…."Continuad, señor; pero procurad hacer en
este mundo tanta gente feliz como individuos habéis
quitado de el"…..
Voltaire, Cartas Escogidas
de, al Rey de Prusia
El Preguntero
He deseado convocarlos a unos diálogos "docentes". En
momentos de "dogma", de "razones" sin dudas, de monotonía
intelectual, tal vez, los únicos que puedan cometer
"delitos de opinión económica", sin temer a las
represalias y aislamiento de los adalides del "orden
establecido", sean los…."viejos fantasmas".
Si todo ocurre como espero —o supongo—
usted, señor Friedrich List, asumirá la
justificación del bloque europeo, la conveniencia de un
proteccionismo necesario y suficiente, y el perfeccionamiento de
la economía
nacional. Por otro lado, usted señor Friedrich Hayek,
interpretara el papel de abogado defensor de la escuela del libre
cambio, de la
economía cosmopolita, de la competencia y del
individualismo.
Utilizando vuestras propias palabras "aunque la historia jamas se repite por
completo, y precisamente porque no hay evolución inevitable, podemos hasta cierto
punto aprender del pasado para evitar la repetición del
mismo proceso"…
Pareciera que un acontecimiento natural "inevitable" ha
instalado la "globalización económica" en la tierra, y
todo se resumiera a competir, maximizar beneficios y liberar los
movimientos de mercancías, servicios y
capitales.
Los Estados Unidos, o
los intereses económicos que representan —mejor
dicho—, imponen un "orden internacional" que no solo se
acata —servilmente—, sino que ni siquiera se
cuestiona, discute, o al menos, se intenta moderar.
Japón, que no lo discute, lo modera a
través de las "guías administrativas" y protege su
mercado interior
—todo lo que puede—, mientras, aprovecha la apertura
del mercado internacional en beneficio propio.
Europa, no lo discute, no lo modera, y tampoco lo
aprovecha. Su heterogeneidad; los resabios nacionalistas de
algunos países; y su complejo de inferioridad la dejan
inerme ante cualquier intento de establecer una política
económica que privilegie el desarrollo de
sus fuerzas productivas.
Todavía acepta la existencia de un ejercito de
ocupación interior —OTAN— y, de igual manera,
se rinde ante los dictados de otro ejercito de ocupación
financiera —FMI— o
económica —OMC, OCDE—,
entregando su mercado a cambio de nada.
Falta conciencia
europea?. Es conveniente y necesario que exista?. Es la
globalización económica inevitable?. Puede
Europa ser
competitiva?. Como, cuando, donde?. Todo se soluciona con "mas
mercado"?. Hasta donde puede beneficiar a Europa la apertura
económica?.
Su turno Profesor
List.
Friedrich List:
Un autor comentaba hace poco (James Follow—l994)
que "los estadounidenses e ingleses con frecuencia piensan como
si sus principios fueran
los únicos y que nadie, excepto por error, podría
concebir otros".
Otro (el Profesor Thomas Huber, especialista en Japón)
sostiene que la política
económica y la economía japonesa se sustentan en
una visión estratégica. El MITI ordena la
economía de tres maneras: orientación de políticas,
orquestación de los principales flujos de fondos, organización del suministro de algunas
materias primas. El sistema permite
alcanzar las ventajas del sistema planificado y el sistema
competitivo de mercado y supera a ambos.
Lo que se hecha en falta, desde el punto de vista
europeo, es la ausencia de una estrategia
alternativa de desarrollo
económico, sustentado en una concepción
diferente de la política de comercio
exterior.
Como dije oportunamente (1841) "hemos conocido ejemplos
de naciones que han perdido su independencia
y hasta su existencia política precisamente porque sus
sistemas
comerciales no sirvieron de estimulo al desarrollo y
robustecimiento de su nacionalidad….
…Cuanto mas rápidamente progresa el afán
inventivo de la industria y el
espíritu de perfeccionamiento, el anhelo de la integración social y política, tanto
mayor es la distancia que existe entre las naciones estancadas y
las progresistas, y es por lo tanto mas peligroso quedarse
atrás"….
Los países que reúnen ciertas
potencialidades, deben aplicar una estrategia de desarrollo
integral, para alcanzar a los países mas avanzados, como
factor de supervivencia nacional. Desde l841 a hoy este
requerimiento no ha cambiado y —desgraciadamente—
pocas veces ha sido —suficientemente—
atendido.
Si hubiera sido ingles —en su momento, o
americano, luego— difícilmente hubiera puesto en
duda el principio fundamental de la teoría
de Adam Smith.
Desde Pitt hasta Melbourne su teoría había sido
utilizada por los ministros ingleses para echar tierra en los
ojos de otras naciones, en provecho de Inglaterra…de
algún modo el libre cambio era un "caballo de Troya" que
utilizaba Inglaterra.
Pero, veamos, antes de continuar, algunas ideas
sustentadas en 1841, sobre la "teoría
dominante":
"Es innegable, que sin una sólida
teoría resulta imposible llegar a una practica
consecuente. Ciertamente podría decirse que los estadistas
ingleses han desarrollado, por espacio de siglos enteros, una
excelente practica sin recurrir a la teoría; a ello puede
objetarse, sin embargo, lo siguiente: la máxima de vender
artículos manufacturados y comprar materias primas ha
constituido, para los ingleses, por espacio de siglos enteros,
una verdadera teoría; sin embargo, esto es solo verdad a
medias, puesto que, como es sabido, la conocida máxima no
ha impedido que Inglaterra prohibiera en distintas épocas
la importación de cereales y otros productos
agrícolas.
