- Introducción a la
moral - Filosofía de la
moral - Existe la doble
moral - ¿Existe la moral
pública? - Conclusión
- Bibliografía
El tema que se revisará mediante este ensayo, es el
intentar dar respuesta a la pregunta en la cultura
política
¿podría existir la moral
pública? Y en consecuencia, si ésta existe
¿estamos ante un solo tipo de moral ó ante un
concepto
teórico de doble moral?; en otras palabras, reconocer y
aceptar la existencia de una moral individual y una moral
pública.
Hablar de moral y cultura, siempre resulta
difícil, ya que estos conceptos son sumamente abstractos e
inespecíficos; porque dependiendo de la persona en
particular y de la sociedad en
que esta se encuentre inmersa, tendrá su propia
concepción del significado de moral, viéndose
influenciado, sobre la base de la educación que
recibió, de su formación académica y del
momento histórico; por aspectos de carácter geográfico, cultural y de
formación religiosa.
La teoría
del relativismo nos dice que la moral, o los principios
varían de acuerdo a la época en que se este
viviendo o el lugar. La cultura influye mucho. Una persona
podría decir que matar es una moral universal, tratando de
justificar el hecho con el argumento como el de que nosotros
matamos para vivir, inclusive se puede robustecer diciendo que es
un instinto como el de los animales. Lo
anterior ¿será suficiente para poder aceptar
como correcto el matar a nuestra propia especie?; tratemos de
visualizar la siguiente escena: "Si pones a dos personas en un
cuarto sin alimento lo más posible es que luchen por
sobrevivir matando al otro"; ¿esto se puede aceptar
justificable?.
El matar, en ciertas culturas fue un rito, por lo que ello
podría haber parecido como una moral pública o
universal. Pero al mismo tiempo, otras
culturas consideran el no matar como parte de una moral
pública o universal. Todo individuo,
cualquiera que sea su ideología religiosa y filosófica,
requiere y adquiere una moral y una cultura, aunque esta sea
distorsionada de los parámetros considerados como
ordinarios . Esto nos obliga, a que resulte indispensable tratar
de constituir un concepto de moral que sea aceptable.
Esta idea de moral en conjunto con los valores de la
cultura política entendiéndose esta como parte del
participación dentro de un gobierno
democrático, aspira a que mediante su aplicación,
"el hombre se
convierta en un mejor ciudadano" y que con ello, venga a resolver
el conflicto de
que "aunque no exista amor, por lo
menos deje existir a la justicia".
Porque independientemente del concepto que tenga la persona de su
propia moralidad,
como un concepto autónomo, parte de una proyección
de carácter social y que constituye una valoración
ético-social , de carácter normativo-cultural, que
vendría a ser la respuesta para que el Estado, como
encargado de tutelar los derechos de la sociedad,
pueda establecer principios de moral pública o de buenas
costumbres, que no serían otra cosa, sino la
elaboración de un conjunto de normas
consuetudinarias de convivencia civil, ya que " la única
manera de pasar de súbdito a ciudadano es la de
atribuírsele aquellos derechos llamados activae civitatis"
.
2. Introducción a la moral
2.1 Concepto de Cultura Política
Entendiéndose como cultura el conjunto de hechos
simbólicos presentes en una determinada sociedad y la
cultura política a la situación de la instancia
política con la gestación del poder ( o con la
oposición a la misma) bajo la invocación de ciertos
valores o principios "supremos y en vista de un determinado
proyecto,
teniendo que ver con la simbólica que envuelve y da
sentido a la gestación del poder.
2.2 Concepto de moral
La moral según el diccionario
enciclopédico Salvat, la define como un adjetivo que
significa entre otras cosas:
- De las costumbres o de las normas de conducta;
- Que concierne al respeto
humano o fuero interno y no al orden jurídico; - Ciencia que trata de las acciones
humanas en orden a su bondad o malicia; - Conjunto de normas doctrinales de conducta, o inherentes a
determinada condición; y - Moralidad, cualidad o condición de moral.
