El desarrollo que
requieren hoy los países subdesarrollados esta asociado a
la concepción de sostenibilidad. Las empresas, por su
responsabilidad en la problemática
ambiental, deben lograr un desempeño que revierta la situación
de conflicto
entre medio ambiente
y desarrollo
económico-social. El modelo y
principios que
adopte la empresa para
gerenciar el reto ambiental es crucial, de el dependen los
resultados que se alcancen en la mitigación y
eliminación de los impactos ambientales.
Nunca como hoy los países subdesarrollados
demandan desesperadamente el desarrollo económico y
social. El interés de
gobiernos, partidos, organizaciones
sociales y ciudadanos es lograr cambios trascendentes que eviten
las desigualdades sociales que aquejan al mundo. Los esfuerzos de
nuestros países en este sentido se hacen evidentes en
mayor o menor grado, pero este empeño se desarrolla hoy en
un contexto poco favorable desde el punto de vista ambiental. Los
principales problemas
ambientales globales necesarios tener en consideración
son:
- Agotamiento de la capa de
ozono estratosférico. - Aumento de la
contaminación. - Cambios climáticos.
- Degradación del suelo.
- Perdida de la diversidad
biológica.
Por tanto, todos reconocen que el desarrollo
económico requerido, pensando en las generaciones futuras,
debe estar acompañado de avances en lo social con un
mínimo de afectación a la naturaleza, es
decir el desarrollo debe ser sostenible.
Las empresas juegan un papel esencial en tales
exigencias, ya no se trata solo de producir bienes y
servicios en
cantidad y calidad
necesaria, generar empleos y ganancias. La prioridad debe
mantenerse en tales aspectos, pero contextualizándolos en
un entorno que requiere de protección y cuidado. En ello
nos va la vida como especie.
No obstante, las estructuras y
actividades empresariales no siempre están
diseñadas y preparadas para dar respuesta a las exigencias
de un desarrollo
sostenible. Toda organización debe tener un sistema de
gestión
global o gestión estratégica empresarial, con el
objetivo del
cumplimiento de la misión,
esta debe estar sustentada sobre la base de varias gestiones
estratégicas y operativas: de los recursos
humanos, financiera, comercial, de la información, del aprovisionamiento de
materiales, de
la tecnología, de la seguridad
industrial, de la calidad y por supuesto del medio ambiente.
Ante los requerimientos legales, de organizaciones
ambientalistas y de otra índole, de ser cuidadosos con la
naturaleza, el desafío se encuentra en buscar la
armonía entre las actividades de la
organización y el medio ambiente, el reto está
en la gestión
ambiental. Cualquiera sea la forma o modelo de gestión
que adopte la empresa, debe
incorporar la dimensión ambiental, como única
vía posible de enfrentar tal
desafío.
La empresa cubana, involucrada en un proceso de
perfeccionamiento de su gestión, en el que la
dimensión ambiental no queda al margen, y urgida de una
inserción exitosa en los mercados
foráneos, muestra hoy en
día un creciente interés por mejorar su
desempeño ambiental, dar a conocer sus logros y obtener a
corto plazo un reconocimiento de su positivo accionar con
relación al entorno que lo rodea.
En Cuba la
Ley 81 Del
Medio Ambiente (ANPP, 1997) define la gestión ambiental
como: el conjunto de actividades, mecanismos, acciones e
instrumentos, dirigidos a garantizar la
administración y uso racional de los recursos
naturales mediante la conservación, mejoramiento,
rehabilitación y monitoreo del medio ambiente y el
control de la
actividad del hombre en esta
esfera. La gestión ambiental aplica la política ambiental
establecida mediante un enfoque multidisciplinario, teniendo en
cuenta el acervo cultural, la experiencia nacional acumulada y la
participación ciudadana.
Esta definición abarca todos los esfuerzos y
acciones que dentro de una organización deben realizarse
en cada uno de sus procesos, para
materializar la política ambiental, en el marco de la
planificación, la implementación y
el control ambiental. Las actividades dentro del ámbito en
cuestión deben planificarse desde un punto de vista
estratégico, con un plan de
seguimiento y evaluación, encaminado a mantener la mejora
continua del medioambiente.
