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65º aniversario de la "Operación Dynamo"




Enviado por dmasson



    65º aniversario de la
    "Operación Dynamo":

    Una eficaz coordinación aeronaval y un misterio de la
    Segunda Guerra
    Mundial

    1. Prólogo: la caída
      de Francia
    2. El sombrío panorama:
      crisis logística y ataques alemanes. Bélgica se
      rinde
    3. El desarrollo de la
      operación. Se desencadena "el infierno", la retaguardia
      anglo-francesa lucha y la RAF se bate con la
      Luftwaffe
    4. El lado alemán: la
      paralización de las operaciones
      terrestres
    5. Lord Gort y el BEF en retirada. Se
      rinden los belgas
    6. Los
      resultados
    7. El misterio que rodea la
      paralización de las operaciones por 48
      horas
    8. Conclusiones

    El autor analiza la retirada del Cuerpo Expedicionario
    Británico desde las playas del puerto francés de
    Dunkerque (Mayo – Junio de 1940) en sus dos aspectos: como
    una de las operaciones de
    coordinación aeronaval más eficaces de los anales
    bélicos y un misterio geopolítico de la guerra
    más sangrienta de la Historia. Desea asimismo,
    rendir homenaje a su padre, el Teniente Duncan M. Masson
    (1911-1984), quién – como muchos británicos
    más – luchó durante toda la guerra

    «Yo sé diez mil maneras de
    desembarcar y ninguna de reembarcar»

    Napoleón Bonaparte

    I –
    Prólogo: la caída de Francia

    A fines de Mayo de 1940, el Cuerpo
    Expedicionario Británico en Francia (BEF
    por sus siglas en inglés)
    se encontraba cercado en los alrededores de Dunkerque, en una
    situación desesperada. Vanamente confiado en que los
    espesos bosques de las Ardenas constituían por sí
    solos una barrera infranqueable, el Estado
    Mayor General francés desplegó allí escasas
    fuerzas y fue precisamente al sur de las Ardenas, en la ciudad de
    Sedán, donde los alemanes consiguieron una ruptura
    decisiva del frente occidental, ocupándola el 12 de Mayo y
    empezando una rápida penetración hacia el mar,
    aislando a cientos de miles de soldados ingleses, franceses y
    belgas.

    Efectivamente, entre Mayo y Junio de 1940, Hitler
    lanzó a sus fuerzas contra Holanda, Bélgica y
    Francia, iniciando la Guerra Relámpago (Blitzkrieg) en
    Occidente. Holanda, luego del alevoso bombardeo a Rotterdam, se
    rindió, tornándose crítica
    la situación para Francia y para el Mariscal Lord John
    Gort, Comandante BEF.

    Hasta comienzos de 1940, el Comandante en Jefe
    Francés, General Maurice Gamelin, tenía una
    aproximadamente acertada acerca de la estrategia
    alemana y sus medidas defensivas parecían adecuadas. Se
    contaba con que los alemanes aplicarían el plan Schlieffen
    de 1914, con la arremetida principal a través de
    Bélgica. Este país había expresado su
    neutralidad en 1936, pero a diferencia de Holanda,
    colaboró con los Aliados en la defensa de la frontera.
    Gamelin preparó planes alternativos para que la BEF (nueve
    divisiones) y el Primer Grupo de
    Ejércitos de Francia, bajo la dirección del General Gaston Billotte,
    avanzasen hacia los ríos Dyle o Escalda cuando se
    produjese la invasión. El 9º Ejército
    francés (General André Corap) se movería por
    la derecha hasta el Mosa, mientras el 7º Ejército
    francés, del General Henri Giraud, se movería por
    la costa en el flanco izquierdo para asegurar el estuario del
    Escalda. Gamelin esperaba que el ejército belga
    detendría a los alemanes en la frontera germano – belga,
    en la región del fuerte Eben-Emael, considerado como el
    más poderoso del mundo, el cual caería más
    tarde de modo espectacularmente rápido.

