Blastocystis hominís es un protozoario
causante potencial de enfermedades gastrointestinales. El presente
trabajo pretende determinar la
prevalencia de Blastocystis hominis en pacientes
sintomáticos y relacionarla con la presencia de otros
parásitos intestinales. Se examinaron 783 muestras de heces
de personas de la comunidad de Santa Juana,
Municipio Libertador, Mérida, Venezuela, que acudieron a un
laboratorio privado de la
zona, referidos por el médico rural, por presentar
síntomas gastrointestinales o para hacerse examen
coproparasitoscópico de rutina. A las muestras se les
practicó examen directo en fresco, coloración con lugol
y el método de Faust,
progresivamente. Los resultados indicaron que la edad de los
pacientes osciló entre 1 y 60 años. 40.8% niños, 59.11% adultos;
51.50% masculinos, 48.40% femeninos; 32.18% sintomáticos,
67.18% asintomáticos; 35% parasitados, de los cuales el
49.5% con B. hominis, entre ellos 42.85% femeninos, 57.14%
masculinos, 15.23% niños, 84.76% adultos, 93.33%
sintomáticos, 6.66% asintomáticos. La edad de mayor
incidencia tite entre 19 y30 años. En los niños se
observó mayor porcentaje de otros protozoarios (17.15%).
B. hominis resultó ser el agente con mayor prevalencia
en pacientes sintomáticos. Los síntomas severos (dolor
abdominal, diarrea recurrente, calambres
abdominales, anorexia, náusea y vómito) se asociaron a los
diferentes tipos de parásitos en las muestras.
Palabras clave: Blastocystis hominis,
prevalencia, Mérida, síntomas,
parásitos.
Abstract
Prevalence of Blastocystis hominis in
symptomatic patients. Blastocystis hominis is a
protozoan potential cause of gastrointestinal diseases. This work
is to determine the prevalence of Blastocystis hominis in
symptomatic patients and relate it with the presence of other
intestinal parasites. There were examined 783 fecal samples from
persons of the Santa Juana community, Municipio Libertador,
Mérida, Venezuela, who attended a private laboratory in the
area, referred by a rural physician because they either had
gastrointestinal symptoms or need a routine coproparasitescopic
test. The samples were directly
examined in fresh, progressively stained by lugol and Faust
methods. The results showed that the age of the patients was
between 1 and 60 years. 40.8% children, 59.11% adults; 51.50%
males, 48.40% females; 32.18% symptomatic, 67.18% asymptomatic;
35% parasited, of which 49.5% with B. hominis, 42.85%
females, 57.14% males, 15.23% children, 84.76% adults, 93.33%
symptomatic, 6.66% asymptomatic. The higher incidence age was
between 19 and 30 years. The higher value (17.15%) of other
parasites was observed in children. B. hominis was the
agent with higher prevalence in symptomatic patients. The severe
symptoms (abdominal pain, recurrent diarrhea, abdominal crumbs,
anorexia, nausea and vomits) were associated to different types
of parasites in tile samples.
Key words: Blastocystis hominis, prevalence,
Mérida, symptoms, parasites.
Según López-Brea (1994), las enfermedades parasitarias
continúan causando una significativa morbilidad y mortalidad
en el mundo, particularmente en los países menos
desarrollados.
La mayoría de los parásitos intestinales se
trasmiten a través de comidas, agua y otros materiales contaminados.
Algunos de ellos, causantes de brotes relacionados con el agua, están
incrementando su incidencia. Su prevalencia está en
relación con las condiciones socio-económicas y las
tazas más altas de infección ocurren en áreas poco
higiénicas. El agua contaminada es un problema
particularmente importante ya que los quistes y otras formas
parasitarias causantes Existe una amplia variedad de formas de
infección, una de ellas puede verse en las personas que han
viajado o trabajado en otros países, o en turistas
extranjeros que están visitando o residiendo en el propio
país. Muchas de estas personas pueden permanecer
asintomáticas durante meses o años antes de que la
enfermedad se desarrolle o su estado de salud sufra una recaída. Por otra
parte, algunas especies parásitas de animales pueden infectar
también a los seres humanos (López-Brea
1994).
