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Por qué el software no debe tener propietarios




Enviado por Richard Stallman



    Las tecnologías digitales de la información contribuyen al mundo haciendo
    que sea más fácil copiar y modificar
    información. Los ordenadores prometen hacer esto
    más fácil para todos.

    Pero no todo el mundo quiere que sea más
    fácil. El sistema del
    copyright permite que los programas de
    software tengan “propietarios'', la mayor parte de los cuales
    pretenden privar al resto del mundo del beneficio potencial del
    software. Los propietarios desearían ser los únicos
    con capacidad para copiar y modificar el software que
    usamos.

    El sistema de copyright creció con la imprenta -una
    tecnología
    para la producción masiva de copias-. El copyright
    se ajustaba bien a esta tecnología puesto que era
    restrictiva sólo para los productores masivos de copias.
    No privaba de libertad a los
    lectores de libros. Un
    lector cualquiera, que no poseyera una imprenta, sólo
    podía copiar libros con tinta y pluma, y a pocos lectores
    se les ponía un pleito por ello.

    Las tecnologías digitales son más
    flexibles que la imprenta: cuando la información adopta
    forma digital, se puede copiar fácilmente para compartirla
    con otros. Es precisamente esta flexibilidad la que se ajusta mal
    a un sistema como el del copyright. Esa es la razón del
    incremento de medidas perversas y draconianas que se emplean en
    la actualidad para hacer cumplir el copyright del
    software.

    Consideremos estas cuatro prácticas de la
    SPA1:

    Propaganda masiva afirmando que está mal
    desobedecer a los propietarios para ayudar a un amigo.

    Pedir a la gente que se conviertan en chivatos para
    delatar a sus colegas y compañeros de trabajo.

    Redadas (con ayuda policial) en oficinas y escuelas, en
    las que la gente debe probar que son inocentes de hacer copias
    ilegales.

    El proceso
    judicial por parte del gobierno de los
    EE.UU., a petición de la SPA, de personas como David
    LaMacchia, del MIT, no por copiar software (no se le acusa de
    copiar nada), sino sencillamente por dejar sin vigilancia equipos
    de copia y no censurar su uso.

    Cada una de estas cuatro prácticas se asemeja a
    las usadas en la antigua Unión Soviética, donde
    todas las copiadoras tenían un vigilante para prevenir
    copias prohibidas, y donde las personas tenían que copiar
    información en secreto y pasarla de mano a mano en forma
    de “samizdat''. Por supuesto hay una diferencia: el motivo para
    el control de
    información en la Unión Soviética era
    político; en los EE.UU. el motivo es el beneficio
    económico. Pero son las acciones las
    que nos afectan, no el motivo. Cualquier intento de bloquear el
    compartir información, no importa la causa, lleva a los
    mismos métodos y
    a la misma dureza.

    Los propietarios utilizan diversos argumentos para que
    se les conceda el control del modo en que usamos la
    información:

    Insultos.

    Los propietarios usan palabras difamatorias como
    piratería'' y “robo'', al igual que
    terminología técnica como “propiedad
    intelectual'' y “daño'',
    para sugerir una cierta línea de pensamiento al
    público -una analogía simplista entre programas y
    objetos físicos.

    Nuestras ideas e intuiciones acerca de la propiedad
    sobre los objetos materiales
    suelen referirse a si es justo quitarle un objeto a
    alguien. No se aplican directamente a hacer una copia de
    algo. Pero los propietarios nos piden que las apliquemos en
    cualquier caso.

    1,
    Exageración.

    Los propietarios dicen que sufren un “daño'' o
    “pérdida económica'' cuando los usuarios copian
    programas por su cuenta. Pero el copiar no tiene un efecto
    directo sobre el propietario, y no hace daño a nadie. El
    propietario sólo puede perder si la persona que hizo
    la copia hubiese pagado por una del propietario en su
    lugar.

    Un mínimo de reflexión muestra que la
    mayoría de tales personas no habrían comprado esas
    copias. Aun así los propietarios calculan sus
    “pérdidas'' como si todos y cada uno hubiesen comprado
    una copia. Esto es una exageración -por decirlo de una
    manera suave.

