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Las ciencias sociales. Entre lo uno y lo múltiple




Enviado por gtreboux2002



    1. Elementos de sociología
      en el siglo XIX
    2. Cuatro métodos, cuatro
      escalas
    3. El lenguaje y los
      métodos
    4. De Rorty a
      Derrida
    5. Las teorías del
      sujeto
    6. Un modelo
      integrativo
    7. Algunas objeciones
      parciales
    8. Tiempo, sociedad unidades
      psíquicas
    9. Conclusiones

    "Toda la experiencia del pasado se
    resume en

    una sola regla: Cuando se quiere
    reestablecer la unidad

    de lo diverso, se agrega una unidad a
    lo diverso"

    Serge Moscovici

    "Yo concluyo en que los seguidores de
    Kuhn deberìan

    resistir la tentación de ganar
    la partida a los Whigs,

    hablando de mundos
    diferentes"

    Richard Rorty

    Algunas nociones
    tanto ideológicas como sintomáticas se escuchan con
    insistencia en ámbitos diversos y revisten actualidad.
    ¿Tendrá sentido decir, sin más,
    "actualidad"? Esas nociones son las de complejidad y
    subjetivismo. Son nociones que se refuerzan porque suelen ir
    acompañadas de alguna reflexión científica o
    insertas en un estilo de racionalidad discursiva. Que un
    problema, una teoría,
    un acontecimiento se vuelva complejo o subjetivo es tal vez una
    manera de decir que llegamos al cabo de lo que creíamos
    conocer. Si, además, quien crea conocer tiene alguna
    teoría epistemológica o filosófica, tanto
    peor, pues un sinnúmero de argumentos pueden inducirlo a
    creer que sólo su imaginación ha hablado.
    Complejidad y subjetividad invitan entonces a detenerse y
    preguntar qué es lo que conduce una argumentación,
    una descripción, un informe
    pretendido científico y razonable, un diálogo,
    un diálogo crítico, un proceso
    experimental, a la complejidad y la subjetividad.
    ¿Habrá una objetividad posible más
    allá de la epistemología sujeto-objeto?
    ¿Más allá del consenso intersubjetivo?
    ¿Más allá de la singularidad, el contexto y
    la contingencia? ¿O la subjetividad material de las
    ciencias es
    definitivamente el mundo tecnológico tan fetichizado como
    inerte y comprensible por su uso y no por su reificación
    teórica?

    ELEMENTOS DE
    SOCIOLOGIA EN EL SIGLO XIX

    Un recurso a los clásicos en
    Sociología puede permitirnos bosquejar lo
    que J. Alexander considera resuelve el carácter científico de los
    investigadores de Ciencias Sociales. Su idea –que
    desarrollaremos más adelante- es que en la
    formación del sociólogo ya hay un terreno
    común compartido, que orienta los trabajos y las
    discusiones: son los clásicos, los que fundaron
    modernamente la ciencia
    social. Un repaso entonces sobre las ideas de algunos de ellos
    nos permite describir qué es lo que constituye la materia
    básica de la sociología, tomando algunas ideas
    directrices de la entonces nueva disciplina.
    Para este propósito mencionaremos a Comte, Dilthey,
    Weber y
    –para aproximar el terreno psicológico- a Pierre
    Janet.

    Auguste Comte esboza el proyecto de la
    Sociología después de un largo recorrido por la
    sistematización y jerarquización de las ciencias.
    La nueva ciencia
    debía sentarse sobre lo que se denomino la ley de los tres
    estadios. Según él, el desarrollo de
    la racionalidad pasa por tres fases explicativas, rastreables
    históricamente. Estas fases son: las explicaciones
    mítico-religiosas (estadio teológico), las
    metafísicas (estadio metafísico) y las
    científicas, o de la ciencia positiva. Una diferencia de
    orden cualitativo indica el valor superior
    de las ciencias sobre los otros estadios. Pero aún entre
    las ciencias, también establece jerarquías, siendo
    la nueva ciencia social la más importante y quizás,
    la más difícil, puesto que propone una
    transformación social que mucho significó para las
    instituciones
    educativas.

    Sin embargo, Comte es especialmente cuidadoso en
    mantener cierta complementariedad en las ciencias, y -para lo que
    luego llamaremos Sujeto Epistémico- la articulación
    de las ciencias sugería que el sociólogo
    debía conocer el pensamiento de
    las otras ciencias, y muy especialmente, de la física y la astronomía. Creemos que Comte intuyó
    que de esas ciencias y otras el sociólogo
    comprendería mejor su proyecto. Así
    dice:

    "Esta preponderancia necesaria de la
    ciencia astronómica hacia la primera propagación
    sistemática de la iniciación positiva es
    plenamente conforme a la influencia histórica de un tal
    estudio, principal motor hasta
    aquí de las grandes revoluciones intelectuales. El sentimiento fundamental de
    invariabilidad de las leyes
    naturales, debe, en efecto desarrollarse desde los
    fenómenos más simples y los más generales,
    en los que la regularidad y la grandeza superior nos
    manifiesten ellas solas el orden real, que es completamente
    independiente de toda modificación
    humana"

    Las llamadas leyes naturales que
    actúan con independencia
    de toda modificación humana, ¿son el símbolo
    de una idea de orden en que la vida social podría
    postularse como proyecto? Creemos que ésta es una de las
    ideas más vigorosas de Comte, en la que interviene una
    intuición filosófica fundamental. Diríamos
    hoy: ¿Es posible –o al menos deseable- ese proyecto?
    ¿Son las ciencias en la actualidad el desarrollo de esa
    intuición filosófica? O aparece entremezclado con
    religiosidad y aura metafísica
    alejadas de sistematicidad y transidas de contingencia? Luego
    veremos estas preguntas. Pero el modelo de las
    ciencias
    naturales debe –según Comte- servir de
    guía inexcusable para el desarrollo de la ciencia
    sociología.

    Wilhem Dilthey efectuaba una histórica del
    surgimiento de la ciencia en la sociedad: la
    Revolución
    Francesa. De ese acontecimiento –cuyas proyecciones
    políticas son innegables al menos en
    Europa y América– surgía una noción
    muy Diltheyana: comprensión. Ese episodio histórico
    suscitaba comprensión social. Suscitaba una vivencia
    social que afectaba a cualquier ciudadano, desde el
    reconocimiento básico de esta condición
    común, hasta la idea de contrato social,
    o normativas sobre las que los ciudadanos piensan la naturaleza de
    sus vínculos sociales. Lejos de los inconvenientes
    psicológicos y noseológicos de la noción de
    comprensión, Dilthey emplea con soltura ese concepto, y lo
    amplía en sus trabajos en pos de obras poéticas en
    los que creía reconocer manifestaciones simbólicas
    del espíritu que permitían el desarrollo de nuevas
    formas de autocnocimiento de las sociedades,
    labradas con el renovado método
    hermenéutico fundado en la interpretación y en la comprensión.
    Vale subrayar la conectiva mientras hablemos de Dilthey. Un
    párrafo
    suyo puede ilustrar este comentario:

    "La sociedad europea mostró
    después de la Revolución Francesa un fenómeno
    completamente nuevo, cuando, por decirlo así, los
    aparatos de represión que habían existido entre
    las fuertes pasiones de las clases trabajadoras y el poder
    estatal, que mantenía la ordenación de la
    propiedad y
    el derecho, hubieron desaparecido, en su mayor parte, y el
    rápido incremento de la industria y
    de las relaciones de tráfico opuso al poder del Estado una
    masa de trabajadores que crecía por días, unidad
    por una comunidad de
    intereses por encima de los Estados particulares, con conciencia
    cada vez más clara de sus intereses, gracias al progreso
    de la
    ilustración. De la comprensión de este nuevo
    hecho surgió el intento de una nueva teoría: la
    ciencia de la sociedad"

    Con este dato inicial, las ciencias del
    espíritu se proponían una suerte de nueva
    totalidad, totalidad fundacional de la realidad
    histórico-social.

    Hoy preguntaríamos: ¿Qué realidad
    histórico-social? ¿La singular, la particular, la
    universal? O bien: ¿A qué sujetos afecta la
    realidad histórico-social?

    Pero Dilthey ya se lo preguntó, siendo su
    pregunta la instalación misma del objeto temático
    en pleno siglo XIX, cuando la investigación historiográfica y la
    filosofía de la historia comenzaban a
    ejercitarse modernamente, y en su pregunta se tematizaba como
    objeto lo que se sacudía del magma indiferenciado de la
    naturaleza de lo dado. Era acaso la nueva libertad
    ciudadana la que pugnaba por la autoconciencia: "Y así
    somos remitidos incesantemente al problema último y
    más general de las ciencias del espíritu:
    ¿Hay un conocimiento
    de esa totalidad que es la realidad
    histórico-social?"

