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El aprendizaje significativo en la Enseñanza Religiosa Escolar




Enviado por apilli



Partes: 1, 2, 3

    1. Siglas y
      abreviaturas
    2. La Enseñanza
      Religiosa Escolar
    3. La
      Construcción del Pensamiento
      Religioso
    4. Aprendizaje
      Constructivo y Significativo
    5. Didáctica
      de la Enseñanza Religiosa Escolar
    6. El
      Departamento de Enseñanza Religiosa
      Escolar
    7. Conclusión
    8. Bibliografía

    SIGLAS y ABREVIATURAS

    Documentos de la Iglesia

    CCE Catecismo de la Iglesia Católica

    CT Catechesi Tradendae

    DGC Directorio General para la
    Catequesis

    DV Dei Verbum

    EN Evangelii Nuntiandi

    GEM Gravissimum Educationis
    Momentum

    GS Gaudium et Spes

    NA Nostra Aetate

    RM Redemptoris Missio

    EC La Escuela Católica

    LCT El laico católico testigo de la
    fe en la escuela

    DREC Dimensión Religiosa de la educación en la Escuela
    Católica

    ECUTM La Escuela Católica en los
    umbrales del Tercer Milenio

    Sagrada Escritura

    Cor Corintios

    Gn Génesis

    Hch Hechos de los
    Apóstoles

    Is Isaías

    Enseñanza

    BOE Boletín Oficial del Estado

    BOJA Boletín Oficial de la Junta de
    Andalucía

    DCB Diseño Curricular de Base

    DEI Declaración Eclesiástica de
    Idoneidad

    ERE Enseñanza Religiosa Escolar

    ESO Enseñanza Secundaria
    Obligatoria

    LOCE Ley
    Orgánica de Calidad de la
    Enseñanza

    LOE Ley Orgánica de
    Educación

    LOGSE Ley Orgánica General de
    Enseñanza

    cf confer (= confrontarse, compárese,
    véase)

    ib ibidem (= en el mismo lugar)

    o.c. obra citada

    vid vide (= véase)

    v. ó vv. versículo (plural)

    INTRODUCCIÓN

    Punto de partida

    Las transformaciones que en los últimos
    años han tenido lugar en el campo de la enseñanza
    no se deben sólo a opciones políticas,
    ni al incremento de los recursos
    tecnológicos, ni siquiera al éxito
    obtenido por las propuestas metodológicas del momento; se
    debe a causas más amplias que abarcan desde una nueva
    comprensión del hombre, hasta
    las innovaciones más recientes que acontecen en la
    escuela.

    Ello afecta a todas las materias de enseñanza y,
    por ende, no le puede resultar indiferente a la enseñanza
    escolar de la Religión, como
    área integrante del currículo escolar. Su legitimidad viene
    avalada por la Declaración de los Derechos Humanos,
    el consenso constitucional español y
    los Acuerdos entre la Santa Sede y el Estado
    Español.

    No obstante, hay quienes niegan o no han resuelto el
    lugar que ocupa la Religión en el sistema
    educativo, pese a que son muchos los alumnos –o los
    padres- que eligen libremente estudiar la Religión en el
    ámbito académico. A esto se une que, un
    número significativo de personas que, al identificar ERE
    con Catequesis, aplazan aquella fuera del ámbito
    escolar.

    Finalidad

    Este trabajo es
    fruto de la inquietud por ahondar en las respuestas que requieren
    los nuevos retos y desafíos que vive la enseñanza
    de la Religión en una sociedad
    plural y abierta como la de nuestro tiempo.

    Lo que pretendemos con este estudio es el tratamiento
    académico de la enseñanza de la Religión
    como área estrictamente curricular, cuyo currículo,
    metodología, finalidades,
    características y programación se integran plenamente en el
    marco educativo; legitimar la enseñanza de la
    Religión desde las finalidades propias de la escuela
    avalada por la existencia de una realidad religiosa en la propia
    sociedad española y sustentada, también, por las
    convicciones legislativas y acuerdos que la
    legitimizan.

    Estructuración del trabajo

    Atendiendo a la estructura del
    trabajo, contemplamos cinco grandes capítulos:

    El capítulo I, la Enseñanza Religiosa
    Escolar, se inicia con una exposición
    del hecho religioso como presencia del misterio en la cultura
    humana, así como su realidad en la escuela, que obedece a
    una finalidad educativa y no religiosa. Repasa los dos modos de
    entender el aprendizaje de la
    Religión: el propio de los creyentes y el de los no
    creyentes. Nos detendremos en las semejanzas y diferencias entre
    catequesis y religión. Fundamentaremos la identidad de
    la pedagogía religiosa en las fuentes del
    currículo, cuyos elementos psicopedagógicos,
    sociológicos y epistemológicos son imprescindibles
    para comprender e integrar la enseñanza de la
    Religión como un área de experiencia y conocimiento
    del sistema
    educativo.

    Muy de pasada, partiendo de las Orientaciones sobre la
    ERE, dadas en 1979 por la Comisión Episcopal de
    Enseñanza, hacemos un recorrido por el lugar que la
    Enseñanza de la Religión ha ido ocupando en el
    sistema educativo español, desde 1978 hasta
    2004.

    En el capítulo II, la Construcción del pensamiento
    religioso, exponemos la realidad religiosa como conjunto de
    expresiones provocadas por la experiencia religiosa en un entorno
    social e histórico determinado y, la necesidad de abordar
    los contenidos de la Religión en cuanto contenidos de
    pensamiento, en lugar de la visión tradicional de
    contenidos de una revelación divina.

    El núcleo del capítulo lo constituye el
    examen del hecho religioso desde el punto de vista estructural y
    epistemológico, así como su expresión a
    través de los distintos lenguajes religiosos. Realidad,
    pensamiento y lenguaje son
    los tres elementos con los que se expresa el pensamiento
    religioso.

    El capítulo finaliza con el diálogo
    fe-cultura en la enseñanza religiosa; no se puede olvidar
    que la cultura está presente en la misma naturaleza del
    contenido del pensamiento religioso; es más, el
    pensamiento religioso tiene en sí mismo una estructura de
    diálogo con la cultura; sin esta estructura
    dialógica no existiría pensamiento religioso sino
    pura semántica insignificante.

    El capítulo III, Aprendizaje constructivo y
    significativo, se centra en la naturaleza y procesos de
    aprendizaje. Partiendo del paradigma
    cognitivo-contextual nos detenemos en sus diversos productos:
    aprender a aprender, desarrollo del
    potencial de aprendizaje, aprendizaje constructivo y
    significativo. Básicamente nos hemos detenido en
    cómo aprende el aprendiz y qué aprende.

    Tras analizar los distintos tipos de aprendizajes
    constructivos: genético, social y disciplinar, nos
    detenemos en las estrategias de
    aprendizaje: cognitivas, metacognitivas y modelos
    conceptuales; nos centramos de lleno en el aprendizaje
    significativo y en su relación con la
    motivación, el esfuerzo.

    El capítulo IV, Didáctica de la Enseñanza Religiosa
    Escolar, se apoya en el Currículo oficial elaborado por la
    Jerarquía eclesiástica; se realiza un recorrido por
    las etapas del sistema educativo: Infantil, Primaria, Secundaria
    Obligatoria y Bachillerato, en sus características y
    estructuras.

    La enseñanza de la Religión
    Católica en Primaria se presenta como una realidad en la
    que el alumno se encuentra en su vida, dentro de un contexto
    sociocultural y que se manifiesta en hechos, sucesos, situaciones
    y símbolos. Por ello, es objeto de una
    aproximación fenomenológica,
    socioantropológica y narrativa, en torno a la
    relación entre Dios y el hombre, que
    está en el fondo del hecho religioso.

    En Secundaria Obligatoria, el alumno puede ya situarse
    ante lo religioso como expresión humana, personal y
    social: Encuentro del hombre con Dios.

    En el Bachillerato, el área permite la apertura
    al mundo contemporáneo desde la trascendencia. El alumno
    incorpora esta dimensión religiosa a su forma crítica
    de interpretar la sociedad y la enriquece desde su visión
    creyente del mundo.

    El trabajo concluye con un capítulo dedicado al
    Departamento de Enseñanza Religiosa Escolar; en él
    se trata de exponer las líneas centrales que enmarcan
    el trabajo de
    este departamento, con el fin de orientar su buen funcionamiento;
    se tiene muy en cuenta que el departamento es un medio, no un fin
    en sí mismo, medio para conseguir el perfeccionamiento y
    la mejora del profesor que
    redundará en una mejora de la formación religiosa
    de los alumnos.

