- Introducción y aspectos
generales. - La
pobreza - Un recorrido por los umbrales
de la pobreza - Estrategias para luchar en
contra de la pobreza - Objetivos
específicos - ¿Por qué debemos
formular una estrategia general alternativa para luchar
contra la pobreza? - ¿Cómo lograr
que estas estrategias ayuden a los
pobres? - ¿Qué
relación hay que tener entre la estrategia general
alternativa para combatir la pobreza y el plan nacional
sostenible de desarrollo humano y social? - ¿Cuáles son las
características de la estrategia general alternativa
para combatir el serio la pobreza? - ¿Qué
función deberían de desempeñar los
donantes y los organismos multilaterales?
INTRODUCCIÓN Y ASPECTOS
GENERALES
Hablar, tratar o referirnos al problema más
doloroso -¡y más ignominioso!- que los seres humanos
sufrimos en carne propia, es decir de la pobreza, miseria
y falta absoluta para poder vivir
dignamente, nos llena de mucho dolor por el marcado
desinterés mostrado por nuestros gobernantes en toda
América
Latina hacia el problema número uno del continente;
nos oprime el corazón
por los millones de niños
que tienen que sobrevivir entre los miasmas del subdesarrollo
de nuestros países tercer mundistas y nos causa una mezcla
de sentimientos, a cuales más espantosos y encontrados,
por no tener en nuestras manos la solución a esta tragedia
continental.
Por supuesto que la clave y la respuesta a la pobreza, miseria
y abandono en que mal vivimos los latinoamericanos en general, ha
estado en
nuestros gobernantes; los que, cerrando los ojos a esta
catástrofe, solamente han usado a nuestros pobres como la
bandera social que les ha permitido, primero que todo, llegar al
poder al tontearse de lo lindo a los incautos electores que ponen
su confianza y sus votos en el demagogo habla bonito que les
ofrece el cielo y las estrellas durante los procesos
electorales. y segundo, instalados en el poder y libando a
raudales de sus dulces mieles, salir en busca de ayuda a los
organismos internacionales y países amigos que confiando
en las políticas,
programas e
inversión sociales que recomiendan aplicar
en nuestros pobres países, las comisiones y los beneficios
paran en manos de los amigotes, compadres, socios y en las
propios bolsillos de presidentes, ministros y secretarios de
Estado que por carretadas se roban los dólares destinados
a proyectos
sociales.
¡Qué pobres nuestros pobres!.
No hay derecho.
Lo que ha sucedido en los últimos años es de
verdad inaguantable
ya.
Pero… podemos empezar a filosofar al respecto.
¡Realmente qué diablos es la pobreza!.
¿Cuáles son sus causas?.
¿Existirán soluciones
prácticas, consistentes y sostenibles para luchar contra
la pobreza, extinguirla y estar seguros que nunca
más volverá a estar en nuestras familias,
poblaciones y sociedad en
general?.
Porque la instalación que de ella tenemos en cada una
de nuestras familias y hogares es una sólida y bien
cimentada.
Ha corroído, prácticamente, la estabilidad
emocional y sentimental de nuestros habitantes que la padecen y
los ha dejado a la buena de Dios sin quién por ellos.
Por eso decíamos y expresábamos con la frase de
¡qué pobres los pobres! esa impotencia humana que
tenemos ante las calamidades que millones de familias tienen que
pasar día con día sin la más mínima
esperanza de que alguien contribuya a sacarlos, o a intentar
revertir las míseras condiciones de vida, si eso puede
llamarse vida, a la que sin más remedio tienen que
enfrentarse.
Pero empecemos por el principio.
Y definir a la pobreza no es difícil.
Siempre y cuando hagamos lo correcto, es decir si mejor
definimos lo que no es pobreza o lo que se antepone a las
condiciones que lleva implícita tal palabra, quizá
así podamos captar su penoso significado.
Llegar a entenderla, interiorizar su espantoso significado y
hacer algo al respecto es la vía que nos queda a quienes
hemos dicho que tenemos un poco de sensibilidad social y a
quienes nos afecta profundamente el sufrimiento que les causa a
niños, jóvenes, mujeres y ancianos, así como
a minusválidos y en general a la sociedad.
En ese sentido son la riqueza, el bienestar, los privilegios y
la prosperidad, apenas cuatro estados que significan lo contrario
a pobreza.
Y cada vez que mencionamos, o pensamos en este apelativo o lo
colocamos antes de señalar un algo, siempre lo entendemos
como la carencia casi absoluta de aquello que resaltamos.
Las limitaciones, carestías e insuficiencias son apenas
algunos de los sinónimos que, como condicionamientos, nos
afectan vidas, familias, comunidades y por sobre todo el futuro
en el que nuestra descendencia tendrá, sin otra
opción, que sobrevivir al igual que lo estamos haciendo
hoy nosotros y lo tuvieron que hacer nuestros padres, abuelos y
ascendencia.
¿Hereditaria la pobreza y las miserias?.
Sí.
Por supuesto que sí.
Y sin más remedio hemos tenido que aceptar ese triste
patrimonio que
es trasladado de padres a hijos.
El atraso, la ignorancia, el oscurantismo y la serie de
efectos que estas limitaciones que afectan a la población en extrema pobreza les acarrean,
les provoca, así mismo, humillación, el vasallaje y
la falta de dignidad.
La desnutrición, las enfermedades y la
insalubridad en general con las que tienen que lidiar las
familias pauperizadas ha llevado a la tumba a millones de
recién nacidos, niños y adolescentes,
así como a sus madres, mujeres y adultos en general.
Cuando que con, y en condiciones diferentes, medidas
preventivas y servicios
públicos básicos, así como sí
vivimos un bajo porcentaje de habitantes en donde nuestros hijos
si no son robustos y no ganan concursos de niños sanos,
sobreviven y viven pues alimentos,
medio ambiente
y hogar son apropiados para ellos.
Ahora sí vamos por buen camino.
Ya vamos entendiendo la multidimensionalidad que tiene este
complejo y difícil problema social.
Es decir que la pobreza, en una sola frase, sencilla y
comprensible para todo el mundo, no es más que la falta de
dinero y
recursos que nos
permitirían tener acceso a vivir bien y a la
superación personal,
familiar y comunitaria.
En todo el sentido que las palabras bien y superación
tienen.
Es decir toda la utilidad,
ventajes, réditos, éxitos, recompensas, remuneraciones,
frutos y provecho que una persona, familia, comunidad y
país puedan obtener por los esfuerzos propios enmarcados
en la ley y la moralidad de
las reglas constitucionales que imperan en cualquiera de nuestras
Repúblicas.
Pobre es aquel ser humano, entonces, que no tiene los ingresos,
beneficios o rentas, en moneda de curso legal en y de su
respectivo país, que le permitirían vivir en
compañía de su grupo familiar
de una manera digna, cómoda y con acceso
a los bienes,
productos y
servicios que
la sociedad tiene a disposición de sus habitantes.
¡Y san se acabó la vaina!.
Y con ésto me viene a la memoria una
lamentable anécdota que nos sucedió en los
años 70 cuando estudiaba Ingeniería en la Universidad de
San Carlos de Guatemala.
Resulta que uno de los ingenieros que nos daba clases dispuso
que nos tenía que examinar a las siete de la noche porque
sus actividades no le permitían otro horario en la
tarde.
Uno de los compañeros se levantó y de manera
respetuosa le solicitó reconsiderar la hora del examen con
el argumento consistente de que por lo menos dos horas
duraría el cuestionario
preparado para la evaluación, y que, desgraciadamente, a las
nueve de la noche o nueve y media, ya no habría transporte
público y los buses que lo llevarían de regreso a
su casa, a una zona populosa y de marcada pobreza donde
vivía, a esa hora no circulaban.
Y, antes siquiera de la respuesta del ingeniero, uno de
aquellos chispudos e ingeniosos estudiantes, la media era de unos
20 años entre nosotros, le gritó desde atrás
del salón de clases: …"¡pa´qué sos
pobre hijueputa!"…
Por supuesto que todos soltamos la gran carcajada a esa
ocurrencia.
Y por supuesto que el examen lo tuvimos a las cuatro de la
tarde.
Pero en ese momento quedó expuesta la situación
amarga, llena de limitaciones y la llaga social en la que les
toca que sobrevivir a millones de seres humanos sin que siquiera
los amigos, compañeros o paisanos comprendamos o seamos
capaces de ver la miseria de su entorno social.
Es decir, y regresando a lo que estamos tratando, que
sencillamente los pobres son aquellos que no tienen dinero.
No hay vuelta de hoja.
Es decir, y bajo esta definición y conclusión a
la que recién hemos llegado, que para terminar con la
condición de pobreza que impera en nuestros países,
la solución no es otra que poner en la mano de los seres
humanos que padecen de indigencia el dinero
suficiente para que tengan acceso a los bienes de consumo.
Así es.
Billete sobre billete.
Mejor si fueran dólares los billetitos.
¿Tan simple es la cosa con la pobreza?.
Si.
Por supuesto que sí.
Claro y por supuesto que para terminar temporalmente con esa
condición de carencia de recursos que nos limitan para
adquirir cosas, productos, servicios y bienes que ofrecen a la
sociedad los empresarios e industriales, lo único que lo
atenúa o mitiga es una buena cantidad de billetes y ganas,
que no nos faltan, para empezar a gastárnoslo.
Mejor si son billetes de alta denominación.
Pero como normalmente no se dispone de un trabajo o de
una ocupación que reditúe un buen o regular
ingreso, y sin dinero disponible, obtenido y ganado en buena lid
o aún obsequiado, la condición de pobres se
mantiene hasta tanto no haya algo o alguien que le ponga en sus
manos billete sobre billete al infortunado y al que está
limitado en ingresos.
Ahora bien, ¿durante cuánto tiempo
aguantarán las economías de nuestros países,
Estados, gobiernos, entidades de ayuda y hasta los bancos y
organismos multilaterales sin que se agoten las reservas de
dinero que se debe inyectar en las economías familiares de
los millones de pobres en nuestra querida América
Latina para sacarnos temporalmente de nuestra maldita
condición paupérrima?.
Sin ninguna duda muy poco tiempo.
Y no solucionamos nada con sólo poner dinero en manos
de los indigentes, hambrientos y de quienes padecen carencias,
estrecheces y penurias.
No.
Claro que inmediatamente que una familia pobre tiene dinero
contante y sonante salen inmediatamente de esa condición
de limitaciones y carencias en las que malamente han sobrellevado
sus penas.
Pero su bienestar y prosperidad durará lo que el
último billete le proporcione.
Después de agotados los recursos monetarios, y el
último pedazo de pan que les queda de su oportuna pero
temporal buena suerte, esa familia volverá
irremediablemente a ser pobre y a padecer de las consecuencias de
ese ignominioso estado de calamidad humana.
Por lo tanto es fácil concluir que, a pesar que
lógicamente el dinero suficiente en manos de los pobres
los saca de esa condición, no resolvemos el problema de
fondo sino que únicamente hacemos un compás de
espera y disfrazamos temporalmente la situación socio
económica de los afectados-beneficiados.