    Sin embargo, a la par de este tono de
    optimismo fundacional de las ciencias del espíritu, algo
    profundamente contradictorio parece surgir de esa
    reinstalación del plano y espesor- histórico. Es el
    problema de la objetividad –ahora sí,
    científica- en la dimensión
    histórico-social. La posición del historiador
    –y por lo demás del sujeto social- aparece
    atravesada por una confluencia crítica
    de interrelaciones. El yo se convierte en un inconveniente. La
    intención última del historiador parece ser la
    consideración de su yo como un obstáculo. Para
    lograr el ideal del historiador se halla en la situación
    de Ranke que "quisiera borrar su yo para ver las cosas tales como
    han sido, esto expresa de un modo muy bello y enérgico el
    profundo afán de realidad objetiva que tiene el verdadero
    historiador" .Ese yo borrado parece compensarse en Dilthey por
    "el conocimiento
    científico de las unidades psíquicas de que se
    compone esa realidad, de las formas estables de que se compone
    esa realidad…"

    Es interesante señalar que estas
    dificultades se plantean desde el momento mismo en que Dilthey
    bosqueja al hombre en
    medio de situaciones sociales propuestas por la nueva ciencia.:
    el ciudadano como sujeto del contrato,
    el hombre como
    integrante de la sociedad, pero entrecruzado por distintas
    situaciones en las que es uno y múltiple:

    " Es menester un ejercicio continuo
    para representarse como porciones de la realidad, no como
    abstracciones, esos complejos de interacciones que se acumulan
    unos sobre otros, que se cortan entre sí, que se cruzan
    en sus sujetos: los individuos. En cada uno de nosotros hay
    diversas personas: el miembro de la familia,
    el ciudadano, el profesional; nos encontramos en el contexto de
    obligaciones
    morales, en un orden jurídico, en un conjunto de fines
    vitales que tiende a satisfacerse; sólo en la
    reflexión sobre nosotros mismos encontramos en nosotros
    la unidad viviente y su continuidad, que soporta y mantiene
    todas esas relaciones"

    Pero la configuración de los temas que reaparecen
    en la nueva sociología son muy variados. Entre ellos
    figuran como parte de los programas de
    enseñanza en los liceos de Francia
    distinguidos como 1.- Hechos sociales individuales: el lenguaje,
    la
    educación, el testimonio de los hombres, la
    cooperación, mando y obediencia, la promesa, el convenio y
    los sentimientos sociales. Y como 2.- Hechos sociales colectivos:
    Hechos sociales colectivos: la familia, la
    propiedad, la ciudad, el arte y la
    ciencia. Esta clasificación y enumeración tomada de
    Pierre Janet concluye anticipando una ciencia nueva, que se llama
    Psicología
    Social. Lo interesante es el vínculo creciente que se
    establece entre la sociología y la psicología, y
    el trabajo
    analítico que se efectúa en el sistema percepción-conciencia, que tanta
    importancia tiene para los enfoques epistemológicos.
    También puede notarse lo curioso de la
    clasificación de Janet, que agrupa los temas según
    el criterio individual/colectivo, incluyendo al lenguaje
    dentro de los hechos sociales individuales, pero a las lenguas
    como resultante de la cooperación de los
    hombres.

    Pero será Weber quien formulará uno de los
    diseños más fértiles para proveer a las
    ciencias sociales de un instrumento nuevo para efectuar su
    trabajo
    teórico empírico al referirse a la
    elaboración de tipos psicosociales como productos
    ideales en el sentido racional del término, casi
    diría como son ideales y racionales los sistemas
    axiomáticos. El carácter formalista de esos tipos y
    modelos
    explicativos operan como criterios instrumentales de análisis, en los que se intenta comprender
    y explicar acciones en
    base a la
    motivación que a las personas y a los grupos
    sociales pueda encontrárseles en situaciones dadas. En
    esa adecuación instrumental, el agente hace, y más
    allá o más acá de comprender las
    motivaciones subjetivas, pueden hallarse razones externas que
    expliquen las acciones. Esta idea nos parece similar a las
    explicaciones de la física newtoniana en relación a
    la física aristotélica: en aquella el movimiento
    obedece a leyes que regulan una mecánica, mientras que en la
    aristotélica de alguna manera los elementos materiales
    obraban de acuerdo a una finalidad intrínseca. La
    analogía concluye allí. Los tipos ideales
    weberianos son modelos formales explicativos o son ficticios y
    pueden ser reemplazados si no dan cuenta del hecho social
    considerado. Además, los hechos sociales se producen en
    contextos, en situaciones peculiares, que los hacen mucho
    más contingentes que la resultante de ecuaciones
    físico-matemáticas. Pero considerar esto nos
    dirige a la cuestión de los métodos, y
    nuestro propósito hasta aquí es hacer un breve
    recorrido histórico de las ciencias sociales en el que
    hemos elegido dos filósofos, un psicólogo y un
    sociólogo como bosquejo inicial de un rastreo que nos
    permitirá ir configurando el factor de multiplicidad de
    los estudios sociales. Un paso más lo daremos considerando
    cuatro métodos. Y si es cierto, como afirmaba Piaget, que la
    escala determina
    el fenómeno, veremos que el objeto de las ciencias
    sociales se configura en el interjuego de esas
    escalas.

    CUATRO
    MÉTODOS, CUATRO ESCALAS

    En este capítulo veremos cuatro
    métodos, también cuatro escalas, en las que los
    fenómenos sociales pueden ser explicados de distinta
    manera. Una vez expuestos los enunciados básicos de estos
    métodos, nos quedará internarnos en el factor que
    los atraviesa, el lenguaje, y considerar luego algunas
    consecuencias filosóficas de ese atravesamiento.
    Mencionaremos así a la Hermenéutica, los tipos ideales y modelos,
    los experimentos de
    ruptura y la construcción social de hechos y
    objetos.

    El método hermenéutico parte de considerar
    que toda realidad es interpretada en el sentido
    apriorístico de la expresión: todo conocimiento se
    hace posible –al igual que el error y el desconocimiento-
    por la intervención de factores constitutivos dados de
    antemano, o por lo menos, surgiendo en las mismas explicaciones y
    descripciones de los hechos. Los conocimientos teóricos y
    experiencias previas, los prejuicios, la intencionalidad, la
    posición del sujeto epistémico y existencial en
    relación al fenómeno explicado, los mecanismos
    perceptivos que seleccionan y recortan la realidad y la
    naturaleza de lo que sistematiza, los esquemas lógicos a
    los que puede reducirse un método interpretativo, las
    ideologías, valoraciones y weltangschauung, y la
    situación histórica epocal o circunstancial que
    actúa como fondo y base de los hechos y fenómenos,
    todo esto, interviene en la interpretación, en el
    ejercicio hermenéutico. Entendido de una manera rigurosa,
    cada una de estas instancias puede ser reducida y explicada a su
    vez, pero eso conduce a un regreso al infinito del que
    sólo parece escaparse por un acto de voluntad, una
    decisión y una valoración. Ni siquiera el consenso
    parece un criterio suficiente para establecer la validez de un
    trabajo hermenéutico y, aunque no por insuficiente pueda
    ser innecesario, siempre puede recurrirse a la denominada ciencia
    normal cuando aparece alguna forma de ciencia anormal o
    revolucionaria.

    El método hermenéutico puede ser
    explicativo, pero cuando las explicaciones son
    idiosincrásicas –por ejemplo al crear nuevas
    estructuras
    conceptuales- todo lo que parece ganarse en explicación se
    pierde en la complejización conceptual propuesta por los
    científicos, epistemólogos y filósofos. Sin
    embargo, cabe preguntarse si ese tránsito no muestra la
    evolución de las ciencias como una forma
    viviente del espíritu humano. Así, lo universal
    incide sobre lo particular, y éste, a su vez, sobre lo
    universal.

    El método hermenéutico no sólo
    interpreta la realidad, sino que la crea, no sólo asimila,
    sino que transforma. La comprensión es algo que va
    entre ese factor interpretante y ese factor de
    transformación.

    Los tipos ideales y modelos se basan en tipificaciones y
    clasificaciones, en recursos formales
    que explican la dinámica de las acciones, con la idea de
    racionalidad actuando respecto a fines. Una racionalidad posible
    de explicar actuando en función de
    fines, es una consideración teleológica de las
    acciones. Sepa o no el individuo, el
    grupo social,
    la institución, la finalidad que se le atribuye,
    ésta es posible de describirse desde afuera. Nos parece un
    recurso similar al de las explicaciones psicológicas, en
    especial psicoanalíticas. Las acciones humanas son
    deliberadas, pero esa acción
    deliberada puede estar condicionada de muchas formas, aunque el
    individuo no sea plenamente consciente de ello. Una cierta idea
    determinista aparece en ese enfoque, que se atenúa
    declarando el valor de mero instrumento de análisis que
    tienen las tipificaciones, clasificaciones y modelos. En el
    límite, son factores externos y objetivos los
    que explican las acciones, y la conciencia de los individuos en
    factor de segundo grado de determinación que en todo caso
    puede ser convergente con la explicación objetiva , pero
    también divergente, puesto que las razones profundas de
    las acciones humanas son más el terreno de la
    Psicología y, en mi opinión, también de la
    Filosofía. En relación a las finalidades, por
    ejemplo, de las ciencias, el proyecto de Comte respecto a la
    Sociología aspiraba al progreso social, y uno de los
    fundadores de la Historia de las Ciencias, G. Starton, fue
    tachado de ingenuo al suponer que la Historia de las Ciencias
    elevaba los valores
    filantrópicos del hombre. Si los usos instrumentales de la
    tipificación sociológica, o los resultados
    tecnológicos de las ciencias van a favor de la
    dominación, el consumo y el
    oscurantismo y la alienación, esas finalidades han sido
    sustituidas por otras opuestas, y así, las acciones con
    respecto a fines se vuelven bastante relativizables como criterio
    explicativo. Sin embargo, si nos mantenemos en el empleo
    instrumental, las tipificaciones y clasificaciones tienen una
    ventaja de carácter gestáltico: Organizan las
    percepciones y opiniones divergentes en formas básicas de
    inteligibilidad.

