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Mesa: problemáticas y perspectivas económicas y políticas de América Latina




Enviado por Julio Gambina



     

     

    I.
    Introducción

    1. Han quedado atrás dos décadas signados
    por el fracaso económico para los pueblos, y América
    Latina atraviesa un momento político de expectativas para
    el cambio. Así lo
    atestiguan fenómenos políticos en desarrollo, tal como la
    continuidad de Cuba luego de la crisis del socialismo a comienzos del 90 y
    las renovaciones políticas en Venezuela y Brasil. A ello se suman la
    potencia de la izquierda en
    El Salvador y Uruguay con posibilidad en
    ambos casos de ser gobierno desde la próxima
    renovación presidencial. La situación imprevisible de
    Argentina completa un cuadro novedoso en la región. Pero
    también debe consignarse el estado de
    movilización popular en varios países, especialmente
    el caso boliviano, donde el movimiento de resistencia gestó
    instancias electorales con posibilidades y mantiene una fuerte
    capacidad de interpelación al gobierno. En ese sentido,
    quizá sea el zapatismo un paradigma de
    confrontación desde la autonomía en la lucha por la
    emancipación. Ha sido creciente en estos últimos
    años la presencia de la conflictividad callejera y la
    organicidad de movimientos sociales que buscan visibilidad a
    sus reclamos. Es un dato de la realidad a mensurar en momentos
    de crisis de las formas tradicionales de ejercicio de la
    representación y la participación
    política.

    2. Los años 80 fueron según la CEPAL la
    década perdida y los 90 aquellos de la aplicación de
    las recomendaciones del Consenso de Washington, con sus
    regresivos efectos sobre los pueblos. En los últimos 20
    años aumentó la pobreza, el desempleo, el endeudamiento
    externo, al tiempo que se volcó un
    volumen importante de inversión externa
    directa, lo que vendría a demostrar que América
    Latina y el Caribe constituyeron una zona de interés para la
    acumulación del capital y la extracción
    de plusvalor. La apertura económica, las privatizaciones y la mayor
    subordinación a los centros imperiales, principalmente
    EEUU y la UE fueron el signo definitorio del periodo. La
    secuela socio política y cultural más
    importante fue la destrucción de sujetos para pensar y
    actuar una alternativa. Es un proceso vinculado al
    terrorismo de Estado instalado en los
    70´ en el Cono Sur y que anticipó una política
    que se transformaría en hegemónica a escala global a fin del siglo
    XX.

    3. En los años 90´ se consolidó sobre
    la región una ofensiva en disputa del capital europeo y
    estadounidense, proceso ayudado con la intervención de los
    principales gobiernos de países capitalistas desarrollados
    y de los organismos internacionales. Esa ofensiva tuvo
    manifestaciones políticas en las cumbres presidenciales
    "iberoamericanas" desde 1991 y "americanas" desde 1994. El
    ALCA define el proyecto de subordinación
    a la estrategia de EEUU y las clases
    dominantes en cada uno de los países. El FMI fue el gerente de una estrategia
    favorable a los acreedores externos y a la condicionalidad
    favorable a la demanda de
    liberalización y transnacionalización de la economía latinoamericana y
    caribeña. Los múltiples acuerdos suscritos con la UE
    dan cuenta del mantenimiento de fuertes
    vínculos comerciales y de inversiones de la
    región con el viejo continente. La OMC fue ámbito de disputas
    con EEUU y la UE, al tiempo que se materializaron alineamientos
    diversos con unos y otros de los protagonistas en los debates
    por la liberalización y contra los subsidios, a la
    exportación de los
    europeos, y a la producción en
    EEUU.

    4. La crisis se hizo manifiesta en 1994 en México, inaugurando una
    secuela devaluacionista que se reiteraría en las crisis de
    1999 en Brasil y en 2002 en Argentina, solo por mencionar las
    tres mayores economías de la región. La secuencia de
    crisis se asoció a otros procesos similares en el
    mundo para coincidir en un diagnóstico general de
    crisis y que a principios del Siglo XXI
    presenta datos elocuentes en los
    principales países capitalistas desarrollados, tanto en
    EEUU, como en Europa o Japón. Los países
    menos expuestos a la crisis, son precisamente aquellos que
    estuvieron más lejos de las recomendaciones de
    liberalización, tal como China. La crisis ha puesto
    en discusión las propias recetas formuladas por la
    corriente principal en política económica, a
    tal punto que las principales potencias del capitalismo desarrollado
    cerrarán el año 2003 con déficit fiscales entre
    el 4 y el 5% de sus respectivos países, tal como Francia, Alemania o EEUU.

