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El proceso de globalización y su impacto en el instrumental jurídico venezolano



    (1989-1999)

    Tesis de grado presentada ante la
    Ilustre Universidad de
    los Andes para optar al titulo de Magíster en Ciencia
    Política

    1. Resumen
    2. Referencias de la
      Globalización
    3. Las Expresiones de la
      Globalización en Venezuela
    4. Los Instrumentos
      Jurídicos Venezolanos y el Proceso de
      Globalización
    5. El Proceso
      Constituyente
    6. Conclusiones
    7. Referencias
      bibliográficas
    8. Referencias
      hemerográficas

    Resumen

    Esta tesis
    elaborada para optar al título de Magíster en
    Ciencia Política, pretende abordar los principales
    cambios en el instrumental jurídico venezolano desde el
    año de 1989 hasta 1999, como consecuencia directa del
    proceso de globalización aunado al hecho de que se trata
    de una coyuntura histórica que ha pesar de tener sus
    orígenes en el ámbito económico se ha
    extendido a todos los niveles y de manera especial en el orden
    político.

    La globalización es un fenómeno de antigua
    data en la historia de la humanidad
    pero el auge de las nuevas
    tecnologías de la información y la
    comunicación, el impulso renovado a la apertura de los
    intercambios comerciales entre las naciones, son acontecimientos
    históricos que se han acelerado en los últimos
    tiempos y que han contribuido a fortalecer este proceso en el que
    se ve involucrada la humanidad entera, a pesar de que se muestre
    ajena a él.

    El "mundo global" exige una serie de
    transformaciones en los Estados, quedando en el pasado las
    tendencias nacionalistas e individualistas, pareciera que las
    fronteras han desaparecido y con ellas las separaciones de la
    política nacional y la política internacional. En
    el mundo globalizado lo que concentra la atención de las grandes potencias es la de
    expandir sus mercados
    comerciales y ofrecer productos de
    una mayor competitividad
    al tiempo que los
    países en vías de desarrollo se
    encuentran deslumbrados ante las maravillas de la economía
    liberal.

    En el Capítulo I de este trabajo de
    investigación se presenta la
    Globalización desde dos ópticas o
    perspectivas para Venezuela: La
    visión de los optimistas, que este proceso ha
    traído ventajas múltiples para nuestro país
    porque el mismo ha impulsado la democratización del
    capital, como
    consecuencia de las privatizaciones y la expansión del comercio,
    atribuible a la celebración de acuerdos internacionales de
    integración
    económica, y, por otra parte la visión de
    los pesimistas que nos presentan un panorama de dudas e
    incertidumbre sobre las bondades de la
    globalización, fundamentalmente porque el proceso
    involucra la pérdida de la soberanía nacional y en cierta forma del
    valor por la
    cultura propia
    de las naciones.

    Sin embargo, fuera de las ópticas o perspectivas
    optimistas y pesimistas, la globalización es un
    fenómeno ineludible y a pesar de que los Estados
    fortalezcan sus estructuras
    internas sólo lograrían aislarse y mantenerse al
    margen de los progresos de la modernidad.

    En el Capítulo II se hace mención a
    lo que considero como expresiones del proceso de
    globalización en Venezuela, porque nuestro país en
    el período 1989- 1999 experimentó grandes cambios
    el la conducción del modelo
    rentista de la economía, en el fortalecimiento de los
    procesos de
    regionalización y descentralización y en la
    celebración de acuerdos internacionales para sustentar las
    bases de la integración regional. Durante este
    período se agudiza la pérdida de soberanía
    del Estado
    venezolano sobre las industrias
    básicas y fundamentalmente la crisis del
    modelo rentista lo que acarreó en ese momento
    histórico desequilibrios desde el punto de vista
    económico, político y social que todavía se
    lamentan por los venezolanos.

    Con relación a las repercusiones del proceso de
    globalización en el modelo rentista venezolano, se debe
    señalar que en Venezuela, había mantenido un modelo
    económico que se sustentaba fundamentalmente en la
    monoproducción petrolera porque los recursos
    públicos casi en un 90%, pero las dificultades
    económicas de la década de los ochenta condujo al
    estallido de una crisis que no ha podido superarse.

    Otro de los aspectos de interés
    era el de la descentralización y la
    regionalización,
    si bien es cierto que ambas
    tendencias se nos muestran contrastantes con el proceso de
    globalización, las mismas lo complementan y forman parte
    del mismo.

    Con respecto al auge de los procesos de
    integración,
    es menester decir que la
    globalización ha motivado la celebración de
    acuerdos internacionales con la finalidad de favorecer la
    liberalización del comercio. Venezuela, ha intervenido en
    esta iniciativa a nivel regional suscribiendo tratados y
    acuerdos con el resto de Latinoamérica.

    En el Capítulo III se hace un análisis de los instrumentos
    jurídicos promulgados que se consideraron de mayor
    relevancia como consecuencia del proceso de globalización
    en los cuales destacan: a) El marco jurídico de las
    asociaciones estratégicas en el sector petrolero y el de
    las privatizaciones, b) Las leyes sociales y,
    c) Las leyes penales. El legislador patrio en la redacción de estos instrumentos legales
    flexibilizó su concepción del nacionalismo y
    el excesivo carácter proteccionista en la
    legislación social pero incorporó aspectos de
    vanguardia
    previstos en los tratados y acuerdos internacionales en materia de
    derechos
    humanos y calidad de
    vida que nunca antes habían sido consagrados en el
    orden legal.

    A pesar de las iniciativas y de las propuestas
    legislativas Venezuela para 1999 vivía una
    situación crítica
    para lo cual era preciso transformar el marco institucional
    dentro del cual los diferentes actores políticos,
    económicos, y sociales se desenvuelven y toman sus
    decisiones.

    En el Capítulo IV se hacen breves
    referencias al Proceso Constituyente, liderizado por Hugo
    Chávez Frías y por el nuevo movimiento
    partidista V República, que surge con la finalidad de
    neutralizar el alto grado de concentración del poder por los
    partidos tradicionales y poner fin a la generación de
    corruptelas, compadrazgos y clientelismo, que habían
    deteriorado el desarrollo democrático de la vida
    nacional.

    El Poder Constituyente como manifestación de la
    ilegitimidad de las instituciones
    políticas y jurídicas, nace entonces
    del propio seno del pueblo con fuerza
    legítima indetenible, capaz de impulsar la
    transformación de ese marco institucional. Le
    correspondería a la Asamblea Nacional Constituyente, ser
    la instancia político- jurídica que
    originará un nuevo marco institucional para la
    refundación de la República, la
    reestructuración del Estado y el establecimiento de un
    nuevo consenso político y social.

    INTRODUCCIÓN

    La globalización es una coyuntura
    histórica que ha pesar de tener sus orígenes en el
    ámbito económico se ha extendido a todos los
    niveles y de manera especial en el orden político. El
    capitalismo ha
    determinado los cambios de las sociedades
    marcados por la necesidad de supeditar su soberanía para
    participar de los beneficios de los mercados libres.

    La expansión de las nuevas tecnologías de
    la información y la comunicación, el impulso renovado a la
    apertura de los intercambios comerciales entre las naciones, son
    datos que
    parecerían confirmar que la globalización del
    planeta, el paso de las escalas nacionales y regionales a la
    escala global es
    un fenómeno de reciente data, sin embargo, los autores
    señalan que no es así, porque la
    internacionalización se ha dado desde la
    antigüedad.

    El "mundo global" exige una serie de
    transformaciones en los Estados, quedando en el pasado las
    tendencias nacionalistas e individualistas, pareciera que las
    fronteras han desaparecido y con ellas las separaciones de la
    política nacional y la política
    internacional.

    La vieja separación entre una política
    nacional y otra política internacional progresivamente ha
    desaparecido y no hay conflictos
    entre los Estados que aceptan las imposiciones de los organismos
    multilaterales con relación a las políticas de
    expansión de la economía. La globalización
    coexiste, con el peso decisivo de la cultura, de los mercados y
    los recursos propios. La articulación de esta
    dimensión endógena de la realidad con su contexto
    externo determina el desarrollo o el atraso de los
    países.

    La globalización a suscitado apasionadas
    polémicas en el ámbito mundial en virtud de que en
    las últimas décadas se ha vinculado aún
    más a la realidad interna de las naciones en su contexto
    externo. La expansión del comercio, las operaciones
    trasnacionales de las empresas, la
    integración de las plazas financieras en un gran mercado de
    alcance mundial y el amplio desarrollo de la información
    ha estrechado los vínculos entre los
    países.

    Para Venezuela, el proceso de globalización ha
    traído grandes repercusiones que han sido vistas desde dos
    ópticas o perspectivas: la visión de los
    optimistas, que consideran que las ventajas para nuestro
    país son múltiples, porque el mismo ha impulsado la
    democratización del capital, como consecuencia de las
    privatizaciones y la expansión del comercio, atribuible a
    la celebración de acuerdos internacionales de
    integración económica. Por otra parte la
    visión de los pesimistas nos conduce a un panorama de
    dudas e incertidumbre sobre las bondades de la
    globalización, en razón de que el proceso involucra
    la pérdida dela soberanía nacional y en cierta
    forma del valor por la cultura propia de las
    sociedades.

    Sin embargo, fuera de las ópticas o perspectivas
    optimistas y pesimistas, la globalización es un
    fenómeno ineludible y a pesar de que los Estados
    fortalezcan sus estructuras internas sólo lograrían
    aislarse y mantenerse al margen de los progresos
    económicos.

    Venezuela ha experimentado grandes cambios con el
    proceso de globalización como la pérdida de
    soberanía en las industrias básicas y
    fundamentalmente la crisis del modelo rentista lo que ha
    traído como consecuencia grandes desequilibrios desde el
    punto de vista económico, político y
    social.

    Capítulo I: Referencias de la
    Globalización

    El fenómeno de la globalización no
    es reciente. Los estudiosos del tema lo consideran un proceso y
    lo periodizan de muy diversas formas; algunos remontan sus
    orígenes a la expansión del capitalismo mundial (a
    finales del siglo XV y comienzos del XVI), otros lo acercan en el
    tiempo para situarlo en el siglo XIX, con el avance del
    colonialismo, fundamentalmente europeo occidental, en
    África y Asia, y vinculado
    al "salto cualitativo" que significó el proceso de
    industrialización, motorizado a partir de aquellos Estados
    más desarrollados científica y
    tecnológicamente (Ferrer, 2000: p. 11). No obstante, la
    gran mayoría de los autores coinciden que es a partir de
    los últimos veinticinco años que el término
    globalización se comenzó a aplicar para
    describir "la creación de un mercado mundial en el que
    circulan libremente los capitales financieros, comercial y
    productivo" (Arriola, 1996,p.13), es decir, un proceso
    predominantemente económico, que se articularía "en
    torno a una
    reestructuración productiva a escala mundial" (Serbin,
    1999). (EXTENSIBLE).

    La otra coincidencia generalizada es que la
    aceleración de dichos procesos se produce desde el momento
    en que se observa un constante aumento de las transacciones y
    flujos comerciales entre aquellos países empeñados
    en establecer acuerdos de cooperación económica
    regional (Kaldone, 1999: pp. 47-48), destacándose el
    esquema adoptado por los europeos con su CEE, refrendada con la
    firma del Tratado de Maastrich en 1991. Dicho esquema, a grandes
    rasgos, planteó una amplia apertura, con la consecuente
    eliminación de aranceles y
    trabas comerciales en función de
    conformar un mercado regional unificado, incluso, con una moneda
    común que agilizara los intercambios del bloque, el
    euro, que entraría en vigencia a partir del 1 de
    enero de 1999, siendo la primera vez en la historia que una
    unificación monetaria precedería a una
    política (Neira, 1999: p.8-C).

    Otros acuerdos integracionistas conformaron importantes
    bloques económicos en Asia, Oceanía y
    en América, sin embargo, la aceleración
    del intercambio internacional y la competencia ha
    generado también la inversión de grandes empresas, así
    como la aparición de las llamadas "alianzas
    estratégicas" entre gigantescos consorcios con la
    intención de controlar mercados, hasta el punto de
    estimarse que las 200 corporaciones más grandes tienen
    manejos en cerca del 25% de las actividades económicas
    mundiales (Canache, 1997).

    Importantes procesos productivos se llevan a cabo en el
    ámbito de las corporaciones y redes globales, modalidad de
    organización industrial que se basa en un
    enfoque mucho más fragmentado y descentralizado de los
    negocios,
    permitido a las empresas ubicar cada una de sus operaciones en
    aquellos lugares del globo que más ventajas competitivas
    les ofrezcan. La economía
    mundial llena el presente de oportunidades y amenazas: por el
    lado de las grandes corporaciones la posibilidad de incursionar
    en mercados atractivos; por otro, el de las pequeñas
    empresas domésticas, el incremento de la competencia
    interna, con la llegada de rivales foráneos que han
    provocado la quiebra
    definitiva de muchas de ellas o la modernización,
    reubicación y reorganización de otras.

    Considerado por muchos como un proceso inevitable, la
    globalización ha traído como resultado que las
    fronteras se hayan vuelto permeables en la medida en que el flujo
    de bienes,
    servicios y
    capitales ha ido en aumento mucho más aceleradamente que
    la producción, ejerciendo una fuerte presión
    sobre los Estados. Según Paul Kennedy, la
    ampliación y proliferación de mercados regionales,
    así como la interconexión entre estos, nos presenta
    un panorama en el cual el
    Estado-Nación
    tiende a perder su papel protagónico en la escena nacional
    e internacional (Kennedy, 1993: p.168); y James Rosenau, menos
    radical, afirma:

    Esto no quiere decir, sin embargo, que el
    Estado-nación este en camino de su completa
    caducidad. A pesar de la socavación de sus fronteras y
    capacidades en décadas recientes, los Estados
    continúan siendo los actores principales en el escenario
    global. Hacer énfasis en que ya no son los únicos
    actores principales no significa descartar su importancia ni
    implica que el advenimiento de otros actores principales haya
    relegado a los Estados a roles secundarios, alejados del centro
    de la política mundial. Muchos Estados todavía
    cumplen funciones
    cruciales, mediante las cuales se mejoran, se conservan o de
    otra manera se satisfacen las necesidades colectivas de las
    sociedades, en presencia de los numerosos retos que plantea un
    mundo cada vez más independiente. Para bien o para mal,
    todos los Estados el débil y el fuerte, el nuevo y el
    viejo_ toman en cuenta las aspiraciones de muchos ciudadanos en
    cuanto a políticas concertadas que sirvan para proteger
    su bienestar colectivo y su seguridad
    física.
    Para bien o para mal, todos proveen un medio colectivo para
    procurar los recursos y la legitimidad en el mundo más
    allá de sus fronteras. Para bien o para mal, (y en mayor
    o menor grado) todos los Estados poseen jurisdicción
    sobre los instrumentos de coacción y sobre el derecho de
    usarlos(…) Las competencias de
    sus líderes son más limitadas que en el pasado,
    pero todavía tienen libertad de
    acción para conducir sus asuntos.
    (Rosenau, 1995: pp. 24-25)

    "Libertad de acción" bajo un ordenamiento
    jurídico internacional que muchas veces colisionan con los
    instrumentos legales de Estados-naciones históricamente
    constituidos y que exhiben comportamientos diferentes ante el
    hecho de la globalización. El historiador Pedro Castro
    dice que, independientemente de la forma histórica que
    adquiera el Estado-nación, éste seguirá
    estableciendo:

    … un determinado orden en un determinado
    territorio, que es la garantía del conjunto de
    relaciones sociales y de procesos culturales, que se cumplen en
    su interior. Este orden es admitido por el conjunto de la
    población sobre la base de un conjunto de
    normas donde el
    orden constitucional legal ocupa el centro de la legalidad
    estatal y constituye la base de la centralidad del poder del
    Estado y del conjunto de relaciones que de él dependen.
    De la eficacia y
    eficiencia con
    que se cumplan estos postulados depende la existencia del
    Estado-nación mismo, y en esto la ley es un
    elemento constitutivo central en garantizar la urdiembre social
    de la cual depende el nacionalismo contemporáneo

    (Castro, 2000: p. 262).

