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Los retos de la educación vistos desde la concepción psicológica




Enviado por imayo58



    1. La práctica educativa
      cubana actual: insuficiencias y retos
    2. Vigencia y actualidad de las
      concepciones de L. I. Bozhovich
    3. La perspectiva motivacional
      afectiva de la educación
    4. Referencias
      Bibliográficas

    Introducción

    Un problema epistemológico actual de las ciencias de la
    educación, es lo que hemos denominado como el problema
    de la traducción. El mismo consiste en la
    incapacidad de las investigaciones
    educativas concretas para traducir el inmenso caudal de
    conocimientos acumulados en otras ciencias
    colaterales y afines por su objeto de estudio. Con el
    término traducir queremos señalar la necesidad de
    que estos conocimientos provenientes de otras ciencias deben ser
    reinterpretados educativamente, formulados desde lo
    educativo.

    En la psicología
    encontramos abundantes muestras de este problema. La obra de la
    eminente psicóloga soviética L. I. Bozhovich, es
    una muestra
    fehaciente.

    El libro
    más publicado y que debió ser estudiado en su
    formación universitaria por varias generaciones de
    educadores cubanos fue "La personalidad y
    su formación en la edad infantil
    ". Publicado en la
    URSS a finales de la década del cincuenta del pasado siglo
    y en Cuba en los
    setenta, hoy a casi medio siglo de distancia, asombra por su
    actualidad y vigencia.

    Muchas de las críticas y alertas contenidas en
    este libro, lamentablemente siguen vigentes. Las ideas de esta
    autora profusamente estudiadas en la formación de docentes no se
    tradujeron en la práctica educativa cubana y hoy
    más que nunca requieren de su relectura y
    consideración práctica.

    Naturalmente, algunas de las tesis
    psicológicas generales de esta autora han caducado y han
    sido sometidas a reevaluación, incluso por
    psicólogos cubanos. Su concepción de la necesidad
    de nuevas impresiones, así como la categoría
    orientación de la personalidad, por ejemplo,
    fueron criticadas por F. González (1987, 1990).
    También algunos docentes argumentaban que las
    caracterizaciones psicológicas de los niños,
    adolescentes y
    jóvenes contenidas en su libro, no se correspondían
    con las particularidades psicológicas de los pares
    cubanos.

    Sin embargo, creemos que la médula teórica
    contenida en esta obra en los conceptos, vivencia,
    posición interna
    y situación social del
    desarrollo
    constituyen herramientas
    esenciales en la investigación y la práctica
    educativa, cuya vigencia y actualidad persiste. Los mismos, ya
    contenidos en las ideas de Vigotsky,
    encontraron continuidad teórica e investigativa en sus
    trabajos, constituyendo un paso de avance en el
    conocimiento psicológico desde la perspectiva
    histórico cultural.

    El trabajo que
    ponemos a consideración pretende llamar la atención sobre la necesidad de rescatar el
    pensamiento de
    L. I. Bozhovich y de su traducción educativa. Para ello
    iniciamos con una valoración crítica
    de lo que consideramos son insuficiencias de la práctica
    educativa actual, para luego hacer una reseña de los
    aportes de esta autora, en calidad de
    premisas teóricas para el perfeccionamiento de la
    práctica educativa. Se concluye con un esbozo de las ideas
    que tenemos sobre el papel de lo motivacional en la
    reconstrucción de una nueva práctica
    educativa.


    1. La práctica
    educativa cubana actual: insuficiencias y retos.

    Intentar un análisis crítico de la
    práctica educativa cubana resulta una tarea controvertida
    y difícil. Controvertida por la coyuntura
    sociopolítica en que vivimos, donde un discurso que
    haga referencia a las insuficiencias de la educación cubana, por
    un lado puede servir de bandera para la propaganda
    contrarrevolucionaria de los enemigos de Cuba y por otro puede
    ser mal interpretado por los sujetos y actores que se
    desempeñan en este sector de la vida cubana.

    Lo anterior también hace que la empresa sea
    difícil, pues justamente determina que resulte
    virtualmente inexistente publicación científica
    alguna que aborde este aspecto, desde el necesario equilibrio de
    la crítica.

    A riesgo de
    resultar limitado en nuestras valoraciones y de que las mismas
    sean mal recibidas por algunos sectores académicos e
    institucionales, y guiados por el interés de
    llamar la atención sobre lo que consideramos es una
    necesidad apremiante y estratégica de la educación,
    proponemos a continuación algunas ideas sobre las
    insuficiencias de la práctica educativa cubana actual. Las
    mismas son el resultado de la experiencia como docente, directivo
    e investigador de uno de los autores del presente trabajo, que
    por más de 17 años ha estado en
    contacto con la educación de forma general y
    particularmente con la formación de docentes.

    Debemos aclarar que no nos proponemos un análisis
    de la política educacional, algo necesario pero
    que rebasa nuestras posibilidades, tampoco abordaremos de manera
    directa el conjunto de las investigaciones educacionales y
    pedagógicas, por iguales razones. El objeto de nuestras
    reflexiones será la práctica educativa, tomando
    como referente principal al educando.

