La resiliencia es la capacidad de
una persona de
superar las situaciones adversas que le presenta la vida y salir
de ellas fortalecido o incluso transformado de ella, accediendo a
una vida significativa y productiva para sí y para la
sociedad en la
que está inserto.
Los mecanismos de la resiliencia deberían ser
inculcados y estimulados en los niños desde
pequeños a fin que puedan sobreponerse a situaciones
traumáticas y conflictivas, superando determinismos
sociales, biológicos y/o culturales sabiendo conservar
todos sus valores y
energías intrínsecas.-
En la historia nos encontramos con
personas destacadas que han debido superar variadas situaciones
adversas y lo han hecho de modo positivo. Esto es,
superándolas y aprendiendo de
ellas.
Desde tiempos remotos hasta nuestros días,
personajes famosos cuyas vidas cambiaron el pensamiento y
la historia de la humanidad como Napoleón, Julio César, Sócrates,
Alejandro
Magno y Alfred Nobel – entre otros- sufrieron crisis
epilépticas que aprovecharon no para sentirse abatidos,
sino para vencer el reto de su propia naturaleza y
dejar con sus hazañas testimonio de su superación y
nobleza ejemplares.
Debido a que somos seres únicos e irrepetibles,
conforme a la percepción
que cada individuo
tenga de las enfermedades o de las
situaciones problemáticas a las que nos presenta la vida,
existirán conceptos de cómo enfrentarla.
Existen puntos en común de acuerdo a la
concepción, reacción y comportamiento
que las personas tienen ante los problemas, en
especial ante enfermedades crónicas y desestabilizadoras
como la epilepsia, que nos permite generalizar en dos grandes
rubros:
Aquellos que las conciben como un mal,
provocando con esto una auto-devaluación de la persona, renegando de
dichos padecimientos y no aceptándolos, lo que los lleva
a vivir en un mar de tinieblas; impidiéndoles descubrir
su propia capacidad y su potencial de desarrollo.
Y en otro lado, están los que las consideran
como una situación con la que deben vivir y
desarrollarse, percibiendo a los problemas que se le presentan,
llámese enfermedades, dificultades económicas o
familiares, como una parte más de la vida. Esta
visión por lo general, provoca que los afectados luchen
día a día, se desarrollen de manera normal,
empleando todas sus habilidades y desempeñándose
como un ser humano común y corriente.
Este gran contraste de concepciones tiene sus
cimientos en la
educación, en los conocimientos que cada uno tiene
sobre sí, en los principios y
valores inculcados en la cuna familiar.
Actualmente, la exclusión y la pobreza se
extiende sin freno en los países desfavorecidos por
la
globalización y la concentración
económica.
Si a ello se le suman situaciones de riesgo, a las que
no está librada ninguna persona, como enfermedades,
inseguridad e
inestabilidad económica, social y laboral se hace
necesario distinguir aquellos factores que permiten a las
personas sobrevivir a las adversidades, superarlas y, aún
más, salir fortalecidos.
Sin duda, el saber el nombre de la patología que
afecta a una persona no dice todo acerca de su futuro y de sus
posibilidades potenciales.
Muchas veces cuando aparece desde el prefacio de una
vida un diagnóstico médico de una enfermedad
crónica se cree que está todo dicho y se elaboran
profesías que marcan y afectan el desarrollo de las
mismas.
Lamentablemente, parecería que los portadores de
alguna enfermedad o provenientes de un determinado sector social
están de antemano predestinados al éxito o
al fracaso, escribiéndose así una biografía
intelectual, emocional y social anticipada sin brindar la
oportunidad a cada ser humano para enfrentarse con su
singularidad a las circunstancias que se le presentan en la
vida.
Cabe aquí rescatar el concepto de
resiliencia como la capacidad de una persona de hacer las
cosas bien pese a las condiciones de vida adversas. Esto es,
superar las frustraciones y salir de ellas fortalecido o incluso
transformado; en otros términos, recuperarse y acceder
a una vida significativa y productiva para sí y para la
sociedad en la que está inserto.
Resiliencia es un término propio del campo
de la arquitectura que
indica la capacidad de un cuerpo para recuperar su forma
original, a pesar de las presiones del ambiente;
Trasladado a lo social significa la capacidad de un
ser humano para conservar sus valores y sus energías a
pesar de los problemas y sufrimientos; desarrollando una
opción de vida.
