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Algunos aspectos bioéticos del paciente amputado por tumor óseo




Enviado por tbravo



    1. Desarrollo
    2. Conclusiones
    3. Bibliografía

    INTRODUCCION

    Cada individuo o
    grupos de
    individuos al comportarse moralmente se guían por
    determinados valores,
    principios y
    normas. Sin
    embargo los individuos forman parte de una determinada sociedad en la
    que rigen, se admiten o se tienen por validos determinados
    valores, principios y normas que valen de acuerdo con el tipo de
    relación social reinante.

    Lo indispensable de estos principios y de su función
    social es que explican el hecho de que alguna de las sociedades
    humanas conocidas hasta ahora desde la más primitiva haya
    podido prescindir de esta forma de conducta
    humana.

    Desde hace muchos años los términos
    moral y
    ética
    han sido empleados para aludirse un mismo concepto: El
    conjunto de principios y normas de conducta que
    rigen relaciones entre hombres.

    El término ética fue introducido por
    Aristóteles con la finalidad de representar
    la enseñanza referente a la moral
    (1)

    En el lenguaje
    cotidiano los términos moral y ética se utilizan en
    ocasiones como sinónimos.

    Hace mucho los médicos elaboraron un principio
    especifico ético.

    Primun non nocere que traducido literalmente es algo
    así como "ante todo no perjudique la vida, no perjudique
    la salud del
    enfermo" (2).

    Actualmente este principio adquirió excepcional
    agudeza.

    La ética
    médica exige del médico un auto
    perfeccionamiento moral, reflexiones éticas independientes
    y una cultura
    ética.

    En la declaración aprobada en Helsinki que
    concierne a la ética médica se dice: "La misión del
    médico y su conciencia sirven
    al cumplimiento de esta misión (3).

    La declaración de Ginebra de la Asociación
    Mundial de la Salud, obligó al médico a promulgar
    "La salud de mi paciente es la mayor preocupación
    mía" (4).

    La ética médica inculca en cada
    médico la conciencia personal de su
    deber profesional y de su responsabilidad moral.

    Tradicionalmente la ética médica se ha
    basado en doce principios fundamentales. No dañar y hacer
    bien.

    Estos dos principios continuamente y a lo largo de los
    años han sido exigidos a los médicos en ejercicio y
    a partir de finales del siglo XIX se hizo extensivo este deber a
    todos los profesionales de la salud.

    La ética médica en sentido general trata
    los problemas
    relacionados con valores que surgen de la relación entre
    médico y pacientes (5).

    Estos principios éticos se han hecho más
    profundos y se han extendidos a toda una gama de valores que van
    más allá de la relación entre médico
    y paciente y que abarcan la relación entre el
    médico y la comunidad
    (entorno del paciente) y la relación reciproca
    médico-familiares-comunidad.

    Las relaciones entre el médico y el paciente y el
    médico y los familiares del paciente, son una parte
    integrante principal de los problemas complicados de la
    ética médica.

    A los dos principios tradicionales de la ética
    médica o sea, no dañar y hacer bien se
    añaden tres nuevos: La autonomía del paciente, la
    justicia (que
    debe ejercer la sociedad a través de sus instituciones
    de salud) y la beneficencia (hacer el bien) (6).

    El médico ha de hacer posible el velar por la
    ética módica, por respetar la autonomía, la
    beneficencia y la justicia. Sin embargo a pesar de su
    obligación de hacerlo así, el médico sabe
    que ese objetivo en la
    práctica es muy difícil.

    En su labor diaria el médico se debate en el
    problema ético del cumplimiento de las normas sociales y
    de las necesidades individuales. Mi deber como médico
    (deber social) es tratar al enfermo para devolverlo a la sociedad
    (necesidad individual).

    En esa lucha diaria media la
    comunicación como eslabón fundamental en la
    relación médico paciente.

    Del modo que se lleva a cabo esta comunicación, así será el
    éxito o
    no de la labor médica.