    El análisis detallado de cada una de las
    insuficiencias que relacionaremos merecen por sí mismas un
    espacio particular, lo cual queda pendiente, nos limitamos tan
    solo a expresar nuestra visión sobre las mismas, siendo
    conscientes de la necesaria profundización.

    a) Intelectualismo

    No es casual que en la literatura
    psicológica y educacional contemporánea, el
    paradigma
    cognitivo conductual y el constructivismo
    sean prácticamente dominantes. Ello tiene
    condicionamientos económicos y políticos muy
    concretos.

    Las corrientes cognitivistas contemporáneas,
    sustentadas en el idealismo
    subjetivo kantiano y el positivismo,
    precisamente propugnan un hombre que
    reacciona no ante la realidad que refleja, sino ante una construcción subjetiva de esa realidad, un
    hombre que no se relaciona con la realidad objetiva, sino con una
    realidad
    virtual, simbólica.

    Para este tipo de hombre y de acuerdo con estas teorías, los valores
    son una construcción intelectual que se aprenden, que se
    construyen subjetivamente. De esta afirmación se infiere
    el carácter manipulable de la formación
    de valores.

    En ausencia de una valoración crítica de
    las consecuencias ideológicas de las teorías
    cognitivitas y en interés de concretar la
    concepción cubana de la clase como el
    momento educativo fundamental del proceso, hemos
    caído en posiciones inconsecuentes con los fundamentos
    psicológicos de orientación marxista. En la
    práctica la clase ha devenido en el único momento
    educativo que es objeto de una dirección pedagógica, más o
    menos científicamente fundamentada. Hoy en día
    sabemos algo de cómo enseñar un concepto o una
    habilidad, pero muy poco de cómo educar una cualidad
    personal.

    El error consiste en intelectualizar y racionalizar
    fenómenos que si bien tienen componentes intelectuales,
    no se reducen a ellos, por lo que su educación supone
    mecanismos que trascienden los límites
    del aprendizaje y que
    requieren de escenarios extradocentes y
    extraescolares.

    La educación debe entenderse como un proceso de
    creación y dirección de las necesidades, y esto
    implica ir más allá de la transmisión de
    saberes y de su aprendizaje.

    b) Hiperbolización del
    aprendizaje

    El predominio de la concepción cognitivista de la
    educación ha conducido a la hiperbolización del
    alcance del aprendizaje como mecanismo socializador.

    Con independencia
    del contenido de las definiciones que los diferentes autores dan
    al aprendizaje, su comprensión y su implementación
    práctica se reduce a conocimientos hábitos y
    habilidades, quedando fuera otros componentes de la subjetividad
    como los procesos
    afectivo-motivacionales.

    El aprendizaje
    significativo entiende la significación como el modo
    en que los nuevos conocimientos se entronizan con los ya
    existentes. Lo significativo no está dado por el modo en
    que se vinculan con las necesidades y motivos del sujeto, sino
    con los conocimientos precedentes, con lo que queda atrapado
    dentro de los límites cognitivistas.

    En tal sentido, la conocida tesis de Delors sobre los
    aprendizajes básicos, requiere de una valoración
    crítica. Nos parece que si bien se puede aprender a ser y
    a convivir, el problema no se reduce a esto, lo cual es sumamente
    peligroso, ya que una educación que se limite a ello,
    puede engendrar grandes simuladores que eliciten
    conductas deseadas, pero incapaces de autorregularse.

    Hoy pocos dudan de que los valores, los sentimientos y
    las cualidades formen parte del contenido de los programas de
    enseñanza y en consecuencia son
    enseñables y aprendibles.

    Ante la pregunta ¿es posible una didáctica de los valores?, mi respuesta es
    sí y no. Sí es posible y de hecho se hace
    enseñar los componentes cognitivos de la actuación
    conforme a valores. Qué es el valor,
    cómo se manifiesta, cuáles conductas son
    consistentes con esos valores y cuáles no. Todo eso se
    puede aprender. Sin embargo eso no garantiza una verdadera
    actuación conforme a valores. Se puede aprender a ser
    honesto y no ser honesto. Se es verdaderamente honesto
    cuando no se puede actuar deshonestamente y esto no es
    sólo un problema de aprendizaje.

    Estamos asistiendo a un proceso de
    hiperbolización de la categoría aprendizaje. Esta
    es una tendencia recurrente en las ciencias. Es la creencia en
    que todo puede ser explicado por un solo principio, desde una
    sola categoría.

    Cabría preguntarse qué se puede aprender.
    ¿Se puede educar por otras vías que no sean
    esencialmente instructivas y no impliquen aprendizaje? Este es un
    ejemplo típico de cómo nuestro pensamiento
    está más entrenado en relacionar que en
    diferenciar. Seguramente estarán pensando que es imposible
    separar la educación de la instrucción y del
    aprendizaje y esto ciertamente es así, pero la
    educación también transcurre a través de
    procesos no conscientes, en que lo intelectual está en un
    segundo plano y lo fundamental es la afectividad y las emociones. L. S.
    Vigotsky supo captar tempranamente esta peculiaridad de lo
    psíquico a la que denominó
    apropiación, para dar cuenta de ese proceso
    complejo de tránsito de la experiencia
    histórico-cultural externa al sujeto a su plano interno
    intrasubjetivo, que si bien incluye lo que hoy conocemos como
    aprendizaje, lo rebasa, no sólo por su contenido, sino
    también por los mecanismos dinámicos que en
    él intervienen.

