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La independencia peruana, una polémica permanente. Reflexiones acerca de la historia y los historiadores




Enviado por Daniel Morán



    1. La historia y los
      historiadores
    2. La polémica de la
      independencia
    3. Características
      generales: historia tradicional e historia
      crítica
    4. Tesis
      principales
    5. Alternativa
    6. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN

    Comprender nuestra realidad es importante, reflexionarla
    y transformarla una necesidad vital. El ensayo que
    a continuación desarrollamos gira en torno a esas
    preocupaciones.

    Diversos historiadores afirman que a lo largo de la
    historia del Perú existen tres momentos fundamentales: la
    invasión española al Tahuantinsuyo, la
    independencia nacional y la guerra de
    Chile contra el Perú. Aquellos períodos, se dice,
    representan en la memoria
    común del país, "un triángulo de discursos
    históricos que han terminado por afianzar una suerte de
    frustración colectiva, de ocasiones perdidas y de agravios
    nacionales"
    . Es decir, querrámoslo o no, estos
    episodios influyeron y aún siguen afectándonos en
    la actualidad. De ahí la trascendencia de razonar sobre
    los mismos.

    La inestabilidad política y social, la
    ingobernabilidad, la amenazada soberanía, el autoritarismo y la incipiente
    democracia
    – las que en el tiempo actual
    cobran una significativa relevancia – tienen su origen
    paralelo al nacimiento del Estado peruano
    autónomo.

    Entonces, la independencia es una coyuntura
    histórica de la que se derivan algunos de los principales
    problemas del
    Perú republicano. Así, han pasado más de
    ciento ochenta años de la fecha en que San Martín
    declarara la independencia y el congreso constituyente eligiera a
    la república como forma de gobierno y, sin
    embargo, las dificultades en el presente parecen ser
    idénticas.

    Recordemos, además, que el 28 de Julio sirve para
    legitimar el sistema
    político contemporáneo. Es la base del estado
    de cosas en donde nos movemos. Por lo tanto, es indispensable su
    estudio y comprensión. Sabemos, también, que la
    descripción y narración de los
    hechos, la historia de los personajes sobresalientes, las fechas
    y datos claves son
    en sí básicos y esenciales. No obstante, en esta
    oportunidad, lo que se busca es el análisis, la interpretación y la reflexión de los
    acontecimientos, en pocas palabras, el significado real de la
    independencia peruana a partir de las dos posiciones
    contrapuestas que subsisten sobre el tema.

    Pero, antes de meternos de lleno en el trabajo,
    dedicaremos unas líneas a explicar la relación
    entre los historiadores y la historia que escriben. Todo con la
    única finalidad de entender el por qué de las
    diferencias en la interpretación de un proceso
    histórico. Terminaremos ofreciendo una propuesta de
    investigación.

    LA HISTORIA Y LOS
    HISTORIADORES

    Edward H. Carr considera que antes de estudiar historia
    se debe conocer al historiador, incluso agrega, antes de examinar
    al historiador debemos indagar su ambiente
    histórico y social . Aquí subyace la idea capital de
    estudiar al historiador en el contexto en que escribe, pues,
    él es producto de la
    historia y de la sociedad en
    que se desenvuelve.

    Además, dentro de una sociedad encontramos varias
    clases sociales y, necesariamente, el historiador pertenece a una
    de ellas. Por lo que su análisis e interpretación
    que haga de la historia, lo hará a partir de su clase social y
    de los intereses y objetivos que
    persigue. En apreciación de I.S.Kon: "la
    concepción del mundo de los historiadores depende de sus
    intereses filosóficos, políticos, etc., y, en
    resumidas cuentas, de su
    posición de clase. [en suma] los historiadores que
    pertenecen a distintas clases
    sociales explican de distinto modo las mismas
    cuestiones"
    . Entonces, los diferentes puntos de vista que hay
    en la historia sería el resultado, de la teoría
    o filosofía de la historia que maneja el historiador y los
    intereses políticos y económicos que defiende.
    Claro está dependiendo de la clase social en que se
    encuentra.