(en respuesta a Smith) El mundo de los bienes no
existe. El concepto de mundo
implica una sustancia espiritual y vivida, aunque solo sea la
vida animal o el espíritu de los animales. Quien
podría hablar, por ejemplo de un mundo mineral?. Suprima
el espíritu, y todo cuanto se llama un bien se
convertirá en materia
inerte.
Nuestra critica se limita a la teoría del
comercio
internacional y de la política
comercial.
Como es posible, pensaba yo, que en una ciencia
experimental como la economía
política pueda producir algo útil un hombre que de
tal modo rechaza el testimonio de la experiencia?(se refiere a
Lotz).
Si los autores se han limitado a copiar o a comentar
sus antecesores, y han sacado toda su experiencia de los libros, es
natural que se sorprendan e inquieten cuando se les ofrecen
experiencias vivas e ideas nuevas que contradicen su
sabiduría escolar.
Derivan toda su sabiduría de Adam Smith, un
hombre limitado, pero sagaz en su limitada esfera, cuyos
principios son proclamados por ellos, con cualquier motivo, en
tono prolijo y doctrinal. Su ciencia es sumamente fácil,
pues con independencia de todas las ideas y separándose de
las demás direcciones del pensamiento
humano, construye un "estado
mercantil general adecuado a todas las naciones y circunstancias;
cuyo arte consiste en
dejar que las gentes hagan lo que quieran". Su punto de vista es
el de interés
privado: no se da cuenta de que para el estado debe
existir algo mas excelso, en virtud de lo cual todas las
actividades adquisitivas deben seguir otra dirección distinta de la que anhela quien
solo trata de gozar de una manera vulgar. Es natural que
semejante sabiduría, expuesta con una sagacidad
difícil de soslayar, consciente y docta, ilustre a un
siglo que tiene ese mismo punto de vista.
(sobre Gran Bretaña) En ningún otro
tiempo ha
visto el mundo tampoco una supremacía manufacturera y
mercantil que dotada con energías inmensas como la de
nuestros días, aplicase un sistema tan consecuente y
poderoso, con tendencia a monopolizar todas las industrias
manufactureras, todos los grandes negocios
mercantiles, toda la navegación, todas las colonias
importantes, todo el dominio de los
mares, y a hacer vasallos suyos a todas las naciones, como los
indios, en el orden manufacturero y comercial.
Instigado por las promesas de la teoría,
América
del Norte se dejo seducir, y abrió sus puertas a las
mercancías inglesas. Que frutos reportó allí
la libre concurrencia?. Convulsión y ruina.
Experiencias de esta especie suscitan con
razón la duda de si la teoría es tan infalible como
ella misma supone, o la practica tan insensata como pretende la
teoría; despiertan también el temor de que nuestra
nacionalidad
corra en definitiva peligro de fenecer por un error mental de la
teoría; como aquel paciente que por observar una receta
sucumbe a un error; crean en nosotros la sospecha de que esta
teoría tan estimada se muestra tan
henchida y solemne para ocultar hombres y armas como otro
nuevo caballo de Troya, y que hace que nuestros propios muros de
protección sean derribados con nuestras propias
manos.
El abismo que existe desde Quesnay y Smith entre la
teoría y la practica no se ha cerrado sino que cada
año esta mas abierto.
Que valor puede
tener para nosotros una ciencia cuando no ilumina el camino que
la practica ha de reconocer?. Seria razonable admitir que la
razón de uno es tan infinitamente grande que puede
reconocer la naturaleza de
todas las cosas, y, en cambio, la razón de otro tan
infinitamente pequeña que, incapaz de comprender las
verdades descubiertas y esclarecidas por aquel, puede considerar
como verdades errores manifiestos, a través de
generaciones enteras?. No seria mas prudente admitir que los
hombres prácticos, aunque por regla general propenden a
mantenerse en el terreno de los datos, no se
opondrían tan larga y tenazmente a la teoría, si
esta no contradijera la naturaleza de las cosas?.
El sistema industrial (falsamente denominado, por la
escuela, sistema mercantil).
Las experiencias del sistema industrial frente a los
sistemas ulteriores, son las siguientes:
1) que reconoce el valor de las manufacturas del
país y su influencia sobre la agricultura
nacional, sobre el comercio y la
navegación, sobre la civilización y la
potencialidad nacional….;
2) que, en términos generales, elige los
medios justos
en virtud de los cuales una nación,
madura ya para instruir una industria manufacturera, puede llegar
a crear una industria nacional;
3) que parte del concepto de nación,
y, considerando las naciones como unidades, tiene en cuenta, en
todos los casos, los intereses y las circunstancias
nacionales.