    Reconocer los límites del aprendizaje es de
    capital
    importancia metodológica para poder
    replantear problemas
    investigativos actuales de la pedagogía y la educación y lograr
    una relación interdisciplinaria con la psicología
    desde los conocimientos más holísticos de esta
    ciencia.

    c) Reducción de la labor educativa a una de
    sus aristas: la actuación sobre la
    conciencia

    Es obvio que la educación de la conciencia, en
    sus diferentes manifestaciones (política e
    ideológica, moral,
    estética, económica, etc.) es una
    parte esencial de la educación, pero la educación
    no se reduce a ello. Si bien un análisis de los documentos
    normativos del MINED contentivos de la política
    educacional, no permiten inferir un abandono de otras direcciones
    de la educación del comportamiento
    y la actuación de los educandos, en la práctica, la
    prioridad está en la formación de la
    conciencia.

    Otro de los peligros que encierra esta tendencia es
    dejar fuera otras direcciones de la educación de la
    personalidad, como la educación formal, la
    educación para el amor y la
    vida familiar, la formación de cualidades volitivas de la
    personalidad entre otras.

    Lo anterior unido a la no modelación de
    situaciones educativas que propicien la expresión de
    comportamientos consistentes con los contenidos que se desean
    formar a nivel consciente, redunda en formalismos, discursos
    consignistas y conductas de doble moral, con lo cual lo
    ideológico queda vacío

    Son contradictorios los niveles de superación
    académica relativamente crecientes por un lado y el pobre
    empleo de los
    mismos en la práctica por otro. Ello se expresa en esta
    tendencia en la espontaneidad, improvisación y formalismo
    con que se asumen la transmisión de los mensajes
    educativos.

    d) Ausencia de una metodología para el trabajo
    educativo extradocente y extraescolar.

    La actual generación de educadores y las que se
    están formando (lamentablemente), carecen de una
    preparación metodológica para enfrentar la labor
    educativa extradocente y extraescolar. Se adolece de un estilo
    metodológico en la concepción, ejecución y
    evaluación del trabajo
    educativo.

    Los planes de estudios A y B, contenían en la
    formación pedagógica general las asignaturas
    Teoría
    de la Educación y Metodología de la Labor
    Educativa. Si bien esta última adolecía del nivel
    de profundidad y fundamentación psicopedagógica de
    sus contenidos, era una alternativa a seguir, sin embargo ambas
    fueron suprimidas a cambio de nada
    mejor.

    Como resultado, en la actualidad esta es una
    dirección del desempeño profesional del docente de
    carácter empírica, espontánea, improvisada y
    carente de rigor profesional.

    En mi experiencia como directivo (I. M.) jamás
    encontré un caso en que mediante el Entrenamiento
    Metodológico Conjunto (devenido en el único
    método
    de preparación metodológica) se abordaran aspectos
    relacionados con el trabajo educativo extradocente y
    extraescolar. Durante años me he dedicado a preguntarle a
    los profesores de secundaria qué medida pedagógica
    toman para enfrentar las indisciplinas de sus alumnos y de modo
    invariable las respuestas obtenidas son: "Sacarlo de la
    clase
    ", "Levantarle un acta para su
    expediente
    " y "Mandar a buscar a sus
    padres
    ". Resulta evidente que estas respuestas carecen de
    un enfoque profesional pedagógico.

    Llama la atención cómo en las nuevas
    condiciones han aparecido diferentes actores que están
    llamados a participar de modo activo en la formación de
    una cultura
    general integral: el profesor
    general integral, el instructor de arte, el
    trabajador social, lo cual se suma a otras instituciones
    extraescolares que tiene a su cargo la educación de
    niños y jóvenes como los CDR, la FMC, sin embargo
    el problema de la integración y coherencia de estas acciones para
    generar un sistema de
    influencias (en el estricto sentido del término) no
    está planteado, no ya en la práctica, ni siquiera
    en las investigaciones.

    En la solución de estas insuficiencias, pensamos
    que es de capital importancia considerar las ideas de L. I.
    Bozhovich. Aún cuando se desarrollaron en un contexto y un
    momento histórico diferente al nuestro de hoy conservan
    plena vigencia por su enfoque histórico cultural en la
    formulación de las tareas de la educación,
    así como el rigor metodológico de sus resultado
    investigativos.

    2. Vigencia y
    actualidad de las concepciones de L. I. Bozhovich.

    La psicología de orientación marxista debe
    a L. I. Bozhovich la primera concepción general de
    la
    motivación humana inspirada en la teoría de
    Vigotsky sobre el desarrollo de las funciones
    psíquicas superiores. Sustentada en los resultados de
    abundantes investigaciones concretas sobre el desarrollo
    ontogenético de la motivación, partió de la idea
    según la cual la motivación es el eslabón central de
    la personalidad, sin la cual es imposible explicar el surgimiento
    y desarrollo de sus necesidades y de los mecanismos, procedimientos y
    medios de
    búsqueda de los objetos que la satisfacen.

    Esta autora logró percatarse de un problema
    epistemológico que aún sigue sin
    solución.

