Mesa: problemáticas y perspectivas económicas y políticas de América Latina
- I.
Introducción - II. La
discusión del socialismo o la alternativa social y
política - III.
Lineamientos para una alternativa global - IV. A
modo de conclusión
1. Han quedado atrás dos décadas signados
por el fracaso económico para los pueblos, y América
Latina atraviesa un momento político de expectativas para
el cambio. Así lo
atestiguan fenómenos políticos en desarrollo, tal como la
continuidad de Cuba luego de la crisis del socialismo a comienzos del 90 y
las renovaciones políticas en Venezuela y Brasil. A ello se suman la
potencia de la izquierda en
El Salvador y Uruguay con posibilidad en
ambos casos de ser gobierno desde la próxima
renovación presidencial. La situación imprevisible de
Argentina completa un cuadro novedoso en la región. Pero
también debe consignarse el estado de
movilización popular en varios países, especialmente
el caso boliviano, donde el movimiento de resistencia gestó
instancias electorales con posibilidades y mantiene una fuerte
capacidad de interpelación al gobierno. En ese sentido,
quizá sea el zapatismo un paradigma de
confrontación desde la autonomía en la lucha por la
emancipación. Ha sido creciente en estos últimos
años la presencia de la conflictividad callejera y la
organicidad de movimientos sociales que buscan visibilidad a
sus reclamos. Es un dato de la realidad a mensurar en momentos
de crisis de las formas tradicionales de ejercicio de la
representación y la participación
política.
2. Los años 80 fueron según la CEPAL la
década perdida y los 90 aquellos de la aplicación de
las recomendaciones del Consenso de Washington, con sus
regresivos efectos sobre los pueblos. En los últimos 20
años aumentó la pobreza, el desempleo, el endeudamiento
externo, al tiempo que se volcó un
volumen importante de inversión externa
directa, lo que vendría a demostrar que América
Latina y el Caribe constituyeron una zona de interés para la
acumulación del capital y la extracción
de plusvalor. La apertura económica, las privatizaciones y la mayor
subordinación a los centros imperiales, principalmente
EEUU y la UE fueron el signo definitorio del periodo. La
secuela socio política y cultural más
importante fue la destrucción de sujetos para pensar y
actuar una alternativa. Es un proceso vinculado al
terrorismo de Estado instalado en los
70´ en el Cono Sur y que anticipó una política
que se transformaría en hegemónica a escala global a fin del siglo
XX.
3. En los años 90´ se consolidó sobre
la región una ofensiva en disputa del capital europeo y
estadounidense, proceso ayudado con la intervención de los
principales gobiernos de países capitalistas desarrollados
y de los organismos internacionales. Esa ofensiva tuvo
manifestaciones políticas en las cumbres presidenciales
"iberoamericanas" desde 1991 y "americanas" desde 1994. El
ALCA define el proyecto de subordinación
a la estrategia de EEUU y las clases
dominantes en cada uno de los países. El FMI fue el gerente de una estrategia
favorable a los acreedores externos y a la condicionalidad
favorable a la demanda de
liberalización y transnacionalización de la economía latinoamericana y
caribeña. Los múltiples acuerdos suscritos con la UE
dan cuenta del mantenimiento de fuertes
vínculos comerciales y de inversiones de la
región con el viejo continente. La OMC fue ámbito de disputas
con EEUU y la UE, al tiempo que se materializaron alineamientos
diversos con unos y otros de los protagonistas en los debates
por la liberalización y contra los subsidios, a la
exportación de los
europeos, y a la producción en
EEUU.
4. La crisis se hizo manifiesta en 1994 en México, inaugurando una
secuela devaluacionista que se reiteraría en las crisis de
1999 en Brasil y en 2002 en Argentina, solo por mencionar las
tres mayores economías de la región. La secuencia de
crisis se asoció a otros procesos similares en el
mundo para coincidir en un diagnóstico general de
crisis y que a principios del Siglo XXI
presenta datos elocuentes en los
principales países capitalistas desarrollados, tanto en
EEUU, como en Europa o Japón. Los países
menos expuestos a la crisis, son precisamente aquellos que
estuvieron más lejos de las recomendaciones de
liberalización, tal como China. La crisis ha puesto
en discusión las propias recetas formuladas por la
corriente principal en política económica, a
tal punto que las principales potencias del capitalismo desarrollado
cerrarán el año 2003 con déficit fiscales entre
el 4 y el 5% de sus respectivos países, tal como Francia, Alemania o EEUU.