2.3 La moral, a partir de la ley
natural
Podemos afirmar que la moral, tiene sus orígenes sobre
las bases que le estableció la ley natural o "ius
naturalismo"; esta ley natural sirve de fundamento a la
Ética, a los actos morales y tiende a expresarse por medio
de principios que se fundamentan en que "se debe hacer el bien y
evitar el mal", del cual se derivan de manera lógica,
toda una serie de postulados morales, que bien pueden ser
cumplidos ó no cumplidos, por la voluntad libre de los
actos de los seres humanos.
Según Santo Tomas, la participación o cumplimiento
del orden eterno que regula el libre albedrío es racional,
esto es, que resulta voluntario, activo, libre y que la ley que
los obliga, es una ley ética
natural: "Lex ethica naturalis", esta ley rige su conducta,
resultando ser a la que se deben sujetar los hombres en su
actividad, constituyendo una forma voluntaria de
participación de los seres humanos en el orden eterno del
universo.
Esta ley eterna, definida como la luz de la
razón natural por medio de la cual distinguimos lo que es
bueno y lo que es malo.
Por lo tanto esa ley no se encuentra recopilada o escrita en
ningún código,
sino que es como una impresión de la luz divina en nuestra
mente o como expreso San Agustín, la ley natural se
encuentra escrita en el corazón de
los hombres: "Lex naturalis est scripta in cordibus hominum".
Bajo este mismo tenor de ideas, podemos afirmar que la moral,
partiendo de un término concreto,
expresa la exigencia de una forma de vida social; se convierte en
la voz de la sociedad y de los miembros de esa sociedad. Su
función
es guiar la conducta, según maneras que estén en
consonancia con la forma de vida social.
3. Filosofía
moral
La filosofía moral que también podría
llamarse simplemente moral, es el estudio de la ciencia del
bien o el estudio de la ciencia del
deber y de los deberes.
El escritor francés Félicien Challaye, en su obra
filosofía moral dice que: "Se le puede considerar como la
psicología
del hombre honrado y también del sabio, del santo, del
héroe".
La filosofía moral, tiene una cercana identidad con
la filosofía científica ya que se identifican con
la lógica aplicada o metodología, por ello es que la
filosofía moral se identifica con la moral. Pudiendo
afirmar que la moral manifiesta un notorio interés en
establecer como propósito principal ¿Cuál es
la mejor manera de obrar?, y ¿Cuál es la mejor
manera de vivir?.
Podemos definirla "como el estudio o la ciencia del bien", porque
se dedica a oponer el bien y el mal; también se le puede
definir, "como el estudio o la ciencia del deber y de los
deberes", con lo anterior, nos trata de dar a conocer cuál
debe ser nuestra manera de comportarnos o de obrar; o
también, como dice el moralista francés
contemporáneo Rauh, "la ciencia del orden ideal de la
vida".
3.1 La moral teórica.
La moral teórica, según algunos autores, se
encarga de estudiar el deber en general; esto dicho en otras
palabras, intenta describir los hechos esenciales de la vida
moral o también, todo lo que se refiere a la conciencia moral;
un ejemplo de lo anterior, serían los sentimientos y los
juicios morales.
3.2 Moral Práctica
La moral práctica estudia la manera como el hombre debe
obrar con relación a sí mismo, a hacia los
demás hombres y grupos de hombres
y con similitud a otras realidades. Es el estudio de los deberes.
Estos deberes no son, en general, opuestos ni verdaderamente
distintos.
Sin embargo, en ciertas circunstancias puede existir alguna
oposición entre ciertos deberes. Entonces se presenta lo
que se llama un caso de conciencia.
La casuística es el estudio de los casos de conciencia.
Se distinguen en la moral práctica: la moral personal, la
moral doméstica, la moral cívica – política
y la moral social.