En el caso cubano se destacan los resultados alcanzados
en la temática ambiental, evidentes desde 1959,
fundamentalmente en las esferas de la salud, educación y deportes, que elevaron las
condiciones ambientales y la calidad de
vida de la población. También se pueden
señalar como resultados positivos: el incremento de las
áreas boscosas nacionales, la implementación del
sistema nacional de áreas protegidas, el trabajo de
ordenamiento territorial y evaluación ambiental de las
inversiones
más importantes, la introducción de resultados
científicos para la solución de muchos problemas del
medio ambiente; el proceso de educación
ambiental en todas las vías posibles y el
fortalecimiento de la gestión ambiental. Todos estos
logros se sustentan en una legislación ambiental amplia y
abarcadora de todos los aspectos ambientales más
importantes.
No obstante, es criterio de este autor que aun con los
logros obtenidos, subsisten dificultades dadas fundamentalmente
por: el insuficiente compromiso y educación ambiental en
los distintos niveles organizacionales, que redunda en una
endeble gestión ambiental institucional; la limitada
aplicación de la legislación vigente en el campo de
las contravenciones; insuficiente introducción de la
dimensión ambiental en las estrategias
empresariales y el limitado acompañamiento de la ciencia y
tecnología en la solución de los problemas
ambientales.
Es preciso reconocer que sobre algunas de estas
insatisfacciones gravita la escasez de
recursos
materiales y financieros, influenciados por el bloqueo
económico en que se encuentra el país por parte de
Estados Unidos
de América.
La gestión ambiental dentro de las organizaciones
ha sido un lento aprender- haciendo, que adquirió una
dinámica distinta a partir de la Cumbre de
la Tierra, con
un punto significativo con la promulgación de la Ley 81
Del Medio Ambiente (Asamblea Nacional del Poder Popular,
1997) donde se define esta y se establecen los instrumentos que
permiten llevarla a vías de hecho.
En términos de gestión ambiental, esta
debe abarcar todos los elementos de la organización, ello
significará establecer un sistema integrado que considere
la atención al medio ambiente como un factor
de competitividad. Esta debe formar parte indisoluble
del sistema de gestión general de cualquier entidad, la
cual, apoyada en un modelo de mejora continua, guiará a la
entidad hacia el cumplimiento o mantenimiento
de su política ambiental.
A partir de un modelo, como representación
simbólica y simplificada de un fenómeno u objeto de
la realidad, se puede establecer un procedimiento que
indique la solución a los problemas presentes en esa
área de la realidad. La gestión no es ajena a las
bondades que los modelos
brindan para estructurar formas de actuar. Algunos de los modelos
de gestión ambiental de los que este autor ha tenido
referencia son:
Modelo de Excelencia Mediombiental (M.E.M), de Miguel
Ángel Rodríguez-Badal y Joan Enric Ricart
(1998):
Este modelo tuvo su origen en la idea de que el medio
ambiente era, a las puertas del siglo XXI, un gran reto cuya
buena gestión debía tener un tremendo impacto
positivo en la capacidad de las empresas de adaptarse y afrontar
con éxito
las cambiantes y crecientes demandas de la sociedad. En
este sentido, el M.E.M nace a imagen y
semejanza de los modelos que, en el ámbito de la calidad total,
están siendo usados por compañías
líderes de todo el mundo como importantes motores de la
mejora de su gestión.
Este modelo constituye un marco de referencia en el que
las empresas llevan a cabo procesos de autodiagnóstico de
su gestión medioambiental en las diversas áreas o
acciones que se desarrollan, que culminan con el desarrollo e
implantación de los correspondientes planes de
mejora.
Análisis Total de Stakeholders (T.S.A) de Marc
J. Epstein (2000):
Es un modelo de gestión que parte del análisis completo de los impactos o la
influencia de las decisiones sobre los grupos de
interés de la organización (stakeholders). Esto
requiere identificar, medir y reportar los beneficios y costos para los
diferentes grupos de interés de los impactos ambientales
de los procesos, productos o
servicios que genera la organización.
Modelo de Gestión de las ISO 14001
(2004):
Es uno de los sistemas de
gestión ambiental más difundidos, muy influenciado
por las ISO 9000. Se basa
en filosofías de mejora continua y enfoque
estratégico y de sistema. Es aplicable a todos los tipos y
tamaños de organizaciones, con las correspondientes
adecuaciones. Un sistema de este tipo permite a una
organización establecer y evaluar los procedimientos
para declarar una política y objetivos
ambientales, alcanzar la conformidad con ellos y demostrar la
conformidad a otros.
El objetivo general de este modelo es apoyar, la
protección ambiental y la prevención de la contaminación en equilibrio con
las necesidades socio-económicas. Aunque no aparece la
realización de un diagnóstico ambiental como requisito para
la certificación de esta norma si se considera importante
para poder establecer los planes de mejora.
