Influencia de las TIC en los objetivos y finalidades sociales de la educación
El presente trabajo parte
de una situación problemica creada por la introducción de las nuevas
tecnologías en la educación, lo cual
a generado toda una serie de interrogantes vinculadas a la
influencia de las mismas en la actividad educativa. Se debe decir
que el debate es
bastante amplio, y las interrogantes son muchas, en el campo
gnoseológico, el axiológico, el terreno de los valores,
etc.
Tales debates son necesarios, y en algunos casos hasta
urgente, pues la educación debe
ajustarse a las características del nuevo milenio, pero de
una forma que no afecte sus objetivos y finalidades
sociales.
Es por ello que el problema entorno al cual gira este
trabajo es si tributa el empleo de las
TIC en la educación a objetivos o finalidades sociales o
se rata solo de un fenómeno tecnológico.
Tal problema es crucial, pues se trata de definir, en
esencia, los mitos y
aportes de las TIC a la actividad educativa, para determinar
senderos tan escabrosos como es el uso que se le está
dando a la tecnología en el
campo educacional, sus posibilidades reales para generar
conocimientos, los peligros que ofrece para la formación
en valores de los
individuos de cualquier sociedad,
etc.
En consecuencia del problema el objetivo del
trabajo es valorar si el empleo de las TIC en la educación
tributa a objetivos y finalidades sociales o se trata solo de un
fenómeno tecnológico.
La actividad educacional se ha ido modificando a medida
que la historia de la
humanidad ha atravesado por diferentes estadíos sociales,
ya que la misma responde a perpetuar el poder estatal,
–toda educación lleva implícita en sí
misma la intencionalidad como elemento constituyente- y por ende
su componente político e ideológico varia de
acuerdo a la época histórica y al régimen
político de cada sociedad.
De esta forma podemos encontrar diferentes definiciones
de educación, -de acuerdo a las visiones epocales- que van
desde las aristotélicas, que veían la
educación como un medio de estructuración y
ordenación de la sociedad, hasta las
contemporáneas; resulta entonces crucial, debido a las
múltiples definiciones que se encuentran del concepto,
declarar que el autor asume como educación la
definición martiana que plantea:
"Educar es depositar en cada hombre toda la
obra humana que le ha antecedido: es hacer a cada hombre resumen
del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo
al nivel de su tiempo, para
que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo, con
lo que no podrá salir a flote; es prepara al hombre para
la vida."
Los profundos cambios tecnológicos,
políticos y filosóficos que han caracterizado el
siglo XX han dejado también su huella en la
educación, modificando patrones y estableciendo tendencias
disímiles.
Pero de todo ello lo que resulta más importante
en esta nueva centuria es la necesidad de medir el impacto que
las nuevas TIC tienen y tendrán en la educación; en
un mundo que se encamina cada vez más a la sociedad
virtual la educación, por mucho que los reacios al cambios
no quieran aceptarlo, debe y tiene que sufrir también
necesarias modificaciones.
Ahora, existen algunos elementos que son necesarios
tener en cuenta, como es el caso de hasta qué punto las
nuevas tecnologías tributan a la formación de
objetivos y finalidades sociales, o si es solamente un
fenómeno tecnológico.
Esta cuestión es de vital importancia, pues toda
actividad educativa lleva intrínseco una intencionalidad
sistémica enfocada a un fin, y debe cumplir con una serie
de funciones
gnoseológicas, axiológicas, etc. que hasta ahora se
han visto garantizadas por la actividad rectora del profesor, y de
la institución.
Pero cómo quedaría enfocado éste
problema teniendo en cuenta la tendencia a virtualizar la
educación que cada día se impone con más
fuerza.
Para ello tenemos que empezar por recordar que las TIC
han surgido fuera del plano educacional y luego se han
incorporado a éste, muchas veces sin haber esclarecido
previamente los problemas
reales que podrían resolver, por lo cual tiende a veces a
confundir el hecho de que la introducción de las nuevas
tecnologías en el contexto educativo es, ante todo, un
fenómeno tecnológico con la creencia de que es
sólo un fenómeno tecnológico, lo cual seria
otorgarle un carácter efímero que entraría
en rápida contradicción con las tendencias del
desarrollo
actual.
De lo anterior se desprenden varios aspectos que
repercuten negativamente en los objetivos y finalidades sociales
de la educación, como es el caso de tomar la
tecnología como un fin y no como un medio; pretender la
sustitución de la labor -formativa- del docente; la mala
selección de la basta información que ha desencadenado la
red Internet, o el alud excesivo
de bibliografía
complementaria que se orienta contribuyen a enajenar al
estudiante, desvirtuándolo así del proceso de
enseñanza–aprendizaje.
¿Se puede entonces garantizar que con la
introducción de las TIC la educación mantenga su
función
social?
A pesar de las manifestaciones negativas expresadas
sí es posible lograr que la educación no pierda su
esencia, se trata entonces de esclarecer la forma de aplicar las
muchas ventajas que las nuevas tecnologías nos ofrecen, de
forma que sean facilitadotas del proceso y no lastres que lo
frenen.
