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A 150 años del Manifiesto Comunista: ¿Nuevos Espectros?




Enviado por Julio Gambina



     

    I – El momento
    histórico

    II – Espectros
    actuales

    Notas

     

    I – El momento
    histórico

    Resulta imprescindible registrar el momento
    histórico de aparición del Manifiesto Comunista
    para intentar extraer algún mensaje de validez para
    nuestro tiempo.
    Sería incorrecta una lectura que no
    contemple quiénes fueron sus autores y las circunstancias
    en que fue producido. Por un lado debe consignarse que es un
    texto
    solicitado por la Liga de los Comunistas (1) a quienes se
    transformarían en los fundadores de un pensamiento y
    una práctica política con
    proyección actual. Más allá de opiniones,
    existen organizaciones
    políticas que se asumen en la
    tradición de Marx y Engels y
    son gobierno de
    países, importantes fuerza de
    oposición en otros y testimoniales en variados casos. Pero
    también existe una profusa variedad de ámbitos
    intelectuales
    o de agrupamientos político-sociales que reivindican ese
    origen. Pensar en el legado actual de ambos implica realizar una
    abstracción de las múltiples fragmentaciones
    ocurridas en el plano teórico y de opciones
    políticas asumidas, propias del derrotero que en vida
    siguieron Marx y Engels. Ratifican la profusión comentada
    las reuniones internacionales (2) y nacionales (3) convocadas
    para reflexionar acerca del 150 aniversario de la
    publicación del manifiesto comunista. Pero también
    puede pensarse por la negativa registrando la existencia de un
    pensamiento que pretende superar la tradición desde
    concepciones posmarxistas, hasta quiénes lo niegan desde
    posiciones del fin del marxismo.

    Dos textos resultan de interés
    para interpretar el acontecer histórico en torno de 1848.
    Uno es de Thompson (4) y el otro de Hobsbwam (5) . El primero da
    cuenta del periodo que va de 1780 a 1832, es decir, previo al
    momento de solicitud, escritura y
    publicación del manifiesto, datado entre noviembre de 1847
    y febrero de 1848. El segundo origina su relato con la revolución
    europea de 1848, estallada en simultáneo con la
    aparición del manifiesto y llega hasta 1875. Ambos
    periodos concentran la primera etapa del desarrollo
    capitalista (6) y en el medio de ellos se encuentra esta gran
    obra de propaganda
    obrera y revolucionaria, anticipatoria de desarrollos
    teóricos (7) que inspiraron la gigantesca obra de sus
    autores e innúmeros seguidores. La revolución de
    1848 es el fin de una etapa política que consolida un
    tiempo iniciado con la revolución
    francesa en 1789 y el gran protagonista está dado por
    los trabajadores y los pobres, independientemente de
    quiénes resultaron los gobernantes al normalizarse la
    situación. El tiempo en cuestión presenta en
    sociedad a un
    nuevo actor social y político junto a una intelectualidad
    que ya le es orgánica (8) .

    "A principios de
    1848 el eminente pensador político francés Alexis
    de Tocqueville se levantó en la Cámara de Diputados
    para expresar sentimientos que compartían la mayor parte
    de los europeos: ‘Estamos durmiendo sobre un
    volcán…¿No se dan ustedes cuenta de que la tierra
    tiembla de nuevo? Sopla un viento revolucionario, y la tempestad
    se ve ya en el horizonte’. Casi al mismo tiempo dos
    exiliados alemanes, Karl Marx y
    Friedrich Engels, de treinta y dos y veintiocho años de
    edad, respectivamente, se hallaban perfilando los principios de
    la revolución proletaria contra la que Tocqueville
    advertía a sus colegas." (9)

    En ese marco es que debe entenderse el primer
    párrafo
    del manifiesto: "Un fantasma recorre Europa: el
    fantasma del comunismo". (10)
    A continuación se plantea "Que ya es hora de que los
    comunistas expongan a la faz del mundo entero sus conceptos, sus
    fines y sus aspiraciones; que opongan a la leyenda del fantasma
    del comunismo un manifiesto del propio Partido." La
    concepción de Partido de los Comunistas era uno de los
    planteos que Marx y Engels incorporaron en la discusión
    del Congreso de la Liga.

