1. La Venezuela que
encontró Chávez
2. La verdadera causa del
hundimiento económico
3. La hipoteca del
neoliberalismo
Hace unos días, la editorial del prestigioso
diario español El
País decía textualmente que el presidente de
Venezuela
"hasta el momento no ha hecho sino hundir la
economía".
Es evidente que se trata de una exageración. El
más elemental sentido común indica que, de haber
ocurrido así, hubiera sido completamente imposible que
Hugo
Chávez lograra un éxito
electoral tan extraordinario en el pasado referendum
revocatorio.
Contradice además lo que ese propio diario
había venido informando días antes, cuando daba
cuenta de que el gobierno
bolivariano había realizado en los últimos meses
importantes programas
sociales.
Se trata, pues, del tipo de comentario infundado que tan
en boga ha estado y
está a la hora de analizar el proceso
político venezolano.
Como cualquier otro, éste no está exento
de crítica. El conflicto
social es inherente a cualquier proceso de cambio, a la
vida misma y, por tanto, es lógico que existan diferentes
puntos de vista que se correspondan con los distintos intereses
más o menos legítimos que conforman siempre
cualquier cuerpo social.
Pero si algo caracteriza al análisis que se hace de la política venezolana
es la falta de rigor en la que se basa la crítica del
proceso de transformación que ha impulsado el Presidente
Chávez.
Y como lo que allí está ocurriendo nos
interesa a todos, a todos nos conviene poner las cosas en su
sitio.
1. La Venezuela que
encontró Chávez
Es habitual oir, por ejemplo, que ha sido ahora y como
consecuencia de la revolución
cuando en Caracas se ha desatado la violencia y la
inseguridad.
Sin embargo, un informe de Human
Rights Watch sobre Venezuela en el año 1998 ya denunciaba
que en Caracas se daba una media de treinta asesinatos cada fin
de semana y que tan sólo en el primer trimestre de ese
año, fueron asesinadas un total de 376 personas con
armas de fuego
y armas blancas, en el área metropolitana de
Caracas.
Esa era la situación de Caracas antes de la
revolución bolivariana, pero ahora muchos se
empeñan en decir al mundo que ha sido ésta quien ha
traído violencia e inseguridad.
En el campo económico ocurre lo mismo.
Se trata de trasladar a la opinión
pública de aquel país y a la de todo el planeta
que experiencias como la venezolana sólo implican caos y
hundimiento de la economía.
Es obviamente cierto que la economía de Venezuela
tiene graves problemas, que
se enfrenta a dificultades extraordinarias para sacar adelante
políticas de bienestar que tantas veces se
le han negado a su pueblo.
Pero, ¿realmente está hundida la
economía?, ¿es cierto que ha sido el régimen
de Chávez, la revolución bolivariana, quien ha
traído consigo el deterioro tan imponente que denuncia la
oposición y los medios de
comunicación que les sirven de voceros?
En nuestra opinión, hay varios hechos evidentes
que muestran a las claras la demagogia y la falsedad en la que se
basan estos alegatos.
Para tratar de contemplar las cosas de la manera
más fiel podemos recurrir a algunos datos.
Es verdad que la inflación en Venezuela es hoy
día elevadísima pero no se puede olvidar que en el
periodo 1989-1998 los precios
crecieron a una tasa promedio anual del 53%. Mientras que en el
primer periodo del gobierno de Chávez que podemos fijar
hasta el golpe y posterior huelga
petrolera, la tasa media anual fue del 23%. Se pueden ver las
cosas como se quieran, pero el hecho es que Chávez
logró contener la desbocada inflación que se
había producido en el periodo político
anterior.
También se critica la evolución de la cotización de la
moneda nacional. Pero los datos en este sentido también
son testarudos, como siempre. En el periodo 1983-1998 la devaluación promedio anual fue del 795%. En
el periodo 1998-2003 del 40,9%.
Otros datos, que seguramente son mucho más
indicativos para la inmensa mayoría de las personas,
muestran efectos también distintos a los que se quiere
hacer creer.
En el año 1995, el gasto social en
relación con el PIB se situaba
alrededor del 7,6%. En 2000 ya subió al 11,3%. En
dólares de 1997, el gasto social per capita en 1995 fue de
287$ y en 2001 de 402$.
