Construyendo la nueva
escuela:
CONCEPCIÓN FILOSÓFICA DE UN PROCESO DE
ENSEÑANZA – APRENDIZAJE PROBLÉMICO, VIVENCIAL Y
DESARROLLADOR:
La filosofía de la educación propicia el
tratamiento acerca de la educabilidad del hombre y da respuestas
a interrogantes tan importantes como ¿qué es
educación? y ¿por qué y para qué se
educa? Por lo tanto, resulta muy importante para evaluar la
calidad de la educación, partir de identificar la
naturaleza de las respuestas que los maestros y directivos le dan
a esas interrogantes en teoría y sobre todo en la
práctica educativa, pues estas determinan en gran medida
el fin y los objetivos de la educación, que son la
brújula orientadora de toda acción
educativa.
La educación debe ser concebida de forma que el
estudiante desarrolle su espíritu crítico y se
favorezca el desarrollo de su creatividad y debe lograr un
adecuado equilibrio entre la formación científico –
técnica y el pleno desarrollo espiritual del hombre. Debe
ser un proceso donde se complemente la explicación y la
comprensión del mundo social y natural.
La educación integral exige que se encuentren los
métodos para hacer que los estudiantes aprendan a razonar,
a operar con conceptos de un mayor o menor grado de
abstracción y generalización, y a su vez empleen
más conscientemente el método científico en
tales razonamientos.
De ahí que, desde una proyección
filosófica, el aprendizaje problémico se fundamenta
en la concepción del conocimiento científico, que
se desarrolla por etapas relacionadas entre sí y que
suceden una a la otra, proceso que considera la práctica
como fuente primaria para desarrollar el pensamiento abstracto y
de ahí volver a la práctica al aplicar y
sistematizar el conocimiento alcanzado; es decir, que los nuevos
modelos metodológicos deben concebir que en las aulas se
haga ciencia y no se trabaje con marcos conceptuales totalmente
acabados, que no son susceptibles de perfeccionarse
teórica y metodológicamente.
La actividad creadora y transformadora de los hombres es
el instrumento de modificación y transformación de
las circunstancias y el medio para cambiarse a sí mismos.
Según sea la actividad de los individuos así son
ellos mismos. Por lo tanto, el principal fundamento
filosófico del aprendizaje problémico es la
contradicción como fuente y motor del
desarrollo.
La realidad del pensamiento y el mundo orgánico
natural, social e individual se desarrollan
dialécticamente, o sea, en su suceder constante las cosas
se tornan en cosas nuevas; se convierten en sus "opuestos"; de
éstos surgen otras cosas nuevas, y la
transformación sucesiva nunca finaliza. La ciencia, la
cultura y toda actividad humana comprueban la existencia de esta
problemática universal del desarrollo. Por lo tanto, si en
cada proceso general, particular y específico se encuentra
el movimiento de los opuestos en su unidad, se encuentra la
valoración dialéctica, dinámica de la
contradicción como fuente y motor del desarrollo y la
concatenación de los fenómenos, se puede aseverar
que el pensamiento dialéctico es de una gran utilidad en
cada uno de los momentos del pensamiento científico y, en
particular, en la investigación
científica.
Resolver un problema es solucionar la
contradicción, que manifiesta no sólo la dificultad
que se debe superar (dinámica de lo conocido y lo
desconocido) sino que refleja y proyecta el camino de
solución y, con ello, la propia superación
dialéctica del problema.
Si el aprendizaje se desarrolla en un amplio contexto de
contradicciones internas y externas (adaptación e
innovación, masividad y calidad, teoría y
práctica, individualidad y sociedad, dependencia y
autonomía), es necesario entonces construir una
concepción del aprendizaje capaz de penetrar en la esencia
de los procesos educativos, desarrollar el pensamiento, el
conocimiento y la comunicación pedagógica mediante
la dinámica que genera las contradicciones.
Si la realidad se desenvuelve con base en una
dinámica dialéctica contradictoria, el proceso de
apropiación de esa realidad no puede ser ajeno ni menos
excluir la contradicción como principio y regularidad para
la comprensibilidad y la apropiación del mundo.
CONCEPCIÓN PSICOLÓGICA DE UN PROCESO DE
ENSEÑANZA – APRENDIZAJE PROBLÉMICO, VIVENCIAL Y
DESARROLLADOR:
Para lograr efectividad en el aprendizaje
problémico que se lleva a cabo en la escuela es preciso
conocer, desde el punto de vista psicológico, a
quién va dirigida la labor del docente; es decir,
distinguir las particularidades psicológicas que
caracterizan la personalidad del sujeto a quien se enseña:
el estudiante.
Los docentes, tanto los profesores como los directivos
académicos, deben conocer los fundamentos
psicológicos que les permitan comprender y atender a los
estudiantes, a partir del conocimiento de la dialéctica
entre lo interno y lo externo en el aprendizaje, entre lo
individual y lo social.
El estudiante posee intereses y motivaciones, por lo que
incrementa el nivel de comunicación con sus
compañeros de estudio.
La formación consciente de tales
características determina cada vez más la actividad
social del joven en el entorno socio – cultural donde se
desenvuelve, por lo que la estructuración de situaciones
problémicas de aprendizaje que ofrezcan al estudiante la
posibilidad de emplear los conocimientos de la área en su
actividad social se convierte en un poderoso mecanismo que
estimula el pensamiento independiente del estudiante y despierta
el interés por la área y por su escuela.
En la etapa escolar el concepto "estudio" se
amplía porque la adquisición de conocimientos
traspasa los límites de la escuela y de los programas de
estudio, y abarca su preparación en la vida social, en el
entorno que lo rodea, lo que les permite una mejor
realización de la actividad intelectual y una mayor
capacidad de comprensión.
