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    Resumen

    Se realizó un estudio de corte transversal con la
    finalidad de determinar el grado de conocimiento que sobre la
    neurocisticercosis tienen los habitantes de Mérida. Se
    encuestó un total de 221 individuos con un cuestionario que incluía
    tres preguntas: ¿Qué es la cisticercosis cerebral o
    neurocisticercosis?, ¿Cómo se adquiere la cisticercosis
    cerebral?, ¿Cómo se previene la cisticercosis
    cerebral?. Los sujetos encuestados se dividieron en tres grupos: Grupo 1: personas
    residenciadas en una aldea del Estado Mérida (n=32);
    Grupo 2: personas procedentes de la ciudad de Mérida
    (n=100); Grupo 3: estudiantes del octavo semestre de Medicina de la Universidad de Los Andes (n=89).
    Se encontró un porcentaje de desconocimiento (medido como la
    respuesta incorrecta en dos o más de las tres preguntas) del
    100% en el Grupo 1, 89% en el Grupo 2 y 80% en el Grupo 3. La
    diferencia entre las personas que desconocían la enfermedad
    con respecto a las que la conocían fue estadísticamente
    significativa. Estos resultados evidencian un marcado
    desconocimiento del mecanismo de transmisión y las medidas
    preventivas de la cisticercosis. Se propone a la ignorancia como
    un factor de riesgo para el mantenimiento de esta endemia
    en Mérida.

    Palabras claves: Cisticercosis cerebral,
    neurocisticercosis, neurología tropical, enfermedad
    parasitaria, sistema nervioso central,
    cisticerco, Taenia solium, ciclo vital,
    epidemiología, ignorancia, factor de riesgo,
    prevención.

     

    Abstract

    Knowledge about neurocysticercosis in Merida, Venezuela, population. A
    transversal study was done to estimate the degree of knowledge of
    some Mérida inhabitants about neurocysticercosis. Two
    hundred and twenty one subjects were interviewed with a
    three-questions format: What is cerebral cysticercosis or
    neurocysticercosis?, How can you get cerebral cysticercosis?, How
    can you prevent cerebral cysticercosis?. The interviewed
    subjects were matched in three groups: residents in a Mérida
    state village (group 1, n=32), Mérida city residents (group
    2, n=100), Universidad de Los Andes, Medicine students (group 3,
    n=89). We found a rate of lack of knowledge (defined as two or
    more incorrect answers) of 100% in group 1, 89% in group 2, and
    80% in group 3. The difference between persons who known and
    those who do not know the disease was statistically significant.
    The results suggest that ignorance could be a risk factor to
    maintain the cysticercosis endemy in Mérida.

    Key words: cerebral cysticercosis, neurocysticercosis,
    tropical neurology, parasitic disease, central nervous system,
    cysticercus, Taenia solium, life cycle, epidemiology, ignorance,
    risk factor, prevention.

     

    INTRODUCCIÓN

    La cisticercosis es una enfermedad causada por la
    presencia de larvas del parásito Taenia solium en los
    tejidos (Grisolia et
    al.
    1982). Estas larvas adoptan una forma quística e
    invaden en el humano diversos tejidos corporales como el
    músculo esquelético, el miocardio o el ojo, sin
    embargo, la localización más frecuente y severa es en
    el sistema nervioso donde recibe el
    nombre de neurocisticercosis (NCC) (Del Brutto et al.
    1993, Sotelo et al. 1985). La NCC afecta principalmente a
    personas en edad productiva de su vida (tercera a cuarta
    décadas) aunque ha sido reportada en niños y ancianos (Del
    Brutto et. al. 1993, Scharf et al. 1988), no tiene
    un predominio franco por alguno de los dos sexos pero se sabe que
    tiende a ser más severa en el sexo femenino (Del Brutto
    et al. 1988, Rangel et al. 1987). El cuadro
    clínico que produce es muy heterogéneo, ya que depende
    del número de lesiones, su localización dentro del
    sistema nervioso y de la
    respuesta inmune del huésped (Bia et al. 1986). A
    pesar de esto se describe a la epilepsia como el síntoma
    más común (Medina et al. 1990, Sotelo 1984),
    esto se explica por la predilección que muestra el parásito por
    alojarse en la corteza cerebral (Sotelo et al.
    1989).

