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Crítica apriorística de relaciones públicas (página 2)




Enviado por Leo Araya.



Partes: 1, 2, 3

PROLEGÓMENO DE

RELACIONES PÚBLICAS

Ahora, con todos estos
elementos, vamos a poder empezar
con una profundización de lo que son las Relaciones
Públicas y voy a intentar dejar asentadas las bases a
partir de esta crítica, de lo que intento se entienda por
Relaciones Públicas.

Pero vamos a ir avanzando muy
de a poco para hacer pasos más o menos seguros,
¿qué son las Relaciones Públicas?, pues por
el momento, y es lo que puedo decir, Relaciones Públicas
es algo. Esto no es para nada poco, y si esto no es poco, digamos
entonces que, ya es mucho, aunque no mucho en el sentido de
quedarnos conformes con esta explicación; pero sÍ,
mucho como para saber que Relaciones Públicas
"es".

Ahora bien, ya sabemos que
Relaciones Públicas es algo, pero este algo del que
hacemos referencia todavía no podemos predicarle nada
hasta no analizar su contenido, y ¿cuál es el
contenido de Relaciones Públicas?¿Dónde
podemos encontrarlo?, pues, debemos encontrarlo, a mi entender,
en el contenido de su sentido, o sea, creo que la
explicación del sentido de Relaciones Públicas
debemos indagarlo en, y justamente, la idea de "Relaciones
Públicas". Pero antes me gustaría hacer una breve
crítica, a modo de estudio, de algunas definiciones de
algunos autores sobre Relaciones Públicas.

"Las
Relaciones Públicas constituyen un subsistema, ciencia y
arte, por los
que cada organización, a través de uno de sus
directivos, encauza sus vinculaciones con la comunidad para
difundir una imagen verdadera,
digna, promocionada y comprensible por los diversos
públicos"
.
¿Qué nos dice esta definición?, pues, no
mucho, pues; "Las relaciones públicas constituyen un
subsistema"
, pues un
subsistema de qué, un subsistema de qué sistema
continente.

Cuando habla de
"para difundir
una imagen verdadera, digna, promocionada y comprensible por los
diversos públicos",
pues, qué es verdadera, qué significa
digna, qué nos quieren decir con comprensible. Pues vemos
que en este caso la definición nos deja con más
dudas que certezas. En esta misma definición se
agrega: "Esa actividad se realiza a través de un proceso
continuo y científico que tiene por objeto ganar la buena
voluntad y la comprensión generales: a) mediante la
obtención de las informaciones que permitan el
conocimiento permanente y exacto de la opinión
pública acerca de la
organización; b) mediante el autoanálisis y la
corrección rápida de la difusión de
cualquier error o rumor inexactos; y c) mediante la planificación y ejecución de una
política
adecuada, y con la colaboración de todo el personal".

En este parágrafo
encontramos, en vez de una definición, lo que
podríamos llamar "reflexiones a tener en cuenta",
sí, y evidentemente los puntos a, b y c son interesantes
de analizar y podrían tomarse como necesarios, pero, no
son la definición de Relaciones Públicas sino, y
más bien, consideraciones importantes.

Para Sam Black, profesor
honorario de la Universidad de
Stirling, más que una definición de lo que son las
Relaciones Públicas encontramos una exposición
de deseos: "La práctica de las relaciones públicas es el
arte y la ciencia de
conseguir la armonía con el entorno por medio de la
comprensión mutua, basada en la verdad y en una información completa".

Se hace evidente que esta
definición, como casi todas las que podemos encontrar,
están teñidas de un "deseo" de que algo sea de una
manera, pero, y entiendo que en toda ciencia existe un deseo, y
el deseo está siempre constreñido al logro de un
objetivo, a
descubrir una "verdad", el deseo de una ciencia está
expuesta por el científico, pero no por la ciencia. Es que
ya Platón
advertía de la diferencia del saber del de la
opinión; "basada en la verdad" del que nos refiere Black es claramente una
opinión, aunque no por eso descalificable y sin valor, es lo
que él opina, pero, y por enunciación, no se puede
caer en el error de dar una definición de Relaciones
Públicas como ciencia haciendo un juicio de valor en la
misma.

Sólo me he remitido a
dos definiciones, y lejos de no exponer aun más
enunciaciones por languidez, es que en su gran mayoría,
siempre rondaría en las mismas críticas,
según Carl Byoir, y aunque su definición sea
risueña, encuentro que es bastante profunda, si entendemos
que ha estudiado a todos los "definidores" de las Relaciones
Públicas, y dice; "Las relaciones públicas son aquello
que cree que son la persona que las
practica",
y
verdaderamente, creo que su sarcasmo es
plausible.

Pues al parecer
todavía no podemos ponernos del todo de acuerdo, al
parecer todos coincidimos que es una ciencia, pues, es un
conjunto de conocimientos empíricamente demostrados,
nuestro objeto de estudio es el hombre en
cuento su
"realidad" (lo en-el-mundo), y nuestro objetivo es cambiar o
reforzar la idea de lo "en-el-mundo" de nuestros
públicos.

También parecen estar
de acuerdo con que es un arte, razonamiento del que no estoy para
nada de acuerdo, sí creo que hay que ser creativo, un
artista también debe ser creativo, pero el objetivo del
arte dista enormemente del objetivo de la ciencia, el
empeño del artista se distingue claramente del
propósito de un científico por lo que no podemos
confundirlo. A partir de ahora, voy a intentar dar una
definición de Relaciones Públicas que nos sea
propia, partiendo de un análisis del sentido de "Relaciones
Públicas", y tratando de no hacerle contener juicios de
valor para no caer en el mismo error antes citado.

Pues entonces,
¿qué es relación?, según Aristóteles es la referencia de una cosa a
otra. Y qué encontramos si analizamos este "es la
referencia de una cosa a otra", pues la idea de
referenciar (hacer referencia, referir), y esto es un acto
importante para las Relaciones Públicas pues, hacer
referencia es "relacionar" como actividad. Pues relación
es en principio, una actividad, pues la actividad de relacionar;
entonces, para seguir referenciando, digamos que es un valor,
¿por qué?, pues porque la relación no es, ni
un objeto real, no encontramos relaciones en-sí cuando
caminamos, ni desprendiéndose de los árboles, ni en las góndolas de un
supermercado; y no es un objeto ideal, ya que, la relación
está sujeta a dos objetos de conocimiento
(de una cosa a otra), puedo pensar en la relación
de A con B, y de la relación que existe de B con F, pero,
no puedo poner en mi cabeza la idea de relación sino, y en
cuanto, dos objeto ideales o reales estén como objetos de
conocimiento.

