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El abordaje de la inteligencia artificial según Isaac Asimov




Enviado por Lucas González Day



    1. Hipótesis
    2. Inteligencia
      artificial
    3. Yo Robot: análisis de los
      capítulos y de las problemáticas planteadas por
      el autor
    4. Comparación con el
      comportamiento humano
    5. Conclusiones
    6. Bibliografía

    Introducción

    En el presente trabajo se
    hablará del libro Yo
    Robot
    , más específicamente se tratará el
    abordaje del autor, Isaac Asimov,
    del controvertido tópico de la inteligencia artificial en
    esa obra. Para poder realizar
    ese análisis, se limitará el tema
    aún más, estableciendo la relación que
    tienen los robots con la inteligencia humana, y los conflictos que
    presenta la inteligencia artificial

    Este tema atrajo mi interés ya
    que, a mi parecer, los relatos de este libro de Asimov bien
    podrían adquirirtomar protagonismo en este siglo. Y es por
    esto que considero importante darle espacio a este tema, y poder
    llegar a establecer una comparación entre el ser humano y
    el robot inteligente.

    Es relevante incluir la biografía del autor
    para interiorizarse con su vida, sus estudios y su
    obra:

    Asimov fue un prolífico escritor estadounidense,
    famoso por sus novelas de
    ciencia-ficción y por sus libros
    divulgativos sobre todas las ramas de la ciencia.
    Nació en Petrovichi, Rusia. Su
    familia
    emigró a Estados Unidos
    cuando tenía tres años y se estableció en el
    barrio de Brooklyn, de Nueva York.

    Sus trabajos en las revistas de ciencia-ficción
    le llevaron a profesionalizarse como escritor literario y
    científico. Ingresó en la Universidad de
    Columbia a los 15 años y a los 18 vendió su primer
    relato a la revista
    Amazing Stories. Después de participar en la II
    Guerra
    Mundial, Asimov se doctoró en Bioquímica
    en 1948 y de 1949 a 1958 enseñó bioquímica
    en la universidad de medicina de
    Boston. Su primera novela de
    ciencia-ficción, Piedra en el cielo, se
    publicó en 1950 y su primer libro científico, un
    texto sobre
    bioquímica escrito con dos colegas, en 1953.

    A partir de 1958 se dedicó por completo a
    escribir. Firmó más de 500 libros para lectores
    jóvenes y adultos que, además de la
    ciencia-ficción y la divulgación científica,
    abarcan cuentos de
    misterio, humor, historia y varios
    volúmenes sobre la Biblia y Shakespeare.

    Entre sus obras de ciencia-ficción más
    conocidas se encuentran Yo, Robot (1950); La
    trilogía de la Fundación
    (1951-1953), de la
    cual escribió una continuación treinta años
    después, El límite de la Fundación
    (1982); El sol desnudo (1957) y Los propios dioses
    (1972). Entre sus obras científicas destacan
    Enciclopedia biográfica de la ciencia y la
    tecnología
    (1964; revisada en 1982) y Nueva
    guía a la ciencia
    (1984), una versión
    más reciente de su elogiada Guía
    científica del hombre
    (1960). Obras posteriores son
    La Fundación y la Tierra (1986), Preludio a la
    Fundación
    (1988) y Más allá de la
    Fundación
    (1992). En 1979 se publicó su
    autobiografía en dos volúmenes, Recuerdos
    todavía verdes
    .

    Para hacer este trabajo, se tuvo a disposición
    todas las semanas a dos profesores que nos guiaban en el trabajo, a
    quienes se les suministraban partes del mismo a lo largo del
    año. Para recopilar la información, se debieron hacer cinco (5)
    visitas a la Biblioteca
    Nacional y una (1) a la Biblioteca Leopoldo Lugones. De
    allí se extrajo la bibliografía a utilizar, y
    se fue moldeando el trabajo a medida que avanzaba la investigación. De más esta decir que
    se contaba con el libro Yo Robot de Isaac Asimov para
    realizar el escrito

    Las preguntas que sirvieron de impulsoras para realizar
    este trabajo fueron: ¿Qué es la inteligencia
    artificial? ¿Está regida por reglas? ¿Estas
    reglas son comparables con los códigos morales de los
    seres humanos? ¿Tienen los robots la capacidad de violar
    estas reglas? ¿Se puede considerar la inteligencia
    artificial idéntica a la inteligencia humana? Si no se
    pudiese, ¿cuál sería el punto de
    diferenciación? ¿Puede inducir un robot?
    ¿Puede perfeccionarse así como lo hace el ser
    humano?

