero la tentación era como un ave volando sobre la
cabeza, y que si el cristiano se lo permite ésta puede
venir y hacer un nido en ella. Pablo sabía esto y
llamó a todos los cristianos, y leyendo en Filipenses 4:8
que dice:
Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez
digo: !!Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los
hombres. El Señor está cerca. Por nada
estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que
sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por
lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo
honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo
que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de
alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:4-8)
Vemos que al cerrar todas las puertas y ventanas de la
mente a las cosas malas y pensar sólo en lo bueno; lo que
es verdadero, lo honesto, lo justo, lo puro, lo amable, lo que es
de buen nombre, y si hay virtud alguna, algo digno de alabanza.
Por eso es necesario la purificación de la mente. En el
pasaje anterior, Pablo trata a las personas y la amonesta a
filtrar todo lo que viene de afuera para así no
contaminarse mentalmente con lo impuro. Pero en cambio en
Tito:1:15 nos habla del hombre de mente corrompida, el que
interpreta todo con su pensamiento morboso y malicioso. Puede
tomar las cosas más hermosas y cubrirlas de una impureza
tremenda. Pero el hombre cuya mente es pura piensa en todas las
cosas puras. ¿Cómo Dios permite que encaremos estas
situaciones? Nos enseña a amar aun cuando estamos rodeados
de personas antipáticas; nos enseña a tener
alegría en medio de la tristeza; nos enseña paz,
permitiendo que sintamos desesperación y nos enseña
la paciencia a pesar de que hay cosas que nos
frustran.
De un gran dolor muchas veces sale una gran
alabanza; para que conozcamos lo bueno, tenemos que
conocer lo malo – de otra manera no tendríamos
elementos de juicio que nos permitieran valorar lo que se nos
está dando. De la misma manera si la tribulación
nunca llega a nuestra vida como entonces podríamos saber
que lo que Dios nos ha prometido es en realidad bueno;
alabémosle durante estos procesos. En
todas las luchas –mentales, físicas, emocionales o
espirituales- nuestro desafío es pasar del temor de ser
abrumados a la confianza de que Dios ha vencido.
El fin principal de todas estas pruebas es nuestro
desarrollo espiritual; pero esto toma tiempo. Dios los
creó de manera que pudieran hacerse en dos días,
sin embargo un roble toma setenta años para crecer.
¿Qué queremos ser, el endeble hongo que se deshace
casi al tacto o un roble fuerte? Esto nos ilustra claramente que
la fortaleza y el espíritu son cosas que tardan en
desarrollarse; por algo es que los mejores frutos maduran con
lentitud.
"De cierto, de cierto os digo, que si
el grano de trigo no cae en la tierra y
muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto." (Juan
12:24)
Cuando Jesús dice "de cierto, de cierto"
está diciendo, ¡aprende de esto!,
¡Sintonízate!… ¡óyeme,
óyeme!". Esto es en realidad importante. Jesús
presenta que la muerte procede de la vida; igual que un grano de
trigo debe morir para producir fruto, nosotros mismos debemos
morir para producir el crecimiento espiritual. Nosotros
desenterramos la semilla de tiempo en tiempo para ver nuestro
progreso. En lugar de que Dios haga su obra en nuestras vidas.
Cristo hará crecer sus frutos en nuestro espíritu y
mente, en el tiempo perfecto. Nunca debemos rendirnos, esperemos
la cosecha prometida por Dios y disfrutemos la presencia de Dios
en nuestras vidas.
En resumen, debemos ser semilla que cae en la tierra y
permitir que Dios sea el sol y el agua que
nos permita germinar. Si permitimos que sea Dios quien nos nutra
como semillas, nuestros frutos serán buenos y
abundantes.
"Porque ¿quién
conoció la mente del Señor? ¿Quién
le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo."
(1 Corintios 2:16)
Si queremos seguir los pasos de Jesús y
ceñir nuestra mente tenemos que comenzar a pensar igual
que Él. Jamás podremos llegar a la magnitud que
llegó Jesús, sin embargo la Biblia nos dice en
Ezequiel 36:26-27
26 Os daré corazón nuevo,
y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y
quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y
os daré un corazón de carne.
