Cuando los pacificadores apuntan,
por supuesto tiran a pacificar,
y a veces hasta pacifican dos pájaros de un
tiro.
Mario Benedetti
Los nuevos dispositivos de
poder
Miles y miles de indios…
Las noticias exageradas
La desconfianza hacia el
indígena
¿Vienen o no
vienen?…la amenaza, el miedo y los supuestos ataques
indígenas en la cultura del temor
A modo de conclusión:
araucanía… Los gritos silentes de un espacio en
mutación
Hasta hace pocas décadas atrás se pensaba
que el contacto mapuche-occidental estaba regulado
básicamente a través de la guerra y el
constante enfrentamiento. Dichos supuestos fueron alimentados por
las crónicas coloniales que dibujaron un
‘araucano’ indómito, belicoso
y a veces violento que resistía la ocupación de sus
tierras a manos de los extraños conquistadores1
1. Así, este marco interpretativo fue configurando un
espacio fronterizo que, desde la llegada de los conquistadores
hasta los primeros sobresaltos de la guerra de independencia,
tan solo había sido el teatro de una
lucha sin piedad en la que el salvaje y resistente araucano
había podido dar rienda suelta a sus instintos más
primitivos; la historia de las relaciones
hispano-indígenas se reducía, de alguna manera, a
la de la guerra.
En oposición a esta visión de la
Araucanía, se comenzó a desarrollar a partir de la
década de los 80’s en Chile una nueva corriente
historiográfica conocida bajo el nombre de Estudios
Fronterizo, que toma los postulados de Frederick Jackson
Turner y Walter Prescot Webb sobre la historia de pueblos
fronterizos en la configuración del oeste norteamericano,
llegando a la conclusión de que la guerra no había
sido la única modalidad del contacto entre
españoles y mapuche. En efecto, según los
estudiosos de esta corriente, se puede distinguir entre una
primera etapa claramente bélica (1536-1655) y una segunda
caracterizada por la convivencia pacífica (1655-1883) en
la que los contactos fronterizos y las instituciones
de frontera
(misión,
comercio,
parlamento, capitanes de amigos y comisario de naciones como
agentes pacíficos del poder español o
tipos fronterizos) sustituyeron paulatinamente a la guerra
de conquista y al contacto violento 2 2. El interés de
estos historiadores se volcó principalmente a la naturaleza de
los contactos fronterizos en una época de paz y las
transformaciones socioculturales a que dieron lugar.
Aunque estos trabajos se caracterizan por su gran
diversidad, hay sin embargo un una serie de hipótesis y conclusiones comunes a todos
ellos y que podríamos resumir de este modo: A partir de la
segunda mitad del siglo XVII, se instaura un periodo de paz o de
convivencia pacífica que deja atrás la antigua
lógica
guerrera. Esta paz es tanto el producto
histórico y lógico de los roces fronterizos y de
las relaciones de dependencias que, poco a poco, se tejieron
entre ambos sujetos como el resultado de una clara voluntad de
las autoridades españolas de establecer vínculos
con los indígenas en la medida en que la guerra de
conquista había fracasado. Dicha paz se apoya en varias
instituciones que expresan esta política de
acercamiento (misión, parlamento, comercio, intermediarios
sociopolíticos o tipos fronterizos) y se afianza
mediante un profundo proceso de
mestizaje y de una permanente e intensa circulación de
valores,
objetos, ideas e individuos.
Los conflictos
violentos que perturban esporádicamente la paz deben ser
interpretados en el marco de esa misma dinámica de convivencia pacífica, y
no como una reacción indígena a la voluntad hispana
de dominarlos. Los estallidos guerreros se explican esencialmente
en razón del desfase en el grado de desarrollo
cultural entre ambas sociedades : los indígenas no pueden
comprender normas de
conducta que
no corresponden a su estadio cultural (trabajo en las
minas para producir un excedente, voluntad de difundir la palabra
de un Dios omnipotente, política de reducción a
pueblos, etc.). Por último, la existencia de un espacio
fronterizo estable, en donde se afianzan lazos de dependencias y
en el que circulan cosas y personas, tiene como consecuencia
lógica la aculturación progresiva del
indígena y su asimilación pacífica a la
sociedad de
mayor cultura.
Dentro de este marco interpretativo, la misión,
el parlamento y el comercio se nos presentan como espacios
neutros del libre intercambio de objetos y valores. Sin embargo,
consideramos que, lejos de ser lugares de convivencia
pacífica o de paz, se trata de dispositivos de
poder, y que las relaciones políticas
entre ambos protagonistas, durante el segundo periodo
histórico (1641-1810), deben ser consideradas como una
prolongación de la guerra por otros medios
3.
De esta manera, y partiendo de los postulados del
antropólogo Guillaume Boccara, la historia de las
relaciones mapuche e hispano-criollos estaría marcada por
dos segmentos claramente identificables por los dispositivos de
poder con los cuales se reglamentaba al mapuche: El primero de
ellos lo denomina ‘el poder soberano y los dispositivos
concretos de la conquista : guerra y paz en la
Araucanía’, e iría desde el momento inicial
de la conquista (1545) hasta el primer parlamento de
Quilín en 1641, donde prevalecería la guerra
violenta y la paz esporádica y donde "se establecen
dispositivos de poder tales como la encomienda, la esclavitud, la
maloca, la expedición guerrera, etc." 4. Así mismo,
reconoce un segundo periodo que va desde la segunda mitad del
siglo XVII hasta fines del XVIII, en donde el dispositivo
disciplinario es aplicado por instituciones como los parlamentos,
los misioneros y los "tipos" fronterizos ya anteriormente
mencionados; es decir, ‘el poder civilizador como nuevo
principio de sujeción: evangelización,
política y comercio’, desde 1641 hasta la
época de la Independencia en 1810.
Sin embargo, con el correr de las décadas del
siglo XIX los dispositivos de poder van mutando al igual que la
Frontera. Las necesidades de extender la soberanía nacional y de configurar nuevos
espacios económicos, llevó al Estado chileno
a tomar el tema de la ocupación definitiva de la
Araucanía como algo primordial, y para eso nada mejor que
emplear nuevos dispositivos de poder, más acordes con la
ideología positivista de la nueva
burguesía comercial. Estos dispositivos se resumen en
cuatro categorías: el aparato legal, encargado de
regularizar tierras, límites y
derechos de los
habitantes de la Araucanía; el aparato militar de
conquista-ocupación, es decir un Ejército
permanente encargado no sólo del avance progresivo de las
líneas de Frontera; el orden del progreso,
traducido en el avance de las líneas de ferrocarriles,
telégrafo, caminos, puentes, etc.; y, los colonos,
principalmente extranjeros (europeos), quienes fueron poblando
los nuevos espacios fronterizos introduciendo la Araucanía
al sistema
económico capitalista, marcando el fin de la red indígena de
comercio (maloqueo y conchavaje)5.
LOS NUEVOS DISPOSITIVOS DE
PODER.
A los medios utilizados por el Estado y
las élites intelectuales
antes mencionados, se le suman una serie de elementos de corte
psicológico y social, presentes dentro de un nuevo
mecanismo tecnológico que viene de la mano con todos los
adelantos que la modernidad
traía a la vieja Frontera araucana: la prensa. Estos
dispositivos disciplinarios arrancan desde noticias e
informaciones que los articulistas (principalmente
políticos, hacendados, militares y comerciantes
fronterizos) van entregando diariamente a los periódicos
fronterizos y que llevan entre líneas aparatos de captura
y de control social que, a juicio de Michel Foucault,
actúan subterráneamente y se complementan con las
formas clásicas de ocupación (colonos, progreso,
militares y leyes); por tal
razón, es legítimo aseverar que el poder
disciplinario que se ejerce sobre los araucanos en la segunda
mitad del siglo XIX, no es un poder manifiesto, por lo cual
permanece oculto (como ejercicio efectivo del poder), frente al
poder legítimo del Estado, el que, "permanecería en
el aparato jurídico y sería reafirmado por los
códigos judiciales" 6.
Desde el mismo momento en que el Estado le encarga al
Coronel Cornelio Saavedra la misión de avanzar en la
ocupación definitiva de la Araucanía con la
refundación de la ciudad de Angol (antiguo centro del
comercio y del tráfico ganadero mapuche), aparecen
informaciones en la prensa que destacan el carácter guerrero del mapuche, algo que se
contradice con el indio libertario e inspirador de nuestra
Independencia.
"Mulchén, septiembre 30: El comandante Salvo
[…] asegura que los indios asaltarán tan pronto como se
principie el pueblo de Angol, lo que es mui probable, en
razón de que desde que se fundó Mulchén han
estado disgustados. Les envío esta carta con toda
prisa para que se publique con referencia, pues han empezado
las alarmas i es necesario pedir protección para
nosotros. ¡Quiera Dios que por la indolencia de nuestros
gobernantes no tengamos que sufrir!" 7 .
La refundación de Angol marcará un hito
dentro de la ocupación definitiva, puesto que introduce
los nuevos dispositivos de poder de corte socia y
psicológico que hacíamos mención
anteriormente, tales como la amenaza, el miedo, la
sujeción del poder disciplinario y el control social. Las
informaciones aparecidas en los periódicos claman de
impotencia ante las supuestas movilizaciones indígenas,
sus salteos y las alarmas que éstos provocan en los
fuertes y pueblos recién fundados. En definitiva estamos
ante una nuevo espacio de difusión de los intereses de los
dueños de los modos de
producción económica y social; ellos piden
mayor intervención en la Frontera, mayor protección
y que los campos se pueblen para así trabajarlos de manera
más productiva:
"La verdadera pacificación de la Araucanía
consiste en el aumento de la población. Los temores de que los araucanos
se subleven van desapareciendo poco a poco, y mientras se pueblen
esos campos más imposible se hará alguna intentona
de los indios." 8 .