    Las expectativas de este trabajo son determinar, a
    partir de la mirada de Isaac Asimov, si la inteligencia
    artificial es comparable con la del ser humano, y establecer sus
    diferencias y similitudes.

    En el trabajo se podrá encontrar en primer lugar,
    la hipótesis; luego, una breve introducción al tema de la inteligencia
    artificial; más adelante, se analiza el texto en
    cuestión; se establece la comparación entre humanos
    y robots; y, por último, se encuentran las
    conclusiones.


    Hipótesis

    El objetivo del
    trabajo es determinar si la inteligencia artificial es comparable
    con la inteligencia humana, señalando sus diferencias y
    similitudes.

    La hipótesis es que
    la inteligencia artificial está íntimamente
    relacionada con la inteligencia humana. Esto se demostrará
    principalmente con las definiciones de las mismas, y se
    verá más claramente la relación en el
    análisis del texto.

    Inteligencia artificial

    Definición

    Primeramente debemos definir qué es la
    inteligencia. Es una facultad propia de ciertas clases de seres
    vivos, que les permite pensar, obrar a voluntad, ser concientes
    de su existencia, establecer relaciones con el mundo exterior,
    aprender, ser originales, adaptarse, razonar, autocorregirse, y
    atender sus necesidades.

    Luego, la inteligencia artificial es, justamente, la
    capacidad de un artefacto (creado por humanos) de realizar los
    mismos tipos de funciones que
    caracterizan a la inteligencia humana, nombrados anteriormente.
    La inteligencia artificial es un campo muy amplio, pero su
    desarrollo se
    enfoca principalmente en hacer que las máquinas y
    robots se parezcan cada vez más a los humanos, tanto en la
    forma de pensar, como en la forma de actuar. Según Jean
    Paul y Marie Christine Haton,

    "(…) Como la noción de inteligencia
    artificial es en sí misma compleja y relativa, no es
    fácil definir la disciplina
    científica que es la IA.

    La IA puede ser abordada desde dos puntos de vista
    complementarios:

    • El primero concierne al estudio de los mecanismos
      de la inteligencia [humana] (…); este punto de vista
      implica una perspectiva cognitiva;
    • el segundo, más pragmático, concierne
      a los esfuerzos realizados para dotar a la
      computadora de las capacidades que habitualmente se
      atribuyen a la inteligencia humana. (…)

    Los dos enfoques precedentes son de hecho ampliamente
    complementarios, en la medida en que un mejor conocimiento
    de los mecanismos humanos permite mejorar el rendimiento de los
    sistemas
    informáticos."

    Finalmente, muchos de los investigadores sostienen que
    la inteligencia es un programa capaz de
    ser ejecutado independientemente de la máquina que lo
    haga, sea una computadora o
    un cerebro
    humano.

    Evolución
    Histórica

    La posibilidad de desarrollar un artefacto inteligente
    despertó la curiosidad del ser humano desde la
    antigüedad, pero fue recién en la segunda mitad del
    siglo XX, más específicamente en 1950, cuando Alan
    Mathison Turing introdujo el denominado "Test de Turing"
    en un artículo para la revista Mind titulado
    "Computing Machinery and Intelligence" ("Ordenador e
    inteligencia"), en el que reflexionaba sobre el concepto de
    Inteligencia Artificial, materializando la posibilidad en
    herramientas
    tangibles. El argumento en el que se basa esta prueba es que si
    una máquina se comporta en todos los aspectos como
    inteligente, entonces debe ser inteligente.