    "El fracaso que literalmente sufren todos los
    proyectos del
    programa de
    trabajo educativo elaborados hasta el presente, lo mismo en
    nuestro país como en el extranjero, depende,
    evidentemente, en considerable medida, de la falta de
    solución de aquellos problemas de educación que
    exigen los esfuerzos conjuntos
    del pensamiento pedagógico y psicológico" (
    L.
    I. Bozhovich, 1976; p. 4)

    La educación en su sentido estrecho
    (psicológico, diría yo, I. M.) es la
    formación de nuevas cualidades psíquicas. Una nueva
    cualidad surge cuando se fijan nuevos comportamientos que
    realizan determinadas necesidades., por tanto, para la
    educación es esencial el problema de las
    necesidades.

    Asumiendo que las conductas se fijan y deviene en
    cualidades cuando realizan necesidades del sujeto,
    identificó las exigencias que ello plantea al
    educando:

    • Una actitud
      positiva hacia el contenido
    • Que la conducta
      asimilada sea un atributo necesario del modelo al
      cual el niño aspira
    • Si la conducta si fija por un impulso externo, debe
      adquirir sentido para el educando.

    No se puede educar sin conocer cómo se forma la
    personalidad. En la educación, los conocimientos
    psicológicos son necesarios para la determinación
    de los objetivos, los
    contenidos, los métodos,
    evaluación y la determinación del sistema de
    influencias educativas.

    No elaboró una teoría de la
    educación, pero estudió de modo cualitativo la
    formación de la personalidad en sus diferentes etapas, lo
    que le permitió identificar regularidades tales
    como:

    • El papel de las necesidades en la formación de
      las cualidades personales.
    • La formación de la autoconciencia
    • Los factores objetivos y su correlación con
      los factores subjetivos en cada una de las etapas del
      desarrollo de la personalidad.
    • El carácter limitado de la educación
      intelectualista que sólo propicia la asimilación
      intelectual de los modelos
      morales.
    • La necesidad de una relación activa del
      niño con los modelos de asimilación
      moral.
    • Destaca como fuerza
      motriz del desarrollo de la personalidad la
      interrelación existente entre:
      • La posición objetiva del
        educando
      • La experiencia anterior
      • La posición interna.

    La interacción entre estas instancias
    caracteriza la espiral del desarrollo, lo que en esencia L. S.
    Vigotsky denominó situación social del
    desarrollo
    .

    Utilizó una metodología cualitativa, en
    correspondencia con el carácter complejo que le
    confirió al estudio de la personalidad en la edad
    infantil. Llama la atención como, sin que se revele
    explícitamente, utiliza en sus investigaciones un enfoque
    configuracional. Ello es particularmente evidente cuando
    partiendo del concepto situación social del desarrollo
    puede explicar las interrelaciones no lineales y múltiples
    entre el medio externo (posición objetiva) y las
    condiciones interna (posición interna) y el
    comportamiento. Esto pude verse en varios momentos de su
    obra.

    "El planteamiento de este problema
    escribe esta autora– parte de la posición
    de que las condiciones de vida por sí mismas; es decir,
    espontáneamente, no son capaces de determinar el
    desarrollo psíquico, que bajo las mismas condiciones
    pueden formarse distintas particularidades de la psiquis y ello
    depende ante todo de las relaciones del niño con el
    medio
    " (p.98)

    Llamó la atención sobre la necesidad de
    educar no solo multilateralmente, "sino también
    asegurando en él (
    refiriéndose al
    niño) una correlación armónica de los
    componentes internos de la personalidad" (297)

    Fue muy aguda al destacar la incidencia del contenido de
    la apropiación y su reflejo en las particularidades
    estructurales, funcionales y dinámicas de lo
    psíquico. Al respecto planteó:

    "… limitar la investigación
    psicológica a la parte estructural y dinámica en la psiquis, excluye la
    posibilidad de comprender y explicar la complejidad real de la
    vida psíquica del niño… se puede afirmar
    que el propio aspecto dinámico de los procesos
    psíquicos –su fuerza, tensión,
    flexibilidad, etc., así como su estructura,
    van a diferenciarse fundamentalmente en dependencia de su
    contenido" (p. 283)

    Durante el estudio del rol de la esfera motivacional en
    la personalidad de diferentes tipos de delincuentes,
    relacionó la presencia de determinadas vivencias y
    necesidades no deseables (no morales) con la ausencia de normas y
    comportamientos morales, lo cual resultó una fuerte
    evidencia del papel del contenido en la expresión de las
    cualidades personales.

    Parte de la categoría vivencia de L. S.
    Vigotsky, según la cual esta constituye la unidad de
    análisis de la situación social del desarrollo que
    integra la medio, lo experimentado por el niño y lo que el
    propio niño aporta a esta vivencia, determinado por el
    nivel ya alcanzado anteriormente. (p. 99)

    Si embargo, discrepa de Vigotsky en cuanto al papel
    determinante de la generalización en el carácter de
    la vivencia. Para esta autora:

    "… el carácter de la vivencia debe
    definirse por el carácter y el estado de
    las necesidades presentes en el sujeto y, evidentemente,
    mientras más esenciales sean estas necesidades,
    más fuertes y profundas resultan estas vivencias"
    (p.102)

    Vio en las relaciones de las vivencias y las necesidades
    una importante vía para el conocimiento
    psicológico del sujeto, al respecto
    escribió:

    "…por el carácter de las vivencias se
    puede juzgar a cerca de la estructura motivacional del
    niño y por el contrario conociendo las aspiraciones y
    necesidades del niño, así como las posibilidades
    de su satisfacción, se puede predecir con gran probabilidad,
    el carácter de las vivencias…" (p.
    105).