    Los autores aluden a un proceso de
    luchas sociales y políticas, de clases, que necesitan
    expresar programática y públicamente para dar
    cuenta de un fenómeno histórico, tal como
    reflexiona Thompson: "Desde 1830 hacia delante, maduró una
    conciencia de
    clase, en el
    sentido marxista tradicional, definida con mayor claridad, en la
    que la población obrera se responsabilizó
    de seguir adelante por sí misma con las viejas y nuevas
    batallas." (11) Señala que para 1835 "…la clase obrera
    no está ya en formación sino que está
    formada. Atravesar el umbral que separa 1832 de 1833, significa
    entrar en un mundo en el que la presencia de la clase obrera se
    percibe en todos los condados de Inglaterra y en
    la mayoría de aspectos de la vida." (12)

    Por su parte, Hobsbawm destaca que "…1848 fue la
    primera revolución en la que los socialistas o, más
    probablemente, los comunistas -porque el socialismo previo
    a 1848 fue un movimiento muy
    apolítico dedicado a la creación de utópicas
    cooperativas
    se colocaron a la vanguardia
    desde el principio." (13) Y agrega que "De los grandes planes y
    gobiernos rivales que idearon los apasionados exiliados en la
    neblinosa Londres durante la década de 1850, nada
    sobrevivió sino la obra de los más aislados y menos
    típicos: Marx y Engels." (14) Con ello, rinde tributo a la
    permanencia del pensamiento contenido en el manifiesto por encima
    de otros contemporáneos con actuación más
    visible.

     

    El fantasma del siglo XIXEl Manifiesto Comunista
    es expresión de un clima de
    época que difiere bastante, por cierto, a la actualidad.
    El capitalismo
    mantiene su esencia, estudiada in extenso en El Capital, pero
    desde entonces sus formas han variado sustantivamente. La
    crítica
    al capitalismo actual requiere ir más allá de los
    textos fundacionales. Pero debe constatarse que la experiencia de
    la lucha de los trabajadores también ha recorrido una
    historia y que la
    situación actual de esa resistencia
    está atravesada por la hegemonía surgida en las
    particulares condiciones de la, así visualizada en el
    imaginario popular, derrota socialista a fines de nuestro
    siglo.

    Para 1847/8 existe un movimiento obrero europeo en
    situación de luchas en ascenso, con las primeras
    experiencias de resistencia, de luchas callejeras, de tomas de
    fábricas. Se desarrollan las primeras organizaciones
    sindicales y los primeros partidos
    políticos que se asumen representantes de los
    trabajadores. En 1844, cuatro años antes, había
    nacido la primera cooperativa,
    tal como las conocemos hoy, la cooperativa de Rochdale, en
    Inglaterra, que era una forma de organización económica de los
    trabajadores, para enfrentar las duras condiciones a que eran
    sometidos por la sociedad capitalista en desarrollo y que era
    impulsada por los socialistas utópicos
    —particularmente de Owen (Robert, 1771-1858), o del
    francés Fourier (Charles, 1772-1837), o de muchos
    otros—, en un intento para resolver las miserias que dejaba
    la sociedad capitalista de esa época, desde una
    perspectiva reformista.

    Marx y Engels escriben para la Liga de los
    Comunistas. No es un libro de
    texto, no es una investigación, es un folleto
    propagandístico, de agitación política y
    para difundir, principalmente entre los trabajadores, las
    propuestas políticas de los comunistas y los trabajadores
    europeos de esa época. Es un texto escrito en un momento
    de auge de la dinámica de masas y que se propone como
    orientación política de un proceso revolucionario
    que tiene como motor a la lucha
    de clases. En el Prefacio a la edición
    alemana de 1883, Engels escribe que "La idea fundamental de que
    está penetrado todo el Manifiesto –a saber: que la
    producción económica y la estructura
    social que de ella se deriva necesariamente en cada
    época histórica, constituyen la base sobre la cual
    descansa la historia política e intelectual de esa
    época; que, por lo tanto, toda la historia (desde la
    disolución del régimen primitivo de propiedad
    común de la tierra) ha
    sido una historia de lucha de clases, de lucha entre clases
    explotadoras y explotadas, dominantes y dominadas, en las
    distintas fases del desarrollo
    social; y que ahora esta lucha ha llegado a una fase en que
    la clase explotada y oprimida (el proletariado) no puede ya
    emanciparse de la clase que la explota y la oprime (la
    burguesía), sin emancipar, al mismo tiempo y para siempre,
    a la sociedad entera de la explotación, la opresión
    y las luchas de clases-, esta idea fundamental pertenece
    única y exclusivamente a Marx." (15)