    Lo dicho por Castro nos conduce entonces a otro de los
    protagonistas de la escena del mundo globalizado, las organizaciones
    internacionales y su papel jurídico-político en el
    nuevo ordenamiento que rigen las macro relaciones entre los
    Estados y los más variados campos de las relaciones
    humanas. Esta presencia, cada vez más intensa, de las
    Organizaciones internacionales en la escena mundial está
    repercutiendo también y de manera considerable en los
    procedimientos
    de formación del Derecho internacional, bien directamente,
    al incorporar nuevas técnicas
    centralizadas e institucionalizadas de creación de normas
    internacionales, bien indirectamente, al influir en los
    procedimientos tradicionales de elaboración del Derecho
    internacional; la costumbre y el tratado. Sin embargo,
    especialistas en Derecho Internacional Público, como
    Manuel Diez de Velasco, advierten:

    …no todas las relaciones económicas
    internacionales son reguladas por el Derecho
    Internacional Público; y que las que sí lo
    son, también constituyen el objeto de otras disciplinas
    jurídicas. Así, en la regulación de las
    relaciones económicas internacionales confluyen el
    Derecho
    Internacional Público, el Derecho
    Internacional Privado y el Derecho Internacional de los
    Estados (Derecho
    mercantil, derecho
    administrativo…); junto a ello, también hay que
    indicar que gran parte de las transacciones económicas
    internacionales se rigen por los usos establecidos por los
    propios operadores económicos-empresas y entidades de
    carácter privado- que establecen sus propias reglas de
    comportamiento, al margen de la
    regulación jurídica estatal o internacional. Es
    el denominado ius mercatorium. (Diez, 1999: p.
    586).

    De acuerdo con lo anterior quedaría un amplio
    espectro no afectado por la legislación internacional
    globalizante, al menos por ahora. Pero, ya nadie niega que en su
    vertiente económica básica y al lado de los bloques
    regionales, las grandes corporaciones capitalistas y aquellos
    Estados-naciones de gran poderío, los nuevos actores
    dentro de la globalización son las grandes instituciones
    supranacionales de la economía actual, como el Banco Mundial,
    el Fondo Monetario
    Internacional y la Organización Mundial de Comercio (Castro,
    2000: p. 96). Estos organismos son hoy día determinantes
    en las decisiones político-jurídicas y
    económicas de los Estados, de injerencia decisiva en los
    mercados y en las transacciones a escala planetaria.

    Esta aprehensión de las relaciones
    económicas como un fenómeno de alcance mundial,
    encuentra su expresión jurídica en la Conferencia
    Económica y Financiera de las Naciones Unidas
    celebradas en Breton Woods en 1994, con la creación del
    Banco Mundial
    (BIRD) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y en la
    adopción
    posterior en 1947 del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio
    (GATT); así
    como en la propia carta de la
    Organización de las Naciones Unidas, uno de cuyos
    propósitos se refiere a la solución de problemas
    internacionales de carácter económico. Se abren,
    pues, en esta época dos líneas de actuaciones
    diferentes: una dirigida a la organización multilateral de
    la economía (producción e intercambio de bienes y
    servicios); y otra dirigida a promover la solución de los
    problemas económicos de alcance internacional. (Diez,
    1999: p.588).

    De cualquier forma es un hecho que la
    globalización de la economía mundial ha influido de
    manera determinante en la modernización o
    adaptación de los sistemas
    jurídicos del mosaico político administrativo en
    que se divide el planeta, y que siguen trastocando el orden que
    garantizaba el conjunto de relaciones tejidas al interior de los
    Estados, especialmente aquellos donde las "ventajas competitivas"
    eran menores y los procesos productivos exhibían retardos.
    Los organismos económicos internacionales nacidos tras
    la segunda Guerra
    Mundial, estarían destinados a regular las relaciones
    comerciales, las relaciones monetarias y la cooperación
    para el desarrollo, en el mundo de las nuevas relaciones
    económicas internacionales que vendrían.
    Así, el Banco Mundial se establecería en 1945 para
    asistir en la rehabilitación de post-guerra, el
    fomento del desarrollo
    económico y para facilitar la inversión de
    capitales en fines productivos. Los prestatarios podían
    ser los gobiernos miembros, incluso sus subdivisiones
    políticas y empresas particulares dentro de sus
    territorios. El FMI, hermano de parto del
    anterior, se creó con el propósito de fomentar la
    cooperación monetaria internacional y la estabilidad de
    cambio de
    moneda. El GATT aparecería poco más tarde en 1948
    con la misión de
    unificar el código
    de conducta
    común en el comercio
    internacional y tras diversas Rondas de discusiones
    daría paso a la Organización Mundial de Comercio
    (OMC).

    La articulación actual del sistema
    jurídico de la OMC está fundamentalmente dirigida a
    eliminar toda clase de
    proteccionismo y una amplia variedad de obstáculos al
    comercio de mercancías y servicios, así como los
    efectos negativos de estos. Es más, la evolución del sistema jurídico del
    GATT hasta desembocar en el actual sistema de la OMC es, en buena
    medida, expresión de la necesidad de adecuación de
    las reglas jurídicas internacionales a la evolución
    de los instrumentos proteccionistas empleados por los Estados.
    Una última evolución tiende a abandonar los
    instrumentos del proteccionismo clásico, basado en los
    derechos de
    aduana y en
    las restricciones cuantitativas y, a desarrollar un
    neo-proteccionismo multiforme, nutrido por sofisticados
    obstáculos no arancelarios, difíciles de detectar y
    con efectos proteccionistas elevados pero que no resultan
    fáciles de cuantificar. A propósito del
    "proteccionismo clásico" Manuel Diez de Velazco dice que
    en diversos preceptos del GATT de 1994 , así como de otros
    acuerdos del sistema jurídico de la OMC, se reconoce el
    principio de la soberanía económica de los Estados
    miembros para regular en su territorio la producción y
    comercialización de mercancías y
    servicios, pero:

    La cláusula de la nación más
    favorecida y el principio del trato nacional impiden que los
    Estados utilicen dicha competencia de forma discriminatoria.
    Sin embargo, la adopción de reglamentaciones neutras y
    no proteccionistas, relativas a la producción y
    comercialización de mercancías y servicios,
    genera, también, importantes obstáculos al
    comercio internacional. El apartado 4 del artículo XIV
    del acuerdo O.M.C. impone a los Estados miembros la
    obligación de modificar sus normas internas
    incompatibles con las disposiciones del sistema jurídico
    de la O.M.C., que pretende garantizar, así, su
    primacía.
    (Diez, 1999: p. 612)

    Esta primacía de normas está a la caza de
    obstáculos proteccionistas esgrimidos por los Estados e
    incluso generados en actos de carácter privado (de
    empresas o de agentes económicos). En esa categoría
    se incluyen las prácticas restrictivas de la competencia,
    tales como el abuso de posición dominante, los acuerdos
    anticompetitivos o las concentraciones de empresas. A diferencia
    de los anteriores, existen también otros obstáculos
    de carácter público, que tienen su origen en la
    actuación de las autoridades estatales en ejército
    de sus competencias iure imperi. (Diez, 1999: pp. 606-607). Entre
    los obstáculos públicos se encuentran las aduanas, como
    expresión económica de la frontera
    estatal, que tienen entre sus principales funciones el control, entre
    otras cosas, del movimiento de mercancías que entren y
    salen al territorio aduanero del Estado. Este control permite a
    los Estados influir sobre los flujos de importación o exportación de mercancías en su
    territorio mediante diversos instrumentos de protección
    comercial, que se denominan genéricamente
    "obstáculos arancelarios". Además de éstos
    últimos, existen multitudes de obstáculos no
    arancelarios entre la que se señalan: las restricciones
    "cuantitativas" o "contingentes", que constituyen una
    limitación de la calidad de
    productos que pueden ser importados en el territorio de un
    Estado; los "obstáculos técnicos" resultantes de
    las divergencias entre las reglamentaciones nacionales de los
    Estados relativas a la comercialización y a la
    producción de las mercancías; "las medidas de
    defensa comercial" adoptadas por los Estados para defenderse
    contra importaciones
    desleales, o bien contra importaciones lícitas; y las
    "formalidades aduaneras", que constituyen las diferentes
    operaciones de naturaleza
    aduanera a las que pueden someterse las mercancías en el
    momento de su importación (Diez, 1999: p.607).

    Otros indicios de la primacía mundial del sistema
    jurídico de la OMC han comenzado a observarse en los
    últimos años. Varios asuntos representativos de lo
    que se consideran obstáculos al comercio mundial se han
    ventilado en el seno de esta organización, con resultado
    desfavorable a los Estados que han esgrimido medidas denunciadas
    como proteccionistas. Por ejemplo, los gobiernos tienen derecho a
    usar restricciones de comercio contra importaciones sobre las
    cuales existen objeciones de salud científicamente
    establecidas, pero no pueden limitar importaciones respondiendo
    inquietudes sociales o ambientales suscitadas por los medios de
    producción. Este enfoque evolucionó a partir de un
    fallo de 1991, en donde una comisión de la OMC
    revocó la prohibición estadounidense de importar
    atún de países cuyas flotas pesqueras usaban redes
    que ocasionaban serios daños a los ecosistemas
    marinos. Kevin Watkins dice que:

    …hasta el ciego más fanático del
    comercio admitiría en privado que los precios
    internacionales del mercado no reflejan los costos de las
    talas de bosques, contaminación de vías
    hídricas, erosión
    de suelos, y
    pesca
    excesiva. Pero a diferencia de otras áreas del comercio
    mundial, donde la venta de
    productos a precios artificialmente bajos está prohibido
    el "dumping
    ecológico", o la venta de productos a precios por debajo
    de los costos reales de producción, es celebrado como
    una virtud del mercado. No se puede vender un televisor a un
    precio
    inferior al costo de
    producción, pero se puede exportar de Indonesia
    asientos de caoba para poceta a precios que no tienen ninguna
    relación con las subsistentes pérdidas,
    erosión de suelos, o pérdida de especies.
    (Watkins, 1997: 3)

    Esta situación evidencia que las medidas
    adoptadas por los Estados para proteger el medio ambiente
    influyen, también, en las relaciones comerciales
    internacionales, e inciden frecuentemente en las condiciones de
    producción y en el coste de las mercancías (Diez,
    1999: p. 611). Pero, la realidad es que muchos gobiernos del
    Tercer Mundo presentes en la OMC consideran cualquier tipo de
    regulación social y ambiental de comercio _intentada por
    cualquier Estados desarrollado receptáculo de sus
    exportaciones_ como una amenaza proteccionista a sus intereses
    comerciales. Eventualmente la OMC podría prohibir programas
    voluntarios de certificación realizados por grupos de fomento
    y ecológicos. Países como Indonesia, Malasia y
    Brasil
    también han amenazado recurrir a este organismo si los
    países industrializados intentan restringir importaciones
    de madera talada
    de forma no sustentable.

    Algunos países del mundo industrializado tienen
    problemas para esgrimir medidas proteccionistas de tipo sanitaria
    incluso contra sus similares. Las compañías
    también pueden demandar ante la misma organización
    a otros Estados miembros; de hecho, Ciba Geigy, un gran consorcio
    químico-farmacéutico, ha amenazado disputar en la
    OMC la negativa de la Unión
    Europea de introducir en su mercado una variedad de maíz
    genéticamente alterado. Derivados de una bacteria del
    suelo, los
    genes en cuestión nunca han formado parte de la cadena
    alimenticia humana (Watkins, 1997: p. 3). Sin embargo, la OMC
    no reconoce la prevención como razón
    legítima para restringir importaciones. El sistema
    jurídico de la OMC tiene como objetivo
    básico instaurar un régimen de comercio
    internacional de carácter multilateral libre de
    obstáculos y de discriminación y del que deriven ventajas
    recíprocas para todos los Estados. La máxima free
    trade, fair trade (comercio libre, comercio limpio o no falseado)
    pretende reflejar este objetivo político y
    económico.

    I-A.- Propuestas, enfoques o perspectivas de la
    globalización:

    Dentro del ámbito descrito anteriormente,
    encontramos entonces que unos marcos

    jurídicos bien delineados y en consonancia con
    las normas de la OMC, son de vital importancia en el
    macro-ambiente de
    las "ventajas competitivas" que normalmente se ofrecen, y muchos
    los califican de indispensables para el desarrollo óptimo
    de los procesos económicos en la actualidad, junto a
    condiciones políticas estables (instituciones y liderazgos
    sólidos), indicadores
    macroeconómicos positivos y a una relativa "paz social",
    por citar las más comentadas. Debido a esto al interior de
    los Estados con problemas el debate
    continúa: las crisis económicas están lejos
    de superarse hasta para los más optimistas, muchos
    conflictos sociales se han agudizado y otro tanto ocurre con la
    estabilidad política de los gobiernos, poniendo en duda el
    proceso de unificación jurídica motorizado desde la
    OMC como uno de los puntales de la
    globalización.

    En Latinoamérica, desde finales de los ochenta,
    la mayoría de los países presentaban notables
    problemas estructurales que intentarían resolverse
    mediante la introducción de reformas, entre otras
    cosas, tendientes a la modernización del Estado para
    ponerla a tono con los procesos productivos, orientados cada vez
    más a cumplir las exigencias de los mercados globales y de
    la fuerte competencia externa. Desde los organismos
    económicos multilaterales se propondrían numerosos
    "planes de ajustes" a aquellos países latinoamericanos que
    buscaban estabilizar sus cifras macroeconómicas y que
    requerían de los financiamientos necesarios para enfrentar
    las crisis y recesiones económicas que se sucedían
    sin cesar. Los planes que contemplaban la eliminación de
    subsidios, recortes presupuestarios, la reducción del
    gasto
    público, del tamaño del Estado, etc., fueron
    fuertemente resentidos por amplios sectores de la
    población: algunos vieron los ajustes como "recetarios"
    impuestos
    desde el extranjero, mientras que otros lo apreciaban como
    medidas necesarias ante el avance del proceso de
    globalización de la economía mundial.

    I.-A.1.- La visión de los
    optimistas:

    El debate acerca del de las ventajas o desventajas del
    proceso de globalización continúan generando
    diversas opiniones. Para empezar tenemos que los principales
    defensores del proceso son los economistas generalmente
    catalogados de neoliberales, quienes argumentan que la
    globalización ha impulsado una verdadera
    "democratización del capital", al referirse especialmente
    a las privatizaciones características de este
    fenómeno y puntal de las propuestas de ajustes de los
    multilaterales. Con las privatizaciones las empresas que antes
    pertenecían al sector
    público pasaron a manos privadas, buscando eliminar lo
    que se consideran incentivos
    "perversos" de la propiedad
    estatal. La privatización supone que los accionistas
    privados actúan "como reguladores eficientes de las
    decisiones gerenciales de las empresas", en tanto que pueden
    evaluar si tales decisiones conducen o no a elevar el valor de
    sus acciones en el
    mercado, lo cual podría asegurar una asignación
    óptima de recursos (Gómez, 1997: pp.
    19-24).

