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Enviado por anonimo



    Los 4 pilares de una venta
    exitosa

    1. La
    Calidad

    2. La Consistencia

    3. La
    Productividad

    4. La Rentabilidad

    Reflexiones
    finales

    Cómo cerrar profesionalmente las
    ventas

    Lo que priorizamos en nuestras
    ventas

    Lo que deberá considerarse como
    calidad de un cierre

    Referencias

    Los 4 pilares de una venta
    exitosa

    Lo que siempre está en la mente de los
    directivos, gerentes y representantes de venta es el resultado
    final: las ventas
    cerradas y cobradas.

    Es lógico que así sea porque la gestión de
    ventas posee una importancia vital para la continuidad y
    desarrollo de
    la
    organización, por investigaciones
    realizadas recientemente, y que pueden ampliarse en los
    artículos "Cómo piensan los que conducen la venta"
    http://www.hellerconsulting.com/Art_14.htm y "Las
    causas que impiden alcanzar mejores ventas"
    http://www.hellerconsulting.com/Art_15.htm , el deseo de vender
    más no siempre está asociado con la
    determinación de atender a todos los aspectos clave que
    permiten convertirlo en realidad.

    Podemos denominar como pilares a dichos aspectos
    esenciales que contribuyen a que los resultados se puedan generar
    a través de los diferentes responsables de la organización y, por este motivo, resulta
    muy conveniente reflexionar acerca de cada uno de
    ellos.

    1. La Calidad

    Cuando nos referimos a la calidad debe
    interpretársela a través de la satisfacción
    que proveemos a cada potencial comprador, a los nuevos clientes y a los
    clientes ya existentes a través de cada contacto directo
    con cada uno de ellos.

    Este aspecto es tan importante que su efecto es
    determinante en la continuidad de la venta de los productos o
    servicios en
    cuestión y viene proveída por la directa acción
    del representante de la empresa desde
    que se realiza a partir del primer contacto entre la empresa
    proveedora y el potencial comprador así como en todos los
    subsiguientes que surgirán según la solidez del
    vínculo que se haya creado.

    Se comprenderá entonces que la calidad implica
    indisolublemente un rasgo de idoneidad en cada representante de
    manera que pueda asesorar a toda persona que se
    contacte o sea contactado por el y, aún cuando no compre
    en dicha oportunidad, deberá percibir y recordar el
    beneficio de haber aclarado su necesidad o apreciado la
    solución de su problema referido a la oferta de
    dicha empresa.

    Sin embargo, de acuerdo a nuestras recientes
    investigaciones sobre el tema (*), el 35,6% de los vendedores
    iberoamericanos que venden no conocen todos sus productos o
    servicios en términos de ventas de tal manera que no
    estarán en condiciones de asesorar eficientemente a sus
    potenciales compradores. (*)
    http://www.hellerconsulting.com/Art_13.htm

    La consecuencia de ello es que no sólo no
    logrará sus metas periódicas en términos de
    resultados, sino que además su imagen en el rol
    importante que debería cumplir se verá desmejorado,
    empañando también con ello la imagen de la empresa,
    sus marcas y sus
    productos o servicios en el mercado en el que
    actúa.

    2. La
    Consistencia

    Se comprenderá mejor este pilar cuando lo
    asociemos con la duración, estabilidad y la solidez de las
    acciones de
    calidad que cada representante realiza.

    Al aprender a aplicar y ejecutar un método
    efectivo de gestión
    de ventas, propio de cada organización y perfeccionado
    permanentemente, cada integrante del equipo transita en la
    acción por un camino lógico y racional para el
    logro de cada una de las metas periódicas asignadas
    generando una producción de resultados distribuidos
    homogéneamente entre todos sus integrantes.

    Para ello, el aprendizaje o
    formación inicial de cada representante deberá
    estar fortalecido permanentemente por la acción efectiva
    de quien tiene a su cargo su perfeccionamiento y evolución operativa, cuyos responsables
    ejercen dicho rol en la realidad como el supervisor, gerente,
    directivo o propietario de la organización.

    Esta labor indispensable, que hoy puede tomar diferentes
    nombres tales como "coaching
    operativo", no siempre se encuentra disponible en toda
    organización y por lo que muchos representantes que han
    "aprendido a hacer" van incorporando los denominados "vicios" con
    el fin de alcanzar su meta, apartándose así de la
    calidad y efectividad de la gestión que se les
    proveyó y espera de ellos.

    En el caso en que la organización no cuente con
    este método efectivo de gestión de ventas propio
    cada representante suele desarrollar y aplicar, con todas sus
    fortalezas y debilidades, su propio método que no es otra
    cosa que lo que siente que es lo mejor que puede hacer para
    lograr los resultados periódicos definidos en sus objetivos.

    Es así como lamentablemente se cumple lo que
    señalara el padre y maestro de la
    Administración Moderna, Peter F. Drucker, cuando
    expresó que "el 80% de los resultados de venta sólo
    lo obtienen el 20% de los representantes". Esto ocurre
    precisamente porque está estadísticamente
    comprobado que sólo unos pocos métodos
    personales podrán ser efectivos respecto a los del resto
    del equipo.

