Todos los problemas tiene solución y, los temibles medios de comunicación social
- Todos los problemas tienen
solución - Pecado reconocido es pecado
perdonado; compartir los problemas es diluirlos y por lo
tanto resolverlos - Técnica y
resolución de problemas - Los problemas,
dificultades, complicaciones y conflictos - Los temibles medios de
comunicación social
TODOS
LOS PROBLEMAS TIENEN SOLUCIÓN
Y ES MEJOR SI LES ENTRAMOS EN
EQUIPO
Aquellos tiempos, si es que sirvieron, en que
creíamos que una sola persona
tenía la capacidad hasta para hacer el café y,
al mismo tiempo
invertir en acciones
adecuadas, sin descuidar la ejecución, planificación y administración de una organización o institución
pública o privada, ya quedaron atrás.
Hoy, con nuestro mundo globalizado, con la Internet en la sala de
nuestra casa y con los grandes o medianos bloques
económicos, es indispensable hacer las cosas como Dios
lo manda.
Y en política, ya sea en nuestro grupo o
partido, o bien haciendo Gobierno, el
papel del líder
es rodearse de una serie de líderes, o personas capaces en
su propia disciplina,
para ir conformando una serie de equipos para cada rama
específica.
Desarrollar cualquier organización o
institución, darle vida, mantenerla y sacarla adelante,
seguros que
durará un buen tiempo en el mercado, ya sea
económico o en el social y político, es y debe ser
la meta de
cualquiera que se precie de estar en el mundo de la dirigencia y
del liderazgo.
Contar con una serie de seres humanos, y ojalá,
altamente calificados para que nos acompañen en la
aventura de iniciar la carrera hacia la Presidencia de la
República, nos permitirá estar seguros de lograrlo
y, una vez en el Poder
Público, ejercerlo en servicio a la
comunidad y no
en servicio personal de los
miembros del team político que llegamos a disfrutar la tan
ansiada miel del poder público.
Todas las personas tenemos nuestra facilidad para algunas
cosas y, unos más que otros somos, si pudiéramos
decirlo, expertos en temas específicos.
Esta potencialidad ya puesta en práctica con siete,
diez o veinte mujeres y hombres dispuestos a conjugar el verbo
Gobernar y sacar adelante los problemas, vicisitudes y
emergencias de los gobernados, debe ser la meta del Señor
Presidente.
Y no saquear la nación.
Hacer negocitos.
O endeudar a nuestros nietos y bisnietos.
Los mecanismos de control para que
el grupo primario, es decir los asesores y consejeros, puedan
mantener organizados a los demás miembros del equipo
humano de trabajo, es
decir el Gabinete conformado por ministros, secretarios y
comisionados, debe estar enmarcado en el seguimiento, evaluación, retroalimentación, readecuación de
los planes, cambios y por sobre todo medir la eficacia y
eficiencia de
los resultados obtenidos por medio y en la opinión
pública.
No olvidemos que es la opinión pública la que
sostiene políticamente a los gobernantes.
Y la opinión pública la conforman las
expresiones a las que podemos tener acceso por los medios de
comunicación social, periódicos, radio, televisión, cable, Internet, volantes,
vallas, opiniones y editoriales, hasta lo que nos llega por medio
de chismes, chistes,
chismorreos, bolas, caricaturas y comentarios populares.
Sin olvidar que un estudio científico de la
opinión pública, como lo son las encuestas,
estudios de opinión y preguntas inocentes en reuniones,
pero periódicas y diseñadas para saber la verdad y
no para auto babosearnos, nos permiten, al grupo, al Gabinete y
al Presidente, saber con exactitud casi milimétrica lo que
estamos haciendo, cómo lo hacemos y el grado de
satisfacción o disgusto ocasionados por nuestras
actividades políticas
en el Gobierno Nacional.
Claro que si no nos van a servir esos resultados para un
carajo, y si no los utilizamos como mecanismos externos de
corrección a nuestras actuaciones, no sólo
demostramos una soberbia digna de una vedette o de una
cabaretera, sino una enorme irresponsabilidad con la población a la que sólo se le
permite –y la culpa es del Sistema Electoral
obsoleto que tenemos- pronunciarse sobre las gestiones
políticas de los políticos un día cada
cuatro, cinco y seis años ante una cajita que, con su voto
en mano, el día de las elecciones, castiga al grupo que no
supo ni quiso interpretar los problemas
sociales del país.
Claro, y es comprensible, que si es problemático
ponernos de acuerdo hasta con nuestro cónyuge, no digamos
de tener un grupo de ocho o diez personas, y luego una serie de
grupos adentro
del Gabinete y de los cuadros medios del
Gobierno, como que se ve complicado, complejo y una vana
ilusión el obtener resultados satisfactorios al
respecto.
Pero para eso es que les presento este manual.
Para considerar nuevas y novedosas formas de solucionar los
clavos y problemas del día a día.
Claro y por supuesto que los problemas se agudizan cuando le
meten la mano las personas que conforman grupos, organizaciones y
asociaciones.
Pero eso sucede porque metimos perros y gatos en
un saco y les pedimos que desmenucen una situación y
presenten opciones de solución.
Los resultados son pobres, precisamente, porque no hay una
línea adecuada por la cual deban caminar y conducirse los
participantes.
Si a tres profesores de educación primaria
les pedimos un análisis y la presentación de
soluciones a
los inconvenientes que padecen los miembros de la comunidad en la
que dan sus clases, por supuesto que obtendremos una
visión.
Pero si a ese pequeño grupo le sumamos la presencia de
uno o dos líderes comunitarios, del cura o pastor, del
alcalde auxiliar, y de cualquier otro u otros representantes, el
análisis se profundizará y las soluciones y
propuestas tomarán en cuenta otros aspectos que a los tres
profesores se les habrían pasado por alto.
Y si a ese mismo grupo le agregamos y sumamos el concurso de
un sociólogo, un ingeniero, un médico, un abogado,
una trabajadora social y el apoyo de otros profesionales en las
áreas que tienen que ver con y en la comunidad al
respecto, sin ninguna duda que el resultado del trabajo
emprendido por ellos será una pieza maestra en lo que a
desarrollo
humano y social de la comunidad se refiera.
Y esa es la idea central de este capítulo.
Presentar la serie de beneficios que se obtienen cuando en un
grupo multidisciplinario todos trabajamos con un mismo
propósito y fin; que no es otro que encontrar salidas
adecuadas a los problemas y dificultades nacionales.
También debemos saber, y estar listos, cuándo es
mejor tomar decisiones personales y rápidas, pues como son
de vital importancia no podemos darnos el lujo de convocar al
grupo y esperar su integración, discusión, estudio y
propuestas, mientras eso sucede se muere el paciente.
¿Verdad?.
El mecanismo de la oportunidad y el momento adecuado para
decidir son las armas del
líder de líderes; y se supone que eso es lo que
representa y es el Señor Presidente de la República
para su amado pueblo.
Y que por ellos vive, se desvela y estudia, así como
dirige, controla y ejecuta.
¿Qué otra cosa si no eso son las hartas obligaciones
presidenciales para con los habitantes?.
El título de este capítulo es muy significativo,
pues afirmar, como lo hacemos en esta parte (se fijó que
sigo poniendo en práctica el método de
no hablar nunca en primera persona), que todos los problemas
tienen solución, pueda parecerles a algunos como cosa del
diablo y harto exagerada.
Pero no.
Quizá unas pocas cosas y situaciones no tengan la
solución que más nos satisfaga, pero en general,
dicen los grandes pensadores que cuando aparece el problema,
instantáneamente con él, surge la
solución.
Es decir que nos presentan a estas cosas como una dualidad y
polaridad en la que, de un lado o extremo está el
problema, y del otro, su correspondiente solución.
Y, como con toda polaridad o dualidad, que están
enmarcadas en una misma línea, hay una serie de
gradaciones, tanto para agrandar o menguar el problema, como para
su oportuna, conveniente y proporcional y apropiada
solución, desde esa perspectiva debemos enfocarnos y
alistar nuestras baterías.
Por si no ha quedado claro el concepto de las
dualidades y polaridades, y de la misma línea en que
están problema y solución, perdámonos un
poco y divaguemos al respecto.
El Norte y el Sur, representan un muy buen ejemplo.
Resulta que si empezamos a caminar al norte, y continuamos en
esa línea, de repente nos encontramos en dirección al sur.