Así que, por ahora,
podemos decir con cierta certeza que, Relaciones Públicas
es, en principio, relacionar, y relacionar es, y como imposible
su contrario, una actividad; porque es imposible, ya que
actividad es activar, la no-activación de la
relación.

Pero puede que se me objete
que puedo relacionar sin intención, pero, la
intención es otra variante, puedo relacionar sin
intención, a modo subconsciente, sí, es posible
hacerlo, pero, la actividad de Relaciones Públicas me
implica relacionar como actividad, y esta actividad debe ser
intencional, y si es intencional pues, ¿qué
necesita en su base toda intención?, ¿cuándo
hay intención?, pues hay intención cuando lo
intento, y si lo intento es que, pues, es que lo estoy queriendo,
y si lo estoy queriendo, entonces, tengo el objetivo de alcanzar,
y, ¿de alcanzar qué?, pues el objetivo de mi
intención de alcanzar la relación
, y
¿relacionar qué?, pues hechos con personas,
personas con hechos, ideas con personas, personas con ideas,
actividades con personas, personas con actividades, hechos con
ideas e ideas con hechos etc.

Ahora bien, ya tenemos la
idea de que Relaciones Públicas "es", y es algo, y este
algo que es, es, en principio relacionar.

Es importante para los
profesionales de Relaciones Públicas recordar esta
premisa, la de la relación, ya que es habitual
encontrarnos con que muchas veces se actúa sin
vocación, y es que la vocación de Relaciones
Públicas es la de "hacer
relación
", pues me encuentro que muchas veces se piensa en
Ceremonial y Protocolo sin la
idea de "hacer relación", pareciera que a veces
colocáramos el tratamiento del Protocolo con algún
baúl impenetrable donde no se supiera realmente el por
qué de su verdadero sentido, y éste es, pues,
aparte del de ordenar, pues el de "hacer relación",
el Protocolo nos sirve claramente para ordenar, pero, el fin real
para el cual lo utilizamos es, porque en principio
queremos "hacer relación".

Si analizamos en mayor
profundidad nuestro "hacer relación"
nos daremos cuenta que es clave
para todas las ciencias, pues
todas ellas buscan hacer algún tipo de relación,
encontrar algún tipo de relación, lo que nos separa
de ellas es que, así como todas ellas tienen una forma
particular de buscarlas y de tratarlas, pues Relaciones
Públicas también tiene su particular manera de
hacerlo, manera que trataremos más adelante con el correr
de las páginas.

Pero, ¿qué
queremos decir con Públicas?, pues sabemos que es una
variante del vocablo: público, y público se deriva
del latín publicus, lo notorio, lo patente, "lo sabido por
todos". Así que, en una primera inferencia, lo
público debe ser "lo sabido por todos"; pero, y con esta
palabra debemos hacer varias referencias, en primer lugar, y
siguiendo con la definición dada, lo sabido debemos
distinguirlo de lo conocido, pues, lo conocido deviene del
conocimiento, y, debemos entender que lo conocido por el
conocimiento es verdadero, el conocimiento de que la tierra es
plana es un no-conocimiento, pero puede ser lo notorio, lo
patente, lo sabido por todos, pero, un no-conocimiento;
así que, de partida tenemos que públicas hace
referencia a lo sabido por todos, pero, como actividad, y como
actividad de Relaciones Públicas es,
el-hacer-de-algo-sabido-por-todos.

Pero cuando hablamos de
públicas también hacemos referencias a lo que
llamamos públicos, o sea, a un grupo definido
de personas las cuales van a ser las receptoras de un
conocimiento, conocimiento a modo de saber ya que éste
puede ser, o bien, un "conocimiento", o bien, un
"no-conocimiento", un "conocimiento-no-probado" o bien, un
"no-conocimiento-factible".

En páginas posteriores
se harán algunas consideraciones sobre estos tipos de
conocimientos a los que llamamos como "sabido", lo que se sabe; y
es que para Relaciones Públicas la importancia radica en
cuanto a este "el-hacer-de-algo-sabido", en que se sepa. Para
comenzar a cerrar el círculo de nuestra actividad a medida
que avanzamos diré, no es función de
Relaciones Públicas que "el-hacer-de-algo-sabido" resulte
en un conocimiento, no-conocimiento, no-conocimiento-factible o
en un conocimiento-no-probado, no es función de Relaciones
Públicas demostrar un conocimiento ni tampoco el de
estudiar un conocimiento-no-probado para probarlo.

Por el momento nos quedaremos
pensando que nuestro objeto de estudio, el de "relacionar algo
para ser sabido", pero sabiendo que no es la mejor forma de
tratarlo, y es que considero necesario hacer una pequeña
modificación para mejorar el manejo de nuestro objeto de
estudio. Voy a introducir un neologismo para referir este
hacer-de-algo-sabido, y desde ahora le llamaré lo
"ha-saber" o lo
"ha-saberse" según corresponda, la función de este
neologismo es en primer lugar entender este "ha-saber" como lo "a
saber", aprovechando que este "ha" y "a" tienen el mismo sonido, pero la
utilización de este "ha" es la de hacer referencia
también al "haber", lo que "hay" en función de lo
que "tengo" a saber, por lo tanto este "ha-saber" es por un lado
entendido por lo "a saber" y por otro lado, y en concordancia,
nuestro "ha" también nos recuerda que es lo que "tengo"
como "haber" para ser-sabido.

Ahora bien, ya sabemos que
Relaciones Públicas es, y este "ser" es, ser algo; pero,
Relaciones Públicas no es algo a menos que, o bien lo
piense, o bien lo haga, somos los sujetos cognoscentes y nuestro
objeto a conocer son las Relaciones Públicas, así
que, indefectiblemente, e insisto con esto, Relaciones
Públicas es una actividad, y como actividad depende del
hacer, así que, Relaciones Públicas es un hacer,
¿y hacer qué?

Pues hacer la actividad, y
hacer la actividad es querer, por lo tanto, querer relacionar
en los públicos, algo a ser público, con una
intencionalidad
. Por ahora viene todo bastante sencillo,
hasta ahora sólo debo tener la actividad de que los
públicos relacionen algo intencionalmente;
intencionalmente en sentido de mi intención y de su
intención, o sea, mi intención es "en" su
intención, ¿en qué sentido?, pues que, y por
ahora, mi intención es que los públicos tengan
"una" intención, y este "una" entendida como "la que
pretendo".