    Más adelante amplia:

    "…la vivencia refleja realmente el estado de
    satisfacción del sujeto en sus relaciones mutuas con el
    medio social y cumple así en la vida del mismo una
    función en extremo importante: `le
    informa` en qué relación se encuentra con ese
    medio y en correspondencia con esto orienta su conducta,
    estimulándole a actuar en aquella dirección que
    disminuye o liquida totalmente el desacuerdo surgido"
    (p.107)

    Bozhovich concibió las relaciones de la
    pedagogía y la psicología, no de un modo general y
    abstracto, sino que logró profundizar en sus nexos
    internos, de modo particular y concreto en
    cada uno de los eslabones del proceso educativo escolar. Fue
    capaz de identificar las tareas científicas de ambas
    ciencias en cada uno de ellos: la formulación de los
    objetivos, los métodos, el sistema de influencias
    educativas y la evaluación de sus resultados. A
    continuación reseñaremos sus ideas fundamentales en
    cada uno de estos momentos.

    a) Sobre los objetivos de la
    educación

    Partiendo del lugar que debe ocupar el conocimiento
    psicológico en la elaboración pedagógica de
    los objetivos de la educación señaló que los
    mismos no podían limitarse a considerar solamente el
    encargo social de la educación, sino que debían
    concretarse a las particularidades psicológicas con ayuda
    de las cuales podrían realizarse los objetivos sociales
    así como adecuarse a las particularidades
    psicológicas de cada etapa del desarrollo.

    Así, ella escribió:

    "Para que los objetivos de la educación sean
    planteados como pedagógicos, es decir, para que puedan
    dirigir la acción práctica pedagógica,
    es imprescindible su elaboración especial, su
    concreción, teniendo en cuenta las particularidades de
    la edad de los niños y aquellos medios capaces de
    conducir al resultado pedagógico deseado en una u otra
    etapa del desarrollo del niño. Esto constituye un
    problema científico, todavía insuficientemente
    elaborado por la pedagogía
    " (p. 4)

    Siguiendo esta idea ella consideró que las
    cualidades aisladas de la personalidad no podía tomarse
    como modelo para la formulación de los objetivos de la
    educación por cuanto ellas se revelan sólo en el
    contexto de la personalidad, en sus interrelaciones, en el
    carácter de las vivencias vinculadas a las mismas,
    así como de los objetivos y aspiraciones del sujeto, todo
    lo cual es específico en cada una de las etapas del
    desarrollo psíquico del educando.

    Los objetivos de la educación según
    Bozhovich, deben ser el resultado de la materialización de
    las exigencias planteadas al hombre por la sociedad, en
    exigencias concretas al educando –a sus intereses,
    aspiraciones y actuaciones-, que constituyen el aspecto principal
    de su caracterización psicológica según la
    edad.

    b) Sobre los métodos educativos

    L. I. Bozhovich señaló el rezago existente
    de la metodología de la educación en
    comparación con la metodología de la
    enseñanza. Asombra por su vigencia y actualidad la
    observación que al respecto hace esta
    autora:

    "Y, ¿qué posee en el plano de la
    educación
    ? (refiriéndose a la
    preparación del maestro) Puede decirse que casi nada.
    No sabe qué hay que hacer, ni como trabajar para
    consolidar el colectivo de alumnos en la clase, no tiene para
    ello indicaciones metodológicas
    científicamente fundamentadas
    (el destaque es
    nuestro). Y sin tales elaboraciones
    metodológicas concretas, que contengan en una unidad
    indisoluble los problemas educacionales y los métodos
    para su solución, el programa de la educación se
    convierte fácilmente en un documento escolástico,
    sin contenido, prácticamente inútil (p.
    11).

    Siguiendo las ideas de l. I. Bozhovich, la selección
    de los métodos de educación debe estar en
    correspondencia con los objetivos pedagógicos planteados.
    Una misma cualidad puede ser formada por métodos
    diferentes en dependencia del tipo de objetivo
    planteado.

    Otra exigencia es que los métodos guardan
    dependencia con relación a las particularidades
    psicológicas de la edad y de las leyes (lo que en
    su opinión es más importante aún) que
    están en la base de la cualidad que se desea formar, sin
    tomar la cualidad en abstracto, sino en su naturaleza
    histórica concreta.

    c) Sobre el sistema de influencias
    educativas

    Al igual que los objetivos y métodos, el sistema
    de influencias educativas está insuficientemente
    estudiado, en opinión de esta autora. A modo de ilustración de este problema y
    también por su actualidad, citamos el siguiente
    ejemplo:

    "…en qué consisten
    señaló ella la tarea y
    el trabajo específico de los círculos de
    interés en comparación con la clase; la
    reunión de pioneros con el círculo; en qué
    relación se encuentran las charlas ética y
    la
    organización de la actividad práctica
    socialmente útil de los alumnos, etc."(p.
    14)

    Son diferentes los actores y contextos que intervienen
    en la práctica educativa, así como los contenidos,
    métodos y formas de trabajo educativo, sin embargo, todas
    estas influencias inciden sobre el mismo sujeto, todo lo cual
    plantea la necesidad de crear un sistema de influencias
    educativa, en el que cada actor, cada método, cada forma
    de trabajo, no solo cumpla su propia función educativa,
    sino que constituya un eslabón de la estructura general de
    influencias como un proceso único.