El intestino del hombre es un medio de cultivo
ideal para el desarrollo de muchos
microorganismos, entre los que se encuentran hongos, parásitos y bacterias. Muchos de ellos
habitan allí como flora normal; sin embargo, en algunas
oportunidades se presentan cuadros clínicos muy similares
entre si, con tratamiento diferente para cada caso.
Uno de estos microorganismos es el Blastocystis
hominis que, aunque no es considerado patógeno por
algunos autores, se cree sea la causa de cierta
sintomatología, presentada por algunos pacientes, tal como
diarrea dolor abdominal, escalofríos y a veces
vómitos y náuseas (Al-Tawil
el al. 1994).
Blastocystis hominis es un habitante del tracto
intestinal humano, protozoo anaeróbico cuya importancia como
patógeno ha sido tema de considerable debate (López-Breal 1994;
Ponce de León 1991). Según Zierdt (1988) y Boreham
(1993) fueron probablemente Loesch (1849) y Perroncito (1899)
quienes describieron por primera vez a B. hominis; sin
embargo, esto no se confirmó al analizar sus manuscritos por
ser insuficiente la información existente en ese
momento. Alexieff en 1911 (citado por Zierdt 1988) lo
denominó Blastocystis enterocola considerándolo
un quiste de protozoario. Por otra parte, Brumpt en 1912 (citado
por Zierdt 1988) llamó Blastocystis hominis a una
levadura no patógena, de células redondeadas u ovales
con una envoltura bien visible midiendo de 5 a 15 micras,
frecuente en las heces del hombre y otros primates, y que por
medio de la coloración de lugol permite observar en su parte
periférica unas masas cromáticas que se colocan unas
opuestas a las otras, en tanto que en su parte central no
presenta ninguna coloración adoptando caracteres de una
vacuola (Soberon el al. 1962; Aparicio 1965).
Boreham en 1993 y Jhonson en 1989 confirmaron su
clasificación como levadura perteneciente al género
Schizosaccharomyces, hasta que en estudios realizados por
Zierdt (1967) sobre su morfología y fisiología, lo reubicaron
como protozoario perteneciente al subphylum
Sporozoa.
Los estudios realizados por Boreham (1993) indicaron que
ultraestructuralmente es semejante a los microorganismos del
reino protistas por carecer de pared celular, pero contiene
núcleo, retículo endoplasmático liso y rugoso, un
complejo aparato de Golgi y mitocondrias.
Fisiológicamente es anaerobio estricto, por cuanto
requiere la presencia de bacterias para su desarrollo in vitro, a
menos que se realicen cultivos axénicos cuidadosamente
controlados. No se desarrolla en medios de cultivos para hongos
o bacterias, ni en la superficie de medios
sólidos.
Crece en Ph neutro y en temperatura óptima de
370C, pero a 240C no hay desarrollo. Resiste elevadas
concentraciones de anfotericina B y puede ingerir bacterias y
material particulado (Zierdt 1978).
Posteriormente, Zierdt (1978) clasificó a
Blastocystis hominis en el subphylum Sporozoa,
suborden Blastocystina y más recientemente en el
subphylum Sarcodína (Zierdt 1988). En estudios
realizados por Boreham (1993), en relación a la secuencia
molecular del RNAr de ese organismo, no encontró afinidad
con Saccharomyces ni esporozoarios, sugiriendo que
Blastocystis hominis no está relacionado con estos
grupos (Boreham
1993).
En 1988, Zierdt utilizó el esquema de Levine,
basándose esencialmente en las características del
parásito, lo clasificó en Reino Protista,
Subreino Protozoa, Phylum Sarcomastigophora,
Subphylum Sarcodina, Superclase Rhizopoda, Subclase
Gymnamoeba, Orden Amoebida, y crea un nuevo
suborden Blastocystina.
