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La violencia y el sistema escolar




Enviado por Norman Joel de Jesús



    1. La violencia en las escuelas y
      el rol del educador
    2. Efectos de la violencia en los
      niños y jóvenes
    3. Conclusiones y
      recomendaciones
    4. Referencias

    Introducción

    La violencia es un mal que arropa a la sociedad
    actual. El ser humano es violento por naturaleza
    própia debido a su necesidad de protección y
    defensa.

    Pero, cuando esta conducta
    está dirigida a hacer daño
    por pura satisfacción es un problema que afecta a toda la
    comunidad y la
    escuela no
    está excenta de sufrirla.

    La violencia se puede definir como el uso de la fuerza abierta
    u oculta con el fin de obtener de un individuo o
    grupo lo que
    no quieren libremente.

    La victima y el victimario estan unidos uno al otro por
    una larga y compleja relación de demandas y necesidades
    recíprocas que pueden generar hostilidad,
    frustación y maltrato (Aranciaga, 1997).

    El maestro, como parte de la comunidad en la que se
    rodea el estudiante, tiene que estar preparado para enfrentar la
    violencia a diario. Las noticias
    recienten demuestran un alto crecimiento en las tasas de violencia
    escolar.

    Y, aunque es considerado el lugar más seguro para los
    niños y
    jóvenes, esta visión de la escuela ha ido cambiando
    con el tiempo.

    Es por esta visión negativa existente que se hace
    necesario que la comunidad escolar tome acción
    al respecto.

    La violencia en
    las escuelas y el rol del educador.

    El rol del educador debe ser uno activo en la lucha en
    contra de la violencia. El maestro debe trabajar unido con
    la familia y
    conocerla para velar el mejor desarrollo del
    estudiante. Crear un patrón de normas para velar
    y darle seguimiento en su progreso.

    Se deben realizar programas
    recreativos que envuelvan a los estudiantes junto a sus padres y
    puedan integrarse en sus actividades.

    La mayoría de las escuelas son seguras, pero no
    inmunes a la violencia. La violencia que ocurre en nuestras
    comunidades, ahora también se hace presente dentro de las
    escuelas.

    Y aunque se pueda sentir cierta confianza sabiendo que
    las escuelas son uno de los lugares más seguros para los
    jóvenes, se debe hacer más para
    evitarla.

    La violencia en las escuelas refleja un problema
    más amplio, que sólo podrá ser tratado
    cuando todos, en la escuela, en el hogar y en la comunidad,
    trabajen juntos.

    Las acciones de
    prevención e intervención tempranas pueden reducir
    la violencia y otros comportamientos problemáticos en las
    escuelas.

    Algunas prácticas basadas en las investigaciones
    pueden ayudar a las comunidades escolares a reconocer las
    señales
    de advertencia tempranas, de modo que los niños puedan
    obtener la ayuda que necesitan antes que sea demasiado
    tarde.

    Es por esto que es importante se cree un plan de
    prevención en contra de la violencia. Se deben seguir las
    siguientes recomendaciones (Vélez et al.,
    2004):