Esta capacidad que muestran algunas personas para
sobreponerse a situaciones traumáticas frente a las cuales
la mayoría de los individuos no pueden resistir nos obliga
a tener en cuenta las características que le permiten
recuperar el optimismo y superar determinismos sociales,
biológicos o culturales.
Ser resiliente o vulnerable no es algo mágico ni
se adquiere evitando los riesgos sino
haciéndose fuerte con ellos. Es un proceso
dinámico, donde interactúa el medio ambiente
y el individuo.
Implica necesariamente dos componentes inseparables e
interactuantes:
- La resistencia o
capacidad para proteger la propia integridad bajo presión,
circunstancias adversas o eventos
estresantes y - La capacidad de construir pese a las circunstancias
difíciles.
Hoy en día surge como primaria la necesidad de
fortalecer a los niños y jóvenes interiormente para
que puedan resistir a las dificultades de este mundo tan
difícil y globalizado; por ello no tendremos en cuenta en
este artículo los múltiples factores de riesgo que
son potencialmente dañinos para las personas y
poblaciones, sino que partiremos de un nuevo enfoque denominado
"modelo de
desafío".
El mismo consiste en reconocer que los seres humanos
poseemos un "escudo protector" de efectos desagradables y
nocivos que son los recursos, las fortalezas, las habilidades
y las posibilidades que hay dentro y fuera de cada uno de
nosotros para emplearlos en conseguir desarrollarnos, lograr
metas y superar dificultades.
Resulta necesario informarlos pero además, formar
a nuestros niños, favoreciendo las vivencias de cada etapa
de crecimiento, físico y psíquico, sin apurar sus
tiempos y conociendo sus potencias y sus características
espirituales.
¿Con qué se adquiere fortaleza para
superar las adversidades?
- Con introspección que supone,
también, buena autoestima y
auto imagen de
sí mismo, conocimiento
de las fortalezas y debilidades, autocontrol y reflexión
antes de la acción. - Con independencia.
- Con capacidad de relacionarse que implica
tener buenas relaciones emocionales y expresión de
sentimientos y necesidades. - Con iniciativa, cultivando las
aficiones, - Con creatividad, siendo flexibles y
proactivos. - Con humor que supone tomar los errores como
lecciones y no como fallas o fracasos y ver la vida con
optimismo.
Cabe aquí rescatar la importancia del juego como
actividad principal de los niños que le permite
representar roles sociales posibilitándole dar respuesta a
situaciones creadas.
El juego es una ocupación autotransformadora de
la
personalidad de los infantes, mediante una asimilación
de lo que el mundo ofrece al yo.
Éste, junto a los requerimientos básicos
de la nutrición,
salud, vivienda y
educación
es vital para el desarrollo del potencial de los niños
porque representa comunicación y expresión, combina
pensamiento y acción; da satisfacción y
sensación de logro, ayuda al desarrollo físico,
mental, social y emocional.
El juego es una forma de aprender a vivir y es una
vía para revertir la soledad, el miedo, la rabia y la
desesperanza.
Nuestro objetivo
principal es el desarrollo integral del niño y el joven y
el de su entorno familiar y social, teniendo éste activa
participación en este proceso.
Se promueve la resiliencia fortaleciendo el ambiente,
los recursos
personales y las habilidades sociales.
Tomando la resiliencia como agente de
prevención y promoción de salud, favorecen la
posibilidad de la capacidad resiliente los factores
protectores, entendiendo por ellos a las influencias que
modifican, mejoran o alteran la respuesta de una persona a
algún peligro que predispone a un resultado no adaptativo.
Esto es, se refieren a las características existentes en
los diferentes ambientes que parecen cambiar o revertir
circunstancias potencialmente negativas y salir transformadas
positivamente por la experiencia.
Éstos le permiten al sujeto transformar esas
situaciones adversas al desarrollar su resiliencia, a pesar de
los riesgos a los que se ven expuestos.
Lo interesante es poder
identificar estas características personales que permiten
resistir, sobrevivir, edificarse y proyectarse a los que las
poseen; ya que de esta forma, ayudaríamos mejor a cambiar
los entornos familiares y de aprendizaje,
transformándolos en potenciadores de cualidades y estrategias
positivas.