27 Y pondré
dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que
andéis en mis estatutos, y guardéis mis
preceptos, y los pongáis por obra.
Cuando afloran en nuestra mente pensamientos negativos
acerca de una persona que nos ha hecho un daño y
comenzamos a llenarnos de amargura, nos alteramos y perturbamos,
es entonces cuando debemos entender que no son pensamientos por
parte de Dios. El fruto de los malos pensamientos pueden
causarnos malestar físico – depresión, cansancio,
dolores; sin embargo pensamos en cuantas bendiciones Dios nos ha
otorgado, lo bueno que ha sido con nosotros, entonces podemos
discernir y razonar de modo que llenemos nuestras vidas con el
Espíritu Santo y nuestra mente en Jesús.
"…porque las armas de
nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda
altivez que se levanta contra el conocimiento
de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
Cristo…" (2 Corintios 10:4-5)
Debemos poner en cautiverio a la obediencia de Cristo
para destruir toda especulación y razonamiento altivo que
se levanta en contra del conocimiento de Dios. Mientras
más tiempo estudio y sirvo a Dios me doy cuenta de mis
pensamientos negativos y las palabras que no debería
decir. Mientras estemos en el mundo tenemos que instruirnos
más acerca de nuestros pensamientos y palabras. Nuestros
actos reflejan las ideas que tenemos en nuestra mente. Si
ésta es negativa llevaremos una vida negativa, sin
embargo, si ponemos nuestra mente en Dios sabremos cual es su
voluntad y lo que es bueno, aceptado y perfecto. Debemos
organizar nuestros pensamientos, analizar por lo que estemos
pasando, también los problemas del pasado y las
raíces que arrastramos durante nuestra vida.
Satanás nos llena la cabeza de cosas negativas pero no
necesariamente tenemos que aceptar sus ofertas. En la medida en
la que aprendamos a discernir cuales son las ideas aceptadas para
el Espíritu Santo y cuales no lo son tendremos
herramientas útiles para identificar cuando una oferta es
hecha por Dios y cuando es hecha por Satanás. Es imperante
que conozcamos de la palabra de Dios, esta nos servirá
para comparar lo que tenemos en nuestra mente con lo que Dios
tiene en la suya.
Debemos apartar un tiempo para el estudio –
nuestra mente es el campo de batalla – no debemos rendirnos
en el proceso, ya que el mismo es uno lento. En la medida en que
controlemos nuestros pensamientos seremos capaces de cambiar
nuestras vidas. Cuando Dios nos muestre el plan que tiene para
con nosotros y nuestra mente, entonces empezaremos a andar cada
día mas en Él. Nuestras mentes están en
guerra, porque
nuestra batalla no es contra de seres humanos; es en contra de
Satanás y sus demonios. Él intenta derrotarnos con
falsedad y planes que él va calculando,
engañándonos y confundiéndonos. Si esto
sucede no podremos ver lo que Dios tiene preparado para cada uno
de nosotros.
El diablo nos miente, siembra dudas dentro de nosotros;
llena nuestra cabeza de engaños acerca de otras personas.
En su ingeniosa manera de perturbarnos coloca pensamientos dentro
de nosotros, estos pensamientos nos irritan y molestan y terminan
confundiéndonos. Jesús lo ha llamado el padre de la
mentira. Él sabe nuestras debilidades y es por ahí
precisamente por donde nos ataca: nuestra mente. Debemos estar
alerta, con nuestra mente organizada y puesta en Dios para que
éste tome todo demonio y control de nuestras vidas
– esta es la única manera de
ceñir nuestra mente.
Satanás intenta levantar fortaleza en contra de
nosotros, de nuestra mente y manera de pensar. Mucha gente ni se
imagina que tenemos las armas necesarias para vencer la fortaleza
de Satanás; Jesucristo murió por nosotros en la
cruz para otorgar sobre nosotros el poder de vencer a
Satanás. El diablo está constantemente discutiendo
con nosotros, tratando de hacer nuestra vida imposible tratando
de evitar que conozcamos lo que Dios quiere que sepamos en contra
de él. Satanás intenta esto incesantemente, y la
razón es sencilla: podemos vencer a Satanás por
medio de Jesucristo.