    • Evitar estereotipos ya que los
      mismos
      pueden interferir (e incluso dañar) con
      la habilidad de las comunidades escolares para identificar y
      ayudar a los niños. Es importante estar consciente de
      falsas pistas, incluyendo raza, nivel socioeconómico,
      inteligencia
      o apariencia física. De hecho,
      tales estereotipos pueden dañar injustamente a los
      niños, especialmente cuando la comunidad escolar
      actúa de acuerdo a ellos.
    • Ver las señales de advertencia dentro
      de un contexto de desarrollo.
      Los niños y los
      jóvenes tienen capacidades sociales y emocionales
      variables a
      diferentes niveles de desarrollo. Podrían expresar sus
      necesidades de manera diferente en la escuela primaria,
      intermedia y secundaria. El punto es saber cuál es el
      comportamiento típico en cada fase de
      desarrollo, de manera que tal comportamiento no sea mal
      interpretado.
    • Entender que los niños
      típicamente muestran señales de advertencia
      múltiples.
      Es común en los niños
      que están en problemas
      mostrar señales múltiples. La mayoría de
      niños que están en problemas y en riesgo de
      volverse agresivos muestran más de una señal de
      advertencia, repetidamente, y cada vez con mayor intensidad.
      Así, es importante no reaccionar desmedidamente a
      señales, palabras o acciones aisladas.
    • Las comunidades escolares pueden mejorar su
      efectividad mediante un análisis funcional de los factores que
      causan el comienzo de la violencia y las conductas
      problemáticas. Al determinar un curso apropiado de
      acción, considere la edad del niño, sus
      antecedentes culturales, y los valores
      y experiencias de la familia. Las
      decisiones sobre la intervención deben medirse contra un
      estándar razonable que asegure la probabilidad
      que éstas sean implementadas eficazmente. Proveer
      entrenamiento y
      apoyo para el personal
      escolar, estudiantes y familias para que comprendan los
      factores que pueden iniciar y/o exacerbar episodios
      agresivos.
    • Enseñar al niño a responder en una
      forma alternativa que sea socialmente apropiada, tal como
      solucionar problemas y aprender a controlar su ira.
    • Proveer entrenamiento práctico, asistencia
      terapéutica, y otro tipo de apoyo para la familia a
      través de servicios
      basados en comunidad.
    • Insistir que la familia se asegure que las armas de fuego
      estén fuera del alcance del niño. Los oficiales
      de policía pueden proveer a las familias la información necesaria sobre el almacenamiento seguro de armas de fuego como
      también pautas para el manejo de situaciones cuando los
      niños tienen acceso o poseen armas de fuego
    • Desarrollo de normas por parte de la Junta directiva
      escolar que estén dirigidos a la prevención e
      intervención de niños y adolescentes
      con problemas.
    • Establecimiento de planes de prevención y
      respuesta a la violencia que incluyen a toda la comunidad
      escolar en su desarrollo e implementación.
    • Entrenamiento en el reconocimiento de las
      señales de advertencia temprana del posible
      comportamiento violento de una persona.
    • Procedimientos que animen al personal, padres y
      estudiantes a compartir sus inquietudes acerca de niños
      que exhiben señales de advertencia temprana.
    • Procedimientos de respuesta rápida ante
      inquietudes acerca de niños con problemas.
    • Apoyo adecuado para ayudar a niños con
      problemas.

    Es importante que todos trabajen unidos para combatir la
    violencia en las escuelas. Este trabajo no es
    un solo personal dentro de la comunidad escolar. Es trabajo de
    todos y de la familia.

    Es necesario hacer de la escuela un ambiente
    seguro para los jóvenes que se atienden y para el personal
    que labora y visita la misma.

    Pero, ¿Qué características se deben
    observar en los jóvenes que están inmersos en este
    ambiente de violencia que nos ayuden a trabajar en pro de
    éllos y sus familias?

    Efectos de la
    violencia en los niños y jóvenes

    La violencia tiene sus efectos en los niños y
    jóvenes que viven en un ambiente familiar impregnados de
    la misma. Estos efectos son observables tanto en el desarrollo social
    y de crecimiento, así como, en el aprovechamiento
    académico.

    Muchos de estos efectos son indicativos de posible
    violencia en el hogar, pero no son los únicos y ni
    determinantes a la hora de decidir si existe violencia en los
    casos particulares.

    Es por ello que se debe dirigir el asunto a los expertos
    en conducta humana y
    convivencia social para un análisis correcto de la
    situación. Algunos aspectos a observar en los niños
    y jóvenes, tanto victimas como victimarios son (Aranciaga,
    1997; Tuvilla, 2000; García, 1997):