Como ya antes se había mencionado, la moral
práctica se encarga del estudio de los deberes y estos
deberes, en principio, no deberían de oponerse unos con
otros; ejemplo, la propiedad es
el reflejo de un deber del hombre para consigo mismo y para con
los demás. La justicia es un deber del individuo para
consigo mismo y también parea con los demás, porque
la injusticia representa una inferioridad, un rebajamiento;
destacando que este deber, se tiene al mismo tiempo para con
el Estado, que
se ejercita mediante el respeto de los derechos de los
demás; también se traduce entonces, en un deber
para con la comunidad, ya que
no resulta lícito causar daño
alguno a sus iguales.
Esta distinción clásica de deberes nos resulta
cómoda, porque nos
permite describir la vida moral en todas sus acepciones; pero
resulta discutible, que esos deberes resultasen diferentes. La
vida moral, debería ser un todo armonioso, un progreso,
una accesión.
La moral práctica no resulta indispensable para la
práctica de la misma moral. El conocimiento
de esta moral, no lleva consigo necesariamente la práctica
de la misma; Sócrates y
sus discípulos afirmaban que no se podía conocer el
bien sin antes amarle. De ahí nace la fórmula:
"Nadie es voluntariamente malo"; esto resulta así, porque
todos los hombres buscan la felicidad y tratan de encontrar una
identidad entre la moralidad como sinónimo de verdadera
felicidad.
Como tesis
contraria, afirman los moralistas cristianos, que el hombre puede
conocer el bien y hacer el mal. "No hago el bien que
querría hacer; hago el mal que no querría ser",
esto es dicho por San Pablo.
Partiendo de los conceptos antes mencionados, la vida por la
experiencia que nos da, tiende a confirmar la segunda tesis antes
expuesta. Los deseos egoístas generalmente triunfan sobre
las aspiraciones morales. Resulta necesario haber avanzado mucho
en la vida moral para comprender, para sentir la identidad entre
la virtud y la beatitud.
En síntesis,
la moral práctica nos enseña a veces donde esta el
deber y mediante este conocimiento nos hace comprender mejor
todos los motivos para obrar bien; es decir, nos ayuda a hacer el
bien y evitar el mal.
La esfera de lo privado y lo público es de tomarse en
consideración que toda sociedad ha definido siempre cierta
distancia entre la esfera de lo público, con
relación de lo privado, desplazándose desde un
contexto de la realidad social.
No obstante lo anterior, divergen mucho las maneras como se ha
entendido la distinción antes hecha, no sólo por lo
que se refiere a qué clase de
actividades son específicamente públicas o
privadas; un ejemplo de lo anterior, podría ser que
pudieran existir sociedades en
donde las relaciones de una pareja de esposos, se
considerarán como parte de lo público, pero que en
otras, se determinen que son relativos a la vida privada de dicha
pareja.
En este apartado, la pretensión del mismo, es sugerir o
responder a la interrogante ¿si existen dos concepciones
de la moral en el mundo moderno? o lo que seria igual ¿si
existe la doble moral?; debemos entender, que podemos aceptar la
existencia de una moral propia de la vida pública, y otra
moral propia de la vida privada.
Las dos morales podemos aceptar de manera general y sin entrar
en un análisis detallado de las mismas, que se
pueden oponer a menudo una a otra; aunque en un sentido profundo,
se pueden considerar complementarias.
4.1¿Existen dos morales?
Los valores y
la moral enmarcados dentro del ámbito de la sociedad, se
pueden considerar que forman parte de la cara pública y
resulta muy probable que éstos, estén en contraste
con los valores y la moral privada. Dentro de la sociedad, se
supone que la identidad de cada individuo es independientemente
de sus actividades o relaciones especificas; es decir, el
valor que
induce el actuar del individuo es el interés
instrumentalmente racional con miras al propio bienestar a largo
plazo.
Hablar de la moral, dentro del ámbito público en
una sociedad capitalista, respecto de un individuo que pertenezca
a la misma, su motivación
será la de llevar al máximo su poder; es decir, su
capacidad de actuar sobre el mundo, de controlar y organizar a
los demás, dentro de sus actividades de consumo.