Y si nos situamos en la línea ecuatorial, que es la que
se supone divide equitativamente los hemisferios, con cada paso
que demos hacia el norte o hacia el sur, de manera gradual nos
estaremos acercando a cualquiera de sus extremos hasta llegar al
Norte absoluto o al Sur total; pero si damos un paso más,
después de esos extremos, por lógica,
nos encaminamos en dirección opuesta.
Al llegar del sur al Polo Norte y
continuar nuestro camino, éste nos conducirá por el
sur hasta el otro extremo, que es el Polo Sur.
Las otras dualidades o polaridades interesantes son las que
forman el Amor-Odio y
la Debilidad-Fuerza.
¿Quién no ha repetido eso que del amor al odio
no hay más que un paso?.
¿O aquella otra frase de sacó fuerzas de su
flaqueza o debilidad?.
Bueno, hoy sí, mis querid@s lectores, lo mejor es que
continuemos.
Pues bien, les decía, y perdonen que meta mi primera
persona en esto, pero de vez en cuando no es tan malo hacerlo,
que ahora ya podemos entender quizá mejor la idea central
de este capítulo.
Como ya sabemos que no existe una sola y única
respuesta, propuesta y solución a un específico
inconveniente, problema o emergencia, sino tantos como los puntos
que hay en una línea (recordemos eso de las polaridades y
dualidades que están en una misma línea y las
líneas están compuestas de miles de puntitos, que
en este caso representan esas variadas, locas y hasta
despampanantes propuestas de solución), eso nos
indicará que mientras más cabezas estén
enfocando su atención a un algo, se espera por lo menos
una propuesta por persona participante.
Y le corresponde al Líder conjugar las respuestas y
sacar la más apropiada, tomando en cuenta otra serie de
factores para implementarla o cambiarla si las reacciones e
impacto social es contraproducente para la comunidad o para el
Gobierno.
Para la lluvia, bendita agua que nos
obsequia la madre naturaleza,
algunos avispados seres humanos consideraron la posibilidad de
sacar un dinerito extra de esa condición ambiental y
surgieron la sombrilla, el paraguas, los protectores, capas, ropa
especial impermeable, gorras, sombreros, botas y zapatos de hule
y toda una gama de productos.
Pero a nadie se le ocurrió poner en práctica
nada que detuviera las lluvias pues el impacto negativo en el
medio ambiente
lo desprestigiaba.
Aunque muchos sí influimos en las pocas lluvias que
ahora caen en nuestros países pues, con la descontrolada
deforestación, calentamiento y uso de
substancias que degeneran a la naturaleza, hoy las lluvias no son
como antes.
Pero también podemos observar que las empresas y
personas que tienen que ver con este problema, han tratado que la
opinión pública no los trate tan mal, y unos ya
promueven su imagen con
publicar que ya no usan tal o cual tóxico o que los
combustibles ahora tienen componentes que evitan gases y
químicos nefastos para el medio ambiente,
así como los grandes fabricantes nos juran que sus
vehículos traen depuradores y filtros capaces de reducir
notablemente la
contaminación.
Por igual, con la serie de propuestas, impactos,
complicaciones e implicaciones, que pueden causar cualquier
solución que nos propongan a los problemas nacionales,
debemos estar listos para ir graduando, para arriba o para abajo,
depende de las reacciones e impacto causado, y entonces estaremos
listos para decir que estamos Gobernando nuestro país.
¿Ve usted qué simple y tranquilo representa
gobernar, dirigir y presidir una nación?.
Claro que en la búsqueda de soluciones adecuadas,
prácticas y oportunas, si lo hacemos de manera correcta
por medio de un grupo y de una serie de grupos, ahí, en la
búsqueda, surge otro problemón del tamaño de
la Basílica del Señor de Esquipulas, en Guatemala, mi
amado terruño (un saludo cordial y abrazos para todos mis
paisanos, me gustaría nombrarlos a todos, pero se me
pueden quedar algunos nombres y después cómo me lo
reclaman; así que salud y vida
jóvenes), y hacer que perdamos la compostura, los buenos
modales y hasta la razón.
Antes de seguir disculpen el saludo a mis cuates y amig@s
esquipultec@s, pero detalles como este son los que valen ante la
comunidad y elevan los puntos en encanto, popularidad y amistad.
¿O no?.
Más cuando como en mi caso es algo sincero y
cordial.
Y mis paisanos, amigos, desconocidos (ahora hay muchos
extranjeros viviendo en Esquipulas que no conozco pero que ellos
sí me conocen), uno que otro mal amigo y a los que les
debo y que me deben, saben que hablo con el corazón en
la mano.
Les decía que la rivalidad existente y normal y
esperada en los miembros de un grupo, unida a la ojalá
sana competencia,
celos, envidia y hasta el desafío que representan como
motivaciones, estímulos y acicates para los que conforman
los equipos de
trabajo, puede ser tomado como otro problema adicional, o ser
aceptado como una cosa muy positiva.
Ahí si que depende del cristal con que veamos las
cosas.
A mí en lo personal representan más cosas buenas
y positivas que negativas o problemas.
Principalmente por que esos aguijones, si tenemos la capacidad
de liderar, gerentear y dirigir a nuestros colaboradores,
tendremos, así mismo, el genio para jalar de las cuerdas y
orientar toda esa energía a nuestro favor y en beneficio
de nuestro pueblo.
Ahora bien, aquel que es un perfecto pusilánime y poco
conocedor de los mecanismos de control de grupos y personas, se
lo va a llevar la gran…, a él y a su Gobierno, y
desgraciadamente al pueblo.
El Presidente, tanto como el dirigente de su
organización o institución, sólo tiene que
tener los atributos, las agallas o sea el valor supremo
que dan los pantalones bien puestos que mujeres y hombres por
igual poseemos, para hacer una cosa sencilla: Administrar el
procedimiento
con los grupos.
PECADO RECONOCIDO ES
PECADO PERDONADO.
COMPARTIR LOS PROBLEMAS ES DILUIRLOS Y POR LO TANTO
RESOLVERLOS
Y que mejor que comprender estas afirmaciones si ponemos un
buen ejemplo, además que exponemos nuestros puntos de
vista con bases sólidas y comprensibles.
Veamos que es lo que sucede en un país, como cualquiera
de la América
Latina, en materia de
seguridad,
prevención y protección de la vida, bienes y
derechos de los
habitantes; en donde nuestros gobiernos, con esa
obligación constitucional que tienen de mantener un
clima estable
en esta materia tan delicada, son totalmente incapaces de
hacerlo.
Para muestra un
botón.
Tomemos cualquier periódico,
lo podemos hacer por la Internet, de cualquiera de nuestros
países y la serie de delitos,
crímenes, violaciones, robos y asaltos, aparte de todas
las actividades derivadas por los
señores que operan adentro del crimen
organizado, narcotráfico, robo de carros, asaltos a
bancos,
secuestros, etc., etc., sencillamente se nos pararán los
pelos de todo nuestro cuerpo.
Eso sólo significa que la capacidad operativa de
delincuentes, criminales y bandoleros es inmensamente superior a
la capacidad preventiva de las fuerzas de seguridad
pública, ya sea la policía, los fiscales del
Ministerio Público, como los agentes del Gobierno que se
mueven en la inteligencia
militar o civil.
Con esta triste realidad, y con el dilema de la inseguridad
que a todos nos afecta, es bueno que veamos la manera de
compartir el problema y reconocer las limitaciones del Gobierno y
podemos empezar a diluirlo y encontrar por medio del concurso de
las fuerzas vivas del país, la visión y el panorama
adecuado para dar pasos en la buena dirección y detener e
impedir que los chicos malos continúen teniendo de
rodillas a los ciudadanos honrados, trabajadores e
indefensos.
Lo primero que hay que hacer es reconocer que con las actuales
estructuras,
miembros, personal, equipo e instituciones,
ya es imposible continuar pues la corrupción, indiferencia e impunidad
tienen carcomida las bases mismas del Estado como
para poder hacer algo en beneficio de la población y en
contra de delincuentes y criminales.
Mucho menos que se pueda hacer algo contra los compadres y
socios que los pícaros y malandrines tienen desde los
más míseros puestos públicos hasta donde se
sientan ministros, secretarios de Estado, inclusive casos hay que
han llegado hasta la Presidencia, pasando por los mandos
medios.
