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¿Ha hundido Chávez la economía venezolana?




Enviado por juantorres@uma.es



    1. La Venezuela que
    encontró Chávez

    2. La verdadera causa del
    hundimiento económico

    3. La hipoteca del
    neoliberalismo

    Hace unos días, la editorial del prestigioso
    diario español El
    País decía textualmente que el presidente de
    Venezuela
    "hasta el momento no ha hecho sino hundir la
    economía".

    Es evidente que se trata de una exageración. El
    más elemental sentido común indica que, de haber
    ocurrido así, hubiera sido completamente imposible que
    Hugo
    Chávez lograra un éxito
    electoral tan extraordinario en el pasado referendum
    revocatorio.

    Contradice además lo que ese propio diario
    había venido informando días antes, cuando daba
    cuenta de que el gobierno
    bolivariano había realizado en los últimos meses
    importantes programas
    sociales.

    Se trata, pues, del tipo de comentario infundado que tan
    en boga ha estado y
    está a la hora de analizar el proceso
    político venezolano.

    Como cualquier otro, éste no está exento
    de crítica. El conflicto
    social es inherente a cualquier proceso de cambio, a la
    vida misma y, por tanto, es lógico que existan diferentes
    puntos de vista que se correspondan con los distintos intereses
    más o menos legítimos que conforman siempre
    cualquier cuerpo social.

    Pero si algo caracteriza al análisis que se hace de la política venezolana
    es la falta de rigor en la que se basa la crítica del
    proceso de transformación que ha impulsado el Presidente
    Chávez.

    Y como lo que allí está ocurriendo nos
    interesa a todos, a todos nos conviene poner las cosas en su
    sitio.

    1. La Venezuela que
    encontró Chávez

    Es habitual oir, por ejemplo, que ha sido ahora y como
    consecuencia de la revolución
    cuando en Caracas se ha desatado la violencia y la
    inseguridad.
    Sin embargo, un informe de Human
    Rights Watch sobre Venezuela en el año 1998 ya denunciaba
    que en Caracas se daba una media de treinta asesinatos cada fin
    de semana y que tan sólo en el primer trimestre de ese
    año, fueron asesinadas un total de 376 personas con
    armas de fuego
    y armas blancas, en el área metropolitana de
    Caracas.

    Esa era la situación de Caracas antes de la
    revolución bolivariana, pero ahora muchos se
    empeñan en decir al mundo que ha sido ésta quien ha
    traído violencia e inseguridad.

    En el campo económico ocurre lo mismo.

    Se trata de trasladar a la opinión
    pública de aquel país y a la de todo el planeta
    que experiencias como la venezolana sólo implican caos y
    hundimiento de la economía.

    Es obviamente cierto que la economía de Venezuela
    tiene graves problemas, que
    se enfrenta a dificultades extraordinarias para sacar adelante
    políticas de bienestar que tantas veces se
    le han negado a su pueblo.

    Pero, ¿realmente está hundida la
    economía?, ¿es cierto que ha sido el régimen
    de Chávez, la revolución bolivariana, quien ha
    traído consigo el deterioro tan imponente que denuncia la
    oposición y los medios de
    comunicación que les sirven de voceros?

    En nuestra opinión, hay varios hechos evidentes
    que muestran a las claras la demagogia y la falsedad en la que se
    basan estos alegatos.

    Para tratar de contemplar las cosas de la manera
    más fiel podemos recurrir a algunos datos.

    Es verdad que la inflación en Venezuela es hoy
    día elevadísima pero no se puede olvidar que en el
    periodo 1989-1998 los precios
    crecieron a una tasa promedio anual del 53%. Mientras que en el
    primer periodo del gobierno de Chávez que podemos fijar
    hasta el golpe y posterior huelga
    petrolera, la tasa media anual fue del 23%. Se pueden ver las
    cosas como se quieran, pero el hecho es que Chávez
    logró contener la desbocada inflación que se
    había producido en el periodo político
    anterior.

    También se critica la evolución de la cotización de la
    moneda nacional. Pero los datos en este sentido también
    son testarudos, como siempre. En el periodo 1983-1998 la devaluación promedio anual fue del 795%. En
    el periodo 1998-2003 del 40,9%.

    Otros datos, que seguramente son mucho más
    indicativos para la inmensa mayoría de las personas,
    muestran efectos también distintos a los que se quiere
    hacer creer.