Nuevos pueblos, nuevos campos cultivables, nuevas
gentes, nuevas estrategias de
conquista; a cada paso que se le ganaba a la línea de
frontera iban aumentando las necesidades que el Estado
requería, y eso muy bien lo sabían los habitantes
de Mulchén, Los Ángeles,
Angol Nacimiento:
"¿Por qué hai pobreza en
Arauco? Porque la casa que se arruina no se reedifica […] hai
pobreza porque la holgazanería ha echado hondas
raíces, porque los ladrones atentan diariamente contra la
propiedad,
porque nos faltan ciertas instituciones salvadoras."
9.
Si lugar a dudas, esas "instituciones salvadoras" van de
la mano con el avance de la tan bullada civilización:
policía, jueces, política, comercio… es decir, el
Estado en pleno.
"Hace siglos que se viene confesando que el araucano es
irreducible; que es difícil humillar su dura cerviz…
¡Herror! Los actuales indios araucanos no son ya aquellos
héroes que inmortalizó Ercilla en su poema; las
poblaciones de Angol, Mulchén, Quidico y Toltén lo
comprueban elocuentemente. Tenemos fe y confianza en los hombres
que dirigen los destinos de la Frontera, a su celo, a su
patriotismo apelamos para que reduzcan de una vez un territorio
que hasta ahora no es sino una anomalía en nuestro mapa."
10.
La prensa fronteriza para este periodo está
cargada de informaciones que para nuestro análisis hemos dividido en 3 secciones: la
primera, habla de la exageración de las noticias de los
ataques indígenas, poniendo énfasis en la
brutalidad de los asaltos y el salvajismo de los araucanos; la
segunda, trata sobre las noticias que hablan de la paz de la
inseguridad de
la vida en la frontera y de las necesidades vitales de sus
habitantes; y, la tercera, habla de un sinnúmero de
información de la prensa fronteriza, en
donde se pone en estado de alerta a la población civil y
militar, por los supuestos embates de los mapuche. Todo este
panorama informativo, que circulaba semana tras semana en la
frontera, generó una cultura del terror y la amenaza, bajo
la cual los habitantes de la Araucanía tuvieron que vivir
permanentemente.
La prensa siempre ha jugado un rol determinante dentro
de los distintos procesos
históricos de nuestro país; no sólo como un
elemento de difusión de la información, sino
también como canalizador de intereses (recordemos que la
prensa santiaguina juega un rol preponderante en los
acontecimientos que desembocan en la Guerra Civil de 1891, el
suicidio del
presidente José Manuel Balmaceda, etc).
El caso de la Frontera no es apartado de ese doble rol
de la prensa. Según la historiadora Carmen Norambuena, "el
papel que juega la prensa en el proceso modernizador de la
Araucanía es mucho mayor que el que aparentemente se le
podría atribuir [ya que es] un vaso comunicante de las
políticas nacionales y aspiraciones regionales [y] una
expresión fundada en la opinión
pública" 11. Siguiendo el análisis de la
historiadora, la prensa fronteriza en una primera instancia
"supera la tarea de informar, transformándose en el mejor
instrumento de educación refleja [ya
que] a través de su contenido es posible aprender a leer,
difundir garantías de los negocios,
llegar a electores, analizar los problemas
locales, estar al día del acontecer nacional y, por
último, conocer los esfuerzos por mantener en
circulación estos periódicos." 12.
No es de extrañar, entonces, que cuando nacen
estos periódicos en los pueblos fronterizos más
estables (Concepción, Angol, Los Ángeles, etc.),
sus primeras manifestaciones no pasen más allá de
"declaraciones de principios,
intenciones, objetivos,
destacando los asuntos que a su criterio son urgentes de abordar"
13. Sin embargo, con el correr de los años, la prensa se
centra en la urgente necesidad de adelantar el progreso moral y
material, la civilización y el desarrollo a la
región, expresado en la construcción de puentes, caminos, la
extensión de la agricultura,
el comercio, etc.
"No se trata pues de la adquisición de
algún retazo insignificante de terreno, pues no el faltan
terrenos a Chile [sino más bien] de abrir un manantial
inagotable de recursos en la
agricultura y minería;
nuevos caminos para el comercio en ríos navegables y pasos
fácilmente accesibles sobre las cordilleras de los
Andes… en fin, se trata de la civilización sobre la
barbarie, de la humanidad sobre la bestialidad" 14.
Paulatinamente, la prensa de la frontera promueve
la empresa
disciplinadora de la Araucanía a través de la
ideología del temor, el miedo y la amenaza; con la cual
exageran las informaciones y anuncian supuestos movimientos de
los indígenas y fomentan la sensación de
vulnerabilidad e inseguridad de los pueblos. Bajo esta
lógica, el imaginario salvaje y brutal del araucano que
encontramos en la prensa, va lentamente provocando el factor
psicológico del miedo a los habitantes fronterizos,
quienes se ven en la necesidad de exigir que las autoridades
correspondientes tomen inmediatas medidas frente a la amenaza
bárbara que representa el indígena.
Según la socióloga Elizabeth Lira, "la
existencia de una amenaza permanente produce una respuesta de
miedo crónico [el cual] se transforma en un estado
permanente en la vida cotidiana" 15; por lo tanto, una sociedad
regida por el miedo, transforma su vida cotidiana y provoca en el
ser humano la sensación de vulnerabilidad y angustia
constante, la cual sólo será superada hasta que la
amenaza desaparezca por completo 16 . Bajo este prisma, el temor
ocasionado en la Araucanía por las informaciones
intencionadas de quienes estaban detrás de la prensa
fronteriza, provoca irremediablemente que –junto con el
disciplinamiento clásico del aparato legal, militar,
colonos y la seducción del progreso- terminen por destruir
y aniquilar el mundo indígena; último
obstáculo para el progreso y la civilización de las
agrestes tierras del sur.
A nuestro parecer, la labor de control del poder y de
disciplinamiento en el siglo XIX es asumida por el Estado a
través de los mecanismos clásicos enumerados
anteriormente; donde las élites chilenas desarrollaron una
ideología de la ocupación, basada en argumentos
como los de raza superior, salvajismo indígena, etc., y
que se canalizó por medio del temor, el miedo y la amenaza
constante a los esforzados habitantes de la
Araucanía, el cual desarrollaremos a
continuación.
MILES Y MILES DE
INDIOS… LAS NOTICIAS EXAGERADAS.
Dentro de la lógica psicológica de la
construcción de un enemigo, uno de los argumentos
más utilizados –incluso hasta nuestros días-
es la exageración de la información de ese supuesto
enemigo se está entregando. Por ejemplo, hacia 1879 en los
periódicos santiaguinos se hablaba de los peruanos como
una raza inferior, bruta, enemiga de nuestro orden, etc.;
informaciones que a diario los cultos lectores asimilaban como
una verdad absoluta, frente a la cual la única forma de
dignificar el nombre de Chile era dándoles una sangrienta
guerra a los cholos insolentes. La frontera también
se vio envuelta por este velo de exageración y
desinformación, que exageraba los movimientos de los
araucanos, con la finalidad de promover el terror de sus acciones:
"…150 indios robaron hace cuatro o cinco días a
don Domingo Lagos y hermanos como trescientos animales vacunos
y 150 yeguas. Libraron únicamente 10 teguas. Este robo
sucedió en Cherquenco, como a dos leguas del fuerte
Collipulli, del otro lado del Renaico" 17.
Aquí, hay tres elementos de importante
consideración; un primer lugar, según la fecha y
lugar de la información, podemos deducir que se trata de
estancieros ganaderos establecidos hace muy poco en la
Araucanía, ya que el fuerte Collipulli, según los
datos
oficiales fue fundado hacia 1867 18; además lo más
significativo no es solamente el número de
indígenas que participa en la maloca (aproximadamente
150), sino más bien el objetivo de la
misma… el robo de animales; por lo que suponemos que es un
fuerte llamado de atención a las autoridades locales sobre
este inminente peligro que amenaza la zona.
"Sabéis que dos mil indios pasaron el lunes y
martes de la presente semana la fortificada línea del
Malleco […] robaron muchas ovejas, animales vacunos y
cabalgares y volvieron a pasar el Malleco el martes durante el
día, con 900 animales […] Cuando éstos
creían llegar libres a sus tierras sin oír el
ruido de las
balas, se les presenta el señor Jeneral Pinto, mata a 25 y
les quita cuanto habían arrebatado a nuestros
compatriotas. Trescientos hombres acompañaban a su
Jeneral." 19.
Aquí sorprende sustantivamente la cantidad de
indios que es capaz de traspasar las líneas que el
Ejército establece, pues hablamos de 2.000 individuos que
están poniendo en peligro la seguridad y la
paz de los habitantes. Sin embargo, tenemos otro argumento
significativo, que es el rápido accionar con el que
supuestamente actuó el General Pinto y sus 300 soldados,
ya que con esa cantidad pudo dar muerte a 25
araucanos y arrebatar el botín del robo. Quien tenga
acceso a esa información, no dudará en aprobar el
aumento de tropas para la Frontera. Como veremos a
continuación, la exageración a veces llegaba a
niveles más sensacionalistas:
"A dos leguas de negrete […] se encontraban esas
jentes en un estado lamentable, al amanecer del día
domingo muchos ranchos incendiados, dos cadáveres
pulverizados entre sus escombros, cuatro más utilizados
por las lanzas enemigas, seis heridos entre ellos se encontraba
una niñita de diez a once años, cuyos lamentos
desgarraban el corazón" 20.