Reconocido, con la suficiente humildad y solvencia moral esta
serie de limitaciones, esta serie de barreras, debemos dar el
segundo paso y convocar a las fuerzas vivas de nuestro
país para que nos sentemos todos, sin salir de
allí, hasta encontrar puntos y soluciones que nos permitan
implementar cosas nuevas, creativas y novedosas capaces de
sacarnos de la crisis
profunda en inseguridad e impunidad que nos manejamos.
Si ni con esa serie de recomendaciones, e
implementación de las nuevas líneas propuestas,
conseguimos detener o limitar al crimen y a los delitos, la
población ya no achacará la culpa de esto
exclusivamente al Gobierno de turno, menos al Presidente de la
República; y los medios de comunicación y las personas que emiten
opinión pública al respecto, tendrán que
reconocer que se hicieron los más y mejores esfuerzos en
conjunto con la ciudadanía para paliar este peliagudo
problema.
Por lo tanto se diluirán las consecuencias, los
costos
políticos y las facturas que en otro caso, como en el
actual, sólo el sector gubernamental tiene que asumir y
enfrentar.
Caramba, si el problema lo dividimos entre todos, las
consecuencias de un posible fracaso también, así
mismo, habrá que dividirlo entre todos.
Vaya pues, dirá la gente y los medios, ni entre todos
pudimos, con razón no podía el Presidente, el
Ministro o el Director de la Policía.
Pero si hay pequeños, medianos o grandes éxitos
en el combate a la inseguridad y a la impunidad, por supuesto que
los habrá pues será cosa consensuada la nueva
línea de acción
y políticas que se implementarán, el único
que sale ganando, en materia política, es el Gobierno y
con él su Presidente a la cabeza; y quedará el
Primer Mandatario como el gran héroe nacional.
¡Qué gran líder tenemos!.
¡Qué gran Conductor de la Nación
elegimos!.
¿No valdrá la pena hacer los cambios adecuados
en la Constitución para permitirle a este
benefactor nacional que se reelija cuantas veces quiera?.
Tampoco.
No empecemos a confundir el sebo con la manteca.
Por supuesto que la ciudadanía también salimos
beneficiados, pues conseguimos vivir en un ambiente menos hostil
y más seguro para
invertir, trabajar y lucir nuestros bienes ganados
legítimamente.
¿Les quedó claro este concepto de diluir y
compartir los problemas nacionales con los demás?.
Claro que, si en materia de Seguridad y Prevención nada
se puede hacer, lo que nos quedará será la
implementación de la Ley de Orden
Público y decretar un Estado de Excepción,
restringiendo algunas garantías y derechos
constitucionales hasta que las cosas mejoren o cambien.
Muy bien, entonces continuemos.
Primero que nada tenemos que hacer un mapa de las vicisitudes
y grandes temas nacionales, y ya con este trazo y sabiendo sus
implicaciones, tenemos que convocar a todos los sectores y sus
representantes a un Gran Pacto de Gobernabilidad.
Luego de eso listar los grandes problemas nacionales y
comisionar personas de gran arraigo, respeto y
notabilidad, para que se hagan cargo de presidir las mesas
respectivas y que junto a los convocados, expertos y
especialistas en cada materia específica, conozcan,
discutan y propongan acciones, cosas y actividades en busca de
soluciones.
No hay que olvidar que nuestro respectivo país, por su
propia estructura
socio política, está o puede estar dividido en
estados, regiones, departamentos o provincias, municipios y
comunidades, como para que no montemos, en cada una de esas
divisiones, a su vez, esquemas y modelos en su
escala respectiva
para tratar los temas, problemas y dilemas estatales, regionales,
departamentales o provinciales, municipales y comunitarios.
Todo por supuesto, bajo la figura, imagen y presencia, sin
olvidar las bendiciones, del Señor Presidente de la
República, como el responsable directo de este gran
diálogo
nacional.
¡Que viva tan conspicuo ciudadano!.
Y permítame aquí hacer otro
paréntesis.
Por si usted no sabe eso de conspicuo, que a mi en lo personal
me pasó y cuando me dijeron que yo era un conspicuo
guatemalteco, mi primera reacción, y lo hice, se los juro
que lo hice, fue enfrentarme con el fulano ese tan malcriado y
abusivo, según mi ignorancia en el tema, y ni bien
había terminado de decírmelo, en el tono más
grandioso, que yo gritarle con todas mis fuerzas y no lo niego un
poco más que encabronado,… más conspicuo lo
serás vos, hijo de tantas por cuales…
Tuvo que ser otro amigo, que se metió entre ambos antes
que corriera sangre, que me
explicó, como hoy lo hago con algunos de ustedes, que
conspicuo es una palabra que encierra grandes atributos y en vez
de ser un insulto, como yo, torpe de mí, lo había
tomado, era un halago grandilocuente.
Y que se refiere a alguien que es o ha sido notable, insigne,
distinguido, grande, glorioso, célebre y que puede llegar
a ser hasta inmortal.
Bueno es hora de regresar al punto en que nos quedamos antes
de este pequeño lapso.
El secreto del éxito
de estas técnicas
políticas, para el que decida aplicarlas, está en
que no debemos ser nosotros, los gobernantes y mucho menos el
Presidente, quienes propongamos nombres de los representantes de
la sociedad civil y
mucho menos las condiciones bajo las cuales se deberán
sentar tales representantes.
El Gobierno y el Presidente nombrarán a sus respectivos
representantes que tendrán un papel de árbitros y
de jefes o directores de debates, que de otra cosa.
Y las únicas condiciones que se impondrán
serán el respeto mutuo y la libertad de
acción, sin ninguna cortapisa, limitación o estorbo
gubernamental o presidencial.
Los medios de comunicación, de acuerdo a la
línea constitucional, deberán tener libre acceso a
las fuentes de
información y podrán trasladar libremente lo
que se trate y los puntos que consideren interesantes resaltar en
sus respectivos medios.
Con esta nueva fórmula que tiene ingenio, creatividad y
participación ciudadana, será
difícil no encontrar salidas, así mismo,
ingeniosas, creativas y que representen el verdadero sentir de
las mayorías pues estamos actuando de manera madura y
consensuada.
Eso sí, la única condición del Presidente
y de su Gobierno, que deberá hacerse pública y
refrendarse ante los convocados, será la de respetar las
deliberaciones, propuestas y consensos, así como la de
hacerlos vinculantes en la política gubernamental y
trasladarlos al Congreso de la República para que los
señores diputados, en un gesto patriótico, puedan
convertirlos en Política de Estado o Políticas
Públicas.
Si nos acostumbramos a compartir los grandes y medianos
problemas nacionales, así como a escuchar sugerencias,
planteamientos y propuestas, tanto como a evaluarlas y ponerlas
en práctica, podemos dejar una grandiosa
contribución cívica nacional puesto que predicamos
con el ejemplo en materia democrática.
Todas las personas tienen algo digno y adecuado que
proponer.
Y merecen el respeto de ser escuchados y tomados en
cuenta.
Que de a sombrero que sólo para las elecciones tomemos
en cuenta a la población y de manera avorazada salgamos a
encuestarlos para saber que esperan de los políticos para
proponérselo los candidatos y hacer puntos, pero
sólo pensando en el día de las elecciones.
Tomar en cuenta a la población, integrada
principalmente por los jóvenes y mujeres que asumen el
control de sus hogares por la irresponsabilidad de nuestros
machos latinoamericanos que se dedican a engendrar muchachitos
sin importarles el futuro de los hijos o el de las madres, debe
de ser la clave en esta nueva tónica social.
Durante los casi tres, cuatro o cinco años y meses que
transcurren entre campaña y campaña electorales en
nuestros países, los políticos lo que menos hacemos
es tomar en cuenta a la población.
Si nos tocó la maravillosa suerte de haber convencido y
persuadido a más ciudadanos que los que convenció
la oposición y nos hacemos acreedores a ganar las
elecciones y gobernar nuestro país, lo primero que hacemos
es cerrar filas, romper las estructuras partidarias, que no es lo
mismo que el partido político que nos llevó al
poder público, y según nosotros dedicarnos a
ejercer el poder.
Y si no ganamos las elecciones y somos de los grupos que no
teniendo de otra nos proclamamos de la oposición al
régimen, por igual nos enconchamos durante esos tristes
tres, cuatro o cinco años y fracción, sin levantar
muchas olas, no vaya a ser que nos desgastemos antes de
tiempo.