    En el año 1995, el gasto social en
    relación con el PIB se situaba
    alrededor del 7,6%. En 2000 ya subió al 11,3%. En
    dólares de 1997, el gasto social per capita en 1995 fue de
    287$ y en 2001 de 402$.

    El gasto
    público en salud, como en general todo
    el social, había bajado a mitad de la década en
    relación con el que había en 1990. Eso sí
    supuso un verdadero hundimiento. Pero a partir de 1999
    comenzó también a subir y a superar los
    índices anteriores.

    El porcentaje de gasto sobre el PIB dedicado a educación
    prácticamente se había duplicado a finales de 2001
    en relación con el que había en 1995. El presupuesto
    dedicado a la educación en 1999
    fue 2,9% del PIB y en 2001 se elevó a 6,4%.

    Eso permitió, entre otras cosas, escolarizar a
    más 1,5 millones de niños y
    jóvenes y alfabetizar al mismo número de
    adultos.

    La misma cantidad de personas ha tenido acceso, por
    primera vez, a agua
    potable.

    En los diez años anteriores a la llegada de
    Chávez se habían construido con dinero
    público unas 65.000 viviendas y sólo de 1999 a 2002
    se crearon 92.000.

    El incremento del gasto sanitario y social tuvo un
    efecto realmente impresionante en los primeros años sobre
    la mortalidad infantil que se redujo en casi seis puntos en
    relación con la que había en 1995. Sólo
    hasta finales de 2001 1.150.000 niños hayan sido
    inmunizados de manera gratuita en hospitales y centros
    asistenciales.

    En 1999 había 194 médicos por cada 100.000
    habitantes y a finales de 2001 ya había 236.

    Ya en 2002 se había reducido el porcentaje de
    personas cuyo ingreso estaba por debajo del ingreso medio per
    capita del 70,8% en 1997 al 68,7%.

    Bajar esos niveles tan dramáticos requiere un
    esfuerzo ingente pero el gobierno de Chávez lo
    logró, si nos atenemos a la realidad de los
    hechos.

    Desde luego que se trataba de una reducción
    limitada, lenta y dificultosa. Pero compare el lector esos
    resultados con los que ha obtenido George W. Bush en el
    país más rico del mundo: en los tres años de
    su mandato ha aumentado continuamente el número de pobres
    en Estados
    Unidos. Sólo en 2003 hubo 1,3 millones más de
    pobres.

    Mientras que en Venezuela no ha dejado de aumentar, a
    pesar de todas las dificultades, la atención sanitaria a la población más pobre, 1,4 millones de
    personas se quedaron en Estados Unidos sin atención
    médica solamente en el año 2003. Pero la inmensa
    mayoría de los que critican al gobierno de Chávez
    no osan denunciar, sin embargo, la repugnante política
    social y económica del petrolero estadounidense que
    sí que ocasiona mucho más daño a
    sus propios compatriotas.

    También el gobierno de Chávez
    comenzó a disminuir la vergonzosa concentración de
    la riqueza que se había generado en Venezuela. Así,
    en 1997 el 30% de los hogares más ricos disfrutaban del
    61,3% de la riqueza y en 2002 ese porcentaje, más bien
    como resultado de ayudar por abajo que de quitar por arriba, se
    había reducido al 60,8%.

    También se oye a menudo decir que Chávez
    ha destruido a la clase media
    venezolana. Muchos estudios, sin embargo, muestran que el
    deterioro de las clases medias (algo que no deja de ser un
    eufemismo en un país donde hay un 70% de personas bajo el
    umbral estadístico de la pobreza),
    comenzó mucho antes. Así, Patricia Máquez y
    Ramón
    Piñango afirman que entre 1975 y 1997 la clase media
    venezolana se redujo del 56,9% al 31,3%.

    Cuando se habla de la situación de la
    economía venezolana es inexcusable referirse a la
    situación de los ingresos
    petroleros pues representan la principal renta con la que ese
    país puede hacer frente a sus necesidades.

    Pues bien, si hay una historia de corruptelas, de
    externalizaciones y de saqueos que ha hundido a un país es
    la de la industria
    petrolera venezolana. Por un lado, porque los dirigentes
    políticos de sus viejos regímenes nunca supieron
    dejar de "sembrar petróleo" para lograr convertir su renta en
    fuente de desarrollo
    endógeno, sostenible, equitativo y equilibrado. Por otro,
    porque utilizaron el
    petróleo para hacer negocios
    privados que, en su inmensa mayor parte, nunca revirtieron como
    debía ser en el pueblo venezolano.