    Metodología

    El método
    empleado en la realización del trabajo ha sido el
    método propio de las ciencias
    pedagógicas, ya que las ocupaciones y principios de la
    Enseñanza Religiosa Escolar vienen dado por las
    estructuras que rigen la labor pedagógica de la
    institución escolar. Para conseguir este fin hemos
    utilizado una amplia gama de estudios de distintos autores, sobre
    todo en el currículo oficial elaborado por el Secretariado
    de la Conferencia
    Episcopal de Enseñanza.

    Los dos primeros capítulos del estudio, de un
    modo descriptivo, contienen los supuestos sobre los que se basa
    la construcción del pensamiento religioso así como
    la expresión de las verdades religiosas u "ofertas de
    sentido" mediante un lenguaje que le es propio: los lenguajes
    religiosos. Son, por lo tanto, capítulos básicos
    para la comprensión del tema.

    Los dos siguientes ofrecen un marcado carácter didáctico; giran en torno
    al aprendizaje significativo, estrategias de aprendizaje,
    cómo se planifica y organiza la enseñanza religiosa
    en los niveles no universitarios.

    El último capítulo se centra en una
    ejemplarización, eminentemente práctica y
    descriptiva, sobre un modelo de
    funcionamiento del Departamento de la ERE; tiene el valor de
    ejemplo o ilustración experimental de un proceso.

    Las notas a pie de página tienen fundamentalmente
    dos funciones: la
    primera, hacer explícitas las fuentes; la segunda, ampliar
    información o realizar propuestas de
    ampliación cuando el carácter particular de alguna
    explicación desvía el hilo del discurso del
    texto.
    Así pues, constituyen las notas un instrumento de
    ampliación del contenido propuesto.

    CAPÍTULO I

    LA
    ENSEÑANZA RELIGIOSA ESCOLAR

    1 – El hecho religioso

    Desde una perspectiva histórica, las ciencias de
    las religiones son
    una ciencia
    reciente. Es a finales del siglo XIX (1887), con el comienzo de
    un nuevo enfoque científico e histórico de la
    religión, cuando aparece una nueva ciencia llamada
    fenomenología de la religión,
    surgida de inquietudes teológicas. La fenomenología
    es un movimiento
    filosófico del siglo XX que describe las estructuras de la
    experiencia tal y como se presentan en la conciencia.
    Constituye una parte de las ciencias de las religiones y
    se sitúa entre la historia de las religiones y
    la filosofía de la religión, pero mientras esta
    última está dentro del campo racional, la
    fenomenología no se razona.

    También podríamos decir que el hecho
    religioso, por ser tan antiguo como el hombre, no se ha
    analizado, pero sí sabemos que en Grecia, cuna
    de la filosofía actual, se tienen los primeros testimonios
    que expresan el análisis de un hecho religioso. En esa
    época las manifestaciones religiosas se expresaban a
    través de relatos mitológicos dentro de esa
    cultura. El fenómeno religioso que aparece se traduce como
    un ser superior y la preocupación de los filósofos era encontrar la primera causa de
    todo (la metafísica). Y a ese ser superior le llaman
    Dios. Es Aristóteles el primer filósofo que
    escribe este principio de la teología
    religiosa.

    La fenomenología de la religión tiene como
    objetivo el
    fenómeno o hecho religioso. Si aplicamos al estudio de la
    religión el término fenomenología, nos
    dirá que es un método de interpretación del hecho religioso. La
    fenomenología de la religión pretende clasificar
    los diferentes aspectos de la religión; pretende describir
    la religión tal como aparece en sus diferentes expresiones
    vitales.

    Todos los fenómenos religiosos son realidades
    históricas vividas en una cultura, que tienen unos
    condicionamientos específicos. Lo sagrado es ese mundo que
    traspasa el umbral distinto al umbral puramente humano. El mundo
    de lo sagrado es el mundo de lo definitivo, ante lo cual todas
    las realidades de la vida humana pasan a ser simplemente
    penúltimas. Lo sagrado comprende un ámbito propio
    en el cual se apoya el fenómeno religioso. Los
    fenómenos religiosos serían expresiones de unas
    experiencias religiosas fundamentales.

    La historia de las religiones estudia las
    manifestaciones de lo sagrado, las hierofanías de todo el
    fenómeno religioso. Espacios y tiempos sagrados apuntan al
    centro de todo y al tiempo fundante, ambos esenciales frente a
    todo lo que no es esencial. Mitos y ritos
    permiten pasar de nuestra realidad al punto focal de toda
    realidad.

    Lo sagrado va a recubrir las zonas de las experiencias
    que no se consideran actos humanos sino actos religiosos. Existe
    una presencia muy poderosa que es lo que está
    intrínsecamente dando valor a todo acto religioso. El
    vigor de esa presencia es lo que constituye la historia de las
    religiones de los diferentes pueblos.

    Mitos y ritos conforman las mediaciones, que nos llevan
    a la hierofanía. En la hierofanía, lo sagrado se
    hace patente, el comportamiento
    del hombre religioso es el punto de encuentro de éste con
    la divinidad. Las hierofanías con el vínculo con el
    cual todo acto religioso conduce hasta Dios.

    La Historia de las religiones se sirve de la
    fenomenología como método
    científico que puede proporcionar una serie de
    conocimientos en el campo de la religión. La
    fenomenología de la religión permite analizar un
    hecho religioso desde tres vertientes u ópticas
    distintas:

    – La interpretación descriptiva del
    fenómeno religioso sin valoración normativa. El
    cúmulo de los hechos religiosos parecen constituir una
    zona propia, inconfundible con cualquier otro género
    de hechos humanos. La fenomenología trata de describir
    con fidelidad, prescindiendo de todo juicio de valor sobre si
    la religión es verdadera o sobre cuál de las
    religiones es la verdadera, y de todo juicio normativo acerca
    de cómo debe ser la religión. Estos juicios son
    de la filosofía o de la teología. La
    fenomenología sólo puede aportar una prueba
    más bien indirecta, haciendo ver su coherencia, o
    comparando entre ellas los índices de una coherencia
    interior mayor o menor, atendiendo al conjunto de sus
    manifestaciones y no tanto a la discusión de los
    fundamentos.

    – La comprensión de la estructura
    significativa, más allá de una simple
    consideración factual y científica. Para esta
    descripción no cuenta sólo la
    acumulación de los datos, ya sean
    de observación directa y vulgar, ya sean
    datos, materiales y
    resultados de las ciencias. La fenomenología llega
    aún más lejos: trata de descubrir una
    configuración o estructura interna en los conjuntos
    presentados o en la totalidad de los hechos religiosos. Aun en
    las manifestaciones primitivas aparece un "logos", una
    razón ordenadora que preside y da cuenta de un conjunto
    de manifestaciones: mitos, cultos, estructuras cuaternarias o
    binarias para explicar los orígenes; categorías
    como "el eje" o "el centro", desde las cuales se organiza una
    visión del mundo. Se buscan unas leyes
    subyacentes a los hechos, que hagan ver la multiplicidad desde
    una unidad esencial.

    – La captación de la ley que rige el desarrollo
    de la religión, frente a toda determinación de
    esencia abstracta e intemporal, que prescindiera de los
    componentes concretos espacio-temporales en que se desarrolla:
    el conjunto orgánico de una cultura, los factores
    ambientales y aun geográficos que dan razón de
    muchas características peculiares.

    Una condición primera que ayuda a explicar los
    hechos y su configuración es el estudio de la
    génesis. Los procesos vitales o históricos que
    explican la constitución y desarrollo de una
    determinada manifestación cultural o religiosa, la
    evolución histórica y las
    modalidades que presenta esa misma evolución. La ley o
    estructura genética
    viene a darnos a veces la estructura íntima de un
    fenómeno y no sólo variaciones
    accesorias.

    El movimiento fenomenológico que se desarrolla a
    través de estas tres ópticas nos conduce al
    análisis del acto religioso. La religión, como
    actividad cultural humana, aun suponiendo la intervención
    natural y sobrenatural de Dios, se nos manifiesta siempre en
    actos humanos, o a través de ellos y en relación
    con ellos. Pero hay también actos más estricta y
    fundamentalmente religiosos.

    El análisis fenomenológico en el acto
    religioso se presenta desde tres perspectivas:

    – El lado objetivo. Los actos y expresiones religiosas
    apuntan a una zona superior, a un objeto misterioso y sagrado
    (llámesele Dios, lo Divino, el Todo o
    Misterio).