Desde el punto de vista epidemiológico, Garavelli
el al. (1988) sugieren que la Blastocistosis se trasmite
al hombre a través del agua de bebida, frutas u hortalizas
contaminadas con excrementos. También se plantea la
trasmisión oral-genital u oral-anal (Garavelli 1988,
1989).
En Brasil se han realizado trabajos
en tres centros de cuidado diario estudiando la ocurrencia de
infección por B. hominis a un total de 153 niños
con edades entre 0 y 72 meses y 20 adultos; todos miembros sanos
de los centros de cuidado diarios.
De estas 173 muestras estudiadas, 60 (34,7%) presentaron
B. hominis frecuentemente en asociación con otros
parásitos intestinales o comensales. B. hominis se
encontró con mayor frecuencia en los adultos y en los
niños con edades entre 36 a 72 meses. Con este estudio se
demuestra una significativa frecuencia de B. hominis en
muestras de heces de individuos asintomáticos; sin embargo,
sigue incierto el rol patógeno de este microorganismo (Guimaraes
1993).
Con el presente trabajo se pretende demostrar que
Blastocystis hominis se encuentra presente en la
mayoría de los pacientes con trastornos digestivos, con
mayor frecuencia que otros parásitos intestinales, por lo
tanto nos propusimos determinar la incidencia de B.
hominis en pacientes con trastornos digestivos y comparar su
incidencia con otros parásitos intestinales, en miembros de
una comunidad urbana.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se trabajó con 783 muestras coprológicas de
las cuales 500 pertenecían a pacientes procedentes de una
comunidad conformada por las urbanizaciones Fray Ramos de Lora,
Gonzalo Picón, Pie del Llano y Santa Juana, todas en la
ciudad de Mérida y las otras 283 muestras pertenecían a
pacientes del casco de la ciudad, tanto masculinos como femeninos
que asistieron a un laboratorio privado de la zona, en Santa
Juana, Municipio Libertador, Mérida, Venezuela desde el
período Junio 1995 a Marzo 1996.
A los pacientes estudiados se les informó con
anterioridad sobre la técnica de recolección de la
muestra la cual consiste en
realizar la evacuación en un recipiente limpio y seco, libre
de orina, luego tomar la muestra en un envase especial
(recolector de heces) y trasladar la misma inmediatamente al
laboratorio. De no ser posible el traslado inmediato,
debería llevarla bajo la axila en un tiempo no mayor de 30 minutos.
En caso de emergencia, este procedimiento file
omitido.
Se utilizó un formulario para recolección de
los datos del paciente en el cual se
incluye nombres y apellidos, edad, sexo, procedencia y
síntomas gastrointestinales presentes en el momento de la
toma de la muestra.
El material se procesó en orden de prioridad
tomando en cuenta, en primer lugar, la característica
diarreica y mucosanguinolenta de la muestra para evitar la muerte de los protozoarios
o la multiplicación de las levaduras. En segundo lugar se
procesaron las muestras de consistencia blanda y por último
heces de consistencia dura. Estas últimas podían ser
examinadas en un lapso de una hora.
El procesamiento de las muestras se hizo a razón
aproximada de 6 a 8 por día, a medida que eran recibidas en
el laboratorio, durante nueve meses consecutivos.
El procedimiento se inició con la observación de las
características macroscópicas de las muestras.
Seguidamente se realizó el examen directo en fresco, entre
lámina y laminilla, con una solución salina al 0.85%.
Luego se observó la misma preparación al microscopio con lente de 1 OX
para buscar la presencia de huevos de helmintos y con lente de
40X para la búsqueda de protozoarios y levaduras.
Al presentarse dudas con respecto al diagnóstico, y ya
cubiertos los pasos anteriores, se realizó además la
tinción con lugol para precisar las características
necesarias en la identificación correcta de los
parásitos. El método de Faust, se usó en caso de
que las muestras resultaran negativas para protozoarios (Aparicio
1965). Las muestras donde se observó levaduras, fueron
sembradas en Mycobiotic Agar. Una vez obtenido el crecimiento
puro de la levadura, se sembró en bilis agar para observar
la formación de Clamidoconidias.