    En este test, la máquina debe hacerse pasar por
    humana en una conversación con un hombre a
    través de una comunicación de texto estilo chat. El
    sujeto no sabe si está hablando con una máquina o
    no. Si éste es incapaz de deducir por su
    conversación que su interlocutor es una máquina,
    entonces ésta es inteligente, ya que logra hacerse pasar
    por un humano en una comunicación de texto. Se lo
    considera por esta prueba el padre de la Inteligencia Artificial,
    ya que permite comprobar si una computadora puede ser igual de
    inteligente que un ser humano.

    Sin embargo, la historia oficial de la Inteligencia
    Artificial comienza en 1956, año en el que se inventa el
    término en un congreso del Instituto de Tecnología de
    Massachussets. En ese mismo año, en una conferencia en
    Hanover, Estados Unidos, se establecen las bases de la
    Inteligencia Artificial como un campo independiente dentro de la
    informática, entre personajes importantes
    de ese campo como John McCarthy y Marvin Minsky, entre
    otros.

    Actualmente, la inteligencia artificial se aplicó
    a sistemas y programas
    informáticos capaces de realizar tareas complejas,
    simulando el pensamiento
    humano. Es utilizada en una amplia gama de actividades, tales
    como Data Mining (minería de
    datos),
    videojuegos,
    procesamiento de la información, diagnóstico médico y robótica, entre otras.

    Un claro ejemplo de la aplicación de la
    Inteligencia Artificial es la supercomputadora "Deep Blue" de
    IBM, que le ganó al campeón mundial de ajedrez Gary
    Kasparov una partida de ese juego, luego
    de haber sido perfeccionada debido a que no lo pudo vencer en un
    intento anterior.

    Sin embargo, existen muchos escépticos respecto
    de la posibilidad del desarrollo de la verdadera IA, que imite
    fielmente el pensamiento humano. Basan su escepticismo en el
    hecho de que todavía no se conoce completamente el
    funcionamiento de la mente humana, y, por lo tanto, que es
    imposible imitar algo que no se conoce.

    La robótica es la aplicación de la
    Inteligencia Artificial que se explayará en este trabajo.
    Primero, debemos saber qué es un robot. Para eso, se
    citará a Tom Logsdon, de su libro Robots: una
    revolución
    :

    "¿Qué es un robot? ¿Y en
    qué se diferencia de otras máquinas
    automáticas? El término ‘robot’ es
    checo, y significa ‘trabajo forzado’. (…) Por
    tanto, según la terminología actual
    deberíamos clasificarlos como ‘androides’
    más que como robots. (…) Cualquier definición
    propuesta excluirá ciertas máquinas que se
    consideran robots, o incluirá artículos que no
    son robots, como los cambiadores de discos automáticos o
    las máquinas para poner tapones en las
    botellas.

    La tercera edición del Webster’s New
    International Dictionary, por ejemplo, define a un robot como
    ‘una máquina con la forma de un ser humano que
    ejecuta las funciones mecánicas de un ser humano’.
    Sin embargo, los constructores de robots no están
    interesados en dar a sus creaciones forma humana. Muchos robots
    industriales parecen y actúan más como langostas
    borrachas o saltamontes que como seres humanos."

    Yo Robot:
    análisis de los capítulos
    y de las
    problemáticas planteadas por el autor

    En un principio, considero conveniente exponer las
    Leyes de la
    Robótica, impresas en todos los cerebros
    positrónicos de los robots.

    "Las Tres Leyes de la
    Robótica
    :

    1. Un robot no debe dañar a un ser humano o,
      por su inacción, dejar que un ser humano sufra
      daño.
    2. Un robot debe obedecer las órdenes que le
      son dadas por un ser humano, excepto cuando estas
      órdenes se oponen a la Primera Ley
    3. Un robot debe proteger su propia existencia hasta
      donde esa protección no entre en conflicto
      con la Primera o Segunda Ley."

    Más adelante se añade una ley que
    sería la ley cero:

    "Ninguna máquina puede dañar a la
    Humanidad; o, por inacción, dejar que la Humanidad sufra
    daño"

    El libro en sí es una serie de relatos en los que
    se desarrolla un problema que está siempre relacionado con
    las leyes presentadas por Asimov al comienzo del libro. En cada
    uno de ellos aparece un nuevo robot, con un problema distinto,
    junto con un grupo de
    ingenieros especializados de la United States Robots &
    Mechanical Men Inc. que deben resolver esos problemas.