5. Un dato relevante lo constituye la emergencia del
sujeto popular en la resistencia a la globalización
capitalista. El inicio en Chiapas surge en
simultáneo con el comienzo del NAFTA y se proyecta en el
encuentro internacional contra el neoliberalismo en la selva
Lacandona. La batalla de Seattle y luego la organización en Porto
Alegre del FSM en 2001, 2002 y 2003 para proyectarse en la
India 2004 le da mayor
organicidad a una protesta global contra el capitalismo de
época. En la articulación de esta resistencia y las
protestas locales es que deben encontrarse los elementos
sociales y políticos que definen la nueva situación y
potencialidad de América Latina y el Caribe para
desarrollar una alternativa social, política y cultural.
Un dato relevante lo constituye la extensión del
movimiento de resistencia a la globalización neoliberal o
capitalista al continente europeo e incluso Asia y Africa. De este modo puede
hablarse de un movimiento mundial y de un programa de
"altermundialización". Si a fines de los 60 y comienzos de
los 70 surgió la ofensiva liberalizadora del gran capital,
el cambio de siglo presenta en la escena de la lucha de clases
global al movimiento de resistencia.
II. La discusión del
socialismo o la alternativa social y
política
6. A comienzos de los 70 se discutía y se
procesaba en la región la posibilidad de una sociedad alternativa, de un
proyecto: el socialismo. Era una categoría disputada por
fenómenos tan diversos, como la izquierda en armas o proyectos electorales, de los
cuáles Cuba por un lado y Chile por el otro eran los
más importantes. Al final de la década del 70,
Nicaragua daba la razón a las armas, y su tránsito a
la validación electoral los encontró derrotados.
Luego de la caída del muro de Berlín en
noviembre de 1989 y en defensa de la capacidad de generar
alternativa se convocó en el 90 en Brasil al Foro de partidos y movimientos de izquierda que
luego se rebautizaría "Foro de San Pablo", rescatando la
potencialidad de la alternativa socialista en su seno. Ya en
1991 se había definido una hegemonía en el interior
del Foro que alentaba expectativas en procesos electorales en
toda la región. Armas o elecciones seguía generando
debates y expectativas en torno a lo alternativo. La
desarticulación de la URSS impactó duramente en la
potencialidad del socialismo y posibilitó el auge de las
tesis "finalistas", entre
ellas, el final del socialismo y el triunfo definitivo del
capitalismo. Chiapas reavivó por un tiempo el debate sobre los métodos, pero a comienzos
del Siglo XXI los interrogantes sobre el socialismo o una
sociedad alternativa se comienza a instalar en la agenda de
discusión. Es necesario que ese debate se integre a otros
similares en otras regiones del planeta y no solo del SUR. La
crisis del socialismo, derivada del derrumbe del este de Europa
reabrió la perspectiva en discusión de nueva identidad a la alternativa
política y forma parte de la discusión actual por
darle contenido a la consigna "Otro mundo es posible". Bajo el
lema sobreviven y disputan concepciones de reforma social y de
transformación revolucionaria del sistema capitalista.
7. El principal desafío para pensar en
alternativas es la constitución de sujetos.
