A la luz de un nuevo
milenio, de cara a las nuevas concepciones que ha producido la
reconceptualización en el Trabajo Social
como profesión, y en su afán de convertirse en una
disciplina
científica que guíe la praxis
profesional, es válido valorar nuevamente la
relación entre las categorías Trabajo Social
y politica
Social y sobre todo su vínculo en un sistema
diferente, que persigue la libertad y
dignificación del hombre. En
el trabajo se
plantea la necesidad de que las políticas sociales se
convertirían en estrategias, que
más allá de sus objetivos
económicos y políticos, tengan un alcance humano,
integrando las necesidades sociales y promoviendo el desarrollo,
fomentando el uso funcional de los recursos y
medios
estatales en las alternativas de solución a las
contradicciones sociales, valoradas en la participación
desde los diferentes agentes y el sujeto
social.
Palabras claves:
Trabajo Social, Política
Social, Recursos
Humanos, Participación, Comunidad
SUMMARY
To the light of a new millennium, to of face the new
conceptions that it has produced the new points in the Social
Work as a profession, and in their desire of becoming a
scientific discipline that guides the professional practice, it
is valid to value the relationship again between Social Work and
Social politics and mainly their bond in a different system that
pursues the freedom and the man's dignification. In this article
it talks about the necessity that the social politicians become
strategies that beyond their economic and political objectives,
have a human reach, integrating the social necessities and
promoting the development, and autonomy of the social person,
fomenting the functional use of the resources and state means in
the solution alternatives to the social contradictions, valued in
the participation from the different agents and the social
fellow.
Key Words:
Social work, Social Politics, Human resources, Participation,
Community
Vamos a entender el Trabajo Social ya no como una acción
organizada e institucionalizada para modificar el medio social y
mejorar las condiciones de vida que resultan negativas o
perjudiciales para ciertos grupos, sino como
una profesión (solo hasta el momento) encargada de
potenciar la concientización y expresión de las
contradicciones y necesidades sociales y educar, en una
práctica transformadora, las posibilidades de
solución a través de la vida activa y constructiva
del hombre y la sociedad.
El Trabajo Social basado en el principio de autodesarrollo
promueve la participación y cooperación en la
potenciación de la realidad y el crecimiento hacia
estadios superiores de integración social en pos de la
satisfacción de necesidades sociales.
Y en este sentido también cambia nuestra
concepción de Política Social; la
cual se aleja de verla solo como "… estrategias,
trazadas por el estado, que
ponen en relación las necesidades y los recursos
sociales", o "La noción de políticas sociales
entendidas como conjunto de medidas destinadas a asegurar la
satisfacción mínima de las necesidades vitales
está ligada al desarrollo del Estado de
Bienestar". En este concepto el
Trabajo social estaría encaminado a servir, a su vez, de
mediador entre las políticas sociales y la sociedad a
todos sus niveles (comunidad, grupo,
individuo).
O sea, existe consenso en reconocer a las políticas
sociales como una serie de acciones que
desde el poder estatal
tratan de satisfacer las necesidades sociales, principalmente de
aquellos grupos más necesitados de su
acción, expresada fundamentalmente a través de los
servicios
sociales.
Si analizamos este concepto nos percatamos de que esta
práctica social parte del poder de los recursos y la
posibilidad hegemónica de utilizarlos allí donde se
suponen sean más necesarios.
Esto implica una intervención externa que mantiene el
carácter asistencialista del Trabajo
Social, al no tener en cuenta las necesidades verdaderamente
sentidas y latentes que no siempre se expresan en las demandas
manifiestas. Desde esta posición la acción social
adquiere un papel intervensionista, homogéneo y
desarticulador de las potencialidades de los sujetos a las que
van dirigidas estas políticas.