    Un historiador de clase baja va a comprender y difundir
    el conocimiento
    histórico de manera diametralmente discordante, a como lo
    haría uno de condición social alta. Sin embargo,
    aclaremos que no siempre sucede así.

    Existen científicos sociales que, en su
    afán por satisfacer sus ambiciones personales y de
    comodidad, se transforman de intelectuales
    orgánicos a intelectuales institucionalizados. Olvidan el
    compromiso con su sociedad y, fundamentalmente, con su clase
    social. Tiene mayor valor sus
    intereses políticos y económicos que la objetividad
    en la ciencia
    histórica. "Cambian de ideas como de ropa
    interior"
    . Se someten y son dependientes del exterior o del
    Estado, quienes van a financiar sus investigaciones.
    Escriben la historia de tal modo que quien les paga esté
    contento con su trabajo.
    Ordenan el pasado a los intereses del presente.

    Para Jean Chesneaux: "el saber histórico
    está acaparado por una minoría que, en connivencia
    con la clase dirigente, acepta sus valores
    ideológicos y lleva en líneas generales la misma
    vida confortable"
    . Más adelante, afirma con
    contundencia: "en las sociedades de
    clases, la historia forma parte de los instrumentos por medio de
    los cuales la clase dirigente mantiene su poder […].
    El Estado, el
    poder, organizan el tiempo pasado y conforman su imagen en
    función
    de sus intereses políticos e
    ideológicos"
    .

    En conclusión, la historia y los historiadores
    vienen a representar, muchas veces, uno de los medios que
    utiliza la clase dominante para legitimar el orden establecido
    por sus integrantes. Lo que lleva, obligatoriamente, a tener una
    visión de la historia al servicio del
    poder y alejada de la realidad. Todo historiador maneja una
    teoría o filosofía de la historia de acuerdo a sus
    intereses y objetivos. Por ejemplo: el marxismo
    reconoce que la historia de todas las sociedades es la historia
    de la lucha de clases, es decir, el desarrollo de
    la humanidad es una permanente pugna, una enorme
    contradicción entre los que dominan y los
    dominados.

    Los historiadores marxistas insisten en el estudio
    analítico y crítico de todo, en una visión
    total de la historia. Los hechos particulares son útiles,
    únicamente, si lo relacionamos a la totalidad. La verdad,
    la generalización y la objetividad presente en la historia
    ciencia, si es posible para el marxismo. En cambio, la
    teoría postmoderna proclama que ya no existe el conflicto
    social al que aluden los marxistas. Para la postmodernidad
    la historia ha llegado a su fin, la gran meta es una realidad. La
    evolución social y económica ha
    finalizado y es el capitalismo la
    última etapa de la historia. En síntesis,
    el hombre es
    un ser libre y se encuentra disfrutando de su libertad.
    También, podemos agregar, que el rompimiento con la
    historia total y el privilegio excesivo por lo particular, es una
    característica más de esta filosofía. Se
    llega al extremo de decir que no existe la verdad sino mi verdad,
    lo que equivale, a tantas verdades como historiadores existan.
    Por lo tanto, no puede haber una generalización ni mucho
    menos objetividad.

    El discurso
    postmoderno es altamente subjetivo, se asemeja a una novela
    histórica. El historiador postmoderno crea el hecho
    histórico, éste existe cuando es pensado por
    él. En suma, la historia es un cuento no una
    ciencia.

    Con los argumentos del marxismo y postmodernismo que son
    totalmente distintos, queda explícito como la
    filosofía o teoría que el historiador maneje, va a
    reflejar la interpretación que haga de la historia que
    escribe. Así, es posible entender el por qué de las
    diferentes visiones o puntos de vista en la historia.

    LA POLÉMICA DE
    LA INDEPENDENCIA

    Con la celebración del sesquicentenario de la
    independencia peruana en 1971, se iniciaron las publicaciones de
    numerosos textos sobre este proceso histórico. La
    mayoría de los libros iban a
    repetir las mismas tesis ya
    enunciadas por la historiografía oficial. Incluso el
    gobierno militar de turno, nombró una comisión
    especial para recopilar y publicar una inmensa colección
    documental sobre la emancipación. El resultado final fue
    más de cien volúmenes de documentos
    impresos, todos con una definida visión
    nacionalista.

