Análisis de
Coyuntura
Introducción.*
**
A continuación destacamos algunas ideas acerca de
la situación actual en la Argentina. No se trata
sólo de analizar el escenario a partir del domingo 25 de
Mayo, cuando asume el nuevo Presidente, Néstor Kirchner,
sino también, poder analizar
el momento histórico por el que estamos atravesando en
nuestro país. Se trata de instalar en el Centro de
Estudios de la FJA una serie de ideas que puedan contribuir al
debate entre
los trabajadores. Primero, para que le sirva a la
Federación y sus gremios de base; y en segundo
término, para tratar de interpretar mejor la realidad y
todo lo que se viene.
Para eso es importante retomar el escenario del tema de
la crisis. Ese
momento de crisis que se hizo visible en diciembre del 2001 y que
más allá de cualquier consideración,
aún subsiste. Sostenemos que se mantiene la
situación de crisis integral, es decir, económica,
política,
social y cultural. Ese es el primer tema a considerar, recordando
que la crisis no empezó en el 2001, ni termina ahora con
la asunción del gobierno. La
crisis había empezado con la recesión del
año ´98, y que se va a prolongar hasta el primer
trimestre del año 2003. La expansión del PBI
muestra la
siguiente situación
1998 | 1999 | 2000 | 2001 | 2002 |
3,9 | -3,4 | -0,8 | -4,4 | -10,9 |
Recién con los datos de la
evolución de Economía del primer
trimestre del 2003, estimada en una expansión del 5%, se
completa un año entero en que se detiene el deterioro del
PBI y por ello, se considera que después de cinco
años la Argentina estaría en condiciones de empezar
a retomar un ciclo de crecimiento. La economía siempre
tiene una evolución de este tipo: de ondas de
crecimiento, de auge, de depresión
y crisis.
La última crisis manifestada como una larga
recesión ha sido tan prolongada y profunda, que ha durado
cinco años. Recién a fines de marzo del 2003,
tenemos un año completo, desde abril del 2002 a marzo del
2003, en que la economía
argentina ha manifestado un crecimiento leve, pero atención, eso no implica mejores
condiciones de vida para todos. Es un crecimiento de la
economía que no ha significado mejoras en el empleo ni en
el ingreso de la mayoría de la población. Que haya crecimiento de la
economía, no quiere decir que les vaya mejor a los
trabajadores, ni a los pequeños productores, ni a los
pequeños y medianos empresarios. O sea, los datos en alza
de la economía no necesariamente implican
recomposición de la calidad de
vida de los sectores populares.
Pero es un dato que tenemos que tomarlo en cuenta para
ubicar que ese fenómeno recesivo podría haberse
terminado, y por lo tanto la economía argentina
podría empezar a transitar una etapa dentro de esos ciclos
ondulatorios que tiene recurrentemente la economía
argentina y mundial en un momento de despegue. Ésa es la
expectativa que tiene el gobierno que asume el próximo
domingo 25 de mayo, y ésa es la expectativa que tiene
buena parte de la sociedad
argentina. De que se recompongan algunos números de la
economía, para que desde esa recomposición puedan
pensarse algunas alternativas.
Insisto, para nosotros el tema es válido, porque
no es lo mismo que haya algunos mecanismos de
recomposición para pensar, por ejemplo, en aumentos
salariales u otras reivindicaciones que plantean los
trabajadores, tanto los desempleados como los empleados, los
jubilados, sobre todo en un horizonte de discusión de la
reforma previsional en la Argentina. No es lo mismo estar en
pleno proceso de
recesión de la economía que estar en un momento de
recuperación. Pero no es fatal que haya soluciones
para los trabajadores.
Los datos a que aludimos son proporcionados por estadísticas del Ministerio de
Economía y aluden a la evolución de la
ecuación macroeconómica, y que proporciona la
contabilidad
nacional, las cuentas
nacionales de la economía. Son básicamente tres
conceptos. Uno es el consumo
privado o público; otro es la inversión; y otro es el saldo del comercio exterior
(PBI: Consumo + Inversión + Saldo Balanza de
Pagos). Sabemos que el Consumo no ha tenido una gran
expansión, más bien se ha contraído, tal
como puede verificarse en el creciente nivel de la pobreza. Hasta
lo podemos intuir. No hace falta que nos muestren números
para darnos cuenta. Por otra parte, no pareciera que en la
Argentina hay un fuerte proceso de radicación de inversiones y
mucho menos de inversión pública. No se ve eso. A
lo sumo hay cambios de firmas. Para que me entiendan: la compra
de Pérez Compac por Petrobras, o la compra de la cervecera
Quilmes por parte de Brahma son cambios de firma. No constituyen
nuevas inversiones que generen un proceso de ampliación
del capital.
Por lo tanto, el crecimiento viene por el tercer rubro
que es el comercio
exterior, y no tanto por crecimiento de las exportaciones,
las que se mantienen estables aún con la devaluación, sino porque se han desplomado
las importaciones con
el paso de un dólar uno a uno a un dólar
uno a tres. Los bienes de
importación que antes estaban en cualquier
supermercado ya no están más, y por ende eso genera
un saldo comercial favorable para la Argentina. Por eso hay una
gran oferta de
dólares, que es lo que el Banco Central
cotidianamente sale a comprar para sostener este nivel alto de
cotización del dólar.