    Desde el punto de vista geográfico predomina en
    lugares con condiciones socioeconómicas deficientes,
    particularmente en países tropicales subdesarrollados de
    Latinoamérica, Asia y África (Del Brutto
    et al. 1993). En Venezuela, la NCC representa un
    importante problema de salud pública. Estudios
    de autopsia en diferentes partes
    del país en la década de los 60 revelaron la magnitud
    de la transmisión (Muci et al. 1968, Mujica 1966,
    Rada 1964). La introducción al país
    de modernos estudios de imagen (tomografía
    computadorizada y resonancia magnética) y pruebas inmunológicas
    (reacción de fijación de complemento,
    inmunofluorescencia indirecta, ensayo inmunoenzimático,
    electroinmunotransferencia) han permitido recientes reportes
    clínicos (Barrios 1996, Peñaloza 1996) y estudios
    seroepidemiológicos (Aranguren et al. 1998, Meza
    1997, Rangel et al. 1995).

    Estos trabajos confirman que en la actualidad la
    enfermedad continúa siendo prevalente y, más aún,
    se especula que su frecuencia pudiera haberse incrementado. Este
    aumento de frecuencia planteado se debe, por lo menos en parte, a
    una mejora en los métodos de detección,
    sin embargo, es posible que la ruralización de nuestras
    ciudades, el deterioro socioeconómico y la crisis económica y social
    del país estén favoreciendo un incremento real en el
    número de casos. Se cree que la región
    centro-occidental es la más severamente afectada (Aranguren
    et al. 1998, Peñaloza 1996). En Mérida, sabemos
    hoy día por reportes del Servicio de Neurología
    del Instituto Autónomo Hospital Universitario de los Andes
    (IAHULA) que es una enfermedad altamente frecuente, hasta el
    punto de haberse creado en 1994 una sesión clínica
    específica que agrupa a estos pacientes, denominada
    "Consulta de Neurocisticercosis", con objetivos, definiciones y
    pautas terapéuticas propias (Peñaloza et al.
    Datos no publicados). Se sabe
    que la NCC representa la principal causa de epilepsia de inicio
    tardío (epilepsia que se inicia después de la edad de
    25 años) en Mérida (Peñaloza 1997).

    La cisticercosis contempla un ciclo evolutivo complejo,
    ya que requiere de dos seres vivos distintos para completarlo:
    el hombre y el cerdo. El
    hombre es el único
    huésped definitivo conocido del parásito adulto
    (teniasis intestinal), el cual se adquiere tras la ingestión
    de carne de cerdo infestada con larvas quistiformes de T
    solium
    (Grisolia et al. 1982). Los quistes al
    llegar al estómago pierden su cubierta externa liberando al
    escólex. El escólex pasa al intestino delgado donde se
    adhiere firmemente a su pared iniciando, en adelante, el proceso de crecimiento de la
    T solium (o "lombriz solitaria" como suele ser llamada
    popularmente) (Del Brutto et al. 1993). El humano y el
    cerdo adquieren la cisticercosis al consumir alimentos contaminados por
    materias fecales humanas que contienen huevecillos de T
    solium
    (vía fecal-oral). Los huevecillos al llegar al
    estómago pierden su cubierta externa por la acción del ácido
    clorhídrico y liberan las oncósferas (embrión
    hexacanto) contenidas en su interior. Estas oncósferas
    atraviesan la pared intestinal, penetran en la circulación
    portal y luego en la general desde donde alcanzan a los tejidos
    corporales, especialmente al cerebro en el humano y al
    músculo estriado y tejido celular subcutáneo en el
    cerdo. De esta manera el hombre se convierte en un huésped
    intermediario accidental de la cisticercosis, representando el
    cerdo el huésped intermediario natural (Davis 1997, Del
    Brutto et al. 1993). El conocimiento de este ciclo
    vital es de extraordinaria importancia para la prevención de
    la enfermedad. La cisticercosis es una patología
    potencialmente erradicable (Schantz et al. 1993), de
    hecho, la historia de la medicina nos ha
    dado ejemplos de países europeos en los que
    prácticamente han desterrado este flagelo mediante
    campañas de saneamiento ambiental, control sanitario y educación de sus pobladores. Sin
    embargo, esto no ha sido el caso de los países
    subdesarrollados de Latinoamérica, Asia y África donde
    esta enfermedad se mantiene endémica (Del Brutto et
    al.
    1998).

    Debido a la elevada frecuencia con que se diagnostica
    NCC en nuestro Estado y tomando en cuenta la importancia del
    conocimiento del ciclo evolutivo para la prevención y
    eventual erradicación de la enfermedad se realizó un
    estudio de corte transversal que evaluó el grado de
    conocimiento que sobre la NCC tienen los habitantes de la ciudad
    de Mérida, del área rural del estado y los estudiantes
    del octavo semestre de la Facultad de Medicina de la Universidad
    de Los Andes (ULA).

