La UE ve en México un
socio comercial estratégicamente importante. Primero,
porque México es justamente después del Brasil la segunda
economía
de América
Latina, con más de cien millones de consumidores.
Segundo, por la cantidad de acuerdos de libre comercio
que tiene México.
El presidente Ernesto Zedillo estaba a punto de salir de
la presidencia de México en el año 2000 cuando le
urgía el inicio del Acuerdo de Asociación
Económica, Concertación Política y
Cooperación entre México y los 15 países que
forman la Unión
Europea (UE), acuerdo que se había firmado desde
diciembre 1997 pero que entró en vigencia hasta el
año 2000. Este es el fundamento de las relaciones entre
ambas partes también llamado Acuerdo Global.
Como fue previsto en el Acuerdo Global, se firmó
el Tratado de Libre
Comercio entre la UE y México (TLCUEM) y que
entró en vigor un día antes de las elecciones
presidenciales, el día 1 de Julio del 2000, para el
comercio de
bienes, y el 1
de Marzo del 2001 para el comercio de servicios. El
TLCUEM previó la abolición paso a paso de barreras
arancelarias y otros obstáculos de comercio hasta el 2005
para las exportaciones de
bienes mexicanos a Europa, y hasta
el 2007 para las exportaciones europeas hacia México. Para
el comercio de servicios existen otros arreglos de
transición de hasta diez años de duración.
La total liberalización comercial se pretende entonces
cumplir hasta el 2010.
El Acuerdo fue firmado inicialmente entre México
y la Unión Europea conformada por los países de
Alemania,
Austria, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, España,
Grecia,
Francia,
Irlanda, Italia,
Luxemburgo, Holanda, Portugal, Suecia y Reino Unido. Pero a
partir del 1º de marzo a estos 15 países se le suman
otros diez más: Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia,
Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia y la
República Checa. Hoy la UE cuenta con 450 millones de
habitantes y México con 100 millones de habitantes. A
partir del 2000 México fue el primer país en el
mundo con más tratados de libre
comercio y quien había firmado los tratados de libre
comercio con los dos bloques comerciales y políticos
más importantes del mundo: Estados Unidos y
Europa.
En este acuerdo no hubo un trato equilibrado, gradual y
mucho menos justo, aunque se incorporó una cláusula
democrática que dice: "El respeto a los
principios
democráticos y a los derechos humanos
fundamentales, tal como se enuncia en la Declaración
Universal de los Derechos Humanos, inspira
las políticas
internas e internacionales de las Partes y constituye un elemento
esencial del presente Acuerdo". Aunque es bueno saberlo y
decirlo, lamentablemente no es vinculante.
O sea, es declarativo y no obliga en nada a
ningún gobierno. En
México hay tortura, magnicidios, desplazados internos,
paramilitares, militarización, feminicidios, presos
políticos, pobreza extrema
en aumento, desempleo y
migración, falta de servicios
básicos y muertes por enfermedades de la pobreza, y no
pasa nada, los acuerdos comerciales pueden seguir adelante pese a
los informes
recientes de Naciones Unidas y
Amnistía Internacional sobre la grave situación que
priva sobre los derechos humanos en México.
El presidente Zedillo usó muchas mañas y
trampas para su aprobación en el Congreso mexicano. El
documento no fue traducido a tiempo y en
forma; los legisladores lo conocieron unos días antes de
terminar el periodo de sesiones de la Cámara y pocos meses
antes de que se llevaran a cabo las elecciones presidenciales del
2000. No hubo consultas públicas y todo fue precipitado;
no se tomaron en cuenta los intereses de sectores productivos
mexicanos; se ocultaron los temas de negociación; y tampoco se tomaron en cuenta
las diferencias entre los países ricos de la UE y
México que dieran alguna protección a los sectores
productivos más vulnerables de México.
Además de lo antidemocrático en el
proceso
mexicano, las partes crearon un Comité Conjunto, compuesto
de representantes funcionarios del gobierno mexicano y de la
Comisión Europea, que complementa a nivel ministerial el
Consejo Conjunto ya existente. Este Comité Conjunto se
reunió por primera vez el 2 de Octubre de 2001 en
Bruselas, un año después de la entrada en vigor del
Acuerdo Global. Este Comité se puede reunir y modificar
las fechas para las liberalizaciones comerciales, los porcentajes
y los tiempos, sin que se tenga que consultar con el Senado de la
República Mexicana ni con el Parlamento
Europeo.