Ahora bien, ¿dónde podemos conseguir estas
armas tan eficaces? Las recibimos a través de las
prédicas, enseñanzas, libros,
cintas, estudios bíblicos y seminarios. Debemos perseverar
hasta la revelación del Espíritu Santo; una de las
armas para derrotar a Satanás es la Palabra de Dios,
además de la alabanza y la oración. La alabanza sin
embargo, debe ser una genuina, alabando a Dios de acuerdo con su
Palabra y su bondad. La oración es la manera de hablar con
Dios, de relacionarnos con el cuándo tenemos un problema o
algo nos preocupa.
Dios nos ama, es misericordioso para con nosotros; nos
ayuda, nos levanta cuando estamos caídos, nos ilumina en
la oscuridad y nos educa en la ignorancia. Consideremos a
Jesús nuestro mejor amigo, quien nos acompaña
incesantemente, indistintamente de la situación en la que
nos encontremos, sea de alegría o de tristeza, de
incertidumbre o de claridad. Solo Él, a través de
sus enseñanzas nos provee con las armas que necesitamos,
están ahí, siempre a nuestra disposición si
las necesitamos. Recordemos la importancia de estas armas para
derrotar a quien día a día trata de confundirnos y
perturbarnos: Satanás. Derribemos sus fortalezas, las
cuales están en nuestra mente…así
conoceremos la verdad y la verdad nos hará
libres.
"El Espíritu del Señor está
sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas
a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de
corazón; A pregonar libertad a
los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los
oprimidos; A predicar el año agradable del
Señor." (Lucas 4:18-19)
Si alguna vez queremos comportarnos cada día
mejor, tenemos que cambiar nuestra forma de pensar, debemos hacer
un auto-análisis. Si tenemos una visión negativa de
nosotros mismos, seguramente lo que conseguiremos es empeorar
nuestras vidas. Cuando abrimos nuestras mentes en dirección a Cristo y tenemos una mente
positiva incluyendo la visión que tenemos de los
demás; cuando podemos demostrar ese amor al
prójimo, entonces recibiremos lo mismo. Debemos edificar
en lugar de destruir, y si tenemos un pensamiento positivo, no
solo nos edificaremos nosotros mismos, sino que seremos
edificantes en las vidas de los que nos rodean.
Si queremos que Dios haga alguna obra por algún
familiar o amigo, la oración es la herramienta a utilizar:
pidámosle a Dios que obre sobre su casa y su vida. A
partir de esta oración Dios hará los ajustes
necesarios. En ocasiones no vemos que nuestras oraciones sean
contestadas, esto porque hemos negado con nuestro pensamiento lo
que hemos pedido sin permitirle a Dios que obre a su beneficio.
Luego de orar empezamos a tener todo tipo de pensamiento
negativo, mas no podemos andar en la Palabra si tenemos esta
clase
pensamientos. Desarrollemos una mente positiva y de Fe, esperando
las promesas de Dios.
Cuando tenemos la mente en Cristo tenemos una mente
llena de agradecimiento y alabanza, ese es el principio de la
vida. Si empezamos a quejarnos entonces Satanás aprovecha
esto y lo utiliza para abrirnos las puertas de la muerte
espiritual.
Guarda la fortaleza. En términos generales cuando
la Biblia hace mención de la fortaleza se refiere
–en la mayoría de los casos- a un lugar fortificado,
a un castillo, fuerte, ciudad fortificada, torre. Estas se
establecían como medio de vigilancia, seguridad,
defensa, protección, con fines militares –en lugares
estratégicos- y como refugio, en general se
construían sobre un lugar elevado para que dominara el
terreno y pudiera divisarse de donde podía venir el
enemigo.
La Biblia dice que Dios nos ha puesto por fortaleza en medio del
pueblo: "Por fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre;
conocerás, pues, y examinarás el camino de
ellos"(Jer. 6:27). Dios nos ha puesto en el pueblo para que
nosotros seamos fortaleza y refugio al débil y cansado,
para que guardemos al que esta debilitado.