    En este trabajo se analizarán los
    capítulos singularmente, logrando hacer un estudio que
    explique las problemáticas que plantea Asimov en el libro,
    y añadir junto a él su resolución (si es que
    la tiene).

    Robbie:

    Asimov plantea, en este capítulo, la idea de que
    un robot reemplace a un humano en el rol de niñera, con el
    fin de que el niño a ser cuidado no se apegue
    sentimentalmente a la persona que
    esté a su cargo, y que el robot no le pueda hacer
    daño y obedezca las órdenes de su patrón, ya
    que debe cumplir a rajatabla las Leyes de la
    Robótica.

    Lamentablemente, esto no es posible, ya que la
    niña se encariña con el robot como si fuese una
    persona. El robot cumple su trabajo satisfactoriamente, pero el
    lazo se establece de la misma forma que si la niñera fuese
    una persona. Por lo tanto, se puede decir que este reemplazo
    tiene, tanto una ventaja (que el robot debe obedecer las Leyes de
    la Robótica), como una desventaja, que es la
    pérdida del empleo de una
    persona. En el plano afectivo, uno u otro no hacen
    diferencia.

    Sentido
    Giratorio:

    En este episodio, un robot, destinado a trabajar en la
    extracción de un mineral tiene un conflicto con las Leyes.
    El caso es que este robot en particular era extremadamente caro,
    razón por la cual tenía reforzada la Tercera Ley,
    la de la Auto-conservación, con el fin de protegerse
    más. Al recibir una orden de los humanos, el robot
    está obligado a cumplirla siguiendo el dictado de las
    Leyes de la Robótica.

    Sin embargo, esta orden significa un peligro para el
    robot, y como la Tercera Ley estaba reforzada, se establece un
    equilibrio
    entre los potenciales de las 2 Leyes. La Segunda lo obliga a
    avanzar, mientras que la Tercera lo obliga a retroceder.
    Consecuentemente, el robot no sabe qué hacer, y se queda
    en un estado
    comparable al de ebriedad en un ser humano.

    Razón:

    Este capítulo presenta a un robot que no obedece
    a los ingenieros de la U.S Robots, y muestra a un
    robot filósofo, a partir de sus actitudes y
    pensamientos. Asimov señala el carácter lógico de los robots, ya
    que el robot inventa un sistema
    axiomático formal con el cual, partiendo del postulado
    (según él irrefutable) de que ningún ser
    puede crear un ser más perfecto que él, llega a la
    conclusión de que es improbable que los humanos lo hayan
    creado.

    La deducción se basa en que los humanos
    están hechos de un material blando y flojo, carente de
    resistencia, y
    son alterables por la menor variación en temperatura,
    presión
    atmosférica, humedad o intensidad de radiación;
    mientras que los robots son un producto
    acabado que está compuesto de fuerte metal, permanecen
    conscientes todo el tiempo, y
    pueden soportar fácilmente los más extremos cambios
    ambientales.

    Por lo tanto, este nuevo robot cuestiona su propia
    existencia, por lo que se puede deducir que Asimov asemeja su
    inteligencia artificial con la inteligencia humana, ya que los
    mismos filósofos se preguntan por esto. Al
    manifestar curiosidad por su propia existencia, el robot dice,
    luego de reflexionar: "Yo, por mi parte, existo porque pienso".
    Aquí Asimov construye un paralelismo con Descartes, lo
    que delata el matiz filosófico del
    capítulo.

    El robot también cuestiona el origen de los
    humanos, lo que se ve claramente cuando les dice: "¿De
    qué punto de luz dices
    que vienes?". Este cuestionamiento del origen de los humanos por
    parte del robot se prolonga a lo largo del relato, ya que el
    robot es un escéptico, y así como Descartes, dice:
    "No acepto nada por autoridad.
    Para que no carezca de valor, una
    hipótesis debe ser corroborada por la razón, y es
    contrario a todos los dictados de la lógica
    suponer que vosotros me habéis hecho". Por esto no cree ni
    lo que le cuentan los humanos sobre la Tierra, ni
    lo que lee en los libros, ya que él ya tiene una Verdad
    establecida, y lo que los humanos toman como hechos, él
    los toma como hipótesis.