    En cambio, al
    aplicar un método efectivo de gestión que es
    proveído a través de una capacitación a medida de esa
    organización y para todos sus representantes, lo que se
    obtiene es generar una producción de resultados
    distribuidos mucho más homogéneamente entre sus
    integrantes.

    3. La
    Productividad

    La calidad y consistencia de las acciones de ventas
    necesitan de este otro pilar para que se logre la
    generación de resultados periódicos.

    Tal vez comprendamos mejor su importancia si decimos que
    la productividad
    significa "la calidad de quienes tienen la virtud de
    producir".

    Como la venta se mide en términos de resultados
    (cuantitativos y cualitativos), resulta más ilustrativo
    aún cuando lo asociamos a un proceso
    industrial en donde el resultado final de unidades producidas por
    unidad de tiempo
    (variable finita) nos determina el nivel de productividad de la
    inversión en maquinaria, procesos y
    acciones de todos sus operarios.

    De igual forma, el seguimiento operativo de la
    ejecución del método efectivo de gestión
    mencionado precedentemente requiere la organización
    eficiente de los diferentes aspectos que involucra para que se
    produzca la mayor cantidad de resultados posibles por cada
    día de labor de cada representante.

    Al desear establecer la productividad de cada
    representante, el índice a obtener es muy simple puesto
    que significa las unidades y/o dinero
    ingresado durante un lapso de tiempo elegido (día, semana,
    quincena, mes, bimestres, etc.).

    4. La
    Rentabilidad

    Resulta difícil pensar que exista empresario,
    directivo o emprendedor que le agrade trabajar duramente,
    invertir en recursos
    humanos y en su formación, pero que al término
    de cada período obtener los resultados que deseaba pero
    con una estructura tan
    onerosa que lo que aporta es sólo dolores de cabeza para
    solucionar el rojo en sus finanzas.

    Existe un conocido y lógico criterio que no
    escapa a ninguna persona que desarrolla todo tipo de actividad y
    que se refiere a establecer cuantitativamente "cuánto es
    lo que se obtiene en dinero luego de toda esta inversión
    para vender".

    A tal efecto, si las metas previstas se logran mediante
    un esquema de retribución que no estimule a la
    productividad de cada uno de sus integrantes, seguramente los
    números podrán ser cercanos, en cero y hasta
    negativos.

    Para ello es conveniente tener presente que en ventas,
    cada integrante tiene sus metas y la retribución por los
    resultados deberá estar íntimamente asociada a su
    producción periódica en el mayor porcentaje
    posible.

    Quienes así proceden, asocian el mérito
    con un porcentaje fijo lo que les asegura en gran medida que
    siempre lograrán su rentabilidad
    porcentual positiva a través de su estructura de ventas
    sin importar los ciclos que pudieran perjudicar los ingresos y en
    donde cada quien asume la responsabilidad productiva por el importante hecho
    de pertenecer a la organización y merecer su continuidad
    en ella.

    Reflexiones
    finales

    Luego de analizar detenidamente cada uno de estos cuatro
    pilares, debemos tener presente las siguientes consideraciones
    que las aglutina en toda organización de
    ventas.

    Cada pilar representa el sostén de la estructura
    de ventas como si fuera una mesa, en donde la tabla representa al
    equipo de ventas y los cuatro pilares, sus patas.

    En tal sentido, surgen las siguientes
    reflexiones:

    • La cantidad y continuidad de las ventas que se
    esperan lograr, ¿se podrán alcanzar con el nivel de
    calidad de acción actual de todos y cada uno de los
    integrantes del equipo?

    • Si el nivel de calidad individual de todos los
    representas es satisfactorio, ¿es aceptable que
    sólo el 20% de ellos obtenga el 80% de los resultados
    mensuales? O bien, ¿no sería conveniente que dicha
    contribución periódica fuese más
    homogénea en su distribución?

    • Contando con un método efectivo de
    gestión debidamente incorporado en la gestión de
    cada representante del equipo, ¿qué valor posee si
    realmente no existe un nivel de productividad individual en cada
    uno de los vendedores?

    • ¿Es razonable y conveniente compensar a
    los representantes de venta con un esquema retributivo que atente
    con la rentabilidad de la producción
    periódica?

    Finalmente, la solidez de cada estructura de ventas
    dependerá de las fortalezas de cada uno de estos cuatro
    pilares. Tal como ocurre con una mesa, la ausencia, debilidad o
    flojera en una o más patas, hará que la tabla (la
    gestión de ventas) se tambalee según el estado en
    que se encuentren afectadas hasta el punto de llegar a que la
    mesa no se pueda sostener más y termine
    cayéndose

    Cómo cerrar
    profesionalmente las ventas

    En los artículos que precedieron a éste
    fuimos viendo el camino a transitar con nuestro interlocutor para
    llegar a una decisión de compra con su total
    satisfacción. (1)

    Luego de cubrir las cinco etapas de una venta
    profesional y en donde surgieron claras manifestaciones e
    interés
    en beneficiarse al convertirse en propietario o usuario del
    producto o
    servicio, es
    el momento propicio para concretar la
    operación.