Factores Protectores de
Resiliencia:
Los factores protectores de resiliencia son:
1) La presencia de Relaciones
afectuosas:
Establecer modalidades vinculares con el niño en
donde esté presente el amor, la
sensibilidad, la comprensión, el respeto e
interés
que se incorporan efectivamente, es decir a través del
ejemplo, en los hechos y no sólo en las palabras llegan a
cimentar un sentido de seguridad y
confianza.
Esto se logra a través de:
- Brindar afecto y apoyo. Esto
significa dar respaldo y aliento incondicionales al niño
ya que sin afecto, no podrá superar sus
dificultades. - Enriquecer los vínculos. El
ámbito escolar y familiar debe procurar que el
niño fortalezca las relaciones entre los individuos ya
que la única manera de crecer es "crecer con
otro".
c) Fijar límites
claros y precisos. Ello implica explicitar las
expectativas de conducta en el
niño estableciendo las mismas con claridad.
Disponer de una disciplina
positiva significa contar con formas bien pensadas, previsibles y
apropiadas a la edad de los niños para responder a la mala
conducta. Ésta se reduce a pocas estrategias como:Aumentar
el amor propio y
autoestima del niño, permitir que se sienta importante,
establecer reglas y límites claros y .decirle lo que "debe
hacer" y no solamente lo que no debe hacer.
d) Enseñar destrezas para la
vida.
Algunas de ellas son la cooperación, la capacidad
de resolución
de conflictos, las estrategias de resistencia y asertividad,
las destrezas comunicacionales; las habilidades para adoptar
decisiones y el manejo sano del estrés.
Las escuelas constructoras de resiliencia fomentan
el aprendizaje
individual con el colectivo apuntando al cambio y la
eficacia,
promoviendo el pensamiento crítico, la resolución
de problemas, las conductas cooperativas,
las decisiones por consenso, el establecimiento de metas
compartidas y brindando modelos de rol
positivos para el aula y la vida.
Por ello necesitamos recurrir a proyectos que le
ayuden al docente a aprovechar los recursos de sus alumnos para
que éste pueda aprender con gusto y placer; dándole
la verdadera importancia que tiene el estudio.
Esta orientación está estrechamente
vinculada al cambio escolar que promueve una enseñanza más "práctica",
curriculas más "pertinentes" y "relacionadas al mundo
real"; teniendo en cuenta que las decisiones que se tomen es
preferible que se realicen desde los lugares de trabajo
contando con la activa participación de todos los actores
involucrados.
Esta estrategia
significa brindar a los estudiantes, a sus familias y al personal escolar,
una alta cuota de responsabilidad por lo que acontece dentro de las
paredes de la escuela,
dándole oportunidades de resolver problemas, tomar
decisiones, planificar, fijar metas y ayudar a otros.
Las adaptaciones curriculares son una estrategia
utilizada ampliamente en las tareas educativas que potencia la
individualización de la enseñanza y la atención a la diversidad.
Éstas son capaces de conducirnos desde niveles
superiores a inferiores, concretando progresivamente y adaptando
la respuesta educativa a las necesidades particulares de nuestros
alumnos. Su desarrollo nos lleva progresivamente a adecuar
nuestra actuación en previsión de dificultades de
aprendizaje, previo conocimiento del alumnado.
Este planteamiento de una enseñanza ajustada a
las exigencias del niño supondrá un conocimiento
exhaustivo de todos aquellos aspectos personales que puedan
influir en su aprendizaje y, por otra parte, precisará de
una valoración del entorno educativo para conocer
qué tipo de ajuste (organizativo o metodológico)
debe realizar para adaptarse a sus necesidades.
Por medio de las adaptaciones curriculares trataremos,
en definitiva, de ofrecer al alumno un entorno educativo que
potencie su capacidad de aprendizaje de la manera más
adecuada posible.
Porque a fin de cuentas,
¿qué es un buen alumno?, ¿el que se saca
buenas notas por repetir lo memorizado mecánicamente o el
que se esfuerza para lograrlas y crece como persona en el
intento?..