Las políticas sociales que mantienen esta visión
no se convierten en estrategias desarrolladoras que resuelvan
algún problema, son simplemente métodos de
control social de
forma tal que estas situaciones críticas o de riesgo no afecten
sobremanera a la sociedad que las potenció. Provocan
dependencia de los sujetos a los que está dirigida y, a
nuestro entender, falta de compromiso de los agentes encargados
de llevarlas a cabo, pues no implican conocimientos e
integración con dichos sujetos. Intenta trabajar con
sujetos estáticos y aislados del mundo social que
promovió esa situación.
Además, están dirigidas a lograr más
fragmentación y exclusión que aquella que pretenden
solucionar, pues al crear estrategias de solución para
problemas de
grupos específicos provocan la segmentación de la acción de los
agentes sociales con respecto a sus influencias en la sociedad.
No solo estigmatizan a estos grupos clasificándolos como:
pobres, marginales, problemáticos, de riesgo, familias
disfuncionales, etc., sino que dejan fuera de la acción
conjunta de las instituciones
y el estado a aquellos grupos que no explicitan demandas materiales o
sociales inmediatas pero que presentan otro tipo de necesidades y
precisan ser integrados en la construcción autónoma de sus vidas y
de la sociedad.
"La noción de políticas sociales entendidas
como conjunto de medidas destinadas a asegurar la
satisfacción mínima de las necesidades vitales
está ligada al desarrollo del Estado de Bienestar. En un
Estado Neoliberal conservador las políticas
sociales se entienden como conjunto de medidas destinadas a
procurar la subsistencia de los grupos excluidos por el
funcionamiento del mercado. Es decir
que son instrumentos para reducir las situaciones de pobreza"
.
A partir de estos criterios se han definido algunos
parámetros que nos pueden servir para juzgar objetivos de
las políticas sociales .
- Grado de autonomía que otorgan: se refiere a que
si las personas tienen o no control sobre los recursos.
Autonomía significa que el individuo logre independencia financiera y sea capaz de tomar
decisiones sobre su propia vida - Efectos redistributivos que ejercen: se refiere a las
fuentes
desde donde se captan los fondos además del destino de
los mismos. - Grado de división social que establecen: se
refiere al establecimiento de objetivos diferentes para
distintos grupos
sociales.
Siguiendo esta línea de reflexión se muestra que una
de las claves se encuentra en variar nuestro concepto de
necesidad y de desarrollo en función de
los sujetos sociales a los que se dirige nuestro trabajo
profesional.
Euclides Catá en un afán por integrar las
definiciones de las diferentes especialistas de América
plantea que "Política Social puede ser definida de
forma general como el conjunto de objetivos de desarrollo social
y de vías para alcanzarlo"
Este concepto más amplio permite cierta movilidad pero
con él varía también nuestra visión
de desarrollo de la que se presenta en este material al no poder
desligar los cambios en la estructura
social y en las condiciones de vida de las personas, de las
transformaciones en la consciencia de los individuos y sus formas
de actividad (que evidentemente incluyen el sistema de relaciones
sociales).
Esta nueva visión de desarrollo aparejado a las
políticas sociales se integra con fuerza en el
trabajo social en su práctica
profesional pues "El trabajador social no es quien debe
transformar la sociedad. El cambio de
estructuras se
dará mediante las fuerzas motrices que operan en la
sociedad. El profesional tiene la posibilidad, mediante su
concientización previa, de utilizar la
concientización y otros instrumentos metodológicos,
de concientizar a las mayorías oprimidas y promover en
ellas una actitud
crítica, despertando así el interés
por la conquista de sus derechos y que en el fondo
son los que inspiran nuestra profesión. En la medida en
que realmente se ejercita la praxis, se estará enfrentando
el desafío que impone la sociedad y se estará
realizando el Trabajo Social que corresponde a nuestro tiempo".
"Alcanzar crecientes niveles de autonomía requiere
no sólo la satisfacción de necesidades vitales sino
también el desarrollo de potencialidades y capacidades
para tomar decisiones y ejecutar las mismas en relación
con la vida personal y
social"
Esta reflexión consta también para los
trabajadores sociales, los cuales no pueden propiciar crecimiento
autónomo y desarrollador sino son dueños siquiera
de su profesión.