Estas relaciones siempre serán impersonales, por cuanto
a los individuos que tengan relación entre sí, su
estandarte será la cantidad de propiedades que posean y
por consecuencia el poder que ejerza sobre ellas. Por tanto,
preferentemente, sólo tendrá relaciones con otros
individuos con posesiones o poderes semejantes.
En este caso la moral, será determinada
específicamente sobre la base de los derechos y deberes
que se pudieran establecer entre los poseedores de dichos
bienes. Su
componente de mayor peso será el principio de justicia
formal que exigirá el reconocimiento recíproco de
esos mismos derechos y deberes. Hará abstracción
de las relaciones personales en que puedan hallarse los
individuos y de las emociones que
puedan sentir unos respecto de otros.
En contraparte, en este mismo tipo de sociedad, en la esfera
de lo privado, las cosas serán muy distintas. Las
relaciones de tipo personal, serán objeto de emociones
intransferibles y, en particular, por cuanto son depositarios de
valores y compromisos especiales. La individualidad del hombre
aquí no es necesariamente la de la característica
específica, resaltada por medio del pronombre posesivo
personal "mi hijo", "mi mujer", "mi
amigo". Paradójicamente, la esfera de lo impersonal y
universal es también el ámbito del egoísmo
más rampante; mientras que la esfera de la vida privada,
egocéntricamente delimitada de la manera indicada, es el
ámbito en el que el egoísmo, en principio, es
trascendido.
Determinadas relaciones, por ejemplo la de la amistad, no son
posibles en la esfera de lo público y por consiguiente,
hallan su sitio dentro del ámbito de lo privado. En el
ámbito público, a los demás se les valora
sólo en cuanto son medios para
determinados fines diferenciables. Pero ser amigo de alguien
implica, entre otras cosas, que uno esté dispuesto a
actuar respecto de esa persona solo en atención a ella. La actuación es,
por lo menos normalmente, un medio para un fin que uno tiene: por
lo general, ayudar a un amigo es causa de satisfacción.
Pero ayudar a un amigo para obtener satisfacción no es lo
mismo que ayudar a un amigo por amor del amigo; y ésta es
la motivación que fundamenta necesariamente la
amistad.
Cómo podemos darnos cuenta en lo antes mencionado,
tanto en el ámbito público como en el privado, no
resultan ser independientes; de hecho, cada uno presupone al
otro. Pero estas dos concepciones morales existen en
situación de tensión; se refieren de forma distinta
a las motivaciones de quienes están sometidos a ellas y
por lo menos, les proponen exigencias incompatibles.
De lo antes podemos deducir, que es precisamente en ello donde
radica su esencial complementariedad y que sólo esta se
encuentra segura cuando la esfera de lo privado se subordina
debidamente a las concepciones públicas de la razón
y de la justicia.
Otra forma de poder encontrar estos contrastes de las dos
moralidades, es mediante el reconocimiento de que la moral
pública adopta la forma de deber y como tal, se tiende a
imponer sobre las inclinaciones no morales de los sometidos a
ella. El cursar esta frontera puede
significar castigo y hasta culpabilidad,
implicando una verdadera amenaza a la identidad individual.
Dentro del concepto de moral pública,
independientemente de que exista o no, por las tesis
anteriormente expuestas podemos entender que ésta se
encargaría de estudiar los deberes del hombre para con la
misma sociedad en la que vive, para con su nación,
para la patria y el Estado.
Dentro del concepto sociedad como nación,
se puede entender que es el grupo de
individuos que radican en una misma situación
geográfica y que por lo tanto estarían sometidos a
las mismas leyes;
considerando lo anterior desde un punto de vista sentimental, la
nación se le podría llamar patria; considerada
desde un punto de vista administrativo y jurídico, a la
nación se le llama Estado.
