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Teorías Sociológicas de la Educación




Enviado por seblaza



    1. Teorías
      tradicionales
    2. Teorías crítico
      reproductivistas
    3. Teorías
      crítico radicales

    A. Teorías
    tradicionales

    Las perspectivas tradicioanles surgen con la fecunda
    obra de Durkheim y
    están impregnadas por dos de sus principales
    preocupaciones:

    • los mecanismos por los cuales se mantiene la
      cohesión social en sociedades
      en las que disminuye fuertemente la solidaridad
      mecánica
    • cómo se legitima una jerarquización
      social que responda a una división del trabajo
      social cada vez más compleja producida especialmente
      por el avance tecnológico

    En torno a estas
    funciones
    Durkheim va a presentar como inalienable el papel del Estado.
    Respecto a su función colectiva señala "…
    si damos algún precio a la
    existencia de la sociedad y
    acabamos de ver lo que ella es para nosotros es necesario que
    la
    educación asegure entre los ciudadanos una comunidad
    suficiente de ideas y de sentimientos sin los cuales toda
    sociedad es imposible,
    y para que ella pueda producir ese
    resultado, es preciso además que no sea totalmente
    abandonada al arbitrio de los particulares". En resumen, desde el
    momento en que la educación es una
    función
    esencialmente social, el Estado no
    puede desinteresarse por ella.

    Respecto a su función diferenciadora,
    agrega Durkheim "…Sin cierta diversidad toda cooperación
    se volvería imposible: la educación asegura esa
    diversidad necesaria diversificándose ella misma y
    especializándose -…- Si el trabajo
    está más dividido, provocará en los niños,
    sobre un primer fondo de ideas y sentimientos comunes, una
    más rica diversidad de aptitudes
    profesionales…"

    Homogeneidad y diferenciación se combinan en el
    papel que Durkheim concibe para el Estado en materia
    educativa.

    Estas funciones estarán presentes en el conjunto
    de los autores que, aun poniendo énfasis en aspectos
    diferentes, proponen una relación positiva entre la
    educación y el desarrollo
    social
    .

    Es la corriente estructural funcionalista quien
    más ha contribuido a analizar la relación entre
    Estado y educación desde la perspectiva del consenso y de
    la adecuación de los individuos a los roles sociales
    emergentes.

    La concepción de que el Estado utiliza la
    educación como un mecanismo institucional orientado a
    adscribir las personas más capacitadas a las posiciones
    que suponen conocimientos y responsabilidades mayores, sustenta
    un conjunto de teorías
    acerca de la estratificación social. Para estas
    teorías, el funcionamiento del sistema
    educativo garantiza la posibilidad de una movilidad social
    ascendente que caracteriza a las sociedades modernas.

    Por último, la participación del Estado en
    la educación con el objetivo de
    aumentar la productividad de
    las personas surgió de la mano de las teorías del
    Capital
    Humano. Representada principalmente por T. Shultz -1986-,
    esta perspectiva contó rápidamente con el apoyo de
    instituciones
    que, como la OCDE, enfatizaron que el objeto principal de la
    educación era el desarrollo
    económico
    .

    De acuerdo con esta teoría,
    las desigualdades de ingreso entre los individuos, y por lo tanto
    su diferente aporte a la productividad del país, se
    debía a los distintos niveles de capacidad productiva,
    capacidad que estaba correlacionada con los años de
    escolaridad de cada persona.

    Las teorías del Capital Humano
    tuvieron y aún hoy mantienen una gran influencia en A.
    Latina. Siendo uno de los pilares de las concepciones
    desarrollistas, fueron impulsadas por organismos internacionales
    que, como la CEPAL, han tenido una fuerte presencia en la
    región.

    Uno de los principales exponentes de estas perspectivas
    en A. Latina ha sido José Medina Echavarría -1973-
    quien relaciona la inversión en educación con las
    posibilidades de planificar el crecimiento
    económico sostenido.

