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Simbología religiosa y Popol Vuh




Enviado por raoulhernndez



    1. Introducción: Algunos
      Investigadores
    2. Los Principios Míticos del
      Popol Vuh y los Escritos Sagrados
    3. Los Elementos Sagrados del
      Popol Vuh
    4. Popol Vuh: Como Códice
      Sagrado

    Introducción:
    Algunos Investigadores.

    En el estudio del simbolismo prehispánico se
    destacan algunos investigadores en el pensamiento y
    la simbología precolombina. Entre éstos tenemos a
    Alfonso Caso, Federico González y los estudios elaborados
    por Imbelloni.

    También son importantes las investigaciones
    realizadas por Miguel Rivera Dorado y las interpretaciones
    místicas de Swedenborg, así como las
    investigaciones de Mario Roso de Luna y José
    Argüelles.

    1. Los Principios
    Míticos del Popol Vuh y
    los Escritos Sagrados.

    La génesis cosmogónica del Popol Vuh se
    encuentra en las génesis sagradas y mitológicas de
    otras culturas ocupadas también de la Cosmovisión
    humana. Hay indisolublemente una conexión permanente, en
    estas expresiones simbólicas entre la Divinidad y la
    Humanidad.

    Hermes Trismegisto, considerado un antiguo maestro
    egipcio, en su obra, Corpus Hermeticum, señala que:
    "…Egipto es la
    imagen del
    cielo y la proyección en este mundo, de todo el
    ordenamiento de las cosas celestes
    ."

    Esta descripción de una génesis y una
    cosmogonía de modelo
    original guarda una clara similitud entre los libros
    sagrados precolombinos (Mayas
    Quichès, Incas, etc.),
    los libros sagrados cristianos (Biblia) y los libros sagrados
    orientales antiguos y modernos (Libro de
    Zoroastro, Avesta; el Corán, etc.), incluso los libros
    mitológicos de la Civilización Greco Romana,
    Escandinava, etc.

    Entre ellos, la simbología que gira alrededor de
    hechos, personalidades y lugares geográficos que en muchos
    casos existen físicamente en nuestra Aldea Terrestre,
    fortalecida por historias sagradas trascendentales.

    En todos estos escritos, se presenta dos
    características fundamentales que tienen actualidad
    interpretativa y de práctica cotidiana en el ejercicio de
    las mayorías de sistemas
    religiosas, espirituales y sagrados: por un lado, hay una
    coexistencia entre los planos de la Divinidad y la Humanidad; es
    decir, entre los Seres y Poderes y Principios Superiores de la
    estructura de
    la realidad y la Civilización Humana; y, por otro, se da
    una Unidad Absoluta de carácter sagrado para los líderes
    espirituales contemporáneos y una unidad de
    carácter analógica para los filósofos y científicos de todas las
    épocas históricas de la Sociedad
    Humana. En este último caso, como lo dice, Federico
    González, en su Obra Símbolos Precolombinos":

    "De allí la importancia del Mito, como
    factor sintético aglutinante e intermediario entre los
    distintos planos de la Realidad, a los que conecta, por ser
    él, como símbolo, la Unidad analógica
    que
    religa un mundo con otro, el tiempo con la
    eternidad, lo visible con lo invisible, lo finito con lo
    infinito
    ."

    2. Los Elementos
    Sagrados del Popol Vuh.

    En el Popol Vuh, al igual que los escritos sagrados de
    la antigüedad y la contemporaneidad humana contienen muchos
    elementos divinos.

    El Cielo y
    la
    Tierra.

    Que se puede traducir en lo permanente y lo transitorio.
    La Eternidad con la temporalidad. La vida y la Muerte. Lo
    Superior y lo inferior. Lo alto y lo bajo. La felicidad y el
    sufrimiento. En fin, el simbolismo atemporal y absoluto con el
    simbolismo temporal y espacial.

    Para muchos investigadores mitológicos, la Ciudad
    Celeste y la Ciudad Terrestre. Que en le fondo simboliza la
    Espiritualidad y la terrenalidad. Lo Interno y lo externo. Lo
    Esotérico y lo exotérico, en la concepción
    teosófica integral. La Realidad Inmanifestada y la
    realidad manifestada. La Luz y la
    oscuridad. El Celeste Imperio y el terrestre Imperio para el
    pensamiento chino. La individualidad Divina y la
    Personalidad Humana. La Divinidad y la Humanidad. La
    fraternidad Divina y la fraternidad humana, ésta
    última que representa a la totalidad de la especie humana,
    cuyo principio se halla en el "Primer Padre" y cuyo fin
    está en lo Absoluto, más allá de todos estos
    símbolos y mitos de
    origen humano.

    Genealogía Divina y
    Humana.

    El ser humano tiene un gen divino. Tiene un elemento del
    cromosoma de la "Cèlula" de la Divinidad que condiciona la
    transmisión de los caracteres hereditarios de los
    Principios Superiores a la estructura de la entidad
    humana.

    Esta reproducción divina en lo humano se puede
    abordar en dos vías: desde una visión de su origen
    divino cuando aparece, nace y crece en el mundo de la realidad
    terrestre espacial y temporal, llámese en esta Ciudad
    Terrestre; y, en la visión que la residencia y origen
    humano tiene en los "habitantes" o principios de la celestialidad
    y lo Absoluto, como los ancestros mediatos e inmediatos de la
    raza humana.