Pero,
¿intencionalmente a qué hace referencia?, pues
¿cuál es mi intención como Relaciones
Públicas?, ¿la de que lo ha-saberse sea sabido?,
pues la respuesta es no, y es importante conocer esta diferencia,
pues, ¿cuál es la ciencia que se encarga de que lo
a-saberse sea sabido?, la Comunicación
Social; pues la intención de esta ciencia es
justamente que lo a-saberse, sea sabido. Pero entonces,
¿cuál es nuestra intención cuando decimos
que lo ha-saberse sea sabido?, pues la intencionalidad de
Relaciones Públicas está en la respuesta, pero,
¿cómo en la respuesta?, pues bien, cuando un
comunicador social, por definición, da lo a-saberse por
medio de la
comunicación, la acción
que produce este lo a-saberse en su receptor no es parte de su
intencionalidad, su intencionalidad termina cuando lo a-saberse
es sabido por el receptor; ya que, y por definición, la
Comunicación Social predica la
búsqueda de la objetividad de la
información.

Pero entonces, si para el
comunicador social termina su intencionalidad sólo en que
lo a-saberse sea sabido por el receptor, pues,
¿cuál es la intencionalidad de Relaciones
Públicas que también tiene un ha-saberse para ser
sabido por el receptor?, pues la intencionalidad de Relaciones
Públicas está constreñida en la respuesta
del receptor, ¿y cuál puede ser la respuesta del
receptor cuando ha sabido lo ha-saberse?, pues que haga o no
haga, que piense tal o cual cosa, etc.

Fíjense que cuando
hablamos de lo "a-saberse" de Comunicación Social no
utilizamos nuestro "ha-saberse" que nos es propio, y es porque un
"a-saberse" de Comunicación social carece de este "ha" que
nos da la idea de propiedad, de
inmanente subjetividad, de ser elaborado previamente, hace
referencia a lo que me es propio, al "haber" del "tener" de lo
que quiero se sepa, somos dueños y productores de un
ha-saberse.

Definitivamente ésta
es la diferencia que tenemos con los comunicadores sociales, y
también nuestro maridaje con ellos, los dos tenemos
públicos, los dos tenemos algo a-saber, los dos lo
comunicamos, pero nuestra intencionalidad no está en la
intención de que lo a-saberse sea sabido, sino, en que lo
ha-saberse produzca una reacción determinada, tiene una
intención.

Un ejemplo pequeño,
cuando una planta industrial amplía sus actividades, la
intencionalidad del comunicador social es de que este a-saberse,
sea sabido, la intención de un relacionista público
es que este ha-saberse, por ejemplo, produzca mayor confianza en
la marca, por esto
debe entenderse que el relacionista público no da un
a-saberse-puro, sino, que da un ha-saberse-manipulado, y
manipulado en el sentido del artesano que opera la arcilla
informe con una
intención para crear un "utensilio", nuestro "utensilio"
es nuestro "ha-saberse" que garantice en su receptor la
intencionalidad manifiesta. El comunicador social busca la pureza
del a-saberse, pues las Relaciones Públicas buscan una
elaboración artesanal en la intencionalidad con su
ha-saberse.

Ahora bien, es evidente la
diferencia que tienen las Relaciones Públicas con los
comunicadores sociales, hemos entendido a qué le llamamos
intencionalidad, pues, dónde está centrada esta
intencionalidad, en hacer que un público piense o haga
algo, pero, y es necesario preguntarnos, ¿ es que
Relaciones Públicas es política?, o acaso,
¿el relacionista público es un político?,
pues, evidentemente no es así, y si no es así,
entonces, ¿no es que el político es quien pretende
que la gente piense o haga algo?, ¿no es acaso su
función fundamental?, pues mi respuesta es sí, pero
si la respuesta es sí, entonces, ¿cuál
será la actividad de Relaciones
Públicas?.

Se hace demasiado evidente
que no es función de Relaciones Públicas la de
hacer que alguien haga o piense algo, pues para eso existe la
función del político, y es que la actividad del
Relaciones Públicas es la de manejar el mensaje, la de
manejar la imagen, la de acomodar los contextos propicios para
que, y ahora sí, ya sea el político, ya sean el
departamento de marketing,
publicidad,
ventas etc,
los que produzcan lo deseado.

¿Y cómo es
esto?, relacionamos los públicos con "cosa-informatizada",
preparamos el camino, fertilizamos el campo de acción para
que la gente piense o haga algo, hacemos propicio el contexto en
que se mueve el público para que, y cuando llegue la
acción del político o llegue la acción de
marketing, nuestro público reaccione como hemos de
esperar, como lo hemos planeado. Y es así que nuestra
función es la del labrador, la del campesino que
todas las mañanas prepara la tierra, abona
el campo y en el momento propicio, en el momento indicado y
sabido por él, tira la semilla, pero no pensemos que el
campesino es quien hace brotar la semilla, la semilla germina por
acción del sol, por acción del agua y los
nutrientes, y por acción de su ser-se semilla (acto en
potencia),
Relaciones Públicas sólo prepara el campo para que
los procesos que
van a ser desencadenados por agente externos a él,
obtengan los resultados deseados, los cuales, fueron su
intención.

A modo de ejemplo, si el
objetivo fuese, por caso, que una empresa logre
algún tipo de beneficio tributario por parte del estado,
manejar que el rumor de un posible traslado de nuestra empresa (de
10.000 empleados) a otra zona (país, provincia), pone en
situación de tensión a particulares gobernantes de
acceder a nuestras propuestas, 10.000 empleados representan
grosso modo 50.000 personas que dependen de nuestra
institución, y la salida de ésta
correspondería al aumento de la desocupación de, por caso, toda una
localidad.

Nuestro público, parte
del gobierno;
objetivo, lograr ventajas impositivas, lo ha-saberse "si no
aceptan nos vamos"; estrategia,
contratación de prestigiosa empresa consultora para
evaluación de nuevo lugar de emplazamiento;
resultado esperado, consultora deja escapar la información
y el gobierno la toma como "real"; consecuencia, tienen que
resolver un problema. Su yo-con-cosa-informatizada modificando su
yo-en-el-mundo. Como vemos no es Relaciones Públicas la
que logra la nueva condición impositiva, sino que, y
cuando intervengan los negociadores, tienen una condición
más propicia para el cumplimiento del objetivo.

Entonces, y para ir dejando
un poco de claridad: "Relaciones Públicas
es"
, ya tenemos
nuestra primer certeza. Ahora, existe algo que nos da la dirección, el objetivo, y teniendo el
objetivo que sea, debemos analizar nuestra empresa, nuestros
públicos y el propio objetivo que se nos dio, y eso lo
hacemos a partir de distintos métodos
empíricamente demostrados, o sea, y por ahora,
"Relaciones
Públicas es una ciencia".