Entonces, en ese comercio exterior se basa una
expansión de las cuentas nacionales. Por eso es que no hay
traslado a la mayoría de la sociedad, ya que es beneficio
casi en exclusividad del selecto y concentrado grupo de los
exportadores. Pero desde el punto de vista de los números,
los números dicen: "sí, estamos saliendo de esta
etapa de caída". ¡Ojalá fuera así! Lo
que la Argentina está haciendo es un pequeño giro
que abre una posibilidad para que se generen condiciones hacia la
reactivación. Por eso, nosotros tenemos que pensar que
nuestras demandas, nuestras reivindicaciones o nuestro objetivo de
lucha tienen que empujar ese giro hacia la reactivación
para que, si se da una perspectiva de auge económico, ese
auge económico se distribuya socialmente.
Y no vale la excusa que nos decían antes: "Bueno,
no se puede distribuir lo que no hay". Siempre ha sido mentira,
porque en otras épocas de auge tampoco se ha distribuido.
O sea, distribuir se puede hacer en alza o en baja, pero lo que
queremos sugerir es que si hay condiciones de mejora de la
economía, hay más posibilidad para poder pelear por
determinadas condiciones que estamos reclamando los trabajadores.
Ése es el mensaje de la primera cuestión que yo
quería plantear.
La segunda cuestión que tenemos que estudiar
nosotros en el análisis de coyuntura es que cuando hay una
crisis se ponen en discusión dos dinámicas: por un
lado, la discusión que la crisis genera dentro de las
clases dominantes, dentro de los capitales que dominan el poder
económico; por otro, la discusión que la crisis
genera de nuestro lado, en nosotros, los sectores
populares.
O sea, para pensar la coyuntura hay que pensar que tanto
en baja como en alza de la economía, el sector del poder
económico ve en cada momento la oportunidad de hacer sus
negocios. Pero
al mismo tiempo
también son los sectores populares los que intervienen en
la crisis, primero, en un sentido defensivo -no estar peor de lo
que están los sectores populares en cada momento
histórico- y en segundo lugar para ver cómo
consiguen la mejor posición relativa en el escenario que
se avecina.
¿Y por qué es interesante ver esto? Porque
yo quiero que ustedes ubiquen que la crisis del 2001 empieza en
el ´97/´98. Por un lado, recién
mencioné la recesión: el ciclo de los negocios
empezó a estar en baja. Es decir, los capitales dominantes
deterioraron su fuente de ingreso. Había una
economía que se achicaba, que se deterioraba, que se
disminuía. Pero al mismo tiempo en Neuquén, Cutral
Co, Plaza Huincul, empezó un proceso de resistencia que
se generalizó hasta la gran explosión de diciembre
del 2001. Es decir, procesos
múltiples, diversos, que reconocen reivindicaciones
distintas, pero que tienen el epicentro en la
reivindicación de los trabajadores desocupados, de la
solidaridad de
los trabajadores y un proceso extendido de movilización
popular.
La crisis es una crisis integral, única, pero que
en su seno contiene diversa conflictividad social, debido a
fenómenos que se dan en los sectores dominantes, en el
poder económico. Y eso se expresó durante el
´98 hasta el 2001 como una polémica entre ellos. Lo
que había que hacer era profundizar la convertibilidad
–dolarización-. Ése era el planteo de
Menem durante
todo ese período histórico. Menem abandonó
el proyecto
dolarización sólo en la última etapa de la
campaña electoral, porque ya veía que no le daba
rédito. Un sector de las clases dominantes argentinas, los
bancos y las
empresas
privatizadas, planteaba fuertemente el escenario de
dolarización de la economía argentina. Ustedes
vieron que las privatizadas hasta ahora venían defendiendo
esta situación, porque ellos dicen que han perdido
ingresos
porque antes tenían dolarizados sus ingresos –cada
peso que cobraban era un dólar-; en cambio, desde
el año pasado hasta ahora cada peso que cobran al valor de ahora
es de 33 centavos de dólar. Entonces han deteriorado esos
ingresos porque tenían dolarizada su
facturación.
Una parte del poder económico quería
dolarización; pero otra parte quería
devaluación. Eso es, básicamente, los sectores
enrolados en la Unión Industrial Argentina. En particular,
los fabricantes de la Argentina, que no en vano pusieron en el
Gabinete de Duhalde al presidente de la Unión Industrial
como ministro de la producción, quien fue además el
impulsor de la pesificación asimétrica, mecanismo
mediante el cual se pesificaron uno a uno los créditos, con lo cual los grandes deudores
canjearon su deuda a los bancos en dólares, a pesos; y a
medida que corrían los meses iban licuando su deuda.
Mientras que se pesificaron a 1,40 los depósitos –y
bueno, más allá del corralito y del
corralón, que ya no hay-, el conjunto de la
sociedad argentina le pagó al señor y a la
señora que tenían depósitos
acorralados una diferencia que son estos bonos que se les
han entregado a los ahorristas, que corren por cuenta del
Estado
Argentino.
La sociedad subsidió los depósitos,
subsidió a los bancos por la diferencia y subsidió
a los deudores bancarios. Una maniobra resuelta desde el poder
político del Estado, cuyo ministro de producción,
luego de haber ejecutado esas propuestas renunció. Digo
esto para que quede claro lo que son a veces en los gobiernos los
trabajos sucios y luego los trabajos de estabilización. Es
el mismo período en que Remes Lenicov es quien tiene el
costo de hacer la
devaluación, y después de la devaluación,
bueno, hace un enroque con el cargo de Lavagna. Lavagna viene de
ministro y Remes Lenicov se va al lugar que Lavagna tenía
en Europa, como
representante ante la Unión
Europea, y hecho el trabajo
sucio, a Lavagna le toca la parte de estabilización de las
cuentas macroeconómicas, mientras que a Remes Lenicov le
va a quedar el trabajo sucio.
