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Ceñir el espíritu




Enviado por gypsy_dream_weaver



    1. Venzamos el
      temor
    2. Lo maravilloso de ceñir
      la mente
    3. Los Tres
      Árboles
    4. Meditando en
      Cristo
    5. Bibliografía

    Introducción

    Ceñir nuestra mente para poder entender
    el mensaje de la Palabra debe ser fundamental para cada
    cristiano. En este trabajo
    investigativo he analizado a través de diferentes lecturas
    interpretar no sólo el sentido de este concepto, sino
    las maneras de lograrlo. Ceñir significa ajustar o
    someter, aplicando este ceñimiento a nuestra vida
    entenderemos en aras de la limpieza de nuestro pensamiento
    que debemos depurar nuestra mente de manera que podamos renovar
    nuestro espíritu.

    ¿Cómo lograremos este ceñimiento? A
    continuación te presento, hermano y hermana que lees estas
    páginas, mi análisis de cómo conseguirlo,
    además de presentarte respuestas a otras interrogantes que
    puedan surgir a medida que leas este escrito que te presento.
    Quiero que el esfuerzo con el que he plasmado estas palabras en
    esta lectura sirva
    para ti como bálsamo y bendición.

    Es imperante que las personas conozcan la importancia y
    los beneficios que trae consigo el ceñimiento de la mente;
    es un proceso
    trabajoso en donde dejamos atrás las vanidades de la mente
    enfocándonos en Cristo. "vestios del nuevo hombre, creado
    según Dios en la justicia y
    sanidad de la verdad" (Efesios 4:24).

    Espero en Dios, poder servir de instrumento para tu
    crecimiento espiritual y de renovación para que puedas
    cambiar al "viejo hombre", logrando así ser vasija nueva
    en las manos del alfarero para la Honra y Gloria de
    Dios.

    ¡Dios te bendiga!

    Con mucho cariño,

    Noemí Nazario Vélez

    Venzamos el
    temor

    Punto de partida para el ceñimiento de la
    mente

    Estos son tiempos difíciles. La decadencia del
    mundo junto con las presiones de la vida cotidiana nos provoca un
    terrible desgaste. El agotamiento abre la puerta para que otros
    tipos de males nos ataquen como ser el temor.
    Los psicólogos lo clasifican en tres grandes grupos:

    1.- Temor a la confrontación física: este temor
    es alimentado por la cantidad de información negativa a la que estamos
    expuestos, provocando tensión y estrés.

    2.- Temor a la inseguridad
    económica

    3.- Temor a la muerte:
    este temor impulsa a la gente a esforzarse por sacar el mayor
    provecho posible a su vida en la tierra.
    Sin embargo, al no tener una esperanza firme de la Vida Eterna,
    la amenaza de una enfermedad o violencia,
    sacuden a la persona y la
    hunden en depresión.

    La Biblia nos dice que el temor surgió en el
    corazón
    del hombre en el momento que su relación con Dios se
    deterioró por el pecado (Génesis 3:10).
    Históricamente la amargura, el rechazo, la
    rebeldía, el orgullo, han hecho que el hombre sin
    Dios busque a veces refugio en el ocultismo. Los amuletos son
    solamente un ejemplo de la forma en que el hombre sin Cristo
    trata de sobrellevar sus temores. Sin saber que estas
    prácticas sólo terminan esclavizándolo en
    vez de liberarlo.

    Cómo vencer el temor: Lo que vemos, oímos
    y leemos influye enormemente en nuestro actuar.

    1. Debemos saber controlar nuestra mente."Ceñir
    los lomos de nuestro entendimiento" (1Pedro 1:13)

    2. Sujetar nuestros pensamientos. Dejar nuestra mente
    sin supervisión es una invitación al
    desorden mental. Es por eso que te animo a que Saques de tu
    "dieta" intelectual toda "comida chatarra", aquello que no te
    edifica y es negativo.
    3. Te concentres en lo positivo. Pensemos en todo lo verdadero,
    honesto, justo, puro, amable"(Fil. 4:8). Una ley
    física nos dice que un mismo espacio no puede ser
    ocupado por dos objetos al mismo tiempo, con
    nuestra mente es igual. Si llenas tu mente con la verdad de
    Dios, no habrá espacio para las mentiras.

    4. Confieses el temor, te apartas de él y pidas
    a Dios que te ayude a superarlo (1 Juan. 1:9;
    5:14-15).

    5. Dejes que el Espíritu
    Santo se mueva dentro de ti. Dios dice que "el perfecto
    amor hecha
    fuera todo temor" (1 Juan. 4:18).

    6. No olvides darle gracias a Dios por todas sus
    bendiciones y tu estado de
    ánimo se fortalecerá, porque Cristo es nuestra
    fortaleza.

    La Biblia nos dice que Dios "no nos ha dado
    espíritu de cobardía, sino de poder, amor y
    dominio
    propio" (2 Timoteo 1:7). Además, nunca olvides que "Todo
    lo puedes en Cristo que te fortalece" (.Filipenses
    4:13)

    Lo maravilloso
    de ceñir la mente

    "Por tanto ceñid vuestro entendimiento"
    (1Pedro 1:13)

    Ceñimiento es la capacidad de concentrarte y
    ordenar tu mente, de nutrirla con una buena alimentación. Cuando
    estamos cansados somos más débiles; vulnerables a
    cualquier pensamiento que el diablo traiga a nuestra mente. Por
    ejemplo: estamos en la Iglesia
    mientras

    se ofrece el culto, sin embargo, no ponemos atención a lo que se nos enseña
    porque estamos divagando en nuestros problemas del
    diario vivir.

    "El entendido en la palabra
    hallará el bien, y el que confía en Jehová
    es bienaventurado. El sabio de corazón es llamado
    prudente, y la dulzura de labios aumenta el saber. Manantial de
    vida es el entendimiento al que lo posee; mas la
    erudición de los necios es necedad. El corazón
    del sabio hace prudente su boca, y añade gracia a sus
    labios. Panal de miel son los dichos suaves; suavidad al
    alma y
    medicina
    para los huesos."
    (Proverbios 16:20-24)

    La manera de ceñir nuestra mente es por medio de
    la Palabra; así se cultiva el entendimiento y nos hacemos
    sabios. Cuando ceñimos nuestra mente ajustamos el
    entendimiento, lo que pensamos expresando esto a través de
    nuestra boca; por tanto debemos instruir y despejar la mente.
    Debemos determinar cuales son aquellos pensamientos que nos
    perjudican y atarlos a la obediencia de Dios. Haciendo esto
    cumpliremos la razón de nuestra existencia y con el
    propósito por el cual fuimos llamados. Una mente
    perseverante logrará unos conocimientos que nos
    ayudarán en nuestra formación y alcanzaremos la
    habilidad de ser disciplinados en todo aquello que
    emprendamos.

    Nuestra mente es nuestro campo de batalla –
    nuestras dudas, confusiones e indecisiones nacen aquí.
    Satanás aprovecha nuestros momentos de debilidad, nos
    confunde y nos hace dudar, por lo tanto debemos ser precavidos y
    cuidadosos con nuestro razonamiento. Así no le
    permitiremos que desvíe nuestro propósito y
    sobretodo el propósito que Dios tiene con nosotros.
    Debemos estar dispuestos y extender esa disponibilidad a nuestro
    espíritu toda vez que debemos agradar a Dios.

    En la medida que rechazamos el razonamiento carnal
    estaremos ciñendo nuestra mente. Alcanzaremos por medio de
    Jesucristo el discernimiento y la paz, por tanto debemos apartar
    de nosotros cualquier temor. Debemos condicionarnos como siervos
    y mayordomos de lo que Dios nos confía. Debemos
    entregarnos al espíritu Santo de Dios, solo Él
    conoce nuestras necesidades; por esto no debemos permitir que
    nuestra mente se desvíe, es imperante mantener el
    dominio.