En cambio, este sistema adolece de los siguientes
defectos capitales:
1) que no reconoce claramente, en general, el
fundamento de la educación
industrial de la nación y los requisitos para
lograrla;
2) que, a consecuencia de ello, los pueblos que viven
bajo un cielo desfavorable para las manufacturas, o los estados y
naciones pequeños o incultos se sienten estimulados a
imitar el sistema proteccionista;
3) que quiere extender la protección en
evidente perjuicio de la agricultura, sobre esta y sobre las
materias primas en general, a pesar de que la agricultura se
halla, en substancia, suficientemente protegida contra la
competencia exterior;
4) que, en perjuicio de la agricultura y
antijurídicamente, pretende favorecer las manufacturas
dificultando la exportación de materias
primas;
5) que no enseña a la nación que
alcanzo la supremacía manufacturera y comercial a proteger
sus industrias y comerciantes contra la indolencia, permitiendo
la competencia libre en sus propios mercados;
6) que, persiguiendo de modo exclusivo la finalidad
política, ignora las relaciones cosmopolitas que existen
entre todas las naciones, la finalidad de la humanidad entera, e
induce, en consecuencia, a los gobiernos, a poner en practica el
sistema prohibitivo cuando seria suficiente el sistema protector,
o establece aranceles que
equivalen a una prohibición cuando corresponderían
mejor al objeto perseguido unos moderados aranceles
protectores;
7) que, a consecuencia del desconocimiento integral
del principio cosmopolita, no considera como fin la unión
futura de todas las naciones, el aseguramiento de la paz perpetua
y de la libertad
mercantil general, al cual han de tender y aproximarse cada vez
mas todas las naciones.
El sistema agrícola
fisiocratico:
Los fisiócratas recurrieron al principio
cosmopolita de la libertad mercantil, como si fuese una panacea
mediante la cual podían curarse todos los males
existentes.
"El bienestar del individuo esta
condicionado por el bienestar de la humanidad". En este sistema
no existe ninguna nación, ninguna guerra,
ninguna medida para el comercio exterior; la historia y la
experiencia son ignoradas o tergiversadas.
El sistema del valor de cambio (falsamente
denominado, por la escuela, sistema industrial):
En relación con las circunstancias nacionales
e internacionales, la teoría de Adam Smith es una
continuación del sistema fisiocrático. Lo mismo que
este ignora la naturaleza de las nacionalidades; excluye casi por
completo la política y el poder
político; presupone como existente la paz eterna y la
unión universal; ignora el valor de una energía
manufacturera nacional y los medios de llegar a ella, y exige una
libertad mercantil absoluta.
"Para exaltar un estado desde el nivel mas bajo hasta
la mas elevada etapa de riqueza, solo hace falta la paz, gastos moderados
y una buena tutela
jurídica; todo lo demás viene por añadidura,
siguiendo el curso natural de las cosas. Los gobiernos que se
oponen a este natural desarrollo, que derivan los capitales hacia
otros canales o quieren poner trabas al progreso de la sociedad,
obran contra la naturaleza y necesitan ser opresores y tiranos
para sostenerse"
El poder político no puede, ni debe, hacer
otra cosa que declarar el derecho y recaudar los menos impuestos
posibles. Los estadistas que tratan de establecer una
energía manufacturera, de exaltar la navegación, de
fomentar el comercio exterior, de protegerlo mediante una
potencia
naval, y de fundar o adquirir colonias, son, para el, arbitristas
que no hacen otra cosa que poner trabas al progreso de la
sociedad. Para el no existe ninguna nación sino solo una
sociedad; es decir, individuos que viven en
común.
Esta nulificación plena de la nacionalidad y
del poder político, esta exaltación de la
individualidad como generatriz de toda fuerza
creadora, solo podia resultar plausible cuando se erigia en
objeto principal de las investigaciones,
no ya la energía creadora, sino lo creado, la riqueza
material, o mas bien solo el valor que lo creado tiene en cambio.
Junto al individualismo era preciso colocar el materialismo,
para encubrir las inmensas sumas de energías que los
individuos extraen de la nacionalidad, de la unidad nacional, y
de la cooperación nacional de todas las energías
productivas. Era preciso hacer valer, como economía
nacional, una simple teoría de los valores,
porque solo los individuos crean valores y
porque el estado, incapaz para crearlos, debe limitar su eficiencia a
suscitar, proteger y estimular las energías productivas
del individuo. En esta combinación, la quinta esencia de
la economía política se resume así: la
riqueza consiste en la posesión de valores en cambio. Los
valores en cambio resultan creados por el trabajo
individual, unido con la energía de la naturaleza y con
los capitales. Por medio de la división del trabajo se
incrementa la productividad de
este. Los capitales se
forman mediante el ahorro
—porque la producción supera al consumo—. Cuanto mayor es la suma de
capitales, tanto mayor es la división del trabajo; es
decir, la capacidad de producción. El interés
privado es el mejor acicate para el trabajo y el ahorro. La
máxima sabiduría de los poderes públicos
consiste, por consiguiente, en no poner obstáculo alguno a
la actividad privada, y preocuparse solamente por la seguridad
jurídica. Es pues insensato obligar a los ciudadanos de un
estado mediante reglas políticas a producir lo que pueden
adquirir mas barato en el extranjero.
El único defecto fue que el sistema, en
resumen, no era otra cosa que un sistema de las economías
privadas de todos los individuos de un país o del conjunto
del genero humano,
tal como se formaría y estructuraría si no
existieran estados, naciones e intereses nacionales especiales,
constituciones y manifestaciones de cultura
peculiares, guerras y
pasiones nacionales; que no era otra cosa sino una teoría
de los valores, una teoría comercial o mercachifle, no una
doctrina en la cual se explicara como pueden ser suscitadas,
aumentadas y mantenidas las energías productivas de toda
una nación en beneficio especial de su cultura, de su
bienestar, de su potencia y de su
autonomía.
Este sistema lo considera todo desde el punto de
vista del comerciante. En una palabra, este sistema es el sistema
mercantil más rígido y consecuente, y resulta
incomprensible como pudo aplicarse tal denominación al
sistema de Colbert, que, a juzgar por su tendencia principal, es
un sistema industrialista, esto es: un sistema que sin tener en
consideración el beneficio o la perdida actual de valores
en cambio, solo persigue la instauración de una industria
nacional, de un comercio nacional.