    – El lado subjetivo. La experiencia religiosa, la
    interioridad y la existencia religiosa. Es una actitud
    determinada de parte del sujeto, que no queda determinada
    simplemente porque su objeto sea lo sagrado, pues a lo sagrado
    puede accederse en actitud de curiosidad, o en actitud
    especulativa para teorizar sobre él. Podemos hablar de
    un acto religioso sólo cuando el hombre asume frente a
    lo Sagrado y a lo Divino una actitud subjetiva enteramente
    peculiar, esto es, cuando queda emotivamente impresionado y
    atraído por el objeto, entrando en contacto personal con
    él.

    – El lado de la objetivación. Es la
    relación entre el lado objetivo y el lado subjetivo. Es,
    en primer lugar, la correlación necesaria de uno con
    otro para que exista la unidad del acto, como es ley
    común de toda correlación objetivo-subjetiva. Ni
    siquiera puede acentuarse uno de los dos polos, a expensas del
    otro, so pena de caer en un inmanentismo subjetivista o en un
    objetivismo sin vida.

    En segundo lugar, la misma correlación pero
    vista en su acontecer concreto. No
    es una correlación dada y fija, es una
    correlación viva en las personas y en la historia: lo
    sagrado interpela al hombre, lo llama. Dios interviene en la
    vida de los hombres. Frente a esa interpelación, la
    respuesta puede ser muy variada.

    En tercer lugar es la correlación misma de
    objeto y sujeto, vista en sus concreciones y objetivaciones.
    Las expresiones y manifestaciones de la religión en
    el lenguaje,
    el culto, las concreciones
    histórico-sociales…

    Dos presunciones básicas recorren la historia de
    esta aproximación al estudio de la religión. La
    primera es que la historia de la religión es la historia
    de la manifestación de lo sagrado. Lo sagrado es descrito
    a menudo como la última realidad, lo real, lo absoluto, y
    en todos los casos es considerado como una realidad trascendente.
    Esta aproximación a la religión construye
    usualmente varias tipologías de religión, en las
    que los tipos representan los modos en los que lo sagrado se ha
    manifestado en la historia de la religión. El
    énfasis no está tanto en la historia como en las
    diversas tipologías de lo sagrado. La fenomenología
    y la historia de la religión podrían ser
    consideradas como una versión moderna de una
    teología natural o metafísica despojada de sus
    propiedades monoteístas.

    La segunda presunción en este planteamiento es su
    rechazo a todas las teorías
    que explican la religión desde un punto de vista
    sociológico, psicológico, sociobiológico o
    político/económico. Todas estas aproximaciones al
    estudio de la religión son tachadas de reduccionistas. La
    religión es sui generis, literalmente "de su propio
    género"; es única, de este modo no puede ser
    explicada por medio de términos que pertenecen a otro
    campo. Cuando se explica la religión como el cumplimiento
    de las necesidades sociales o psicológicas, se ignora la
    esencia de la religión, que es su representación de
    lo sagrado.

    En todo fenómeno religioso hay un misterio y la
    proyección de algo sagrado. De aquí nace el
    problema o proceso de la sacralización. Cuando hablamos de
    "lo sagrado", "lo santo", ese "lo" adquiere un valor absoluto. Lo
    religioso existe porque hay una estructura de la conciencia
    humana basada en la relación con lo sagrado. No se trata
    de un estadio más de la humanidad, sino de un
    constituyente de la conciencia humana. Explicar desde fuera tal
    experiencia se presenta como tarea imposible, pues no
    podría dar cuenta de su verdadera razón de ser. La
    comprensión de lo religioso implica la aceptación
    de su propia significación: lo sagrado es la
    dimensión humana –en cuanto experiencia subjetiva y
    en cuanto realidad objetiva que motiva esa experiencia- de
    inserción en una totalidad que permite al hombre tomar
    conciencia de que es tal hombre.

    Por tanto, no existe expresamente un instante radical en
    el que exista el hecho religioso. Tampoco podemos entender el
    origen de la religión en un sentido de comienzo sino en
    algo que existe, en un valor absoluto. Las causas que componen el
    hecho religioso son causas que nacen del mismo desarrollo de la
    persona
    humana. El fenómeno religioso tiene una fuerza
    intrínseca que conlleva algo que pertenece al ser humano;
    por tanto, está dentro del proceso de la historia vital.
    De ahí el sentido o existencia de un periodo religioso o
    ateo en la historia de la humanidad. No se ha podido demostrar
    antes, ni ahora.

    El estudio del origen de la religión parte de la
    observación de la experiencia religiosa y supone que esa
    experiencia religiosa no es una justificación de la
    doctrina y práctica religiosa, sino que es en sí
    misma un producto de
    las tradiciones, doctrinas y prácticas religiosas. El
    estudio del origen de la religión supone también
    implícitamente saber qué es la religión, es
    decir, presupone una definición de la
    religión.

    Hay definiciones claramente inadecuadas o
    problemáticas por su vaguedad y su ambigüedad. Si la
    religión se define como "una visión y
    explicación del mundo y del ser humano", la
    religión podría ser cualquier teoría
    filosófica o pseudofilosófica. Lo mismo puede
    decirse de las definiciones de religión que precisan el
    término como cierto tipo de "experiencia". Estas
    definiciones son de poca utilidad, debido
    a la vaguedad de los términos experiencia o
    sentimiento.

    Hay también definiciones de religión que
    son demasiado restrictivas o limitadas. La religión como
    "creencia en Dios" es un buen ejemplo. Aunque esta
    definición incluiría todas las religiones
    monoteístas, excluiría todas las religiones
    politeístas o las religiones sin ningún
    dios.

    Una definición suficientemente adecuada
    podría ser la siguiente: la religión es un "sistema
    de creencias y prácticas que están en
    relación con seres sobrehumanos". Esta definición
    evita definir la religión como un tipo especial de
    experiencia o visión del mundo. Subraya que las religiones
    son sistemas o
    estructuras que se componen de unos tipos específicos de
    creencias y prácticas: creencias y prácticas que
    están en relación con seres sobrehumanos. Estos
    seres sobrehumanos son entidades que son capaces de hacer cosas
    que los mortales no pueden. Son conocidos por sus actos y poderes
    milagrosos que los separan de los humanos. Pueden ser masculinos,
    femeninos o andróginos. No es necesario que sean dioses o
    diosas, sino que pueden adoptar la forma de algún
    antepasado capaz de influir en las vidas. Pueden tomar la forma
    de espíritus benéficos o maléficos que
    causan beneficio o daño a
    una persona o a una comunidad. Esta
    definición postula, además, que dichos seres
    sobrehumanos estén específicamente en
    relación con creencias y prácticas, mitos y
    ritos.

    Es el pensamiento simbólico el que permite
    interpretar el significado de las formas religiosas, de los mitos
    y los ritos. Pero para ello es necesaria una hermeneútica
    propia basada en pasar de la explicación –traducción de un fenómeno a un
    lenguaje común- a la comprensión o captar lo que la
    cosa es desde ella misma. El símbolo no es un concepto ni una
    forma de especulación, sino que permite captar
    directamente el misterio consistente en que las cosas, tienen un
    comienzo que nos sugiere lo que las precede, algo que concierne
    de forma fundamental a la existencia humana. El símbolo se
    dirige pues a la existencia para hacerle reconocer un sentido que
    sólo ella puede vivir en solidaridad con
    el cosmos, por eso tiene el símbolo una dimensión
    religiosa y por eso la experiencia religiosa se expresa y
    comprende simbólicamente. Como expresión
    privilegiada del pensamiento simbólico tenemos el mito, cuyas
    palabras se enraízan en el misterio y facilitan la
    irrupción de lo divino en el mundo.

    El hecho religioso supone que el hombre no se limita a
    aceptar la vida y la realidad que se le ofrece, tal y como se le
    ofrece, sino que es capaz de buscar, y de hecho busca, algo
    más allá de lo inmediatamente dado. Ese algo
    más, que el hombre busca de una u otra forma en la
    religión, es, en definitiva, la salvación, es
    decir, la liberación de todas sus limitaciones y la
    erradicación de todas sus indigencias para poder ser y
    realizarse plenamente.

    No se ha llegado a una conclusión definitiva
    sobre el origen de la palabra religión. Según unos,
    viene de religare, verbo latino que significa volver a
    establecer lazos, en este caso del hombre con su Dios.
    Vendría a decir que el hombre, ser dependiente de Dios,
    que es su creador, al conocer con su inteligencia
    esta dependencia, la asume de una manera consciente y
    libre.