Esta noticia, digna de la prensa más
sensacionalista de la actualidad, debió provocar miedo y
estupor en quienes la leyeron puesto que el accionar del
indígena es no sólo reprochable, sino más
bien devorador e inhumano. Dramatizar la información es
algo recurrente con tal de provocar la sensación de miedo
e inseguridad; según Elizabeth Lira este argumento provoca
el miedo crónico , donde "cualquiera puede verse
amenazado, no sólo los afectados directamente"
21:
"Por compatriotas llegados de la cordillera, se sabe que
una invasión de indios arribanos arreó con todas
las haciendas que había en las Barrancas,
después de matar a más de doscientas familias de
indios civilizados […] De los propietarios chilenos se dice
que los señores Palacios y Ferrada han perdido todas sus
haciendas que tenían invernando" 22.
La amenaza no sólo caía sobre los
esforzados chilenos, sino también en los indios ya
incorporados a la civilización, que era vistos como
yanacona o traidores. Mientras el Estado chileno enviaba tropas
para el norte en 1879, la Araucanía pasaba a ser una zona
bajo la inseguridad y el miedo producto del retiro de tropas.
Esta oportunidad, la cual fue aprovechada por algunas comunidades
y grupos mapuche
para intentar ofensivas a los puestos fronterizos, los que fueron
inmediatamente exagerados por las informaciones de
prensa:
"Tan pronto como el Escuadrón Maipú
salió para el Norte, los indios se dejaron hacer a
inmediaciones de Traiguén i se llevaron cuanto animal
encontraron a mano […] Una partida de 50 a 60 <ilegible>
salió a perseguirlos, pero provistos de tan pésimos
caballos que han quedado a su vuelta a la mitad del camino […]
Después de lo anterior, no seguiremos haciéndonos
ilusiones con la tan esperada paz de la frontera. El gobierno no puede
esponer las vidas de los pobladores de esos territorios
quitándoles como lo está haciendo sus necesarios
defensores" 23.
Lo anterior era un abierto llamado periodístico a
no dejar desprovista la frontera de las tropas necesarias para su
resguardo, a través del encarecimiento de la noticia,
donde se pone énfasis en la vulnerabilidad y desamparo de
los pueblos del sur.
"Los velicosos hijos de Arauco alentados por el
insentivo del robo y el pillaje, atacaron la plaza de Collipulli
con fuerzas numerosas, el pueblo desguarnecido casi se puso en
son de combate y atacó vigorosamente a los salvajes,
quienes dejaron treinta indios en el campo después de
haber muerto a trece personas […] Estos hechos piden a gritos
la total reducción de aquella canalla que asecha la hora
oportuna para traer el incendio, la desolación y la muerte a
los campos regados con el sudor de noble trabajo […] Ya es el
momento de concluir de una vez por todas con ese semillero de
ladrones que se llama la Araucanía" 24.
Este es un ejemplo fidedigno de cómo se utiliza
una información medianamente exagerada en su inicio, para
poder orientar después un discurso
disciplinador. La Araucanía bajo este régimen de
miedo, temor, inseguridad y amenaza estaba ad portas de su
sometimiento final.
Analicemos ahora una noticia de la prensa fronteriza que
resume y comprime muchos de los aspectos trabajados a lo largo de
los párrafos anteriores:
"En Lumaco han hecho los indios fechorías siendo
también atacados los fuertes de Peñalelvún,
Temuco i otros […] El número de prisioneros hecho por
los indios es considerable, habiendo quemado casas, robado
animales i destruido cuanto encontraron a su paso. El
número de víctimas hecho por los indios en Lumaco
pasa a dos mil […] Indios muertos mui pocos porque la
tropa carecía de municiones […] De los demás
fuertes nada se sabe por no haber comunicación telegráfica"
25.
En primer lugar, podemos encontrar los factores de miedo
y construcción de un enemigo en cuanto se menciona que los
indios roban y destruyen todo cuanto encuentran a su paso; en
segundo lugar, se recarga sustantivamente el número de
individuos que participó en este ataque (2.000);
también, se puede observar claramente el grito de auxilio
que se manifiesta en el llamado abierto a incrementar el poder
militar (armamento) armamento y promover la seducción del
progreso (telégrafo). El mismo mes, en Mulchén se
dio cuenta de la siguiente información:
"Como se anunciara en cartas
anteriores, los indios se han presentado en son de combate en
varios puntos. En Lumaco se presentaron en un número
considerable teniendo por resultado la muerte de diez indios y
tres paisanos nuestros, retirándose en seguida para
reforzar su número y volver a otro nuevo ataque […]
Después de haber resistido por un día y una noche,
se retiraron. Se calcula que de doscientas a trescientas
víctimas han hecho los indios […] El pueblo del
Imperial y Purén, se dice, han sido en su totalidad
destruidos. En Ñielol, también presentaron batalla,
pero tuvieron que retirarse después de haber dejado en el
campo como cuarenta muertos […] En Temuco ha ocurrido igual
cosa […] aquí dejaron cincuenta muertos" 26.
Este es un caso sobresaliente de cómo la prensa
exagera las informaciones en un triple sentido; primero para
demostrar la constante lucha entre civilización y
barbarie; segundo, para sembrar el miedo y la inseguridad en los
habitantes; y, tercero, para justificar la represalia que se
pudiese dar contra los insurrectos.
Según el sociólogo León Rotzitcher,
en el enfrentamiento psicológico de la guerra "la
desinformación del bando enemigo es algo recurrente y
efectivo, puesto que al aumentar las cifras de muertos y la
violencia
suscitada, se recurre al miedo social que frente al enemigo se
genera, provocando la justificación de la guerra
propiamente tal" 27 .
Como hemos visto hasta el momento, la Araucanía
no estuvo exenta del poder disciplinario del Estado chileno,
manifestado en la exageración de las informaciones
periodísticas, provocando el miedo, la inseguridad y la
amenaza constante. Pero no sólo la amplificación
provocó esos factores psicológicos, también
la desconfianza que sobre el araucano se tenía, como
veremos a continuación.
LA DESCONFIANZA HACIA EL
INDÍGENA.
La historiografía tradicional en torno a la
Araucanía hacia la segunda mitad del siglo XIX, a puesto
énfasis en señalar que "la convivencia fronteriza
había sido el verdadero factor de una integración iniciada en el siglo XVII" 28.
Bajo este nivel de análisis, se sostiene que los
denominados tipos fronterizos y las relaciones
pacíficas con los hispanocriollos, "prepararon la lenta
incorporación de los araucanos" 29. Sin embargo, y como lo
hemos demostrado a lo largo de esta investigación, el mundo mapuche del siglo
XIX, se vio envuelto en un imaginario negativo, lleno de
argumentos racistas y confrontacionales, que apoyados por una
ideología de la ocupación basada en el miedo, la
amenaza, y el temor constante, se manifestó a
través de organismos y discursos
disciplinarios, que terminaron por acallar y avasallar la cultura
Araucana existente hasta esa fecha.
El miedo que provocaba en las poblaciones fronterizas la
sola presencia de un grupo de
araucanos, era motivo suficiente como para argumentar y exigir el
inmediato exterminio de los indígenas de la zona. Como muy
bien lo señala Jorge Pinto, "matar al indio, enterrar su
rostro y apartarlo de nuestra mirada parecía la
solución mas sencilla [puesto que hasta incluso nuestros
días] el miedo de verlo aparecer cuando nos ponemos frente
a un espejo parece incomodarnos" 30.
"El 29 del mes pasado fueron convocados por el Coronel
Carballo y el Mayor Urrutia, los caciques dependiente del cacique
principal de Toltén, Millapí, con el objeto de
hacerles ver que el gobierno intentaba estender la
ocupación de la Araucanía por la frontera del
Malleco […] Tanto los caciques de Toltén como los de
Imperial hallaron justo el propósito del gobierno, sobre
todo cuando se les dijo que se iban a fundar por allí
poblaciones y fuertes con el objeto de evitar los robos y otros
crímenes […] ¡Ojalá esa amistad sea
sincera y permanente!…" 31.
Más adelante se señalaba: "…parece que
los indios han empezado a cumplir la promesa que hicieron de
apoderarse de todos los animales de los chilenos, con el fin de
indemnizarse de los terrenos de que el gobierno los ha despojado
para fundar pueblos" 32; así, el pensar que el proceso de
ocupación de la Araucanía no iba ser llevado a cabo
en instancias de paz y tranquilidad era sólo una
ilusión, ya que los indios cobrarían venganza
contra el Estado con todas sus fuerzas y bandolerismo. Otra
información señalaba lo siguiente: "La guerra que
hacen los indios, es pues vandalaje, guerra terrible y asoladora
que trae el desaliento y el espanto a los nuevos pobladores, y
que retardará en su marcha de progreso la tan deseada
colonización de la frontera" 33.
La desconfianza parte de un supuesto armisticio, en
donde dos o más partes en conflicto
establecen contacto y comunicación, ya sea para lograr la
paz o para rearticular las fuerzas en combate 34; y al parecer lo
que ocurrió en las últimas décadas del siglo
XIX en la Araucanía fue algo similar; ya que las paces
constantes a las cuales hace mención el historiador Sergio
Villalobos más que contacto fronterizo y comercial (que
sin duda alguno si lo hubo) lo que en realidad sucedía era
un reacondicionamiento, tanto de las fuerzas y modalidades de
ataque como de las de resistencia, el
cual se apoyaba (para el caso de los criollos) en la desconfianza
que se tenía de los indígenas:
"En la frontera nadie cree a los indios tranquilos, sino
esperando el momento de dar un golpe, ni menos se cree en la
amistad de los indios abajinos […] La esperiencia aconseja
desconfiar de ellos" 35.
