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Disciplinamiento, Miedo y Control Social




Enviado por vhdiaz24



     

    Cuando los pacificadores apuntan,

    por supuesto tiran a pacificar,

    y a veces hasta pacifican dos pájaros de un
    tiro.

    Mario Benedetti

     

    Antecedentes
    preliminares

    Los nuevos dispositivos de
    poder

    Miles y miles de indios…
    Las noticias exageradas

    La desconfianza hacia el
    indígena

    ¿Vienen o no
    vienen?…la amenaza, el miedo y los supuestos ataques
    indígenas en la cultura del temor

    A modo de conclusión:
    araucanía… Los gritos silentes de un espacio en
    mutación

    Bibliografía
    utilizada

    Fuentes
    bibliográficas

     

    ANTECEDENTES
    PRELIMINARES.

    Hasta hace pocas décadas atrás se pensaba
    que el contacto mapuche-occidental estaba regulado
    básicamente a través de la guerra y el
    constante enfrentamiento. Dichos supuestos fueron alimentados por
    las crónicas coloniales que dibujaron un
    ‘araucano’ indómito, belicoso
    y a veces violento que resistía la ocupación de sus
    tierras a manos de los extraños conquistadores1
    1. Así, este marco interpretativo fue configurando un
    espacio fronterizo que, desde la llegada de los conquistadores
    hasta los primeros sobresaltos de la guerra de independencia,
    tan solo había sido el teatro de una
    lucha sin piedad en la que el salvaje y resistente araucano
    había podido dar rienda suelta a sus instintos más
    primitivos; la historia de las relaciones
    hispano-indígenas se reducía, de alguna manera, a
    la de la guerra.

    En oposición a esta visión de la
    Araucanía, se comenzó a desarrollar a partir de la
    década de los 80’s en Chile una nueva corriente
    historiográfica conocida bajo el nombre de Estudios
    Fronterizo
    , que toma los postulados de Frederick Jackson
    Turner y Walter Prescot Webb sobre la historia de pueblos
    fronterizos en la configuración del oeste norteamericano,
    llegando a la conclusión de que la guerra no había
    sido la única modalidad del contacto entre
    españoles y mapuche. En efecto, según los
    estudiosos de esta corriente, se puede distinguir entre una
    primera etapa claramente bélica (1536-1655) y una segunda
    caracterizada por la convivencia pacífica (1655-1883) en
    la que los contactos fronterizos y las instituciones
    de frontera
    (misión,
    comercio,
    parlamento, capitanes de amigos y comisario de naciones como
    agentes pacíficos del poder español o
    tipos fronterizos) sustituyeron paulatinamente a la guerra
    de conquista y al contacto violento 2 2. El interés de
    estos historiadores se volcó principalmente a la naturaleza de
    los contactos fronterizos en una época de paz y las
    transformaciones socioculturales a que dieron lugar.

    Aunque estos trabajos se caracterizan por su gran
    diversidad, hay sin embargo un una serie de hipótesis y conclusiones comunes a todos
    ellos y que podríamos resumir de este modo: A partir de la
    segunda mitad del siglo XVII, se instaura un periodo de paz o de
    convivencia pacífica que deja atrás la antigua
    lógica
    guerrera. Esta paz es tanto el producto
    histórico y lógico de los roces fronterizos y de
    las relaciones de dependencias que, poco a poco, se tejieron
    entre ambos sujetos como el resultado de una clara voluntad de
    las autoridades españolas de establecer vínculos
    con los indígenas en la medida en que la guerra de
    conquista había fracasado. Dicha paz se apoya en varias
    instituciones que expresan esta política de
    acercamiento (misión, parlamento, comercio, intermediarios
    sociopolíticos o tipos fronterizos) y se afianza
    mediante un profundo proceso de
    mestizaje y de una permanente e intensa circulación de
    valores,
    objetos, ideas e individuos.

    Los conflictos
    violentos que perturban esporádicamente la paz deben ser
    interpretados en el marco de esa misma dinámica de convivencia pacífica, y
    no como una reacción indígena a la voluntad hispana
    de dominarlos. Los estallidos guerreros se explican esencialmente
    en razón del desfase en el grado de desarrollo
    cultural entre ambas sociedades : los indígenas no pueden
    comprender normas de
    conducta que
    no corresponden a su estadio cultural (trabajo en las
    minas para producir un excedente, voluntad de difundir la palabra
    de un Dios omnipotente, política de reducción a
    pueblos, etc.). Por último, la existencia de un espacio
    fronterizo estable, en donde se afianzan lazos de dependencias y
    en el que circulan cosas y personas, tiene como consecuencia
    lógica la aculturación progresiva del
    indígena y su asimilación pacífica a la
    sociedad de
    mayor cultura.

    Dentro de este marco interpretativo, la misión,
    el parlamento y el comercio se nos presentan como espacios
    neutros del libre intercambio de objetos y valores. Sin embargo,
    consideramos que, lejos de ser lugares de convivencia
    pacífica o de paz, se trata de dispositivos de
    poder
    , y que las relaciones políticas
    entre ambos protagonistas, durante el segundo periodo
    histórico (1641-1810), deben ser consideradas como una
    prolongación de la guerra por otros medios
    3.

    De esta manera, y partiendo de los postulados del
    antropólogo Guillaume Boccara, la historia de las
    relaciones mapuche e hispano-criollos estaría marcada por
    dos segmentos claramente identificables por los dispositivos de
    poder con los cuales se reglamentaba al mapuche: El primero de
    ellos lo denomina ‘el poder soberano y los dispositivos
    concretos de la conquista : guerra y paz en la
    Araucanía’, e iría desde el momento inicial
    de la conquista (1545) hasta el primer parlamento de
    Quilín en 1641, donde prevalecería la guerra
    violenta y la paz esporádica y donde "se establecen
    dispositivos de poder tales como la encomienda, la esclavitud, la
    maloca, la expedición guerrera, etc." 4. Así mismo,
    reconoce un segundo periodo que va desde la segunda mitad del
    siglo XVII hasta fines del XVIII, en donde el dispositivo
    disciplinario es aplicado por instituciones como los parlamentos,
    los misioneros y los "tipos" fronterizos ya anteriormente
    mencionados; es decir, ‘el poder civilizador como nuevo
    principio de sujeción: evangelización,
    política y comercio’, desde 1641 hasta la
    época de la Independencia en 1810.

    Sin embargo, con el correr de las décadas del
    siglo XIX los dispositivos de poder van mutando al igual que la
    Frontera. Las necesidades de extender la soberanía nacional y de configurar nuevos
    espacios económicos, llevó al Estado chileno
    a tomar el tema de la ocupación definitiva de la
    Araucanía como algo primordial, y para eso nada mejor que
    emplear nuevos dispositivos de poder, más acordes con la
    ideología positivista de la nueva
    burguesía comercial. Estos dispositivos se resumen en
    cuatro categorías: el aparato legal, encargado de
    regularizar tierras, límites y
    derechos de los
    habitantes de la Araucanía; el aparato militar de
    conquista-ocupación
    , es decir un Ejército
    permanente encargado no sólo del avance progresivo de las
    líneas de Frontera; el orden del progreso,
    traducido en el avance de las líneas de ferrocarriles,
    telégrafo, caminos, puentes, etc.; y, los colonos,
    principalmente extranjeros (europeos), quienes fueron poblando
    los nuevos espacios fronterizos introduciendo la Araucanía
    al sistema
    económico capitalista, marcando el fin de la red indígena de
    comercio (maloqueo y conchavaje)5.

     

    LOS NUEVOS DISPOSITIVOS DE
    PODER.

    A los medios utilizados por el Estado y
    las élites intelectuales
    antes mencionados, se le suman una serie de elementos de corte
    psicológico y social, presentes dentro de un nuevo
    mecanismo tecnológico que viene de la mano con todos los
    adelantos que la modernidad
    traía a la vieja Frontera araucana: la prensa. Estos
    dispositivos disciplinarios arrancan desde noticias e
    informaciones que los articulistas (principalmente
    políticos, hacendados, militares y comerciantes
    fronterizos) van entregando diariamente a los periódicos
    fronterizos y que llevan entre líneas aparatos de captura
    y de control social que, a juicio de Michel Foucault,
    actúan subterráneamente y se complementan con las
    formas clásicas de ocupación (colonos, progreso,
    militares y leyes); por tal
    razón, es legítimo aseverar que el poder
    disciplinario que se ejerce sobre los araucanos en la segunda
    mitad del siglo XIX, no es un poder manifiesto, por lo cual
    permanece oculto (como ejercicio efectivo del poder), frente al
    poder legítimo del Estado, el que, "permanecería en
    el aparato jurídico y sería reafirmado por los
    códigos judiciales" 6.

    Desde el mismo momento en que el Estado le encarga al
    Coronel Cornelio Saavedra la misión de avanzar en la
    ocupación definitiva de la Araucanía con la
    refundación de la ciudad de Angol (antiguo centro del
    comercio y del tráfico ganadero mapuche), aparecen
    informaciones en la prensa que destacan el carácter guerrero del mapuche, algo que se
    contradice con el indio libertario e inspirador de nuestra
    Independencia.

    "Mulchén, septiembre 30: El comandante Salvo
    […] asegura que los indios asaltarán tan pronto como se
    principie el pueblo de Angol, lo que es mui probable, en
    razón de que desde que se fundó Mulchén han
    estado disgustados. Les envío esta carta con toda
    prisa para que se publique con referencia, pues han empezado
    las alarmas
    i es necesario pedir protección para
    nosotros. ¡Quiera Dios que por la indolencia de nuestros
    gobernantes no tengamos que sufrir!" 7 .

    La refundación de Angol marcará un hito
    dentro de la ocupación definitiva, puesto que introduce
    los nuevos dispositivos de poder de corte socia y
    psicológico que hacíamos mención
    anteriormente, tales como la amenaza, el miedo, la
    sujeción del poder disciplinario y el control social. Las
    informaciones aparecidas en los periódicos claman de
    impotencia ante las supuestas movilizaciones indígenas,
    sus salteos y las alarmas que éstos provocan en los
    fuertes y pueblos recién fundados. En definitiva estamos
    ante una nuevo espacio de difusión de los intereses de los
    dueños de los modos de
    producción económica y social; ellos piden
    mayor intervención en la Frontera, mayor protección
    y que los campos se pueblen para así trabajarlos de manera
    más productiva:

    "La verdadera pacificación de la Araucanía
    consiste en el aumento de la población. Los temores de que los araucanos
    se subleven van desapareciendo poco a poco, y mientras se pueblen
    esos campos más imposible se hará alguna intentona
    de los indios." 8 .