Resolución 135 del Ministerio de Ciencia
Tecnología y Medio Ambiente (2004):
Esta Resolución establece el Reconocimiento
Ambiental Nacional, esta no incluye un modelo de gestión
pues carece de un enfoque integrador y de sistema que aporte a
todo el proceso de gestión. Lo planteado dificulta la
sistematicidad en el análisis de las diferentes aristas de
la gestión, que es una manera de asegurar que las empresas
puedan mejorar continuamente su gestión ambiental. No
obstante, se incluye en esta relación, por la importancia
que brinda al diagnóstico y los indicadores
que establece para lograr el reconocimiento y su congruencia con
los que establecen las ISO 14000.
Trabajar en su implementación constituye un gran paso para
lograr una adecuada gestión ambiental.
Como se aprecia son rasgos, que se pueden declarar como
invariantes en estos modelos:
- pueden ser aplicables a cualquier tipo de empresa
haciendo las adecuaciones pertinentes - necesidad del diagnóstico para conocer los
impactos generados por la empresa - utilización de indicadores claves para el
diagnóstico y gestión ambiental que desarrolla la
organización. - implementación de planes de mejora del
desempeño ambiental.
Estos aspectos esenciales deben enmarcarse dentro de la
gestión estratégica de la organización, e
integrarse con los niveles tácticos y operativos del medio
ambiente. La retroalimentación sistemática de los
resultados de la gestión en cada uno de estos niveles,
llevará al buen funcionamiento del sistema, aclarando la
necesidad en la organización de una estrecha
interrelación horizontal y vertical. Los procesos de la
gestión estratégica ambiental son coincidentes con
los procesos de la gestión estratégica empresarial,
es decir, se puede plantear que existen en los procesos de
planificación estratégica, de
implementación estratégica, de control
estratégico y de mejora estratégica, ya que no es
un elemento aislado, sino una parte muy importante de la gestión
empresarial.
Respecto a la planificación estratégica
del medio ambiental, se debe considerar como una parte de la
planificación de la empresa, aquella que incluye solo lo
ambiental. No obstante, deberá seguirse la secuencia de
actividades ya identificadas para la planificación
estratégica de la empresa, a saber:
- Establecer objetivos amplios.
- Determinar las acciones necesarias para alcanzar los
objetivos. - Asignar claras responsabilidades para la
realización de esas acciones. - Suministrar los recursos necesarios para el
desarrollo de esas responsabilidades. - Prever la necesaria formación.
- Establecer los medios para
comparar el desempeño logrado con los
objetivos. - Establecer un sistema de recompensas en función
de los resultados. - Establecer un proceso para la revisión
periódica de los resultados en comparación con
los objetivos.
El empeño de eliminar o mitigar los impactos
ambientales y con ello responder positivamente a las exigencias
de los miembros de la organización y la comunidad, debe
estar dentro de los objetivos importantes de las empresas. Para
dar cumplimiento a estos objetivos es necesario realizar una
gestión estratégica ambientalmente sensible, con
una estructura
conceptual y métodos
para llevarla a vías de hecho. Pues no se trata de una
mera planeación
estratégica en lo alto elaborando misiones y metas; las
organizaciones tienen que tener métodos concretos para
implementar sus políticas.
La planificación estratégica ambiental
debe basarse en principios que garanticen la ejecución de
la política que se trace.
Según fuentes
citadas por Córdova y Sigarreta (2003) y Zalazar
Velázquez (2004) algunos principios que debe cumplir el
proceso de Gestión Ambiental en cualquier
organización son:
- Adaptación a los requisitos legales y
normativos establecidos dentro y fuera de la
organización. - Desarrollar el compromiso de la dirección y de los trabajadores para la
protección del medio ambiente. - Estimular la planificación ambiental durante
el ciclo de
vida de los productos o de los procesos. - Proporcionar recursos apropiados y suficientes,
incluyendo la capacitación, para alcanzar los niveles
de desempeño fijados sobre una base
continua. - Evaluar el desempeño ambiental respecto a la
política. - Alentar a los proveedores
y contratistas para implementar un sistema de gestión
ambiental. - Priorizar la corrección sobre la
corrección. - Reducción y utilización de los
efluentes. - Conocimiento de la situación ambiental y de su
evolución. - Establecer los canales y medios de
comunicación ambiental. - Eficacia ambiental en la relación
objetivo-recurso-calidad. - Introducción del sistema de gestión
ambiental en todos los elementos de la organización
empresarial. - Integración al sistema de gestión
general.