     

    METODOLOGÍA

    Se encuestaron 221 individuos divididos en tres
    grupos:

    Grupo 1: Personas residenciadas en una aldea del Estado
    Mérida denominada Aguas Calientes (Municipio Campo
    Elías). Grupo 2: Personas residenciadas en la ciudad de
    Mérida, específicamente en ocho sectores de la ciudad
    seleccionados al azar entre urbanizaciones y barrios populares:
    La Hoyada de Milla, Belén, Santa Juana, La Milagrosa, Santa
    Bárbara, Santa María, San José y Alto Chama. Grupo
    3: Estudiantes universitarios del octavo semestre de la carrera
    de Medicina de la ULA.

    Para encuestar a los Grupos 1 y 2 se organizaron visitas
    domiciliarias hechas por dos equipos de encuestadores. La
    encuesta se realizó en
    viviendas seleccionadas al azar y se practicó a los jefes de
    familia o a las personas
    mayores de edad que para el momento pudieran representar a su
    hogar. Solo se realizó una encuesta por vivienda. El primer
    equipo encuestador fué conformado por tres personas (dos
    estudiantes de bachillerato y un médico neurólogo) y se
    encargó de encuestar al Grupo 1. El segundo equipo
    encuestador fué conformado por cinco personas (tres
    estudiantes de bachillerato y dos médicos neurólogos) y
    se encargó de encuestar al Grupo 2. En el Grupo 3 se
    empleó un mecanismo de cuestionario anónimo que cada
    estudiante llenó independientemente, aprovechando la
    circunstancia de un examen de otra área y sin aviso previo.
    Antes de proceder a encuestar a los habitantes se llevaron a cabo
    tres reuniones preliminares entre los dos equipos de
    encuestadores con la finalidad de informar sobre la enfermedad y
    unificar criterios de registro de los datos. Se
    utilizó un único formato de recolección de datos para
    los tres grupos en estudio que contenía tres
    preguntas:

    1)¿Qué es la cisticercosis cerebral o
    neurocisticercosis?; 2) ¿Cómo se adquiere la
    cisticercosis cerebral?; 3) ¿Cómo se previene la
    cisticercosis cerebral?.

    En ningún momento se consideró indispensable
    el uso de terminología médica o técnica a la hora
    de considerar adecuada una respuesta, por lo cual, se aceptaron
    como válidas para todos los grupos respuestas como: "son
    parásitos dentro de la cabeza". Se estableció como
    indicador de desconocimiento la respuesta incorrecta en dos o
    más de las tres preguntas formuladas, cuyo resultado se
    expresó en cifras porcentuales (porcentaje de
    desconocimiento).

    El análisis estadístico
    comparativo entre los desconocedores y los que conocen la
    neurocisticercosis en los tres grupos se llevó a cabo
    mediante la prueba del chi-cuadrado.

     

    RESULTADOS

    Del total de 221 encuestados, 32 (14.5%) constituyeron
    el Grupo 1, 100 (45.2%) formaron el Grupo 2 y 89 (40.3%) el Grupo
    3 (Tabla 1). Ante la primera pregunta: ¿Qué es la
    cisticercosis cerebral o neurocisticercosis?
    sólo el 3%
    del Grupo 1 y el 13% del Grupo 2 la contestaron de manera
    correcta mientras que el 58% del Grupo 3 acertaron en su
    respuesta, el resto de los encuestados o la respondieron de
    manera errónea o no la contestaron. Ante la segunda
    pregunta: ¿Cómo se adquiere la cisticercosis
    cerebral?
    , ni una persona del Grupo 1 y sólo
    el 8% del Grupo 2 la respondieron adecuadamente. En el Grupo 3 el
    20% respondió acertadamente. Es de destacar que el principal
    error observado en los tres grupos al responder a esta pregunta
    lo constituyó manifestar que "la cisticercosis se adquiere
    al ingerir carne de cerdo contaminada y mal preparada". Ante la
    tercera pregunta: ¿Cómo se previene la cisticercosis
    cerebral?
    ni una persona del Grupo 1 y sólo el 11% del
    Grupo 2 y el 16% del Grupo 3 la respondieron acertadamente. Al
    calcular el porcentaje de desconocimiento de la enfermedad se
    apreció un 100% en el Grupo 1, 89% en el Grupo 2 y 80% en el
    Grupo 3, siendo el porcentaje promedio de desconocimiento entre
    los tres grupos en estudio del 87% (Tabla 1). Tanto la diferencia
    entre el porcentaje de desconocimiento del Grupo 1 con respecto a
    los demás, como la diferencia entre los que desconocían
    y los que conocían la enfermedad en los tres grupos fueron
    estadísticamente significativas en el análisis del chi
    cuadrado (2= 9.2; p= 0.010).

