Desde el último ladrillo fundamental de la
materia,
llamado quark top, hasta los intentos por desentrañar los
misterios del AD36, como el adenovirus que causa la obesidad, el
mundo se debate por las
vías paralelas de la salud y la enfermedad, la
vida y la muerte, la
creación y la destrucción.
A través del tiempo
histórico la humanidad intenta dar una imagen de
crecimiento, prosperidad, felicidad y júbilo. Desde que la
teoría
Darwiniana catapultó al hombres desde el protozoo marino,
hemos visto cómo nacen y mueren aplastadas naciones
enteras, pueblos completos llevados al
patíbulo.
No hay problema más importante que la educación y es
justamente un problema irresoluto por no ser un desafío
con oportunidad.
Evolución humana y educación, dos
elementos inseparables por toda la vida. Así lo
ratifica la Carta Magna
emanada de los organismos internacionales.
El concepto de
dignidad del
hombre es el
fundamento de todos los derechos y el pretexto
histórico de todos los atropellos.
El Ser-Protozoo, como especie primigenia de esta
constelación, pudo gozar de libertad,
equidad y
participación dentro de su propio medio
acuoso.
Es posible afirmar especulativamente sobre la felicidad
circunstancial de este Ser-Protozoo. Los mares, ardiente lava de
química y
fuego, no hacían más que preparar la
solidificación del magma derramada por la cadena de
volcanes.
La ataxia telangiectasia, mal hereditario que
predispone a padecer de cáncer de mamas, todavía
distaba demasiado por aparecer. El protozoo estaba libre de
amenaza, sus días de la reciente creación gozaban
de gran salud, felicidad y libertad. Mientras que el helio
primordial creado en los dos primeros minutos del Big Bang se
expandía por el universo, el
protozoo era capaz de convivir junto a sus pares con la libertad
de crecer dentro sus posibilidades y, una vez concluido su ciclo,
morir o ser engullido por otras especie microscópica. El
protozoo frente a su libertad hace lo que debe hacer:
–
Crece,
– se
desarrolla,
– tiende a la
evolución psicométrica.
El protozoo crece por sus propias condiciones
bioexistenciales, con o sin espíritu, con o sin alma, tiene un
crecimiento pertinente de cara a las expectativas de crecimiento
vital y social.
El protozoo se desarrolla en la medida de parámetros
bioexistenciales y evolucionistas que lo enmarcan dentro de un
cuadro de virtudes gregarias y desaciertos
socioorgánico-molecular.
El protozoo tiende a su evolución psicométrica
en relación a sus pares y a su entorno.
Crecimiento, desarrollo y
evolución hasta el punto de desconocer en qué
momento del enfriamiento terrestre apareció y se
multiplicó el protozoo o la especie microorgánica
como cadena continua de la especie humana.
El resto de los componente típicamente del
Homosapiens, han permanecidos mas o menos inalterables,
toda vez que retrocedimos a la era de las cavernas y, hoy la
misma actitud y
más terrible aún, se hace presente en la
contaminación de las aguas, del aire, de las
ciudades, etc.
El motor que se para
tiene sus días contados; es por eso que hoy, todos
tenemos un motor medio detenido, por ende los días de la
humanidad parecen finiquitarse también.
Pensamos que el protozoo es libre aunque no cuestione su
condición de vida. Tampoco conocemos si existía la
posibilidad de encarnar un razonamiento típico de conocimiento,
autoconocimiento o metacognición de la realidad social del
protozoo.
La libertad del protozoo es intrínseca a él y no
existe argumento alguno para eliminar esta libertad
Bigbangiana de su propia existencia y de su propio
desarrollo evolutivo junto a su misma especie.
Lejos estaba el invento de la bomba de hidrógeno, la rueda o el DDT que bloquea
los receptores de los andrógenos, causante del
cáncer testicular.
Se cree en la plena libertad del protozoo aunque exista la
sospecha fundada de describirlo sólo como a un ser
mínimo, nutriente del caldo de cultivo terrestre.
Sin duda que la libertad tenía la supeditación
contractual de los medios y
factores ambientales: clima, temperatura,
movimiento del
caldo vital, perfilaban un cuadro atípico de la
evolución de la especie humana.
Todavía el período Triásico
se encontraba lejano y las bacterias
prehistóricas del ámbar de 40 millones dormida en
el estomago de una abeja, no interrumpía la placentera
vida del protozoo.