Y esa es una crueldad, aún más grande en
proporciones y repercusiones, que son mucho más fuertes
las consecuencias que las penas ya acostumbradas y que
sobrellevaban en la familia
hasta antes de esa recompensa en plena crisis que les
llegó.
Es casi lo mismo que lo que sucede en aquella familia a la que
la suerte toca a su puerta y se ganan el premio mayor de la
lotería.
Si no hacen inversiones
adecuadas, y por el contrario se dilapidan a manos llenas su
nueva fortuna, en el mismo instante en que se gasten la
última moneda ahí entran otra vez a la
condición en que vivían un día antes de
sacarse el premio gordo de la lotería.
La pobreza tiene en su significado todo aquello que trae
aparejado en su contenido lo que expresan la indigencia,
penurias, escasez,
necesidad, inopia, estrechez, carencias, hambre, apuros, crisis,
infortunio, adversidad, desventura, desdicha, etc,…
Y si ya demostramos lo difícil que resulta la simple
solución de poner en las manos de los pobres el dinero
suficiente para paliar sus necesidades, con la lógica
que nos caracteriza debemos tomar la dirección correcta en ese sentido y con
madurez, sentido común y muchísima paciencia,
entrarle a las cosas hasta el fondo y, de manera estructural,
revolucionar la solución o respuestas a la ignominia en la
que viven millones de paisanos latinoamericanos.
No hay ninguna duda al respecto que la pobreza es, junto a la
miseria, el atraso, los abusos y la discrecionalidad, la
consecuencia primaria que provoca el subdesarrollo de nuestros
países, para no ver en esa terrible condición al
enemigo al que tenemos que enfrentarnos, primero, para luego
luchar por vencerlo.
Claro y por supuesto que es titánico el esfuerzo.
Pero si le entramos todos juntos podremos no sólo
hacerle mella y detener el proceso, sino
que revertirlo y conseguir riquezas, beneficios y estabilidad en
nuestras aún míseras y paupérrimas
existencias.
¿Está usted y los suyos dispuesto a participar
de este esfuerzo nacional y continental que debemos
emprender?.
Si al Libertador de América, a nuestro Simón
Bolívar,
debemos independencia
y libertad de la
opresión en la que estaban nuestros pueblos, hoy se hace
indispensable que icemos el estandarte del Desarrollo
Humano y Social para propagarlo, como fuego consumidor, en
cada uno de nuestros países latinoamericanos.
Y, así como el fuego, esta estrategia tiene
que consumir a la pobreza, limitaciones, miserias y lacras con
las que el subdesarrollo se ha ensañado en nuestros
mejores hombres, mujeres, niños y ancianos.
Pero como el subdesarrollo conlleva toda una serie de
situaciones, estadios, posiciones y categorías sociales,
políticas, humanas y culturales, debemos partir de un
punto exacto para dar todos nuestros pasos, y encaminar los
mismos, por un proceso que permita atacar de fondo cada una de
las consecuencias de la falta de desarrollo.
Sólo de esa manera arribaremos al punto marcado con el
éxito
esperado.
Punto que por otra parte allí ha estado siempre ante
nuestros ciegos ojos.
Países que hace 20 años eran muchísimo
más pobres, limitados y miserables que los nuestros
latinoamericanos que potencialmente son ricos, hoy no sólo
salieron de esas inhumanas condiciones, sino que nos han rebasado
ostensiblemente y hacen gala, y hasta presumen de ello, de su
nueva condición de países capaces de brindarles a
sus habitantes riqueza, oportunidades, superación y un
futuro promisorio para toda su descendencia.
¿No será correcto que nuestros líderes y
dirigentes nacionales se den una vuelta por esos países, o
por lo menos por la Internet, y averigüen
la fórmula mágica que utilizaron para paliar sus
crisis, hambruna, insalubridad, falta de educación y todas y
cada una de las mismas limitaciones que nosotros continuamos
teniendo?.
¡Claro que eso es lo que deberían haber hecho
pero hace rato!.
Aunque aún es tiempo amigos.
¿Qué diablos esperan?.
¿Acaso que se les mande en primera clase?.
No importaría, al cabo que con el dinero que se han
robado hasta sobraría para que se llevaran novias y
amiguetes.
Tampoco nos podemos perder, por más tiempo, y volver o
continuar con los mismos remedios, soluciones y hasta sacrificios
que en nada han ayudado a nuestros pueblos a salir del atraso y
de las miserias.
Si uno solo de esos remedios hubiese funcionado en cualquiera
de nuestras naciones latinoamericanas, aplicados una y otra vez
por nuestros tan diligentes, honrados y súper capaces
presidentes, no estuviésemos como estamos de hundidos en
el lodazal de la pobreza, la pobreza extrema y la
pauperización tan acelerada de nuestras clases medias.
Realmente lo único que hicieron estos nefastos
presidentes y sus Gobiernos, así como funcionarios y
equipos de tecnócratas, fue jugar al jueguito de los
espejitos para tontearnos lindamente; y hacer como que se hace, y
gritar que sí se hizo, y comisiones, jugosas ganancias y
riqueza inmediata para ellos y sus afines.
¡Por supuesto que ese es el jueguito de la política nacional en
nuestros países!.
¿O no hermanos?.
Ya no podemos tolerarlos un momento más.
Es la hora de ponerles un punto final a estos desmanes y
desmadres que han hecho en nuestros países,
economías y futuro.
Sin más remedio, y asumiendo toda la responsabilidad por ello, me atrevo a dejar
definida a la pobreza de una manera integral, para así
mismo, de manera integral, ir paso a paso, punto por punto y
correlativamente, poniendo en ejecución las propuestas de
solución a la escasez y a las adversidades que padecen
millones de familias en Latinoamérica.
¿No es eso lo que tiene que proporcionar un manual, si
no el 1,2 y 3 de las claves para dejar arreglado un algo?.
Pues entonces por ahí nos vamos a ir.
Y veamos qué cosa es pues la pobreza.
"La pobreza es la incapacidad y grave limitación que
padecen y sufren las personas que les impide poder adquirir
alimentos, vivienda, educación, formación, capacitación, prevenir y curar dolencias y
enfermedades, vestuario, recreación
y sano esparcimiento para sí mismos y para sus
familias".
También es bueno dejar la comprensión
sencilla del mecanismo en sí que nos coloca en la senda
correcta y que nos permitirá salir, más corriendo
que andando, de esta amarga situación de desastre nacional
en que mal vivimos.
Y me refiero al desarrollo humano y social que, como una serie
de acciones que
se tienen que planificar, ejecutar, administrar, fiscalizar y
reposicionar si fuera el caso en un territorio nacional de manera
coordinada y de forma integral, nos permitirá sacudir
el Estado,
reconvertirlo y hacerlo uno al servicio de la
persona, la familia y las comunidades.
Es decir que esté al servicio de la raza humana y de su
entorno, tanto el natural, político, social y cultural,
como el constitucional, legal y moral.
"El desarrollo humano y social es un proceso desde el cual
se tienen que ir ampliando todas las capacidades personales y
familiares de los habitantes y que provoca, como primera
reacción, la disminución a las limitaciones en la
población en general".
Sin dejar de estar en palabras sencillas, de a centavo, para
que todos comprendamos este drama continental, es posible salir
de la pobreza, y de la serie de limitaciones que nos
acompañan desde siempre, únicamente si nos
preocupamos de poner a disposición de los millones de
seres humanos que las padecen, el dinero, rentas, beneficios e
ingresos suficientes, pero con la condición irrenunciable
que éstos sean constantes, sostenibles y con posibilidades
de aumentarlos en la medida de sus capacidades productivas, pero
por medio de intercambiar sus conocimientos, habilidades, mano de
obra y creatividad.
¿De qué sirve obsequiarle un pez a alguien?.
¿Se recuerdan de ese viejo concepto
oriental?.
Lo que hay que hacer es enseñarle a pescar sus propios
peces a
nuestros pobres compatriotas y a crear las condiciones para que
en donde se le ocurra tirar su caña de pescar y su
anzuelo, siempre se hallen peces que pescar.
Porque de qué diablos le sirve a un país
invertir en sus habitantes en salud, educación,
vivienda e infraestructura si no hay trabajos, oportunidades y
esperanzas, así como libertad, respeto y un
estado de derecho
que permita la seguridad en todo
el amplio sentido de su significado, tanto en el aspecto de
tranquilidad, paz y protección, vigilancia y
prevención al crimen, como la seguridad jurídica,
comercial y emocional de todos los participantes en la vida
nacional de un país.
¿De qué diablos?.
Ahora bien, y aquí está el meollo de todo este
barullo, deben de darse tres condiciones básicas en
nuestros países que permitirán integrar el
desarrollo humano y social sostenible que necesitamos se implante
en América Latina en nuestras vidas.
En primer lugar la condición personal en cada uno de
nosotros, los seres humanos que conformamos las naciones, y que
no es otra que seamos poseedores de buena salud, grados adecuados
de educación, formación y capacitación, una
autoestima y
auto imagen
apropiadas, contar con seguridad en nosotros mismos, y por
último ser dueños y disponer de competitividad
productiva.
Todo ello para estar disponibles y propuestos para aquellos
que demandarán de esas cualidades que ya tenemos y que nos
pagarán lo que realmente valemos.
En segundo término las condiciones de nuestro entorno
familiar y hogareño que deben empezar desde tener una
vivienda digna, junto a una vida familiar decente, decorosa y con
moralidad, suficientes oportunidades para ir superándonos
constantemente, contar con todos los servicios públicos
básicos, para concluir desenvolviéndonos con
equidad, sin
exclusiones ni discriminaciones de ninguna especie.
Es decir en un marco y medio ambiente de
respeto y honestidad.
Y en tercer lugar lo que el Estado y el entorno social deben
ser capaces de proporcionarnos y mantenernos en ello, que no es
otra cosa que la plenitud de convivir todos, gobernantes y
gobernados en un estado de derecho; es decir donde todos
nosotros, los que le damos vida a nuestras naciones, los seres
humanos y nuestras familias, tengamos garantizadas nuestras
vidas, la paz, la seguridad, la justicia, la
libertad, la igualdad, el
desarrollo integral y por sobre todo los derechos individuales.
Tres escenarios para que las condiciones de inversión y
transformación social se den y puedan nuestros
países ser receptores de recursos e inversiones, tanto
locales como internacionales, y que el financiamiento
fresco provoque nuevas empresas,
industrias y
comercios capaces de emplearnos y obtener ganancias y utilidades
que pueden volver a reinvertirse en nuestra patria.
O sea que saldremos de la opresión, limitaciones y de
la pobreza sólo sí, y solamente sí, las
personas en lo individual, las familias y el Estado por medio de
las instituciones
y organismos que lo conforman, somos capaces de integrarnos todos
juntos y armar un tejido político y social que permita
sentar las bases del desarrollo humano.
¿No le parece que bien vale la pena subirnos al carro
del futuro y del desarrollo integral?.
