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La pasión de la derecha: fundamentalismo religioso y la crisis de la democracia




Enviado por Henry Giroux




     La pasión de la derecha: fundamentalismo
    religioso y la crisis de la
    democracia

    "The Passion of the Right:
    Religious Fundamentalism and the Crisis of
    Democracy
    ,"

     

     

    Cultural Studies/Critical Methodologies (in
    press).

     Con la reelección de George W. Bush, el
    fundamentalismo religioso parece estar fuertemente enfocado en su
    esfuerzo por definir políticas
    a través de un moralismo fanático y
    reductivista.

    Esta clase de
    fanatismo religioso tiene una larga tradición en la
    historia
    Americana, extendiéndose desde el siglo XVII con el arribo
    del Puritanismo hasta el despliegue actual del
    Pentecostalismo.

    Esta historia a menudo ignorada, imbuida de certeza
    teocrática y absolutismo
    moral, ha sido
    muy poderosa en proveer justificación religiosa a los
    gustos del Ku Klux Klan, el discurso de
    los Robber Barons, el discurso patriarcal de los "valores
    familiares", y el reciente espectáculo de ortodoxia
    religiosa de la película de Mel Gibson. La lección
    histórica aquí presente es que el moralismo
    absoluto cuando se mezcla con la política no produce
    únicamente fanáticos que creen tener el monopolio
    sobre la verdad y una legitimación racional, sino que
    además enciende la intolerancia hacia otros que no siguen
    el escrito y correcto camino sancionado oficialmente de creencias
    y comportamientos.

    Los valores familiares son unidos ahora a una
    emocional carga retórica que apela a la
    fe como el nuevo código
    lingüístico para el conservadorismo cultural. Cuando
    el ala derecha religiosa se une con la ideología política y el poder
    político, no sólo legítima la intolerancia y
    las formas anti-democráticas de corrección
    religiosa, también sienta las bases para un creciente
    autoritarismo que burla fácilmente apelar a la
    razón, el disenso, el diálogo, y
    el humanismo
    secular. Cómo explicar de otra manera el creciente
    número de educadores Cristianos conservadores que quieren
    imponer la enseñanza del creacionismo en las escuelas,
    prohibir la educación
    sexual en el Curriculum, y
    subordinar los hechos científicos al dogma
    religioso.

    Con el mandato de George W. Bush para gobernar por
    cuatro años más, la corrección religiosa
    aparece ejerciendo una poderosa influencia en la sociedad
    Americana. La policía moral parece estar en todos lados
    denunciando todo, desde la presentación sin vestuario de
    Janet Jackson hasta la lasciva influencia satánica del
    show televisivo "Desperate Housewives". Pero la policía
    moral hace más que censurar e imponer su moralismo
    teocrático en las creencias de todos los demás,
    también elige políticos, y esto no augura un buen
    futuro para la democracia en
    los Estados
    Unidos.

    El crecimiento del fanatismo religioso como
    política aparece prontamente no sólo en el alto
    perfil de un "buhonero" religioso como John Ashcroft y el actual
    "elegido" ocupante de la Casa Blanca, sino también en la
    emergencia de una nueva casta de políticos (basados en la
    Fe), elegidos para el más alto nivel de gobierno
    auspiciados por medios
    controlados por corporaciones de intereses conservadores y una
    creciente base evangélica de fundamentalistas Cristianos.
    El moralismo Cristiano conservador viaja ahora directo a los
    más altos niveles de poder, esto se puede
    ver en la reciente elección de una nueva cosecha de
    "ayatollahs oportunistas de derecha" al Senado de los Estados
    Unidos. (1)

    Por ejemplo, el nuevamente elegido senador de Oklahoma,
    Tom Coburn, ha no sólo abogado por la pena de muerte
    para los doctores que practican abortos, también ha
    insistido en que el lesbianismo es tan creciente en las escuelas
    en Oklahoma, que las escuelas oficiales sólo dejan que las
    chicas vayan solas al baño. Jim DeMint, el nuevo senador
    de South Carolina, afirmó que no quiere ver "una mujer soltera que
    ha estado
    embarazada y viviendo con su novio" enseñando en las
    escuelas públicas." (2)También afirmó que
    quiere prohibir la enseñanza de profesores gays en las
    escuelas públicas. Jon Thune, el nuevamente elegido
    senador de Soth Dakota, sostiene una enmienda constitucional que
    prohíbe la quema de la bandera, pero no menciona el
    recorte de impuestos
    permanente de Bush para los ricos.

