2. El modelo de
exclusión social en la Argentina
3. El rol de la
educación frente a la problemática de la
pobreza
4.
5. Características de la sociedad
Democrática Argentina
6. Bibliografía
El informe de
lectura que
realizaremos a continuación está basado en tres
textos diferentes que, sin embargo, tienen en común cierto
eje temático construido alrededor de las ideas de pobreza y
marginación. En primer lugar, se encuentra el texto
"Lección del pasado" de Georges Duby, nos muestra
cómo ha variado la valoración del pobre a
través de la historia y cómo esto
influye, en nuestra representación actual de la pobreza. Por
otro lado, consideramos el texto "Las escuelas 'en los
márgenes". Realidades y futuros" de Patricia Redondo y
Sofía Thisted, quienes nos invitan a analizar el modelo actual
de exclusión en la Argentina, y a focalizar nuestra
atención en las problemáticas que
ésto genera en el ámbito educativo. Por
último, encontramos el texto "La única estrategia es la
escuela" de
Daniel Filmus, en el cual se propone a la escuela como una
alternativa generadora de inclusión social.
En el texto "Lección del pasado" del libro "Textos
para pensar", el autor Georges Duby nosinvita a reflexionar,
desde una perspectiva histórica, acerca de la pobreza y
del fenómeno de marginación que se genera por parte
de la sociedad hacia
las clases o individuos más carenciados.
Los datos
demográficos y la realidad cotidiana, nos dice, construyen
imágenes que alimentan el miedo hacia las
clases más bajas. En este contexto, la
representación de la pobreza como peligro genera
marginación: ante la inseguridad
que despiertan los pobres, el resto de la sociedad se encierra,
se protege y prejuzga. Pero, ¿esto fue siempre del mismo
modo? ¿Cuál es el origen histórico de las
representaciones mentales de la pobreza como amenaza? Georges
Duby nos invita a hacer una breve reseña histórica,
remontándonos a la Edad Media, a
fin de descubrir las raíces de esta
problemática.
Si bien existía una alta natalidad en la Europa del
año 1.000, comparable a la de los países
tercermundistas en la actualidad, podemos observar que este
fenómeno se veía compensado poruna mortalidad alta
y que por lo tanto el crecimiento demográfico era
moderado. Esta situación permitió el progreso
material de aquellos tiempos, dado que el capital del
que disponían los hombres dentro de aquella economía rural,
la tierra, se
ofrecía en abundancia. De este modo, el problema de la
indigencia parecía no existir: las obligaciones
de solidaridad y
reparto dentro de la sociedad y el dominio
señorial en el plano político no daban lugar a la
miseria. Todo señor estaba obligado a distribuir parte de
sus ganancias entre sus subditos y los más necesitados. Y
los recursos
alcanzaban para todos. En la mitad del siglo Xlt, cuando se
instala el mito del
progreso en la sociedad, se produce, paradójicamente, el
nacimiento social de la miseria. La cantidad de pobres crece,
pero la producción agrícola ya no
acompaña este proceso: el
éxodo rural genera una superpoblación de las
ciudades, al mismo tiempo que las
riquezas se vuelven más vulnerables.
El problema de la indigencia se torna, así, una
preocupación central. Sin embargo, no existe un ascenso
del miedo a los pobres; no se genera aún el
fenómeno de la marginación. Esto se debe
principalmente, nos comenta el autor, a una notable
transformación en las costumbres religiosas del cristianismo:
se establece la concepción de la pobreza como señal
de elección divina, y se propaga la idea de que para
honrar a Dios, los ricos deben ser solidarios con los pobres. El
conflicto se
origina en el siglo XTV, con la epidemia de la peste negra.
Comienza a imponerse en la conciencia
colectiva una asociación cada vez mas fuerte entre la idea
de miseria, amenaza y peligro. Así se inicia la
marginación hacia los pobres; comienza su expulsión
de la sociedad. A partir de esta representación, surgida
de hechos tan circunstanciales y tan relacionados con un momento
histórico determinado, se establece una equivalencia entre
riqueza y virtud, pobreza e inseguridad, que condicionará
el comportamiento
de la humanidad hasta nuestros días. Cabe preguntarse, y
el autor nos induce a hacerlo, cómo la conciencia
colectiva se va modificando a partir de los acontecimientos, para
repensar de este modo cuál es el cambio que
queremos hacer en nuestras conciencias a partir de esta
problemática en particular: que 'modificaciones deseamos
generar en el futuro. Definitivamente, Georges Duby ha podido
definir sus intenciones de una manera indiscutible:
"Lección del pasado" es, sin duda alguna, un texto para
pensar.
