A. Teorías
tradicionales
Las perspectivas tradicioanles surgen con la fecunda
obra de Durkheim y
están impregnadas por dos de sus principales
preocupaciones:
- los mecanismos por los cuales se mantiene la
cohesión social en sociedades
en las que disminuye fuertemente la solidaridad
mecánica - cómo se legitima una jerarquización
social que responda a una división del trabajo
social cada vez más compleja producida especialmente
por el avance tecnológico
En torno a estas
funciones
Durkheim va a presentar como inalienable el papel del Estado.
Respecto a su función colectiva señala "…
si damos algún precio a la
existencia de la sociedad y
acabamos de ver lo que ella es para nosotros es necesario que
la
educación asegure entre los ciudadanos una comunidad
suficiente de ideas y de sentimientos sin los cuales toda
sociedad es imposible, y para que ella pueda producir ese
resultado, es preciso además que no sea totalmente
abandonada al arbitrio de los particulares". En resumen, desde el
momento en que la educación es una
función
esencialmente social, el Estado no
puede desinteresarse por ella.
Respecto a su función diferenciadora,
agrega Durkheim "…Sin cierta diversidad toda cooperación
se volvería imposible: la educación asegura esa
diversidad necesaria diversificándose ella misma y
especializándose -…- Si el trabajo
está más dividido, provocará en los niños,
sobre un primer fondo de ideas y sentimientos comunes, una
más rica diversidad de aptitudes
profesionales…"
Homogeneidad y diferenciación se combinan en el
papel que Durkheim concibe para el Estado en materia
educativa.
Estas funciones estarán presentes en el conjunto
de los autores que, aun poniendo énfasis en aspectos
diferentes, proponen una relación positiva entre la
educación y el desarrollo
social.
Es la corriente estructural funcionalista quien
más ha contribuido a analizar la relación entre
Estado y educación desde la perspectiva del consenso y de
la adecuación de los individuos a los roles sociales
emergentes.
La concepción de que el Estado utiliza la
educación como un mecanismo institucional orientado a
adscribir las personas más capacitadas a las posiciones
que suponen conocimientos y responsabilidades mayores, sustenta
un conjunto de teorías
acerca de la estratificación social. Para estas
teorías, el funcionamiento del sistema
educativo garantiza la posibilidad de una movilidad social
ascendente que caracteriza a las sociedades modernas.
Por último, la participación del Estado en
la educación con el objetivo de
aumentar la productividad de
las personas surgió de la mano de las teorías del
Capital
Humano. Representada principalmente por T. Shultz -1986-,
esta perspectiva contó rápidamente con el apoyo de
instituciones
que, como la OCDE, enfatizaron que el objeto principal de la
educación era el desarrollo
económico.
De acuerdo con esta teoría,
las desigualdades de ingreso entre los individuos, y por lo tanto
su diferente aporte a la productividad del país, se
debía a los distintos niveles de capacidad productiva,
capacidad que estaba correlacionada con los años de
escolaridad de cada persona.
Las teorías del Capital Humano
tuvieron y aún hoy mantienen una gran influencia en A.
Latina. Siendo uno de los pilares de las concepciones
desarrollistas, fueron impulsadas por organismos internacionales
que, como la CEPAL, han tenido una fuerte presencia en la
región.
Uno de los principales exponentes de estas perspectivas
en A. Latina ha sido José Medina Echavarría -1973-
quien relaciona la inversión en educación con las
posibilidades de planificar el crecimiento
económico sostenido.
Según Filmus, es posible proponer que el conjunto
de las teorías funcionalistas y estructural funcionalistas
respecto a la vinculación entre Estado y educación
han perdido una importante porción de su capacidad
explicativa en latinoamérica a partir de mitad de la
década de los '70. Algunos de estos factores tuvieron que
ver con las dificultades que afrontaron estas teorías
en los países centrales cuando un conjunto de los objetivos
propuestos por los sistemas
educativos fueron cubiertos –integración, ciudadanía, universalización de la
escolaridad, crecimiento económico, modernización,
etc.- En estos países surgieron otro tipo de
teorías que analizaremos seguidamente y que criticaron
fuertemente las concepciones igualitaristas de la
educación a partir de su capacidad para reproducir las
desigualdades.
