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Elementos para un modelo de formación de investigadores




Enviado por tbarraza



    1. Un programa de
      integración teórica como recurso base en la
      formación de investigadores
    2. La vigilancia
      epistemológica como principio de control para la
      calidad de las investigaciones realizadas en un proceso de
      formación de investigadores
    3. El Seminario Taller como
      elemento estructurante de una pedagogía para la
      formación de investigadores
    4. A manera de
      conclusión
    5. Lista de
      referencias

    Presentación

    La sociedad del
    conocimiento
    representa para los sistemas
    educativos modernos un desafío sin precedente
    histórico. Los vertiginosos avances en tecnologías
    y las comunicaciones
    instantáneas que aceleran y circunscriben al proceso de
    globalización causan un profundo impacto en
    la
    educación (Lepeley, 2003).

    Los desafíos que enfrenta la educación en todo el
    mundo son enormes y substanciales, por lo que el cambio
    educativo adquiere alta prioridad en el desarrollo de
    los países.

    Hasta fines del siglo XX la prioridad educativa de los
    países se concentró en la cobertura. Con este
    propósito los gobiernos incrementaron significativamente
    las inversiones en
    educación y crearon sistemas educativos de carácter, mayoritariamente, público,
    lo que condujo a brindar el servicio
    educativo sin costo alguno para
    los consumidores de educación.

    En las postrimerías del siglo XXI, las economías
    de los países avanzan progresivamente en su nivel de
    desarrollo, debido esencialmente a la integración
    económica y comercial entre países y a la
    proliferación de redes de comunicación
    social entre personas.

    Surge entonces la necesidad de una educación que tenga
    como fundamento la información y el
    conocimiento y que se concentre en las nuevas prioridades
    congruentes con el grado de desarrollo de la sociedad y el
    país; estas demandas difieren notablemente de aquellas que
    se le exigían a los sistemas educativos durante la era
    industrial.

    Los requerimientos de la educación en la sociedad del
    conocimiento se articulan a partir de los siguientes
    aspectos:

    • Énfasis en el ser humano como creador y gestor de
      información y conocimiento..
    • El ser humano como centro de la educación.
    • Énfasis e la calidad del
      servicio educativo.
    • Necesidad de un desarrollo integral de las organizaciones
      educativas.
    • Énfasis en las redes de comunicación, sean éstas de
      carácter formal o informal.
    • Gestión institucional basada en la
      colaboración e integración interna y en la
      autonomía externa.
    • Estilo de liderazgo
      participativo basado en el respeto a la
      persona.
    • Estructura matricial en el nivel organizacional del
      sistema
      educativo.

    La producción masiva e indiscriminada de
    información que caracteriza a la era del conocimiento
    requiere de personas con la capacidad suficiente para transformar
    la información en conocimiento; esta tarea se constituye
    en el eje central de la actuación de los agentes del
    quehacer educativo.

    La complejidad de esta nueva tarea requiere de la
    participación proactiva de docentes,
    administradores de la educación, formadores de docentes,
    diseñadores curriculares e investigadores, quienes
    constituidos en equipos multidisciplinarios pueden dar
    solución a los problemas de
    distinta naturaleza que
    esta situación acarrea.

    Esta participación proactiva tiene como
    condición sine qua non el perfeccionamiento docente y la
    formación de investigadores. En ese sentido cobra sentido
    el diseño
    y operación de programas
    académicos de formación que permitan, por una
    parte, ofrecer elementos teóricos metodológicos que
    posibiliten a los usuarios profundizar en el análisis de su práctica
    profesional, mientras que por otra parte, proporcione una
    formación que le conduzca a desarrollar investigaciones
    con un alto rigor metodológico.

    La formación para la investigación ha sido un discurso
    recurrente y una idea fuerza
    aglutinadora de una serie de prácticas y políticas
    del sistema educativo
    mexicano durante las últimas dos décadas, "sin
    embargo, a pesar de los distintos esfuerzos invertidos hasta
    ahora en este campo, México no
    cuenta aún con el número suficiente de
    investigadores para asegurar una capacidad propia de
    producción de conocimientos" (SNTE, 2000; pg. 195).