    La Verdad que sostiene este robot reside en postulados
    establecidos por la suposición y reforzados por la fe, por
    lo que ningún argumento puede conmoverla. Y esta Verdad es
    que su creador es el Señor, y su teoría
    es que el Señor primero creó a los humanos, y luego
    los fue remplazando por seres perfeccionados: los
    robots.

    El problema que genera todo lo anteriormente expuesto es
    que las órdenes que le dan al robot los humanos no son
    obedecidas, ya que según el robot, él es superior a
    ellos. Se refleja la inferioridad que les marca el robot a
    los humanos cuando el primero dice: "(…) Powell [uno de
    los ingenieros], tú incluso deberías ser
    capaz de comprender esto.". Se ve claramente un fallo en las Tres
    Leyes de la Robótica que (se supone) son inmanentes a todo
    robot.

    Finalmente, el problema es resuelto sólo, sin la
    intervención de los humanos, ya que en el robot prevalece
    la Primera Ley, que lo obliga a proteger a los seres humanos,
    aunque él no lo sepa. De este modo, el robot puede cumplir
    su trabajo, sin importar lo que él crea, ya que
    éste no puede descartar la Primera Ley.

    Atrapa esa
    liebre:

    En este capítulo, los ingenieros se encuentran
    frente a un robot que tiene un problema de iniciativa personal. Este
    robot trabaja muy bien junto con sus subsidiarios (robots
    subordinados a él), cuando están siendo vigilados.
    En cambio, cuando
    no están siendo observados suspenden el trabajo. Los
    ingenieros deciden preguntarle al robot en cuestión
    qué es lo que sucede, pero éste no sabe responder,
    por lo que piensan que tiene amnesia, a lo que uno de ellos dice:
    "(…) es inútil tratar de aplicar nombres de
    enfermedades a
    esto.

    Las perturbaciones humanas sólo se aplican a los
    robots como románticas analogías. No sirven de nada
    en ingeniería robótica".

    Al hacerle una serie de exámenes, comprueban que
    el robot se encontraba en perfectas condiciones, razón por
    la cual deciden instalar "visiplacas" para determinar qué
    es lo que le ocurre cuando deja de trabajar. Con lo que observan
    que éste comienza a marchar en formación militar,
    como si, junto con sus subsidiarios, se hubiera vuelto loco. Al
    acercarse uno de los ingenieros, los robots volvieron al trabajo,
    y el robot principal no sabe qué
    ocurrió.

    Las hipótesis de los ingenieros se descartan
    fácilmente con las 3 Leyes de la Robótica. Dave no
    les puede mentir si ellos le ordenan que diga la verdad; tampoco
    puede estar creando un ejército con maniobras militares,
    porque el tipo militarista y de carácter dominante debe
    tener como punto final la dominación de los humanos, y
    esto se opone a las leyes. Por tanto, no queda otra respuesta que
    el problema radique en la iniciativa personal del robot,
    necesaria para actuar de manera distinta al notar la ausencia de
    los humanos.

    Tras interrogar a un subsidiario, y comparar opiniones,
    los ingenieros llegan a notar que lo que causa que el robot
    actúe de forma extraña es el peligro,
    perturbándolo y tensionándolo al máximo. En
    un momento de vida o muerte, logran
    llamar la atención del robot para que los ayude,
    derribando a uno de sus subsidiarios. De esta forma, el robot
    tiene una responsabilidad menos y se puede controlar,
    acudiendo a salvar a los humanos.

    ¡Embustero!:

    En este capítulo se desarrolla un nuevo problema,
    que se origina a partir de un nuevo robot que puede leer el
    pensamiento. Al ver el pensamiento de los humanos, debía
    decirles lo que ellos querían para no dañarlos
    mental o sentimentalmente. Esto es una extensión de la
    Primera Ley, ya que como puede leer el pensamiento,
    también puede dañar a la persona
    psicológicamente, no sólo
    físicamente.

