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Embarazo, parto y puerperio: conceptos y prácticas de las parteras en el Estado de Morelos



     

     

    RESUMEN

    En México
    existe una forma mixta de atención al fenómeno de salud-enfermedad, donde
    interactúan básicamente, tres sistemas: la
    medicina
    doméstica, la académica y la tradicional. En cuanto
    a salud reproductiva se refiere, en el estado de
    Morelos aproximadamente 50 por ciento de las mujeres del
    área rural son atendidas por parteras, quienes constituyen
    uno de los principales recursos de la
    medicina tradicional. El objetivo del
    estudio fue conocer y describir los conceptos, recursos y
    prácticas utilizados con las parteras en la
    atención al embarazo,
    parto y puerperio, así como ubicar sus
    características sociodemográficas, su distribución geográfica, su
    número y el grado de adiestramiento
    que poseen. Se llevó a cabo un censo basado en tres
    fuentes donde
    se indagó sobre siete variables
    básicas.

    Esta información se completó con entrevistas
    estructuradas a informantes clave que permitieron establecer un
    perfil de los diferentes tipos de parteras de acuerdo con la
    población que atienden y los recursos que
    utilizan. Los resultados más relevantes indican que
    existen 630 parteras distribuidas en los 32 municipios del
    estado, con una edad promedio de 52 años; asimismo, el 50
    por ciento ha asistido a cursos de entrenamiento. Se
    detectó que el 17.5 por ciento corresponde a la
    categoría de partera tradicional; 50 por ciento son
    empíricas adiestradas, y 11.6 por ciento, empíricas
    sin adiestramiento. Un 20 por ciento no pudo situarse dentro de
    estas tipificaciones. La sólida identificación
    social y cultural que existe entre las parteras y sus usuarias,
    hace manifiesta la necesidad de incorporar este valioso recurso a
    los programas rurales
    de salud reproductiva.

     

    Palabras clave: partera, medicina tradicional, salud
    reproductiva, cursos de entrenamiento .

     

    ABSTRACT

    In Mexico a combined type of care for the
    health-sickness phenomenon exists, where three systems interact:
    domestic, academic and traditional medicine. In relation to
    reproductive health, in the state of Morelos approximately 50 per
    cent of women in rural areas receive attention from traditional
    birth attendants, who make up one of the principal resources of
    traditional medicine. The goal of this study was to gather
    knowledge about and describe the concepts, resources and
    practices used by traditional birth attendants in their care
    during pregnancy, birth and puerperium; and likewise to determine
    their socio-demographic characteristics, their geographic
    distribution, their number and the level of training which they
    possess. A census based on three sources was carried out in which
    information about seven basic variables was sought. This
    information was completed with structured interviews with key
    informants which allowed the definition of a profile of the
    different types of traditional birth attendants according to the
    population they care for and the resources they use. The most
    relevant results indicate that 630 traditional birth attendants
    are distributed throughout the 32 municipalities of the state,
    with an average age of 52 years and 50 per cent having attended
    training courses. 17.5 per cent fall within the category of
    traditional birth attendant, 50 per cent are trained empiricists
    and 11.6 per cent are non-trained empiricists. The 20 per cent
    did not fit this typology. The strong social and cultural
    identification that exists between traditional birth attendants
    and their patients indicates the need to incorporate this
    valuable resource in rural reproductive health
    programs.

    Key words: birth attendant, traditional medicine,
    reproductive health care systems, training courses
    Castañeda-Camey X. Pregnancy, delivery and puerperium:
    Concepts and practices of traditional birth attendants in the
    state of Morelos.

    Existe en México una amplia gama de
    prácticas médicas y, por lo tanto, muy variadas
    relaciones entre los pacientes y los recursos médicos;
    más que una dicotomía entre medicina tradicional y
    medicina moderna, se aprecia un horizonte donde
    interactúan la medicina doméstica, la tradicional,
    la institucional y la medicina privada, a través de sus
    agentes: médicos, cirujanos, homeópatas, hierberos,
    parteras, etcétera. Asimismo, el hecho de que la
    Secretaría de Salud, el Instituto Mexicano del Seguro Social,
    los Servicios
    Coordinados de Salud estatales, la medicina privada, la
    tradicional y la doméstica intervengan separada o
    conjuntamente, da lugar a un complejo escenario donde se perfila
    claramente un sistema mixto de
    atención a la salud.