Inicialmente se estableció que el 52% de los
bienes que tienen arancel se irían liberando poco a poco
hasta que no paguen un dólar por entrar en el 2007.
Inicialmente se pretendió al 95% del universo actual
de bienes comercializados. De ellos lograr la
liberalización comercial del 100% de los productos
industriales, el 62% de los productos agrícolas, y el
99.5% del sector pesquero. Hasta el año 2003 el TLCUEM
afectó a un 96% de todos los productos y servicios. La
mayor parte de esto ya hasta el 2003 (un 50% de las importaciones
mexicanas y un 82% de las europeas). Hay unas pocas excepciones
de productos muy sensibles, sobre todo del sector agropecuario,
mientras que otros productos agrarios son tratados con mayor
preferencia como el vino, la cerveza,
diferentes tipos de frutas y verduras, el tabaco y otros de
producción europea, y café,
aguacates, flores, varias frutas y miel entre otros de
producción mexicana. En el sector de servicios, se
facilita mucho el acceso de empresas
europeas, especialmente de bancos y seguros, al
mercado mexicano.
Ahora, bancos y seguros europeos podrán invertir en
México sin tener que contar con participaciones en los
Estados Unidos de América
(EUA) o en Canadá.
También se facilitaron las inversiones
directas europeas en México. Transferencias de dinero
más fáciles, impulsos y el fomento a programas de
protección de inversiones deben ampliar y acelerar el
tránsito de capitales trasatlántico. En muchos
casos se puede recurrir a acuerdos bilaterales existentes entre
México y los miembros de la UE. Aparte de esta
liberalización del comercio, el TLCUEM prevé
también la apertura de los mercados para la
entrada de bienes, servicios e inversiones, también en
áreas que hasta hoy han sido reservadas para el sector
público, como en el caso de México del sector
de telecomunicaciones (Telmex), energía
eléctrica (CFE) o petróleo (Pemex).
Dentro de los márgenes tanto de convenciones,
organizaciones
internacionales como la Organización Mundial de Comercio (OMC), o de
tratados bilaterales ya existentes, también se llegaron a
acuerdos en los derechos de competitividad, de autor y de licencias y
patentes. Se pueden patentar cosas tangibles o intangibles
(olores, colores, sabores
o procesamiento de alimentos). Por
otro lado se establecieron varios mecanismos de solución
de conflictos.
Las intenciones de los firmantes del Acuerdo Global y del TLCUEM
son evidentes. México desarrolla un 80% de su comercio exterior
con los EUA. En segundo lugar se encuentra la UE que ni llega a
un 7% del comercio exterior mexicano, seguida por Japón y
Canadá con un poco más de 2% cada uno. El comercio
mexicano con toda Sudamérica es menos que un 2% de todo el
comercio exterior nacional. La UE ve en México un socio
comercial estratégicamente importante.
Primero, porque México es justamente
después del Brasil la segunda economía de
América Latina, con más de cien millones de
consumidores. Segundo, porque la cantidad de acuerdos de libre
comercio que tiene México con otros países y
bloques
económicos ofrece una buena oportunidad para entrar en
el mercados de varias naciones. En primer lugar se trata
evidentemente del TLCAN, pero
México también cuenta con tratados de comercio
bilaterales con varios países centro y suramericanos
(Bolivia,
Chile, Costa Rica, El
Salvador, Guatemala,
Honduras, Colombia,
Nicaragua, Venezuela),
con el Mercosur,
Israel,
próximamente con Japón y otros países. De
hecho México es el país que más tratados de
libre comercio tiene en el mundo. Tercero, porque debido a los
sueldos muy bajos, débiles leyes de derecho
laboral, tasas de impuestos bajas,
leyes de protección de medio ambiente
bastante tolerantes etcétera, especialmente en el sector
de la maquila, implican bajos costos de
producción y hacen de México un lugar de
producción atractivo para las empresas europeas,
más aún, si el mercado principal para estos
productos se encuentra en Norteamérica. La industria de
automóviles europea es un buen ejemplo. La empresa
alemana Volkswagen por ejemplo produce sus modelos
destinados sobre todo al mercado norteamericano y no al europeo
(como el "Beetle") exclusivamente en México. En el caso de
Alemania, casi la mitad del comercio total con México se
compone de automóviles y partes de
automóviles.