La razón principal de los partidos
políticos, no vaya usted a creer que es proclamar
candidatos y llegar al poder, eso decimos los que tenemos
especial interés en
mantener esa visión; el verdadero rumbo e interés
de un partido político es la interpretación, intermediación y
representación del sentir ciudadano, de los problemas y
situaciones de la población en general, y la defensa de
los intereses nacionales, de la democracia y
de la constitución, para fortalecer el estado de
derecho.
Presentar candidatos a puestos de elección popular es
una consecuencia de la interpretación, de la
intermediación y del grado de representación que
tenga cada partido político en la vida nacional, estatal,
regional, departamental o provincial y municipal.
Es ese sentido, y en este tema tan importante, es necesario
insistir en la imperiosa necesidad de sentarnos muchos
representantes y hablar, exponer, pelear, discutir, proponer y
hacer todo lo posible por que las estructuras obsoletas que
actualmente tenemos cambien y que surja, por nuestra
participación activa, una nueva nación y una nueva
forma de gobernar.
Se supone que el Congreso de la República, por medio de
los señores y señoras que representan a sus
respectivos distritos electorales, mejor conocidos como diputados
y diputadas, son los encargados no sólo de legislar, sino
que, por su misma investidura de representantes o delegados de
cientos de miles de pobladores, deberían de ser los
encargados de manejar y buscar precisamente las mejores salidas,
soluciones y propuestas a la grave crisis que padece nuestro
país.
Pero los chicos del Congreso se han dedicado a otras cosas y
la población sigue en el mismo marasmo de subdesarrollo,
atraso, inseguridad, impunidad, serios problemas
económicos y una caótica situación para
nuestros hijos y futuras generaciones.
Uno de los temas, indispensables a tratar en esta modalidad de
sentarnos a desmenuzar a nuestra nación, será,
indiscutiblemente, las tareas específicas y la
fiscalización que debe asumir el Congreso como
institución y los diputados como los más altos
representantes de nuestra población.
Ellos, en el Congreso, han conformado Comisiones de Trabajo
dependiendo de los temas nacionales. Así tenemos una
Comisión de Gobernación, de Asuntos Municipales, de
Protección
al Consumidor, de Derechos Humanos
y en fin de varios otros tópicos.
¿Han contribuido para el bienestar nacional?.
¡NO!. Para nada.
Pero el mecanismo es excepcionalmente adecuado.
¿Por qué si a los dignos representantes
nacionales no les ha funcionado podrá funcionar esta
propuesta que hoy hacemos?.
Por una simple razón.
El interés político, electoral, muchas veces
económico, de negocios y
financiero, de los señores diputados, es otro al nacional,
estatal, departamental o provincial, municipal y comunitario.
Analizar la problemática de nuestro país, bajo
la óptica
del interés nacional, con la fiscalización de los
grupos de ciudadanos de la sociedad civil
y de los medios de comunicación, puede garantizar el
relativo éxito de esta empresa y
propuesta.
¿No le parece que merece la pena probarla?.
TÉCNICA Y
RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS
Exactamente así se llamaba una materia que cursé
en la Facultad de Ingeniería de la Gloriosa Universidad de
San Carlos de Guatemala, allá por los años 1975 y
1976, no recuerdo muy bien la fecha ni él o los
catedráticos que nos impartían esa delicada y
básica cátedra, pero en esa clase y
asignatura se nos daban los pasos lógicos,
matemáticos y de sentido común para entrarle a los
problemas en orden.
Eso es importantísimo para tenerlo en cuenta.
El orden en que demos los pasos para entrar en la posible
solución, permitirá convertirla, con certeza, en
una real solución.
La secuencia, disposición de ánimo, los métodos
legales, morales y basados en la Constitución, la
disciplina del grupo de trabajo, el respeto a la jerarquía
legal de nuestro ordenamiento gubernamental y la
proporción exacta, para no perder el norte ni la
dimensión del lugar en donde estamos, es el resumen de esa
técnica estudiada en la Facultad de Ingeniería de
la USAC para resolver problemas.
Cualquier problema, que no se nos olvide.
La proporción y dimensión pueden variar, pero en
esencia esos son los pasos que tenemos y debemos dar.
El entusiasmo, la emoción y, aún la
excitación, no son suficientes para resolver las
cosas.
Los excesos en las emociones y
sentimientos, así como la terquedad y el machismo, tanto
el masculino como el femenino (el machismo femenino es tremendo),
lo que hacen es que primero nos permiten cosechar aplausos y
hasta los votos para ganar una elección, pero cuando nos
tenemos que enfrentar a esa triste, amarga y dura realidad, hasta
peligrosa para otros, ya encaramados en puestos altos o en la
Presidencia de la República, nos hunden y tragan por
completo.
Por supuesto que las emociones y los sentimientos, como la
tenacidad que no terquedad, son las chispas que nos permiten
encender grandes acontecimientos y movimientos sociales, pero
deben estar acompañados por grandísimas sumas de
sentido común, lógica, matemático proceso y una
gran proporción racional.
Por supuesto que los sueños y las ilusiones son los
motores del
desarrollo, pero, sin una pizca de proporción racional, no
son más que vanagloria y pesadillas que hacen que surjan
los grandes fantasmas y
monstruos que más temprano que tarde nos cobran las
facturas por el engaño hecho, la estafa de conciencias y
el desencanto dejado en nuestros semejantes.
¿Cumplir o no cumplir?.
¡Eh ahí el dilema!.
La eficacia y la eficiencia son los factores, juntos los dos,
que nos permitirán conseguir esas soluciones graduales a
los problemas nacionales.
Producir efectos positivos, palpables, medibles y evidentes,
pero por sobre todo de beneficio general, serán posibles
sólo si tenemos montada una estructura eficiente y eficaz,
pues de qué nos sirve tener un carro último
modelo sin
llantas y sin motor, o bien uno
completo pero sin un piloto que lo conduzca adecuadamente.
De nada. Eso sería como no tener nada.
Y así luce un Presidente o un Ministro y Secretario de
Estado que, incapaces de generar hechos tangibles, medibles y
positivos en el país, tendrán que sufrir el
escarnio, la vindicta pública y la pérdida de
credibilidad, confianza y simpatía que se suponía
tenían al llegar al Gobierno y cuando fue electo como
Presidente en las elecciones.
La técnica para solucionar inconvenientes, problemas,
conflictos y
emergencias es una en la cual el elemento quizá más
importante está en la comprensión de los seres
humanos que lo padecen, pues sensibilizados al máximo de
la situación padecida o afrontada por una comunidad o en
el nivel nacional, y asumiendo una posición de
identificación personal en eso, el Presidente de la
República, si fuera el caso o los representantes del
Primer Mandatario, que lo pueden ser ministros, secretarios o
funcionarios de mediana y alta categoría en el Gobierno,
podrán hablar el mismo idioma con los que lo padecen.
Es decir que la persona a la que se acuda, por parte de una
comunidad en busca de solución a su problemática,
tiene dos cosas que hacer.
La primera, después de escuchar o leer los
planteamientos comunitarios, es asumir una comprensión
total de la situación y si no se tiene, preguntar y hurgar
hasta tenerla.
Con eso nuestros interlocutores, la ciudadanía que
padece las limitaciones del problema que nos plantean, van a
guardar una tranquilidad y descanso pues depositaron la carga en
alguien en quién confían va a encauzar las cosas en
su beneficio.
Y la segunda, es que nos tenemos que identificar plenamente
con el problema y con quienes lo padecen, para entrar en
sintonía y armonía, es decir la
sensibilización social con la comunidad.
Claro que si pasado un tiempo prudencial sin que esas personas
sepan de nosotros y sin que experimenten que no fueron baboseados
o tonteados una vez más, y no les hagamos llegar noticias
nuestras, tanto a favor o negativas, la intercomunicación,
el canal y la simpatía que abrimos mutuamente, se pierde
por completo y lo peor es que se corre la voz que no somos
más que farsantes iguales o peores que los que
anteriormente ocuparon nuestro puesto.
La desilusión y el desengaño son terribles para
la población.
Las expectativas que se generaron, por nuestra postura de
comprensión e identificación con ellos, se
transforman en falta de confianza, incertidumbre y llega,
inmediatamente, hasta la enemistad.
Pues bien, siguiendo con la línea, luego del
planteamiento del problema, y luego de asumir nosotros la
responsabilidad de ser canales para traer y tener
la mejor solución, debemos de concentrarnos en el problema
en sí.
Y con el equipo de trabajo, bajo nuestro cargo y al servicio
de la institución en la que estamos, proceder a buscarle
todas las aristas al asunto.