     

    II – Espectros
    actuales

    Nuestro interrogante apuntaría a indagar
    las premisas actuales del "espectro" del manifiesto, las que
    determinan la formación, en los términos de
    Thompson, de la conciencia de los explotados y oprimidos de este
    tiempo y que puedan definir, en lenguaje de
    Hobsbwam, la "primavera de los pueblos" en nuestros días.
    Investigación que nos conduce a transitar por las
    variaciones producidas en las formas de manifestación de
    las relaciones sociales de explotación y opresión;
    tanto como en las respuestas de los sujetos, en el marco de una
    lucha más compleja que la confrontación clase
    contra clase definida para mediados del siglo XIX.
    Situación que derivamos de la emergencia de
    múltiples resistencias
    de sujetos diversos que agregan a la confrontación
    tradicional con el capital, la reivindicación de género,
    del hábitat
    o los derechos
    integrales de
    la humanidad, entre otros.

    Esa complejidad de lucha que devuelve el presente,
    con límites de
    visibilidad ostensible, ofrece la base para pensar un programa actual
    de transformación revolucionaria de la realidad. Partimos
    de concebir a la crítica capitalista como la invariancia
    de la concepción de Marx y Engels y por eso, sus obras,
    con independencia
    de la inmadurez de las categorías utilizadas en cada
    momento del desarrollo de su propio pensamiento, sólo
    pueden servirnos en tanto metodología de análisis contextuado en tiempo
    histórico. Las condiciones de la lucha determinaron en
    cada circunstancia las conceptualizaciones para la descripción y las propuestas de
    superación histórica.

    No es un problema de exégesis de cada texto, sino
    de situarlos en su contexto, es decir, los por qué y para
    qué de esos escritos. No es vano reiterar que no hay
    "marxismo único" y "para siempre". Hay un marxismo
    contextuado en cada momento histórico que permite una
    sucesión de rupturas epistemológicas que reconocen
    aportes, a veces contradictorios, de muchos que asumieron y
    asumen la condición de marxistas en los últimos 150
    años. Y la respuesta en nuestros días sigue
    transitando por la lucha y su conceptualización con
    perspectiva de revolución. De esto pudimos hablar, en
    representación del taller sobre América
    Latina, en el cierre del Encuentro convocado por Espace Marx.
    Las reflexiones apuntaban a llamar la atención de nuevos fenómenos de
    luchas sociales y políticas que ocurriendo en Latinoamérica tienen efecto en el
    ámbito mundial, tales como la diversidad de una izquierda
    que disputa gobiernos en regímenes electorales, o negocia
    y confronta con las armas en
    condiciones de lucha guerrillera, hasta la emergencia de
    movimientos de masas como los Sin Tierra que afectan la propiedad
    capitalista (16) . Son acontecimientos que inciden en las
    respuestas de los sujetos en nuestro tiempo y que llevó a
    Hobsbawn (17) , presente en el encuentro de París, a
    contestar que por América
    Latina pasan hoy las coordenadas a que alude el manifiesto. En la
    referida intervención señalé tres
    cuestiones.

    La primera es que el futuro se construye en
    el presente y que en ese sentido, América Latina es un
    gran laboratorio
    que conmociona el futuro, no sólo por lo específico
    de América Latina, sino porque creemos que mucho de la
    resistencia popular, y de la re-elaboración teórica
    del marxismo que se desarrolla en Latinoamérica,
    contribuye a desarrollar un nuevo universalismo del que mucho se
    había hablado durante el encuentro.