En sentido global, regional y local. Son ámbitos de
articulación inseparables. Valga por ejemplo el impacto
global de una lucha localizada como la del pueblo de Chiapas en
1994, o la del argentino a fines de 2001. O desde otro
ángulo, todo lo que agregaron a la las luchas globales de
Seattle o los encuentros de Porto Alegre a las dinámicas
locales de resistencia e impugnación a las políticas
hegemónicas "neoliberales". Sin sujeto no hay posibilidad
de construcción de un
proyecto alternativo. No es posible pensar en la potencialidad
de Cuba, Venezuela, Brasil, El Salvador, Uruguay o la
Argentina, sin la experiencia de resistencia al proyecto
hegemónico sostenido por EEUU y las clases dominantes
locales para la región. Durante años, la
discusión sobre el sujeto del cambio remitía al papel
de los trabajadores y su política de alianzas, con los
campesinos en la revolución Rusa de 1917 y
con el pueblo para el caso de Cuba en 1959. Los cambios
operados en la relación capital trabajo en los últimos
años y su secuela de desempleo, baja de los ingresos salariales y
flexibilidad laboral ha modificado el
panorama social y económico sobre los trabajadores, ya que
ahora, la mayoría de los trabajadores son parte del
desempleo, el empobrecimiento y la marginación. La
explotación capitalista en el siglo XXI asume un nuevo
nivel de subsunción del trabajo en el capital. El modo de
producción capitalista reemplaza la forma fabril
tradicional por 200 años para avanzar con flexibilidad,
descentralización y
nuevos desarrollos tecnológicos, materias primas y
materiales para asegurar
rentabilidad y
disminución del conflicto con los
trabajadores. Es un proceso acompañado con el
debilitamiento de la respuesta organizada en sindicatos y por supuesto
con la afectación de los partidos que tradicionalmente se
asumieron como representación de la clase obrera, tanto los
comunistas como los socialistas, e incluso aquellos emergentes
como nueva izquierda en los 60´ y 70´. El sujeto se
extiende a una diversa categoría de la exclusión,
como los sin trabajo, sin techo o sin tierra; sin educación o sin salud; pero también a aquellos que
demandan desde su perspectiva de género o de minoría,
tal caso del movimiento gay, lesbianas y travestis. Se
podrá decir que todos los movimientos se subordinan en
definitiva a la contradicción esencial sustentada en el
ámbito de creación de la riqueza, donde sostenía
Marx que se definía la
"sociedad civil". Vale la
mención, ya que la categoría Sociedad Civil se ha
vulgarizado y utilizado en sentido general para identificar al
"movimiento social" y al traer a colación la mención
de Carlos Marx sobre el tema nos
permite remitir el tema del sujeto a la variedad de la
complejidad de la sociedad contemporánea, pero
también a su radicación esencial en el seno de la
subsistente relación de explotación. Claro que al
hablar del sujeto, se deben considerar también el tema de
las alianzas y ya no alcanza con señalar a campesinos o
incluso a la genérica categoría de pueblo. La alianza
planteada para definir al sujeto actual para el cambio articula
la resistencia hegemónica de los trabajadores y una
diversidad de movimientos que incluye las reivindicaciones de
los pueblos originarios, la cuestión de género o de
las minorías sexuales, los derechos humanos, y la demanda
de vivienda, tierra, hábitat, salud y
educación, solo por mencionar los más difundidos. Un
problema planteado en la construcción de esta
articulación pasa por la falsa separación de la
esfera política y la social, sostenida por aquellos que
limitan a la "sociedad civil" al territorio de los movimientos
sociales y a los partidos a la esfera de la "sociedad
política" y el gobierno del Estado. Es una
fragmentación de lo social y lo político que vuelve a
poner el velo sobre los fundamentos económicos,
políticos y culturales del funcionamiento del capitalismo.
La base del funcionamiento capitalista está en la
explotación, en acuerdo con las formas propias de cada
momento del desarrollo, y desde allí emergen las
expresiones culturales, sociales y políticas de la
dominación.