La aprehensión que se tenía de los
indígenas era algo normal y generalizado, mas aún
cuando desde el otro lado de la cordillera Domingo Faustino
Sarmiento, en su obra Facundo, publicaba que "la flecha y
el arco se encuentran en todos los pueblos salvajes cualquiera
sea su raza, su origen y su colocación geográfica"
36,lo que demuestra que la República Argentina estaba en
pasos muy similares a los chilenos en cuanto a materia
indígena.
Mientras tanto, en Chile la prensa continuaba con sus
particulares informaciones: "Todas las noticias que estamos
recibiendo de esta parte de nuestros territorios toman cada vez
un carácter más alarmante, y todo lo que se ve
claro es que los indios han faltado a sus compromisos, siendo
nosotros el juguete de ellos" 37.
Llaman sugerentemente la atención dos cosas con
la cita anterior: primero, los compromisos que supuestamente
adquieren los mapuche con los chilenos, los cuales se remiten a
venta de tierras,
comercio de ganado, etc.; y, segundo, que la sensación de
que los indios pasan a llevar a los chilenos, haciéndolos
sentir como un juguete de su antojo, es un evidente
llamado a tomar otro tipo de acciones contra ellos.
Otra forma de desconfianza ante el indígena se
expresa en un periódico
de la siguiente forma: "Fue remitida el año pasado una
solicitud, firmada por los vecinos pidiendo una lei especial
contra el robo en la Araucanía, dicha solicitud existe en
la Secretaría de la Cámara de Diputados" 38. Sin
duda que el robo y el pillaje, que eran elementos ya
clásicos de los araucanos atormenta a los vecinos de la
frontera; ya que "sin una lei severa contra el crimen nada se
hará en la Araucanía; serán gastos sobre
gastos, inseguridad para los vecinos y colonos y nos rebajaremos
el nivel de la nación
más atrasada" 39. A modo de ejemplo, en el mismo
periódico se informaba que "seis criminales fueron tomados
prisioneros, resultaron cuatro culpables, dos inocentes, los
cuatro fueron pasados por las armas, los otros
dos puestos en libertad […]
Después de estos fusilamientos los crímenes
habían desaparecido como por encanto" 40.
Así, como ya habíamos hecho mención
a que la movilización de tropas a la Guerra del
Pacífico, había dejado a la frontera bastante
menguada, y que la prensa tendió a exagerar las
informaciones con tal de sensibilizar al gobierno para aumentar
los contingentes fronterizos, el reclutamiento
de tropas en el norte del país, pone en el tapete la
inseguridad que se debía tener de los ingratos vecinos
fronterizos, ya que "a medida que se disminuye el ejército
en la frontera, se aumenta la desconfianza no sólo
mercantil, sino que el terror a los indígenas, hace creer
que la existencia de esos pueblos es puramente efímera…"
41.
" La vida i los intereses en la provincia de Arauco
están en manos de esas turbas de bandidos que se aumentan
cada día más, especialmente desde el Biobío
al sur" 42; ésta era una consigna aparecida en el
periódico El Meteoro de Los Ángeles,
donde llama la atención que sólo se publicase ese
escrito, sin desarrollar el tema; pareciese mas bien una
declaración de principios que una información
periodística. Del mismo modo, otros periódicos eran
tanto o más directos en este punto: "¿Quién
no sabe que las cercanías de nuestros pueblos están
plagadas de ladrones y bandidos que son el azote de los intereses
y una constante amenaza a la vida de nuestros hacendados?"
43.
La desconfianza en los indígenas se
traducían en abiertos llamados a incrementar el
contingente policial en la Araucanía, ya que "esta plaga
que cada día aumenta en su número y se hacen el
terror de las poblaciones pequeñas donde no se cuenta con
una regular policía para llenar las exigencias a que
está destinada en las grandes poblaciones […]
aquí no se respeta las habitaciones, ni menos los
intereses; se abusa y se comete toda clase de
atentados contra ellos" 44. Miedo, inseguridad, desconfianza,
amenaza… el cuadro del disciplinamiento se va completando
lentamente.
Por otro lado, la paz era necesaria para poder
establecer de una buena vez el orden y el progreso en la
Araucanía, puesto que:
"…desde que los indios han principiado a robar, han
desaparecido del pueblo y por consiguiente los negocios de han
paralizado casi por completo […] mientras no se reestablezca la
tranquilidad los indios no vendrán a vender ni comprar
nada y la situación no cambiará lo que ocasiona
considerables males al comercio" 45.
La vida en la frontera cada día se hacía
más insoportable; tanto para los esforzados chilenos como
para los ilustres colonos extranjeros, puesto que "los bandidos y
asesinos se pasean durante la noche por las calles más
centrales de la población [Nacimiento], revólver en
mano y asestando balazos al que mejor les parece" 46. Un
fenómeno curioso aparece para esta fecha, ya que no es la
primera información de ese tipo en donde no se especifica
si los bandidos y asaltantes son o no indígenas
.
La inseguridad que los indios provocaban en la frontera
hizo que se empleasen diversos métodos de
captar la atención pacífica de ellos, por ejemplo a
través de la ingesta de vino, como lo señala esta
crónica de Mulchén:
"Se va haciendo insoportable la vida por estos mundos
por la poca tranquilidad que hay para vivir vecino de los
indomables araucanos, casi las más de las noches se dan
alarmas de salida de indios […] el día de ayer no
anduvieron menos de cincuenta indígenas entre hombres y
mujeres, gozando del producto de los negocitos que traen a vender
y las chichitas de uva les hizo el efecto que debe esperar todo
individuo que
bebe en demasía" 47.
Los pobladores de la época creían que con
el alcohol se
apaciguaban en parte las costumbres guerreras y salvajes de sus
inquietos vecinos. Nada mejor que tener tranquilo y apaciguado al
enemigo.
La falta de tropas en la frontera por la Guerra del
Pacifico, también es utilizada por la prensa para informar
y dar a conocer a los pobladores la desconfianza que se le
debía tener al araucano, al mismo tiempo que
(como ya hemos visto anteriormente) trabajaba como un abierto y
descomedido llamado a la ocupación final y al exterminio
del indígena:
"Ninguna confianza se tiene en la inestabilidad de
las nuevas líneas a consecuencia de la falta de tropas
suficientes y de la inseguridad de las vías de
comunicación […] Collipulli esta sufriendo día a
día con las continuas salidas de indios que barren y
destruyen sus campos, todo por la falta de tropas que detengan
las irrupciones de los bárbaros" 48.
Según Elizabeth Lira, la desconfianza es el
primer paso dentro de la construcción de un enemigo, cosa
que en este caso concuerda perfectamente con lo acontecido, ya
que -cabe recordar- que "en 1550 se inicia un proceso de
invasión europea que dio origen no a un contacto
propiamente tal, sino a un choque o enfrentamiento que se tradujo
en una guerra de conquista y una resistencia indígena, que
trastornan toda la región" 49, en donde los conquistadores
ya miraban con desprecio y desconfianza a los naturales, por lo
tanto "quedaron al margen de toda posibilidad de articularse al
proyecto
colonial" 50.
Esta desconfianza hacia "lo indígena" no
varió con el paso de los siglos; puesto que para la
segunda mitad del XIX la ambición y la necesidad de
tierras para articular la economía nacional,
hizo que se confundiera "el progreso con las formas de vida
alcanzadas en Europa Occidental
y [se percibiera] al indígena como una barrera que
impedía alcanzar esa meta" 51; por lo tanto la guerra de
ocupación y exterminio estaba justificada por si
sola.
Esta guerra de ocupación y exterminio no es
casual o fortuita. Se enmarca dentro de lo que hemos denominado
la "ideología de ocupación"; la cual estaba
orientada políticamente por los gobiernos de turno, e
ideológicamente por los empresarios criollos, los cuales
en su mayoría eran dueños de los distintos
periódicos de la frontera, donde plasmaban sus intenciones
y proclamaban la pronta ocupación del territorio. Por tal
razón nos atrevemos a argumentar que las informaciones
exageradas y la desconfianza abierta hacia el mapuche que se
encuentran en los escritos de prensa de la frontera, sólo
tratan de difundir el miedo y la amenaza entre los habitantes de
la Araucanía, para que los llamados al exterminio sean
cada vez mayores.
A continuación revisaremos otro aspecto
psicológico que tiene que ver con el miedo y la amenaza;
nos referimos a los supuestos ataques que los indígenas
estarían por acometer contra las poblaciones fronterizas y
los fuertes militares.
¿VIENEN O NO
VIENEN?…LA AMENAZA, EL MIEDO Y LOS SUPUESTOS ATAQUES
INDÍGENAS EN LA CULTURA DEL TEMOR.
Siguiendo el método de
análisis de los sociólogos Elizabeth Lira y
León Rotzitcher, la desinformación del enemigo en
la guerra psicológica es fundamental, puesto que garantiza
provocar la inseguridad y el miedo. Esta desinformación,
por parte de la prensa, se manifestaba también en el
anuncio de supuestos avances, movimientos y ataques de los
araucanos los que, sumados a la sensación de inseguridad
de la frontera y desconfianza ante "lo indígena",
provocaba el miedo crónico social en la población,
induciendo al gobierno a actuar con mayor dureza en el
propósito de la empresa
conquistadora de la Araucanía.