Pues bien, de nuestra
institución/persona qué estudiamos, su "realidad",
su en-el-mundo, pues para qué, para entender qué
modificar o reforzar; y de nuestros públicos qué
estudiamos, también su en-el-mundo a partir de su yo-con,
pues para qué, pues para poder comprenderlo y a partir de
estas comprensiones "crear nuestro ha-saber", para poner al
individuo en
escenario de su yo-con lo ha-saber y que esto redunde en lo
en-el-mundo-lógico esperado.

Entonces es que
digo:

"Relaciones Públicas, ciencia que estudia las
realidades

de los
distintos públicos para la creación de un ha-saber
que

modifique o mantenga dichas realidades
intencionalmente".

Creo haber logrado sacar del
concepto de
Relaciones Públicas todo tipo de juicio de valor, como
vemos ya no se habla de lo bueno, de la verdad, lo lindo lo
"inmaculado"; y nos restringimos a lo que "es", es una ciencia
por lo antes expuesto, estudiamos las realidades (lo en-el-mundo)
de los públicos, y al tener un objetivo propuesto, creamos
( condición necesaria ser-creativo; sin confundir con
artista) un ha-saberse (cosa-informatizada), que modifique a
partir del yo-con de los públicos y devenga en lo
en-el-mundo en que centramos nuestra intención.

He intentado en este
prolegómeno dejar asentada las bases de lo que creo
debemos entender por Relaciones Públicas; este tratado (a
tratarse) entiendo logra dejar en claro lo que antes predicaba al
decir Relaciones Públicas "es". Ahora bien, y entendiendo
que Relaciones Públicas "es", y habiendo expresado el
"ser" de este "es", es que en esta etapa siguiente
intentaré predicar sobre algunas consideraciones que creo
necesarias para que, y ahora sí, Relaciones
Públicas pueda ser-se.

SER-SE
EN

RELACIONES PÚBLICAS

Vamos a dejar de lado por
ahora algunas consideraciones como las de "manipular", que trae
aparejado un prejuicio
sobre la libertad; y
vamos a dejar de lado el concepto de lo ha-saberse, o sea, la
cosa-informatizada, informatizada en sentido de cosa con
información de mensaje a saberse, para pasar a hacer unas
consideraciones sobre el individuo, ya que es sumamente
importante que hablemos de éste, que es uno de los puntos
más importantes de los que trata las Relaciones
Públicas.

Individuo nos viene del
vocablo latino individuum, o sea, lo indivisible, lo indiviso, y
para un sentido práctico, el termino individuo va a tener
en este trabajo una
connotación aristotélica, o sea, nuestro individuo
de estudio va a ser considerado como en-sí. Por individuo
en-sí vamos a entender este individuo que es lo que es en
su esencia de individuo, por lo tanto un individuo en-sí
puede no entenderse él mismo (ni nosotros) como individuo
en-sí, ya que como individualidad, como esencia de lo que
es, es continente de su individualidad, de su ser, su ser
para-sí entonces no comprende su ser en-sí, que es
su ser-esencia, es su ser para-sí la contingencia de su
ser en-sí continente. Y es esto lo que el individuo
comienza a entender.

Pero, cómo llegamos a
lo que es el ser para-sí, pues son varias las corrientes
de opinión sobre este neologismo; pero, y para nosotros el
ser para-sí será el principio del ser
dinámico, el ser que somos para nosotros en una primer
instancia, el ser en-sí es la esencia del ser, el ser
para-sí es el ser que somos, pero, ¿qué es
este ser que somos?. El ser en-sí busca en su ser-se el
dinamismo de ser-siendo, y este ser-siendo es su ser
para-sí, pues le es necesario, pero este ser
en-sí-para-sí no es un ser en-si-mismado, pues nos
es necesario el ser para-otros, y ¿qué es el
otro?

Pues es este
ser-yo-que-no-soy-yo, este reconocer mis-yoes-que-no-soy-yo es
afirmación en principio de mi en-sí, y de mi
en-sí-para-si en este reconocimiento de un
en-sí-para-sí allende a mi ser. Cuando
decíamos, si yo no existo, no existen las cosas;
también es entendible el decir, si no existen las cosas,
yo no existo.

Es que el ser
en-sí-para-sí necesita de otros en-si-para-si en su
formación, y ésta es mi forma de ser-con, mi idea
de mi-yo está formada a partir de la mirada mi
mis-yoes-que-no-son-yo, y es que mi para-sí en contacto
con otros para-sies forma mi idea de yo-con, y todas las ideas de
mi yo-con devienen en las de mi-yo-en-el-mundo. Y esto es
importante, mi-yo-en-el-mundo es la reflexión de todas las
contingencias de mi en-sí-para-sí como continente
que produce este mi ser-con y en definitiva
mi-yo-en-el-mundo.

Me es imposible predicar
sobre el ser en-sí, pero si podemos predicar sobre el
ser-con. Puedo predicar que el ser-con es dinámico, pero
dinámico en qué sentido, pues en el sentido de que
alterna, mi ser-con éste ser-que-no-soy-yo se combina;
primero tengo mi yo-siendo-mi-ser para estar delante de este
ser-siendo-su-ser-que-no-soy-yo, pero, al estar yo siendo-mi-ser,
pues estoy tratando también de mostrar mi-yo, y este mi-yo
como yo-estático-de-mí, y estático en el
sentido de pensando-me, haciendo-me, estudiando-me; ahora bien,
mi-yo-que-no-soy-yo es también un
ser-estático-de-él pensando-se, y elabora mi-ser,
pero ahora con mi "con", pues ahora seré su
ser-yo-que-no-soy-él "con" en sentido de para-él, y
en él ha habido una transformación de su ser-con
para pasar a ser su ser-con-migo.

Qué es lo que quiero
afirmar después de todo eso, pues, que sin hablar de que
si las cosas son en-sí, de que si yo imanto las cosas o de
que si las cosas me imantan a mí, es evidente que al
menos, imantación hay, o sea, que soy las cosas en
contacto, tengo tantos mi yo-con como contacto con cosas tenga,
en este caso cosa es otro individuo-hombre. Ser
en-sí es ser siendo su ser en su esencia, y esto es
indivisible, porque sólo se puede ser siendo, no hay otra
forma de ser no siendo, pero, ser para-sí, es influido de
mi ser-en-el-mundo, que son mis ser-con, y este si es divisible,
porque mi ser-con como amante, es distinto de mi ser-con como
comprador. Y dentro de Relaciones Públicas,
¿cuál es el ser que nos interesa?, pues el ser-con.
Y es este ser-en-el-mundo al que queremos relacionar a partir de
su ser-con. Pues, a partir de esta división del individuo
en sus distintos ser-con, lo individuum, lo indivisible, lo
indiviso, ya no es más un problema para nosotros, pues, y
ahora bien, no podemos dividir el "ser", pero si puedo dividir
este "ser-con".