    Remitimos a un universalismo que pueda despojarse
    del contenido eurocéntrico que reduce el análisis
    del capitalismo y la teoría
    de la revolución al par "desarrollado" y que replantee ese
    análisis en términos del par dialéctico
    entre "desarrollo y subdesarrollo"
    (18) , ambos constitutivos de un proceso articulado, donde uno es
    condición del otro. Es un tema viejo el que sostenemos y
    en El Capital (19) se señala el significado del
    "descubrimiento y conquista" de América para la
    acumulación originaria del capital. Sin la
    extracción de riquezas naturales (minerales) del
    continente americano y el genocidio de la fuerza de trabajo
    implicada, es imposible pensar la expansión de la
    producción y circulación que da identidad al
    capitalismo. Sostiene Marx: "El descubrimiento de regiones
    auríferas y argentíferas de América, la
    reducción de los indígenas a la esclavitud, su
    soterramiento en las minas de exterminio, los comienzos de
    conquista y saqueo en las Indias orientales, la
    transformación de Africa en una
    especie de madriguera comercial para la caza de hombres de
    piel negra:
    tales son los procedimientos
    idílicos de acumulación primitiva que
    señalan la era capitalista en su aurora." (20) . Con lo
    cuál verificamos que la acumulación capitalista
    reconoce un proceso totalizador que incluye el par
    dialéctico antes mencionado.

    Ese proceso transita hoy una etapa muy especial,
    donde el fenómeno varía, pero la esencia
    continúa. Por ejemplo, en la década del 80 el
    movimiento internacional de capitales ha sido negativo para
    América Latina y llevó a la CEPAL a hablar de
    década perdida, mientras que en los 90 resulta fuertemente
    superavitario y más allá de ese movimiento pendular
    del destino de los capitales, se verifica un crecimiento de
    la pobreza y
    la desigualdad superior a otras regiones.

    Según la UNCTAD "América Latina fue
    en 1997 la región que recibió mayor cantidad de
    inversiones
    extranjeras, con un total de 56.000 millones de dólares,
    un 28% más que en 1996." (21) La cifra representa el 14%
    sobre un volumen total de
    400.000 millones. El informe agrega
    que "Durante el período 1995-97, los flujos de IED a la
    región crecieron a una velocidad
    más de dos veces superior a la de los flujos hacia todos
    los otros países en desarrollo en su totalidad". Al mismo
    tiempo, el Banco Mundial
    reconoce la existencia de 165,6 millones de personas en
    condiciones de pobreza, es
    decir, con un ingreso menor a 2 dólares diarios y de
    ellos, 86,3 millones con menos de un dólar diario revistan
    en la extrema pobreza. Agrega que entre 1980-95 los pobres de
    Latinoamérica crecieron en 40 millones (22) . A su vez,
    según un reciente informe de Progreso Económico y
    Social del B.I.D.(23) , América Latina es la región
    de mayor desigualdad en el ámbito mundial, con un 5% de la
    población más rica que se apropia del 25% de la
    distribución del ingreso y donde el 30%
    más empobrecido sólo recibe el
    7%.

    Por eso insistimos en el impacto universal de una
    resistencia localizada en Latinoamérica.
    ¿Cuánto incidió el levantamiento en Chiapas como
    insumo de la crisis
    devaluatoria en México y
    su traslado hacia el resto de América Latina y buena parte
    del mundo? ¿Cuánto incidirá la resistencia
    del pueblo de Brasil al ajuste
    (24) definido en éstos días y cómo
    impactará en el resto de la región? La asistencia
    de los organismos internacionales y de algunos países a
    Brasil se vincula al temor de un "crack", que puede desencadenar
    un efecto dominó sobre el conjunto de la economía capitalista,
    la que se encuentra en proceso de crisis continuada desde
    mediados del 97. Incluir la impronta de la imprevisión de
    la lucha popular constituye un elemento esencial, casi siempre
    olvidado por los intelectuales de la economía cotidiana, y
    aún de aquellos que creen que las "revoluciones
    verdaderas" sólo pueden provenir del capitalismo
    desarrollado. Tesis
    sostenida por Marx en su tiempo, aunque la realidad de procesos
    revolucionarios en cualquier parte que así lo determinara
    la subjetividad de los pueblos, coloca a la revolución en
    la impronta de la lucha, más que en el objetivismo del
    desarrollo de las fuerzas productivas. Teoría,
    además, que en general olvida que la principal fuerza
    productiva de la sociedad es la fuerza de trabajo, es decir: los
    hombres.