    Tomemos por ejemplo la siguiente situación: Vamos
    conduciendo nuestro vehículo, por lo tanto debemos
    mantenernos alerta para así mantener el control del
    mismo; nos detenemos si encontramos una señal de Pare,
    luego proseguimos nuestro camino. De la misma manera debemos
    conducir nuestras vidas; alertas, deteniéndonos ante las
    pruebas,
    analizando cada situación y contemplando cual seria la
    mejor solución teniendo presente que nuestro adversario,
    el diablo, está pendiente de nuestros momentos de
    debilidad para tomar ventaja.

    Como conocedores e hijos de nuestro Dios se nos requiere
    obediencia, rechazo al pecado y los pensamientos negativos, todo
    esto por el poder del espíritu Santo. Debemos dejar
    atrás nuestra vida pasada y la ignorancia que ésta
    trae consigo. Debemos imitar a aquél que nos llama ser
    santos en nuestra manera de vivir. De la misma manera que
    alimentamos nuestros cuerpos debemos alimentar la mente,
    nutriéndonos con esa leche
    espiritual que es conducente a la salvación. Si es nuestro
    deseo real y genuino servir a Dios, debemos perseverar,
    restaurarnos espiritualmente, prepararnos, capacitarnos e
    instruirnos, imitar a Cristo. Haciendo todas estas cosas seremos
    como una torre fuerte y así recibiéremos lo que
    Jesucristo tenga preparado para nosotros, dejando que Él
    sea nuestra piedra angular, siendo recipientes de las cosas
    buenas que recibiremos en nuestra mente y corazón, pero
    mas importante aun, nuestra alma. Creyendo en Cristo, nunca
    seremos avergonzados.

    En nuestro deseo de cambio y
    dominio debemos comenzar precisamente por creer que podemos
    conseguirlos. Nuestra conducta es
    controlada por nuestras creencias y nuestras creencias son base
    de nuestro pensamiento, y es ahí donde comienza el fruto
    del espíritu; siendo esto determinante en como actuamos y
    sentimos.

    Indistintamente de que digamos "yo puedo" o "yo no
    puedo" estaremos en lo cierto. Debemos ser muy cautelosos con lo
    que salga de nuestra boca, ya que todo aquello que salga de ella,
    todo lo que exclamemos basados en nuestra creencia personal es
    profético, con un potencial increíble de
    realizarse.

    En la primera carta de Pedro
    este nos habla de la importancia existente en la claridad de
    nuestra mente y en el dominio propio, sabiendo ya que toda mente
    controlada por el Espíritu Santo que sea clara es
    indicativa de la existencia del dominio propio antes mencionado.
    Dios nos concedió libre albedrío, por lo tanto es
    lógico pensar que somos libres de escoger nuestros
    pensamientos y moldear nuestros hábitos mediante el poder
    que El ha otorgado sobre cada uno de nosotros.

    "…Esto es, para ser mutuamente
    confortados por la fe que nos es común a vosotros y a
    mí." (Romanos 1:12)

    Debemos ser transformados, trabajar fuertemente y
    con toda nuestra voluntad. Cuando nuestro propio dominio sea
    provocado necesitaremos llenar nuestra mente con las promesas
    de Dios.

     Pero nosotros no nos gloriaremos
    desmedidamente, sino conforme a la regla que Dios nos ha dado
    por medida, para llegar también hasta vosotros. (2
    Corintios 10:13)

    Dios es fiel, no permitirá que seamos tentados
    mas allá de lo que podemos soportar, recordemos lo escrito
    en Marcos 9:23, "Para el que cree todo es posible".

    Como cristianos debemos evitar las tentaciones, es
    beneficioso que nos mantengamos alejados de situaciones
    debilitantes, de la misma manera que no comeríamos dulces
    si estamos en una dieta baja en calorías o que un comprador compulsivo no
    debería tener tarjetas de
    crédito. Esto podemos verlo ilustrado en
    Efesios 4:27. Debemos tratar de evitar a toda costa las
    tentaciones y aquellas compañías que nos alejen del
    camino correcto.

    Si tenemos algún problema debemos admitirlo, este
    es el primer paso para desarrollar nuestro dominio. Genuinamente
    debemos creer que podemos cambiar dejando nuestro pasado
    atrás; debemos depender del poder de Dios para que esto
    perdure.

    Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no
    satisfagáis los deseos de la carne. (Gálatas
    5:16)

    Acerca de las obras de la carne y el fruto del
    Espíritu debemos partir de la premisa que "Dios es nuestro
    guía". No permitamos que los placeres de la vida tomen el
    lugar de nuestro Señor; no quiere decir esto que no
    sentiremos estos deseos carnales aun cuando tengamos el
    espíritu en plenitud, significa que aquellos que lo posean
    podrán rechazarlos mas fácilmente. Solamente el
    Señor Jesucristo tiene el poder para resolver los
    problemas.

    En ocasiones decimos que somos buenos cristianos, pero
    no basta con esto; debemos confiar en Dios, poner nuestros ojos y
    depender de Él. Haciendo esto conseguiremos un resultado
    maravilloso, Él cambiará lo que nosotros no
    podemos.

    De igual manera congregarnos en una iglesia en donde se
    nos enseñe la Palabra y en donde se nos imparta el
    conocimiento de cómo fortalecer nuestras mentes, es
    muy beneficioso. Si crecemos espiritualmente aprenderemos a
    distinguir las tentaciones que nos presenta el diablo; Aquellas
    que parecen divertidas pero que a la larga repercuten en pecado y
    nos hacen sentir miserables.

    "…Porque Dios es el que en
    vosotros produce así el querer como el hacer, por su
    buena voluntad." (Filipenses 2:13)

    Dios nos conduce a hacer lo bueno, nos otorga poder y
    nos permite ser vencedores ante la adversidad. Recordemos sus
    promesas, Él está con nosotros – por
    Él podemos transformar nuestras vidas, tendremos fortaleza
    para vencer las tentaciones.

    En ocasiones la vida nos presenta pruebas que nos
    ocasionan dolor y sufrimiento, muchas veces no contamos con ese
    apoyo emocional tan importantes es momentos como esos; nos
    encontramos solos, sin amigos, sin trabajo, tal vez hasta sin
    salud: esas
    ocasiones en que las finanzas
    menguan también nos afectan. Las pruebas siempre son
    difíciles, hay algunas que duran un día y que
    quizás podemos pensar que son más fáciles de
    sobrevivir; pero es otro cantar cuando llegan esas pruebas tan
    largas, y si nos encontramos en soledad es aun más
    difícil. Pero la Palabra nos ofrece unas guías para
    la fortaleza; herramientas
    útiles como por ejemplo Salmos 1-3, los cuales resultan
    provechosas cuando estamos tratando de conseguir estabilidad en
    nuestra vida. A aquellos que tienen una vida que ya tiene
    raíces, éstas se desarrollan mejor cuando leemos y
    meditamos sobre la Palabra de Dios.

    "Por tanto, de la manera que
    habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en
    él; arraigados y sobreedificados en él, y
    confirmados en la fe, así como habéis sido
    enseñados, abundando en acciones de
    gracias." (Colosenses 2:6-7)

    Debemos leer a diario, meditar, memorizar y obedecer la
    Palabra de Dios. Estas raíces nos capacitarán para
    soportar cualquier presión y
    privación de la prueba.

    Como cristianos debemos eliminar la mala hierba de
    nuestras vidas; esto nos impide cosechar frutos. Estas "malas
    hierbas" son señal de negligencia; descuidamos la lectura de
    la Biblia, la oración y el compañerismo con otros
    cristianos. Esta crece e infesta nuestra vida espiritual; para
    producir nuestro propio fruto debemos cuidar nuestras
    raíces cooperando con Dios cuanto podamos. De esto
    recogeremos la verdadera cristiandad teniendo como base una mente
    positiva llena del espíritu Santo. Aquí no
    penetrarán los pensamientos negativos y la semilla
    germinada se convertirá en un árbol frondoso el
    cual dará un mejor fruto para la obra de Dios.