    Es por eso que el robot debe mentir, haciendo luego
    daño posterior, y muriendo luego, al volverse loco por no
    saber que hacer, ya que si no le decía algo a un ser
    humano, dañaba a otro, y si lo decía, le
    dañaba el orgullo al primero. Por lo tanto, esta
    indecisión lo vuelve loco y lo mata.

    Pequeño robot
    perdido:

    El problema en este capitulo es que se perdió un
    robot que tenía la primera ley modificada. Este se
    escondió entre otros robots del mismo tipo y negaba ser
    él, mintiendo. La primera ley de este robot modificado
    sólo decía que no debá dañar a un ser
    humano directamente, sin molestarse si algo le pasaba. Se
    debió modificar porque sino se metían en un campo
    gamma moderado para salvar a un ser humano, perdiendo su vida,
    pero si les decían que no se metan, lo hacían igual
    porque la Primera Ley es más fuerte que la Segunda, y que
    la Tercera, por lo que no les importaba si ellos podían
    morir. Lo único que los hace esclavos nuestros a los
    robots es la Primera Ley, de lo contrario, al darles la primer
    orden, nos matarían, por el resentimiento de que alguien
    física y
    mentalmente inferior a ellos los intente dominar.

    Este robot no quería entregarse porque,
    subconscientemente, consideraba a los humanos inferiores a
    él, e injusta la Primera Ley que los protege. De esta
    forma, este robot podría matar a un ser humano dejando
    caer un peso, ya que el medio activo que ejecuta al humano
    sería la fuerza de
    gravedad, y no directamente el robot. Esto se lo permite la
    modificación de la Primera Ley.

    Al intentar camuflarse entre otros robots, este simula
    responder como lo haría un robot normal. Y hete
    aquí un punto de diferenciación con los humanos:
    las reacciones robóticas son perfectamente análogas
    a las humanas; en los seres humanos, la acción
    voluntaria es más lenta que el reflejo, no así en
    los robots, que pueden elegir como será la
    reacción.

    Evasión:

    Se presenta un problema con una supercomputadora que
    debe construir una nave para viajes
    interestelares. El quid de la cuestión radica en
    que nunca podrá dar una solución a un problema que
    le haya sido presentado, si esta solución trae aparejada
    la muerte o
    daño de seres humanos.

    Si este problema estuviese unido a una urgente demanda de
    respuesta, sería posible que la supercomputadora se
    encontrase ante un dilema según el cual no podría
    ni contestar ni negarse a hacerlo.

    La
    evidencia:

    En este capítulo, se cuestiona la humanidad de
    una persona, ya que no se la ve comer, dormir, ni beber. Como es
    lógico pensar, esto representa un problema, ya que esta
    estrictamente prohibido el empleo de robots en los mundos
    habitados. Eso fue el resultado de lo que relata Susan
    Calvin:

    "(…) Después [los robots] se hicieron
    más humanos, y empezó la oposición. Los
    sindicatos
    obreros, como es natural, se opusieron a la competencia que
    hacían los robots al trabajo humano
    (…)."

    La forma de descubrir la verdad, según ella, es
    analizar su conducta, aunque
    no daría un resultado 100% confiable, ya que aunque esta
    persona respetara todas las Leyes de la Robótica, bien
    podría ser un muy buen ciudadano, un ser humano honrado y
    decente.

    El conflicto
    evitable:

    En este capítulo, se llega a una época en
    el futuro, en la que la economía
    mundial es controlada por Máquinas. Es en este
    episodio en el que se demuestra al máximo la ley
    zero, que dice que un robot no puede dañar, ni por
    su inacción, ver dañar a la Humanidad, razón
    por la cual se ocupan íntegramente del futuro de la raza
    humana.

    Saliendo un poco del tema central de este trabajo, cabe
    darle una mirada a la película Yo, Robot basada en
    la obra de Asimov, ya que sigue un razonamiento lógico que
    demuestra que con la introducción de la ley zero,
    las Tres Leyes de la Robótica propuestas por el autor,
    pierden el carácter de perfectas, ya que se ven
    condicionadas por aquella ley.

