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- Obispos de Sonora, Sinaloa y Las
Californias - La Real
Cédula - Ejecutoriales del nuevo Obispado
de Sonora
La mañana del 11 de mayo de
1783, un carruaje escoltado por seis hombres armados, viajaba por
el camino real de Álamos a El Fuerte, en él viajaba
Don Bartolomé Salido, Tesorero Real y Guardián del
azogue de la Corona y principal ciudadano de Álamos, lo
acompañaba su bella sobrina Luz De Alvarado.
Iban a recibir a Fray Antonio de los Reyes que recién
había sido nombrado por el Papa Pío VI, Obispo de
Sonora, Sinaloa y las Californias, para darle la bienvenida e
invitarlo a pasar la noche en la hacienda Tapizuelas, propiedad de
la familia De
Alvarado. Al Obispo lo acompañaban sus sobrinos
José Almada, también sacerdote y Antonio Almada
quien nueve meses después se casaría con Luz, para
dar origen a una de las familias mas ricas y aristócratas
que ha habido en Sonora.
La idea de la
creación de un obispado en el Noroeste de la Nueva
España,
giraba en la cabeza de las autoridades virreinales y
eclesiásticas desde el primer tercio del siglo XVII. Para
el año de 1638 el trabajo
realizado por los misioneros jesuitas
mediante los sistemas de
catequización diferentes a la de las otras órdenes
religiosas, había logrado encauzar la vida de los
aborígenes.
Desde los del Río Piaxtla en el sur, hasta los
páramos del desierto de Arizona, los jesuitas en una
incansable labor , a través de una larga cadena de
misiones, trabajaban en favor de las diferentes tribus, que hasta
antes de su llegada, habían vivido prácticamente en
un estado
primitivo.
Las noticias de la
creciente prosperidad espiritual y material, lograda por los
jesuitas, entre la población indígena, pronto llegaron
a los oídos de las autoridades virreinales y
eclesiásticas seculares, quienes juzgaron había
llegado el momento de exigir diezmos y tributos
reales a la nueva población cristiana. El Rey pidió
los informes
respectivos al Virrey , al Obispo de Durango y a los propios
jesuitas, quienes temerosos del riesgo que
corrían sus misiones, redactaron un informe en el que
presentaron la situación real de las mismas y que tuvo la
fuerza
necesaria para convencer al Rey de desechar la idea de la
creación de una diócesis en esta
región.
La idea de la creación de la creación de
un obispado en el territorio del noroeste volvió a
manifestarse en la segunda década del siglo XVIII, la idea
no pasó de ser una simple iniciativa ya que no
tenía muchos partidarios.
Los jesuitas no vieron con simpatía la idea ya
que la lejanía de las autoridades diocesanas localizadas
en Durango y Guadalajara, les favorecía la permanencia del
sistema misional
que ellos habían fundado.
El Obispo de Guadalajara, a quien pertenecían las
provincias de las Californias y el de Durango a quien
pertenecían las provincias de Sonora y Sinaloa, tampoco
vieron con simpatía el proyecto, ya que
la erección de un nuevo obispado les
ocasionaría la pérdida de territorio. Además
las condiciones socioeconómicas no favorecían la
erección del obispado que se pretendía.
Pero al consumarse la expulsión de los jesuitas
por decreto del Rey Carlos III de fecha 27 de febrero de 1767,
las cosas cambiaron para las misiones fundadas por los misioneros
ignacianos. El Obispo de Durango Pedro Tamarón y Romeral
pugnó porque se le asignaran los pueblos más
prósperos, en calidad de
curatos, que antes habían sido administrados por los
jesuitas.
La administración ineficiente de los prelados
de Tamarón y Romeral quienes dilapidaron los bienes que
pararon en las manos de los criollos y españoles aunado a
la poca iniciativa y recursos intelectuales
de los curas, ocasionó que las misiones entraran en
crisis. De
hecho, las autoridades civiles no veían con buenos ojos la
idea de asignar nuevos curatos a un obispado tan grande como el
de Durango, sino la de crear un nuevo obispado. José de
Gálvez y el marqués De Croix, cuando propusieron la
creación de la una comandancia en las provincias del
noroeste, también recomendaron la creación de una
diócesis nueva.