Se desconoce la
organización social de los protozoos, o
si tenían alguna estructura
sociobiológica; era posible presupuestar algún tipo
de organigrama
existente entre la familia de
protozoos y especies afines.
Especulamos la libertad de ellos, así como el ejercicio
de la plena equidad entre sus pares. Equidad para decidir el
rumbo que tomar, equidad biológica en la nutrición diaria.
Equidad en la participación lúdica en medio del
sulfuroso mar de algas.
Incluso el adolecer de la bacteria helicobacter pylori que
produce úlcera, era garantía de buena salud. En
definitiva, la equidad en la vida del protozoo, conlleva el
acercamiento propio de la libertad existencial de este ser
vivo.
Con equidad, se conquista la libertad sociocultural de
cualquier ser vivo. Lo que pasa es que no tenemos seguridad de este
éxito
rotundo, pero queremos suponer vivencialmente que el protozoo era
feliz con equidad.
La participación en el marco del caldo de cultivo
vital, es la culminación de vida de nuestro ser que vive,
crece, se nutre, desarrolla y muere después de haber
jugado un importante papel dentro del contexto bigbangiano del
sistema
solar.
La equidad del Ser-protozoo se caracteriza por su organización sociobiológica que
produce el acercamiento preciso entre pares e incluso, entre
especies microorgánicas muy disímiles.
Con la práctica de esta equidad biológica sin
duda que se ha encontrado la llama perfecta como la
exergia, energía térmica capaz de reconvertirse
en trabajo.
La equidad en esa época constituía la
oportunidad igualitaria entre las amebas y los protozoos.
La participación en el tiempo de los protozoos, se
vislumbraba como la organización biológica que
podían ejercer todos los miembros del caldo de cultivo. La
civilidad formaba parte del mecanismo político de cada
integrante de la sociedad
organizada de protozoos.
Definimos entonces tres elementos en la vida del protozoo:
libertad, equidad y participación: Libertad para ser,
crecer y desaparecer. Equidad en la emancipación del
concepto de Ser-protozoo y poder entrar a
la idea de fábrica flexible adaptables a los cambiantes
mercados.
Participación en la producción de material polivalente que
rompen, de algún modo la tradición del taylorismo y
el fordismo,
basado en la producción en serie para los mercados
masivos.
Nunca la sociedad de los protozoos sufrieron la xenofia del
primer mundo en contra del tercer y el cuarto
mundo.
Hoy en cambio vivimos
el aumento palpable de la desigualdad social, el 25% de la
población concentra el 63% de la riqueza,
mientras que el 20% más pobre sólo recibe el 4.5%
(Tedesco en Pérez Serrano: 23).
La era del Ser-protozoo es, en la perspectiva
ensayística del autor, una época de absoluta
convivencia entre pares y cercanos. Es la etapa perfecta de
convivencia entre distintas especies, constituye la imagen ideal
de una sociedad horizontal con dádivas, frutos generosos y
leyes para
fomentar el intercambio universal de creatividad.
Por tanto así como el mundo es sólo un
testimonio de nuestro estado mental,
modificarlo, equivale cambiar el pensamiento,
intentamos visualizar el mundo protozoico y el actual.
De un salto entre millones de años, observamos nuestro
propio mundo distinto, cambiado, gastado prematuramente. La
proyección es la base de la percepción, El mundo que se vivió es
lo que se puso en él.
El testimonio del estado mental en la era prehistórica
daba la imagen de un cuadro pintado en serigrafía. Clanes y comunidades
perfectamente cohesionadas pervivían para cazar, comer,
subsistir, procrear y sucumbir al más fuerte.
La imagen siempre fue de mayor equilibrio:
el trabajo
gregario compartido tanto en mujeres como para hombres evitaba la
exclusión y la ruptura.
Aún con un patriarca a la cabeza del clan la familia se
constituía en torno al calor de la
choza. Cuando no se había descubierto el fuego, los
hombres y mujeres permanecía entrelazados unos a
otros.
Al momento de descubrir la chispa de fuego, los hombres y
mujeres se percataron que el calor ahuyentaba a las bestias y
servia para sancochar el alimento.
La era prehistórica daba su señal en medio de la
jungla y los accidentes
topográficos, el hombre de
las cavernas adoleciendo de biotecnología hacía su trabajo con
humanidad y dedicación.