Antes de iniciar el 2000, tan sólo el 0.12% del
total de las unidades productivas en México, que
representaban las 327 grandes corporaciones nacionales y
extranjeras -muchas de ellas europeas, y las 3,200 maquiladoras
de exportación, habían sido las
principales beneficiadas de los tratados de libre comercio y
quienes concentraron más del 80% del comercio exterior de
México. Estas empresas fueron las que en su momento
condujeron las negociaciones comerciales. Por ejemplo, la
Volkswagen influyó mucho en el tema sobre la industria
automotriz.
En el año 2000, el volumen de
comercio trasatlántico fue de 20,900 millones de euros
(prácticamente equivalente al dólar), unos 7 mil
millones de estos fueron importaciones europeas desde
México y unos 13,900 millones exportaciones europeas hacia
México. Es decir que México importó casi dos
veces más de lo que exportó a la UE. Con esto, el
déficit comercial de México con la UE fue de 6,900
millones de euros aproximadamente.
Un año después, en el transcurso del 2001,
México exportó bienes y servicios de un valor de unos
7,400 millones de euros hacia la UE. Mientras tanto, bienes y
servicios europeos de más de quince millones de euros
cruzaron el Atlántico hacia México. En total, el
volumen comercial entre ambos aumento de 20,900 millones de euros
en el 2000, a unos 22,400 millones de euros en el 2001, o por un
7.2%. El déficit comercial de México frente a la UE
incrementó desproporcionadamente de 6,900 millones de
euros a 7,600 millones de euros, o por un 10.1%. En el 1990, el
déficit comercial fue de menos de 1,200 millones de
euros.
La UE logró aumentar su participación en
el comercio exterior total de México de un 6% en el 2000 a
un 6.6% en el 2001. La mayor parte del comercio entre
México y la UE se compone de productos industriales. Los
productos agropecuarios representan sólo un 6.7% de las
importaciones y un 4.4% de las exportaciones europeas hacia
México. Los bienes europeos más exportados a
México son máquinas,
automóviles y partes de automóviles, además
de productos químicos. La UE importa de México
sobre todo automóviles, artículos de oficina e
hidrocarburos.
En el sector de servicios hay que mencionar sobre todo el
turismo.
En el transcurso de los años noventa, un 16% de
las inversiones directas extranjeras provinieron de los
países de la UE. En total se encuentran hoy más que
5,000 empresas con capital
europeo en México. El socio de comercio más
importante de México dentro de los quince fundadores de la
UE es la República Federal de Alemania, seguida por
España, el Reino Unido, Francia y los Países Bajos.
A finales de la década México acumulaba un
déficit comercial general que en los últimos 10
años era de 48 mil millones de dólares.
Sí, las relaciones comerciales por el
Atlántico han aumentado ligeramente, pero al mismo tiempo
se incrementó más fuertemente el déficit
externo de México con la UE, lo que indica que los
europeos han salido más favorecidos por el TLCUEM que los
mexicanos. Hasta ahora, el TLCUEM no logró diversificar
las exportaciones mexicanas hacia la UE. Más de un 80% de
las exportaciones mexicanas a UE se componen todavía de
sólo nueve productos más importantes. El sector que
seguramente ha sufrido más por el TLCUEM es la agricultura
mexicana, que ya se encuentra en una profunda crisis. Antes
de iniciar la vigencia del TLCUE los 10 productos que más
se exportaban a la UE representaban entre el 40 y el 45% del
total. Entre ellos petróleo,
motores,
accesorios de máquinas, azúcar,
café, penicilinas, entre otros. En contraste, las 10
principales exportaciones de la UE para México
representaban el 10% del total provenientes de Alemania, Italia,
Francia, España y Reino Unido. Por su lado la UE cobraba
aranceles
altos a los productos mexicanos como la cerveza (14%), las fresas
congeladas (13%), jugo de naranja (18%), las manufacturas de
plástico
(7%), etc. Otros productos como el aguacate, tequila, garbanzo,
también pagaban aranceles.
Los productos agropecuarios mexicanos que lograron
encontrar más demanda en
Europa después de la entrada en vigor del TLCUEM se
encuentran generalmente en manos de grandes
compañías europeas e internacionales. El aguacate
por ejemplo es dominado por empresas francesas, las flores por
empresas holandas. La UE por su parte exige la apertura total del
mercado mexicano para los productos agropecuarios europeos,
mientras que ella misma protege a sus campesinos a través
de barreras arancelarias y subsidios.