Revertir esta situación desde la escuela es una
actitud
compleja, ya que no se compromete sólo el niño sino
a todo el grupo
familiar; por eso los padres pueden acompañarlos a la hora
de hacer los deberes, involucrarse con las cosas del colegio,
elogiar sus esfuerzos por encima de sus resultados, alimentar sus
intereses y crearles algunos nuevos, leerles en voz alta aunque
ya lo sepan hacer solos y transmitirles la idea de que el estudio
es una parte importante de sus vidas. También
enseñarles a preguntar cuando no entienden, perder el
miedo a equivocarse, tomar conciencia de que
nada ayuda tanto a vencer un obstáculo como la tenacidad
de seguir intentando y regalarles una herramienta vital: la
autodisciplina.
Lo más importante que va a quedarle a cada chico
de su paso por la escuela es su relación con el
aprendizaje. Entonces, el objetivo es mantener viva la natural
curiosidad de los alumnos y fomentar su placer por incorporar
conocimientos nuevos, ya que no hay método de
estudio que pueda contra un alumno desmotivado, por eso siempre,
antes que nada y al final de todo, lo que urge es
MOTIVAR.
La educación debe ayudar al alumno a desarrollar
su autonomía como individuo y como ser social ya que
aprender es encontrar significados, criticar, investigar,
transformar la realidad.
Esto exige que sea sujeto de su aprendizaje, un ser
activo, en vez de alguien meramente pasivo y receptivo y que el
maestro sea un guía y orientador, un polemizador, una
persona abierta al diálogo.
Esto implica que le ayudemos a nuestros alumnos
a:
–Aprender a ser: Hace referencia a que el
niño debe formar un autoconcepto positivo basado en una
auto-imagen real; en una escala de valores
y en el desarrollo de actitudes
sociales.
–Aprender a aprender: La oportunidad de aprender
se da sin límites de espacio ni de tiempo pero
para aprovecharla el alumno necesita desarrollar hábitos,
actitudes y manejar métodos y
técnicas de
estudio aplicables sin necesidad de la orientación del
maestro, despojándose del orientador en casa y en el
aula.
–Aprender haciendo El niño es un ser por
realizar, por ello una metodología flexible le permite el logro de
objetivos
personales, la participación activa en el aprendizaje y la
retroalimentación de la experiencia. Estas
técnicas llevan al alumno a experimentar
vivencias y sacar provecho de los propios errores.
–Aprender a vivir juntos: Esto implica participar
y cooperar con los demás en todas las actividades
humanas.
2) Resaltar las expectativas que se
tienen de las personas. Sea en el seno de la vida
familiar o en el clima escolar,
los mensajes que se proyectan comunican no sólo una
orientación sólida, sino también estructuras y
metas a seguir.
Esto fomenta la actitud del "que se puede",
alentando permanentemente a todos sus miembros, destacando sus
logros y brindando procedimientos de
retroalimentación positiva.
3) Brindar oportunidades de participación y
contribución significativa.
Incluyen el tener responsabilidades importantes, el
tomar decisiones, el ser escuchado y el aplicar la capacidad
personal en beneficio de la comunidad
familiar, educativa o social.
Desde el punto de vista del niño, los factores
resilientes pueden organizarse en estas categorías
diferentes:
A.- YO TENGO
formado por todos los factores de apoyo con que cuentan las
personas.
Está integrado por algunos de estos
enunciados:
- , Alguien que otros
quieren - Capaz de sentirme feliz cuando hago algo
bueno por alguien y me demuestran afecto. - Respetuoso de mí y del
otro
En el niño se debe estimular la confianza en
sí mismo mediante una actitud de acercamiento
físico y afectivo hacia las personas del entorno. Esto es,
infantes que pueden brindar y recibir confianza y,
también, identificar personas en las cuáles confiar
y en cuáles no.
Además deben ser capaces de valorarse a sí
mismos lo que favorece enormemente a su identidad
personal
La autovaloración es una actitud del niño
para estimar positivamente sus características propias.
como su imagen corporal, su aceptación por los otros, su
forma de ser, sus habilidades y destrezas y la identidad
cultural.
Sólo valorándose a ellos mismos podrán
valorar a los demás y todo esto redundará en un
futuro en mejores desempeños laborales y de
relación.
B.-YO SOY y YO ESTOY
que atañe al desarrollo de la fortaleza
intrapsíquica.