    5. Un dato relevante lo constituye la emergencia del
    sujeto popular en la resistencia a la globalización
    capitalista. El inicio en Chiapas surge en
    simultáneo con el comienzo del NAFTA y se proyecta en el
    encuentro internacional contra el neoliberalismo en la selva
    Lacandona. La batalla de Seattle y luego la organización en Porto
    Alegre del FSM en 2001, 2002 y 2003 para proyectarse en la
    India 2004 le da mayor
    organicidad a una protesta global contra el capitalismo de
    época. En la articulación de esta resistencia y las
    protestas locales es que deben encontrarse los elementos
    sociales y políticos que definen la nueva situación y
    potencialidad de América Latina y el Caribe para
    desarrollar una alternativa social, política y cultural.
    Un dato relevante lo constituye la extensión del
    movimiento de resistencia a la globalización neoliberal o
    capitalista al continente europeo e incluso Asia y Africa. De este modo puede
    hablarse de un movimiento mundial y de un programa de
    "altermundialización". Si a fines de los 60 y comienzos de
    los 70 surgió la ofensiva liberalizadora del gran capital,
    el cambio de siglo presenta en la escena de la lucha de clases
    global al movimiento de resistencia.

     

    II. La discusión del
    socialismo o la alternativa social y
    política

    6. A comienzos de los 70 se discutía y se
    procesaba en la región la posibilidad de una sociedad alternativa, de un
    proyecto: el socialismo. Era una categoría disputada por
    fenómenos tan diversos, como la izquierda en armas o proyectos electorales, de los
    cuáles Cuba por un lado y Chile por el otro eran los
    más importantes. Al final de la década del 70,
    Nicaragua daba la razón a las armas, y su tránsito a
    la validación electoral los encontró derrotados.
    Luego de la caída del muro de Berlín en
    noviembre de 1989 y en defensa de la capacidad de generar
    alternativa se convocó en el 90 en Brasil al Foro de partidos y movimientos de izquierda que
    luego se rebautizaría "Foro de San Pablo", rescatando la
    potencialidad de la alternativa socialista en su seno. Ya en
    1991 se había definido una hegemonía en el interior
    del Foro que alentaba expectativas en procesos electorales en
    toda la región. Armas o elecciones seguía generando
    debates y expectativas en torno a lo alternativo. La
    desarticulación de la URSS impactó duramente en la
    potencialidad del socialismo y posibilitó el auge de las
    tesis "finalistas", entre
    ellas, el final del socialismo y el triunfo definitivo del
    capitalismo. Chiapas reavivó por un tiempo el debate sobre los métodos, pero a comienzos
    del Siglo XXI los interrogantes sobre el socialismo o una
    sociedad alternativa se comienza a instalar en la agenda de
    discusión. Es necesario que ese debate se integre a otros
    similares en otras regiones del planeta y no solo del SUR. La
    crisis del socialismo, derivada del derrumbe del este de Europa
    reabrió la perspectiva en discusión de nueva identidad a la alternativa
    política y forma parte de la discusión actual por
    darle contenido a la consigna "Otro mundo es posible". Bajo el
    lema sobreviven y disputan concepciones de reforma social y de
    transformación revolucionaria del sistema capitalista.