    El método experimental de Garfinkel emplea una
    escala diferente a la hermenéutica y a las tipificaciones
    y modelos. Y resulta sumamente interesante. Las ciencias sociales
    han tenido el problema de no ser ciencias experimentales (lo que
    no significa que no se haya elaborado una experiencia
    sociológica formativa). El método experimental de
    la ciencia galileana –núcleo viviente de las
    ciencias y la epistemología partía de la
    posibilidad de intervenir sobre la naturaleza. Diseñando
    contextos experimentales, y agregando instrumentos de
    medición y registro, la
    ciencia galileana anunciaba la época experimental de las
    ciencias. Las ciencias sociales, en cambio, como
    la psicología y la sociología, necesitaban crear
    sus propias formas experimentales. El método experimental
    implicaba una modificación deliberada de las condiciones
    de observación de los fenómenos. En
    cierta forma, la recopilación de descripciones
    sociohistoriográficas podían aproximar las ciencias
    sociales a la predictibilidad, pero la materia variable y
    contextual de los hechos sociales, y la imposibilidad de repetir
    las mismas condiciones, significaron un obstáculo
    epistemológico. ¿Es posible saltar por sobre ese
    obstáculo? ¿Tiene sentido intentarlo? Eso es lo que
    ha intentado Garfinkel: Intervenir sobre las condiciones
    operatorias de los procesos de
    comunicación social y observar los
    resultados.

    Lo primero que aparece en las experiencias de Garfinkel
    es el concepto de contexto. El contexto es la
    precomprensión de los individuos sobre una
    situación. De esa comprensión contextual surgen los
    códigos comunicacionales y de acción. Por eso, la
    ruptura de esos contextos produce incomprensión, desorden
    y aumento de la entropía en las relaciones
    interpersonales, empleando una noción
    energético-dinámica prestada de la
    Física.

    Para señalar los dos aspectos decisivos de este
    método experimental, se reducen a: comunicación lingüística y contexto. Al modificar o
    alterar uno de estos dos factores, se modifica el correlativo, el
    inconveniente es ahora la contextualidad. Así dice J.
    Heritage: "En estas y otras investigaciones
    que describe Garfinkel, la contextualidad de las acciones y
    sucesos es siempre una contextualidad imputada, y esta
    imputación es, a su vez, un elemento clave para la
    comprensión de las acciones, es decir, un elemento clave
    de su explicabilidad. Pero, si el recurso a elementos
    contextuales es inevitablemente la parte fundamental de la
    intelección de los acontecimientos. ¿Cómo se
    aplican estos elementos contextuales?"

    Creemos que, a pesar de la multiplicidad de contextos
    –para la etnometodología-, análogos
    quizás a las situaciones de la literatura de Sastre y las
    circunstancias de Ortega y Gasset, los contextos son contextos
    científicos cuando hay una intencionalidad que los
    configure de este modo. Veremos luego que esos contextos se
    vinculan también con lo espacial, institucional e
    instrumental. Para ello el comentario siguiente sobre B. Latour y
    S. Woolgar. Pero lo interesante es el empleo del lenguaje de los
    agentes, personas, individuos en una situación dada. Como
    refiere F. Schuster, el paso de un lenguaje coloquial al
    científico se produce a veces de esta manera: "Llegamos al
    instituto de investigación, nos sentamos, nos tomamos un
    café,
    hacemos los mismo comentarios hasta que alguien dice: bueno,
    bueno, paremos un poco que ya es tarde, yo a tal hora me tengo
    que ir, vamos a trabajar. Entonces, ¿Qué quiere
    decir "vamos a trabajar"?, diría Schultz, quiere decir
    dejemos el mundo de la vida cotidiana y empecemos a jugar con las
    reglas del mundo científico, es decir, el tipo de
    afirmaciones que nosotros vamos a poder hacer ahora, no son las
    mismas que podíamos hacer durante el café, porque
    no serían aceptadas". Allí hay un pasaje del sujeto
    existencial al sujeto epistémico, y, en cierta forma, es
    el pasaje de un mundo a otro, operado por el lenguaje, y que
    Rorty prefiere ser prudente y no separar tan
    rígidamente.

    Antes de dejar a Garfinkel, señalemos dos
    elementos interrelacionados con la idea de contexto y de
    lenguaje, que son el
    conocimiento intersubjetivo y la temporalidad. Sobre este
    aspecto temporal, veremos luego un análisis de J. Derrida
    sobre Husserl.

    Finalmente, la cuarta escala metodológica a
    considerar, en la dirección mucho más estricta del
    lenguaje y el contexto, es el trabajo de B. Latour y S. Woolgar
    sobre la construcción de los hechos
    científicos.

    Estos dos investigadores de ciencias sociales, que
    proponen el desarrollo de un programa fuerte
    de estas ciencias, han trabajado sobre un audaz reduccionismo
    sociológico de las ciencias. Su proyecto es
    antropológico, pero una antropología muy novedosa y sorprendente:
    considerara un laboratorio de
    investigaciones químicas y biológicas como un
    territorio habitado por gente tan desconocida para un observador
    externo como una tribu para un antropólogo.

    La exploración de Woolgar y Latour, que es muy
    minuciosa y detallada, ausculta la génesis procesual de
    los hechos científicos, de los conceptos, y de los objetos
    producidos por la elaboración teórico-experimental
    en un laboratorio. Parecen relatar cómo surgen de la nada,
    o más cautelosamente dicho, de lo in-significante los
    mismos hechos que los científicos estudian. Ellos los
    producen, les dan sustento teórico, son materialmente
    hallables a diversas escalas de observación (registros,
    gráficos, escalas de medición) y, una vez formados estos objetos
    en el cruce de un cúmulo de información (revistas especializadas,
    publicaciones por otros laboratorios, experimentos en curso) se
    los reencuentra en la naturaleza misma. Entre descubrir e
    inventar (si es que descubrir es encontrar algo preexistente) se
    borran las diferencias. Los conocimientos son producidos, esto
    es, construidos por los científicos del laboratorio, y
    esto dispersa la existencia misma de estos objetos
    teórico-empíricos que son alojados en las
    comunidades de investigadores como productos particulares, con
    posibilidad de universalización, si no es que se trata de
    universos coexistentes con independencia unos de otros.
    Así, hay objetos observables y probados en ciertos
    laboratorios que en otros no existen. De esa imagen
    múltiple, ¿Podemos elaborar una noción de
    simultaneidad? ¿O es una idea metafísica que no
    corresponde con las series enunciativas paralelas que dispersan
    los hechos científicos en diversas formas de
    significación que no llegan a complementarse mas que
    parcialmente (informe de otros laboratorios incorporado al
    trabajo de alguno de ellos)? ¿Un mundo o
    muchos?

    Como no escapan las condiciones económicas de la
    producción de las investigaciones, que
    pueden favorecer o entorpecer y anular unas líneas
    investigativas sobre otras, Wolgar y Latour dicen: "El conjunto
    de enunciados que se considera demasiado costoso de modificar
    constituye eso a lo que nos referimos como realidad. La actividad
    científica no es sobre la naturaleza; es una lucha fiera
    por construir la

    realidad. El laboratorio es el lugar de trabajo y el
    conjunto de fuerzas productivas que posibilita esa
    construcción" Creemos que esas conclusiones no alcanzan
    para darnos una idea del trabajo que han realizado, y es
    seguramente una simplificación excesiva. El aspecto
    más interesante de su estudio es el carácter
    procesual de la investigación. Woolgar y Latour se tomaron
    dos años para registrar un proceso que, seguramente
    sólo existe para ellos puesto que los tiempos de los
    investigadores de los laboratorios seguramente resultan
    intraducibles a esa perspectiva antropológica. Pero el
    resultado es una sociogénesis del conocimiento muy
    interesante, en especial porque destaca la operatoria
    instrumental y de registro, así como las conversaciones de
    los investigadores. Leer y escribir, hablar y escuchar, he
    ahí el fundamento de un laboriosísimo trabajo
    experimental. Pero, ¿En qué lenguajes? En un
    lenguaje especializado que marca un
    territorio excluyente al extraño. El lenguaje de la
    naturaleza está escrito, tal vez en ecuaciones como
    afirmaba Galileo, tal vez en las lenguas de Babel. Tal vez, ambas
    sean un lenguaje finalmente inteligible, Pero eso es algo que
    preocupa más a la Filosofía que a las ciencias.
    También los sociólogos, empleando diversas escalas
    (describimos cuatro) acceden a la comprensión de los
    fenómenos.