Fr. Antonio de los Reyes había llegado a Sonora
en 1767 con carácter de visitador a la misión de
Cucurpe, a raíz de la expulsión de los jesuitas y
el 6 de julio de 1772 rindió un informe al virrey Bucareli
y Ursúa con el nombre de " Noticia y estado actual
de las Misiones que en la Provincia de Sonora administran los
padres del Colegio de Propaganda
Fide de la Santa Cruz de Querétaro" en la que
hacía una dura crítica
a la labor que realizaban dichos religiosos en la Provincia, y
que entre otras cosas decía:
… no conocen estos curas a sus feligreses, pero se
valen de buenos medios para
cobrar sus derechos y obvenciones , en
cuya ejecución se experimentan increíbles
opresiones por los recaudadores o comisionados que nombran los
curas todos los años; y ésta es una de las causas
que obligan a los españoles, mulatos y demás gentes
de razón, a andar vagando por las misiones y los pueblos,
sin fijar domicilio, de donde se originan otros muchos males que
no pueden remediar los misioneros, porque si obligados de la
caridad les administran los sacramentos y movidos o estimulados
de su conciencia
quieren remediar algunos amancebamientos que en lo público
son tenidos por matrimonios y a este modo, otros
escándalos, el cura " in patíbus" clama y se querella,
que los misioneros le usurpan su jurisdicción; si se
recurre a los superiores, se defienden y aprueban por la mitra
éstos desórdenes, y se continúan las
iglesias y los fieles de Sonora, en peor estado que las iglesias
de Grecia.(Villa W. Eduardo, Síntesis
Histórica del Obispado de Sonora, desde su erección
hasta el momento presente)
Molestos los miembros de la curia eclesiástica
del Colegio de la Santa Cruz de Querétaro, acordaron
comunicar al virrey Bucareli, que algunas proposiciones del
informe de De los reyes, habían sido reprobadas por
ofensivas y escandalosas a los superiores civiles y
eclesiásticos, y se le pedía además la
devolución del original para corregir dichas proposiciones
o en su defecto que se agregara al informe el escrito de protesta
presentado.
El virrey les contestó que su escrito de protesta
quedaría agregado al documento, pero con diplomacia les
hizo ver su excesivo escrúpulo al mismo tiempo que
defendía la sinceridad y celo con los que De los Reyes
había cumplido con su deber.
Cuando el Rey aprobó el plan para la
creación de Comandancia, expresó su conformidad con
la creación de una nueva diócesis, pero como muchos
proyectos que
deberían ser aprobados por el Rey, tardó mucho en
ser realizado.
El Comandante Teodoro de Croix allegó
recomendaciones a la Corte española para que apresurara la
creación del obispado, en tanto que José de
Gálvez impulsaba los trámites obligatorios como
eran la obtención del parecer de los prelados de la
iglesia
española y el acuerdo del Supremo Consejo de Indias. Por
fin el 10 de agosto de 1769 fue aprobado por Real
Orden
El Duque de Grimaldi, agente diplomático del Rey
, promovió la solicitud a la Santa Sede , hasta que por
fin el 7 de mayo de 1779, el Papa Pío VI expidió la
bula * titulada " Inmensa Divinae Pietatis
Charitas" por la cual se decretó la
creación del obispado de Sonora, que debería quedar
integrado por las provincias de Sonora, Sinaloa que se le
segregaban al obispado de Durango y las Californias que se le
segregaban al obispado de Guadalajara y como sede episcopal se
designó a la ciudad de Arizpe.
Sin embargo no fue hasta el 15 de marzo de 1790, en que
se expidió una Real Orden en la que se
comisionó a Don Pedro Galindo y Navarro, asesor de las
Provincias Internas, para hacer la división del nuevo
obispado, quien la llevó a cabo el 28 de abril del mismo
año.
A la nueva mitra se le asignaron los siguientes límites:
Al sur el Río de las Cañas, al oriente los linderos
de Sinaloa y Sonora con la Nueva Vizcaya ( Chihuahua y Durango),
por el poniente el Mar del Sur o Pacífico hasta el puerto
de San Francisco en la Nueva California, hacia el norte no se le
asignó límite por estar ocupadas aquellas tierras
por los apaches.
Se inició entonces el proceso de
selección del titular de la silla
episcopal. El Supremo Consejo de Indias presentó al Rey
tres candidatos; todos ellos franciscanos: Fr. Juan Ramos de
Lora, del Colegio de San Fernando de México,
quien había sido misionero en las Californias y que
después sería Obispo de Venezuela, Fr.