Y el ex-presidente de la Unión Industrial va a quedar como
el que resuelve el tema de la pesificación, que es el gran
aporte para ese fenómeno de licuación de las deudas
de las grandes empresas y a cargo del conjunto de la
sociedad.
Entonces, lo que hay es un debate muy fuerte en el poder
económico sobre dolarización y devaluación.
Los ganadores fueron los que planteaban la devaluación. Y
desde entonces hasta ahora los perdedores en el bloque de clases
dominantes han intentado recuperar un lugar en el ciclo de
negocios. Para que se entienda: si uno de los perdedores, de
acuerdo a lo que decíamos antes, fueron los bancos y las
empresas privatizadas, piensen a un año y medio de la
devaluación qué es lo que ha pasado con estos dos
sectores.
Uno: los bancos han recompuesto la situación de
profundísima crisis en la que estaban desde diciembre del
2001. Si en diciembre o en enero del 2001 la imagen era de
ahorristas golpeando las puertas y la gente queriendo que se
levanten los feriados cambiarios para retirar los dineros
allí depositados, ¿cuál es la
situación actual? Es de tendencia a la normalización del sector financiero. Esto
no quiere decir que el sector financiero tenga los mismos niveles
de ganancia que entonces, pero hoy el que tiene dinero
depositado en los bancos no lo retira; y el que tiene algo de
dinero, progresivamente lo va volcando al banco. Es decir, se
empieza a restablecer el ciclo de negocios de los bancos. Y los
bancos han ido resolviendo esta ecuación con subsidio o
financiamiento
del conjunto de la sociedad. Si ustedes estudian las cuentas
provistas por el Ministerio de Economía o por el Banco
Central, la deuda externa
argentina creció en el 2002 veintiún mil millones
de dólares para resolver la crisis financiera. Ése
es el costo en los bonos entregados a los ahorristas y a los
bancos para compensar la pérdida de esa crisis.
¿Quién pagó, por lo tanto, la
crisis bancaria? La crisis bancaria, entiéndase como
crisis en los bancos, pero también crisis en los
ahorristas; y no estoy hablando de si tienen razón estos
ahorristas, aquellos ahorristas, estos bancos, aquellos bancos,
no, simplemente quiero ver que hubo una crisis y que la
pagó el conjunto de la sociedad. Es decir, se
socializó el restablecimiento del ciclo de negocios del
sistema bancario
por parte del conjunto de la sociedad argentina. Ésa es la
tarea que le ha tocado al gobierno que se está yendo el 25
de mayo: restablecer los negocios del sistema
financiero; y ése es un tema clave, puntual, planteado
en las negociaciones con el Fondo Monetario
Internacional. Todavía queda una parte pendiente; y el
Fondo Monetario Internacional está planteando que el
gobierno que se va intente en esta semana –queda un solo
día hábil y si no lo resuelve será el primer
tema a exigirle a Kirchner- que cierre el tema de
compensación a los bancos. Es decir, más bonos que
se descargan sobre el conjunto de la sociedad para resolver el
ciclo de negocios de los bancos.
Y las privatizadas, que es el otro sector que
pedía dolarización y que perdió,
también tiene bastante resuelto su ciclo de negocios,
porque en el momento de mayor efecto de la crisis la
pérdida había sido de uno a uno a casi de
uno a cuatro. Ustedes piensen que el dólar
llegó a 3,95 en junio del 2002. Bueno, muy bien, ya no
está a cuatro el dólar, sino que está cerca
de los tres pesos, pero incluso más bajo, en torno a 2,80 en
los últimos días, en el último mes; y por lo
tanto, las privatizadas mejoraron relativamente el peor momento,
que era junio del 2002. Han recompuesto rentabilidad
desde elpeor momento a mediados de 2002. Ustedes se acuerdan que
presenté un trabajo en la Federación en junio
pasado que se llamaba "Seis meses en picada", donde
estábamos hablando de esos seis meses que eran los peores
seis meses luego de la crisis de diciembre de 2001. Desde
entonces para acá, las empresas privatizadas han mejorado
su facturación en relación con la cotización
de la divisa y tienen pendiente de resolución un tema que
ha avanzado mucho y que es la cuestión de las
tarifas.
Cuando digo que han avanzado mucho, es porque han
logrado un consenso bastante importante a nivel gubernamental y
una presión
del Fondo Monetario para que haya incremento de tarifas de
servicios
públicos, como también una de las primeras
medidas que van a exigir al próximo gobierno. Si uno
piensa cuál va a ser una de las primeras medidas
antipopulares que puede llegar a tomar el próximo gobierno
es precisamente el incremento de las tarifas. El ministro de
economía –declaraciones que están en los
diarios- insiste en que su deseo era que él siguiera
manejando las tarifas –tema que ahora se iría para
el Ministerio de Infraestructura, de Planificación y de Servicios-,
pero Lavagna estaba planteando un proyecto de ley para que el
incremento de tarifas no se vuelva a caer, como se ha
caído varias veces al ser planteado por decreto. Es decir,
plantearlo por ley. Pero el tema está fuertemente
instalado.