Vamos con un ejemplo, existe
una tendencia a simplificar a las personas por ejemplo, en
categorías sociales, por sexos, por nivel de
instrucción, pero esto nos lleva a grandes errores, los
datos simples
sirven para decisiones simples, los datos complejos son
necesarios para decisiones complejas, y esto es, poniendo por
caso una palabra detonante, "aborto". Ahora
vemos mi yo-con con esta idea, la del aborto, la clase social
me va a decir por ejemplo, qué medios son
convenientes para lo ha-saberse, el nivel social o de
instrucción me dirá el cómo informar lo
ha-saberse, pero nada me dicen de cómo dar lo ha-saberse
para modificar el yo-con para lograr que los otros
mi-yo-en-el-mundo sean a ese en-el-mundo. Es por eso que es tan
importante el estudio del "con", porque es ahí donde
está la clave misma de que mi ha-saberse consiga lo
"en-el-mundo".

Porque cualquier mi yo-con
"hija", interpreta aborto-ha-saberse de una manera distinta de
yo-con "hija soltera" aborto-ha-saberse; yo-con "hija soltera
embarazada" aborto-ha-saberse; yo-con "hija violada"
aborto-ha-saberse. Me es necesario, al intuir a priori en,
posibles lectores que, estoy dando un ejemplo controversial donde
no puedo manejar su yo-con mi trabajo, y es que este trabajo
habla de las formas correctas de hacer Relaciones Públicas
como técnica, ahora bien, ustedes podrán
reprocharme que el aborto
está mal o que está bien, pero esa es una
valoración que está fuera de este trabajo, ya que,
la técnica puede ser utilizada para producir un
"en-el-mundo" bueno, y este bueno depende de la valoración
propia de cada individuo, particularmente puedo manifestar mi
oposición al aborto, pero, entendamos que éste no
es un trabajo sobre el bien o el mal, sino sobre, la
técnica de Relaciones Públicas en cuanto lo
ha-saberse.

La relación que existe
entre lo ha-saberse y Relaciones Públicas es
circunstancial, ya que, lo importante de lo ha-saberse es el
efecto que produzca, y el trabajo de
Relaciones Públicas es el del contexto cuando llegue el
ha-saberse, la situación, es la de poner al individuo en
situación tal de que lo ha-saberse imante lo
"en-el-mundo", es encontrar su ser-con que garantiza en su
en-si-para-si-estático-con que lo ha-saberse redunde en su
en-el-mundo.

Ahora, y seguramente como
prejuicio, estoy considerando que se me preguntará,
¿y qué hay de la libertad del hombre? ¿No es
que estamos coartando la libertad de una persona?, pues bien, me
gustaría hacer unas consideraciones sobre la libertad para
que veamos como juega en todo esto.

Libertad; es mucho lo que se
ha escrito sobre este tema que ha desvelado a la humanidad desde
los principios de la
filosofía, solo haré unas consideraciones a modo de
reflejo, para evitar en lectores desprevenidos una lectura
errónea de los considerandos sobre libertad.

Para Sartre,
libertad, sólo en situación ha de devenir, para la
opinión corriente libertad es hacer lo que uno quiera, y
esto, si bien, de alguna manera encontramos algunos puntos de
concordancia, unos atisbos de ilustración, ser libre es mucho más
que eso, y mucho menos también.

Analicemos esta frase, "hacer
lo que uno quiere" encontramos las dos claves de la libertad,
Hacer y Querer, parecería que éste es el orden que
el mundo moderno le da a esta frase, y no creo que sea aleatorio,
me pregunto por qué no será al revez, ya que
sería valido también Querer lo que uno Hace, se me
puede objetar que es sólo una frase, que la fuerza de la
tradición caprichosamente ha considerado esa estructura, no
digo que no pueda tener valor esa explicación, pero de
alguna manera somos lo que decimos, como lo decimos
también nos da una idea de quien se esconde detrás
de esa frase, voy a dejar esta incógnita; y proseguiremos
con, Hago después Quiero.

HACER nos es a todos los
seres vivos de este mundo como una cosa común, todos
hacemos, comemos a modo de HACER, nos reproducimos a modo de
HACER, pero en algo debemos diferenciarnos del resto de los
seres, y esto es, en el querer, el querer es un deseo, querer
como fuerza vitalizadora del HACER, porque así pasamos del
HACER al producir a partir de un deseo, pero acá existe un
problema, un animal, como ejemplo un gato, también tiene
un deseo, aunque no concientemente experimenta el querer,
cualquier gato con hambre ante dos posibilidades de comida
muestra una
preferencia. Podríamos decir a partir de esto que el gato
es libre, la respuesta es si, es libre a modo de gato, tiene
carne y verduras para elegir, y siempre elige carne en primer
lugar, pero esto es libertad entendida para un gato, es su
libertad a partir de su libre
elección-predilección.

Bueno, la mayoría de
las personas cree que libertad es eso, hacer lo que uno quiere,
como el gato, dos opciones elijo una, es lo que quiero, por eso
lo hago, y esto es un poquito más complicado que eso, esto
no es libertad, será en todo caso, una conciencia
puramente irreflexiva, es decir, se lo que hice, pero realmente
no se porqué, podríamos llamarle capricho.
Verdaderamente para que haya libertad, en principio, y es hasta
tosco decirlo, hace falta una acción, el producto de
esta acción es lo que podríamos llamar libertad,
¿en todos los casos? No, y veremos porque, hubo hace
muchos siglos una teoría
llamada determinismo, donde se trataba de explicar que todo acto,
toda acción, estaba de antemano determinada, estaba
escrito; claro que no vamos a tomar esta teoría al pie de
la letra, ya que descarto de plano de que un ser superior haya
determinado cada acto, cada hecho producido por todos los seres
humanos, animales y
plantas, y de que
vivimos en una especie de nebulosa crédula de libertad;
pero si podría, al observar que existen algunos
condicionamientos en la manera de actuar, ya no escritos por un
ser superior incluso antes de nuestra existencia, sino algunos
fatalismos inconscientes, que parecerían tan arraigados en
nuestra psique que trabajarían de alguna manera parecida a
aquel primitivo concepto del determinismo.