    Según Filmus, es posible proponer que el conjunto
    de las teorías funcionalistas y estructural funcionalistas
    respecto a la vinculación entre Estado y educación
    han perdido una importante porción de su capacidad
    explicativa en latinoamérica a partir de mitad de la
    década de los '70. Algunos de estos factores tuvieron que
    ver con las dificultades que afrontaron estas teorías
    en los países centrales cuando un conjunto de los objetivos
    propuestos por los sistemas
    educativos fueron cubiertos –integración, ciudadanía, universalización de la
    escolaridad, crecimiento económico, modernización,
    etc
    .- En estos países surgieron otro tipo de
    teorías que analizaremos seguidamente y que criticaron
    fuertemente las concepciones igualitaristas de la
    educación a partir de su capacidad para reproducir las
    desigualdades.

    Junto con estos factores, desde Latinoamérica
    se empezaron a cuestionar los supuestos teóricos que
    sustentaban estas visiones.
    La crítica
    situación socioeconómica y política de nuestra
    región mostró facetas que contradecían los
    supuestos teóricos de las concepciones optimistas de la
    educación:

    • a pesar de haber crecido sustantivamente los sistemas
      educativos, persistían en la región fuertes
      desigualdades económico-sociales
    • la rigidez de los sistemas de estratificación
      social y la falta de alternativas ocupacionales para sectores
      de la población con alto nivel de escolaridad
      cuestionaron el papel de la educación en torno a la
      movilidad social ascendente
    • los cruentos enfrentamientos políticos
      internos que se sucedieron en varios países pusieron en
      tela de juicio el rol homogeneizador de la escuela en
      torno a la formación ciudadana
    • las diferentes tendencias que adoptaron la curva de
      crecimiento del sistema
      educativo -ascendente- y la del crecimiento económico
      -descendente- dejaron sin argumento a las perspectivas que
      afirmaban que la educación era el sustento principal del
      desarrollo
      económico ocurrido en las últimas
      décadas.

    Los paradigmas que
    sostenían visiones optimistas de la relación entre
    Estado y educación, aun sin perder totalmente su vigencia,
    dejaron de incidir fuertemente en los supuestos conceptuales que
    avalaron las políticas
    educativas de la época.

    Repercusiones en A. Latina: el
    desarrollismo

    Durante la década del '60 se hace claro que el
    subdesarrollo
    no puede seguir considerándose como una pura diferencia de
    cantidad respecto al desarrollo. Se superan así
    concepciones que ven nuestra situación como mero atraso de
    A. Latina respecto del crecimiento acelerado de los países
    centro. La "teoría del desarrollo", que se plasma
    principalmente en el pensamiento de
    la CEPAL, ofrece una interpretación más integral. Junto a
    lo económico empiezan a considerarse los aspectos
    sociales, políticos y valorativos de la situación
    del subdesarrollo. El camino visualizado es menos inercial y da
    lugar a propuestas: es preciso transitar desde una sociedad
    tradicional a otra moderna.

    En este marco la preocupación por la
    educación es central. Ella es una herramienta fundamental
    para construir una sociedad modernizada y tecnocrática.
    Así, la educación es vista como una
    inversión rentable,
    cuyos frutos serían
    recursos
    humanos capaces de producir el desarrollo económico y
    ciudadanos responsables de una democracia
    estable.

    Además la educación acortaría las
    diferencias sociales superando la marginalidad y
    dando lugar a procesos de
    movilidad social.
    Esta manera de pensar se traduce en la
    región en un gran crecimiento de los sistemas educativos y
    ambiciosas reformas.

    En términos de investigación, la preocupación
    central se liga al surgimiento del planeamiento de la
    educación,
    el cual se percibe como el instrumento
    privilegiado para lograr un sistema educativo más
    eficiente, que permita a todos el acceso a la educación y,
    por esta vía, llegar a ser ciudadanos
    productivos.

    B.
    Teorías crítico
    reproductivistas

    El impacto de estas teorías en A. Latina fue
    mucho menos significativo que el que tuvieron las teorías
    tradicionales. Su incidencia fue particularmente menor como
    insumo para la elaboración de políticas educativas
    desde el aparato estatal.

    Sin embargo, por su influencia ideológica en
    amplios sectores de la comunidad académica y en grupos con gran
    predicamento en la conformación de las opiniones de la
    comunidad educativa es necesario analizarla en este trabajo.

    Su principal diferencia respecto a las visiones
    funcionalistas radicó en la concepción del
    Estado y en la función que éste adjudica al sistema
    educativo.
    Dentro de este marco conceptual, la escuela es
    analizada como uno de los mecanismos más idóneos
    para reproducir un sistema social cuya desigualdad se
    originaría en una división social del trabajo
    determinada por relaciones de dominación
    .