    Nuevos pueblos, nuevos campos cultivables, nuevas
    gentes, nuevas estrategias de
    conquista; a cada paso que se le ganaba a la línea de
    frontera iban aumentando las necesidades que el Estado
    requería, y eso muy bien lo sabían los habitantes
    de Mulchén, Los Ángeles,
    Angol Nacimiento:

    "¿Por qué hai pobreza en
    Arauco? Porque la casa que se arruina no se reedifica […] hai
    pobreza porque la holgazanería ha echado hondas
    raíces, porque los ladrones atentan diariamente contra la
    propiedad,
    porque nos faltan ciertas instituciones salvadoras."
    9.

    Si lugar a dudas, esas "instituciones salvadoras" van de
    la mano con el avance de la tan bullada civilización:
    policía, jueces, política, comercio… es decir, el
    Estado en pleno.

    "Hace siglos que se viene confesando que el araucano es
    irreducible; que es difícil humillar su dura cerviz…
    ¡Herror! Los actuales indios araucanos no son ya aquellos
    héroes que inmortalizó Ercilla en su poema; las
    poblaciones de Angol, Mulchén, Quidico y Toltén lo
    comprueban elocuentemente. Tenemos fe y confianza en los hombres
    que dirigen los destinos de la Frontera, a su celo, a su
    patriotismo apelamos para que reduzcan de una vez un territorio
    que hasta ahora no es sino una anomalía en nuestro mapa."
    10.

    La prensa fronteriza para este periodo está
    cargada de informaciones que para nuestro análisis hemos dividido en 3 secciones: la
    primera, habla de la exageración de las noticias de los
    ataques indígenas, poniendo énfasis en la
    brutalidad de los asaltos y el salvajismo de los araucanos; la
    segunda, trata sobre las noticias que hablan de la paz de la
    inseguridad de
    la vida en la frontera y de las necesidades vitales de sus
    habitantes; y, la tercera, habla de un sinnúmero de
    información de la prensa fronteriza, en
    donde se pone en estado de alerta a la población civil y
    militar, por los supuestos embates de los mapuche. Todo este
    panorama informativo, que circulaba semana tras semana en la
    frontera, generó una cultura del terror y la amenaza, bajo
    la cual los habitantes de la Araucanía tuvieron que vivir
    permanentemente.

    La prensa siempre ha jugado un rol determinante dentro
    de los distintos procesos
    históricos de nuestro país; no sólo como un
    elemento de difusión de la información, sino
    también como canalizador de intereses (recordemos que la
    prensa santiaguina juega un rol preponderante en los
    acontecimientos que desembocan en la Guerra Civil de 1891, el
    suicidio del
    presidente José Manuel Balmaceda, etc).

    El caso de la Frontera no es apartado de ese doble rol
    de la prensa. Según la historiadora Carmen Norambuena, "el
    papel que juega la prensa en el proceso modernizador de la
    Araucanía es mucho mayor que el que aparentemente se le
    podría atribuir [ya que es] un vaso comunicante de las
    políticas nacionales y aspiraciones regionales [y] una
    expresión fundada en la opinión
    pública" 11. Siguiendo el análisis de la
    historiadora, la prensa fronteriza en una primera instancia
    "supera la tarea de informar, transformándose en el mejor
    instrumento de educación refleja [ya
    que] a través de su contenido es posible aprender a leer,
    difundir garantías de los negocios,
    llegar a electores, analizar los problemas
    locales, estar al día del acontecer nacional y, por
    último, conocer los esfuerzos por mantener en
    circulación estos periódicos." 12.

    No es de extrañar, entonces, que cuando nacen
    estos periódicos en los pueblos fronterizos más
    estables (Concepción, Angol, Los Ángeles, etc.),
    sus primeras manifestaciones no pasen más allá de
    "declaraciones de principios,
    intenciones, objetivos,
    destacando los asuntos que a su criterio son urgentes de abordar"
    13. Sin embargo, con el correr de los años, la prensa se
    centra en la urgente necesidad de adelantar el progreso moral y
    material, la civilización y el desarrollo a la
    región, expresado en la construcción de puentes, caminos, la
    extensión de la agricultura,
    el comercio, etc.

    "No se trata pues de la adquisición de
    algún retazo insignificante de terreno, pues no el faltan
    terrenos a Chile [sino más bien] de abrir un manantial
    inagotable de recursos en la
    agricultura y minería;
    nuevos caminos para el comercio en ríos navegables y pasos
    fácilmente accesibles sobre las cordilleras de los
    Andes… en fin, se trata de la civilización sobre la
    barbarie, de la humanidad sobre la bestialidad" 14.

    Paulatinamente, la prensa de la frontera promueve
    la empresa
    disciplinadora de la Araucanía a través de la
    ideología del temor, el miedo y la amenaza; con la cual
    exageran las informaciones y anuncian supuestos movimientos de
    los indígenas y fomentan la sensación de
    vulnerabilidad e inseguridad de los pueblos. Bajo esta
    lógica, el imaginario salvaje y brutal del araucano que
    encontramos en la prensa, va lentamente provocando el factor
    psicológico del miedo a los habitantes fronterizos,
    quienes se ven en la necesidad de exigir que las autoridades
    correspondientes tomen inmediatas medidas frente a la amenaza
    bárbara que representa el indígena.

    Según la socióloga Elizabeth Lira, "la
    existencia de una amenaza permanente produce una respuesta de
    miedo crónico [el cual] se transforma en un estado
    permanente en la vida cotidiana" 15; por lo tanto, una sociedad
    regida por el miedo, transforma su vida cotidiana y provoca en el
    ser humano la sensación de vulnerabilidad y angustia
    constante, la cual sólo será superada hasta que la
    amenaza desaparezca por completo 16 . Bajo este prisma, el temor
    ocasionado en la Araucanía por las informaciones
    intencionadas de quienes estaban detrás de la prensa
    fronteriza, provoca irremediablemente que –junto con el
    disciplinamiento clásico del aparato legal, militar,
    colonos y la seducción del progreso- terminen por destruir
    y aniquilar el mundo indígena; último
    obstáculo para el progreso y la civilización de las
    agrestes tierras del sur.

    A nuestro parecer, la labor de control del poder y de
    disciplinamiento en el siglo XIX es asumida por el Estado a
    través de los mecanismos clásicos enumerados
    anteriormente; donde las élites chilenas desarrollaron una
    ideología de la ocupación, basada en argumentos
    como los de raza superior, salvajismo indígena, etc., y
    que se canalizó por medio del temor, el miedo y la amenaza
    constante a los esforzados habitantes de la
    Araucanía, el cual desarrollaremos a
    continuación.

     

    MILES Y MILES DE
    INDIOS
    … LAS NOTICIAS EXAGERADAS.

    Dentro de la lógica psicológica de la
    construcción de un enemigo, uno de los argumentos
    más utilizados –incluso hasta nuestros días-
    es la exageración de la información de ese supuesto
    enemigo se está entregando. Por ejemplo, hacia 1879 en los
    periódicos santiaguinos se hablaba de los peruanos como
    una raza inferior, bruta, enemiga de nuestro orden, etc.;
    informaciones que a diario los cultos lectores asimilaban como
    una verdad absoluta, frente a la cual la única forma de
    dignificar el nombre de Chile era dándoles una sangrienta
    guerra a los cholos insolentes. La frontera también
    se vio envuelta por este velo de exageración y
    desinformación, que exageraba los movimientos de los
    araucanos, con la finalidad de promover el terror de sus acciones:

    "…150 indios robaron hace cuatro o cinco días a
    don Domingo Lagos y hermanos como trescientos animales vacunos
    y 150 yeguas. Libraron únicamente 10 teguas. Este robo
    sucedió en Cherquenco, como a dos leguas del fuerte
    Collipulli, del otro lado del Renaico" 17.

    Aquí, hay tres elementos de importante
    consideración; un primer lugar, según la fecha y
    lugar de la información, podemos deducir que se trata de
    estancieros ganaderos establecidos hace muy poco en la
    Araucanía, ya que el fuerte Collipulli, según los
    datos
    oficiales fue fundado hacia 1867 18; además lo más
    significativo no es solamente el número de
    indígenas que participa en la maloca (aproximadamente
    150), sino más bien el objetivo de la
    misma… el robo de animales; por lo que suponemos que es un
    fuerte llamado de atención a las autoridades locales sobre
    este inminente peligro que amenaza la zona.

    "Sabéis que dos mil indios pasaron el lunes y
    martes de la presente semana la fortificada línea del
    Malleco […] robaron muchas ovejas, animales vacunos y
    cabalgares y volvieron a pasar el Malleco el martes durante el
    día, con 900 animales […] Cuando éstos
    creían llegar libres a sus tierras sin oír el
    ruido de las
    balas, se les presenta el señor Jeneral Pinto, mata a 25 y
    les quita cuanto habían arrebatado a nuestros
    compatriotas. Trescientos hombres acompañaban a su
    Jeneral." 19.

    Aquí sorprende sustantivamente la cantidad de
    indios que es capaz de traspasar las líneas que el
    Ejército establece, pues hablamos de 2.000 individuos que
    están poniendo en peligro la seguridad y la
    paz de los habitantes. Sin embargo, tenemos otro argumento
    significativo, que es el rápido accionar con el que
    supuestamente actuó el General Pinto y sus 300 soldados,
    ya que con esa cantidad pudo dar muerte a 25
    araucanos y arrebatar el botín del robo. Quien tenga
    acceso a esa información, no dudará en aprobar el
    aumento de tropas para la Frontera. Como veremos a
    continuación, la exageración a veces llegaba a
    niveles más sensacionalistas:

    "A dos leguas de negrete […] se encontraban esas
    jentes en un estado lamentable, al amanecer del día
    domingo muchos ranchos incendiados, dos cadáveres
    pulverizados entre sus escombros, cuatro más utilizados
    por las lanzas enemigas, seis heridos entre ellos se encontraba
    una niñita de diez a once años, cuyos lamentos
    desgarraban el corazón
    " 20.