    La segunda tiene que ver con que la
    izquierda y la resistencia popular en América Latina tiene
    un carácter diverso y plural. Y lo Universal
    que articula toda esa resistencia, es precisamente la
    confrontación con un "modelo" de
    dominación devenido hegemónico: el neoliberalismo
    (25) . Debe recordarse que América Latina fue territorio
    pionero en la aplicación de esas políticas, por
    cierto, de la mano del terrorismo de
    Estado (Chile
    73 y Argentina 76). La violencia
    sobre los pueblos y no la "libertad de
    mercado", fue la
    que generó una política que hoy se ha transformado
    en hegemónica en el capitalismo de todo el
    mundo.

    Esa diversidad de nuestras resistencias, se
    constata también, en la transformación, y a veces
    en la disolución de viejas representaciones
    políticas de la izquierda, que parcelaron durante
    éste siglo el pensamiento y la práctica
    revolucionaria. Es que pensar una reelaboración del
    marxismo, y por ende una conquista de las reivindicaciones
    populares, que era la esencia programática del manifiesto,
    nos lleva a reconocer como un contenido clave la
    articulación de lo diverso. En el Manifiesto se dice que
    "…el primer paso de la revolución obrera es la
    elevación del proletariado a clase dominante, la conquista
    de la democracia."
    (26) Sobre el alcance de la categoría proletario aludimos
    más adelante, pero relativo a la lucha por la democracia,
    encontramos ese reclamo en el movimiento zapatista en Chiapas,
    tanto como en el Movimiento Sin Tierra de Brasil, sólo por
    mencionar dos de los movimientos sociales y políticos
    más destacados en la región. La democracia sigue
    siendo una asignatura pendiente en América Latina y no
    alcanza con la instalación de regímenes electorales
    altamente viciados y expuestos a prácticas clientelares y
    a la corrupción.

    El decálogo de medidas propuestas
    sostenidas en el manifiesto, para "los países más
    avanzados", y que aluden a la
    organización de la propiedad, del Estado y del
    trabajo, como de las condiciones de vida de la población,
    nos llevan a pensar en un reclamo contemporáneo por la
    reducción de la jornada laboral y una
    mejora de los salarios y
    condiciones de vida en salud, educación, etc.; como
    en la necesaria confrontación con los propietarios
    transnacionales del capital, los que mediatizan su poder a
    través de múltiples formas ideológicas,
    culturales y políticas y lo ejercen desde las
    corporaciones transnacionales, los grupos
    económicos locales y las grandes empresas
    familiares tradicionales. Confrontación a materializar
    vía medidas impositivas, financiero-crediticias, de
    restricción a la fuga de capitales y remisión de
    utilidades al exterior, tanto como el freno al saqueo
    representado por el pago de la deuda externa y
    la condicionalidad impuesta por los organismos multilaterales de
    crédito. Valga el comentario de que hasta
    desde el Vaticano se sugiere en materia de
    endeudamiento externo el "jubileo" para el año 2.000 y
    desde la ONU, la UNCTAD
    sostiene "la suspensión de los servicios de
    la deuda" y alerta contra "las medidas del FMI, las que
    conducen a la inestabilidad financiera" (27) . Informe que recoge
    un endeudamiento externo para América Latina de 687.000
    millones.

    Esa articulación de lo diverso a que
    aludimos, no sólo remite a las formas de lucha, sino en
    las distintas expresiones que expresa la izquierda
    latinoamericana. Desde la tradición marxista, pasando por
    distintas corrientes de la cultura
    nacional y popular, hasta lo que se expresa en la teología
    de la liberación u otras corrientes religiosas que son
    copartícipes de los procesos de transformación
    integral y plural. La diversidad de América Latina resume
    otras diversidades del movimiento de resistencia en todas partes
    del mundo y es al mismo tiempo, la riqueza que se requiere para
    transformar el movimiento revolucionario.