Ese desarrollo a mansalva, el que tradicionalmente han
procedido a implementar nuestros afanosos políticos, o sea
invertir en infraestructura aisladamente de la salud,
educación, productividad y
de las personas, sueños, entorno y verdaderas necesidades
de la comunidad, no nos han conducido a nada más que a un
estancamiento y hasta al lamentable retroceso en los
Índices de Desarrollo Humano con los que hemos salido
calificados por el PNUD en su más reciente informe al
respecto de nuestras naciones.
Nos ponen en los últimos lugares.
¿y culpa de quién es o ha sido esta
calificación?.
Por supuesto que en esto nada tienen que ver los Organismos,
como el Programa de
Naciones Unidas
para el Desarrollo, PNUD, que únicamente nos hacen el gran
favor de ir señalándonos por donde vamos.
Además que lo han venido haciendo de una manera
correcta y sin ningún otro fin que no sea el de llamar la
atención mundial sobre nuestras condiciones
infrahumanas.
La culpa, si es que hay que echársela a alguien, la
tenemos, para empezar, nosotros, los habitantes, pues no hemos
sido capaces de hacer que aquellos a quienes hemos hecho
representantes y presidentes cumplan con el propósito
constitucional del Bienestar para todos.
Y mucho menos hacer que se les deduzcan las responsabilidades
por esos delitos de
lesa humanidad cometidos contra la mayoría de nuestros
pueblos a los que han dejado en la más íngrima de
las pobrezas y sin un futuro por delante.
Y eso de no tener ni siquiera la posibilidad de soñar,
o de una esperanza de salir de ello, si que está de lo
más terrible.
Y, por supuesto que también la mayor cantidad de culpa
la tienen todos nuestros pasados, recientes y actuales
presidentes, gobernantes, funcionarios públicos y
demás hierbas políticas de lo mismo.
Que en un momento de locura y abatidos por las condiciones
hemos permitido que nos hipnoticen con sus ensalivados discursos y
con su melosa labia demagógica, farsante y engaña
bobos.
Que eso, bobos, lelos y babosos hemos sido frente a lo
obvio.
Allí, frente a ellos, sí hemos podido
soñar con otro futuro para nuestros hijos.
Pero ya en la realidad, ellos, a los que les dimos votos,
esperanza y nuestras vidas, nada hicieron por ayudarnos a salir
de este atolladero, vericuetos y miserias que tiene el
subdesarrollo.
Si algo bueno hubiesen hecho no estaríamos como
desgraciadamente estamos.
Pero así mismo las cifras que se han invertido, en
miles de millones de dólares, por nuestros tan gastadores
y derrochadores presidentes (claro que con los dineros del
Estado), en aspectos sociales son abrumadoras.
Cientos de miles de millones de dólares han corrido en
Latinoamérica en los últimos 25 años.
Y así mismo, en esa misma proporción,
continuamos desviados y, lo peor de ello, alejándonos de
cualquier solución integral a la pobreza y miseria que nos
carcome día con día.
Por supuesto que sólo con la población
común y corriente sucede todo esto, pues con nuestros
pícaros gobernantes y sus amiguetes la cosa sí fue
buena.
¡Ellos sí salieron de pobres!.
¡Dichosotes!.
¡Qué envidia!.
Ellos y sus familiares, algunos correligionarios y los
arribistas de siempre.
¡Que les aproveche zánganos desgraciados!.
Lo que es nosotros, nuestra generación, no debemos ni
podemos permitir que siga la fiesta y los desplantes politiqueros
de nuestros tan folclóricos, cínicos y maleantes
funcionarios, dirigentes y supuestos líderes que han sido
electos o nombrados.
De aquí en adelante en cada uno de nuestros
países, desde el Presidente, los ministros, secretarios y
todo el Gabinete, hasta los cuadros medios y bajos
de los empleados públicos, deben cumplir con la Constitución y respetar que vivimos, o
tratamos de hacerlo, en un estado de derecho; y proporcionar los
medios para que las instituciones y organismos sean capaces de
garantizarnos la vida, la libertad, seguridad, justicia,
desarrollo integral, paz, igualdad y todos los derechos
individuales.
Por nuestra parte, y en el seno de nuestras familias, debemos
de tener la suficiente capacidad, nosotros los padres y madres de
nuestros hijos, pues ya el Estado estableció las
condiciones para ello, y disponer de una vivienda digna para
empezar a formarles la
personalidad, carácter y figura de cada uno de nuestros
hijos e hijas, así como una vida familiar decente y
apropiada, tener disponibles los servicios públicos
básicos, vestuario, educación, salud,
recreación y esparcimiento.
Y en lo personal, e internamente, cada individuo debe
tener y contar con buena salud, educación, información, formación, capacidad y
si es posible una profesión técnica o universitaria
para disfrutar y disponer de auto imagen y autoestimas
sólidas y, con seguridad en sí mismos, poder
enfrentarse en la sociedad con competitividad productiva, respeto
y por sobre todo con espíritu solidario.
El desarrollo humano y social integral y sostenible, que
debemos luchar por implantar en nuestros países y
comunidades, consiste en un proceso que amplía todas las
opciones, posibilidades y oportunidades de superación que
existan y ponerlas a disposición, en igualdad de
condiciones, para los habitantes, residentes temporales y
turistas.
Y la pobreza, en la que lamentablemente todavía mal
vivimos millones de familias, señala con su dedo ingrato a
nuestros gobernantes, líderes, dirigentes y
políticos incapaces que, a costa de vidas, sufrimientos,
limitaciones, carestías, miserias y adversidades nos han
negado las oportunidades y hasta aquellas expectativas
fundamentales de superación a cientos de millones de seres
humanos en Latinoamérica.
¡Qué hijos de mala madre!.
Sin ninguna duda la pobreza tiene múltiples
dimensiones.
Ya hemos hecho un recorrido por algunas de ellas en este
inicio y en todo el contenido de este maravilloso manual se
encuentran casi todos los vericuetos del subdesarrollo, lo que
nos permitirá llegar a espulgarlos y disponer de las
mejores propuestas integrales
para enfrentarlos con éxito.
A pesar de esa multiplicidad de dimensiones del subdesarrollo
hay una línea clara que podemos tomar como camino para
salir de esas lastimosas y sufridas emanaciones que suelta esa
condición de indignidad humana.
Y esta línea es la de implementar una Política
Integral de Desarrollo Humano y Social.
No hay de otra.
Claro y por supuesto que el Estado, a la par de lo anterior,
debe tener capacidad de darnos seguridad, justicia y libertad
empresarial.
Sin olvidarnos que nosotros, los ciudadanos, que le damos vida
y sabor a nuestras naciones, debemos cumplir con obligaciones
fiscales y pagar impuestos tal y
como lo demandan nuestras respectivas legislaciones.
No lo olvidemos.
Y mucho menos continuemos haciéndonos los despistados
al respecto.
Pues un Estado es y será incapaz de implementar el
Desarrollo Humano y Social con cascaritas de huevo.
Mucho menos la seguridad y la justicia, indispensables para
darle sostenibilidad al estado de derecho.
Si no hay capacidad de inversión social no salimos de
nada.
Así que a pagar nuestros respectivos impuestos.
No sigamos evadiendo y/o robándonos el IVA y otros
impuestos.
Recordemos que esta es una función de
ciudadanos concientes.
Y la otra cosa básica en esto de salir todos del atraso
y miseria en la que nos tienen inmersos tanto el subdesarrollo
como nuestros pícaros políticos, es en la
participación cívica y política.
La
organización, la participación, la
delegación de nuestra representación y la
fiscalización de nuestras autoridades, son las actividades
en las cuales debemos estar inmersos.
Óigase y léase bien.
Debemos estar haciéndolo constantemente y educar y
enseñar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos a
que lo hagan.
Si no nos mantenemos ojo al Cristo con nuestros
representantes, presidentes, senadores, congresistas,
gobernadores, alcaldes, síndicos, concejales y alcaldes
auxiliares, seguiremos como hasta hoy.
Presos y secuestrados en nuestra propia debilidad y falta de
acciones a favor de nuestra nación.
No se nos olvide que el ojo del amo engorda el ganado.
Y para concluir con esta introducción, quiero dejarlos con un
pensamiento,
para que se convierta en un sentimiento que toque sus corazones y
no se nos olviden más nunca nuestras obligaciones y
misión
cívica y política con nuestros pueblos
latinoamericanos, y que va con la Declaración de los
Derechos del
Niño.
En 1,989 la Asamblea de las Naciones Unidas aprobó la
Convención sobre los Derechos de los Niños.
Sólo dos países no lo han ratificado.
Y entre los derechos de los niños, es decir de nuestros
hijos, nietos y futura descendencia, figura uno
importantísimo, como para que no lo olvidemos nunca.
…"los niños tienen el derecho a ser protegidos
de la pobreza"…
¿Qué está haciendo usted para mantener
protegidos y alejados a sus niños de la pobreza?.
Desgraciadamente, para miles de millones de personas en el
mundo actual, la pobreza es una condicionante externa con la que
nace el ser humano.
Es externa puesto que adentro del ser humano, recién
nacido, están en potencia todos
aquellos atributos y características que
genéticamente le corresponden; y la pobreza, que no es una
que tengamos que desarrollar de adentro para afuera, es, en todo
caso, una circunstancia, estado y hasta mala suerte del
bebé recién nacid@.
Por supuesto que en nuestros países de
Latinoamérica es una verdadera excepción el nacer
en un hogar o adentro de una familia de clase media o media alta;
y ya no digamos del suertazo que sería haber nacido o
nacer en cuna de oro y con
padres de mucho dinero, posición y grandeza material.
Si nos referimos, según las cifras que manejan
organismos internacionales, a que más del 80% de nuestras
poblaciones están en la pobreza y pobreza extrema o en el
proceso de pauperización de las clases medias, no hay de
otra más que entender, procesar y aceptar, con la boca
callada, que en esos altos porcentajes de limitaciones y dramas
sociales nos tocará que nacer, mal vivir y dejarles a
nuestros hijos y a sus hijos, con creces, las mismas condiciones
que nos dejaron nuestros padres, abuelos y tatarabuelos.
Y por esto es que no estamos equivocados cuando repetimos que
la pobreza, y toda la secuela de males que acarrea el
subdesarrollo, es una maldición heredable.
Y, si antes dijimos desgraciadamente, es porque en primer
lugar no tenemos capacidad de elección del hogar en que
nacemos, y en segundo término porque los padres, abuelos y
ascendencia hemos aceptado e internalizado que es propio y
natural haber nacido pobres y pobres tendremos que morir.
Lo que realmente estamos recibiendo como herencia, y a su
vez lo que heredaremos a nuestra descendencia, son en esencia las
limitaciones mentales, emocionales y físicas de todo ello;
puesto que la aceptación y lo irreversible de esa
condición de pauperismo nos dejan con poco campo en el
cual labrar nuestro destino y el de nuestros hijos y nietos.
Emocionalmente tenemos aceptada como normal en nosotros,
nuestros hijos y demás descendencia, a la pobreza.