    Esta noticia, digna de la prensa más
    sensacionalista de la actualidad, debió provocar miedo y
    estupor en quienes la leyeron puesto que el accionar del
    indígena es no sólo reprochable, sino más
    bien devorador e inhumano. Dramatizar la información es
    algo recurrente con tal de provocar la sensación de miedo
    e inseguridad; según Elizabeth Lira este argumento provoca
    el miedo crónico , donde "cualquiera puede verse
    amenazado, no sólo los afectados directamente"
    21:

    "Por compatriotas llegados de la cordillera, se sabe que
    una invasión de indios arribanos arreó con todas
    las haciendas que había en las Barrancas,
    después de matar a más de doscientas familias de
    indios civilizados
    […] De los propietarios chilenos se dice
    que los señores Palacios y Ferrada han perdido todas sus
    haciendas que tenían invernando" 22.

    La amenaza no sólo caía sobre los
    esforzados chilenos, sino también en los indios ya
    incorporados a la civilización, que era vistos como
    yanacona o traidores. Mientras el Estado chileno enviaba tropas
    para el norte en 1879, la Araucanía pasaba a ser una zona
    bajo la inseguridad y el miedo producto del retiro de tropas.
    Esta oportunidad, la cual fue aprovechada por algunas comunidades
    y grupos mapuche
    para intentar ofensivas a los puestos fronterizos, los que fueron
    inmediatamente exagerados por las informaciones de
    prensa:

    "Tan pronto como el Escuadrón Maipú
    salió para el Norte, los indios se dejaron hacer a
    inmediaciones de Traiguén i se llevaron cuanto animal
    encontraron a mano […] Una partida de 50 a 60 <ilegible>
    salió a perseguirlos, pero provistos de tan pésimos
    caballos que han quedado a su vuelta a la mitad del camino […]
    Después de lo anterior, no seguiremos haciéndonos
    ilusiones con la tan esperada paz de la frontera. El gobierno no puede
    esponer las vidas de los pobladores de esos territorios
    quitándoles como lo está haciendo sus necesarios
    defensores" 23.

    Lo anterior era un abierto llamado periodístico a
    no dejar desprovista la frontera de las tropas necesarias para su
    resguardo, a través del encarecimiento de la noticia,
    donde se pone énfasis en la vulnerabilidad y desamparo de
    los pueblos del sur.

    "Los velicosos hijos de Arauco alentados por el
    insentivo del robo y el pillaje, atacaron la plaza de Collipulli
    con fuerzas numerosas, el pueblo desguarnecido casi se puso en
    son de combate y atacó vigorosamente a los salvajes,
    quienes dejaron treinta indios en el campo después de
    haber muerto a trece personas […] Estos hechos piden a gritos
    la total reducción de aquella canalla que asecha la hora
    oportuna para traer el incendio, la desolación y la muerte a
    los campos regados con el sudor de noble trabajo […] Ya es el
    momento de concluir de una vez por todas con ese semillero de
    ladrones que se llama la Araucanía" 24.

    Este es un ejemplo fidedigno de cómo se utiliza
    una información medianamente exagerada en su inicio, para
    poder orientar después un discurso
    disciplinador. La Araucanía bajo este régimen de
    miedo, temor, inseguridad y amenaza estaba ad portas de su
    sometimiento final.

    Analicemos ahora una noticia de la prensa fronteriza que
    resume y comprime muchos de los aspectos trabajados a lo largo de
    los párrafos anteriores:

    "En Lumaco han hecho los indios fechorías siendo
    también atacados los fuertes de Peñalelvún,
    Temuco i otros […] El número de prisioneros hecho por
    los indios es considerable, habiendo quemado casas, robado
    animales i destruido cuanto encontraron a su paso. El
    número de víctimas hecho por los indios en Lumaco
    pasa a dos mil […] Indios muertos mui pocos porque la
    tropa carecía de municiones […] De los demás
    fuertes nada se sabe por no haber comunicación telegráfica"
    25.

    En primer lugar, podemos encontrar los factores de miedo
    y construcción de un enemigo en cuanto se menciona que los
    indios roban y destruyen todo cuanto encuentran a su paso; en
    segundo lugar, se recarga sustantivamente el número de
    individuos que participó en este ataque (2.000);
    también, se puede observar claramente el grito de auxilio
    que se manifiesta en el llamado abierto a incrementar el poder
    militar (armamento) armamento y promover la seducción del
    progreso (telégrafo). El mismo mes, en Mulchén se
    dio cuenta de la siguiente información:

    "Como se anunciara en cartas
    anteriores, los indios se han presentado en son de combate en
    varios puntos. En Lumaco se presentaron en un número
    considerable teniendo por resultado la muerte de diez indios y
    tres paisanos nuestros, retirándose en seguida para
    reforzar su número y volver a otro nuevo ataque […]
    Después de haber resistido por un día y una noche,
    se retiraron. Se calcula que de doscientas a trescientas
    víctimas han hecho los indios
    […] El pueblo del
    Imperial y Purén, se dice, han sido en su totalidad
    destruidos. En Ñielol, también presentaron batalla,
    pero tuvieron que retirarse después de haber dejado en el
    campo como cuarenta muertos […] En Temuco ha ocurrido igual
    cosa […] aquí dejaron cincuenta muertos" 26.

    Este es un caso sobresaliente de cómo la prensa
    exagera las informaciones en un triple sentido; primero para
    demostrar la constante lucha entre civilización y
    barbarie; segundo, para sembrar el miedo y la inseguridad en los
    habitantes; y, tercero, para justificar la represalia que se
    pudiese dar contra los insurrectos.

    Según el sociólogo León Rotzitcher,
    en el enfrentamiento psicológico de la guerra "la
    desinformación del bando enemigo es algo recurrente y
    efectivo, puesto que al aumentar las cifras de muertos y la
    violencia
    suscitada, se recurre al miedo social que frente al enemigo se
    genera, provocando la justificación de la guerra
    propiamente tal" 27 .

    Como hemos visto hasta el momento, la Araucanía
    no estuvo exenta del poder disciplinario del Estado chileno,
    manifestado en la exageración de las informaciones
    periodísticas, provocando el miedo, la inseguridad y la
    amenaza constante. Pero no sólo la amplificación
    provocó esos factores psicológicos, también
    la desconfianza que sobre el araucano se tenía, como
    veremos a continuación.

     

    LA DESCONFIANZA HACIA EL
    INDÍGENA.

    La historiografía tradicional en torno a la
    Araucanía hacia la segunda mitad del siglo XIX, a puesto
    énfasis en señalar que "la convivencia fronteriza
    había sido el verdadero factor de una integración iniciada en el siglo XVII" 28.
    Bajo este nivel de análisis, se sostiene que los
    denominados tipos fronterizos y las relaciones
    pacíficas con los hispanocriollos, "prepararon la lenta
    incorporación de los araucanos" 29. Sin embargo, y como lo
    hemos demostrado a lo largo de esta investigación, el mundo mapuche del siglo
    XIX, se vio envuelto en un imaginario negativo, lleno de
    argumentos racistas y confrontacionales, que apoyados por una
    ideología de la ocupación basada en el miedo, la
    amenaza, y el temor constante, se manifestó a
    través de organismos y discursos
    disciplinarios, que terminaron por acallar y avasallar la cultura
    Araucana existente hasta esa fecha.

    El miedo que provocaba en las poblaciones fronterizas la
    sola presencia de un grupo de
    araucanos, era motivo suficiente como para argumentar y exigir el
    inmediato exterminio de los indígenas de la zona. Como muy
    bien lo señala Jorge Pinto, "matar al indio, enterrar su
    rostro y apartarlo de nuestra mirada parecía la
    solución mas sencilla [puesto que hasta incluso nuestros
    días] el miedo de verlo aparecer cuando nos ponemos frente
    a un espejo parece incomodarnos" 30.

    "El 29 del mes pasado fueron convocados por el Coronel
    Carballo y el Mayor Urrutia, los caciques dependiente del cacique
    principal de Toltén, Millapí, con el objeto de
    hacerles ver que el gobierno intentaba estender la
    ocupación de la Araucanía por la frontera del
    Malleco […] Tanto los caciques de Toltén como los de
    Imperial hallaron justo el propósito del gobierno, sobre
    todo cuando se les dijo que se iban a fundar por allí
    poblaciones y fuertes con el objeto de evitar los robos y otros
    crímenes […] ¡Ojalá esa amistad sea
    sincera y permanente
    !…" 31.

    Más adelante se señalaba: "…parece que
    los indios han empezado a cumplir la promesa que hicieron de
    apoderarse de todos los animales de los chilenos, con el fin de
    indemnizarse de los terrenos de que el gobierno los ha despojado
    para fundar pueblos" 32; así, el pensar que el proceso de
    ocupación de la Araucanía no iba ser llevado a cabo
    en instancias de paz y tranquilidad era sólo una
    ilusión, ya que los indios cobrarían venganza
    contra el Estado con todas sus fuerzas y bandolerismo. Otra
    información señalaba lo siguiente: "La guerra que
    hacen los indios, es pues vandalaje, guerra terrible y asoladora
    que trae el desaliento y el espanto a los nuevos pobladores, y
    que retardará en su marcha de progreso la tan deseada
    colonización de la frontera" 33.

    La desconfianza parte de un supuesto armisticio, en
    donde dos o más partes en conflicto
    establecen contacto y comunicación, ya sea para lograr la
    paz o para rearticular las fuerzas en combate 34; y al parecer lo
    que ocurrió en las últimas décadas del siglo
    XIX en la Araucanía fue algo similar; ya que las paces
    constantes a las cuales hace mención el historiador Sergio
    Villalobos más que contacto fronterizo y comercial (que
    sin duda alguno si lo hubo) lo que en realidad sucedía era
    un reacondicionamiento, tanto de las fuerzas y modalidades de
    ataque como de las de resistencia, el
    cual se apoyaba (para el caso de los criollos) en la desconfianza
    que se tenía de los indígenas:

    "En la frontera nadie cree a los indios tranquilos, sino
    esperando el momento de dar un golpe, ni menos se cree en la
    amistad de los indios abajinos […] La esperiencia aconseja
    desconfiar de ellos
    " 35.