Junto con estos factores, desde Latinoamérica
se empezaron a cuestionar los supuestos teóricos que
sustentaban estas visiones. La crítica
situación socioeconómica y política de nuestra
región mostró facetas que contradecían los
supuestos teóricos de las concepciones optimistas de la
educación:
- a pesar de haber crecido sustantivamente los sistemas
educativos, persistían en la región fuertes
desigualdades económico-sociales - la rigidez de los sistemas de estratificación
social y la falta de alternativas ocupacionales para sectores
de la población con alto nivel de escolaridad
cuestionaron el papel de la educación en torno a la
movilidad social ascendente - los cruentos enfrentamientos políticos
internos que se sucedieron en varios países pusieron en
tela de juicio el rol homogeneizador de la escuela en
torno a la formación ciudadana - las diferentes tendencias que adoptaron la curva de
crecimiento del sistema
educativo -ascendente- y la del crecimiento económico
-descendente- dejaron sin argumento a las perspectivas que
afirmaban que la educación era el sustento principal del
desarrollo
económico ocurrido en las últimas
décadas.
Los paradigmas que
sostenían visiones optimistas de la relación entre
Estado y educación, aun sin perder totalmente su vigencia,
dejaron de incidir fuertemente en los supuestos conceptuales que
avalaron las políticas
educativas de la época.
Repercusiones en A. Latina: el
desarrollismo
Durante la década del '60 se hace claro que el
subdesarrollo
no puede seguir considerándose como una pura diferencia de
cantidad respecto al desarrollo. Se superan así
concepciones que ven nuestra situación como mero atraso de
A. Latina respecto del crecimiento acelerado de los países
centro. La "teoría del desarrollo", que se plasma
principalmente en el pensamiento de
la CEPAL, ofrece una interpretación más integral. Junto a
lo económico empiezan a considerarse los aspectos
sociales, políticos y valorativos de la situación
del subdesarrollo. El camino visualizado es menos inercial y da
lugar a propuestas: es preciso transitar desde una sociedad
tradicional a otra moderna.
En este marco la preocupación por la
educación es central. Ella es una herramienta fundamental
para construir una sociedad modernizada y tecnocrática.
Así, la educación es vista como una
inversión rentable, cuyos frutos serían
recursos
humanos capaces de producir el desarrollo económico y
ciudadanos responsables de una democracia
estable.
Además la educación acortaría las
diferencias sociales superando la marginalidad y
dando lugar a procesos de
movilidad social. Esta manera de pensar se traduce en la
región en un gran crecimiento de los sistemas educativos y
ambiciosas reformas.
En términos de investigación, la preocupación
central se liga al surgimiento del planeamiento de la
educación, el cual se percibe como el instrumento
privilegiado para lograr un sistema educativo más
eficiente, que permita a todos el acceso a la educación y,
por esta vía, llegar a ser ciudadanos
productivos.
B.
Teorías crítico
reproductivistas
El impacto de estas teorías en A. Latina fue
mucho menos significativo que el que tuvieron las teorías
tradicionales. Su incidencia fue particularmente menor como
insumo para la elaboración de políticas educativas
desde el aparato estatal.
Sin embargo, por su influencia ideológica en
amplios sectores de la comunidad académica y en grupos con gran
predicamento en la conformación de las opiniones de la
comunidad educativa es necesario analizarla en este trabajo.
Su principal diferencia respecto a las visiones
funcionalistas radicó en la concepción del
Estado y en la función que éste adjudica al sistema
educativo. Dentro de este marco conceptual, la escuela es
analizada como uno de los mecanismos más idóneos
para reproducir un sistema social cuya desigualdad se
originaría en una división social del trabajo
determinada por relaciones de dominación.