LA ERA DE LOS
GRANDES IMPERIOS
Comienza aquí la historia del boato, la
riqueza y la dominación por la fuerza de los
débiles. Milenariamente anteceden los Imperios orientales,
China y
Japón,
que no se rendirían hasta la llegada de los tiempos
modernos. Incluso así, China y, específicamente su
capital
Peiping, hasta hace poco, era la ciudad prohibida para el mundo
occidental.
Japón por su parte, como invencible guerrero
nunca cejó en sus luchas transoceánicas.
Peleó y se inmoló en la segunda guerra
mundial, sin poder hacer nada frente al poderío de
bomba atómica-
Mientras que en occidente, específicamente
durante la Edad media,
los feudos con sus señores arrasaban con en miseria del
pueblo, envileciendo aún más sus condiciones de
vida.
La peste negra y bubónica ayudaba con el
negrerismo y el verdugueo de la gente. Cada vez que los
señores feudales se enriquecían más y
más, así también, cada vez el pueblo se
empobrecía
estrepitosamente.
Transcurren los siglos y el expansionismo europeo mira
allende el Atlántico para descubrir nuevas
ínsulas y tierras vírgenes. 1492, Cristóbal
Colón descubre la rica América
que, confundida con la India crea una
suerte de confusa historia de sus habitantes (se les llamó
indios).
En esta tierra virgen
y nunca hoyada, los aborígenes, personas autóctonas
de estas latitudes, reciben con ingenuidad a los nuevos
exploradores, comerciantes y truhanes. Ellos venían a
conquistar, someter y llevarse todo el oro posible.
Así lo hicieron.
En siglos de subasta y dominación, la esclavitud
proliferó hasta el punto de utilizar al hombre y a
la mujer negra
para la más ínfima tarea y menester caprichoso de
los forasteros.
La iglesia
evangelizó a la población que se componía a
esa altura de extranjeros, criollos, mestizos y negros. Los
dominadores tenían el poder inventado por ellos mismos,
mientras que el resto de la población recibía el
sermón catequizado de la obediencia, la mansedumbre, la
humildad y el silencio oportuno. Así era el mandato y de
este modo se cumplían los preceptos religiosos, sociales y
políticos de la Colonia Americana.
Al paso de los siglos, Las naciones europeas se
percataron de otras riquezas a parte del oro y la plata ya
extinguida por la sobreexplotación a ultranza.
En el siglo 19, con los aires independentista de la
Naciones americanas, surge la rebelión que acaba en
matanza e independencia.
Con estos aires renovados, los países abren sus
puertas al nuevo colonialismo, siendo así que las riquezas
naturales son explotadas nuevamente por Europa y EU.
Se inventan guerras para
vender armas y
acorazados y surgen los triunviratos y coaliciones para emprender
contiendas que tienen como único norte el expansionismo
territorial y la mantención de las empresas
extranjeras en el país.
La mano de obra se explota y los gobiernos se coluden
masacrando a sus obreros en el norte, centro y sur del
país.
Latinoamérica surge de entre las guerras intestinas y
revoluciones, amén de la sempiterna dominación
económica del extranjero.
Primera y segunda guerra
mundial, Europa, EU y Japón se traman en una guerra
fratricida, donde millones de seres humanos mueren por una
desconocida causa.
En la posguerra, la tecnología surge a
pasos agigantados: ciencia
arte y
técnica, están al servicio del
hombre. Como producto
sobrante de las guerras, la medicina y la
educación tienen un gran salto hacia delante. No obstante
y por la desconfianza entre las dos potencias mundiales la URS y
EU, surge la llamada guerra
fría, donde el fantasma de la tercera guerra mundial,
sería nuclear y definitiva para la humanidad.
Los ánimos se calmaron y la humanidad puede
continuar con la "anuencia" de las superpotencias.
Años más tarde, cae el muro de
Berlín y la URS. El mapa de Europa no es el mismo,
pues surge el desmembramiento de Yugoslavia y Checoslovaquia, con
miles de muertos de ambos bandos. La miseria nuevamente azota al
viejo continente, así como lo fue en la segunda Guerra
Mundial y en la Guerra Civil Española de 1939.
Las décadas posteriores serían el
preámbulo del venidero siglo XXI, con una máscara
de profundo neoliberalismo, cosismo. Consumismo y guerras
urbanas tipificada en el 11 se septiembre en EU y el 11M o la
masacre de la estación de Atocha en Madrid.
Dr. Atilio Lawrence