    7. El principal desafío para pensar en
    alternativas es la constitución de sujetos.
    En sentido global, regional y local. Son ámbitos de
    articulación inseparables. Valga por ejemplo el impacto
    global de una lucha localizada como la del pueblo de Chiapas en
    1994, o la del argentino a fines de 2001. O desde otro
    ángulo, todo lo que agregaron a la las luchas globales de
    Seattle o los encuentros de Porto Alegre a las dinámicas
    locales de resistencia e impugnación a las políticas
    hegemónicas "neoliberales". Sin sujeto no hay posibilidad
    de construcción de un
    proyecto alternativo. No es posible pensar en la potencialidad
    de Cuba, Venezuela, Brasil, El Salvador, Uruguay o la
    Argentina, sin la experiencia de resistencia al proyecto
    hegemónico sostenido por EEUU y las clases dominantes
    locales para la región. Durante años, la
    discusión sobre el sujeto del cambio remitía al papel
    de los trabajadores y su política de alianzas, con los
    campesinos en la revolución Rusa de 1917 y
    con el pueblo para el caso de Cuba en 1959. Los cambios
    operados en la relación capital trabajo en los últimos
    años y su secuela de desempleo, baja de los ingresos salariales y
    flexibilidad laboral ha modificado el
    panorama social y económico sobre los trabajadores, ya que
    ahora, la mayoría de los trabajadores son parte del
    desempleo, el empobrecimiento y la marginación. La
    explotación capitalista en el siglo XXI asume un nuevo
    nivel de subsunción del trabajo en el capital. El modo de
    producción capitalista reemplaza la forma fabril
    tradicional por 200 años para avanzar con flexibilidad,
    descentralización y
    nuevos desarrollos tecnológicos, materias primas y
    materiales para asegurar
    rentabilidad y
    disminución del conflicto con los
    trabajadores. Es un proceso acompañado con el
    debilitamiento de la respuesta organizada en sindicatos y por supuesto
    con la afectación de los partidos que tradicionalmente se
    asumieron como representación de la clase obrera, tanto los
    comunistas como los socialistas, e incluso aquellos emergentes
    como nueva izquierda en los 60´ y 70´. El sujeto se
    extiende a una diversa categoría de la exclusión,
    como los sin trabajo, sin techo o sin tierra; sin educación o sin salud; pero también a aquellos que
    demandan desde su perspectiva de género o de minoría,
    tal caso del movimiento gay, lesbianas y travestis. Se
    podrá decir que todos los movimientos se subordinan en
    definitiva a la contradicción esencial sustentada en el
    ámbito de creación de la riqueza, donde sostenía
    Marx que se definía la
    "sociedad civil". Vale la
    mención, ya que la categoría Sociedad Civil se ha
    vulgarizado y utilizado en sentido general para identificar al
    "movimiento social" y al traer a colación la mención
    de Carlos Marx sobre el tema nos
    permite remitir el tema del sujeto a la variedad de la
    complejidad de la sociedad contemporánea, pero
    también a su radicación esencial en el seno de la
    subsistente relación de explotación. Claro que al
    hablar del sujeto, se deben considerar también el tema de
    las alianzas y ya no alcanza con señalar a campesinos o
    incluso a la genérica categoría de pueblo. La alianza
    planteada para definir al sujeto actual para el cambio articula
    la resistencia hegemónica de los trabajadores y una
    diversidad de movimientos que incluye las reivindicaciones de
    los pueblos originarios, la cuestión de género o de
    las minorías sexuales, los derechos humanos, y la demanda
    de vivienda, tierra, hábitat, salud y
    educación, solo por mencionar los más difundidos. Un
    problema planteado en la construcción de esta
    articulación pasa por la falsa separación de la
    esfera política y la social, sostenida por aquellos que
    limitan a la "sociedad civil" al territorio de los movimientos
    sociales y a los partidos a la esfera de la "sociedad
    política" y el gobierno del Estado. Es una
    fragmentación de lo social y lo político que vuelve a
    poner el velo sobre los fundamentos económicos,
    políticos y culturales del funcionamiento del capitalismo.
    La base del funcionamiento capitalista está en la
    explotación, en acuerdo con las formas propias de cada
    momento del desarrollo, y desde allí emergen las
    expresiones culturales, sociales y políticas de la
    dominación.