Antonio de los Reyes, del Colegio de la Santa Cruz de
Querétaro, que había sido presidente de las
misiones de la pimería alta. El Rey se decidió por
Antonio de los Reyes, quien había recibido todo el apoyo
del visitador José de Gálvez., Hecha la
presentación ante el Papa, ya que era la costumbre, debido
a que por virtud del Real Patronato, el Rey podía
presentar candidatos a obispos al Papa.
Fue entonces que en el Consistorio* del 11
de septiembre de 1780 fue preconizado por el Papa Pío VI
como Primer Obispo de Sonora, Sinaloa y las
Californias.
El Rey de España le señaló una
dotación anual de cinco mil pesos y ordenó que se
le anticiparan los emolumentos correspondientes a dos años
y le otorgó la comisión real para que se encargara
de la institución de cuatro nuevas custodias de la orden
de San Francisco de Asís en las provincias septentrionales
de la Nueva España que deberían ser nombradas como:
San Carlos de Sonora, Concepción de Nuevo México,
San Antonio de
la Nueva Vizcaya y San Fernando de las Californias. La de San
Carlos de Sonora; que es la que nos ocupa, quedó
constituida en Ures el 23 de octubre de 1783.
Fr. Antonio de los Reyes nació en la Villa de
Aspe, Orihuela, España, el 11 de Septiembre de 1729 y fue
hijo de Antonio de los Reyes y de Josefa Carrasco. Ingresó
a la orden de San Francisco y en vino a la Nueva España y
en 1767 fue enviado a las misiones de Sonora, a raíz de la
expulsión de los jesuitas, como presidente de las mismas y
se estableció en Cucurpe. También trabajó
como misionero en las provincias de Texas y Nuevo Santander (
Tamaulipas)
Una hermana de Fr. Antonio de los Reyes, llamada Antonia
se casó con Josef Almada y Galipienzo, con quien tuvo tres
hijos: José Antonio Juan, Antonio Roque Juan y Rafael
Cosme Damián. Cuando De los Reyes fue nombrado Obispo ,
decidió que lo acompañaran a la Nueva
España, sus sobrinos José; ordenado sacerdote,
Antonio; que había estudiado un curso de minería, y
el Teniente Antonio, militar de carrera e hijo de su hermano
Teodoro.
El 20 de marzo de 1782 el obispo De los Reyes,
acompañado por sus tres sobrinos, y un séquito de
misioneros, zarpó de Málaga rumbo a su nueva
encomienda pastoral.
Una vez en la Ciudad de México, fue consagrado
obispo de Sonora, Sinaloa y las Californias en la parroquia de
Tacubaya el 15 de Septiembre de 1782 por al Arzobispo de
México Alonso Núñez de Haro y Peralta y unos
días después fue recibido por el
cuadragésimo Virrey de la Nueva España, General
Martín de Mayorga.
Terminados sus asuntos en la capital el
obispo de los Reyes, acompañado por sus sobrinos y
misioneros, emprendió su viaje hacia las provincias,
pasando antes por Querétaro para conferenciar con los
frailes del Colegio de la Santa Cruz, donde fue recibido con
frialdad, debido al conflicto
existente con ellos debido al informe que rindió en 1772
de su actuar en las misiones de las que ahora, él era el
responsable. El conflicto con los frailes de Querétaro,
atormentaría a De los Reyes hasta el último
día de su vida.
De Querétaro, De los Reyes viajó a El
Rosario, Sinaloa donde el 25 de febrero de 1783 tomo
posesión de la mitra. De ahí emprendió su
viaje a Arizpe con el fin de establecerse en esa ciudad, como lo
indicaba la bula emitida por el Papa.
El 11 de mayo de 1783 llegó a Álamos,
donde se detuvo debido a que su equipaje estaba detenido ya que
el Capitán del presidio de Buenavista no había
mandado los veinticinco soldados que se le ordenaron enviara para
escoltar al prelado en su camino hacia el norte, ante el peligro
de los ataques de indios, por lo que decidió estacionarse
en esa ciudad hasta que pasara la época de lluvias. El
viaje a Arizpe lo realizó poco después pero para
enero de 1784 regresó a Álamos donde decidió
finalmente establecer la cabecera de la mitra, ante la
lejanía de Arizpe.
El obispo De los Reyes fue el precursor de la educación en
Sonora, ya que cuando llegó a Sonora, no existía
ningún centro de educación y durante
los pocos años que duró su gestión
fundó siete escuelas primarias en distintos lugares y
cátedras de gramática castellana y latina, una en
Arizpe y otra en Álamos. Esta última la
atendió junto con su sobrino; también sacerdote
José Almada.