     

    Tabla 1. Respuestas a las preguntas de la
    encuesta.

     

    DISCUSIÓN

    La teniasis intestinal y la cisticercosis tisular son
    dos estadíos evolutivos de una misma enfermedad, sin
    embargo, se comportan desde el punto de vista
    epidemiológico, patológico, clínico y
    paraclínico de manera distinta y, por ende, las medidas
    tendentes a su tratamiento y prevención son diferentes,
    aunque necesariamente complementarias (Del Brutto et al.
    1998). Es tal la importancia de esta distinción que muchos
    libros y publicaciones
    actuales la denominan complejo teniasis/cisticercosis en un
    esfuerzo por dejar clara su diferencia fisiopatológica pero
    al mismo tiempo para no olvidar que las
    medidas preventivas deben dirigirse en las dos direcciones (Del
    Brutto et al. 1998, Sartie et al. 1992, Schantz
    et al. 1993). La erradicación de la
    teniasis/cisticercosis es considerada un importante paso hacia el
    desarrollo social, al tiempo
    que las campañas de erradicación son ciertamente menos
    onerosas que el costo combinado del tratamiento,
    merma de la mano de obra laboral, morbilidad, mortalidad y
    sufrimiento humano producido por esta condición (Del Brutto
    et al. 1998).

    Al decir de los expertos, el factor más importante
    para el mantenimiento de esta endemia es la ignorancia, por lo
    que el rol de la educación en teniasis/cisticercosis
    es de capital importancia
    (Bittencourt 1994, Del Brutto et al. 1993). De allí
    se desprende el interés de los resultados
    obtenidos en este estudio. En Mérida ni los habitantes del
    medio rural del Estado, ni los del casco de la ciudad capital y,
    peor aún, tampoco los futuros médicos que se están
    formando en la región están lo suficientemente
    informados como para ejercer influencia en la prevención de
    la enfermedad. La diferencia estadísticamente significativa
    encontrada entre los que desconocen la enfermedad y los que la
    conocen en los tres grupos estudiados refuerza este punto de
    vista.

    Se ha establecido que los factores de riesgo para la
    adquisición de la teniasis/cisticercosis no son los mismos
    en todas las poblaciones, por lo que se deben hacer esfuerzos por
    determinar las fuentes principales de
    infestación y transmisión locales (Sarti et al.
    1992). En un informe preliminar (no publicado)
    presentado en 1996 por la Consulta de Neurocisticercosis del
    Servicio de Neurología del IAHULA se reportaron 59 casos de
    NCC confirmados por estudios imagenológicos e
    inmunológicos tras 14 meses de labor, lo cual promedia 4,2
    nuevos casos/mes. La mayoría de estos casos (37.2%)
    procedían del casco de la ciudad de Mérida. Por otra
    parte, observaciones no publicadas realizadas en Mérida
    determinaron indicios de contaminación fecal hasta en
    el 70% de las muestras de vegetales empleados en la
    elaboración de "perros calientes" en puestos
    ambulantes y de fresas listas para consumo en diversos locales
    comerciales de esta ciudad . Aunque en ninguna de las muestras
    recabadas se encontraron huevos de Taenia sp.. Este
    hecho indica que los alimentos de venta ambulante pudieran
    representar uno de los vehículos principales en la
    difusión de la cisticercosis en Mérida (Araujo et al.
    Datos no publicados).

    Por otra parte, las autoridades sanitarias de esta
    ciudad han mostrado pasividad para crear un programa de erradicación. Es
    tal el grado de apatía que ni siquiera el coproanálisis
    está establecido como norma para la obtención del
    permiso sanitario necesario para dedicarse a la manipulación
    de alimentos como actividad económica, hecho que agrava el
    desconocimiento del número real de portadores de teniasis
    intestinal. Estos aspectos, aunados al elevado nivel de
    ignorancia que arrojó el presente estudio, permiten
    proponerlos como posibles vías de transmisión y
    factores de riesgo de la enfermedad en Mérida. El primer
    paso en la educación debe incluir información al público
    acerca de la naturaleza de esta enfermedad
    parasitaria y su manera de transmisión. Estas campañas
    pueden consistir en la elaboración y difusión de
    afiches, panfletos y folletos así como la publicidad en radio y televisión. Además, los
    maestros, autoridades locales y los líderes de las
    comunidades deben ser motivados para mantener un buen flujo de
    información a la población (Del Brutto
    et al. 1998). Así mismo, es útil reforzar estos
    programas con visitas
    periódicas del personal sanitario a las
    comunidades. Debido a que estas campañas deben mantenerse en
    el tiempo, se necesita por tanto de la voluntad política suficiente para proveerlas de
    fondos del gobierno o de entes privados (Del
    Brutto et al. 1998). Por otra parte, los médicos son
    los indicados para organizar e informar a nuestras comunidades,
    por lo que se deberá revisar y ampliar los métodos de
    enseñanza que sobre la
    cisticercosis reciben los estudiantes de la ULA. Finalmente, debe
    recordarse que ninguna de las medidas de prevención de la
    teniasis/cisticercosis implementada de manera aislada es
    suficiente para el control y eventual erradicación de la
    enfermedad, por lo cual en su planificación y
    ejecución deben tomarse en cuenta las diversas aristas del
    problema.