Por lo tanto, desde el punto de vista de las clases
dominantes hubo un debate:
dolarización/devaluación. Ganaron los devaluadores,
pero los perdedores, los dolarizadores, han ido recomponiendo su
situación en este período de tiempo que se viene
desarrollando, y obviamente vienen por más, pretendiendo
que el nuevo gobierno que empieza a partir del día lunes
resuelva un conjunto de temas pendientes que se vienen. Por eso,
piensen cuando Ratazzi, el presidente de la Fiat, le dice al
nuevo presidente: "Esperamos que sea más como Lula que
como Chávez". ¿Por qué? Porque Chávez
estaría pasando la primera mitad de su gobierno. Ya
pasó una primera etapa de su gobierno y ya se le generaron
condiciones en Venezuela para
intentar modificar las condiciones de funcionamiento
económico del país, y por lo tanto empieza a atacar
aspectos estructurales de la economía de Venezuela. Tema
uno: el tema del petróleo, por ejemplo. El gran look
out patronal en Venezuela fue contra la empresa
petrolera. Lula está recién en su primera etapa de
gobierno, -llamada por ellos "etapa de transición"- no
quieren tocar deliberadamente nada de los aspectos
económicos sustanciales. Si leen el diario de hoy, ayer
Brasil
ratificó su política ortodoxa en materia
económica de tasas de
interés y esto le genera toda una crítica
de izquierda del PT, de muchos sectores populares, porque sigue
Brasil sin hacer cambios en su política
económica y ratificando una política ortodoxa.
Si le queremos creer a la estrategia del
gobierno brasileño, el gobierno brasileño nos dice:
"Esto es una transición hasta que generemos las
condiciones políticas
para producir los cambios económicos necesarios". Por eso
se orientan con declaraciones que los acercan a la región,
particularmente a la Argentina e insisiten en el combate a la
pobreza, pero
las tasas de interés
suben y caminan en un sentido aceptable para el FMI, el poder
económico y los acreedores externos de Brasil. Es por eso
que los grandes empresarios argentinos –el poder
económico en la Argentina- dice: "Nosotros queremos que
pase lo que pasa en Brasil y no lo que pasa en
Venezuela".
Pero yo hago esta diferenciación para entender
que el momento político de Venezuela es distinto al
momento político de Brasil. Lo que no quiere decir para
nosotros justificar a Brasil ni justificar a Venezuela. Las
condiciones de Venezuela y de Brasil responden a cuestiones
internas -e incluso también internacionales- que hay que
considerarlas. Pero aclaro esto para que no seamos simplistas en
cualquier análisis de coyuntura.
(Algunos de los presentes hacen consideraciones sobre el
impacto de la devaluación en la reactivación o no
de las economías regionales y las posibilidades de mejora
del ingreso de los sectores populares)
Lo cierto es que en esa etapa de crecimiento de Menem
-que es en la primera parte de la década de gobierno- no
hubo distribución del ingreso. Es decir, pese al
gran crecimiento de la economía en la primera presidencia
de Menem, no hubo distribución del ingreso. La torta no se
repartió. Por eso decíamos antes que el hecho de
que la economía crezca es mejor para una demanda de
reparto, pero no necesariamente con economía en
crecimiento se reparte. Se reparte en función de
quien tiene fuerza. Esto
es lo importante. Hay que ver los fenómenos regionales en
el marco global, porque así como no se puede pensar la
Argentina al margen del mundo, tampoco puede pensarse ni Salta,
ni Misiones, al margen de lo que pasa en general en el
país. Hay que tener una visión integral de lo que
acontece.
Entonces, respecto a lo que veníamos diciendo,
quiero incorporar a la realidad otro dato más de este
ciclo de crisis que viene del ´98, y que es un tema que
genera muchas expectativas de acuerdo a lo que veníamos
hablando de Venezuela, Brasil y Argentina y que es el tema del
MERCOSUR.
El MERCOSUR empieza en el ´91. En realidad,
empieza en el ´85 con las negociaciones Argentina-Brasil.
Pero si uno toma el ciclo ´91 hasta la actualidad, el
MERCOSUR tiene un crecimiento espectacular hasta el ´98. El
dato -se los doy brevemente-: en el ´93, el trece por
ciento del comercio exterior del MERCOSUR era entre los
países del MERCOSUR. El resto era con otros países
del mundo. Este trece por ciento se transforma en el ´98 en
el veinticinco por ciento, y por lo tanto baja al setenta y cinco
por ciento el comercio de todo el MERCOSUR con el resto del
mundo.
En el 2002, la parte que comercia el MERCOSUR baja al
once por ciento. O sea, baja al piso histórico de cuando
el MERCOSUR empezó. En el medio sobrevino la
recesión argentina, empezada en el ´98, la crisis
del real del ´99 y la crisis argentina del 2001. Por lo
tanto, pese a estar en el peor momento, el 2002/3, también
hay una cantidad de señales, de voluntades y de referencias que
indican que el MERCOSUR tiene una oportunidad histórica
para su relanzamiento, no sólo por declaraciones de
Brasil, o de Argentina -el anterior y próximo gobierno-,
sino también por la voluntad expresa de Venezuela de
plantear su incorporación al MERCOSUR, o de profundizar la
relación de la Comunidad
Andina de Naciones con el MERCOSUR, con lo cual ahí
tenemos otro elemento importante para analizar la coyuntura. No
sólo en el sentido de que la tendencia del comercio
regional viene en baja, sino que hay elementos de voluntad
política para generar una integración de manera diferenciada. Me
parece que ése es un tema importante.
Pero también estamos obligados a pensar
críticamente qué es, o qué significa el
MERCOSUR para la Argentina. El cincuenta por ciento de las
exportaciones de la Argentina hacia el MERCOSUR lo definen tres
sectores monopólicos: industria
automotriz, industria del combustible –petróleo–
y el agro. Los tres sectores altamente monopolizados. Tres
sectores que no son fuertes generadores de empleo y que tampoco
trasladan salarios
crecientes a sus trabajadores. Es decir, que el efecto derrame de
eso no necesariamente se socializa. El negocio exportador mejora
la renta apropiada por esos sectores exportadores.