8. Por eso es que también se necesita de una
fuerza social y
política que pueda disputar el gobierno del Estado, o
incluso la construcción de poder popular al margen del
Estado. Es un tema clave en el marco de la crisis de
representación política que se vive en la región
y en el mundo. Lejos está América Latina de las
irrupciones recurrentes de los golpes de estado perpetrados por
militares, pero es evidente que existe una fuerte inestabilidad
política en la región, donde la imprevisibilidad es
una característica que agrega inestabilidad a la
perspectiva de desarrollo. Las respuestas que se asumen por
parte del movimiento popular son diversas. En la disputa por el
gobierno encontramos por lo menos dos situaciones
diferenciadas. Una expresada en la realidad brasileña con
una experiencia gubernamental construida desde una larga
acumulación política sostenida desde fines de los 70,
por movimientos de trabajadores y sociales, junto a la
construcción partidaria (clásica) articulada en un
frente electoral triunfante a fines de 2002. Otra derivada de
la situación venezolana donde se construye
representación política desde el liderazgo personal y son claras las
falencias mediatizadoras entre la dirección del proceso
político y la base social. En otro orden, la experiencia
zapatista demarca otro aspecto de la fuerza política a
desarrollar, centrado en la perspectiva emancipadora y menos
orientado a la conquista del poder estatal y más centrado
en formas de expresión del poder popular. Sin la simple y
fácil asociación, puede considerarse en este plano la
acumulación de poder alternativo por la insurgencia
colombiana, o del movimiento social en diversos países,
por ejemplo el caso de Bolivia y su resistencia a
la privatización del
agua (Cochabamba) y ahora a
la venta del Gas.
9. Son entonces elementos determinantes la
tríada: proyecto, sujeto y fuerza política. En la
potencialidad transformadora de la región, no siempre ha
coincidido la simultaneidad del trípode aludido.
Convengamos que no es un problema regional y que tiene validez
universal. Pensar en alternativa requiere la convergencia
internacional de una dinámica social,
política y cultural, hoy en proceso, que resuelva el
desafío civilizatorio de construir la tríada. Son
presupuestos básicos
para pensar algunos lineamientos de política alternativa
que se construyen cotidianamente en multiplicidad de resistencias, encuentros de
movimientos, políticos e intelectuales, cumbres
alternativas y reuniones diversas. Lo que está en
cuestión es la lucha por el poder del Estado; la
construcción de poder al margen del Estado; las formas de
organización para la
efectiva disputa por la hegemonía del desarrollo social, a nivel de
cada país, regional y mundial; pero también se trata
de definir la esfera central de confrontación, que creo
debe centrarse en aquello que define a la sociedad civil
según Marx: la relación de
explotación.
III. Lineamientos para una
alternativa global
10. La opción definida por la hegemonía
capitalista apunta a una convergencia internacional y coloca en
el centro el análisis el "sistema
mundial", es decir, de un mecanismo de acumulación
capitalista global, más allá de las especificidades
regionales o nacionales. Entonces, el debate de la alternativa
es también global. No puede pensarse en soluciones nacionales. El
punto de partida es la concepción alternativa de un
sistema mundial. Toda estrategia nacional debe articularse con
proyección regional y mundial con la perspectiva de que
Otro Mundo es Posible. Lo afirmado no niega la radicación
de proyectos locales e incluso regionales, simplemente
pretendemos llamar la atención sobre los
límites de programas alternativos de
carácter nacional. Si
se piensa en términos de América Latina y el Caribe,
la potencia de proyectos liberadores a nivel de cada país
solo pueden tener efectividad si logran articulación
regional, tal el caso p.e. del proyecto de moneda única en
el cono sur, pero en ningún caso pueden proyectarse con
posibilidad de éxito si no apuntan a
resolver la cuestión de fondo: la
explotación.
11. Si la ofensiva del capital a fines de los 60 y
comienzos de los 70 se definió por la
"liberalización" y la organización de un conjunto
jerárquico de organizaciones tradicionales
(FMI, BM) y nuevas (OMC), todo bajo el comando del G7 ó G8
y las mediaciones de variadas iniciativas globales tales como
el Foro Económico Mundial (Davos), entonces, la primera
definición pasa por impugnar esa agenda y las iniciativas
de ellas derivadas, tales como las
que surgen de las rondas negociadoras de la OMC; las secuelas
derivadas de las negociaciones del endeudamiento externo
gerenciado por el FMI/BM; el ALCA y otros acuerdos similares de
promoción comercial y
de inversiones. El punto de partida para la alternativa
es:
• No al proyecto de liberalización que
empuja el capital transnacional y los principales estados del
capitalismo desarrollado, todos asociados a las demandas de
las clases dominantes en el resto de los países: No a la
OMC; No al ALCA; No al FMI.