Nuestra fortaleza está representada por nuestra vida
–espiritual, sentimental, afectiva, personal, familiar,
etc.-, nuestra familia –padres, cónyuges, hijos,
etc.-, trabajo, profesión, oficio, estudios, la iglesia,
el ministerio en el cual nos desempeñamos –aquellos
que están bajo nuestra cobertura.-; en una palabra
representa el lugar en el cual Dios me ha puesto. Debo guardar
ese lugar, si bien es cierto que la Biblia nos dice que nuestra
fortaleza y castillo fuerte es Dios, tenemos que saber que el
diablo nunca atacará a Dios, por eso podemos decir que
este texto hace
mención a nuestra vida (Ef. 6:13, Zac. 9:12, Hab. 2:1,
3:19). Nehemías dispuso proteger la reedificación
de los muros de la ciudad, y establecer una fortaleza(Neh. 4:6,
13).
En el Salmo 34:1 el salmista nos habla de la importancia
de invocar y alabar a Dios en todo momento. Si hacemos esto
estaremos siendo agradecidos, no solo con Dios pero
también hacia la gente. Seamos agradecidos en todo
momento, escuchemos y meditemos. No debemos descuidar nuestra
mente, tenemos que protegernos de Satanás. Si deseamos
tener mentes positivas debemos comenzar pedirle ayuda a Dios a
través del Espíritu Santo para que este nos ayude
en la lucha en contra del maligno, primer obstáculo en
nuestras mentes.
Dios ha prometido estar con nosotros hasta el fin,
debemos reclamarlo y pedirle que nos coloque la armadura del
Espíritu Santo. Pidámosle protección porque
nuestras mentes son estrechas; porque los pensamientos de Dios
van por encima de los nuestros. No nos rindamos, Jesús no
lo hizo y venció la cruz en el calvario para facilitarnos
el Camino hacia el Padre.
No existimos por casualidad, ya Dios nos conocía
antes de que naciéramos. Conoce al igual que
Satanás nuestras debilidades, pero a diferencia de
éste, el Señor está de nuestro lado, es
más fuerte, Dios, nuestro poderoso gigante que nos provee
victorias. Seamos valientes y esforcémonos por el amor de
Jesús que es valioso.
Príncipe de Paz, Señor de
Señores…eso es Dios. Su amor por nosotros no tiene
precio, no hay
galardón que se le compare y nadie nos amará como
Él lo hace.
En el mundo tendremos aflicciones pero Dios no
prometió que nos las tendríamos, solo nos
prometió que pondría a nuestra disposición
las armas para combatirlas. No podemos permitir que nuestra mente
esté divagando a su antojo para que Satanás nos
ataque; tengamos una mente organizada, próspera,
instruida, capacitada, paciente y controlada…así
venceremos, a través del espíritu Santo de
Dios.
El diablo envía desaliento para debilitarnos y
neutralizarnos, para que cuando él llegue nos encuentre
sin animo ni fuerzas, y así lograr destruirnos de un solo
golpe. Es como la estrella de mar, que para devorar al erizo de
mar –que se halla protegido por púas con una
sustancia urticante-. Primero lo desarma haciendo que gaste su
arsenal, realizando varios ataques, yendo y viniendo, cuando la
estrella nota que el arsenal del erizo se ha acabado lo envuelve
con sus brazos y lo devora. Así actúa el diablo,
primero manda el desaliento, para debilitarnos y desarmarnos, es
una tarea muchas veces sutil –nos saca las ganas de orar,
de batallar, de congregarnos, de leer la Biblia, nos entristece,
etc.- y cuando nos tiene completamente debilitados y descuidados
nos da el golpe final y nos mata(Job 41:22, Jue. 16:16-21). Estar
preparado para el día malo(Ef. 6:11).
El crecimiento espiritual no es automático;
cambiar es un asunto de decisión propia. Bajo
ningún concepto debemos sentarnos pasivamente, el
crecimiento es una acción interactiva entre Dios y
nosotros; hay que mantener una actitud proactiva.