El gasto
público en salud, como en general todo
el social, había bajado a mitad de la década en
relación con el que había en 1990. Eso sí
supuso un verdadero hundimiento. Pero a partir de 1999
comenzó también a subir y a superar los
índices anteriores.
El porcentaje de gasto sobre el PIB dedicado a educación
prácticamente se había duplicado a finales de 2001
en relación con el que había en 1995. El presupuesto
dedicado a la educación en 1999
fue 2,9% del PIB y en 2001 se elevó a 6,4%.
Eso permitió, entre otras cosas, escolarizar a
más 1,5 millones de niños y
jóvenes y alfabetizar al mismo número de
adultos.
La misma cantidad de personas ha tenido acceso, por
primera vez, a agua
potable.
En los diez años anteriores a la llegada de
Chávez se habían construido con dinero
público unas 65.000 viviendas y sólo de 1999 a 2002
se crearon 92.000.
El incremento del gasto sanitario y social tuvo un
efecto realmente impresionante en los primeros años sobre
la mortalidad infantil que se redujo en casi seis puntos en
relación con la que había en 1995. Sólo
hasta finales de 2001 1.150.000 niños hayan sido
inmunizados de manera gratuita en hospitales y centros
asistenciales.
En 1999 había 194 médicos por cada 100.000
habitantes y a finales de 2001 ya había 236.
Ya en 2002 se había reducido el porcentaje de
personas cuyo ingreso estaba por debajo del ingreso medio per
capita del 70,8% en 1997 al 68,7%.
Bajar esos niveles tan dramáticos requiere un
esfuerzo ingente pero el gobierno de Chávez lo
logró, si nos atenemos a la realidad de los
hechos.
Desde luego que se trataba de una reducción
limitada, lenta y dificultosa. Pero compare el lector esos
resultados con los que ha obtenido George W. Bush en el
país más rico del mundo: en los tres años de
su mandato ha aumentado continuamente el número de pobres
en Estados
Unidos. Sólo en 2003 hubo 1,3 millones más de
pobres.
Mientras que en Venezuela no ha dejado de aumentar, a
pesar de todas las dificultades, la atención sanitaria a la población más pobre, 1,4 millones de
personas se quedaron en Estados Unidos sin atención
médica solamente en el año 2003. Pero la inmensa
mayoría de los que critican al gobierno de Chávez
no osan denunciar, sin embargo, la repugnante política
social y económica del petrolero estadounidense que
sí que ocasiona mucho más daño a
sus propios compatriotas.
También el gobierno de Chávez
comenzó a disminuir la vergonzosa concentración de
la riqueza que se había generado en Venezuela. Así,
en 1997 el 30% de los hogares más ricos disfrutaban del
61,3% de la riqueza y en 2002 ese porcentaje, más bien
como resultado de ayudar por abajo que de quitar por arriba, se
había reducido al 60,8%.
También se oye a menudo decir que Chávez
ha destruido a la clase media
venezolana. Muchos estudios, sin embargo, muestran que el
deterioro de las clases medias (algo que no deja de ser un
eufemismo en un país donde hay un 70% de personas bajo el
umbral estadístico de la pobreza),
comenzó mucho antes. Así, Patricia Máquez y
Ramón
Piñango afirman que entre 1975 y 1997 la clase media
venezolana se redujo del 56,9% al 31,3%.
Cuando se habla de la situación de la
economía venezolana es inexcusable referirse a la
situación de los ingresos
petroleros pues representan la principal renta con la que ese
país puede hacer frente a sus necesidades.
Pues bien, si hay una historia de corruptelas, de
externalizaciones y de saqueos que ha hundido a un país es
la de la industria
petrolera venezolana. Por un lado, porque los dirigentes
políticos de sus viejos regímenes nunca supieron
dejar de "sembrar petróleo" para lograr convertir su renta en
fuente de desarrollo
endógeno, sostenible, equitativo y equilibrado. Por otro,
porque utilizaron el
petróleo para hacer negocios
privados que, en su inmensa mayor parte, nunca revirtieron como
debía ser en el pueblo venezolano.