    Otros consideran que religión viene de
    relegere, volver a leer. Por último, hay quienes
    piensan que procede de reeligere, volver a elegir. En
    cualquiera de las tres acepciones, significa, sobre todo,
    relación con un Ser Superior, que se llama Dios. Esa
    relación tiene unas consecuencias para el hombre, al que
    afecta y hace que oriente su vida en lo fundamental, en
    relación con ese Ser Superior.

    Se podría dar la siguiente definición de
    religión: reconocimiento personal de esa relación
    real de dependencia que existe con la divinidad y
    exteriorización de ese reconocimiento por medio de
    palabras, gestos, ritos, hechos, etc. La religión es
    siempre una relación personal. El hombre se relaciona con
    un ser personal, no con una fuerza ciega de la naturaleza. Y el
    hombre queda afectado por esa relación. Es una
    relación de persona a persona.

    De este modo, podríamos afirmar que dado que el
    hombre no tiene sólo capacidad de conocer, sino
    también, y sobre todo, de querer, tener religión es
    amar o querer a Dios. La relación con Dios es tan
    importante para el hombre, que influye en toda su vida. La
    relación con Dios hace que el hombre vaya conociendo, cada
    vez mejor, a esa divinidad. A su vez ese conocimiento de Dios
    mejora el
    conocimiento de lo que es el mundo y del propio hombre. El
    conjunto de estos conocimientos son las verdades de una
    religión.

    2 – El hecho religioso en la Educación
    Escolar

    El "saber" sobre el hecho religioso en todas sus
    dimensiones: cultural, social, teológica,
    histórica, confesional, etc., es una necesidad
    antropológica y social, porque en él está el
    fundamento de las distintas cosmovisiones, las respuestas a los
    interrogantes límites de
    la existencia, la justificación de muchas de las conductas
    humanas y, por supuesto, la clave hermenéutica de la vida social, cultural,
    artística, etc.

    El conocimiento del hecho religioso es un componente
    básico de la formación integral humana.
    Señalamos básico, no fundamental o fundante. Al
    decir componente básico queremos sólo decir que ese
    conocimiento es la base o condición previa para la
    comprensión correcta de otros conocimientos, y en
    definitiva para la mejor autocomprensión o conocimiento de
    nuestro propio modo de pensar y de ser, sea cual
    fuere.

    El estudio de la religión en un marco
    académico, no teológico, es un fenómeno
    moderno. Tiene sus raíces en la
    Ilustración, el desarrollo de las ciencias
    físicas y culturales y el descubrimiento de otras
    culturas. Nació dentro de un espíritu de curiosidad
    intelectual que permitió a los eruditos estudiar la
    religión desde el punto de vista de un observador, un
    punto de vista que no era necesariamente religioso ni
    antirreligioso. La meta fue
    describir, comparar y explicar la historia y evolución de
    la religión, su diversidad y su persistencia en todas las
    culturas.

    Al hecho religioso se le reconoce pertinencia en la
    escuela bajo el siguiente enfoque: las religiones son hechos
    históricos, sociales, humanos; la religión ha sido
    y es una posibilidad humana, no una necesidad, mas si una
    posibilidad muy difundida y relevante; y en esa medida ha de
    estar en la escuela, cuyo lema debe ser el del "nada de lo humano
    me es ajeno". Incluso si se la considerara esencialmente
    errónea, irracional, nefasta, quedaría que es
    preciso conocerla y que los alumnos han de ser educados para
    vivir en un mundo donde hay religiones y para hacerse cargo de
    una historia y un legado histórico donde las ha
    habido.

    Es obvio pues que la religión, el hecho
    religioso, ocupa un ancho espacio en la historia de la humanidad.
    Y lo sigue ocupando en la cultura, en la sociedad secularizada de
    nuestro tiempo. Es consecuente, pues, que tenga también su
    espacio en la escuela, en la educación.

    Señalamos los argumentos racionales que
    establecen la necesidad de la enseñanza de la
    religión en la escuela:

    1)- El argumento antropológico: El saber
    religioso permite ahondar en la complejidad de lo humano,
    permite aclarar el sentido y la razón de ser de
    determinadas actividades que constituyen formas de lo humano:
    el rito, la oración, el sacrificio, el silencio, la
    acción.

    2)- El argumento histórico: La
    Religión tiene un interés
    histórico y su conocimiento es fundamental desde una
    perspectiva meramente inmanente. El conocimiento del saber
    religioso es fundamental para ahondar en el seno de la propia
    tradición. Ésta es el vínculo del pasado
    con el presente. Tradición, simbolismo y
    educación forman un círculo interpretativo
    fundamental que la antropología no puede dejar de tener en
    cuenta.

    3)- El argumento cultural: Lo que resulta
    evidente es que sólo es posible ahondar en el concepto
    de cultura a partir de su universo
    simbólico; y el universo
    simbólico de toda cultura, en un grado y otro, tiene
    referentes religiosos.

    4)- El argumento intercultural: Educar en la
    pluralidad implica algo más que ceder entre iguales un
    pequeño espacio a la diferencia: se trata de cambiar
    nuestra relación con el mundo, con la historia , con el
    discurso científico. En este marco, el diálogo
    interreligioso es clave para el diálogo intercultural,
    pues, en el substrato de toda cultura, moderna o arcaica,
    subsiste un conjunto de arquetipos y referencias de
    índole religiosa o pseudo religiosa. Y sólo es
    posible el diálogo interreligioso a partir del
    conocimiento de los distintos saberes religiosos.

    5)- El argumento sociológico:
    Sólo es posible comprender los hábitos, los ritos
    y las formas colectivas de vida desde la referencia
    explícita o implícita a un universo de valores y de
    referentes que tienen mucho que ver con la religión y
    con lo invisible del ser humano. Sólo es posible
    recuperar plenamente el sentido de las fiestas del calendario a
    partir del conocimiento del saber religioso y de sus distintas
    articulaciones históricas.

    6)- El argumento lingüístico: El
    saber religioso se expresa en un lenguaje concreto. El ser
    humano puede hablar distintos lenguajes. Una de las tareas
    centrales de la acción educativa es desarrollar el saber
    religioso y acompañar al educando a comprender el
    sentido y la riqueza del lenguaje simbólico,
    mitológico y litúrgico.

    7)- El argumento pedagógico: Si la
    educación tiene como finalidad el desarrollo integral
    del ser humano, y, si el ser humano es, constitutivamente,
    animal religiosus, ello exige el conocimiento del saber
    religioso, los instrumentos y los elementos que caracterizan a
    la experiencia religiosa y a sus distintas traducciones
    culturales, históricas y
    lingüísticas.

    8)- El argumento metafísico: El ser
    humano trasciende con su preguntar el orden de lo material, de
    lo físico, de lo visible y se interroga por el sentido
    de la existencia, por el sentido de la muerte y
    del sufrimiento. Es una tarea ineludible de la acción
    educativa, ayudar a pensar al educando sobre las cuestiones
    existenciales. Esta no es tarea fácil, pero es
    ineludible.

    Entender el correcto sentido y alcance de la presencia
    de las religiones y del hecho religioso dentro de la escuela
    resulta esencial y no sólo para los docentes, que
    en la enseñanza de sus respectivas materias y en la
    tutoría del día a día alguna vez se
    hallarán ante ese tema, sino que contribuye también
    a esclarecer el lugar de la religión –de la
    cristiana y de otras- en la sociedad contemporánea
    democrática, laica y pluralista.

    Los fines de la presencia del hecho religioso en la
    escuela son educativos, no religiosos. Por lo que constituye tema
    o contenido obligado de la enseñanza escolar, de
    transmisión de conocimientos y de algún
    género de aprendizaje por parte de los alumnos. No se
    puede limitar a transmitir conocimientos. También, y sobre
    todo, ha de educar personas, contribuir a formarlas. La
    finalidad, en suma, es educativa y no religiosa. Ignorar la
    existencia del hecho religioso y sus incidencias en la vida del
    hombre y de la sociedad es desconocer la historia de la humanidad
    y nuestra propia historia de aquí y ahora. No ha existido
    ninguna etapa de la historia y ningún lugar de la geografía, desde que
    tenemos indicios de existencia humana, en los que no haya
    estado
    presente la religión dando sentido a la existencia y
    configurando a la misma sociedad.

    Por tanto, el hecho religioso puede entrar en la escuela
    con un fin educativo porque es un hecho humano. Bajo esa luz, es un hecho
    que "da que pensar", da que educar. Educar es enseñar a
    vivir. El ser humano en su existencia histórica es el
    centro de referencia de unos valores naturales y sobrenaturales
    que lo configuran.