    En consonancia con las macro-regulaciones de la OMC,
    mucho seguidores entusiastas de la globalización económica piensan que
    el papel del Estado debe limitarse a regular la
    concentración de poder en el mercado y generar efectos
    indirectos, especialmente aquellos destinados a aclarar la
    normativa jurídica para propiciar la
    democratización del capital por efecto de las
    privatizaciones _para insistir con la figura emblemática
    del esquema de ajuste propuesto por los organismos multilaterales
    y, por extensión, del proceso de globalización en
    su vertiente económica, además de crear la
    infraestructura que hiciera atractiva las inversiones y
    proveer bienes y servicios que el mercado no pudiese
    producir.

    El "paternalismo estatal" debía concluir
    también en el ámbito de los sistemas de seguridad
    social, cuyos marcos reguladores debían facilitar la
    modernización y privatización de los servicios o al
    menos permitir la figura mixta en la
    administración de éstos
    (público-privado), para así aliviar un poco la
    carga del Estado. La seguridad social, "mal administrada por
    Estado", dicen, se enfoca como una "dádiva" que entorpece
    la creación de una "verdadera cultura de seguridad social"
    _considerada como base para la modernización de programas
    e instituciones prestatarias de servicios de salud, pensiones y
    desempleo
    participación (Febres, 2000: p 189), insistiéndose
    en que la privatización y modernización de los
    servicios sociales generan efectos indirectos sobre el mercado de
    capitales, el incremento del ahorro interno
    -por ende de la capacidad de inversión- y la
    difusión de la capacidad accionaria, como bondades que
    pueden leerse como externalidades positivas del proceso.
    (Gómez, 1997: pp. 19-24)

    El hecho comprobable en nuestros días, es que las
    economías latinoamericanas han reaccionado de manera
    diferente, lo que ha avivado el debate en torno al proceso de
    globalización económica. Unos exhiben el modelo
    seguido por Chile como ejemplo positivo del aprovechamiento de
    los efectos de la globalización, ya que este país
    muestra
    sólidos indicadores macroeconómicos y se apresta
    para firmar acuerdos de libre comercio
    con la Unión Europea y el TLC
    norteamericano que le auguran buenos negocios en el futuro; Chile
    había iniciado desde finales de los ochenta y comienzo de
    los noventa una amplia política que incluyeron
    privatizaciones de empresas mineras, las telecomunicaciones y los servicios sociales,
    incentivos aduaneros y fiscales para inversionistas, exportadores
    e importadores, eliminación de subsidios y un aparato
    jurídico optimizado para la ocasión por los
    técnicos y economistas de la dictadura del
    general Augusto Pinochet. Mientras, su vecino, Argentina, se
    debate en una honda crisis que muchos achacan al proceso de
    globalización.

    A finales de los ochenta, Argentina enfrentaba una
    inflación anual del 5000% y un legado de décadas de
    poca inversión en infraestructura y escasa capacidad
    productiva, cuando se registró el ascenso de Carlos
    Menem a la
    presidencia de ese país. El equipo de Menem optó
    por un tratamiento drástico. Vincularon el peso argentino
    al dólar estadounidense, lo cual exigiría tener
    reservas de dólares por cada peso argentino que circulara
    en el país. Además, eliminaron las restricciones
    sobre el comercio y las inversiones que originalmente estaban
    destinadas a fomentar a la industria
    local, pero que en su lugar habían terminado por crear
    productos argentinos caros y de baja calidad. También
    comenzaron a vender USA $ 30.000 millones en activos del
    Estado, desde la empresa
    telefónica (ENTEL) hasta la aerolínea estatal, con
    el fin de atraer el capital y la tecnología necesaria
    para modernizar la economía. Analistas como Jonathan
    Friedland, redactor del Wall Street Journal, dicen que al
    principio los argentinos se concentraron en los aspectos
    positivos de la revolución
    de Menem: el recorte de la inflación, que se había
    convertido en un impuesto que
    castigaba a los pobres, y el surgimiento de bienes que antes no
    estaban disponibles; la convertibilidad del peso argentino y la
    liberalización comercial, que coloco en el mercado
    productos de alta calidad, provocaron en conjunto un carnaval
    consumista que transformaron a la Argentina en la "niña
    mimada" de los mercados emergentes, con ventajosos incentivos
    fiscales, una normativa jurídica clara y adaptada la
    dinámica del proceso de
    globalización y mostrando un crecimiento anual de
    más del 7%, (Friedland, 1997). Luego vendría la
    crisis de la economía mexicana hacia finales de 1994
    _cuando México
    devaluó su moneda_ lo que traería consecuencias
    desastrosas para la economía
    Argentina y a partir de entonces comenzaría a mostrar
    cifras contradictorias, dando espacio al discurso de
    los opositores de Menem y lugar para el análisis de los
    adversarios del proceso de globalización.

    I.A.2.- La visión pesimista:

    Si bien es cierto que a estas alturas todos coinciden en
    que la globalización en un fenómeno inevitable,
    muchos, siguiendo en el caso argentino, piensan que la apertura
    globalizadora de Menem en la práctica aumentó el
    desempleo en los sectores pobres como resultado de las
    privatizaciones y de la liberalización, ocasionando el
    cierre de miles de productores a pequeña y mediana escala
    y el que los nuevos proyectos de
    inversión requieran de mayor capital y menos
    trabajadores para producir más.

    La confianza acrítica en el mercado libre, un
    principio central de la globalización, se está
    viendo rápidamente erosionada en todos los rincones del
    planeta por lo que advierten "como políticas insensibles
    de las corporaciones y de los gobiernos que sirven solamente a
    los intereses de aquellas". Estas ejercen una enorme
    presión para rebajar los salarios y los
    beneficios sociales, especialmente en materia de salud y
    seguridad laboral, de la
    mayoría de los trabajadores de todo el mundo,
    además de perjudicar los niveles ambientales, en su
    afán de maximizar las ganancias (Sommer, 1996:
    6-A).

    Capítulo II: Las expresiones de
    globalización en Venezuela

    La nueva configuración del mundo exige la
    reorganización del pensamiento de
    las sociedades. Indudablemente que la globalización
    es un hecho evidente que ha venido marcado por la tendencia a
    ampliar unidades de poder político y los mercados. En la
    medida en que la civilización y el poder político
    se extienden se inician los primeros pasos de la
    globalización y este fenómeno es el producto de un
    largo recorrido del ser humano sobre el planeta.

    Las expresiones de globalización vienen
    dadas por factores de interconexión o de dependencia mutua
    y específica entre lo que es global y lo que es nacional y
    que permiten a su vez lograr comunicación directa con
    todos los seres humanos, colocándose esta relación
    por encima de las fronteras terrestres y superando los límites
    tradicionales del poder político.

    Es importante señalar que la
    globalización no es una ideología, aunque pudiera entenderse que
    las concepciones que hacen gravitar la economía sobre la
    libertad de mercado reflejan de manera especial las tendencias de
    este proceso.

    En este Capítulo se analizarán las
    manifestaciones o expresiones de la globalización en
    Venezuela desde 1989 a 1999.

    II-A.- Repercusiones de la globalización en el
    modelo rentista venezolano:

    Desde el punto de vista de las relaciones
    centro-periferia, la más importante consecuencia del nuevo
    régimen de acumulación capitalista fue el avance de
    los grandes monopolios hacia la conquista y explotación de
    las fuentes
    mundiales de las materias primas necesarias, (hidrocarburos,
    cobre,
    hierro, y
    otros minerales),
    así como de otros alimentos y
    materias primas agrícolas de demanda
    expansiva en los países desarrollados (carne, bananos,
    azúcar,
    etc.).

    La economía venezolana ha mantenido su
    dependencia casi absoluta de la industria petrolera, siendo su
    principal mercado de exportación Estados Unidos y
    manteniendo una balanza de importación negativa. Una de
    las expresiones del proceso de globalización es la
    perturbación nacionalista iniciada con el proceso de
    apertura petrolera acaecido entre 1989 y 1993.

    Este efecto transformador ha disminuido las tendencias
    nacionalistas, frente a los cambios violentos e inesperados en el
    mercado mundial y el proceso de Apertura Petrolera en
    Venezuela se relaciona con el proceso de expansión del
    capital a pesar de la inestabilidad del mercado
    mundial.

    En la década de los ochenta, se acrecientan las
    dificultades como consecuencia de la recesión
    económica interna que agravó el estallido de la
    crisis de la deuda externa en
    1983; la sociedad
    venezolana comienza un proceso de profundo deterioro
    económico, político, social y cultural, que hasta
    1999 no ha podido superarse.

    Esta situación se acentúa durante la
    primera mitad de la década de los noventa, asociada con la
    puesta en marcha a partir de 1989 del programa de
    ajuste estructural de la economía interna venezolana. En
    esa oportunidad la Presidencia de la República estaba en
    manos de Carlos Andrés Pérez, que en esa
    oportunidad se presentaba como la mejor opción
    política; es así como comenta Castro (2000):
    "Carlos Andrés Pérez gana las elecciones
    presidenciales, por segunda vez, en diciembre de 1988, en medio
    de grandes esperanzas de cambios, de que pudiera el nuevo
    gobierno darle
    un vuelco a una situación de crisis que ya duraba 10
    años"
    (p. 133).

    Se debe señalar que las expectativas con
    relación a Carlos Andrés Pérez venían
    condicionadas a lo que había sido su actuación
    durante su primer periodo de gobierno, marcado por una
    política populista de gran prosperidad como consecuencia
    de los altos ingresos
    petroleros. En este sentido expresan Viciano y Martínez
    (2001):

    "La reelección de Carlos Andrés
    Pérez en diciembre de1988 se produjo en un clímax
    de la acuciante crisis económica, pero el recuerdo de su
    gobierno durante la época de la Venezuela saudí
    provocó un ingenuo optimismo en un importante sector de
    la población, que veía todavía posible el
    regreso de los dorados años sesenta" (p.
    51).

    El gobierno del presidente Carlos Andrés
    Pérez, se iniciaba con la adopción de un programa
    de ajuste ortodoxo elaborado por el Fondo Monetario Internacional
    con el cual Venezuela se incorporaba al grupo de
    países de Latinoamérica que formaban parte de la
    reforma estructural denominada el "gran viraje". Se debe
    señalar que si bien era cierto que este no era el
    único programa de ajuste implantado en Venezuela, si era
    el único que se ajustaba a las reglas de este organismo
    multilateral. El programa se integraba de variadas medidas
    económicas dirigidas a corregir los desequilibrios
    macroeconómicos en la balanza de pago y el déficit
    fiscal en los
    mercados monetarios y financieros:

    Las políticas obedecían a los
    apremios reales de la economía venezolana producidos por
    los retrasos en la política cambiaria:
    sobreevaluación del bolívar; represión en el mercado
    financiero; controles de precios; pronunciado sesgo anti-
    exportador en el comportamiento del sector industrial privado,
    con excesivo crecimiento de las importaciones; con creciente
    acumulación de los desequilibrios laborales y sociales
    (Castro, 2000, p. 134).

    Como se deduce de la opinión de Castro las
    políticas estructurales afectarían aspectos
    sumamente importantes en nuestro país como la
    valoración de la moneda nacional, el funcionamiento del
    mercado financiero, del sistema de control de precios y de las
    políticas de importación.

    Es de resaltar que el proceso de transformación
    inició la reforma comercial como fundamento de la apertura
    comercial, eliminando el régimen de cambio diferencial
    conocido como "RECADI", para instaurar un régimen de
    flotación dirigida, se produjo la liberación de
    precios y el reajuste de las tarifas de todos los servicios de
    las empresas del Estado y el inicio del proceso de
    privatización. Este conjunto de medidas sin duda que
    ocasionarían en la población una serie de impactos
    a corto y mediano plazo.

    Los efectos de largo plazo serían provocados
    básicamente a partir de: a) Las políticas de
    apertura del país a la comunidad
    internacional, lo que equivalía a una replanteamiento del
    problema de incorporación del país al mercado
    mundial de acuerdo con el proceso de globalización, b)
    Todo ello inducía a una mayor expansión del mercado
    como principio de organización de la sociedad, con la
    finalidad de que las mismas fuerzas del mercado se encargaran de
    garantizar una más justa distribución de la riqueza.

    Con estas medidas se afectaba negativamente el consenso
    básico de la sociedad venezolana acostumbrada a un Estado
    marcadamente interventor encargado de gestionar, promover y
    regular la actividad económica, con fundamento en los
    ingresos del petróleo, dicho en otras palabras, el
    modelo económico rentista al que estábamos
    acostumbrados experimentaba una dura crisis que le sería
    difícil superar.

    Dado el nivel de confusión que reinaba en la
    década de los noventa (especialmente entre 1994 y 1995),
    como resultado de la crisis financiera y falta de una política
    económica clara, la orientación básica
    del proceso de ajuste proveniente del Fondo Monetario
    Internacional se mantiene con la apertura externa y mayor
    importancia del mercado, aun cuando existieran contradicciones
    como el control de
    cambio y de precios implementados para responder a
    dificultades coyunturales de la crisis financiera, a falta de un
    programa económico que planteara abiertamente la
    continuidad del ajuste o que ofreciera una política
    alternativa.

    En el corto y mediano plazo (1989- 1993) los ajustes
    implementados dieron lugar a una de las crisis económicas
    más profundas del siglo XX en nuestro país. El
    programa no desató el proceso de recesión pero la
    implementación de las políticas de apertura si se
    profundizó con ellas; pues en esa oportunidad los
    acontecimientos económicos desencadenaron otros sucesos
    que favorecieron el estallido de la crisis financiera de enero de
    1994. Al respecto, afirma Castro (2000):

    La aplicación ortodoxa de la receta
    neoliberal del Fondo Monetario Internacional ha implicado un
    abatimiento severo de la economía, profundizando la
    crisis de los sectores productivos; …del sector monetario y
    financiero, los desequilibrios laborales y sociales;
    agravó severamente el cuadro de deslegitimación
    de la democracia
    dando lugar también a un aumento considerable y
    peligroso
    para las instituciones de ingobernabilidad de
    la sociedad venezolana, por un cuadro severo de descontento
    social y de inmediatismo en las reivindicaciones sociales.."
    (p. 136).

    Era evidente que la aplicación de los programas
    neoliberales traería fuertes consecuencias en el orden
    económico y social, que darían lugar a un clima de
    tensión con respecto a la concepción nacionalista
    venezolana. Venezuela forma parte de un entorno y la
    situación crítica que experimentaba era producto de
    factores externos producto de la globalización.

    El ataque a las instituciones de Estado con el
    propósito de liberar las fuerzas de mercado produjo en el
    país un grave desorden institucional, social y cultural
    porque en la misma forma en que no fluyó
    automáticamente el mercado y el aparato del Estado se
    encontraba fuertemente deslegitimado, la sociedad venezolana se
    encontraba en un clima de ingobernabilidad que
    desencadenaría importantes consecuencias
    políticas.