    A partir de este panorama (válido más o
    menos en todo el país), cabe determinar las razones de la
    derivación del enfermo a una u otra práctica
    medica. Al respecto, deben tomarse en cuenta los factores
    económicos, sociales y culturales que influyen en la
    derivación, así como saber quién, en el seno
    familiar, es el remitente y formula el primer diagnóstico y la primera acción
    terapéutica. La práctica demuestra también
    que los usuarios suelen demandar servicios en más de un
    ámbito, coordinando o complementando los
    recursos.

    La significación de la medicina tradicional se
    orienta al alcance que tiene tanto cualitativa como
    cuantitativamente. Cabe señalar que en regiones muy
    alejadas de los centros urbanos, muchas veces es la única
    opción con que cuenta la población para enfrentarse
    al binomio salud-enfermedad. Algunos especialistas estiman que,
    por lo menos, 20 millones de habitantes la emplean como
    única posibilidad.(1)

    Cualitativamente, su importancia radica en el hecho de
    que sus conceptos, recursos y prácticas se sitúan
    dentro del mismo código
    de adscripción colectiva. No está desarticulada del
    contexto socio-cultural del demandante.

    En el estado de Morelos, un porcentaje considerable de
    mujeres recurren a la medicina tradicional durante el embarazo,
    el parto y el puerperio. Tanto en el área rural como en
    los centros urbanos, existe la demanda de
    servicios de parteras. Según datos del INEGI,
    en 1987 hubo en Morelos 41 214 nacidos vivos, de los cuales 15
    944 (38.68%) fueron atendidos en instituciones
    de salud. Esto significa que el sector privado, tanto
    médico como tradicional, atendió a 25 270
    (61.32%).(2)

    Por las características económicas,
    sociales y culturales del estado, podemos inferir que alrededor
    del 50 por ciento de las mujeres del área rural son
    atendidas por parteras. Esta inferencia se basa en los siguientes
    datos:

    – En 1990 se registraron alrededor de 660 parteras,* en
    relación a los 22 gineco-obstetras registrados en 1984,
    tanto del sector
    público como del privado.(3) La diferencia es
    considerable, aun a pesar de que existe una variación de
    seis años entre un dato y otro y de que en los centros de
    salud rurales muchas veces la atención
    gineco-obstétrica es proporcionada por médicos
    generales, pasantes o enfermeras.

    – Según la Encuesta
    Nacional sobre Fecundidad y Salud (ENFES) en 1987, en localidades
    menores de 2 500 habitantes, las parteras atendieron el 44.55 por
    ciento de los partos y los médicos el 37.9 por ciento. En
    las comunidades de 2 500 a 20 000 habitantes, esta
    proporción es del 23.7 por ciento por parteras y 66 por
    ciento por médicos.(4)

    Los servicios médicos hospitalarios de Morelos se
    caracterizan por graves carencias, principalmente en el
    área rural. Las últimas cifras de 1990 muestran un
    total de 583 camas en todo el estado (0.452 camas X 1 000
    habitantes), y un total de 929 médicos (0.731
    médicos X 1 000 habitantes). Además, la
    distribución de los recursos de salud es
    desigual.

    El crecimiento demográfico previsto para el
    año 2000 muestra que
    habrá un alto porcentaje de mujeres en edad
    reproductiva.

    Por las tasas de fecundidad existentes en el área
    rural, se puede deducir que la población que tendrá
    necesidad de atención gineco-obstétrica,
    rebasará la capacidad de respuesta
    institucional.

    Esa perspectiva lleva a instituciones como el Instituto
    Nacional de Salud
    Pública, a considerar la necesidad de crear modelos de
    atención a la salud de la mujer rural.
    En respuesta, se ha diseñado un modelo donde
    se combinan recursos de los dos sistemas de salud más
    importantes (tecnología
    médica y recursos de la medicina tradicional).