El uso adecuado de las TIC facilitan ampliamente la
tarea de difundir, transmitir y crear conocimientos, al tiempo
que posibilita una acción
docente mas eficaz sobre el sistema de
aprendizaje. Valiéndose sobre todo de herramientas
telemáticas y de teleformación como las
videoconferencias, las conexiones ftp, los
software
educativos, las enciclopedias multimedias, los centros de
autoaprendizaje, etc.
El principal riesgo que se
corre en este aspecto es el mal uso metodológico de que
muchas veces es objeto la tecnología, imperando en esos
casos lo que podríamos llamar fetichismo
tecnológico que no es más que la tendencia a creer
que el simple uso de herramientas tecnológicas, sin la
necesidad de que medien orientaciones metodológicas
contribuye de por si a generar
conocimientos.
Ejemplo fehaciente de esto es la tendencia que se esta
dando con mucha fuerza -principalmente en Europa y EE.UU.-
a democratizar la enseñanza, en la cual el profesor cambia
su rol de portador activo de la verdad por el de facilitador
pasivo del proceso, ocupando la tecnología el espacio
dejado por el docente.
En esta nueva "Era de la Informática" resulta evidente que la
educación tiene entre sus prioridades el adecuar la
formación del individuo a
las nuevas realidades de la sociedad, de manera que el hombre
continúe siendo sujeto del proceso.
Para ello la tecnología nos brinda los medios
necesarios que permiten formar en el individuo hábitos,
capacidades, experiencias técnicas,
y formas de conducta afines a
la nueva era, -donde la informática, en todas sus
manifestaciones, se ha venido imponiendo como un fenómeno
necesario en todas las esferas de la realidad- para lograr eso es
necesario formar al estudiante en el dominio de las
TIC, a través de un diseño
metodológico dirigido a lograr no solo la
consolidación y adquisición de conocimientos sino a
fomentar los elementos anteriormente citados.
Entre las funciones imprescindibles de la
educación en todo sistema se encuentra la formación
en valores, que responden directamente a los intereses estatales
de la sociedad. Pero este fenómeno se complejiza cuando
aplicamos las nuevas tecnologías a la educación,
pues su influencia en este aspecto –aunque no es el
único sí es en el que se da con mayor fuerza- va
más allá de sus potencialidades para el aprendizaje y
la formación tomando un cariz político e
ideológico.
Esto se encuentra dado por diversos factores, en primer
lugar por: la importancia económica, social y política que ha
adquirido el elemento básico con el que trabajan: la
información –recordemos que es precisamente por esto
que se habla en estos momentos del llamado "cuarto poder". En
segundo lugar porque sus potencialidades de instrumentación no son las mismas en todos
los países, incluso existen diferencias notables entre
regiones de un mismo país, pues la brecha digital va
más allá de una simple y esquemática
división norte-sur. Como tercer elemento se puede
señalar la deformación ideológica a la que
se puede ver sometido todo estudiante que navegue sin una
orientación y formación precisa que le sirva de
escudo a los muchos peligros que en materia de
ideología pululan en la red.
Pero ninguno de estos factores constituyen una barrera
insalvable para la educación basada en las TIC, pues
pueden ser superadas mediante políticas
estatales, y particulares de cada centro, que regulen el acceso a
la información con que trabajara el estudiante; a
través de la labor orientativa del profesor en cada tema,
como puede ser por ejemplo una adecuada orientación de la
bibliografía y webgrafia básica, de manera que le
sirvan como complemento a lo recibido y le formen una
opinión a la hora de enfrentarse a los muchos ruidos de la
red.
Esta labor de la educación a través de las
TIC en la formación en valores de los individuos es
importante porque del buen logro de esta finalidad va a depender,
en gran parte, la formación de un tipo de sujeto acorde a
los paradigmas
sociales y culturales prevalecientes en su sociedad, lo cual es
uno de los objetivos básicos de todo sistema educativo,
tanto para sustentar como para modificar las relaciones sociales
existentes.
La introducción de las nuevas tecnologías
en la educación va más allá de ser un
fenómeno tecnológico, para convertirse en una
necesidad impuesta pr el desarrollo, que debe ser asumida por los
centros educativos para poder situar a los estudiantes a un nivel
acorde con las realidades de la nueva era, si no quiere correr el
riesgo de preparar hombres para el pasado, lo cual
limitaría sus posibilidades de convertirse en sujetos del
proceso.
Además, no hay dudas que las TIC contribuyen al
logro de objetivos y finalidades sociales, pero para poder
logarlo en toda su totalidad se hace necesario
acompañarlos de una certera preparación
metodológica y del papel orientador del docente, lo cual
en estos momentos aun no se logra e su totalidad.
En este aspecto continúa siendo el punto
más neurálgico de la función social de la
educación la formación en valores, debido a los
riesgos
políticos e ideológicos que una mala
orientación puede traer, atendiendo sobre todo a la
magnitud de información que pulula en la red.
- Cabero Almenara J. Barroso Osana J. , y Roman Gravan
P. Comunicación y pedagogía, no 175, pag.
48.54. - Compilación Cintio Vitier (1997). El ideario
martiano en la educación, en Cuaderno Martiano: Martí
en la universidad.
Editorial Felix Varela.
Datos del autor
Aries Madian Cañellas Cabrera
Título: Licenciado en Educación en la
especialidad de Historia y Filosofía.
Cuba.