    Es en esa coyuntura que, el instituto de estudios
    peruanos, editó "La independencia en el Perú,
    las palabras y los hechos"
    de Heraclio Bonilla y Karen
    Spalding. La finalidad: poner al descubierto lo que la historia
    oficial con tanto ahínco quería ocultar; que la
    "independencia fue concedida más que obtenida".
    Aquella afirmación causaría revuelo en el ambiente
    nacional y es a partir de aquel instante que la polémica
    se mantendrá hasta nuestros días. Recordemos, que
    el debate
    marcó la confrontación de dos maneras de comprender
    e interpretar la época de la independencia, "una suerte
    de combate: historia contra historia".

    CARACTERÍSTICAS GENERALES: HISTORIA
    TRADICIONAL E HISTORIA
    CRÍTICA

    La historia que todos conocemos es historia oficial,
    transmitida por el Estado a través de las asignaturas de
    historia en los colegios, las conmemoraciones y días
    festivos plasmado en el calendario cívico, los
    filmes y la
    televisión, la numismática, los monumentos, el
    nombre de calles, parques, plazas y avenidas.

    Es historia que busca la creación de conciencia
    colectiva en concordancia con los ideales nacionales.
    "Pretende ser una visión de consenso, aceptada por
    todos, pese a las diferencias de clase y de filiación
    regional"
    . Esta historia divulgada en los textos escolares
    "es una historia oficial, es un hecho más
    político que científico […] por tanto, es
    necesariamente partidario y subjetivo"
    . El pasado es
    manipulado en función de las exigencias del momento, en
    donde lo más importante es la valoración de los
    hechos y héroes, próceres e ideólogos,
    así se deje de lado la verdad de los acontecimientos
    históricos. La historia tradicional quiere lograr una
    total armonía social, sin que para ello importe que se
    logre mediante la alienación. Historia impuesta y
    difundida por la clase social dominante.

    Por otro lado, tenemos a una historia crítica
    que llamaremos no tradicional. En comparación con la
    historia oficial – que llega a un público más
    amplio- la no tradicional tiene un espacio de circulación
    muy limitado. Esto se explica por ser una historia que no
    comparte las ideas ni las tesis de la historia oficial. No
    intenta fundar, inapropiadamente, las bases históricas de
    la nacionalidad,
    ni mucho menos, impedir la crítica histórica de los
    problemas del presente.

    En mi opinión, representa un intento de romper
    con la imagen oficial y tradicional creada sobre la
    independencia. Sin embargo, no basta con las intenciones y las
    críticas. Debemos buscar y realizar una historia
    desenvolvente y desalienante. Historia ligada a una educación verdadera
    que – en palabras de Paulo Freire,
    pedagogo brasileño – sea diálogo,
    praxis;
    reflexión y acción
    del hombre sobre
    el mundo para transformarlo. En resumida cuenta, eminentemente
    problematizadora, fundamentalmente crítica, virtualmente
    liberadora. Historia comprometida pero no con el poder sino con
    una real concientización de los hombres sobre la realidad
    social en que existen. Todo con el único objetivo de
    ser "un ser en sí y para sí", y realizar la
    construcción de una sociedad
    diferente.

    TESIS
    PRINCIPALES

    Para la historiografía oficial la independencia
    es un proceso nacional, es el resultado de una toma de conciencia
    colectiva. Lo cual demostraría la unidad y uniformidad de
    la población peruana, es decir, el Perú
    mestizo como el protagonista principal de la lucha emancipadora.
    Es un proceso nacional, nos dicen los tradicionalistas, porque
    abarca un período de tiempo en donde se inicia – con
    la rebelión de Túpac Amaru en 1780-, desarrolla,
    consolida y consigue nuestra liberación de España,
    que se extiende a lo largo del virreynato peruano. Así,
    queda implícito que todas las regiones del Perú
    buscaron la ruptura con el régimen colonial.