    Así , el objetivo de este trabajo fue
    conocer, evaluar y describir los conceptos, recursos y
    prácticas utilizadas por las parteras de Morelos en la
    atención al embarazo, parto y puerperio. Asimismo, ubicar
    las principales causas de demanda de atención de la
    población hacia este sector terapéutico, con el
    objeto de diseñar modelos de atención a la salud
    reproductiva que articulen los recursos tradicionales locales con
    el sistema de salud institucional.

    MATERIAL Y
    METODOS

    Se realizó un censo de parteras del estado de
    Morelos a partir de tres fuentes:

    1) Censo Nacional de Parteras Tradicionales del Estado
    de Morelos, realizado por la Secretaría de
    Salud.

    2) Censo Nacional de Parteras realizado por la
    Secretaría de Educación Pública en coordinación con el Instituto Mexicano
    del Seguro
    Social.

    3) Datos obtenidos por investigadores del INSP, como
    parte del proyecto
    "Modelos alternativos de atención a la salud de la
    mujer rural
    en Morelos".

     

    Este censo brinda información sobre:

    a) Número y edad de las parteras que atienden
    el embarazo, parto y puerperio en el estado.

    b) Escolaridad y capacitación que poseen.

    c) Distribución geográfica en el
    estado.

    d) Características de los diferentes tipos de
    parteras.

     

    Las variables que se incluyeron fueron:

    a) Ubicación geográfica: dirección, localidad, municipio y
    jurisdicción sanitaria.

    b) Edad de la partera: se agrupó en rangos de
    20 años, considerando que representa un movimiento
    generacional.

    c) Educación: se tomó en cuenta
    solamente el indicador de alfabetismo.

    d) Adiestramiento: asistencia a cursos de
    capacitación, año e institución que
    impartió el curso. En este censo sólo se
    tomó en cuenta el último curso al que
    asistió la partera.

    A partir de este censo, se seleccionaron cuatro
    informantes clave a quienes se les aplicó una guía
    de entrevista
    estructurada, por medio de la cual se obtuvo información
    cualitativa sobre cada etapa del ciclo reproductivo.

    Las áreas que se indagaron fueron:

    1) Aspectos normales

    2) Factores de riesgo y
    entidades nosológicas tradicionales

    3) Métodos
    de diagnóstico y tratamiento

    4) Procedimientos
    instrumentales empleados

    5) Resultados de la atención
    ofrecida

    6) Relación con los servicios
    institucionales

    7) Cambios atribuidos a los cursos de
    adiestramiento

    El análisis de la información se
    realizó a través de técnicas
    antropológicas de análisis cualitativos.

     

    RESULTADOS

    A continuación se ofrecen algunos de los
    resultados preliminares, tanto del censo como de la guía
    de entrevista estructurada.

    1) Las personas que ejercen el oficio de parten son, en
    su totalidad, mujeres. El total de parteras detectadas por el
    censo del INSP fue de 630, distribuidas en los 33 municipios del
    estado. Las otras dos fuentes registran 197 por parte de la SSA y
    524 por parte del IMSS.

    2) La edad promedio es de 52 años. Su
    distribución fue la siguiente: 42 parteras menores de 30
    años (7.4%), siendo la más joven de 14; 206
    quedaron ubicadas en el grupo entre 31
    y 50 años (36.3%) y 274 entre 51 y 70 años (48.3%).
    Mayores de 70 años fueron 45 parteras (7.9%).

    3) En cuanto al alfabetismo, más de la mitad de
    las parteras (63.5%) sabe leer y escribir.

    4) El 50.3 por ciento afirmó haber asistido a
    cursos de capacitación y, por el contrario, el 38.1 por
    ciento nunca había asistido. La baja proporción de
    parteras con capacitación formal indica que alrededor de
    la mitad ha adquirido sus conocimientos por tradición
    oral; en otras palabras, a pesar de los esfuerzos de las
    instituciones por ofrecer capacitación, ésta
    sólo alcanza a una proporción reducida del total de
    parteras. Sin embargo, durante los últimas décadas
    ha aumentado constantemente el número de cursos que se
    imparten.