    EL LENGUAJE Y
    LOS MÉTODOS

    Hasta ahora nos hemos mantenido dentro de
    ciertos usos conceptuales. Hemos hablado de objetos, sujetos,
    fenómenos, métodos y escalas, subjetividad y
    objetividad, unidad y multiplicidad. Hemos supuesto que a partir
    de ciertos métodos obteníamos ciertos resultados. Y
    que estos resultados nos ayudaban en relación al
    conocimiento. Y hemos vinculado al lenguaje los cuatro
    métodos sociológicos reseñados en trazos
    gruesos.

    Ahora iremos a los argumentos de Richard Rorty
    y su crítica a la epistemología, y a la
    noción de conmensurabilidad introducida por Khun,
    examinando si hemos empleado esas nociones con algún
    sentido, o si son conceptos a los que tendríamos que
    revisar.

    La Epistemología, como teoría del
    conocimiento, tendría según Rorty una
    teoría de valoración y estudio asentada
    únicamente en la cabeza de los filósofos. Fuera de
    la Filosofía, la Epistemología significa muy poco,
    y no tendría nada que decir en relación al interés
    científico. La formulación de teorías
    epistemológicas no tendría nada que decir en
    relación, como es el caso de las ciencias sociales, con
    sus métodos, objetos de estudio, sistematización
    doctrinal y prácticas investigativas. La crítica de
    Rorty empieza con el problema de los universales, las ideas y
    formas de la Filosofía de Platón,
    la postulación del sujeto cartesiano en las puertas de la
    modernidad, y,
    especialmente, en el trabajo realizado por Kant respecto a
    la introducción de la idea de a priori y de
    síntesis. Según Rorty, Kant inventa
    la idea de que los objetos se nos representan de acuerdo a una
    síntesis producida por el entendimiento. La noción
    de cosa en sí y de fenómeno (fenoumen) crean la
    idea de que el sujeto instala sus categorías cognoscitivas
    en el mundo, y el mundo es representado bajo la necesidad de esas
    formas que condicionan las representaciones. El trabajo de Rorty
    es una crítica cuidadosa, difícil de resumir sin
    afectar su idea nuclear, pero que, aún arriesgando que sea
    así, mencionaremos. Fundamentalmente, la
    epistemología no debe intentar legislar sobre las
    ciencias. Pero Rorty además efectúa una
    crítica interesante a lo que llama las metáforas
    ópticas. Las teorías del conocimiento, dice, han
    abusado recurrentemente de las metáforas ópticas
    para explicar los problemas del
    conocimiento. La idea de que la epistemología sirve para
    limpiar los instrumentos con los que observamos, como si un ojo
    de la mente estuviera detrás de las teorías, es
    engañosa. Así, recomienda evitar las
    metáforas ópticas cuando se trata de describir
    teorías y argumentar.

    Este sujeto cartesiano, kantiano y platónico del
    conocimiento, tendría que ahuyentar el fantasma de una
    escencia de vidrio y dejar
    los problemas del conocimiento para las neurociencias o bien
    declarar la mente una caja negra definible libremente o
    simplemente fuera de las cuestiones epistemológicas
    tramadas por la Filosofía.

    Ahora bien, la crítica es interesante, pero tiene
    al menos dos inconvenientes. El primero es que renunciar a las
    metáforas ópticas es modificar en mucho el lenguaje
    cotidiano, y quizás, revisar también la idea de lo
    observable, de lo perceptible en torno a
    razonamientos científicos.

    El lenguaje cotidiano está imbricado de
    metáforas ópticas. En un ensayo
    filosófico-novelístico, José Saramago lleva
    al lector a comprender de qué maneras paradójicas
    el lenguaje visual resulta indesterrable del lenguaje cotidiano.
    Pero, si dejamos el lenguaje cotidiano a salvo de la
    crítica, todavía nos queda el lenguaje
    científico. Allí quizás sea posible efectuar
    una crítica que, si no es la supresión de las
    metáforas ópticas como quiere Rorty, al menos sea
    reflexionable, Pero habríamos logrado dejar de lado, al
    menos, ese panóptico de una epistemología que
    quisiera discutirle, por ejemplo, a las ciencias sociales, si hay
    muchas miradas, muchas escalas, muchos métodos, entonces
    hay fenómenos incompatibles entre sí.

    El problema se traslada entonces, de la multiplicidad a
    la compatibilidad. Y de la compatibilidad, a la conmensurabilidad
    de los lenguajes (Khun). Y además, quedaría fuera
    de la crítica una epistemología científica
    de otras características a la estudiada por Rorty, como la
    de Jean Piaget,
    que empleaba el método experimental y vinculaba las
    ciencias naturales y las sociales con desarrollos formales
    provenientes de la lógica
    y las matemáticas.

    Que no tengamos un lenguaje de las ciencias unificado da
    pie a posiciones argumentales contrapuestas. Los dualismos
    sujeto/objeto, subjetivo/objetivo,
    espíritu/naturaleza,
    explicación/comprensión, integración/fragmentación,
    ciencia/ideología, pueden dialectizarse y producir
    formas lógicas especiales y llevar a una pregunta por el
    significado y el sentido que se encuentra en la apertura (o el
    cierre) de una conceptualización idiosincrásica y
    bordeando la metafísica y la ontoteología, conducen
    la indagación lejos del campo experimental. Ya no son las
    ciencias sociales. Tal vez tampoco epistemología. Es la
    pregunta que trata de averiguar si cuando aludimos al individuo,
    aludimos a algo que posea representaciones privilegiadas o si
    éstas son posibles.

    DE RORTY A
    DERRIDA

    Antes de presentar las objeciones de Rorty
    a la epistemología, habíamos dicho que los
    contextos y la temporalidad conformaban una trama de los
    fenómenos y objetos de las ciencias sociales: tanto si se
    trata de comunidad de científicos (Latour y Woolgar), como
    si se estudian grupos sociales
    en acción a través de tipos y modelos (Weber), o en
    experimentos de ruptura (Garfinkel) y, en fin, como
    comprensibilidad (Dilthey – Hermenéutica). Factores
    psicológicos como la memoria
    personal,
    social, intersubjetiva, colectiva, permanecen regulando las
    posibilidades dialógicas y experimentales, tanto de los
    sujetos tomados como existentes como de los sujetos tomados
    epistémicamente.

    Lo que sigue es un desarrollo de ese factor temporal
    que, cuando se trata de analizar la multiplicidad
    metódica, teórica y experimental, parece intervenir
    decisivamente, en especial en la comprensión e
    inteligibilidad de los procesos de subjetividad y
    complejidad.

    La temporalidad y representación del presente
    como forma autoevidente de la comprensión, y los empleos
    lingüísticos que realizan los hablantes se hallan en
    una trama discursiva llena de sutilezas. Si, como refiere
    Derrida, "la teoría del conocimiento y la idea de
    conocimiento es en sí metafísica", la
    distinción de Comte sobre los tres estadios (religioso,
    metafísico y científico) resulta difícil de
    establecer como si fuera un desarrollo lineal-progresivo de algo
    substancial, llamado espíritu, racionalidad,
    evolución o consciencia histórico-social. Mas bien
    da que pensar en una distribución estructurada en las que los
    tres estadios son siempre actuantes, siempre reales, aunque no
    siempre presentes. Y allí se vislumbra el problema de la
    multiplicidad.

    El presente, como dimensión real-temporal, como
    autoevidente, es siempre un juego de
    retención y protensión, es decir, retiene algo (el
    pasado) y proyecta algo (el futuro). Pero esa triple
    dimensión de la temporalidad tiene una idealidad que, sin
    ser real, tampoco es irreal. Es la idealidad de los objetos
    ideales, que opera por repetición. Esa repetición o
    huella, es la marca de la vida del espíritu, que
    reencuentra al yo cada vez y en cada caso. Ya Kierkegaard se
    preguntaba sobre esto, y pensaba al yo y a la conciencia como una
    relación de retorno a sí misma. Pero Derrida agrega
    una noción, o mas bien n concepto nuevo: el de
    diferencia.

    La diferencia difiere. ¿Qué? Difiere
    temporalidad (di-ferir) y difiere en el núcleo mismo del
    lenguaje, un algo indeterminable y no expresable y difiere
    también, se nos ocurre pensar, de una manera
    dialógica tal como la que presenta Platón en
    el Sofista y el Parménides.

    Este di-ferir del presente mismo nos lleva a la pregunta
    de sí este diferir es una operación
    idealista-solipsista o es un diferir en mundos paralelos y, en
    fin, la propia experiencia de la diferencia que cada persona
    efectúa en su conciencia respecto de su propia
    apropiación del presente.