Tal era el tipo de malas prácticas que
desarrollaban los dirigentes de la industria petrolera que, ya en
2001, resultaba que PDVSA obtenía, por ejemplo, casi la
mitad de ingresos que Chevron a pesar de que comercializaba casi
un millón de barriles diarios más.
La causa de eso era que, para privatizar ingresos o
colocarlos fuera del país, o sencillamente para
despilfarrarlos, se abultaban los costes operativos de la empresa
petrolera que llegaban a ser abrumadora y sorprendentemente mucho
más elevados que los de otras multinacionales, a pesar de
que estas operaban en medio mundo y no sólo en un
país.
Hundir la economía de un país es provocar,
por ejemplo, que el ingreso petrolero por persona cayera de
310$ en 1994 a 225$ en 1998. O que entre 1990 y 1998 la producción petrolera aumentara un 50% y, a
diferencia de lo que ocurre en cualquier industria, los costes se
elevaran un 175%.
En definitiva, antes de hablar de lo que ha ocurrido con
la economía venezolana en la etapa de Chávez
debería ponerse sobre el tapete lo que había
ocurrido antes.
¿Cómo puede decirse que Chávez ha
hundido la economía cuando la que se encontró era
un verdadero desastre desde el punto de vista del equilibrio
macroeconómico y del bienestar social?
Algunos datos adicionales terminan por perfilar este
panorama.
Al llegar Chávez al poder la
economía tenía un crecimiento negativo del -7% y ya
en 2001 se logró un crecimiento del 2,7%. Durante los
años 90 el PIB por persona tuvo un crecimiento del 0%. Los
registros
actuales son y serán sin duda mucho mejores.
Las exportaciones no
petroleras para el año de 1998 fueron de 263 millones de
dólares y en el año 2001 se alcanzaron los 435
millones de dólares, lo que demostraba que aumentaba la
productividad
del país en sectores capaces de generar desarrollo
endógeno y menos dependiente.
A finales de 2001 las reservas internacionales eran de
unos 20.000 millones dólares, casi 6.000 millones
más que las que había al empezar 1999.
El 70% de los puestos de trabajo
creados de 1990 a 1998 lo fueron en el sector informal. En 1980
había 1,85 millones de trabajadores en el sector informal
y en 2000, 4,7 millones. Pese a ello, se acusa al gobierno de
Chávez de crear puestos de trabajo sólo en este
sector. ¡Como si ese fenómeno no se hubiese dado
antes!
Y en el plano social la Venezuela que se encontraba el
gobierno de Chávez presentaba indicadores
tan dramáticos como los siguientes:
– Sólo el 25% de los trabajadores cotizantes a la
seguridad
social.
– 20% de hogares sin ingreso fijo.
– 20% de enfermedades crónicas
sin control.
– 50% de hogares sin recibir agua potable
diariamente.
– 89% de niños entre 4-15 años en
situación de pobreza.
– 70% del consumo
alimentario importado.
– Salarios reales
que en 1998 eran el 56,8% de los de 1990.
Y, por último, hay que hablar de algo que los
furibundos críticos del régimen bolivariano no
suelen mencionar: la continuada evasión de capitales que
constituyó una auténtica sangría para ese
país. Aunque es difícil evaluarlo con
precisión, se calcula que entre 1974 y 2000 se fugaron de
Venezuela entre 80.000 y 100.000 millones de dólares, algo
así como el triple de la deuda exterior
venezolana.
2. La verdadera causa del
hundimiento económico
Quien se atenga a la verdad no puede decir, por lo
tanto, que el régimen bolivariano provocó el
hundimiento de la economía venezolana.
Como acabamos de señalar, en los primeros
años se produjeron mejoras innegables en los indicadores
sociales. Y también en magnitudes macroeconómicas
cuya buena marcha no siempre es compatible con políticas
sociales y redistributivas porque están concebidas para
evolucionar positivamente sólo a medida que la
economía crezca cuantitativamente y no en virtud de que
mejore cualitativamente.
Sin embargo, también es evidente que en los dos
últimos años se ha producido una inversión en este proceso de mejora y que
muchos de los indicadores de la economía venezolana de la
actualidad han empeorado respecto a los de hace dos
años.
La inflación se ha vuelto a desbocar, el bolívar
sufrió una fuerte depreciación, el desempleo
empeoró, se produjo el cierre de miles de empresas y
sectores sociales y económicos que habían logrado
al principio contribuir positivamente al desarrollo
económico quebraron o sencillamente
desaparecieron.