    3 – Aprendizaje de la
    Religión

    En materia de
    religión, como en cualquier otra materia, la
    enseñanza, la estrategia
    didáctica ha de procurar un aprendizaje que
    sea significativo, funcional, en conexión con la vida y
    con las experiencias extraescolares de los alumnos, enlazada
    asimismo con el resto de las experiencias educativas, es decir,
    con los contenidos del currículum real. Nada singular o
    específico hay que señalar sobre esto a
    propósito del hecho religioso. Igual que nada especial hay
    por decir sobre cómo se generan los aprendizajes, las
    capacidades, los conocimientos.

    Todo ello vale para el conocimiento de la
    religión y para la educación relacionada con tal
    conocimiento.

    El aprendizaje tiene como efecto la modificación
    de la conducta.
    Aprender consiste, fundamentalmente, en pasar de un tipo de
    relación con la realidad (una conducta) a otro tipo de
    relación más adecuado a la naturaleza de la
    realidad y a las posibilidades del hombre. Los contenidos
    aprendidos son siempre aspectos diferentes de la realidad en
    relación al hombre. De ahí que un diseño
    completo del currículum de la enseñanza abarque no
    sólo los hechos, conceptos o principios que
    expresará la realidad, sino también los procedimientos de
    relación con ella, que traducimos en términos de
    destrezas o hábitos tanto cognitivos como de
    conducta.

    En todo aprendizaje se establece una relación con
    la realidad. En la enseñanza de la Religión, el
    aprendizaje se planteará, por tanto, como un proceso de
    relación con la realidad religiosa. La realidad religiosa
    en su totalidad, comprende dos aspectos: una, la clásica
    definición etimológica de Religión habla de
    una "relación o religación" del hombre con la
    divinidad, como la esencia del hecho religioso. Según la
    definición, la realidad religiosa con la que el hombre se
    relaciona es la divinidad. Y, desde este punto de vista, el
    aprendizaje consistiría en un proceso de relación o
    interacción con Dios. Otra sería,
    las mediaciones religiosas. Las mediaciones constituyen el
    elemento expresivo de la realidad religiosa. Las mediaciones
    tienen una estructura humana y una intencionalidad divina. Las
    mediaciones son el lugar de encuentro del hombre con la
    divinidad. Por tanto, el aprendizaje de la Religión hace
    referencia a la relación con dos realidades diferentes:
    Dios y su misterio (es decir, sus relaciones con el hombre) por
    un lado, y por otro, las Mediaciones.

    Para el creyente, la relación con la realidad
    religiosa es una relación que se establece con las
    mediaciones y, a través de ellas, con la
    divinidad.

    Para el no creyente, por el contrario, la realidad
    religiosa se limita al valor humano de las Mediaciones. El no
    creyente percibe como existente el rito, la norma, la
    narración, la enseñanza, la institución o
    cualquiera de las mediaciones religiosas. Para él no son
    sino construcciones culturales, testigos de la experiencia de los
    creyentes, ya sean contemporáneos, ya pertenecientes a
    épocas pasadas. Para el no creyente, por tanto, la
    realidad religiosa es una construcción cultural, digna de
    aprecio en la medida en que forma parte del patrimonio
    cultural de la sociedad a la que pertenece.

    4 – Dos tipos de enseñanza de la
    Religión

    Al igual que percibimos dos modos de realidad religiosa
    y dos tipos de sujetos que con ella se relacionan, existen
    también dos modos de entender el aprendizaje de la
    Religión.

    El primero es propio de los creyentes. El hombre aprende
    en él a relacionarse con la divinidad a través de
    las mediaciones. Este tipo de aprendizaje tiene lugar en la
    Catequesis.

    El segundo tipo de aprendizaje de la Religión
    consiste en establecer con las construcciones culturales de la
    Religión (las mediaciones) una adecuada relación en
    cuanto patrimonio cultural de la sociedad en la que el hombre
    vive. Es decir, conocer una mediación religiosa significa
    conocer también su estructura de mediación y, por
    tanto, su incidencia en la experiencia del hombre que la
    vivió como tal mediación. Conocer o aprender la
    mediación religiosa sólo desde perspectivas no
    religiosas es desnaturalizarla.

    4.1 Objetivos de
    la Catequesis

    Como hemos dicho, la Catequesis es una
    instrucción o enseñanza, cuyos objetivos o fines
    son los siguientes: la maduración en la fe o
    relación interpersonal con Dios y la incorporación
    progresiva a la vida de la Comunidad cristiana.

    La Catequesis, por tanto, supone la adhesión
    previa a la fe y a la Comunidad. Es una enseñanza
    destinada a consolidar y profundizar esta adhesión.

    4.2 – Objetivos de la Enseñanza
    Escolar de la Religión

    El Documento de junio del 79 establece que la
    enseñanza religiosa escolar va destinada a "creyentes y no
    creyentes". Sus objetivos, por tanto, no pueden ser los mismos
    que los de la Catequesis, destinada a madurar la fe de los
    creyentes.

    Para ello, Mircea Eliade pretende que enseñando
    al hombre los símbolos religiosos universales y
    reflexionando sobre ellos, podría llegar a descubrir su
    modo de ser auténtico. San Pablo nos describe sus
    experiencias del simbolismo cristiano: "Me amó y se
    entregó por mí". Si recordamos que esta experiencia
    tiene lugar en una época en la que la individualidad
    personal carece de todo reconocimiento y relevancia, podremos
    caer en la cuenta de cómo el símbolo religioso
    contribuye al descubrimiento y aceptación de la propia
    individualidad.

    Así pues, la enseñanza de los
    símbolos religiosos tiene un primer objetivo: llevar al
    hombre al conocimiento y aceptación de sí mismo
    como persona individual.

    Por otro lado, tanto la Psicología como la
    Pedagogía se han ocupado del problema religioso.
    También ha sido objeto de estudio por parte de la Sociología. De este modo, la
    enseñanza religiosa, al llevar al hombre a conocer y
    asumir su propia individualidad, le enseña a asumir,
    asimismo, las expectativas de rol que la sociedad tiene puestas
    en él. Puede pensarse, a este respecto, en la importancia
    que para la inserción social tiene un símbolo o
    concepto religioso como es el de "vocación" o "misión".

    Puede decirse por tanto, que el segundo objetivo de la
    enseñanza religiosa es la inserción social del
    individuo:
    conocer y asumir su papel dentro de la sociedad, y ejercerlo de
    acuerdo con las expectativas que la propia sociedad
    establece.

    5 – Semejanzas y diferencias entre Catequesis y
    enseñanza escolar de la Religión

    Catequesis y enseñanza religiosa escolar
    coinciden en que ambas son una enseñanza o
    instrucción. Coinciden también en la estructura de
    sus fines: ambas poseen una finalidad de orden estrictamente
    individual y una finalidad de orden social.

    Difieren sin embargo, en cuanto a la naturaleza del fin
    individual. Mientras que la Catequesis pretende incrementar y
    profundizar la adhesión personal a la fe religiosa, la
    enseñanza religiosa se propone el descubrimiento y la
    aceptación de la individualidad personal.

    También difieren en cuanto a la naturaleza del
    fin y objetivo social. La catequesis se propone la integración del creyente en su comunidad
    religiosa (su Iglesia). La enseñanza de la Religión
    intenta la plena integración del individuo en la sociedad,
    mediante la asunción de su papel o su rol social y la
    interiorización de las reglas que presiden su
    desarrollo.

    Como consecuencia se da también una diferencia en
    cuanto al sujeto de ambos tipos de enseñanza. El sujeto de
    la catequesis (aquél a quien ésta se dirige) es
    necesariamente una persona que ya tiene una "adhesión a la
    fe" y busca profundizarla y madurarla. Es decir, el sujeto de la
    catequesis es ya un creyente. Por el contrario, aquél a
    quien se dirige la enseñanza religiosa no tiene por
    qué ser, en principio, creyente.

    El contenido u objeto de la enseñanza es
    también diferente en ambas formas de la enseñanza
    de la Religión. Mientras que el contenido de la catequesis
    es la realidad sobrenatural, tal como se demuestra a
    través de las mediaciones religiosas, el contenido de la
    enseñanza escolar de la Religión son las
    mediaciones, en cuanto construcciones culturales que reflejan la
    experiencia religiosa de un sector de la sociedad en el presente
    o en el pasado.