    Los franceses suponían que la línea
    Maginot constituía una barrera infranqueable para los
    alemanes y confiaban en que no les podrían atacar por
    sorpresa a través de los bosques de las Ardenas. La
    mayoría de las restantes fuerzas aliadas estaban
    desplegadas tras la línea Maginot para el caso de una
    irrupción. Como vemos, los Aliados habían formado
    dos fuertes flancos, un centro débil y desplegaban sus
    tanques en el norte.

    El Teniente General Erich von Manstein, Jefe de Estado Mayor
    del Grupo de Ejércitos A alemán logró
    convencer a Hitler de trasladar el ataque principal de las
    panzerdivisionen del norte al centro a través de
    las Ardenas, contra el punto débil de las defensas
    francesas, encerrando a las fuerzas aliadas en el nordeste de
    Francia y Bélgica. Así, se conformó un
    poderoso ariete, el Panzergruppe de von Kleist, que abarcaba el
    XIX Cuerpo Panzer (General Heinz Guderian), el XLI (General
    Georg-Hans Reinhardt) y el XIV Cuerpo Motorizado (Teniente
    General Gustav von Wietersheim), además de las 5ª y
    7ª Panzedivisionen el XV Cuerpo Panzer (General Hermann
    Hoth), añadido al 4º Ejército alemán.
    Los franceses seguían creyendo en la guerra defensiva,
    pero los alemanes tenían un plan soberbiamente
    diseñado. El 9 de Mayo de 1940, Hitler ordenó a sus
    fuerzas que cruzaran la frontera de Holanda, Bélgica y
    Luxemburgo al amanecer del día siguiente. Con su ataque
    aerotransportado a Bélgica y sur de Holanda lograron una
    sorpresa total. Mientras que franceses e ingleses seguían
    adelantándose en Bélgica, Guderian y el General
    Erwin Rommel (con la 7ª panzerdivision) encabezaban la
    cuña acorazada a través de las Ardenas. El avance
    fue rápido y no hubo resistencia
    efectiva ni en Luxemburgo ni en las Ardenas belgas. Los franceses
    carecían de reservas para cerrar la brecha, lo que
    eliminaba cualquier posibilidad de enviar refuerzos a donde
    hacían falta, todo esto ahondado por los ataques de la
    Luftwaffe.

    Guderian, después de haber
    conquistado Amiens, alcanzó el mar el 20 de
    Mayo en la desembocadura del Somme
    y ese mismo
    día se celebró una reunión en las
    galerías bajo el castillo de Dover, Inglaterra.
    Aquí, en la Primera Guerra
    Mundial, existía una amplia instalación
    eléctrica, conocida como la "habitación de la
    dínamo". El Almirante Bertram Ramsay expuso sobre una
    futura "evacuación de emergencia de fuerzas muy numerosas
    a través del Canal de La Mancha". Se ponía
    así en marcha la "Operación Dynamo", nombre
    convencional asignado a la evacuación

    II – El
    sombrío panorama: crisis
    logística y ataques alemanes.
    Bélgica se rinde

    El puerto de Dover, con sus ocho muelles para
    transbordadores de pasajeros y cincuenta anticuadas boyas de
    amarre, no era apropiado para soportar la congestión que
    traería semejante movimiento de
    naves, hombres y equipo. Pero, a pesar de ello, se
    amarrarían en ellos, en filas de tres, hasta veinte barcos
    a un tiempo,
    mientras que las boyas canalizarán un constante flujo de
    buques que debían cargar combustible y provisiones. Al
    otro lado, bajo los ataques de la Luftwaffe, nada servía
    ya en el puerto de Dunkerque, excepto un rompeolas y dos muelles
    semidestruidos.

    Las dificultades más graves se dieron al
    proteger a los buques en su travesía por el Canal de La
    Mancha, responder a los cañones alemanes que disparaban
    desde Calais, dar adecuada cobertura aérea por parte de
    una maltrecha Real Fuerza
    Aérea (RAF), limpiar de minas los canales que
    conducían al puerto, combatir con las unidades navales y
    los U-Boot alemanes. Todo esto con la constante amenaza terrestre
    alemana.