    Realmente era difícil plantearse una perspectiva
    nacionalista para la interpretación del proceso de ajuste dado
    que sería necesario, además, que se asumiera una
    perspectiva histórica a largo plazo. El gran viraje
    se aplicó partiendo de una crítica acerca del
    negativo papel desempeñado en décadas anteriores
    por el Estado rentista e intervensionista manipulado al antojo de
    los partidos
    políticos, que solo se interesaron por turnarse el
    ejercicio del poder público, sin analizar verdaderamente
    los problemas estructurales necesarios para la
    implementación de este programa.

    La puesta en marcha del gran viraje desde la
    perspectiva del neoliberalismo
    no podía arrojar otro resultado que la ejecución de
    un proceso de cambio marcado de riesgos e
    incertidumbres. El Fondo Monetario Internacional y el Banco
    Mundial, en su condición de organismos multilaterales
    catalizadores de la globalización de la economía,
    se han encargado de crear sociedades de mercado a partir de un
    mecanismo autoritario apoyado en una condicionalidad que exige a
    los países aceptar los programas de
    reestructuración socioeconómica, que terminan
    afectando globalmente a la nación.

    La aplicación de este programa de ajuste
    comenzó a generar problemas económicos reales que
    se confrontaron con los problemas que implica toda reforma y la
    modernización de la economía y de la sociedad,
    debido a la confrontación de las fuerzas de atraso
    materializadas en un Estado populista que se oponían a las
    fuerzas modernizadoras contenidas en la liberación de las
    fuerzas de mercado.

    El proceso de consolidación nacional en Venezuela
    ha sido muy accidentado, e incompleto porque no se ha logrado
    construir una sociedad industrial estable y viable a corto plazo,
    cuyos problemas tienden a agudizarse en las coyunturas en que se
    replantea el fortalecimiento o debilidad del vínculo con
    el mercado mundial.

    Visto de esta manera el proceso desencadenado por el
    programa de ajuste se incorpora a la corriente de la historia de
    Venezuela como una cadena de vicisitudes por la construcción de la Estado-
    nación.

    El programa que se pone en funcionamiento a partir de
    1989 afecta a la nación, en su estructura
    global, porque incide en el manejo de la economía en el
    corto y mediano plazo (lo cual incidió en la intensidad
    con que se manifestaban los procesos acumulación y
    movilización de los recursos productivos, de
    distribución geográfica de la actividad
    económica, incorporación de nuevas técnicas
    y de cambios de estructura en la distribución de
    ingresos), pero que también incidió en la
    dinámica del cambio estructural, específicamente en
    las políticas de ajustes en el marco del proceso de
    apertura que replantea la modificación del vínculo
    con el mercado mundial.

    Como se puede apreciar, la globalización produce
    una serie de efectos sobre los sistemas que afecta a las naciones
    desarrolladas y a las subdesarrolladas, lo que no significa que
    se desenvuelvan en condiciones de igualdad en un
    sistema mundial libremente competido, sino que se manejan ciertos
    niveles o jerarquías, de allí que los países
    desarrollados tienen mayor posibilidad de protegerse de las
    perturbaciones internacionales dado que completaron su proceso de
    formación nacional con la industrialización. En
    tanto que para los países del tercer mundo es más
    difícil superar los efectos de la globalización
    porque se encuentran más indefensos frente a los procesos
    que se desarrollan en el mercado mundial.

    El proceso de Apertura iniciado en la
    década de los noventa afectó directamente la
    soberanía nacional, y así lo ha hecho ver
    Castro (2000) al expresar que: "Los procesos de apertura
    profundizan la vulnerabilidad de los países a las
    perturbaciones provenientes del mercado mundial y actualizan
    galvanizando tensiones nacionalistas" (p. 149)
    . Los procesos
    de apertura a los que los Estados son conducidos ponen de
    manifiesto la vulnerabilidad de su identidad y
    con ella la de su soberanía.

    También, en el proceso de Apertura se dio
    paso a la flexibilización y desregulación de los
    mercados en el ámbito internacional. Los nuevos
    planteamientos dirigidos a encausar el proceso industrial
    venezolano para su incorporación al mercado mundial, bajo
    la línea de los ajustes neoliberales dictados por el Fondo
    Monetario Internacional adelantados por el Presidente
    Pérez, no terminaban de definirse con claridad, dado que
    los mecanismos de ajuste no garantizan la estabilidad del sistema
    mundial, por lo que el proceso de rearticulación con el
    mercado mundial era un proceso riesgoso e incierto.

    Es muy importante señalar que si se analizan las
    causas de la crisis latinoamericana y la venezolana no existen
    puntos de divergencia: una industrialización que no se
    corresponde con la existencia de recursos naturales y humanos, la
    dependencia de la tecnología importada, la dependencia
    financiera externa, la precaria articulación entre
    industria y agricultura e
    insuficiente desarrollo de la industria de bienes intermedios y
    de capital, que generan una lata concentración del
    ingreso.

    El proceso de Apertura acordado con fundamento a
    los lineamientos del Fondo Monetario Internacional
    obedecía a los intereses de los países
    desarrollados, sobre todo de los Estados Unidos. El mismo formaba
    parte del programa de ajuste uniforme y homogéneo, para
    todos los países que recurren a su auxilio para la
    reestructuración de las deudas ignorando las
    particularidades de cada nación. Según Castro
    (2000):

    El fondo del asunto es que los objetivos
    perseguidos por el FMI son los mismos en cada uno de los
    países con dificultades de deuda; y éste es, que
    las economías con problemas generen los ahorros
    suficientes para atender el servicio de
    su deuda externa, para lo cual los programas resultan altamente
    eficientes, al margen de que no resuelven ninguno de los
    problemas que los mantienen atrasados en la crisis global y la
    apertura externa indiscriminada (p. 176).

    Los programas de ajuste del Fondo Monetario
    Internacional, se han aplicado en forma estandarizada a los
    países latinoamericanos y han sido de obligatorio
    cumplimiento para la negociación de la deuda externa y los
    mismos se basan en el enfoque monetario de la balanza de pago,
    una de las herramientas
    del paradigma
    neoliberal. Este enfoque revela la intención de producir
    un cambio estructural cuyas consecuencias van más
    allá del ámbito económico, para afectar de
    manera profunda el cuerpo social de la nación, sin que
    dichas transformaciones se pongan de manifiesto abiertamente y
    ofrezcan la posibilidad de que las mismas sean discutidas
    democráticamente dando la oportunidad de decidir sobre la
    nueva reestructuración del poder.

    Comenta Castro (2000) como características de
    este modelo las siguientes:

    1. Considera como horizonte temporal el largo
      plazo.
    2. La sustitución perfecta entre bienes con
      precios relativos constantes.
    3. Los países están integrados a un
      sistema de mercado mundial eficiente, donde el rendimiento de
      los activos como el precio nominal de los bienes, se igualan a
      la ausencia de restricciones al comercio mundial.

    La política
    monetaria contraccionista era indicada para apresurar el
    proceso natural de ajuste, pero esta política acarreaba
    consecuencias significativamente cualitativas, porque el
    mecanismo corrector operaría automáticamente sin la
    intervención del Estado. En el Convenio firmado con el
    Fondo, Venezuela le cede su soberanía con respecto al uso
    discrecional de las operaciones de crédito
    interno como en las políticas aplicables para alcanzar
    otros objetivos. El mecanismo automático operaría
    en mercado de libre concurrencia, donde se excluyera la
    acción distorsionada del Estado.

    La política de apertura estaba orientada a
    descalificar tanto la intervención del Estado, como el
    origen de perturbaciones en la economía, sino
    también lógicamente, la política fiscal como
    mecanismo de ajuste. De donde, surge en énfasis en reducir
    al Estado a su mínima expresión como proveedor de
    seguridad, servicios administrativos restringidos al gobierno
    central y a ser el garante de la libertad de contrato.

    El modelo justificaba la apertura unilateral externa, en
    la cual se asume la integración de Venezuela al mercado
    mundial del país en un mecanismo de regulación
    automática, para lo cual estaba dispuesto a aceptar las
    reglas del proceso.

    La Carta de Intención es uno de los documentos
    más citados en Venezuela es la medida en que de él
    surge la política económica aplicable durante la
    época de crisis y el convenio firmado con el Fondo
    Monetario Internacional el 28 de febrero de 1989. En este
    documento se manifiesta la voluntad del Estado venezolano de
    someter su economía a políticas de ajuste como
    parte de las condiciones del organismo multilateral para hacer
    uso de la asistencia máxima, acceder a los tramos
    superiores de la cuota que corresponde al país, que
    éste otorga para lograr su mediación en el logro de
    acuerdos para la renegociación de la deuda
    externa.

    Según la doctrina el programa se proponía
    eliminar las restricciones de importaciones para los productos de
    fabricación nacional; de las exoneraciones de derechos de
    importación; la disminución de la protección
    arancelaria a una tasa máxima de no más del 80%, al
    tiempo que sería reducidos el número de tasas
    arancelarias de más de 100 a un número no mayor del
    8; de las cuotas de exportación, de los monopolios de
    importación concedidos a empresas públicas para sus
    bienes y en los venideros cuatro años las tasas
    arancelarias máximas serían disminuidas a no
    más del 20%.

    Como parte de la reforma el Gobierno venezolano
    manifestó en esa oportunidad su intención de formar
    parte del Convenio General sobre Aranceles y Comercio
    (GATT).

    El ajuste y las reformas comerciales y cambiarias,
    según el análisis de Castro (2000) devinieron en
    liberación de precios, con ciertas excepciones para que
    fuera el mismo mercado el que los determinara y el Estado dispuso
    el aumento de los precios del petróleo,
    los cuales fueron fuertemente subsidiados en otras épocas.
    Esto contrataba con la política salarial prudente que se
    traducía en la congelación de los salarios para los
    funcionarios públicos, después de los ajustes
    logrados por los trabajadores del sector privado.

    Con respecto a las empresas públicas, se dispuso
    un sistema de ajuste periódico
    de las tarifas de la mayoría de los servicios
    públicos y los precios en el mercado interno de la
    mayoría de los bienes producidos por estas empresas para
    la exportación.

    La liberación de las tasas de
    interés y las políticas monetarias restrictivas
    se inició el 17 de febrero de 1989, a excepción de
    los intereses aplicables al sector agrícola y a la
    adquisición de viviendas hasta cierto monto. Según
    el Gobierno estas políticas se requerían para
    mantener la estabilidad en el mercado cambiario y reducir las
    presiones inflacionarias. Estas políticas dieron lugar al
    aumento de tarifas, de bienes y servicios del sector
    público; al incremento de la recaudación fiscal, a
    la implementación de impuestos al consumo y al
    incremento de ingresos por la reforma arancelaria y los impuestos
    petroleros.

    En esa oportunidad se incluyó como parte del
    ajuste fiscal la privatización de empresas
    públicas, con el crecimiento proyectado de la base
    monetaria de 26% en 1989 y el mejoramiento programado de las
    reservas internacionales netas del Banco Central de Venezuela,
    estimadas en 400 millones de dólares, el aumento de los
    gastos internos
    netos de esta institución sería limitados a 4.300
    millones de bolívares durante 1989. resalta Castro (2000)
    "El sometimiento de la política de crédito
    interno del gobierno a metas cuantitativas, expresa el criterio
    monetarista del neoliberalismo contemporáneo, de poner
    límites precisos a la intervención del Estado en la
    economía"
    (p. 193).

    El programa de ajuste requería de un fuerte
    financiamiento
    que también aparecía regulado en la Carta de
    Intención suscrita entre Venezuela y el Fondo Monetario
    Internacional. Se esperaba que las dificultades económicas
    se superarían mediante nuevos préstamos
    provenientes de los organismos multilaterales y a través
    de acuerdos de financiamiento con la banca comercial
    internacional bajo la modalidad de nuevos préstamos,
    renegociación de la deuda vigente y otras opciones que
    permitiesen reducir la deuda comercial externa, como la recompra
    y conversión de deuda.

    El financiamiento era indispensable para que, en
    teoría,
    se lograran los objetivos económicos propuestos; Venezuela
    necesitaba recursos y el Fondo Monetario Internacional se
    comprometía a prestárselos, con la condición
    de que se revisaran las condiciones de pago de la deuda externa.
    La actuación del Fondo Monetario Internacional ha sido y
    será determinante en la recuperación de las
    economías internas de los Estados, aunque eso signifique
    la pérdida de su soberanía. Según Castro
    (2000) la implementación de los ajustes económicos
    que se realizaron para 1989 pueden sintetizarse de la siguiente
    manera:

    1. El ajuste de los precios relativos se indujo con la
      eliminación de los controles existentes sobre los
      precios significativos de los diferentes mercados (bienes,
      servicios, financieros, cambiarios).
    2. La política de apertura comercial como
      estrategia
      para el logro de cambios estructurales debía favorecer
      el cambio de los precios relativos y ser un mecanismo regulador
      en el control de la inflación.

    Con relación al ajuste fiscal y monetario, a
    finales del gobierno del Presidente de la República Jaime
    Lusinchi y como consecuencia de la acción de gobierno de
    hacer crecer la economía vía la expansión
    del gasto público, en momentos en que era cada vez
    más notable el deterioro del mercado petrolero, se produjo
    un déficit del sector público de 8,6% del PIB, lo cual
    permitió una expansión de la oferta
    monetaria y tuvo reflejo en el saldo de la cuenta de la balanza
    de pagos y reportó un déficit de 5.809 millones de
    dólares.

    La implementación del programa de ajuste se
    iniciaría con un proceso de severa contracción
    fiscal y monetaria. El enfoque monetarista del programa de
    estabilización, enfatizaba el control de la actividad
    fiscal y monetaria, prescribiendo la contracción de la
    demanda para corregir estos desequilibrios básicos de la
    economía.

    Contribuyeron al déficit fiscal el incremento de
    las exportaciones, la
    devaluación del tipo de cambio
    y los mayores ingresos de las empresas públicas no
    petroleras como resultado de la liberación de precios y
    tarifas.

    Según afirma Castro (2000) esto tuvo un efecto
    "schock" en la economía venezolana que se manifestó
    con al caída del PIB en 8.3% con un impulso inflacionario
    de 84.4%, cifra record en el comportamiento alcista de los
    precios desde 1979. De la misma manera se contraería el
    PIB del sector industrial en 14.4%, la Inversión Bruta
    Fija (IBF), total en un 25.5% y la Inversión Neta Total
    (INT) cayó en el 69%.

    Es de resaltar que la tasa de desempleo pasó de
    un 6.90% a 9.6%, mientras que la remuneración mensual real
    promedio por trabajador en el ámbito nacional paso de
    3.052 a 2.561 Bolívares diarios, que se agregarían
    a 10 años de caída del salario nominal y
    del incremento del desempleo.

    No obstante la importancia del equilibrio
    fiscal para alcanzar el resto de los equilibrios propuestos en
    1989 se produce una reforma tributaria. El gobierno del
    Presidente insistirá en las deficiencias de los gobiernos
    anteriores de sobrellevar la caída del ingreso petrolero
    con el llamado impuesto inflacionario, que no era más que
    el ingreso resultado de la devaluación del tipo de cambio
    que anteriormente estaba representado por las utilidades
    cambiarias.

    En esa oportunidad para lograr un pretendido equilibrio
    fiscal se recurrió al aumento de la tributación
    interna no petrolera y a la reducción del gasto
    público (bien del gasto corriente o de inversión).
    Con ocasión de la última reforma tributaria de 1989
    el gobierno descartó la opción del aumento de la
    tributación interna basada en principios
    progresivos de tributación y con respecto a la
    inversión pública se presentaron una serie de
    problemas en su ejecución que hicieron imposible su
    materialización.