    Es obvio que el método debe ser también
    diverso en ambos modelos de enseñanza. En común
    tienen el ser métodos
    activos. Pero
    esta misma cualidad es la causa de su diferenciación.
    Mientras que la actividad de la enseñanza
    catequética se refiere a procesos de relación con
    la misma divinidad, en cuanto presente en la existencia humana,
    la relación con los contenidos de las mediaciones en la
    enseñanza escolar de la Religión es una
    relación de empatía cultural, sin que ello quiera
    decir que, por parte del individuo, permanezca cerrada a otras
    posibilidades de relación. En la catequesis, el
    método es de participación religiosa en la fe, en
    el culto y en la acción moral. En la
    enseñanza escolar de la Religión, el método
    es de relación empática con las
    mediaciones.

    Finalmente diremos que las diferencias entre Catequesis
    y enseñanza escolar de la religión parecen
    limitarse a modos de proceder. Esto no es así. Han sido
    inicialmente expuestas de este modo porque el lenguaje operativo
    es el más concreto y el que mejor presenta la claridad de
    los hechos. Sin embargo, estas diferencias aunque resultan
    más relevantes no son las más
    significativas.

    En cuanto al modo externo de proceder en la
    enseñanza no es otro, sino la manifestación de
    diferencias más profundas. En concreto, las diferencias de
    fondo afectan a: la identidad de la Pedagogía religiosa, a
    la visión de la Religión y a la identidad del
    profesor de Religión.

    6 – Identidad de la Pedagogía
    Religiosa

    Hasta que la Conferencia Episcopal Española
    publicó en junio de 79 el Documento sobre la
    enseñanza de la Religión en la Escuela, la
    única enseñanza religiosa conocida, incluso en la
    escuela, era la Catequesis.

    Conviene saber que la Pedagogía y
    Didáctica de la Religión se denominaban hasta hace
    pocos años Pedagogía catequística,
    Catequética o Metodología de la catequesis. Son
    nombres diversos pero que estudian la misma realidad: la
    educación en la fe en sus distintas formas. El nombre
    completo de esta ciencia que sistemáticamente rige la
    enseñanza religiosa es el de Teología Pastoral
    Catequética. Es decir, se trata de una Pedagogía
    regida por los supuestos de la Teología. Cuando la
    Catequética establece las leyes pedagógicas de la
    Catequesis, nos habla de leyes que nacen de indiscutibles
    supuestos teológicos.

    Los cambios en el concepto de catequesis han originado
    los cambios de nombre en el saber o saberes que la estudian.
    Durante mucho tiempo se ha considerado y limitado la catequesis a
    una instrucción elemental de los niños
    en la fe cristiana dentro de la parroquia. Hoy por catequesis se
    entiende la educación de las múltiples dimensiones
    que tiene la vida cristiana, abarcando todas las edades, desde
    niños a adultos, y sin limitarse a la parroquia, pues se
    incluye también la familia,
    escuela, asociaciones…

    El desarrollo de la enseñanza religiosa escolar y
    su distinción con la catequesis de la comunidad cristiana
    o catequesis parroquial han tenido un gran impacto en la
    Pedagogía y Didáctica de la Religión, pues
    ha aportado ideas, métodos y experiencias del mundo
    escolar a la catequesis parroquial, aunque también tenga
    el inconveniente de que la educación en la fe en la
    escuela y en la parroquia parezcan ser dos mundos completamente
    distintos, cuando en realidad tienen muchos lazos comunes e
    intentan lo mismo: educar la fe de los cristianos.

    La enseñanza religiosa hace referencia a una
    visión más global de los problemas,
    aborda el tema de cómo educar en la fe (es
    decir, en la religiosidad popular, en las creencias y costumbres)
    y en la vida cristiana. La Catequesis se centra en
    un campo más limitado, como enseñar la
    Religión y Moral Católica, es decir, cómo
    enseñar
    la fe y la vida cristiana.

    Ahora bien, en la enseñanza escolar de la
    Religión, al desaparecer el supuesto de la opción
    de fe en el alumno, y al cambiar, como consecuencia, los
    objetivos de la enseñanza, no

    fue posible contar ya con los supuestos
    teológicos para sistematizar los procesos de
    enseñanza. Por el contrario, sus ocupaciones y sus
    principios vendrán dados por las estructuras que rigen la
    labor pedagógica de la institución
    escolar.

    1 – Los Objetivos

    Los objetivos de la enseñanza escolar, que son la
    individuación de la persona y su inserción en la
    sociedad, no son de orden teológico, sino que forman parte
    de los fines generales de la educación y caen, por tanto,
    bajo los supuestos de la Pedagogía.

    Los objetivos de la catequesis (maduración en la
    fe e incorporación a la Comunidad cristiana) sí son
    de orden teológico, y sus leyes pueden ser establecidas
    con legitimidad por la Teología.

    2 – Los Contenidos

    Aunque el contenido u objeto que se transmite en la
    catequesis y en la enseñanza religiosa escolar sean
    materialmente los mismos el objeto formal, es decir, el punto de
    vista desde el cual se transmiten, es notablemente diferente. En
    la catequesis, los contenidos se transmiten desde el punto de
    vista de la confesión de la fe, como contenidos de fe que
    posee el sujeto. En la enseñanza religiosa escolar, los
    contenidos se transmiten en cuanto contenidos de cultura, que son
    los contenidos propios de la transmisión
    escolar.

    Es lógico, pues, que la regulación de la
    transmisión de contenidos en la catequesis sea realizado
    por la Teología. Mientras que las leyes de la
    Pedagogía son las que rigen la transmisión de los
    contenidos culturales, atendiendo a supuestos que le son
    propios.

    3 – Los Agentes

    En cuanto a los agentes del proceso educativo, las
    diferencias entre catequesis y enseñanza religiosa escolar
    nos llevan también a descubrir el perfil de una nueva
    identidad en la Pedagogía religiosa.

    En efecto, el primer agente de la transmisión
    catequética es la comunidad cristiana, y el catequista es
    el delegado de esta comunidad para realizar la función de
    transmisión de la fe a los que han de ser educados en
    ella. Por otro lado, el agente primero de la transmisión
    cultural es la sociedad, y el maestro es el agente encargado por
    la sociedad de realizar la función transmisora.

    Le corresponde pues a la Pedagogía, y no a la
    Teología, determinar la identidad y el perfil activo de
    los agentes transmisores de la enseñanza religiosa
    escolar.

    4 – Los Medios

    Es evidente que la catequesis cuenta con sus propios
    medios
    específicos orientados a que el mensaje que se transmite
    haga madurar en la fe al sujeto. La participación
    litúrgica y el compromiso moral se encuentra entre estos
    medios. La Teología pues, debe regir la aplicación
    de estos medios. Por el contrario, es la Pedagogía y la
    Didáctica a quienes corresponde regular los medios de
    transmisión de los contenidos culturales en la
    escuela.

    5 – El currículo escolar de la
    Religión

    La Pedagogía religiosa tiene dos modos propios de
    trabajar según los dos objetivos marcados: primero,
    describir los pasos que han de llevar a la plena
    integración de la enseñanza de la Religión
    al currículo escolar, desde los supuestos propios de la
    institución escolar, tal como demanda el
    documento de junio de 79. En segundo lugar, la descripción
    de este método supone, al mismo tiempo, presentar la
    sucesión de pasos metodológicos para definir el
    contenido de la enseñanza de la Religión en cada
    una de las etapas educativas por las que transcurre la
    escolaridad del niño.

    Las fuentes del currículo, tal como se definen en
    el actual quehacer pedagógico son las
    siguientes:

    1. Conocer la estructura y el desarrollo
      lógico de la
      ciencia que se transmite. La ciencia que es objeto de
      transmisión es el contenido de la Religión y,
      en el caso de la Religión cristiana, el mensaje
      cristiano en cuanto objeto de transmisión
      didáctica.

      La Pedagogía entra en diálogo con el
      mensaje cristiano como una tarea que le es propia. A la
      Pedagogía le interesa "la estructura y el desarrollo
      lógico", datos que le son aportados por la epistemología aplicada a cada una de
      las ciencias que son objeto de la
      enseñanza.

      Es decir, la Pedagogía estudia el hecho
      religioso cristiano "desde fuera". Como un fenómeno
      que está ahí, y que trata de analizar para
      descubrir su estructura y las conexiones lógicas que
      existen entre sus diversos elementos.

    2. Fuente epistemológica

      Corresponde también a la Pedagogía
      establecer la adecuación entre las estructuras y
      desarrollo lógico de la ciencia que se transmite y
      la naturaleza y secuencias de las estructuras mentales del
      sujeto del aprendizaje.