Para explicar esto
debería explicar una pequeña pero lúcida
teoría sobre las categorías ontológicas del
hombre y son: el SER, el TENER y el HACER, todas las actividades
humanas, en todos los sentidos se
pueden reducir a estas tres categorías que son las
mínimas reducibles, a partir de la reducción a
estas categorías, sólo entre ellas admiten una
reducción mayor, pongamos por ejemplo, el comprar es una
forma del TENER, a ver si soy más claro, si compro un
auto, es una forma del TENER, pero también es una forma de
SER, y es inevitablemente una forma del HACER. Casarme con la
señorita amada es un HACER, que también es una
forma del TENER e invariablemente del SER. Por eso es que soy lo
que tengo, soy lo que hago, hago según soy, hago
según tengo, a partir de esta hermosa triangulación
es que podemos entender muchas cosas del ser humano.

Para que una actividad sea
libre tiene que haber en primer lugar un conocimiento de algo,
éste algo, si se me permite llamarle
cosa-situación, ha de ser una no-cosa-situación a
modo de ausencia, o sea, un ser-con que encuentra un
no-cosa-situación que lo nihiliza a su para-sí a
modo de mostrar, hacer conciente la carencia de la
cosa-situación, a partir de ahí se dirá,
como me sucede a mi en este momento, veo mi paquete de
cigarrillos, entiendo que quiero uno, voy y lo saco para fumarlo,
se pensará, soy libre de hacerlo, la respuesta es no, a
modo de libertad ya adquirida con anterioridad, la libertad
sólo se da en situación de carencia de
cosa-situación, y por sobre todo tiene que existir un
agente externo o interno que inquiete de alguna manera el
fácil acceso a la cosa-situación deseada, si no,
estaríamos confundiendo el hábito con la libertad,
que es lo que habitualmente sucede, y trae aparejado una buena
cantidad de confusiones y malos entendidos, claro que soy libre
de tener un, mal hábito si se quiere, y puedo decidir
fumar, y por eso soy libre, y puedo dejar de fumar si quiero
porque soy libre, pero los cientos o miles de cigarrillos entre
estas dos decisiones son nada más que hábito de
fumar, y si se quiere, de reconocer aquella victoria anterior
cuando en situación decidí, TENER un cigarrillo,
HACER que fumo y devenir en SER fumador.

Soy libre de adquirir un auto
si sorteo los inconvenientes de obtenerlo, lo TENGO, ahora, cada
vez que utilice (HACER) el auto, simplemente estoy ratificando
aquella vieja decisión de tenerlo, donde hubo que sortear
una barrera para tenerlo, en caso de que tenga dos autos y la
duda sea en cual ir, tampoco digamos estoy ejerciendo una
situación de libertad, simplemente, ratifico alguna de las
dos elecciones anteriores de obtenerlo.

De la misma manera cuando una
mujer elige pasar
la noche conmigo, ésta siendo libre, la segunda y noches
sucesivas, sólo estamos ratificando aquella
primogénita decisión. Todo esto, a partir de una
exterioridad, digamos, que es un acto de aparente libertad,
insisto con la idea que uno sólo es libre en
situación de serlo, no todo el tiempo.

Ahora desde el punto de vista
interno, preconsciente, inconsciente, pulsiones, historia personal,
filosofía de vida, actividad intelectual, visión
del mundo, cómo es que estas cosas pueden coartar la idea
de libertad, ya que dijimos que libertad se da en
situación, mediante una acción, y por supuesto,
ahora lo agregamos, con conciencia de las consecuencias de esta
acción, al menos en primer y segundo grado (es imposible
prever todas las consecuencias), cómo juegan mi para-si,
mi-yo, mi-yo-en-el-mundo, mi yo-con en todo este juego de
decisiones, y es ahí donde hablo de un cierto
determinismo. Quiero descartar de plano de esta teoría
política, moral
cristiana, sobre la igualdad de
posibilidades, esta igualdad de posibilidades es parte de una
concepción pequeño burguesa que no va más
allá de una aparente moralina dialéctica de quienes
dicen practicarla, no me digan que un niño de Palermo Soho
tiene las mismas posibilidades al de un niño del bajo
Luján y mucho menos de la Dormida, eso es una ideología de desvió y de
tranquilidad aparente demasiado aburguesada, que un chico de
Santa Rosa aproveche mejor las poquitas posibilidades que tiene
es poco más probable, pero que me hablen de la igualdad de
posibilidades es, por lo menos, de personas intelectualmente
distraídas. La libertad es algo para ser tratada con
cierta seriedad, a partir de estos determinismos que tenemos, se
podría pensar que es imposible ser libre y doy por caso un
simplísimo ejemplo que alguna vez escuche del
lúcido Alejandro Dolina, con las respectivas disculpas por
serme imposible reproducirlo con tanto nivel.

Cuando hablamos de la
libertad de amar, en cuerpo y espíritu, poniéndome
en este caso como sujeto, a una señorita, cómo
juega la aparente libertad de elección, en primer lugar,
al ser un hombre que se siente atraído por mujeres,
digamos que me queda por elección, aproximadamente la
mitad del mundo, un poco más tal vez, se me dirá,
soy libre de elegir entre las aproximadas tres mil millones de
mujeres que hay, bueno, no; la China me es
algo lejana, al igual que Rusia, toda el
África, Oceanía,
América
del Norte, digamos entonces las de Argentina, serán algo
así como unas 19 millones, pero realmente no cuento con
los medio para conocer toda la Argentina, así que me
quedaré con las de Mendoza, las del gran Mendoza al menos,
mi abanico se está cerrando a unas quinientas mil mujeres;
entonces, como prejuicio lo admito, saquemos también todas
las casadas, las de novia (hablo siempre para una relación
seria), tengo 29 años así que, digamos aquellas que
están entre los 23 y 31 años; salvo excepciones,
descartemos las que no son universitarias o recibidas,
sumémosle también que poco más, poco menos,
estén dentro de los márgenes preestablecidos de
belleza (ya que también como todos estoy perjudicado por
estas imposiciones sociales), de éstas hay que descartar
las que no me gustan, a las que podrían gustarme hay que
descartarles las que nunca voy a conocer, de las que conozco solo
aquellas que realmente me parecen interesantes de seguir
conociendo, de esas, las que me parezcan aceptables y sienta una
especie de despertar del amor.

En definitiva, de las tres
mil millones de mujeres de este mundo mi libertad estaría
condicionada, con suerte, a unas siete o diez; bueno, no
estaría mal después de todo, siete o diez no es un
mal número realmente, ¡quién
pudiera!.

