Aris Papathéodorou
(1)
- Una cuenca de inteligencia
social - La estructura de
conexión - Autonomía y
cooperación - Saberes tecno-científicos
en red - Notas al
pie
La comunicación digital está
indisolublemente ligada a la informática, hasta el punto que la propia
historia de las
redes se confunde en más de un momento con la de sus
tecnologías tanto materiales
como informáticas. Internet es el producto de la
revolución
microinformática y de Unix; del
mismo modo que los progresos del «saber-hacer»
informático, y en particular del software
libre, deben muchísimo a las potencialidades cooperativas
ofrecidas por la red de redes.
En el interior de este proceso se han
constituido sujetos colectivos múltiples, las famosas
comunidades virtuales de Howard Rheingold, (2) que han adquirido
y/o desarrollado formas de saber-hacer particulares y
específicas. De la simple utilización de los
instrumentos informáticos de comunicación a
través de Internet al desarrollo del
código
informático; de la invención de los usos (por
ejemplo, el uso de los grupos de
noticias por
parte de las ONG) a la
invención de nuevos lenguajes de
programación (Perl, Python, PHP…por citar
apenas los más conocidos) y a la creación de
sistemas de
desarrollo libre (BSD, GNU/Linux, pero
también muchos otros).
Hoy en día, con la
«masificación» del acceso a Internet, con el
creciente interés
que suscita un sistema como
GNU/Linux, me parece que una de las apuestas más
importantes –para el software libre
y para Internet– reside en la cuestión de la
transmisión de la pericia, en la difusión
del saber-hacer, en la expansión de los procesos
cooperativos.
«El acto técnico pone en marcha un
saber-hacer y unos conocimientos tácitos que se depositan
en el cuerpo del operador bajo la forma de memoria
encarnada, al igual que los gestos y las posturas».(3) El
proceso de apropiación individual de las competencias a
través de las estructuras
comunitarias ha superado la prueba y sigue resultando en buena
medida operativo. Al mismo tiempo, el
cierre «identitario», un cierto elitismo difuso,
así como la afluencia masiva de usuarios neófitos,
comportan el riesgo de que se
desarrolle un dualismo entre un cuerpo indistinto de usuarios y
círculos restringidos de iniciados, por más que se
trate de sujetos híbridos a caballo entre culturas
técnicas y modalidades de uso
social.
Es preciso oponer a la trayectoria iniciática
individualizada y, por fuerza,
altamente selectiva, otro modelo de
circulación de los saberes, un proceso abierto de
adquisición del saber-hacer y de circulación de las
experiencias. Las mismas posibilidades de intercambio ofrecidas
por las redes y las recursos
instrumentales de trabajo
cooperativo ofrecidas por el software libre hacen que una
hipótesis tal no sólo parezca
posible sino también practicable.
Quisiera por lo tanto partir ahora de un conjunto de
apuntes generales, de una veloz observación del proceso de
cristalización de una inteligencia
colectiva en torno al
ciberespacio, para intentar argumentar la necesidad de redes de
intercambio de saberes tecno-científicos.
Una cuenca de inteligencia
social
La multiplicidad de prácticas de hacking
(4) que se han desarrollado en estos últimos veinte o
treinta años gracias al crecimiento de Internet y a la
explosión microinformática, constituyen, en su
diversidad y dispersión, una verdadera cuenca de
inteligencia social de la que el software libre es hoy, de
algún modo, la producción más completa.
Pero sería erróneo limitar el
fenómeno a la sola aparición en el mercado de
«productos
acabados» –software con mayores prestaciones,
más user-friendly [«amigable»] o
más fácil de adaptar para el usuario consciente–,
o no ver en todo esto más que el simple surgimiento de un
nuevo paradigma
económico (en resumidas cuentas, el de la
«nueva economía»)
particularmente extensible.
La cultura
hacker primero,
en tanto que práctica empírica de un derecho
consuetudinario, el movimiento del
software libre después, como afirmación
directamente política, que coloca
en el centro la necesaria libertad de
circulación y de uso del código fuente y practica
de hecho la cooperación productiva en la innovación informática, han
producido mucho más que líneas de código:
han contribuido a una amplia difusión de los saberes
tecno-científicos más allá de los meros
círculos de expertos; han difuminado en gran medida la
distinción entre productor (del código) y usuario
(del software, es decir, del código compilado).
Así pues, nos encontramos, quizá por
primera vez de forma tan evidente, frente a un ciclo de
producción y de innovación social cooperativo,
colectivo y comunitario, que inviste a una multitud de sujetos
fuera de todos los esquemas clásicos —empresa
capitalista o iniciativa pública– de la división
del trabajo, más allá de la sola
sobredeterminación del mercado, y que repropone la
primacía del valor de uso,
de la utilidad social,
no sólo del «producto» sino también de
lo que este contiene en tanto que saber, innovación,
proceso y afecto.