El que nace para maceta del cielo le caen las flores y del
corredor no pasa.
Y el que nació para martillo del infierno le vienen los
clavos.
Pero el que nació en la pobreza ni el cielo ni el
infierno lo libran.
¿No le parece?.
Esta imposición no es más que otra de la serie
de cargas que nos tiene reservado el sistema
político y social en el que hemos nacido.
Por supuesto que, como imposiciones y cargas que son las
severas limitaciones en las que tenemos que mal vivir, cada una
de ellas son sujetas a revertirse y a erradicarse de nuestras
vidas, familias, comunidades y países.
Eso sí, tenemos que hacerlo juntos todos aquellos
actores de la vida nacional en nuestros países.
Gobernantes y gobernados debemos de unificar criterios para
lanzar una Cruzada Nacional, y mejor si es una verdadera Revolución
Social, en contra del subdesarrollo hasta acabar con la secuela
de males que se vinculan a esa condición que impera en
nuestras naciones.
Y tirar a la basura, en
primer lugar, ese tonto pensamiento que llevamos impuesto y decir
que es cosa de Dios el cruel destino, la familia pobre y el
país sin oportunidades en los que nos tocó que
nacer, crecer y reproducirnos; para luego, desechar, con nuestras
acciones, la idea esa que llevamos clavada en nuestro psiquismo
de aceptación a las severas limitaciones y que no hay nada
que podamos hacer para revertirlas y salir airosos de la
pobreza.
Dios nos dio, a todos los seres humanos por igual, las
herramientas
físicas, mentales y emocionales necesarias para convertir
nuestros entornos, vidas y sociedades en
unos felices, prósperos y con bienestar, o todo lo
contrario; razón por la cual somos los seres humanos, unos
por acción
y otros por omisión o sumisión que es lo peor, los
únicos que podemos hundirnos en los fangos del
subdesarrollo, vivir en él aceptándolo como cosa
natural y hasta como bendición divina, o unificarnos para
salir adelante.
Y sí se puede.
Allí están los ejemplos de países y
sociedades que no hace muchos años, recientemente, 20
ó 30 años de eso, que salieron de la pobreza y del
subdesarrollo y hoy son prósperos y llenos de
oportunidades.
Y algunos de ellos ni siquiera tienen las grandes riquezas
naturales y recursos que en todos nuestros países tenemos
a raudales.
No digamos de nuestra gente y de toda esa potencialidad
productiva que tenemos a flor de piel.
Si hemos tenido que ser creativos e imaginativos, para llevar
el pan nuestro de cada día a nuestras casas, con las
condiciones y limitaciones tan severas en las que nos ha tocado
que desenvolvernos; esa misma viveza y creatividad debemos
ponerlas a trabajar para imaginar el nuevo país en el que
nos corresponde vivir.
Para encaminarnos al pleno bienestar contamos con el recurso
de la fuerza mental
y emocional que mueve montañas.
Y, lo repetimos hasta el cansancio, que las condiciones
intrínsecas que traemos, hereditariamente hablando, no son
sujetas, la mayoría de ellas, a ser alteradas.
Pero las condiciones sociales, políticas, humanas y
culturales, como caso contrario a lo que genéticamente nos
afecta y que desgraciadamente es, si no imposible en algunos
casos, sí sumamente difíciles de revertir
condiciones de altura, raza y demás rasgos físicos
y emocionales que recibimos de las líneas de ascendencia
de nuestras madres y padres, estas otras sí que les
podemos meter mano y hacer con ellas lo que decidamos hacer.
Claro que buscando el bien común.
Y, luego de lo que vimos en la introducción, la pobreza
está sujeta a ser combatida y vencida sólo por el
esfuerzo de todos, gobernantes y gobernados.
Por supuesto que hay factores internos o familiares y otros
provenientes del medio ambiente social o externos que
definitivamente tienen un gran peso específico en
condicionar la pobreza en nuestros hogares.
La raza, cultura,
lengua,
dependencia agrícola, desnutrición, el desarraigo,
los complejos heredados y la aceptación de la
condición de indigentes, heredar y compartir la
subvaloración, la falta y escasez de recursos, la
insalubridad y las desastrosas condiciones de vida en la familia
y hogar en el que nacimos, son algunas de esos factores.
Así como recibimos y nos condiciona el medio ambiente
social y cultural en el que nacemos y nos desenvolvemos, que de
él recibimos y vivimos en la mayor de las indiferencias,
inequidades, discriminaciones, corrupción, falta de oportunidades y de
educación, salud, infraestructura, productividad,
servicios básicos, y mucha miseria, lo que nos hace estar
bajo las enormes cargas sociales que no permiten, ni siquiera
atisbar, un futuro que no sea más y más pobreza y
degradación humana en nosotros y alrededor nuestro.
La estrategia debe estar dirigida hacia dos puntos.
Es decir focalizar nuestros esfuerzos hacia el ser humano y
las familias; y hacia el medio ambiente social, político y
cultural.
Y los objetivos
deben estar centrados, entre otros, en:
No han servido para nada. Si sirvieran, o hubiesen servido
de algo, hoy no estaríamos en las condiciones
miserables en las que nacemos y morimos.- Transformar las estructuras del Estado:
Y no al fortalecimiento del Estado y de las instituciones.
Pero por supuesto que es deseable contar con Estados fuertes
y que sus instituciones también lo sean, pero no a
costa de sacrificar al ser humano y a las familias. - Que las instituciones, organismos y oficinas
públicas estén orientadas al servicio del ser
humano y de las familias:¿Qué si no eso es lo que tenemos?. Estamos
conviviendo, en cada instante, con las degradaciones,
limitaciones y condiciones infrahumanas que nos imponen el
subdesarrollo que no permiten la vida diga, decorosa y
satisfactoria en la que todos los habitantes debemos de
convivir. Y si durante una inundación, terremoto o
cualquier desastre natural se declaran estados de calamidad y
de emergencia ¿qué si no eso es en lo que mal
vivimos diariamente?. - Declarar un estado de calamidad pública por la
pobreza y miseria en cada uno de nuestros países: - Que sea una política de Estado, y no de Gobierno,
ejecutar el Plan de
Desarrollo Humano y Social y la implementación de la
Estrategia de lucha, combate y erradicación de la
pobreza. - Deducir las correspondientes responsabilidades a
gobernantes y funcionarios públicos por la mala
actuación o pequeños resultados de sus gestiones
y castigarlos penalmente por ello.
UN RECORRIDO POR LOS
UMBRALES DE LA POBREZA
Pobreza y pobre son términos absolutamente imprecisos;
pero duramente experimentados por millones de seres humanos a los
que las complicaciones en las que comparten la vida en familia
son desastrosas, miserables y por sobre todo frustrantes, al no
poder hacer nada por revertirlas, ya que las condiciones
nacionales, políticas y sociales lo impiden y no permiten
dar un solo paso hacia adelante, a la superación y
desarrollo.
Y esto sí es terriblemente un doble infortunio puesto
que ni siquiera nosotros, los jefes de hogar, podemos auto
engañarnos con la falacia de decir que son condiciones
temporales, mala suerte que en cualquier momento se revierte o
causa de la fatalidad.
Aunque ya estamos acostumbrados a definirlos y a aceptarlos, a
la pobreza y a la condición de pobre, como el poco nivel
de acceso al consumo, educación, salud y en general a los
estatus que rigen en algunas vidas y condiciones sociales, que
tienen y padecen muchos de nuestros paisanos
latinoamericanos.
Son millones de ellos que pululan sin un futuro decente en que
basar su descendencia.
En cada uno de nuestros países padecemos y convivimos
con altos índices de pobreza y de extrema pobreza; y por
supuesto con toda la secuela que traen aparejados tales conceptos
que nos tienen inmisericordemente aplastados contra las ingratas
circunstancias nacionales.
Entendiéndolas como la condición de vida en la
que millones de seres humanos, hombres, mujeres, niños y
ancianos han estado condenados a amanecer todos los días
de su vida sin la esperanza, o la menor oportunidad, de tener
acceso a los niveles mínimos de sobrevivencia y decoro,
tanto en alimentación, vestido, educación,
salud, recreación, como en respeto y tratamiento justo y
equitativo.
Somos, en nuestras comunidades, víctimas y a la vez
victimarios.
Como hemos recibido el impacto social negativo de las
condiciones de miseria y hartas limitaciones, allí, es que
somos y nos comportamos como las sufridas víctimas.
¡Pero es que realmente eso es lo que somos!.
Por supuesto que son esos millones de indigentes que con sus
limitaciones prueban el extremo anterior.
Pero, al dejar las cosas como están, sin hacer nada por
salir o sacar a nuestros vecinos, paisanos y familias de esas
podredumbres, nos convertimos en cómplices y por lo tanto
en victimarios de las actuales y futuras generaciones.
Así que no nos confundamos y pensemos que la culpa la
tienen otros, alejados de nuestro entorno y comunidad.
La cantidad de culpa es compartida entre gobernantes y
gobernados.
Los pobres, ellos mismos, para agregar una desgracia
más a sus condiciones extremas, en las que sobreviven, se
excluyen de toda participación social, cívica y
política, ya no digamos la de fiscalizar y pedir el
correspondiente rendimiento de cuentas a las
autoridades, funcionarios y gobernantes de turno; argumentando,
para ello, toda una serie de razonamientos que constituyen
excusas y justificaciones para continuar en el triste papel de
víctimas.
No con pocas razones.
¡No qué va!.
Y para esto basta que recordemos que, no hace muchos
años, aquellos que se metían a decir, criticar o a
hablar babosadas de las autoridades y gobernantes, no
amanecían vivos; para que tampoco perdamos o dejemos de
considerar la validez de las exclusiones o de la poca
participación en la vida social, cívica y
política en nuestros países, hacia miles de seres
humanos tan irresponsablemente tratados por sus
dirigentes y líderes.
Lo que ha permitido que nuestros nada lerdos ni poco sagaces
políticos hayan perdido esta oportunidad de oro para
perpetuar, de manera sostenible, la gran estafa latinoamericana
por medio del Sistema Electoral
y de Partidos
Políticos que han implantado en nuestros
países.
Como la inmensa gran mayoría no participa, y deja por
un lado los derechos cívicos y políticos que
nuestras constituciones nos garantizan, en eso de elegir y ser
electos, con los pocos votos necesarios obtenemos el poder
público; y una vez acomodados en la Presidencia y en el
Gobierno Nacional, procedemos a darles migajas a la sociedad.
Pero nosotros, los grandes participantes, compartimos la
verdadera riqueza nacional.
Esas cosas, y otras que iremos estudiando y poniendo sobre la
mesa a lo largo de este maravilloso manual (¿no le parece
que eso es lo que es este librito?), son las que nos han hecho
vivir y ser sujetos a la conmiseración, a la caridad y a
la bondad de los que, aparte de llorar nuestras desgracias y
lamentarlas, luchan por llevarnos paliativos a nuestras
miserias.