¿Qué estoy diciendo? Es oportunidad por el
MERCOSUR, pero si el MERCOSUR sigue siendo el mismo MERCOSUR que
siempre, es un MERCOSUR al servicio de
los grupos
monopólicos, de los sectores más concentrados, y
atención que hemos mencionado a tres sectores productivos.
Mucha sociedad argentina se entusiasma con el discurso
gubernamental de que se abandona una alianza con los sectores
especulativos y se va a una alianza con los sectores productivos,
en la imagen que esa alianza es favorable para la
población. Pero atención, que no necesariamente el
capital productivo es más benévolo que el capital
especulativo, porque para hablar de capital productivo en los
casos que estamos hablando, las terminales automotrices no son
ninguna ONG de
solidaridad, de beneficencia. Las empresas de combustible
-hablemos claramente-, Repsol -YPF en primer lugar-, Petrobras
también, Esso o Shell, los que dominan el
petróleo en la Argentina y en el mundo, no son
empresas de beneficencia ni mucho menos. Y con respecto al agro,
si bien puede haber alguna cooperativa de
productores de tabaco, o de
poroto, o de yerba, o de lo que sea, no nos engañemos, al
agro argentino lo dominan cuatro grandes concentradoras de los
paquetes tecnológicos de semillas, híbridos,
etcétera, que manejan tanto los insumos para el agro como
la comercialización de la
producción.
Entonces, nosotros tenemos que agregarle complejidad al
análisis. No nos alcanza con que la economía
crezca. La coyuntura no es sólo analizar qué pasa
con el poder económico, sino también ver qué
pasa con nosotros. Y cuando decimos "con nosotros" tenemos que
ver también que empezó un ciclo de resistencia en
el ´97 en Plaza Huincul y Cutral-Có, pero tengamos
en cuenta que el ciclo de resistencia del ´97 que vino
permanentemente en ascenso hasta diciembre del 2001, e incluso yo
me animo a decir que el ascenso de las luchas sociales llega
hasta junio del 2002, cuando se da la represión seguida de
muertes en el Puente Pueyrredón. Hasta ahí era el
momento donde todo era acumulación. Suman asambleas,
piquetes, CTA, FRENAPO, Consulta Popular, pónganle los
nombres y acontecimientos que ustedes quieran, pero todo eso es
una etapa de crecimiento, de expansión del ciclo de
resistencia que tiene distintos momentos, pero que no
resolvió en todo ese período la construcción de alternativa
política. Ese es el déficit principal en esta
etapa.
Yo quiero que pensemos que el tema central que
planteó el congreso de la CTA el año pasado es que
en la Argentina no había una alternativa política.
Y en el nuevo periódico
de la CTA que acaba de salir hay un artículo de
Víctor Mendibil que sería conveniente que los
compañeros lo puedan leer, para que podamos trabajarlo,
porque en muy poquitas líneas está planteado
-página 14- que los desafíos para el movimiento
obrero es construir una central de trabajadores -un tema que no
está resuelto todavía- y contribuir a construir el
movimiento político para la nueva sociedad.
Es decir, si los trabajadores no resuelven crear un
movimiento político, no habrá perspectiva de
solución, y en todo caso la coyuntura va a tener una
salida, porque toda coyuntura siempre tiene una salida. No se
vive eternamente en crisis. No se vive eternamente en debacle. No
se vive eternamente en caos. Siempre la crisis tiene una salida.
El tema es que la salida puede ser de acuerdo a lo que quiere el
poder económico o puede haber una salida de acuerdo a lo
que demandan los sectores populares, los sectores subalternos,
los trabajadores, los pequeños productores, los
pequeños empresarios, los explotados, póngale el
nombre que quieran. Siempre están esas dos perspectivas de
salida.
Lo que subsiste en el movimiento popular es una
importante fragmentación; y yo lo que quisiera dejar
planteado en este tema para que lo pensemos es que el gran ciclo
de resistencia empezado en el ´97 y continuado en esos
años, fue apropiado políticamente por la Alianza en
el ´99, con todo el clima cultural
que había de que se acabe el tiempo histórico de
Carlos Menem. Y yo quiero que pensemos si en toda esa etapa de
luchas históricas -que en el ´99 fue apropiado
políticamente por la Alianza, piensen en los
últimos quince días- no se ha generado
también una expectativa en la sociedad con el mismo
contenido de rechazo a Menem y que explica la razón de la
renuncia y el retiro de Menem de la segunda vuelta, la que
debió haber sido el domingo pasado (18/05/03) y que genera
expectativas y hoy ustedes ven las encuestas en
los diarios y por lo general hay encuestas muy benevolentes para
con el gobierno. Esto está mostrando de nuevo expectativas
en la sociedad. Yo no quiero ser agorero de expectativas. Creo
que no tenemos que ser agoreros de expectativas. En todo caso lo
que trato de reflexionar con ustedes es que pensemos cómo
se trabajan algunos temas psicológicos, sociales,
culturales, para generar determinadas expectativas en el tiempo
que se avecina.
Yo dije que el ciclo de resistencia tiene su punto
más alto hasta los acontecimientos en el Puente
Pueyrredón, y es desde allí donde el gobierno, como
expresión de las clases dominantes del poder
económico en la Argentina, encuentra un punto de salida de
su crisis y que es la convocatoria anticipada a elecciones; y la
convocatoria anticipada a las elecciones fue empezar a construir
el camino de la normalización del régimen
político.