    2. La ley.

    Los propietarios a menudo describen el estado
    actual de la ley, así como las duras sanciones con las que
    nos amenazan. En este enfoque va implícita la sugerencia
    de que la ley actual refleja un punto de vista moral
    incuestionable -y aún así, al mismo tiempo, se nos
    insta a considerar estas sanciones como hechos naturales por los
    que no se puede responsabilizar a nadie.

    Esta línea de persuasión no está
    diseñada para defenderse ante el pensamiento
    crítico; está concebida para reforzar un lugar
    común.

    Es evidente que las leyes no
    distinguen lo que está bien de lo que está mal.
    Todo estadounidense debería saber que, hace cuarenta
    años, iba contra la ley que un persona de raza negra se
    sentase en la parte delantera del autobús; pero solamente
    los racistas dirían que sentarse ahí no estaba
    bien.

    3. Derechos
    naturales.

    Los autores a menudo sostienen que existe una
    conexión especial con los programas que han escrito, y
    añaden que, en consecuencia, sus deseos e intereses
    respecto al programa
    simplemente prevalecen sobre aquellos de cualquier otra persona
    -o incluso de los del resto del mundo. (Normalmente son las
    empresas, no
    los autores, los que retienen los copyrights sobre el software,
    pero se espera de nosotros que ignoremos esta
    discrepancia.)

    A quienes proponen esto como un axioma ético -el
    autor es más importante que tú- sólo les
    puedo decir que yo mismo, un notable autor de
    software,2
    lo considero una tontería.

    Pero la gente por lo general sólo suele sentir
    alguna simpatía hacia los derechos naturales por dos
    razones.

    Una razón es una analogía forzada entre el
    software y los objetos materiales. Cuando yo cocino espaguetis,
    me quejo si otra persona se los come, porque entonces yo ya no me
    los puedo comer. Su acción
    me duele exactamente tanto como lo que le beneficia a él;
    sólo uno de nosotros se puede comer los espaguetis,
    así que la pregunta es: ¿quién? La
    más mínima distinción entre alguno de
    nosotros es suficiente para inclinar la balanza ética.

    Pero el hecho de que tú ejecutes o modifiques un
    programa que yo he escrito te afecta a ti directamente y a
    mí indirectamente. Si tú le das una copia a tu
    amigo te afecta a ti y a tu amigo mucho más que lo que me
    afecta a mí. Yo no debería tener el poder de
    decirte que no hagas estas cosas. Nadie
    debería.

    La segunda razón es que a la gente se le ha dicho
    que los derechos naturales de autor son una tradición
    aceptada e indiscutida de nuestra sociedad.

    Desde un punto de vista histórico, sucede
    justamente lo contrario. La idea de los derechos naturales de
    autor fue propuesta y decididamente rechazada cuando se
    concibió la Constitución de los EE.UU. Esa es la
    razón por la que la Constitución sólo
    permite un sistema de copyright y no requiere uno;
    por esa razón dice que el copyright debe ser temporal.
    Establece asimismo que el propósito del copyright es
    promocionar el progreso -no recompensar a los autores. El
    copyright recompensa a los autores en cierta medida, y a los
    editores más, pero se concibe como un medio de modificar
    su comportamiento.

    La tradición realmente establecida de nuestra
    sociedad es que el copyright vulnera los derechos naturales del
    público -y que esto sólo se puede justificar por el
    bien del público.3

    4. Economía.

    El último argumento que se emplea para justificar
    la existencia de los propietarios de software es que esto lleva a
    la producción de más software.

    A diferencia de los anteriores, este argumento por lo
    menos adopta un enfoque legítimo sobre el tema. Se basa en
    un objetivo
    válido -satisfacer a los usuarios de software. Y
    está empíricamente demostrado que la gente
    producirá más de algo si se les paga bien por
    ello.

