Pese a la complejidad involucrada en la
comunicación, se puede afirmar que ella primariamente
es un proceso, o al
menos implica un proceso en el que un conjunto de acciones
intencionales o no, actuales o pretéritas de un miembro o
miembros pertenecientes a un grupo social,
son percibidas o interpretadas significativamente por otro u
otros miembros de ese grupo.
La comunicación es el fundamento de toda la
vida social. Es un proceso que pone en contacto
psicológico a dos o más personas, y funciona como
momento organizador y como escenario de expresión de la
subjetividad, en el que se intercambian significados y sentidos
de sujetos concretos donde se construyen la individualidad y
el
conocimiento del
mundo.
Al decir de Morales Álvarez, "La sociedad como
realidad objetiva se convierte en realidad subjetiva cuando el
individuo
interioriza en su conciencia y
asume como propio el mundo social producido por el hombre,
objetivado en significados del lenguaje, como
externo a él".(Morales Álvarez, J. y Cortés,
M.T., 1997, p.46)
Compartimos la visión de la comunicación como un
proceso que tiene como base fundamental la interacción entre los sujetos involucrados
en ella, donde interactúan subjetividades, a través
de los procesos de
externalización e internalización.
En este intercambio existe la posibilidad de influencia mutua
y de una consecuente redefinición y configuración
de la subjetividad, donde la realidad llega a través del
otro. Es un proceso de constante producción de sentidos que permite la
organización y desarrollo de
toda la vida de los sujetos.
Como todo fenómeno estudiado por el hombre, la
comunicación ha sido interpretada a partir de
disímiles paradigmas que
organizan el conocimiento
científico de acuerdo con la construcción de postulados teóricos
y metodológicos, los cuales posibilitan una
comprensión del proceso en cuestión.
Paradigmas en el estudio de
la comunicación
Según A. Mucchielli (1998), existen cuatro paradigmas
principales en el estudio de la comunicación: el
estructural expresivo, el formal transaccional, el relacional
sistémico, y el fenomenológico y
praxiológico.
El paradigma
estructural expresivo tiene como objetivo
revelar los deseos, motivaciones y necesidades de los individuos,
así como la estructura de
la
personalidad, que subyacen en el discurso
comunicativo.
Dicho referente teórico utiliza como metodología el análisis de
contenido; dicho análisis parte de las expresiones y se
remonta a la estructura psicológica, y tiene como
finalidad la búsqueda de explicación a los
fenómenos, verbalizaciones en los conflictos
pulsionales y estructurales de la personalidad,
y sitúa la sexualidad en
su centro configurador debido al origen psicoanalítico de
este enfoque.
El paradigma formal transaccional, también influido por
el psicoanálisis, tiene como base el
análisis transaccional desarrollado en la década
del 60, nueva orientación de análisis
comunicacional que estudia las interacciones de las personas y el
marco situacional en el que estas operan. El concepto de
retroalimentación es fundamental en estos
estudios que buscan conocer la articulación de los
procesos de comunicación interpersonal.
Este modelo se
centra en la forma de la comunicación, en la cual,
según Mucchielli, se manifiestan tres niveles de realidad,
y se apoya en tres tipos de actitudes
corporales y de mensajes paraverbales. Estos niveles y actitudes
son explicables a través de imágenes:
Pa (padre) es concebido como un estado
normativo moral, donde
se encuentran las actitudes y los paralenguajes más bien
cristalizados y neutros, que toman formas tradicionales como
consejos o injunciones morales; A (adulto) descrito como las
actitudes que definen una comunicación lógica
y madura, donde aparecen las actitudes y los paralenguajes
originados por el control de los
sentimientos pero que, en este caso, acompañan comunicaciones
lógicas y racionales, y N (niño) manifiesta
sentimientos y estados fisiológicos, donde aparecen las
actitudes y los paralenguajes que dejan que se manifiesten los
sentimientos y los estados psicológicos que
acompañan las expresiones espontáneas de un
niño. (Mucchielli, A., 1998, pp.
2728).
El análisis transaccional aparece como un enfoque
novedoso y racional para la comprensión del comportamiento
humano, y aunque inicialmente fue un instrumento para terapia
sociológica, sus principios pueden
ser aplicados en los ámbitos laboral,
familiar, educacional y comunitario, donde la buena
relación entre las personas tiene la mayor
importancia.
En este enfoque resultan relevantes los siguientes aspectos:
el concepto que cada persona tiene de
sí misma y las interpretaciones que hace de la realidad;
relevancia de la interacción simbólica, proceso por
el cual crea, conviene, asigna, comparte significados con los
demás; importancia de las experiencias pasadas que, al
momento de interactuar, se actualizan; los papeles o roles y los
juegos que los
individuos desarrollan socialmente dentro de las distintas
interacciones.