Piensen que en junio del 2002 lo que estaba muy
instalado es que se vayan todos; y nosotros como parte de ese
"que se vayan todos", con movilizaciones muy importantes
aún en agosto y setiembre del 2002. Pero nosotros, a esta
altura ya estamos a unos cuantos días de las elecciones de
abril, estamos a muy pocos días del 25 de mayo, y nosotros
sabemos que hubo cierta recomposición de normalidad
política en la Argentina, que la crisis subsiste pero que
el poder económico está intentando restablecer su
ciclo de negocios, que algunos logros ha obtenido y que alguna
legitimidad política están planteando. Es
más, me parece que quien mejor lo plantea
políticamente es Julio Bárbaro. Hace poco, en un
programa de
televisión
que compartimos con Julio Bárbaro -del kirchnerismo-
planteaba que ya estaba resuelta la crisis política de la
Argentina. Yo creo que se equivoca pero lo dice bien. Dice:
"Kirchner es expresión del centro político de la
Argentina". Y se ha formado una derecha, que es López
Murphy; y se ha formado una izquierda, que es el ARI; y se han
derrotado las "ultras". La ultraderecha es Menem y la
ultraizquierda, bueno, es la izquierda, con lo cual el sistema
político está normalizado en estas tres
variantes: Kirchner al centro, López Murphy a la derecha,
Carrió a la izquierda. Todo debe transitar por esos
carriles. Lo demás no entra. Es parte de la marginalidad.
Así razonan.
El problema es ¿dónde nos ubicamos
nosotros en ese esquema? Yo digo que en ese esquema quedamos
afuera, y por lo tanto lo que tiene que interesar es encontrar
nuestro lugar como movimiento popular al margen de esas
identidades políticas que definan la esencia del poder
político de las clases dominantes en la Argentina. Por eso
es importante este artículo de Víctor, no
sólo porque lo diga Víctor, sino porque tiene que
ver con la posición que la propia Federación
Judicial fue tomando en este camino, que tuvo sus matices
respecto de las propias decisiones que tomó la CTA sobre
la eventual segunda vuelta, por ejemplo. La Federación se
pronunció en un comunicado de autonomía e independencia
de las fracciones que disputaban la presidencia. No fue un
pronunciamiento similar al de la propia CTA. Después
está lo que cada uno hace o hizo, lo que cada uno hace es
otro problema, pero estoy hablando de qué importancia
tiene que como cuerpos colegiados se asuman posiciones plurales,
contemplativas, de análisis más general, sin
prejuicio de
lo que después cada uno haga, lo que cada uno
hace.
Me parece que ése es un tema importante, el ver
nosotros cómo estamos, porque la crisis subsiste, porque
el poder económico va recomponiendo su perspectiva de
salida, porque nosotros seguimos fragmentados; y la misma prueba
es que si miramos adentro de la CTA, dentro de la propia CTA hay
distintas ofertas políticas que los propios integrantes,
miembros de la CTA fueron asumiendo; y eso traba la perspectiva
de un mayor desarrollo,
como central autónoma, independiente de los partidos, de
las patronales, del Estado, y la perspectiva de construir un
movimiento político de carácter alternativo, que sigue siendo un
desafío para nosotros.
Y termino señalando que el gobierno que asume el
próximo lunes, bueno, tiene una cantidad de señales
que podríamos llamarlas positivas, o sobre las cuales
nosotros podemos apoyarnos para empujar; por ejemplo:
- el hecho de que Kirchner, como gobernador de Santa
Cruz, en su momento fue parte del proceso de consulta popular,
que implicaba una disputa por la distribución del
ingreso, y que su principal discurso en estos últimos
días apunta al tema de la distribución del
ingreso, nosotros creo que deberíamos retomar con mucha
fuerza aquel programa levantado en diciembre del 2001, de lucha
contra la pobreza, de distribución del ingreso, y
sería muy bueno impulsar ahora una consulta popular
avalada oficialmente para que se convoque a la ciudadanía argentina a fin de ver si es
posible resolver el tema de la pobreza tal como lo planteamos
nosotros en diciembre del 2001. - Pero en el mismo sentido podemos levantar la bandera,
si la apuesta gubernamental es por el MERCOSUR y no por el
ALCA; y hubo
conversaciones con Brasil para patear el ALCA -que en vez de
empezar en el 2005, empiece en el 2007-, ¡qué
buena oportunidad para empujar la campaña de lucha
contra el ALCA!, que nosotros hace rato que estamos, pero que
se le daría un fuerte impulso, una convocatoria oficial
que pudiéramos hacer durante este año para que el
pueblo argentino se esclarezca sobre qué cosa es el
ALCA, sobre por qué no al ALCA, que dicho sea de paso,
los compañeros de Esquel están convocando para la
primer semana de julio a una gran concentración: no a la
mina, no al ALCA, no a diversidad de cuestiones, que
sería bueno, sin perjuicio de la participación de
los compañeros de Esquel, que la Federación pueda
estar presente de alguna otra manera en esa oportunidad. Pero
presionar al gobierno para que haya un trabajo oficial o
semioficial en impulsar una campaña contra el ALCA y que
nos ponga en la perspectiva de un MERCOSUR
distinto. - Pero lo tercero, si hay un planteo del actual
presidente sobre el tema de la Corte Suprema de Justicia,
bueno, también retomar toda la campaña nuestra,
histórica, que venimos planteando de remoción de
la Corte Suprema de Justicia, y que expresamos como aliento a
un movimiento político por otra Justicia. Nosotros
veníamos hablando de un movimiento político para
remover a la Corte Suprema de Justicia y alentar una reforma
que tenga en cuenta las necesidades populares y no la seguridad
jurídica del poder económico tal como plantea el
Banco
mundial y las clases dominantes locales. Hoy, una de las
editoriales del diario La Nación levanta que
Béliz va a ser centro de la reforma de la justicia, que
uno de los temas que está trabajando rápidamente,
como nuevo ministro de la justicia es el tema de reforma de la
justicia que creo para nosotros es un tema clave, como
así también meternos y presionar
fuertemente.