Si damos a nuestros niños la posibilidad de ser y
sentirse bien con ellos mismos, contruibuiremos a que se valoren
y valoren lo que hagan, piensen y sientan. Por ello, alguno de
los enunciados que lo caracterizan son:
- YO estoy dispuesto a responzabilizarme de mis
actos - Yo estoy seguro respecto
a que saldré bien
Esto implica que confían en que las cosas
saldrán bien en el futuro y se sienten parte de su
construcción. De esta manera, son capaces
de enfrentar las adversidades y problemas con
serenidad.
YO TENGO
- La presencia de recursos personales es la fuerza
psicológica interna que desarrolla el niño en su
interacción con el mundo como la
autoestima, la autonomía, el control de
los impulsos, la empatía, el sentido del humor y la fe o
creencia en un ser superior. - Personas en quienes confiar y que me quieren sin
condiciones. - Personas que me ponen límites, para evitar
peligros innecesarios. - Personas que quieren y ayudan a que sea
autónomo - Personas que me ayudan si estoy en
peligro
La autonomía supone que la persona sea capaz de
valerse por sí misma, cuidarse, vivir en relación
con otras, planificar y organizar los aspectos de su vida, tomar
decisiones y pedir ayuda cuando lo necesita.
La educación familiar debe ir encaminada a lograr
la autonomía y la responsabilidad en sus hijos.
La familia y la
escuela puede ayudar a los infantes a comprender y valorar la
interdependencia, la solidaridad, la
ayuda mutua, la escucha y la comprensión.
- Modelos para actuar
Es indispensable para los hijos la conducta de los
padres.
Si los progenitores crecen ante las dificultades; si son
dueños de sus emociones; si son
estables en el comportamiento social (familia, trabajo,
vecindario); si conocen sus puntos flojos, sus limitaciones; si
son buenos trabajadores, creativos, no rutinarios; si son
responsables, confiables y si saben disfrutar; seguramente
serán un buen modelo a imitar por vuestra
descendencia.
- Habilidades sociales: ser capaz de manejar
situaciones de conflicto,
de tensión o problemas personales - YO PUEDO que remite a la adquisición
de habilidades interpersonales y de resolución de
conflictos.
La confianza es una actitud de acercamiento saludable
que desarrolla el niño respecto de las personas que lo
rodean y que favorece para:
- Hablar sobre lo que me
asusta - Buscar maneras de resolver mis
problemas - Controlarme cuando tengo ganas de hacer algo
peligroso - Buscar el momento apropiado para actuar o
hablar - Encontrar alguien que me
ayude - Expresar y manejar mis
emociones.
Es necesario desarrollar en el niño la capacidad
para expresar y manejar sus emociones de manera constructiva;
esto es, identificar sus emociones de miedo, alegría,
cólera,
tristeza y expresarlas de modo oportuno y reparador.
Algunas de las cualidades emocionales que ayudan son la
empatía, expresión y comprensión de los
sentimentos, el control de nuestro genio, la independencia,
la capacidad de adaptación, la simpatía, la
capacidad de resolver los problemas en forma interpersonal, la
persistencia, la cordialidad, la amabilidad y el
respeto.
Los adultos debemos comprender a los niños y
jóvenes contemplándolos con "objetividad
optimista", valorando sus fortalezas, reconociendo y aceptando
sus debilidades.
Además, necesitamos preguntarles cuáles
son sus sueños y qué les hace feliz para poder
definir cómo mejor ayudarles a serlo.
Con una visión enriquecida de sus potencialidades
y talentos, buscaremos orientar nuestras acciones para
que el proyecto de vida
de nuestros niños sea hecho a su medida y no a la
nuestra.
En síntesis,
la resiliencia nos convoca a poner en positivo nuestras miradas
hacia el prójimo y a modificar nuestras propias
prácticas. Implica partir de un enfoque positivo de las
capacidades y habilidades, consiste en resignificarse para
potenciarse, analizarse para proyectarse.
Se parte del concepto que todas las personas poseen en
algún grado -destacado o no- fortalezas y capacidades.
Revisarlas, conocerlas, evaluarlas y ver cómo pueden
desarrollarse mejor, nos lleva a plantear el campo de la
prevención primaria en la vida cotidiana.