El paradigma de relación sistémico tiene como
objetivo fundamental el estudio de las relaciones. Su fundador,
G.H. Mead, parte de la concepción de las interacciones
sociales y el principio del otro generalizado, "la capacidad de
abstracción y generalización de las actitudes y
roles de los otros miembros de la sociedad que el niño
internaliza en su conciencia y con lo cual configura su
subjetividad significativa". (Morales Álvarez, J. y
Cortés, M.T., 1997, p.48)
La Escuela de Palo
Alto comparte esta concepción de la primacía de la
relación. Basada en la Teoría de
sistemas, plantea estudios de tipo holístico, que
incluyen los procesos comunicacionales del individuo y los que se
desprenden del sistema en el que
está inmerso. Este paradigma analiza la
comunicación como un sistema de interacciones a partir de
la definición de sí mismo, de la relación y
del otro formando un todo. Para Watzlawick todo comportamiento
frente a una persona constituye, en definitiva, una
comunicación del modo en que una percibe la
relación con dicha persona y, por tanto, la influencia
(Mucchielli, A., 1998, p. 44).
Es decir, el comportamiento del sujeto y su
comunicación deben ser comprendidos en el marco de
relación en el que se expresan.
Para esta Escuela, lo verbal es una parte, un subsistema del
sistema comunicacional. Otro subsistema comunicacional
incluiría la comunicación no verbal, dentro de la
cual se considera desde las características físicas
de los interlocutores, hasta las condiciones del entorno, pasando
por los gestos, las miradas, los adornos y el manejo de las
distancias, entre otros.
Los integrantes de la Escuela de Palo Alto definen las
propiedades simples de la comunicación. "No hay nada que
sea contrario de conducta […] no
hay no conducta […] es imposible no comportarse […]
Ahora bien, si se acepta que toda conducta en una
situación de interacción tiene un valor de
mensaje, es decir, es comunicación, se deduce que por
mucho que uno lo intente no puede dejar de comunicarse"
(Watzlawick, P.J., Beavin, B. y Jackson, D.D., 1987, p. 50). De
este modo, toda actividad, acción
o comportamiento es una forma de comunicación.
Algunas premisas teóricas importantes de este enfoque
son: solo ciertos aspectos del proceso de comunicación
humana son conscientes, muchos escapan al control consciente; la
comunicación se sirve de señales
tanto presentes como ausentes; la comunicación es
paradójica y el mensaje escapa al fin esperado por quien
lo elabora; determinados contextos y aprendizajes pueden
convertir en patógena la comunicación.
El paradigma de programación
neurolingüística aparece por los años 70 y
se desarrolla en los 80. Su fundamento es la observación, y su objetivo es mejorar la
interacción humana.
Sus iniciadores, John Grinder y Richard Bandler, en una
primera etapa buscan identificar las pautas y claves esenciales
del trabajo de
célebres y exitosos terapeutas comunicacionales como,
Virginia Satir, Milton Erickson y Fritz Perls, para crear los
inicios de una base teórica que, basada en la lingüística, diera cuenta de los
mecanismos básicos de la comunicación
interpersonal.
Posteriormente elaboraron modelos para
aplicar estas destrezas y habilidades, que luego de una
práctica consciente podrían facilitar a otras
personas la realización exitosa de lo que los terapeutas
eficaces hacían en forma intuitiva.
Los creadores de la programación neurolingüística
identificaron modelos que permiten a los terapeutas obtener
indicios relevantes de la representación de mundo de sus
interlocutores, a través de sus conductas y sus lenguajes
(verbal y no verbal). Lo anterior debiera facilitar el conocimiento
de la evolución de su estado interno.
La programación neurolingüística intenta
ser, finalmente, un instrumento de comunicación y de
transformación basado en la adaptación a los valores y
especificidades del otro.
El paradigma fenomenológico y praxiológico tiene
como base la fenomenología, y su objetivo es el estudio
de los significados subjetivos, que son construidos a
través del intercambio. Los métodos de
análisis utilizados desde este referente teórico
son descritos por A. Mucchielli (1998, pp. 58.64):
- Análisis fenomenológico: se ocupa de
describir e interpretar las vivencias experimentadas por los
sujetos buscando penetrar los contenidos y significados de su
conciencia. - Método de comprensión: alude al estudio del
sentido subjetivo e intersubjetivo en una determinada
actividad, a partir de nuestra experiencia vivida. - Análisis etnometodológico: es el estudio de
los métodos empleados por las personas para
desarrollar una vida social explicable; por tanto, una de las
principales áreas de estudio es la variedad de
métodos empleados por las personas para producir y
comprender descripciones factuales.(Potter, J., 1998)
Este análisis etnometodológico tiene su origen
en la disciplina de
la Etnometodología, la cual contiene, a nuestro juicio,
aspectos relevantes para el estudio de la comunicación y
la argumentación.
Existen tres conceptos básicos desarrollados por la
Etnometodología: la indicación, la reflexividad y
el método
documental de interpretación, los cuales son utilizados
por el análisis conversacional.