Desde una proyección psicológica, el
aprendizaje problémico se basa en el paradigma
Histórico – Cultural desarrollado por Vigotsky, cuyas
tesis incluyen revelaciones que de una u otra forma plantean
exigencias al proceso de enseñanza –
aprendizaje.
La enseñanza debe estar encaminada a estimular la
zona de desarrollo próximo en los estudiantes, lo cual
dependerá de los conocimientos y de las acciones que sea
capaz de lograr de manera independiente, con ayuda del profesor,
del grupo, de la familia o de la comunidad.
Desarrollos posteriores de este enfoque fueron la
teoría de la actividad de Leontiev, quien
profundizó en el origen y desarrollo de la psiquis, y
estudió la conciencia y la estructura de la actividad; la
teoría de formación planificada y por etapas de las
acciones mentales y los conceptos, de Galperin; y los
procedimientos generalizados de la actividad cognoscitiva, de
Talízina, quienes consideraban que el aprendizaje
tenía que partir de modelos completos en forma de
imágenes generalizadas que son asimiladas por los
estudiantes.
Estos investigadores expresan que las funciones
psíquicas superiores tienen un origen histórico
social y que nacen de las interacciones en el proceso de
comunicación entre las personas, por lo tanto, consideran
el aprendizaje como un proceso de apropiación de la
experiencia histórico social, a través del cual el
individuo deviene personalidad, mediante la actividad y la
comunicación que establece con sus semejantes.
Un ejemplo que ilustra la concepción anterior
puede ser tomado de lo realizado por el proyecto cubano TEDI
entre 1990 y 1996 en escuelas cubanas (Zilberstein, 1999;
Silvestre, 2000): Utilizar diferentes procedimientos
metodológicos que permiten a escolares de quinto y sexto
grados plantear hipótesis, determinar
características esenciales, valorar con conocimiento de la
esencia de lo que estudiaron, una vez que habían recibido
la ayuda adecuada para llegar a hacerlo por sí solos. En
este ejemplo, el estudiante llega a familiarizarse con
procedimientos para aprender y se apropia de éstos, lo que
lo prepara a su vez para buscar nuevos conocimientos.
Estos investigadores han realizado numerosos aportes
científicos al estudiar los problemas del desarrollo
intelectual, que ponen en manos de la Didáctica profundos
e importantes elementos cuya correcta selección,
integración y síntesis ofrecen los fundamentos
psicológicos para un sustento teórico sólido
del cambio que necesita el proceso de enseñanza –
aprendizaje en las instituciones educacionales.
Sabido es que la concepción que se adopte del
desarrollo psicológico ejerce una importante influencia en
la concepción del proceso de educación del hombre.
Por esa razón la fundamentación psicológica
juega un papel muy importante en el diseño de la
educación, en el proceso de enseñanza y por lo
tanto en su evaluación. Claro está esta influencia
no es determinística, toda concepción
psicológica para ser aplicada a la práctica
educativa debe ser pasada rigurosamente por un "tamiz
pedagógico", en evitación de caer en el
psicologismo, mal que ha estado presente en no pocas
prácticas pedagógicas de nuestra región
geográfica.
En la educación cubana, la concepción del
desarrollo histórico cultural de la psiquis humana
elaborada por Vigostky y desarrollada por la psicología
soviética constituye la teoría psicológica
que fundamenta la pedagogía cubana. Claro está, la
psicología cubana a partir de esta concepción ha
tenido un amplio desarrollo y ha hecho importantes aportes que
atemperan a nuestro contexto ese importante paradigma
psicológico.
El paradigma histórico cultural tiene una esencia
humanista. Además, es coherente con las ideas educativas
de nuestros principales maestros de este siglo y del siglo
pasado.
El enfoque histórico cultural de la
psicología pedagógica ofrece una profunda
explicación acerca de las grandes posibilidades de la
educabilidad del hombre, constituyéndose así en una
teoría del desarrollo psíquico, íntimamente
relacionada con el proceso educativo, y que se puede calificar de
optimista y responsable.
Este enfoque le demuestra al educador las indudables
posibilidades que tiene de influir en la formación y
desarrollo de las nuevas generaciones y lo persuade de lo
determinante que resulta la acción educativa en todos los
ámbitos en que vive.
En esta teoría psicológica, la
categoría principal es la apropiación por el hombre
de la herencia cultural, elaborada por las generaciones
precedentes, entendida ésta no como una copia o reflejo
pasivo de la realidad, ni como la entienden los biologicistas,
sino como las formas y recursos a través de los cuales el
sujeto, de forma activa y en íntima relación con
sus pares y con los adultos, hace suyos los conocimientos, las
técnicas, las actitudes, los valores, los ideales de la
sociedad en que vive y los mecanismos mediante los cuales se
autodesarrolla.
Al mismo tiempo que el sujeto se apropia de la herencia
sociocultural, la construye, la desarrolla, la enriquece y la
transforma y convierte su aporte, en su legado a las generaciones
futuras.
En esta teoría psicológica está muy
clara la unidad entre instrucción y educación, la
cual presupone que el proceso de apropiación se vincula
tanto al plano cognitivo como al afectivo.
CONCEPCIÓN PEDAGÓGICA DE UN PROCESO DE
ENSEÑANZA – APRENDIZAJE PROBLÉMICO, VIVENCIAL Y
DESARROLLADOR:
Diversos estudios realizados en Cuba, entre los que se
destacan los realizados por el "Grupo Pedagogía" del
Instituto Central de Ciencias Pedagógicas, han revelado la
existencia de una valiosa tradición pedagógica
cubana, que al sistematizarse, tomando en cuenta además
las ideas universales, contribuyen a una concepción
autónoma de la educación y de la escuela
cubanas.