    La tercera cuestión tiene que ver
    con la necesidad de recoger la continuidad del pensamiento
    expresado en el manifiesto, pero también la necesidad de
    generar elementos de ruptura. Rupturas epistemológicas, en
    las prácticas, en las condiciones en que se elabora el
    nuevo universalismo del que hablamos. En América Latina,
    en la década del 30´ fue José Carlos
    Mariátegui (28) el que generó esa ruptura. En la
    década del 60´ fue Ernesto Guevara (29) y Fidel Castro,
    los que con el proceso de la revolución
    cubana generaron una transformación en la
    teoría y práctica de la revolución, en toda
    América Latina y con repercusión universal. Esa
    ruptura podemos encontrarla también y en el ámbito
    de Europa, entre otros, en Gramsci. Y esa ruptura requiere que
    pensemos, como siempre, críticamente, la realidad actual,
    ya que si algo no cambia es que el marxismo es una crítica
    profunda al capitalismo.

    Marx no escribió una Economía
    Política, sino precisamente "su" crítica. Su obra
    principal, El Capital, lleva como subtítulo el de
    Crítica de la Economía Política y su
    publicación data de 1867. Su antecedente inmediato es la
    Crítica de la Economía
    Política datado en 1859 y en su prefacio se encarga de
    rescatar el propio aporte en su obra, como crítica a todo
    el pensamiento de la Economía Política y puede
    leerse en los llamados tomos 4 y 5 de El Capital (30) . La
    historia del marxismo reconoce por lo menos dos trayectos. Uno
    remite a la vulgarización y el dogmatismo pretendiendo
    encontrar todas las respuestas en los textos originarios y su
    interpretación manualizada. Otro
    está vinculado a las múltiples rupturas que implica
    la adaptación creativa de una crítica al
    capitalismo contextuada en tiempo y lugar.

    Alguna vez citamos (31) al respecto una
    reflexión de Deleuze y Guattari que resulta, desde el
    arte,
    pertinente a propósito de nuestro análisis. Podemos
    leer (32) de los autores: "En un texto violentamente
    poético, Lawrence describe lo que hace la poesía:
    los hombres incesantemente se fabrican un paraguas que les
    resguarda, en cuya parte inferior trazan un firmamento y escriben
    sus convenciones, sus opiniones; pero el poeta, el artista,
    practica un corte en el paraguas, rasga el propio firmamento,
    para dar entrada a un poco del caos libre y ventoso y para
    enmarcar en una luz repentina una
    visión que surge a través de la rasgadura,
    primavera de Wordsworth o manzana de Cézanne, silueta de
    Macbeth o de Acab. Entonces aparece la multitud de imitadores que
    restaura el paraguas con un paño que vagamente se parece a
    la visión, y la multitud de glosadores que remiendan la
    hendidura con opiniones: comunicación. Siempre harán falta
    otros artistas para hacer otras rasgaduras, llevar a cabo las
    destrucciones necesarias, quizá cada vez mayores, y volver
    a dar así a sus antecesores la incomunicable novedad que
    ya no se sabía ver".

    Por ello es que hemos sostenido que lo invariable
    del marxismo es la crítica y eso requiere romper con
    algunos criterios del sentido común (33) del marxismo
    vulgar, tales como los que remiten a la categoría
    proletario, reduciéndola a quiénes trabajan dentro
    de las fábricas. Muchos trabajadores de fábrica que
    eran reconocidos como trabajadores industriales fueron despedidos
    y hoy trabajan en forma "particular", como autónomos o en
    empresas que las estadísticas reconocen como trabajadores de
    servicios e incluso como microemprendedores. La confusión
    devino de lecturas incompletas de los textos de Marx,
    principalmente de El Capital. En gran parte, muchos se quedaron
    en el nivel de abstracción del tomo I que alude a la
    generación de la plusvalía en el ámbito de
    la producción y reduciendo ésta a la
    fábrica. Siendo además, la industrialización
    de la producción el dato determinante de la
    expansión capitalista en tiempos de
    Marx.

    Pero aún, en ese nivel de
    abstracción, Marx alude a la realización de la
    plusvalía en el ámbito de la circulación
    (34) , tema que debe analizarse en el conjunto de El Capital,
    donde la abstracción se transforma en la
    concretización de la "producción capitalista en su
    conjunto" (35) , es decir, producción y
    circulación. Sostenemos, en tiempos de
    industrialización de los servicios, que hay que definir
    más ampliamente la categoría "trabajadores". No
    sólo los trabajadores industriales, ni los ocupados, sino
    también, aquellos que están desempleados, o
    marginados que reclaman tierra, vivienda, etc. Aquellos que
    estando marginados del mercado de trabajo son también
    parte componente del funcionamiento del capitalismo, de la
    producción y reproducción de las relaciones sociales de
    explotación y dominación.