Hablamos y nos referimos a la Comunidad Internacional que con
esos ojos nos ven y con esos sentimientos nos tratan.
Y esta actuación, que nuestros pobres han hecho parte
de su propia intimidad y cultura, como es una muy cómoda y
simple y además reditúa algo, es el impedimento
número uno que no permite tomar acciones contundentes,
tanto personales, familiares como comunitarias, a favor de
acciones profundas y socialmente viables en el conjunto
nacional.
Es por ello que no vemos a la mayoría de
latinoamericanos participando en la toma de
decisiones; ya sea en los procesos eleccionarios como en los
de desarrollo
social.
El problema es que han afrontado siempre grandes dificultades
para expresarse o estar debidamente representados y, sus
intereses, necesidades, sueños, problemas y
anhelos, por eso mismo, carecen de fuerza en las propuestas y
negociaciones.
Luego decimos, y nos hemos acostumbrado a ello, que no han
sido atendidas sus demandas ni tomados en cuenta porque no tienen
capacidad de expresarse y ser escuchados.
Pero, ¡cómo no va a hacer de otra manera! si
cuando lo han querido hacer son tomados como comunistas,
agitadores, vende patrias, subversivos, revolucionarios,
insurrectos, agitadores y perturbadores del orden público
y como tales han sido tratados y maltratados.
Los enfrentamientos a eso de deben.
Unos gritando las carencias, insatisfacciones y necesidades no
atendidas de la población, y por el otro lado aquellos
señalándolos de agitadores sociales.
Pero la verdad es que ambos representantes de esas olas lo que
buscan, en lo más salvaje de sus acciones disfrazadas de
defensa de la comunidad, unos, y los otros del orden y sistema
democrático, es el poder.
Los dirigentes sociales, esos que se dicen o se dijeron
defender los intereses de las mayorías, con los tristes
ejemplos de Cuba con
Castro, Nicaragua con los sandinistas, Chile con Allende,
Argentina, Perú, Guatemala, Colombia,
República Dominicana y en fin de casi todos nuestros
países que tuvimos sangrientos ejemplos al respecto, lo
que buscaban, y algunos de ellos lo consiguieron, fue alzarse con
el poder; y, ya con él en sus garras, se comportaron igual
o peor, en la mayoría de los casos, que aquellos gorilas
militaroides que defendían el sistema y sus grandes
intereses con y en base a los abusos, violaciones y desordenes en
los derechos individuales de las grandes mayorías.
¿O queda todavía algún ingenuo que
piense, crea y defienda lo contrario?.
Por supuesto que los hay.
Pero, al igual que los gorilas militaroides, tanto del lado
institucional de nuestros ejércitos, como de las huestes
guerrilleras y de los subversivos alzados en armas, ya no es
posible tomarlos como los protectores de las grandes
mayorías.
Fidel Castro y
Daniel Ortega son los dos mejores ejemplos de estas cosas.
Ambos empezaron con la defensa social de sus respectivos
pueblos, y ambos, también, se convirtieron en monstruos
peores que los monstruos a los que derrotaron.
Y la mayor confusión la tenemos cuando hemos
creído que pobreza y miseria significan lo mismo. Pero lo
más lamentable de todo esto es cuando vemos que se ha
tratado de combatir a ambas como si fueran lo mismo y como si
tuvieran las mismas causas y efectos en la sociedad.
Las causas descansan en el Sistema Político y Social
que nos han recetado los mismos políticos.
¿Quiénes cree usted que hicieron la
Constitución, leyes ordinarias
y la Ley Electoral y de Partidos Políticos de su
país?.
¿Acaso el Rector de la Universidad del Estado y los
decanos de las diferentes facultades y escuelas de ella, junto a
los rectores y decanos de otras universidades y casas de estudio
superiores, ayudados por los presidentes de los Colegios
Profesionales y con el concurso del más selecto grupo de
Ciudadanos Conspicuos y Notables de nuestros países?.
¡No mi querido@ y estimad@ lector o lectora!.
No seamos tan ilusos o románticos al respecto.
Fueron políticos postulados por partidos
políticos los padres del entuerto constitucional y de los
reglamentos que rigen para elegir y ser electos que, desde el
Congreso Nacional y/o Senado, depende, y de la respectiva
Asamblea Nacional Constituyente, los que visualizaron el futuro
sólo para que ellos, los dirigentes y líderes
partidarios, estuvieran con y adentro de las prebendas,
oportunidades y beneficios derivados de ejercer el poder entre
ellos y nada más que entre ellos.
Y así ni modo compadre que hicieran algo bien hecho y
que permitiera que el poder público estuviera en manos de
seres humanos ajenos a los miasmas politiqueros del
país.
Por lo mismo, y por lo tanto, debemos ser un poco más
listos que esos tradicionales y negativos seudo dirigentes
políticos y hacer las cosas con inteligencia,
astucia y serenidad.
Debemos, para empezar, estar inscritos en uno de los partidos
de nuestro país.
Pero en uno de los que de verdad tengamos el chance y la
oportunidad de acceder al poder público y a los niveles
del mismo, es decir que garantice que podemos ser electos
alcaldes, concejales y síndicos en una corporación
municipal, diputados o senadores, y por supuesto presidentes o
vicepresidentes.
Y ya adentro del sistema, tratar de luchar por transformarlo
para democratizarlo, lo suficiente, como para que el acceso de
otros dirigentes ciudadanos quede absolutamente garantizado y que
lleguen a hacer de nuestro Sistema Electoral y de Partidos
Políticos, en el más corto plazo, uno que permita
el Desarrollo Humano y Social.
En cualquiera de nuestros países el deterioro de
calidad de
vida es y ha sido abrumador; tanto, que día con
día y año con año aumenta el número
de pobres, de personas dependientes y de miserables.
Y con ello de desesperados capaces de cometer cualquier cosa,
atropello y abuso con tal de satisfacer necesidades
primarias.
La Revolución
Francesa eso fue.
Y las manifestaciones populares, así como la ola
criminal y delincuencial que ataca inmisericordemente nuestras
naciones, tienen su asiento en esto.
¡Qué no se nos olvide!.
Y no sigamos perdidos en el rumbo y norte como estamos.
Ante estas cosas, y situaciones con las que nos enfrentamos
diariamente, se ha estado conformando un nuevo fenómeno
social en nuestras narices, conocido o que podemos identificar
mejor, como el de los pobres miserables que, aunque suene
peyorativo en su extremo, representan exactamente esa grotesca
nueva realidad latinoamericana.
Y está compuesta por desempleados, subempleados o
subocupados, por los insatisfechos, por miles de seres humanos
encandilados en la luz brillante y
engañosa de las innovaciones (televisión
y programas vía cable, televisión, computadoras,
carros, drogas,
satisfactores, otras sociedades que viven en la modernidad y el
desarrollo) que los minimiza y los deja reducidos a la
improductividad y a la carencia de sus valores y
recursos personales e individuales.
Y que al compararse con personas de carne y hueso de otras
latitudes y países, en donde sí viven con bienestar
y acceso a disfrutar de bienes y servicios, así como a las
oportunidades reales de superación personal y familiar,
esa frustración de las limitantes absurdas que encuentran
en sus propios países los hacen tomar decisiones poco
reflexionadas y toman por asalto los bienes, productos y
servicios ajenos que, de otra forma, de la tradicional y de ser
constantemente explotados si es que consiguen un trabajo o una
ocupación, nunca podrían o podrán llegar a
tener, disponer y disfrutar, como unos pocos privilegiados
sí lo hacen en sus narices.
Si no, es fácil que hagan un pequeño resumen o
recuento de lo que les ha estado sucediendo a ellos y a sus
padres, para enfrentarse con la amarga y cruda realidad
diaria.
Su acceso a una vida como la que sí viven en los
Estados
Unidos, Canadá, Francia,
Japón,
Alemania o la
de cualquier país del Primer Mundo, está, en
nuestros paupérrimos países latinoamericanos, a
cien años luz de alcanzarse por las condiciones
políticas y sociales en las que nos tienen nuestros
gobernantes, dirigentes y líderes.
Ninguna de la múltiples ocupaciones y oficios en los
que se metieron nuestros padres y ascendencia o en las que
estamos las actuales generaciones, pensando en ganarnos unos
centavos honradamente, les permitieron o nos permiten más
que sobrevivir con la miseria y el atraso bajo el brazo, como
horrenda herencia y patrimonio que pasaremos a nuestros hijos, y
éstos a los que tengan.
Irremediablemente esas son y así están las
cosas.
Las tristes cosas de nuestras vidas y pueblos.
¡No hay vuelta de hoja con ello!.
Pero no sólo ellos, los pobres, los extremadamente
pobres y los que vivimos adentro de las clases
sociales medias y en el deterioro diario de nuestras
condiciones, tenemos la culpa de haber como aceptado tan
lamentable situación.
No.
Hemos sido nosotros, en su conjunto, la sociedad completa en
cada uno de nuestros respectivos países, la que cuando los
necesitados, los pobres y los limitados nos han pedido trabajo
les hemos ofrecido migajas de caridad.
O cuando nos exponen sus problemas y anhelos, lo que hacemos
es un diseño
nuestro y absurdamente alejado de su realidad para esas
necesidades no atendidas que poco o nada tienen que ver con lo
que se esperaba en sus propias comunidades, y hemos provocado
este círculo vicioso en el que nos encontramos
actualmente.
Ahora bien, y esta es otra apreciación que habrá
que tener muy en cuenta a la hora de tomar las mejores decisiones
gubernamentales y empezar a romper ese círculo vicioso y
convertirlo en uno virtuoso, cuando le preguntamos directamente a
los que sufren de la pobreza y de la serie de limitaciones en las
que viven ¿por qué son pobres?, responden:
"porque no estudié". O bien: "Porque Dios
así lo quiso".
Y esto lo que nos viene a demostrar es que ya están
como convencidos de su condición, de su ineficiencia y que
han aceptado su marginalidad,
fracaso y su inclusión entre los antisociales, entre
aquellos millones de seres humanos que sin más remedio, en
nuestros países, según la dramática
conclusión a la que llegan, tienen que sobrevivir a como
de lugar hasta que Dios se apiade de su mísera
condición.
Ninguno es capaz de ver las cosas afuera de la esfera
religiosa, de esa fatalidad y fanática limitación
religiosa que ha quedado impuesta desde la Conquista.
Es más fácil que las culpas se las echemos a
Dios que a nosotros mismos, por haber permitido que
políticos y líderes se afianzaran en nuestras
miserias.
Y ambos grupos son unos
descarados y desconsiderados con la vida de millones de personas
a las que mantienen en el más cruel de los engaños
y estafas posibles de imaginar.
Ya lo hemos dicho, y lo vamos a repetir, Dios, nuestro
Creador, ya nos dio las herramientas físicas, mentales y
emocionales para superarnos y salir adelante por nuestros propios
medios humanos.
Las penas, miserias y las grandes limitaciones que son
producto del
subdesarrollo no pueden ser castigo ni mucho menos.