La Tarántula de Concepción
decía hacia 1867: "Personas que han estado en el fuerte de
Quirico, nos informan que los indios visitan con mucho
interés i frecuencia los fuertes de Toltén, que
hace presumir intenten algún golpe de mano […] Parece
que el indio de hoi no es el indio de la conquista, i nosotros no
somos contamos ahora con dobles recursos que los españoles
de esos tiempos […] Imposible sería que los araucanos
pudieran levar a cabo el mismo plan que
combinaron en otro tiempo para arrasar siete ciudades, por lo
contrario los indios reconocen cada día impotencia i se
resignan su suerte" 52. Esta es una muestra clara de
la intención regida sobre la Araucanía a principios
de la ocupación definitiva; donde el menosprecio es
evidente ante la sensación de poder que se podía
ejercer sobre los salvajes.
El miedo empezaba a entrar en acción… su puesta en marcha era cosa de
poco tiempo. Mientras el ejército se adentraba hacia la
línea del Malleco, llevando tras de sí a colonos,
empresarios y comerciantes, en Los Ángeles se daba aviso
de un desplazamiento indígena de gran magnitud:
"Se cree que de cuatro mil a cinco mil indios
están reunidos en las montañas de Chiguaigue […]
Los de Moquegua, Boroa y el Imperial están viniendo en
auxilio de los otros indios" 53; es decir, una cantidad
suficientemente significativa como para alarmar a toda la
frontera 54.
En el mismo periódico, poco tiempo después
se insistía en la posibilidad de ser atacados por un gran
número de indios: "Se supo por una carta […] que
había en las montañas de Chiguaigue una partida de
indios reunidos; que se había mandado a pedir fuerza y que
de Mulchén había salido el regimiento de Granaderos
levando caballos de refuerzo, lo que en efecto es verdad […]
Después se dijo que los indios en venganza de los
asesinatos cometidos en Huequén […] habían muerto
a unas mujeres y niños.
En tercer lugar, que se había robado a los indios una
manada de yeguas y que estos habían salido a rescatarlas y
se habían encontrado con los granaderos al frente…" 55.
Rumores tras rumores se va configurando la amenaza y el miedo
como objeto de dominación.
"El 21 llegó la noticia de que los indios
venían a dar un malón a los campos vecinos, y para
batirlos se hizo sacar algunos cañones fuera de la
población y se dispararon algunos titos a bala. Todos
creímos que esto sería fogueo o tiro al blanco;
pero después supimos que era para probar algunas granadas
que consideraban malas" 56.
Aquí se hablaba al principio de un presunto
malón; sin embargo, éste desaparece de la noticia
más adelante, transformándose en otro murmullo
más disfrazado de amenaza.
Los rumores para que sean efectivos deben ir
acompañados de elementos que los hagan verdaderos, como
supuestas terceras personas: "Se sabe ya por personas fidedignas
que los pehuenches se han reunido con los indios arribanos para
continuar la presente guerra […] Esta noticia es triste, pues
los pehuenches saldrán por diferentes puntos de la
cordillera y asolarán a la vez las provincias de Arauco,
Ñuble, Maule, Talca, etcétera" 57. Un supuesto
ataque demasiado exagerado….. pues TODO EL SUR corre
peligro.
La amenaza de los indios se transformó en una
constante de la prensa: "Ayer, como a las 3 o 4 de la tarde se
sintieron varios disparos de cañón, i hoi como a
las 8 o 10 de la mañana hemos sentido lo mismo;
parecía que el primer tiro había salido de Angol o
de los fuertes inmediatos; repitiéndose en los
demás hasta la ceja de la montaña […] Cuando
esto sucede, es una señal segura de alarma" 58; por lo
tanto ya se cuenta con un medio de dar aviso a los otros fuertes
de una posible amenaza…pero a su vez, surge un nuevo
método de inducir el miedo en la población: los
tiros sucesivos de cañón.
A medida que avanzaba la línea militar de
frontera y los colonos establecidos extendían sus
negocios, el ferrocarril y el telégrafo iban dando un
nuevo aspecto a la Araucanía; algo que se debía
cuidar y mantener. Por lo tanto, se hacía urgente que el
Estado tomara cartas definitivas en el asunto indígena,
que tanto malestar le había ocasionado a Chile durante el
siglo XIX. En el intertanto, desde Antuco los rumores
continúan:
"…los indios patagones i huilliches están
llegando al lugar de Añorquín, punto que han
elegido para la gran junta […] Los pehuenches sospechan, por
muchos motivos, una traición de aquellas reducciones,
puesto que el número es crecidísimo i bien armados"
59.
"Un amigo bien informado i que nos merece entera
fe nos ha asegurado que algunos caciques han avisado a sus amigos
de Collipulli que los indios se reúnen con el objeto de
verificar un gran malón […] Sabemos que se aprontan
tropas a fin de escarmentarlos como se merecen" 60.
Nuevamente, los supuestos informantes de los
periódicos le dan el carácter de fidedigna a la
información remitida; de este modo, rumor tras rumor, la
frontera se fue llenando de miedo, el cual se desembocó en
el uso de la fuerza. "Chile se presentaba así, una vez
más, como el continuador de la política colonial"
61, donde la armas eran el mejor método de
disciplinamiento.
"Gran amenaza en esta plaza -anunciaba otro
periódico- Hoy se recibió aviso que los indios
darán un malón en estas noches […] Mucho
descontento por la insuficiencia de tropas que han dejado en esta
sección […] Anteayer, los indios saltearon cerca de esta
población un buen piño de animales perteneciente a
un señor Figueroa i otros vecinos […] La tropa que
persiguió sólo encontró en el camino un buen
que se les quedó cansado a los ladrones" 62.
Las supuestas noticias nos llevan a deducir que los
ataques indígenas no solo afectan a los fuertes o
guarniciones grandes, sino también a pequeños
pobladores como ese tal señor Figueroa. Mientras tanto,
los exuberantes supuestos ataques vuelven a hacer
noticia:
"Cuatro a cinco mil indios huilliches,
pehuenches, patagones, araucanos, etc. […] acampan hoy frente a
los destacamentos argentinos esperando el momento oportuno para
dejarse caer sobre ellos y darles un malón jeneral de
horrible carnicería" 63.
Esta amenaza se podía ceñir perfectamente
sobre los campos fronterizos chilenos, cuya "horrible
carnicería" hubiese provocado el inmediato exterminio de
los salvajes; entonces… ¿porqué nunca se
llevó a cabo? La respuesta es que pertenecía a la
amplia gama de supuestos y presuntos ataques de los indios, cuya
finalidad era provocar el miedo, la inseguridad y la
intimidación constante de los habitantes.
Incluso dentro de ésta lógica cualquier
reunión entre caciques (cosa frecuente entre los
indígenas por los intercambios comerciales
interétnicos), era vista como un gran peligro para la
zona. Por ejemplo, desde Antuco se escribía:
"Mui alarmada la población por la noticia cierta
que tienen de que los indios pehuenches, huilliches i araucanos
han pactado una alianza […] se teme volver a sufrir los
dolorosos hechos de 1830 y 1831 cuando los indios atacaron
ferozmente esta ciudad" 64.
Esta información podría estar asociada a
la anterior, sin embargo, se le pierde el rastro a la noticia, ya
que no vuelve a nombrarse en ese periódico tal hecho. Ni
se confirma ni se desmiente, sólo es un supuesto
más.
Mulchén es otra plaza desde donde se
escribían supuestos ataques: "A última hora se sabe
por personas venidas de Collipulli que el jueves 13 del presente,
se recibió en esa plaza un telegrama oficial en el que
anuncian de Angol que se teme un ataque general a las
fronteras por la temible raza Araucanía" 65. Ese mismo
día se publicó otra noticia similar: "Se susurra
con insistencia que los indios están en vísperas de
salir a dar uno de sus acostumbrados malones, y, creo que
será verdadero […] Se anuncia que luego llegará
del Perú a Chile el regimiento de Cazadores y Zapadores,
con el objeto de venir a reforzar la nueva línea del
Cautín, lo cual sería muy conveniente para dar de
una vez una buena lección a los araucanos […] que en
estos días han venido a llevarse un ganado lanar y se dice
que los que salieron en su persecución […] se
encontraron con los indios los cuales les hicieron lo que debe
hacerse con esta raza: los mataron" 66.
Conforme se acerca la fecha de la ocupación
definitiva de la Araucanía, la prensa de Mulchén se
carga de este tipo de informaciones: "Se dice que los indios
quieren atacar a toda la línea del Cautín […]
Ayer llegó a ésta de Angol, una
compañía de Carabineros con toda la plana mayor de
escuadrón, con el fin de reforzar este pueblo, pues
había muy poca fuerza […] En la noche del mismo
día, legó el coronel Urrutia" 67. El miedo ya se
apodera de los habitantes de esta plaza, sin embargo, sus ruegos
de fortificar la línea de frontera son escuchados, y el
gobierno ordena el arribo a la zona del Coronel Gregorio Urrutia,
quien un año más tarde tomará
posesión de las ruinas de Villarrica.
El 04 de noviembre de 1881 se produce el último
gran levantamiento mapuche; el cual "pretendía impedir la
fundación del fuerte de Temuco y el avance de la
línea de frontera al río Toltén [donde] toda
la Araucanía fue sacudida por un gran malón y la
amenaza de una nueva unidad pantribal que incluyera a los mapuche
de la otra banda de la cordillera" 68.
La prensa lo registró de la siguiente manera:
"Los indios están en vísperas de atacar a toda la
nueva línea, y no se crea que son quimeras e ilusiones,
pues ha llegado comunicación de Toltén, en que el
jefe de aquel pueblo avisa de que tiene datos fidedignos de que
los indios están reunidos, con el objeto de invadir en una
hora dada, a toda la línea y que el número de
indios es muy considerable" 69. Sin embargo, "las operaciones del
ejército, los pactos que establecían sus oficiales
con algunos caciques y la muerte de Kilapán, terminaron
debilitando la resistencia militar […] Al fin, la derrota de
1881 fue casi la derrota definitiva" 70 .