    Las posibilidades de captar tributos se
    orientan con la creación de impuestos indirectos, como la
    implementación del Impuesto al Valor Agregado (IVA), vigente
    hasta el segundo semestre de 1993 y el aumento de la
    gasolina.

    El tránsito hacia el virtual equilibrio fiscal
    logrado en 1990 y 1992 con un déficit de 0.2% y 0.7% se
    atribuiría más a los aumentos del precio del
    petróleo por el conflicto del
    Golfo Pérsico, que a una política austera de gasto
    compatible con el programa de estabilización. A estos
    resultados contribuirían los recursos de la
    privatización que ingresaron a partir de 1990 y sobre todo
    a partir de 1991 con la privatización de CANTV y
    VIASA.

    La expansión de la economía estuvo
    impulsada por recursos extraordinarios provenientes de aumentos
    circunstanciales de los precios en el mercado petrolero y de las
    privatizaciones.

    Para 1992 disminuyen los ingresos al volver a la
    normalidad el mercado petrolero y al concluir el proceso de
    privatización. El déficit en ese año se
    volvió a presentar en un 5.7% del PIB en términos
    reales y una caída en un 2.9% en 1993, acompañado
    de una contracción en la liquidez monetaria real del 20% y
    31.9 % en términos reales, lo que conduciría a la
    economía nuevamente a un estancamiento, con un –0.4%
    del PIB en términos reales y una caída del PIB real
    no petrolero de 1.6%.

    Vale la pena resaltar que pese a la expansión de
    la economía de los años 90 al 92 y el aumento del
    nivel de empleo, los
    salarios reales promedio siguieron disminuyendo. En esa
    oportunidad se redujo la tasa de crecimiento de la liquidez para
    acelerar el ajuste fiscal, disminuir la inflación y lograr
    un equilibrio en la balanza de pagos,
    que con la liberación del mercado financiero
    permitiría corregir los desequilibrios que se presentaron
    en ese mercado como resultado de la política de
    represión financiera de la última etapa del
    gobierno de Lusinchi, no podía resultar algo distinto que
    una elevación significativa de la tasa de interés
    nominal y en la tasa de
    interés real, sobre todo por la exigencia del programa
    de estabilización de mantener tasas de interés
    positivas a la inflación, con lo cual se dio inicio al
    incremento de tasas de interés que se fue agudizando
    durante todos los años de este período.

    La política de liberación de tasas de
    interés para estimular la competencia de la banca tuvo dos
    momentos importantes después de la liberación de
    1989. En primer lugar se habla de la decisión del
    Directorio del Banco Central de Venezuela en los primeros meses
    de 1993 de fijar el límite superior de la banda de tasas
    de interés activas a un nivel determinado por la
    adición de 20 puntos porcentuales al rendimiento promedio
    de los bonos cero
    cupón de la última subasta semanal, lo cual fue
    modificado para el mes de mayo, donde se fijaba como referencia
    el rendimiento más bajo registrado por los bonos cero
    cupón.

    Esa política trajo como consecuencia una
    parálisis progresiva del sector industrial, porque el
    efecto de la elevación de las tasas de interés
    condujo a la mayoría de las empresas a reflejar en sus
    balances mayores niveles de endeudamiento, por la
    aplicación de tasas de interés flexibles a sus
    préstamos vigentes.

    Afirma Castro (2000): "Sin duda que esto fue
    absolutamente perjudicial en el caso de la pequeña y
    mediana industria, que mostró niveles de
    sobreendeudamiento… que magnificó las dificultades para
    proveerse de capital de
    trabajo, que permitiera mantener los niveles de su
    actividad"
    (p. 203).Como se puede interpretar de la
    opinión de Castro, los efectos de la liberación de
    las tasas de interés en esa oportunidad afectaron
    grandemente a los sectores industriales más desprotegidos,
    como lo eran la pequeña y la mediana industria.

    La política monetaria acentuaría la
    política de los Bonos Cero Cupón, como mecanismo
    para solventar la liquidez. Dicho mecanismo se convertiría
    en un virtual subsidio al sector bancario que concentró su
    mayor actividad en la compra de estos instrumentos con la
    garantía de altos niveles de rentabilidad
    en el corto plazo. Esto era inevitable porque la
    contracción de la actividad privada disminuía el
    campo de negocios de la banca, con lo que fue
    concentrándose cada vez más en su función de
    intermediación financiera como antesala al colapso del
    sistema
    financiero. Al respecto dice Castro (2000): "Esta
    política monetaria lo que en realidad creó fue un
    círculo perverso entre la tasa de interés elevada y
    la estabilidad del mercado cambiario" (p. 204).

    En la medida en que no se recuperaba la confianza en la
    economía y en la política económica
    implementada, la tasa de interés se convirtió en el
    único mecanismo para estabilizar la tasa de cambio. La
    tasa de interés real positiva remuneraba los capitales sin
    invertir los colocados en la banca a una tasa superior a la que
    se pagaba en el mercado mundial, política que controlaba
    la fuga de capitales.

    También se fomentó un proceso de
    especulación financiera en el supuesto de la competencia
    bancaria que terminaría profundizando el deterioro de toda
    la economía. Con este proceso se fortaleció la
    dolarización de la economía. Muchas
    transacciones se harían en dólares, como por
    ejemplo las del mercado inmobiliario, así como
    también se produciría en los sectores de altos
    ingresos económicos una dolarización de los
    salarios.

    La persistencia de la dolarización de la
    economía constituía una grave perturbación
    política al Estado venezolano que se exteriorizan en el
    deterioro institucional, la pérdida de la soberanía
    y de la identidad
    nacional propia que se produce a través de la moneda
    nacional y que es uno de los efectos negativos del proceso de
    globalización.

    Las responsabilidades que se le atribuyeron a la
    política monetaria desbordaron sus posibilidades dado que
    no podía contribuir al ajuste fiscal cuando el mismo se
    comportaba de una manera expansiva al tiempo que contribuir a
    controlar los niveles de inflación y lograr la estabilidad
    del mercado cambiario, en este último caso por el
    régimen de flotación dirigida que se adoptó
    en 1989 y por la forma en que se utilizaron los recursos de la
    devaluación y los recursos extraordinarios provenientes de
    los mayores ingresos petroleros de 1990 y 1991.

    La consecuencia real de la política monetaria de
    este período fue favorecer el auge de la
    especulación financiera, que produjo un fuerte
    desestímulo en la actividad económica real y se
    disminuyeran las posibilidades de lograr los objetivos buscados
    por el programa de estabilización.

    El planteamiento del ajuste fiscal y monetario conforme
    a las pautas del programa de estabilización del Fondo
    Monetario Internacional, era absolutamente injustificado pues no
    se correspondía con el comportamiento de la
    economía venezolana desde que comenzara la inestabilidad
    en el mercado petrolero a finales de los años setenta. Los
    problemas del déficit fiscal y de balanza de pagos que se
    enfrentaron desde finales de la década de los 70 no
    responden a los problemas planteados por el monetarismo,
    porque como se puede concluir del análisis realizado se
    debe al carácter monoproductor de nuestro país que
    no le dio la importancia que merecía el proceso de
    industrialización iniciado con la política de
    sustitución de importaciones.

    Se debe señalar que nuestro país a
    diferencia de América
    Latina en su comportamiento durante el período de auge
    del modelo sustitutivo no presentó problemas en la balanza
    de pago y la industrialización sustitutiva
    transcurrió con recursos relativamente suficientes en
    dólares, pero los problemas en la balanza de pago se
    iniciaron realmente en 1978 con el fracaso del sistema de
    sustitución de importaciones y la caída del mercado
    petrolero, siendo resueltos con el financiamiento proveniente del
    endeudamiento externo.

    Esta situación se hacía cada vez
    más grave porque el debilitamiento del ingreso fiscal
    petrolero no dio como resultado un aumento de la
    tributación interna, sino que se financiaba con utilidades
    cambiarias y devaluación, lo cual condicionaba el impulso
    inflacionario.

    Se debe señalar que el problema inflacionario
    tampoco se encuentra vinculado con el diagnóstico monetarista, porque el
    fenómeno ha persistido en un ambiente de reducción
    del gasto público, control de la liquidez monetaria real y
    equilibrio fiscal. Según los comentarios de Castro (2000),
    la inflación en la historia económica venezolana se
    ha encontrado vinculada a la devaluación de la moneda
    más que al aumento del nivel general de
    precios.

    La inflación guarda más relación
    con la incertidumbre acerca de la forma de financiamiento del
    déficit fiscal, la devaluación y las expectativas
    negativas que induce el proceso de devaluación del tipo de
    cambio. La crisis venezolana presentaba un nivel complejo de
    agotamiento del modelo sustitutivo que funcionaba en el primer
    gobierno del Presidente Carlos Andrés Pérez, que ha
    sido la esencia de la crisis, "…que se agravará por
    el desplome del mercado petrolero y por la orientación
    equivocada y errática de la política
    económica desde 1979"
    (Castro, 2000, p.
    209).

    De allí que no había duda en que era
    necesario producir cambios drásticos en el comportamiento
    de la economía, pero desde una perspectiva realista que
    tomara en cuenta lo que realmente eran las condiciones
    coyunturales y estructurales de la conformación social,
    económica, política y cultural de
    Venezuela.

    El problema realmente grave en Venezuela era que la
    política económica en vez de ser parte de la
    solución de problemas había pasado a ser más
    allá de la coyuntura parte del problema, por la
    visión superflua con la que había sido
    implementada, fuera de todo contexto histórico
    institucional, porque el contexto de ajuste respondía a
    intereses nacionales y trasnacionales tendentes a producir la
    incorporación de nuestro país al mercado mundial
    bajo control de las empresas multinacionales.

    El programa de estabilización aplicado en la
    década de los noventa, se propuso devolver al mercado su
    función reguladora de la actividad económica por la
    vía de restablecer los precios como las únicas
    señales
    apropiadas para que la sociedad determine sus niveles de
    producción y consumo y la forma óptima de
    producirlos. En 1989 se llega a un mercado de bienes y servicios
    fuertemente intervenido por los diversos mecanismos
    administrativos y los desequilibrios generados se aplica la
    política de liberación de precios para restablecer
    los mecanismos de mercado.

    La liberación de precios de bienes y servicios,
    junto con el ajuste de precios y de tarifas de las empresas no
    petroleras del sector público, se expresa inmediatamente
    en un incremento inflacionario de precios que llegó al
    84.4% en el primer año. Este resultado se produjo porque,
    finalizado un período de inflación reprimida, la
    liberación de los precios de manera rápida obligaba
    a los empresarios a que revisaran sus decisiones sobre sus
    niveles de producción y los precios.

    Con estas condiciones de fuertes expectativas y de
    amplia incertidumbre a las cuales contribuía
    también la liberación de los precios en otros
    mercados importantes como el financiero y cambiario y los precios
    del sector público, las empresas terminaron aumentando los
    precios por encima de la inflación estimada para cubrirse
    de pérdidas por subestimación de la
    inflación.

    Con la liberación de precios el mercado no se
    ajusta de manera inmediata, sino que se producen efectos
    escalonados de ajustes (a excepción de los salarios), de
    todos los precios significativos, que provocó nivelaciones
    proporcionales tratando de mantener la estructura de los costos
    anteriores.

    De manera tal que un aumento en la tasa de cambio, la
    tasa interés, las tarifas y precios del sector
    público, conducen a alzas en los insumos nacionales e
    importados y al costo del capital
    de trabajo, que provocan en las empresas cambios en formas de
    aumentos de precios en función de un recargo porcentual
    sobre sus costos variables, con
    lo cual las rondas de ajustes se prolongaban como resultado de
    los sucesivos ajustes de los precios claves, lo que
    influía sobre los costos de
    producción de las empresas.

    Lamentablemente el programa de ajuste no tomaría
    en consideración la conformación histórica
    del mercado en Venezuela y ello produciría una marcada
    oligopolización; con lo cual las empresas no se comportan
    como unidades que participarían de un juego de
    mercado perfecto, sino como oligopolios que trataban de mantener
    sus niveles de ganancia trasladando cualquier aumento en sus
    costos variables a sus precios de una manera más o menos
    predecible.

    Este proceso de aumento de precios se produjo en
    momentos en que se reprimían los salarios nominales y se
    contraía el ritmo de expansión del dinero, como
    parte del programa de estabilización centrado en la
    contracción de demanda, con lo que se producía una
    reducción significativa de sus niveles, que hacía
    que el alza de los precios disminuyera el poder adquisitivo de
    los salarios reales mermándose la capacidad de demanda de
    la población. El abatimiento de la demanda aumenta los
    niveles de subutilización de la capacidad de
    fábrica y aparece un exceso de oferta de bienes, el cual
    se transmite al mercado de trabajo en la reducción de la
    mano de obra.

    Se genera de esta manera un aumento en el desempleo que
    afecta los niveles de ingreso, lo que afectaba aún
    más los niveles de demanda y se profundizaba el
    estancamiento de la economía. El descenso de la demanda
    debería inducir a la larga a una disminución de la
    tasa de aumento de los precios, pero la rapidez con que esto
    suceda dependerá de varios factores, entre los más
    importantes figuraba la rigidez institucional, que en nuestro
    caso se vinculaba fundamentalmente con la estructura
    oligopólica de los mercados, con lo que en situaciones de
    condiciones iniciales, siempre cambiantes por las sucesivas olas
    de acomodo en los precios significativos y por la incertidumbre
    en el proceso mismo de ajuste, retrasaban las posibilidades de la
    estabilización. En esto es importante señalar que
    los acontecimientos de los estallidos violentos del 27 y 28 de
    febrero de 1989, desencadenaron un clima de inquietud que se
    agravaría hasta determinar la salida institucional del
    Presidente Pérez. El programa de estabilización no
    contó con un apoyo político real y los empresarios
    se limitaron a observar los acontecimientos sin involucrarse
    activamente en él.

    La situación económica para 1989 se
    mostraba realmente confusa como consecuencia de la corrupción
    surgida en la Oficina de
    Cambios (RECADI), y por las continuas devaluaciones de la moneda
    venezolana en el mercado libre que obligaron al gobierno de
    Lusinchi a realizar depreciaciones severas en el mercado
    controlado con el propósito de contrarrestar las fugas de
    capitales y financiar el gasto fiscal.

    Señala Castro (2000:215) que uno de los efectos
    fundamentales de la política de unificación
    cambiaria y de la maxidevaluación era que el mejoramiento
    de los precios relativos a los bienes transables frente a los no
    transables internacionalmente produciría un desplazamiento
    de recursos exportadores, lo cual contribuiría a aliviar
    las presiones sobre la balanza de pagos.

    En la promoción de las exportaciones no
    tradicionales, a partir de la devaluación, pasan
    inadvertidos algunos defectos importantes que se producen en
    paralelo con la modificación de los precios relativos
    atribuibles a la devaluación o variaciones externas en el
    precio de los bienes importados.

    El proceso inflacionario en Venezuela tuvo efectos
    depresivos sobre los salarios reales y la posición que
    ocupaban en el ingreso nacional. La distribución del
    ingreso se vería afectada a favor de los empresarios y del
    gobierno, por la vía de una mayor recaudación por
    ingresos cambiarios.