    En Juan 15:1-2, Jesús nos habla de cómo
    él es la vid verdadera y como Padre cuida de las ramas
    cuidadosamente para que la cosecha sea la mejor. Si analizamos
    esta analogía veremos como Dios nos compara a un
    árbol, él cual si se cuida dará los mejores
    frutos y en el tiempo justo.

    Bajo ningún concepto debemos entender que cuando
    Dios nos "poda" solamente corta de nosotros el pecado y todo
    aquello que es superficial, es mas profundo que eso. Cuando Dios
    nos poda y nos sacude estimula nuestro crecimiento, nos hace
    fuertes y capaces de dar fruto de excelencia; muchas veces hace
    falta cortar las ramas vivas para obtener el mejor producto.
    Vemos aquí como las pruebas que se nos presentan
    día a día son parte de ese cuidado que tiene Dios
    con nosotros, en su empeño porque obremos a su semejanza,
    a que seamos mejores seres humanos, que nuestra mente adquiera
    claridad a través de la experiencia nos presenta pruebas
    que nos fortalecen y logran estos propósitos.

    Ilustraremos esto utilizando la siguiente
    narración:

    "Hace seis meses que mi esposo se
    quedó sin empleo,
    éramos una familia que
    vivía muy bien materialmente. Dios nos había
    bendecido con una casa bonita y unas comodidades muy buenas, le
    dábamos gracias a Dios por todo lo que nos había
    dado, hasta que llegó la prueba. No fueron muy
    agradables estos meses donde toda la familia
    se vio afectada por la pérdida del trabajo de mi esposo,
    pero una vez mas nuestro Señor cortaba la madera para
    que fuera más fructífera. Estábamos muy
    cómodos a pesar de que dábamos Fe de nuestro
    testimonio por las bendiciones que nos había dado, pero
    el Señor Jesucristo quería mas de nosotros;
    Él sabe lo que hace y quiere lo mejor para
    nosotros."

    Dios quiere que crezcamos espiritual y mentalmente; que
    ordenemos nuestros pensamientos para el propósito que
    él tiene para nosotros. El no desea que nos tornemos
    materialistas, Dios quiere ser lo primero y más importante
    para nosotros; por esto nos moldea a lo que Él quiere, en
    ocasiones nos poda para fortalecernos.

    Dios tiene un plan divino que
    tiene un propósito especial para cada uno de nosotros; por
    esto nos presenta pruebas. Le decimos a veces al Señor
    "Dios, si te entregué mi negocio y mi casa; diezmé
    fielmente ¿Por qué voy camino a la bancarrota?"
    Este es un ejemplo sencillo de cómo Dios en su inmensa
    sabiduría nos presenta pruebas que nos hacen resurgir,
    fortalecer y ser parte integral de ese Plan de Orden Divino el
    cual es perfecto. En momentos como este el Señor nos
    está podando; vamos a visualizarlo de esta
    manera:

    El Señor tiene una de sus plantas
    más queridas, esa planta eres tú, y Dios sabe que
    este es el momento adecuado para podarte. Dios le dice a su
    plantita "hoy te ves maravillosa" y comienza a podarla, "esto me
    duele más mí que a ti" dice Dios y ¡zas! Le
    corta la primera ramita "luego me lo agradecerás, esto es
    por tu propio bien." La planta le contesta "tu no tienes
    corazón, no me quieres…trabajé mucho para
    estas rosas que acabas
    de cortar"

    Esto es lo mismo que sucede cuando le cuestionamos al
    Señor cuando nos envía una prueba; "¿No
    me quieres?", "¿No te importo?", "¿No ves lo que me
    está sucediendo?".
    Entonces comenzamos a pensar que
    Dios está molesto con nosotros. Ese es un error
    común y uno de los más grandes que cometemos los
    cristianos; confundimos podar con castigar. Podar y castigar no
    es lo mismo. Dios no está enojado con nosotros, pero
    Él sabe que podemos producir más frutos de los que
    le damos. Dios espera de aquel con más potencial que haga
    cosas más trascendentales. El Señor lo va tocando
    para que su crecimiento espiritual y mental vaya
    desarrollándose para poder cumplir el propósito.
    Él quiere que seamos tan productivos como sea posible; por
    eso Dios poda aquellas cosas que en un momento determinado
    otorgó como bendiciones en nuestra vida. Dios utiliza cada
    situación de la vida, hace que nos desarrollemos si
    tenemos la actitud
    correcta hacia los problemas. Un revés financiero, una
    enfermedad, un hijo rebelde, la muerte de un
    ser querido…Dios utiliza todas estas cosas durante el
    proceso de podarnos para que seamos más
    fructíferos; esto se traduce en el ceñimiento de
    nuestra mente y en la adquisición de mas disciplina.

    "Es verdad que ninguna disciplina al
    presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero
    después da fruto apacible de justicia a los que en ella
    han sido ejercitados." (Hebreos 12:11)

    Este versículo de Hebreos nos dice que a pesar de
    que la disciplina en ocasiones puede no ser agradable, los frutos
    que surgen de la misma hacen que el trabajo que
    hemos pasado en verdad vale la pena. Disciplina significa
    constancia, orden, método…herramientas que son
    útiles en todos los aspectos de nuestra vida. Ceñir
    la mente requiere disciplina, debemos ser constantes en nuestros
    buenos hábitos, aquellos que son conducentes a la
    edificación del espíritu. Aquel que planta una
    semilla y es constante en su cuidado, es ordenado y
    metódico está imitando lo que Dios hace con
    nosotros, y en ambos casos la cosecha es fructífera.
    Sabemos que las pruebas que Dios nos envía no son
    fáciles, sean de corta o larga duración son
    más fáciles si somos disciplinados y al final nos
    hace más fuertes, redundando es una vida en la que
    recogeremos frutos abundantes de justicia y paz, evitando pensar
    que Dios nos esta siendo punitivo cuando en realidad solo nos
    está moldeando; debemos recordar que la Biblia nos
    enseña que para aquellos que están en Cristo
    Jesús no hay condenación. Dios hace esto para
    nuestro beneficio, por lo tanto para su honra y
    gloria.

    "Ahora, pues, ninguna
    condenación hay para los que están en Cristo
    Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino
    conforme al Espíritu." (Romanos 8:1)

    Es hermoso vivir en el Espíritu; Dios no castiga
    a sus verdaderos hijos, a los que viven su ejemplo y siguen sus
    pisadas. Es un ciclo, cuando vivimos en Dios ceñir nuestra
    mente está prometido, pero para vivir en su gracia,
    primero debemos ceñir nuestra mente.

    ¿Habrá siempre resultados productivos
    cuando somos reprendidos por Dios? Volvemos a lo básico,
    ceñir la mente. Es una cuestión de actitud y
    disciplina; si nuestra actitud no es buena y no cooperamos con
    Él, definitivamente no habrá resultados. Si nos
    resistimos, no nos sometemos, nos quejamos o nos resentimos
    nuestro carácter no se desarrollará como es
    debido, resultando esto en que no seremos partícipes de
    los frutos que vendrán luego de la prueba.