    Los grandes barcos mercantes no podían
    ser empleados debido a que las aguas de Dunkerque son bajas.
    Incluso en estos tiempos, cuando la marea está baja, es
    posible ver los restos de los buques hundidos. Por tanto la
    operación requería de gran número de naves
    de poco calado que siguieran estas tres
    rutas:

    1. La Ruta "Y": desde el faro de North Goodwin
      hasta la boya Kwinte a norte y de ahí a lo largo de la
      costa hasta Dunkerque con rumbo sur.
    2. La Ruta "X": desde el mismo faro,
      directamente hasta las playas francesas.
    3. La Ruta "Z" desde Dover hasta la boya No. 6 y
      de ahí al norte hasta Dunkerque.

    La primera de las rutas era la más segura
    y la más peligrosa era la Ruta "Z" porque se aproximaba a
    Calais, en cuyas cercanías los alemanes habían
    apostado piezas de artillería de largo
    alcance.

    Otro peligro lo constituía la gran
    cantidad de desperdicios flotando, restos de barcos hundidos,
    cadáveres que flotaban a la deriva en toda la costa. En la
    ruta de regreso los barcos cargados de soldados se
    detenían por estos motivos causando un enorme
    embotellamiento de buques, que se exponían al ataque de
    aviones y submarinos alemanes. Por otro lado, en la noche, por
    seguridad las
    embarcaciones navegaban sin luces provocando colisiones y mayores
    retrasos.

    Algunos de los "buquecitos" o "little
    ships" utilizados para la evacuación

    III – El
    desarrollo de
    la operación. Se desencadena "el infierno", la retaguardia
    anglo-francesa lucha y la RAF se bate con la
    Luftwaffe

    El 19 de Mayo, Gort comprendió que la
    batalla
    de Bélgica
    estaba perdida definitivamente
    y que, tal como iban las cosas, su repliegue hacia el interior de
    Francia era imposible. Pensó entonces en la posibilidad de
    evacuar al BEF
    por mar, desde los puertos del Canal de la Mancha. Hasta el
    día 24, Gort se mantuvo a la expectativa del proyectado
    contraataque hacia el sur, pero la inoperancia francesa y la
    presión
    alemana le obligaron a replegarse hacia la costa y Londres, que
    había aprovechado esa semana para disponer los medios de
    evacuación, dio la orden de comenzarla el día 26 de
    Mayo, asumiendo Ramsay el mando de la enorme operación
    aeronaval.

    Afortunadamente para Gort, la paralización
    alemana les dio tiempo para reforzar las paredes de la bolsa.
    Cuando los alemanes reanudaron su ataque hallaron enfrente una
    resistencia organizada, una feroz voluntad de aguantar en muchos
    casos y un terreno nada apropiado para el empleo de
    grandes masas de carros. Nadie duda que sin el frenazo del
    día 24, el 25 los alemanes hubieran estado en Dunkerque y
    la Operación Dynamo hubiera sido imposible.

    A las 18.57 horas del 26 de mayo de 1940, el
    Almirantazgo británico ordenó empezar la
    operación y a
    las 23,30 horas de eses mismo
    día atracó en Dover el primer contingente de tropas
    procedentes del continente. Mientras tanto, en Dunkerque, un
    llamado "perímetro de reunión" agrupaba las
    reducidas zonas de la costa todavía no ocupadas,
    defendidas por una red de canales
    insuficientes para resistir un ataque en gran escala. Las
    tropas aliadas de infantería se replegaban definitivamente
    sobre la costa, abandonando las zonas interiores. Mientras tanto,
    las tareas de evacuación estaban siendo llevadas a efecto
    mediante la utilización de embarcaciones de toda clase,
    los "buquecitos" o "little
    ships",
    algunos de los cuales aún pueden
    ser vistos en exhibiciones. El día 27 fueron evacuados
    7,669 combatientes; el 28, 17,823; el 29, 47,310; y el 30,
    53,823, según una continuada progresión mantenida a
    pesar de las extremas dificultades imperantes. Este total,
    integrado por más de ciento veinticinco mil hombres,
    superaba ya ampliamente las expectativas
    británicas.