    8. Por eso es que también se necesita de una
    fuerza social y
    política que pueda disputar el gobierno del Estado, o
    incluso la construcción de poder popular al margen del
    Estado. Es un tema clave en el marco de la crisis de
    representación política que se vive en la región
    y en el mundo. Lejos está América Latina de las
    irrupciones recurrentes de los golpes de estado perpetrados por
    militares, pero es evidente que existe una fuerte inestabilidad
    política en la región, donde la imprevisibilidad es
    una característica que agrega inestabilidad a la
    perspectiva de desarrollo. Las respuestas que se asumen por
    parte del movimiento popular son diversas. En la disputa por el
    gobierno encontramos por lo menos dos situaciones
    diferenciadas. Una expresada en la realidad brasileña con
    una experiencia gubernamental construida desde una larga
    acumulación política sostenida desde fines de los 70,
    por movimientos de trabajadores y sociales, junto a la
    construcción partidaria (clásica) articulada en un
    frente electoral triunfante a fines de 2002. Otra derivada de
    la situación venezolana donde se construye
    representación política desde el liderazgo personal y son claras las
    falencias mediatizadoras entre la dirección del proceso
    político y la base social. En otro orden, la experiencia
    zapatista demarca otro aspecto de la fuerza política a
    desarrollar, centrado en la perspectiva emancipadora y menos
    orientado a la conquista del poder estatal y más centrado
    en formas de expresión del poder popular. Sin la simple y
    fácil asociación, puede considerarse en este plano la
    acumulación de poder alternativo por la insurgencia
    colombiana, o del movimiento social en diversos países,
    por ejemplo el caso de Bolivia y su resistencia a
    la privatización del
    agua (Cochabamba) y ahora a
    la venta del Gas.

    9. Son entonces elementos determinantes la
    tríada: proyecto, sujeto y fuerza política. En la
    potencialidad transformadora de la región, no siempre ha
    coincidido la simultaneidad del trípode aludido.
    Convengamos que no es un problema regional y que tiene validez
    universal. Pensar en alternativa requiere la convergencia
    internacional de una dinámica social,
    política y cultural, hoy en proceso, que resuelva el
    desafío civilizatorio de construir la tríada. Son
    presupuestos básicos
    para pensar algunos lineamientos de política alternativa
    que se construyen cotidianamente en multiplicidad de resistencias, encuentros de
    movimientos, políticos e intelectuales, cumbres
    alternativas y reuniones diversas. Lo que está en
    cuestión es la lucha por el poder del Estado; la
    construcción de poder al margen del Estado; las formas de
    organización para la
    efectiva disputa por la hegemonía del desarrollo social, a nivel de
    cada país, regional y mundial; pero también se trata
    de definir la esfera central de confrontación, que creo
    debe centrarse en aquello que define a la sociedad civil
    según Marx: la relación de
    explotación.

     

    III. Lineamientos para una
    alternativa global

    10. La opción definida por la hegemonía
    capitalista apunta a una convergencia internacional y coloca en
    el centro el análisis el "sistema
    mundial", es decir, de un mecanismo de acumulación
    capitalista global, más allá de las especificidades
    regionales o nacionales. Entonces, el debate de la alternativa
    es también global. No puede pensarse en soluciones nacionales. El
    punto de partida es la concepción alternativa de un
    sistema mundial. Toda estrategia nacional debe articularse con
    proyección regional y mundial con la perspectiva de que
    Otro Mundo es Posible. Lo afirmado no niega la radicación
    de proyectos locales e incluso regionales, simplemente
    pretendemos llamar la atención sobre los
    límites de programas alternativos de
    carácter nacional. Si
    se piensa en términos de América Latina y el Caribe,
    la potencia de proyectos liberadores a nivel de cada país
    solo pueden tener efectividad si logran articulación
    regional, tal el caso p.e. del proyecto de moneda única en
    el cono sur, pero en ningún caso pueden proyectarse con
    posibilidad de éxito si no apuntan a
    resolver la cuestión de fondo: la
    explotación.

     

    11. Si la ofensiva del capital a fines de los 60 y
    comienzos de los 70 se definió por la
    "liberalización" y la organización de un conjunto
    jerárquico de organizaciones tradicionales
    (FMI, BM) y nuevas (OMC), todo bajo el comando del G7 ó G8
    y las mediaciones de variadas iniciativas globales tales como
    el Foro Económico Mundial (Davos), entonces, la primera
    definición pasa por impugnar esa agenda y las iniciativas
    de ellas derivadas, tales como las
    que surgen de las rondas negociadoras de la OMC; las secuelas
    derivadas de las negociaciones del endeudamiento externo
    gerenciado por el FMI/BM; el ALCA y otros acuerdos similares de
    promoción comercial y
    de inversiones. El punto de partida para la alternativa
    es:

    • No al proyecto de liberalización que
    empuja el capital transnacional y los principales estados del
    capitalismo desarrollado, todos asociados a las demandas de
    las clases dominantes en el resto de los países: No a la
    OMC; No al ALCA; No al FMI.