Debemos elegir cuidadosamente lo que pensamos,
aquí tenemos tres citas que nos pueden servir como
base:
- "Ten cuidado de cómo pienses;
nuestra vida está formada por nuestros
pensamientos." - "Usted no es lo que piensa que es, pero lo que
piensa, eso es." - "Usted no es lo cree ser, pero es lo que
piensa."
Si vamos a cambiar nuestras vidas debemos cambiar el
patrón de nuestros pensamientos. Los cambios siempre
comienzan con nuevos pensamientos.
"No os conforméis a este siglo, sino
transformaos por medio de la renovación de vuestro
entendimiento, para que comprobéis cuál sea la
buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." (Romanos
12:2)
Seamos renovados por la renovación de nuestras
mentes, no por la voluntad. La Biblia dice y nos enseña
que la forma en que pensamos determina como nos sentimos y la
manera en que sentimos determina la manera en la que actuamos.
Por tanto, para cambiar nuestras acciones debemos retornar a la
base y cambiar nuestra manera de pensar.
En ocasiones podemos actuar con depresión, pero
no sabemos porque no sentimos así. Es sencillo, si
actuamos depresivamente es porque nuestros pensamientos
también lo son; lo mismo aplica a la ira, la
preocupación y todos los tipos de patrones de pensamiento
destructivos.
Ejemplo:
Para ver el gráfico seleccione la
opción "Descargar" del menú superior
La forma de cambiar la
dirección de nuestras vidas es ajustar ésta y
nuestro pensamiento. Podemos transformarnos al renovar nuestra
mente, no nos enfoquemos en nuestras acciones, ni nos
concentremos en nuestros sentimientos. Forzar un sentimiento no
da resultados; sencillamente concentrémonos en cambiar
nuestros pensamientos.
Cuando cambiamos nuestros pensamientos consecuentemente
camia nuestra manera de sentir. Debemos dejar de pensar en las
cosas que nos están causando problemas y comenzar a pensar
en las cosas que nos conducen a donde queremos llegar.
Jesús dijo: "…y conocerán la verdad
y la verdad los hará libres". Si hemos vivido con el
estilo correcto de pensamientos y no con conceptos
erróneos o falsas creencias y basamos nuestra vida en
pensamientos tomados de la Palabra de Dios, entonces seremos
libres, veremos como desaparecen los viejos hábitos,
sentimientos y acciones.
Dios nos da su Palabra, pero está de nosotros
utilizarla. Practiquemos la meditación bíblica; y
cuando digo meditación no hablo de ponerse en
posición de yoga ni ningún otro tipo de
técnica basada en las religiones orientales,
aléjese de ellas.
A continuación describiré lo que debiera
suceder con nosotros al leer la Biblia:
1. Leo la palabra de Dios
2. El Espíritu Santo toma la Palabra leída
y me revela una verdad
3. Yo ajusto mi vida a la verdad de Dios
4. Yo le obedezco a Dios en Su mensaje
5. Dios obra a través de mí para Su
propósito.
Meditemos en la Palabra de Dios, lea el libro de los
Salmos y vea cuantas veces David dice: "medito en tu Palabra
día y noche".
En Salmos 1:1-2 leemos:
"Bienaventurado el varón que no anduvo en
consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla
de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de
Jehová está su delicia, Y en su ley medita de
día y de noche."
Este salmo no solo nos habla de la importancia de la
meditación, sino también de la importancia de hacer
propias las leyes de Dios;
para esto es necesario ceñir la mente.
Recapitulando, ya hemos mencionado el significado de la
palabra ceñir, que no es otra cosa que hacer ajustes,
amoldar y someter. Cuando hacemos esto ajustamos nuestro
pensamiento y sometemos nuestro entendimiento. Sabemos que Dios
nos ha dado las herramientas, pero para la utilización de
esas herramientas Él nos ha dado un manual, un libro
de instrucciones precisas de cómo utilizar los recursos que
él nos brinda para conseguir nuestra finalidad: el
ceñimiento de la mente. Ese manual tan perfecto, que no
deja ni un solo aspecto al descubierto no es otro que la Biblia;
un libro de renovación y restauración. Y en la
medida en la que renovamos nuestro espíritu ceñimos
el espíritu. En Efesios 4:17-24 encontramos lo
siguiente:
"Esto, pues, digo y requiero en el Señor:
que ya no andéis como los otros gentiles,
que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento
entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que
en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales,
después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a
la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas
vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en
verdad le habéis oído, y
habéis sido por él enseñados, conforme a
la verdad que está en Jesús. En cuanto a la
pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que
está viciado conforme a los deseos engañosos, y
renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestios del
nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y
santidad de la verdad."