Por otra parte, para determinar la cantidad de
Blastocystis hominis por gramo de heces, se realizó
un contaje, con lente de 40X ,en el centro y en los cuatro
extremos de la laminilla de 22 x 22 mm., y se obtuvo así la
media de B. hominis por campo microscópico. B.
hominis fue reportado en las muestras donde se observaron mas
de cinco por campo.
Lo anteriormente expuesto se estableció debido a
que los pacientes generalmente acudían al laboratorio por
presentar trastornos digestivos como flatulencia, dolor
abdominal, diarrea y en varias oportunidades, náuseas y
vómitos. Estos pacientes preocupados, iban por el descarte
de una posible amibiasis, dando como resultado la presencia
solamente de B. hominis.
De las 783 muestras estudiadas, 404 (51.5%) eran de
pacientes de sexo masculino y 379 (48.4%) de sexo
femenino.
La edad de los 783 pacientes estudiados estuvo
comprendida entre 1 y 60 años. La mayor frecuencia de edad
está representada por el intervalo de los 25 a 30 años,
seguido por los intervalos de 1 a 24 años. En el histograma
se puede apreciar una desviación a la izquierda (Fig.
1).
Fig. 1. Prevalencia de Blastocystis
hominis en pacientes sintomáticos. Valor absoluto.
Mérida. Vzla. 1996.
De las 783 muestras coprológicas estudiadas 500
pertenecían a pacientes procedentes de una comunidad
conformada por las urbanizaciones Fray Ramos de Lora (83
pacientes, 10.6%), Gonzalo Picón (87 pacientes, 11.11%), Pie
del Llano (100 pacientes, 12.77%) y Santa Juana (230 pacientes,
29.37%), todas en la ciudad de Mérida y las otras 283
muestras pertenecían a pacientes del casco de la ciudad,
Municipio Libertador, Mérida, Venezuela.
De las 783 muestras de heces examinadas, más de un
tercio (274 que corresponde al 35%) presentaron infección
por una o más especies de parásitos
intestinales.
De las 274(35%) muestras infectadas, 212(77.3%)
resultaron positivas para protozoarios, 37 (14%) para levaduras y
25 (9.0%) muestras positivas para helmintos (Fig. 2). De estas 25
(9.0%) muestras con helmintos, 15 (5.47%) presentaron huevos de
Áscaris lumbricoides, 5 (1.82%) presentaron larvas de
Strongyloides stercoralis, 3 (1.09%) presentaron huevos de
Trichuris trichiura y 2 (0.72%) presentaron huevos de
Hymenolepis nana (tabla 1).
Fig. 2.- Prevalencia de Blastocystis
hominis en pacientes sintomáticos. Tipos de
parásitos.
Valor absoluto y porcentaje.
Mérida-Venezuela. 1996.
Tabla 1. Prevalencia de Blastocystis
hominis en pacientes sintomáticos. Tipos de Levaduras y
Helmintos.
Valor absoluto y porcentaje. Mérida, Venezuela.
1996.
De las 212 (77.3%) muestras con protozoarios 49.5%
(105/212) resultó positivo para B. hominis y 50.5% (107/212)
positivo para otros protozoarios. En las 105 muestras con B.
hominis se observó que no estaba asociado con otros
parásitos en 82 casos (78%); asociado con
Cándida en 12 muestras (11.42%) y con quistes de
Giardia lamblia en 11 muestras (10.47%) (Fig.
3).
Fig. 3. – Prevalencia de Blastocystis
hominis en pacientes sintomáticos. Blastocystis
hominis asociado.
Valor absoluto y porcentaje. Mérida-Venezuela.
1996.
En Las 107 muestras positivas para otros protozoarios se
observó 38 (35.5%) quistes de G. lamblia, 26(24.2%)
trofozoítos y 10(9.3%) quistes de Entamoeba
histolytica, 16 (14.9%) quistes de Entamoeba coli, 15
(14%) trofozoítos de Endolimax nana y 2 (1.86%)
Trichomonas hominis (Fig. 4).