    En nuestro trabajo diario
    hemos llegado a la conclusión de que uno de los factores
    más importantes que contribuye a nuestra relación
    con una paciente a la que tengamos que realizarle una
    amputación de un miembro, es la comunicación que
    adquiere mayor connotación cuando intervienen los
    familiares.

    Lo complejo de esta relación, radica a veces en
    la forma y las vías de comunicación con la enferma
    y los familiares.

    En la medida en que los familiares tengan una mayor
    comprensión del problema, así serán las
    relaciones del complejo
    médico-enfermo-familiares.

    Cuando las cuestiones son tan graves que en ellas se
    discute la vida de los individuos como con frecuencia sucede en
    la medicina,
    entonces es preciso dedicar todo el tiempo
    necesario para la explicación de los problemas que
    atañen a la enferma y que entrañan una
    valoración por parte de la familia

    De esta interrelación depende de algún
    modo en muchos casos la evolución de una enfermedad en una paciente
    y de la compresión familiar, su más pronta
    recuperación.

    DESARROLLO

    Cuando se nos presenta el caso de un paciente con una
    enfermedad grave, digamos por ejemplo un tumor óseo
    maligno y que haya que practicarle una amputación:
    ¿Qué conducta debe seguir el médico con la
    información al paciente y sus
    familiares?

    En está situación el trabajo del
    médico con la enfermera y sus familiares adquiere una
    mayor importancia. Lo principal en esta labor es lograr que
    tengan una imagen real y
    adecuada en la enfermedad logrando así que participen
    conscientes y activamente en el programa de la
    rehabilitación.

    La sociedad cubana es muy heterogénea y por tanto
    muchos factores en la comunicación-información al
    enfermo-familia.

    Algunos de estos factores tienen que ver con la
    idiosincrasia del cubano, nivel cultural, religión,
    posición política,
    extracción social, etc. Hechos que tienen que valorar el
    médico a la hora de la comunicación para alcanzar
    un mínimo de éxito en su
    comprensión.

    La bioética
    nos ha llevado a plantearnos algunas interrogantes en
    relación con este tipo de pacientes y sus familiares y las
    respuestas de estos últimos ante la gravedad de su
    enfermo.

    En la mayoría de los casos los médicos nos
    enfrentamos con dos problemas: darle la autonomía que
    merece en la medida de las posibilidades y brindarle la
    información más correcta y adecuada posible a los
    familiares.

    Ante todo hace falta subrayar que una de las reglas
    básicas de la ética médica es que la
    aplicación de estas reglas no debe ser rutina. En cada
    caso el médico debe actuar debido a las particularidades
    de la situación concreta (7), (8).

    Por supuesto, en cada caso el nivel de la sinceridad del
    médico con la paciente puede variar.

    Por una personalidad
    fuerte orientada hacia una finalidad, la compresión de la
    amenaza puede servir de un factor movilizador y al contrario la
    reticencia de la verdad puede provocar desconfianza y despertar
    sospechas.

    En estas condiciones crece la importancia en los
    contactos personales, las relaciones
    humanas cordiales, entre el médico, la enferma y los
    familiares de ésta.

    El enfermo observa con atención cada gesto del médico y
    cada palabra suya. En esta situación cualquier palabra,
    gesto mirada o movimiento de
    cabeza puede involuntariamente traumatizar a la paciente, o sea
    el lenguaje
    extraverbal.

    La persona no se
    queda indiferente con su enfermedad y en muchos casos reacciona
    con agudeza a la misma, tanto en sus consecuencias
    médicas, psicológicas como sociales.

    Se observan respuestas adecuadas, pero también
    las hay patológicas.

    El paciente que conoce de su grave situación sabe
    que esta le amenaza con la pérdida de la capacidad del
    trabajo, el bienestar de su familia y de hasta su propia
    vida.

    Estas reacciones exigen del médico que sea atento
    con las pacientes, ya que tales reacciones de una manera
    subjetiva con graves para el enfermo y le hacen sufrir
    más.