Sinteticemos. El historiador Georges Duby señala
que actualmente existe una representación de la pobreza
que la asocia con el peligro, la violencia y la
agresividad. En este contexto, los pobres despiertan inseguridad
y miedo. Ante estas circunstancias, el resto de la sociedad los
prejuzga, los margina, los expulsa. Haciendo una breve
reseña histórica, dicho autor nos señala que
esta situación comienza en el siglo XIV, con la epidemia
de la peste negra. Se instala en ese momento en la conciencia
colectiva una equivalencia entre riqueza y virtud ^por un lado, y
pobreza e inseguridad por otro. A partir de esta
asociación surgida de hechos tan puntuales, tan
relacionados con el contexto histórico, se inicia la
marginación de los pobres, su expulsión de la
sociedad, proceso que se extenderá hasta nuestros
días.
2. El modelo de exclusión
social en la Argentina
El texto "Las escuelas 'en los márgenes'.
Realidades y futuros" de Patricia Redondo v Sofía
Thisted, se encuentra dividido en dos partes: en la primera parte
nos plantea el problema de la pobreza y la marginación en
la Argentina de fines del siglo XX; en la segunda parte
señala los vínculos que se establecen entre las
nuevas fronteras de exclusión social y las
problemáticas que esto genera en el ámbito
educativo.
Hace no mucho tiempo, nos dicen las autoras en la
primera parte del texto, las fronteras entre el estar "adentro" o
"afuera" del modelo estaban claramente definidas, y desde esta
posición el Estado
providente intervenía integrando a aquellos que no estaban
incluidos en el sistema
productivo.
Hoy en día, explican, la situación ha
cambiado notablemente: la pauperización se ha tornado
parte de la estructura del
modelo social que se fortalece a medida que atenta contra la
legitimidad de la democracia y
la
educación pública. En este nuevo contexto, se
instala un discurso que
relaciona pobreza con violencia, con peligro. De esta forma no
sólo existe una proliferación de la pobreza, sino
que se modifica el sentido de lo que significa "ser pobre" en los
'90.
Estos cambios sustanciales producidos en los
últimos años se traducen en lo que el texto
denomina "nuevos paisajes argentinos ". Las
fábricas abandonadas, convertidas en shoppings o tomadas
precariamente como vivienda, encarnan y ejemplifican el abandono
de un proyecto de
país que creía en la inclusión social. Las
instituciones
educativas se muestran, entonces, como "última frontera de lo
público"; última y única
expresión de un Estado cada
vez mas ausente.
Redondo y Thisted nos comentan que las escuelas, creadas
originalmente con el mandato de igualar, se ven saturadas por los
procesos de
diferenciación y marginación, principalmente en
aquellas zonas donde predomina una extrema pobreza. Así,
las posibilidades de educar se ven evidentemente limitadas, y
se establecen fronteras educativas que profundizan las fronteras
sociales surgidas de la pobreza.
Cabe señalar que, como explica el texto en la
segunda parte, hablar de "escuelas en los márgenes "
no implica referirse a una realidad acotada que abarca a un
pequeño porcentaje de instituciones, sino que, muy por el
contrario, remits a un enorme y variado número de
escuelas. La noción de escuelas pobres, nos advierten las
autoras, no puede asociarse solamente a las escuelas de villa o
rurales; a estas se agregan todas aquellas que en estos
últimos tiempos se vieron atravesadas por este proceso de
pauperización. De este modo, los límites
territoriales se tornan difusos y configuran, como ya hemos
mencionado, nuevas fronteras entre el "adentro" y el
"afuera".
¿Qué hacer frente a esta
situación? El texto nos revela que hay quienes piensan que
la escuela debe otorgar a todos los chicos lo mismo, mas
allá de su origen social, para garantizar la igualdad de
oportunidades. Otros creen que la escuela debe compensar las
diferencias dadas por los distintos "puntos de partida" de los
diferentes grupos
sociales, para de este modo lograr la
igualdad.
Pero quizás lo más importante es que,
sin tomar partido por ninguna posición, las autoras se
encargan de hacernos notar que la articulación entre
pobreza y educación no tiene
porqué marcar un mismo destino fatalmente establecido.
Frente a esta problemática, nos dice, puede haber un
cambio de estrategia que despliegue acciones
potencialmente transformadoras: "Cuandola pobreza se
constituye en una situación problemática, factible
de ser abordada, la escuela puede construirse como espacio de
constitución de sujetos pedagógicos
e incluir otras estrategias que permitan situar a la escuela como
ámbito de producción de aprendizajes relevantes
para los niños
que habitan en los 'márgenes' y como espacio de
experiencias colectivas de carácter transformador" '. El concepto queda
claro: definitivamente, hay alternativas.