    La crítica al Capitalismo incluye la
    crítica a aquellos que han pasado del campo del
    pensamiento marxista y de la práctica de izquierda, al
    campo de la dominación, en la adaptación de los
    discursos y
    las prácticas, a las nuevas condiciones. Al posibilismo
    del fin de siglo que, entre otros, se expresa en el "Consenso de
    Buenos Aires"
    , variante anticipada de la "tercera vía" popularizada por
    Tony Blair. La crítica también nos incumbe y
    requiere entonces, que el nuevo universalismo a construir, se
    construya desde el presente, desde la práctica, desde la
    recreación de esas prácticas, y del
    pensamiento, donde la nueva teoría exprese la
    crítica al capitalismo actual y que surja de las
    prácticas resistentes de los pueblos, como en el
    manifiesto, particularmente cuando la mundialización
    comentada en el manifiesto encuentra plena materialidad en
    nuestros días. Hoy más que ayer se hace realidad la
    consigna final del manifiesto que convoca a la unidad de los
    trabajadores del mundo.

    Notas

    1. Para conocer sus antecedentes y desarrollo se
      puede acudir al artículo de Federico Engels
      "Contribución a la historia de la Liga de los
      Comunistas", datado en Londres el 8/10/1885. Publicado en
      Carlos Marx – Federico Engels, obras escogidas en dos
      tomos. Ediciones de Lenguas Extranjeras, Moscú, 1955.
      Tomo II páginas 356 a 376.
    2. Se destaca el encuentro realizado en
      París entre el 13 y el 16 de Mayo de 1998, convocado por
      Espace Marx de Francia.
      Participaron cerca de 1500 personas de distintas corrientes del
      pensamiento marxista y de diferentes regiones. Se presentaron
      unas 300 ponencias. El escrito del autor se publica en el Nro.
      5 de la Revista
      Periferias.
    3. Entre otras se destaca el Encuentro de Revistas
      Marxistas y del Pensamiento crítico, convocado por una
      docena de publicaciones que se inscriben en el variado arco que
      se reconoce dentro de la izquierda y el marxismo. Realizado en
      la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA entre el 25
      y 28 de setiembre de 1998. Existe versión desgrabada de
      la intervención del autor en el panel de clausura de la
      actividad "El manifiesto comunista en los umbrales del siglo
      XXI" y puede leerse en la web abierta por
      los organizadores de la reunión: http://www.geocities.com/CapitolHill/Lobby/7161/
    4. E.P. Thompson. La Formación de la Clase
      Obrera en Inglaterra. Editorial Crítica, año
      1989.
    5. Eric Hobsbawm. La era del capital, 1848-1875.
      Editorial Crítica, año 1998.
    6. Remito al capitalismo de libre concurrencia
      analizado principalmente en El Capital. La siguiente etapa se
      define por el dominio del
      monopolio y
      remite históricamente su comienzo al periodo 1860/1880,
      proceso de estudio iniciado por Lenin en El Imperialismo, fase superior y última del
      capitalismo, texto publicado en 1916.
    7. Al momento de redacción del manifiesto, los autores no
      habían incorporado la categoría "fuerza de
      trabajo" en tanto mercancía vendida por los trabajadores
      a los capitalistas y base de la generación de
      plusvalía. En el texto original se sostenía
      erróneamente que los trabajadores vendían su
      trabajo al capital. Ese cambio de
      categoría es uno de los aportes sustanciales para el
      conocimiento
      del capitalismo.
    8. Marx y Engels se habían negado a
      incorporarse a la Liga de los Comunistas hasta el Congreso que
      trata el documento por ellos redactados y como miembros de ella
      participan en la revolución de febrero. Marx
      quedará al frente de la Liga. Con la desaparición
      de la Liga en 1852, ambos continuaron en la búsqueda de
      una organización revolucionaria de los trabajadores.