    Tal era el tipo de malas prácticas que
    desarrollaban los dirigentes de la industria petrolera que, ya en
    2001, resultaba que PDVSA obtenía, por ejemplo, casi la
    mitad de ingresos que Chevron a pesar de que comercializaba casi
    un millón de barriles diarios más.

    La causa de eso era que, para privatizar ingresos o
    colocarlos fuera del país, o sencillamente para
    despilfarrarlos, se abultaban los costes operativos de la empresa
    petrolera que llegaban a ser abrumadora y sorprendentemente mucho
    más elevados que los de otras multinacionales, a pesar de
    que estas operaban en medio mundo y no sólo en un
    país.

    Hundir la economía de un país es provocar,
    por ejemplo, que el ingreso petrolero por persona cayera de
    310$ en 1994 a 225$ en 1998. O que entre 1990 y 1998 la producción petrolera aumentara un 50% y, a
    diferencia de lo que ocurre en cualquier industria, los costes se
    elevaran un 175%.

    En definitiva, antes de hablar de lo que ha ocurrido con
    la economía venezolana en la etapa de Chávez
    debería ponerse sobre el tapete lo que había
    ocurrido antes.

    ¿Cómo puede decirse que Chávez ha
    hundido la economía cuando la que se encontró era
    un verdadero desastre desde el punto de vista del equilibrio
    macroeconómico y del bienestar social?

    Algunos datos adicionales terminan por perfilar este
    panorama.

    Al llegar Chávez al poder la
    economía tenía un crecimiento negativo del -7% y ya
    en 2001 se logró un crecimiento del 2,7%. Durante los
    años 90 el PIB por persona tuvo un crecimiento del 0%. Los
    registros
    actuales son y serán sin duda mucho mejores.

    Las exportaciones no
    petroleras para el año de 1998 fueron de 263 millones de
    dólares y en el año 2001 se alcanzaron los 435
    millones de dólares, lo que demostraba que aumentaba la
    productividad
    del país en sectores capaces de generar desarrollo
    endógeno y menos dependiente.

    A finales de 2001 las reservas internacionales eran de
    unos 20.000 millones dólares, casi 6.000 millones
    más que las que había al empezar 1999.

    El 70% de los puestos de trabajo
    creados de 1990 a 1998 lo fueron en el sector informal. En 1980
    había 1,85 millones de trabajadores en el sector informal
    y en 2000, 4,7 millones. Pese a ello, se acusa al gobierno de
    Chávez de crear puestos de trabajo sólo en este
    sector. ¡Como si ese fenómeno no se hubiese dado
    antes!

    Y en el plano social la Venezuela que se encontraba el
    gobierno de Chávez presentaba indicadores
    tan dramáticos como los siguientes:

    – Sólo el 25% de los trabajadores cotizantes a la
    seguridad
    social.

    – 20% de hogares sin ingreso fijo.

    – 20% de enfermedades crónicas
    sin control.

    – 50% de hogares sin recibir agua potable
    diariamente.

    – 89% de niños entre 4-15 años en
    situación de pobreza.

    – 70% del consumo
    alimentario importado.

    Salarios reales
    que en 1998 eran el 56,8% de los de 1990.

    Y, por último, hay que hablar de algo que los
    furibundos críticos del régimen bolivariano no
    suelen mencionar: la continuada evasión de capitales que
    constituyó una auténtica sangría para ese
    país. Aunque es difícil evaluarlo con
    precisión, se calcula que entre 1974 y 2000 se fugaron de
    Venezuela entre 80.000 y 100.000 millones de dólares, algo
    así como el triple de la deuda exterior
    venezolana.

    2. La verdadera causa del
    hundimiento económico

    Quien se atenga a la verdad no puede decir, por lo
    tanto, que el régimen bolivariano provocó el
    hundimiento de la economía venezolana.

    Como acabamos de señalar, en los primeros
    años se produjeron mejoras innegables en los indicadores
    sociales. Y también en magnitudes macroeconómicas
    cuya buena marcha no siempre es compatible con políticas
    sociales y redistributivas porque están concebidas para
    evolucionar positivamente sólo a medida que la
    economía crezca cuantitativamente y no en virtud de que
    mejore cualitativamente.

    Sin embargo, también es evidente que en los dos
    últimos años se ha producido una inversión en este proceso de mejora y que
    muchos de los indicadores de la economía venezolana de la
    actualidad han empeorado respecto a los de hace dos
    años.