    En el caso venezolano la inversión privada y
    pública se reducía y el gobierno utilizaba los
    recursos derivados de la mejora de la balanza de pago para la
    amortización de la deuda externa, la
    economía se reestructuraba mediante la disminución
    de los ingresos y el efecto de la devaluación sería
    más contractivo de lo que se esperaba, rompiéndose
    así los objetivos del programa de estabilización
    donde la devaluación pretendía compensar los
    efectos restrictivos de la constricción fiscal y
    monetaria.

    La política de liberación comercial se
    propuso actuar en el mismo sentido de logro de cambios en la
    orientación del comercio exterior
    junto con la política de unificación y
    devaluación del tipo de cambio. El programa de
    estabilización se convertía en el motor del proceso
    de apertura y de integración al mercado internacional de
    la economía venezolana.

    Nuestra economía durante la vigencia del modelo
    sustitutivo a semejanza de América Latina, siguió
    políticas proteccionistas en materia arancelaria y
    para-arancelaria para el sector industrial interno con lo que la
    implementación de políticas restrictivas como las
    altas tarifas arancelarias, licencias de importación,
    contingentes o cupos de importación y prohibiciones de
    importación, cuyo objetivo era ofrecerle a los empresarios
    nacionales un ambiente protegido para sus inversiones. La
    utilización discrecional de esas orientaciones de
    política comercial trajo como resultado una estructura de
    protección comercial sumamente irracional que no
    contribuiría al crecimiento industrial que se tomaba como
    variable clave la productividad,
    con lo cual se obviaba una variable estratégica como lo
    era favorecer y promover una política exportadora en el
    aparato industrial venezolano.

    La política de ajuste se realiza en una reforma
    de la política comercial que perseguía una apertura
    de la economía a la competencia internacional para
    provocar un mejoramiento en la productividad y la competitividad
    de la industria nacional, favorecer las exportaciones y ajustar
    la economía venezolana a las condiciones del mercado
    mundial.

    Los lineamientos generales de la reforma comercial
    fueron establecidos en el Decreto N° 240 de la Presidencia de
    la República, donde se dictan las normas para la
    política comercial de Venezuela. En esta oportunidad se
    fijaba el arancel máximo de 80% con siete niveles de
    impuestos arancelarios para 1989 y un sistema gradual de
    reducción de aranceles. En 1990, se llevó la tarifa
    a un máximo de 50% y se establecieron cinco niveles de
    impuestos arancelarios según el grado de
    elaboración de los productos.

    Progresivamente se fueron eliminando las restricciones
    no arancelarias, las exoneraciones de impuestos para la
    importación de productos, salvo para la importaciones de
    bienes de la cesta básica, para lo cual se implementaron
    mecanismos como el "Draw Back" (procedimiento que
    consistía en la devolución total o parcial de los
    impuestos de importación que hubieran sido pagados por
    insumos incorporados en la producción de un bien objeto de
    exportación), con el propósito de incentivar las
    importaciones no tradicionales y la eliminación del bono
    de exportación.

    La desprotección arancelaria y no arancelaria fue
    la política del plan que se
    ejecutó con mayor diligencia y rapidez. Las reformas
    arancelarias se implementaron en el ámbito de las reformas
    ortodoxas, con la finalidad de que cuando hubiera avanzado
    suficientemente en este proceso, los sectores de la
    economía interna que producen bienes comerciables
    internacionalmente deberían regular los precios en
    función de sus similares importados. La tasa de
    variación de los precios internos debería quedar
    supeditada a la trayectoria de la inflación internacional,
    por lo menos en aquella parte de la economía que se
    encontraba sometida a la competencia externa.

    El problema que se presentaba era que la baja de los
    precios en los productos importados, que podían influir en
    los precios de los productos internos no dependía
    sólo de la reducción arancelaria sino del tipo de
    cambio, que en el país estuvo siempre en ascenso
    fortaleciendo expectativas inflacionarias y el grado de
    oligopolización de los mercados y de la importación
    de los sectores importadores en el control de los mercados, que
    en Venezuela han sido tradicionalmente importantes.

    En la medida en que se aceleraba la reforma comercial se
    afectaba el ritmo de crecimiento de las importaciones. Sin
    embargo, la política de liberación comercial, en su
    objetivo de reestructurar el aparato industrial para favorecer a
    los sectores exportadores frente a los sectores no exportadores
    de la producción nacional, reportó resultados
    negativos.

    La política de estabilización
    suponía la exclusiva intervención del Estado la que
    ha venido ocasionado el sesgo anti-exportador del aparato
    industrial, ignorando las evidencias
    históricas acerca del proceso de formación del
    sector y de la magnitud de sus relaciones con el aparato del
    Estado. Por la vía del gasto fiscal, se produce una
    expansión económica a costa de una
    recomposición del gasto total a favor del Estado y en
    contra del sector privado y el efecto de expulsión
    conocido como "cowding out" de inversión a través
    de la expansión del gasto fiscal, cuando el aumento del
    gasto público causa la disminución del nivel de
    inversión de las empresas.

    Los especialistas no han fijado existido posición
    con respecto a los principios o políticas tendientes a
    limitar el desarrollo del aparato industrial privado, pues lo que
    se ha pretendido fortalecer es al auge de la industria
    petrolera.

    La política de liberación comercial
    produjo un claro efecto desindustrializador, como resultado de la
    desprotección súbita del mercado interno frente al
    mercado internacional. La pretensión de producir en un
    largo plazo un cambio en la estructura del comercio exterior, se
    trató de fomentar con instrumentos como la política
    de confianza puesto en el diseño
    de política para modificar situaciones estructurales en la
    economía venezolana.

    Las exportaciones fueron en objetivo fundamental de la
    política de ajuste, empezando por los efectos positivos en
    la diversificación de fuentes de divisas hasta
    culminar los efectos positivos de largo plazo y sus efectos
    estructurales en la economía en el logro de la
    consolidación de un sector exportador alterno al sector
    petrolero y con significación creciente.

    Sin embargo, a pesar del consenso de la población
    con algunos objetivos del programa de ajuste el problema que se
    presentaba era que la política y los instrumentos que la
    hacían efectiva carecían de realismo para
    la consecución de los mismos. El aumento de las
    exportaciones no tradicionales no pudo atribuirse a la
    política económica de estabilización sino
    como reacción a la contracción de la demanda en el
    mercado interno y la orientación de la producción
    hacia el mercado exterior.

    Castro (2000: 236) afirma que el proceso de ajuste
    impuesto en los inicios de la década de los noventa dio
    lugar a una serie de desequilibrios sociales que harían
    cada vez más evidente en la división social latente
    en el proceso de inestabilidad política que enfrentaba
    Venezuela. Los desequilibrios sociales presentes en la sociedad
    venezolana son el resultado combinado de la crisis
    económica, del manejo inadecuado de la política
    económica y el agotamiento del modelo sustitutivo, sin
    duda que esta crisis se ha traducido en una progresiva debilidad
    en el aparato estatal y ha disminuido su capacidad de dirigir el
    proceso social en su totalidad.

    La inflación y el desempleo imperantes han
    liderizado un proceso de deterioro social manifestado en
    alteraciones de la distribución de ingreso que afectaba en
    forma negativa a los sectores asalariados del país, y de
    igual manera ha condicionado el creciente proceso de
    empobrecimiento de las mayorías del
    país.

    Lamentablemente la crisis venezolana era cada vez
    más indetenible al extremo de que cerca de un 40% de la
    población ocupada en el sector informal de la
    economía, se ocupaba en actividades de autoempleo de
    baja productividad y bajo ingreso.

    La pobreza en este
    período se nos presenta de una manera peculiar porque
    mayoritariamente afectaba los sectores urbanos que
    tradicionalmente habían estado resguardados y protegidos
    por el Estado como lo fueron las clases medias. Ninguno de los
    gobiernos supo aportar soluciones
    parciales ni globales a los problemas que afrontaba una sociedad
    sorprendida por la rapidez con la que se deterioraba su nivel de
    vida.

    El gobierno del Presidente concluyó con su salida
    institucional, que se convertía en la única forma
    que había que controlar la crisis política,
    económica y social de la época. El gobierno
    transitorio de Ramón
    José Velásquez no aportó los grandes cambios
    que se manifestarían posteriormente con el Dr. Rafael
    Caldera.

    Para el año 1993, el gobierno de Caldera se
    iniciaba con una política económica marcadamente
    diferenciada del paquete económico del ex presidente
    Carlos Andrés Pérez. Moreno (2000) afirma sobre los
    aspectos fundamentales de esta política: "… esta
    política se caracterizó por ejecutarla libre del
    establecimiento de acuerdos con los organismos multilaterales de
    financiamiento, establecer el control de precios en determinados
    bienes y productos, el control de cambio en la compra del
    dólar y mantener el precio de la gasolina" (p. 79).
    El
    presidente Caldera trataría de rescatar a nuestro
    país de las imposiciones de los organismos multilaterales
    con relación al manejo de los factores económicos
    internos, pero realmente esto era casi imposible.

    El 15 de abril de 1996 el Presidente de la
    República se dirige al país y anuncia la
    ejecución de un programa de ajuste estructural de mutuo
    acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que recibió
    el nombre de Agenda Venezuela. El mismo era una Carta de
    Intención cuya firma definitiva sería hecha una vez
    que este organismo internacional le diera evaluación
    favorable.

    La Agenda comprendía medidas de orden
    económico y social. Las primeras de carácter
    coyuntural dirigidas a liberar la economía y someterla al
    mercado y aumentar el precio de la gasolina. Las segundas a
    compensar los efectos que produciría en la
    población la aplicación del nuevo instrumento
    económico.

    Moreno (2000:81) comenta que las medidas
    económicas adoptadas por el Presidente Rafael Caldera en
    los términos siguientes:

    1. El aumento en el precio de la gasolina.
    2. La creación del impuesto al consumo
      suntuario.
    3. El control del déficit fiscal, limitando las
      remuneraciones en el sector laboral.
    4. La estabilidad del régimen cambiario,
      liberando el precio del dólar de acuerdo al
      mercado.
    5. El aumento de las tasas de interés, por encima
      de la tasa de inflación.
    6. Mantener el subsidio del transporte
      público y el precio preferencial del pasaje
      estudiantil.
    7. Aumentar la beca alimentaria y reestructurarla en
      forma de subsidio familiar.
    8. Aumentar al doble las pensiones para los jubilados
      del Seguro
      Social.
    9. Crear programas de impulso a la Economía
      Solidaria.
    10. Instrumentar el programa de medicamentos y farmacias
      populares.

    Este programa recibió el apoyo mayoritario de la
    Iglesia, del
    poder económico y de los medios de
    comunicación. La reacción de la
    población sobre la aplicación de esta
    política fue distinta de la asumida en el año 1989
    cuando el Gobierno de Carlos Andrés Pérez
    inició su paquete económico, lo que provocó
    una situación de permanentes protestas, violencia e
    inestabilidad institucional en el país. Llama la
    atención que la Agenda Venezuela contó con la
    aceptación tácita de la población y un
    consenso político e institucional
    significativo.

    En este contexto histórico, surge el programa
    macroeconómico que recibe la denominación de
    "Agenda Venezuela", el Estado se proponía solventar
    la persistencia de los desequilibrios macroeconómicos a
    través del ajuste fiscal. En este sentido, algunos de los
    principales factores que determinarían la reducción
    necesaria del déficit serían:

    a. La clase de desequilibrio:

    Si el desequilibrio macroeconómico es causado por
    un cuantioso y preocupante déficit fiscal, es necesario
    reducirlo o eliminarlo. En esa oportunidad se consideraba como
    apremiante la necesidad de reducir el déficit, cuanto
    más graves sean los problemas macroeconómicos y
    menor debe ser el margen de maniobra para financiarlo.

    b. El déficit externo:

    Para determinar la relación entre el ajuste
    fiscal y el logro de una meta en la cuenta corriente, es
    necesario entender de qué forma afecta la política
    fiscal al ahorro y a la inversión del sector privado.
    Esto al mismo tiempo, depende de la combinación de medidas
    fiscales adoptadas y de la orientación que tengan las
    demás medidas macroeconómicas.

    La Agenda Venezuela se inició con la esperanza de
    lograr la estabilización fiscal y la promoción de
    la privatización en los sectores de la industria
    básica y fortalecimiento del sistema bancario,
    además de llevar a cabo varias reformas
    estructurales.

    En esa oportunidad, con la aplicación de la
    "Agenda Venezuela"se vislumbraban las siguientes
    ventajas:

    1. El fortalecimiento de las negociaciones con
      organismos multilaterales.
    2. Contemplaba una serie de medidas públicas que
      abarcaban diversos aspectos como el fiscal, monetario,
      cambiario y de servicios públicos.
    3. Se profundizaría la reforma tributaria y
      aumentaron las reservas internacionales.
    4. Disminución de los niveles
      inflacionarios.
    5. Apoyo de la población venezolana, en especial
      del sector empresarial.
    6. Se superaría la crisis bancaria de 1994 con la
      privatización de los bancos
      intervenidos.
    7. Incremento de los ingresos no petroleros y de las
      reservas petroleras.
    8. Promoción de un marco favorable de
      inversión.
    9. Articulación de dos conjuntos de
      políticas públicas: el programa de
      estabilización macroeconómica y un programa de
      reestructuración productiva. Todo esto con el apoyo de
      organismos multilaterales y del sector privado.
    10. Disminución de la evasión fiscal, alza
      de la cotización de los bonos de la deuda
      pública venezolana, recuperación y
      fortalecimiento del sistema financiero.
    11. Acuerdo de los sectores empresarial, sindicatos y
      gobiernos.

    Contreras, en una entrevista
    realizada por Heras (1996) para el diario de circulación
    nacional "El Nacional", comentaba que el aspecto fiscal ocupaba
    un lugar preponderante dentro de las estrategias de la
    Agenda Venezuela por lo que la reducción programada
    y progresiva del déficit fiscal a partir de 1996 se
    realizaría a través de algunas medidas como la
    reducción de la evasión fiscal, la
    ampliación de la tributación, la reducción
    de los subsidios indirectos, la aplicación de la Ley de
    Remisión Tributaria, así como la
    continuación del programa de privatizaciones y ajuste en
    el precio de los combustibles.

    Pero además de la reducción del gasto
    corriente se proponía intensificar la
    descentralización, crear un Fondo de
    Reestructuración y Disminución de la Deuda
    Pública, Plan Trienal de Inversiones Públicas, y en
    cuanto al financiamiento, la reestructuración concertada
    de la deuda interna y de la deuda bilateral y mercados
    voluntarios de crédito interno y externo.

    Los resultados obtenidos transcurridos en el campo
    económico luego de dos años de aplicación no
    permitieron alcanzar los objetivos inicialmente propuestos,
    puesto que factores fundamentales para la estabilización
    económica antes de reducir su ritmo de crecimiento como la
    inflación, el gasto público y el precio del
    dólar seguían incrementándose.

    El crecimiento de la inflación alcanzó
    para el año 1996 un nuevo récord histórico
    al terminar un índice acumulado del 103%. Antes que la
    política económica implementada por el gobierno
    comenzara a mostrar sus resultados negativos, ya a finales de
    1995 se había creado una matriz de
    opinión a favor de provocar un cambio en su
    orientación.

    Este sentimiento adquirió mayor
    manifestación cuando el Presidente Caldera en el Mensaje
    del Congreso de la República el 2 de febrero de 1996 no
    manifestó ningún cambio de esa política,
    razón por la cual la población venezolana tuvo una
    reacción de incredibilidad ante las propuestas contenidas
    en el mensaje para solucionar a corto plazo los problemas
    económicos que la afectaban.