Estas sabias palabras tienen como tema la
renovación, nos provee instrucciones precisas, reglas o
guías que debemos seguir. No hagamos lo que hace todo el
mundo.
Hay personas que en su mente solo tienen capacidad para
pensamientos de maldad, no siguen las instrucciones ni los
preceptos de Dios. Es todo causa y efecto; si nuestra mente da
albergue a pensamientos impuros, consecuentemente tus vida
será una llena de pecado. Es maravilloso poder mantener
nuestros pensamientos en Cristo; realicemos obras buenas, esta es
la manera de nosotros contribuir a que el Plan de Dios se lleve a
cabo y podamos encontrar y ejecutar nuestro propósito
dentro del mismo. Sabemos que no es fácil, por esto
ajustamos nuestra mente y sometemos nuestros pensamientos a la
obediencia hacia Dios, aunque el proceso conlleve sacrificio. Las
cosas del mundo son fáciles, las tentaciones atractivas y
son "buenas" pero solo sirven para llenar los deseos de la
carne.
Debemos a como de lugar obtener la disciplina necesaria
para que nos lleve a un estado de restauración. Restaurar
es volver a poner una cosa en su estado original; es
también recuperar, restablecer. Poner en el mismo sitio;
como dijimos antes restituir al estado original. El hecho de
restaurar indica que en algún momento se produjo un
daño, una caída que ocasionó la
pérdida de ese estado, de ese lugar, pero Dios quiere
revertir eso restaurando nuestra vida. Esta perdida del estado
original puede ser por un pecado, pero no en todos los casos es
por pecado –fracasos, dolores del alma, etc.- no importa
cuál haya sido la causa o el pecado, Dios restaura lo que
pasó y nos redime de la condición en la que
estábamos(Ecl. 3:15), pero yo debo dejarme restaurar,
tengo que permitir en mi la restauración.
En cambio el camino para obtener una mente limpia,
concentrada y renovada no es fácil; pero muy en el fondo
nuestro espíritu anhela que nuestra mente esté
dirigida a Cristo. Imaginemos una pelea de boxeo donde pelean los
deseos de la carne y el espíritu. El árbitro es
Dios y el jurado eres tú. El árbitro está
esperando que el jurado decida quien ganó la pelea para
anunciar el vencedor.
Ceñir la mente es una batalla que vale la pena
ganar. Si tenemos nuestros pensamientos enfocados en Cristo,
nuestras obras serán buenas…pero si nuestros
pensamientos son malos, el fruto de nuestras obras será
negativo. Dios es el único que conoce realmente lo que
habita en nuestras mentes. Muchas veces engañamos a la
gente porque ellos no tienen acceso a nuestros pensamientos; pero
a Dios no lo podemos engañar, porque Él si tiene
acceso a nuestra mente. Citas bíblicas que hablan de esto
son:
Yo Jehová, que escudriño la mente,
que pruebo el corazón, para dar a cada uno según
su camino, según el fruto de sus obras. (Jeremías
17:10)
Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las
iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la
mente y el corazón; y os daré a cada uno
según vuestras obras (Apocalipsis 2:23)
Ceñir la mente conlleva mucho esfuerzo y
sacrificio pero los beneficios son muchos. A cambio obtendremos
una mente clara y llena de pensamientos dirigidos a la obra de
Dios. Una mente llena de sabiduría, entendimiento y
fortaleza para entender lo que Dios quiere que nosotros hagamos y
para ayudar a otros a que también tengan una mente
renovada.
Lo importante de todo, es que Dios necesita que estemos
preparados y en la mejor disposición de ser "estrellas" en
su Plan Divino. A veces pensamos que nos suceden las cosas mas
extrañas del mundo, a veces le cuestionamos al
Señor; y él nos contesta…pero a su tiempo, en el
tiempo de Dios – y es entonces cuando comprendemos por que
en aquel momento pasó tal o cual cosa. ¿Destino?