Yo diría que estas son las tres líneas de
lo que se podría llamar aspectos que aparecen como
positivos y que entroncan con nuestro plan de trabajo y
que deberíamos empujar desde la Federación, desde
la Central de Trabajadores Argentinos y desde los ámbitos
en que estemos.
Pero también tenemos que tener en cuenta que lo
primero que va a tener que hacer el nuevo gobierno es retomar la
negociación con el Fondo Monetario
Internacional; y la renegociación con el FMI es porque el
acuerdo que tiene con el Fondo vence el 31 de agosto, y a partir
de setiembre hay que retomar los pagos a los organismos
internacionales. A la Argentina por ahora le está yendo
relativamente bien -ustedes me entienden lo que quiero decir con
"relativamente bien"- porque no está pagando y eso genera
superávit fiscal
primario (antes de pagar intereses). Cuando tenga que empezar a
pagar a los organismos financieros, y más aún a los
acreedores privados en default, la situación se complica.
Y el acuerdo con el Fondo es en primer lugar pagar. Pero no pagar
en setiembre, en octubre. No, de acuerdo al último
documento que hay, es pagar hasta el año 2050. Si les
quedan dudas, la Argentina tiene compromisos hasta el 2050. Se
pueden generar condiciones para pagar, y pagar la deuda es dejar
de atender algunos otros gastos que
nosotros quisiéramos que el Estado no
resigne, tal como empleo, salud o educación o
justicia.
Pero no sólo es pagar, también es
profundizar la reestructuración del capitalismo en
la Argentina. Eso es lo que habíamos dicho antes en
relación con el régimen bancario, particularmente
el Banco Nación.
Lean el diario de hoy. Hoy está anunciada -ya se hizo
público- la licitación pública para
consultores externos que ayuden a discutir el nuevo sistema de
gestión
del Banco Nación.
O sea, está en curso el proceso de capitalización,
de privatización parcial del Banco de la
Nación Argentina, que es un tema irresuelto desde
Martínez de Hoz. La ley de entidades financieras que rige
en la Argentina es de 1977. El objetivo de concentración,
de privatización, está vigente desde
entonces.
Por eso digo que no sólo es coyuntura de lo que
pasa hoy, de lo que pasa en estos últimos cinco
años, sino que estamos hablando de más de treinta
años, donde hay un objetivo que se viene cumpliendo
rigurosamente. El tema de las tarifas públicas va a estar
planteado con mucha fuerza por parte del FMI. Es decir, que hay
una presión por reestructurar el sistema económico
en la Argentina -el capitalismo argentino-, una forma muy
importante, muy reaccionaria para el conjunto de los
trabajadores; y lo que va a ir buscando en realidad es que se
normalice la situación de precariedad en la que han
quedado los trabajadores después de este ciclo
histórico más largo que el de la recesión de
cinco años, porque lo que está quedando de fondo
son los cambios que empezó la dictadura y
que profundizó el proceso democrático, sobre todo
con Menem en la década del ´90.
Y por lo tanto lo que queda pendiente en la Argentina es
una discusión de cómo remover todos estos cambios
estructurales. Hoy eso no está en discusión en la
Argentina. Y me parece que ése es el desafío para
nosotros: la coyuntura y una perspectiva estructural más
amplia. No se trata de cambiar una cosita o cambiar tal o cual
tendencia de la economía, sino que hay que cambiar la
orientación de fondo de la economía, de la
política, de la sociedad argentina. Si eso no se logra, la
Argentina va a seguir viviendo bajo el modelo
menemista, porque en definitiva lo que hemos tratado de decir es
que el menemismo continuó en el gobierno de la Alianza y
de Duhalde, y el menemismo puede continuar en el próximo
gobierno, aunque no haya pizza y champagne. O sea, no es un tema
de estas noticias
menores, sino que está vinculado a la tendencia de fondo
de la sociedad argentina.
Bueno, en este marco me parece que hay que mirar la
coyuntura, mirar la crisis y pensar en los desafíos que
nosotros tenemos por delante.
–La meta de
Lavagna era comenzar la renegociación de la deuda pero no
entiendo si es sin pagar o sin pedir plata fresca, ¿por
dónde venían las expresiones de deseo de este
hombre?
-Él no quiere que le pidan más
superávit fiscal. Ya tiene la Argentina superávit
primario, y el superávit primario es porque no está
pagando.
-Ah, por eso.
-Y entonces lo que Lavagna está haciendo es
ahorrando, está logrando un superávit primario y
acumulando reservas internacionales, sabiendo que eso es para
pagar. El superávit primario, comprometido desde el Fondo
y cumplido, es del 2,5 por ciento. Y hay presiones. El FMI quiere
que sea igual que el acuerdo con Brasil, que es del 4 por ciento.