Las penas, miserias y las grandes limitaciones son
susceptibles de ser superadas, revertidas y purgadas de nuestras
vidas por nosotros mismos.
Si ustedes votan por mi candidatura y por los miembros de
mi partido, y me hacen el próximo presidente y a ellos
diputados y alcaldes, les prometemos sacarlos de la pobreza y de
la miserias que el anterior gobierno los metió.
¿Se ha cumplido acaso, por parte de los
políticos que en campaña dicen una cosa pero que en
el poder hacen otra, y hoy con nuestros votos depositados a favor
de los demagogos y estafadores de conciencias ya tenemos
asegurado el acceso al bienestar y a las oportunidades de
superación?.
¡NO!.
De verdad que estamos bien jodidos.
Y si el pobre ya cree ser ineficiente, eso lo lleva a aceptar
que no es competitivo; y concluye que es su propia culpa el haber
llegado a ser pobre miserable sin ninguna oportunidad de
superarse o desarrollar sus potencialidades, las que de todos
modos no cree poseer ninguna.
La historia de la
pobreza en América Latina tiene matices sumamente
contrastantes, tal y como hemos visto y vamos a ver en este
maravilloso manual que, como instrumento abre mentes, nos
servirá de mucho.
Resulta que las constantes migraciones del área rural
municipal y comunitaria hacia los centros urbanos en la
provincia, departamentos o estados, y luego de éstos hacia
las capitales o sedes del Gobierno Central en nuestros
países, en busca de mejores condiciones de vida que no
pudieron encontrar en su comunidad, municipio, provincia,
departamento o estado, tuvo un tremendo impacto social negativo
en donde, las consideraciones o previsiones de ese
fenómeno que se pudieron haber hecho en su momento por los
estudiosos, sociólogos y demás tecnócratas,
con lo que estamos experimentando y sintiendo actualmente, se
quedaron cortas.
Las complicaciones en todos los órdenes de la vida de
nuestras ciudades ha sufrido un deterioro enorme con ese
constante flujo de familias que todos los días amanecen en
terrenos municipales o privados con chozas y champas para
protegerse de la intemperie y sin uno solo de los servicios
básicos.
¿Y qué decir de aquellos muchísimos que
ocupan laderas, barrancos y sitios peligrosísimos para
asentarse y "vivir" a la buena de Dios rezando para que la
naturaleza no
les juegue mal con deslaves, lluvias o hundimientos que matan
cada año a cientos de familias que invaden terrenos
inapropiados para fincar su hogar?…
Esas miles de personas que sin más remedio salieron, y
continúan haciéndolo, de sus comunidades en busca
de unos ingresos adecuados para ellos y sus familiares, se
enfrentan con una saturación de seres humanos igual que
ellos y no les queda más remedio que subemplearse o
delinquir.
Y aquí entran los grupos de criminales, pandillas y
bandas delincuenciales que reciben con los brazos abiertos a los
nuevos miembros provenientes de las miserias que, por esa
condición de primerizos son los que tienen que arriesgarse
más que los miembros un poco más antiguos del grupo
de ladrones y asaltantes.
Luego y con un poco de más necesidad de dinero
fácil, y por supuesto con suficiente experiencia en el
ramo, pueden optar a ingresar a las bandas del crimen
organizado en donde el robo de vehículos, asaltos a
bancos y financieras, así como extorsiones, secuestros y
el narcotráfico, representa la
graduación de hampones y la culminación de su
carrera en el crimen.
La otra opción, la de trabajar vendiendo fruta, flores,
artefactos diversos y periódicos en los cruceros
más concurridos por el tráfico, o dulces,
cigarrillos y galletas en un puesto no ambulante y lustrar
zapatos en las esquinas o parques, es lo que les va quedando.
Aunque pueden pedir limosna, limpiar vidrios de los
vehículos o escupir fuego por la boca al incendiar el
diesel o gasolina que escupen en los cruceros.
Esas opciones tan pobremente retribuidas y de tanto esfuerzo
para recibir pocos centavos, es la que más rápido
los hace tomar decisiones antisociales a nuestros jóvenes
y emigrados del interior.
Nuestras ciudades capitales, y muchas de las más
importantes ciudades latinoamericanas, están rodeadas de
cinturones de miseria y pobreza y sus habitantes, todos y cada
uno de ellos están, desde que llegaron a ser parte de esos
asentamientos humanos, a la espera del milagro que los saque de
las condiciones infrahumanas en las que tienen que
sobrevivir.
Se asientan a la orilla de los barrancos y con las primeras
lluvias del año muchas de esas precarias viviendas
sucumben a las inclemencias del tiempo; y vidas,
destrucción y pérdida de sus pocas pertenencias
terminan en unos pocos segundos.
Las viviendas en las que comparten la vida en familia carecen
de todos los servicios básicos; no tienen agua potable,
drenajes, sanitarios ni condiciones mínimas para poder
sobrevivir a su miserable situación.
Y si hablamos de escuelas, centros de salud o clínicas
que puedan atender la necesidad de educación y salubridad
de la familia, principalmente niños y ancianos, el Estado
y el Gobierno respectivo no tienen la capacidad de
reacción pues el dinero programado en el Presupuesto de
Gastos nunca
prevé esas extremas condiciones.
Las municipalidades, por su parte, como las obligadas a
proporcionar los servicios en las comunidades, se encuentran al
borde del colapso porque no tienen los recursos para invertirlos
en las necesidades no atendidas de asentamientos y comunidades
que florecen como por generación espontánea en las
periferias de las ciudades.
Y los asentamientos humanos, por eso mismo, representan
vívidamente esa realidad que hoy nos ocupa y que para
cualquier curioso, estudioso o simple vecino es fácil
llegar a verlos y comprender la triste situación en la que
tienen que pasar días y semanas sin esperanza alguna de
que alguien se preocupe de ellos y los saque de la miseria.
Y ya es sumamente preocupante la búsqueda de
satisfactores sociales y de infraestructura básica, que al
día de hoy ha sido insuficiente poder llevarles y hacer
llegar algún mínimo detalle a las comunidades
más desprotegidas que pueda traducirse en su
bienestar.
El agua es tan
escasa que perforar más pozos es un dolor de cabeza, ya
que las capas freáticas se han ido a grandes profundidades
y para producir agua es
necesario irse más al fondo, para luego distribuirla en
las viviendas de los asentamientos humanos.
La
Globalización y las transformaciones económicas
y financieras, así como las sociales, que nos ha tocado
que vivir en estos últimos 25 años, en donde la
recesión, la desaceleración de nuestras
economías, la inflación, la pérdida de poder
adquisitivo de nuestras monedas con las devaluaciones y unido
todo ello al saqueo de los dineros del Estado por aquellos que
temporalmente ocuparon cargos públicos recientemente, ha
traído un fenómeno con el que, nos guste o no, ya
nos hemos acostumbrado a convivir.
No hemos tenido otra opción.
Por lo menos la gran mayoría de los
latinoamericanos.
Algunos, imitando a nuestros hermanos del interior y de la
provincia de nuestros países que acuden en masa a las
grandes ciudades y a las capitales, se han ido a los Estados
Unidos buscando un mejor futuro y una vida digna para sus
familias que no pudieron encontrar aquí en su propio
país.
Y han tenido que soportar todo el calvario que significa
ponerse en manos de coyotes, polleros y personas que se dedican
al tráfico de ilegales y han sido estafados, las
más de las veces junto a violaciones de mujeres, robos,
degradación y ultrajes a la dignidad de las personas que
viajan en las condiciones que lo hacen buscando llegar al
paraíso, según ellos.
Pero la llegada a territorio estadounidense no es
garantía de nada.
Si logran burlar la migra, a pesar de ello, pende de su cabeza
que en cualquier momento puedan ser deportados y pierdan lo poco
que habían logrado hacer.
Trabajar en condiciones de ilegalidad representa otro
calvario.
Pero en fin ese es un recurso en el que se arriesgan
muchísimos seres humanos desesperados por las limitaciones
de sus países. Y si de todos modos su expectativa de vida
es pequeña en su país, y los riesgos de
morir son tan grandes en su patria, es mejor intentarlo y llegar
al sueño americano.
Y, aunque usted no lo crea, las remesas de dinero que
envían a sus familias desde los Estados Unidos, o
Canadá, los latinoamericanos que consiguieron hacer su
vida por allá, es un recurso tan grande o mayor que los
que ingresan por concepto de exportaciones de
productos tradicionales y no tan tradicionales.
Por lo menos en Guatemala, El Salvador, Honduras, la
República Dominicana, Ecuador,
Bolivia y
otros países las remesas familiares han sido la
salvación de nuestras economías nacionales.
Lo crea usted o no esa es la realidad.
El grave deterioro de nuestras capacidades, en casi todos los
niveles sociales, dio como consecuencia un enorme aumento en los
desocupados, en los sin empleo y en
los que sin más remedio tuvieron que abrirse campo entre
los sub ocupados y entre los informales.
Es decir que hemos estado viviendo un corrimiento brutal de
personas trabajadoras, productivas y generadoras de algún
grado de riqueza a su alrededor, hacia capas inferiores sociales
de menor escala productiva
en donde ha crecido, de manera alarmante, el llamado sector
informal de la economía; viniendo,
como consecuencia de ello, millones de latinoamericanos bajo un
notable deterioro en los niveles de ingresos.
Grandes grupos
sociales, y principalmente los étnicos, nos hemos
visto presionados a sobrevivir excluidos de cualquier posibilidad
de poder cubrir nuestras necesidades básicas y de las de
nuestras familias.
Y surgió así, sin saber el momento preciso en
que ello ocurrió, el nuevo grupo social de
latinoamericanos condenados a que se nos denomine, por parte de
los que estudian estos fenómenos, como los nuevos pobres
localizados en las áreas urbanas de nuestros
países; en donde estamos todos aquellos que pertenecemos
al sector medio de la población cuya característica
principal, y obvia además, es la imposibilidad de tener
acceso a los bienes y servicios básicos; y además
públicos que son indispensables para llevar una vida
digna, decorosa y respetable.
Ya no tenemos, ni contamos en nuestras patrias, solamente con
pobres o con personas que ocupan los espacios en la extrema
pobreza, ubicados en áreas marginales, rurales y
focalizados en comunidades bien definidas.
No.
Hace muchos años que hay grandes niveles de
concentración de nuevos pobres en colonias y barrios
eminentemente urbanos.
Esto hace que los valores
tradicionales de la pobreza, y de la extrema pobreza, con los que
hemos estado acostumbrados a verla, hoy, con la aceptación
de su existencia y con la incursión de los nuevos
ciudadanos pobres urbanos ha marcado un cambio
fundamental en nuestros países, no sólo por el
tamaño, localización y exposición
de la pobreza en sí, sino que ahora habrá que
agregar otros elementos importantes, como lo pueden ser sus
propias características.
A la denominada nueva pobreza urbana en Latinoamérica
habrá que sumarla con la pobreza y con la extrema pobreza
tradicional.