Bajo estas reflexiones, las políticas sociales se
convertirían en estrategias, que más allá de
sus objetivos económicos y políticos, tengan un
alcance humano, integrando las necesidades sociales y promoviendo
el desarrollo, fomentando el uso funcional de los recursos y
medios estatales en las alternativas de solución a las
contradicciones sociales, valoradas en la participación
desde los diferentes agentes y el sujeto social.
Estarán dirigidas a facilitar la integración
social de forma tal que no trate de llegar a los excluidos sino
que potencie espacios de acción y unión donde todos
los grupos, comunidades e individuos se sientan identificados y
cercanos, promoviendo, no la solución de problemas sino la
reflexión sobre estos de forma tal que: las
políticas sociales no dispongan de recursos que entregar
sino de medios de acceso a estos, promoviendo potencialidades
para tomar decisiones y ejecutarlas en relación con la
vida personal y social, valorando al hombre y su espacio
inmediato como el principal recurso a desarrollar.
Las políticas sociales deberán articular su
acción con los objetivos del Trabajo Social por lo que no
pueden seguir pretendiendo influir sobre las estructuras vigentes
ni sobre las personas con problemas sino trabajar "sobre las
interacciones sociales que son el origen de determinados
regímenes de prácticas colectivas
característicos de la vida cotidiana".
De esta forma para explicar la relación de las
políticas sociales con la nueva concepción
autodesarrolladora de Trabajo Social tenemos que pensar en las
políticas sociales como una categoría
dialéctica y no ahistórica, concebida como
estrategias sociopolíticas que generen – a decir de
Maritza Montero- relaciones permeables entre la comunidad y los
agentes sociales, las instituciones, el estado y sus
representantes, de modo que las acciones políticas se
ajusten a las demandas ciudadanas y constituyan realmente la
prestación de un servicio
social apartándose de la caridad y los parches
circunstanciales.
Por tanto si partimos de una reconceptualización del
Trabajo Social, consideramos que las políticas sociales
también deben tomar otro camino en función de no
solo satisfacer demandas y problemáticas sociales sino de
potenciar las posibilidades de autonomía y desarrollo de
los sujetos sociales marcadas por alternativas de solución
que integren los objetivos y recursos que estas políticas
sociales puedan poner a su disposición.
Para revertir su práctica y objetivos, creemos que las
políticas sociales deben perseguir objetivos
específicos:
- Rescatar la diversidad particularizando en correspondencia
con las especificidades del sujeto social. - Abarcar la universalidad por lo que cada vez deberá
integrar con más efectividad las necesidades de los
individuos, grupos y comunidades con las necesidades del
país y la línea del Proyecto Social
Cubano. - Lograr una simetría direccional en su
concreción de forma tal que se logre una
integración y cooperación sujeto social –
Estado (institución) empeñados en la
autogestión y autodesarrollo individual, comunitario y
social.
Esta nueva dirección de las políticas sociales,
enmarcadas en un paradigma
alternativo, potencian una línea articulatoria del Trabajo
social en su quehacer práctico identificando el
carácter político de sus acciones y condicionado su
necesidad de referente histórico.
Las políticas sociales responden a intereses estatales
pero bajo esta nueva relación, ya no se
consideraría al Trabajo Social como simple proceso
ejecutor que mantiene un estilo de dominación y
explotación.
La profesión debe enmarcar la dimensión
política de su práctica pues en sentido contrario
corre el riesgo de potenciar acciones antipolíticas, que
podemos entender por "las prácticas e instituciones que
constituyen y refuerzan una mera cooperación, que no es
incompatible con la desagregación y con el monopolio de
los medios de producción"
Por el contrario "lo político, " son
prácticas (de resistencia, de
lucha, de transformación) e instituciones que facilitan y
potencian la constitución y reproducción como comunidad de un
conglomerado humano particular y diverso". Este sentido que es un
sentido popular, condensa, convoca y designa de mejor manera, el
alcance de la noción política".