    5) En lo que se refiere a la distribución
    geográfica, se observó que la Jurisdicción
    Sanitaria I concentra la proporción más elevada de
    parteras. La alta cifra de parteras en zonas urbanas (por ejemplo
    Cuernavaca), permite inferir que la población no
    sólo recurre a ellas cuando se carece de un servicio
    institucional, sino también como respuesta al tipo y
    calidad de la
    atención ofrecida. El mayor número de parteras se
    localiza en las zonas periurbanas. Ello también
    podría deberse a otro fenómeno: un mayor registro de
    parteras en las ciudades, donde tienen mayor relación con
    los servicios de salud y el subregistro que, por el contrario,
    probablemente subsiste en áreas más
    distantes.

     

    PERFIL DE LA PARTERA
    DE MORELOS

    Dentro de los terapeutas tradicionales, es quien tiene
    mayor importancia numérica y la única a la que se
    le han destinado planes y programas institucionales (desde 1926).
    No se puede hablar de una partera en términos generales.
    En trabajos anteriores en Morelos,(5) de acuerdo al tipo de
    recursos que emplean y los campos de atención que abarcan,
    se han agrupado en tres categorías:

    Partera tradicional

    Se localiza básicamente en el área rural
    donde la ascendencia indígena es todavía
    considerable. Esta partera generalmente obtuvo sus conocimientos
    por tradición oral y de generación en
    generación. El principal recurso que emplea es la
    herbolaria medicinal aunque, dada su inserción en la
    modernidad,
    eventualmente también utiliza medicamentos de patente. Muy
    a menudo recurre a acciones
    manuales
    (sobadas, manteadas, masajes, etc.) y a los recursos
    hidroterapéuticos (TEMAZCAL, por ejemplo) para afrontar
    algunos de los problemas de
    la morbilidad reproductiva. Muchos de los conceptos que maneja
    forman parte del código de valores
    comunitario que, al ser rastreados, se ubican dentro de la
    cosmovisión prehispánica (por ejemplo, la dualidad
    frío- calor, el
    concepto de
    "naturaleza",
    de los "aires", etcétera). Atiende partos normales y
    distócicos; problemas de esterilidad (caída de los
    ovarios, frialdad en la cintura, infecciones genitourinarias,
    etcétera). Se ocupa asimismo de padecimientos comunes
    durante el embarazo (calambres en las extremidades, "antojos" no
    satisfechos, "mal de orín").

    Cuando actúa en zonas con enormes carencias de
    servicios médicos y ante padecimientos graves (toxemia,
    hemorragias, infecciones), suele hacer uso de los recursos tanto
    tradicionales como médicos que tiene al alcance. En este
    sentido, está en juego su
    prestigio y la continuidad de la demanda de su servicio, basada
    en los resultados de la atención ofrecida: una partera a
    la que se le han muerto varias mujeres, pierde la confianza que
    la comunidad le ha
    otorgado, pese a que muchas veces las condiciones en que llega la
    paciente son las causantes del deceso.

    Su campo de acción con frecuencia se extiende
    también a las enfermedades del
    recién nacido, sobre todo aquéllas englobadas
    dentro de los síndromes de filiación cultural
    (mollera caída, mal de ojo, susto, etcétera); 17.5
    por ciento de las parteras censadas corresponden a esta
    categoría.

    El número de parteras tradicionales tiende a
    decrecer por la estrategia de los
    programas de entrenamiento y por la misma inserción de
    México en la modernidad.

     

    Partera empírica adiestrada

    Parteras que han sido captadas por las instituciones de
    salud y a quienes se ha adiestrado a través de cursos en
    el manejo occidental del embarazo, el parto y el puerperio. Han
    adoptado los conceptos médicos, el manejo de medicamentos
    de patente y el material quirúrgico. Sin embargo, es
    frecuente que continúen utilizando recursos herbolarios
    tradicionales y realizando terapias manuales (sobadas, manteadas,
    masajes, etcétera). En los cursos de adiestramiento a
    parteras, se hace énfasis en la detección y
    referencia de embarazos y partos de alto riesgo. Por esta
    razón es frecuente que la partera empírica
    adiestrada atienda básicamente partos normales, algunos
    trastornos de la esfera ginecológica y algunas
    enfermedades infantiles.