    Pero el argumento económico tiene un defecto: se
    basa en la presunción de que la diferencia es sólo
    cuestión de cuánto dinero debemos
    pagar. Asume que la “producción de software'' es lo que
    queremos, tenga el software propietarios o no.

    La gente acepta gustosamente esta presunción
    porque está de acuerdo con nuestra experiencia acerca de
    los objetos materiales. Considérese un bocadillo, por
    ejemplo. Es posible que puedas conseguir un bocadillo equivalente
    bien gratis o por un precio. Si es
    así, la cantidad que pagas es la única diferencia.
    Tanto si lo tienes que comprar como si no, el bocadillo tiene el
    mismo sabor, el mismo valor
    nutricional y en ambos casos te lo puedes comer sólo una
    vez. El hecho de si el bocadillo lo obtienes de un propietario o
    no, no puede afectar directamente a nada más que la
    cantidad de dinero que te queda después.

    Esto es cierto para cualquier objeto material -el hecho
    de que tenga o no tenga propietario no afecta directamente a lo
    que es, o a lo que puedas hacer con ello si lo
    adquieres.

    Pero si un programa tiene un propietario, esto afecta en
    gran medida a lo que es, y a lo que puedes hacer con un copia si
    la compras. La
    diferencia no es sólo una cuestión de dinero. El
    sistema de propietarios de software incentiva a los propietarios
    de software a producir algo -pero no lo que la sociedad realmente
    necesita. Y causa una contaminación ética intangible que
    nos afecta a todos.

    ¿Qué es lo que la sociedad necesita?
    Necesita información que esté verdaderamente a
    disposición de sus ciudadanos -por ejemplo, programas que
    la gente pueda leer, arreglar, adaptar y mejorar, no solamente
    ejecutar. Pero lo que los propietarios de software
    típicamente ofrecen es una caja negra que no podemos ni
    estudiar ni modificar.

    La sociedad también necesita libertad. Cuando un
    programa tiene un propietario, los usuarios pierden la libertad
    de controlar una parte de sus propias vidas.

    Y sobre todo una sociedad necesita incentivar el
    espíritu de cooperación entre sus ciudadanos.
    Cuando los propietarios de software nos dicen que ayudar a
    nuestros vecinos de una manera natural es “piratería'',
    están contaminando el espíritu cívico de
    nuestra sociedad.

    Esto es por lo que decimos que el software libre
    es una cuestión de libertad, no de precio.4

    El argumento económico para justificar la
    propiedad es erróneo, pero la cuestión
    económica es real. Algunas personas escriben software
    útil por el placer de escribirlo o por la
    admiración y amor al
    arte5;
    pero si queremos más software del que esas personas
    escriben, necesitamos conseguir fondos.

    Desde hace ya diez años, los desarrolladores de
    software libre
    han probado varios métodos para recabar fondos, con algo
    de éxito.
    No hay necesidad de hacer rico a nadie; los ingresos medios de una
    familia media,
    alrededor de 35.000 dólares, prueba ser incentivo
    suficiente para muchos trabajos que son menos satisfactorios que
    programar.

    Durante años, hasta que una beca lo hizo
    innecesario, yo me ganaba la vida realizando mejoras a medida
    sobre software libre que yo había escrito. Cada mejora se
    añadía a la versión estándar lanzada
    y así, finalmente, quedaban disponibles para el
    público en general. Los clientes me
    pagaban para que trabajase en las mejoras que ellos
    querían, en vez de en las características que yo
    habría considerado la máxima prioridad.

    La Fundación para el Software Libre, una entidad
    sin ánimo de lucro exenta de impuestos para el
    desarrollo de
    software libre, consigue fondos mediante la venta de CD-ROMs de
    GNU6,
    camisetas, manuales y
    distribuciones “deluxe'', (todo lo cual los usuarios son libres
    de copiar y modificar), así como mediante donaciones.
    Ahora cuenta con un equipo de cinco programadores, y tres
    empleados que se encargan de los pedidos por correo.