Fig. 4. Prevalencia de Blastocystis
hominis en pacientes sintomáticos.
Tipos de Protozoarios. Valor absoluto. Mérida-Venezuela.
1996.
De los 783 pacientes estudiados, 252 (32.18%) fueron
sintomáticos y 531(67.18%) asintomáticos. De estos
asintomáticos, 45 (8.47%) estuvieron parasitados y
486(91.5%) no presentaban ningún tipo de parásito. De
los 45 parasitados, 5 (0.6%) presentaban sólo B.
hominis, 2 (0.3%) B. hominis asociado a otros
parásitos; 15 (1.91%) presentaron protozoarios diferentes de
B. hominis, 17 (2.17%) presentaron helmintos y 6(0.76%)
levaduras. De los 252 (32.18%) pacientes que presentaron
síntomas, 229(90.8%) fueron positivos a cualquier tipo de
parásito intestinal repartidos en 78 (9.96%) que presentaban
sólo B. hominis; 20 (2.55%) con B. hominis
asociado a otros parásitos; 92(11.75%) con otros
protozoarios diferentes del B. hominis; 8 (1.02%) con
helmintos y 31(3.96%) pacientes que presentaron levaduras; y 23
(9.12%) pacientes que, aunque manifestaban síntomas
gastrointestinales, no se observó ningún tipo de
parásito (tabla 2).
Tabla 2. Prevalencia de
B¡astocystis hominis en pacientes
sintomáticos.
Síntomas. Valor absoluto y porcentaje. Mérida,
Venezuela. 1996.
De las 274 muestras positivas para parásitos, 105
(38.32%) pacientes estuvieron parasitados con B. hominis,
y 169 (24.9%) con otros diferentes tipos de parásitos.
De los 105 pacientes con B. hominis, el total de pacientes
para el sexo femenino file de 45 (42.85%) y para el sexo
masculino fue de 60 (57.14%). Entre estos pacientes de sexo
femenino y masculino se observó 82 (78%) pacientes con B.
hominis no asociado a otros parásitos y 23 (21.9%) con
B. hominis y otros parásitos. De los 82 (78%)
pacientes, 36(34.28%) fueron de sexo femenino y 46 (43.81%) de
sexo masculino. De los 23 (21.9%) casos de B. hominis
asociado a otros parásitos. 9 (8.57%) eran de sexo femenino
y 14(13.33%) de sexo masculino.
En cuanto a los 169(24.9%) pacientes con muestras
positivas para otros parásitos, 107 (15.78%) muestras
presentaron protozoarios diferentes a B. hominis, de los
cuales 45 (6.63%) eran del sexo femenino y 62 (9.14%) del sexo
masculino, 16 (2.35%) del sexo femenino y 9 (1.32%) del
sexo masculino estaban entre los pacientes con muestras positivas
para helmintos y 20 (2.94%) del sexo femenino y 17 (2.5%)
del sexo masculino se ubicaron entre los positivos para levaduras
(tabla 3).
Tabla 3. Prevalencia de Blastocystis
hominis en pacientes sintomáticos. S
exo de pacientes relacionados con otros parásitos diferentes
a B. hominis.
Valor absoluto y porcentaje.
Mérida, Venezuela. 1996.
Según la tabla 4, hay predominio de B. hominis
en 32 (30.47%) heces de consistencia blanda y en 48 (45.7%)
de consistencia diarreica. Las 274 (35%) muestras parasitadas
fueron agrupadas en 10 intervalos de clases. Las edades de los
pacientes osciló entre 1 a 60 años. Se observa que de
los 274 (35%) pacientes parasitados, 125 (45.6%) muestras
corresponden al mayor grupo en relación con la
edad que es entre los 19 y 30 años. La mayor cantidad de
pacientes, 42 (15.3%), con B. hominis estuvo en el grupo
de los 25 a 30 años. Los 75 (27.3%) pacientes con mayor
predominio de otros protozoarios se ubicaron entre los 13 y 30
años; mientras que los 15 (5.4%) pacientes con mayor
predominio de helmintos y levaduras se encontraron en los
niños con edades entre uno a 12 años (tabla 5; pág
Sig).