    Es precisamente en esta visión genealógica
    en que la mayoría de los libros sagrados y
    mitológicos, al igual que el Popol Vuh se fundamenta su
    Génesis. Una Génesis de la Naturaleza,
    del Universo y la
    Humanidad detallada de forma explicativa-narrativa y
    genealógica. Presentan los orígenes comunes de la
    Humanidad y todas las naciones. Lo mismo sucede en el Popol Vuh y
    lo explica desde la contextualidad e historicidad de su
    pensamiento socio-religioso.

    La Civilización Maya-Quichè desciende de
    los Dioses y sus líderes políticos, sociales y
    religiosos son los más inmediatos de los ancestros de toda
    la Comunidad Social.
    De ahí que, se requiere de un medio que mantenga vivo,
    actualizado y vigorizante esa unión divina y
    humana.

    Para González, los nombres genealógicos
    tienen un sentido numérico, lingüístico,
    astronómico, mágico, rítmico y
    cíclico En consecuencia, se convierten en modelos
    arquetípicos de la Comunidad Maya- Quichè y se
    desarrollan para ello, sistemas rituales "litúrgicos",
    mágicos-espirituales. Al igual, incluso, del pensamiento
    cristiano occidental y las prácticas no cristianas
    orientales.

    Plan de la Divinidad.

    Un Plan del Cielo,
    del firmamento, de la luz y el día se presenta en el Popol
    Vuh, al igual que en la Biblia, el Corán, y, el Avesta
    Zoroastriano. Este plan demanda
    ciertos requerimientos rituales y conductuales, tanto a nivel
    individual y colectivo. Un plan que exige la no alteración
    de las leyes de la
    naturaleza. Que crea la necesidad de elevar el nivel de Conciencia del
    pueblo de esa Civilización. Un reconocimiento de su origen
    divino, la generación y multiplicación de las
    mejores y más altas acciones y
    actitudes
    éticas, legales y morales para garantizar el destino de su
    regreso con sus ancestros en el Universo
    Celeste.

    Los rituales, conductas y
    conciencias persiguen imitar a los arquetipos yacentes en el
    Mundo Celestial, de acuerdo a los lineamientos del Plan Divino
    que configura los aspectos más auténticos de la
    Ciudad Perfecta, Absoluta y Unitaria. El Plan Divino provee a la
    Civilización Humana y, en este caso a la
    Maya-Quichè una armonía y un orden en todos los
    niveles de la existencia y un sentido perfecto a la Vida Humana y
    los contenidos de esa existencialidad
    terrestre.

    La ejecución del Plan de la
    Divinidad y su seguimiento natural se concretiza en la raza
    humana, la cual se convierte en el factor de unidad de lo divino
    con lo terrestre, y la temporalidad y la eternidad. Esa es la
    razón fundamental de la misión
    humana, del Dharma de la Civilización, en ese momento
    histórico precolombino – y del momento actual
    – Esa genealogía que indica el origen general de la
    colectividad y que el cacique líder
    en la civilización Maya-Quichè, el Rey de las
    antiguas monarquías occidentales y orientales, el antiguo
    Faraón Egipcio y el actual sucesor de Pedro en la tierra,
    según el pensamiento cristiano occidental, representan de
    una manera simbólica y sintetizada la conexión de
    los espacios y genealogías de la Divinidad y la
    Humanidad.

    La Ritualidad.

    Como se ha explicado ampliamente, los Ritos que la
    Civilización Maya-Quichè practicaba era una forma
    de representar la vivencia, la actualidad y efectividad de los
    ancestros celestiales con los contemporáneos terrestres.
    Constituían la inspiración y la renovación
    del compromiso de la de la vida individual y colectiva del
    Pueblo.

    La prorrogación de la autoridad y
    representatividad divina de los líderes actuales de ese
    momento histórico. Los sistemas rituales eran – y lo
    siguen siendo – la oxigenación y fortalecimiento del gen
    divino depositado en cada uno de los miembros de la Comunidad
    para seguir con la misión y sentido de los pueblos y las
    personas que lo integraban.

    El Popol Vuh contiene prácticas que representan
    de manera oral según esos tiempos, las instrucciones
    seguidas para ejecutar las ceremonias Mayas-Quichès que se
    practicaban en distintos momentos, épocas y situaciones
    especiales.

    3. Popol Vuh: Como
    Códice Sagrado.

    Para los investigadores que trascienden lo físico
    más allá de las formas, más allá de
    las limitaciones de las tres dimensiones de la materia y
    existe el interés
    superior de comprender y descodificar los contenidos
    holìsticos de los escritos que pretenden de manera
    simbólica presentar aspectos superiores de la Unidad de la
    Realidad, el Popol Vuh representa más que una simple
    narración mitológica precolombina.

    Es la clave del entendimiento y comprensión del
    Principio y fin de la Vida, la naturaleza y la
    humanidad.

    Era la Cosmovisión genealógica que le daba
    sentido a sus tareas comunitarias, funciones
    sociales y decisiones oficiales políticas
    y sociales, culturales y económicas y religiosas y
    reproductivas.

    El Popol Vuh, al igual que todos los libros sagrados de
    la humanidad antigua y actual, a través de sus tradiciones
    orales, prácticas rituales y las manifestaciones de los
    ejercicios de autoridad y poder, al
    igual que hoy en día, era lo que asimilaba el pasado,
    aprovechaba el presente y se preparaban para el futuro; para su
    ahora y sus generaciones, aún más allá de la
    trascendencia-física.

     

     

     

    Raúl A. Hernández
    Bonilla

    San Salvador, El Salvador,

    Agosto de 2005.

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