    En este caso, el Estado no representaría al
    conjunto de la sociedad ni aspiraría al bien común,
    sino que se presentaría como un instrumento en manos de
    clases o grupos dominantes.

    Es posible diferenciar las perspectivas crítico
    reproductivistas según el distinto énfasis que
    otorgan al papel de la educación en torno a las diferentes
    dimensiones a través de las cuales opera el mecanismo de
    reproducción. Sus focos de atención hacen hincapié
    en:

    • en el rol económico
    • aspectos ideológicos culturales

    El eje principal de las primeras -rol económico-
    se orienta hacia el análisis del principio de correspondencia
    que existiría entre sistema educativo y sistema
    económico en una sociedad. La función de la escuela
    sería crear una apariencia falsamente
    meritocrática que legitimaría la
    reproducción de las relaciones de producción
    .
    En este marco, las escuelas inculcarían a los estudiantes
    las conductas apropiadas para ocupar roles sociales en la
    estructura
    jerárquica de la sociedad y el trabajo
    capitalista.

    Según Bowles y Gintis -1976-, el sistema
    educativo ayuda a integrar a la juventud al
    sistema económico. Éste, mediante una
    correspondencia estructural entre sus relaciones sociales en la
    educación no sólo acostumbra al estudiante a la
    disciplina del
    lugar de trabajo, sino que desarrolla los tipos de comportamiento
    personal,
    estilos de auto-presentación, la auto-imagen y la
    identificación con la clase
    social,
    que son componentes cruciales de la adecuación
    al puesto de trabajo. Al mismo tiempo, las
    desigualdades entre las escuelas de acuerdo con el sector social
    que concurre a ellas, contribuiría a generar un ambiente
    adecuado a la jerarquía para lo cual se los
    forma.

    Por el lado de la segunda perspectiva -aspectos
    ideológicos culturales-, al contrario de lo planteado por
    Durkheim, se propone que el Estado no selecciona valores y
    conocimientos comunes y consensuados por toda la sociedad para
    distribuirlos homogéneamente a través del sistema
    educativo, sino que selecciona sólo una parte del universo popular
    y es aquel que está vinculado con las perspectivas de los
    sectores dominantes.
    Para Althuser -1974- la
    educación se convierte en un aparato ideológico del
    Estado, ya que para la reproducción de la fuerza de
    trabajo no sólo es necesario reproducir su
    calificación sino también reproducir las reglas del
    orden establecido.

    Señala Filmus que es posible afirmar que los
    aspectos positivos de estas teorías estuvieron vinculados
    con la incorporación de un marco crítico para el
    análisis de una realidad escolar hasta el momento
    excesivamente idealizada.

    Sin embargo estas perspectivas crítico
    reproductivistas encontraron serias dificultades para dar cuenta
    de otro conjunto de procesos que se desarrollan en el sistema
    educativo.

    Su principal limitación se centró en su
    incapacidad para explicar el crecimiento sostenido y
    permanente de la demanda
    educativa por parte de los sectores populares y en comprender las
    potencialidades democratizadoras que conlleva este proceso.

    Otro de los obstáculos insalvables de dichas
    teorías fue el análisis del rol docente. Al
    circunscribir su actividad a la reproducción de un
    arbitriario cultural, asoció su papel a la defensa de los
    intereses de los sectores dirigentes.

    Parece evidente, dice A. Puiggrós -1995-, que
    educador y
    educando no pueden ser vistos únicamente como una
    proyección de sujetos sociales o políticos -en este
    caso dominantes y dominados- sin empobrecer notoriamente las
    perspectivas de análisis del vínculo
    pedagógico.

    Finalmente, según Filmus, la importante capacidad
    crítica de estos marcos teóricos no encontró
    un correlato en la elaboración de propuestas alternativas
    a la hora de definir funciones transformadoras para el Estado y
    la sociedad en materia educativa.

    Repercusiones en A. Latina: la teoría de la
    dependencia

    Hacia fines de los '60 y comienzos de los '70, el
    optimismo desarrollista se desvanece y lo sucede una época
    conflictiva. El análisis social produce la "teoría
    de la dependencia", que trata de hacer ver que la
    explicación de los males sociales debe buscarse en la
    estructura económica de la sociedad, en vez de explicar
    las deficiencias de ésta por el tradicionalismo social y
    cultural. Además, se acentúa la conciencia de que
    nuestra estructura económica no puede leerse
    desconectada del desarrollo capitalista mundial, el cual la
    condiciona.