….Digamos por de pronto, al señor Juan
Bautista Say, que la política no es para nosotros, aquella
ciencia que explica única y exclusivamente como se
producen valores en cambio por los individuos; digámosle
lo que el estadista quiere y debe saber, además de esto:
como pueden suscitarse, aumentar y ser protegidas las
energías productivas de toda la nación, y que
circunstancias pueden debilitarlas, aletargarlas o exterminarlas,
y como por medio de las energías productivas de la
nación, pueden explotarse del mejor modo las fuentes
nacionales auxiliares para producir la existencia nacional, la
independencia, la prosperidad, la robustez, la cultura y el
porvenir de la nación.
Aunque algunos grandes talentos han podido presentir
ciertos progresos de los tiempos futuros, como Cristo
presintió la abolición de la esclavitud, cada
época tiene asignada su especial misión. La
del siglo que vivimos no puede ser la de desintegrar la humanidad
con animo de equiparar, en lo posible, los individuos en sus
placeres espirituales y corporales, sino la de perfeccionar la
energía productiva, la cultura espiritual, la
situación política y la potencia de nacionalidades
enteras, preparándolas, mediante la equiparación
mas perfecta posible, para la unión
universal.
…Yo considero necesario declarar que, durante
muchos años, no solo fui un fidelísimo
discípulo de Smith y Say, sino un muy celoso maestro de la
doctrina infalible….La contemplación de estos (ciertos)
fenómenos me llevo a dudar por vez primera de la
infalibilidad de la antigua teoría. Como mis ojos no son
lo bastante agudos para descubrir de una sola mirada los errores
de un sistema tan ingeniosamente edificado y apoyado por tantas
verdades valiosas, juzgue el árbol por su fruto….Un
sistema de economía política debe ser
erróneo si efectúa precisamente lo contrario de lo
que debe suponerse que cualquier hombre con sentido común
espera de ella.
…La aparente adherencia de los señores
Canning y Huskisson a la teoría de los señores Say
y Smith es una de las maniobras políticas mas
extraordinarias, de primera clase, que se
hayan efectuado aprovechando la credulidad del mundo. Estos
caballeros, llenos sus labios de principios cosmopolitas, se
dignan persuadir a todas las demás potencias de que cedan
su poder político con objeto de hacer omnipotente el poder
productivo y político ingles.
….Y si en nuestros dias los grandes hombres de
Inglaterra simulan abrazar el sistema de Adam Smith (en sus
discursos
parlamentarios, no en sus hechos), no hacen nada que Napoleon no
hubiese hecho si, rodeado de su gloria y de su poder, hubiese
propuesto a las naciones de la tierra que desbandaran sus
ejercitos y desmantelaran sus flotas para vivir en paz general,
unidos como hermanos y amigos; que no podian tener interés
en matarse y asesinarse unos a otros, y en menoscabar el
bienestar general manteniendo, con grandes gastos, los medios de
guerra.
Pero el mundo ha avanzado maravillosamente en materia
de experiencia y de inteligencia
desde los tiempos de Adam Smith….Parece que las instituciones
cosmopolitas, como las del libre comercio,
aun no están maduras para introducirlas en la practica. En
primer lugar, se debe decidir si el sistema social de Napoleon, o
el de Inglaterra, o el de los Estados Unidos, es el que
prevalecerá en la tierra. Podrían transcurrir
varios años antes de que se tome esta decisión, y
aquellos que actúan seriamente como si ya se hubiese
tomado pueden ser personas muy honradas y de muy altos ideales,
pero son políticos miopes. Deseando servir a la humanidad,
arruinan a su patria. La historia los censurara por haber
separado las opiniones económicas nacionales de las
opiniones políticas nacionales"…
Anteriormente decía que Ameriza se dejo seducir
(instigado por las promesas de la teoría) y abrió
sus puertas a las mercaderías inglesas. Y preguntaba: que
frutos reporto allí la libre concurrencia?. Respuesta:
convulsión y ruina.
Hoy, Europa que se deja seducir por las promesas de la
teoría del libre cambio y abre sus puertas a las
mercancías, servicios y capitales americanos, que frutos
obtiene?. Respuesta: menor crecimiento
económico y paro.
El mismo dogma, la misma teoría, las mismas
preguntas, y —lamentablemente— las mismas respuestas.
Solo han cambiado los interlocutores. Ahora América impera
y Europa cede.
Nadie ha resuelto el abismo entre la teoría y la
practica. Se aplica la misma medicina a
todos los pacientes. Da lo mismo el grado de desarrollo
alcanzado, las fuerzas productivas, educación, cultura, y
evolución social, en su caso.
Si el enfermo no reacciona: "mas mercado". Si se pierde
competitividad: "mas mercado". Si aumenta el paro:
"mas mercado".
El poder político no debe, ni puede intervenir.
De otro modo será acusado de "arbitrista", de poner trabas
al progreso de la sociedad.
La globalización, el librecambio, la
competitividad, solo exaltan la individualidad, la inequidad, y
la insolidaridad. Para lograrlo deben aniquilar la
nacionalidad.
La aldea global salva a los ricos (incluso los libera de
toda responsabilidad
social) y condena a los pobres (consolidando su
decadencia).