      En la enseñanza religiosa ha existido con
      frecuencia el criterio de que lo importante no es que el
      niño entienda los conceptos que se le transmiten,
      sino que los aprenda bien, porque ya más adelante
      los entenderá. Naturalmente, la expresión
      confunde el concepto de aprendizaje con el de simple
      memorización. Tal concepción no es
      válida para la Pedagogía actual. Quién
      reconoce que hay cosas que el niño ahora no entiende
      pero que entenderá más adelante, está
      reconociendo un principio que es fundamental para la
      Pedagogía: que las estructuras del pensamiento del
      niño, de su inteligencia, aún no están
      totalmente formadas.

      Pues bien, si la Pedagogía estudia las
      estructuras y el desarrollo del mensaje cristiano, como de
      cualquier otro contenido de una ciencia que haya que
      transmitir, estudia también las capacidades o
      estructuras mentales del conocimiento que posee el
      niño en cada etapa de su desarrollo. Y esto lo hace
      con una finalidad: la de ver qué estructuras del
      Mensaje cristiano corresponden a las estructuras mentales
      del niño en cada edad.

      Aquí también se muestra
      la Pedagogía religiosa con identidad propia,
      independientemente de la Teología, pues su criterio
      en la transmisión de los contenidos del mensaje
      cristiano no responde a la cuestión de
      "cuáles son las verdades más importantes",
      sino a las de "cuáles son las verdades adecuadas a
      las estructuras mentales" o capacidades de conocimiento del
      niño.

    3. Fuente
      psicológica
    4. Fuente pedagógica

    La Pedagogía tiene también como
    misión la creación y perfeccionamiento de
    instrumentos desencadenadores de acciones de
    aprendizaje, o instrumentos didácticos.

    La Pedagogía, como hemos visto, establece la
    adecuación entre unas estructuras y otras, pero, tiene que
    buscar el modo como debe realizarse el encuentro entre el
    niño y el mensaje cristiano. Del mismo modo que estudia el
    modo como ha de realizarse el encuentro entre las estructuras
    mentales del niño y cualquier contenido de la ciencia que
    se quiere transmitir. Este encuentro se realiza de modo adecuado
    gracias a los instrumentos didácticos.

    En la catequesis, el encuentro del niño con los
    contenidos del mensaje cristiano se produce, sobre todo, en el
    ejercicio de la fe. Se presentan los contenidos mediante acciones
    simbólicas en las que el niño participa. Por lo
    que, la liturgia sería un instrumento didáctico de
    la catequesis.

    No obstante, los instrumentos didácticos para la
    enseñanza religiosa escolar han de provenir de supuestos
    estrictamente pedagógicos, que surjan como fruto de la
    confrontación de las estructuras de contenidos y de las
    estructuras del pensamiento.

    7 – Visión de la
    Religión

    La nueva identidad de la Pedagogía religiosa
    trata de sistematizar la enseñanza religiosa escolar, por
    lo que, los supuestos son de orden pedagógicos o
    didácticos. Decir esto supone que el profesor debe
    realizar un esfuerzo para comprender los contenidos religiosos
    desde una perspectiva distinta a la que no se encuentra
    habituado.

    El creyente, en efecto, se halla familiarizado con los
    contenidos religiosos como con una parte de sí mismo. El
    mundo religioso es para él un mundo real, intensamente
    vivido en un acto de fe. Desde los meridianos del mundo
    religioso, organiza el cosmos vital, enjuicia el mundo y todo
    cuanto en él existe.

    Los contenidos religiosos son para el creyente, no
    sólo objeto de conocimiento, sino objeto de "observancia
    cuidadosa".

    Introducir la perspectiva fenomenológica
    significa que el hecho vivido desde dentro comienza a ser
    observado como un hecho que está ahí, fuera de
    mí, aunque yo sea protagonista en él.

    A la Pedagogía le interesa del hecho religioso
    aquello que éste tiene en común con el resto de las
    ciencias que son objeto de la enseñanza. Le interesa la
    Religión como un hecho experimental, y en aquello que
    tiene de experimental. Sólo esto es lo que a la
    Pedagogía le interesa para estructurar y sistematizar los
    modos de enseñanza de los contenidos
    religiosos.

    8 – Un punto de partida muy claro: el documento
    sobre la ERE de 1979

    Tras la aprobación de la Constitución de
    1978, la enseñanza religiosa tenía que hacerse con
    un lugar en el sistema escolar de un Estado que nacía
    aconfesional. El difícil pero logrado consenso
    constitucional expresado en los artículos 16 y 27, para
    los ámbitos educativo y religioso, abría un periodo
    nuevo en la sociedad española alcanzando un equilibrio
    roto desde hacía mucho tiempo.

    En coherencia con esta nueva situación de la
    enseñanza de la Religión en la escuela tenía
    que encontrar con cierta urgencia una nueva identidad y una nueva
    legitimidad acorde con los nuevos tiempos y en conexión
    con la sociedad pluralista en la que los católicos nos
    situábamos. Tarea nada fácil en el contexto de una
    sociedad que hasta hacía bien poco tiempo había
    visto legitimar esta enseñanza desde el autoritarismo,
    desde la uniformidad, desde el monopolio y
    desde la imposición.

    Es necesario constatar cómo desde el primer
    momento, antes incluso del referéndum sobre la
    Constitución, el Episcopado Español asume el reto
    de generar esta nueva comprensión de la enseñanza
    de la Religión en diálogo con las nuevas
    características de la sociedad. Ya en mayo de 1978 la
    Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal
    encargó a la Comisión de Enseñanza la
    reflexión acerca de la identidad de la enseñanza
    religiosa escolar.

    En junio de 1979 se hace público un documento
    elaborado por la Comisión Episcopal de Enseñanza
    encaminado hacia una nueva identidad y legitimidad de la
    enseñanza de la religión para una sociedad
    democrática, plural y tolerante. La sola
    enumeración de algunos títulos y temas tratados en este
    documento dejan ver con claridad las nuevas
    características y la nueva concepción de la
    enseñanza de la religión innovadora para nuestra
    sociedad y que aportará luz más allá de
    nuestras fronteras en la nueva Europa posterior
    a 1989.

    8.1 – Orientaciones sobre la ERE,
    1979

    El derecho a recibir la Formación religiosa y
    moral en conformidad con las propias convicciones ha quedado
    proclamado en la Constitución, en su artículo 27.
    Este derecho ha sido concretado para el ámbito escolar y
    en relación con la Iglesia Católica por el Acuerdo
    entre el Estado y la Santa Sede sobre Asuntos Culturales, de 3 de
    enero de 1979, especialmente en su Artículo II, como
    derecho a recibir la enseñanza de la religión
    católica en condiciones equiparables a las demás
    asignaturas fundamentales y como el derecho de participar en
    otras actividades complementarias de formación y
    asistencia religiosa, lo que precisa el oportuno desarrollo
    normativo, de acuerdo con la jerarquía eclesiástica
    en lo que le compete.

    8.1.1- Por qué una enseñanza
    religiosa escolar

    a) Es una exigencia de la función social propia
    de la escuela:

    • para situarse lúcidamente ante la
      tradición cultural
    • para insertarse críticamente en la
      sociedad

    – para facilitar una axiología personal y social con sus
    implicaciones éticas

    • para plantear la trascendencia y el sentido
      último de la vida.

    b) Es un derecho de la persona y de los padres de
    familia:

    • reconocido en la declaración universal de
      los Derechos
      Humanos
    • reconocido abierta y explícitamente en la
      Constitución del 78
    • un derecho que no dimana de la confesionalidad del
      Estado
    • una enseñanza distinta de las
      ideologías y la política.

    c) Es una enseñanza necesaria para la
    formación humana integral.

    d) Es un servicio, no
    un privilegio, de la Iglesia en una sociedad plural.

    8.1.2 – Peculiaridad de la enseñanza
    religiosa escolar

    – Es una enseñanza diferente a la
    catequesis

    • Enseñanza y Catequesis se sitúan en
      dos ámbitos muy distintos
    • Es diversa la fuente de iniciativa
    • Es distinta la intencionalidad de los
      destinatarios
    • También los objetivos de ambas son
      distintos
    • Es una enseñanza de ámbito escolar
      que se sitúa con otras disciplinas.

    8.1.3 – El contenido de la enseñanza de la
    religión:

    • El mensaje y la experiencia cristianos en la
      historia
    • Las implicaciones sociales y éticas del
      cristianismo
    • Contribución humanizadora del
      cristianismo
    • Siempre estructurado con rigurosidad
      científica
    • Con la adecuación pedagógica y
      psicológica que sea necesaria.