    Altamente reconocido como el creador de la primera
    presidencia basada en la fe, George W. Bush, ha hecho más
    durante su primer mandato por avanzar en la agenda del ala
    derecha evangélica que cualquier otro presidente en la
    historia reciente, y así va a continuar en su segundo
    mandato. Lo más perturbante, no es sólo que muchos
    de sus seguidores crean que Bush es su líder,
    sino que es abrazado por ellos como un "mensajero de Dios", (3)
    cuyo trabajo es
    implementar la voluntad divina.

    Por ejemplo, Bob Jones III, el presidente de un colegio
    fundamentalista que lleva el mismo nombre, afirma en una carta escrita al
    Presidente Bush: "Cristo le ha permitido ser su siervo" para
    "dejar impreso un camino de rectitud…En su re- elección,
    Dios ha otorgado amablemente Gratuitamente –aunque ella no
    lo merezca- un indulto de la agenda del paganismo. Usted ha
    recibido un mandato. Nosotros, la gente, esperamos que su voz sea
    como el sonido claro de
    una trompeta…No se equivoque. Ponga su orden del día en
    el candente frente y déjelo hervir. Usted no le debe nada
    a los liberales. Lo desprecian porque desprecian a su Cristo."
    (4) Jones sigue en su reclamo: " Cristo le ha permitido (a Bush)
    ser Su servidor en esta
    nación…usted tendrá la oportunidad
    de designar jueces conservadores y ejercer con el congreso un
    fuerte liderazgo en
    la legislación definida por la norma bíblica
    respecto a la familia,
    sexualidad,
    santidad de la vida, libertad
    religiosa, libertad de
    expresión, y gobierno limitado." (5)

    Esto es más que un llamado de los cristianos
    social conservadores y a los "puritanos poderosos", como los
    llama Maureen Dowd, para sumar jueces conservadores, impedir a
    los maestros homosexuales asegurarse el trabajo, y
    aprobar la legislación que detenga la investigación de células
    madres, y eliminar los derechos reproductivos de
    las mujeres; es también un ejemplo de los "sentimientos
    sangrientos de venganza" que ahora motivan muchos de los
    impulsores religiosos de Bush.

    El fervor ideológico, si no es que reclama
    venganza, que manejan muchos cristianos fundamentalistas
    seguidores de Bush es evidente en las palabras de su seguidor
    Ardí Billington que sostiene, "Para mí, creo que
    Dios controla todo, y Dios utiliza al presidente para mantener al
    diablo controlado, -y nos cuida-de ver la oscuridad y proteger
    esta nación.
    No nos protegerá otra gente. Dios da a la gente elecciones
    para hacer. Dios nos dio este presidente para ser el hombre que
    proteja a la nación en este tiempo." (7)
    Bush parece abrigar la misma arrogante ilusión y de esa
    ilusión ha emergido un gobierno que deja de lado la auto
    crítica, la incertidumbre, y la duda a
    favor de certezas basadas en la fe y una rigurosa moral carente
    de reflexión crítica. De hecho, el miedo, la
    calumnia, y Dios fueron la plataforma de la campaña
    presidencial de Bush en el 2004.

    Primero, Cheney argumentó que si Kerry era
    electo, significaría que el país estaría
    sujeto a ataques terroristas, que se transformaba en "Vote a Bush
    o muera". Luego, la campaña Swift Boat, condujo a la gente
    a creer que Kerry era un cobarde en lugar de un héroe, a
    pesar de las cinco medallas que obtuvo en Vietnam. Finalmente,
    Dios se convirtió en el referente último para
    movilizar millones de votos adicionales de los Cristianos
    fundamentalistas. Matthew Rothschild, el editor de "The
    Progressive", apuntó que los republicanos repartieron
    piezas de literatura en Arkansas y
    West Virgina clamando que "los Demócratas van a quitarle
    la Biblia a todos…" En el frente de cada envoltorio, enviado
    por el Comité Nacional Republicano, había una
    Biblia con la palabra "Prohibido" cruzada sobre ella. "Esto
    será Arkansas…si usted no vota", decía" (8)
    Parece ser que la aguda rectitud proclamada por el
    ejército evangélico de Bush, se tomó
    vacaciones para jugar sucio durante las campañas de Bush y
    Kerry.