    Además, la toma de conciencia colectiva lleva a
    entender que tanto los criollos, mestizos, indígenas,
    negros y demás castas, hicieron suya la idea común
    de lograr su independencia. Los grandes desequilibrios sociales
    dejaron de existir y todos unidos -en la sociedad mestiza- con
    una sola meta, obtuvieron el triunfo.

    La historia no oficial va a refutar aquellas tesis. La
    independencia fue un proceso pero no nacional. Las diferentes
    regiones del virreynato no tenían los mismos intereses ni
    deseaban la separación definitiva. Igualmente, es
    erróneo hablar de una toma de conciencia colectiva por la
    mayoría de peruanos así como la formación de
    un Perú mestizo. Porque no existió una unidad en la
    sociedad colonial. Ésta fue "altamente estratificada y
    diferenciada y sus líneas de separación y de
    oposición fueron trazadas a partir de criterios
    económicos, racionales, culturales y legales"
    . Es una
    sociedad heterogénea con un gran abismo social, en donde
    no es apropiado sustentar la existencia de una sociedad
    mestiza.

    Aquí, podemos darnos cuenta, claramente, la
    manipulación del pasado a las exigencias del presente.
    Para la historia oficial no es nada bueno difundir el
    conocimiento de las grandes fisuras sociales. Lo útil
    es su ocultación y dar la imagen de una sociedad
    armónica y cohesionada, cuando en verdad no fue
    así.

    Por otra parte, la historia tradicional se equivoca al
    afirmar que la emancipación se inicia con la
    sublevación de Túpac Amaru en 1780. "Esta
    rebelión, a pesar de lo que corrientemente se afirma, no
    tuvo vinculación directa con la independencia [….] se
    produjo cuatro décadas antes y fracasó"
    .
    Incluso, la rebelión en vez de causar una
    propagación del descontento popular y la búsqueda
    de libertades, ocasionó la consolidación del orden
    colonial.

    Debido a que el gobierno virreinal llevó a cabo
    una represión brutal contra todos aquellos que
    habían participado en la insurgencia. Los criollos, que en
    un primer momento apoyaron la lucha del cacique de Tungasuca,
    pronto le dieron la espalda al ver la peligrosidad que causaba la
    movilización indígena. El mencionado hecho
    histórico demuestra, según la historia no oficial,
    la incesante persistencia en encontrar causas netamente internas
    en el proceso independentista. El contexto internacional en que
    estuvo inmersa la corona española es tomado como simples
    influencias.

    Sin embargo, hay que recordarles a los tradicionalistas,
    que la independencia del Perú y Sudamérica fue
    posible gracias a la crisis del
    Estado metropolitano. La invasión francesa a la
    península en 1808, motivó que el imperio español
    estuviera más preocupado en lograr su propia
    liberación, que en dedicarse a resolver los problemas de
    sus colonias en América. Entonces, si preguntamos por el
    inicio de la emancipación, el año de 1808 es el
    establecido.

    La interrogante fundamental que debemos hacernos, en
    nuestras indagaciones, es sobre el significado histórico
    de la independencia peruana. El 28 de julio de 1821 y los hechos
    que suceden hasta la capitulación de Ayacucho, marcan el
    nacimiento del Estado Peruano independiente, la separación
    definitiva de España. Es, también, "la esperanza
    en una vida más justa y mejor, en la afirmación de
    la libertad del hombre […] es el principio de la
    conducción del Perú por cabezas y manos nacidas en
    esta tierra […] y
    es igualmente el principio de una promesa
    ". Pero, en palabras
    de Basadre, "lo tremendo es que aquí esa promesa no ha
    sido cumplida del todo"
    . En consecuencia, de qué clase
    de independencia estamos hablando.