• Y al mismo tiempo generar condiciones para
articular una propuesta alternativa de carácter global,
que pueda comenzar por iniciativas globales reivindicadas
desde cada país y movimiento. Pueden asumirse en este
sentido las diferentes propuestas construidas en cumbres
globales de años recientes, desde la reunión de
Río en 1992 sobre medio ambiente y desarrollo sustentable,
pasando por el encuentro de Copenhague en 1995 sobre el
desarrollo social, o en el mismo año sobre la Mujer en Beijing y
otras realizadas sobre la alimentación, la educación, la salud,
la cultura, el racismo y otros problemas
globales.
12. El proceso de liberalización impulsado desde
los 70 y potenciado a comienzos del siglo XXI tiene eje en la
circulación internacional de capitales. Es un proceso
asociado a la criminalización de la actividad
económica (fraude, corrupción, etc.), la
evasión/elusión impositiva global y el endeudamiento
externo de los países. Entonces, poner freno a todo ello
implica:
• Generar una serie de regulaciones al
movimiento internacional de capitales (p.e. impuestos tipo Tobin) y
restringir al máximo su movilidad estableciendo
controles cambiarios.
• Investigar, cercenar y eliminar la economía
internacional del delito y la
especulación, el tráfico de personas,
armas, mercancías; el lavado de dinero, los
paraísos fiscales y otras modalidades económicas
como el contrabando y mecanismos
internacionales de evasión y elusión fiscal que procesan
verdaderas mafias globales.
• Anular la deuda externa pública de
los países empobrecidos (el llamado tercer mundo y el
este de Europa).
13. Favorecer mecanismos internacionales para resolver
la eliminación de la pobreza y resolver la
generación de empleo.
• Asegurar el aporte establecido
internacionalmente del 0,7% del PBI de ayuda para el
desarrollo. Para poco más de 20 países de la OCDE,
este porcentaje supera los 150.000 millones de dólares
anuales, cuando la cifra destinada para el desarrollo apenas
alcanza a un tercio de ese valor. El fondo surgido
por este y otros mecanismos para la eliminación de la
pobreza y la generación desempleo y el desarrollo (p.e.
Tax Tobin) podrán ser administrados por un ámbito a
definir en el seno del Foro Social Mundial (FSM) o
ámbito similar. Se estima entre 100.000 y 300.000
millones de dólares la recaudación global de un
impuesto tipo Tobin. En este
aspecto queremos enfatizar la posibilidad concreta de obtener
recursos para la lucha
contra la pobreza y el desarrollo alternativo.
• Establecer impuestos que graven las
actividades articuladas de las corporaciones transnacionales
y que se apliquen a satisfacer necesidades sociales
insatisfechas en acuerdo con las instancias de coordinación del
movimiento de resistencia global (P.e. el FSM). Impuestos
globales sobre las inversiones y las ganancias combinadas de
las transnacionales.
• Estimular la organización de cadenas de
valor entre emprendimientos asociativos sin fines de lucro de
países limítrofes y con capacidad de integrarse
globalmente. Es una propuesta que trasciende el accionar de
los estados nacionales y se asume como propuesta
autónoma del movimiento social. A modo de ejemplo puede
citarse la extensión del movimiento de recolectores y
recicladores de basura en Argentina y
Brasil, los que avanzan en procesos de encadenamiento de
valor mediante el tratamiento de la basura. Son procesos que
pueden articularse en una escala regional y que pueden contar
con apoyaturas oficiales, no solo en materia presupuestaria,
sino a través de la cooperación técnica y
profesional. Se trata de vincular políticas de Estado
con iniciativas del movimiento popular en el marco de la
economía social o no lucrativa.
14. Impulsar nuevas funciones a los Estados Nación y a su
articulación regional y mundial
• Revertir el proceso de privatizaciones de
empresas y servicios públicos con
orientación en emprendimientos que promuevan el
protagonismo popular en la toma de decisiones, articulando
los intereses y necesidades de los trabajadores, usuarios y
proveedores. A modo de
ejemplo puede pensarse en los fondos de pensión y
jubilación, que siendo constituidos por los aportes de los
trabajadores, estos fondos son administrados por empresas
privadas o el propio Estado, siendo posible la administración bajo
formas participativas por los propios trabajadores e incluso
establecer mecanismos de control estatal.