    Para los cultores de esta teoría, la
    educación es el instrumento para la reproducción
    ideológica y social del sistema imperante, es decir
    ésta sería su función social. Y en cuanto a
    los temas de investigación de esta corriente
    teórica, se hace especial énfasis en el estudio de
    las desigualdades internas del sistema educativo.

    C.
    Teorías crítico radicales

    La publicación en 1971 del libro de M.
    Young Knowledge and Control
    simbolizan la ruptura con el paradigma
    liberal y la aparición de una sociología
    de la educación crítica, que ha recibido el
    nombre de Nueva Sociología de la
    Educación.

    Aquí vamos a analizr tres líneas de
    desarrollo teórico y de investigación aplicada que
    se alejan tanto de la sociología de la educación
    funcionalista, de su caracter positivista y su optimismo ingenuo,
    como de las teorías de la reproducción y de su
    mecanicismo y pesimismo.

    En primer lugar nos referiremos a los desarrollos de
    la sociología de la educación
    interpretativa.
    Frente a una teoría funcionalista de
    la educación centrada en los procesos de socialización y selección,
    el paradigma interpretativo considera que la sociología de
    la educación ya no es concebible como un área de
    investigación distinta de la sociología del
    conocimiento
    y reorienta la investigación hacia la interacción entre profesorado y alumnado,
    las categorías o conceptos utilizados por los educadores y
    el curriculum.

    En el segundo apartado nos ocuparemos de la
    teoría de las resistencias. Bajo esta
    denominación se inscriben los trabajos de autores que,
    desde una perspectiva próxima a las teorías de la
    reproducción, critican el caracter reduccionista y
    estructuralista de las mismas e incorporan las acciones y la
    conciencia de los agentes al análisis de la realidad
    educativa.

    Sus proposiciones pueden considerarse a medio camino
    entre las teorías de la reproducción y las
    interpretativas: partiendo de una comprensión marxista
    de la educación como espacio de lucha y conflicto
    político e ideológico, reflejo del conflicto entre
    grupos
    sociales, las teorías de la resistencia
    incluyen la posibilidad de cambio
    educativo a partir de las contestaciones que los grupos
    subordinados pueden ejercer sobre las estructuras de
    dominación.

    En América
    Latina la
    globalización mundial y la difusión del
    neoliberalismo
    han dado lugar a economías abiertas y han atrasado el
    desarrollo autónomo, lo que dio lugar a un aumento de los
    niveles de pobreza y
    exclusión, con marcado desempleo y
    subempleo.

    La concentración de la riqueza se ha acentuado y
    por lo tanto las desigualdades y la estratificación
    social, aumentando la brecha entre las clases dominantes y las
    desposeídas.

    No se deja de reconocer el papel privilegiado de grupos
    dirigentes, pero recuperan estas teorías el protagonismo
    de los actores sociales, aunque esto no significa diluirlos en la
    suma de las voluntades individuales.

    La sociedad, a tavés de una multiplicidad de
    actores, deja de ser una mera reproductora, para transformarse en
    una productora, creadora y recreadora de estos procesos. Aquella
    es un espacio de contradicciones y conflictos y
    el desafío es precisamente, encontrar el punto de
    confluencia entre las estructuras y las voluntades
    individuales.

    Sobre el tema de la educación se observa una
    mirada más ecléctica respecto de los paradigmas
    anteriores, tomando de ellos algunos aspectos positivos,
    aunque el enfoque de los problemas
    educativos no es unidireccional.

    No hay una teoría específica que englobe
    estas nuevas perspectivas de análisis de la
    educación, no existe por lo tanto un paradigma propiamente
    dicho. De lo que se puede hablar es de una serie de rasgos
    comunes entre estas nuevas visiones.

    La visión de la escuela es más matizada,
    no se la ve como único medio para salir del subdesarrollo
    ni como la panacea para superar todos los problemas
    sociales y sacar a los sectores populares de la pobreza. Pero
    tampoco se la ve como el aparato implacable de
    reproducción social y de inculcación de una
    ideología dominante.