Tabla 4. Prevalencia de Blastocystis
hominis en pacientes sintomáticos.
Presencia de B. Hominis en relación con la
consistencia de las heces.
Valor absoluto y
porcentaje. Mérida, Venezuela. 1996.
De los 783 pacientes estudiados, 320 (40.8%)
correspondían a niños y 463 (59.11%) eran adultos. Del
total de las muestras, sólo 274 (35%) estaban parasitadas de
las cuales 118 (15.0%) muestras eran de niños y 156(19.9%)
de adultos. Entre las 118(15.0%) muestras de niños,
habían 5 (0.64%) con solo B hominis, 11(1.4%) con
B. hominis asociado a otros parásitos, 47 (6.0%) con
otros protozoarios diferentes a B. hominis, 23 (3.0%) con
helmintos, 32 (4.0%) con levaduras y 202 (25.7%) muestras
de niños que no estaban parasitados. De los 156 (19.0%)
adultos, 77 (9.83%) presentaban solo B. hominis, 12
(1.53%) presentaban B. hominis asociado a otros
parásitos, 60 (7.66%) otros protozoarios diferentes a B.
hominis, 2 (0.25%) presentaban helmintos, 5 (0.63%) levaduras y
307 (39.2%) de los adultos estudiados no estuvieron parasitados
(tabla 6).
Tabla 5. Prevalencia de Blastocystis
hominis en pacientes sintomáticos.
Presencia de parásitos en relación grupo etario.
Valor absoluto y porcentaje. Mérida, Venezuela.
1996.
Tabla 6. Prevalencia de Blastocystis
hominis en pacientes sintomáticos.
Niños y Adultos en relación a la presencia de
parásitos. Valor absoluto y porcentaje.
Mérida, Venezuela. 1996.
La presencia de Blastocystis hominis como causa de
enfermedades en humanos, es controversial. En muchos trabajos se
ha reportado que la blastocistosis ha estado relacionada con
episodios de diarrea recurrente, dolor abdominal, vómitos,
anorexia, náusea, flatulencia, tenesmo, prurito, fiebre, pérdida de peso,
deshidratación, vértigo, cefalea, cansancio, insomnio
(Al-tawil y col en 1994). No es usual que algún
parásito ocasione fiebre elevada, vómitos profusos y
frecuentes y dolor abdominal, lo cual parece ser típico de
B. hominis, obligando plantear diagnóstico diferencial con
abdomen agudo quirúrgico (Castrillo et al. 1990; Zierdt
1988). Los síntomas pueden desarrollarse desaparecer en 3 a
10 días; aunque en algunos casos persisten hasta por tres
años (Feldman 1987).
Autores como Al-tawil et al. en 1994, reportaron un caso
de infección invasiva por Blastocystis hominis en niña
de cuatro años de edad la cual presentaba sangrado rectal
por invasión de mucosa y pérdida de proteínas a través de
las heces. La biopsia de colon reveló la presencia de este
protozoario.
Actualmente no es suficiente detectar más de cinco
elementos parasitarios por campo para considerarlo responsable
del padecimiento; es necesaria la ausencia de otros agentes
patógenos y de signos clínicos de alguna
enfermedad no infecciosa intestinal (Castrillo et al.
1990; Telalbasic et al. 1991) es por ello que otros
autores plantean la necesidad de más investigación de agentes
enteropatógenos antes de responsabilizar a B. hominis
de los síntomas clínicos (Castrillo et al. 1990;
Chacín 1991; Feldman 1987).