    La inflación se ha vuelto a desbocar, el bolívar
    sufrió una fuerte depreciación, el desempleo
    empeoró, se produjo el cierre de miles de empresas y
    sectores sociales y económicos que habían logrado
    al principio contribuir positivamente al desarrollo
    económico quebraron o sencillamente
    desaparecieron.

    Eso es lo que se suele argumentar para afirmar que
    Chávez ha hundido la economía y que, en
    consecuencia, el experimento bolivariano es un fracaso condenable
    que conviene olvidar y hacer desaparecer.

    Pero quienes realizan la crítica en estos
    términos lo hacen dando un espectacular e inaceptable
    salto en el vacío, como si de 2001 a aquí no
    hubiera sucedido nada extraordinario.

    No mencionan que el deterioro económico que se ha
    producido, la vuelta atrás en el innegable proceso de
    mejora económica de los primeros años, ha tenido
    lugar después de que Venezuela viviera la peor experiencia
    económica que haya podido tener un país en los
    últimos decenios sin estar en periodo de guerra.

    Nos referimos al golpe de estado,
    primero, y a la huelga petrolera y a los posteriores cierres
    patronales que desestabilizaron al país y que provocaron
    el caos y la práctica paralización de los
    núcleos más decisivos de la actividad
    productiva.

    Estos hechos produjeron una verdadera hecatombe
    económica.

    Lo que parece milagroso visto desde fuera es que aquel
    país haya sido capaz de salir suficientemente indemne de
    esos golpes. Lo que sorprende desde el exterior, y lo que sin
    duda debe hacer pensar a los enemigos del gobierno bolivariano,
    es que no sólo se superasen esos golpes sino que se haya
    salido con más fuerza social,
    con más legitimidad política y con mejor salud
    económica. Así lo pone de relieve la
    mejoría que se está produciendo en casi todas las
    macromagnitudes económicas en los últimos
    meses.

    Lo que estuvo a punto de hundir la economía del
    país fue la actuación política absolutamente
    inaceptable en cualquier país que disfruta de elecciones
    libres y libertades políticas de una minoría social
    muy poderosa.

    Por el contrario, lo que hizo el régimen que
    encabeza el Presidente Hugo Chávez fue, precisamente,
    evitar el hundimiento de la economía
    venezolana.

    ¿O es que alguien en su sano juicio puede creer
    de verdad que de haber triunfado el golpe o la huelga petrolera
    contra casi el 60% de la población se hubiera dado una
    situación social más proclive a la paz civil y al
    sosiego que requiere el mejor funcionamiento de una
    economía? Lógicamente, sólo quienes
    entiendan que sacar adelante la economía y hacerla
    progresar consiste en ponerla al servicio
    exclusivo de la minoría ya de por sí más
    privilegiada.

    Con lo que venimos diciendo no queremos mantener una
    postura que pueda llevar a pensar que la Venezuela bolivariana se
    encuentra en el mejor de los mundos. Todo lo contrario. Es
    fácil detectar los problemas, los retardos, los cuellos de
    botella a los que se enfrenta una economía que ha sufrido
    una evolución tan traumática en los últimos
    veinte años y que se desenvuelve todavía en medio
    de un clima social tan
    enrarecido.

    Para sacar adelante la economía de cualquier
    nación
    se precisa el concurso de todos sus recursos. Durante
    decenios se prefirió considerar que "el país" era
    sólo ese 20 o 30% afortunado que casi lo tenía
    todo. La economía estaba organizada para esa parte de la
    sociedad. Es
    natural que gran parte de ella se muestre ahora reticente a la
    exigencia de compartir algo con el otro 70% al que había
    mantenido olvidado, sencillamente, como si no
    existiera.

    A pesar de disfrutar de tantísima riqueza, de ser
    un país afortunado desde ese punto de vista, sus
    dirigentes mantuvieron a Venezuela como el tercer país
    más desigual del mundo. Sus clases adineradas prefirieron
    guardar todo para ellas. Así lo muestra el que la
    recaudación del impuesto sobre la
    renta en Venezuela representara alrededor de un 0,2% del PIB
    a finales de los noventa, cuando en otros países, tan
    pocos ejemplares fiscalmente como Brasil o México
    representaba el 2,6% y el 3,2% respectivamente.

    Cuando lo que se quiere es que el aparato productivo se
    oriente a satisfacer a todos los colectivos sociales, como
    pretende el Gobierno de Hugo Chávez, es necesario contar
    con todos los recursos y ahí aparecen las
    dificultades.