Una lluvia de ideas, o tormenta de ideas como la llaman otros,
es primordial pues deja que nos conectemos con los pro y contra
de las cosas; y permitirá afianzar nuestros conocimientos,
ampliarlos e interiorizarlos para futuras ocasiones.
El equipo, como ya lo dijimos, deberá estar conformado
por personas de diferentes disciplinas, pero no debemos permitir
que la última palabra la tome un técnico, un
profesional o profesionista en equis o ye materia.
La última palabra la tenemos que tomar nosotros, los
políticos, pues tenemos, o se supone que tenemos, la
sensibilidad en la piel y los
sentimientos en la mano, capaces de evitar que la decisión
fría, sin corazón ni sentimientos de un profesional
o un técnico, en vez de fortalecer y solucionar las cosas,
las puedan empeorar.
Un político, ya lo sabemos, es aquella persona que
encuentra las mejores soluciones de aplicación general y
que antepone el interés personal, individual y local, por
uno universal.
Los técnicos, los expertos profesionales en la materia,
son excelentes para que recopilen datos, chequeen y
retroalimenten las computadoras y
también para que interpreten los resultados.
Hasta ahí.
Los políticos somos los que debemos asumir la
responsabilidad de proponer soluciones, de llevarlas a cabo y de
rectificar si fuera el caso.
La mejor solución, y por supuesto es la que todos
andamos buscando encontrar para implementarla, es aquella que
permite que todos salgamos ganando.
Si logramos contribuir en las comunidades y en el
ámbito nacional con una solución integral
–ojalá que no se nos olvide esta palabrita de
integral-, estaremos contribuyendo a la superación y
desarrollo
humano y social de nuestros conciudadanos, pues eso significa
que no dejamos puntos ni cabos sueltos y que durante la construcción y búsqueda de
soluciones, nuestro equipo y nosotros, contemplamos todas las
posibilidades, efectos, impacto y huellas.
La solución no es tan simple como llevar alguno que
otro satisfactor a la comunidad y asunto acabado.
Esta visión fantasmagórica de muchos torpes
metidos a políticos es la que ha contribuido al
desprestigio de tan noble profesión y es la que ha
ocasionado corrupción e impunidad en ambas
vías, en el funcionario y en algunos "empresarios" que,
por meterle mano al Presupuesto de
Ejecución, no parpadean por vender hasta su madre.
Por supuesto que a la madrecita de ellos, de los
pícaros y largos.
Solución política es la decisión profunda
que toman y asumen los dirigentes que se precian de tener
sabiduría, cordura y sensibilidad social, que tienen como
fin único el provocar una respuesta lo más
rápido posible pero que reúna las condiciones de
llevar satisfacción y que tenga la intención de
servicio comunitario.
Por supuesto que los réditos cívicos,
políticos y hasta económicos que se puedan obtener,
como una consecuencia de hacer las cosas correctas y adecuadas,
por supuesto bajo condiciones de moralidad y de
legalidad de
nuestro país, ahí están y es legítimo
reclamarlas sin ninguna presión y
mucho menos por haber condicionado a los beneficiarios.
Si cometemos el infantil error de dejar o fijar condiciones
políticas, electorales, sexuales o monetarias en aquellos
o aquellas a los que llegará la solución, el pago
de esa tontera y brutalidad es espantosamente caro.
El desprestigio, desconfianza y patanería nos
acompañará de por vida, y se acrecentará
conforme se vaya sabiendo de boca en boca.
Así que mucho ojo y cuidado con ser un patán o
un gángster en esto.
Solitas vienen las cosas, no hay ni que presionar ni que
exigirlas.
El resultado de un buen trabajo, y solucionar las cosas sin
pedir nada a cambio, al
contrario dejando una excelente impresión de servicio,
siempre quedará a la vista de cualquier persona,
institución y organismo.
Recordemos que si no me quieren hacer caso, porque se creen
más listos que yo, sólo pensemos un momento en que
los que vendrán a ocupar nuestro lugar, por medio de las
implacables elecciones y votos de aquellos a quienes
creímos babosearnos, nos pueden contar las costillas y eso
sólo puede significar la diferencia entre el prestigio y
la cárcel.
¿Usted qué decide?.
No se le vaya a ocurrir ni pretender que usted es más
listo que este manual.
Okey.
Bueno sigamos con el tema.
Cuando dejamos apuntado lo legítimo en reclamar y
buscar los réditos o ganancias cívicas,
políticas y hasta económicas, quisimos dejar
sentado unas cuantas cosas que no tienen nada que ver con el
despojo o con el saqueo de los bienes del Estado o de cualquier
otro ser humano en la vida particular.
No.
Por supuesto que si tenemos el prestigio y el carisma de ser
buenos administradores de la cosa pública, en cualquier
elección o selección
que se haga y en la que nos presentemos a competir, nuestras
cartas de
presentación estarán en la dirección del
servicio desinteresado, humano y social que promovimos.
Podemos ganar elecciones.
Podemos estar en juntas directivas de asociaciones y
organizaciones nacionales, estatales, regionales, departamentales
o provinciales y municipales; y aspirar a puestos en los niveles
internacionales, pues no tenemos ni dejamos colas que nos pisen o
machuquen.
Y luego de nuestro paso por la administración
pública, con esa gran experiencia adquirida, con
nuestro espíritu lleno de servicio comunitario y con la
visión adecuada para promover soluciones integrales,
será cosa fácil ir a empresas, instituciones y
organizaciones, nacionales, extranjeras y transnacionales, con
una pretensión salarial de primer orden.
Y así se obtienen todos los réditos
cívicos, políticos, humanos y económicos que
llenarán de orgullo a nuestra descendencia.
Ya imagino la vergüenza de aquellos descendientes de
gobernantes corruptos, ladrones y matones.
Claro que la disfrazan con el cambio de nombre y con la
fortuna heredada.
Que viva la corrupción y el crimen, dirían
algunos.
LOS PROBLEMAS,
DIFICULTADES, COMPLICACIONES Y
CONFLICTOS
En nuestros países del Tercer Mundo, como el
subdesarrollo es la fuente de todos los problemas, dilemas y
complicaciones, es necesario trasladarnos a las manifestaciones y
padecimientos que realmente sufre en carne propia la
población.
El grueso de las personas, por las condiciones de extrema
pobreza y de
pobreza que padecen, sus mayores dificultades son del orden
económico, pues el hambre, la falta de vivienda, la ropa y
la falta de oportunidades para trabajar y superarse, representan
el dolor de cabeza en su familia.
Claro y por supuesto que si consigue que por el día
alguien les paga cuatro o mejor si son seis o diez
dólares, tiene que hacer verdaderos malabarismos para
evitar que un ladronzuelo cualquiera lo asalte y le quite el
sustento de su familia.
O lo peor que lo dejen mal herido en un robo. O muerto que
sería el acabose para su familia.
Entonces podemos partir, o dividir, en dos causes la
problemática de nuestra población.
Por un lado el esfuerzo para conseguir el dinerito para pasar
el día y por el otro la serie de tretas y trucos para
esconderlo hasta llegar al hogar sin que algún vivillo
malandrín, de los que tanto abundan, se lo arrebate en un
asalto callejero.
Aunque también se combina con el otro asalto a mano
armada que hacen con nuestros centavitos los comerciantes e
industriales, ya que por los productos y mercancías que
ponen a la venta, con los
precios de los
artículos de consumo
popular y diario, mejor conocidos como canasta básica, se
esfuma nuestra plata en un dos por tres; y la cantidad de cosas
que antes podíamos comprar y conseguir con la misma
cantidad de dinero, hoy,
apenas significan o la mitad de ellas o menos.
¿A cómo irán a amanecer los precios
mañana y dentro de un mes?.
Esto de verdad es otro atraco a nuestras economías
familiares.
Ya vimos anteriormente, en uno de los primeros
capítulos de este manual, toda esa cascada de
inconvenientes que se derivan del subdesarrollo, y también
expresamos nuestra solución para eso; lo que debemos
hacer, cada uno de nosotros, no sólo los gobernantes sino
que también y en mayor escala los gobernados, es colaborar
para ir destruyendo las causas de los inconvenientes
sociales.
Y una buena medida para esto radica en fortalecer o crear, si
no existe, la
organización de grupos de vecinos para que ellos
puedan participar directamente en su propia comunidad.