    Para la historiografía tradicional la
    emancipación no es solamente una independencia
    política sino "es el paso de una era que concluye a
    un mundo que se contempla y se espera mejor"
    . En
    síntesis, "es un tránsito, un cambio, una
    transformación"
    en todo ámbito, pero "dentro
    de una continuidad de la vida peruana"
    . Por eso afirman que,
    "la independencia asume, incorpora a sus nuevos ideales e
    ilusiones al hombre virreinal y a la sociedad creada en ese
    tiempo"
    . Desde una perspectiva distinta, la historia no
    oficial sustenta la tesis de una ruptura política mas no
    económica ni social.

    En lo político, la metrópoli
    española dejó de tener ingerencia en el
    Perú, los virreyes desaparecieron. El mando del Estado
    quedó a cargo de los ciudadanos peruanos. No obstante,
    aclaremos, que fue un grupo reducido
    quienes se convirtieron en la clase social dominante. De
    ahí que la independencia se considere eminentemente
    criolla.

    En el aspecto económico, pasamos del dominio colonial
    español a la supremacía comercial inglesa;
    subordinados exclusivamente a la nueva potencia del
    mundo. Socialmente siguió existiendo una sociedad
    heterogénea con un gran abismo social. Aquello se
    demostró con la exclusión de los indígenas-
    como seres inútiles e incapaces que no podían
    manejar los destinos del país- y el predominio de los
    criollos. Realidad que pone en evidencia las grandes
    desigualdades sociales presentes en la época. "La
    estructura
    social queda efectivamente intacta"
    , más
    aún, nos dice Basadre, la condición de las masas
    populares "empeoró durante la república".
    Recordemos, por ejemplo, el mantenimiento
    de la esclavitud y el
    tributo indígena hasta 1854, año de su
    abolición, el tardío reconocimiento de la
    existencia legal de las comunidades indígenas en 1920; y
    la presencia popular en el sistema electoral
    en 1980, después de 159 años de lograda nuestra
    liberación.

    En suma, la independencia "no significó en
    manera alguno la quiebra del
    ordenamiento económico y social de carácter colonial que continuó
    vigente hasta el ocaso del siglo
    XIX"
    .

    Si profundizamos un poco más, tendríamos
    que preguntarnos ¿Quiénes consiguen la ruptura
    política con España? Para la historia no oficial,
    fue lograda "por la decidida y eficaz intervención de
    los ejércitos del sur (San Martín) y del norte
    (Bolívar)"
    . Se trataría de una
    independencia traída de fuera y no conseguida por los
    peruanos. Es decir, "una independencia concedida más
    que obtenida"
    . En cambio, la historiografía
    tradicional está convencida que la emancipación
    "es un proceso que se manifiesta y madura lentamente",
    resultado de una serie de conspiraciones y rebeliones nacidas en
    nuestro territorio que sólo para la victoria final
    necesitó el apoyo de regiones vecinas. Es una
    independencia peruana y no imposición de
    extraños.

    Todo lo expresado, anteriormente, conduce a indagar el
    papel de los actores históricos – la clase social
    dominante y los sectores populares – en el período
    independentista.

    La historiografía no oficial es contundente al
    afirmar que la clase dominante no deseaba la separación
    definitiva de España, sólo buscaba reformas dentro
    del mismo sistema colonial. "La elite prefería la
    seguridad al
    cambio y no estaba preparada para poner en peligro su predominio
    social por amor a la
    independencia"
    .

    El impase político y militar entre 1821 y 1824,
    constituye una de las pruebas de que
    los peruanos no habían optado por ser independientes. Al
    final, "la elite peruana no luchó por la independencia.
    Se conformó y se acomodó"
    a las circunstancias
    del tiempo. Aquí apreciamos el carácter dubitativo
    de aquella clase social. La historia oficial va a entender aquel
    suceso, en un primer momento, como algo natural debido al
    ambiente cambiante de la época. Posteriormente, esa
    incertidumbre, según los tradicionalistas, terminó
    y se pasó de una fidelidad inicial a la corona al
    inevitable reconocimiento de separación.

    Ahora, ¿Cuál es el punto de vista de la
    historia tradicional sobre las clases populares? Al revisar los
    textos podemos advertir la mayor importancia que se le da a los
    próceres, ideólogos y personajes ligados a la vida
    política. El pueblo es nombrado pero no con el verdadero
    valor que merece. No obstante, las oficialistas creen en la
    decidida participación del hombre peruano en la lucha por
    su liberación.