El obispo De los Reyes también fue el iniciador
de la construcción de la Iglesia de
Álamos, de la que se iniciaron los trabajos en 1786 y fue
terminada cuarenta años mas tarde. El diseño
original de una catedral de dos torres fue cambiado a una torre
con cúpula. Los candelabros, lámparas e incensarios
eran de plata y el barandal de bronce y la plata del altar fue
hecho por artesanos de Oaxaca. Estatuas labradas a mano con
coronas doradas y túnicas incrustadas con piedras
preciosas adornaban los altares y la custodia, cálices y
ornamentos eran también de oro. La
construcción se interrumpió por algunos años
debido a la muerte de
Juan Ros, el contratista original y se reinició en 1803
bajo la responsabilidad de Camilo San Martín, un
constructor de Durango, quien quizá la terminó en
1815 aunque los trabajos continuaron hasta 1826..
El obispo Antonio de los Reyes Carrasco enfermó
repentinamente a finales de febrero de 1787 y murió el 6
de marzo del mismo año. El diagnóstico medico fue fiebre, pero se
cree que murió de pulmonía. Álamos se puso
de luto y miles de personas de todas partes de Sonora vinieron a
rendirle su último homenaje antes de que sus restos fueran
sepultados bajo el altar principal de la parroquia de ladrillo,
que se localizaba junto a la de piedra que el
fundó.
El 27 de mayo de 1883, el Papa León XIII
dividió El obispado de Sonora, Sinaloa y las Californias
creando las diócesis de Sinaloa y la de Sonora, misma que
estableció su sede en Hermosillo.
Después 13 de Enero de 1919 el Papa Benedicto XV
dividió el obispado de Sonora en el de Hermosillo y
Cajeme, que es como funcionan hasta ahora.
*Bula : Carta especial o documento en la Iglesia
católica relativo a materia de fe
o cuestiones generales que lleva el sello del Papa. En la
edad media, la
palabra bula significaba 'sello', por lo que se aplicaba
también al documento en el que se realizaba la
impresión.
La aplicación de este término, de forma
exclusiva, a los documentos
papales, en oposición a los
documentos de Estado que llevan el membrete real, es un hecho
moderno hasta cierto punto.
El sello pontifical impreso en la mayoría de las bulas
está hecho de plomo y lleva estampado a un lado el nombre
del Papa reinante, y al otro lado, las figuras de las cabezas de
san Pedro y san Pablo. Se añade un sello dorado, o bulla
áurea, a los documentos papales de especial
importancia.
Un decreto del Papa León XIII en 1878
permitió la estampación de membretes rojos en lugar
de sellos para facilitar el correo. Otra de las innovaciones de
León XIII fue la sustitución del manuscrito romano
por el documento gótico arcaico, utilizado por papas
anteriores. Hasta el siglo XI las bulas pontificias se
escribían en papiro; más tarde pasó a
utilizarse el pergamino.
*Consistorio: (del latín, consistere, 'permanecer
juntos'), término aplicado en el antiguo Imperio romano al
lugar de reunión del concilio imperial. Tras el siglo III
d.C. el término fue aplicado al propio concilio, el cual
se
convirtió en el tribunal judicial supremo en etapas
posteriores del imperio. Hasta la época de Marco Aurelio,
el emperador romano ejerció en persona su
suprema autoridad
judicial, que cubría asuntos presentados ante él
para que tomara una decisión, al igual que la
apelación de los juicios de los pretores provinciales en
todo el imperio.
El poder judicial
del emperador fue transferido en consecuencia a un concilio
compuesto en gran parte por
juristas, quienes actuaron en su nombre y cuyos juicios
poseían la misma autoridad que sus estatutos. Los juicios
del consistorio se conocían como decretos (decreta) y
conformaban una parte decisiva de la legislación
imperial (constituciones) del posterior Imperio romano.
La forma del consistorio imperial fue absorbido y adaptado por la
antigua Iglesia cristiana. Los consistorios fueron establecidos
por obispos, aunque la Iglesia aplicó de forma
específica el término a las asambleas del clero
romano y los obispos de las sedes suburbanas a partir de las
cuales se desarrolló el Sacro colegio cardenalicio. La
Iglesia católica apostólica romana, en los tiempos
modernos, mantiene consistorios públicos en el Vaticano
para cumplir funciones
solemnes, tales como imponer la mitra a un cardenal, las
plegarias finales en la cuestión de la canonización
y la recepción de un embajador.