    Si nos detenemos unos instantes a analizar lo
    anteriormente descripto, en todos sus términos y
    acepciones, comprenderemos que "el cierre no es otra cosa que dar
    un paso lógico, natural y obvio a lo que se ha estado
    analizando entre el vendedor y el potencial cliente para que
    comience a disfrutar de los beneficios de nuestra
    oferta".

    En el caso de intentar cerrar una venta y en donde
    sólo uno de dichos aspectos no han sido cubiertos en su
    totalidad o satisfactoriamente, el representante de ventas o
    quien intente hacerlo se encontrará con dos consecuencias
    posibles:

    1. se podrá enfrentar con un "no" o con
    postergaciones en la toma de dicha decisión hasta tanto
    sea el momento oportuno, o bien

    2. podrá acceder a un posible "cierre con
    insatisfacción inmediata" en el caso de haberse ejercido
    presión
    o una "triquiñuela" para obtener el "si" del
    interlocutor.

    En estas situaciones y cualquiera sea la
    situación, el resultado será siempre en contra de
    la buena imagen que se prentende lograr sobre los productos o
    servicios, las marcas y de la empresa que lo genera.

    Lo que priorizamos en nuestras
    ventas

    El deseo de vender más, obviamente necesario para
    la subsistencia y desarrollo de toda actividad se enfrenta con un
    innegable dilema: el de su calidad.

    Si a ello se le agrega lo que intrínsecamente se
    encuentra arraigado en nuestra cultura latina
    y descripto en nuestro artículo "Las causas que nos
    impiden alcanzar mejores ventas", comprenderemos cómo en
    la gran mayoría de los casos se prioriza la cantidad
    frente a la calidad. (2)

    En el cierre de una venta, y en la actividad de venta
    profesional, la calidad se entiende por el grado o nivel de
    satisfacción que percibe cada comprador de productos o
    usuario de servicios.

    En definitiva, ¿cuál es el cierre que se
    desea obtener con cada cliente actual o potencial?, ¿el
    que permitirá obtener un cliente satisfecho que nos vuelva
    a comprar en el futuro y hasta nos brinde referencias para
    generar más ventas, o un cliente insatisfecho que una vez
    que nos compró de buena fe pase a engrosar el listado de
    enemigos de la empresa, sus marcas, productos o
    servicios?

    Pero alejémonos de toda subjetividad al respecto:
    no es cuestión de su respuesta mental o explícita a
    viva voz a esta pregunta…

    La verdadera y válida respuesta depende de la
    calidad y eficiencia de las
    acciones de sus representantes que sean percibidas por sus
    compradores.

    Los consumidores o usuarios de nuestros productos o
    servicios son los verdaderos jueces de nuestro accionar y la
    calidad en su atención percibida como beneficios para
    ellos es lo que realmente será respondido con resultados.
    Estos llegarán o no dependiendo exclusivamente de lo que
    ha realizado usted a través de sus representantes, con o
    sin excusas acerca de la recesión, la crisis
    económica, etc.

    Lo que deberá considerarse como calidad de un
    cierre

    De aquí podemos concluir que un cierre de calidad
    será aquel que se logre con el total convencimiento de
    nuestro interlocutor luego de que se haya convencido y
    esté en condiciones de convertirse en un cliente o usuario
    satisfecho.

    Se comprende entonces que ello se logra cuando el
    representante de ventas está formado para desarrollar una
    gestión que le permite desempeñar un verdadero "rol
    asesor", en donde sabe cómo hacerlo y ha incorporado las
    habilidades y destrezas de gestión para llegar a inducir a
    su interlocutor a analizar y transitar natural y eficientemente
    por las cinco etapas de la venta profesional, haciendo que
    visualice cómo su oferta logrará satisfacer y
    solucionar las necesidades o problemas que
    le ha confiado en la
    entrevista.

    Cuando así ocurra, su deseo de comenzar a
    disfrutarlo generará el deseo suficiente como para
    comenzar a demostrar su interés en convertirse en
    propietario o usuario del producto o servicio
    analizado.

    La calidad de gestión no excluye a la cantidad.
    Esta se logra cuando existe un método efectivo de
    gestión para cada estrategia de
    ventas y se cuenta con los recursos humanos
    idóneos y tecnológicos para conducir la
    acción de todos los representantes con sus oportunidades
    del mercado.

    Referencias:

    La Venta Profesional ©, en
    http://www.hellerconsulting.com/libros_de_ventas.htm

    CURSOS DE VENTAS. Ver Módulos 7 y 7.6.

    (1) Ver los artículos recientemente publicados
    en:
    http://www.hellerconsulting.com/artciulos_ventas.htm

    (2) Artículo: Las causas que impiden alcanzar
    mejores ventas
    http://www.hellerconsulting.com/Art_15.htm


    http://www.hellerconsulting.com/Martin_E._Heller.htm
    )

    La Venta Profesional©

    www.hellerconsulting.com

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