    En las playas de Dunkerque, cualquier cosa
    servía para hacer un espigón de atraque para las
    pequeñas embarcaciones. Vehículos y desperdicios
    eran acumulados en las orillas para servir de punto de atraque a
    las embarcaciones menores. Las pérdidas en buques fue tan
    grande que llegó un momento en que el Almirantazgo
    ordenó que los destructores, que eran las naves más
    idóneas para la evacuación, pero vitales para la
    defensa de Gran Bretaña, abandonasen la operación
    dejando únicamente las naves más antiguas y los
    barcos auxiliares.

    El Capitán Duggan, Comandante del vapor
    correo de la Isla de Man,

    "Mona’ s Queen",
    relataría luego que se había
    "desencadenado el infierno" cuando su barco
    fue atacado por las baterías costeras y los bombarderos
    Junker de Alemania. Su
    narración es muy vívida:

    "Los proyectiles caían
    alrededor del buque. La primera salva pasó sobre nosotros
    y la segunda cayó a popa. Creí que la salva
    siguiente nos alcanzaría, pero, afortunadamente,
    resultó corta y dio directamente bajo la popa. El
    navío quedó acribillado por la
    metralla…Después fuimos atacados desde el aire…Un
    bombardero Junker se lanzó en picado sobre nosotros y
    arrojó cinco bombas, pero no
    dio en el blanco…fue derribado y se precipitó en el mar,
    precisamente delante del "Mona’ s Queen"…No hubo
    supervivientes…"

     El destructor "Bourrasque"
    hundiéndose con 1,200 hombres a bordo (de:
    History of the Second World War)

    Durante el último día de Mayo se
    evacuó al mayor contingente de hombres hasta entonces
    trasladado, con un total que se aproximaba a los 68,000. Lord
    Gort ya no podía seguir eludiendo las instrucciones
    recibidas de volver a Gran Bretaña y ese 31 de Mayo se
    reembarcó, dejando el mando de las tropas de retaguardia
    al General Harold Alexander. El 1 de Junio, fueron evacuados
    64,429 hombres, pero debido al insistente ametrallamiento que
    sufrían los centros de embarque, las operaciones debieron
    ser suspendidas. El día dos de ese mes se consideró
    que el traslado del BEF debería terminar, dadas las
    circunstancias ahora dominantes que hacían imposible su
    continuación. A las 3,30 horas partió el
    último navío, dando por concluida la
    operación. El General Alexander fue recogido por el
    almirante Walke – Walker y a las 23,30 horas el Comandante
    Tennant transmitió desde Dunkerque el mensaje final,
    indicando que el BEF había sido evacuado

    Durante la Operación Dynamo la RAF perdió
    177 aviones y la Luftwaffe 140. Ya se empieza a notar la falta de
    predominio sobre el espacio aéreo por parte de la
    Luftwaffe, lo cual será fatal más tarde durante la
    Batalla de Inglaterra. No existió el masivo exterminio de
    pilotos alemanes que la propaganda
    británica difundiría después, pero los
    alemanes perdieron 129 oficiales pilotos insustituibles y la
    Royal Navy, junto con la Marina francesa, abatieron casi la mitad
    de dichos aviones, poniendo claro la coordinación
    aeronaval existente, fruto del talento de Ramsay.

    IV-El lado
    alemán: la paralización de las operaciones
    terrestres

    Los altos jefes militares alemanes habían
    comprobado la facilidad que tendrían para cortar este
    flujo de refugiados, pero la orden de detención de su
    avance se vendría a unir aquí a la tenaz
    resistencia de las fuerzas que defendían el territorio
    para facilitar los embarques. En efecto, en una de sus decisiones
    más controversiales, Hitler personalmente ordenó
    detener el avance de las Panzerdivisionen (24 de Mayo de
    1940),
    permitiendo el reembarque hacia las islas
    británicas. Extrañamente, ese mismo día
    cesaban las operaciones británicas en Noruega.
    El
    avance alemán quedó paralizado a solamente
    dieciséis kilometros del puerto. Guderian que se aprestaba
    a darle el último golpe de gracia a las tropas cercadas
    recibió con estupor la orden del alto mando
    alemán.