Es decir que un impresionante número creciente de
familias que vienen de los más diversos sectores y niveles
de nuestras respectivas sociedades, con su cultura e historia
económica y financiera muy diferente, tienen demandas y
necesidades producto de su carencia y del deterioro progresivo en
su calidad de vida
que, de alguna manera habrá que atender inmediatamente,
sin descuidar los planes para llevar satisfactores sociales a los
marginados y a los grandes excluidos de siempre.
Los nuevos pobres urbanos cuentan con vivienda y con acceso a
servicios públicos básicos, a los cuales pudieron
acceder o llegar en los momentos previos al deterioro de sus
ingresos y de su calidad de vida.
Con estos nuevos elementos, y que sin más remedio
tenemos que aceptarlos, además de la complejidad,
tamaño y del fenómeno progresivo de la pobreza que
mina día con día nuestras sociedades, no podemos
dejar de mencionar y estudiar, por eso mismo, el otro factor
socio político, cultural y étnico que tiene la
pobreza, y es su intensidad, su ímpetu y su violencia.
Es decir, y nos referimos, a ¡cuán pobres son los
pobres!.
¿De qué tamaño es la brecha en los
ingresos familiares que impiden una vida digna?.
¡Qué tan violento es el virus de la
pobreza que carcome, sin detenerse, a nuestras familias!.
Lo dramático es que la presencia de los hijos, en la
familia tradicional latinoamericana, tiene un efecto
multiplicador negativo, pues provoca el círculo vicioso de
la progresiva reducción en los ya magros ingresos
familiares, del que luego, los hijos de los hijos ya no pueden
salir y la pobreza estructural se dispara, como ha ocurrido,
hasta niveles inconcebibles en la realidad nacional de nuestros
países.
Los niños, ancianos, minusválidos, los
improductivos y los que han caído en vicios como el
alcohol,
las drogas y
otras dependencias tienen un efecto múltiple, devastador y
catastrófico para las comunidades, pues sus familias, al
aumentar el número de personas que dependen de los
pequeños y medianos ingresos logrados, ven la
disminución de los mismos y como consecuencia descuidan
la
educación, salud, alimentación y
atención; trayendo otro mal a la familia que es el
deterioro en la auto estima y auto imagen personal y entonces, y
como consecuencia de ello, la psiquis del grupo familiar y de la
comunidad pierde su seguridad y la fortaleza social.
Y se reduce, aún más, la participación,
organización y la toma de decisiones.
Se suprime el valor
cívico y la
competitividad social comunitaria.
El carácter multidimensional que tiene la propia
complejidad de la pobreza, de la pobreza extrema y de los nuevos
pobres urbanos demanda
urgentemente la implementación de políticas
sociales que superen los riesgos de los desposeídos y que
se proceda a buscar mecanismos de integración humana, social, productiva y
territorial, sin descuidar los servicios públicos y la
infraestructura básica.
Con esta horrenda realidad social muy a la latinoamericana,
muy nuestra diríamos mejor, no caben las grandes esperas
ni las falsas promesas ni que sigamos aparentando que no es con
nuestra generación o con nuestro respectivo Gobierno la
cosa; mucho menos que dejemos la situación tal como
está para que otros en el futuro lejano busquen las
salidas y soluciones.
Hoy, ahora, la demanda social es de nuestra
generación.
Y debemos estar dispuestos a asumir este reto que cada uno de
nuestros bellos países y nuestras familias demandan de
nosotros como habitantes, como Gobiernos y como políticos
concientes de nuestra respectiva realidad nacional.
ESTRATEGIAS PARA LUCHAR
EN CONTRA DE LA POBREZA
Todas las capacidades del ser humano, así como sus
mejores habilidades, se hacen pocas a la hora de enfrentarnos con
el enemigo número uno de la sociedad y de las naciones del
Tercer Mundo.
Las nuestras, las Repúblicas de América Latina,
por estar ubicadas en los tristes y lamentables renglones de
aquellos países en donde la pobreza, la pobreza extrema y
la pauperización de las clases medias han enraizado
limitaciones, atrasos y miserias, a cuales más
dramáticas, y soportamos unas condiciones infrahumanas
para nuestros habitantes que ya son social y políticamente
inaguantables, somos los obligados a detener este cáncer
socio-político que nos está acabando.
La maestría y tácticas con las que empecemos a
espulgar el subdesarrollo y cada una de sus manifestaciones,
así como el arte que le
imprimamos para atacarlas, hasta acabarlas, son parte de esas
estrategias
necesarias e indispensables que debemos implementar en esta
desigual lucha contra la pobreza.
Es ineludible aceptar que el desarrollo humano y social de los
habitantes de nuestros sufridos pueblos no es más que un
proceso en el que la búsqueda de la transformación
de las comunidades, y en general de la sociedad completa, se
produce y se da en el curso de muchos años.
Para concluir con las limitaciones y atrasos que nos tienen
hundidos en el fango social en el que estamos, tenemos que
comprender que no serán eventos que se
vean de la noche a la mañana.
No.
Nada de eso.
Todo proceso lleva su tiempo para completarse.
Y a pesar que si nos comparamos con naciones desarrolladas y
del llamado Primer Mundo y soñamos en estar como sus
habitantes, es cosa del tiempo llegar a conseguir las condiciones
sociales, políticas, humanas y culturales que en otras
latitudes se viven.
Lo que no debemos de perder de vista es que la posibilidad de
lograrlo está delante de nosotros y que con solo poner
nuestros pies, uno detrás del otro, en la dirección
correcta del desarrollo humano y social, poco a poco veremos
coronado el éxito que nos espera.
Tendremos que buscar un mecanismo y un enfoque integral
nacionalista para que el proceso del desarrollo humano y social
de nuestras poblaciones no descuide, ni pierda, el sentido real
con la multidimensionalidad que tiene la pobreza en
América Latina.
Es decir que no es sólo de agarrar nuestro entusiasmo y
buenos deseos como se consiguen las cosas en estas condiciones de
pobreza en las que vivimos.
No.
Hay que saber integrarnos a la multidimensionalidad de la
pobreza y no descuidar ni uno solo de sus puntos para, así
mismo, plantear una estrategia integral que tome en cuenta todas
y cada una de las manifestaciones, consecuencias y miserias que
tiene.
Y, una vez enfocadas esas dimensiones, proceder al
diseño de las estrategias.
Es importante que una de las metas sea proponernos hacer que
la participación de las comunidades y sectores agobiados
por la pobreza se produzca para ir logrando, en la medida que
esto se vaya dando, una reducción sostenida en los
índices alarmantes con los que hoy convivimos.
Y para lograr combatir en serio la pobreza tenemos que empezar
a programar y diseñar una serie de eventos que nos
permitan un crecimiento
económico mucho más ágil y rápido
que el que tenemos sin descuidar al ser humano y a las
familias.
Si es que acaso hemos tenido crecimiento económico.
Si logramos identificar plenamente los objetivos nacionales de
cada uno de nuestros respectivos países, y a eso le
agregamos una serie de estrategias creativas e ingeniosas, junto
a una orientación gubernamental con políticas de
desarrollo humano y social amplias, estamos más que
seguros que el camino arduo y lleno de vicisitudes que nos espera
lo podremos andar de una mejor manera para cumplir con la meta de
reducir la brecha y las líneas de pobreza que agobian a
nuestros hermanos desposeídos.
Debemos buscar la ayuda y el apoyo de los Organismos
Internacionales de Desarrollo, para que colaboren estrechamente
forjando alianzas estratégicas, racionalizando programas
de cooperación y poder aprovechar mucho mejor las ventajas
que nos ofrecen.
El reto que todos los habitantes de esta tan querida
América Latina tenemos, participando activamente en estas
acciones, es la erradicación de la extrema pobreza, lograr
satisfactores sociales en las clases más
desposeídas, las de menores ingresos y pobres de nuestra
respectiva nación,
así como la atención a las clases medias para
detener su acelerada pauperización.
- Mejorar las condiciones de vida y de trabajo, empezando en
los asentamientos humanos. - Ejecutar en forma metódica nuevos enfoques y
conceptos que contribuyan al desarrollo
sostenible de los asentamientos humanos desde una
perspectiva comunitaria y de los Distritos Municipales
Desarrollados. - Distribuir los recursos del Estado con transparencia y con
énfasis en las zonas pobres y excluidas. - Generar empleos permanentes.
- Crear y consolidar actividades microempresariales en las
comunidades. - Mejorar la focalización de todos los programas
sociales. - Brindar especial y oportuna atención a los grupos
humanos más vulnerables y tradicionalmente
excluidos. - Aumentar la cobertura de programas de
capacitación. - Tratamiento especial, oportuno y directo hacia
jóvenes, mujeres jefas de hogar y ancianos. - Construir centros de emergencia social que permitan
orientar y atender transitoriamente a las personas
afectadas. - Diseñar e implementar un sistema de
información en red nacional para la
atención de emergencias de todo tipo. - Atención a los niños y adolescentes en
abandono. - Prevenir la deserción
escolar en todos los niveles. - Apoyar la modernización en la enseñanza media, con énfasis en la
tecnología y la informática. - Incorporar a maestros, profesores y al personal docente en
general al proceso de modernización de la
educación. - Aumentar la cobertura en la atención escolar.
¿POR QUÉ
DEBEMOS FORMULAR UNA ESTRATEGIA GENERAL ALTERNATIVA PARA LUCHAR
CONTRA LA POBREZA?
- Porque la situación en nuestros países es una
dramática e insoportable para los habitantes más
desposeídos y más excluidos. - Para garantizar que las demandas, los problemas y
necesidades de la sociedad que vive en la pobreza, se lleguen a
considerar prioritarias en la política pública
que se implemente desde las esferas del Gobierno de nuestro
país, y hacer con ellas un Compromiso de Estado.
Sólo así podemos ir eliminando las exclusiones y
la falta de igualdad. - Para lograr concienciar, tanto a la sociedad civil
como a la iniciativa privada y a las demás instituciones
del Estado, en el sentido de conseguir una real
transformación de nuestras naciones. - Para buscar y tener, en la verdadera transformación
de la sociedad, el respaldo de aquellos que realmente saben lo
que es la pobreza, es decir los pobres, los extremadamente
pobres y los nuevos pobres urbanos. - Para que esta lucha frontal contra la pobreza permita que
adquiramos dominio sobre
nuestro desarrollo humano, social, económico, de
infraestructura, de servicios públicos y territoriales,
y con ello llegar a disponer de una mejor visión
nacional futura; y formular, entonces, un Plan
Sistemático de Desarrollo Sostenible de largo
alcance. - Para que podamos ser sujeto y objeto de la Comunidad
Internacional Organizada, incluidos los donantes bilaterales y
las instituciones financieras multilaterales.
¿CÓMO LOGRAR QUE ESTAS
ESTRATEGIAS
AYUDEN A LOS POBRES?