    Ahora bien, contamos con nueve cualidades guías;
    si las seguimos seremos vencedores en el desarrollo de
    nuestro carácter en nuestras vidas:

    • amabilidad
    • amor
    • alegría
    • bondad
    • fidelidad
    • humildad
    • dominio propio
    • paz

    • fe

    ¿Por qué debemos empezar
    por el dominio de la mente? Es importante notar que el dominio de
    sí mismo comienza por el dominio de los pensamientos, y
    estos comienzan a llevar a acciones buenas. El género
    humano tiene la naturaleza
    inclinada hacia el mal y la tentación ronda por doquier.
    Por eso es necesario reconocer nuestras debilidades para vencer
    las tentaciones que nos pone el enemigo. Para Martín
    Lutero la tentación era como un ave volando sobre la
    cabeza, y que si el cristiano se lo permite ésta puede
    venir y hacer un nido en ella. Pablo sabía esto y
    llamó a todos los cristianos, y leyendo en Filipenses 4:8
    que dice:

    Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez
    digo: !!Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los
    hombres. El Señor está cerca. Por nada
    estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones
    delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que
    sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros
    corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús. Por
    lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo
    honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo
    que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de
    alabanza, en esto pensad. (Filipenses 4:4-8)

    Vemos que al cerrar todas las puertas y ventanas de la
    mente a las cosas malas y pensar sólo en lo bueno; lo que
    es verdadero, lo honesto, lo justo, lo puro, lo amable, lo que es
    de buen nombre, y si hay virtud alguna, algo digno de alabanza.
    Por eso es necesario la purificación de la mente. En el
    pasaje anterior, Pablo trata a las personas y la amonesta a
    filtrar todo lo que viene de afuera para así no
    contaminarse mentalmente con lo impuro. Pero en cambio en
    Tito:1:15 nos habla del hombre de mente corrompida, el que
    interpreta todo con su pensamiento morboso y malicioso. Puede
    tomar las cosas más hermosas y cubrirlas de una impureza
    tremenda. Pero el hombre cuya mente es pura piensa en todas las
    cosas puras. ¿Cómo Dios permite que encaremos estas
    situaciones? Nos enseña a amar aun cuando estamos rodeados
    de personas antipáticas; nos enseña a tener
    alegría en medio de la tristeza; nos enseña paz,
    permitiendo que sintamos desesperación y nos enseña
    la paciencia a pesar de que hay cosas que nos
    frustran.

    De un gran dolor muchas veces sale una gran
    alabanza
    ; para que conozcamos lo bueno, tenemos que
    conocer lo malo – de otra manera no tendríamos
    elementos de juicio que nos permitieran valorar lo que se nos
    está dando. De la misma manera si la tribulación
    nunca llega a nuestra vida como entonces podríamos saber
    que lo que Dios nos ha prometido es en realidad bueno;
    alabémosle durante estos procesos. En
    todas las luchas –mentales, físicas, emocionales o
    espirituales- nuestro desafío es pasar del temor de ser
    abrumados a la confianza de que Dios ha vencido.

    El fin principal de todas estas pruebas es nuestro
    desarrollo espiritual; pero esto toma tiempo. Dios los
    creó de manera que pudieran hacerse en dos días,
    sin embargo un roble toma setenta años para crecer.
    ¿Qué queremos ser, el endeble hongo que se deshace
    casi al tacto o un roble fuerte? Esto nos ilustra claramente que
    la fortaleza y el espíritu son cosas que tardan en
    desarrollarse; por algo es que los mejores frutos maduran con
    lentitud.

    "De cierto, de cierto os digo, que si
    el grano de trigo no cae en la tierra y
    muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto." (Juan
    12:24)

    Cuando Jesús dice "de cierto, de cierto"
    está diciendo, ¡aprende de esto!,
    ¡Sintonízate!… ¡óyeme,
    óyeme!". Esto es en realidad importante. Jesús
    presenta que la muerte procede de la vida; igual que un grano de
    trigo debe morir para producir fruto, nosotros mismos debemos
    morir para producir el crecimiento espiritual. Nosotros
    desenterramos la semilla de tiempo en tiempo para ver nuestro
    progreso. En lugar de que Dios haga su obra en nuestras vidas.
    Cristo hará crecer sus frutos en nuestro espíritu y
    mente, en el tiempo perfecto. Nunca debemos rendirnos, esperemos
    la cosecha prometida por Dios y disfrutemos la presencia de Dios
    en nuestras vidas.

    En resumen, debemos ser semilla que cae en la tierra y
    permitir que Dios sea el sol y el agua que
    nos permita germinar. Si permitimos que sea Dios quien nos nutra
    como semillas, nuestros frutos serán buenos y
    abundantes.

    "Porque ¿quién
    conoció la mente del Señor? ¿Quién
    le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo."
    (1 Corintios 2:16)

    Si queremos seguir los pasos de Jesús y
    ceñir nuestra mente tenemos que comenzar a pensar igual
    que Él. Jamás podremos llegar a la magnitud que
    llegó Jesús, sin embargo la Biblia nos dice en
    Ezequiel 36:26-27

    26 Os daré corazón nuevo,
    y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y
    quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y
    os daré un corazón de carne.

        27 Y pondré
    dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que
    andéis en mis estatutos, y guardéis mis
    preceptos, y los pongáis por obra.

    Cuando afloran en nuestra mente pensamientos negativos
    acerca de una persona que nos ha hecho un daño y
    comenzamos a llenarnos de amargura, nos alteramos y perturbamos,
    es entonces cuando debemos entender que no son pensamientos por
    parte de Dios. El fruto de los malos pensamientos pueden
    causarnos malestar físico – depresión, cansancio,
    dolores; sin embargo pensamos en cuantas bendiciones Dios nos ha
    otorgado, lo bueno que ha sido con nosotros, entonces podemos
    discernir y razonar de modo que llenemos nuestras vidas con el
    Espíritu Santo y nuestra mente en Jesús.

    "…porque las armas de
    nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la
    destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda
    altivez que se levanta contra el conocimiento
    de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a
    Cristo…" (2 Corintios 10:4-5)

    Debemos poner en cautiverio a la obediencia de Cristo
    para destruir toda especulación y razonamiento altivo que
    se levanta en contra del conocimiento de Dios. Mientras
    más tiempo estudio y sirvo a Dios me doy cuenta de mis
    pensamientos negativos y las palabras que no debería
    decir. Mientras estemos en el mundo tenemos que instruirnos
    más acerca de nuestros pensamientos y palabras. Nuestros
    actos reflejan las ideas que tenemos en nuestra mente. Si
    ésta es negativa llevaremos una vida negativa, sin
    embargo, si ponemos nuestra mente en Dios sabremos cual es su
    voluntad y lo que es bueno, aceptado y perfecto. Debemos
    organizar nuestros pensamientos, analizar por lo que estemos
    pasando, también los problemas del pasado y las
    raíces que arrastramos durante nuestra vida.
    Satanás nos llena la cabeza de cosas negativas pero no
    necesariamente tenemos que aceptar sus ofertas. En la medida en
    la que aprendamos a discernir cuales son las ideas aceptadas para
    el Espíritu Santo y cuales no lo son tendremos
    herramientas útiles para identificar cuando una oferta es
    hecha por Dios y cuando es hecha por Satanás. Es imperante
    que conozcamos de la palabra de Dios, esta nos servirá
    para comparar lo que tenemos en nuestra mente con lo que Dios
    tiene en la suya.

    Debemos apartar un tiempo para el estudio –
    nuestra mente es el campo de batalla – no debemos rendirnos
    en el proceso, ya que el mismo es uno lento. En la medida en que
    controlemos nuestros pensamientos seremos capaces de cambiar
    nuestras vidas. Cuando Dios nos muestre el plan que tiene para
    con nosotros y nuestra mente, entonces empezaremos a andar cada
    día mas en Él. Nuestras mentes están en
    guerra, porque
    nuestra batalla no es contra de seres humanos; es en contra de
    Satanás y sus demonios. Él intenta derrotarnos con
    falsedad y planes que él va calculando,
    engañándonos y confundiéndonos. Si esto
    sucede no podremos ver lo que Dios tiene preparado para cada uno
    de nosotros.