     

    Medidas de prevención de la teniasis y la
    cisticercosis.

    Teniasis intestinal:

    • Adecuadas condiciones de crianza de cerdos (procurar
      la higiene y evitar que estos
      animales deambulen
      libremente en los hogares).
    • Inspecciones sanitarias regulares a los sitios de
      crianza, sacrificio y expendio de la carne de
      cerdo.
    • Procurar que el alimento de los cerdos sea
      industrialmente preparado o en su defecto extremar los cuidados
      para evitar el contacto del alimento con heces
      humanas.
    • Quimioterapia masiva (oxfendazol, praziquantel o
      albendazol) y/o vacunación de cerdos. Congelación de
      la carne de cerdo durante 3 a 4 días antes de su
      consumo.
    • Adecuada preparación de la carne de cerdo que
      incluya cortes delgados de la carne y suficiente cocción
      (según algunos expertos debería sobrepasar de 1 hora
      al freír y de dos horas al hervir la carne).

    Cisticercosis:

    • Buenas condiciones sanitarias de los habitantes
      (construcción de
      viviendas apropiadas, suministro de agua potable,
      eliminación adecuada de las aguas servidas y excretas).
      Apartar los sitios de disposición de excretas de los
      lugares destinados al cultivo de vegetales y
      frutas.
    • Medidas higiénicas y sanitarias del hogar e
      individuales (limpieza del hogar, lavado de las manos
      después de defecar). Adecuada manipulación de
      alimentos (lavado exhaustivo de vegetales y frutas, lavado de
      las manos al preparar o ingerir alimentos).
    • Vigilancia sanitaria de los locales y personas que
      manipulen alimentos (incluir al coproanálisis como un
      requisito para obtener certificados de salud).
    • Programas continuos de información sobre la
      enfermedad y educación sanitaria dirigidos al personal de
      salud y comunidad en
      general.
    • Búsqueda sistemática y en campañas de
      portadores de teniasis intestinal para someterlos a tratamiento
      farmacológico específico (praziquantel o albendazol)
      y a la enseñanza de las medidas de
      prevención.
    • Campañas de tratamiento masivo con medicamentos
      tenicidas (ejemplo: praziquantel, 5 mg/Kg./dosis única) en
      comunidades o Estados endémicos.

     

    CONCLUSIONES

    Hay una elevada frecuencia de la NCC en los habitantes
    de la ciudad de Mérida y al mismo tiempo un bajo índice
    del conocimiento que dichos habitantes tienen sobre esta
    enfermedad. El desconocimiento del mecanismo de transmisión
    de la cisticercosis y de las medidas preventivas es elevado en
    Mérida (87%) y probablemente represente un factor de riesgo
    para el mantenimiento de esta endemia. Este planteamiento es
    reforzado por la diferencia estadísticamente significativa
    encontrada entre los que conocen y los que no conocen la
    enfermedad en los tres grupos estudiados. Por lo tanto se hace
    imperativo entonces iniciar la empresa de difusión de
    información sobre este flagelo en la comunidad en general,
    sensibilizar a los estudiantes de Medicina de la ULA y
    médicos de la región sobre la importancia de conocer y
    abordar el problema y emplazar a las autoridades sanitarias para
    que asuman el rol protagonista que les corresponde en su
    erradicación.

     

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    Carlos Antonio Peñaloza Martínez
    E

    En MedULA, Revista de la Facultad de
    Medicina, Universidad de los Andes. Vol. 6. Números 1-4.
    Mérida, Venezuela .

    Hilarión Araujo Unda, Dayana Montilla Linares.
    Servicio de Neurología. Instituto Autónomo Hospital
    Universitario de los Andes. Mérida. Venezuela.

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