    Las exigencias de cambio en la orientación
    económica respondían a factores que varían
    de acuerdo a los intereses de los sectores que manifestaban su
    opinión, pero en todo caso existió un consenso
    generalizado para diseñar una política que atacara
    directamente a la inflación, el déficit fiscal y el
    deterioro del valor de la moneda nacional.

    Con respecto a los niveles de inflación a pesar
    de que se experimentó su descenso hasta alcanzar el 3% en
    el mes de diciembre de 1996, para el año 1997 la
    inflación seguía manteniendo un mínimo ritmo
    de crecimiento. Las cifras acumuladas de inflación
    alcanzaron en el lapso enero-julio de ese año el 17.8%,
    contrataban con el 62.3% del período anterior.

    Con respecto a la estabilización del
    bolívar y el precio del dólar, las metas se
    expusieron en términos que el Banco Central de Venezuela
    soportaría la presión del mercado de divisas al
    haberse eliminado el control de cambio. El valor establecido
    inicialmente de Bs. 470 por dólar y los resultados
    obtenidos a fin de año alrededor de esa cantidad crearon
    las condiciones para que el bolívar se estabilizara y se
    rompiera la tendencia devaluacionista. En líneas
    generales, el precio del dólar se mantuvo con leves
    oscilaciones.

    Otro de los aspectos en el orden macroeconómico
    alcanzado con la aplicación de la Agenda Venezuela,
    se refiere al déficit fiscal y las reservas
    internacionales. Con respecto al déficit fiscal, se
    observa una reducción producto de la disciplina
    impuesta, así como del incremento de los precios del
    petróleo con lo cual la Tesorería Nacional
    terminó el año 1996 con un saldo
    favorable.

    En cuanto a las reservas internacionales de la
    nación, los resultados muestran un sostenido y progresivo
    aumento en el volumen de la
    divisa norteamericana pasando de 10 mil millones de
    dólares a 16.540 millones de dólares. Sin embargo,
    a pesar de estos resultados es preciso colocar un conjunto de
    factores de orden político, social y económico
    indicativos del carácter contradictorio, contrapuesto y
    parcial del proceso lo cual demostraba que Venezuela
    todavía estaba muy lejos de alcanzar la estabilidad.
    Moreno (2000: 86-90), consideraba como factores que
    obstaculizaban el desarrollo del proceso los
    siguientes:

    1. El primero de ellos es el carácter
      contrapuesto de los intereses y las políticas
      económicas que se exponen y se desean ejecutar en el
      país. Los sectores económicos, privados
      nacionales e internacionales vinculados a los procesos de
      globalización y trasnacionalización de la
      economía venezolana sólo estaban interesados en
      la apropiación por vía de privatización de
      las empresas y los recursos más importantes que posee la
      Nación, como son la industria del petróleo, el
      gas, la
      petroquímica y la minería.
    2. El progresivo y profundo empobrecimiento
      económico y social de la población venezolana
      durante 20 años, con el aumento de la tasa de desempleo,
      el crecimiento de la economía informal, el deterioro de
      los servicios públicos, el estancamiento y la
      pérdida del poder adquisitivo de los
      salarios.
    3. La estructura partidista, el Poder Judicial
      y el Sistema Electoral, junto al Poder
      Legislativo representado por el Congreso Nacional, las
      Asambleas Legislativas y los Consejos Municipales,
      carecían de suficiente credibilidad ante la
      población y por lo tanto las bases de legitimación social estaban gravemente
      deterioradas.
    4. La existencia de un sistema de partidos alejado de
      las necesidades y aspiraciones de la mayoría de la
      población venezolana, concentrada en una lucha para
      usufructuar el poder.
    5. Los resultados obtenidos en el orden
      macroeconómico por la aplicación de la Agenda
      Venezuela
      , han sido una vía para consolidar de
      manera relativa la credibilidad y gobernabilidad del Presidente
      de la República, Dr. Rafael Caldera, persistiendo en
      contraste factores políticos y económicos que
      mantienen a la población en un estado de
      confrontación y conflictividad.

    En el panorama venezolano se observaron como desventajas
    de la aplicación de este programa de ajuste las
    siguientes:

    1. Se consideró que la lucha contra la
      inflación no había sido suficiente a pesar de la
      subida de los impuestos al 16.5% y al aumento de casi diez
      veces el precio de la gasolina.
    2. Los avances en el plano macroeconómico no
      compensan el aspecto microeconómico. La capacidad ociosa
      del aparato productivo ha incrementado las quiebras de las
      empresas y la improductividad.
    3. Incremento de la burocracia en
      la Administración Pública en el
      SENIAT.
    4. Aumento del desempleo y el cierre de importantes
      empresas.
    5. A pesar del superávit registrado las
      operaciones de crédito público siguieron
      incrementando.
    6. Falta de un sistema integral de seguridad
      social.
    7. Incremento de la cesta básica y de los
      servicios públicos.

    La Agenda Venezuela, al igual que todos los
    programas de ajustes estructurales adelantados por los organismos
    multilaterales de financiamiento, se concentraba en medidas
    estrictamente de orden económico y su aplicación
    condujo a graves desequilibrios sociales para la
    población. Estas repercusiones fueron inmediatas, y se
    mantuvieron a corto y largo plazo, profundizándose de tal
    forma que toda acción gubernamental para superarlas,
    disminuirlas o erradicarlas era prácticamente
    imposible.

    El incremento de la pobreza, de la
    miseria, el estancamiento y deterioro del poder adquisitivo de
    los salarios, el incremento de la economía informal, el
    deterioro de los servicios públicos por la
    reducción de las inversiones en este sector por parte del
    Estado, el incremento en el déficits de las viviendas, el
    deterioro de las condiciones de salud de la población,
    etc., son entre otras las consecuencias más importantes
    que afectaron a la gran mayoría de la
    población.

    Con la aplicación de la Agenda Venezuela se
    impusieron a nuestro país condiciones leoninas con
    respecto al pago de la deuda externa, lo que requería que
    se destinara más del 40% del presupuesto
    ordinario a su cancelación.

    Se puede concluir, que la situación
    económica venezolana durante este periodo fue
    difícil y es así como durante los años
    1998-2000, se plantea la paradoja de un país con altos
    ingresos económicos sumido en la pobreza: "Cómo
    puede s%r un país tan rico y tan pobre a la vez" (Viciano
    y Martínez, citando a Fabre, 2001, p. 38).
    Resultaba
    incomprensible para los venezolanos que siendo nuestro
    país uno de los productores de petróleo más
    importantes del mundo viviéramos en semejante
    situación de pobreza. La posición de la sociedad y
    de los poderes públicos frente a la industria petrolera,
    en sus orígenes debió promover la
    industrialización y el avance en el desarrollo del
    país. Indudablemente que los responsables de esta
    situación fueron los actores políticos de las
    diferentes épocas históricas, a los cuales
    sólo interesaba satisfacer sus intereses
    personales.

    La modernización del país tuvo marchas
    forzadas, la política del Estado facilitaba la
    acumulación de capital al tiempo que se ofrecían
    mecanismos de alivio socioeconómico para los sectores
    más vulnerables y colocaba a la burguesía nacional
    en una posición más privilegiada.

    Ante el manejo irresponsable de los recursos del Estado,
    el venezolano aprendió

    a aumentar su demanda por sobre los ingresos que
    recibía y eso condujo a que se hipotecaran los intereses
    de nuestro país. El funcionamiento del puntofijismo
    sirvió para cuestionar el Estado de Derecho
    en Venezuela y tres décadas después de la
    aprobación de la Constitución de 1961 se agrava la crisis
    institucional por la indetenible ilegitimidad de los Poderes
    Públicos.

    La renta petrolera soportó durante décadas
    el sistema elitista de conciliación que
    consistía en "…garantizar a los partidos
    políticos, las fuerzas armadas, la Iglesia, los sectores
    empresariales y sindicales, las asociaciones gremiales que sus
    intereses no serían afectados por la aplicación de
    la regla de la mayoría en la formulación de
    políticas públicas…" (Kornblith, citado por
    Viciano y Martínez, 2001, p. 43).
    Los recursos
    petroleros lograron cubrir durante mucho tiempo las necesidades
    del país manteniendo a ricos y pobres.

    Entre los venezolanos era cada vez más evidente
    la situación de dependencia de la mayor fuente de recursos
    del país, hasta el punto que se llegó a afirmar
    estábamos mediatizados por la producción petrolera.
    El sistema de conciliación de élites partía
    de dos premisas que, con el tiempo dejarían de darse: a)
    que la demanda de las clases
    sociales permanecería mínima y, b) que la renta
    petrolera facturaba lo suficiente como para cubrirla.

    Las políticas económicas y sociales
    alimentaban una clientela partidista y electoral y se creó
    casi una dependencia permanente entre el gobierno y la clientela.
    Con los recursos y el clientelismo se agravó la corrupción, alentada por la carencia de
    controles adecuados, el rápido incremento del gasto
    público, las fallas en la legislación y en la
    administración de justicia y la
    falsa concepción del ejercicio del poder y de los deberes
    y derechos de los funcionarios públicos trajo como
    consecuencia que se considerara el desarrollo de la
    Constitución de 1961 como inservible.

    Es así como cada vez adquiría más
    fuerza la idea de reformar las instituciones y el sistema
    jurídico vigente en esa oportunidad. El abanderado de la
    reforma fue el actual Presidente de la República Hugo
    Chávez Frías.

    El segundo gobierno de Carlos Andrés
    Pérez, que tantas expectativas había levantado en
    el país cuando triunfó casi con un 53% de los
    votos, fue el punto crucial para la caída del Pacto de
    Punto Fijo que se apoyó en la satisfacción de las
    necesidades de la población en la renta
    petrolera.

    En el contexto de crisis económica fueron las
    asonadas militares en 1992. Los golpes de Estado, aunque no
    tuvieron el éxito
    deseado por sus protagonistas, sirvieron para avivar la
    atención interna y externa hacia la crítica
    situación del sistema
    político venezolano.

    El principal asalto militar contra el Gobierno de Carlos
    Andrés Pérez tuvo lugar el 4 de febrero de 1992,
    cuando un grupo de militares liderados por Hugo Chávez
    Frías intentó tomar "La Casona", y el Palacio de
    Miraflores, en Caracas, además de otros objetivos
    militares en el resto del país.

    Después de estos sucesos, Venezuela
    parecía encontrarse en una situación de
    inestabilidad que no tenía evidente salida. Se
    proponían las más variadas fórmulas para
    solucionar los obstáculos: reforma constitucional,
    Asamblea Constituyente, anticipación de elecciones, pacto
    entre los partidos tradicionales y los alternativos y hasta un
    nuevo golpe militar que no tardó en
    concretarse.

    El segundo golpe militar estuvo presidido por el General
    de la Aviación Visconti y el Contralmirante Gruber
    Odreman, este golpe significó el fin de Carlos
    Andrés Pérez en la vida política venezolana
    y con él la vía hacia la relegitimación de
    las instituciones.

    II –B Procesos de regionalización y
    descentralización:
    (*)

    II-C.- Los acuerdos internacionales:
    (*)

    II-C-1.- Los "bloques regionales":
    (*)

    II-C-2.- Acuerdos internacionales de
    liberalización del comercio: (*)

    CAPÍTULO III: LOS INSTRUMENTOS
    JURÍDICOS VENEZOLANOS Y EL PROCESO DE
    GLOBALIZACIÓN

    III-A.-Legislación económica:
    (*)

    III-A-1.- Marco jurídico de las "asociaciones
    estratégicas" en el sector petrolero: (*)

    III-A-2 Marco jurídico de las
    privatizaciones: (*)

    III-A-2-a. Sector telecomunicaciones:
    (*)

    III-A-2-b. Las industria ferrominera:
    (*)

    III. B.- Leyes sociales: (*)

    III-B-1.- Ley del Seguro
    Social: (*)

    III-C- Leyes penales: (*)

    III-C-1.- Código Orgánico Procesal
    Penal: (*)

    III-D.- Legislación Ambiental:
    (*)

    Capítulo IV: Proceso
    Constituyente

    IV-A- Aspectos económicos y políticos del
    Proceso Constituyente: (*)

    (*)Para ver el texto completo
    seleccione la opción ¨Descargar trabajo¨ del
    menú superior

    CONCLUSIONES

    A.- Referencias de la Globalización:

    El proceso de
    globalización
    es un fenómeno de antigua data a
    pesar de que en el mismo han intervenido en forma insustituible
    los medios de comunicación y el auge de los procesos
    económicos mundiales. Como consecuencia de este
    fenómeno los países desarrollados y los
    subdesarrollados han tenido que elaborar políticas
    dirigidas a incorporarse más eficazmente en el mercado
    mundial.

    Los Estados y las organizaciones internacionales son
    protagonistas del mundo global. Esta presencia, cada vez
    más intensa de las organizaciones internacionales en la
    escena mundial y de la necesidad de que los Estados se integren a
    las mismas para elaborar las normas que conforman el orden
    jurídico internacional que constituye la
    legislación globalizante. La expresión
    jurídica de este fenómeno se encuentra en la
    Conferencia Económica y Financiera de las Naciones Unidas
    que dio lugar a la creación del Banco Mundial y el Fondo
    Monetario Internacional y posteriormente con la adopción
    del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), así
    como la carta de la Organización de las Naciones Unidas
    (ONU).

    El fenómeno de la globalización de
    la economía mundial, se puede observar desde dos enfoques
    o perspectivas: el optimista que nos muestra los logros y los
    alcances del proceso de globalización como lo
    serían las ventajas competitivas de los Estados que se
    muestran receptivos al mismo, las cuales son indispensables para
    el desarrollo económico de los países. Los
    defensores del proceso son los economistas catalogados
    generalmente de neoliberales, que califican la
    globalización como un verdadero y real impulso de a la
    democratización del capital con relación a los
    procesos de privatización y las propuestas de ajustes de
    los organismos multilaterales.

    El paternalismo estatal debería llegar a su final
    en materia de seguridad social, en el manejo de empresas
    públicas para aliviar un poco la cargadle Estado. La mala
    administración del Estado, dicen que se
    enfoca como una dádiva que entorpece al creación de
    verdaderos mecanismos que favorezcan la participación de
    la sociedad
    civil.

    La visión pesimista, señala que la
    globalización es un fenómeno inevitable que a pesar
    de que los Estados no quieran participar del mismo se ven
    arrastrados a las consecuencias negativas que acarrea a los
    países subdesarrollados. La confianza acrítica en
    el mercado libre, un principio central de la globalización
    ocasionaba grandes perjuicios a las economías nacionales
    que deben sujetar su funcionamiento a las directrices de
    organismos multilaterales.

    B.- Las expresiones de globalización en
    Venezuela:

    La globalización se pone de manifiesto a
    través de ciertas manifestaciones y en nuestro
    país, en el periodo de 1989-1999, se pueden señalar
    las siguientes:

    1. La crisis del modelo rentista.
    2. Los procesos de regionalización y
      descentralización.
    3. El auge de los procesos de
      integración.

    Con relación a las repercusiones del proceso de
    globalización en el modelo rentista venezolano, se debe
    señalar que en Venezuela, había mantenido un modelo
    económico que se sustentaba fundamentalmente en la
    monoproducción petrolera porque los recursos
    públicos casi en un 90%, pero las dificultades
    económicas de la década de los ochenta condujo al
    estallido de una crisis que no ha podido superarse.