    Esta nueva identidad de la enseñanza religiosa
    escolar que conlleva una nueva legitimidad, sigue siendo
    aún bastante desconocida. Podría dar la
    impresión de que algunas personas siguen sin superar hoy
    argumentos más propios de otros tiempos.

    9 – Textos fundamentales sobre el tema

    9.1 – Declaración de los Derechos
    Humanos (10-XII-1948)

    La misma Declaración Universal de Derechos
    Humanos, en su Artículo 26 afirma que:

    "La educación tiene por objeto el pleno
    desarrollo de la
    personalidad humana"
    y que "los padres
    tendrán derecho preferente a escoger el tipo de
    educación que habrá de darse a sus
    hijos".

    9.2 – Constitución Española
    (1978)

    El conocimiento y análisis de las religiones
    supone el ejercicio de una tolerancia
    activa, que comprende y respeta la pluralidad de las
    cosmovisiones. Dicha tolerancia activa es, sin duda, exigencia,
    expresión y garantía de una conciencia ciudadana
    conformada por los valores de
    la libertad, la
    justicia, la
    igualdad y el
    pluralismo que, de acuerdo con la Constitución, deben
    inspirar el ordenamiento académico y presidir todos los
    ámbitos de la convivencia.

    Sin embargo, las convicciones religiosas o la ausencia
    de ellas tienen un carácter privado, que se vincula al
    ámbito de las creencias personales y que también
    demanda respeto.

    La Constitución Española ha reconocido en
    su artículo 27.3 el derecho que asiste a los padres para
    que sus hijos reciban una formación que esté de
    acuerdo con sus propias convicciones. La efectiva
    aplicación de tal derecho exige una solución
    coherente en el contexto de un Estado aconfesional. De acuerdo
    con este planteamiento, el carácter
    ideológicamente neutral de la escuela
    pública debe ser preservado y hacerse compatible con
    el objetivo formativo general de conocer las creencias, actitudes y
    valores básicos de las distintas confesiones o corrientes
    laicas que a lo largo de los siglos han estado presentes en la
    sociedad y que forman parte de la tradición y el
    patrimonio cultural español. Además, en la sociedad
    cada vez más multicultural en que vivimos es necesario
    conocer las diversas culturas religiosas de importantes
    colectivos de nuestros conciudadanos, para reforzar la
    tolerancia, el respeto mutuo y, en última instancia, la
    cohesión social.

    La enseñanza de las religiones presenta
    así dos dimensiones que deben ser atendidas. Una, general,
    a la cual deben acceder todos los alumnos y tener carácter
    común, que debe ayudar a la comprensión de las
    claves culturales de la sociedad española, mediante el
    conocimiento de la historia de las religiones y de los conflictos
    ideológicos, políticos y sociales que en torno al
    hecho religioso se han producido a lo largo de la historia. Se
    trata de ofrecer un acercamiento razonado a las religiones como
    hechos de la civilización, proporcionando a todos los
    estudiantes los instrumentos necesarios para desarrollar
    plenamente su personalidad y
    completar su educación, asegurándoles de ese modo
    su derecho al libre ejercicio de la crítica. La
    enseñanza de estos aspectos de las religiones debe estar
    integrada en el currículo común de la escuela
    primaria y secundaria y ha de ser encomendada a los profesores y
    departamentos a quienes corresponda, especialmente los de
    Geografía e Historia y Filosofía.

    Otra dimensión de la enseñanza de las
    religiones se refiere a sus respectivos aspectos confesionales.
    La obligación que tiene el Estado de ofrecer
    enseñanza religiosa en las escuelas deriva de los acuerdos
    suscritos con la Santa Sede y con otras confesiones
    religiosas.

    La Constitución Española en su
    artículo 16.1 garantiza la libertad ideológica,
    religiosa y de culto de los individuos y las comunidades.
    Según interpretación del Tribunal Constitucional,
    este derecho de los padres deriva de la libertad de
    enseñanza, reconocida también por la
    Constitución y entendida, a su vez, como proyección
    de la libertad ideológica y religiosa y de la libertad de
    expresión.

    Además de la Legislación Estatal, debemos
    considerar la Legislación Autonómica de
    Andalucía aplicable tanto al Área de
    Religión como a su profesorado. En la Orden de 22 de
    Agosto de 1995, por Real Decreto, se establece el desarrollo
    normativo necesario para dar cumplimiento a lo que allí se
    expresa.

    9.3 – Acuerdos entre el Estado Español y
    la Santa Sede sobre enseñanza y asuntos
    culturales

    En los acuerdos firmados el 3 de enero de 1979 por el
    Estado Español con la Santa Sede sobre enseñanza y
    asuntos culturales, actualmente vigentes, se establece que la
    enseñanza de la religión católica se
    realizará "en condiciones equiparables a las demás
    materias fundamentales", pero no se especifican tales
    condiciones. Si bien su concreción podría ser
    revisada en futuros acuerdos, en su formulación actual
    contiene la obligación de proporcionar dicho tipo de
    enseñanza en los centros docentes, por parte de profesores
    seleccionados por la Iglesia católica y pagados por las
    Administraciones educativas.

    El Gobierno
    Español y la Santa Sede, prosiguiendo la revisión
    de los textos concordatarios en el espíritu del Acuerdo
    del 28 de julio de 1976, conceden importancia fundamental a los
    temas relacionados con la enseñanza.

    Por una parte, el Estado reconoce el derecho fundamental
    a la educación religiosa y ha suscrito pactos
    internacionales que garantizan el ejercicio de este derecho. Por
    otra, la Iglesia debe coordinar su misión educativa con
    los principios de libertad civil en materia religiosa y con los
    derechos de las familias y de todos los alumnos y maestros,
    evitando cualquier discriminación o situación
    privilegiada.

    Señalamos algunos artículos de dicho
    Acuerdo que recogen el tratamiento de la enseñanza de la
    religión en la escuela:

    Artículo I: A la luz del principio de
    libertad religiosa, la acción educativa respetará
    el derecho fundamental de los padres sobre la educación
    moral y religiosa de sus hijos en el ámbito
    escolar.

    Artículo II: Los planes educativos en
    los niveles de Educación
    Preescolar, de Educación General Básica (EGB)
    y de Bachiller Polivalente (BUP) y Grados de Formación
    Profesional incluirán la enseñanza de la
    religión católica en todos los centros de
    educación, en condiciones equiparables a las
    demás disciplinas fundamentales.

    Por respeto a la libertad de conciencia, dicha
    enseñanza no tendrá carácter obligatorio
    para los alumnos. Se garantiza, sin embargo, el derecho a
    recibirla.

    Las autoridades académicas adoptarán las
    medidas oportunas para que el hecho a recibir o no recibir la
    enseñanza religiosa no suponga discriminación alguna en la actividad
    escolar.

    En los niveles de enseñanza mencionados, las
    autoridades académicas correspondientes
    permitirán que la jerarquía eclesiástica
    establezca, en las condiciones concretas que con ella se
    convenga, otras actividades complementarias de formación
    y asistencia religiosa.

    Artículo III: La enseñanza
    religiosa será impartida por las personas que, para cada
    año escolar, sean designadas por la autoridad
    académica entre aquellas que el Ordinario diocesano
    proponga para ejercer esta enseñanza. Con
    antelación suficiente, el Ordinario diocesano
    comunicará los nombres de los profesores y personas que
    sean consideradas competentes para dicha
    enseñanza.

    En los Centros públicos, en los niveles de
    Educación Infantil y Primaria, la designación
    recaerá con preferencia en los profesores que así
    lo soliciten. Nadie estará obligado a impartir
    enseñanza religiosa. Los profesores de religión
    formarán parte, a todos los efectos, del Claustro de
    Profesores de los respectivos centros.

    Artículo VI: A la jerarquía
    eclesiástica corresponde señalar los contenidos
    de la enseñanza y formación religiosa
    católica, así como proponer los libros de
    texto y material didáctico relativos a dicha
    enseñanza y formación.

    La jerarquía eclesiástica y los
    órganos del Estado en el ámbito de sus
    respectivas competencias
    velarán por que cada enseñanza y formación
    sean impartidas adecuadamente, quedando sometido el profesorado
    de religión al régimen general disciplinario de
    los centros.

    Protocolo Final: Lo convenido en el presente
    Acuerdo, en lo que respecta a las denominaciones de Centros,
    niveles educativos, profesorado y alumnos, medios
    didácticos, etc., subsistirá como válido
    para las realidades educativas cambios de nomenclatura o
    del sistema escolar equivalentes que pudieran originarse de
    reforma oficiales.

    Partes: 1, 2, 3

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