En este caso, el Estado no representaría al
conjunto de la sociedad ni aspiraría al bien común,
sino que se presentaría como un instrumento en manos de
clases o grupos dominantes.
Es posible diferenciar las perspectivas crítico
reproductivistas según el distinto énfasis que
otorgan al papel de la educación en torno a las diferentes
dimensiones a través de las cuales opera el mecanismo de
reproducción. Sus focos de atención hacen hincapié
en:
- en el rol económico
- aspectos ideológicos culturales
El eje principal de las primeras -rol económico-
se orienta hacia el análisis del principio de correspondencia
que existiría entre sistema educativo y sistema
económico en una sociedad. La función de la escuela
sería crear una apariencia falsamente
meritocrática que legitimaría la
reproducción de las relaciones de producción.
En este marco, las escuelas inculcarían a los estudiantes
las conductas apropiadas para ocupar roles sociales en la
estructura
jerárquica de la sociedad y el trabajo
capitalista.
Según Bowles y Gintis -1976-, el sistema
educativo ayuda a integrar a la juventud al
sistema económico. Éste, mediante una
correspondencia estructural entre sus relaciones sociales en la
educación no sólo acostumbra al estudiante a la
disciplina del
lugar de trabajo, sino que desarrolla los tipos de comportamiento
personal,
estilos de auto-presentación, la auto-imagen y la
identificación con la clase
social, que son componentes cruciales de la adecuación
al puesto de trabajo. Al mismo tiempo, las
desigualdades entre las escuelas de acuerdo con el sector social
que concurre a ellas, contribuiría a generar un ambiente
adecuado a la jerarquía para lo cual se los
forma.
Por el lado de la segunda perspectiva -aspectos
ideológicos culturales-, al contrario de lo planteado por
Durkheim, se propone que el Estado no selecciona valores y
conocimientos comunes y consensuados por toda la sociedad para
distribuirlos homogéneamente a través del sistema
educativo, sino que selecciona sólo una parte del universo popular
y es aquel que está vinculado con las perspectivas de los
sectores dominantes. Para Althuser -1974- la
educación se convierte en un aparato ideológico del
Estado, ya que para la reproducción de la fuerza de
trabajo no sólo es necesario reproducir su
calificación sino también reproducir las reglas del
orden establecido.
Señala Filmus que es posible afirmar que los
aspectos positivos de estas teorías estuvieron vinculados
con la incorporación de un marco crítico para el
análisis de una realidad escolar hasta el momento
excesivamente idealizada.
Sin embargo estas perspectivas crítico
reproductivistas encontraron serias dificultades para dar cuenta
de otro conjunto de procesos que se desarrollan en el sistema
educativo.
Su principal limitación se centró en su
incapacidad para explicar el crecimiento sostenido y
permanente de la demanda
educativa por parte de los sectores populares y en comprender las
potencialidades democratizadoras que conlleva este proceso.
Otro de los obstáculos insalvables de dichas
teorías fue el análisis del rol docente. Al
circunscribir su actividad a la reproducción de un
arbitriario cultural, asoció su papel a la defensa de los
intereses de los sectores dirigentes.
Parece evidente, dice A. Puiggrós -1995-, que
educador y
educando no pueden ser vistos únicamente como una
proyección de sujetos sociales o políticos -en este
caso dominantes y dominados- sin empobrecer notoriamente las
perspectivas de análisis del vínculo
pedagógico.
Finalmente, según Filmus, la importante capacidad
crítica de estos marcos teóricos no encontró
un correlato en la elaboración de propuestas alternativas
a la hora de definir funciones transformadoras para el Estado y
la sociedad en materia educativa.
Repercusiones en A. Latina: la teoría de la
dependencia
Hacia fines de los '60 y comienzos de los '70, el
optimismo desarrollista se desvanece y lo sucede una época
conflictiva. El análisis social produce la "teoría
de la dependencia", que trata de hacer ver que la
explicación de los males sociales debe buscarse en la
estructura económica de la sociedad, en vez de explicar
las deficiencias de ésta por el tradicionalismo social y
cultural. Además, se acentúa la conciencia de que
nuestra estructura económica no puede leerse
desconectada del desarrollo capitalista mundial, el cual la
condiciona.