    La aprehensión que se tenía de los
    indígenas era algo normal y generalizado, mas aún
    cuando desde el otro lado de la cordillera Domingo Faustino
    Sarmiento, en su obra Facundo, publicaba que "la flecha y
    el arco se encuentran en todos los pueblos salvajes cualquiera
    sea su raza, su origen y su colocación geográfica"
    36,lo que demuestra que la República Argentina estaba en
    pasos muy similares a los chilenos en cuanto a materia
    indígena.

    Mientras tanto, en Chile la prensa continuaba con sus
    particulares informaciones: "Todas las noticias que estamos
    recibiendo de esta parte de nuestros territorios toman cada vez
    un carácter más alarmante, y todo lo que se ve
    claro es que los indios han faltado a sus compromisos, siendo
    nosotros el juguete de ellos
    " 37.

    Llaman sugerentemente la atención dos cosas con
    la cita anterior: primero, los compromisos que supuestamente
    adquieren los mapuche con los chilenos, los cuales se remiten a
    venta de tierras,
    comercio de ganado, etc.; y, segundo, que la sensación de
    que los indios pasan a llevar a los chilenos, haciéndolos
    sentir como un juguete de su antojo, es un evidente
    llamado a tomar otro tipo de acciones contra ellos.

    Otra forma de desconfianza ante el indígena se
    expresa en un periódico
    de la siguiente forma: "Fue remitida el año pasado una
    solicitud, firmada por los vecinos pidiendo una lei especial
    contra el robo en la Araucanía, dicha solicitud existe en
    la Secretaría de la Cámara de Diputados" 38. Sin
    duda que el robo y el pillaje, que eran elementos ya
    clásicos de los araucanos atormenta a los vecinos de la
    frontera; ya que "sin una lei severa contra el crimen nada se
    hará en la Araucanía; serán gastos sobre
    gastos, inseguridad para los vecinos y colonos y nos rebajaremos
    el nivel de la nación
    más atrasada" 39. A modo de ejemplo, en el mismo
    periódico se informaba que "seis criminales fueron tomados
    prisioneros, resultaron cuatro culpables, dos inocentes, los
    cuatro fueron pasados por las armas, los otros
    dos puestos en libertad […]
    Después de estos fusilamientos los crímenes
    habían desaparecido como por encanto" 40.

    Así, como ya habíamos hecho mención
    a que la movilización de tropas a la Guerra del
    Pacífico, había dejado a la frontera bastante
    menguada, y que la prensa tendió a exagerar las
    informaciones con tal de sensibilizar al gobierno para aumentar
    los contingentes fronterizos, el reclutamiento
    de tropas en el norte del país, pone en el tapete la
    inseguridad que se debía tener de los ingratos vecinos
    fronterizos, ya que "a medida que se disminuye el ejército
    en la frontera, se aumenta la desconfianza no sólo
    mercantil, sino que el terror a los indígenas, hace creer
    que la existencia de esos pueblos es puramente efímera…"
    41.

    " La vida i los intereses en la provincia de Arauco
    están en manos de esas turbas de bandidos que se aumentan
    cada día más, especialmente desde el Biobío
    al sur" 42; ésta era una consigna aparecida en el
    periódico El Meteoro de Los Ángeles,
    donde llama la atención que sólo se publicase ese
    escrito, sin desarrollar el tema; pareciese mas bien una
    declaración de principios que una información
    periodística. Del mismo modo, otros periódicos eran
    tanto o más directos en este punto: "¿Quién
    no sabe que las cercanías de nuestros pueblos están
    plagadas de ladrones y bandidos que son el azote de los intereses
    y una constante amenaza a la vida de nuestros hacendados?"
    43.

    La desconfianza en los indígenas se
    traducían en abiertos llamados a incrementar el
    contingente policial en la Araucanía, ya que "esta plaga
    que cada día aumenta en su número y se hacen el
    terror de las poblaciones pequeñas donde no se cuenta con
    una regular policía para llenar las exigencias a que
    está destinada en las grandes poblaciones […]
    aquí no se respeta las habitaciones, ni menos los
    intereses; se abusa y se comete toda clase de
    atentados contra ellos" 44. Miedo, inseguridad, desconfianza,
    amenaza… el cuadro del disciplinamiento se va completando
    lentamente.

    Por otro lado, la paz era necesaria para poder
    establecer de una buena vez el orden y el progreso en la
    Araucanía, puesto que:

    "…desde que los indios han principiado a robar, han
    desaparecido del pueblo y por consiguiente los negocios de han
    paralizado casi por completo […] mientras no se reestablezca la
    tranquilidad los indios no vendrán a vender ni comprar
    nada y la situación no cambiará lo que ocasiona
    considerables males al comercio" 45.

    La vida en la frontera cada día se hacía
    más insoportable; tanto para los esforzados chilenos como
    para los ilustres colonos extranjeros, puesto que "los bandidos y
    asesinos se pasean durante la noche por las calles más
    centrales de la población [Nacimiento], revólver en
    mano y asestando balazos al que mejor les parece" 46. Un
    fenómeno curioso aparece para esta fecha, ya que no es la
    primera información de ese tipo en donde no se especifica
    si los bandidos y asaltantes son o no indígenas
    .

    La inseguridad que los indios provocaban en la frontera
    hizo que se empleasen diversos métodos de
    captar la atención pacífica de ellos, por ejemplo a
    través de la ingesta de vino, como lo señala esta
    crónica de Mulchén:

    "Se va haciendo insoportable la vida por estos mundos
    por la poca tranquilidad que hay para vivir vecino de los
    indomables araucanos, casi las más de las noches se dan
    alarmas de salida de indios […] el día de ayer no
    anduvieron menos de cincuenta indígenas entre hombres y
    mujeres, gozando del producto de los negocitos que traen a vender
    y las chichitas de uva les hizo el efecto que debe esperar todo
    individuo que
    bebe en demasía" 47.

    Los pobladores de la época creían que con
    el alcohol se
    apaciguaban en parte las costumbres guerreras y salvajes de sus
    inquietos vecinos. Nada mejor que tener tranquilo y apaciguado al
    enemigo.

    La falta de tropas en la frontera por la Guerra del
    Pacifico, también es utilizada por la prensa para informar
    y dar a conocer a los pobladores la desconfianza que se le
    debía tener al araucano, al mismo tiempo que
    (como ya hemos visto anteriormente) trabajaba como un abierto y
    descomedido llamado a la ocupación final y al exterminio
    del indígena:

    "Ninguna confianza se tiene en la inestabilidad de
    las nuevas líneas
    a consecuencia de la falta de tropas
    suficientes y de la inseguridad de las vías de
    comunicación […] Collipulli esta sufriendo día a
    día con las continuas salidas de indios que barren y
    destruyen sus campos, todo por la falta de tropas que detengan
    las irrupciones de los bárbaros" 48.

    Según Elizabeth Lira, la desconfianza es el
    primer paso dentro de la construcción de un enemigo, cosa
    que en este caso concuerda perfectamente con lo acontecido, ya
    que -cabe recordar- que "en 1550 se inicia un proceso de
    invasión europea que dio origen no a un contacto
    propiamente tal, sino a un choque o enfrentamiento que se tradujo
    en una guerra de conquista y una resistencia indígena, que
    trastornan toda la región" 49, en donde los conquistadores
    ya miraban con desprecio y desconfianza a los naturales, por lo
    tanto "quedaron al margen de toda posibilidad de articularse al
    proyecto
    colonial" 50.

    Esta desconfianza hacia "lo indígena" no
    varió con el paso de los siglos; puesto que para la
    segunda mitad del XIX la ambición y la necesidad de
    tierras para articular la economía nacional,
    hizo que se confundiera "el progreso con las formas de vida
    alcanzadas en Europa Occidental
    y [se percibiera] al indígena como una barrera que
    impedía alcanzar esa meta" 51; por lo tanto la guerra de
    ocupación y exterminio estaba justificada por si
    sola.

    Esta guerra de ocupación y exterminio no es
    casual o fortuita. Se enmarca dentro de lo que hemos denominado
    la "ideología de ocupación"; la cual estaba
    orientada políticamente por los gobiernos de turno, e
    ideológicamente por los empresarios criollos, los cuales
    en su mayoría eran dueños de los distintos
    periódicos de la frontera, donde plasmaban sus intenciones
    y proclamaban la pronta ocupación del territorio. Por tal
    razón nos atrevemos a argumentar que las informaciones
    exageradas y la desconfianza abierta hacia el mapuche que se
    encuentran en los escritos de prensa de la frontera, sólo
    tratan de difundir el miedo y la amenaza entre los habitantes de
    la Araucanía, para que los llamados al exterminio sean
    cada vez mayores.

    A continuación revisaremos otro aspecto
    psicológico que tiene que ver con el miedo y la amenaza;
    nos referimos a los supuestos ataques que los indígenas
    estarían por acometer contra las poblaciones fronterizas y
    los fuertes militares.

     

    ¿VIENEN O NO
    VIENEN?
    …LA AMENAZA, EL MIEDO Y LOS SUPUESTOS ATAQUES
    INDÍGENAS EN LA CULTURA DEL TEMOR.

    Siguiendo el método de
    análisis de los sociólogos Elizabeth Lira y
    León Rotzitcher, la desinformación del enemigo en
    la guerra psicológica es fundamental, puesto que garantiza
    provocar la inseguridad y el miedo. Esta desinformación,
    por parte de la prensa, se manifestaba también en el
    anuncio de supuestos avances, movimientos y ataques de los
    araucanos los que, sumados a la sensación de inseguridad
    de la frontera y desconfianza ante "lo indígena",
    provocaba el miedo crónico social en la población,
    induciendo al gobierno a actuar con mayor dureza en el
    propósito de la empresa
    conquistadora de la Araucanía.

    La Tarántula de Concepción
    decía hacia 1867: "Personas que han estado en el fuerte de
    Quirico, nos informan que los indios visitan con mucho
    interés i frecuencia los fuertes de Toltén, que
    hace presumir intenten algún golpe de mano […] Parece
    que el indio de hoi no es el indio de la conquista, i nosotros no
    somos contamos ahora con dobles recursos que los españoles
    de esos tiempos […] Imposible sería que los araucanos
    pudieran levar a cabo el mismo plan que
    combinaron en otro tiempo para arrasar siete ciudades, por lo
    contrario los indios reconocen cada día impotencia i se
    resignan su suerte" 52. Esta es una muestra clara de
    la intención regida sobre la Araucanía a principios
    de la ocupación definitiva; donde el menosprecio es
    evidente ante la sensación de poder que se podía
    ejercer sobre los salvajes.