Podemos decir entonces que Redondo y Thisted, por su
parte, nos dicen que en nuestro país el problema de la
marginación se ha acentuado notablemente en los
últimos tiempos. Hace algunos años, nos dicen, las
fronteras entre el estar "adentro" o "afuera" del modelo eran
claras, y el Estado providente intervenía tratando
dé integrar a aquellos que no estaban incluidos en el
sistema productivo. A partir de los '90, explican las autoras,
existe una proliferación de la pobreza y un cambio en lo
que significa "ser pobre": la exclusión aumenta y se torna
parte de la estructura del modelo social, al mismo tiempo que se
acentúa la representación que asocia pobreza con
peligro. Los nuevos paisajes argentinos, constituidos por
fábricas abandonadas, ejemplifican la renuncia a un
proyecto de país que creía en la inclusión
social.
Daniel Filmus concuerda con la afirmación de que
la exclusión social en nuestro país ha aumentado.
Ejemplifiquemos: anteriormente, señala el autor, los
padres amenazaban a sus hijos con mandarlos a trabajar si no
estudiaban; hoy en día esta advertencia ha perdido
vigencia, dado que en caso de dejar la escuela
difícilmente un chico pueda insertarse en el mercado laboral. Esta
falta de alternativas de inclusión social se ha
acrecentado en los últimos años/y ha generado, como
dice Filmus, un aumento de la delincuencia,
la prostitución, la
drogadicción y otros conflictos
sociales.
3. El rol de la educación
frente a la problemática de la pobreza
Las autoras ^Thisted y ^Redondo nos dicen que en la
Argentina la pobreza y la marginación atraviesan las
instituciones educativas, tanto en las denominadas "escuelas de
villa" como en todas aquellas que en estos últimos tiempos
se han visto influidas por el proceso de pauperización
social. De este modo, las posibilidades de educar se ven muy
limitadas* y se instalan fronteras educativas que no hacen mas
que profundizar las fronteras de exclusión social. Sin
embargo, las autoras no niegan la posibilidad de que un cambio de
estrategias en el
área educativa pueda generar acciones potencialmente
transformadoras. Daniel Filmus coincide con esta idea, pero se
atreve a ir un poco mas lejos: sostiene que la única
posibilidad de evitar la marginación de jóvenes y
adolescentes
es asegurar su permanencia en la escuela. Desde su punto de
vista, la escolaridad es vital tanto para el" presente" de los
jóvenes, en tanto les brinda aprendizajes y
contención social, como para su futuro, porque los prepara
para obtener las condiciones que les permitan, posteriormente,
integrarse en el mercado laboral. Para que esto suceda, nos dice
el autor, no alcanza con perpetuar su estadía en la
escuela, sino que "es necesario realizar las transformaciones
pedagógicas que les permitan acceder a una
formación de calidad"
para lo cual es imprescindible la participación del
Estado. Sintetizando, la escuela es, según Filmus, la
principal estrategia para proteger el presente y el futuro de los
jóvenes en peligro de marginación. Mas aún,
constituye una herramienta de mejora de la situación
laboral de toda la población, en tanto que la permanencia de
los jóvenes en dicha institución provoca una
disminución en la excesiva demanda
laboral.
Hemos visto que la peste negra marcó el inicio de
la marginación de los pobres, y que a partir de dicho
momento se estableció una equivalencia entre pobreza y
peligro. También observamos que en nuestro país
dicha equivalencia se ha tornado parte del modelo de
exclusión, que atraviesa no sólo a la sociedad sino
también a las instituciones educativas. Finalmente,
podemos concluir que la escuela puede constituirse como una
herramienta de inclusión social que luche contra el
fenómeno de exclusión, siempre y cuando exista un
Estado integrador que intervenga impidiendo la
proliferación del discurso que asocia pobreza con
violencia, y fomenta la marginación.