La sociología enseña que han existido
diversos tipos de organización política: clan
totémico, tribu, pueblo, nación. Todos estos
tipos de
organización política antes mencionados,
obligan a los individuos que pertenecen a las mismas a vivir en
sociedad y ello da origen a la creación de una posible
moral pública que se manifestaría mediante el
dictado de ciertos deberes que se deberán de respetar
entre sí y que por voluntad propia se someten a ellos.
5.1 La sociedad y los deberes de justicia.
La moral pública si existiera, se aplicaría a la
convivencia en sociedad, se encargaría de estudiar los
deberes de los miembros de esa sociedad hacia con la misma
sociedad, justificando dichos deberes, en una especie de solidaridad que
uniría al ser individual con todos los demás que
conforman esa sociedad.
Estos deberes se suelen confundir con los, deberes de justicia y
deberes de caridad. La justicia sería el sentimiento que
nos impulsaría a no causar daño a otros; la
caridad, sería el sentimiento que nos llevará a
hacer el bien. La justicia, sería el respeto del derecho o
de los derechos de otro y otros; la caridad, que no responde a un
derecho es el amor fraternal para con el prójimo. Estos
sentimientos deben soldarse en la conciencia. Por lo
demás, algunos deberes de caridad han llegado a
convertirse en el pasado, y otros llegarán tal vez a
convertirse en el porvenir, en deberes de justicia.
Algunas personas y escritores suponen que la caridad no es
más que una justicia reparadora; otros creen que la
caridad, cuando es inteligente y sincera, lleva aparejada la
justicia. Existen serías diferencias entre la justicia
conmutativa, que dirige los cambios de cosas; la justicia
distributiva, que se aplica a las personas y la equidad, que
sería la misma justicia pero moderada por la bondad.
En la actualidad la ley ha sido mal llamado poder moral. Lo
anterior es porque la libertad del
individuo se encuentra definida o limitada por la ley de la
sociedad; bajo este contexto, el punto de referencia de la
legalidad y el
de la moralidad son distintos; pero los deberes consisten en
respetar los derechos del prójimo.
5.2 La justicia y la caridad.
En cuanto este tema y tomado por referencia que la caridad
equivaldría a la moral tendríamos entonces que el
sentimiento que nos lleva a no perjudicar a otro es el de la
justicia. El sentimiento que nos impulsa a hacer el bien a los
demás, bien se le puede llamar caridad; este sentimiento,
puede también llamarse bondad o fraternidad.
Los deberes de justicia se consideran negativos, esto es, que
se expresan por medio de generaciones: no hacer mal, no matar, no
robar. En contrapartida los deberes de caridad son positivos; es
decir, se expresan por afirmaciones: hacer el bien, amar, ayudar.
Esta forma de distinción resulta de aplicación y
ejecución verdadera en la mayoría de los casos,
salvo como en todo con sus excepciones.
La justicia siempre nos obliga a cumplir cabalmente con los
que nos obligamos, esto es porque son actos que ella misma nos
impone; la caridad en contrapartida, nos prohíbe la
ironía que puede causar algún dolor. Esto es, se
nos ordena una abstención.
Finalmente, los deberes de justicia suelen ser estrictos,
rigurosamente definidos; mientras que los deberes de caridad,
generalmente son amplios y no por ello, dejan de ser moralmente
obligatorios, pero siempre esta generalidad nos permite llevar a
cabo una interpretación personal y es aquí
entonces, en donde surge la teoría de la posible
existencia de una moral pública o doble moral.
"La justicia es el respeto al derecho o a los derechos de otro.
La caridad es el amor
fraternal de otro".