Un sistema de economías privadas por sobre las
fronteras nacionales o regionales imposibilita el progreso de la
sociedad. Solo mejora las oportunidades de los elegidos, haciendo
de esos "ciudadanos del mundo" un magma amoral, anacional,
inimputable e ingobernable.
Un "supra" mundo sin limites, ni condicionamientos,
unidos solo por la "doctrina de los negocios", integrado por una
minoría de "cientos", con la "suma" del poder
económico; frente a los gobiernos regionales o nacionales
vacíos de contenido, con dirigentes serviles, lacayos y
genuflexos; y ante un coro de "miles de millones" de marginados,
frustrados, negados y miserables "sopistas", temporeros, pobres
irrecuperables, ejercito de reserva, útiles solo como
consumidores, espectadores, drogadictos o
alcohólicos.
Es esto lo que nos ofrece la teoría dominante?.
Este es el camino que se teme abandonar?.
Espero sus comentarios Profesor Hayek.
Friedrich Hayek:
Supongo, y espero, que iremos de menos a mas. No vamos a
tirarnos todos los "trastos" a la cabeza desde el primer
día. Tiempo habrá, de dar y quitar
razones.
Como abogado defensor —según el rol
asignado— del libre cambio, desearía aclarar que la
"teoría dominante" no es tal, y que el "camino abandonado"
lo es, una y mil veces; además de vivir en "riesgo
permanente" de involución y atentado contra la libertad
humana.
Lo que usted llamaba "proteccionismo", y yo
señalaba como "planificación" económica, siguen
siendo técnicas
de ingeniería de organización de la
sociedad, y siguen llevando a un completo envilecimiento de la
vida social y a la esclavitud del hombre.
El liberalismo
político y la libre competencia económica son los
seguros que
tiene la sociedad para evitar ciertas repeticiones
históricas fatales: colectivismo y
totalitarismo.
La alternativa de la economía dirigida no es el
laissez—faire, sino una estructura
racional de funcionamiento de la libre competencia.
Permítame recordarle lo que decía al
respecto en 1944:
"No hemos trabajado todos de acuerdo con nuestra
mejores luces y no han trabajado incesantemente muchas de
nuestras finas inteligencias para hacer de este un mundo mejor?.
No se han dirigido todos nuestros esfuerzos y esperanzas hacia
una mayor libertad, justicia y
prosperidad?. Si el resultado es tan diferente de nuestros
propósitos, si en lugar de disfrutar libertad y
prosperidad nos enfrentamos con esclavitud y miseria; no es
evidente que unas fuerzas siniestras deben haber frustrado
nuestras intenciones, que somos las víctimas de alguna
potencia maligna, la cual ha de ser vencida antes de reanudar
hacia cosas mejores?. Por mucho que podamos disentir cuando
señalamos el culpable, séalo el inicuo capitalismo o
el espíritu malvado de un particular país, la
estupidez de nuestros antepasados o un sistema social no
derrumbado por completo, aunque venimos luchando contra el
durante medio siglo, todos estamos, o por lo menos lo estabamos
hasta hace poco, ciertos en una cosa: que las ideas directoras
que durante la ultima generación han ganado a la mayor
parte de las gentes de buena voluntad y han determinado los
mayores cambios en nuestra vida social no pueden ser falsas.
Estamos dispuestos a aceptar cualquier explicación de la
presente crisis de
nuestra civilización, excepto una: que el actual estado
del mundo pueda proceder de nuestro propio error y que el intento
de alcanzar algunos de nuestros mas caros ideales haya al parecer
producido resultados que difieren por completo de los
esperados.
Todavía creemos que hasta hace muy poco
estabamos gobernados por lo que se llamaba vagamente las ideas
del siglo XIX o el principio del laissez—faire. En
comparación con algunos otros países, y desde el
punto de vista de los impacientes por apresurar el cambio, puede
haber alguna justificación para esta creencia. Pero aunque
hasta 1931 Inglaterra solo había seguido lentamente el
sendero por el que otros conducían, también
nosotros habíamos avanzado tanto, que únicamente
quienes alcanzan con su memoria los
años anteriores a la primera guerra saben lo que era un
mundo liberal.
El punto decisivo, que las gentes apenas han
reconocido todavía, no es ya la magnitud de los cambios
ocurridos durante la ultima generación, sino el hecho de
significar una alteración completa en el rumbo de nuestras
ideas y nuestro orden social….hemos abandonado progresivamente
aquella libertad en materia económica sin la cual jamas
existió en el pasado libertad personal, ni
política. Aunque algunos de los mayores pensadores
políticos del siglo XIX, como De Tocqueville y Lord Acton,
nos advirtieron que socialismo
significa esclavitud, hemos marchado constantemente en la
dirección del socialismo. Y ahora, cuando vemos surgir
ante nuestros ojos una nueva forma de esclavitud, hemos olvidado
tan completamente la advertencia, que rara vez se nos ocurre
relacionar las dos cosas.
Decía Mr. Hilaire Belloch (1913):"El efecto de
la doctrina socialista sobre la libertad capitalista consiste en
producir una tercera cosa diferente de cualquiera de sus dos
progenitores: el estado de siervos".