Por medio de esta actividad podemos ejercer un mejor control
sobre nuestras autoridades locales, municipales, provinciales,
estatales y nacionales y pedirles cuentas de las
obligaciones pendientes con nuestras comunidades.
Claro y por supuesto que también debemos participar y
formar parte de organizaciones cívicas y políticas
(que no necesariamente partidos políticos) para ir, poco a
poco, depurando las existentes de personas que únicamente
han estado allí buscando resolver sus propios problemas
sin acordarse de la pobre gente que vive en condiciones
inhumanas.
Vuelvo a repetirlo, los medios de comunicación
social, al alcance de la población, son eso, un medio,
una manera y un canal del sentimiento, padecimientos, logros y
vivencias de los habitantes de un lugar.
Y no hay peor cosa, para un político, funcionario o
empleado público, que aparecer en los medios de
comunicación siendo criticado o puesto en entredicho y
dejado en mal predicado, pues su carrera, su prestigio y la
simpatía, que se supone son los activos de una
persona en las condiciones y a cargo de una institución
gubernamental, sufren por esas publicaciones o comentarios.
Así que la población tiene en sus manos un
elemento sumamente importante para paliar sus pequeños o
grandes inconvenientes con dejar en entredicho a dirigentes y
funcionarios, mientras no se asuma una actitud de
Estado para darle una completa vuelta a las estructuras que nos
rigen y conseguir quebrar y salirnos del círculo vicioso
del subdesarrollo.
Eso sí todo adentro del marco legal que tenemos.
Las puertas hay que tocarlas.
Si no las abren los funcionarios o no nos atienden,
habrá que botarlas.
Quién mejor que los habitantes de las poblaciones para
saber exactamente cuáles y qué son sus prioridades,
como para que permitamos, como pueblo, que sean los funcionarios
públicos o los trasnochados Presidentes a los que, en una
noche de inspiración, se le haya ocurrido que lo mejor
para equis lugar o pueblo sea tal cosa, sin consultarlo tan
siquiera con quienes padecen y viven la miseria, los atrasos y
hasta los abusos.
Estas cosas son las que por medio de la fiscalización y
el control ciudadano se pueden evitar.
El gasto que tiene programado el Gobierno hacer por medio de
su Presupuesto aprobado en Inversión Social, tiene que estar
planificado en realidades y no en elucubraciones de funcionarios
públicos que no conocen el contexto y la naturaleza de los
lugares.
Y, volvemos a repetirlo, aquí interviene la comunidad
por medio de sus representantes y la fuerza de los dirigentes
para hacer valer sus puntos, necesidades y prioridades.
A nosotros, los políticos en activo, los que podemos
llegar a formar parte del Gobierno, desde posiciones altas y
principalmente al Presidente de la República, nos competen
dos cosas.
Una, la más importante, que es lograr la verdadera
interpretación de los problemas nacionales, estatales,
regionales, departamentales o de provincia, municipales,
comunitarios, familiares y personales que se padecen y sufren en
nuestro país, para entonces planificar debidamente el
cómo y con qué entrarles.
Y segundo, llevarlas a cabo.
La ejecución de las obras, servicios y
solución a los problemas comunitarios, es la esencia de un
Gobernante para que por medio de esos frutos pueda ser calificado
en su función
para la cual fuimos electos.
¿Acaso no recordamos lo que como candidatos prometimos
a diestra y siniestra?:
¿Ya se nos olvidaron esas caras sonrientes, llenas de
esperanza y de gratitud hacia nuestras peroratas, discursos e
intervenciones públicas, que vimos personalmente en cada
una de las miles de personas que nos hicieron el gran favor de
estar de pie ante nuestras presentaciones públicas en
plazas, parques, calles, teatros, estadios, mercados y
viviendas a las que llegamos en busca de su voto y apoyo
electoral?.
No podemos dejar de estar en comunión con la
población.
Y no podemos dejar que sean otros los que impidan esta
línea directa de contacto comunitario que conseguimos
durante las elecciones.
Pero en primer lugar no debemos permitir que nuestras actitudes,
olvidos y pedantería, con los humos del poder ya
mareándonos, nos pongan una venda en nuestros ojos, mente
y sentimientos, capaz de voltearle la espalda a la sociedad, pues
el sistema tan débil que nos sostiene en el poder, eso es,
un hilito delgado y fácil de reventar por cualquier
manifestación popular en contra nuestra.
La opinión pública, no lo olvidemos, es el
sostén de un Gobierno.
Y cuando la venerada opinión pública se va
perdiendo y somos sujeto de su crítica
y de su inconformidad, empecemos a rezar y a orar pues nuestros
días están contados.
Pasar a la historia como uno más
de los corruptos, malandrines y faltos de acciones a favor de la
población, como que no fue nuestra primera
intención cuando decidimos luchar por alcanzar la
Presidencia.
Y pasar a la historia como el más pura… de los
Presidentes de nuestro país, por no saber Gobernar,
interpretar y realizar las funciones que
como tal nos obliga la Constitución, la moral y la
parte humana, dependerá del corazón y mente del
Señor Presidente que en sus manos lo tiene todo,
absolutamente todo, como para ser tan ingrato y tan poca cosa a
la hora de ejercer el poder público a favor de ese pueblo
que lo eligió.
Un Presidente sólo tiene una razón de existir en
el ordenamiento legal de un Estado, y esta es la búsqueda
incesante de soluciones adecuadas para la problemática
nacional.
No hacerlo y no encontrar ese camino, despierta una serie de
suspicacias en el soberano pueblo y deja a tal ingrato personaje
como un pelele y como un grandísimo tal por cual.
Los impuestos que
pagamos los habitantes son precisamente para que el Poder
Ejecutivo, en la persona del Señor Presidente de la
República, tenga la disposición de los grandes
recursos para
hacer obras y crear las condiciones para la superación
personal, familiar y comunitaria de la población a la que
Gobierna.
El entorno y medio ambiente de un país necesitan de ser
modificados por medio de Políticas de Estado o
Políticas Públicas en inversión social,
pues, sin recursos, el desarrollo integral humano y social de
nuestros pueblos se sigue posponiendo ad infinitum.
Pero disponiendo del dinero fresco, producto del
pago de impuestos, es un pecado no hacer todo lo que está
al alcance del Gobierno.
Será cosa indispensable que lo más rápido
posible se ponga en práctica la Política de
Descentralización, Desconcentración
y Modernización del Estado, en nuestros países,
como la garantía de la ciudadanía en que por fin, y
sin tanto melodrama o trucos oficiales, desde sus municipios y
comunidades se generará el desarrollo, el crecimiento y la
inclusión en la vida nacional.
Los problemas, dificultades, complicaciones y conflictos que
padece nuestra población en los lugares en que sobreviven,
podrán ser tomados en cuenta por las autoridades locales
para que, con los recursos que el Estado les
facilite, puedan ellos llevar y hacer efectivo los Planes de
Desarrollo
Comunitario previamente planificados.
La población tiene voz y voto, no sólo durante
el período de campaña y el día de las
elecciones, sino que todos los sagrados días de su
existencia en nuestro país, por lo que Presidentes,
ministros, secretarios de Estado y los demás medianos
funcionarios públicos, tienen la harta obligación
de velar, constantemente, por el bienestar general, la
superación y el desarrollo.
Nuestros países, por estar bajo el estigma de tercer
mundistas y supra subdesarrollados, somos los que más
debemos estar unidos entre sí para conseguir que la
Comunidad Internacional, principalmente los que pertenecen al
Primer Mundo, es decir las naciones súper desarrolladas,
nos traten como a hermanos menores y nos tiendan las manos para
ayudarnos a salir de este hoyo profundo en el que cada día
nos hundimos más y más.
Aquí también se requiere, por parte del
Presidente de la República, dos cosas.
Una, que declare Estado de Calamidad y de Emergencia Nacional
en nuestro país, pues la pobreza, la
miseria, el atraso, los abusos y la discrecionalidad, como primer
producto del subdesarrollo, nos tienen hundidos en las
desigualdades, exclusiones y discriminaciones, que no nos
permiten superar y extirpar la corrupción, impunidad,
incapacidad, desprecio y la indiferencia, que son la base para
que las constantes violaciones a nuestros derechos individuales
sean pisoteados y violados día con día, y que nos
tienen condenados y condenadas a sobrevivir en un clima
inaguantable de inseguridad, alto costo de vida,
desempleados, sin ninguna protección como consumidores, y
en condiciones de insalubridad y de falta de educación sin
precedentes.