- Estableciendo una Política Integral de acciones
gubernamentales y del Estado absolutamente coordinadas. - Concentrándonos en los resultados y no en enunciados
políticos teóricos. - Determinando qué tipo de medidas debemos implementar
para orientarlas y llegar a producir, y generar en la sociedad
en general, el mayor impacto posible sobre y contra la
pobreza. - Aceptando que el fenómeno social de la pobreza es un
problema complejo y multidimensional, y por lo tanto, debemos
empezar a implementar acciones integrales, interinstitucionales
y de la mano con la cooperación internacional, para
elaborar un Plan Nacional Sostenible de Desarrollo Humano y
Social que incluya una política de Estado para lograr un
rápido crecimiento económico, adaptando
políticas macroeconómicas acertadas, no de shock
ni mucho menos radicales, sin descuidar al ser humano y a las
familias; además de una profunda reforma estructural del
Estado, en cada uno de nuestros malogrados países,
basado en la Descentralización y el progreso. - Reconociendo nuestra propia multidimensionalidad nacional
en cada país latinoamericano, la realidad
económica, social, cultural e histórica, en el
marco de la paz social, la convivencia fraternal y la solidaridad;
además del espíritu constitucional de la Justicia
Social, del Principio de Subsidiariedad y del Bien
Común. - Estableciendo parámetros
socio-político-económicos para alcanzar el
Progreso Cuantificable; y ver efectivamente los beneficios del
crecimiento. Es decir la elevación de los niveles de
vida y la reducción de la vulnerabilidad al riesgo que
pobres, extremadamente pobres y pobres urbanos sufren y padecen
en la actualidad. - Midiendo constantemente el impacto social y publicando los
resultados al respecto de nuestras actividades, sean estos
positivos o negativos. - Reconociendo que la búsqueda de estos loables
resultados no se lograrán de la noche a la
mañana, para entonces ir buscando la verdadera
transformación institucional, además de empezar a
desarrollar la capacidad de fiscalización de los
habitantes desde sus propias comunidades y municipios,
consolidando la organización ciudadana, la
participación cívica y la responsabilidad
política individual, o sea que el ciudadano
latinoamericano común y corriente exija el rendimiento
de cuentas de los funcionarios, empleados públicos,
autoridades, representantes y de sus gobernantes. - Consiguiendo un compromiso a largo plazo con la Comunidad
de países amigos, organismos de desarrollo y la
cooperación internacional; sin descuidar a las organizaciones
no gubernamentales que operan en nuestros países,
así como clubes, patronatos y asociaciones
nacionales.
¿QUÉ
RELACIÓN HAY QUE TENER ENTRE LA ESTRATEGIA GENERAL
ALTERNATIVA PARA COMBATIR LA POBREZA Y EL PLAN NACIONAL
SOSTENIBLE DE DESARROLLO HUMANO Y SOCIAL?
- El Plan Nacional Sostenible de Desarrollo Humano y Social
tiene un enfoque de formulación basado en grandes
líneas políticas: Desarrollo Productivo
Sostenible y Generación de Empleo. Desarrollo de
Infraestructura Básica. Desarrollo Humano. Desarrollo
Social. Desarrollo Territorial. Desarrollo
Económico. Buscando con ello un mejor equilibrio
entre los aspectos económicos de las comunidades, de
infraestructura básica en los municipios, de
superación personal en las familias y de
recuperación territorial en zonas bastas de nuestros
países. Por lo que la relación entre estrategias
y planes deberá estar amalgamado en mejores relaciones
con la Cooperación y Colaboración Internacional
para que nos ayuden a conseguir el equilibrio buscado. - Para lograr un desarrollo duradero y una reducción
amplia en la pobreza es fundamental terminar con la exclusiones
(étnicas, de género,
etc.), con la impunidad,
inseguridad,
corrupción y, amén de otras
consideraciones, sin olvidarnos, por supuesto, de la
insalubridad, analfabetismo y de la lucha a favor del medio
ambiente, y de la capacitación técnica de
nuestros jóvenes; elementos que integran, junto a otros,
la Estrategia General Alternativa para combatir en serio la
pobreza, que guardan una intrínseca relación con
las grandes líneas del Plan Nacional Sostenible de
Desarrollo Humano y Social. - Y la principal de todas las acciones que relacione una y
consolide ambas líneas, descansa en la voluntad
política directa del Presidente de la República,
así como la comprensión del Organismo Legislativo
para hacer de estos pasos una Real Política de Estado en
cada uno de nuestros países que lo demandan de manera
urgente.
¿CUÁLES SON
LAS CARACTERÍSTICAS DE LA ESTRATEGIA GENERAL ALTERNATIVA
PARA COMBATIR EL SERIO LA POBREZA?
- EL DIAGNÓSTICO DE LOS OBSTÁCULOS QUE FRENAN
LA LUCHA CONTRA LA POBREZA Y EL CRECIMIENTO
ECONÓMICO: Un paso fundamental es disponer de los
datos reales
de quiénes son los pobres, los extremadamente pobres y
los pobres urbanos, dónde viven, y la plena
identificación de sus necesidades, problemas y
servicios no atendidos, cada uno en los niveles que les
corresponde. Y con esta información básica,
analizar los factores macroeconómicos, sociales,
estructurales, institucionales y los tradicionales, tanto
políticos, culturales y étnicos, como los de
influencia externa, tecnológicos y educativos, que
frenan el crecimiento económico y la lucha contra la
pobreza.hora bien, los Grandes Objetivos Nacionales tienen que ser
de varios tipos o niveles:- DE LARGO PLAZO: En relación y
función a los indicadores generales nacionales del
Crecimiento Económico y de las carencias y penurias
comunitarias y municipales. Así como acomodarnos a
las Políticas de Desarrollo Social generados y
propuestos por la Comunidad Internacional y
Cooperantes. - DE MEDIANO PLAZO: Basándonos en
indicadores más verificables, como tazas de
crecimiento anual, relación anual de nuevos
empadronados, relación anual de nuevos mayores de
edad, inscripción de nuevos alumnos en escuelas
públicas y privadas, deserciones estudiantiles en
todos los niveles (primaria, básicos o nivel medio,
tecnológico y universitario), relación anual
de nuevos profesionales graduados, relación anual de
pacientes atendidos, relación anual en
políticas de prevención y curación,
jornadas de vacunación, inflación, devaluación, índice de
precios,
relación anual de nuevos empresarios,
relación anual de cierre de empresas,
relación anual de la masa monetaria depositada e
invertida, relación anual de la producción agro industrial,
relación anual de exportaciones e importaciones, mortalidad, morbilidad,
estudios de opinión y encuestas para determinar satisfactores
personales y superación personal. Etc. - DE CORTO PLAZO: Adentro del contexto del
Presupuesto General de Gastos, de cada uno de nuestros
países, del Presupuesto de Inversión Social,
así como de los presupuestos municipales y de cada estado,
si fuera el caso, basaríamos las propuestas y
objetivos nacionales, estatales, departamentales o de
provincia, municipales y comunitarios.
- DE LARGO PLAZO: En relación y
- POLÍTICAS Y OBJETIVOS: Una vez comprendido,
ubicado y bien analizado el Fenómeno de la Pobreza en
cada uno de nuestros países, así como sus causas
y su dispersión y multiplicación progresiva,
deberíamos empezar a establecer metas a corto, mediano y
largo plazo que formarían parte de la Estrategia
Principal, para con ello, entonces, disponer e iniciar la
formulación de Políticas Macroeconómicas,
Estructurales, Sociales, Territoriales y Legales, para
conseguir el mayor objetivo que
es hacer de todo esto una Línea de Política de
Estado, y sólo así disponer de la posibilidad de
llegar a alcanzar los resultados por todos deseados. - SEGUIMIENTO: En la estratégica lucha contra la
pobreza debemos incluir todos los mecanismos a nuestro
alcance para verificar y mantener un seguimiento apropiado de
las políticas, avances, frenos, apoyos, el impacto
social político y las consecuencias, para integrarlo y
manejar toda la información para que dispongan de ella
los Organismos Cooperantes de la Comunidad Internacional, los
estudiosos y no digamos la población en general, e ir
haciendo las correcciones necesarias en el rumbo y en las
diferentes líneas políticas.- LONGEVIDAD: Que la podemos medir en base a la
esperanza de vida al nacer. - NIVEL DE CONOCIMIENTOS: Que representa el
coeficiente de alfabetización de adultos, junto al
promedio de años de escolaridad. - ACCESO A NIVELES DECENTES DE VIDA: Medible por
una serie de ajustes del ingreso per cápita.
- LONGEVIDAD: Que la podemos medir en base a la
- LA MEDICIÓN DEL DESARROLLO HUMANO: El
Índice o los Índices de Desarrollo Humano (IDH)
que permiten esta medición por medio de la
ponderación de tres elementos, nos dan una visión
clara de valores en una escala comprendida entre el 0 y el 1,
en la que 0 es la mínima y 1 es la máxima. Los
países que tienen un Índice de Desarrollo Humano
inferior al 0.5 tiene un bajo nivel de desarrollo, aquellos
cuyo IDH esté comprendido entre 0.5 y 0.8 tienen un
nivel medio; y aquellos otros que su IDH es superior al 0.8 un
nivel alto. Estos elementos son: - COOPERACIÓN Y ASISTENCIA EXTERNA: Una bien
estudiada, planificada y coordinada acción en este
campo, unificada bajo y en una sola institución, puede
incrementar la eficacia y
eficiencia de
la Asistencia Internacional de la Comunidad de Donantes y
Cooperantes, tanto en el aspecto financiero, técnico y
humano, como en el político y de proyectos y
servicios. - PROCESO PARTICIPATIVO: Con esta estrategia
estaríamos involucrando a la población en
general, para que por medio de comités, juntas de
vecinos, asociaciones, gremios y en general la sociedad civil
organizada, se mantenga un examen perenne de la
situación nacional, la consulta directa, el análisis, las propuestas, apoyos y la
fiscalización y el seguimiento ciudadano.
¿QUÉ
FUNCIÓN DEBERÍAN DE DESEMPEÑAR LOS DONANTES
Y LOS ORGANISMOS MULTILATERALES?:
- Para asegurar el éxito del Plan Nacional Sostenible
de Desarrollo Humano y Social, así como la Estrategia
General Alternativa para Combatir la Pobreza, debemos contar
con todo el respaldo de los Organismos de Desarrollo y recibir
de ellos el soporte político, financiero y de
cooperación, a favor de nuestros respectivos
países. - Lo ideal es que todos los donantes, cooperantes y las
instituciones multilaterales de desarrollo colaboren en la
Estrategia General Alternativa para Combatir en serio la
Pobreza en nuestras naciones, así como en el Plan
Nacional Sostenible de Desarrollo Humano y Social;
identificando su participación directa y
específica y comprometiendo recursos desde el principio
para respaldar esa participación desde el inicio del
proceso. - Una participación mayor, y sobre todo coordinada, de
toda la comunidad de donantes, cooperantes y organismos
multilaterales, facilitaría el seguimiento de los
avances y de objetivos en el propio marco del desarrollo
internacional, fin por el cual ellos nacieron.
GUILLERMO RUANO GONZÁLEZ
Investigador, Asesor y Consultor en Ingeniería
Política y Comunicación.