    El problema de la comprensión intersubjetiva
    queda entonces determinado por este juego de diferencias. Pero,
    una de las cuestiones que –por su incidencia en la idea de
    la comprensión y de articulación de discursos que
    nos formemos- tiene una importancia equivalente a la
    cuestión de la diferencia, es la cuestión de la
    posibilidad o no de analogías.

    Derrida en su análisis de la fenomenología de Husserl dice: "Si el
    lenguaje no escapa jamás a la analogía, si es
    incluso analogía de parte a parte, debe, llegado a este
    punto, a esta punta, asumir libremente su destrucción y
    lanzar las metáforas contra las metáforas, lo que
    es obedecer al más tradicional de los imperativos, que ha
    recibido su forma más expresa, si no la más
    original, en las Enéadas y no ha cesado de ser transmitida
    fielmente hasta la introducción a la Metafísica
    (sobre todo, de Bergson)" y más adelante, cuando alude a
    la quinta meditación cartesiana de Husserl, dirá:
    "Fuera de la esfera monádica trascendental de lo
    mío propio, de la propiedad de lo mío propio, de mi
    presencia a mí, y no tengo con lo propio de otro, con la
    presencia a sí de otro, mas que relaciones de
    apresentación analógica, de intencionalidad mediata
    y potencial".

    Las analogías, pienso, son formales, son
    también la trama de la lógica y de las
    matemáticas (pero no de toda la lógica, ni de toda
    la matemática). Tal vez de esta manera se
    comprenda mejor eso de lanzar las metáforas contra las
    metáforas "si el lenguaje es analogía de parte a
    parte", porque allí se clausuraría toda diferencia,
    y ésta es ontológica, brotando del "punto-fuente"
    del presente. Solamente si la analogía cubre "de parte a
    parte" el lenguaje es, entonces, cuando se lanzan las
    metáforas contra las metáforas. Pero esa
    relación con lo propio del otro, no es solamente
    analógica, sino "de intencionalidad mediata y potencial".
    Y esa es la diferencia entre lo que pueda ser dicho y lo que
    pueda ser oído. Para
    que esa palabra pueda ser la misma, debe fundarse sobre esa
    intencionalidad y esa potencialidad. Y allí, entonces, la
    comprensión y la
    comunicación.

    Entre lo dicho y lo oído, entre lo evidente y lo
    comprensible, hay análoga situación a la existencia
    de enunciados científicos potencialmente comprensibles ya
    enunciados y aún desconocidos. ¿Se puede hablar de
    coexistencia de enunciados potencialmente comprensibles? Creemos
    que así se puede describir la multiplicidad de
    métodos, objetos, experimentos y teorías, e
    inclusive, de lenguajes y mundos diferentes ¿Y qué
    clase de
    lenguaje sería el considerado por Derrida "análogo
    de parte a parte"? Podemos suponer que es un lenguaje
    tautológico. La diferencia –su intuición y
    ejercicio teórico, su práctica, su epojé-
    opera como una reestructuración de tautologías,
    que, dialectizándolas, las niega y las supera, y
    también las conserva. Ese es el ideal de la historia de
    las ciencias y de la epistemología que escapa a la
    crítica de Rorty.

    LAS
    TEORÍAS DEL SUJETO

    Como ya había dicho Dilthey, "es
    menester un ejercicio continuo para representarse como porciones
    de la realidad, no como abstracciones, esos proceso de
    interacciones que se acumulan unos sobre otros, que se cortan
    entre sí, que se cruzan en sus sujetos: los individuos. En
    cada uno de nosotros hay diversas personas…" Formulaba de
    esta manera el núcleo de la subjetividad que
    derivaría en un tratamiento lingüístico en que
    la determinación de complejidad halla su recurso y su
    reformulación: su repetición y su diferencia. El
    tema del descentramiento del sujeto y la posibilidad de enunciar
    con palabras originarias –con voz propia- esa experiencia
    autoconsciente de la existencia, ese sujeto en proceso,
    desterrado e itinerante, inconcluso, que es el hombre en el
    contexto epocal difícil de determinar de acuerdo a una
    razón histórica. Filósofos,
    científicos, poetas, ideólogos, producen nuevas
    formas de inteligibilidad y de opacamiento. Ideales y consignas
    emergiendo del fondo y base del pasado (luz natural de la
    razón, adecuatio intellectus rei) en tensión,
    quizás en lucha a muerte, con
    aquella "colisión de conciencias" que Nietszche
    veía y proclamaba en el ocaso de la razón moderna o
    quizás también como contrapunto de lanuela
    configuración epocal, las ciencias positivas y la tecnología.

    En las ciencias sociales fue un filósofo
    instalado en medio de las ciencias, Marx, el que
    describió las contradicciones de la práctica
    político-institucional en que le hombre –bajo el
    nuevo soporte autorreferencial- se pensaba como capital de
    trabajo. Bajo la dialéctica ciencia/ideología
    el pensamiento simbólico volvía a despertar de su
    sueño. Como estudió Engels en Dialéctica de
    la Naturaleza, las ciencias habían encontrado la forma de
    nombrar los fenómenos (el flogisto era "en realidad",
    oxígeno). Y las formas del discurso
    ideológico, una falsa conciencia. Falsa conciencia en
    relación, respecto a un discurso postulado como objetivo.
    Pues bien, saltando los años pero no el silogismo
    implícito, ¿Qué postulado objetivo es el de
    las ciencias, si "el resultado de la construcción de un
    hecho es que parece que nadie lo ha construido"?, como afirman
    Latour y Woolgar.

    La razón objetiva es anónima, sin sujeto.
    ¿Es así, sin más? Diremos aquí que es
    posible que así sea, pero manteniéndonos en ese
    posible y restringiendo su universalidad: es posible en algunos
    casos. Y es posible porque desborda las atribuciones de
    pertenencia de los saberes.

    El hallazgo de los sociólogos es haber visto la
    determinación de los roles y funciones de la
    fuerza del
    trabajo disponible encajados en la cuadrícula o reje, en
    la gramática y en la sintáctica de las
    estructuraciones institucionalizadas como re-sujección del
    pensamiento silvestre, y de las prácticas autonomizadas.
    Es así como los agentes –diremos con Guattari y
    Foucault
    reproducen discursos enunciados y tramados en otro lugar, en otra
    parte.

    La nueva voluntad sociológica de un Giddens, de
    los conductistas, es desplazar la atribución
    autorreferencial de fuerza de trabajo a la de intervención
    deliberada, decisión de los agentes en el contexto de sus
    prácticas. ¿Es el retorno a la falsa conciencia, de
    la libertad burguesa? ¿O es la reactualización de
    un instinto cuasi-biológico que se empecina en celebrar el
    factor libre de la causalidad, de modificar las situaciones y las
    reglas de juego creando nuevos contextos?

    Los problemas lingüísticos husserlianos,
    saussurianos, metidos en la incómoda
    región de los estructuralismos, derivan hacia la
    conversación informal, suelta y desacondicionada:
    allí los individuos parecen más libres y creativos
    casi sin saberlo. La epojé sale de los textos. Las rutinas
    hermenéuticas de los filósofos no son un privilegio
    especial de la deliberación. ¿Basta la
    conversación en una mesa de café para que el
    conocimiento se prodigue? ¿O no hay que preocuparse por el
    conocimiento epistemológico, como quisiera
    Rorty?

    Sin negar ese factor aparentemente aleatorio de la
    conversación, quizás la conciencia práctica
    –la racionalidad respecto a fines- olvide que las
    prácticas decisivas a nivel del sujeto epistémico
    fueron las que puso en cuestión la ciencia galileana
    –dicho esto con bastante provisionalidad y a modo de
    referencia. La sujeción epistémico dice que en
    algún momento, de alguna forma, el mundo ya no fue uno.
    Sea Galileo (o Newton, o
    Darwin o
    Freíd) o quien se prefiera, incluso si no proviene de las
    ciencias, en algún momento, el acontecer epistémico
    abre la dimensión de lo múltiple. Multiplicidad
    contradictoria, atomizante y contextualista, o
    esquizofrénica y amenazante.

    Si el capitalismo
    "produce esquizofrenia
    como produce champú" y el dinero es
    la criba por la que se traducen todos los lenguajes y las
    prácticas, esto es precisamente lo que las ciencias
    sociales tienen como desafío programático: probar
    su validez de interpretación –como
    transformación, redefiniendo aquella consigna marciana. Y
    postulamos que de esa idea –sea epistemológica y
    metafísica o no- no sean excluidas otras
    ciencias.

    ¿Hay pensamiento científico que no opere
    en el registro pre-conceptual? Sería mejor decir que la
    antinomia ciencia/ideología es como la escalera que
    Wittgenstein prefería arrojar luego de haberla empleado.
    Pero no es fácil arrojarla.

    Toda teoría del lenguaje lleva implícita
    una postulación de sujeto y las teorías del
    lenguaje no resuelven su multiplicidad en el cauce de "las
    propiedades referenciales que posee el lenguaje en los contextos
    de la acción cotidiana", porque las ciencias desbordan el
    lenguaje referencial. Sin embargo, habrá que decir que el
    lenguaje referencial, no por insuficiente, sea
    innecesario.