    El miedo empezaba a entrar en acción… su puesta en marcha era cosa de
    poco tiempo. Mientras el ejército se adentraba hacia la
    línea del Malleco, llevando tras de sí a colonos,
    empresarios y comerciantes, en Los Ángeles se daba aviso
    de un desplazamiento indígena de gran magnitud:

    "Se cree que de cuatro mil a cinco mil indios
    están reunidos en las montañas de Chiguaigue […]
    Los de Moquegua, Boroa y el Imperial están viniendo en
    auxilio de los otros indios" 53; es decir, una cantidad
    suficientemente significativa como para alarmar a toda la
    frontera 54.

    En el mismo periódico, poco tiempo después
    se insistía en la posibilidad de ser atacados por un gran
    número de indios: "Se supo por una carta […] que
    había en las montañas de Chiguaigue una partida de
    indios reunidos; que se había mandado a pedir fuerza y que
    de Mulchén había salido el regimiento de Granaderos
    levando caballos de refuerzo, lo que en efecto es verdad […]
    Después se dijo que los indios en venganza de los
    asesinatos cometidos en Huequén […] habían muerto
    a unas mujeres y niños.
    En tercer lugar, que se había robado a los indios una
    manada de yeguas y que estos habían salido a rescatarlas y
    se habían encontrado con los granaderos al frente…" 55.
    Rumores tras rumores se va configurando la amenaza y el miedo
    como objeto de dominación.

    "El 21 llegó la noticia de que los indios
    venían a dar un malón a los campos vecinos, y para
    batirlos se hizo sacar algunos cañones fuera de la
    población y se dispararon algunos titos a bala. Todos
    creímos que esto sería fogueo o tiro al blanco;
    pero después supimos que era para probar algunas granadas
    que consideraban malas" 56.

    Aquí se hablaba al principio de un presunto
    malón; sin embargo, éste desaparece de la noticia
    más adelante, transformándose en otro murmullo
    más disfrazado de amenaza.

    Los rumores para que sean efectivos deben ir
    acompañados de elementos que los hagan verdaderos, como
    supuestas terceras personas: "Se sabe ya por personas fidedignas
    que los pehuenches se han reunido con los indios arribanos para
    continuar la presente guerra […] Esta noticia es triste, pues
    los pehuenches saldrán por diferentes puntos de la
    cordillera y asolarán a la vez las provincias de Arauco,
    Ñuble, Maule, Talca, etcétera" 57. Un supuesto
    ataque demasiado exagerado….. pues TODO EL SUR corre
    peligro.

    La amenaza de los indios se transformó en una
    constante de la prensa: "Ayer, como a las 3 o 4 de la tarde se
    sintieron varios disparos de cañón, i hoi como a
    las 8 o 10 de la mañana hemos sentido lo mismo;
    parecía que el primer tiro había salido de Angol o
    de los fuertes inmediatos; repitiéndose en los
    demás hasta la ceja de la montaña […] Cuando
    esto sucede, es una señal segura de alarma
    " 58; por lo
    tanto ya se cuenta con un medio de dar aviso a los otros fuertes
    de una posible amenaza…pero a su vez, surge un nuevo
    método de inducir el miedo en la población: los
    tiros sucesivos de cañón.

    A medida que avanzaba la línea militar de
    frontera y los colonos establecidos extendían sus
    negocios, el ferrocarril y el telégrafo iban dando un
    nuevo aspecto a la Araucanía; algo que se debía
    cuidar y mantener. Por lo tanto, se hacía urgente que el
    Estado tomara cartas definitivas en el asunto indígena,
    que tanto malestar le había ocasionado a Chile durante el
    siglo XIX. En el intertanto, desde Antuco los rumores
    continúan:

    "…los indios patagones i huilliches están
    llegando al lugar de Añorquín, punto que han
    elegido para la gran junta […] Los pehuenches sospechan, por
    muchos motivos, una traición de aquellas reducciones,
    puesto que el número es crecidísimo i bien armados"
    59.

    "Un amigo bien informado i que nos merece entera
    fe nos ha asegurado que algunos caciques han avisado a sus amigos
    de Collipulli que los indios se reúnen con el objeto de
    verificar un gran malón
    […] Sabemos que se aprontan
    tropas a fin de escarmentarlos como se merecen" 60.

    Nuevamente, los supuestos informantes de los
    periódicos le dan el carácter de fidedigna a la
    información remitida; de este modo, rumor tras rumor, la
    frontera se fue llenando de miedo, el cual se desembocó en
    el uso de la fuerza. "Chile se presentaba así, una vez
    más, como el continuador de la política colonial"
    61, donde la armas eran el mejor método de
    disciplinamiento.

    "Gran amenaza en esta plaza -anunciaba otro
    periódico- Hoy se recibió aviso que los indios
    darán un malón en estas noches […] Mucho
    descontento por la insuficiencia de tropas que han dejado en esta
    sección […] Anteayer, los indios saltearon cerca de esta
    población un buen piño de animales perteneciente a
    un señor Figueroa i otros vecinos […] La tropa que
    persiguió sólo encontró en el camino un buen
    que se les quedó cansado a los ladrones" 62.

    Las supuestas noticias nos llevan a deducir que los
    ataques indígenas no solo afectan a los fuertes o
    guarniciones grandes, sino también a pequeños
    pobladores como ese tal señor Figueroa. Mientras tanto,
    los exuberantes supuestos ataques vuelven a hacer
    noticia:

    "Cuatro a cinco mil indios huilliches,
    pehuenches, patagones, araucanos, etc. […] acampan hoy frente a
    los destacamentos argentinos esperando el momento oportuno para
    dejarse caer sobre ellos y darles un malón jeneral de
    horrible carnicería" 63.

    Esta amenaza se podía ceñir perfectamente
    sobre los campos fronterizos chilenos, cuya "horrible
    carnicería" hubiese provocado el inmediato exterminio de
    los salvajes; entonces… ¿porqué nunca se
    llevó a cabo? La respuesta es que pertenecía a la
    amplia gama de supuestos y presuntos ataques de los indios, cuya
    finalidad era provocar el miedo, la inseguridad y la
    intimidación constante de los habitantes.

    Incluso dentro de ésta lógica cualquier
    reunión entre caciques (cosa frecuente entre los
    indígenas por los intercambios comerciales
    interétnicos), era vista como un gran peligro para la
    zona. Por ejemplo, desde Antuco se escribía:

    "Mui alarmada la población por la noticia cierta
    que tienen de que los indios pehuenches, huilliches i araucanos
    han pactado una alianza […] se teme volver a sufrir los
    dolorosos hechos de 1830 y 1831 cuando los indios atacaron
    ferozmente esta ciudad" 64.

    Esta información podría estar asociada a
    la anterior, sin embargo, se le pierde el rastro a la noticia, ya
    que no vuelve a nombrarse en ese periódico tal hecho. Ni
    se confirma ni se desmiente, sólo es un supuesto
    más.

    Mulchén es otra plaza desde donde se
    escribían supuestos ataques: "A última hora se sabe
    por personas venidas de Collipulli que el jueves 13 del presente,
    se recibió en esa plaza un telegrama oficial en el que
    anuncian de Angol que se teme un ataque general a las
    fronteras por la temible raza Araucanía" 65. Ese mismo
    día se publicó otra noticia similar: "Se susurra
    con insistencia que los indios están en vísperas de
    salir a dar uno de sus acostumbrados malones, y, creo que
    será verdadero […] Se anuncia que luego llegará
    del Perú a Chile el regimiento de Cazadores y Zapadores,
    con el objeto de venir a reforzar la nueva línea del
    Cautín, lo cual sería muy conveniente para dar de
    una vez una buena lección a los araucanos […] que en
    estos días han venido a llevarse un ganado lanar y se dice
    que los que salieron en su persecución […] se
    encontraron con los indios los cuales les hicieron lo que debe
    hacerse con esta raza: los mataron" 66.

    Conforme se acerca la fecha de la ocupación
    definitiva de la Araucanía, la prensa de Mulchén se
    carga de este tipo de informaciones: "Se dice que los indios
    quieren atacar a toda la línea del Cautín […]
    Ayer llegó a ésta de Angol, una
    compañía de Carabineros con toda la plana mayor de
    escuadrón, con el fin de reforzar este pueblo, pues
    había muy poca fuerza […] En la noche del mismo
    día, legó el coronel Urrutia" 67. El miedo ya se
    apodera de los habitantes de esta plaza, sin embargo, sus ruegos
    de fortificar la línea de frontera son escuchados, y el
    gobierno ordena el arribo a la zona del Coronel Gregorio Urrutia,
    quien un año más tarde tomará
    posesión de las ruinas de Villarrica.

    El 04 de noviembre de 1881 se produce el último
    gran levantamiento mapuche; el cual "pretendía impedir la
    fundación del fuerte de Temuco y el avance de la
    línea de frontera al río Toltén [donde] toda
    la Araucanía fue sacudida por un gran malón y la
    amenaza de una nueva unidad pantribal que incluyera a los mapuche
    de la otra banda de la cordillera" 68.

    La prensa lo registró de la siguiente manera:
    "Los indios están en vísperas de atacar a toda la
    nueva línea, y no se crea que son quimeras e ilusiones,
    pues ha llegado comunicación de Toltén, en que el
    jefe de aquel pueblo avisa de que tiene datos fidedignos de que
    los indios están reunidos, con el objeto de invadir en una
    hora dada, a toda la línea y que el número de
    indios es muy considerable" 69. Sin embargo, "las operaciones del
    ejército, los pactos que establecían sus oficiales
    con algunos caciques y la muerte de Kilapán, terminaron
    debilitando la resistencia militar […] Al fin, la derrota de
    1881 fue casi la derrota definitiva" 70 .

    La constante información de supuestos ataques o
    movilizaciones de las comunidades araucanas se detuvo con la
    derrota definitiva de 1883 en Villarrica; ya que, claro
    está, los indios no representaban una amenaza para las
    poblaciones fronterizas; por lo tanto no había
    razón para seguir infundiendo miedo a través de la
    prensa. Sin embargo, aún podemos encontrar este tipo de
    información, claro que de manera disminuida o de
    inmediato, desmentida y, como en muchos casos, ya no eran los
    mapuche los causantes de esas alarmas:

    "Mucho se ha hablado sobre un próximo alzamiento
    de indios, i los ánimos se han preocupado mucho con tan
    alarmante rumor; pero nosotros <ilegible> nos apresuramos a
    desmentir tan infundado movimiento
    […] Sin embargo, hai voces que se empeñan por hacer
    creer que efectivamente los indios de Villa-Rica i sus
    alrededores están en principios de una
    insurrección" 71.