Y dos, que salga personal y directamente, hasta lograrlo, a
buscar el apoyo incondicional de los países desarrollados,
de los organismos multilaterales y de la comunidad internacional,
pues desde aquí en nuestro respectivo país, solos y
a la buena de Dios, luego de estos más quinientos
años de estrecheces en las que nuestros ancestros, abuelos
y padres sobrevivieron, es un crimen obligarnos a nosotros y a
nuestros hijos, nietos y futuras generaciones, a seguir
padeciendo la misma pobreza física, humana y
emocional heredada y abonada con las alhajas que hemos tenido
como gobernantes.
Así que aquí están y estos son o
deberán ser los argumentos para utilizar en la
próxima campaña electoral.
Y lucirnos como los nuevos generadores de riqueza,
superación y desarrollo sostenido.
¿Qué tal?.
Ya está trillado eso de ofrecer soluciones y parches en
la inseguridad, en el desempleo o en
cualquier otra de las derivaciones de la problemática
económica que hemos y estamos padeciendo.
¿Quién nos creerá que nosotros sí
podemos en donde todos los demás presidentes han
fallado?.
Pero si basamos nuestro Programa
Electoral y Político, en un eventual Gobierno que
haríamos, en estas dos propuestas, declarar el Estado de
Emergencia Nacional y comprometernos a salir en busca de los
recursos, apoyo y auxilio de la Comunidad Internacional,
téngalo usted por seguro que la población puede
empezar a soñar con un futuro como el que siempre hemos
merecido todos.
¿Qué le parece?.
Sólo le recuerdo, si es usted el que tiene a bien
seguir mi consejo y logra que cuaje esta promesa electoral y es
electo Presidente, que los derechos de
autor abarcan la utilización de todos y cada uno de
los capítulos y partes de este maravilloso manual.
No olvide que la reproducción, total o parcial, así
como electrónica, y la utilización para
fines personales de este librito, con los cuales usted o
cualquiera de los que hagan uso de la magia aquí encerrada
logren llegar a las deliciosas mieles del poder público,
tiene que ser debidamente compensada.
¡Cuidado y omite este pequeño detalle!.
O.K.
Me quedo confiado y tranquilo en su buena fe y en que
podré ser tomado en cuenta y que podré estar
fácilmente a la par del próximo Señor
Presidente.
¿Verdad?.
Le vuelvo a recordar que la ingratitud se paga con creces.
LOS
TEMIBLES MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL
Que no son ni buenos ni malos, todo depende del cristal con
que los miremos y de las consecuencias, buenas, malas o regulares
que nos afecten, luego de ser tomados en cuenta por ellos, como
noticia, comentarios, editoriales, chistes, bromas, burlas y
programas o
publicaciones especiales que nos dediquen.
La palabra temible no la uso aquí en el sentido
peyorativo que algunos ineptos, obscuros, largos, pícaros
y malandrines de la política la entienden, pues para ellos
los medios de comunicación, aparte de meterse en lo que no
les importa, de hablar puras pajas y de inventarse toda una serie
de hechos sólo para vender y colocarse en mejores lugares
que su competencia, no sirven ni siquiera para anunciarse porque
son muy pocas las personas que ven televisión, oyen radio o peor aún
que leen periódicos y revistas.
No.
Dejar sentado este calificativo de temible, cuyo sentido, o el
sentido que le quise dar, no es otro que el de terrible, eso es
lo que significan o deben significar para los seres humanos que
se meten a cosas de grandes, es decir a ser figuras
públicas.
Y un político, ganador, perdedor o en la lucha por
conseguir éxitos, eso es lo que es.
Y no digamos ya como Presidente, ministros y altos
funcionarios públicos.
Cualquier cosa que digamos, hagamos o sugiramos será
trasladada a la opinión pública por los chicos y
chicas que se dedican a reportear, a cazar noticias y a conseguir
reacciones.
Y por supuesto que como no pueden imprimir, transmitir o
comunicar todo el contenido de nuestras declaraciones,
extractarán lo que para cada uno de ellos, sus jefes y el
director, crean es lo que hay que resaltar en la nota.
Y por supuesto que las notas, mientras mejor presentadas,
más resumidas y condensadas se presenten a la
consideración de la opinión pública, en esa
medida los medios consiguen mantener la atención y hasta
la admiración en las personas que les hacen el favor de
comprar el
periódico o la revista que
editan, así como escuchar y ver los radioperiódicos
y los tele noticiarios.
Todos buscamos, en nuestras variadas actividades, cualquiera
que estas sean, ser los mejores, los que vendamos más y
los más prestigiosos.
Y los medios de comunicación no son la
excepción.
Por eso hay que tomar en cuenta un montononón de
asuntos con ellos y con sus miembros.
No en balde se les conoce como el Cuarto Poder.
Y si hacemos una reflexión sobre el siguiente
estribillo nos será de mucha utilidad al
respecto.
Cuando un periodista o medio de comunicación
está preso o limitado en sus funciones, el pueblo
está preso con él y limitado en su desenvolvimiento
ciudadano.
Y otra cosa que no debemos olvidar es que ellos, como
instituciones que son, y nosotros como seres humanos, metidos a
políticos, nos diferenciamos en dos cosas.
Una, es que ellos, los medios y periodistas, cuando nosotros
entreguemos el poder, nuestros cargos y obligaciones, siguen en
sus funciones y continúan informando, comentando y
haciendo reportajes.
Y la otra es que, como funcionarios públicos, estamos
obligados a cumplir y hacer que se cumpla la Constitución,
las leyes, normas y
moralidad en nuestro país, y la libre emisión del
pensamiento,
así como el libre acceso a las fuentes de
información son garantías sagradas
que debemos cumplir y fortalecer por el mismo bien de nuestra
democracia.
Los periódicos del país, juntos, son
leídos por cientos de miles de paisanos en nuestro
respectivo país. Cada habitante de la nación
escucha varias horas diarias las estaciones de radio. Varios
millones de ciudadanos, incluyendo a sus familias, ven la
televisión nacional o el cable todos los
días.
Que no se nos olviden nunca esos datos.
Así que no hay más que portarnos bien para
evitar que en cualquiera de las fiscalizaciones populares,
comunitarias o de los ágiles reporteros y de los medios de
comunicación, nos agarren con los calzones en las manos
haciendo porquerías, triquiñuelas con los dineros
del pueblo o cosas inmorales.
El pobre de Bill Clinton, por olvidarse de estas nimiedades, y
por quitarse las tensiones que provocan el cargo de Presidente,
puso e hincó a la Mónica en menesteres quita
estrés y
lo pillaron y se lo llevó Judas al pobrecito.
No hay satisfacción más grande, para nosotros
los que nos dedicamos a la vida política de nuestro
país, que aparecer en los medios de comunicación
social pues, con foto a color, grandes
desplegados y comentarios de nuestras altruistas actividades, o
con declaraciones por la televisión, el cable o por las
emisoras de radio, podemos estar seguros que los paisanos que nos
oyen, leen y ven quedarán con la boca abierta por los
conceptos tan vanguardistas que manifestamos.
Pero ni Dios lo quiera y salimos en los medios con notas,
comentarios o informaciones perjudiciales, negativas y hasta
extremistas, sobre nuestra vida, actos y hechos públicos,
y no importa si son ciertos o puros inventos de
algún baboso tales publicaciones, la cosa es que ya nos
llevó la grandiosa…, pues la impresión que queda
en la mente y sentimientos de los que se enteran de tales cosas,
embustes o verdades a medias o enteras, no es otra que
compararnos con otros políticos que actuaron igual que
como hoy nos presentan.
Todo aquello que sale publicado como noticia, comentario,
reportaje o crítica, quienes se enteran asumen que es
verdad pues, si los impresiona sentimental y emocionalmente,
primero lo aceptan como real, luego lo procesan para
después transmitirlo, de boca en boca lleno de los
detalles personales, la sal y pimienta que siempre le ponemos a
los chismes y chismorreos de barrio, hasta convertirlo en un
hecho que juramos nos consta.
El problema no es de los medios ni de los periodistas, es de
las personas públicas y de los políticos que no
supieron o no saben que el secreto es sencillo.
El comportamiento
adecuado, apegado a la ley, a lo moral y a lo estrictamente
profesional, en nuestros campos, es el antídoto a las malas noticias sobre
nosotros.
No hay nada más bochornoso que ser noticia o comidilla
en comentarios y en editoriales.