    Finalmente, si es posible una objetividad
    científica sin sujeto, habrá que admitir que el
    no-yo puede ser una forma de objetividad. Es, entonces, una
    crítica y una reducción del egocentrismo –si
    no repetimos un cliché-, lo que permite abrir el espacio
    de la conversación.

    PSICOSOCIOLOGIA

    "… las lenguas, que al decir de
    los filólogos son organismos vivos que se desarrollan en
    virtud de leyes propias sin que los individuos tengan
    conciencia de ello; los usos y costumbres, que son los
    hábitos de las razas y los pueblos; las religiones, que en su
    origen constituyen el principio de la familia y de la ciudad.
    La historia, que reúne las generaciones unas a otras; el
    progreso, que corresponde en el orden social a lo que es la
    perfectibilidad del individuo… todos estos hechos
    podrían suministrar materia para una ciencia nueva o
    Psicología Social, que sería un complemento o
    coronamiento de la psicología subjetiva e
    individual."

    Pierre Janet, 1917

    Esta referencia tiene el interés de
    su momento enunciativo. Mientras la Sociología estaba
    pasando su etapa de fundación (los clásicos), y la
    Psicología ejercitaba a través del Psicoanálisis un replanteamiento integral
    de sus postulados, incluyendo un trabajo experimental y
    hermenéutico realizado por Freud y sus
    colaboradores, metodológico y científico, ya se
    veía en la integración de campos epistémicos
    una región de nueva convergencia. Región cuya
    substancia debía mucho además a las ciencias
    naturales que –como fondo y base- explicaban al sujeto como
    ser biológico y llegaban al terreno de la
    percepción y la operatoria
    simbólico-conceptual.

    El método experimental, que la sociología
    no empleaba antes de los trabajos de la etnometodología,
    sí era parte de la investigación
    psicoanalítica, puesto que superaba analíticamente
    el método catártico, de persuasión,
    hipnosis, hacia la asociación libre, interpretación
    de sueños y actos fallidos, que produjeron una
    teoría capaz de explicar estos fenómenos.
    Teoría cuestionada muchas veces como ideológica,
    pero que producía formas de casos que constituyen tipos
    psicosociales que, al menos como los weberianos, permitían
    explicar conductas, funciones y distinguir el mecanismo
    perceptivo-enunciativo de las personas.

    El método experimental, que ya las ciencias
    naturales y las ciencias post-galileanas habían postulado
    como la mejor crítica reduccionesta de las
    ideologías, entraba en el territorio de las ciencias
    sociales. Así George Starton, uno de los iniciadores de la
    Historia de la Ciencia, decía que la verdadera
    separación estaba entre aquellos que no comprenden ni
    practican el método experimental, negándose
    también a que otros lo apliquen, y entre los que lo
    comprenden y aplican.

    Las ciencias, quizás puestas en la
    posición husserliana del Sujeto Trascendental, necesitan
    superar –dialectizar o reducir- el egocentrismo, y
    éste se manifiesta a través de las
    ideologías. Por esto Piaget declaraba: "Uno de los
    problemas principales de la Sociología es explicarnos
    cómo la vida social puede ser simultánemente
    la fuente de las estructuras racionales y de las
    ideologías más inconsistentes; y no es la forma de
    resolver el problema comenzar por poner los productos sociales
    (ciencia-ideología) en un único plano"

    Filosóficamente dicho,
    después de lo que hemos mencionado del análisis
    derridiano, la clave de esa coincidente fuente es la
    simultaneidad.
    Pero ahora
    proseguiremos el análisis por el cauce integrativo. Para
    este propósito nos valdremos de una descripción del
    trabajo realizado en Argentina por Eduardo Campi sobre
    Psicosociología.

    Para este epistemólogo, las ciencias
    sociales están en condiciones de proseguir una
    evolución de características integrativas, en que
    las diferencias, sin perderse, no contradicen el pensamiento y el
    plano científico-experimental convergente. Su trabajo
    aproxima la epistemología genética
    de Piaget, el psicoanálisis freudiano, las
    tipologías de D.Holland y los desarrollos aportados por
    otro argentino, el psicólogo David Liberman. Su aporte es
    también el empleo de combinatorias formales cualitativas,
    por lo que el nivel de sistematicidad epistemológica lo
    aleja de las lógicas particularizadas o fragmentarias, muy
    corrientes en filosofía o psicología en los
    últimos años.

    UN MODELO
    INTEGRATIVO

    Los programas de investigación en Psicología
    Evolutiva (Epistemología Genética) y
    Psicoanálisis han sido desarrollados por Piaget y
    Freíd respectivamente, y ambos provenían de las
    ciencias naturales. El primero hablaba de "ipse intellectum" y
    definía los instintos como la lógica de los
    órganos. El segundo descubrió los mecanismos
    intrapsíquicos inconscientes de la condensación y
    el desplazamiento. Y ambos –postula Campi- son convergentes
    y formalizables. Por medio de tipificaciones de personalidad
    que, al modo weberiano, realizó Holland y la estructura de
    los universales semánticos estudiados por David Libermann,
    propone una integración que de curso a los postulados
    básicos de una epistemología que no se aparte de la
    correlación universal-particular que solicitaban ya
    Dilthey y muchos otros. He aquí un resumen:

    Postulado de la Teoría Unificada de la
    Personalidad

    1. Postulado de equilibrio
      (adaptación) de la persona al medio
      ambiente físico social.
    2. Postulado de principios
      psicológicos (paralelismo placer-realidad).
    3. Postulado topológico
      (consciencia-inconsciente).
    4. Postulado dinámico (conflictos
      internos).
    5. Postulado económico
      (magnitudes-intensidades).
    6. Postulado estructural (formas
      psicológicas).
    7. Postulado genético (evolutivo).
    8. Postulado de factores (factores de
      desarrollo).

    Estos axiomas o puntos de partida, se articulan con
    las explicaciones de los modelos y tipificaciones
    propuestos.

    La formalización de la lógica operatoria
    de los estadios sensomotriz-representativo, operatorio concreto y
    operatorio formal traduce el pensamiento y la acción en
    las áreas intelectiva, afectiva y volitiva en cada
    caso.

    Estructura de agrupamiento:

    1. Operación idéntica: A + O =
      A
    2. Operación directa: A + A’ =
      B
    3. Operación inversa: B + A’ =
      A
    4. Operación asociativa: (A + A’) + B = A
      + (A’ + B)

    Las operaciones 1 y
    2 corresponden a la etapa pre-conceptual, también
    proceso

    Primario, y los mecanismos básicos son
    condensación y desplazamiento. Las operaciones 3 y 4
    corresponden a la operatoria conceptual. El empleo de estos
    mecanismos lógico-formales está extendido a tres
    áreas simultáneas: inteligencia,
    afectividad y voluntad, correspondiendo a cada una
    correlación de verdad, significación emocional y
    valoración.

    Tipos psicosociales (Holland) Tipos de
    personalidad (Liberman)

    Realista Esquizoide

    Emprendedor Depresivo

    Intelectual Obsesivo

    Artístico Psicópata

    Social Histérico

    Convencional Fóbico

    La coordinación de acciones y objetos, de
    relaciones interpersonales y conductas se determina en
    función de estructuras lógicas (inconscientes),
    pero que pueden ser determinadas por la Psicosociología.
    Este esquema funciona como modelo (tipos ideales weberianos)
    permite que "al comparar los atributos de la persona real con los
    de cada prototipo (modelo) se puede determinar aquel tipo que se
    parece más. El parecido… da un patrón de
    similitud y de diferencia: el patrón de la
    personalidad de una persona"

    Esta tipificación ideal (weberiana)
    realizada por Holland, y también la realizada por Liberman
    (freudiana), tienen una amplitud combinatoria que en las personas
    concretas se asemeja por cualidad, grado o factores mezclados.
    Pero aparecen factores predominantes, combinados con los
    demás.

    Las características principales de estos tipos
    son formalizables así¨:

    W = V + V’ (en que W significa
    "totalidad")

    Personalidad realista: V = habilidad manual, V’
    = manejo de objetos concretos

    Personalidad intelectual: V = habilidad observacional,
    V’ = manejo de símbolos

    Personalidad social: V = habilidad de
    comprensión, V’ = manejo de personas

    Personalidad emprendedora: V = habilidad de
    persuasión, V’ = manejo económico

    Personalidad convencional: V = habilidad de
    notación, V’ = manejo de registros

    Personalidad artística: V = habilidad expresiva,
    V’ = manejo de materiales

    Para todas estas operaciones se cumple: W = V +
    V’

    Personalidad esquizoide: V = observar, V’ = sin
    participar

    Personalidad depresiva: V = ser querido, V’ = ser
    perdonado

    Personalidad psicópata: V = perseguir, V’ =
    ser justo

    Personalidad obsesiva: V = ser ordenado, V’ = ser
    virtuoso

    Personalidad fóbica: V = dramatizar, V’ =
    controlar

    Personalidad histérica: V = dramatizar, V’
    = gustar estéticamente

    Estos pares de complementariedad se observan en el
    área intelectiva, afectiva y volitiva. Tomemos un
    ejemplo:

    1.- Operacional idéntica: A + O = A (el
    pensamiento inteligente determina que una cantidad de algo no
    cambia, si no se agrega o quita nada) En la afectividad se da el
    mantenimiento
    de un significado afectivo simple, por ej.: "seguir queriendo" o
    "seguir observando", etc.