    Finalmente, un soldado escribía una carta
    publicada en 1884: "Después de haber tomado una doble
    guardia, porque ya estábamos en el centro de la zona
    ocupada por los indios malos, era de temer un asalto a
    cualquier hora de la noche, cuando no a los hombres, a los
    animales" 72 .

     

    A MODO DE CONCLUSIÓN:
    ARAUCANÍA… LOS GRITOS SILENTES DE UN ESPACIO EN
    MUTACIÓN.

    Cuando los grupos de poder se han manifestado respecto a
    los indígenas, "habitualmente lo han hecho pensando en sus
    propios intereses y necesidades de legitimación" 73 ; y así como en la
    Colonia el mito del indio indómito, que habitaba una
    tierra "que no
    ha sido jamás por rey regida ni a extranjero dominio sometida"
    74 sirvió para justificar la guerra, la esclavitud y
    solicitar recursos para mantener el ejército de frontera
    75. En el siglo XIX, la elite que toma las riendas del
    país una vez concluida la Independencia, encuentra en los
    araucanos un sujeto cuyo pasado guerrero y libertario
    debía reivindicarse, ya que "su lucha contra el
    español entroncaba con la lucha por la
    emancipación" 76.

    Sin embargo, la situación cambió
    radicalmente hacia la segunda mitad del siglo XIX, donde
    según Jorge Pinto 3 fenómenos puntuales generaron
    un escenario que se tornó cada vez más amenazante
    para el indígena y el espacio fronterizo que lo cobijaba:
    "la configuración de los estados nacionales, la
    articulación de sus economías a los mercados
    internacionales y la estrechez del mercado de
    la tierra" 77.
    Nace aquí el vuelco negativo en el imaginario del
    mapuche… de héroe a villano; de gallardo y valeroso a
    salvaje, bárbaro y animal. Un estereotipo que se
    alimentó de la información de las crónicas
    coloniales y que, apoderado del discurso positivista y
    civilizador, fue tomado por las cúpulas de poder y
    potenciado por historiadores, políticos y la
    prensa.

    La necesidad económica de ocupar la
    Araucanía la hacía ver como la "parte más
    bella y fértil de nuestro territorio […la cual,
    estaba…] habitada por hordas salvajes que no tienen reparo
    alguno en cometer actos de barbarie y brutal violencia" 78. Tal
    fue la consigna del Estado chileno a partir de 1850; donde "la
    sistemática penetración de los empresarios mineros
    del carbón, la crisis
    económica de 1857 y la presencia cada vez más
    exigente de los inversionistas ingleses que estaban llegando al
    país, obligó a desplazar la mirada hacia el sur"
    79. Surge entonces la idea de avanzar la línea de Frontera
    y de ocupar los campos de sur en pos del progreso y la
    civilización. Para ello, "se construyeron caminos de
    carreta, se explotó el bosque para proveer de maderas a
    las faenas mineras, se abrió un mercado inmediato para los
    productos
    agroganaderos, etc" 80.

    La idea de ocupar la Araucanía se apoyaba en la
    ya mencionada convicción que los mapuche
    "constituían una horda de salvajes, miembros de una raza
    inferior incapaz de modificar sus costumbres y contra la cual era
    legítimo emprender una campaña militar" 81. Aquel
    imaginario salvaje que las elites tejieron sobre el araucano,
    llega hasta el común de la ciudadanía a través de la prensa, la
    cual no tiene reparos en descalificar a los indígenas con
    términos como bárbaros, salvajes, perros, bichos o
    "engendros degenerados que no poseen el menor sentimiento de
    humanidad…" 82.

    Esta concepción ‘bárbara y
    salvaje’ de los indígenas durante el siglo XIX no
    fue exclusiva de Chile, ya que la gran mayoría de los
    estados latinoamericanos fueron influenciados por la corriente
    positivista y evolucionista que desde Europa se difundió a
    América
    y que se apoyaba en la idea de que frente a ‘lo otro’
    los occidentales representaban el orden, el progreso, lo
    civilizado, lo culto, etc. Por tal razón, "los europeos a
    lo largo del siglo XIX, todavía buscaban en todos los
    rincones del mundo los testimonios de seres malignos ubicados a
    medio camino entre el hombre y la
    bestia" 83.

    Si a esto le sumamos que en 1853, es publicada en
    Francia la
    obra de Joseph Arthur Gobineau Essai sur l’inegalite des
    races humaines
    , la cual a parte de contener apreciaciones
    acerca de la pureza y de la superioridad de las razas, influye a
    muchos de sus contemporáneos, ya que planteaba en su
    tesis central
    que "la pérdida de la pureza racial por la mezcla de
    sangres incidía directamente sobre la decadencia de los
    pueblos" 84; así, para los intelectuales y hombres de
    ciencia de la
    época moderna, "los estudios sobre las razas aparecieron
    como un instrumento neutro y objetivo para evaluar el atraso de
    los grupos indígenas y encontrar posibles vías para
    integrarlos o dejarlos fuera del espacio nacional" 85. En
    Argentina, por ejemplo, Alberdi, Echeverría y Sarmiento
    difundieron estas ideas a través de sus escritos, donde la
    raza nacional podía ser depurada o mejorada sólo
    con la venida de inmigrantes europeos 86.

    En Chile, Benjamín Vicuña Mackenna se
    encargó de poner este tema en el tapete. En 1868, el
    entonces diputado por Valdivia señalaba en la
    Cámara que los araucanos "eran enemigos de la
    civilización, un estorbo para el progreso […y que…]
    pertenecían a una raza que no formaba parte del pueblo
    chileno" 87. Para es fecha, Cornelio Saavedra ya había
    adelantado la línea de frontera con lo cual la
    ocupación de Arauco se transformaba en una
    realidad.

    Las corrientes positivistas y evolucionistas del siglo
    XIX ya habían transformado al araucano en un enemigo del
    orden, la civilización y el progreso; salvaje, indomable,
    belicoso, excluido del proyecto de nación
    y, por ende, ausente en la historia de nuestro
    país.

    Según Eduardo Santa Cruz, la prensa es el reflejo
    de una sociedad; por tal razón, el estudiar e indagar en
    sus discursos es un medio fidedigno de conocimiento
    del imaginario oculto de determinada sociedad 88; y siguiendo la
    línea interpretativa de nuestra investigación, no
    resulta difícil entender que en ella (la prensa escrita)
    es factible encontrar las bases de lo que hemos denominado la
    ‘ideología de ocupación’, la cual se
    caracteriza por la fusión
    material y psicológica de distintos aparatos de
    dominación, tales como: el aparato legal, el aparato
    militar y burocrático, los colonos europeos y el progreso;
    los que se llevaron a cabo bajo un enérgico
    disciplinamiento hacia el mapuche que prescindía de la
    miedo y la amenaza para condicionar y estimular el imaginario
    negativo hacia el indígena en los habitantes fronterizos y
    el país en general.

    Según Max Weber,
    "una cantidad de bayonetazos en el momento preciso genera la
    cultura del temor, que es mas duradera que el bayonetazo mismo"
    89; y pareciera que lo ocurrido en la Araucanía durante la
    segunda mitad del siglo XIX no estuvo muy alejado de aquello.
    Bajo esa acertada lógica, creemos que quizás la
    ocupación militar y burocrática de la
    Araucanía no hubiese sido tenido el mismo efecto si la
    prensa no viese contribuido con los elementos psicológicos
    de la amenaza y el miedo, los que contribuyeron de manera
    significativa a alimentar en la población la desconfianza,
    el temor y la angustia de ver en las nuevas comarcas al indio
    salvaje y feroz.

    Por tal razón, debían ser subordinados al
    Estado bajo la lógica de la ideología de
    ocupación; es decir, a través de leyes de
    apropiación de tierras y de establecimiento de colonos;
    del avance simultáneo y efectivo de las líneas de
    frontera militar; de la seducción del progreso,
    manifestada a través de vías de comunicación
    tales como nuevos caminos, el telégrafo, el ferrocarril y
    la
    educación; y, por último, bajo la cultura del
    miedo y la amenaza que el imaginario araucano provocaba en la
    sociedad chilena de la época. Para la elite, los araucanos
    eran un hecho del destino, un producto natural, por lo tanto, no
    eran objeto de las ‘políticas de
    población’, "las cuales estaban dirigidas hacia el
    fomento de la inmigración europea, pues era un
    sueño de la elite europeizar América, sueño
    de blanquearse ella misma y de atraer los europeos, importando
    con ello el color de sus ojos
    y el secreto de su civilización" 90:

    "¡Bienvenida sea la inmigración europea
    porque aporta consigo el adelanto moral para nuestras masas
    ignorantes; introduce entre nosotros prácticas
    útiles i contribuye a cimentar la paz i la prosperidad, el
    progreso en las instituciones i la libertad […] Salud a esa
    inmigración que lleva consigo el estandarte de la igualdad, de
    la fraternidad i el progreso universal" 91.

    Colonos europeos bajo el alero de las leyes nacionales
    de inmigración y apropiación de terrenos
    baldíos; esa era la consigna. Los estatutos legales de
    1835, 1845, 1852 y 1866 eran verdaderos golpes mortales a la
    soberanía indígena sobre la Araucanía, ya
    que –en aquel territorio reconocido como parte de Chile por
    la Constitución oligarca de 1833- por
    ley
    el araucano ya no tenía cabida, y sus suelos
    ancestrales se traspasaban a manos extranjeras a precios casi
    irrisorios.

    No solo alemanes, italianos y franceses se iban
    convirtiendo en propietarios autorizados por el Estado;
    también lo eran soldados del ejército de Frontera,
    los cuales recibían tierras como bonificación por
    el servicio que
    desempeñaban en Arauco. "El ejemplo mas notable lo
    constituye el comandante del ejército en la frontera,
    Cornelio Saavedra, representante legal de la familia
    Cousiño en la región y accionista de una sociedad
    explotadora de carbón en la localidad de Lebu" 92. El
    progreso fue otro elemento de disciplinamiento social hacia el
    indígena. Tras la línea militar iban los caminos,
    el ferrocarril y el telégrafo, los cuales conectaban las
    comarcas recién fundadas con los centros de abastecimiento
    comercial, los puertos y las grandes ciudades del país. La
    idea era que los salvajes sucumbieran maravillados ante la
    modernidad.