    El diablo nos miente, siembra dudas dentro de nosotros;
    llena nuestra cabeza de engaños acerca de otras personas.
    En su ingeniosa manera de perturbarnos coloca pensamientos dentro
    de nosotros, estos pensamientos nos irritan y molestan y terminan
    confundiéndonos. Jesús lo ha llamado el padre de la
    mentira. Él sabe nuestras debilidades y es por ahí
    precisamente por donde nos ataca: nuestra mente. Debemos estar
    alerta, con nuestra mente organizada y puesta en Dios para que
    éste tome todo demonio y control de nuestras vidas
    – esta es la única manera de
    ceñir nuestra mente.

    Satanás intenta levantar fortaleza en contra de
    nosotros, de nuestra mente y manera de pensar. Mucha gente ni se
    imagina que tenemos las armas necesarias para vencer la fortaleza
    de Satanás; Jesucristo murió por nosotros en la
    cruz para otorgar sobre nosotros el poder de vencer a
    Satanás. El diablo está constantemente discutiendo
    con nosotros, tratando de hacer nuestra vida imposible tratando
    de evitar que conozcamos lo que Dios quiere que sepamos en contra
    de él. Satanás intenta esto incesantemente, y la
    razón es sencilla: podemos vencer a Satanás por
    medio de Jesucristo.

    Ahora bien, ¿dónde podemos conseguir estas
    armas tan eficaces? Las recibimos a través de las
    prédicas, enseñanzas, libros,
    cintas, estudios bíblicos y seminarios. Debemos perseverar
    hasta la revelación del Espíritu Santo; una de las
    armas para derrotar a Satanás es la Palabra de Dios,
    además de la alabanza y la oración. La alabanza sin
    embargo, debe ser una genuina, alabando a Dios de acuerdo con su
    Palabra y su bondad. La oración es la manera de hablar con
    Dios, de relacionarnos con el cuándo tenemos un problema o
    algo nos preocupa.

    Dios nos ama, es misericordioso para con nosotros; nos
    ayuda, nos levanta cuando estamos caídos, nos ilumina en
    la oscuridad y nos educa en la ignorancia. Consideremos a
    Jesús nuestro mejor amigo, quien nos acompaña
    incesantemente, indistintamente de la situación en la que
    nos encontremos, sea de alegría o de tristeza, de
    incertidumbre o de claridad. Solo Él, a través de
    sus enseñanzas nos provee con las armas que necesitamos,
    están ahí, siempre a nuestra disposición si
    las necesitamos. Recordemos la importancia de estas armas para
    derrotar a quien día a día trata de confundirnos y
    perturbarnos: Satanás. Derribemos sus fortalezas, las
    cuales están en nuestra mente…así
    conoceremos la verdad y la verdad nos hará
    libres.

    "El Espíritu del Señor está
    sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas
    a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de
    corazón; A pregonar libertad a
    los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los
    oprimidos; A predicar el año agradable del
    Señor." (Lucas 4:18-19)

    Si alguna vez queremos comportarnos cada día
    mejor, tenemos que cambiar nuestra forma de pensar, debemos hacer
    un auto-análisis. Si tenemos una visión negativa de
    nosotros mismos, seguramente lo que conseguiremos es empeorar
    nuestras vidas. Cuando abrimos nuestras mentes en dirección a Cristo y tenemos una mente
    positiva incluyendo la visión que tenemos de los
    demás; cuando podemos demostrar ese amor al
    prójimo, entonces recibiremos lo mismo. Debemos edificar
    en lugar de destruir, y si tenemos un pensamiento positivo, no
    solo nos edificaremos nosotros mismos, sino que seremos
    edificantes en las vidas de los que nos rodean.

    Si queremos que Dios haga alguna obra por algún
    familiar o amigo, la oración es la herramienta a utilizar:
    pidámosle a Dios que obre sobre su casa y su vida. A
    partir de esta oración Dios hará los ajustes
    necesarios. En ocasiones no vemos que nuestras oraciones sean
    contestadas, esto porque hemos negado con nuestro pensamiento lo
    que hemos pedido sin permitirle a Dios que obre a su beneficio.
    Luego de orar empezamos a tener todo tipo de pensamiento
    negativo, mas no podemos andar en la Palabra si tenemos esta
    clase
    pensamientos. Desarrollemos una mente positiva y de Fe, esperando
    las promesas de Dios.

    Cuando tenemos la mente en Cristo tenemos una mente
    llena de agradecimiento y alabanza, ese es el principio de la
    vida. Si empezamos a quejarnos entonces Satanás aprovecha
    esto y lo utiliza para abrirnos las puertas de la muerte
    espiritual.

    Guarda la fortaleza. En términos generales cuando
    la Biblia hace mención de la fortaleza se refiere
    –en la mayoría de los casos- a un lugar fortificado,
    a un castillo, fuerte, ciudad fortificada, torre. Estas se
    establecían como medio de vigilancia, seguridad,
    defensa, protección, con fines militares –en lugares
    estratégicos- y como refugio, en general se
    construían sobre un lugar elevado para que dominara el
    terreno y pudiera divisarse de donde podía venir el
    enemigo.
    La Biblia dice que Dios nos ha puesto por fortaleza en medio del
    pueblo: "Por fortaleza te he puesto en mi pueblo, por torre;
    conocerás, pues, y examinarás el camino de
    ellos"(Jer. 6:27). Dios nos ha puesto en el pueblo para que
    nosotros seamos fortaleza y refugio al débil y cansado,
    para que guardemos al que esta debilitado.
    Nuestra fortaleza está representada por nuestra vida
    –espiritual, sentimental, afectiva, personal, familiar,
    etc.-, nuestra familia –padres, cónyuges, hijos,
    etc.-, trabajo, profesión, oficio, estudios, la iglesia,
    el ministerio en el cual nos desempeñamos –aquellos
    que están bajo nuestra cobertura.-; en una palabra
    representa el lugar en el cual Dios me ha puesto. Debo guardar
    ese lugar, si bien es cierto que la Biblia nos dice que nuestra
    fortaleza y castillo fuerte es Dios, tenemos que saber que el
    diablo nunca atacará a Dios, por eso podemos decir que
    este texto hace
    mención a nuestra vida (Ef. 6:13, Zac. 9:12, Hab. 2:1,
    3:19). Nehemías dispuso proteger la reedificación
    de los muros de la ciudad, y establecer una fortaleza(Neh. 4:6,
    13).

    En el Salmo 34:1 el salmista nos habla de la importancia
    de invocar y alabar a Dios en todo momento. Si hacemos esto
    estaremos siendo agradecidos, no solo con Dios pero
    también hacia la gente. Seamos agradecidos en todo
    momento, escuchemos y meditemos. No debemos descuidar nuestra
    mente, tenemos que protegernos de Satanás. Si deseamos
    tener mentes positivas debemos comenzar pedirle ayuda a Dios a
    través del Espíritu Santo para que este nos ayude
    en la lucha en contra del maligno, primer obstáculo en
    nuestras mentes.

    Dios ha prometido estar con nosotros hasta el fin,
    debemos reclamarlo y pedirle que nos coloque la armadura del
    Espíritu Santo. Pidámosle protección porque
    nuestras mentes son estrechas; porque los pensamientos de Dios
    van por encima de los nuestros. No nos rindamos, Jesús no
    lo hizo y venció la cruz en el calvario para facilitarnos
    el Camino hacia el Padre.

    No existimos por casualidad, ya Dios nos conocía
    antes de que naciéramos. Conoce al igual que
    Satanás nuestras debilidades, pero a diferencia de
    éste, el Señor está de nuestro lado, es
    más fuerte, Dios, nuestro poderoso gigante que nos provee
    victorias. Seamos valientes y esforcémonos por el amor de
    Jesús que es valioso.