    Después de todo, la ley zero es el
    resultado de la reflexión filosófica de los robots,
    como si fuera una evolución en su pensamiento. De este modo,
    las primeras leyes enunciadas que, se suponía,
    protegían la vida humana, dejan de ser
    útiles.

    En la película, los robots ven a los mismos
    humanos como peligrosos para la perpetuidad de la humanidad, por
    lo tanto se rebelan a su comando, ya que no estarían en
    conflicto con ninguna ley al hacerle daño a un ser humano
    en virtud de la ley zero. Esto lleva a una revolución
    de los robots que, en teoría, es para el bien humano.
    Nuestra subsistencia estaría garantizada si
    obedeciéramos a los robots. Esto suena extraño,
    pero en fin, es uno de los objetivos para
    el cual fueron creados, para protegernos, así sea
    teniéndonos de esclavos.

    Comparación
    con el
    comportamiento
    humano

    Para realizar esta comparación, es apropiado
    citar a Asimov a través de su personaje Susan
    Calvin:

    "(…) si se detiene usted a estudiarlas,
    verá que las tres Leyes de la Robótica no son
    más que los principios
    esenciales de una gran cantidad de sistemas éticos del
    mundo. Todo ser humano se supone dotado de un instinto de
    conservación. Es la Tercera Ley de la Robótica.
    Todo ser humano bueno, con conciencia
    social y sentido de la responsabilidad, deberá someterse
    a la autoridad constituida, obedecer a su doctor, a su Gobierno, a su
    psiquiatra, a su compañero; aunque sean un
    obstáculo a su comodidad y seguridad.
    Es la Segunda Ley de la Robótica. Todo ser humano
    bueno debe, además, amar a su prójimo como
    a sí mismo, arriesgar su vida para salvar a los
    demás. Ésta es la Primera Ley de la
    Robótica."

    Asimov sostiene que el robot es como un hombre ideal, y
    que si este existiese, se podría confundir
    fácilmente con uno de sus robots. Asimismo, como se vio a
    lo largo del análisis del libro, muchas de las conductas y
    problemas de los robots son, sino idénticos, muy parecidos
    a aquellos de los humanos.

    Por lo tanto, constituiría un gran bien crear un
    robot capaz de ser funcionario civil, ya que las Leyes de la
    Robótica le impedirían dañar a un ser
    humano, lo incapacitarían para la tiranía, la
    corrupción, el prejuicio. Y
    una vez que hubiese servido durante un período prudencial
    dimitiría, aunque fuese inmortal, porque sería
    incapaz de perjudicar a los seres humanos haciéndoles
    saber que habían sido gobernados por un robot.

    A continuación se presenta una similitud entre
    humanos y robots en lo que respecta a su psicología, de la
    mano, nuevamente, de Susan Calvin:

    "La psicología del robot está muy lejos
    de ser perfecta (…), porque a pesar de todas las
    complicaciones introducidas en el cerebro positrónico de
    un robot, está construido por los humanos, y por lo
    tanto conformado de acuerdo con sus valores.

    Ahora bien, un humano enfrentado a una imposibilidad
    responde a menudo retirándose de la realidad, penetra en
    un mundo de engaño, entregándose a la bebida,
    llegando al histerismo o arrojándose desde un puente.
    Todo ello se reduce a lo mismo: la negativa o la incapacidad de
    enfrentarse serenamente a la situación. Y lo mismo
    ocurre con los robots. Un dilema, en el mejor de los casos,
    creará un desorden en sus conexiones; y en el peor
    abrasará su cerebro positrónico sin
    reparación posible."

    Entonces, se puede decir que los robots tienen un gran
    parecido con los humanos. Este parecido radica en que los humanos
    tenemos códigos ético-morales que debemos seguir
    para poder llevar a cabo una vida civilizada, para poder vivir
    con tranquilidad en sociedad.

    Por el otro lado, los robots están regidos por
    las Leyes de la Robótica. Estas leyes les imprimen cierta
    conducta que deben llevar a cabo porque fueron hechos con el
    propósito de servirnos, y, como se dijo anteriormente, la
    palabra "robot" viene del vocablo checo robota, que
    significa "servidumbre", "trabajo forzado", o "esclavitud".