Sin lugar a dudas, el mecanismo de gestión que se
adopte para garantizar los outputs de la organización
tiene una importancia singular, y no debe dejar de considerarse
en el los procesos, actividades y tareas que se desarrollan para
lograr esos resultados.
La evaluación de los proceso debe partir de un
diagnóstico que permita determinar los principales
problemas ambientales que afectan sus resultados, para ello se
deben diseñar y/o establecer indicadores que permitan
medir su desempeño.
Parafraseando a Velázquez Zaldivar (2004), en
esencia, el perfeccionamiento de la gestión ambiental se
logra por la conjugación de cinco elementos: la
planificación ambiental de la organización como
expresión de insatisfacción con lo actual y del
grado de disposición al cambio, la
formulación del estado deseado
y compartido, una estrategia
ambiental como proceso para salvar la brecha y guiar la puesta en
práctica, el liderazgo
orientado al cambio como arquitecto y coejecutor de obra y la
implicación creciente de las personas en el proceso de
cambio.
La gestión ambiental debe ser analizada como
parte de la gestión de cualquier institución, pues
constituye la base para la mejora del desempeño ambiental
de las organizaciones. En Cuba se han dado pasos que conducen al
perfeccionamiento de la gestión ambiental, sobre todo con
la introducción del enfoque estratégico en ella.
Esto ha conducido a hacer valer el carácter proactivo en el enfrentamiento a
los problemas ambientales.
Lo modelos de gestión referidos poseen rasgos que
se pueden declarar como invariables, estos son: la necesidad del
diagnóstico para conocer los impactos generados por las
empresas, la utilización de indicadores claves para el
diagnóstico y gestión ambiental que desarrolla la
organización y la implementación de planes de
mejora del desempeño ambiental.
Los principios de gestión ambiental enunciados es
imprescindible tenerlos en consideración para la
orientación de la gestión a realizar en la
mitigación y eliminación de los impactos
ambientales negativos.
- Asamblea Nacional del Poder Popular (1997). Ley 81
Del Medio Ambiente. En Gaceta Oficial de la Republica de Cuba.
11 de julio de 1997, año XCV, número 7. Ciudad de
La Habana. 40p. - CITMA (2004). Resolución 135. Reconocimiento
Ambiental Nacional del Ministerio de Ciencia Tecnología
y Medio Ambiente. Ciudad de La Habana. 9p. - Koontz y Weihrich (1990). Elementos de Administración. E. Meleraw. México. 342p.
- Mark J. Epstein (2000). El desempeño ambiental
en la empresa. Prácticas para costear y administrar una
estrategia ambiental. ECOE Ediciones. Colombia.
295p. - ISO 14001 (2004).Sistemas de Gestión
Ambiental. Requisitos con orientación para su uso.
Oficina
Nacional de Normalización. Suiza. 36p. - Ortiz Chávez, Yunelsy (2005). Propuesta
metodológica para la Gestión Ambiental en
Instituciones de Educación
Superior. TD. Universidad
de Holguín. Holguín. 64p. - Rodríguez, Miquel A.; Joan Enric Ricart
(1998). Dirección Medioambiental de la Empresa.
Gestión Estratégica del Reto Medioambiental:
Conceptos, Ideas y Herramientas. E. Gestión 2000, S.A.
Barcelona. 185p. - Rodríguez Córdova, R. y Sigarreta S.
(2003). Integración de la Gestión
Ambiental en el proceso de Perfeccionamiento Empresarial.
Ponencia presentada en la I Conferencia
Científica Internacional de la Universidad de
Holguín. Holguín. 12p. - Velázquez Zaldivar, Reynaldo (2004). La
Gestión Universitaria: herramientas de avanzada para su
perfeccionamiento. Universidad de Holguín. 53 p.
Digital - Zalazar Velásquez, Isbel Yanelis (2004).
Integración de la Gestión Ambiental en el proceso
de Perfeccionamiento Empresarial en la Empresa Constructora de
Obras de Ingeniería no. 17 de Holguín. TD.
Universidad de Holguín. 80p.
Ing. Roberto Marrero Arias
Ingeniero Industrial por la Universidad de
Holguín "Oscar Lucero Moya", Cuba 1987; Profesor
Auxiliar (Universidad de Holguín, 2005), Vicedecano de
Universalización la Facultad de Ingeniería
Industrial de la Universidad de Holguín. Es
colaborador del Departamento de Ingeniería Industrial y
del Centro de Estudios Turísticos (CETUR). Realiza su
trabajo
profesional vinculado a la Gestión Ambiental y la Seguridad y Salud
en el Trabajo. Actualmente trabaja en la preparación de la
tesis de
maestría y doctorado.