    "La debilidad de la teoría
    pedagógica
    –ha escrito esta autora- y la
    ausencia de los datos
    psicológicos necesarios acerca de los procesos de la
    formación de la personalidad infantil, impiden descubrir
    actualmente de forma suficientemente clara y
    científicamente fundamentada, las tareas y
    métodos específico de cada tipo de trabajo
    pedagógico y de esta manera, crear un sistema de
    métodos de la educación de los niños. Y
    estos factores conducen a que, teórica y
    prácticamente desaparezcan los límites entre los
    distintos participantes del trabajo educativo y se obtengan, no
    un sistema de influencias educativas, sino un conglomerado de
    las mismas"
    (p. 15)

    Estamos más entrenados en descubrir la unidad
    entre los fenómenos y procesos que sus límites y
    diferencias y hoy hablamos de la unidad de lo educativo y lo
    instructivo, de la unidad de la familia y
    la escuela, pero
    sabemos muy poco de sus diferencias en cuanto a su impacto en la
    subjetividad del educando. Sólo la comprensión del
    alcance de cada tipo de influencia pedagógica en el
    desarrollo psíquico del educando permitirá reunir
    todas las influencias en un sistema único y en
    consecuencia definir de manera exacta el contenido y las formas
    del trabajo educativo en cada momento como parte de un todo
    único.

    d) Sobre la evaluación de los
    resultados

    Consustancial a lo anterior, la evaluación de las
    influencias educativas, fue otro de los problemas identificados
    por l. I. Bozhovich, en esencia se trata de la valoración
    del nivel de educación alcanzado por los colectivos
    estudiantiles y los alumnos en particular. Tal evaluación
    resulta necesaria en la individualización del trabajo
    educativo en los diferentes niveles, así como en la
    corrección operativa de los objetivos, contenidos
    métodos y formas del trabajo educativo en cada caso
    particular.

    Esta autora criticó el nivel alcanzado en la
    solución de este problema, al respecto
    escribió:

    "…hasta el presente, los maestros y las
    direcciones de las escuelas juzgan el ‘nivel de
    educación’ tanto de los alumnos por separado, como
    de los colectivos de las aulas, principalmente por los
    éxitos de los estudios y por la ‘conducta
    ejemplar’. Pero estos criterios acerca del nivel de
    ‘buena educación’ se hallan lejos de ser los
    únicos e incluso los más esenciales, ya que ello
    presupone la revelación de la tendencia social de la
    personalidad del niño, de su desarrollo moral, de las
    particularidades de sus intereses, de sus aspiraciones, de la
    formación de su carácter. A menudo se juzga la
    efectividad del trabajo educativo por la cantidad y el
    carácter de las medidas educativas adoptadas y no por su
    influencia en la formación de la personalidad de los
    alumnos
    " (p. 17)

    En tal sentido, continúa siendo una exigencia
    investigativa dotar al educador de los métodos
    científicos para evaluar el nivel de educación de
    sus alumnos en cada etapa de su desarrollo. Ello es necesario no
    sólo para la práctica concreta del maestro, sino
    para la evaluación de sus resultados, así como la
    evaluación de la calidad de la educación en los
    diferentes niveles del sistema.

    La obra de L. I. Bozhovich es también
    aleccionadora en nuestros días en lo metodológico
    investigativo. Amparados en la censura al positivismo en la
    investigación en las ciencias
    sociales, hoy son muy poco frecuentes los experimentos, sin
    embargo, esta autora nos muestra de modo original y creativo una
    alternativa al respecto.

    Ella acude al experimento formativo justamente con la
    finalidad de encontrar las regularidades de la formación
    de la personalidad. ¿Por qué experimento formativo
    y no pedagógico? Esta no es una pregunta trivial, en la
    actualidad resulta esclarecedora. Para Bozhovich, el conocimiento
    de las regularidades de la formación de la personalidad,
    es el punto de partida para la intervención
    pedagógica.

    En el experimento formativo, el objeto de conocimiento
    directo es lo psíquico, su transformación y
    desarrollo, haciendo abstracción de las vías y
    procedimientos con ayuda de los cuales se realizan. Los
    experimentos bajo la dirección de esta autora se
    desarrollaron en condiciones naturales, tenía una
    naturaleza cualitativa y estaban precedidos de una rigurosa
    delimitación teórica de la cualidad que se deseaba
    formar, así como de la modelación de las
    condiciones bajo las cuales se produciría su
    formación.

    En cambio, en el experimento pedagógico, el
    objeto de conocimiento es precisamente la vía o procedimiento de
    intervención en sí misma, la acción
    experimental. Lo que se desea verificar es la efectividad de una
    metodología, una estrategia, etc.;
    mientras que lo psíquico es un referente (esencial, desde
    luego) para la constatación de su efectividad.