No, eso se llama Plan Divino. Quiero compartir con ustedes la
parábola de Los Tres Árboles; esta parábola
nos presenta en términos sencillos lo que representa el
Plan Divino de Dios.
Los Tres Árboles | |
| por: Ariel Paz Publicado en: Era una vez en la cumbre de una montaña, El tercer arbolito miró hacia el valle que Los años pasaron, llovió, El primer árbol se emocionó cuando El tercer árbol estaba confundido cuando el Muchísimos días y noches pasaron y a Un viernes por la mañana el tercer |
¿Qué te ha parecido? Me parece
increíble ver que Dios ejecuta su plan no importa que.
Tratemos de estar preparados y dispuestos a recibir todas esas
bendiciones maravillosas que Dios tiene aguardando para nosotros,
no nos resistamos. Imagínate lo maravilloso que seria
pertenecer al grupo selecto
de un Rey – imagínate ahora que cosa tan
indescriptible seria pertenecer al grupo selecto del Rey de
Reyes.
Para esto solo tienes que ceñir tu mente, crear
tu dominio propio conforme a lo que el Señor quiere que
hagas. Estudia, medita y entrégate a la enseñanza que Él tiene para
nosotros.
Recuerda, no te rindas, persevera…el que
persevera triunfa; continua ciñendo la mente para lograr
ser una vasija para la honra de Dios; Él es el mejor
alfarero y el mejor jardinero – permite que te pode, que te
cuide y que te haga fuerte.
Comparto con ustedes esta oración, para que si ya
estás en el proceso de ceñir tu mente te dé
un empujoncito, y si aun no te has decidido que te sirva de base
y de motivo.
Espíritu de
Jesús
Te ofrezco mi corazón
para recibirte y que llenes mi vida.
Dame la fuerza necesaria
para vivir siempre como Jesús nos
enseñó:
Amando a todos y amando a Dios.
Te pido que me ayudes a cambiar
las actitudes
egoístas que tengo en mi interior
y todo lo que me aleja de Dios y de mis hermanos.
Ayúdame a ser cada día
mejor hijo, mejor hermano, mejor amigo…
Te doy gracias
por acompañarme y estar siempre cerca de mí.
Ayudándome a distinguir
las cosas buenas y las cosa malas.
Enseñándome a elegir siempre el camino del
bien.
Espíritu Santo,
Espíritu de Jesús,
ven a mi corazón y trasforma mi vida
para vivir como Jesús vivió.
Qué regalo más significativo te En este momento de oración sagrada, abre La Presencia de Cristo vive en |
Abro mi corazón a la paz y descanso en la Estoy en la presencia del amor divino, envuelto Me rindo a esta presencia santa al La luz de Cristo revela el camino ante En estos momentos tranquilos de oración, Abro mi mente a la luz de Cristo que siempre Con fe y confianza, permito que la luz de Cristo La vida renovadora de Cristo me sana. Dirijo mis pensamientos a la curación, Al confiar en la vida renovadora de Cristo, soy Agradezco ser una creación nueva, llena El amor de Cristo enriquece mi Soy ricamente bendecido. Esta verdad me alimenta En estos momentos tranquilos de oración, Tengo suficiente sabiduría para saber y Tengo fe firme en la bondad eterna de Dios que Tengo paz mental y gozo en mi Cada don es parte del amor de Cristo en Agradecido por el amor de Cristo y por las Verdaderamente es una bendición descansar Al concluir este momento tranquilo de Consciente de esto, termina este momento La luz de Dios me |
- Meyer, Joyce,"El campo de Batalla de la mente",
Editorial Unlit - Warren, Rick, "Vida con propósito", Editorial
Unlit - Brooks, Honor, "Un café
con Dios", Editorial Unlit - Warren, Rick, "El poder de transformar su vida",
Editorial Unlit
Santa Biblia, Reina Valera 1960
http://elrefugiocristiano.tripod.com.mx/elrefugiocristiano/id53.html
http://www.paralideres.org/pages/page_2937.asp
Laura