    ¿Cómo conseguirlo cuando ese 70% pobre ha
    sido siempre una especie de material social sobrante, cuando
    está en la exclusión y en el ostracismo?,
    ¿cómo incluir a quien no tiene formación, a
    quien no tiene redes sociales, a quien no
    tiene medios ni
    instrumentos para ser útiles ni a los demás ni a
    ellos mismos?

    Por eso se dice con razón que la pobreza engendra
    más pobreza y empobrecimiento. Y por eso es tan
    díficil salir de ella.

    3. La hipoteca del
    neoliberalismo

    Precisamente en este punto hay que traer a
    colación un argumento que tampoco suelen tener en
    consideración quienes atacan sin descanso al gobierno de
    Chávez.

    Hablan de la crisis de la
    economía venezolana y de la culpabilidad
    de Chávez como si el resto de las economías se
    encontraran en situación paradisíaca.

    Si fuera así, sería razonable achacar a la
    revolución bolivariana su incapacidad para resolver con
    éxito las cuestiones económicas.

    Pero, ¿cómo se han encontrado y se
    encuentran acaso otras economías sobre las que Hugo
    Chávez no ha movido ni un solo dedo?

    Hay que ser realmente muy cínico para obviar las
    causas auténticas de una crisis económica
    estructural que afecta a todo el continente latinoamericano, para
    no ver la viga en el ojo de las economías que ha hundido
    el neoliberalismo
    y, sin embargo, denunciar la paja en el de las políticas
    que apenas si buscan un poco de justicia
    social

    ¿Acaso Chávez es el culpable
    también de que, según UNICEF, "el número de
    personas pobres en América
    Latina y el Caribe haya venido creciendo de manera sustancial
    en las últimas dos décadas" y de que "casi el 60%
    de todos los niños y niñas sean pobres"?, ¿O
    tiene también la culpa la revolución bolivariana de
    que de 6 millones de desempleados en 1980 se pasara a 17 millones
    en 2000?, ¿es Chávez también culpable del
    hundimiento de la economía
    Argentina, de la de Ecuador, de la
    de Perú, … o de la crisis financiera de Méjico, o
    de la miseria de un país tan rico como Brasil…?.
    ¿Es el gobierno de Chávez el que ha puesto a
    trabajar a 22 millones de niños menores de 14 años
    en toda América
    Latina?, ¿o acaso es el responsable de que, según
    UNICEF, el 36% de los niños latinoamericanos menores de
    dos años estén en situación de alto riesgo
    alimentario?

    Hay que dejarse de simplezas. Los poderosos pueden decir
    lo que quieran pero la evidencia es que el riego de un
    hundimiento global de las economías no viene de
    Chávez, sino del neoliberalismo, pues neoliberales han
    sido las políticas que de una manera indiscutible han
    causado crisis, pobreza y frustración social y humana en
    medio de una abundancia de recursos que se apropian casi en
    exclusiva sólo los más ricos.

    Las políticas que viene realizando el gobierno de
    Hugo Chávez se encaminan básicamente a procurar una
    mejora elemental de la distribución de la renta y a lograr que sea
    la propia economía, sin hipotecas salvajes ni dependencias
    empobrecedoras, la que genere endógena y equilibradamente
    los recursos que se precisan. Algunos se sorprenden y afirman que
    apenas si tienen soporte ideológico y es que, en realidad,
    quizá responden solamente al deseo de poner en
    práctica un elemental sentido de la justicia y de la
    solidaridad
    humana. En otro contexto serían mucho más moderadas
    que el keynesianismo más moderado aunque son efectivamente
    radicales en un continente en donde las oligarquías lo han
    querido todo para ellas.

    ¿Cómo se puede decir que lo que hunde una
    economía son estas políticas cuando las
    políticas neoliberales de reducción del gasto
    social han hecho que en América Latina hays 218 millones
    de personas que carecen de protección sanitaria y 160
    millones de agua potable, u 82 millones de niños que no
    pueden ser inmunizados?.

    Cualquier opinión es respetable y debe ser
    respetada. Pero las acusaciones como las que hemos comentado y
    que cada día realizan los medios de
    comunicación más poderosos para socavar la
    posibilidad de que la riqueza se distribuya
    democráticamente un poco mejor en el mundo son otra cosa.
    Forman parte de una interminable historia
    universal de la infamia. Hay que combatirlas con mucha
    paciencia, con mucha paz y con mucha inteligencia.
    Pero hay que combatirlas.

    Juan Torres López.

    Catedrático de Economía Aplicada de la
    Universidad de
    Málaga

    Juantorres[arroba]uma.es

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