    • Y al mismo tiempo generar condiciones para
    articular una propuesta alternativa de carácter global,
    que pueda comenzar por iniciativas globales reivindicadas
    desde cada país y movimiento. Pueden asumirse en este
    sentido las diferentes propuestas construidas en cumbres
    globales de años recientes, desde la reunión de
    Río en 1992 sobre medio ambiente y desarrollo sustentable,
    pasando por el encuentro de Copenhague en 1995 sobre el
    desarrollo social, o en el mismo año sobre la Mujer en Beijing y
    otras realizadas sobre la alimentación, la educación, la salud,
    la cultura, el racismo y otros problemas
    globales.

     

    12. El proceso de liberalización impulsado desde
    los 70 y potenciado a comienzos del siglo XXI tiene eje en la
    circulación internacional de capitales. Es un proceso
    asociado a la criminalización de la actividad
    económica (fraude, corrupción, etc.), la
    evasión/elusión impositiva global y el endeudamiento
    externo de los países. Entonces, poner freno a todo ello
    implica:

    • Generar una serie de regulaciones al
    movimiento internacional de capitales (p.e. impuestos tipo Tobin) y
    restringir al máximo su movilidad estableciendo
    controles cambiarios.

    • Investigar, cercenar y eliminar la economía
    internacional del delito y la
    especulación, el tráfico de personas,
    armas, mercancías; el lavado de dinero, los
    paraísos fiscales y otras modalidades económicas
    como el contrabando y mecanismos
    internacionales de evasión y elusión fiscal que procesan
    verdaderas mafias globales.

    • Anular la deuda externa pública de
    los países empobrecidos (el llamado tercer mundo y el
    este de Europa).

     

    13. Favorecer mecanismos internacionales para resolver
    la eliminación de la pobreza y resolver la
    generación de empleo.

    • Asegurar el aporte establecido
    internacionalmente del 0,7% del PBI de ayuda para el
    desarrollo. Para poco más de 20 países de la OCDE,
    este porcentaje supera los 150.000 millones de dólares
    anuales, cuando la cifra destinada para el desarrollo apenas
    alcanza a un tercio de ese valor. El fondo surgido
    por este y otros mecanismos para la eliminación de la
    pobreza y la generación desempleo y el desarrollo (p.e.
    Tax Tobin) podrán ser administrados por un ámbito a
    definir en el seno del Foro Social Mundial (FSM) o
    ámbito similar. Se estima entre 100.000 y 300.000
    millones de dólares la recaudación global de un
    impuesto tipo Tobin. En este
    aspecto queremos enfatizar la posibilidad concreta de obtener
    recursos para la lucha
    contra la pobreza y el desarrollo alternativo.

    • Establecer impuestos que graven las
    actividades articuladas de las corporaciones transnacionales
    y que se apliquen a satisfacer necesidades sociales
    insatisfechas en acuerdo con las instancias de coordinación del
    movimiento de resistencia global (P.e. el FSM). Impuestos
    globales sobre las inversiones y las ganancias combinadas de
    las transnacionales.

    • Estimular la organización de cadenas de
    valor entre emprendimientos asociativos sin fines de lucro de
    países limítrofes y con capacidad de integrarse
    globalmente. Es una propuesta que trasciende el accionar de
    los estados nacionales y se asume como propuesta
    autónoma del movimiento social. A modo de ejemplo puede
    citarse la extensión del movimiento de recolectores y
    recicladores de basura en Argentina y
    Brasil, los que avanzan en procesos de encadenamiento de
    valor mediante el tratamiento de la basura. Son procesos que
    pueden articularse en una escala regional y que pueden contar
    con apoyaturas oficiales, no solo en materia presupuestaria,
    sino a través de la cooperación técnica y
    profesional. Se trata de vincular políticas de Estado
    con iniciativas del movimiento popular en el marco de la
    economía social o no lucrativa.

     

    14. Impulsar nuevas funciones a los Estados Nación y a su
    articulación regional y mundial

    • Revertir el proceso de privatizaciones de
    empresas y servicios públicos con
    orientación en emprendimientos que promuevan el
    protagonismo popular en la toma de decisiones, articulando
    los intereses y necesidades de los trabajadores, usuarios y
    proveedores. A modo de
    ejemplo puede pensarse en los fondos de pensión y
    jubilación, que siendo constituidos por los aportes de los
    trabajadores, estos fondos son administrados por empresas
    privadas o el propio Estado, siendo posible la administración bajo
    formas participativas por los propios trabajadores e incluso
    establecer mecanismos de control estatal.