Individualismo es hoy una palabra mal vista, y ha
llegado a asociarse con egotismo y egoísmo. Pero el
individualismo del que hablamos, contrariamente al socialismo y
las demás formas de colectivismo, no están en
conexión necesaria con ellos….Ahora bien, los rasgos
esenciales de aquel individualismo que, con elementos aportados
por el cristianismo y
la filosofía de la antigüedad clásica, se
logro plenamente por vez primera durante el renacimiento y
ha crecido y se ha extendido después en lo que conocemos
como civilización occidental europea son: el respeto por
el hombre
individual qua hombre, es decir, el reconocimiento de sus propias
opiniones y gustos como supremos en su propia esfera, por mucho
que se estreche esta, y la creencia en que es deseable que los
hombres puedan desarrollar sus propias dotes e inclinaciones
individuales. "Independencia" y "libertad" son palabras tan
gastadas por el uso y el abuso, que se duda en emplearlas para
expresar los ideales que representaron durante ese periodo.
Tolerancia es
quizá la sola palabra que todavía conserva
plenamente el significado del principio que durante todo este
periodo floreció, y que solo en los tiempos recientes ha
decaído de nuevo hasta desaparecer por completo con el
nacimiento del estado totalitario.
Durante todo este moderno periodo de la historia
europea, el desarrollo general de la sociedad se dirige a liberar
al individuo de los lazos que le forzaban a seguir las
vías de la costumbre o del precepto en la
prosecución de sus actividades ordinarias. El
reconocimiento consciente de que aquellos esfuerzos
espontáneos y no sometidos al control de los
individuos fueran capaces de producir un orden complejo de
actividades económicas, solo pudo surgir cuando aquel
desarrollo hubo logrado cierto progreso. La posterior
elaboración de unos argumentos consecuentes en favor de la
libertad económica ha sido el resultado de un libre
desarrollo de la actividad económica que fue el
subproducto espontaneo e imprevisto de la libertad
política.
….El resultado de este desenvolvimiento sobrepaso
todas las previsiones. Allí donde se derrumbaron las
barreras puestas al libre ejercicio del ingenio humano, el hombre
se hizo rápidamente capaz de satisfacer nuevos ordenes de
deseos…. y no hay duda que el resultado sobrepaso los mas
impetuosos sueños del hombre; al comienzo del siglo XX el
trabajador había alcanzado en el mundo occidental un grado
de desahogo material, seguridad e independencia personal, que
difícilmente se hubieran tenido por posibles cien
años antes.
Lo que en el futuro se considerara probablemente como
el efecto mas significativo y trascendental de este triunfo es el
nuevo sentimiento de poder sobre el propio destino, la creencia
en las ilimitadas posibilidades de mejorar la propia suerte, que
los triunfos alcanzados crearon entre los hombres. Con el triunfo
creció la ambición; el hombre tiene todo el derecho
a ser ambicioso. Lo que fue una promesa estimulante ya no
pareció suficiente; el ritmo del progreso se considero
demasiado lento; y los principios que habían hecho posible
este progreso en el pasado comenzaron a considerarse mas como
obstáculos, que urgía suprimir, para un progreso
mas rápido, que como condiciones para conservar y
desarrollar lo ya conseguido.
No hay nada en los principios basicos del liberalismo
que hagan de este un credo estacionario. No hay reglas absolutas
establecidas de una vez para siempre…. Hay una diferencia
completa entre crear deliberadamente un sistema dentro del cual
la competencia opere de la manera mas beneficiosa posible y
aceptar pasivamente las instituciones tal como son.
Probablemente, nada ha hecho tanto daño a
la causa liberal como la rigida insistencia de algunos liberales
en ciertas toscas reglas rutinarias, sobre todo el principio del
laissez—faire.
…Pudiera incluso decirse que el exito del
liberalismo fue la causa de su decadencia. Por razón del
exito logrado, el hombre se hizo cada vez mas reacio a tolerar
los males subsistentes, que ahora se le aparecian, a la vez, como
insoportables e innecesarios.
A causa de la creciente impaciencia ante el lento
avance de la política liberal, la justa irritación
contra los que usaban la fraseologia liberal en defensa de los
privilegios antisociales y la ambición sin limites
aparentemente justificada por las mejoras materiales
logradas hasta entonces, sucedio que, al caer el siglo, la
creencia en los principios basicos del liberalismo se debilito
mas y mas.
Se acepto cada vez mas que no podia esperarse un
nuevo avance sobre las viejas lineas dentro de la estructura
general que hizo posible el anterior progreso, sino mediante una
nueva y completa modelación de la sociedad. No era
cuestion de ampliar o mejorar el mecanismo existente, sino de
raerlo por completo.
El cambio supone una completa inversion del rumbo que
hemos bosquejado, un completo abandono de la tradición
individualista que creo la civilización
occidental.
Hemos cometido, efectivamente la eliminación
de las fuerzas que producen resultados imprevistos y la
justificación del mecanismo impersonal y anónimo
del mercado por una dirección colectiva y "consciente" de
todas las fuerzas sociales hacia metas deliberadamente
elegidas."
El debate no debe
plantearse —solamente— en términos de
libertad, justicia y prosperidad, sino también en
términos de seguridad y dependencia. Tal vez no este en el
capitalismo la única culpabilidad y
haya que buscarla en el sistema social, en los gobiernos
intervencionistas, y en la dejación de responsabilidades
que fueron haciendo los individuos a cambio de la supuesta
prosperidad general.
Para evitar el conflicto del
individualismo y el egoísmo, no es necesario entregarse a
manos del estado como rector de vidas y bienes.
El estado del bienestar ha anestesiado a la sociedad, en
particular a la europea, y ha transformado a los ciudadanos en
mercancía electoral apta a todo tipo de
demagogia.
Se ha igualado para abajo, eliminando todo tipo de
ambición, motivación, desafío o riesgo
emprendedor.