    Con base en estos planteamientos, se ha realizado un
    análisis que permita identificar los elementos que
    deberían estar presentes en un modelo de formación
    de investigadores.

    Un programa de
    integración teórica como recurso base en la
    formación de investigadores.

    Las teorías
    sociales, en su proceso de constitución, han elegido una serie de
    opciones de construcción que las han conducido por
    diferentes caminos; estas diferentes opciones pueden ser
    leídas como pares de opuestos a partir de la propuesta
    lakatiana de programas de investigación rivales.

    Los primeros programas de investigación que rivalizaron
    y se disputaron el campo de la investigación en el
    ámbito de lo social fueron el positivista e
    interpretativo.

    Las características centrales de estos programas de
    investigación son resumidas por Ruiz (1999) en un cuadro
    que toma como base a Plummer (citado por Ruiz, op. cit) y que a
    continuación se presenta:

     

    Programa de
    Investigación

    Interpretativo

    Programa de Investigación
    Positivisita

    Focos de estudio

    Únicos e idiográficos.

    Centrados en lo humano, lo interior, lo subjetivo
    y en el significado

    Generales y Nomotéticos. Centrados en la
    estructura, lo exterior, lo objetivo, en las cosas y los
    sucesos.

    Epistemología

    Fenomenología,

    Relativista,

    Perspectivista.

    Realista,

    Absolutista esencialista.

    Lógico positivista.

    Tarea

    Interpretar, comprender y describir.

    Observar.

    Explicación causal.

    Medir.

    Teoría

    Inductiva y concreta.

    Cuenta historias.

    Deductiva y abstracta. Operacionalismo.

    Valores

    Comprometida ética y
    políticamente.

    Igualitarismo.

    Neutral ética y políticamente.
    Pericia y élites.

    Los programas de investigación que, en segundo
    lugar, han polemizado sobre el campo de la investigación
    en el ámbito de los social fueron, por un lado el que
    lleva al análisis de la estructura social, en el nivel
    macro, y por el otro, el que analiza a los actores en situaciones
    de interacción, esto es, en el nivel
    micro.

    En el campo de los estructuralistas ubicamos a los
    clásicos de la sociología como sería el caso de
    Marx, Durkheim y
    Weber (Bravo,
    et.al., 1980 y Gutiérrez, 1998), quienes continúan
    siendo, hasta la fecha, los autores más referenciados en
    el estudio de los hechos sociales, como lo demuestran
    Sociological Abstracts (Flecha, Gómez, Puigvert,
    2001).

    A este selecto grupo se le
    integra Parsons (Alexander, 2000) quien con su libro La
    estructura de la acción
    social
    se coloca entre los estructuralistas más
    renombrados del siglo XX. Parsons dedicó su obra a
    construir un modelo global de análisis sistémico de
    la sociedad y logró con el modelo AGIL (por sus iniciales
    en inglés:
    Adaptation, Goal, Integration & Latency) establecer
    cuáles eran las funciones claves
    para la existencia de una sociedad,

    A esta concepción, que por momentos fue
    hegemónica, le siguió la revuelta parsoniana
    (Alexander, 2000) y surgieron una serie de corrientes
    teóricas que cuestionaban el estructural funcionalismo
    parsoniano, en primera instancia, y al estructuralismo sociológico de los
    clásicos, en segundo instancia. Así emergieron
    propuestas teóricas como La Teoría
    del Conflicto, La
    Teoría del Intercambio, El Interaccionismo
    Simbólico, La Etnometodología, La Sociología
    Cultural, El Constructivismo
    Social y El Análisis Dramatúrgico
    entre
    otras.

    Estas teorías son identificadas como
    microsociología o como teorías centradas en los
    sujetos (Flecha, Gómez, Puigvert, 2001) por sostener que
    las acciones y
    hechos sociales son creados por los propios
    individuos.