Visto así lo político se constituiría
– a decir del mismo autor – en procesos de
autoconstitución donde el poder sirva para
acompañar el crecimiento, para fomenta autonomía,
no desde la hegemonía sino desde la articulación
constructiva desde las diferencias y las singularidades. De esta
forma el trabajo social como profesión debe
"…concebir, crear y apoyar las estrategias
tácticas (políticas sociales) que faciliten
en cualquier ámbito la toma del poder popular, en miras de
un proyecto social que se base en la satisfacción de las
necesidades de las personas y no en la lógica
de la acumulación del capital"
Esta posición del Trabajo Social en su desarrollo
profesional es relevante para su efectividad en el logro de la
emancipación del hombre en la sociedad pues "Desde la
perspectiva funcional, el Trabajo Social "no es visto como una
profesión que toma decisiones, que participa
‘productivamente’ en la división del trabajo,
que define los objetivos generales de las políticas
sociales, los recursos a emplear, los beneficiarios de sus
acciones, que tiene un dominio general
de la realidad, un conocimiento
universal sobre lo social. Por lo contrario… es identificado…
como una profesión que ejecuta las decisiones de otros
(los ‘políticos’), que conoce la realidad
social a través de la mirada de los otros (los
‘cientistas sociales’) y que asiste a las poblaciones
carentes, pero como auxiliar de otros profesionales".
Reflexiones válidas para nuestros agentes sociales,
profesionales del Trabajo para la acción social
potenciadora de crecimiento personal, los que tratando de huir
del asistencialismo que ha marcado la práctica social -por
responder( muchas veces sin saberlo) a los intereses del poder-,
se han refugiado en el otro extremo al querer desligarse de todo
compromiso político sin comprender que "la política
está en el centro de toda actividad colectiva, formal e
informal, pública y privada, en todos los grupos humanos,
instituciones y sociedades, no
sólo en algunos de ellos" (Leftwich) , y que por tanto los
profesionales del Trabajo Social son sujetos políticos
tanto como aquellos sujetos sociales que requieren de esta
acción.
A decir de Freddy Esquivel, "Los trabajadores y trabajadoras
sociales conservadoras(es), han negado y renegado la necesidad de
que el Trabajo Social sea claramente identificado como un
elemento de participación política o
antipolítico" por un infundido temor a partidizar su
práctica lo que se convierte en un error histórico
engendrado por visiones epistemológicas y
metodológicas fragmentadas.
En general, las políticas sociales intervienen como uno
de los ejes del Trabajo Social y mediadoras entre la comunidad,
los grupos y sujetos individuales y las instituciones sociales y
el Estado pero para asegurar una posición de
autogestión y crecimiento se deben modificar los
referentes epistemológicos que orienta la visión
acerca de la sociedad y del hombre lo que definiría nuevas
posiciones jerárquicas, reglas organizacionales y
oportunidades.
Esta visión sociopolítica del Trabajo Social
precisa que se transformen también las representaciones
sociales y académicas acerca de conceptos tales como poder
y control, cambio, y estabilidad social, actores y agentes
sociales, dan un vuelco poniéndose en función de
una concepción revitalizadora y propia.
Para dicha reflexión se deben encontrar los supuestos
epistemológicos que validan la necesidad del cambio
conceptual. Y creemos encontrarlos en la dirección
subjetiva que se le impregna al trabajo social bajo el principio
de autodesarrollo.
Como hemos analizado, los cambios fundamentales en los
conceptos de trabajo y política social se enmarcan en sus
objetivos básicos y estos se organizan en función
del paradigma que defina la acción.
Enmarcados en un mundo positivista con intenciones
confirmatorias y manipuladoras de la realidad, sirviendo a
intereses políticos opresivos y explotadores, las
políticas sociales estuvieron destinadas a mantener el
sistema social imperante al igual que el trabajo social y no a
representar los intereses de la sociedad, promoviendo desarrollo
desde los sujetos, desde sus potencialidades
personológicas en vez de buscar progreso a partir de la
producción y el consumo que
discrimina, con sus escasas posibilidades de acceso a una gran
parte de la humanidad.