    Como se aprecia ambos están íntimamente
    relacionados, pero tienen identidad
    propia. El experimento formativo es una premisa para el
    experimento pedagógico, algo que Bozhovich, deja muy claro
    en su obra, sin embargo hoy vemos como muchas tesis doctorales y
    de maestría, se defienden satisfactoriamente
    proponiéndonos modos de accionar pedagógicos sin
    haber pasado por la experimentación en ninguna de sus
    variantes.

    3. La
    perspectiva motivacional afectiva de la
    educación.

    Lo que a continuación exponemos es un intento por
    formular las exigencias motivacionales afectivas que plantean las
    concepciones de L. I. Bozhovich a la educación y que
    constituyen lagunas en nuestra actual práctica educativa.
    En otras palabras, se trata de revelar la otra cara de la moneda
    en la práctica educativa, a la luz de los
    momentos actuales.

    En un esfuerzo por ser consecuentes con la
    concepción histórico cultural, los investigadores
    educativos en Cuba intentan incorporar a sus trabajos la
    dimensión afectivo-motivacional. Se ha reconocido que la
    unidad de lo cognitivo y lo afectivo es también un
    principio de la didáctica y con frecuencia los autores de
    tesis doctorales y de maestría le atribuyen a sus
    propuestas la propiedad de
    influir educativamente en las motivaciones de los educandos. A
    nuestro juicio estos intentos no rebasan el carácter
    intelectualista que ya hemos apuntado y en el mejor de los casos
    se limitan a apoyarse en las motivaciones ya
    existentes.

    En nuestro medio, todavía está por verse
    una propuesta educativa que intervenga directamente sobre la
    esfera motivacional-afectiva y se plantee la formación de
    nuevas necesidades. Tales propuestas no han trascendido
    consecuentemente en la práctica educativa.

    La educación de la personalidad, vista desde la
    perspectiva psicológica y en particular desde el enfoque
    histórico-cultural, exige que retomemos de manera resuelta
    el programa de investigaciones contenido en la obra de L. I.
    Bozhovich, del que apenas en este espacio hemos señalado
    una pequeña parte.

    En la década de los ochenta del pasado siglo, en
    nuestro país, en buena medida influenciados por las
    concepciones motivacionales de L. I. Bozhovich y de otros
    psicólogos soviéticos se desarrollaron
    investigaciones sobre la autovaloración, los ideales, las
    intenciones y los proyectos de vida como formaciones
    motivacionales complejas (González Rey, F. L., 1983,
    1983ª; González Rey, F. L. y Mitjans, A. 1989;
    D’Angelo Hernández, O., 1983, 1986, 1986ª;
    Brito Fernández, H., 1988). Utilizando el experimento
    formativo y otras técnicas
    de expresión libre se logró caracterizar estas
    instancias de la personalidad y establecer regularidades en su
    formación, y su papel en la regulación del
    comportamiento. Con ello se crearon las condiciones para la
    dirección pedagógica de su educación, sin
    embargo esto no ocurrió y su impacto en la práctica
    educativa no se produjo, lo cual sigue siendo una tarea pendiente
    y necesaria.

    Adicionalmente habría que plantearse la
    traducción pedagógica de muchos hallazgos y
    conocimientos psicológicos de la práctica
    terapéutica y del quehacer de escuelas
    psicológicas como el psicoanálisis, y el humanismo.
    Muchos de los mecanismos de intervención
    psicológica desarrollados en condiciones de
    anomalía y disfuncionalidad, pueden ser reconstruidos como
    herramientas educativas.

    Pensamos que el psicodrama tiene un lugar
    especial en un intento por desarrollar una perspectiva
    motivacional afectiva en la educación. Al margen de su
    concepción psicoanalítica originaria y de su
    tradicional empleo como recurso psicoterapéutico, este
    método interventivo posee evidentes potencialidades
    educativas, en correspondencia con la idea que estamos
    proponiendo.

    El psicodrama permite la expresión de la
    emocionalidad del sujeto. En condiciones de grupalidad, se
    construyen y reconstruyen los sentidos
    subjetivos que las personas y el propio grupo
    adjudican a su situación actual y pasada, así como
    a sus conflictos.

    Al respecto O. Roche (2003) ha escrito:

    La experiencia psicodramática tiene un valor
    correctivo, reconstitutivo de la subjetividad, porque
    además de permitir la expresión emocional de
    sentimientos, vivencias conflictivas; la expresión de
    esta emocionalidad va acompañada de nuevas
    interpretaciones de la situación, de nuevos sentidos
    subjetivos adjudicados por los otros a la experiencia personal
    del protagonista, y este proceso contribuye a la propia
    resignificación o adjudicación de nuevos sentidos
    personales por parte del protagonista a la propia experiencia"
    (p.250)

    Febles Elejalde, M (2003) siguiendo el enfoque
    histórico-cultural, nos ha propuesto una interesante
    concepción del cuerpo como mediador de lo psíquico.
    Desde el mismo se valoran sus potencialidades
    psicoterapéuticas, para lo cual esta autora ha formulado
    principios y
    objetivos a seguir.

    Para esta autora la terapia corporal es
    potenciadora de lo psíquico, que como manifestación
    de vida, ha tenido y tiene posibilidades de autodesarrollarse en
    el intercambio con el medio.

    Febles Elejalde destaca algunas ideas que son claves
    para comprender el valor interventivo de su comprensión de
    lo corporal.