    En tercer lugar se ubican los programas de
    investigación que han analizando por separado al actor y a
    la estructura
    social.

    Esta rivalidad es ocasionada, sin lugar a dudas, por el
    desarrollo de los programas anteriores, ya que tanto los
    estructuralistas, como los interaccionistas, al centrar su
    atención en uno solo de los aspectos
    descuidan las relaciones entre el actor y la estructura, o en el
    mejor de los casos, la contraparte aparece como un
    epifenómeno que puedes ser fácilmente subsumido en
    los planteamientos generales de la propuesta
    defendida.

    A estas posturas se le oponen los esfuerzos de
    integración de autores tales como Habermas, Bordieu,
    Giddens, Archer y Helle (Briones, 2002). Este planteamiento
    conduce a reconocer que el actor tiene el poder de
    introducir cambios en el mundo social, pero a la vez su
    acción es posible debido a la existencia de normas y recursos, que
    constituidos en prácticas recurrentes reflejan la
    estructura social.

    En cuarto lugar se ubican los programas de
    investigación que han privilegiando el uso de técnicas
    de investigación cuantitativas o cualitativas.

    Estos programas de investigación se derivan
    directamente de las perspectivas positivista e interpretativa,
    esto los ha conducido a otorgar la primacia para la
    recolección de la información a técnicas
    tales como la encuesta, la
    observación categorial o la entrevista
    estructurada por un lado, o a la observación participante
    y a la entrevista a
    profundidad por el otro.

    Estos cuatro pares de programas de investigación
    han tenido diferentes esfuerzos de integración y por
    consecuencia diferentes resultados.

    Por un lado se encuentra la integración de
    explicación versus comprensión, la cual, a pesar de
    los esfuerzo de autores como Goldman (1972) y Habermas (1982), no
    ha pasado de ser una propuesta teorética que justifica la
    integración pero no la desarrolla en términos
    epistémicos.

    En segundo lugar se encuentra la integración de
    lo micro y lo macro, la cual empieza a rendir frutos en
    propuestas claras y definidas como lo es la de Ritzer (1998a)
    quien a partir de establecer dos continuos (micro-macro y
    objetivo-subjetivo) puede identificar cuatro niveles de
    análisis: macroobjetivo, macrosubjetivo, microobjetivo y
    microsubjetivo. Esta propuesta, así como otras que
    intentan esta integración, han permeado ya diferentes
    campos del conocimiento (v. gr. la
    Administración Educativa a través de los
    trabajos de Anderson y Dixon, 2001) y poco a poco van ganando
    terreno y por consiguiente su carta de
    naturalización.

    En tercer lugar, la centración en el actor o la
    estructura, cede terreno rápidamente a las perspectivas
    integradoras como la de Giddens, la de Touraine o la de Crozier
    (Ritzer, 1998b) que gozan de gran popularidad hoy en
    día.

    En cuarto lugar, la integración técnicas
    cuantitativas versus técnicas cualitativas, también
    ha tenido un amplio desarrollo; cada vez es más frecuente
    observar textos de investigación cuantitativa que integran
    técnicas cualitativas en su presentación (v.gr.
    Namakforoosh, 2002) o viceversa (v.gr. Galindo, 1999),

    Esta integración ha dado lugar a modelos de
    integración (Hernández, Fernández y
    Baptista, 2000) que no obstante su giro pragmático
    posibilitan la estructuración de estos
    esfuerzos.

    Este panorama, con relación a los programas de
    investigación vigentes en el campo de la investigación
    social, ocasiona que mi postura, gire alrededor del concepto
    Programas de Integración Teórica
    (Briones, 2002).

    Esta postura nos conduce a reconocer que la
    construcción de teorías, como elemento distintivo
    de la formación de investigadores, debe resultar
    de:

    • la sistematización de los marcos
      teóricos empleados actualmente, sean éstos de
      carácter explicativos o interpretativos.
    • la integración de las hipótesis más pertinentes de los
      grandes programas de investigación,
    • la organización de los resultados de
      investigación no triviales y con validez
      metodológica,
    • la inserción de las explicaciones estadísticas más relevantes,
      y
    • el acompañamiento de los resultados de
      metaanálisis referidos a temas
      particulares.