La constante información de supuestos ataques o
movilizaciones de las comunidades araucanas se detuvo con la
derrota definitiva de 1883 en Villarrica; ya que, claro
está, los indios no representaban una amenaza para las
poblaciones fronterizas; por lo tanto no había
razón para seguir infundiendo miedo a través de la
prensa. Sin embargo, aún podemos encontrar este tipo de
información, claro que de manera disminuida o de
inmediato, desmentida y, como en muchos casos, ya no eran los
mapuche los causantes de esas alarmas:
"Mucho se ha hablado sobre un próximo alzamiento
de indios, i los ánimos se han preocupado mucho con tan
alarmante rumor; pero nosotros <ilegible> nos apresuramos a
desmentir tan infundado movimiento
[…] Sin embargo, hai voces que se empeñan por hacer
creer que efectivamente los indios de Villa-Rica i sus
alrededores están en principios de una
insurrección" 71.
Finalmente, un soldado escribía una carta
publicada en 1884: "Después de haber tomado una doble
guardia, porque ya estábamos en el centro de la zona
ocupada por los indios malos, era de temer un asalto a
cualquier hora de la noche, cuando no a los hombres, a los
animales" 72 .
A MODO DE CONCLUSIÓN:
ARAUCANÍA… LOS GRITOS SILENTES DE UN ESPACIO EN
MUTACIÓN.
Cuando los grupos de poder se han manifestado respecto a
los indígenas, "habitualmente lo han hecho pensando en sus
propios intereses y necesidades de legitimación" 73 ; y así como en la
Colonia el mito del indio indómito, que habitaba una
tierra "que no
ha sido jamás por rey regida ni a extranjero dominio sometida"
74 sirvió para justificar la guerra, la esclavitud y
solicitar recursos para mantener el ejército de frontera
75. En el siglo XIX, la elite que toma las riendas del
país una vez concluida la Independencia, encuentra en los
araucanos un sujeto cuyo pasado guerrero y libertario
debía reivindicarse, ya que "su lucha contra el
español entroncaba con la lucha por la
emancipación" 76.
Sin embargo, la situación cambió
radicalmente hacia la segunda mitad del siglo XIX, donde
según Jorge Pinto 3 fenómenos puntuales generaron
un escenario que se tornó cada vez más amenazante
para el indígena y el espacio fronterizo que lo cobijaba:
"la configuración de los estados nacionales, la
articulación de sus economías a los mercados
internacionales y la estrechez del mercado de
la tierra" 77.
Nace aquí el vuelco negativo en el imaginario del
mapuche… de héroe a villano; de gallardo y valeroso a
salvaje, bárbaro y animal. Un estereotipo que se
alimentó de la información de las crónicas
coloniales y que, apoderado del discurso positivista y
civilizador, fue tomado por las cúpulas de poder y
potenciado por historiadores, políticos y la
prensa.
La necesidad económica de ocupar la
Araucanía la hacía ver como la "parte más
bella y fértil de nuestro territorio […la cual,
estaba…] habitada por hordas salvajes que no tienen reparo
alguno en cometer actos de barbarie y brutal violencia" 78. Tal
fue la consigna del Estado chileno a partir de 1850; donde "la
sistemática penetración de los empresarios mineros
del carbón, la crisis
económica de 1857 y la presencia cada vez más
exigente de los inversionistas ingleses que estaban llegando al
país, obligó a desplazar la mirada hacia el sur"
79. Surge entonces la idea de avanzar la línea de Frontera
y de ocupar los campos de sur en pos del progreso y la
civilización. Para ello, "se construyeron caminos de
carreta, se explotó el bosque para proveer de maderas a
las faenas mineras, se abrió un mercado inmediato para los
productos
agroganaderos, etc" 80.
La idea de ocupar la Araucanía se apoyaba en la
ya mencionada convicción que los mapuche
"constituían una horda de salvajes, miembros de una raza
inferior incapaz de modificar sus costumbres y contra la cual era
legítimo emprender una campaña militar" 81. Aquel
imaginario salvaje que las elites tejieron sobre el araucano,
llega hasta el común de la ciudadanía a través de la prensa, la
cual no tiene reparos en descalificar a los indígenas con
términos como bárbaros, salvajes, perros, bichos o
"engendros degenerados que no poseen el menor sentimiento de
humanidad…" 82.
Esta concepción ‘bárbara y
salvaje’ de los indígenas durante el siglo XIX no
fue exclusiva de Chile, ya que la gran mayoría de los
estados latinoamericanos fueron influenciados por la corriente
positivista y evolucionista que desde Europa se difundió a
América
y que se apoyaba en la idea de que frente a ‘lo otro’
los occidentales representaban el orden, el progreso, lo
civilizado, lo culto, etc. Por tal razón, "los europeos a
lo largo del siglo XIX, todavía buscaban en todos los
rincones del mundo los testimonios de seres malignos ubicados a
medio camino entre el hombre y la
bestia" 83.
Si a esto le sumamos que en 1853, es publicada en
Francia la
obra de Joseph Arthur Gobineau Essai sur l’inegalite des
races humaines, la cual a parte de contener apreciaciones
acerca de la pureza y de la superioridad de las razas, influye a
muchos de sus contemporáneos, ya que planteaba en su
tesis central
que "la pérdida de la pureza racial por la mezcla de
sangres incidía directamente sobre la decadencia de los
pueblos" 84; así, para los intelectuales y hombres de
ciencia de la
época moderna, "los estudios sobre las razas aparecieron
como un instrumento neutro y objetivo para evaluar el atraso de
los grupos indígenas y encontrar posibles vías para
integrarlos o dejarlos fuera del espacio nacional" 85. En
Argentina, por ejemplo, Alberdi, Echeverría y Sarmiento
difundieron estas ideas a través de sus escritos, donde la
raza nacional podía ser depurada o mejorada sólo
con la venida de inmigrantes europeos 86.
En Chile, Benjamín Vicuña Mackenna se
encargó de poner este tema en el tapete. En 1868, el
entonces diputado por Valdivia señalaba en la
Cámara que los araucanos "eran enemigos de la
civilización, un estorbo para el progreso […y que…]
pertenecían a una raza que no formaba parte del pueblo
chileno" 87. Para es fecha, Cornelio Saavedra ya había
adelantado la línea de frontera con lo cual la
ocupación de Arauco se transformaba en una
realidad.
Las corrientes positivistas y evolucionistas del siglo
XIX ya habían transformado al araucano en un enemigo del
orden, la civilización y el progreso; salvaje, indomable,
belicoso, excluido del proyecto de nación
y, por ende, ausente en la historia de nuestro
país.
Según Eduardo Santa Cruz, la prensa es el reflejo
de una sociedad; por tal razón, el estudiar e indagar en
sus discursos es un medio fidedigno de conocimiento
del imaginario oculto de determinada sociedad 88; y siguiendo la
línea interpretativa de nuestra investigación, no
resulta difícil entender que en ella (la prensa escrita)
es factible encontrar las bases de lo que hemos denominado la
‘ideología de ocupación’, la cual se
caracteriza por la fusión
material y psicológica de distintos aparatos de
dominación, tales como: el aparato legal, el aparato
militar y burocrático, los colonos europeos y el progreso;
los que se llevaron a cabo bajo un enérgico
disciplinamiento hacia el mapuche que prescindía de la
miedo y la amenaza para condicionar y estimular el imaginario
negativo hacia el indígena en los habitantes fronterizos y
el país en general.
Según Max Weber,
"una cantidad de bayonetazos en el momento preciso genera la
cultura del temor, que es mas duradera que el bayonetazo mismo"
89; y pareciera que lo ocurrido en la Araucanía durante la
segunda mitad del siglo XIX no estuvo muy alejado de aquello.
Bajo esa acertada lógica, creemos que quizás la
ocupación militar y burocrática de la
Araucanía no hubiese sido tenido el mismo efecto si la
prensa no viese contribuido con los elementos psicológicos
de la amenaza y el miedo, los que contribuyeron de manera
significativa a alimentar en la población la desconfianza,
el temor y la angustia de ver en las nuevas comarcas al indio
salvaje y feroz.
Por tal razón, debían ser subordinados al
Estado bajo la lógica de la ideología de
ocupación; es decir, a través de leyes de
apropiación de tierras y de establecimiento de colonos;
del avance simultáneo y efectivo de las líneas de
frontera militar; de la seducción del progreso,
manifestada a través de vías de comunicación
tales como nuevos caminos, el telégrafo, el ferrocarril y
la
educación; y, por último, bajo la cultura del
miedo y la amenaza que el imaginario araucano provocaba en la
sociedad chilena de la época. Para la elite, los araucanos
eran un hecho del destino, un producto natural, por lo tanto, no
eran objeto de las ‘políticas de
población’, "las cuales estaban dirigidas hacia el
fomento de la inmigración europea, pues era un
sueño de la elite europeizar América, sueño
de blanquearse ella misma y de atraer los europeos, importando
con ello el color de sus ojos
y el secreto de su civilización" 90:
"¡Bienvenida sea la inmigración europea
porque aporta consigo el adelanto moral para nuestras masas
ignorantes; introduce entre nosotros prácticas
útiles i contribuye a cimentar la paz i la prosperidad, el
progreso en las instituciones i la libertad […] Salud a esa
inmigración que lleva consigo el estandarte de la igualdad, de
la fraternidad i el progreso universal" 91.
Colonos europeos bajo el alero de las leyes nacionales
de inmigración y apropiación de terrenos
baldíos; esa era la consigna. Los estatutos legales de
1835, 1845, 1852 y 1866 eran verdaderos golpes mortales a la
soberanía indígena sobre la Araucanía, ya
que –en aquel territorio reconocido como parte de Chile por
la Constitución oligarca de 1833- por
ley el araucano ya no tenía cabida, y sus suelos
ancestrales se traspasaban a manos extranjeras a precios casi
irrisorios.