    Hitler frustró la posibilidad de que su Wehrmacht
    llevase a cabo el completo aniquilamiento de las fuerzas
    anglo-francesas. Esto tendría decisiva influencia en el
    desarrollo de la guerra. La propaganda alemana atribuyó la
    actitud del
    Fuhrer a su deseo de mantener abierta la puerta para una eventual
    negociación con Gran Bretaña. Para
    otros, Hitler no hizo otra cosa que respaldar la
    apreciación de Von Rundstedt de que el terreno en torno a
    Dunkerque, con muchos canales, era poco favorable para el avance
    de los tanques alemanes, sumado a la escasez de
    combustible después de quince días de batalla. Otra
    versión afirma que Goering aseguró fanfarronamente
    a Hitler que sus aviones eran capaces de destruir a las tropas
    cercadas e impedir la evacuación. También cuentan
    los recuerdos del propio Hitler, como soldado en las fangosas
    tierras de Flandes durante la Primera Guerra Mundial.
    Lo cierto es que, de no haberse detenido el avance alemán,
    la evacuación de Dunkerque hubiera sido
    imposible.

    Varías teorías
    se han sopesado para justificar esta decisión,
    errónea ante lo que luego ocurriría: se ha dicho
    que Hitler
    no quería humillar a Gran Bretaña con una
    tremenda derrota, también, que Göering,
    deseoso de cosechar toda la gloria de la victoria, pidió
    para sus aviadores el remate de la faena. Los historiadores
    más solventes rechazan ambas hipótesis y se aferran a las realidades:
    fue el propio jefe del Grupo de Ejércitos A,
    von
    Rundstedt
    , quien ordenó hacer un alto
    para reorganizar sus fuerzas acorazadas muy dispersas,
    desorganizadas y menguadas en número. Cuando el día
    24 de Mayo, a medio día, hablaron von Rundstedt y Hitler,
    aquel expuso al Führer el cansancio de sus fuerzas, las
    dificultades del terreno para las operaciones de carros y el
    peligro de un contraataque aliado. Le propuso, también,
    cambiar el plan: si en principio el golpe alemán
    debería darse de izquierda a derecha, podía ahora
    darse de derecha a izquierda, actuando el Grupo de
    Ejércitos B, de von
    Bock
    , más descansado, como martillo,
    mientras que el Grupo de Ejércitos A hacía de
    yunque. Hitler
    aceptó.

    Se expandió la indignación. El
    General Halder,
    Jefe del Estado Mayor General anota en su diario: "… Es
    un cambio
    completo en nuestro plan. Yo quería hacer del Grupo de
    Ejércitos A el martillo y del Ggrupo de Ejércitos B
    el yunque de la operación. Ahora B será el martillo
    y A el yunque. Pero el Grupo de ejércitos B tiene ante si
    un frente sólido, su avance será lento y sus
    pérdidas elevadas…estas órdenes procedentes
    del Alto Mando son completamente absurdas, los carros de combate
    se han detenido como si estuviesen paralizados
    "

    El plan resultó tan negativo que dos días
    después, mejor agrupadas y reorganizadas las fuerzas
    acorazadas alemanas, Hitler ordenó que siguiera el avance
    de los carros. Pero se habían perdido dos días
    cruciales. Esas 48 horas permitieron la aplicación
    efectiva de la Operación Dynamo.