Lo que desarrolla la capacidad resiliente de un
individuo es la formación de personas socialmente
competentes que tengan conciencia de su identidad y utilidad, que
puedan tomar decisiones, establecer metas y creer en un futuro
mejor, satisfacer sus necesidades básicas de afecto,
relación, respeto, metas, poder y significado.
Ésta es una tarea diaria que involucra distintos
lugares sociales partiendo de la familia, la
escuela, las distintas instituciones
y los Gobiernos de cada país.-
Significa, apropiarse del concepto de resiliencia
como una estrategia de vida.-
Di Fresco, C.(1999) Desarrollo cognitivo y social de
niños con trastornos convulsivos. Tesis
Doctoral. UNC. Mendoza. República
Argentina.Manuscrito no publicado.
Melillo, A y Suárez Ojeda, N (2004)
Resiliencia. Descubriendo las propias fortalezas. Buenos Aires:
Paidós. Compiladores.
Puerta de Klinkert,M. (2002) Resiliencia. La
estimulación del niño para enfrentar
desafíos..(2ª ed.) Argentina: Grupo Editorial
Lumen.
PALABRAS CLAVES
RESILIENCIA. EPILEPSIA. DESARROLLO
PERSONAL.DESARROLLO DE HABILIDADES SOCIALES.EDUCACIÓN
DE LOS HIJOS. ESTRATEGIAS DE VIDA
DATOS DE LA
AUTORA
Prof. Dra. Carina Aída Di
Fresco
Psicopedagoga. Licenciada y Profesora en Ciencias
Psicopedagógicas por la Facultad de
Humanidades y Ciencias de la
Educación de Mendoza. Universidad
Católica Argentina.
Especialista en Docencia
Universitaria egresada de la U. N. De Cuyo.
Doctora en Ciencias de la Educación por la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional
de Cuyo. Su Tesis Doctoral
giró en torno al:
"Desarrollo cognitivo y social de los niños con
trastornos convulsivos".
Ha obtenido (por Concurso) seis Becas de Investigación para Graduados otorgados
por el Consejo de Investigaciones
de la Universidad Nacional de Cuyo (C.I.U.N.C.); poniendo
en ejercicio sus proyectos de
investigación en ámbitos del Servicio de
Salud Mental
Infanto Juvenil del Hospital. Pediátrico "Dr. Humberto.
Notti".
Desde 1990 ha dictado la materia
"Problemática Universitaria y Técnicas de Estudio
en los Cursos Preuniversitarios de la Facultad de Humanidades y
Ciencias de la Educación, ejercido como Profesora -Tutora
y Profesora Asistente en la Cátedra de
Neuropatología de la Carrera Psicopedagogía de la
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación.
UCA.
Es representante, desde 1995, por la UCA de
Mendoza ante la Red de Instituciones de
Salud y Educación Garrahan-Provincias Red Nacional de
Psicopedagogía.
Actualmente es Becaria de la misma, ejerciendo una
pasantía en el Servicio de Neurología del
Hospital "Dr. Humberto J. Notti".
Es co-autora del Libro
"-Tratamiento psicopedagógico" de la Red
Interinstitucional en el ámbito de la salud editado por
Ed. Paidós (2000).
Ha realizado numerosos artículos de
divulgación científica publicados en revistas
de la especialidad (Revista
Psicopedagógica, entre otras) y en medios de
comunicación masiva.
Ha participado activamente mediante la
presentación de sus trabajos de investigación
clínica en numerosos Congresos y Conferencias de orden
nacional e internacional.
Ha diseñado numerosos programas de
diagnóstico y tratamiento psicopedagógico para
estimulación de funciones
psicointelectuales básicas para el aprendizaje destinados
a niños de edad preescolar y a
alumnos con dificultades de aprendizaje y con trastornos
neurológicos
Ha dictado diversos cursos de capacitación y perfeccionamiento
docente.
Ha dirigido varios Seminarios de Licenciatura y
Proyectos de Investigación como "Análisis de Test del Dibujo de la
Figura Humana", "Estudio Evolutivo del DFH en niños con
organicidad" en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación. UCA.
Mendoza, Argentina, mayo de 2005
Prof. Dra. Carina Aida Di Fresco