    Los familiares reaccionan a su manera ante el
    enfermo.

    La percepción
    inadecuada de la situación, la reacción
    patológica a ella dificulta más la
    realización de los procedimientos
    terapéuticos y de rehabilitación y reduce la
    eficacia de la
    intervención.

    La formación de las relaciones personales en
    cuanto a la enfermedad depende en gran medida de la influencia
    que ejerce en primer término su médico.

    Cuando tenemos un paciente ingresado en una sala a la
    que tengamos que realizar una amputación de un miembro,
    las interrogantes de los familiares generalmente son:

    • ¿Qué tiempo de vida
      tendrá?
    • ¿Cuáles serán sus limitaciones
      futuras?
    • ¿Con esta operación quedó
      resuelta definitivamente la enfermedad?

    La respuesta del médico tiene que ser precisa y
    la valoración adecuada a la hora de estimar a quien se le
    va a dar la información ya que todo el que reciba un
    dictamen médico no lo asimila de la misma
    manera.

    Ahora bien, las interrogantes de los médicos
    serian:

    • ¿Cómo informar al paciente o a los
      familiares que debe efectuársele una amputación
      total o parcial de un miembro superior o inferior?
    • ¿Qué mecanismos debe utilizar el
      médico?

    La psicología
    médica probó que donde hay aunque sea leves
    indicios de la vida, hay esperanzas: el hombre
    realmente sólo cuando vive para el porvenir:

    Si el médico anula estas esperanzas con eso
    siembra en el enfermo ya traumatizado a causa de su enfermedad la
    desesperación y la disonancia vital.

    La verdad desenmascarada violentamente empuja con
    frecuencia a hechos trágicos.

    Los médicos saben que a veces una palabra
    imprudente dicha sobre la enfermedad puede comprenderse
    subjetivamente por el enfermo como un veredicto fatal e
    inmediatamente eliminarle cualquier esperanza.

    Justamente partiendo de esto, los médicos debemos
    tener en cuenta que el enfermo o la persona que supuestamente
    tiene una tumoración maligna en los huesos siempre
    prefieren una palabra de consuelo a la verdad y deseando saber la
    verdad espera al mismo tiempo que no sea cruel.

    Semejantes realidades médico-psíquicas
    deben construir la base de la actitud del
    médico hacia el secreto médico relativo a la
    enfermedad.

    Justamente de ello habló ya Platón,
    cuando afirmaba que la falsedad era inútil que la
    podían utilizar sólo los médicos para que la
    desesperación cediera el paso a la esperaza pues la
    desesperación de la esperanza podría llevar a la
    desaparición del sentido de la vida.

    La compasión siempre justifica la
    ocultación al enfermo de lo peligroso de la
    enfermedad.

    Saber manejar la "falsedad bondadosa" en relación
    a la paciente es con frecuencia la base de la conducta
    ética del médico en situaciones similares
    (9).

    Desde nuestro punto de vista la actitud del
    médico hacia su secreto profesional es la piedra angular
    de la delicadeza de su conciencia profesional.

    Los médicos cubanos habitualmente ocultamos al
    enfermo el diagnóstico de tumores malignos.

    Sin embargo, en algunas clínicas y hospitales
    extranjeros s una norma decir al enfermo la verdad de su
    enfermedad.

    Se justifica ello con frecuencia con razones tales como
    por ejemplo: la necesidad para un enfermo incurable de hacer
    testamento dado de que de no hacerlo su fallecimiento
    acarrearía un posible desastre financiero, etc.

    En estos casos el médico también
    actúa a su manera, profesionalmente y con
    responsabilidad.

    En la práctica médica lamentablemente
    ocurren errores en estas situaciones.

    Es cuestión de la conciencia del médico
    tratar siempre un análisis objetivo de las causas de sus
    errores y tener una actitud autocrítica hacia
    ellos.