    En el área volitiva esta operación es
    cuando un valor se mantiene sin modificación.

    2.- Operación directa: B –A’ =
    A

    3.- Operación Inversa: B – A’
    = A

    Inteligencia:

    "Esas dos operaciones, en forma conjunta determinan la
    conservación de conjuntos
    (cantidades continuas y discontinuas) que aparentan,
    perceptivamente diferencias de cantidad. Sin embargo ellas
    permanecen iguales, conservando su cantidad global: parto de la
    primera (A) adicionando (A’) y luego sustrayendo
    (-A’) en igual medida, igualando (A = A)

    Afectividad:

    Estos significados que se dan de a pares (Liberman)
    "permiten los significados que regulan la conducta se
    coordinan de a pares, según la persona, observar-sin
    participar; ser querido y ser perdonado; perseguir y ser justo;
    ser ordenado y ser virtuoso; dramatizar y controlar; dramatizar y
    gustar. El primer significado de la dupla es A y el segundo es el
    complementario o A’ ; el todo B = A + A’ "

    Voluntad:

    "Estas dos operaciones valorativas, en conjunto, se
    coordinan para determinar una dupla de valores que
    dominan la conducta del niño según los siguientes
    significados personales: observar y manejar símbolos; comprensión y
    relación personal; habilidad manual y manejo de herramientas;
    etc."

    Hasta aquí la operatoria estructural
    básica de la evolución psicogenética hacia
    los 12 años. Posteriormente, la estructura de la
    personalidad accede a una combinatoria proposicional,
    -según ha desarrollado Campi-, que excede a la operatoria
    de clases y relaciones. Esa lógica proposicional emplea la
    categoría lógica de la disyunción y la
    conjunción, y el razonamiento por hipótesis.

    Trasladándonos al terreno de la
    epistemología dentro de una concepción integradora,
    también hay una aproximación a Watzlavick, que
    afirmaba: "La búsqueda de configuraciones constituye la
    base de toda la actividad científica. Cuando hay
    configuraciones (procesos estocásticos) hay
    significaciones."

    Las ciencias están permanentemente
    proponiendo modelos explicativos, teorías y experiencias,
    que en algún momento tienden a la integración,
    puesto que se repiten formulaciones, aún en ámbitos
    distintos, que mediante la aproximación conceptual, y en
    algunos casos isomórficas, permiten establecer nuevas
    síntesis. Entre Piaget, Freud, Holland y Liberman (cuya
    obra es sobresaliente en el campo psicoanalítico,
    recordemos Psicoanálisis y Semiótica), también cabe mencionar a
    Watxlavick, quien en su Teoría de la Comunicación
    Humana emplea la noción de estructura como patrón o
    pauta de acción o interacción que, dice Campi, se encuentran
    en la teoría de la personalidad. Esas pautas o estructuras
    son:

    1. Totalidades que siguen sus propias leyes y que
      son la suma de partes individuales
    2. Transformaciones "en los sistemas naturales se
      logra cierta conservación de adaptación. Ello
      significa que las adaptaciones no quedan destruidas cuando se
      encuentran otras nuevas"
    3. Autorregulación de los sistemas, y
      ésta "puede ser de dos maneras:

    1.- retroalimentación negativa que
    caracteriza la homeóstasis (conservación), la
    cual logra un papel importante en el mantenimiento de las
    relaciones y su estabilidad, y

    2.- retroalimentación positiva que lleva al
    cambio (modificación). En la teoría de la
    personalidad unificada la primera autorregulación
    está dada por la operación inversa B –
    A’ = A, que retorna al punto de saluda (A = A) y la
    segunda es la operación directa que modifica el primer
    elemento en otro, A + A’ (transforma)".

    Finalmente, para dejar este modelo
    integrativo muy escuetamente reseñado a salvo de
    críticas ideológicas, cabe agregar que
    está trabajado teórico-experimentalmente. Pero no
    hemos dicho que la Filosofía sea ideología. Y
    sobre el tramo final de este trabajo volveremos a la
    filosofía.

    ALGUNAS
    OBJECIONES PARCIALES

    La integración en ciencias sociales
    –como en filosofía- no concluye en la
    conformación de un Gran Sistema Integrativo (todo
    Hegel
    encuentra su Kierkegaard). Pero el modelo integrativo producido
    en las ciencias cuando se las trata diacrónica y
    sincrónicamente reencuentra –acaso en lo
    estocástico- la repetición de teorías y
    enunciados. Sobre la manera que llamaremos
    lógico-perceptivo-real en que se articulan los
    conceptos, es donde la tensión khuniana y la diferencia
    derridiana tienen algo que decir.

    Las objeciones que se plantean a Piaget son muchas,
    aunque creemos que su programa sigue en desarrollo y-como
    vimos- resulta articulable con otras corrientes de las ciencias
    en general. En lo que sigue responderemos a tres objeciones,
    que son:

    1. "En Piaget el paso de lo individual a lo
      social se halla en unidad difusa con el paso de lo
      sensoriomotor a lo conceptual. Lo social no alcanza a
      configurarse… las equilibraciones sociales han sido
      omitidas. Se impone pensar que en esa omisión
      está en juego una identificación entre lo social
      y lo cognitivo"
    2. "El todo es siempre –para Piaget- una totalidad
      relacional, pero no una totalidad per se""
    3. "¿Cómo las respuestas de
      los sujetos estudiados por Piaget en sus experiencias de
      operaciones mentales son las respuestas que hubieran dado un
      Arquímedes o un Newton?"
    1. Aquí está en juego una decisión
      por el significado de "social". Si el estudio de las
      estructuras cognoscitivas, sean cuáles fueran, no
      guardan relación con la estructura
      social, no se explica de qué manera lo social puede
      comprenderse. La convergencia isomórfica o la
      identificación de procesos de conocimientos provenientes
      de las ciencias, sea por niveles (Comte) o por coexistencia del
      plano preconceptual y conceptual en las acciones humanas
      (Psicología) brindan los criterios básicos para
      que la interpretación-como-transformación sea un
      deuteroaprendizaje de la experiencia social, como bien dice
      Samara tomando el concepto de Bateson.
    2. Es posible considerar tanto las totalidades "per se"
      como totalidades "en relación". Para ello tomaremos unas
      espléndidas ideas de Bateson y las analizaremos en
      conjunto con las totalidades (W = a + A’) de la
      Psicología integrada de Campi.

    Gegory Bateson y "el razonamiento del Sr.
    Toto"

    • Dime papá, ¿por qué son tan
      altas las palmeras?
    • Es para que las jirafas puedan comer de ellas, hijo
      mío. Porque si las palmeras fueran muy bajitas las
      jirafas se verían en dificultades.
    • Pero entonces, papá, ¿por qué
      las jirafas tienen el cuello tan largo?
    • En efecto es así para que puedan comer las
      palmeras, hijo mío. Porque si las jirafas tuvieran el
      cuello corto se verían en mayores dificultades
      todavía".

    En este razonamiento circular, la totalidad como
    complementariedad es:

    W (totalidad) = A (jirafas) + B (palmeras), pero las
    situaciones de desequilibrio son A (jirafas bajas) + B
    (palmeras altas), y viceversa. La totalidad (W) se encuentra en
    desequilibrio.

    En el caso de los pares de Liberman (universales
    semánticos), la situación en: W (personalidad
    fóbica) = A (dramatizar) + B (controlar). Si la
    operación fuera característica de totalidad
    formal-operatoria más allá de la
    distinción clásica de sujeto-objeto, y esto es
    importante de tener en cuenta, puesto que así nos
    alejamos del pensamiento egocéntrico, tratándose
    de estructuras inconscientes.

    Esa totalidad-formal-operatoria es también
    cognoscitiva, como en el caso de los tipos de
    Holland:

    W (personalidad convencional) = A (habilidad de
    notación) + A’ (manejo de registros) que
    inversamente se traduce en A (habilidad de notación) + B
    (no manejo de registros). En ese caso, esa totalidad "per se"
    puede ser una totalidad dinámica o "en relación"
    sin que el gran juego filosófico del "en sí" y el
    "para sí" del "en-sí-para-sí" signifiquen
    otra cosa que el paso de un tipo lógico a otro. Las
    totalidades pagetianas, es cierto, son ala vez "per se" y "en
    relación". Además, en la lógica de las
    totalidades, la única variación ensayada que
    conocemos es la de Deleuze-Guattari en el Anti-Edipo,
    considerando "al todo al lado de las partes, pero que no las
    totaliza" que permite comprender la lógica de los
    procesos de desequilbrio, si es que no lo proponen como
    filosofía del esquizoanálisis.