Los gobernantes arbitristas, los empresarios
prebendatarios y los sindicalistas burocraticos, han tejido
una red de
protecciónes, privilegios y subsidios que ahogan la
competitividad y el progreso. Se ha anulado toda posibilidad de
selección natural
económica.
Pareciera que para ser aceptado socialmente, el
individuo, deberia ir pidiendo perdon publica y cotidianamente,
por su exito económico. Y en el otro extremo, que todos
los males y fracasos del hombre son culpa de la sociedad y la
economía; nunca propios y personales.
Ni el inicuo capitalismo, ni el espiritu malvado de
algún pais, son los causantes de la perdida de
competitividad de las empresas, de la
inflación y del deficit publico.
Los errores son propios de cada pais y de cada persona; y salvo
en casos y situaciones muy extremas, esta en ellos —y solo
en ellos— solucionarlos.
La comunidad
internacional no puede actuar como una sociedad benefica y los
gobiernos no pueden iluminar el cielo protector para atenuar
fallos, paliar debilidades o subsidiar ineficiencias.
Los individuos estan presos de la sociedad del
bienestar, y el estado justifica todo tipo de abuso de autoridad,
interferencia, subsidio, corrupción, o latrocinio en nombre de
ella.
Dentro del mundo desarrollado los países europeos
tienen una participación del estado en la economía
del orden del cincuenta por ciento. Si con ello no han podido
resolver los problemas del
crecimiento, ni los problemas del paro; no tendriamos que revisar
lo actuado?; no tendremos que pensar que hemos trabajado
mal?.
Si en lugar de una mayor libertad, justicia y
prosperidad, al cabo de cincuenta años nos enfrentamos con
fracaso y miseria; no sera por un exceso de ingenieria social?;
no se habra querido repartir la riqueza antes de crearla?; puede
ser que la seguridad desde la cuna a la tumba haya lastrado a la
competitividad?.
Porque cargar las culpas a la globalización y el
libre mercado, de problemas que existian desde antes, y solo
estaban enmascarados por susbsidios y mercados
cautivos.
Le invito a que me presente algunos de los males
—presentes— de la "teoría dominante" como
usted la llama. Y hago reserva de derecho para señalarle
—luego— por mi parte los fracasos acumulados
—en Europa— por el "camino abandonado"
Le sigo, Profesor List.
Friedrich List:
No me gustan las enumeraciones exhaustivas; siempre
resultan incompletas; pronto quedan obsoletas. Hablemos
—con humilde animo de contribución— de
algúnas de las —principales, a mi juicio—
dificultades que plantean —o si usted prefiere,
evidencian— la globalización de los
mercados.
Tomemos algunos ejemplos deportivos —para
comenzar—: Por que existen diferentes categorias en el
boxeo?. Por que existe el handicap en el golf o en el polo?. Por
que en el turf a los jockeys se les agregan contrapesos en la
montura de sus caballos?.
La respuesta es: para igualar las chances.
En la lucha entre un boxeador de 100 kilogramos y otro
de 60 kilogramos probablemente, a igualdad de
cualidades deportivas y estado fisico, tenga ventajas el de mayor
peso, envergadura y largo de brazos. Lo mismo, el jugador de golf
con menos golpes bajo la par o el polista mejor calificado o el
jockey con menos peso.
Estos sencillos ejemplos, me permiten iniciar el
comentario sobre una de las desventajas o dificultades de la
globalización económica. Poner en igualdad
competitiva a países que no tienen el mismo grado de
competitividad. A algunos —los ganadores— les sobra
peso, estado fisico, estructura muscular, handicap, y a otros
—los perdedores— les falta todo para competir en
igualdad de oportunidades.
En esas condiciones siempre habra un seguro ganador. Y
si hay uno y solo uno como seguro ganador estamos mas cerca de
una situación de monopolio que
de una de libre competencia.
No hay competencia, se termina el juego
(económico).
El ganador se lleva todo. Y el perdedor acelera su
ruina.
Los defensores del libre cambio —la "escuela" o
"teoría dominante" diran que la globalización
beneficia al consumidor
poniendo a su disposición mayor cantidad de bienes y
mejores precios.
Los pocos, que seguimos cometiendo "delitos de opinion
económica" sostenemos que el consumidor beneficiado
—salvo casos muy puntuales— sera un trabajador,
pequeño empresario o
profesional, que, cuando pierda el empleo u
ocupación —por causa del cierre de las empresas por
falta de competitividad— dejara de ser consumidor y dejara
de beneficiarse de la diversidad de oferta y de
los mejores precios.
Resumiendo, esta primera critica estaria fundamentada en
la heterogeneidad de los competidores, y en el tiempo que cada
uno de ellos necesita para estar en igualdad de
condiciones.
De no establecerse ese tiempo de resguardo o medidas
compensatorias equilibrantes la brecha entre ganadores y
perdedores se amplia y perpetua.
Pasemos —ahora— a otro de los aspectos
preocupantes. La globalización lleva
—irremisiblemente— a la perdida de poder por parte de
los estados nacionales como rectores y promotores del desarrollo
económico.
El libre movimiento de
mercancias, servicios y capitales —mas que todo estos
ultimos— dejan a los gobiernos sin capacidad para regular
la economía.
Los flujos financieros se movilizan con un volumen y a una
velocidad que
superan la capacidad de reacción de todos y cada uno de
los bancos centrales.