La revolución del software libre consagra
así un modelo en el que la innovación y la
producción ya no se fundan en una lógica
jerárquica de empresa, sino en la verdadera cuenca de
inteligencia social constituida, sin duda en diferentes grados,
por equipos de desarrolladores y de usuaries, por fundadores de
proyectos y
por aquellos a quienes estos se dirigen.
La estructura de
conexión
Sin lugar a dudas, la revolución
informática (desde el nacimiento de Unix al de
«Linux», pasando por el proyecto GNU) no
habría tenido lugar sin el desarrollo simultáneo de
las redes y sin su posterior unión en Internet. Los grupos
de noticias y las listas de correo, en particular, han
desempeñado un papel determinante en la
circulación, pero también en la extensión de
las posibilidades de cooperación y de desarrollo
común para la producción de una multitud de
componentes de software.
Por plantearlo más claramente, Internet ha sido
lo que ha permitido que este proceso –en un principio limitado
exclusivamente a las «comunidades virtuales» de
hackers— se
extendiera de forma espectacular a una masa de sujetos
diversificados: simples usuarios deseosos de convertirse
también en «actores», estudiantes que
querían aumentar sus instrumentos de investigación pese a la insuficiencia de
dotaciones de las universidades, adolescentes
excitados por el desafío «técnico»,
militantes de asociaciones en busca de soluciones
informáticas «a bajo coste», etc. La
innovación del software ha salido así de los
laboratorios de investigación científica punta, en
los que se jugaba todo a lo largo de los años 60 y 70, y
de los equipos de las empresas para
investir un campo social mucho más vasto.
De hecho, Internet, como estructura de conexión,
constituye hoy en día la forma misma de organización molecular de este formidable
ciclo de producción inmaterial. Los grupos de
programadores de GNU/Linux –los famosos LUG (5)–, las
comunidades de programadores en Perl o en PHP, diversos
equipos tipo hacklabs o medialabs, algunos
proyectos de software libre o inclusive el formidable esfuerzo
por poner on-line documentación, traducciones o tutoriales
varios y diversos, encuentran en la web una
visibilidad absolutamente favorable para su
desarrollo.
Una visibilidad que no es, en este caso, simple puesta
en escena, pura representación espectacular, sino sobre
todo una apertura a posibilidades efectivas de
colaboración y de enriquecimiento recíproco, no
sólo entre los equipos de desarrollo y los usuarios, sino
también entre los propios usuarios. Los foros por web
(»webBBS» o weblogs) o las listas de correo de
usuarios de software, se muestran tan ricos en esta
circulación productiva de saberes, en este intercambio de
experiencias y de inventiva entre éstos, que, sin lugar a
dudas, contribuyen a una mejora del código pero que, sobre
todo, permiten la constitución y difusión de un
«saber-hacer» entre usuarios, así como la
innovación de los usos posibles de determinado software o
determinado script.
El ciberespacio es actualmente, por definición,
el territorio sin límites en
el que se despliega esta formidable inteligencia
colectiva.
Al mismo tiempo, no estamos ante el advenimiento
profético de la inteligencia colectiva.(6) La
difusión masiva del uso de Internet y el formidable
crecimiento del desarrollo del software libre y/o open
source,(7) aunque fundado esencialmente sobre la potencia de
creación y de producción social de las
«comunidades virtuales», determina también,
simultáneamente, ciertos límites.
En efecto, el paradigma comunitario, aunque sigue
siendo, sin duda, enormemente eficaz dentro del estricto marco
del desarrollo informático –y, en todo caso, enormemente
más eficaz que el modelo «taylorista», en el
que la innovación se ve separada de la producción y
de los usos, encerrada en laboratorios profesionales y en el
sistema del código propietario– se revela al mismo tiempo
decididamente demasiado cerrado para hacer frente a la
multiplicación y diversificación de las figuras
sociales que actúan sobre los territorios de la
comunicación.
Junto al modelo del usuario/actor cualificado,
simbolizado por la figura del hacker, junto a las formas de
autoorganización comunitaria que abundan en el
ciberespacio, aparecen asimismo las múltiples
declinaciones del internauta-masa, un conjunto proteiforme de
sujetos para los cuales, en el mejor de los casos, la
relación con Internet es por principio una relación
de uso de servicios u,
ocasionalmente, de «redireccionamiento» de estos
servicios para un uso personal o
colectivo.