    Una misión no menos importante del médico
    es inculcarle al paciente la decisión de seguir viviendo
    normal al salir del hospital en aras de mantener y robustecer su
    salud.

    En nuestra labor diaria se nos da el caso con frecuencia
    de pacientes que presentan una tumoración maligna en los
    huesos y sin embargo se niegan a la intervención
    quirúrgica, incluso a realizar los exámenes
    médicos correspondientes.

    En tales situaciones ¿Se admite o no decirle su
    diagnóstico?

    En tales casos suele decírsele que hay sospechas
    de que tenga una enfermedad oncológica la que hace falta
    estudiar y curar.

    También en los casos en que sea necesario acudir
    a las operaciones que
    dejan huellas cosméticas o cierta pérdida de
    funciones del
    órgano antes de pasar al tratamiento, hace falta
    informárselo al paciente.

    El cáncer microscópico revelado por
    biopsia obliga al médico a insistir en el tratamiento
    correspondiente.

    Si el enfermo se niega a la operación o a la
    terapia ionizante, se admite abrirle un poco la cortina secreta y
    comunicarle que existen las primeras alteraciones
    microscópicas en el tejido, las cuales de no hacerse el
    tratamiento pueden transformarse en un tumor maligno incluso
    decirle que ya tiene tejidos
    sospechosos parecidos al cáncer y que el curso del
    tratamiento es obligatorio.

    La reacción más común en estos
    casos es que los pacientes siguen las recomendaciones del
    médico.

    Un ambiente
    psicológico acertado alrededor de tal paciente se forma en
    caso de crear una versión especial para ella, la que debe
    saber los familiares que están en contacto con el
    enfermo.

    En ningún caso las autonomías del paciente
    y del médico deben estar en contradicción. No
    obstante, el médico no debe olvidar nunca el concepto de
    beneficencia al cual está obligado.

    Es imprescindible siempre actuar en bien del paciente de
    forma tal que el médico no puede permitir que la
    autonomía del paciente vaya en contra de su propio
    beneficio.

    En el caso de que la elección del paciente o
    familiar se opongan a los principios de beneficencia, el
    médico amparado en los principios éticos de la
    medicina, está obligado a obviar el principio de
    autonomía procurando en este caso como actuar con
    justicia.

    Desde que el médico informa a los familiares del
    estado del
    paciente en la entrevista
    planificada a estos fines se inicia un complicado proceso en el
    que el médico tiene que elaborar la completa
    comprensión con los familiares del estado del
    paciente.

    Con las explicaciones iniciales surgen profundas dudas
    en el grupo familiar
    y es que los familiares en estos momentos funcionan a nivel
    psicológico por el estrés que
    implica la gravedad de un familiar cercano.

    En el proceso de comunicación con los familiares
    influye la escolaridad del individuo que recibe la
    información, su religión. Capacidad intelectual, lo
    que nos ayuda a brindarle un mayor número de datos que
    facilitan la mejor comprensión del problema.

    También influye la cantidad de familiares puesto
    que la información puede ser brindada a todos o a uno
    sólo y de este a los demás.

    Ahora bien, cuando el médico informa al familiar
    el diagnóstico del paciente puede determinar que elementos
    son los adecuados para el familiar con el que está
    hablando.

    Hay informaciones que no solo son necesarias sino que
    pueden resultar hasta indeseables.

    Sin embargo, es deber del médico ofrecer los
    detalles sobre el estado de
    un paciente grave por muy duro que esto sea, sobre todo si
    está en juego la vida
    del enfermo, pues de lo contrario estaríamos violando uno
    de los principios básicos de la ética
    médica, la autonomía tanto del paciente como del
    familiar.

    Tergiversar la información sobre el estado de un
    paciente al que se le ha efectuado una amputación parcial
    o total de un miembro tiende a crear falsas expectativas en los
    familiares hecho que puede dañar una interrelación
    creada.