En el año 2001, el presupuesto total
del gobierno mexicano para la agricultura fue de casi tres mil
millones de dólares. La UE gastó en el mismo tiempo
más de 105 mil millones de dólares sólo en
subsidios. El campesino
mexicano simplemente no puede competir con la agricultura
moderna, altamente subsidiada y además
políticamente unificada de la UE.
En cuanto a estas cifras hay que mencionar que se trata
de una elección de una gran variedad de estadísticas diferentes y por partes
contradictorias, a veces de una sola fuente. La página de
internet de la
Unión Europea (http://europa.eu.int/) por ejemplo ofrece muchos
documentos y
tablas sobre las relaciones comerciales entre México y la
UE que en muchos casos no coinciden con otros del mismo sitio. El
Instituto Nacional de Estadísticas Geografía e Informática de México (INEGI)
tampoco tiene más informaciones. Además no se pudo
verificar en ningún sitio las altas tasas de crecimiento
de las que se hablan en informes oficiales y en los encuentros de
los representantes de ambos socios de comercio, como en el primer
encuentro del Comité Conjunto en el mes de octubre del
2001 en Bruselas, donde se mencionó un crecimiento del
comercio entre México y la UE de más de un 25 por
ciento dentro del primer año de vigor del
TLCUEM.
Las empresas transnacionales europeas buscan la forma de
cómo garantizar sus negocios en
América Latina y el Caribe. Ya han sido comprados o se
están comprando los bancos y todo el sistema bancario,
pero también la energía eléctrica, el
gas y el
petróleo, el agua, etc.
Entre estas empresas encontramos a BBV, Santander, Scotian Bank,
Unión Fenosa, Endesa, Iberdrola, Repsol, Shell, British
Petroleum, Gas Natural,
Vivendi, Suez, Electricidad de
Francia, etc. Muchas de estas empresas tienen ganancias
equivalentes al presupuesto de cualquier país
centroamericano o del Caribe.
El proceso como el resultado fue totalmente
antidemocrático y vendió la soberanía de México. Con el acuerdo
se aprobó que el gobierno mexicano fuera demandado por las
empresas extranjeras en instancias internacionales y cuyas
resoluciones fueran obligatorias al país
independientemente de las leyes mexicanas. Otro resultado del
acuerdo fue acelerar el tiempo en que las empresas no paguen nada
de impuestos (aranceles) por cualquier producto que
quieran introducir a México; y eliminar lo antes posible
la cuota de importación, esto es, la cantidad de
toneladas que puede introducir al mercado mexicano del mismo
producto. Un ultimo elemento grave fue reglamentar para todo el
"trato nacional", esto es, que la empresa
extranjera no puede recibir un trato menos favorable que el que
reciben las empresas nacionales (apoyos, subsidios, facilidades
fiscales, promoción, contratos, leyes
o reglamentos especiales, etc.)
El TLCUE se seguirá profundizando las
desigualdades económicas, sociales, culturales,
ambientales que ya ha agudizado el TLCAN. Contraviene la
Declaración Universal de los Derechos Humanos y El Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales. Ambos instrumentos internacionales se refieren al
derecho a la seguridad
social, al trabajo, a un
salario digno;
derecho a formar síndicos y a la huelga; a un
trato igualitario sin discriminación; a la satisfacción de
los derechos económicos, sociales y culturales; a la educación y a la
salud; a un
ambiente sano;
a la libre determinación de los pueblos; a la
participación y consulta popular, etc.
La sociedad civil de
México y de la UE critica fuertemente el Acuerdo Global y
el TLCUEM. Un punto central de crítica
frente al Acuerdo Global es la ausencia de una instancia central
de monitoreo del cumplimiento con la cláusula
democrática y de derechos humanos arriba mencionada. Se
exige, sobre todo por parte de la Red Mexicana de Acción
frente al Libre Comercio (RMALC) un Observatorio Social que
observe y evalúe permanentemente la situación
actual democrática, de derechos humanos y medioambiental
dentro de la UE y sobre todo en México. Además, se
exige la implementación de un Consejo Consultivo Mixto
(CCM) que asesore a las autoridades de las relaciones
mexicano-europeas que según el Acuerdo Global sean el
Consejo Conjunto y el Comité Conjunto en asuntos de los
impactos del TLCUEM a la situación económica,
política y social. De esto se espera lograr una
dimensión positiva y activa de la cláusula
democrática y de derechos humanos del Acuerdo Global, la
que hasta ahora se antoja demasiado pasiva y negativa.