Este «internautariado», si es capaz de
producir usos inteligentes de las redes, como en el caso del
movimiento de los profesores del invierno del 2000 en Francia, se ve
rápidamente encerrado en el espacio marcado por la
oferta
comercial que existe en las webs. Un ejemplo significativo: la
presencia masiva de listas de correo del mundo asociativo o
militante en los servicios de portales comerciales como eGroups,
Listbot (Microsoft),
Voila (France Télécom), Topica, etc.
No hay que hacerse ilusiones, el uso del software libre
y de los recursos comunicativos de Internet que se apoyan en
él, aunque haya sobrepasado los círculos
restringidos de una «élite» de programadores y
haya llegado a numerosas comunidades amplias y abiertas, sigue
siendo un hecho enormemente minoritario. El modelo del
internauta-consumidor,
usuario pasivo y cliente potencial
de los portales web, continúa siendo en gran medida el
modelo dominante y lo seguirá siendo, ya que el acceso a
Internet seguirá difundiéndose también entre
aquellos que se ven excluidos tanto de la historia de la red como
de la larga marcha de la informática libre y de las
rebeliones subjetivas que han contribuido a construir Internet
por lo menos en la misma medida que la dirección militar de Arpa. (8)
Saberes
tecno-científicos en red
Richard Stallman insiste en estos días
particularmente en la importancia estratégica que para el
software libre tiene la documentación, o más bien
el desarrollo de una documentación libre. En efecto, de lo
que hoy en día carecemos hasta un punto extremo no es
tanto de un «código de calidad»
–el ciclo productivo del software lo produce a un ritmo
desenfrenado–, sino de manuales libres
que permitan a los usuarios adquirir, compartir y co-producir
saberes y formas de pericia, que permitan avanzar concretamente
hacia el objetivo del
usuario-actor, es decir, de un uso consciente, creativo e
innovador generalizado de los instrumentos
informáticos.
La inteligencia social experimentada en estos
últimos años por los diferentes sujetos sociales
que pueblan el ciberespacio debe ahora encontrar, de un cierto
modo, los medios para
superar los límites de un cuadro micro-comunitario
–producto de la guetización por afinidad–, para circular
y difundirse, para investir niveles «de masa», para
conquistar aperturas hacia el conjunto de los usuarios
actualmente prisioneros del consumo de
productos propietarios (9) no tanto por
«conveniencia» como porque el dominio de la
«técnica» constituye en la actualidad un muro
que les resulta infranqueable.
Esto significa, en concreto, que
las prácticas de cooperación productiva, que han
superado la prueba sobre el terreno restringido del software,
pueden y deben extenderse a otros sectores cognitivos, pero sobre
todo a otros sujetos sociales. Más allá de la
consigna, la cuestión reside en inventar ahora instancias
materiales y sociales que permitan una circulación
efectiva de los saberes técnicos, de los usos particulares
y de las innovaciones prácticas. Crear instancias de
acceso público a la pericia, o más bien a formas de
pericia, que se inscriban en un pleno uso de las potencialidades
del software libre y de Internet, para proporcionar a cualquier
usuario la posibilidad de acceder al «código
fuente» de las tecno-ciencias de la
comunicación.
Un proyecto que consiste, en primer lugar, en potenciar
los recursos existentes. Esencialmente, la experiencia acumulada
por los servidores
alternativos, por los sitios especializados y por los grupos de
usuarios, por el circuito de las listas de correo y de los grupos
de noticias, pero también por la trayectoria personal de
numerosos internautas y usuarios de software libre, que
constituyen una verdadera minera de riqueza cognitiva. En segundo
lugar, la posibilidad proporcionada hoy por la
articulación entre las bases de datos y
la web (en particular, gracias a lenguajes de script como
Perl o PHP) para construir sistemas abiertos, flexibles,
comunicantes y descentralizados de circulación e
intercambio de datos.
Resulta por consiguiente concebible, a cortísimo
plazo, un dispositivo de medios y voluntades que
permitirían una circulación productiva de los
saberes tecno-científicos –bajo la forma de tutoriales,
manuales, ficheros de configuración o lenguajes– fuera de
los circuitos
académicos de aprendizaje y/o
de las trayectorias individualizadas de iniciación, como
contribución (si bien mínima) a la
constitución real de esta inteligencia colectiva cuya
ebriedad Internet y el software nos permiten saborear.
Aris Papathéodorou
Traducción castellana: Marisa
Pérez Colina y Miquel Vidal
Copyright ©2000 Aris
Papathéodorou
Se permite la copia literal e íntegra de este
artículo siempre que esta nota se preserve.