    V-Lord Gort y el BEF en
    retirada. Se rinden los belgas

    El 19 de Mayo Gort
    comprendió definitivamente que la batalla
    de Bélgica
    estaba perdida y que, tal como
    iban las cosas, su repliegue hacia el interior de Francia era muy
    problemático. Pensó entonces en la posibilidad de
    sacar al BEF
    por mar, desde los puertos del Canal de la Mancha. Hasta el
    día 24, Gort se mantuvo a la expectativa del proyectado
    contraataque hacia el sur, pero la inoperancia francesa y la
    presión alemana le obligaron a replegarse hacia la costa y
    Londres, que había aprovechado esa semana para disponer
    los medios de evacuación, dio la orden de comenzarla el
    día 26 de Mayo, asumiendo Ramsay el mando de la enorme
    operación aeronaval. Afortunadamente para Gort, la
    paralización alemana les dio tiempo para reforzar las
    paredes de la bolsa. Cuando los alemanes reanudaron su ataque
    hallaron enfrente una resistencia organizada, una feroz voluntad
    de aguantar en muchos casos y un terreno nada apropiado para el
    empleo de grandes masas de carros. Nadie duda que sin el frenazo
    del día 24, el 25 los alemanes hubieran estado en
    Dunkerque y la Operación Dynamo hubiera sido imposible.
    Pero mientras los británicos disponían su marcha y
    los alemanes reanudaban su ofensiva por el sur de la bolsa,
    ocurrió un acontecimiento clave y polémico para la
    historia de aquella batalla. Entre el 27 y el 28 de Mayo,
    el rey Leopoldo declaró la rendición de
    Bélgica. El BEF y los restos de las divisiones francesas
    que aún combatían deberían soportar mayor
    presión y ésta fue una de las razones para apurar
    el final de la evacuación. Por otra parte, los belgas ya
    no podían resistir organizadamente y es remarcable el
    hecho que, a pesar de los ruegos del rey Jorge VI, se negó
    a abandonar su país.

    Se estrecha el cerco sobre Dunkerque
    (fines de Mayo de 1940)

    VI- Los
    resultados

    Durante la noche del 3 de Junio se realizó el
    último esfuerzo por reembarcar parte de de la retaguardia
    francesa que aún combatía, pero cuando el viejo
    destructor "Shikari", el último buque que
    dejó Dunkerque, zarpó hacia Inglaterra, 40, 000
    hombres ya no pudieron se evacuados. El balance numérico
    ofrecido por la realización de la Operación Dynamo
    era muy positivo. Más de trescientos treinta y ocho mil
    combatientes habían sido rescatados, las dos terceras
    partes de ellos, británicos y el resto, franceses y
    belgas.

    Pero otros 68,111 habían resultado heridos,
    muertos o hechos prisioneros. El material abandonado era inmenso:
    2,742 cañones, 63,879 vehículos, 20,548
    motocicletas, municiones y suministros de variada índole.
    Con respecto a las embarcaciones utilizadas para la
    evacuación, de un total que superaba el millar se
    había perdido aproximadamente una cuarta parte. Trece
    destructores y un total superior a las 24,000 toneladas de
    mercantes habían sido hundidos por los
    alemanes.

    Extenuados soldados británicos
    en espera de ser evacuados

    VII-El misterio
    que rodea la paralización de las operaciones por 48
    horas

    Podemos esbozar tres consideraciones específicas
    aparentes que podrían explicarnos dicha
    disposición:

    1. El Alto Mando alemán aún no
      creía en la eficacia de las
      Panzerdivisionen y decidió esperar que las unidades de
      infantería llegaran con el fin de lanzar su ataque
      final.
    2. Por motivos políticos: Hitler, una vez
      derrotada Francia, no desea humillar totalmente a los
      ingleses.

    3. Göering
      , quiere destruir a los
      ejércitos Aliados con la Luftwaffe y además hace
      notar al Führer que no debe exponer sus Panzerdivisionen a
      un mayor desgaste. 

    Pero existe un trasfondo no-bélico que debemos
    analizar: la política
    internacional y las relaciones diplomáticas en tiempos de
    guerra.

    En efecto, Hitler ya tenía en mente el inevitable
    choque con la Unión Soviética por el dominio de
    Europa
    continental. Los jerarcas nazis no querían que entre el
    Reich y el imperio Británico surgiese lo irremediable y
    esperaban que entre los dos países se podría llegar
    a un acuerdo. Creyendo que de este modo dejaban abierto un camino
    para las negociaciones de paz, dejaron adrede que escapase el
    grueso del BEF.