Para los cultores de esta teoría, la
educación es el instrumento para la reproducción
ideológica y social del sistema imperante, es decir
ésta sería su función social. Y en cuanto a
los temas de investigación de esta corriente
teórica, se hace especial énfasis en el estudio de
las desigualdades internas del sistema educativo.
La publicación en 1971 del libro de M.
Young Knowledge and Control
simbolizan la ruptura con el paradigma
liberal y la aparición de una sociología
de la educación crítica, que ha recibido el
nombre de Nueva Sociología de la
Educación.
Aquí vamos a analizr tres líneas de
desarrollo teórico y de investigación aplicada que
se alejan tanto de la sociología de la educación
funcionalista, de su caracter positivista y su optimismo ingenuo,
como de las teorías de la reproducción y de su
mecanicismo y pesimismo.
En primer lugar nos referiremos a los desarrollos de
la sociología de la educación
interpretativa. Frente a una teoría funcionalista de
la educación centrada en los procesos de socialización y selección,
el paradigma interpretativo considera que la sociología de
la educación ya no es concebible como un área de
investigación distinta de la sociología del
conocimiento
y reorienta la investigación hacia la interacción entre profesorado y alumnado,
las categorías o conceptos utilizados por los educadores y
el curriculum.
En el segundo apartado nos ocuparemos de la
teoría de las resistencias. Bajo esta
denominación se inscriben los trabajos de autores que,
desde una perspectiva próxima a las teorías de la
reproducción, critican el caracter reduccionista y
estructuralista de las mismas e incorporan las acciones y la
conciencia de los agentes al análisis de la realidad
educativa.
Sus proposiciones pueden considerarse a medio camino
entre las teorías de la reproducción y las
interpretativas: partiendo de una comprensión marxista
de la educación como espacio de lucha y conflicto
político e ideológico, reflejo del conflicto entre
grupos
sociales, las teorías de la resistencia
incluyen la posibilidad de cambio
educativo a partir de las contestaciones que los grupos
subordinados pueden ejercer sobre las estructuras de
dominación.
En América
Latina la
globalización mundial y la difusión del
neoliberalismo
han dado lugar a economías abiertas y han atrasado el
desarrollo autónomo, lo que dio lugar a un aumento de los
niveles de pobreza y
exclusión, con marcado desempleo y
subempleo.
La concentración de la riqueza se ha acentuado y
por lo tanto las desigualdades y la estratificación
social, aumentando la brecha entre las clases dominantes y las
desposeídas.
No se deja de reconocer el papel privilegiado de grupos
dirigentes, pero recuperan estas teorías el protagonismo
de los actores sociales, aunque esto no significa diluirlos en la
suma de las voluntades individuales.
La sociedad, a tavés de una multiplicidad de
actores, deja de ser una mera reproductora, para transformarse en
una productora, creadora y recreadora de estos procesos. Aquella
es un espacio de contradicciones y conflictos y
el desafío es precisamente, encontrar el punto de
confluencia entre las estructuras y las voluntades
individuales.
Sobre el tema de la educación se observa una
mirada más ecléctica respecto de los paradigmas
anteriores, tomando de ellos algunos aspectos positivos,
aunque el enfoque de los problemas
educativos no es unidireccional.
No hay una teoría específica que englobe
estas nuevas perspectivas de análisis de la
educación, no existe por lo tanto un paradigma propiamente
dicho. De lo que se puede hablar es de una serie de rasgos
comunes entre estas nuevas visiones.
La visión de la escuela es más matizada,
no se la ve como único medio para salir del subdesarrollo
ni como la panacea para superar todos los problemas
sociales y sacar a los sectores populares de la pobreza. Pero
tampoco se la ve como el aparato implacable de
reproducción social y de inculcación de una
ideología dominante.