    "A partir de las vivencias aportadas
    por el cuerpo que comprenden e interpretan aquellos elementos
    del mundo que lo rodea, ideas sentimientos, estados de
    ánimo, emociones, actitudes
    predisposiciones y otras realidades psicológicas, pueden
    ser promovidos, creados y conformados como producto de
    esta compleja interrelación. La expresión
    corporal a su vez constituye y representa la forma en que el
    sujeto en desarrollo actúa, percibe, siente, recrea y
    elabora la realidad que vivencia, y en donde se ven movilizados
    tantos sus afectos como sus cogniciones. Y es que el trabajo
    corporal es la vía más común de
    exteriorización del desarrollo actual alcanzado: gestos,
    movimiento,
    acción, palabra, actividad… se recrean mutuamente
    y se expresan en la unicidad, totalidad e integridad
    dialéctica del comportamiento" (274)

    Más adelante continúa precisando y
    escribe:

    "Con el trabajo corporal se rescata, orienta,
    propicia, estimula, armoniza y revela el desarrollo de las
    potencialidades físicas y espirituales del hombre,
    favoreciendo la
    comunicación y la acción, y con ello el resto
    de la cualidades psicológicas. Constituye un proceso
    analítico, constructivo e integrador, que de hecho es
    cambio, es desarrollo." (p. 274)

    Creemos que estas ideas pensadas para la psicoterapia
    son legítimas en el campo educativo, orientado hacia la
    acción sobre las necesidades, aspiraciones y motivos de
    los educandos, en condiciones extradocentes.

    Es necesario también repensar educativamente las
    técnicas catárticas utilizadas por el
    psicoanálisis como recurso terapéutico. La libre
    expresión de las emociones y estados afectivos, incluso en
    los casos en que no hay traumas ni disfunciones, puede y debe ser
    estructurado con fines educativos como promotoras de la
    autorrealización y el crecimiento humano, conformadoras de
    una experiencia enriquecedora.

    En tal sentido, las dinámicas de grupos y las
    técnicas participativas se constituyen en poderosos
    mecanismos de influencia al promover la libre expresión de
    la subjetividad en condiciones de grupalidad, por sus
    potencialidades en la construcción y reconstrucción
    de sentidos sujetivos.

    Aún cuando el conocimiento psicológico
    siguió su curso rebasando algunas de las tesis de L. I.
    Bozhovich, su obra contiene un llamado a rescatar la
    educación del atolladero racionalista en que se encuentra
    atrapada y colocar en el lugar que corresponde a las motivaciones
    y eso que todavía llamamos "esfera" motivacional afectiva
    de la personalidad. Hasta tanto esto no se haga, el proclamado
    enfoque personológico de la educación y la llamada
    educación centrada en el sujeto continuarán siendo
    loables aspiraciones a realizar.

    Terminamos aquí estas reflexiones con la certeza
    de a penas haber iniciado un camino, al que exhortamos
    incorporarse a investigadores educativos y cientistas sociales en
    general.

    Referencias
    Bibliográficas

    Bozhovich, L. I. (1976): La personalidad y su
    formación en la edad infantil. Editorial pueblo y
    educación, La Habana.

    Brito Fernández, H.(1988):
    Caracterización de la efectividad de la
    motivación profesional pedagógica. Tesis en
    opción del grado de Doctor en Ciencias
    Psicológicas. Facultad de Psicología.
    UH.

    D’Angelo Hernández, O. (1979): La
    autovaloración como regulador de la conducta. Papel de
    su adecuación en el desarrollo integral de la
    personalidad. En: Boletín de Psicología. Hospital
    Psiquiátrico de la Habana, No. 2 vol. II.

    D’Angelo Hernández, O. (1983): Proyectos
    de vida y autorrealización de la personalidad en el
    socialismo.
    Revista
    Universidad
    de la Habana, no. 221.

    D’Angelo Hernández, O. (1986): La
    formación de los proyectos de vida del individuo.
    En: Revista Cubana de Psicología. Vol. III, #
    2.

    D’Angelo Hernández, O. (1986): La
    orientación hacia el desarrollo profesional como forma
    de autorrealización de la personalidad. Revista Cubana
    de Psicología. Vol. I #3.

    Febles Elejalde, M. (2003): El cuerpo como mediador de
    las funciones psíquicas superiores. Hacia una terapia
    corporal. Revista Cubana de psicología, Vol.20, No. 3
    (pp. 260-268)

    González Rey, F. L. (1983): Motivación
    moral en adolescentes y jóvenes. La Habana, Ed.
    Científico Técnica.

    González Rey, F. L… (1983a):
    Motivación profesional en adolescentes y jóvenes.
    La Habana, Ed. Científico Técnica.

    González Rey, F. L. y Mitjans, A. (1989): La
    personalidad, su desarrollo y su educación. La Habana,
    Ed. Pueblo y Educación.

    Roche Chávez, O. (2003): Psicodrama: algunas
    reflexiones teóricas, a partir de una experiencia
    práctica. Revista Cubana de psicología, vol.20,
    No. 3 (pp. 248-252)

    Dr. C. Israel Mayo
    Parra

    Centro de Estudios de la Educación de la
    Universidad Pedagógica de Holguín

    M Sc. Ana Karina Gutiérrez
    Álvarez

    Hospital Clínico Quirúrgico de
    Holguín

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