    También es importante quien es el familiar que
    reciba la información. Pues si es el menos idóneo
    por sus características personales estaríamos
    adentrándonos en otro problema, ya que si no se interpreta
    bien o tiene la capacidad necesaria para asimilarla surgen otras
    dificultades que van complicando el proceso.

    El médico siempre debe tener presente que la
    mayoría de los casos los problemas éticos en la
    relación con los familiares de los pacientes surgen como
    consecuencia de errores de
    comunicación-información.

    La información a la familia de
    pacientes con una amputación de un miembro debe velar por
    el cumplimiento de los principios de la ética
    médica.

    Las interrogantes familiares emanan de su
    desconocimiento e interés
    por ver sano a su enfermo y son el motor que rigen
    su conducta y actuación.

    Por eso el cumplimiento de los principios de la
    ética médica es un factor que contribuye al buen
    desenvolvimiento de la relación
    médico-paciente-familiar.

    CONCLUSIONES

    • En la medicina existe un cúmulo de reglas,
      conceptos de contenido humanístico: "no perjudiques".
      "el secreto del médico", etc.
    • De este modo el humanismo
      en la medicina sale al margen de la actividad clínica
      del médico y se llena del contenido social. De ellos
      emanan los altos requisitos que se planean al médico,
      a su deber de ciudadano y a su responsabilidad
      profesional.
    • El cumplimiento del médico con su deber
      profesional no debe entrar en contradicción con su
      deber social a pesar de que la actividad profesional del
      médico está orientada a una persona concreta
      resuelve a su vez grandes problemas
      sociales: el principio de los cuales es conservar la vida
      y la salud del hombre.
    • La armonía de los intereses personales y
      sociales da posibilidad al médico de cualquier
      especialidad de aprovechar las vías más
      razonables para realizar las tareas que tiene.
    • En el presente trabajo hemos analizado sólo
      algunos problemas éticos de la medicina
      moderna.
    • Esperamos que este sirva de estímulo para
      profundizar en el análisis de estos
      aspectos.

    BIBLIOGRAFIA

    1-Aristóteles Ética .Apud La Ética
    Soviética hoy .Ed Progreso Moscu.Pag 363,1981.

    2-Problemas éticos-dentó lógicos de
    la medicina en las condiciones de la revolución
    científico técnica.

    3-Ética Médica y deontología
    Vneshtorgizdat. Moscú, 1988.

    4-Alonso, Daniel Ética y deontología
    medica MINSAP La Habana, 1979.

    5-Estudios Éticos Parte I capitulo 1 Pág.5
    Impreso por ENPES La Habana,!987.

    6-Sánchez Vásquez Adolfo Ética
    Capítulos 1,2, y 3.Ed Grijalbo.Mexico, 1969.

    7-Conferencia sobre
    Ética Medica y Pacientes Críticos del Dr.Sergio
    Rabell Taller Provincial de Terapia, 1996.

    8-García Diego La relación entre la
    autonomía y la integridad de la ética medica.
    Boletín de la oficina
    panamericana Vol. 108,1995.

    9-Septiembre/94 Correo de la UNESCO
    Bioética.

     

     

     

    DR. MARIO CHIONG CASTILLO

    Especialista de 1er Grado en Ortopedia y
    Traumatología

    DR. ADALBERTO FRANCISCO FERNÁNDEZ
    ABREU

    Especialista de 1er Grado en Ortopedia y
    Traumatología.

    Centro de investigaciones
    Clínicas.

    DRA. TANIA BRAVO ACOSTA

    Especialista de 2do Grado en Medicina Física y
    Rehabilitación.

    DR SANTIAGO ALFONSO MUÑOZ

    Doctor en Ciencia
    Médicas

    Especialista de 1er Grado en Ortopedia y
    Traumatología

    DRA. MARÍA DEL CARMEN AGUILAR
    CALLEJAS

    Especialista de 1er Grado en
    Radiología.

    DR ORLANDO DEL VALLE ALONSO

    Especialista de 1er Grado en
    Radiología.

    Abril 2005

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