En principio resulta necesario, para expresar de manera
sintética la esencia de nuestra concepción
pedagógica, definir un conjunto de sus principales
categorías así como caracterizar sus
interrelaciones fundamentales.
Entendemos la educación como un sistema de
influencias conscientemente organizado, dirigido y sistematizado
sobre la base de una concepción pedagógica
determinada, cuyo objetivo más general es la
formación multilateral y armónica del estudiante
para que se integre a la sociedad en que vive y contribuya a su
desarrollo y perfeccionamiento, a partir de que el núcleo
esencial de esa formación debe ser los valores
morales.
El proceso instructivo se refiere básicamente al
sistema de información, a los conocimientos y a los
procedimientos que los estudiantes deben alcanzar en
función de la concepción curricular en que se
inserten.
La Pedagogía cubana actual valora la necesaria
integración de la didáctica como una sola rama de
la pedagogía, abarcadora de los procesos instructivos y no
respondiendo dicotómicamente la teoría de la
enseñanza y a la teoría de la educación, o
sea, considera que la instrucción está incluida en
el proceso educativo y por lo tanto, no puede darse aisladamente
del resto de las influencias que integran este
último.
La posición anterior no desconoce las
especificidades metodológicas determinadas por el
contenido y el tipo de actividades que se realicen en el proceso
educativo.
La categoría objetivo tiene un papel rector de
todo el proceso educativo y por lo tanto, a partir de las
reflexiones anteriores referidas a la relación que existe
entre educación e instrucción, consideramos que
carece de sentido que en la práctica educativa se utilicen
de manera dicotómica objetivos instructivos y
educativos.
Por su parte la enseñanza la comprendemos como la
dirección, organización, orientación y
control del aprendizaje, pero que puede incluir el propio
autoaprendizaje, como autodirección y autocontrol del
proceso por el propio estudiante, aspectos que son cada vez
más posibles como resultado del desarrollo de las
técnicas educativas, y también de nuevas
relaciones, más democráticas y cooperadoras entre
el maestro y el estudiante.
El aprendizaje es posiblemente la categoría
más compleja de la pedagogía, ha sido por lo
general monopolizada por la psicología, particularmente
por el conductismo y el cognitivismo, las que han hecho enfocar
aprendizaje en términos muy técnicos,
pragmáticos, y cientificistas.
La comprensión del aprendizaje en el contexto
pedagógico puede expresarse como un proceso en el cual el
estudiante, bajo la dirección directa e indirecta del
maestro, en una situación especialmente estructurada para
formarlo individual y socialmente, desarrolla capacidades,
hábitos y habilidades que le permiten apropiarse de la
cultura y de los medios para conocerla y enriquecerla. En el
proceso de esa apropiación se van formando también
los sentimientos, intereses, motivos de conducta, valores, es
decir, se desarrollan simultáneamente todas las esferas de
la personalidad.
Al concebir la relación entre la enseñanza
y el aprendizaje a partir del enfoque histórico cultural,
asumimos que la educación y la enseñanza
guían el desarrollo y a su vez toman en cuenta las
regularidades del propio desarrollo, éste es un producto
de la enseñanza, de la actividad y de la
comunicación del estudiante con dicho proceso.
Entre los rasgos que deben caracterizar el proceso de
enseñanza aprendizaje según nuestra
concepción pedagógica están: su
carácter social, individual, activo, comunicativo,
motivante, significativo, cooperativo y consciente en
determinadas etapas evolutivas.
Entender la educación como desarrollo implica
reconocer que es en primer lugar un proceso de cambios y
transformaciones cuantitativos y cualitativos que ocurren en el
individuo, la sociedad y los grupos, los cuales constituyen
premisa, condición y resultado de la propia
educación, pues sin un determinado desarrollo, sin
determinadas premisas biológicas y sociohistóricas
no es posible el desarrollo humano pleno sin la acción
formativa consciente, facilitadora y dirigida a lograr
determinado tipo de desarrollo.
La formación es un concepto que llega desde la
filosofía, y que hoy toma mucha fuerza, algunos lo
proponen como el concepto principal de la pedagogía,
porque es el que define lo educativo, que radica en ser un
proceso de humanización, de creación de un tipo de
hombre de acuerdo a determinados ideales y fines sociales. El
hombre no nace, se hace y por lo tanto hay que formarlo, es decir
hay que dotarlo de valores y de un sentido de la vida. Este
concepto destaca la dimensión axiológica de la
educación.
El desarrollo y la formación deben verse en su
unidad: toda formación implica un desarrollo y todo
desarrollo conduce en última instancia a una
formación psíquica de un orden superior.
La actitud cognoscitiva que se debe crear en los
estudiantes y los procedimientos de pensamiento a ella asociados
han de ser expresión de una nueva motivación, de
una nueva actitud hacia la apropiación de los
conocimientos. Esto depende de la capacidad del docente de
conformar alternativas metodológicas de aprendizaje que
motiven al estudiante, lo que resulta posible con la
activación de su aprendizaje, cuya posibilidad la ofrece
la problemicidad del contenido de cada área del
conocimiento.
El contenido de aprendizaje reflejado en los programas
de estudio puede elevar su actualización en
relación con las ciencias, puede ampliarse o adecuarse,
pero si los métodos de enseñanza no propician al
máximo la actividad intelectual de los estudiantes para el
aprendizaje y por ende su interés por aprender los
contenidos por sí solos, no producen resultados
cualitativamente superiores.