    Algunos desarrolladores de software libre ganan dinero
    mediante la venta de servicios de
    soporte. Cygnus Support7,
    que cuenta con alrededor de 50 empleados, estima que en torno al 15 por
    ciento de la actividad de su equipo es desarrollo de software
    libre -un porcentaje respetable para una compañía
    de software.

    Algunas compañías, incluyendo Intel,
    Motorola, Texas Instruments y Analog Devices, han unido esfuerzos
    para financiar el desarrollo continuado del compilador GNU para
    el lenguaje C.
    Mientras, el compilador GNU para el lenguaje Ada
    está siendo financiado por la Fuerza
    Aérea de los EE.UU., que cree que esta es la manera
    más efectiva de conseguir un compilador de alta calidad.8

    Todos estos ejemplos son modestos9;
    el movimiento de
    software libre es pequeño y todavía joven. Pero el
    ejemplo de la radio
    “mantenida-por-la-audiencia''10
    en los EE.UU. muestra que es posible mantener una actividad
    grande sin forzar a cada usuario a pagar.

    Como usuario de informática hoy en día, puede que
    estés utilizando un programa propietario. Si tu amigo te
    pide hacer una copia, estaría mal negarse a ello. La
    cooperación es más importante que el copyright.
    Pero una cooperación clandestina, escondida, no contribuye
    a mejorar la sociedad. Una persona debería aspirar a vivir
    una vida honrada abiertamente con orgullo, y esto significa decir
    “No'' al software propietario.

    Te mereces ser capaz de cooperar abierta y libremente
    con otras personas que usan software. Te mereces ser capaz de
    aprender cómo funciona el software, y enseñar a tus
    estudiantes con él. Te mereces ser capaz de contratar a tu
    programador favorito para arreglarlo cuando se rompa.

    Te mereces el software libre.

    Copyright ©1994, 1998 Richard Stallman

    Se permite la copia textual y la distribución de este artículo en su
    totalidad a través de cualquier medio, siempre que esta
    nota se mantenga.

    Traducción: Stan Bark.

    Edición, revisión y notas (realizada para
    la revista
    Archipiélago en mayo de 2001): Miquel
    Vidal
    .

    Notas al pie

    … SPA1

    SPA son las siglas de la estadounidense Software
    Publisher's
    Association (“Asociación de Editores de Software''). Al
    igual que la BSA (Bussiness Software Alliance) -que se comporta
    en términos estrictos como una organización parapolicial- es ya legendaria
    la beligerancia de la SPA contra la llamada “piratería'':
    ejerce todo tipo de presiones, mentiras y amenazas que luego
    sirven de modelo a
    aprendices de policías como la SGAE española;
    invita a la gente a informar sobre sus compañeros y
    amigos, y promueve una política de
    “responsabilización'', en la que los dueños de
    ordenadores deben hacer cumplir activamente las leyes de
    copyright, si no quieren ser castigados. En 1996, en su
    clásico
    El derecho a leer
    , el propio Stallman ya avisaba
    de cómo la SPA estaba amenazando a pequeños
    proveedores de
    Internet,
    exigiéndoles que les permitieran espiar a sus usuarios.
    Muchos proveedores se rinden cuando les amenazan, porque no
    pueden permitirse litigar en los tribunales. [N. del
    Ed.
    ]

    … software,2

    Evidentemente Stallman peca aquí de modestia pues
    es mucho más que un “notable programador'': suyas
    son algunas de las mejores piezas de software hoy existentes,
    como el editor Emacs, el compilador GCC y el depurador GDB.
    [N. del Ed.]