    En forma contraria, la historia no oficial, declara que
    existió una limitada colaboración popular que
    estuvo presente en ambos bandos en conflicto. Tanto patriotas
    como realistas utilizaron diversos mecanismos (por la fuerza o el
    engaño) para conseguir su adhesión. Aun así
    las grandes mayorías no acudieron en forma masiva, pues,
    no veían que mejoraría sus condiciones de vida. Era
    una independencia "hecho por –y para- las capas altas de
    la sociedad colonial"
    . De ahí ese "gran silencio de
    las masas populares del Perú"
    . En opinión
    personal,
    discrepo con ambas historiografías que se van al extremo
    de decir que fue una acción de todos o ausencia casi
    total. El problema radica en el no conocimiento cabal de la
    naturaleza de
    su colaboración. Consecuencia de la falta de
    investigaciones exhaustivas e integrales.

    Finalmente, la idea de Lynch de que "las masas fueron
    organizadas reclutadas, manipuladas, pero no fueron politizadas
    ni incluidas en la nación"
    , me lleva a recordar la tesis
    de Jean Chesneaux en donde "los excluidos del proceso de
    decisión política son por ello mismo excluidos de
    la historia"
    . En el Perú aquel argumento encaja
    perfectamente. La historia del país es la historia de los
    de arriba, es historia de los que tienen el poder
    político. Es historia construida con el objetivo de
    ocultar la verdadera realidad peruana; plagada de constantes
    exclusiones y marginaciones de las clases populares. Historia
    envolvente que busca la justificación del orden social
    existente.

    Hasta el momento, mi intención no ha sido
    repensar la independencia para caer en un pesimismo del cual no
    podamos levantarnos. Por el contrario, este ensayo quiere
    aportar y animar la realización de inmediatas
    investigaciones. En ese sentido presentamos a continuación
    una propuesta de trabajo.

    ALTERNATIVA

    Los historiadores y otros especialistas que se han
    ocupado de la emancipación, lo han hecho a partir de los
    acontecimientos sucedidos en la ciudad de Lima. La base de
    aquellos estudios ha servido para crear una visión general
    de la independencia del Perú. Aquí encontramos una
    primera dificultad. Si bien es cierto que la "Ciudad de Los
    Reyes"
    fue la capital más importante de donde se
    controlaba todo, con una burocracia
    colonial extensa. Es también significativo que la elite y
    las clases populares provincianas discrepaban y tenían
    intereses contrapuestos a las de Lima. Entonces, hacer una
    generalización sin tomar en cuenta estas peculiaridades y
    diferencias, sin estudiar a cabalidad cada espacio regional, no
    es nada serio.

    La verdadera naturaleza del proceso independentista
    podrá ser esclarecido cuando nosotros, los
    científicos sociales, propongamos nuevas alternativas de
    comprender e interpretar los hechos históricos.
    Alternativas que nos lleve a una mayor profundización en
    las investigaciones y, por lo tanto, a un conocimiento más
    coherente de nuestra realidad.

    Así, es imprescindible para lograr aquel
    propósito, la propuesta de dedicarnos a la
    investigación de historias regionales para luego
    relacionarlas a la totalidad. En otras palabras, entender la
    singularidad de los aportes regionales, las repercusiones que
    causaron en la capital y conectarlo en un todo inteligible que es
    Hispanoamérica.

    Antes de finalizar, quiero evocar una idea que subyace
    en la propuesta. Se trata del acceso, manejo y conocimiento de
    una documentación más amplia. Los
    archivos
    regionales guardan fuentes
    manuscritas de gran valor histórico. Su
    utilización, conservación, análisis e
    interpretación queda en manos de nosotros que estudiamos
    las ciencias
    sociales en el Perú. Realmente el panorama de la historia
    peruana se vería enriquecida por esas contribuciones. En
    suma, empecemos a trabajar con ese fin, hagamos realidad la
    alternativa.

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