    A diferencia de las teorías reproductivas,
    sostiene que la reproducción del sistema social no se
    da por la transmisión dentro del sistema educativo, sino
    precisamente por la exclusión del mismo de vastos sectores
    sociales.

    Nuestra educación se basó en la
    garantía de acceso a niveles similares de
    educación, pero esto no funcionó debido a las
    diferencias de origen de los alumnos, por lo tanto los procesos
    deben ser diferentes para que los resultados finales sean
    iguales.

    O sea que hay que brindar mejores condiciones de
    aprendizaje a
    quienes provienen de peores puntos de partida.

    Esto supone la valorización de la diversidad
    cultural, en especial en Latinoamérica, y lleva para
    algunos autores a la descentralización y autonomía de las
    instituciones.

    Las corrientes interpretativas de la sociología
    de la educación se alejan tanto de las teorías
    funcionalistas o tradicionales, de carácter positivista y optimismo ingenuo,
    como de las teorías de la reproducción, de su
    mecanicismo y su pesimismo.

    La producción de estas perspectivas
    interpretativas fue más teórica que
    empírica, y en un corto espacio de tiempo entró en
    crisis.

    Dentro de estas líneas interpretativas se
    encuentra la Nueva Sociología de la
    Educación,
    para la cual el problema se desplaza a la
    propia escuela, como institución que provoca el fracaso
    escolar de los grupos más desfavorecidos.

    Uno de los aspectos más controvertidos es que
    carga sobre los docentes la
    responsabilidad de la educación. Los
    responsabiliza de lo que ocurre en el aula, cuando en definitiva
    su labor está sujeta a relaciones de poder que le
    son externas.

    Otra perspectiva interpretativa es el interaccionismo
    simbólico
    , cuyo principio fundamental es que los
    actores son los propios constructores de sus acciones y de la
    significación de las mismas, pero lo más importante
    es la introducción del nivel de conciencia de los
    agentes en el análisis.

    Sus acciones no son producto del
    instinto ni de la imposición, sino que son conscientes.
    Profesorado o alumnado evalúan los pro y los contra de sus
    acciones. Hargreaves estudia las restricciones externas que
    limitan las acciones del profesorado.

    Esta corriente hace aportes importantes en los
    descriptivo pero a nivel explicativo sus aportaciones son menos
    sólidas.

    En Estados Unidos,
    en los años ochenta, tuvo lugar una investigación
    sustantiva sobre el currículum. Lo valioso de la
    Sociología del Currículum es la
    aproximación al estudio del conocimiento educativo que
    relaciona constantemente teoría y
    práctica.

    Apple estudia el papel que desempeña el
    currículum en la creación y mantenimiento
    del monopolio
    ideológico de las clases dominantes.

    En su análisis nos habla de tres niveles de
    currículum: el oficial o explícito, el
    currículum oculto y el currículum en uso.
    También culpa al profesorado y dice que se debe elaborar
    un currículum "a prueba de profesores".

    Otras perspectivas crítico radicales son las
    Teorías de la Resistencia, que sin negar la no
    neutralidad de de la institución escolar, critican el
    carácter unidireccional de las teorías de la
    reproducción sobre como es inculcada la ideología
    dominante, y la pasividad en la recepción de los mensajes
    por parte de los grupos dominados. La Teoría de la
    Resistencia sostiene la complejidad de este proceso y da
    importancia a la lucha y oposición de los sectores
    populares, que genera la posibilidad del cambio
    educativo.

    Es central el concepto de
    producción cultural de Willis, como un conjunto de
    prácticas materiales y
    simbólicas, elaboradas colectivamente por individuos que
    comparten las mismas condiciones de existencia. Sostiene que el
    abandono
    escolar por parte de alumnos de los sectores populares no es
    por incapacidad, sino una oposición consciente a lo que la
    escuela representa para ellos.

    Pero esta actitud acaba
    siendo reproductora de las relaciones sociales de clase, en la
    medida que conduce a la elección de trabajos manuales.

    Muy importante también es el concepto de
    hegemonía para definir una forma de dominación que,
    más que por imposición o inculcación
    ideológica, ejerce el control social a partir del uso de
    instrumentos ideológicos para imponer una determinada y
    única visión del mundo según los sectores
    dominantes.