Es entendible que el Trabajo Social en su intento de
constituirse como una disciplina haya tomado "prestados"
postulados y conceptos de otras ciencias
marcadas también por la práctica ahistórica
y universalista del positivismo.
En la concepción transformadora de Trabajo Social que
asumimos el sujeto y la particularidad específica de su
experiencia ocupa un lugar central, siendo relevantes las
condiciones socioeconómicas y políticas donde se
inserta "En sí, el que hacer disciplinar lleva
implícito una carácter político, en la
medida que la producción de conocimiento se pretende dar a
conocer, buscando incidir de alguna forma en la realidad social.
El interés ideológico que impregna la investigación deja vislumbrar la postura
con que se realizó, la cual también se puede
señalar entre lo funcional y lo crítico.
Así, una de las necesidades de investigar en Trabajo
Social radica en que "la transformación de la realidad
sólo es posible si se tiene un conocimiento verdadero de
las leyes objetivas
que la rigen"
Esta variación académica privilegia, entonces,
en las políticas sociales, la localidad en el logro de su
efectividad, no por esto dejando de ser universales, ni
malogrando la posibilidad de sistematización y
producción de conocimiento científico
Así nos percatamos de la estrecha interrelación
entre políticas sociales y trabajo social. Del éxito
de esta relación depende la efectividad de una u otro pues
para lograr su máxima concreción en los grupos,
comunidades e individuos, se necesitan ambos en un vínculo
multidireccional (pues se conjugan con otros muchos procesos y
fenómenos: ambiente, vida
cotidiana, desarrollo personológico, cultura, etc.)
y se guían por los mismos principios
rectores desde el punto de vista disciplinar y/o
práctico.
En este sentido se pueden señalar 4 temas
comúnmente relacionados con la actividad disciplinar en
Trabajo Social:
- La "cuestión social" o los problemas
sociales, que hacen referencia a la realidad sobre la cual
el profesional desempeña su intervención. - Las relaciones sociales de bienestar, que hacen posible la
demanda del
Trabajador Social. Asistencia social, política social,
autogestión, bienestar social laboral y
seguridad
social. - El Desarrollo social, referido a la búsqueda de
progreso y felicidad, a las alternativas de sociedad, al logro
de mejores condiciones sociales y calidad de
vida. - El Trabajo Social, la indagación sobre la misma
profesión, sobre su surgimiento, historia, epistemología; sobre su práctica
profesional. Entender, ubicar y orientar el Trabajo Social hace
parte del interés sobre este tema.
Este conjunto de temas nos muestra que el trabajo social va
más allá de la estructura y
funciones de
las políticas sociales pero el carácter
institucional de estas últimas precisa su
conjugación efectiva para un desarrollo positivo de todas
las esferas de la sociedad
La especificación de la concepción
práctica y conceptual de política social no solo
permite una organización d la praxis profesional en el
trabajo social, sino que es un paso más en la
consolidación de su avance disciplinar que le permite
acercarse a la construcción del trabajo social como
ciencia.
Este último ha sido visto con frecuencia como una
metodología de intervención de las
ciencias
sociales, marcado por la práctica y carácter
eminentemente funcional. En este sentido su alcance
dependía del modelo
teórico de la ciencia que
lo respaldara.
En sus intentos de independizarse como y constituirse como una
disciplina le ha costado superar el lastre del practicismo,
dificultándose la generación de conocimiento
científico. Así el Trabajo Social no ha logrado
derivar teoría
de la experiencia práctica, los intentos de
sistematización de éstas no han trascendido en la
producción de conocimientos propios. Se ha mantenido
alimentándose de teorías
y ciencias diversas lo que ha provocado que su cotidianidad sea
difusa e incoherente, manteniendo viejas formas de pensar y
hacer, que no responden a las necesidades crecientes de aquellos
que precisan sus acciones y de los profesionales empeñados
en esta tarea.