No solo alemanes, italianos y franceses se iban
convirtiendo en propietarios autorizados por el Estado;
también lo eran soldados del ejército de Frontera,
los cuales recibían tierras como bonificación por
el servicio que
desempeñaban en Arauco. "El ejemplo mas notable lo
constituye el comandante del ejército en la frontera,
Cornelio Saavedra, representante legal de la familia
Cousiño en la región y accionista de una sociedad
explotadora de carbón en la localidad de Lebu" 92. El
progreso fue otro elemento de disciplinamiento social hacia el
indígena. Tras la línea militar iban los caminos,
el ferrocarril y el telégrafo, los cuales conectaban las
comarcas recién fundadas con los centros de abastecimiento
comercial, los puertos y las grandes ciudades del país. La
idea era que los salvajes sucumbieran maravillados ante la
modernidad.
"El Gobierno ha decretado estender a Villarrica la
línea telegráfica de la Frontera, i proseguirla
desde aquel punto hasta San José i de ahí se
unirá con Valdivia" 93. Es indudable que este era un medio
por el cual el Estado ejercía su poder panóptico y
unificador sobre las agrestes comarcas, pues toda la
Araucanía quedaría al alcance del poder
central.
Por otro lado, la cultura del miedo y la
intimidación que se expresaba a través de la
prensa, entregando la información bajo la lógica
que los sociólogos consultados llaman "la psicología de la
amenaza política y el miedo"; la cual nutre a los lectores
de noticias exageradas notoriamente, con un fuerte sentimiento
discriminatorio y menospreciativo, pero poniendo énfasis
en aquellos elementos de la cultura a apaciguar que ocasionan el
temor el temor y la inquietud en la población.
"Los indios atacaron anoche el fuerte Collipulli,
prendieron fuego a los primeros ranchos de su población a
pesar de la tenaz resistencia hecha por nuestras fuerzas […]
Del fuerte salen fuerzas para atacarlos , pero los indios los
recibieron con una furia infernal" 94.
Para la socióloga Elizabeth Lira, cuando en una
situación de conflicto la prensa exagera un número
determinado –por ejemplo, de muertos- lo que en realidad
está haciendo es poner grandilocuencia no a la cantidad
propiamente tal, sino al hecho mismo. Así, por ejemplo,
cuando las noticias fronterizas nos hablan de 4.000 indios
dispuestos a atacar, lo que en realidad quieren decir es que hay
una seria amenaza de riesgo por las
características de los malones (incendios,
robos, asaltos, violencia, etc.), no que en realidad son 4.000
los individuos dispuestos a llevarla a cabo.
Finalmente, los procesos históricos van dejando
en su devenir cuerpos, memorias y
culturas. La extraordinaria fuerza de la expansión
modernizadora impulsada por el orden aristócrata
burgués ha transformado por completo la nación; y a
su paso ha dejado en el camino a pobres, campesinos, peones,
labradores, desamparados, bandoleros, sacrílegos, rotos y,
por supuesto, a los mapuche 95. Así también la
Frontera de los siglos XVII y XVIII ha mutado de un espacio de
conflicto esporádico e sincretismo, a un espacio de
exclusión. "Expoliación, enajenación, etnocidio, expulsión,
explotación, estupor, esclavitud, eran algunas de las
categorías que comenzaban con la quinta letra del
abecedario: ¿Cuántas otras delicias nos
prometía el uso completo del idioma castellano?"
96.
La exclusión del pueblo mapuche del proyecto de
nación nos atreveríamos a decir que es el resultado
de la acción conjunta de:
Un imaginario negativo creado por el mito salvaje del
araucano de las crónicas de los primeros siglos
coloniales;
La necesidad de ocupar económicamente la
Araucanía, dentro del programa
modernizador del Estado, que le asignó la categoría
de ‘enemigo’ a la otredad indígena;
El aparato legal y burocrático avasallador que
coartaba, delimitaba y reducía década tras
década el territorio que los mapuche podía
habitar;
El poder militar que avanzaba la línea de
Frontera dejando una estela de desolación y
muerte;
Los colonos extranjeros que reemplazan a los mapuche
como legítimos moradores de las tierras de
Arauco;
La seducción del progreso, manifestada en una
serie de adelantos tecnológicos que buscaban encandilar a
los indígenas en un acto de conversión
modernizadora y civilizadora;
El fuerte disciplinamiento social y psicológico
que la amalgama de factores nombrados anteriormente
ejercían sobre los indígenas y que eran
transmitidos por medio de la prensa a la sociedad nacional;
y,
El miedo y la amenaza que el mapuche representa para la
vida fronteriza, el cual, la prensa se encarga de difundir a toda
costa.
Hoy, pasado más de un siglo de la
incorporación forzosa de los mapuche a la soberanía
chilena, aún podemos encontrar los signos de la
ideología de ocupación; claro está, bajo
otra óptica,
otra concepción de sociedad, de resistencia, de identidad
cultural, en fin… otra Frontera:
"La Intifada Mapuche. Se agrava levantamiento
indígena. Los bosques en llamas […] El período de
cosecha ha sido aprovechado por los sectores más
radicalizados para efectuar sus ataques incendiarios. Las
empresas
forestales tratan de sacar lo que pueden y ya anuncian una nula
reforestación de los predios […] El hecho es que el
accionar mapuche cada vez ha adquirido un rostro más
violento y peligrosamente seudoguerrillero y los
propietarios, cansados del hostigamiento, avisan fuera de
cámaras y grabadoras que ya no dudarán en defender
sus predios por todos los medios. Pero la autoridad
está inyectada de una buena dosis de
anestésicos. El gobierno presentó un
requerimiento por la Ley de Seguridad Interior del Estado
contra 10 detenidos en un asalto e incendio de la hacienda
Lleu-Lleu […] Mientras tanto, la pacificación de la
Araucanía no llega por ninguna parte. No lo lograron
los conquistadores y tampoco se consigue por estos días"
97.
Periódicos
La Tarántula. Concepción
El Meteoro. Los Ángeles
El Mercurio, Valparaíso
Araucanía Civilizada,
Mulchén.
El Biobío, Los Ángeles.
El Vergara, Mulchén.
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Notas
* Agradezco profundamente a mis
compañeros y amigos Iván Rodríguez, Felipe
Saavedra y Fabián Vásquez, el haberme facilitado
material bibliográfico, así como los comentarios,
críticas y aportes a esta
investigación.
- En este punto tomamos como referencia a Michel
Foucault en su Microfísica del poder. Ediciones
de la Piqueta. Madrid, España, 1992; donde el autor
sostiene que la política (como dispositivo de poder) es
la continuación de la guerra por otros medios
no-violentos. - Boccara, Guillaume. "Dispositivos de Poder en la
Sociedad Colonial-Fronteriza Chilena del Siglo XVI al Siglo
XVIII". En Pinto, Jorge (editores). Del Discurso Colonial al
Proindigenismo. Ediciones Universidad de la Frontera.
Temuco, Chile, 1996.Pág. 30. - Nos referimos al tráfico ganadero desde las
pampas a la Araucanía, donde el mapuche era el principal
comerciante con las sociedades criollas tanto del lado
argentino de la cordillera como del chileno, muy bien
trabajados en las obras de Leonardo León, Maloqueros
y Conchavadores en Araucanía y las Pampas,
1700-1800. Ediciones Universidad de la Frontera. Temuco,
Chile, 1990; y en Jorge Pinto, "Redes indígenas y redes
capitalistas. La Araucanía y las Pampas en el siglo
XIX", en Bonilla, Heráclito y Guerrero, Amado
(editores), Los pueblos campesinos de las Américas.
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1996. - Foucault, Michel. Defender la Sociedad.
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13 de 1864. - El Meteoro. Los Ángeles, noviembre 24
de 1866. las negritas son nuestras. - El Meteoro. Los Ángeles, agosto 17 de
1867. - Norambuena, Carmen. "La Araucanía y el
Proyecto Modernizador". En Pinto, Jorge (editores).
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indígena. Ediciones Universidad de la Frontera.
Temuco, Chile, 1998. Págs. 244-245. - Ibíd. Pág. 246.
- Ibídem.
- El Mercurio, Valparaíso, 05 de julio de
1859, Correspondencia desde Valdivia. Citado en Pinto, Jorge.
De la Inclusión a la Exclusión.
IDEA-USACH. Santiago, Chile, 2000. Pág. 131. - Lira, Elizabeth. Psicología de la amenaza
política y el miedo. CESOC Ediciones. Santiago,
Chile. 1991. Pág. 7 - El sociólogo salvadoreño Ignacio
Martín-Baró en la introducción de su libro
Psicología social de la guerra: trauma y terapia;
UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 1990, plantea que la
lógica de la guerra en América
Latina –especialmente en Sudamérica y el
Caribe- tiende a regirse bajo los patrones psicológicos
del miedo y la amenaza política; puesto que son
categorías claras y decisivas para aplicar un fuerte
control social. - El Meteoro, Los Ángeles, 27 de junio de
1868. - Casanueva, Fernando. "Indios Malos en Tierras Buenas.
Visión y concepción de los mapuche según
las élites chilenas del siglo XIX". En Pinto, Jorge
(editores). Modernización, Inmigración y Mundo
Indígena. Chile y la Araucanía en el siglo
XIX. Ediciones Universidad de la Frontera. Temuco, Chile,
1998. Pág. 118. - El Meteoro, Los Ángeles, 09 de enero de
1869. - La Tarántula, Concepción, 25 de
junio de 1870. La negrita es nuestra. - Lira, Elizabeth. Psicología de la amenaza
política y el miedo… op.cit.