    En los temas educativos se sigue valorando la
    expansión del sistema pero ahora ocupa un lugar central la
    calidad de la
    educación. Se presta mayor atención a la
    relación educación-sociedad y se tratan de ver las
    causas y consecuencias de los problemas educativos.

    Las corrientes anteriores -tradicionales y
    reproductivistas- realizaban estudios macro, ahora se da
    importancia a lo micro,
    con aportaciones fundamentales de los
    trabajos etnográficos de la década del sesenta. Se
    busca lo cotidiano, la actitud de los distintos actores, las
    formas de enseñar, los mecanismos que dañan su
    calidad, o sea los problemas concretos a los que se enfrentan
    educadores y educandos. Y ésto se logra oyendo a los
    propios actores del proceso educativo.

    Algunos de los temas específicos de
    investigación, además de los mencionados, son la
    educación rural, la educación indígena y
    multicultural, el bilingüismo, la educación de
    la mujer y la
    crítica a la transmisión del sexismo por medio de
    la escuela y la educación
    preescolar. Los marcos de análisis son más
    acotados para dar respuesta a preguntas también acotadas,
    pero esto tiene la ventaja de una mayor factibilidad de
    ser llevado a la práctica.

    Se ha prestado especial atención al
    currículum, alrededor del cual se ha generado toda una
    corriente de investigación.

    La sociología interpretativa analiza el propio
    proceso educativo, especialmente el estudio de la gestión
    y la transmisión del conocimiento. Uno de los trabajos
    empíricos más representativos fue el de Keddie
    sobre el carácter subjetivo de los criterios utilizados
    por el profesorado en la evaluación
    de los estudiantes, con ocultas valoraciones de clase
    social.

    También se multiplicaron los trabajos
    etnográficos sobre diferentes aspectos de la vida escolar.
    La Sociología del Currículum realiza importantes
    estudios sobre los libros de
    textos utilizados en los establecimientos escolares, no solamente
    sobre su contenido sino también sobre el tema de las
    editoriales, y el proceso concentrador en grandes empresas.

    También han analizado el papel que juegan estas
    empresas en la dirección dada a la educación y en
    la difusión de los resultados de los trabajos de investigación educativa.

    Entre las Teorías de la Resistencia son
    fundamentales los estudios de Giroux sobre
    el papel de los profesores como intelectuales
    transformativos.

    En América
    Latina van a criticar de las teorías anteriores la
    adopción acrítica de perspectivas
    pensadas para otras sociedades, con otros problemas y otras
    circunstancias, sin negar que representan un importante
    enriquecimiento teórico
    . Por lo tanto su mayor
    contribución a la ecuación de nuestra región
    es el estudio y aplicación a nuestras realidades del
    momento.

    Entre los autores más importantes debemos
    mencionar a Michael Young (1971) de las corrientes
    interpretativas, Basil Bernstein de la nueva sociología
    británica y Hargreaves (1967) de la Nueva
    Sociología de la Educación (1967). Dentro del
    interaccionismo se destaca Word (1977),
    Pollar (1982) y la investigación etnometodológica
    de Garfinkel (1976) y Cicourel (1974).

    En la Sociología del Currículum su
    principal expositor es Apple (1979) y también hace
    importantes aportes Anyon. En la Sociología de la
    Resistencia los estudios más destacados son de Willis
    (1977) y Giroux (1981).

    En muestra
    región podemos destacar la obra de Paulo Freire y
    su Pedagogía del Oprimido.

    También hay que mencionar los trabajos de Daniel
    Filmus, Braslavsky, Germán Rama, Tedeso y Adriana
    Puiggrós dentro del nuevo paradigma emergente.

    BIBLIOGRAFÍA

    • Filmus, "Estado, sociedad y educación en la
      Argentina de fin de siglo. Procesos y desafíos", la
      parte que habla sobre la teoría clásica de la
      sociología y su ramificación hacia la
      educación: el capital humano.
    • Diversos apuntes de cátedra de la materia
      Sociología de la Educación, Facultad de
      Filosofía y Letras, UNCuyo, Argentina

     

     

    Autor:

    Lic. Sebastián Laza

    Profesor: Lic. Néstor Navarro

    PROFESOR DE SOCIOLOGÍA DE LA
    EDUCACIÓN

    CICLO DE PROFESORADOS PARA PROFESIONALES

    FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS

    UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO

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