La vinculación del contenido con la realidad de
la sociedad constituye un rasgo distintivo de los programas de
estudio, que exige la activación del aprendizaje de los
estudiantes y a su vez ofrece una respuesta a la necesidad de que
los estudiantes aprendan en relación directa con la
realidad social, que es dinámica, profunda y
cambiante.
El interés por activar el aprendizaje de los
estudiantes no es nuevo en la historia de la Pedagogía.
Desde la antigüedad se afirmaba que la actividad intelectual
favorecía la comprensión de la esencia de los
procesos y fenómenos de la realidad.
Los intentos por enseñar a pensar pueden ser
hallados en la actividad instructiva de Sócrates (470 –
399 a.c.), quien creía en la superioridad de la
discusión sobre la escritura e inventó un
método a través de preguntas denominado
Mayéutica. Para él, hacer preguntas a los
interlocutores con vistas a que les buscaran respuestas era el
mejor método de discusión. Estos métodos
también fueron utilizados por los sofistas (481 – 411
a.c.).
Por otro lado, los puntos de vista empiristas del
filósofo inglés Bacon (1561 – 1626) exigían
la búsqueda de la verdad mediante el estudio de la
realidad.
Comenius (1592 – 1670) introduce ideas en contra del
dogmatismo en la enseñanza, plantea enseñar a los
niños a pensar con su propia inteligencia. También
desarrolló una importante lucha en este sentido Rousseau
(1712 – 1778), quien exigía métodos de
enseñanza que tuvieran en cuenta las particularidades del
estudiante y se estableciera una estrecha relación de la
enseñanza con la vida. Su teoría de la
educación condujo a métodos de enseñanza
infantil más permisivos y de mayor orientación
psicológica, defendía el aprendizaje a
través de la experiencia más que por el
análisis.
A principios del siglo XIX el pedagogo sueco Pestalozzi
(1746 – 1827) difundió ideas encaminadas a activar el
aprendizaje de los estudiantes mediante la observación, la
generalización y las conclusiones personales para
desarrollar el pensamiento de éstos. Planteaba que el
niño debía ser guiado para aprender a través
de la práctica y la observación, y por medio de la
utilización natural de los sentidos.
El pedagogo alemán Diesterweg (1790 – 1866)
decía que el mal maestro informa la verdad, mientras que
el bueno enseña cómo encontrarla.
Por otra parte, el gran pedagogo ruso Ushinski (1824 –
1870) creó un sistema didáctico dirigido al
desarrollo de las fuerzas intelectuales de los estudiantes, a fin
de que éstos pudieran adquirir nuevos conocimientos de
forma independiente.
En la segunda mitad del siglo XIX el pedagogo
inglés Armstrong introdujo en la enseñanza de la
Química el llamado método heurístico para
desarrollar el pensamiento de los estudiantes. De esta forma
criticó los métodos escolásticos.
Dewey (1859 – 1952) introdujo en Estados Unidos en 1909
ideas acerca de cómo pensar, plantea utilizar en la
pedagogía las conclusiones científicas de los
psicólogos acerca de que el pensamiento es la
solución de problemas.
La aspiración de estimular la actividad
cognoscitiva y en consecuencia enseñar a pensar
está contenida en el ideario pedagógico cubano,
enriquecido con las sabias observaciones del Padre Caballero
(1762 – 1835), quien se manifestó en contra del dogmatismo
y en pro de reformas en los estudios universitarios.
El ilustre pensador Varela (1788 – 1853), sostuvo ideas
progresistas respecto a la educación, se opuso al
escolasticismo imperante en el ambiente filosófico de su
tiempo, planteaba que al hombre hay que enseñarlo a pensar
desde niño.
En la obra del insigne pedagogo Caballero (1800 – 1862)
existen criterios de avanzada sobre los métodos de
enseñanza y sobre el trabajo, y a la juventud le
pedía que no repitiera ni aprendiera de memoria.
Desarrolló un pensamiento de marcado carácter
empirista.
También se observan criterios destacados en
Varona (1849 – 1933), quien insistía en la necesidad de
instrumentar métodos científicos en la
enseñanza con el fin de desarrollar a los individuos,
prepararlos para la vida y despertar en ellos los
estímulos necesarios para impulsar el trabajo.
El ideario pedagógico de Martí (1853 –
1895) encierra una valiosa enseñanza para el
perfeccionamiento de la Educación.
Al referirse a la escuela del siglo XIX, Martí
expresó: "¡De memoria!. Así rapan los
intelectos como las cabezas. Así sofocan la persona del
niño, en vez de facilitar el movimiento y expresión
de la originalidad que cada criatura trae en sí;
así producen una uniformidad repugnante y estéril y
una especie de librea de las inteligencias."
Consideraba que la educación debía
responder a la época. Expresaba que educar "…es
depositar en cada hombre toda la obra humana que le ha
antecedido, es hacer a cada hombre resumen del mundo viviente,
hasta el día en que vive; es ponerlo al nivel de su tiempo
para que flote sobre él, y no dejarlo debajo de su tiempo,
con lo que no podría salir a flote, es preparar al hombre
para la vida."
Desde una proyección pedagógica es
necesario analizar el aprendizaje problémico vinculado a
la vida.
Desde hace ya algún tiempo se habla de la
necesidad de una Pedagogía que permita la
preparación de un hombre acorde con las exigencias de la
sociedad. Es necesario desarrollar una Pedagogía que
estimule y haga realidad la integración entre la
institución educativa y la sociedad.
En la sociedad se desarrolla un proceso educativo
empírico y espontáneo. No todos los medios de
educación influyen de igual manera sobre los estudiantes
incorporados a la sociedad, sino que hay conductas que
desvían al estudiante de su objetivo esencial y de su
adecuada conducta.