    Ron Suskind argumentó que la
    característica clave de la presidencia basada en la fe de
    Bush, es que desprecia "el diálogo abierto, basado en
    hechos, por no ser visto algo con un valor
    inherente". (9) Jim Wallis, un pastor evangélico
    progresista, que fue utilizado por Bush para reunir una gama del
    clero para hablar de Fe y Pobreza,
    descubrió prontamente que Bush no estaba abierto a los
    hechos o ideas inconvenientes a los que curiosamente y menudo se
    refiere como a "sus instintos". Wallis clama que como el tuvo que
    trabajar cierto tiempo con Bush en la Casa Blanca lo que
    "comenzó a ver en este punto era el hombre que iba
    a emerger en el siguiente año – un Calvinista
    Americano mesiánico. El no quería oír de
    nadie que dudara de él" (10) Bush se volvió
    ampliamente reconocido como un presidente que exhibe disgusto, si
    no desdén, por la contemplación, el examen de los
    hechos, o tratar con preguntas amistosas acerca de las razones de
    sus decisiones.

    Un creciente anti – intelectualismo unido a un
    moralismo talibán ahora se traslada con bravura a
    prácticas culturales diarias del ala derecha
    evangélica, trasladando su visión mesiánica
    del mundo. Por ejemplo, más y más
    farmacéuticos conservadores se niegan a completar recetas
    por motivos religiosos. La mezcla de la medicina, lo
    político, y la religión se traduce
    en la imposibilidad de algunas mujeres para acceder a pastillas
    de control natal o
    cualquier otro producto
    designado para prevenir la concepción. Se pone peor: Los
    fundamentalistas religiosos más exaltados de Bush, no
    hacen más que desdeñar el pensamiento
    crítico y reforzar formas retrogradas de homo fobia y
    patriarcalismo; inspirar un militarismo agresivo, e imbuido en
    el lenguaje de
    una guerra santa.
    Un ejemplo revelador se puede encontrar en una historia
    recientemente publicada por la Agencia de Prensa
    Francesa.

    Se reportó que un grupo de
    marinos evangélicos se preparaba antes de su asalto a
    Fallujah, Irak, para
    "combatir bárbaros" escuchando canciones heavy metal
    llenas de elogios a Cristo, mientras "una voz femenina lloraba en
    los altoparlantes "Eres el soberano, tu nombre es sagrado. Tu
    eres el cordero puro inmaculado"" Justo antes de la batalla, un
    capellán ordenó a los soldados en línea para
    ungir sus cabezas con aceite,
    mientras les dijo "La gente de Dios será ungida con
    aceite" (11) Parece ser que ahora la guerra de Dios por la
    "democracia" es definida por sus seguidores como una "guerra
    santa" contra los infieles.

    El giro hacia la religión como elemento central
    de la política sugiere dos importantes y relacionadas
    consideraciones que necesitan ser anotadas por aquellos de
    nosotros que creemos en una democracia que mantenga una
    legítima separación de la iglesia y
    el estado como
    fundamento de la libertad religiosa y el florecimiento de las
    diversas esferas públicas. En primer término,
    existe una creciente necesidad de anotar la búsqueda
    comunitaria mediante formaciones sociales, valores, y movimientos
    que unan a la gente bajo el discurso de moral pública,
    compromiso cívico, y los
    imperativos éticos de la democracia.

    Esto no es sólo asunto de descubrir las
    raíces seculares de América, sino también, la
    creación de una política cultural en la cual el
    lenguaje de la
    comunidad,
    valores compartidos, solidaridad, y el
    bien común jueguen un importante rol pedagógico y
    político en la lucha por una sociedad substancialmente
    inclusiva y democrática. Esto significa desarrollar un
    lenguaje crítico en el cual el rabioso individualismo y el
    atomismo de la ideología neoliberal de mercado pueda ser
    desenmascarada por sus anti democráticas y tendencias
    totalmente prohibitivas.