Los consistorios, secretos o corrientes, a los cuales
sólo tienen acceso los cardenales, se reúnen para
discutir asuntos administrativos. Los consistorios
semipúblicos o extraordinarios, que incluyen a obispos y a
cardenales, se reúnen para dar un voto final a la
canonización propuesta.
En la Iglesia oriental ortodoxa cada obispo tiene su propio
consistorio de tres a siete miembros nominados por él y
confirmados por el sínodo gobernante. En la ley
eclesiástica anglicana, el consistorio, o corte
consistorial, es el tribunal en el cual el obispo ejercita su
jurisdicción ordinaria legal.
Después de la reforma del procedimiento
jurídico inglés
en 1857, a las cortes consistoriales se les reconoció tan
sólo su estricta jurisdicción
eclesiástica.
En las iglesias luteranas el consistorio es un conjunto de
clérigos, tanto nacionales como provinciales, encargados
de diferentes asuntos de la
administración eclesiástica. Estos organismos
supervisan y ejercitan
disciplina en
la práctica religiosa y en la educación de la
congregación, el clero y los profesores de escuela y
examinan además a los candidatos para desempeñar
el ministerio. En la Iglesia reformada holandesa el consistorio
es la corte eclesiástica más baja, estando a cargo
de la comunidad
local.
OBISPOS
DE SONORA , SINALOA Y LAS CALIFORNIAS
Residieron en Álamos, Sonora:
Antonio de los Reyes (1783 –
1787)
Miguel Antonio Cuevas ( 8 de agosto de 1787)( su
nombramiento no se conoció en Álamos)
José Joaquín Granados Gálvez
(1788 – 1794)
Residió en Real del Rosario,
Sinaloa:
Damián Martínez de Galinzoga ( 1794
– 1796)
Residieron en San Miguel de Culiacán,
Sinaloa:
Francisco de Jesús Rousset de la Rosa (1798
– 1814)
Bernardo del Espíritu
Santo Martínez y Ocejo ( 1817 –
1825)
Ángel Mariano Morales y Jasso (
Renunció antes de tomar posesión)
Lázaro de la Garza y Ballesteros (1838 –
1850)( durante su obispado, se separaron las Californias
creando el suyo )
Pedro Loza y Pardavé
Gil Alamán
José María de Jesús Uriarte
( En su época se dividió el obispado y él
quedó como obispo de Sinaloa)
José María de Jesús
Rico
Herculano López de la Mora
Ignacio Valdespino y Díaz
Por la real Cédula expedida por
el Rey Carlos III el 17 de marzo de 1783, se creó el
obispado de Sonora, Sinaloa y las Californias y el primer obispo
fue el fraile francisco don Antonio de los Reyes.
El rey-Don Pedro Galindo Navarro, Auditor de Guerra del
Gobierno y
comandancia General de las provincias internas de Nueva
España. Por cuanto habiendo resuelto se erigía un
nuevo Obispado con el titulo de Sonora, comprehensivo en la misma
Provincia y de las Sinaloa y California en el Distrito de este
Gobierno y Comandancia General, por lo cual mandé
solicitar la conveniente Bula de su Santidad y obtenida y
dándosele el pase correspondiente me expuso su consejo de
cámara de las Indias en consulta de cuatro de septiembre
del año próximo pasado, que para verificar el
Complemento de mis loables intenciones en esta parte, me sirviese
nombrar sujeto secular que según costumbres, y de acuerdo
con don Francisco Antonio de los Reyes, provisto para la
expresada nueva Mitra hiciese la asignación y
división del territorio, que debería componerla
denominada nueva Diócesis: Conformándome con este
dictamen y atendiendo a la satisfacción con que me hallo
de nuestro mérito, literatura y demás
buenas prendas, he tenido a bien nombrados, como por la presente
mi Real Cédula os nombro, para la mencionada
Comisión.