Eso es lo que se suele argumentar para afirmar que
Chávez ha hundido la economía y que, en
consecuencia, el experimento bolivariano es un fracaso condenable
que conviene olvidar y hacer desaparecer.
Pero quienes realizan la crítica en estos
términos lo hacen dando un espectacular e inaceptable
salto en el vacío, como si de 2001 a aquí no
hubiera sucedido nada extraordinario.
No mencionan que el deterioro económico que se ha
producido, la vuelta atrás en el innegable proceso de
mejora económica de los primeros años, ha tenido
lugar después de que Venezuela viviera la peor experiencia
económica que haya podido tener un país en los
últimos decenios sin estar en periodo de guerra.
Nos referimos al golpe de estado,
primero, y a la huelga petrolera y a los posteriores cierres
patronales que desestabilizaron al país y que provocaron
el caos y la práctica paralización de los
núcleos más decisivos de la actividad
productiva.
Estos hechos produjeron una verdadera hecatombe
económica.
Lo que parece milagroso visto desde fuera es que aquel
país haya sido capaz de salir suficientemente indemne de
esos golpes. Lo que sorprende desde el exterior, y lo que sin
duda debe hacer pensar a los enemigos del gobierno bolivariano,
es que no sólo se superasen esos golpes sino que se haya
salido con más fuerza social,
con más legitimidad política y con mejor salud
económica. Así lo pone de relieve la
mejoría que se está produciendo en casi todas las
macromagnitudes económicas en los últimos
meses.
Lo que estuvo a punto de hundir la economía del
país fue la actuación política absolutamente
inaceptable en cualquier país que disfruta de elecciones
libres y libertades políticas de una minoría social
muy poderosa.
Por el contrario, lo que hizo el régimen que
encabeza el Presidente Hugo Chávez fue, precisamente,
evitar el hundimiento de la economía
venezolana.
¿O es que alguien en su sano juicio puede creer
de verdad que de haber triunfado el golpe o la huelga petrolera
contra casi el 60% de la población se hubiera dado una
situación social más proclive a la paz civil y al
sosiego que requiere el mejor funcionamiento de una
economía? Lógicamente, sólo quienes
entiendan que sacar adelante la economía y hacerla
progresar consiste en ponerla al servicio
exclusivo de la minoría ya de por sí más
privilegiada.
Con lo que venimos diciendo no queremos mantener una
postura que pueda llevar a pensar que la Venezuela bolivariana se
encuentra en el mejor de los mundos. Todo lo contrario. Es
fácil detectar los problemas, los retardos, los cuellos de
botella a los que se enfrenta una economía que ha sufrido
una evolución tan traumática en los últimos
veinte años y que se desenvuelve todavía en medio
de un clima social tan
enrarecido.
Para sacar adelante la economía de cualquier
nación
se precisa el concurso de todos sus recursos. Durante
decenios se prefirió considerar que "el país" era
sólo ese 20 o 30% afortunado que casi lo tenía
todo. La economía estaba organizada para esa parte de la
sociedad. Es
natural que gran parte de ella se muestre ahora reticente a la
exigencia de compartir algo con el otro 70% al que había
mantenido olvidado, sencillamente, como si no
existiera.
A pesar de disfrutar de tantísima riqueza, de ser
un país afortunado desde ese punto de vista, sus
dirigentes mantuvieron a Venezuela como el tercer país
más desigual del mundo. Sus clases adineradas prefirieron
guardar todo para ellas. Así lo muestra el que la
recaudación del impuesto sobre la
renta en Venezuela representara alrededor de un 0,2% del PIB
a finales de los noventa, cuando en otros países, tan
pocos ejemplares fiscalmente como Brasil o México
representaba el 2,6% y el 3,2% respectivamente.
Cuando lo que se quiere es que el aparato productivo se
oriente a satisfacer a todos los colectivos sociales, como
pretende el Gobierno de Hugo Chávez, es necesario contar
con todos los recursos y ahí aparecen las
dificultades.