A diferencia de las teorías reproductivas,
sostiene que la reproducción del sistema social no se
da por la transmisión dentro del sistema educativo, sino
precisamente por la exclusión del mismo de vastos sectores
sociales.
Nuestra educación se basó en la
garantía de acceso a niveles similares de
educación, pero esto no funcionó debido a las
diferencias de origen de los alumnos, por lo tanto los procesos
deben ser diferentes para que los resultados finales sean
iguales.
O sea que hay que brindar mejores condiciones de
aprendizaje a
quienes provienen de peores puntos de partida.
Esto supone la valorización de la diversidad
cultural, en especial en Latinoamérica, y lleva para
algunos autores a la descentralización y autonomía de las
instituciones.
Las corrientes interpretativas de la sociología
de la educación se alejan tanto de las teorías
funcionalistas o tradicionales, de carácter positivista y optimismo ingenuo,
como de las teorías de la reproducción, de su
mecanicismo y su pesimismo.
La producción de estas perspectivas
interpretativas fue más teórica que
empírica, y en un corto espacio de tiempo entró en
crisis.
Dentro de estas líneas interpretativas se
encuentra la Nueva Sociología de la
Educación, para la cual el problema se desplaza a la
propia escuela, como institución que provoca el fracaso
escolar de los grupos más desfavorecidos.
Uno de los aspectos más controvertidos es que
carga sobre los docentes la
responsabilidad de la educación. Los
responsabiliza de lo que ocurre en el aula, cuando en definitiva
su labor está sujeta a relaciones de poder que le
son externas.
Otra perspectiva interpretativa es el interaccionismo
simbólico, cuyo principio fundamental es que los
actores son los propios constructores de sus acciones y de la
significación de las mismas, pero lo más importante
es la introducción del nivel de conciencia de los
agentes en el análisis.
Sus acciones no son producto del
instinto ni de la imposición, sino que son conscientes.
Profesorado o alumnado evalúan los pro y los contra de sus
acciones. Hargreaves estudia las restricciones externas que
limitan las acciones del profesorado.
Esta corriente hace aportes importantes en los
descriptivo pero a nivel explicativo sus aportaciones son menos
sólidas.
En Estados Unidos,
en los años ochenta, tuvo lugar una investigación
sustantiva sobre el currículum. Lo valioso de la
Sociología del Currículum es la
aproximación al estudio del conocimiento educativo que
relaciona constantemente teoría y
práctica.
Apple estudia el papel que desempeña el
currículum en la creación y mantenimiento
del monopolio
ideológico de las clases dominantes.
En su análisis nos habla de tres niveles de
currículum: el oficial o explícito, el
currículum oculto y el currículum en uso.
También culpa al profesorado y dice que se debe elaborar
un currículum "a prueba de profesores".
Otras perspectivas crítico radicales son las
Teorías de la Resistencia, que sin negar la no
neutralidad de de la institución escolar, critican el
carácter unidireccional de las teorías de la
reproducción sobre como es inculcada la ideología
dominante, y la pasividad en la recepción de los mensajes
por parte de los grupos dominados. La Teoría de la
Resistencia sostiene la complejidad de este proceso y da
importancia a la lucha y oposición de los sectores
populares, que genera la posibilidad del cambio
educativo.
Es central el concepto de
producción cultural de Willis, como un conjunto de
prácticas materiales y
simbólicas, elaboradas colectivamente por individuos que
comparten las mismas condiciones de existencia. Sostiene que el
abandono
escolar por parte de alumnos de los sectores populares no es
por incapacidad, sino una oposición consciente a lo que la
escuela representa para ellos.
Pero esta actitud acaba
siendo reproductora de las relaciones sociales de clase, en la
medida que conduce a la elección de trabajos manuales.
Muy importante también es el concepto de
hegemonía para definir una forma de dominación que,
más que por imposición o inculcación
ideológica, ejerce el control social a partir del uso de
instrumentos ideológicos para imponer una determinada y
única visión del mundo según los sectores
dominantes.