La estructuración del proceso de educación
en la sociedad debe ser similar a la educación en las
actividades docentes que desarrolla el estudiante en la escuela.
Al evaluar la efectividad de esta concepción en la
práctica educativa, debemos ver su aplicación no de
manera directa sino mediada por una reflexión
pedagógica creativa y dialéctica.
LEYES PEDAGÓGICAS (Dr. Homero
Fuentes):
El aprendizaje es un proceso, unido a la
enseñanza, integrado por categorías,
configuraciones y componentes. Las relaciones entre las
configuraciones del proceso de enseñanza – aprendizaje
adquieren una significación especial en tanto establecen
la dinámica de sus componentes y permiten la
explicación de cada uno de estos y del proceso en su
conjunto.
Evidentemente lo más importante no está en
las referidas categorías, sino en las relaciones que entre
ellas se establecen, o sea, en las leyes pedagógicas.
Estas leyes expresan justamente el comportamiento y la
dinámica del proceso de enseñanza – aprendizaje que
como tal lleva implícito una lógica, una secuencia
de etapas que constituyen elementos consustanciales al
mismo.
Aún entre entendidos en la materia las leyes de
la pedagogía no son tan conocidas y algunos hablan de un
sistema de principios didácticos, lo cual operó por
mucho tiempo; aunque en la Didáctica el término
principio no tiene una generalidad mayor que el de ley como
ocurre en las ciencias naturales. En la Didáctica se le
denomina principio a una generalización de la
práctica pedagógica sobre la base del empirismo que
se da en determinadas condiciones de un país, de una
comunidad, de una escuela, lo que hace limitado su
alcance.
Sin embargo, para establecer una ley se deben encontrar
aquellas relaciones que de un modo más esencial permitan
explicar el comportamiento del proceso de enseñanza –
aprendizaje y no generalizaciones de fenómenos, es decir,
con las leyes se pasa de los fenómenos a las relaciones de
los hechos, o sea, a la esencia, y de los componentes de estos a
las estructuras.
Tenemos que resaltar que en las ciencias sociales las
relaciones que se establecen tienen un carácter
dialéctico, cualitativamente diferente a la
concepción hipotético – deductiva propia de las
ciencias naturales, incluso de las ciencias técnicas. Las
relaciones en las ciencias sociales no son lineales y
analíticas como en la Matemática, en que las
relaciones funcionales son de dependencia inmediata, de causa –
efecto, expresadas en un vínculo directo entre variables
dependientes e independientes.
No comprender esta diferencia puede conducir a
interpretaciones rígidas y dogmáticas, no
sólo en el sistema conceptual, sino en la estructura de la
propia ciencia pedagógica. En esta interpretación
está la influencia de la concepción
sistémico – estructural, muy en boga desde la
década de los años cincuenta.
Estas relaciones tienen un carácter
dialéctico que se da entre triadas dialécticas en
las que la contradicción entre los pares
dialécticos se resuelven a través de una tercera
categoría.
Existen dos leyes de la Didáctica, determinadas a
partir de las consideraciones teóricas desarrolladas por
C. Álvarez (1992 – 1996): "la escuela en la vida", en la
que se concreta la relación: problema – objeto – objetivo
(P – O – O) y "la educación a través de la
instrucción", en la que se concreta la relación:
objetivo – contenido – método (O – C – M).
Estas dos leyes han sido recreadas por H. Fuentes (1998)
como: El vínculo del proceso docente educativo con la
sociedad (vínculo del proceso docente educativo con la
vida) y la dinámica interna del proceso docente
educativo.
Si hacemos un análisis contextualizado de dichas
leyes pedagógicas a la luz de la integración de las
teorías constructivista, humanista, el aprendizaje
significativo y el enfoque histórico – cultural, en
función de estructurar un proceso de enseñanza –
aprendizaje problémico, significativo y vivencial,
entonces podemos llegar a la conclusión de que en la
Didáctica integradora y desarrolladora existen dos
leyes pedagógicas:
- La escuela en la vida, que expresa la relación
entre las configuraciones o categorías
pedagógicas: problema, objeto y objetivo. - La educación mediante la afectividad, que
expresa la relación entre las configuraciones o
categorías pedagógicas: objetivo, contenido y
método.
El problema configura todas aquellas
dificultades, conflictos, contradicciones, falencias,
interrogantes, vacíos o lagunas en el conocimiento;
presentes en el objeto y a los cuales debe enfrentarse el sujeto
para solucionarlos. Este problema se convierte en eje
problémico en el proceso de enseñanza –
aprendizaje, necesidades cognoscitivas de los estudiantes,
capacidades que ellos tienen que desarrollar, preguntas
problematizadoras.
El objeto abarca todos los procesos inherentes a
la naturaleza, la sociedad y el propio pensamiento del hombre, o
sea, es la vida misma, la realidad objetiva, el entorno
comunitario, contexto social o familiar, el mundo productivo y
laboral, el proceso profesional de la empresa, todo lo cual
abarca el objeto de la cultura que debe asimilar el estudiante y
se convierte en el contenido del que debe apropiarse en el
proceso de enseñanza – aprendizaje.
El objetivo es la aspiración presente en
el currículum escolar, la meta, el propósito, los
fines de la educación, representa el modelo
pedagógico a alcanzar, el resultado anticipado en la
formación integral del sujeto, o sea, los logros que el
estudiante debe alcanzar en el proceso de enseñanza –
aprendizaje: logros cognoscitivos (saber), logros procedimentales
(saber hacer) y logros actitudinales (ser, convivir), en
función de desarrollar su capacidad de pensar (esfera
cognitiva), sentir (esfera afectiva) y actuar (esfera
comportamental o conductual).