Sobre este documento ¡Todos expertos!
Redes de intercambio de saberes
tecnocientíficos
This document was generated using the translator Version
99.2beta8 (1.42)
Copyright © 1993, 1994, 1995, 1996, Nikos
Drakos, Computer Based Learning Unit, University
of Leeds.
Copyright © 1997, 1998, 1999, Ross
Moore, Mathematics Department, Macquarie
University, Sydney.
The command line arguments were:
latex2html -split 0
expertos-html.tex
The translation was initiated by Miquel on
2001-02-27
(1) …éodorou
Este texto,
elaborado por un miembro del proyecto telemático
samizdat.net, fue presentado en la ZeligConf, un encuentro
europeo celebrado en París (Francia) entre los
días 15 y 17 de diciembre de 2000, que dio cita a
diversos proyectos del ámbito hacker del software libre
junto a personas de diferentes movimientos sociales interesadas
por el uso alternativo y libre de la las redes
telemáticas. El texto pretende ser la introducción a una propuesta para la
constitución de redes de intercambio de saberes
técnico-científicos. [N. de la
T.]
(2) … Rheingold,
Howard Rheingold, The Virtual Community:
Homesteading on the Electronic Frontier, HarperPerennial
Paperback, 1993. [N. de la T. Hay traducción castellana: La comunidad
virtual, Gedisa, 1996. El propio Rheinglod puso a
disposición de todo el mundo una versión completa
en línea de su libro
en http://www.rheingold.com/vc/book/]
(3)… posturas».
Nicolas Auray, «L'apprentissage de
l'informatique par les démos et l'épanouissement
des singularités des êtres humains. Souci de soi,
arrogance, autodérision», extraído de
Thèse, 2000.
(4) …hacking
El término se emplea aquí en su sentido
histórico y original de «manipular el
código» y no en su acepción vulgar de
«pirateo informático».
(5) … LUG
Linux User Groups, «grupos de usuarios
de GNU/Linux»: son grupos más o menos informales y
descentralizados de partidarios de GNU/Linux que se constituyen
de acuerdo a la cercanía geográfica de sus
miembros y que, además de su actividades
específicas en la red, suelen reunirse
físicamente para compartir conocimientos y ocio,
promover charlas, «fiestas de instalación» y
otras actividades locales de difusión del software
libre. [N de la T.]
(6) … colectiva
Pierre Levy, World Philosophy,
Colección «Le champs médiologique»,
Odile Jacob, 2000. A diferencia de lo que afirma Pierre
Lévy en su última obra, la inteligencia colectiva
sigue siendo un proyecto o una potencialidad difusa, cuya
realización se enfrenta hoy con intereses privados, los
de las grandes compañías de software o de los
lobbies corporativos como la SACEM [la
Société des Auteurs, Compositeurs et
Éditeurs de Musique, equivalente a la SGAE
española – N. de la T.], o inclusive con
iniciativas institucionales como la que pretende instaurar una
«patente del software» en Europa, por
ejemplo.
(7) … source,
Si bien free software y open source son
términos técnicamente equivalentes, son distintos
en términos políticos y/o estratégicos. El
concepto
open source (a través de la Open Source
Initiative) surgió hace tres años como propuesta
de algunos hackers muy
significados de la comunidad del software libre (Eric S.
Raymond y Bruce Perens, fundamentalmente) con el objeto
declarado de acabar con una ambigüedad (free en
inglés, significa «libre»
pero también «gratis») y con un
término que al parecer disuadía a las empresas. A
cambio ha
introducido otras ambigüedades tal vez peores: con el
concepto open source («fuente abierta») que
proponen como sustituto a «software libre» se pone
solo el acento en que el código fuente esté
disponible, sin incidir en las otras tres libertades (poder
copiar, poder modificar y poder redistribuir libremente). Ha
creado también cierta confusionismo, con la
proliferación de licencias y de empresas que llaman
open source a su código sin ser realmente
software libre. Es decir para solucionar una ambigüedad,
se han creado otras mayores. Por otro lado, en las lenguas
latinas no hay tal ambigüedad, pues disponemos de dos
términos distintos para nombrar «libre» y
«gratis», por lo que no hay razón para usar
open source, salvo naturalmente quien desee alinearse
con las tesis de la
OSI y los
postulados neoliberales de Eric Raymond. [N. de la
T.]
(8) … Arpa
Acerca de la historia de
Internet, ver Howard Rheingold, op. cit.
(9) … propietarios
Se refiere aquí a programas
«propietarios», es decir, disponibles
únicamente en forma de binarios ejecutables, sin
posibilidad de acceder al código fuente para
modificarlo.