    Un aspecto que cabe señalar es la importante
    labor que han realizado en la esfera de la planificación
    familiar. Gran parte del desarrollo de
    estas políticas
    en el área rural recae en las parteras, hecho que incluso
    se traduce en su denominación popular: "partera
    pastillera", "partera promotora". El 50.3 por ciento de las
    parteras censadas cae dentro de este rango.

     

    Partera empírica no adiestrada

    Emergen como agentes de salud en núcleos con alta
    movilización de población (migraciones,
    asentamientos marginales), generalmente en zonas urbanas
    marginadas. Este tipo de parteras carece del contexto
    ideológico y de los conocimientos previos de las dos
    categorías anteriores. Su esfera de atención se
    centra en partos normales, en el uso de medicamentos de patente,
    instrumental y material mínimo necesario en la
    atención del parto. De acuerdo con los datos, 11.6 por
    ciento de las parteras corresponde a esta
    categoría.

    Cabe señalar que las tipificaciones anteriores
    son dinámicas. A menudo se observa que una partera
    entrenada sigue recurriendo a los conceptos de la medicina
    tradicional y a la herbolaria, y paralelamente a los medicamentos
    de patente. Asimismo, la práctica muestra que las usuarias
    suelen demandar servicios en forma mixta.

     

    CONCLUSIONES

    En México, en el área rural,
    aproximadamente 40 por ciento de los partos son atendidos por
    parteras. Existe una sólida identificación social y
    cultural entre las demandantes de la atención tradicional
    y la partera, ya que comparten los mismos códigos de
    adscripción colectiva. Esto revela que cualquier modelo de
    atención a la salud reproductiva que se diseñe para
    el área rural, debe considerar la participación de
    la partera. En este sentido, es necesario conocer cuáles
    son los conceptos, los recursos, las prácticas y las ideas
    que maneja la partera, con el objeto de diseñar un sistema
    eficiente de articulación con el sector salud.

    ————————————————————-

    Solicitud de sobretiros: Lic. Xóchitl
    Castañeda Camey, Instituto Nacional de Salud
    Pública, Av. universidad 655,
    colonia Sta. María Ahuacatitlán, 62508 Cuernavaca,
    Morelos, México.

    -1 Departamento de Investigación en Salud de la Mujer, Centro
    de Investigación en Salud Pública, Instituto
    Nacional de Salud Pública, Cuernavaca,
    México.

    Fecha de recibido: 16 de abril de 1991

    Fecha de aprobado: 27 de febrero de 1992

    * Información obtenida en el Censo General de
    Parteras del Estado de Morelos, realizado por el centro de
    Investigación en Salud Pública del Instituto
    Nacional de Salud Pública.

     

    SALUD PÚBLICA DE MÉXICO

    SEPTIEMBRE – OCTUBRE DE 1992, VOL.34, No.5

    AUTOR;

    XOCHITL CASTAÑEDA-CAMEY, LIC. EN
    ANTROP.

     

    REFERENCIAS

    1. Lozoya X. medica Tradicional. México, D.F.:
    CEESTEM- IMPEPLAM, 1980; 3 (10): 67.

    2. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e informática. X Censo General de
    Población. Proyecciones bajo hipótesis programática.
    México: INEGI, 1981.

    3. Instituto Nacional de Estadística,
    Geografía e Informática, Secretaría de
    Salud. Información estadística. Sector Salud y
    Seguridad
    Social. Cuaderno No.5. México: INEGI-SSA,
    1980.

    4. Secretaría de Salud. Encuesta Nacional sobre
    Fecundidad y Salud 1987. México, D.F.: SSA,
    1987.

    5. Zolla C, Mellado V, Castañeda X. Embarazo y
    parto en el medio rural mexicano. México D.F.: CIESS,
    1989.

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