Ahora bien, de todos los conceptos e ideas que con
anterioridad se señalaron, podemos hacernos las preguntas
que dieron origen a la exposición
de este tema, en primer término ¿Existe la moral
publica?, la que de acuerdo a las concepciones que ya se
expusieron, "no existe", sino más bien tiende a ser
confundida con ciertos principios, deberes y derechos que la
sociedad impone a sus integrantes, y que se encuentran inmersos
en el ámbito de la justicia (igualdad entre
las personas), derecho (leyes que rigen la convivencia y el
respeto entre los individuos) y caridad (hacer el bien a los
demás), siendo entonces que dependiendo de las
circunstancias particulares de cada individuo será la
moral privada que se aplique, en la que cada ser influenciado por
su ideología, cultura, creencias religiosas, estatus
económico, determinara la actitud y
tendencia de la conducta que manifestará ante la sociedad,
lo que manifestara como resultado de un comportamiento
dentro de la cultura polítca de su sistema y
subsistema integrado.
El individuo como ser, es reconocido en una existencia propia,
en tanto que la sociedad es una ficción humana creada para
el terreno de lo colectivo, lo que la hace carecer de una
existencia real tangible, por que en todo momento una sociedad es
el resultado de la integración de sus individuos, y es la
conducta definida en un campo determinado de estos individuos lo
que produce una conducta específica, así la
conducta del individuo podrá revestir o no un
carácter moral, pero la sociedad se determina por la
conducta de sus propios individuos, de aquí que no
podrá ver dualidad, en defecto, lo que se puede llamar
para efectos de estudio y análisis como moral
pública es el resultado de la conducta en el terreno moral
de sus miembros en conjunto.
Por lo que es imposible el manejo de una doble moral, ya que
estaríamos ante la situación de que una moral
(pública) se enfrentaría con la otra (privada), ya
que el actuar del individuo tendiente a hacer ambas le
daría un descontrol al grado de que sería rechazado
por la sociedad además de llevar consigo el estigma de
inadaptado.
La regulación de las Instituciones
de Estado son creaciones que tienden al equilibrio de
la convivencia y que en sus normas reflejan las conductas morales
que los ciudadanos deben de preservar, regulados y coaccionadas a
restricciones de orden institucional, pero las leyes y las normas
son la materialización de la necesidad de la convivencia
social que procure reafirma la moral individual.
Pero toda ley individualmente puede ser moral o no, pero es
ante todo un precepto de orden positivo que regula una conducta,
ya sea por acuerdo o imposición de un orden social
planeado. Lo que en consecuencia, puede entenderse como la
acción
de un individuo o un grupo de individuos (gobernantes) que
establecen las reglas del juego, aunque
su propia participación esta sujeta a un desempeño de orden moral, así la ley
se difiere de la moral, para convertirse de un valor de tipo
subjetivo, a un dispositivo de orden
coercitivo.
Teniendo entonces que determinar que el rol que el individuo
juega ante la moral es unipersonal, siendo el único
responsable de su actuar y consecuencias que este conlleva para
consigo mismo porque solo su conciencia puede reclamarle el
acatamiento de lo ordenado.
La sociedad en tal situación no puede intervenir o
castigar por la violación que el individuo haga de su
propia moral, ya que esta como lo dijimos con anterioridad
conlleva su propio castigo en la conciencia, pero si puede
señalar y condenar por dejar de hacer o no hacer los
principios y deberes que ella misma establece para sus
integrantes.
Pudiendo concluir que todo individuo que pretenda vivir en
sociedad deberá de tener una moral propia y de respetar
los derechos del prójimo, para poder vivir en sana
convivencia entre sí. Ya que si no existiera la moral no
podría desarrollarse una sociedad con principios y mucho
menos con derechos y obligaciones,
es decir la moral rige la conducta humana en todos los sentidos
de coexistencia social.
Ahora bien de existir la doble moral ¿cuál
sería el equilibrio o punto de partida de una sociedad
hacía una fusión con
diferentes principios y directrices en la que no exista un
proyecto de vida en común, con una total y notoria
inestabilidad entre sus integrantes sin augurar un futuro
prospero como sociedad?
Bibliografía
¿Existe la moral pública? Abog.
Alberto Solorio Becerra. Guadalajara, Jalisco México.
http://www.monografias.com/trabajos7/expu/expu
Juan Carlos B. Ramirez