    Las razones que se pueden considerar como causantes de
    la difícil situación económica de los
    años 1989-1999, son el fracaso del modelo de
    sustitución de importaciones atribuible al poco auge de la
    industrialización y las políticas económicas
    impuestas a nuestro país por los organismos
    multilaterales.

    La reelección de Carlos Andrés
    Pérez se mostraba como la salida más alentadora
    para la población venezolana acostumbrada a la
    nación saudita que percibía altos ingresos en
    dólares por concepto de las
    actividades del sector petrolero. En esa oportunidad la crisis
    económica hizo que el Presidente Pérez buscara
    orientar a Venezuela hacia la reforma estructural latinoamericana
    que recibió el nombre del Gran Viraje, que a pesar
    de no ser el único programa de ajuste fue el primero que
    se aplicó con estricta sujeción a las normas
    dictadas por el Fondo Monetario Internacional.

    Para la expansión de la economía
    venezolana se consideró prudente devaluar el signo
    monetario, reprimir el mercado financiero y liberar los controles
    de precios. La apertura de Venezuela al proceso de
    globalización trajo consecuencias negativas para la
    población que veía mermada su capacidad adquisitiva
    y era víctima del desempleo, porque el Fondo Monetario
    Internacional para aceptar el financiamiento solicitado por el
    Estado para cubrir el déficit fiscal imponía a
    nuestro país condiciones leoninas en perjuicio de la
    sociedad.

    Para 1993 el Presidente de la República Dr.
    Rafael Caldera, inicia su gestión
    de gobierno con una política económica marcadamente
    distinta del paquete económico del ex -presidente
    Pérez y la misma se caracterizó por el
    establecimiento de acuerdos internacionales con organismos
    multilaterales de financiamiento, controlar el cambio del
    dólar y mantener el precio de la gasolina. Los resultados
    obtenidos en el campo económico no permitieron alcanzar
    los objetivos propuestos inicialmente y la inflación
    siguió incrementándose.

    La Agenda Venezuela se propone posteriormente
    aumentar los precios de la gasolina, la creación del
    impuesto al consumo suntuario, el control del déficit
    fiscal a través de los límites en las
    remuneraciones de los trabajadores, la estabilidad del
    régimen cambiario, el aumento de las tasas de
    interés por encima de las tasas de inflación y
    poner en práctica programas de índole social como
    los subsidios familiares, al transporte, el impulso de la
    economía solidaria, financiamiento de medicamentos y
    aumento de las pensiones para los jubilados.

    A diferencia del difícil clima político
    que le tocó vivir a Carlos Andrés Pérez por
    la implementación de las medidas económicas,
    Caldera en cierta forma contó con el apoyo de la sociedad
    civil, especialmente del sector industrial y de los empresarios
    del país. No obstante nuestro país todavía
    se encontraba muy lejos de alcanzar la estabilidad
    política y económica.

    Otro de los aspectos de interés era el de la
    descentralización y la regionalización, si
    bien es cierto que ambas tendencias se nos muestran como
    distantes del proceso de globalización, las mismas lo
    complementan y forman parte del mismo.

    En materia de regionalización se debe
    señalar que la globalización hace que se desdibujen
    los conceptos de nacionalismo y de valores
    locales. Los medios de
    comunicación y la expansión de la
    economía mundial hacen que se estandarice el consumo y se
    generalicen los usos, modas o prácticas que se hacen a
    nivel mundial. La economía local se ve duramente afectada
    por la economía globalizada que para sobrevivir ha tenido
    que enfrentarse a los enormes desafíos que imponen las
    oportunidades que ofrece el mundo global. Los gobiernos
    nacionales y, concretamente el venezolano se han visto en la
    obligación de acordar políticas para hacer
    más competitivas sus economías, pero al mismo
    tiempo las tendencias globalizadoras ha permitido revalorizar lo
    local.

    Esa revalorización de las localidades, ha
    contribuido a que cada vez adquiera mayor importancia la
    descentralización. Las localidades se ven obligadas
    a ofrecerle a su población mayores servicios y mejor
    calidad de vida y esto sólo es posible transfiriendo
    competencias a los entes locales.

    La rapidez y la profundidad de los cambios, las
    expectativas de la gente, las necesidades de una alta
    interconexión en el ámbito mundial exigía
    que se diera auge a la descentralización. En Venezuela, el
    proceso de descentralización no fue impulsado por los
    intereses de los partidos políticos de turno, pero se debe
    señalar que en la creación de la Comisión
    Presidencial para la Reforma del Estado (COPRE), vendrá a
    desempeñar un papel de especial importancia en la
    promulgación de las leyes que permitirán las
    transferencias del poder político y de gestión a
    las entidades estadales y municipales.

    Con respecto al auge de los procesos de
    integración,
    es menester decir que la
    globalización ha motivado la celebración de
    acuerdos internacionales con la finalidad de favorecer la
    liberalización del comercio. Venezuela, ha intervenido en
    esta iniciativa a nivel regional suscribiendo tratados y acuerdos
    con el resto de Latinoamérica.

    El fomento de los acuerdos regionales en Venezuela y en
    América Latina se debe a la Comisión
    Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL),
    se integró a la ALADI, al
    Pacto Andino
    al Grupo de Río y el Grupo de los Tres. El proceso
    integracionista se fortaleció entre los años 1991 y
    1995 y en la actualidad ha suscrito acuerdos con otros miembros
    de la Comunidad
    Andina, el Caribe y Centroamérica.

    La constitución de bloques regionales tiene como
    finalidad eliminar las fronteras comerciales y establecer
    alianzas estratégicas que establezcan concesiones en
    materia aduanera en atención a los principios de solidaridad
    regional.

    C.- Los instrumentos jurídicos venezolanos y
    el proceso de globalización:

    Con respecto a los instrumentos jurídicos de
    relevancia, promulgados como consecuencia del proceso de
    globalización se debe destacar: a) El marco
    jurídico de las asociaciones estratégicas en el
    sector petrolero y el de las privatizaciones, b) Las leyes
    sociales y, c) Las leyes penales.

    Con relación a las asociaciones
    estratégicas en el sector petrolero
    vale la pena
    decir, que el proceso de globalización ha influido
    negativamente en el manejo de la industria petrolera en virtud de
    que durante los años 1989-1999, se inició un
    proceso de desvinculación por parte del Estado venezolano
    de esta industria dejando en manos de empresas trasnacionales una
    amplia participación en su explotación.

    Para Venezuela, la industria petrolera ha sido la
    industria básica y la crisis económica que ha
    sufrido nuestro país condujo a que se perdiera su
    hegemonía. La Apertura Petrolera, es una de las formas en
    que Venezuela responde acríticamente a la
    globalización.

    En materia de privatizaciones, se
    consideró que era única forma en que el Estado
    venezolano podía abandonar el paternalismo que lo
    había llevado a la difícil crisis económica
    que atravesaba. La privatización se proponía elevar
    la competitividad de la empresa con
    inversionistas de experiencia, diversificar el capital y la
    participación de la población, proveer a la
    población de bienes y servicios que representan cuantiosas
    cantidades para el Estado y eliminar el clientelismo
    político.

    La privatización de los sectores
    telecomunicaciones y de las empresas ferromineras
    se
    inició en el gobierno del Dr. Rafael Caldera, lo que trajo
    graves consecuencias para la población venezolana por el
    aumento de la tasa de desempleo que implicaba la transferencia de
    las empresas a los consorcios extranjeros y nacionales, el
    encarecimiento de los servicios públicos y la
    utilización de los recursos

    de las ventas para
    cubrir el déficit fiscal.

    Con respecto a las leyes sociales se
    aprobó en el gobierno de Rafael Caldera la Ley
    Orgánica del Sistema de Seguridad Social Integral,
    según la cual la seguridad social se dividiría en
    varios subsistemas: a) Subsistema de pensiones, b) Subsistema de
    salud, c) Subsistema de salud, d) Subsistema de vivienda y, e)
    Subsistema de recreación.

    Estos subsistemas tenían como finalidad
    desarrollar los principios constitucionales en materia de
    seguridad social. Se debe señalar que Caldera se
    encargó de presentar al extinto Congreso Nacional los
    proyectos de
    ley para los subsistemas de pensiones, salud y vivienda, los
    cuales no fueron sancionados por el Congreso y ante la
    paralización de las discusiones sobre la materia, se
    contemplaron en Decretos-Leyes los cuales fueron cuestionados
    porque la Constitución de 1961 sólo autorizaba
    recurrir a esta vía extraordinaria para adoptar medidas en
    materia económica o financiera. Para 1999, todavía
    nuestro país no había establecido un régimen
    de seguridad social, lo cual se ha considerado como violatorio de
    los derechos fundamentales.

    En el ámbito de las leyes penales, la
    globalización, permitió la adaptación de la
    legislación venezolana a los tratados y acuerdos
    internacionales en materia de derechos humanos suscritos
    válidamente por la República. Es así como se
    promulga en 1998 el Código Orgánico Procesal Penal
    (COPP), que implanta en nuestro país el sistema penal
    acusatorio para garantizar el respeto por los
    derechos y garantías de los ciudadanos. En el COPP,- como
    influencia del Código Procesal Penal Costarricense y las
    leyes procesales alemana y anglosajona- se disponen una serie de
    principios que desarrollan la noción de debido proceso y
    derecho a la defensa y para su aplicación se armoniza la
    legislación conexa.

    En relación con la legislación
    ambiental,
    en 1992 se promulga la Ley Penal del Ambiente, en
    la que se concibe el derecho penal
    como una ciencia antes que sancionadora de carácter
    preventivo en la que además de tipificarse los delitos contra
    el medio ambiente se disponen ciertas medidas
    cautelares o reparadoras. Pero, es importante acotar que la
    Constitución de 1999, entre las materias de avanzada que
    regula establece un Capítulo especial para la
    regulación de la materia ambiental con el propósito
    de que se proteja la calidad de vida.

    D.- El proceso constituyente:

    A pesar de las iniciativas y de las propuestas
    legislativas Venezuela para 1999 vivía una
    situación crítica para lo cual era preciso
    transformar el marco institucional dentro del cual los diferentes
    actores políticos, económicos, y sociales se
    desenvuelven y toman sus decisiones.

    El marco institucional venezolano se ha caracterizado
    por el dominio de las
    cúpulas de los partidos políticos tradicionales
    que, a su vez, controlan los diferentes poderes del Estado en
    casi todos los ámbitos territoriales, tanto nacional, como
    regional y local.

    El proceso constituyente liderizado por Hugo
    Chávez Frías y por el nuevo movimiento partidista V
    República, surge con la finalidad de neutralizar el alto
    grado de concentración del poder, para poner fin a la
    generación de corruptelas, compadrazgos y clientelismo,
    que habían deteriorado el desarrollo democrático de
    la vida nacional.

    El Poder Constituyente surge ante la
    descomposición de las instituciones políticas y
    jurídicas, nace entonces del propio seno del pueblo una
    fuerza legítima indetenible, capaz de impulsar la
    transformación de ese marco institucional. Le
    correspondería a la Asamblea Nacional Constituyente, ser
    la instancia político- jurídica que
    originará un nuevo marco institucional para la
    refundación de la República, la
    reestructuración del Estado y el establecimiento de un
    nuevo consenso político y social.

    REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

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    REFERENCIAS
    HEMEROGRÁFICAS

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    seleccione la opción "Descargar" del menú
    superior

    Agradecimientos

    Todo pasado es bueno, en el iniciamos nuestros
    sueños. Todo presente lo es también, ya que en el
    construimos nuestras metas. Todo futuro debe ser mejor porque
    perfeccionamos nuestros triunfos y anhelamos un nuevo amanecer de
    grandes esperanzas que comienzan.

    La vida es el regalo que Dios nos da y lo que nosotros
    hacemos de ella, es el regalo que le damos a Dios, sin ti
    señor cualquier meta no tendría sentido.

    ¿A quién en particular
    puedo yo agradecer por esta tesis?

    Son tantos a quienes he de dar las
    gracias, que de no hacerlo seria injusto

    Dedico esta humilde investigación:

    • A Dios y la Virgen fuentes de luz y
      esperanza.
    • A mi Madre por estar siempre allí
      incondicionalmente.
    • A mi Abuela por existir y enseñarme a
      ser un hombre de
      bien.
    • A mi Familia por apoyarme siempre.
    • A la Gran Familia del
      Ministerio Público por permitirme ser parte de su
      seno como operador de Justicia, especialmente a las
      Fiscalías de Táchira y
      Mérida.
    • A la Abg. Jenny Villamizar por su mano amiga,
      sin su valioso apoyo hubiera sido casi imposible la
      conclusión de esta investigación, a ella le debo
      parte de la meta
      concluida.
    • Al Dr. Jafeth Pons Briñez Presidente
      del Circuito Judicial Penal del Estado Táchira por su
      apoyo y consejos diarios impartidos, por motivarme con su logro
      a obtener el mío propio, por su amistad
      desprendida.
    • Al Dr. Enrique Neira Fernández, tutor
      de la presente tesis, por sus valiosas orientaciones y su
      estimulo permanente para no decaer, pese a las
      dificultades.
    • Al Prof. Robert Márquez del
      Departamento de Idiomas de la Universidad de Los Andes, por su
      colaboración en el cumplimiento de uno de tantos
      objetivos
    • A la Biblioteca
      "Pedro Rincón Gutiérrez" de la Facultad de
      Humanidades y Educación, por facilitarme el desarrollo
      teórico de la presente tesis, a través de la
      consulta de algunas de sus obras, por la valiosa
      información suministrada, especialmente a Margarita
      Montilla
      por su mano amiga, por buscar siempre la forma de
      poder ayudar.
    • A la Hemeroteca "Emilio Muñoz
      Oraá"
      de la Facultad de Humanidades y
      Educación por el Asesoramiento recibido.
    • Al Personal del
      Centro de Documentación "Arístides
      Calvani"
      y de la Biblioteca de la Facultad de Ciencias
      Jurídicas, Políticas y Criminológicas
      de la Universidad de Los Andes, especialmente a los Abogados
      Marfa y Mariano por su gran colaboración para con
      mi persona en todo
      momento.
    • A Dulce y Virginia por su solidaridad y
      consecuencia en el transcurso de mi escolaridad, así
      como también a la Abg. Dora Carrero de
      Rodríguez
      por su apoyo y colaboración en esta
      última etapa.
    • A los profesores Alfredo Ramos Jiménez,
      Simón Castrillo, Víctor Martín y Robert
      Kirby
      , por el legajo de las lecciones
      impartidas.

    A todos Ustedes Mil
    Gracias…

    Enseñanza:

    "En la vida hay que vivir convencido de lo que se
    está haciendo y de que esto es lo mejor, hay que
    conseguir lo imposible haciendo lo inimaginable, ya que lo
    menos puede parecer suficiente pero lo más sigue siendo
    absolutamente necesario".

    Tesista:

    Abg. Manuel Alexander Rojas

    UNIVERSIDAD DE LOS ANDES

    FACULTAD DE CIENCIAS
    JURÍDICAS, POLÍTICAS Y
    CRIMINOLÓGICAS

    CENTRO DE ESTUDIOS POLÍTICOS Y SOCIALES DE
    AMÉRICA LATINA

    (CEPSAL)

    POSTGRADO DE CIENCIA POLÍTICA

    MÉRIDA – VENEZUELA

    Julio de 2002

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