Por tanto os ordeno y mando, que de acuerdo con el
enunciado Reverendo Obispo Electo, y arreglándoos a lo que
previene la insinuada Bula de su Santidad, practiques la
división y adjudicación del territorio que ha de
componer la referida nueva Diócesis, comprendiendo en ella
las Provincias de Sonora y Sinaloa, que se deberán
segregar y desmembrar del Obispado de Durango; y de Guadalajara
la Provincia de California (para la cual tiene dado el
consentimiento los respectivos Prelados) dejando a los personas
de ambos sexos, que habiten en las enunciadas tres provincias
sujetas en los espiritual al Reverendo nuevo Obispo quien por
razón de tal deberá usar de los derechos, autoridad
y jurisdicción ordinaria, según, y como los usan
los demás Reverendos Obispos de esos Dominios , y sujetos
en la calidad de sufragáneo al Arzobispado de
México; y evacuando este punto, y hecha igualmente por el
expresado Reverendo Obispo electo la erección de su
iglesia Catedral, y estatutos con que debe regirse, conformes en
cuanto sea dable a los de las de Guadalajara y Durango que son
por más inmediatos, ya que han estado incorporados hasta
ahora las enunciadas Provincias, en la forma en que se le encarga
por Cédula separada, de la fecha de ésta, me
daréis cuenta con la correspondiente justificación
por mano de mi infrascrito Secretario, que así es mi
voluntad.-
Fecha en El Pardo, a diez y siete e marzo de mil
setecientos ochenta y tres. –Yo el Rey- Por mandato del Rey
Nuestro Señor.-Antonio Ventura de Taranco.- Al Auditor de
Guerra del Gobierno y Comandancia General de las Provincias
Internas de Nueva España, ordenándosele que de
acuerdo con el Reverendo Obispo Electo de Sonora, y
arreglándose a la Bula de Su Santidad para la
erección de este nuevo Obispado, proceda a hacer la
división y adjudicación de que ha de componerse,
con lo demás que se expresa.(Acosta Roberto, Apuntes
Históricos Sonorenses)
EJECUTORIALES DEL NUEVO OBISPADO DE
SONORA
…habiendo tenido por conveniente mandar se erija un
nuevo obispado con el titulo de Sonora , desmembrándose
para ello la propia provincia de Sonora y Sinaloa del obispado de
Durango, y la de California del e Guadalajara y
estableciéndose el prelado y su catedral con el componente
número de prebendados, en el pueblo de Arizpe (a quien,
para su mayor lustre y decoro, he concedido titulo de ciudad),
suplique su santidad se sirviese expedir la bula correspondiente,
a cuya instancia condescendió, y en su Consejo le presente
para el referido nuevo Obispado, a Fray Antonio de los Reyes, de
la Orden de San Francisco, presidente que fue de las misiones de
la Pimería alta, en la enunciada provincia de Sonora, (y
que es ahora) residente en estos reinos (de
España); y, despachadas sus bulas, se han presentado por
su parte en mi Consejo de Cámara de la Indias,
suplicándome que, conforme al tenor de ellas, me dignase
mandar darles el pase y expedir el correspondiente despacho para
que pueda servir su Obispado y poner su provisores, vicarios y
otros oficiales, en cuya vista, y de lo expuesto por mi fiscal, lo he
tenido ha bien, mediante a lo cual, y haber hecho (Fray Antonio)
el juramento acostumbrado, conforme a lo dispuesto por la ley
primera, título siete, libro primero
de la Recopilación de la Indias, de guardar y cumplir todo
lo perteneciente a las regalías y derechos de mi Real
patronato y que no irá ni vendrá en cosa alguna
contra lo comprendido en él, y así mismo que
observará ley trece, título tercero, libro primero
de la Nueva recopilación de estos reinos de Castilla, no
estorbando la cobranza de mis derechos y rentas reales, ni la de
los novenos que en los diezmos del mencionado nuevo Obispado me
pertenecieren, sino que, antes bien, los dejará pedir y
cobrar a la persona o personas cuyo cargo fuere su administración lisa y llanamente, sin
contradicción alguna, os ordeno y mando a todos y cada uno
de vosotros (gobernantes, capitanes de las Provincias Internas,
representantes y oidores de la Real Audiencia de Nueva Galicia, y
otros cualesquiera jueces y justicias) que, recomiendo las bulas
originales o su traslado autorizado en forma jurídica
observéis su tenor, dando y haciendo dar al expresado
padre fray Antonio de los Reyes la posesión del referido
obispado, y lo tengáis por tal obispo y prelado de
él y le dejéis hacer su oficio…, y que se le
acuda con cinco mil pesos de congrua…, que he determinado
asignarle por resolución en consulta de mi Consejo de
Cámara de la Indias…
Yo, el rey
Fuente: Ejecutoriales del nuevo obispado de Sonora… El
pardo, 4 febrero 1781. AGI, Guadalajara 553
Acosta Roberto(1984) Apuntes Históricos
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Historia,
Geografía
y Biografías
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Cd.
Obregón Sonora
Por:
Ignacio Lagarda Lagarda