El contenido debe ser el mismo objeto de la
cultura para que le resulte significativo al estudiante y
descubra en él los sentidos y significados que éste
tiene para su vida, debe ser real y concreto, y no abstracto, con
lo cual el estudiante no comprenderá para qué le
sirve.
El método es la vía que utiliza el
estudiante para apropiarse del contenido y asimilar el objeto de
la cultura, en función de alcanzar un logro mediante la
solución de problemas de su vida, es por ello que el
método debe ser lúdico para dinamizar el proceso de
aprendizaje del estudiante y que dicho proceso sea atractivo,
entretenido y placentero para él; debe ser
problémico para que el estudiante adquiera las
competencias necesarias para vivir de manera autónoma en
sociedad; y debe ser afectivo, ya que sin afectos no hay
aprendizaje significativo, la letra no entra con sangre, la letra
entra con amor, con cariño, con ternura; es necesario
cambiar la pedagogía tradicional por la pedagogía
de la ternura y del amor.
PRINCIPIOS DIDÁCTICOS Y REGLAS
METODOLÓGICAS:
La palabra principio, del latín Principium,
significa fundamento, inicio, punto de partida, idea rectora o
regla fundamental. En la literatura se utiliza con frecuencia el
término principio como regla que guía la conducta,
fundamento de un sistema, concepto central que constituye la
generalización y extensión de una
proposición a todos los fenómenos de la esfera de
la que se ha abstraído o las máximas
particularidades por las que cada cual se rige en sus
operaciones.
Los principios didácticos son aquellas
regularidades esenciales que rigen la dirección
científica del proceso de aprendizaje de los estudiantes
en el aula de clases. En realidad los principios
didácticos son Principios didácticos, reglas
metodológicas y recomendaciones prácticas para
dirigir el proceso de aprendizaje, educación y desarrollo
de la personalidad de los estudiantes.
Juan Amos Comenio planteó una serie de
fundamentos relacionados con principios que orientan a una
didáctica tradicional, los cuales tienen algunos aspectos
negativos, pero en su gran mayoría tienen plena vigencia y
respondían a un fin noble: enseñar todo a
todos:
- Comenzar temprano antes de la corrupción de la
inteligencia. - Actuar con la debida preparación de los
espíritus. - Proceder de lo general a lo particular.
- Proceder de lo más fácil a lo
más difícil. - No cargar en exceso a ninguno de los que han de
aprender. - Proceder despacio en todo.
- No obligar al entendimiento a nada que no le convenga
por su edad o por razón del método. - Enseñar todo por los sentidos
actuales. - Enseñar las cosas para uso del
presente. - Enseñar siempre por un solo y mismo
método.
Partiendo de estos fundamentos y derivados de las dos
bases de la pedagogía podemos plantear los siguientes
principios de una didáctica desarrolladora,
vivencial y significativa:
- Carácter científico de la
educación:
Esencia:
Todo proceso pedagógico debe distinguirse por un
marcado enfoque científico, por un diálogo y no por
un monólogo, que combine de manera armónica la
apropiación de los conocimientos por parte del estudiante
con el desarrollo de habilidades y la formación de
valores. Para cumplir con este principio el estudiante debe
asimilar la cultura acumulada por la ciencia y la humanidad a lo
largo de su desarrollo y además formar una
concepción sobre el mundo, sobre la sociedad, sobre la
naturaleza, sobre los demás hombres y sobre sí
mismo que se convierta en convicciones personales.
Recomendaciones prácticas para su
aplicación en el aula de clases (reglas):
- Desarrollar los contenidos a partir de datos
objetivos, informaciones reales obtenidas con rigor
científico. - Demostrar en su quehacer pedagógico una
cultura general e integral, y un profundo dominio de los
contenidos pedagógicos, psicológicos,
metodológicos y científicos. - Aprovechar las experiencias de los estudiantes para
vincular los contenidos con los problemas actuales y estimular
el debate y la búsqueda independiente.
- Carácter individual y colectivo de la
educación:
Esencia:
Entre las principales cualidades que debe tener un
estudiante está el colectivismo, por lo que el proceso
pedagógico debe lograr el fortalecimiento de la
solidaridad, el respeto mutuo, la disposición a la ayuda,
la franqueza, la actitud crítica y la
autocrítica.
Solo en el colectivo y con su ayuda se puede dirigir el
trabajo educativo en la formación de los estudiantes, sin
embargo en el proceso pedagógico se produce cierta
contradicción entre su influencia individual y su
ejecución en forma grupal. Por una parte se brinda
docencia y se ejecutan actividades en grupos estudiantiles y por
otro lado se aspira a que la incidencia sea particular en cada
uno; pero el grupo escolar constituye algo más que un
agregado de personas, es una entidad viva con loa cual el docente
interactúa y que le sirve de fuente para llegar a cada uno
de sus miembros.
Siempre la educación exigirá una
atención grupal y una atención individual ya que lo
colectivo y lo individual se complementan.
Recomendaciones prácticas para su
aplicación en el aula de clases (reglas):
- Plantear tareas que permitan la participación
de cada estudiante, propiciando la autovaloración y la
valoración de sus compañeros. - Tener en cuenta las particularidades individuales y
colectivas en cada clase, evitando la estandarización
del grupo. - Realizar un diagnóstico de los grupos donde
los estudiantes interactúan, junto con su
caracterización personal. - Implicar al grupo en cualquier estrategia educativa
dirigida a resolver problemas individuales. - Detectar los estudiantes aislados y rechazados en el
grupo para integrarlos lo más rápido
posible. - Utilizar los líderes espontáneos en
función del cumplimiento de las actividades de
carácter grupal. - Concienciar a todos los miembros del grupo del valor
social de éste y de sus posibilidades reales de actuar
unidos en la consecución de diferentes
metas. - Ofrecer oportunidades a los estudiantes de pensar,
plantear dudas, criterios, preocupaciones, inquietudes, y
respetarlos en su participación. - Propiciar el trabajo independiente donde el
estudiante asuma decisiones y responsabilidades ante los
hechos, favoreciendo la plena confianza en ellos. - Favorecer un clima de aceptación sobre la base
de la comprensión empática y la
autoridad. - Emplear técnicas de dinámica de grupo
donde se determinen las responsabilidades individuales y
colectivas.