Por esto la reconceptualización del Trabajo Social y la
definición de conceptos que contribuyan a precisar la
configuración su objeto de estudio y principios
básicos que guíen la acción hará
más efectivo su desarrollo teórico y
práctico, por lo que es preciso rescatar, de sus antiguos
referentes y esquemas teórico – metodológicos lo
esencial desde un análisis constante y crítico de la
profesión.
La mayoría de los conceptos con los que inicia su
trabajo este campo, han sido extrapolados del resto de las
ciencias que le han prestado por mucho tiempo, referentes
epistemológicos, teóricos y metodológicos
que sesgan las interpretaciones de la realidad al tratar de
comprenderla desde estas nociones y no desde la diversidad y
riqueza social que caracteriza la realidad donde se
desempeña ese trabajo.
El acceso a las políticas sociales nos brinda diversas
configuraciones vistas desde diferentes ramas como la psicología, la
sociología, la antropología pero se necesita para
desarrollar al hombre nuevo
con el que también soñamos los profesionales
sociales, tener una visión de la totalidad social, con
amplitud para validar la realidad y no la forma de
estudiarla.
Un ejemplo que destaca la aparente contradicción
generada entre trabajo social y políticas sociales,
expresada en el plano profesional y académico nos los
muestra Aquin al determinar los planos básicos del trabajo
social que marcan su efectividad y denotan la visión
epistemológica desde la cual se implementa:
- La lucha por establecer o por negar el estatuto
público de una necesidad dada, esto es, la lucha por
validar la necesidad como un asunto de legítima
preocupación política o por clasificarlo como un
tema no político. - La lucha por la interpretación de la necesidad, la lucha
por el poder definirla y así determinar cómo
satisfacerla. - Si estos dos momentos de la lucha –por otorgar un
estatuto político a la necesidad y por su
interpretación- se resuelven favorablemente,
recién entonces nos encontramos frente al momento de la
asignación de los recursos.
Comprensible la validación que nos propone esta autora
de las realidad social ante el discurso
político; lo que decimos en nuestras reflexiones es que la
renovada visión del trabajo social nos abre el camino para
la integración de estos discursos en
las políticas sociales expresado en la
participación y en el carácter emancipatorio de las
relaciones y el crecimiento social.
Se debe responder a una disciplina científica
construida histórica y críticamente respondiendo a
los intereses populares como objetivo
principal.
Por último nos parece necesario destacar la relevancia
e influencia de estas ideas en el plano curricular tema
controvertido que en nuestro país ha matizado muchos
encuentros y desencuentros.
Es imprescindible crear, en base a estas reflexiones, un
profesional comprometido con la sociedad su desarrollo y no con
los objetivos políticos de determinado sistema social,
siempre y cuando este no responda a los intereses de los
individuos. Un agente comprometido con la libertad y
dignificación del hombre, comprometido
ideológicamente de forma tal que calibre en su exacta
dimensión las políticas sociales de su
sociedad.
La formación de nuestros trabajadores sociales debe
tener en cuenta la necesidad de ganarse un espacio profesional y
este objetivo en buena medida está condicionado por
la
educación que puedan recibir el resto de los agentes
sociales (encargados de establecer e implementar las
políticas sociales). De esta forma el trabajador social
como facilitador del ejercicio social está dirigido a toda
la sociedad y no solo a los grupos y comunidades designados por
los intereses estatales.
Otro aspecto relevante es la integración que debe
confluir en el trabajador social del poder social, disuelto en la
práctica científica y concentrado en el plano
político, por lo que la mayoría de las veces nos
movemos en situaciones emergentes, no avaladas suficientemente
por el
conocimiento y la praxis social necesaria o viceversa: las
políticas sociales desconocen la necesaria
inserción en algún recodo del escenario social.
Una estrecha relación de las acciones
sociopolíticas con los basamentos del trabajo social y su
redefinición conceptual y práctica definirá
un movimiento
dialéctico y desarrollador en nuestras sociedades
contemporáneas.
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