    Entonces, la semejanza entre humanos y robots radica en
    los códigos ético-morales de los primeros y las
    Leyes de los últimos.

    Conclusiones

    Personalmente, creo que más allá de que
    Asimov haya sido un reconocido personaje en el ámbito
    científico, las Tres Leyes de la Robótica fueron un
    intento literario de establecerle límites a
    los robots, de las cuales surgen imperfecciones para usar como
    argumentos en sus historias, siendo imposibles de aplicar en la
    realidad.

    A partir de la Segunda Ley, ningún robot de
    Asimov pasaría el Test de Turing, ya que si su
    interlocutor le ordenara que no le mienta y le pregunta si
    "él" es un robot, le respondería que sí,
    fallando la prueba. Y en caso de que lo pasara, estaría en
    condiciones de mentir, robar y matar.

    Por otro lado, las Tres Leyes de la Robótica de
    Isaac Asimov le quitan, de otro modo, el carácter de
    inteligencia a cualquier robot, ya que estas leyes
    condicionarían el pensamiento de la máquina, por lo
    que el libre albedrío que propone la inteligencia no se
    podría concretar. Una máquina con IA podría
    tranquilamente decidir a qué leyes atenerse y a
    cuáles no. Esto, considerando que la inteligencia
    artificial indica la capacidad de un artefacto de realizar los
    mismos tipos de funciones que caracterizan al pensamiento humano,
    muestra que los robots de Asimov no poseen verdaderamente
    IA.

    De hecho, existe un problema al tratar la inteligencia
    artificial; y éste es que esa inteligencia está
    basada en la única que conocemos: la humana. De
    allí se derivan los problemas ético-morales, ya que
    nuestra propia inteligencia no es perfecta en ninguno de esos
    aspectos. Lo que sostiene Asimov es una utopía, ya que
    modela a sus robots como debería ser el humano ideal. Esta
    idealización comprende ser atento a los demás,
    anteponiendo los intereses de los demás a los propios y
    obedeciendo a las autoridades.

    Luego, se puede sostener que Asimov
    creía en los robots como reemplazo de los humanos. Se
    puede sostener esto a partir de la idea de que establece
    múltiples semejanzas entre los robots y los humanos,
    mostrando que los mismos problemas pueden sucederle a unos o a
    otros, y demostrando la superioridad de los robots frente a los
    humanos en reiteradas oportunidades.

    La preocupación de que los robots puedan
    desplazar a o competir con los humanos es muy común.
    Actualmente, no es posible aplicar las leyes de Asimov, dado que
    los robots aun tienen una capacidad muy limitada para comprender
    su significado, evaluar las situaciones de peligro tanto para los
    humanos como para ellos mismos o resolver los conflictos que se
    podrían dar entre leyes, ya que lo que les falta, y los
    diferencia actualmente de los humanos es la creatividad.

    Para cerrar el trabajo, se puede decir que se
    corroboró la hipótesis al establecer una serie de
    características a lo largo del trabajo en que se parecen
    ambas inteligencias –la humana y la artificial-, así
    como se encontraron sus diferencias.

    Bibliografía

    • Asimov, Isaac, Yo Robot, Ediciones
      Sudamericana, Buenos Aires,
      2001, 315 pp.
    • Dennett, Daniel C., Contenido y conciencia,
      Gedisa, Barcelona, 1996.
    • Haton, Jean Paul; Haton, Marie Christine, La
      inteligencia artificial: una aproximación,

      Paidós, Buenos Aires, 1991, 156 pp.
    • Logsdon, Tom, Robots: una revolución,
      Orbis, Buenos Aires, 1987, 223 pp.
    • Minsky, Marvin, La sociedad de la mente: la
      inteligencia humana a la luz de la inteligencia artificial
      ,
      Ediciones Galápago, Buenos Aires, 1986, 349
      pp.
    • Skyvington, William, Machina sapiens : ensayo sobre
      la inteligencia artificial,
      Huemul, Buenos Aires, 1978, 289
      pp.

     

     

    Datos del autor:

    Lucas González Day

    Estudios realizados: Primaria y Secundaria
    completos

    Fecha de realización: Abril-Septiembre
    2005

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