Patricio Torres et al. en 1987, examinaron
muestras coprológicas de 970 personas de las comunidades
ribereñas de la cuenca del rió de Valvidia, Chile; con
la finalidad de determinar la prevalencia de infección de
B. hominis y otros parásitos intestinales. La mayor
prevalencia se registró para B. hominis (61.8%), que,
según los autores, se incrementó con la edad del
hospedador y con las viviendas sin condiciones sanitarias. En el
presente trabajo también se observó que B.
hominis se encontraba con mayor frecuencia que otros
parásitos intestinales (49.5%).
Nimri (1993) en un estudio realizado, examinó un
total de 500 muestras de las cuales 250 muestras correspondieron
a niños con diarrea y síntomas gastrointestinales y las
250 muestras restantes conformaron el grupo control. B. hominis file
el segundo parásito con frecuencia encontrado en 63 de las
250 muestras examinadas (25%) y de éstas, 38 (15%)
presentaron solo este protozoario.
Nimri y Batchoun en 1994, estudiaron la prevalencia de
parásitos intestinales en niños de primaria. B.
hominis fue observado en 203 (20.3%) de las muestras
examinadas y 175 muestras solo presentaban este
protozoario.
O'Gorman M. et al. en 1993, realizaron una
investigación denominada prevalencia y características
de las infecciones por B. hominis en niños. El trabajo filé realizado
en un hospital pediátrico de Pittsburgh, Pensilvania, entre
enero 1985 y diciembre 1988 estudiándose un total de 1736
pacientes de los cuales 46 (3%) niños presentaron B.
hominis. De estos 46 niños, 39 presentaron síntomas
intestinales y B hominis fue el único parásito
encontrado en 35 de esas 39 muestras.
En el presente trabajo se observó un porcentaje muy
bajo de niños con B. hominis (2.04%), y de estos un
0.64% presentaron solo este protozoario, probablemente sea debido
al poco número de niños estudiados en relación a
las revisiones realizadas; mientras que en los adultos el
porcentaje file mucho mayor (11.36%). Cabe mencionar que el
estudio hecho por diferentes autores (Nimri 1993, O'Gorman et
al 1993, Nimri y Batchoun 1994), sólo file en
niños.
Zuckerman et al. (1994) en su estudio
Infección por B. hominis y daño intestinal,
evaluaron con endoscopia a 18 pacientes con infección por
B. hominis, de estos, 17 presentaron síntomas
gastrointestinales. B. hominis file el único
parásito aislado en 11 pacientes y los 7 restantes estaban
asociados a otros protozoarios. Ellos concluyeron que B.
hominis no causó daño intestinal
significativo.
Galantowicz et al. en 1994, reportaron un caso
raro de diarrea por B. hominis en un recién nacido
asociado con colitis. Después de varios exámenes
realizados, se le hizo una sigmoidoscopia y biopsia
encontrándose inflamación difusa con
discretas ulceraciones superficiales. La muestra aspirada file
positiva para quistes de B. hominis.
En nuestro trabajo, de las 105 (49.5%) muestras
positivas para B. hominis, un 93.33% presentaron
síntomas, sin embargo, esto no puede ser atribuido solamente
a la presencia de B. hominis, ya que en este estudio
faltó realizar un análisis
microbiológico y viral para descartar otros posibles agentes
de la sintomatología encontrada.
Los parásitos intestinales estuvieron presentes en
un 35% de las muestras estudiadas.
La frecuencia de B. hominis es alta en nuestro
medio ya que estuvo presente en un 49.5% de los pacientes
parasitados.
Aproximadamente la quinta parte de las muestras con
B. hominis estaba asociada a otros
parásitos.
B. hominis estuvo presente en 12.51% de los
pacientes sintomáticos y 1.54% de los pacientes
asintomáticos.
En relación a los pacientes con B. hominis,
42.85% fueron del sexo femenino y 57.14% del sexo
masculino.
B. hominis predominó en heces de
consistencia blanda y en heces de consistencia
diarreica.
El grupo más susceptible a la infección por
parásitos intestinales fueron los pacientes adultos con
edades entre 19 y 30 años.
El grupo más susceptible a B. hominis estuvo
entre los pacientes de 25 a 30 años. B. hominis
estuvo presente en 16 niños y 89 adultos.
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