    Esto significa desarraigar todos ese fundamentalismo que
    prevalece en la sociedad americana, incluyendo el
    político, religioso, militarístico y de mercado que
    ahora ejercen una influencia tan poderosa sobre todos los
    aspectos de la sociedad Americana. Lo crucial para entender es
    que el fundamentalismo no pude ser desestimado como
    antidemocrático o maligno. El Fundamentalismo se convierte
    en un cierto tipo de trabajo que utiliza las necesidades
    individuales y colectivas, aunque a menudo traduzca en lo que
    Ernst Bloch llamó una vez, la estafa en el cumplimiento.
    Más específicamente, el fundamentalismo, provee a
    la gente no sólo de sentido de identificación en
    tiempo de crisis, sino también de eficacia
    pública; esto es, proporciona la promesa de convertirse en
    agente social en el que los individuos pueden ejercer la
    solidaridad a través de un sentido de significado y
    acción
    en sus vidas.

    Las políticas democráticas y el humanismo
    secular si llegará a investirse en defender y luchar por
    las necesidades más que un lenguaje de crítica,
    necesita de un lenguaje de posibilidades. Una vez que ambos
    enfrentan los valores
    anti democráticos, claman por el derecho y por ofrecer una
    noción de valores
    morales en que "cuidado y responsabilidad, justicia e
    igualdad,
    vidas integras, oportunidad y comunidad, cooperación y
    confianza, honestidad y
    apertura" (12) están relacionados con los principios de
    justicia, igualdad y libertad. Segundo: la identidad debe
    experimentarse más allá del llamado atomizante de
    las fuerzas de mercado. Para que la identidad se convierta en
    algo pleno de sentido en una sociedad democrática, debe
    ser alimentado por una conexión con otros, el respeto por la
    justicia social, y el reconocimiento de la necesidad de trabajar
    con otros para brindarles a ambas un sentido de alegría
    colectiva y medida de responsabilidad
    social.

    De ahí, existe la necesidad de educadores,
    artistas, padres, activistas, y otros para no sólo
    defender las esferas democráticas existentes sino
    también desarrollar alternativas donde el lenguaje y la
    práctica de la comunidad democrática, valores
    públicos, compromiso civil, y justicia social puedan ser
    pensadas, aprendidas y experimentadas. Por ejemplo, la educación
    pública y la superior pueden ser dos de los pocos sitios
    que quedan donde los valores públicos pueden ser
    aprendidos y experimentados, y ambos deben ser defendidos
    vigorosamente. Al mismo tiempo, la democracia debe ser sostenida
    y alimentada a través de una amplio rango de sitios
    coincidentes – desde películas, televisión, y desde internet a la radio– que se
    enlazan en diversas formas de pedagogía pública – estos es,
    prácticas organizadas donde la producción de ideas, valores, y conocimiento
    son una característica y resultado centrales. Las
    políticas culturales están vivas y saludables en
    los Estados Unidos.

    Ddesafortunadamente, estas políticas son
    controladas por la derecha e ignoradas profusamente por
    progresistas de variadas ideologías. Mientras puede ser
    verdad, como apunta el columnista de New York Times, Frank Rich,
    que la policía moral tenga mucho menos apoyo entre el
    "populacho" norteamericano que Ralph Reed, Jerry Falwell, Pat
    Robinson, y los medios de
    comunicación dominantes de lo que nosotros creemos; el
    problema que Rich pasa por alto es que esta minoridad ejercita un
    enorme influencia en conformar políticas y es ahí
    donde reside el peligro –no en su número sino en su
    influencia- (13). El autoritarismo toma muchas formas y esla
    más reciente expresión que parece estar ganando
    terreno a través de la cruzada de fuerza
    implacable de valores morales en casa y en el
    exterior.

    No es necesario decir, que la política cultural
    está viva y saludable en Estados Unidos, pero
    también, que debe ser reiventada para servir a la
    democracia en lugar de asesinarla. Lo que se pone en juego es el
    desafío de repensar el sentido de la política para
    el siglo XXI. Este desafío no puede ser dejado en manos de
    los fanáticos de "Mi Dios es mejor que el tuyo", que
    desconocen los valores democráticos en pos de una
    política de "Cuernos y Aureolas".

     

    Henry Giroux

    Translated by: Pablo Aiello

     

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