    La vigilancia
    epistemológica como principio de control para la
    calidad de las investigaciones realizadas en un proceso de
    formación de investigadores.

    La apuesta por un Programa de Integración
    Teórica se torna: a) difícil si se considera el
    continuo explicación versus comprensión, b)
    heurística si se consideran las dualidades macro versus
    micro y actor versus estructura; y c) lógica
    si se considera la evolución de la integración que se
    viene dando entre las técnicas cuantitativas versus
    técnicas cualitativas.

    Estas condiciones prevalecientes en los esfuerzos de
    integración, tienen como correlato posible dos grandes
    riesgos: un
    pragmatismo
    inmediatista o una anarquía
    teórico-conceptual.

    El pragmatismo inmediatista puede originarse si los
    programas de investigación técnicas cuantitativas
    versus técnicas cualitativas pierden su esencia y por
    consiguiente su compromiso téorico-metodológico; en
    este contexto posible, sus procedimientos,
    técnicas y recursos se tenderán a utilizar de
    manera indiscriminada, en función
    únicamente de fines prácticos e inmediatos y en la
    mayoría de las veces con una intencionalidad eminentemente
    empirista.

    La anarquía teórico-conceptual es factible
    de presentarse si los programas de investigación macro
    versus micro y actor versus estructura no cuidan el rigor
    metodológico de las propuestas teoréticas que se
    construyan a partir de su análisis; esta situación
    implica un riesgo
    innecesario que puede conducir a que las hipótesis
    teóricas subyacentes en estos niveles de análisis
    se pierdan en un relativismo distorsionado.

    A estos dos grandes riesgos hay que sumarle la
    dificultad que representa en términos reales la
    integración de los programas de investigación
    explicación versus comprensión.

    En este panorama, aparentemente nada
    halagüeño, estos riesgos pueden ser evitados si se
    toma como base de los Programas de Integración
    Teórica el principio de la Vigilancia
    Epistemológica (Bordieu, Chamboredon y Passeron,
    1996).

    La vigilancia epistemológica, como principio
    rector para el control de la calidad de los procesos de
    investigación
    , se opone a un seguimiento
    acrítico y formalizante de los controles de calidad
    establecidos por comunidades epistémicas, que cual
    gendarme metodológico se constituyen en el
    parámetro de referencia obligada para los futuros
    investigadores.

    A la tentación que siempre surge de transformar
    los preceptos del método
    en recetas de cocina científica o en objetos de laboratorio,
    sólo puede oponérsele un ejercicio constante de
    la vigilancia epistemológica que, subordinando el uso de
    técnicas y conceptos a un examen sobre las condiciones y
    los límites
    de su validez, proscriba la comodidad de una aplicación
    automática de procedimientos probados y señale
    que toda operación, no importa cuan rutinaria y repetida
    sea, debe repensarse a sí misma y en función del
    caso particular (Bordieu, Chamboredon y Passeron, 1996; pg.
    16).

    El uso de la vigilancia epistemológica en los
    procesos investigativos posibilitará formar investigadores
    que desarrollen investigaciones con un alto rigor
    metodológico, pero a la vez, con una conciencia tal de
    su trabajo, que
    les permita articular las exigencias metodológicas
    derivadas de
    su formación con las exigencias metodológicas
    establecidas por las comunidades epistémicas en un proceso
    de sano equilibrio.

    El Seminario Taller
    como elemento estructurante de una pedagogía para la formación de
    investigadores.