Entonces, quieren llevar un superávit del dos y medio al
cuatro por ciento. Eso es un ahorro en el
año de siete mil millones de pesos. No se pueden pedir
préstamos internacionales, y por lo tanto hay que generar
condiciones de ahorro nacional. Al mismo tiempo, Lavagna, en
relación con Brasil -otra diferencia-, dice que el Estado
brasileño tiene para financiarse los aportes
previsionales, mientras que la Argentina los perdió en el
´94. Por eso es que Lavagna está criticando tan
duramente a Cavallo y la reforma previsional. Lavagna se
está vengando de Cavallo, dicho sea de paso. Le
está diciendo: "Bueno, ahí tienen, es ése el
responsable". Bueno, nosotros lo dijimos desde
siempre.
-Desde el ´91 que lo venimos diciendo.
-Es una victoria pírrica la nuestra.
Después de tantos años nos dieron la razón.
Pero, bueno, mientras tanto ahí se perdió el dinero, o
mejor dicho, ellos hicieron negocios y los trabajadores jubilados
siguen a la espera de una solución integral.
– ¿De dónde proviene el crédito?
– Bueno, al no tener el Estado argentino financiamiento
del exterior, la única posibilidad es volver a emitir
títulos que generan compromisos posteriores, con deudores
argentinos, porque, en realidad, ese crecimiento de deuda externa
que yo dije que era de veintiún mil millones para el
sistema financiero, se estima que va a terminar siendo algo
así como de treinta mil millones de dólares.
¿Qué es? Es compromiso a pagar a quienes tengan
esos títulos, porque, en realidad, yo –banco- hoy
recibo un bono de un Estado que está en default. O
sea, yo sé que en tanto banco estoy haciendo un mal
negocio, pero yo –banco-, después de todo lo que
dije, estoy haciendo trámites para que la economía
capitalista argentina funcione de una manera distinta en los
próximos cinco años, diez años, veinte
años, treinta años, de modo tal que cuando vaya a
cobrar mi bono, dentro de X cantidad de años, ese bono
tenga fondos. Con los bonos anteriores, ¿quién se
benefició? El que llegó hasta el final con los
bonos. ¿Qué hago yo, jubilado de ochenta
años, si me dan un bono a cinco años?
¿Qué sé yo si llego hasta los ochenta y
cinco? ¿Entonces, qué hago? Los vendo a un cuarenta
o cincuenta por ciento y, bueno, me compro lo que me tengo que
comprar, lo que necesito para vivir. El que se quedó con
el bono hasta el final, ése cobra la renta, la
acumulación, etcétera, etcétera, salvo que
en el medio haya una revolución. Bueno, también es
posible.
-Cuestión de días.
-No, no, cuestión de años.
-Ocho millones de días [Risas].
-Ojo, yo creo que en nuestro análisis nos sirve
tener un enfoque más global de la coyuntura. Nosotros no
nos movemos por la semana que viene, pero nos movemos por el mes
que viene, por el año que viene, y por los próximos
diez años. ¿O acaso nosotros venimos trabajando
para que la cosa cambie de la noche a la mañana? Estamos
trabajando por una sociedad distinta. Entonces, entender la
coyuntura es entender las tendencias, y para ver a qué
carro de la tendencia nos subimos, qué cosa
obstaculizamos, qué cosa empujamos, por dónde nos
movemos.
¿Qué hay de la reforma
provisional?
-Mirá, hubo una presentación
pública de la ministra de trabajo, con un planteo de
reformulación del régimen. Es uno de los temas que
está abierto para plantear ahora.
-Pero las AFJP fueron alcahuetear al Banco
Mundial…
-Bueno, no sólo eso, las AFJP todavía
tienen un planteo ante el Ministerio de Economía, que es
que la pesificación asimétrica afectó a las
AFJP. A las AFJP y a los fondos de capitalización, porque
-digamos- los trabajadores argentinos aportábamos pesos al
sistema de jubilación privada que eran equivalentes a
dólares, y resulta que ahora los resúmenes que
reciben los trabajadores son resúmenes en pesos, donde el
aporte hecho del ´95 al 2001 sigue siendo un peso.
Entonces ahí las AFJP dicen que les han metido la mano en
los bolsillos a los trabajadores. Y es cierto, pero las AFJP
están defendiendo su negocio corporativo, y por lo tanto
está en la justicia si va a ver una compensación
para con las AFJP también. Es un debate bastante
complejo.
Por eso digo que el tema de fondo es Cavallo y Menem -si
ustedes quieren-, Martínez de Hoz y la dictadura
militar. En la Argentina está muy fuertemente
instalada esa reestructuración regresiva del capitalismo.
El rumbo que nos metieron en el ´75/´76 es el rumbo
que se ha venido profundizando violentamente en tiempos
constitucionales. Y la Argentina no está saliendo de
ahí todavía.
Bueno, si nosotros, como parte del pueblo argentino,
resolvemos una correlación de fuerzas políticas
-eso es el movimiento político social-, si resolvemos una
correlación de fuerzas políticas para empezar a
rumbear para otro lado… "rumbear para otro lado" a lo
mejor quiere decir al estilo brasileño, a lo mejor no
quiere decir cambiar ya, lograr ya un aumento de sueldo. No, es
cambiar una correlación de fuerzas políticas para
empezar a empujar cosas distintas. Hay algunas señales que
podrían plantearnos en ese nivel: acercamiento a
Venezuela, Brasil, Argentina, e incluso con Cuba. Bueno,
marcaría un escenario latinoamericano totalmente distinto.
¿Esto es posible? Y puede ser. Pero también puede
no ser. O sea, que depende de las cosas que podamos hacer
nosotros.
Buenos Aires, 22 de Mayo de 2003
Julio Gambina
Centro de Estudios y Formación de la
Federación Judicial Argentina