    En ese mismo 24 de Mayo, el Führer
    mantuvo una entrevista en
    el puesto de mando de Von Rundsted (Charleville) y un general del
    Estado Mayor de éste, Gunther
    Blumentritt
    , ha dejado el siguiente testimonio:
    "Hitler se encontraba de muy buen humor, reconoció
    que la marcha de las operaciones tenía algo de milagroso,
    y esperaba que la guerra habría concluido antes de seis
    semanas. Finalizada la campaña, concedería a
    Francia unas

    condiciones de paz
    muy moderadas y
    le sería posible entenderse con Gran Bretaña. A
    todos nos sorprendió el tono de sus palabras. El
    Führer dedicó los más calurosos elogios al
    Imperio Británico, que consideraba insustituible para el
    mantenimiento
    del orden mundial y para proseguir la obra civilizadora en los
    ámbitos alejados del orbe… Lo único que
    pediría a Gran Bretaña sería
    que

    admitiese
    la posición
    predominante de Alemania en el continente… Estaba incluso
    dispuesto a ofrecer a Inglaterra el apoyo de los ejércitos
    alemanes en caso de dificultad… Subrayó que la paz con
    los ingleses tenía que ser sobre unas bases que fuesen
    compatibles con el honor de Inglaterra".

    Mientras tanto, en Berlín, el Mministro
    alemán de Asuntos Exteriores, Joachim
    von Ribbentrop
    , recibía por medio de su
    embajador en Estocolmo la gran novedad de una posible
    negociación
    con Gran Bretaña.
    El Führer,
    que se hallaba acompañado por el general Jodl,
    se mostró de inmediato dispuesto ante las que
    debían ser sus condiciones para acabar con la guerra:
    "Si Inglaterra está decidida a la paz, sólo
    hay cuatro cuestiones que arreglar, ya que no quisiera, sobre
    todo después de

    Dunkerque
    , que perdiese su
    prestigio, ni hacer una paz que implicase tal cosa de ninguna
    forma. Estos cuatro puntos son los siguientes: "1. Alemania
    está dispuesta a reconocer, en todos los aspectos, la
    existencia del Imperio Británico. 2. Por tanto, Inglaterra
    debe a su vez reconocer a Alemania como la potencia
    continental más importante, ya que hacerlo así
    sólo será en razón de la importancia de su
    situación. 3. Pido que Inglaterra nos entregue las
    colonias alemanas. Me contentaré con una o dos de ellas
    para arreglar la cuestión de las materias primas. 4. Deseo
    concluir una alianza permanente, perpetua, con
    Inglaterra".

    En Londres, Churchill estaba enterado de la tendencia
    pacifista dominante en una parte no despreciable de su equipo
    ministerial, siendo cabeza visible de la misma Lord
    Halifax, pero el Premier británico no
    veía posibilidad alguna de entenderse con los nazis. Se
    hallaba muy lejos de cometer el mismo error de Arthur
    Neville Chamberlain
    en Munich (1938). Hitler seguiría sin respetar
    acuerdos mientras quedara en Europa un territorio libre de
    poder.
    Así, su firmeza logró desbaratar los planes
    derrotistas de Halifax y sus seguidores. Edward F. Lindley
    Word, tercer
    vizconde de Halifax,
    había estado a punto de ser Premier en Mayo de 1940, pues
    contaba con el apoyo del rey Jorge
    VI
    . Pero, dadas las perentorias necesidades de
    la guerra, el elegido sería un hombre mucho
    más enérgico: Winston Churchill.
    Lord Halifax pudo seguir en la dirección del Foreign
    Office, como
    representante directo de la política exterior
    británica. Un adjunto suyo, el joven y ambicioso
    subsecretario de Estado Richard Austen Butler, iba a ser la
    persona
    idónea para iniciar las conversaciones secretas con
    Berlín tras la firma del armisticio
    franco-alemán
    en Compiégne, pero
    el plan no prosperó y así podemos explicarnos la
    razón del trunco desarrollo de las carreras políticas
    de ambos.