Claro que podemos también salir en la sección de
obituarios y en las esquelas.
Pero si por alguna razón nos toman en cuenta para
sacarnos como noticia, y ésta es perjudicial para
nosotros, ya nos llevó la tristeza.
Y los medios de comunicación nada tienen que ver con
nuestra buena o mala reputación.
Se supone que los medios profesionales, independientes,
honrados y dignos, como lo son la gran mayoría de ellos,
al igual que las personas que le dan vida a estas empresas, eso
mismo son.
Normalmente los propietarios, socios y condueños eligen
una Junta Directiva, un Comité o Grupo Editorial y luego
un Director, gerente y
jefes de información, redacción y cuanta sección se les
ocurra tener, eso depende del tamaño,
especialización y deseos de quienes toman las
decisiones.
Y normalmente también, todos ellos son profesionales de
amplia experiencia, pues todo el andamiaje de una empresa
comercial, que en el fondo de las cosas eso es lo que son los
medios de comunicación social, descansa en la capacidad
desplegada por los ejecutivos y, si hay parcialidad,
pérdida de rumbo y de usar los medios para fines que no
son los propios, con toda seguridad el medio que equivoca su
camino sucumbe más temprano que tarde.
Ejemplos hay muchísimos como para no tenerlos presentes
y evitar esa tentación de desvirtuar el profesionalismo,
ética y
moral que deben tener, como condiciones ineludibles, los
periódicos, las revistas, programas noticiosos
transmitidos por radio, televisión, cable e Internet, y
ser utilizados para intereses personales o gremiales, ajenos a
los empresariales, perdiendo la brújula y
la dirección correctas.
No hay peor actitud que reaccionar con el hígado.
Pero es verdaderamente terrible cuando lo hacemos contra
periodistas y medios de comunicación, así como
contra los comentaristas, editorialistas y los que emiten su
opinión por cualquier medio.
Ahí sí que lucimos como lo peor y, si algunos no
sabían de nosotros, con esas patanerías,
prepotencia y abusivez, quedamos retratados como viles.
La democracia se sustenta y se fortalece, en un enorme
porcentaje, por el comportamiento apropiado, positivo y
solucionador de problemas de las personas que tienen a su cargo
instituciones, organismos y oficinas públicas y del
Estado.
Pero se fortalece completamente cuando los medios de
comunicación, como brazo social de la población,
asumen con seriedad su papel para informar, velar, fiscalizar y
mantener ojo al Cristo en los chicos y chicas que ocupan cargos
de elección o de selección en el Estado, lo que de
alguna manera, y por el temor a ser descubiertos, a quedar en
entredicho o desprestigiados, detiene y desalienta cualquier
intención pícara y corrupta de y en los
políticos.
Por supuesto que no todos comprenden estas cosas y
valiéndoles veinte las funciones de los medios y de la
opinión pública, muchos meten la mano en la gaveta,
hacen negocios turbios, concesionan servicios y otorgan favores
espléndidos a cuates, amigotes, familiares y compadres, y
cuando son expuestos a la luz
pública por los medios, le echan la culpa al amarillismo
que los caracteriza para vender la cochinada que publican
diariamente.
¡Qué bárbaros!.
No hay consejos apropiados para tratar a periodistas,
propietarios, socios, directivos, jefes y directores de los
medios de comunicación, como no sean los mismos que
debemos tener para con otras personas e instituciones.
Ante todo el respeto por su trabajo.
Sin medios de comunicación que sean canales para
informar de esas negativas acciones y sin comentaristas o
investigaciones periodísticas que saquen a
la luz tales desmadres cometidos contra personas del pueblo, esos
abusivos y corruptos siguen la fiesta sin limitaciones.
¿No le parece que lo mejor es la plena libertad en los
medios de comunicación social para que las expresiones
puedan llegar sin cortapisas hasta la población quien, en
último y primer caso, es quien juzga y decide qué
comprar para leer, qué estación de radio escuchar y
qué canal de televisión sintonizar para ver?.
Y si ya es fácil de comprobar que tal o cual medio no
es más que uno abusivo, mentiroso, amarillista y
denigrante, la gente lo desecha inmediatamente.
Así que tranquilos que los mecanismos populares de
control y fiscalización, para los medios de
comunicación a los que se les va la onda muy seguido,
también existen, funcionan y son implacables.
Si se corre la voz, entre la población, que equis medio
es uno parcial, mentiroso y abusivo, RIP para esa empresa.
Recordemos que los políticos y las gallinas, como lo
dijo un expresidente colorido y folclórico que tuvimos en
Guatemala, el General Don Miguel Idígoras Fuentes, dijo
él que se parecían porque un rato están
arriba y otro abajo, y que la caca de las que están arriba
cae sobre las de abajo, pero rápido las de abajo trepan y
zurran a las que antes lo hacían en las otras.
No nos olvidemos que cuando pasemos a formar parte de la
población civil, despojados de poder, mando y de los miles
de millones de dinero en los presupuestos
que manejamos, somos sujetos al abuso y prepotencia de los nuevos
gobernantes los que, sin medidas correctivas ni de
fiscalización, y los medios de comunicación ese
papel juegan entre otros, podemos ser masacrados por los que
recién se acaban de subir a la estaca del poder y de la
Presidencia de la República.
Lo mismo que la manera en qué seremos recordados, para
bien o para mal, por la historia, los comentarios,
habladurías y chistes y chismes, tienen su asiento en la
formación de opinión pública que se vaya
dando de nuestra función como servidores.
Y con los ejemplos de ciertos tipos que luego de pasar por la
Presidencia hoy nosotros mismos los asociamos con masacres, robos
descarados, prepotencia, abusos, homosexualismo, parranderos,
borrachotes, abusadores y pega mujeres, negociadores, nuevos
ricos, estafadores, malandrines y pésimos gobernantes, eso
nos debería de detener o por lo menos hacer pensar dos
veces en una profunda meditación al respecto, o mediana no
importa, lo justo es que hagamos un alto y pensemos en la manera
en que queremos ser recordados por las personas de nuestra
generación, por la historia y por las futuras
generaciones.
Hemos tenido excelentes gobernantes que recordamos como
paladines en la justicia, en
la
educación o en haber revolucionado el contenido social
de nuestros países.
Claro y por supuesto que ninguno de ellos hizo lo suficiente
como para hoy gozar del desarrollo, del progreso, de la
superación y de la riqueza, como sí la gozan otros
ciudadanos de otras latitudes y países.
Un Presidente, cuando lo seamos, que no se nos olvide esto que
decimos, debe tener la capacidad de continuar comunicando sus
mensajes; y decimos continuar porque si ganamos la
elección fue por la capacidad de persuasión que le
imprimimos a la campaña y persuasión no es otra
cosa que la soltura para intercomunicarnos con los votantes, la
población y en general con medio mundo.
Es decir que en la oficina de
Comunicación Social de la Presidencia de la
República descansa la responsabilidad de la imagen, figura
y carisma del Jefe de Estado, de su Gobierno y de cada uno de los
funcionarios públicos que conforman el Equipo de Trabajo
del Señor Presidente.
Pero no para mentir, hacer trucos, menoscabar la integridad de
los periodistas y reporteros, ni la de los columnistas,
editorialistas o los que emiten su libre opinión, ni mucho
menos para apabullar con medios propios la inteligencia de los
habitantes.
La armonía entre el Presidente y la oficina
pública de comunicación social, con los seres
humanos que conforman los medios de comunicación del
país, sin importar su tamaño, ingerencia o
importancia, debe ser la prioridad del Primer Mandatario y su
Gobierno.
Y esa armonía y basándose en el buen desempeño y a escuchar y dejarse empapar de
los comentarios adversos y de la crítica constructiva, que
además, como lo hemos venido diciendo, es gratis, valiosa,
imparcial y por sobre todo directa y sin ningún tamiz del
quedar bien de muchos de los que nos acompañan en la
aventura de hacer Gobierno, nos permitirá ir rectificando
el rumbo de la nave que los que votaron por nuestra opción
nos dieron para que por medio de ella condujéramos a toda
la nación hacia el desarrollo, la paz, la justicia, la
libertad, la seguridad y por sobre todo al fortalecimiento de la
democracia y del estado de derecho.
¿Será mucho pedir?.
No lo creo.
GUILLERMO RUANO GONZÁLEZ
Investigador, Asesor y Consultor en Ingeniería
Política y Comunicación.