Ante eso la sociedad civil
exige la publicación regular de un informe anual
sobre los impactos del Acuerdo Global y del TLCUEM en los
sectores de derechos humanos, trabajo, pobreza, agricultura,
minorías, medio ambiente et cétera. Otro problema
del Acuerdo Global es la composición del Consejo Conjunto
y del Comité Conjunto. Ya que éstos se componen
exclusivamente de representantes de los gobiernos, los cuales son
los únicos responsables con derecho a tomar decisiones.
Esto contradice a la Constitución Mexicana que requiere la
inclusión del poder
legislativo, es decir del parlamento y del senado, en la
toma de
decisiones. También se critica que las empresas
pequeñas y medianas, tanto de Europa como de
México, no obtienen ventaja ninguna del TLCUEM. Sobre todo
las empresas grandes que producen en México como la
Volkswagen son las que son favorecidas por el tratado, tanto como
el sector de maquilas en general. Tampoco el incremento del
comercio entre ambos lados ha crecido tan extraordinariamente
como fue prometido.
Por eso, organizaciones no-gubernamentales (ONG) exigen al
gobierno mexicano proteger a los productos más sensibles
de la agricultura mexicana, como por ejemplo el maíz, el
trigo, el azúcar, el café y el cacao entre otros.
Para darles la oportunidad de diálogo a
las diferentes partes de la sociedad civil mexicana y europea, se
decidió en el encuentro del Comité Conjunto en el
mes de Octubre del 2002 la convocación a un Foro Social México-EU de la
sociedad civil de ambos lados del Atlántico. Este primer
foro tuvo lugar en Bruselas el día 26 de Noviembre del
2002. Más de doscientos representantes tanto de distintos
órganos de la sociedad civil como de ONGs, sindicatos,
grupos de
interés, órganos científicos
y de la prensa, como de
ambos gobiernos fueron invitados. Con el foro se quiso darle la
oportunidad a la sociedad civil de expresar sus fuertes
críticas, explicar los impactos del Acuerdo Global y del
TLCUEM a la sociedad en ambos lados, hacer propuestas para
mejorar los acuerdos firmados y de ponerse de acuerdo entre si.
Esto se pretendió lograr a través de la
formación de tres mesas de trabajo para los sectores de
política, cooperación y comercio y
economía.
Después de unas confusiones al inicio en cuanto a
la forma y la meta del foro
y el papel de los representantes de los gobiernos, que casi
habían causado el retiro de algunas ONGs, sobre todo los
participantes mexicanos presentaron una gran cantidad de ideas y
propuestas. Las reacciones por partes tanto de la sociedad civil
como de los representantes de gobierno fueron generalmente
positivas. Especialmente los representantes de la UE han
reaccionado con mucho interés a las propuestas del RMALC
hacia el establecimiento de un Observatorio Social y de un CCM.
Pero ninguno de los representantes quiso hacer concesiones ni
promesas concretas.
De cualquier modo debemos seguir presionando para que
los acuerdos de libre comercio no estén por encima de los
derechos humanos.
Página Web de la
Unión Europea (http://europa.eu.int/);
Red Mexicana de Acción frente al Libre Comercio
(http://www.rmalc.org.mx/);
Periódico "Milenio", Ciudad de México,
25.11.2002 y 26.11.2002;
Periódico "Reforma", Ciudad de México,
27.11.2002;
Periódico "El Economista", Ciudad de
México, 26.11.2002;
Periódico "De Morgen", La Haya, 28.11.2002; "EU
Country Strategy Paper: Mexico 2002-2006", Bruselas
2001;
RMALC/CIFCA, "Encuentro de Organizaciones Sociales y
Civiles de México y la UE en el Marco del Acuerdo Global
UE-México", Ciudad de México 2001;
Embajada Alemana en México
(http://www.embajada-alemana.org.mx/);
Instituto Nacional de Estadísticas
Geografía e Informática (http://www.inegi.gob.mx/);
EuroStat
(http://europa.eu.int/comm/eurostat/Public/datashop/print-catalogue/EN?catalogue=Eurostat);
"Voto Particular. Acuerdo de Asociación
Económica,. Concertación Política y
Cooperación entre México y la Unión
Europea", PRD, México, DF, marzo de 2000.
* Jan Döhler y Gustavo Castro
CIEPAC – Centro de Investigaciones
Económicas y Políticas de Acción
Comunitaria