Pero tengo que recordar algo,
un fatalismo aterrador, el mismo ejercicio hacen esas siete o
diez, por lo tanto, también debo coincidir en por lo menos
alguno de esos abanicos, la respuesta, con suerte, mucha suerte,
dos o tres, sumemos ahora que también la situación
debe ser, al menos algo propicia para que una relación
pase a algo más allá de una linda amistad. Se me
dirá, pero bueno, casi todo el mundo se termina casando, y
es verdad, casi todo el mundo así "termina", sin sacar
demasiadas conclusiones, y pensándose libres.

Y es que tenemos que ponernos
de acuerdo en algo, ya que evidentemente no podemos ser libres de
que cada uno piense su libertad, la libertad como "posibilidad
de autodeterminación, como posibilidad de elección,
como acto voluntario, como espontaneidad, como margen de
indeterminación, como ausencia de interferencia, como
liberación ante algo, como liberación para algo,
como realización de una necesidad".

Para los antiguos, libertad
era la no condición de esclavo, o sea, de
autodeterminarse, pero también la de no ser esclavo de las
pasiones, o sea que desde un principio la libertad apunta a un
"poder hacer" y a una "limitación", pues, y quedan muchos
residuos de esto todavía, ser libre es ser esclavo de
esa libertad
. Podemos hablar de una libertad natural, de una
libertad social y de una libertad individual. Para Kant la libertad
es sólo moral, ya que no podemos hablar de una libertad
física o
mejor dicho, de la física. También, la libertad se
convierte en libertad existencial, donde no es el resultado de un
choque de motivos ni de un imperativo, sino que lo decisivo de la
elección es, justamente que yo elijo, o sea que la
libertad es esa elección.

Pero es ahora a mí que
se me exige y me exijo un acto de libertad, y este acto es el de
mi elección, y en ésta, mi libertad es que, pues no
se trata de decir si el hombre es libre o no, ya que esto
sería coartar la libertad, pues, ¿cómo yo
puedo decir que es la libertad?, si para ser libertad debe ser
libre, y esto me incluye a mí y excluye mis opiniones,
¿cómo yo puedo definir la libertad que me es?, pues
siendo libre no puedo definirla ya que debería renunciar a
mi condición de libre, y la posibilidad de renuncia no es
parte de mi libertad, ya que la renuncia de la libertad es
también, libertad contradiciéndose.

La realidad humana es
libertad, en cuanto libertad en juego de no ser-me en ella, y es
que produzco mi acto liberador, pero, mi acto liberador no es
la libertad, sino, que por ser libre produzco, o no, el acto
liberador
, y es el acto liberador el que me libera, me libera
de la condición opresora, pero la condición
opresora es justamente lo que es por mi condición de
libre, ya que la condición opresora puedo considerarla
como condición de libertad, la libertad subyace al
ser.

Ahora bien, como dijo Sartre,
"la realidad humana trata de ocultarse a sí misma su
propia libertad, y por tanto, su responsabilidad".
Estamos arrojados a la
libertad, y esto es el peor castigo para el hombre, la libertad
nos acerca al monstruo que somos, pero es esa misma libertad la
que nos imponemos y nos hace los seres sociales con lo que todos
los dias luchamos para ser, nuestro ideal de
"ser-en-el-mundo".

Resumiendo, el hombre es
libre, ya que es condición subyacente al hombre la de la
libertad, pero, sí es preciso que hablemos de una libertad
condicionada, pero cómo, hablamos de libertad y esta
libertad supone la única condicionalidad que ésta
implica, la de ser libre, pero, la física nos impone
condiciones, las matemáticas nos impone condiciones, la vida
social nos impone condiciones, la razón nos impone
condiciones, el
estado-lógica
nos impone condiciones, o sea, lo que conocemos es
condición de nuestra libertad.

Pero, ¿pareciera ser
que el conocimiento nos liberta de la opresión del
no-conocido?, y sí, es así de alguna manera, pero
también esto nuevo conocido nos impone las restricciones
que traen aparejados, nuestra capacidad de razonar es
también un condicionamiento, nuestra vida psíquica
nos condiciona en nuestra libertad, y esto sin hablar de los
condicionamientos que generan la genética
en nosotros.

Pero entonces, ¿de
qué hablamos cuando hablamos de libertad?, pues hablamos
de la libertad de sernos libres a pesar de los condicionamientos,
si la libertad nos subyace, pues nos subyace también con
nuestros impedimentos, nuestros condicionamientos, y es que
nuestros condicionamientos, todos estos de los que hablamos, son
justamente los posibilitadores del acto libertador, son en
extremo necesarios para los actos libertarios ya que sin ellos,
la libertad, sólo queda en el concepto, en la idea de
libertad, en la cosa ideal, puesto que soy libre en mi acto
libertador, es que los condicionamientos son, y a priori,
necesarios para pasar de la potencia al acto, el otro, como
contrario es mi posibilidad de liberto, el problema de la cosa,
es mi posibilidad de libertarme de la incertidumbre, mi psique,
es mi posibilidad de mi autoliberación, pero son tan
necesarios que sin ellos, no hay posibilidad de acto, y esto, a
la humanidad casi toda, le aterra; y cuando hablo de la humanidad
casi toda, por desconocimiento de éste "toda" la
humanidad, me veo en la obligación de tener la esperanza
de que haya contadas personas que no sufran este problema, pero,
me inclino a pensar que la gran mayoría, en diferentes
porcentajes, en diferentes situaciones, sufrimos este problema
del terror de la libertad, ya que, implica también la
libertad del otro y la libertad de la naturaleza
contra nosotros, y para demostrar esto sólo me basta
nombrar instituciones
como el Estado en sus divisiones Legislativas y sobre todo
Judiciales, y, por supuesto, las religiones como generalidad.
A este hombre sólo me basta decir, y sólo por
ahora, que es en parte aquel Hombre Mediocre que ilustró
José
Ingenieros; el Señorito Satisfecho de Ortega y Gasset;
o el Camello de Nietzsche.

Pero, cuando hablamos de lo
ha-saberse y la intencionalidad de Relaciones Públicas en
los yoes-con, ésta, ¿afecta la libertad del
individuo? (en cuanto acto liberador), y la respuesta es si,
evidentemente que es afirmativo que la libertad se condiciona,
pues, deliberadamente estudiamos sociológicamente al
público, estudiamos su morfología
psicológica general, estudiamos el mensaje, los canales de
éste, la semántica del mismo, y ponemos al individuo
en situación que su yo-con esté en condiciones de
producir su en-el-mundo esperado, pero, ¿hay forma de que
esto no suceda? ¿Existe forma o fórmula alguna que
garantice la total autonomía del receptor ante lo
ha-saberse?