    … público.3

    Stallman se dedicó extensamente a demostrar esta
    idea -que el copyright es un derecho artificial que viene a
    regular el derecho
    natural a la copia- en la conferencia que
    ofreció en julio del 2000 en la Universidad de
    Burdeos, en el marco de la Conferencia de Debian, y que llevaba
    por título: “El copyright contra la comunidad en la
    era de los ordenadores''. Existe traducción castellana en
    www.sindominio.net/biblioweb/telematica/stallman-copyright.html. [N.
    del Ed.
    ]

    … precio.4

    En inglés,
    la polisemia del término free obliga a insistir en
    este punto y deshacer la ambigüedad. En castellano
    disponemos de dos palabras -libre y gratis-, pero muchas
    traducciones se encargan lamentablemente de mantener la
    confusión y aun agravarla al traducir free por
    “gratis'', totalmente erróneo en este contexto: existe
    software gratuito que es propietario (el navegador Microsoft
    Explorer, por ejemplo) y nada impide vender el software libre,
    aunque ciertamente se debe ofrecer algo extra -normalmente en
    forma de servicios añadidos- para que alguien compre algo
    que puede obtener legítimamente sin pagar por ello. La
    gratuidad en este caso es una consecuencia del modelo -en el que
    el programador puede que haya cobrado por su trabajo-, pero de
    ningún modo es lo que define al software libre.

    … arte5

    Aunque resulte chocante a primera vista, no solo
    programadores sino algunos teóricos consideran la programación “una de las bellas artes''
    (De la programmation considerée comme une des beaux
    arts
    es precisamente el título de una obra de Pierre
    Lévy). Por su parte Franco Berardi, Bifo, afirma en
    “Trabajo Cero'' que la programación puede ser valorada no
    solo “como ejecución de un proyecto
    predefinido, no como simple elaboración de los procedimientos a
    través de los cuales se pone en funcionamiento un cierto
    proceso, sino como redefinición del contexto mismo y como
    elaboración de procedimientos afortunados.'' [N. del
    Ed.
    ]

    … GNU6

    El Proyecto GNU (acrónimo recursivo que significa
    GNU's Not UNIX, o sea,
    “GNU No es UNIX'') nació en 1984 de la mano de Richard
    Stallman, por entonces un hacker del
    emblemático Laboratorio de
    Inteligencia
    Artificial del Massachussets Institute Technology (MIT), cuna
    de grandes hackers. El
    proyecto GNU se propuso a la sazón una tarea
    titánica: construir un sistema operativo
    libre completo. No es sencillo expresar en pocas palabras la
    enorme dificultad que comporta un proyecto así, en
    principio sólo al alcance de unas cuantas
    compañías con miles de programadores a
    sueldo.

    … Support7

    Cygnus fue la primera empresa
    importante que trabajó con software libre. Sus
    aportaciones a la comunidad del software libre -liberando
    código
    y manteniendo herramientas
    críticas como el compilador C de GNU- han sido numerosas e
    importantes. En 1999 fue adquirida por Red Hat, una gran
    compañía que basa por completo su modelo de negocio
    en el software libre. [N. del Ed.]

    … calidad.8

    La financiación de la Fuerza Aérea se
    acabó hace algún tiempo; el Compilador GNU de Ada
    está ahora en servicio, y su
    mantenimiento
    se financia comercialmente.

    … modestos9

    Desde que Stallman revisó este artículo
    por última vez, hace apenas tres años, la
    situación ha cambiado sobremanera y se han multiplicado
    las iniciativas comerciales, que ya no son tan “modestas'' como
    las que citaba: en torno al software libre han surgido cientos de
    nuevas empresas, hasta el punto de convertirse en los dos
    últimos años en uno de los sectores más
    dinámicos del ya de por sí dinámico sector
    informático. Muchas de esas empresas mantienen modelos de
    negocio tradicionales basados en la prestación de
    servicios, pero otras están abriendo nuevas vías.
    No ha faltado incluso la incursión de capital
    financiero y especulativo en empresas del mundo Linux, como VA
    Linux y Red Hat, cuya salida a bolsa fue espectacular en ambos
    casos. [N. del Ed.]

    … “mantenida-por-la-audiencia''10

    Se refiere a las llamadas radios públicas, que
    tienen algún parecido con las radios libres. Para
    mantenerse sin necesidad de publicidad y sin
    control mediático reciben donaciones de sus oyentes, que
    no pagan por un servicio sino por mantener en antena y sin
    dependencias comerciales algo que cualquiera escuchará
    gratis. [N. del Ed.]

    Richard Stallman

    rms[arroba]www.stallman.org

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