    Lord Halifax sufrió un dorado exilio
    diplomático al ocupar el puesto de Embajador en Washington
    de 1941 a 1946. En cuanto a Richard A. Butler, después de
    ser canciller del Exchequer (Administración Financiera) en el gabinete
    de Churchill de 1951, no pudo suceder a éste y
    continuó de ministro hasta noviembre de 1956 con
    Anthony
    Eden
    , siendo temporalmente premier y jefe del
    Partido Conservador -del que sería nombrado presidente en
    1959.

    VIII-Conclusiones

    En suma, la operación Dynamo, sin dejar de ser lo
    que fue – una apresurada retirada – por fin
    sacó a los británicos de su letargo y se prepararon
    para combatir a ultranza, sin rendirse. También se dejaron
    traslucir los entretelones de la política europea en
    tiempos de guerra y la necesidad de contar con países
    neutrales como Suecia y Suiza para llevar adelante negociaciones
    diplomáticas. También quedó demostrada la
    afinidad de ciertos sectores de la clase política
    británica hacia los alemanes, tal vez por la
    cercanía cultural o racial, por el hecho de que la realeza
    inglesa fuera de ascendencia casi enteramente germánica o
    quizás por el temor hacia la expansión
    soviética, lo que en realidad, preocupaba más a
    Hitler que las amenazas británicas. Por otro lado, Gran
    Bretaña, a pesar de su magnífica defensa
    aérea durante la Batalla de Inglaterra, hubo de renunciar
    a seguir siendo la gran potencia mundial y de aceptar quedarse a
    la defensiva aguardando la inminente intervención
    norteamericana, la que detuvo a la URSS en su avance por Europa
    Central. Fue la Unión Soviética y los más de
    20 millones de soviéticos que murieron en la Segunda Guerra
    Mundial, lo que finalmente inclinó la balanza hacia el
    lado de los Aliados.

    Pero, desde el punto de vista netamente militar, la
    operación Dynamo puede ser catalogada como un modelo de
    eficaz colaboración entre fuerzas terrestres,
    marítimas y aéreas para conseguir el objetivo
    final: repatriar a los combatientes del último gran
    ejército que le quedaba a Gran Bretaña.
    Sería una especie de entrenamiento
    para el Día D, cuyo aspecto naval sería otra vez
    dirigido por Ramsay, el cual falleció al final de la
    guerra en un trágico accidente de aviación. La
    población civil literalmente se
    arrojó al Canal de La Mancha en todo lo que pudiera flotar
    para rescatarlos y ese cambió de espíritu
    influyó decisivamente en la resistencia británica
    durante toda la guerra

    IX-Bibliografía

    -Barker, A.J. Dunkirk : The Great Escape. Londres
    : Dent, 1977.

    Churchill, Winston (sir). The Second World
    War.
    Houghton Mifflin Co., Boston: 1948-53
    (6vols)

    -Collier, R. The Sands of Dunkirk. Londres :
    Collins, 1961.

    -Harman, Nicholas. Dunkirk : the Necessary Myth.
    Londres : Hodder & Stoughton, 1980.

    -Horne, Alistair. To Lose a Battle : France 1940.
    Londres : Macmillan, 1969.

    -Parsons, Michael. "The Spirit of Dunkirk".
    QWERTY, Université de Pau, 1996,
    p.381-387.

    Por

    Duncan Masson Cabrera

    (Ica, 1970)

    Abogado por la Facultad de Derecho de
    la Pontificia Universidad
    Católica del Perú. Diplomas de Especialista en
    Derecho Penal
    de la Empresa y en
    Registros
    Públicos. Actualmente cursa una Maestría en
    Ciencia
    Política en la Universidad Ricardo Palma. Ha sido Profesor en la
    Universidad Nacional de El Callao y conferencista de la
    Universidad Nacional Hermilio Valdizán de Huanuco,
    así como Registrador Público de Minería y
    Oficial del Cuerpo Jurídico de la Fuerza Aérea del
    Perú con el grado de Capitán. Actualmente labora en
    la Municipalidad de Santiago de Surco y cultiva una duradera
    inclinación hacia los estudios histórico –
    militares.

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