    Cuando se aborda el tema de la formación de
    investigadores, el primer punto que salta a la palestra es el
    cómo enseñar una práctica social y
    epistémica como lo es la investigación; en ese
    sentido, si partimos del hecho de que lo que se intenta es
    desarrollar en el sujeto la competencia para
    realizar una práctica, se hace necesario alejarnos de la
    formación exclusivamente teórica, verbalizante y
    acumulativa sin referencia directa a esa práctica,

    Bajo esa óptica
    la mejor opción es apostar por una formación en
    la investigación
    que articule lo teórico y lo
    práctico y esto, creemos que se puede lograr a
    través de la estrategia del
    seminario taller como espacio curricular
    . En términos
    operativos el Seminario Taller se concreta en dos momentos
    estrictamente secuenciales: el Seminario y el Taller.

    1. Seminario:

    El momento del Seminario comprende dos etapas de trabajo:

    1.- Lectura
    individual previa: el participante leerá previamente los
    textos que se le proporcionen, elaborando el control de lectura
    que le sea solicitado como estrategia para la comprensión
    de la información.

    2.- Sesión de trabajo grupal: a partir de los trabajos
    previos realizados por los participantes y bajo la
    moderación del coordinador se desarrollará una
    discusión grupal que permita que los alumnos confronten
    sus puntos de vista y elaboren sus conclusiones al respecto.

    b) Taller

    El momento del Taller comprende cuatro etapas de trabajo:
    elaboración individual, confrontación y
    elaboración en equipos, discusión plenaria y
    reelaboración individual.

    1.- En la primer etapa el participante pondrá en
    juego el marco
    de referencia construido durante el momento del seminario para
    desarrollar su práctica de investigación en
    relación a los contenidos curriculares discutidos en el
    seminario y a su propio trabajo de investigación.

    2.- En la segunda etapa el participante expondrá su
    práctica de investigación ante su equipo,
    confrontaran sus avances, los analizarán y
    evaluarán y procederán a reelaborar la
    práctica de investigación individual en
    función de las observaciones realizadas en el equipo.

    3.- En la tercera etapa cada equipo expondrá al grupo
    las observaciones realizadas a las diferentes prácticas de
    investigación de sus miembros, para recibir las
    críticas y observaciones pertinentes para su
    realimentación.

    4.- En la cuarta etapa el participante reelaborará su
    práctica de investigación considerando las
    observaciones y discusiones tenidas durante el proceso.

    La práctica de investigación "es un constructo
    teórico-metodológico de carácter
    didáctico-pedagógico; su desarrollo implica la
    aplicación y/o ejercitación de procesos
    investigativos diferenciales, tanto en los aspectos que los
    integran como en el grado de rigurosidad exigido a sus diferentes
    componentes" (Barraza, 2000; p. 4). En ese sentido, los
    componentes de las prácticas de investigación y el
    nivel de rigurosidad exigido a cada uno de ellos estaría
    en función del contenido a desarrollar en el espacio del
    seminario-taller (v. gr. si en el seminario-taller la
    atención está centrada básicamente en el
    diseño de instrumentos se solicitaría una
    práctica de investigación que involucre
    exclusivamente la construcción del objeto de estudio y el
    diseño metodológico, pero en el primero de ellos,
    el nivel de exigencia sería el mínimo indispensable
    para permitir el paso siguiente, mientras que en el caso del
    diseño metodológico se exigiría un mayor
    nivel de rigurosidad y dentro de esta etapa el mayor nivel de
    rigurosidad se exigiría al diseño de
    instrumentos).

    A manera de
    conclusión

    Las tres ideas fuerza que permitirán orientar el
    desarrollo de un modelo para la formación de
    investigadores, han sido expuestas en los párrafos
    anteriores y de manera sintética podemos enunciarlas de la
    siguiente manera:

    1. la construcción de teorías y procesos
      investigativo durante la formación de investigadores se
      guiarán por los Programas de Integración
      Teórica,
    2. el principio rector para el control de la calidad de dichos
      procesos investigativos será el de la Vigilancia
      Epistemológica y
    3. el Seminario Taller constituirá la estrategia
      central en la formación de los investigadores.

    Estos tres elementos pueden servir como ejes estructurantes de
    un modelo de formación de investigadores, que a su vez,
    puede concretarse en una propuesta curricular de postgrado.

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