    • Características en el desarrollo social de la
      victima y el victimario
    1. Hipersensibilidad a la crítica.
    2. Baja autoestima
      debido a la autocrítica dura y excesiva.
    3. Hostilidad siempre a punto de estallar aún
      por cosas de poca importancia
    4. Tendencias defensivas y una inapetencia
      generalizada de la vida.
    5. Personalidad posesiva con dificultad para
      comprender y enfrentar situaciones e incapaz de exteriorizar
      las culpas.
    6. Uso y abuso de sustancias controladas como el
      alcohol y
      las
      drogas.
    7. Deseos de suicidio.
    • Características en el desarrollo físico
      de la victima y el victimario
    1. Marcas en el cuerpo.
    2. Poco desarrollo de las extremidades (no
      siempre).
    3. Mutilación (no siempre).
    4. Mala nutrición e
      higiene.
    5. Aparenta sentirse enfermo la mayor parte del
      tiempo.
    • Características en el aprovechamiento
      académico de la victima y el victimario
    1. Tendencia a bajar las notas.
    2. Ausentismo excesivo y sin excusas
      razonables.
    3. Mala conducta hacia los maestros y
      compañeros de salón.
    4. Reto a la autoridad
      escolar o miedo a la mima.
    5. Aislamiento y poca participación de
      actividades grupales.
    6. Poca retentiva de los conocimientos
      adquiridos.
    7. Poca creatividad en las tareas que
      realiza.
    8. Poca capacidad de reflexión y evaluación.

    Es necesario volver a recalcar que estas
    características no necesariamente son indicativas de
    maltrato. Sin embargo, muchas de ellas son observables en las
    victimas y victimarios. Y por lo general, son traidas desde el
    hogar hasta la comunidad escolar.

    Estas características son una ventana de escape
    para la victima o el victimario y es necesario la
    intervención de expertos para desviar las mismas y
    trabajar en mejorar la situación.

    Es necesario que se hagan los referidos pertinentes tan
    pronto el maestro o cualquier otro miembro de la comunidad tengan
    sospecha de la existencia de maltrato.

    Conclusiones y
    recomendaciones

    La violencia es una conducta que afecta a todos en la
    sociedad. Esta está destruyendo valores
    sociales que son necesarios para la convivencia en
    armonía.

    Es por ésto que se hace necesario que se manejen
    de manera adecuada cada una de las particularidades de las
    familias envueltas en un ambiente de violencia.

    Es necesario que se intervenga de inmediato en el manejo
    del conflicto y
    que se realicen planes de mejoramiento de convivencia familiar.
    Tanto para la victima como para el victimario, pues ambos sufren
    las consecuencias del acto violento.

    Este manejo debe ser confidencial, entre las familias y
    el profesional, y debe estar encaminada a orientar a la familia
    hacia alcanzar la paz que necesitan.

    También es necesario que el Estado tome
    acción en la erradicación del mal de la violencia.
    Poniendo en verdadero cumplimiento las leyes que existen
    al respecto y no dejarlo como letra muerta. Es necesario que la
    comunidad acuse al victimario y no se haga parte de un silencio
    extenso que lleve a consecuencias fatales como la
    muerte.

    Este mal no se arregla removiendo menores de sus
    hogares, ni llevando a la prisión al que comete la
    violencia, es necesario una educación de valores
    cívicos y morales y un buen sistema de ayuda a la salud mental de
    la sociedad en general.

    Referencias

    Aranciaga, M. (1997). Violencia social y escolar.
    Extraido el 10 mayo, 2005 de

    https://www.monografías.com

    García, V. (1997). Autoestima. Extraido el
    10 mayo, 2005 de

    https://www.monografías.com

    Tuvilla, J. (2000). La convivencia en los centros
    educativos desde la mirada de la

    cultura de
    paz.
    Extraido el 9 mayo, 2005 de https://www.monografías.com

    Vélez, Castañer, Concha, Flecha, Galarza,
    Montalvo, Oliveras & Ruíz. (2004).
    Cómo

    podemos combatir la delincuencia
    en las escuelas desde el punto de vista de

    la comunidad. [Informe
    estudiantil]. Manuscrito no públicado, PUCPR: Puerto
    Rico.

    Por:

    Norman J. de Jesús, M.Ed.

    Santa Isabel, Puerto Rico

    Mayo de 2005

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