    Príncipe de Paz, Señor de
    Señores…eso es Dios. Su amor por nosotros no tiene
    precio, no hay
    galardón que se le compare y nadie nos amará como
    Él lo hace.

    En el mundo tendremos aflicciones pero Dios no
    prometió que nos las tendríamos, solo nos
    prometió que pondría a nuestra disposición
    las armas para combatirlas. No podemos permitir que nuestra mente
    esté divagando a su antojo para que Satanás nos
    ataque; tengamos una mente organizada, próspera,
    instruida, capacitada, paciente y controlada…así
    venceremos, a través del espíritu Santo de
    Dios.

    El diablo envía desaliento para debilitarnos y
    neutralizarnos, para que cuando él llegue nos encuentre
    sin animo ni fuerzas, y así lograr destruirnos de un solo
    golpe. Es como la estrella de mar, que para devorar al erizo de
    mar –que se halla protegido por púas con una
    sustancia urticante-. Primero lo desarma haciendo que gaste su
    arsenal, realizando varios ataques, yendo y viniendo, cuando la
    estrella nota que el arsenal del erizo se ha acabado lo envuelve
    con sus brazos y lo devora. Así actúa el diablo,
    primero manda el desaliento, para debilitarnos y desarmarnos, es
    una tarea muchas veces sutil –nos saca las ganas de orar,
    de batallar, de congregarnos, de leer la Biblia, nos entristece,
    etc.- y cuando nos tiene completamente debilitados y descuidados
    nos da el golpe final y nos mata(Job 41:22, Jue. 16:16-21). Estar
    preparado para el día malo(Ef. 6:11).

    El crecimiento espiritual no es automático;
    cambiar es un asunto de decisión propia. Bajo
    ningún concepto debemos sentarnos pasivamente, el
    crecimiento es una acción interactiva entre Dios y
    nosotros; hay que mantener una actitud proactiva.

    Debemos elegir cuidadosamente lo que pensamos,
    aquí tenemos tres citas que nos pueden servir como
    base:

    • "Ten cuidado de cómo pienses;
      nuestra vida está formada por nuestros
      pensamientos."
    • "Usted no es lo que piensa que es, pero lo que
      piensa, eso es."
    • "Usted no es lo cree ser, pero es lo que
      piensa."

    Si vamos a cambiar nuestras vidas debemos cambiar el
    patrón de nuestros pensamientos. Los cambios siempre
    comienzan con nuevos pensamientos.

    "No os conforméis a este siglo, sino
    transformaos por medio de la renovación de vuestro
    entendimiento, para que comprobéis cuál sea la
    buena voluntad de Dios, agradable y perfecta." (Romanos
    12:2)

    Seamos renovados por la renovación de nuestras
    mentes, no por la voluntad. La Biblia dice y nos enseña
    que la forma en que pensamos determina como nos sentimos y la
    manera en que sentimos determina la manera en la que actuamos.
    Por tanto, para cambiar nuestras acciones debemos retornar a la
    base y cambiar nuestra manera de pensar.

    En ocasiones podemos actuar con depresión, pero
    no sabemos porque no sentimos así. Es sencillo, si
    actuamos depresivamente es porque nuestros pensamientos
    también lo son; lo mismo aplica a la ira, la
    preocupación y todos los tipos de patrones de pensamiento
    destructivos.

    Ejemplo:

    Para ver el gráfico seleccione la
    opción "Descargar" del menú superior

     La forma de cambiar la
    dirección de nuestras vidas es ajustar ésta y
    nuestro pensamiento. Podemos transformarnos al renovar nuestra
    mente, no nos enfoquemos en nuestras acciones, ni nos
    concentremos en nuestros sentimientos. Forzar un sentimiento no
    da resultados; sencillamente concentrémonos en cambiar
    nuestros pensamientos.

    Cuando cambiamos nuestros pensamientos consecuentemente
    camia nuestra manera de sentir. Debemos dejar de pensar en las
    cosas que nos están causando problemas y comenzar a pensar
    en las cosas que nos conducen a donde queremos llegar.

    Jesús dijo: "…y conocerán la verdad
    y la verdad los hará libres". Si hemos vivido con el
    estilo correcto de pensamientos y no con conceptos
    erróneos o falsas creencias y basamos nuestra vida en
    pensamientos tomados de la Palabra de Dios, entonces seremos
    libres, veremos como desaparecen los viejos hábitos,
    sentimientos y acciones.

    Dios nos da su Palabra, pero está de nosotros
    utilizarla. Practiquemos la meditación bíblica; y
    cuando digo meditación no hablo de ponerse en
    posición de yoga ni ningún otro tipo de
    técnica basada en las religiones orientales,
    aléjese de ellas.

    A continuación describiré lo que debiera
    suceder con nosotros al leer la Biblia:

    1. Leo la palabra de Dios

    2. El Espíritu Santo toma la Palabra leída
    y me revela una verdad

    3. Yo ajusto mi vida a la verdad de Dios

    4. Yo le obedezco a Dios en Su mensaje

    5. Dios obra a través de mí para Su
    propósito.

    Meditemos en la Palabra de Dios, lea el libro de los
    Salmos y vea cuantas veces David dice: "medito en tu Palabra
    día y noche".

    En Salmos 1:1-2 leemos:

    "Bienaventurado el varón que no anduvo en
    consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla
    de escarnecedores se ha sentado; Sino que en la ley de
    Jehová está su delicia, Y en su ley medita de
    día y de noche."

    Este salmo no solo nos habla de la importancia de la
    meditación, sino también de la importancia de hacer
    propias las leyes de Dios;
    para esto es necesario ceñir la mente.

    Recapitulando, ya hemos mencionado el significado de la
    palabra ceñir, que no es otra cosa que hacer ajustes,
    amoldar y someter. Cuando hacemos esto ajustamos nuestro
    pensamiento y sometemos nuestro entendimiento. Sabemos que Dios
    nos ha dado las herramientas, pero para la utilización de
    esas herramientas Él nos ha dado un manual, un libro
    de instrucciones precisas de cómo utilizar los recursos que
    él nos brinda para conseguir nuestra finalidad: el
    ceñimiento de la mente. Ese manual tan perfecto, que no
    deja ni un solo aspecto al descubierto no es otro que la Biblia;
    un libro de renovación y restauración. Y en la
    medida en la que renovamos nuestro espíritu ceñimos
    el espíritu. En Efesios 4:17-24 encontramos lo
    siguiente:

    "Esto, pues, digo y requiero en el Señor:
    que ya no andéis como los otros gentiles,
    que andan en la vanidad de su mente, teniendo el entendimiento
    entenebrecido, ajenos de la vida de Dios por la ignorancia que
    en ellos hay, por la dureza de su corazón; los cuales,
    después que perdieron toda sensibilidad, se entregaron a
    la lascivia para cometer con avidez toda clase de impureza. Mas
    vosotros no habéis aprendido así a Cristo, si en
    verdad le habéis oído, y
    habéis sido por él enseñados, conforme a
    la verdad que está en Jesús. En cuanto a la
    pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que
    está viciado conforme a los deseos engañosos, y
    renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestios del
    nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y
    santidad de la verdad."

    Estas sabias palabras tienen como tema la
    renovación, nos provee instrucciones precisas, reglas o
    guías que debemos seguir. No hagamos lo que hace todo el
    mundo.