¿Cómo conseguirlo cuando ese 70% pobre ha
sido siempre una especie de material social sobrante, cuando
está en la exclusión y en el ostracismo?,
¿cómo incluir a quien no tiene formación, a
quien no tiene redes sociales, a quien no
tiene medios ni
instrumentos para ser útiles ni a los demás ni a
ellos mismos?
Por eso se dice con razón que la pobreza engendra
más pobreza y empobrecimiento. Y por eso es tan
díficil salir de ella.
3. La hipoteca del
neoliberalismo
Precisamente en este punto hay que traer a
colación un argumento que tampoco suelen tener en
consideración quienes atacan sin descanso al gobierno de
Chávez.
Hablan de la crisis de la
economía venezolana y de la culpabilidad
de Chávez como si el resto de las economías se
encontraran en situación paradisíaca.
Si fuera así, sería razonable achacar a la
revolución bolivariana su incapacidad para resolver con
éxito las cuestiones económicas.
Pero, ¿cómo se han encontrado y se
encuentran acaso otras economías sobre las que Hugo
Chávez no ha movido ni un solo dedo?
Hay que ser realmente muy cínico para obviar las
causas auténticas de una crisis económica
estructural que afecta a todo el continente latinoamericano, para
no ver la viga en el ojo de las economías que ha hundido
el neoliberalismo
y, sin embargo, denunciar la paja en el de las políticas
que apenas si buscan un poco de justicia
social
¿Acaso Chávez es el culpable
también de que, según UNICEF, "el número de
personas pobres en América
Latina y el Caribe haya venido creciendo de manera sustancial
en las últimas dos décadas" y de que "casi el 60%
de todos los niños y niñas sean pobres"?, ¿O
tiene también la culpa la revolución bolivariana de
que de 6 millones de desempleados en 1980 se pasara a 17 millones
en 2000?, ¿es Chávez también culpable del
hundimiento de la economía
Argentina, de la de Ecuador, de la
de Perú, … o de la crisis financiera de Méjico, o
de la miseria de un país tan rico como Brasil…?.
¿Es el gobierno de Chávez el que ha puesto a
trabajar a 22 millones de niños menores de 14 años
en toda América
Latina?, ¿o acaso es el responsable de que, según
UNICEF, el 36% de los niños latinoamericanos menores de
dos años estén en situación de alto riesgo
alimentario?
Hay que dejarse de simplezas. Los poderosos pueden decir
lo que quieran pero la evidencia es que el riego de un
hundimiento global de las economías no viene de
Chávez, sino del neoliberalismo, pues neoliberales han
sido las políticas que de una manera indiscutible han
causado crisis, pobreza y frustración social y humana en
medio de una abundancia de recursos que se apropian casi en
exclusiva sólo los más ricos.
Las políticas que viene realizando el gobierno de
Hugo Chávez se encaminan básicamente a procurar una
mejora elemental de la distribución de la renta y a lograr que sea
la propia economía, sin hipotecas salvajes ni dependencias
empobrecedoras, la que genere endógena y equilibradamente
los recursos que se precisan. Algunos se sorprenden y afirman que
apenas si tienen soporte ideológico y es que, en realidad,
quizá responden solamente al deseo de poner en
práctica un elemental sentido de la justicia y de la
solidaridad
humana. En otro contexto serían mucho más moderadas
que el keynesianismo más moderado aunque son efectivamente
radicales en un continente en donde las oligarquías lo han
querido todo para ellas.
¿Cómo se puede decir que lo que hunde una
economía son estas políticas cuando las
políticas neoliberales de reducción del gasto
social han hecho que en América Latina hays 218 millones
de personas que carecen de protección sanitaria y 160
millones de agua potable, u 82 millones de niños que no
pueden ser inmunizados?.
Cualquier opinión es respetable y debe ser
respetada. Pero las acusaciones como las que hemos comentado y
que cada día realizan los medios de
comunicación más poderosos para socavar la
posibilidad de que la riqueza se distribuya
democráticamente un poco mejor en el mundo son otra cosa.
Forman parte de una interminable historia
universal de la infamia. Hay que combatirlas con mucha
paciencia, con mucha paz y con mucha inteligencia.
Pero hay que combatirlas.
Juan Torres López.
Catedrático de Economía Aplicada de la
Universidad de
Málaga
Juantorres[arroba]uma.es