- Vinculación de la educación con la
vida y el estudio con el trabajo:
Esencia:
El hombre crece con el trabajo que sale de sus manos.
Esta frase de José Martí nos indica que el
conocimiento no solo debe explicar el mundo sino que debe
señalar las vías para su transformación y es
preciso hacer cada día más la vinculación de
los contenidos con su aplicación en la práctica
donde los estudiantes se enfrenten a problemas nuevos que los
obliguen a pensar y crear soluciones prácticas utilizando
los conocimientos aportados por las ciencias.
Los contenidos del proceso pedagógico no pueden
verse constreñidos a los marcos de las propias
áreas y programas de estudio porque se convierten en
aspectos abstractos, muy teóricos y desarticulados con la
vida.
Los materiales objeto de conocimiento escolar no
constituyen un fin en sí mismos sino un medio para lograr
la inserción creciente del estudiante en la sociedad como
un participante activo y transformador y no como un receptor
pasivo.
Este principio responde directamente a la idea de hacer
que la educación satisfaga las necesidades de la sociedad,
para que marche con el dinamismo de la vida social y el avance
científico – técnico, lo cual implica la
vinculación de los estudiantes a la realidad de la vida,
favoreciendo la asimilación de experiencias acerca de las
relaciones sociales además de desarrollar sentimientos,
valores, actitudes y normas de conducta.
Sin resentir su carácter científico, los
conocimientos deben relacionarse de forma constante y
sistemática con los hechos y fenómenos de la
naturaleza y de la sociedad, con los cuales los estudiantes se
enfrentan cotidianamente.
Una de las formas de manifestarse este principio es la
vinculación escuela – comunidad a través de la
integración a los procesos sociales y comunitarios. La
influencia conjunta de la escuela, la familia y la comunidad
constituyen un modo indispensable para unir el estudio con el
trabajo y la actividad social, en función de formar las
competencias laborales y ciudadanas de los estudiantes.
Recomendaciones prácticas para su
aplicación en el aula de clases (reglas):
- Propiciar la profesionalización de las
diversas áreas del conocimiento vinculando los
contenidos científicos que se trabajan con su
aplicación en la vida, en el mundo laboral y
productivo. - Partir siempre que sea posible de los ejemplos
prácticos y de las experiencias de los
estudiantes. - Ofrecer la oportunidad de aplicar los conocimientos a
la actividad práctica aprovechando las posibilidades que
la práctica ofrece como punto de partida, base y fin del
conocimiento. - Demostrar la importancia del trabajo para la vida
haciendo que los estudiantes participen en la solución
de problemas socialmente útiles. - Realizar actividades de formación vocacional y
orientación profesional dentro del propio proceso
pedagógico, buscando la aparición de motivos e
intenciones profesionales en la personalidad de los
estudiantes.
- Unidad entre instrucción, educación
y desarrollo de la personalidad:
Esencia:
Puesto que a vivir viene el hombre, la educación
ha de prepararlo para la vida. Partiendo de esta idea de
José Martí, corresponde al docente dirigir el
proceso pedagógico de manera tal que junto a lo
instructivo, se garantice la formación y el desarrollo de
la personalidad de los estudiantes. Instrucción y
educación no es lo mismo aunque están muy
relacionadas. La instrucción tiene que ver con el
pensamiento y la educación con los sentimientos, la
instrucción con la conciencia y la educación con el
corazón, es por ello que instruir puede cualquiera pero
educar solo quien sea un evangelio vivo. La instrucción
posibilita la asimilación de conocimientos y el desarrollo
de habilidades, y la educación garantiza la
formación de convicciones, ideales, valores, actitudes,
normas de conducta.
La unicidad del proceso pedagógico es una
realidad inobjetable, sin embargo en la práctica escolar
se constata una dicotomía entre lo instructivo y lo
educativo. A veces se ha producido una confusión al
identificarlos o reducir lo educativo a la enseñanza, o
sea, limitar el proceso pedagógico a la transmisión
de los conocimientos, a la asimilación y a la
reproducción de éstos.
El conocimiento de algo no implica obligatoriamente una
influencia efectiva en la conducta si no llega a adquirir un
valor subjetivo para el estudiante, un ejemplo de ello son
determinadas normas de educación formal y de conducta, que
son conocidas por todos los estudiantes pero muy pocos las
cumplen en su desempeño social.
Recomendaciones prácticas para su
aplicación en el aula de clases (reglas):
- Tener en cuenta el nivel de desarrollo alcanzado por
cada estudiante en particular y el grupo en general para lograr
un ritmo de trabajo creciente en el proceso. - Garantizar la ejemplaridad del profesor en todos los
aspectos de la vida. - Trascender en el desarrollo y evaluación de
los contenidos de las asignaturas aquellas cuestiones meramente
reproductivas que solo ejercitan la memoria mecánica y
la lógica. - El docente debe demostrar en su actuación que
los contenidos que imparte son personalmente significativos
para él y ser fiel ejemplo de todo lo que trata de
educar en sus estudiantes.