    1. TIEMPO,
      SOCIEDAD UNIDADES PSÍQUICAS

    2. Esta tercera objeción nos pone ante la
      formulación de un lenguaje del ego y el alter ego.
      ¿Era el interlocutor de Piaget, Newton o
      Arquímedes? ¿Eran ellos los que contestaban a
      través de sus metódicas observaciones, en la
      respuesta de los niños? ¿Operaba un
      reduccionismo inmanente en toda su lógica
      perceptiva? Esa metapregunta nos lleva a aquella
      fórmula de Leibniz: "No hay nada en el entendimiento
      mismo que no pase por los
      sentidos, si no es el entendimiento mismo". El ipse
      intellectum, de la filosofía clásica, es un
      concepto análogo al de inconsciente freudiano, y el
      propio Piaget, que había polemizado con Husserl y
      Bergson, lo emplea frecuentemente en su
      Epistemología Genética.

      "La ideología de la nueva
      época cristalizada en torno al nuevo mito del
      progreso infinito, acreditado por las ciencias
      experimentales y la industrialización,
      ideología que domina e inspira todo el siglo XIX,
      recupera y asume, pese a su radical secularización,
      el sueño milenario del alquimista (…) En el
      siglo XIX, dominado por las ciencias
      físico-químicas y el impulso industrial, es
      cuando el Hombre consigue sustituir al Tiempo
      en sus relaciones con la Naturaleza (…) La
      trágica grandeza del hombre moderno está
      vinculada al hecho de que ha tenido la audacia de asumir,
      frente a la Naturaleza, la función del Tiempo
      (…) al dominar la Naturaleza con las ciencias
      físico-químicas el hombre se siente capaz de
      rivalizar con la naturaleza, pero SIN PERDER EL TIEMPO. De
      ahora en adelante serán la ciencia y el trabajo los
      que hagan la obra del Tiempo"

    3. Alquimistas

      Biólogo: -¿Qué sostiene,
      exactamente, la teoría lamarkiana?
      ¿Qué quiere decir usted con la "herencia
      de caracteres adquiridos?

      Lamarkiano: -Que un cambio inducido por el
      ambiente
      en el organismo se transmitirá a la
      descendencia.

      Biólogo: -Espere un
      momento…¿Un "cambio" se transmitirá?
      ¿Qué es exactamente lo que habrá de
      transmitir el progenitor a su vástago? Un "cambio"
      es alguna especie de abstracción,
      supongo.

      Lamarkiano: Un efecto del ambiente, por ejemplo:
      las almohadillas nupciales del sapo partero
      macho.

      Biólogo: -Sigo sin entender. Usted no
      querrá decir, supongo, que el ambiente generó
      esas almohadillas nupciales.

      Lamarkiano: -Desde luego que no. El sapo las
      generó.

      Biólogo: -Oh! Entonces el sapo, de
      algún modo, sabía cómo hacer crecer
      almohadillas nupciales, o "tenía la capacidad
      potencial" para hacerlo.

      Lamarkiano: -Sí, algo por el estilo. El
      sapo pudo generar las almohadillas nupciales cuando se vio
      obligado a procrear bajo el
      agua.

      Biólogo: -Ah, pudo adaptarse…
      ¿Está bien dicho? Si procreaba en tierra
      de la manera normal en esa especie de sapo, no generaba
      almohadillas. Si lo hacía en el agua,
      las generaba como las demás especies de sapos.
      Tenía una opción.

      Lamarkiano: -Pero algunos descendientes del sapo
      que generaron almohadillas en el agua, luego las generaron
      incluso en la
      tierra. Eso es lo que y quiero decir con la herencia de
      caracteres adquiridos.

      Biólogo: -Ah, si, ya veo. Lo que se
      transmitió fue la pérdida de una
      opción. Los descendientes ya no pudieron procrear
      normalmente sobre la tierra. Es fascinante.

      Lamarkiano: -Usted no quiere entender,
      adrede.

      Biólogo: – Tal vez. Pero sigo sin entender
      qué es lo que supuestamente se "transmitió" o
      "heredó". El hecho empírico que se sostiene
      es que los descendientes diferían del
      progenitor por carecer de la opción de que gozaba
      éste. Ahora bien, esto no es la transmisión
      de una semejanza, como sugeriría la palabra
      "herencia": es la transmisión de una
      diferencia. Pero la diferencia no estaba
      allí para ser transmitida. Según yo lo
      entendí, el sapo padre tenía todas sus
      opciones en perfecto estado.

    4. Herencia
    5. Vida

    "Sin reducir el abismo que puede separar,
    en efecto, la retención de la representación, sin
    ocultarse que el problema de sus relaciones no es otro que el
    de la historia de la "vida" y del llegar-a-ser-consciente de la
    vida, se debe poder decir a priori que su raíz
    común, la posibilidad de re-petición bajo su
    forma más general, la huella en el sentid más
    universal, es una posibilidad que debe no solamente habitar la
    pura actualidad del ahora, sino constituirla mediante el
    movimiento mismo de la diferencia que aquella introduce
    allí, Una tal huella, es si se puede sostener ese
    lenguaje sin contradecirlo y tacharlo inmediatamente, mas
    originario que la originariedad fenomenológica
    misma"

    Eliade describe y sitúa el contexto más
    amplio, más abarcador, del hombre de las sociedades
    modernas. Su angustia es el precio por
    haber acelerado todos los procesos naturales, es el hombre de
    acción, el homo faber, el que, finalmente, consigue su
    propósito. El contexto más amplio presentado por
    Eliade, es el que denominaremos como "fondo-y-base" de los
    distintos niveles contextuales en que la percepción es
    posible. Ese "fondo-y-base" sigue actuando en los sistemas
    psicosociales más específicos y
    diferenciados.

    La ecuación económico-dineraria regula
    los sistemas de
    producción y traduce la fuerza del trabajo en
    medios
    científico-técnicos de mayor productividad.
    Como habían visto Marx y Engels, la maquinaria
    capitalista –al determinar esencialmente los
    códigos de intercambio- interviene sobre los planos
    ideológicos y los sanciona como falsa consciencia. Pero
    ese "fondo-y-base" de la percepción posible, como lo
    más abarcador, tiene en la temporalidad su destino y su
    incógnita paradojal.

    La temporalidad se traduce a su vez en un proceso
    "lógico-perceptivo-real" que –luego que el mundo
    como Uno fuera quebrado por los modelos epistémicos de
    las ciencias- multiplica los discursos, los fenómenos y
    los objetos. La consiguiente postulación de los Sujetos
    se establece por la manera en que los objetos son
    determinados.

    Sin embargo, las ciencias crean una región
    –el nivel formal- en el que el mundo sigue
    creándose (leyes naturales), y el hombre se encuentra, a
    la escala biológica, psicológica y social como
    integrante de ese mundo, de ese universo en el
    que escribe y es escrito. Integrante escindido, pero tal vez no
    como un zíngaro, aunque su autodeterminación es
    mas un proceso que una escencia, o mejor, lo uno por lo
    otro.

    Bateson afina: la Diferencia no estaba allí
    para ser transmitida. Pero lo es. Ese cambio de tipo
    lógico es lo que Piaget postulaba conceptualmente como
    fenocopia. De allí que los consideremos
    convergentes.

    Sobre el fondo-y-base del primer contexto, se asienta
    la percepción de la Diferencia de los tipos
    lógicos (segundo contexto).

    En un tercer nivel de contextualidad, la Diferencia
    derridiana opera una reducción de la consciencia
    fenomenológica misma. Y con lo "más originario
    que la originariedad fenomenológica misma" llegamos a la
    suspensión de la correlación
    Sujeto-Objeto.

    CONCLUSIONES

    Al suspender el correlato Suejeto-Objeto,
    sólo quedan relaciones de complementariedad. Las
    relaciones mismas. No hay un "entre", no hay ninguna distancia.
    Hay totalidades en formación constante, que denominaremos,
    con Dilthey, "unidades psíquicas vivas". Ni la jirafa ni
    la palmera, sino la configuración de una relacionalidad.
    Solamente la palmera y la jirafa son consideradas como tales
    cuando –mediante el lenguaje y su sintaxis- entramos en la
    lógica de los predicables. De la misma manera, para una
    PsicoSociología de las Unidades Psíquicas Vivas no
    ideológica, dpodemos recurrir al lenguaje formalizable,
    como el de los universales semánticos (Liberman) o a los
    sistemas epistemológicos integrativos (Campi). Así
    estaremos en el viejo proyecto Diltheyano de las Ciencias del
    Espíritu. La integración no contradice la
    Diferencia.

    "El centro de todos los problemas de esta
    fundamentación de las ciencias del espíritu es, por
    lo tanto, la posibilidad de un conocimiento de las unidades
    psíquicas vivas y los límites de
    tal conocimiento. Se trata, además, de la relación
    del conocimiento psicológico con los hechos de segundo
    orden, por el cual se decide acerca de la naturaleza de las
    ciencias teóricas de la sociedad"

    Unidades Psíquicas (W) = A +
    A’

    Prof. Guillermo Carlos Treboux

    Filosofìa, Psicología,
    Ciencias.

    Neuquèn, Repùblica Argentina

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