    • Instrumentar formas participativas en la toma
    de decisiones relativa a la colecta y asignación de
    recursos fiscales nacionales, provinciales o municipales. Las
    experiencias de presupuesto participativo, p.e.
    en Porto Alegre, dan muestra de la potencialidad
    económica, social y cultural de la participación
    popular en el manejo de los presupuestos
    públicos.

    • Asegurar la satisfacción de derechos integrales en materia de
    alimentación, salud, educación, vivienda y otros
    vinculados a la defensa del medio ambiente y la calidad de vida. Se trata de
    eliminar la concepción mercantil que significa el
    tratamiento de estos derechos humanos como servicios y sometidos a la
    lógica comercial y
    liberalizadora del capital, tal como surge de las negociaciones
    impulsadas por la OMC.

    • Propender a la cooperación internacional
    entre los Estados, a nivel regional y global, recuperando la
    categoría "integración" por sobre la
    de "mercado común". En ese
    sentido se puede pensar en políticas conjuntas de
    explotación de recursos e insumos estratégicos como
    el petróleo o el agua; el impulso a
    políticas e iniciativas compartidas tales como monedas
    regionales o ciudadanías extendidas entre grupos de países; o el
    aliento a un mayor intercambio cultural y especialmente en el
    estudio del idioma, especialmente el portugués y el
    español en América
    Latina y el Caribe. En este sentido puede ser de utilidad avanzar en la
    constitución de Parlamentos regionales que fomenten la
    participación popular en la toma de decisiones,
    generalizando p.e. mecanismos de democracia semi directa,
    tales como plebiscitos o consultas populares vinculantes sobre
    temas estratégicos y que hacen a la calidad de vida de la población.

     

    • 15. Recuperar la concepción de un Nuevo
    Orden Mundial.

    • Nueva arquitectura del sistema financiero mundial y
    de los mecanismos globales de promoción del comercio, las inversiones y
    el desarrollo tecnológico.

    • Establecimiento de un balance de necesidades y
    capacidades sociales y económicas globales para una
    integración alternativa al modelo Norte Sur que emerge
    de la desigual situación mundial actual.

    • Reorganizar el sistema mundial desterrando el
    uso de la violencia derivada de la
    situación hegemónica de una o varias
    naciones.

    • Favorecer el libre movimiento de las personas
    al tiempo que se generen condiciones socio económicas para
    resolver localmente la satisfacción de
    necesidades.

    • Defender el sostenimiento de las condiciones
    medio ambientales.

    • Propender a una cultura de la cooperación
    y solidaridad
    internacional.

     

    IV. A modo de
    conclusión

    Los lineamientos que hemos presentado constituyen un
    primer borrador a completar. Algunos aspectos enunciados y otros
    ausentes, que es necesario incorporar, son parte de un programa
    que levanta el movimiento popular de resistencia que lucha por
    otro mundo posible. Se trata de un movimiento que está
    construyendo su identidad y propuesta, conteniendo en su seno
    pluralidad de enfoques y alcances de una resistencia que se
    presenta ora anti neoliberal, ora anticapitalista y que no
    siempre articula las dimensiones sociales y políticas.
    Teniendo en cuenta la ofensiva guerrerista de la potencia
    hegemónica, la agenda descripta es parte del desafío
    actual de la humanidad.

    Recuperando un lugar para el pensamiento crítico y la
    perspectiva de izquierda, la intelectualidad comprometida con una
    perspectiva transformadora está convocada desde su
    específica tarea a contribuir en la formulación de la
    síntesis teórica
    necesaria y fortalecer la perspectiva de resistencia,
    organización y construcción de alternativa
    anticapitalista: el socialismo del Siglo XXI.

    Octubre de 2003

     

    Julio Gambina (*)

    (*) Profesor Titular de Economía Política de
    la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario.
    Presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y
    Políticas, FISYP (adherido a CLACSO). Miembro del Consejo
    Académico y Director de ATTAC-Argentina. Director del Centro
    de Estudios de la Federación Judicial Argentina, CEFJA
    (adherido a CTA). Director del Instituto de la Cooperación,
    IDELCOOP. jgambina[arroba]rcc.com.ar

     

     

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