- Unidad entre lo cognitivo, lo afectivo –
motivacional y lo comportamental:
Esencia:
Por la propia naturaleza humana todos los elementos que
se integran en la personalidad tienen una naturaleza cognitiva y
afectiva, es imposible delimitar un hecho o fenómeno
psicológico puramente afectivo o puramente cognitivo en el
funcionamiento normal del hombre.
Los conocimientos y habilidades que posean un sentido
personal para el estudiante, provocan una efectiva
regulación de su conducta y viceversa, por lo que los
motivos proclives a la escuela y al aprendizaje facilitan la
asimilación de los contenidos científicos, el
desarrollo de habilidades y la formación de determinados
valores y normas de conducta en los estudiantes.
Ahora bien, la simple obtención del conocimiento
no implica automáticamente su manifestación
conductual, sino solo cuando resulta relevante para la
personalidad en su reflejo afectivo – volitivo, por eso las
operaciones cognitivas en la escuela tienen que ser portadoras de
un contenido emocional favorable para poder alcanzar los logros
educacionales y los estándares básicos, de
ahí que el docente deba imprimirle una alta carga afectiva
y motivacional a su método de dirección del
aprendizaje de los estudiantes.
Recomendaciones prácticas para su
aplicación en el aula de clases (reglas):
- Crear un clima socio – psicológico favorable y
participativo con los estudiantes, proclive al aprendizaje
activo y desarrollador, y a la interacción. - Diagnosticar el nivel motivacional de los estudiantes
para las actividades del proceso pedagógico. - Constatar cómo los conocimientos asimilados
por parte de los estudiantes se van personalizando
progresivamente e influyen en la regulación de su
conducta. - Despertar emociones y sentimientos positivos en los
estudiantes en todas las actividades docentes. - Tener en cuenta los gustos, intereses, motivos y
necesidades de los estudiantes al planificar y ejecutar las
actividades docentes. - Favorecer y estimular los éxitos individuales
y colectivos de los estudiantes.
- Unidad entre la actividad y la
comunicación:
Esencia:
La actividad y la comunicación son dos
fenómenos psicológicos no identificables pero muy
vinculados en el desarrollo de la personalidad del estudiante. La
realización de actividades conjuntas condiciona,
obligatoriamente, la necesidad de la comunicación entre
las personas, en la medida que sea mayor y más eficiente
esa comunicación, mejor se cumplen los objetivos de la
actividad.
El desarrollo de la personalidad del estudiante exige
una adecuada y armónica unidad entre las actividades que
realiza (relación sujeto – objeto) y la
comunicación que establece con los demás
(relación sujeto – sujeto). Una de las condiciones para el
éxito de la labor pedagógica radica en la calidad
de las actividades que realizan los estudiantes junto con el
docente para la apropiación del contenido y la fluida
comunicación que establezcan ambos y los estudiantes entre
sí.
Recomendaciones prácticas para su
aplicación en el aula de clases (reglas):
- Planear la clase de tal manera que propicie la
comunicación interpersonal entre los estudiantes y con
el docente. - Garantizar que los estudiantes y el docente ocupen
siempre la doble posición de emisores y receptores de la
comunicación. - Diagnosticar las posibles barreras de la
comunicación que pueden estar limitando el aprendizaje
de los estudiantes y eliminarlas. - No evadir ningún tema de conversación y
conferirle el enfoque educativo necesario. - Propiciar la polémica en la búsqueda de
soluciones a los problemas a partir de la confrontación
de diferentes puntos de vista. - Utilizar métodos pedagógicos que
estimulen la interacción grupal, su dinámica y el
cambio de roles en los estudiantes. - No utilizar frases o palabras que lesionen la
personalidad de los estudiantes. - Estar siempre abiertos al diálogo con todos
los estudiantes y no prejuiciarse con ninguno en
particular. - No perder el control emocional con los estudiantes,
mantener la sinceridad y la cortesía con
éstos. - Planificar las actividades especificando las
responsabilidades individuales y colectivas, orientando con un
lenguaje claro y preciso la actividad concreta por ejecutar y
precisando qué tipo de acciones incluye la actividad en
cuestión y los recursos con que cuentan los estudiantes
para desarrollar dicha actividad. - Analizar con los estudiantes las actividades
desarrolladas, destacando las dificultades y éxitos
individuales y colectivos. - Lograr que todos los estudiantes participen de manera
rotativa en la planificación, organización,
ejecución, control y evaluación de las
actividades.
- Unidad de influencias educativas en el grupo
escolar:
Esencia:
El proceso pedagógico no es privativo de la
escuela, aunque ella ocupe el papel rector en el mismo. En dicho
proceso interviene la familia y la comunidad donde desarrolla su
vida el estudiante, por lo que debe existir una relación
complementaria entre todos estos factores de la educación
para que las influencias se correspondan con las funciones de
cada uno. En este sentido la unidad es sinónimo de
integración, de unión, conformidad y
unanimidad.
Por otro lado, cada docente debe tener plena conciencia
y suficiente claridad en el papel y la función que le
corresponde en el proceso de educación de la personalidad
del estudiante, para que no existan diferentes niveles de
exigencia y de dirección del aprendizaje en un mismo grupo
escolar.
Recomendaciones prácticas para su
aplicación en el aula de clases (reglas):
- Implicar desde el inicio a todos los actores que
tienen que ver con la educación del estudiante, con
tareas específicas de valor educativo. - Dirigir la búsqueda de dicha unidad a
través de la persuasión y del esclarecimiento del
rol de cada quien. - Cohesionar al colectivo pedagógico de un mismo
grupo escolar en su labor educativa.
Alexander Luis Ortiz Ocaña