• Instrumentar formas participativas en la toma
de decisiones relativa a la colecta y asignación de
recursos fiscales nacionales, provinciales o municipales. Las
experiencias de presupuesto participativo, p.e.
en Porto Alegre, dan muestra de la potencialidad
económica, social y cultural de la participación
popular en el manejo de los presupuestos
públicos.
• Asegurar la satisfacción de derechos integrales en materia de
alimentación, salud, educación, vivienda y otros
vinculados a la defensa del medio ambiente y la calidad de vida. Se trata de
eliminar la concepción mercantil que significa el
tratamiento de estos derechos humanos como servicios y sometidos a la
lógica comercial y
liberalizadora del capital, tal como surge de las negociaciones
impulsadas por la OMC.
• Propender a la cooperación internacional
entre los Estados, a nivel regional y global, recuperando la
categoría "integración" por sobre la
de "mercado común". En ese
sentido se puede pensar en políticas conjuntas de
explotación de recursos e insumos estratégicos como
el petróleo o el agua; el impulso a
políticas e iniciativas compartidas tales como monedas
regionales o ciudadanías extendidas entre grupos de países; o el
aliento a un mayor intercambio cultural y especialmente en el
estudio del idioma, especialmente el portugués y el
español en América
Latina y el Caribe. En este sentido puede ser de utilidad avanzar en la
constitución de Parlamentos regionales que fomenten la
participación popular en la toma de decisiones,
generalizando p.e. mecanismos de democracia semi directa,
tales como plebiscitos o consultas populares vinculantes sobre
temas estratégicos y que hacen a la calidad de vida de la población.
• 15. Recuperar la concepción de un Nuevo
Orden Mundial.
• Nueva arquitectura del sistema financiero mundial y
de los mecanismos globales de promoción del comercio, las inversiones y
el desarrollo tecnológico.
• Establecimiento de un balance de necesidades y
capacidades sociales y económicas globales para una
integración alternativa al modelo Norte Sur que emerge
de la desigual situación mundial actual.
• Reorganizar el sistema mundial desterrando el
uso de la violencia derivada de la
situación hegemónica de una o varias
naciones.
• Favorecer el libre movimiento de las personas
al tiempo que se generen condiciones socio económicas para
resolver localmente la satisfacción de
necesidades.
• Defender el sostenimiento de las condiciones
medio ambientales.
• Propender a una cultura de la cooperación
y solidaridad
internacional.
Los lineamientos que hemos presentado constituyen un
primer borrador a completar. Algunos aspectos enunciados y otros
ausentes, que es necesario incorporar, son parte de un programa
que levanta el movimiento popular de resistencia que lucha por
otro mundo posible. Se trata de un movimiento que está
construyendo su identidad y propuesta, conteniendo en su seno
pluralidad de enfoques y alcances de una resistencia que se
presenta ora anti neoliberal, ora anticapitalista y que no
siempre articula las dimensiones sociales y políticas.
Teniendo en cuenta la ofensiva guerrerista de la potencia
hegemónica, la agenda descripta es parte del desafío
actual de la humanidad.
Recuperando un lugar para el pensamiento crítico y la
perspectiva de izquierda, la intelectualidad comprometida con una
perspectiva transformadora está convocada desde su
específica tarea a contribuir en la formulación de la
síntesis teórica
necesaria y fortalecer la perspectiva de resistencia,
organización y construcción de alternativa
anticapitalista: el socialismo del Siglo XXI.
Octubre de 2003
Julio Gambina (*)
(*) Profesor Titular de Economía Política de
la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario.
Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y
Políticas, FISYP (adherido a CLACSO). Miembro del Consejo
Académico y Director de ATTAC-Argentina. Director del Centro
de Estudios de la Federación Judicial Argentina, CEFJA
(adherido a CTA). Director del Instituto de la Cooperación,
IDELCOOP. jgambina[arroba]rcc.com.ar