En los temas educativos se sigue valorando la
expansión del sistema pero ahora ocupa un lugar central la
calidad de la
educación. Se presta mayor atención a la
relación educación-sociedad y se tratan de ver las
causas y consecuencias de los problemas educativos.
Las corrientes anteriores -tradicionales y
reproductivistas- realizaban estudios macro, ahora se da
importancia a lo micro, con aportaciones fundamentales de los
trabajos etnográficos de la década del sesenta. Se
busca lo cotidiano, la actitud de los distintos actores, las
formas de enseñar, los mecanismos que dañan su
calidad, o sea los problemas concretos a los que se enfrentan
educadores y educandos. Y ésto se logra oyendo a los
propios actores del proceso educativo.
Algunos de los temas específicos de
investigación, además de los mencionados, son la
educación rural, la educación indígena y
multicultural, el bilingüismo, la educación de
la mujer y la
crítica a la transmisión del sexismo por medio de
la escuela y la educación
preescolar. Los marcos de análisis son más
acotados para dar respuesta a preguntas también acotadas,
pero esto tiene la ventaja de una mayor factibilidad de
ser llevado a la práctica.
Se ha prestado especial atención al
currículum, alrededor del cual se ha generado toda una
corriente de investigación.
La sociología interpretativa analiza el propio
proceso educativo, especialmente el estudio de la gestión
y la transmisión del conocimiento. Uno de los trabajos
empíricos más representativos fue el de Keddie
sobre el carácter subjetivo de los criterios utilizados
por el profesorado en la evaluación
de los estudiantes, con ocultas valoraciones de clase
social.
También se multiplicaron los trabajos
etnográficos sobre diferentes aspectos de la vida escolar.
La Sociología del Currículum realiza importantes
estudios sobre los libros de
textos utilizados en los establecimientos escolares, no solamente
sobre su contenido sino también sobre el tema de las
editoriales, y el proceso concentrador en grandes empresas.
También han analizado el papel que juegan estas
empresas en la dirección dada a la educación y en
la difusión de los resultados de los trabajos de investigación educativa.
Entre las Teorías de la Resistencia son
fundamentales los estudios de Giroux sobre
el papel de los profesores como intelectuales
transformativos.
En América
Latina van a criticar de las teorías anteriores la
adopción acrítica de perspectivas
pensadas para otras sociedades, con otros problemas y otras
circunstancias, sin negar que representan un importante
enriquecimiento teórico. Por lo tanto su mayor
contribución a la ecuación de nuestra región
es el estudio y aplicación a nuestras realidades del
momento.
Entre los autores más importantes debemos
mencionar a Michael Young (1971) de las corrientes
interpretativas, Basil Bernstein de la nueva sociología
británica y Hargreaves (1967) de la Nueva
Sociología de la Educación (1967). Dentro del
interaccionismo se destaca Word (1977),
Pollar (1982) y la investigación etnometodológica
de Garfinkel (1976) y Cicourel (1974).
En la Sociología del Currículum su
principal expositor es Apple (1979) y también hace
importantes aportes Anyon. En la Sociología de la
Resistencia los estudios más destacados son de Willis
(1977) y Giroux (1981).
En muestra
región podemos destacar la obra de Paulo Freire y
su Pedagogía del Oprimido.
También hay que mencionar los trabajos de Daniel
Filmus, Braslavsky, Germán Rama, Tedeso y Adriana
Puiggrós dentro del nuevo paradigma emergente.
- Filmus, "Estado, sociedad y educación en la
Argentina de fin de siglo. Procesos y desafíos", la
parte que habla sobre la teoría clásica de la
sociología y su ramificación hacia la
educación: el capital humano. - Diversos apuntes de cátedra de la materia
Sociología de la Educación, Facultad de
Filosofía y Letras, UNCuyo, Argentina
Autor:
Lic. Sebastián Laza
Profesor: Lic. Néstor Navarro
PROFESOR DE SOCIOLOGÍA DE LA
EDUCACIÓN
CICLO DE PROFESORADOS PARA PROFESIONALES
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CUYO