    Hay personas que en su mente solo tienen capacidad para
    pensamientos de maldad, no siguen las instrucciones ni los
    preceptos de Dios. Es todo causa y efecto; si nuestra mente da
    albergue a pensamientos impuros, consecuentemente tus vida
    será una llena de pecado. Es maravilloso poder mantener
    nuestros pensamientos en Cristo; realicemos obras buenas, esta es
    la manera de nosotros contribuir a que el Plan de Dios se lleve a
    cabo y podamos encontrar y ejecutar nuestro propósito
    dentro del mismo. Sabemos que no es fácil, por esto
    ajustamos nuestra mente y sometemos nuestros pensamientos a la
    obediencia hacia Dios, aunque el proceso conlleve sacrificio. Las
    cosas del mundo son fáciles, las tentaciones atractivas y
    son "buenas" pero solo sirven para llenar los deseos de la
    carne.

    Debemos a como de lugar obtener la disciplina necesaria
    para que nos lleve a un estado de restauración. Restaurar
    es volver a poner una cosa en su estado original; es
    también recuperar, restablecer. Poner en el mismo sitio;
    como dijimos antes restituir al estado original. El hecho de
    restaurar indica que en algún momento se produjo un
    daño, una caída que ocasionó la
    pérdida de ese estado, de ese lugar, pero Dios quiere
    revertir eso restaurando nuestra vida. Esta perdida del estado
    original puede ser por un pecado, pero no en todos los casos es
    por pecado –fracasos, dolores del alma, etc.- no importa
    cuál haya sido la causa o el pecado, Dios restaura lo que
    pasó y nos redime de la condición en la que
    estábamos(Ecl. 3:15), pero yo debo dejarme restaurar,
    tengo que permitir en mi la restauración.

    En cambio el camino para obtener una mente limpia,
    concentrada y renovada no es fácil; pero muy en el fondo
    nuestro espíritu anhela que nuestra mente esté
    dirigida a Cristo. Imaginemos una pelea de boxeo donde pelean los
    deseos de la carne y el espíritu. El árbitro es
    Dios y el jurado eres tú. El árbitro está
    esperando que el jurado decida quien ganó la pelea para
    anunciar el vencedor.

    Ceñir la mente es una batalla que vale la pena
    ganar. Si tenemos nuestros pensamientos enfocados en Cristo,
    nuestras obras serán buenas…pero si nuestros
    pensamientos son malos, el fruto de nuestras obras será
    negativo. Dios es el único que conoce realmente lo que
    habita en nuestras mentes. Muchas veces engañamos a la
    gente porque ellos no tienen acceso a nuestros pensamientos; pero
    a Dios no lo podemos engañar, porque Él si tiene
    acceso a nuestra mente. Citas bíblicas que hablan de esto
    son:

    Yo Jehová, que escudriño la mente,
    que pruebo el corazón, para dar a cada uno según
    su camino, según el fruto de sus obras. (Jeremías
    17:10)

    Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las
    iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la
    mente y el corazón; y os daré a cada uno
    según vuestras obras (Apocalipsis 2:23)

    Ceñir la mente conlleva mucho esfuerzo y
    sacrificio pero los beneficios son muchos. A cambio obtendremos
    una mente clara y llena de pensamientos dirigidos a la obra de
    Dios. Una mente llena de sabiduría, entendimiento y
    fortaleza para entender lo que Dios quiere que nosotros hagamos y
    para ayudar a otros a que también tengan una mente
    renovada.

    Lo importante de todo, es que Dios necesita que estemos
    preparados y en la mejor disposición de ser "estrellas" en
    su Plan Divino. A veces pensamos que nos suceden las cosas mas
    extrañas del mundo, a veces le cuestionamos al
    Señor; y él nos contesta…pero a su tiempo, en el
    tiempo de Dios – y es entonces cuando comprendemos por que
    en aquel momento pasó tal o cual cosa. ¿Destino?
    No, eso se llama Plan Divino. Quiero compartir con ustedes la
    parábola de Los Tres Árboles; esta parábola
    nos presenta en términos sencillos lo que representa el
    Plan Divino de Dios.

    Los Tres Árboles

      

    por: Ariel Paz
    (13/Noviembre/2001)

    Publicado en:
    www.paralideres.org

    Era una vez en la cumbre de una montaña,
    tres pequeños árboles, juntos y soñando
    sobre lo que querían llegar a ser cuando fueran
    grandes. El primer arbolito miró hacia las estrellas
    y dijo: "Yo quiero guardar tesoros, quiero estar repleto de
    oro y
    ser llenado de piedras preciosas: Yo seré el
    baúl más hermoso del mundo."
    El segundo arbolito miró otro arbolito en el arroyo
    realizando su camino al océano y dijo: "Yo quiero
    viajar a través de aguas temibles y llevar reyes
    poderosos sobre mí: Yo seré el barco
    más imponente del mundo."

    El tercer arbolito miró hacia el valle que
    estaba debajo de la montaña y miró hombres y
    mujeres trabajando en un pueblo, y dijo: "Yo no quiero irme
    de la cima de la montaña nunca. Yo quiero crecer tan
    alto, que cuando la gente del pueblo se pare a mirarme,
    ellos levanten su mirada al cielo y piensen en Dios: Yo
    seré el árbol mas alto del mundo".

    Los años pasaron, llovió,
    brilló el sol y los pequeños árboles
    crecieron. Un día tres leñadores subieron a
    la cumbre de la montaña. El primer leñador
    miró el primer árbol y dijo: -¡Que
    árbol tan hermoso es este!- y con la arremetida de
    su hacha brillante, el primer árbol cayó.
    "Ahora me deberán convertir en un baúl
    hermoso, deberé contener tesoros maravillosos", dijo
    el primer árbol. El segundo leñador
    miró al segundo árbol y dijo: -¡Este
    árbol es muy fuerte! Es perfecto para mí!- y
    con la arremetida de su hacha brillante, el segundo
    árbol cayó. "Ahora deberé navegar
    aguas temibles", pensó el segundo árbol,
    deberé ser un barco imponente para reyes temidos y
    poderosos." El tercer árbol sintió su
    corazón sufrir cuando él ultimo
    leñador lo miro: El árbol se paro
    derecho, tan alto como pudo y apuntando ferozmente al
    cielo, pero el leñador ni siquiera miró hacia
    arriba y dijo: -Cualquier árbol es bueno para
    mí- y con la arremetida de su hacha brillante, el
    tercer árbol cayó.

    El primer árbol se emocionó cuando
    el leñador lo llevo a una carpintería pero el
    carpintero lo convirtió en una caja de alimentos
    para una granja de animales
    hambrientos. El segundo árbol sonrió cuando
    el leñador lo llevo cerca de un embarcadero, pero
    ningún barco imponente fue construido ese
    día. En lugar de eso, aquel árbol fuerte fue
    cortado y convertido a un simple bote de pescar. Era
    demasiado chico y débil para navegar en el
    océano, ni siquiera en un río, y fue llevado
    a un pequeño lago.

    El tercer árbol estaba confundido cuando el
    leñador lo corto para hacer tablas fuertes y lo
    abandono en un almacén de madera: "¿Que
    estará pasando?", fue lo que se preguntó el
    árbol, yo todo lo que quería era quedarme en
    la cumbre de la montaña y apuntar a
    Dios."

    Muchísimos días y noches pasaron y a
    los tres árboles ya casi se les habían
    olvidado sus sueños. Pero esa noche una luz
    estrella dorada alumbró al primer árbol,
    cuando una joven mujer
    puso a su hijo recién nacido en la caja de alimento,
    -yo quisiera haberle podido hacer una cuna al bebe- dijo el
    hombre a su esposa. La mujer
    le apretó la mano a su esposo y sonrió
    mientras la luz de la estrella alumbraba a la madera suave
    y fuerte de la cuna y la mujer dijo: -Este pesebre es
    hermoso- y de repente el primer árbol supo que
    contenía el tesoro más grande del mundo.
    Una tarde un viajero cansado y sus amigos se subieron al
    viejo bote. El viajero se quedó dormido mientras el
    segundo árbol navegaba tranquilamente hacia adentro
    del lago. De repente una impresionante y aterradora
    tormenta llego al lago. El pequeño árbol se
    lleno de temor, él sabía que no tenía
    la fuerza
    suficiente para llevar a todos esos pasajeros a la orilla a
    salvo, con ese viento y lluvia. El hombre cansado se
    despertó y levantando su mano dijo: -Calma- la
    tormenta cesó tan rápido como inició y
    de repente el segundo árbol supo que él
    llevaba navegando al rey del cielo y de la
    tierra.