Ciudadanía-pobreza-educación: Estos tres
conceptos están fuertemente relacionados, ya que los
ciudadanos se ven afectados por la pobreza la cual repercute en
la calidad de la educación que brinda el estado y sus
agentes los docentes. Se
destaca que en los últimos años se ha producido un
empobrecimiento de los mas carenciados y ha aparecido un nuevo
grupo que
podría caracterizarce como nuevos pobres o empobrecidos,
por las políticas
económicas aplicadas, que dejan traslucir una caída
del empleo
asalariado industrial, aumento del empleo femenino y del trabajo a
tiempo parcial, los contratos
basura, de
cortos periodos y renovables según criterios del
contratante, incremento de la segmentación del mercado y de la
precariedad laboral, fuerte aumento de los hogares pobres. El
Estado autista, se enfrenta a la acumulación de sus
propias contradicciones y a un proceso de estancamiento y
recesión económica. Esta situación desemboca
en el proceso de empobrecimiento que sufre la escuela
pública, la cual lleva a una perdida de calidad de los
procesos y productos
educativos. El empobrecimiento de la población se da cita
con el empobrecimiento de la educación publica nacional,
es decir, un deterioro de la calidad de los recursos que
estructuran la oferta
educativa, los más pobres es quienes quedan mas
desprotegidos por el empobrecimiento de las políticas
publicas.
La evolución del salario real
docente constituye un indicador del empobrecimiento cuyo impacto
sobre la calidad de la educación es ineludible. Esto es
aun más cierto en la medida en que los gastos corrientes
absorben una fuerte proporción del gasto total en
educación básica. En la actualidad, las inversiones en
el sector han disminuido bruscamente hasta volverse
prácticamente irrelevantes.
5. Características de la
sociedad Democrática Argentina:
Se puede decir de la misma que esta sumergida en una
crisis
estructural la cual segmenta fuertemente a la sociedad Argentina.
Junto a ello hay una situación de incertidumbre general,
vinculada con los desequilibrios macroeconómicos, la gran
desocupación reinante, la globalización económica ya que lo
que sucede en otras regiones repercute en el ambiente
económico social del país, la perdida de la
solidaridad y la estructuración del individualismo como
fuente de salvación, se une ha esto la crisis
experimentadas por las obras sociales y principalmente, por su
proyección a futuro, las reformas que avanzan en el
régimen de obras sociales, en el marco de un fuerte
deterioro de la cobertura del sector publico, contribuye a
acentuar la segmentación de la cobertura de salud de la
población. De seguir con las características antes
mencionadas, se estaría construyendo una sociedad
más desigual y fragmentada. La exclusión se
sitúa en un contexto de empobrecimiento y debilitamiento
de la posición social de vastos sectores de la
población, frente a un núcleo que se fortalece y a
una pluralidad de grupos afectados
en distintos grados y formas.
Vivimos en una sociedad en la cual diversos sectores
sociales, que de manera agregada constituyen la mayoría de
la población, han perdido o van perdiendo poder, en el
sentido mas concreto de su
capacidad para intervenir o incidir en la determinación de
las condiciones de trabajo y de vida de múltiples
áreas de la vida social. Vastos sectores de la
población son meros espectadores de los sucesos que se
presentan en la sociedad, los medios de
comunicación han asumido el papel de informar las
medidas que afectan a sus condiciones de existencia, medidas que
son generadas desde los puntos concentrados de poder, a su vez se
suma la falta de compromiso de los sectores empobrecidos en la
lucha por la reivindicación de sus derechos.
Así, se desemboca en la apatía, la
resignación, y no sólo resulta prácticamente
difícil encontrar las puertas a una salida colectiva, sino
que el imaginario social – implícito pero
determinante de las conductas de la sociedad- anula la idea de
comunidad,
cierra las puertas de la lucha, y se sumerge en una suerte de
hueco en el cual acumula ira, violencia, encono, para luego
escupirlo ante cualquier circunstancia cotidiana a la cara de
quien, lejos de tener la culpa de la situación social
irresoluble, es parte de ella, par, sufriente,
ciudadano.
Una vez mas, y repitiendo una historia que nos segrega
desde el comienzo mismo de cualquier intento, equivocamos el
enemigo, lo obviamos, nos enrarecemos y aislamos unos de otros,
temiendo y defendiéndonos en una parodia mentirosa del
estado de guerra inicial
(hobbesiano), y así transcurrimos sin siquiera ver las
herramientas y
posibilidades que pueden desplegarse a nuestros ojos si – y
he aquí nuestro intento ante el panorama honestamente
desalentador- comenzamos a reflexionar y a construir, como los
autores con los que hemos abierto el debate,
espacios de crítica
y de propuesta, tarea indudablemente difícil pero que,
creemos, vale la pena intentar.
Duby, Georges. "Lección del Pasado". Revista
Noticias.
Buenos Aires,
p66-71
Redondo, Patricia- Thisted Sofía- "Las escuelas
en los márgenes. Realidades y futuros.
Filmus, Daniel. "La única estrategia es la
escuela". Clarín. Opinión. Buenos Aires, 21 de
Agosto de 2002. p-19.
Maria Helena Gandoy