Ibídem. - Araucanía Civilizada, Mulchén,
07 de octubre de 1877. La negrita es nuestra. - El Biobío, Los Ángeles, 04 de
abril de 1880. - Araucanía Civilizada, Mulchén,
06 de febrero de 1881. - Araucanía Civilizada, Mulchén,
12 de noviembre de 1881. La negrita es nuestra. - Araucanía Civilizada, Mulchén,
26 de noviembre de 1881. La negrita es nuestra. - Rozitcher, León. "Efectos psicosociales de la
represión"; en Martín-Baró, Ignacio,
Psicología social de la guerra… op. cit.
Pág. 122. - Villalobos, Sergio (et. al.) Relaciones fronterizas
en la Araucanía… op.cit. Pág.
64. - Ibíd. Pág. 209.
- Pinto, Jorge. De la inclusión a la
exclusión… op.cit. Pág.
147. - La Tarántula, Concepción, 09 de
octubre de 1867. La negrita es nuestra. - Ibídem.
- El Meteoro, Los Ángeles, 11 de junio de
1865. - En este punto, León Rozitcher sostiene que la
guerra psicológica se nutre constantemente de
armisticios, dentro de los cuales se intenta hacer creer al
enemigo que se está buscando una modalidad de
entendimiento y paz cuando lo que en realidad se realiza es
sistematizar nuevas técnicas
de combate. - La Tarántula, Concepción, 27 de
mayo de 1868. La negrita es nuestra. - Sarmiento, Domingo Faustino. Facundo.
Editorial Kapeluz. Buenos Aires, Argentina, 1971. Pág.
143. - La Tarántula, Concepción, 10 de
enero de 1870. La negrita es nuestra. - El Meteoro, Los Ángeles, 02 de mayo de
1868. - El Meteoro, Los Ángeles, 29 de agosto
de 1868. - Ibídem.
- El Meteoro, Los Ángeles, 29 de agosto
de 1868. - El Meteoro, Los Ángeles, 05 de octubre
de 1871. - Araucanía Civilizada; 08 de noviembre de
1874. - Araucanía Civilizada, Mulchén,
09 de marzo de 1875. - Araucanía Civilizada, Mulchén,
03 de octubre de 1875. - Araucanía Civilizada, Mulchén,
03 de octubre de 1875. - Araucanía Civilizada, Mulchén,
02 de noviembre de 1879. La negrita es nuestra. - Araucanía Civilizada, Mulchén,
20 de marzo de 1881. La negrita es nuestra. - Pinto, Jorge. "Integración y
Desintegración de un Espacio Fronterizo". En Pinto,
Jorge (editores). Araucanía y Pampas. Un Mundo
Fronterizo en América del Sur. Ediciones Universidad
de la Frontera. Temuco, Chile, 1996. Pág.
13. - Ibíd. Pág. 14.
- Pinto, Jorge. "Del Antiindigenismo al Proindigenismo
en Chile". En Pinto, Jorge (editores). Del Discurso Colonial
al Proindigenismo… op.cit. Pág. 87. - La Tarántula, Concepción, 02 de
marzo de 1867. - El Meteoro, Los Ángeles, 14 de
diciembre de 1867, citado en Vitale, Luis, Medio milenio de
discriminación al pueblo mapuche; LOM
Ediciones, Santiago, Chile, 2000. Pág. 54. La negrita es
nuestra. - Tomando en cuenta que para esa fecha la
Araucanía contaba con una población aproximada de
60.000 habitantes, según Ignacio Domeyko en su libro
Araucanía y sus habitantes; Editorial Francisco
de Aguirre, Santiago, Chile. 1997. - El Meteoro, Los Ángeles, 25 de abril de
1868. - El Meteoro, Los Ángeles, 04 de julio de
1868. - El Meteoro, Los Ángeles, 15 de agosto
de 1868. - El Meteoro, Los Ángeles, 24 de octubre
de 1868. La negrita es nuestra. - El Meteoro, Los Ángeles, 15 de mayo de
1873. - El Meteoro, Los Ángeles, 20 de noviembre
de 1875. La negrita es nuestra. - Casanueva, Fernando. "Indios malos en tierras
buenas…" op. cit. Pág. 94 - El Biobío, Los Ángeles, 16 de
junio de 1879. La negrita es nuestra. - El Biobío, Los Ángeles, 04 de
enero de 1880. La negrita es nuestra. - El Biobío, Los Ángeles, 26 de
febrero de 1880. La negrita es nuestra. - Araucanía Civilizada, Mulchén, 15 de
octubre de 1881. La negrita es nuestra. - Ibídem.
- Araucanía Civilizada, Mulchén, 22 de
octubre de 1881. - Pinto, Jorge. "De la inclusión a la
exclusión…" op. cit. Págs.
190-191. - Araucanía Civilizada, Mulchén, 05 de
noviembre de 1881. - Pinto, Jorge. "De la inclusión a la
exclusión..". Ibíd. Pág.
191. - El Vergara, Nacimiento, 06 de octubre de
1883. - El Vergara, Nacimiento, 05 de julio de 1884.
La negrita es nuestra. - Pinto, Julio y Salazar, Gabriel (compiladores);
Historia contemporánea de Chile, Tomo II, Actores,
identidad y movimiento; LOM Ediciones, Santiago, Chile,
1999. Pág. 139. - Ercilla y Zúñiga, Alonso de. La
Araucanía. op.cit. Pág. 3. - Esta es la tesis central de Álvaro Jara en
Guerra y sociedad en Chile. La transformación de la
Guerra de Arauco y la esclavitud de los indios. Editorial
Universitaria. Santiago, Chile, 1981. - Pinto, Julio y Salazar Gabriel (compiladores)
Historia contemporánea de Chile. Tomo
II…op.cit. Ibídem. - Pinto, Jorge. "Integración y
Desintegración de un Espacio Fronterizo"… op.cit.
Págs. 35-36. - El Mercurio, Valparaíso, 30 de enero de
1856. citado en Pinto, Jorge, De la inclusión a la
exclusión… op.cit. Pág.
131. - Pinto, Jorge. "Integración y
desintegración de un espacio fronterizo…" op. cit.
Pág. 44. - Villalobos, Sergio. "Guerra y Paz en la
Araucanía: Periodificación". En Villalobos,
Sergio; Pinto Jorge (editores). Araucanía, Temas de
Historia Fronteriza… op.cit.
Págs.21-22. - Pinto, Jorge. De la inclusión a la
exclusión… .op.cit. Pág.
132. - La Tarántula, Concepción, 22 de
julio de 1868. - Bartra, Roger. "El mito del salvaje". En Revista
Ciencias, Nº 60, Universidad Nacional Autónoma
de México. 2001. Pág. 92. - Urías, Beatriz. "Medir y civilizar". En
Revista Ciencias. op.cit. Pág. 28. - Ibíd. Pág. 28-29.
- El mejor ejemplo de lo señalado se puede ver
en Facundo: civilización y barbarie, de Domingo
Faustino Sarmiento. Los poemas de
Alberdi y Echeverría, apuntan al modernidad, la justicia, la
razón y los nuevos aires que deben tomar las ciudades
argentinas; más acorde con el estilo refinado de
Europa. - Vicuña Mackenna, Benjamín. Cuarto
discurso sobre la pacificación de Arauco, 14 de agosto
de 1868. citado por Pinto, Jorge en De la inclusión a
la exclusión… op.cit. Pág.
96. - Santa Cruz, Eduardo. Conformación de
espacios públicos masificación y surgimiento de
la prensa moderna: Chile siglo XIX. Universidad ARCIS,
Centro de Investigaciones Sociales. Santiago, Chile.
1998. - Citado por Salazar, Gabriel. "Raíces
Históricas de la violencia en Chile"; en Revista de
Psicología Nº 8, Universidad de Chile,
Santiago, Chile. 1999.Pág. 401. - Illanes, María Angélica. La batalla
de la memoria.
Ensayos históricos de nuestro siglo. Chile,
1900-2000. editorial Planeta/Ariel, Santiago, Chile. 2002.
Pág. 80. - Villarino, Joaquín. "Estudios sobre la
colonización i la Emigración Europea a Chile".
Imprenta
Nacional, Santiago, Chile. Pág. 171. Citado en Estrada,
Baldomero. "Colonización y Civilización Europea
en La Frontera. En Pinto, Jorge (editores). Araucanía
y Pampas. Un Mundo Fronterizo en América del Sur.
Ediciones Universidad de la Frontera. Temuco, Chile, 1996.
Pág. 241. - Cerda-Hegerl, Patricia. Fronteras del Sur.
Ediciones Universidad de la Frontera. Temuco, Chile, 1997.
Pág. 124. - El Vergara, Mulchén, 10 de febrero de
1883. - La Tarántula, Concepción, 25 de
noviembre de 1868. - Sobre este tema ver Gabriel Salazar, Labradores,
peones y proletarios: formación y crisis de la sociedad
popular chilena del siglo XIX. SUR Ediciones, Santiago,
Chile. 1985; María Angélica Illanes, Azote,
salario y ley. Disciplinamiento de la mano de obra minera.
Chile, 1810-1850. Proposiciones, SUR Ediciones, Santiago,
Chile. 1992. - León, Leonardo. "Los combates por la
historia". En Grez, Sergio y Salazar, Gabriel (compiladores),
Manifiesto de Historiadores. LOM Ediciones, Santiago,
Chile, 1999. Pág. 93. - El Mercurio, Santiago, 04 de febrero de 2001.
La negrita es nuestra
Víctor Díaz Gajardo