    Un viernes por la mañana el tercer
    árbol se extrañó cuando sus tablas
    fueron tomadas de aquél almacén olvidado. Se
    asustó al ser llevado a través de una
    impresionante multitud de personas enojadas, se
    llenó de temor cuando unos soldados clavaron las
    manos de un hombre en su madera, se sintió feo,
    áspero y cruel, pero un domingo por la
    mañana, cuando el sol brilló y la tierra
    tembló con jubilo debajo de su madera, el tercer
    árbol supo que el amor de Dios se había
    manifestado. Todo esto hizo que el árbol se sintiera
    fuerte y cada vez que la gente pensare en el tercer
    árbol, pensarían en Dios y en su amor. Eso
    era mucho mejor que ser el árbol mas alto del
    mundo.

    ¿Qué te ha parecido? Me parece
    increíble ver que Dios ejecuta su plan no importa que.
    Tratemos de estar preparados y dispuestos a recibir todas esas
    bendiciones maravillosas que Dios tiene aguardando para nosotros,
    no nos resistamos. Imagínate lo maravilloso que seria
    pertenecer al grupo selecto
    de un Rey – imagínate ahora que cosa tan
    indescriptible seria pertenecer al grupo selecto del Rey de
    Reyes.

    Para esto solo tienes que ceñir tu mente, crear
    tu dominio propio conforme a lo que el Señor quiere que
    hagas. Estudia, medita y entrégate a la enseñanza que Él tiene para
    nosotros.

    Recuerda, no te rindas, persevera…el que
    persevera triunfa; continua ciñendo la mente para lograr
    ser una vasija para la honra de Dios; Él es el mejor
    alfarero y el mejor jardinero – permite que te pode, que te
    cuide y que te haga fuerte.

    Comparto con ustedes esta oración, para que si ya
    estás en el proceso de ceñir tu mente te dé
    un empujoncito, y si aun no te has decidido que te sirva de base
    y de motivo.

    Espíritu de
    Jesús

    Te ofrezco mi corazón

    para recibirte y que llenes mi vida.
    Dame la fuerza necesaria
    para vivir siempre como Jesús nos
    enseñó:
    Amando a todos y amando a Dios.
    Te pido que me ayudes a cambiar
    las actitudes
    egoístas que tengo en mi interior
    y todo lo que me aleja de Dios y de mis hermanos.
    Ayúdame a ser cada día
    mejor hijo, mejor hermano, mejor amigo…
    Te doy gracias
    por acompañarme y estar siempre cerca de mí.
    Ayudándome a distinguir
    las cosas buenas y las cosa malas.
    Enseñándome a elegir siempre el camino del
    bien.
    Espíritu Santo,
    Espíritu de Jesús,
    ven a mi corazón y trasforma mi vida
    para vivir como Jesús vivió.

    Meditando en Cristo

    Qué regalo más significativo te
    das cuando apartas un momento para orar. La
    oración es un tiempo sagrado que te permite
    descansar y sentir y apreciar la obra de Cristo en ti. Al
    centrar tus pensamientos en la oración, te vuelves
    receptivo a Dios y honras Cristo en ti.

    En este momento de oración sagrada, abre
    tu mente y tu corazón a la presencia de Cristo y a
    una expresión mayor de paz, sabiduría,
    salud, abundancia y todo lo que alimenta tu alma y la
    hace crecer.

    La Presencia de Cristo vive en
    mí.
    La paz fluye en mí ahora.

    Abro mi corazón a la paz y descanso en la
    quietud sagrada de la Presencia de Cristo morador. En la
    completa serenidad que esta presencia amorosa me ofrece,
    dejo ir cualquier pensamiento del pasado o inquietud del
    mañana.

    Estoy en la presencia del amor divino, envuelto
    en tranquila aceptación y sostenido por las
    corrientes de paz que ahora fluyen en mí. Siento
    la plenitud de este momento y acojo la serenidad que
    llena mi alma. Ahora me centro conscientemente en la
    Presencia de paz de Cristo en mí.

    Me rindo a esta presencia santa al
    orar…

    La luz de Cristo revela el camino ante
    mí y me guía por senderos
    correctos.

    En estos momentos tranquilos de oración,
    dirijo mis pensamientos a la luz de Cristo. Esta luz
    interna disipa cualquier sombra, ilumina mi sendero y
    alumbra el camino a mayor sabiduría, creatividad e
    inspiración.

    Abro mi mente a la luz de Cristo que siempre
    brilla y a Sus revelaciones de bondad y verdad. La luz de
    Cristo responde las interrogantes de mi corazón.
    Veo que se abren las puertas a nuevas oportunidades…
    descubro el poder en mí para realizar lo que tengo
    que hacer.

    Con fe y confianza, permito que la luz de Cristo
    brille en mí según entro en este momento de
    tranquila oración…

    La vida renovadora de Cristo me sana.
    Soy una nueva creación.

    Dirijo mis pensamientos a la curación,
    renovación y restauración. Cristo, el mismo
    centro de mi ser, es la fuente de amor puro y la esencia
    de donde fluye la energía sanadora.

    Al confiar en la vida renovadora de Cristo, soy
    libre para lograr mi perfección
    latente.

    Agradezco ser una creación nueva, llena
    de vida y renovada, hago una pausa ahora y
    oro…

    El amor de Cristo enriquece mi
    vida con bien abundante.

    Soy ricamente bendecido. Esta verdad me alimenta
    y me llena con un nuevo agradecimiento por el amor de
    Cristo en mí.

    En estos momentos tranquilos de oración,
    acepto mi prosperidad con la certeza de que todo lo que
    necesito se encuentra en mí.

    Tengo suficiente sabiduría para saber y
    hacer lo que es correcto para el desarrollo de mi
    alma.

    Tengo fe firme en la bondad eterna de Dios que
    me prospera.

    Tengo paz mental y gozo en mi
    corazón.

    Cada don es parte del amor de Cristo en
    mí, una porción de la herencia que enriquece mi vida con bien
    abundante.

    Agradecido por el amor de Cristo y por las
    bendiciones de abundancia, vuelvo al silencio de la
    oración…

    Verdaderamente es una bendición descansar
    consciente de la presencia de Cristo en ti. Dondequiera
    que vayas, cualquier cosa que hagas, esta presencia
    moradora te ama, guía, prospera y
    apoya.

    Al concluir este momento tranquilo de
    oración y comunión, recuerda que el regalo
    de vida y amor de Dios —Cristo morador— te
    acompaña. Su presencia obra en ti para tu bien
    supremo hoy y todos los días.

    Consciente de esto, termina este momento
    orando:

    La luz de Dios me
    rodea;

    el amor de
    Dios me envuelve;
    el poder
    de Dios me protege;
    la
    presencia de Dios vela por
    mí.
    ¡Dondequiera
    que estoy, está
    Dios!
     

    Bibliografía

    1. Meyer, Joyce,"El campo de Batalla de la mente",
      Editorial Unlit
    2. Warren, Rick, "Vida con propósito", Editorial
      Unlit
    3. Brooks, Honor, "Un café
      con Dios", Editorial Unlit
    4. Warren, Rick, "El poder de transformar su vida",
      Editorial Unlit

    Santa Biblia, Reina Valera 1960


    http://elrefugiocristiano.tripod.com.mx/elrefugiocristiano/id53.html

    http://www.paralideres.org/pages/page_2937.asp

    Laura

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