    "El Gobierno ha decretado estender a Villarrica la
    línea telegráfica de la Frontera, i proseguirla
    desde aquel punto hasta San José i de ahí se
    unirá con Valdivia" 93. Es indudable que este era un medio
    por el cual el Estado ejercía su poder panóptico y
    unificador sobre las agrestes comarcas, pues toda la
    Araucanía quedaría al alcance del poder
    central.

    Por otro lado, la cultura del miedo y la
    intimidación que se expresaba a través de la
    prensa, entregando la información bajo la lógica
    que los sociólogos consultados llaman "la psicología de la
    amenaza política y el miedo"; la cual nutre a los lectores
    de noticias exageradas notoriamente, con un fuerte sentimiento
    discriminatorio y menospreciativo, pero poniendo énfasis
    en aquellos elementos de la cultura a apaciguar que ocasionan el
    temor el temor y la inquietud en la población.

    "Los indios atacaron anoche el fuerte Collipulli,
    prendieron fuego a los primeros ranchos de su población a
    pesar de la tenaz resistencia hecha por nuestras fuerzas […]
    Del fuerte salen fuerzas para atacarlos , pero los indios los
    recibieron con una furia infernal" 94.

    Para la socióloga Elizabeth Lira, cuando en una
    situación de conflicto la prensa exagera un número
    determinado –por ejemplo, de muertos- lo que en realidad
    está haciendo es poner grandilocuencia no a la cantidad
    propiamente tal, sino al hecho mismo. Así, por ejemplo,
    cuando las noticias fronterizas nos hablan de 4.000 indios
    dispuestos a atacar, lo que en realidad quieren decir es que hay
    una seria amenaza de riesgo por las
    características de los malones (incendios,
    robos, asaltos, violencia, etc.), no que en realidad son 4.000
    los individuos dispuestos a llevarla a cabo.

    Finalmente, los procesos históricos van dejando
    en su devenir cuerpos, memorias y
    culturas. La extraordinaria fuerza de la expansión
    modernizadora impulsada por el orden aristócrata
    burgués ha transformado por completo la nación; y a
    su paso ha dejado en el camino a pobres, campesinos, peones,
    labradores, desamparados, bandoleros, sacrílegos, rotos y,
    por supuesto, a los mapuche 95. Así también la
    Frontera de los siglos XVII y XVIII ha mutado de un espacio de
    conflicto esporádico e sincretismo, a un espacio de
    exclusión. "Expoliación, enajenación, etnocidio, expulsión,
    explotación, estupor, esclavitud, eran algunas de las
    categorías que comenzaban con la quinta letra del
    abecedario: ¿Cuántas otras delicias nos
    prometía el uso completo del idioma castellano?"
    96.

    La exclusión del pueblo mapuche del proyecto de
    nación nos atreveríamos a decir que es el resultado
    de la acción conjunta de:

    Un imaginario negativo creado por el mito salvaje del
    araucano de las crónicas de los primeros siglos
    coloniales;

    La necesidad de ocupar económicamente la
    Araucanía, dentro del programa
    modernizador del Estado, que le asignó la categoría
    de ‘enemigo’ a la otredad indígena;

    El aparato legal y burocrático avasallador que
    coartaba, delimitaba y reducía década tras
    década el territorio que los mapuche podía
    habitar;

    El poder militar que avanzaba la línea de
    Frontera dejando una estela de desolación y
    muerte;

    Los colonos extranjeros que reemplazan a los mapuche
    como legítimos moradores de las tierras de
    Arauco;

    La seducción del progreso, manifestada en una
    serie de adelantos tecnológicos que buscaban encandilar a
    los indígenas en un acto de conversión
    modernizadora y civilizadora;

    El fuerte disciplinamiento social y psicológico
    que la amalgama de factores nombrados anteriormente
    ejercían sobre los indígenas y que eran
    transmitidos por medio de la prensa a la sociedad nacional;
    y,

    El miedo y la amenaza que el mapuche representa para la
    vida fronteriza, el cual, la prensa se encarga de difundir a toda
    costa.

    Hoy, pasado más de un siglo de la
    incorporación forzosa de los mapuche a la soberanía
    chilena, aún podemos encontrar los signos de la
    ideología de ocupación; claro está, bajo
    otra óptica,
    otra concepción de sociedad, de resistencia, de identidad
    cultural, en fin… otra Frontera:

    "La Intifada Mapuche. Se agrava levantamiento
    indígena. Los bosques en llamas […] El período de
    cosecha ha sido aprovechado por los sectores más
    radicalizados para efectuar sus ataques incendiarios. Las
    empresas
    forestales tratan de sacar lo que pueden y ya anuncian una nula
    reforestación de los predios […] El hecho es que el
    accionar mapuche cada vez ha adquirido un rostro más
    violento y peligrosamente seudoguerrillero
    y los
    propietarios, cansados del hostigamiento, avisan fuera de
    cámaras y grabadoras que ya no dudarán en defender
    sus predios por todos los medios. Pero la autoridad
    está inyectada de una buena dosis de
    anestésicos
    . El gobierno presentó un
    requerimiento por la Ley de Seguridad Interior del Estado
    contra 10 detenidos en un asalto e incendio de la hacienda
    Lleu-Lleu […] Mientras tanto, la pacificación de la
    Araucanía no llega por ninguna parte
    . No lo lograron
    los conquistadores y tampoco se consigue por estos días"
    97.

     

    BIBLIOGRAFÍA
    UTILIZADA

    Periódicos

    La Tarántula. Concepción

    El Meteoro. Los Ángeles

    El Mercurio, Valparaíso

    Araucanía Civilizada,
    Mulchén.

    El Biobío, Los Ángeles.

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    Notas

    * Agradezco profundamente a mis
    compañeros y amigos Iván Rodríguez, Felipe
    Saavedra y Fabián Vásquez, el haberme facilitado
    material bibliográfico, así como los comentarios,
    críticas y aportes a esta
    investigación.

