100 años de soledad en asilo del San
Felipe
Los adultos mayores quieren sentir que
alguien los ama y los recuerda allá afuera, dice la
administradora.
El tiempo ha
dejado su huella en el rostro surcado de arrugas de Dona Ofelia
Martínez, a quien la sonrisa la había abandonado
desde hacía mucho tiempo, tras sufrir el abandono de sus
familiares y amigos. Sin embargo, ayer fue un día muy
especial para ella y las 77 personas de la tercera edad que
comparten tristezas y alegrías en el capitalino Asilo de
Inválidos y Ancianos San Felipe.
No era para menos, fue la fecha consagrada al
"Día del Anciano y del Adulto Mayor", y para celebrarlo se
vistieron con sus mejores galas a fin de pasar un momento de
alegría. "Doña Ofelia hoy por hoy ostenta el
honroso título de ser la anciana con más edad de
ese albergue, aunque no recuerda el día de su natalicio,
aseguró que recientemente llegó al siglo de
existencia.
Tiene dos hijos, Ramón
Alvarado Romero, quien labora "ahí por El Zamorano", y la
visita algunos domingos, según dijo, pero por más
esfuerzos que hizo no logró recordar el nombre de su hija,
sólo sabe que hace muchos años se fue para los
Estados Unidos, hasta hace poco, doña Ofelia se bastaba
por sí misma, pero sufrió una caída en uno
de los pasillos del Asilo, se fue de bruces y se golpeó el
rostro, lucía el pómulo inflamado.
Para la centenaria anciana y sus compañeros, la
conmemoración no pasó en familia como en
tantas ocasiones anteriores, pues fueron sorprendidos gratamente
con la visita de la primera dama Aguas Ocaña de Maduro, la
esposa del mandatario no se contentó únicamente con
felicitarlos, llevarles la merienda y frases de aliento a los
internos, también se dio tiempo para bailar al son de la
marimba de las Fuerzas Armadas.
Con Julita, una simpática septuagenaria que
pareciera que lleva el ritmo en la sangre, "Desde
niña me gustó bailar y siempre que hay la
oportunidad recuerdo viejos tiempos que ya no volverán",
dijo Julita con profunda melancolía. Al compás de
la pieza musical hondureña "Ritual" la singular pareja
deleitó a los presentes con sus armónicos
movimientos.
Muchos ancianos varones miraban concierta envidia a
Julita y desde sus sillas de ruedas no cesaban de alentar a las
dos damas con aplausos y vítores. "Este es un día
muy especial que queremos compartir con todos los ancianitos",
dijo Aguas Ocaña, quién aprovechó la
ocasión para supervisar las obras que se ejecutan en el
asilo.
Es triste que los familiares hayan a sus mayores, aunque
al final todos vamos a recibir lo que hemos cultivado,
afirmó en Europa por el
hecho que la mayor parte de los matrimonios trabaja recurren a
internar a sus padres en los asilos, "pero eso no significa
olvidarse de ellos", aseguró. Espera que a medida que la
sociedad
hondureña evolucione, los queridos progenitores obtengan
un mejor trato por parte de sus descendientes.
La religiosa Mercedes Guzmán Jaimes, de nacionalidad
mexicana, es la administradora del asilo desde diciembre
anterior, y no cesó de destacar los cambios experimentados
en las Instalaciones en estos meses, la transformación no
sólo ha sido física,
también el renovado calor humano
entre el personal y los
internos es más que evidente, comentó.
La religiosa fue invitada por Aguas Ocaña a
ocupar ese cargo y ni otra ni perezosa atendió el llamado
sin pensarlo dos veces, el asilo inaugurado el 24 de diciembre de
1948 por la
administración del jefe de Estado, general Tiburcio
Carías Andino ahora es otro, el proyecto de
reconstrucción financiado en parte por España
está en su apogeo, pisos de cerámica y paredes pintadas con alegres
colores le dan un
aire moderno al
antiguo local de casi una manzana de extensión.
También se instalará una fuente en el
centro del local, además hermosos jardines rodearán
el inmueble para hacer más llevadera la estancia de los
viejecitos, víctimas de la indiferencia social. Pero no
todo es miel sobre hojuelas, la religiosa confesó que
todavía sufren algún tipo de limitaciones
financieras.
"Algunos de nuestros pacientes necesitan comida y
tratamiento especial debido a su estado de salud", muchas empresas e
instituciones
privadas proporcionan alimentos,
medicinas y vestuario, reconoció. La misionera hija de
Orden del Calvario hizo un vehemente llamado a los familiares de
esas personas llenas de años, pues en la mayoría de
los casos sólo los fueron a dejar sin volverse acordar de
ellas, con raras excepciones.
No es necesario que los parientes les traigan alimentos
o ropa, los ancianos quieren sentir que alguien los ama y los
recuerda allá afuera, agregó. Hipertensión, diabetes y
artritis reumatoide, son entre otras las enfermedades que aquejan a
los internos, precisó el jefe del asilo, Francisco Javier
Núñez. "Enséñame a envejecer,
ayúdame porque siga siendo útil a los demás
y acepte mi salida de los campos de actividad como acepto con
naturalidad cada puesta de sol", es la eterna plegaria de
doña Ofelia y sus compañeros de
infortunio.
Fuente: Diario El
Tiempo.
Martes 27 de Julio de
2004.
Recopilado por La Unidad de Capacitación del RNP.
RECOPILADO ABOGADO
JORGE FERNANDO MARTINEZ GABOUREL
OFICIAL DE CAPACITACION DEL REGISTRO CIVIL
HONDURAS RNP