      Surgirá así la Asociación Internacional de
      los Trabajadores en 1864, conocida como Primera
      Internacional.
    9. Eric Hobsbwam, página
      21.
    10. Carlos Marx. Federico Engels. Obras Escogidas
      en dos tomos. Tomo I. Ediciones en Lenguas Extranjeras.
      Moscú, 1955, página 21.
    11. E.P. Thompson, página
      314.
    12. E.P. Thompson, página
      422.
    13. Eric Hobsbwam, página
      35.
    14. Eric Hobsbawm, página
      36.
    15. Carlos Marx. Federico Engels. Obras Escogidas
      en dos tomos. Tomo I. Ediciones en Lenguas Extranjeras.
      Moscú, 1955, página 16.
    16. L’Humanitte, mayo de
      1998.
    17. Entrevista producida por una Revista chilena en
      los pasillos del Encuentro de París y escuchada a
      "hurtadillas" mientras esperábamos con Daniel Campione
      para entregarle una colección de la Revista
      Periferias.
    18. Pueden agregarse a ese par las
      categorías centro y periferia, imperialismo y
      dependencia, o las más imprecisas de norte y sur, o
      primer y tercer mundo.
    19. Carlos Marx. El Capital, Tomo I, Sección
      octava: La acumulación primitiva. Editorial
      Cartago.
    20. Carlos Marx. Ob. Cit. Sección VIII,
      Capítulo XXXI, página 731.
    21. La Nación. Sección Economía,
      página 2, 11/11/98.
    22. Banco Mundial. Informe sobre la pobreza y la
      desigualdad.
    23. Clarín. Página 16,
      16/11/98.
    24. Carta de intención suscrita entre el
      gobierno de Brasil y el FMI, donde se establece una asistencia
      financiera de 41.500 millones contra severas medidas de ajuste
      y reestructuración de la economía
      brasileña.
    25. En diversas oportunidades hemos señalado
      que no corresponde la denominación asignada por no ser
      nuevo ni liberal. Mantenemos dicho nombre por su
      instalación en múltiples ámbitos con un
      significado que remite a las actuales políticas de la
      derecha más reaccionaria.
    26. Ob. Cit. El Manifiesto, página
      42.
    27. Informe presentado en Ginebra el 15/9/98.
      Síntesis
      publicada en La Nación, 16/9/98.
    28. Mariátegui. Historia y presente del
      marxismo en América Latina. Autores varios e incluye del
      autor "Actualidad de Mariátegui en la agenda de la
      izquierda a fines del siglo XX". Ediciones FISYP, año
      1995.
    29. Los caminos del Che. Colectivo de autores. Del
      autor: Pensamiento económico del Che. Dirple ediciones,
      año 1998. Puede encontrarse también en Revista
      Realidad Económica Nro. 149, año
      1997.
    30. Carlos Marx. Historia Crítica de la
      Teoría de la Plusvalía. 2 Tomos. Ediciones
      Brumario. Buenos Aires, marzo de 1974.
    31. Julio C. Gambina. Crisis del neoliberalismo.
      Sus alcances, proyecciones y consecuencias. Revista Periferias
      Nro. 2, año 1997.
    32. Gilles Deleuze. Félix Guattari.
      ¿Qué es la filosofía?. Editorial Anagrama.
      Barcelona, 1993. Páginas 204/5 donde citan a Lawrence en
      El caos en la poesía, Cahiers de l’Herne,
      páginas 189-191.
    33. Uso la expresión en tanto
      filosofía, siguiendo la concepción de Gramsci al
      respecto.
    34. Carlos Marx. El Capital. Sección II.
      Capítulo V.
    35. Subtítulo del Tomo III de El
      Capital.
    36. Para ampliar puede leerse del autor el
      artículo "Crítica al Consenso de Buenos Aires o
      el Disenso del Sur", en Revista Realidad Económica, Nro.
      155, del 1 de abril al 15 de mayo de 1998, páginas 62 a
      73.

     

    Por: Julio C.
    Gambina*

    (*) Profesor
    titular concursado de Economía Política en la
    Facultad de Derecho de la Universidad
    Nacional de Rosario. Presidente de la Fundación de
    Investigaciones Sociales y Políticas
    -FISYP.

     

     

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