Solo la Reserva Federal de los Estados Unidos conserva algo de
predicamento y margen de maniobra. Y eso porque sus dictados
coinciden con los intereses del poder financiero; habria que ver
que ocurre en el caso contrario.
Además de imparables e ingobernables, los
movimientos de valores financieros son altamente especulativos y
volatiles; aspecto que tampoco favorece la evolución de la
economía real.
Finalmente —a este nivel de debate; tiempo
tendremos luego— otra situación que se torna
impredecible e inmanejable ante la globalización son las
posibilidades de ejercer algún tipo de control sanitario y
ambiental a las grandes corporaciones multinacionales.
Su poder es tan grande, su capacidad de "gestion" y
disponibilidad de fondos tan amplios que los poderes legislativo,
ejecutivo y judicial son apenas "marionetas" en el gran
"vodevil".
Los grandes negocios y capitales por no tener "barreras"
no tienen ni las legales, ni las financieras, ni las sanitarias,
ni las ambientales.
Repasando, tendriamos entre los males de la
"teoría dominante", la eternización de las
desventajas competitivas, la perdida de tejido industrial
nacional, la desocupación y precarización
laboral, la
imposibilidad de regular los flujos de fondos financieros, la
perdida del poder gubernamental de regulación
económica y la neutralización del control judicial,
sanitario y ecologico a nivel nacional, regional y
mundial.
Friedrich Hayek:
Me empieza a entusiasmar este debate. Comencemos por ver
quien "embarro" el camino.
Fue la social—democracia
europea (laborismo, democracia cristiana, socialismo…) la que
por miedo al comunismo
"pastoreo" a los sindicatos y a
los trabajadores. Les dio todo lo que pidieron. Contaron con la
alianza estrategica de los Estados Unidos y del Vaticano. La
teoría del "mal menor" fue el anestesico que calmo
cualquier tipo de riesgo político, sindical y
social.
Habia que tener al obrero conforme, tranquilo, "seguro",
neutralizado. Los sindicatos debian ser "atendidos" y
"entendidos" como agentes privilegiados del convenio laboral.
Esas inmensas masas burocraticas debian ser satisfechas a
cualquier costo. Y cuando
digo cualquier costo, quiero decir cualquier "precio".
De esos polvos, vinieros estos lodos. El camino
"embarrado" era solo cuestion de tiempo. La involución del
comunismo fue el punto y final del miedo, del soborno, del
apaño, del "mal menor".
Saltando etapas, tenemos hoy, una Europa no competitiva,
anclada en el pasado, sin capacidad (interés?) de
reacción tecnologica, llena de miedos electorales a
cambiar las reglas de juego, queriendo atacar el cancer con
aspirinas, sonriendo a derecha e izquierda, tratando de hacer
tortillas sin "romper huevos". Gobernada por políticos
(lideres?) "light" atrapados por las encuestas de
opinion, dependientes de los asesores de imagen, y mas
preocupados por salir favorecidos en los telediarios, que en
atender los fundamentos macroeconómicos. Viven en "estado
electoral" permanente. Son "cazavotos" profesionales.
Todo esto ha sido consecuencia de la "teoría
dominante"?; han cumplido algúna vez, en los ultimos
cincuenta años, con los postulados de la "escuela"?; han
abandonado o no el camino?.
Esos males europeos que usted señala
—perdida de competitividad, desventaja tecnologica, paro y
precariedad laboral— son causa —a veces— y
consecuencia, finalmente de los males de la
social—democracia.
Visto lo visto, Europa desea mas de lo mismo?; llegaran
todos los europeos a ser funcionarios publicos vitalicios,
agricultores subvencionados permanentes, jubilados precoces,
estudiantes eternos, o parados con salario social
asegurado?; quien pagara esa cuenta?; y por cuanto
tiempo?.
No sera oportuno intentar algún cambio?; no habra
que mirar hacia adentro para buscar culpables?; lo que sirvio
—o se creyo que servia— en algún momento, debe
seguir sirviendo para siempre?.
El Preguntero:
Creo que podemos dejar el tema por el
momento.
Antes de pasar al siguiente, quisiera leerles un poema
de Jalil Gibran (poeta y pintor simbolista sirio
1883—1931)
El Rey sabio
Una vez gobernaba en la distante ciudad de Wirani un Rey
que era al mismo tiempo un sabio y poderoso. Y temido era por su
poder y amado por su sabiduría.
En el corazón de
la ciudad había un pozo, cuyas linfas eran frías y
cristalinas y del cual todos los habitantes bebían,
inclusive el Rey y sus cortesanos, porque no había otro
pozo.
Una noche, cuando todos estaban dormidos, una bruja
entro en la ciudad y derramo siete gotas de un extraño
liquido en el pozo y dijo:
"Desde ahora quien bebiere de esta agua quedara
loco".
A la mañana siguiente, todos los habitantes de la
ciudad, salvo el Rey y su Chambelan, bebieron del pozo e
hiciéronse locos, como lo predijera la bruja.
Y durante ese día, las gentes de las estrechas
calles y las plazas del mercado, andaban cuchicheando el uno al
otro: "Esta loco el Rey. Ha perdido la razón el Rey y el
Chambelan. No podemos ser gobernados por un Rey loco. Tenemos que
destronarle".
Esa tarde ordeno el Rey que le llevaran un vaso de
oro del agua
del pozo y cuando lo trajeron, bebió y dio a su Chambelan
a que bebiese.
Y gran regocijo hubo en la distante ciudad de Wirani,
porque su Rey y su Chambelan habían recuperado la
razón.
Ricardo Lomoro