    1. En este punto tomamos como referencia a Michel
      Foucault en su Microfísica del poder. Ediciones
      de la Piqueta. Madrid, España, 1992; donde el autor
      sostiene que la política (como dispositivo de poder) es
      la continuación de la guerra por otros medios
      no-violentos.
    2. Boccara, Guillaume. "Dispositivos de Poder en la
      Sociedad Colonial-Fronteriza Chilena del Siglo XVI al Siglo
      XVIII". En Pinto, Jorge (editores). Del Discurso Colonial al
      Proindigenismo.
      Ediciones Universidad de la Frontera.
      Temuco, Chile, 1996.Pág. 30.
    3. Nos referimos al tráfico ganadero desde las
      pampas a la Araucanía, donde el mapuche era el principal
      comerciante con las sociedades criollas tanto del lado
      argentino de la cordillera como del chileno, muy bien
      trabajados en las obras de Leonardo León, Maloqueros
      y Conchavadores en Araucanía y las Pampas,
      1700-1800.
      Ediciones Universidad de la Frontera. Temuco,
      Chile, 1990; y en Jorge Pinto, "Redes indígenas y redes
      capitalistas. La Araucanía y las Pampas en el siglo
      XIX", en Bonilla, Heráclito y Guerrero, Amado
      (editores), Los pueblos campesinos de las Américas.
      Etnicidad, cultura e historia en el siglo XIX. Universidad
      Industrial de Santander. Bucaramanga, Colombia,
      1996.
    4. Foucault, Michel. Defender la Sociedad.
      Editorial Fondo de Cultura Económica. Buenos Aires,
      Argentina, 2000. Pág. 44.
    5. La Tarántula. Concepción,
      octubre 8 de 1862. las negritas son nuestras.
    6. La Tarántula. Concepción, julio
      13 de 1864.
    7. El Meteoro. Los Ángeles, noviembre 24
      de 1866. las negritas son nuestras.
    8. El Meteoro. Los Ángeles, agosto 17 de
      1867.
    9. Norambuena, Carmen. "La Araucanía y el
      Proyecto Modernizador". En Pinto, Jorge (editores).
      Modernización, Inmigración y Mundo
      indígena
      . Ediciones Universidad de la Frontera.
      Temuco, Chile, 1998. Págs. 244-245.
    10. Ibíd. Pág. 246.
    11. Ibídem.
    12. El Mercurio, Valparaíso, 05 de julio de
      1859, Correspondencia desde Valdivia. Citado en Pinto, Jorge.
      De la Inclusión a la Exclusión.
      IDEA-USACH. Santiago, Chile, 2000. Pág. 131.
    13. Lira, Elizabeth. Psicología de la amenaza
      política y el miedo
      . CESOC Ediciones. Santiago,
      Chile. 1991. Pág. 7
    14. El sociólogo salvadoreño Ignacio
      Martín-Baró en la introducción de su libro
      Psicología social de la guerra: trauma y terapia;
      UCA Editores, San Salvador, El Salvador, 1990, plantea que la
      lógica de la guerra en América
      Latina –especialmente en Sudamérica y el
      Caribe- tiende a regirse bajo los patrones psicológicos
      del miedo y la amenaza política; puesto que son
      categorías claras y decisivas para aplicar un fuerte
      control social.
    15. El Meteoro, Los Ángeles, 27 de junio de
      1868.
    16. Casanueva, Fernando. "Indios Malos en Tierras Buenas.
      Visión y concepción de los mapuche según
      las élites chilenas del siglo XIX". En Pinto, Jorge
      (editores). Modernización, Inmigración y Mundo
      Indígena
      . Chile y la Araucanía en el siglo
      XIX.
      Ediciones Universidad de la Frontera. Temuco, Chile,
      1998. Pág. 118.
    17. El Meteoro, Los Ángeles, 09 de enero de
      1869.
    18. La Tarántula, Concepción, 25 de
      junio de 1870. La negrita es nuestra.
    19. Lira, Elizabeth. Psicología de la amenaza
      política y el miedo…
      op.cit.
      Ibídem.
    20. Araucanía Civilizada, Mulchén,
      07 de octubre de 1877. La negrita es nuestra.
    21. El Biobío, Los Ángeles, 04 de
      abril de 1880.
    22. Araucanía Civilizada, Mulchén,
      06 de febrero de 1881.
    23. Araucanía Civilizada, Mulchén,
      12 de noviembre de 1881. La negrita es nuestra.
    24. Araucanía Civilizada, Mulchén,
      26 de noviembre de 1881. La negrita es nuestra.
    25. Rozitcher, León. "Efectos psicosociales de la
      represión"; en Martín-Baró, Ignacio,
      Psicología social de la guerra… op. cit.
      Pág. 122.
    26. Villalobos, Sergio (et. al.) Relaciones fronterizas
      en la Araucanía… op.cit. Pág.
      64.
    27. Ibíd. Pág. 209.
    28. Pinto, Jorge. De la inclusión a la
      exclusión…
      op.cit. Pág.
      147.
    29. La Tarántula, Concepción, 09 de
      octubre de 1867. La negrita es nuestra.
    30. Ibídem.
    31. El Meteoro, Los Ángeles, 11 de junio de
      1865.
    32. En este punto, León Rozitcher sostiene que la
      guerra psicológica se nutre constantemente de
      armisticios, dentro de los cuales se intenta hacer creer al
      enemigo que se está buscando una modalidad de
      entendimiento y paz cuando lo que en realidad se realiza es
      sistematizar nuevas técnicas
      de combate.
    33. La Tarántula, Concepción, 27 de
      mayo de 1868. La negrita es nuestra.
    34. Sarmiento, Domingo Faustino. Facundo.
      Editorial Kapeluz. Buenos Aires, Argentina, 1971. Pág.
      143.
    35. La Tarántula, Concepción, 10 de
      enero de 1870. La negrita es nuestra.
    36. El Meteoro, Los Ángeles, 02 de mayo de
      1868.
    37. El Meteoro, Los Ángeles, 29 de agosto
      de 1868.
    38. Ibídem.
    39. El Meteoro, Los Ángeles, 29 de agosto
      de 1868.
    40. El Meteoro, Los Ángeles, 05 de octubre
      de 1871.
    41. Araucanía Civilizada; 08 de noviembre de
      1874.
    42. Araucanía Civilizada, Mulchén,
      09 de marzo de 1875.
    43. Araucanía Civilizada, Mulchén,
      03 de octubre de 1875.
    44. Araucanía Civilizada, Mulchén,
      03 de octubre de 1875.
    45. Araucanía Civilizada, Mulchén,
      02 de noviembre de 1879. La negrita es nuestra.
    46. Araucanía Civilizada, Mulchén,
      20 de marzo de 1881. La negrita es nuestra.
    47. Pinto, Jorge. "Integración y
      Desintegración de un Espacio Fronterizo". En Pinto,
      Jorge (editores). Araucanía y Pampas. Un Mundo
      Fronterizo en América del Sur
      . Ediciones Universidad
      de la Frontera. Temuco, Chile, 1996. Pág.
      13.
    48. Ibíd. Pág. 14.
    49. Pinto, Jorge. "Del Antiindigenismo al Proindigenismo
      en Chile". En Pinto, Jorge (editores). Del Discurso Colonial
      al Proindigenismo…
      op.cit. Pág. 87.
    50. La Tarántula, Concepción, 02 de
      marzo de 1867.
    51. El Meteoro, Los Ángeles, 14 de
      diciembre de 1867, citado en Vitale, Luis, Medio milenio de
      discriminación al pueblo mapuche
      ; LOM
      Ediciones, Santiago, Chile, 2000. Pág. 54. La negrita es
      nuestra.
    52. Tomando en cuenta que para esa fecha la
      Araucanía contaba con una población aproximada de
      60.000 habitantes, según Ignacio Domeyko en su libro
      Araucanía y sus habitantes; Editorial Francisco
      de Aguirre, Santiago, Chile. 1997.
    53. El Meteoro, Los Ángeles, 25 de abril de
      1868.
    54. El Meteoro, Los Ángeles, 04 de julio de
      1868.
    55. El Meteoro, Los Ángeles, 15 de agosto
      de 1868.
    56. El Meteoro, Los Ángeles, 24 de octubre
      de 1868. La negrita es nuestra.
    57. El Meteoro, Los Ángeles, 15 de mayo de
      1873.
    58. El Meteoro, Los Ángeles, 20 de noviembre
      de 1875. La negrita es nuestra.
    59. Casanueva, Fernando. "Indios malos en tierras
      buenas…" op. cit. Pág. 94
    60. El Biobío, Los Ángeles, 16 de
      junio de 1879. La negrita es nuestra.
    61. El Biobío, Los Ángeles, 04 de
      enero de 1880. La negrita es nuestra.
    62. El Biobío, Los Ángeles, 26 de
      febrero de 1880. La negrita es nuestra.
    63. Araucanía Civilizada, Mulchén, 15 de
      octubre de 1881. La negrita es nuestra.
    64. Ibídem.
    65. Araucanía Civilizada, Mulchén, 22 de
      octubre de 1881.
    66. Pinto, Jorge. "De la inclusión a la
      exclusión…
      " op. cit. Págs.
      190-191.
    67. Araucanía Civilizada, Mulchén, 05 de
      noviembre de 1881.
    68. Pinto, Jorge. "De la inclusión a la
      exclusión
      ..". Ibíd. Pág.
      191.
    69. El Vergara, Nacimiento, 06 de octubre de
      1883.
    70. El Vergara, Nacimiento, 05 de julio de 1884.
      La negrita es nuestra.
    71. Pinto, Julio y Salazar, Gabriel (compiladores);
      Historia contemporánea de Chile, Tomo II, Actores,
      identidad y movimiento
      ; LOM Ediciones, Santiago, Chile,
      1999. Pág. 139.
    72. Ercilla y Zúñiga, Alonso de. La
      Araucanía.
      op.cit. Pág. 3.
    73. Esta es la tesis central de Álvaro Jara en
      Guerra y sociedad en Chile. La transformación de la
      Guerra de Arauco y la esclavitud de los indios
      . Editorial
      Universitaria. Santiago, Chile, 1981.
    74. Pinto, Julio y Salazar Gabriel (compiladores)
      Historia contemporánea de Chile. Tomo
      IIop.cit. Ibídem.
    75. Pinto, Jorge. "Integración y
      Desintegración de un Espacio Fronterizo"… op.cit.
      Págs. 35-36.
    76. El Mercurio, Valparaíso, 30 de enero de
      1856. citado en Pinto, Jorge, De la inclusión a la
      exclusión
      … op.cit. Pág.
      131.
    77. Pinto, Jorge. "Integración y
      desintegración de un espacio fronterizo…" op. cit.
      Pág. 44.
    78. Villalobos, Sergio. "Guerra y Paz en la
      Araucanía: Periodificación". En Villalobos,
      Sergio; Pinto Jorge (editores). Araucanía, Temas de
      Historia Fronteriza
      … op.cit.
      Págs.21-22.
    79. Pinto, Jorge. De la inclusión a la
      exclusión… .
      op.cit. Pág.
      132.
    80. La Tarántula, Concepción, 22 de
      julio de 1868.
    81. Bartra, Roger. "El mito del salvaje". En Revista
      Ciencias
      , Nº 60, Universidad Nacional Autónoma
      de México. 2001. Pág. 92.
    82. Urías, Beatriz. "Medir y civilizar". En
      Revista Ciencias. op.cit. Pág. 28.
    83. Ibíd. Pág. 28-29.
    84. El mejor ejemplo de lo señalado se puede ver
      en Facundo: civilización y barbarie, de Domingo
      Faustino Sarmiento. Los poemas de
      Alberdi y Echeverría, apuntan al modernidad, la justicia, la
      razón y los nuevos aires que deben tomar las ciudades
      argentinas; más acorde con el estilo refinado de
      Europa.
    85. Vicuña Mackenna, Benjamín. Cuarto
      discurso sobre la pacificación de Arauco, 14 de agosto
      de 1868. citado por Pinto, Jorge en De la inclusión a
      la exclusión…
      op.cit. Pág.
      96.
    86. Santa Cruz, Eduardo. Conformación de
      espacios públicos masificación y surgimiento de
      la prensa moderna: Chile siglo XIX
      . Universidad ARCIS,
      Centro de Investigaciones Sociales. Santiago, Chile.
      1998.
    87. Citado por Salazar, Gabriel. "Raíces
      Históricas de la violencia en Chile"; en Revista de
      Psicología
      Nº 8, Universidad de Chile,
      Santiago, Chile. 1999.Pág. 401.
    88. Illanes, María Angélica. La batalla
      de la memoria.
      Ensayos históricos de nuestro siglo. Chile,
      1900-2000
      . editorial Planeta/Ariel, Santiago, Chile. 2002.
      Pág. 80.
    89. Villarino, Joaquín. "Estudios sobre la
      colonización i la Emigración Europea a Chile".
      Imprenta
      Nacional, Santiago, Chile. Pág. 171. Citado en Estrada,
      Baldomero. "Colonización y Civilización Europea
      en La Frontera. En Pinto, Jorge (editores). Araucanía
      y Pampas. Un Mundo Fronterizo en América del Sur
      .
      Ediciones Universidad de la Frontera. Temuco, Chile, 1996.
      Pág. 241.
    90. Cerda-Hegerl, Patricia. Fronteras del Sur.
      Ediciones Universidad de la Frontera. Temuco, Chile, 1997.
      Pág. 124.
    91. El Vergara, Mulchén, 10 de febrero de
      1883.
    92. La Tarántula, Concepción, 25 de
      noviembre de 1868.
    93. Sobre este tema ver Gabriel Salazar, Labradores,
      peones y proletarios: formación y crisis de la sociedad
      popular chilena del siglo XIX
      . SUR Ediciones, Santiago,
      Chile. 1985; María Angélica Illanes, Azote,
      salario y ley. Disciplinamiento de la mano de obra minera.
      Chile, 1810-1850
      . Proposiciones, SUR Ediciones, Santiago,
      Chile. 1992.
    94. León, Leonardo. "Los combates por la
      historia". En Grez, Sergio y Salazar, Gabriel (compiladores),
      Manifiesto de Historiadores. LOM Ediciones, Santiago,
      Chile, 1999. Pág. 93.
    95. El Mercurio, Santiago, 04 de febrero de 2001.
      La negrita es nuestra

    Víctor Díaz Gajardo

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