La idea fundamental de la indicación es que el
significado de una palabra o expresión depende del
contexto donde se use. Se destacan los detalles
específicos de la interacción en la que intervienen
los participantes.
La comprensión del lenguaje no es el producto de
unas representaciones semánticas compartidas, sino que es
la consecuencia de compartir unos procedimientos
para generar significados dentro de contextos. (Edwards, D.,
1996, citado en Potter, J., 1998)
La reflexividad destaca el hecho de que las descripciones no
son solo acerca de algo, sino que también hacen algo; es
decir, no se limitan a representar alguna faceta del mundo,
también intervienen en ese mundo de alguna manera
práctica.
La descripción es una referencia a algo, y
también forma parte de ese algo. El sentido de los sucesos
está constituido, en parte, por la descripción.
En relación con el modelo documental de
interpretación, se afirma que las personas emplean un
método para comprender el mundo. Se destaca que cuando las
personas llegan a comprender sucesos y acciones lo hacen en
función
de expectativas, modelos e ideas previas. Sin embargo, estas
expectativas, a su vez, son modificadas por la comprensión
que se obtiene. Por lo que se produce una especie de proceso
circular continuo.
El análisis conversacional se concibe como un
desarrollo de la Etnometodología, que ha aplicado las
ideas de la naturaleza
indicativa y reflexiva de la acción al estudio
específico de la interacción conversacional
(Potter, J., 1998)
Estos autores al estudiar la conversación parten de la
presuposición de que lo que se dice no se dice por
accidente, que la forma de las palabras no son imprecisas ni
improvisadas, sino que están diseñadas con todo
detalle para que sean sensibles a su contexto secuencial y a su
rol en la interacción. (Sacks, J.,1992; Sacks, J., y
otros, 1974, citado en Potter, J., 1998)
La ventaja de los trabajos hechos desde la perspectivas del
análisis conversacional es que trata los relatos en su
contexto. Entendido el relato como una descripción en la
que se exponen determinadas razones o argumentos que justifican
el rechazo o aceptación de acciones que una de las
personas propone en la comunicación.
Esta idea resalta que una misma expresión o
término puede adquirir segundos o terceros significados e
interpretaciones según el contexto y las significaciones
nuevas que se construyan culturalmente.
Las descripciones están diseñadas de una manera
estratégica e intencional por quienes las expresan, con el
objetivo de satisfacer sus propios intereses. No siempre ocurre
así en la dinámica real en que se produce el proceso
de la comunicación. Para los analistas conversacionales es
muy difícil distinguir los pasos en los que se da una
planificación estratégica de
aquellos en los que no se da (Potter, J., 1998)
Cuando examinamos alguna descripción o algún
informe, el
énfasis en la indicación nos conduce siempre a
preguntar cuál es el contexto y cómo se ha
ocasionado la descripción. El énfasis en la
reflexividad nos insta a considerar los informes y las
descripciones en relación con el sujeto o acción
que describen y, al mismo tiempo, en
relación con lo que hacen, de qué acciones forman
parte. El método documental destaca que las personas
revisan continuamente sus percepciones pasadas y sus expectativas
futuras basándose en su comprensión actual.
Los diferentes enfoques de la comunicación ofrecen un
valioso aporte teórico y metodológico del proceso
de comunicación.
En los paradigmas analizados podemos percatarnos de dos
posiciones opuestas: por una parte (los dos primeros) aluden a
una psicología
de los procesos intrapsíquicos con las limitaciones
propias de sus enfoques teóricos, y por otra (los dos
últimos), a una psicología de las relaciones.
A pesar de las limitaciones teóricas y
metodológicas, y de la visión parcial que cada uno
de ellos podría tener en un análisis particular,
resultan útiles las distintas aportaciones que realizan a
la teoría
de la comunicación.
- Collantes, J.J. (2000). Análisis de la
comunicación Humana y las relaciones interpersonales
en la empresa
turística. Barcelona,. - González, Rey, F.(1995). Comunicación,
personalidad y desarrollo. La Habana. Editorial Pueblo y
Educación. - Hymes, Dell (1974). Hacia etnografías de la
comunicación. En Antología de estudios
de etnolingüística y sociolingüística.
México: UNAM. - Pérez Grajales, H. (2001). Comunicación
escrita. Editorial Magisterio.T- 176. - Satir, V. (1991). Ejercicios de la comunicación
humana. México: Editorial Pax, cuarta
reimpresión. - Silvestein, A. (1994). Comunicación Humana.
Exploraciones teóricas. México: Trillas.
S.A. - Watzlawick, P. ;Babeélas, J.; Jackson, D. (1987).
Teoría de la Comunicación Humana.
Barcelona: Editorial Herder, Sexta Edición
Yadira López Castrillón
Lic. Psicología. Universidad de
Camagüey. Cuba.
24 de mayo de 2005.