Y ésta es una gran
clave, la respuesta es no. No hay, no existe fórmula
alguna que proporcione garantías, por más
pequeñas que éstas sean de que la libertad del
individuo se garantice in situ. Y eso, ¿ a qué le
podemos atribuir la culpa de esto?, pues a Protágoras, con
su "homo mensura", evidentemente es él el culpable de este
problema pues, como Protágoras dijo: "El hombre es la
medida de todas las cosas"
. ¿Y será que
realmente es él el culpable de esto?, ojalá fuese
tan sencillo, el realismo
aristotélico lo olvidó durante dos mil años,
pero por suerte empezamos a descubrir cuanta sabiduría
existía en esas palabras, somos la medida de las
cosas.

Y junto a esta homo-mensura,
pues, la imposibilidad de ser objetivos,
pero, ¿no es eso lo que tratan de asegurarnos en una
Universidad?, el hecho de ser objetivos, lamentablemente esto, es
imposible, y veremos por qué.

Ahora empieza a cobrar un
poco de sentido la propedéutica de este trabajo,
recordemos algunas cosas, la filosofía dominante desde el
s. V antes de Cristo hasta el s. XVI después de Cristo
aproximadamente fue la del realismo aristotélico, y
¿qué nos decía? Pues, las cosas son
en-sí, debo llegar mediante la razón a conocer la
esencia de la cosa y pregonar el concepto, la razón y mis
sentidos son suficientes para conocer el en-sí de las
cosas; pero, ¿qué pasó con Descartes?

Recordemos, no puedo confiar
en mis sentidos, no puedo confiar ciegamente en mi razón,
por eso, mi razón o los designios de mi razón deben
pasar primero por el filtro del método. Y
¿qué nos enseñaba Kant?, puedo confiar en
los juicios analíticos, ya que son universales verdaderos
y necesarios, y estos juicios son a priori, o sea, antes de la
experiencia de los sentidos, pero también nos
decía, podemos confiar en los juicios sintéticos a
priori, que también son verdaderos universales y
necesarios, pero; y esto es importante, esto juega en el plano de
la ciencia, en el universo de la
vérité de raison, más,
¿podemos concebir un mundo donde sólo hablemos en
estos términos?

La vida llamada "normal", la
vida del campesino, la del ciudadano común, la del
científico en cuanto no está en su laboratorio,
la del filósofo en cuanto no está filosofando, es
decir, en nuestra vida regular ¿actuamos bajo estos
parámetros? Y la respuesta es no, es imposible llevar una
vida en esa atmósfera, por caso,
todos los que andamos en colectivo, yo que me tomo el 10 para
volver del trabajo a mi casa, ¿puedo decir, "La
línea L en la cual viajo pasa por 25 de mayo con una
frecuencia de T minutos y demora T’ minutos en dejarme en
destino D por el recorrido X que realiza", como juicio
analítico? Irrisoriamente no, pero ¿puedo decir,
"La línea L en la cual viajo pasa por 25 de mayo con una
frecuencia de T minutos y demora T’ minutos en dejarme en
destino D por el recorrido X que realiza", como juicio
sintético a priori?

Pues tampoco, ya que con un
poco de imaginación podemos argüir miles de razones
por las cuales esto puede no darse así, el conocimiento se
podría dividir así, pocos juicios
analíticos, algunos juicios sintéticos a priori, y
el resto, todo el resto, "juicios mundanos". Y es que, traten
ustedes de imaginar un mundo donde debamos explicar el amor eterno
de una noche a partir de juicios sintéticos a priori,
diciéndole a una señorita:
"En este amor
que le prodigo, Margarita; el cuadrado de mis afectos es igual a
la suma de los cuadrados de mis pasiones"
, es evidentemente una locura tratar de
pensar en esta situación, y por supuesto, desde el plano
científico, sostenerla; y es que, en nuestra vida mundana
lejos estamos de estos embrollos del conocimiento, la
imposibilidad de la objetividad es un hecho, porque, la llegada
de la sensación al aparato psíquico es desde el
momento de reconocida, una cosa-informatizada enmascarada de
objetividad.

Si la llegada de la
sensación al aparato psíquico fuese absolutamente
objetiva, estaríamos ante una dualidad de posibilidades,
la suposición de un ente como cosa-informatizada-de-ser
(lo ha-saber), es decir siendo-a-su-ser; o la posibilidad que el
receptor, como en-si, incorpora a modo de sinapsis manteniendo
esta cosa-informatizada-de-ser suponiendo un principio de
libertad de esta cosa en la vida psíquica, para luego
elaborarla.

La primera de las opciones la
descarto de plano, al no poseer conocimiento hasta el momento de
algún tratado convincente sobre el "ser" de la
cosa-informatizada a modo de, en su objetividad, de, saberse
cosa-informatizada, pudiere ejercer libertad en su
ser-para-otros. La segunda opción puede ejercer
algún tipo de debate.

La posibilidad de que el
receptor, como en-si, incorpora una cosa-informatizada-de-ser a
su psique y, que esta cosa-informatizada, obtenga un estadio
licencioso-temporal, a modo de ser-inmaculado, hasta la posterior
llegada de la subjetividad implicada en la psique de
mi-yo-con-para-si-en-el-mundo.

Descarto de plano esta
posibilidad de estadio-pacífico-de-cosa-informatizada en
el sentido de ser-estático-para-mi-en-si ya que todo
conocimiento es a su contenedor sabido-de-saberse. Para Bourdieu,
que nos brinda un pequeño atajo para seguir con esta
investigación,
"el gusto es una
disposición adquirida para diferenciar y
apreciar"
,
disposición a modo de, lugar desde donde lo miro,
adquirido como mi ser-en-el-mundo para sacar conclusiones, y
así divisar la idea de gusto.

Ahora bien, cuando hacemos
referencia a la cosa-informatizada es un
no-ser-más-que-cosa-informatizada, y la cosa-informatizada
es un no-ser, en la medida de no ser develada por un
ser-sentidizador, en la forma de ser que da sentido, pero este
dar, no es como consecuencia de la mencionada
cosa-informatizada-estática-para-mi-en-si hasta el momento de
enmascararla de significancia, sino que, soy la medida del ser,
soy el significante, la cosa-informatizada es lo que significa
porque es lo que soy, mi-yo, como reciprocidad de mis
múltiples yoes en situación del devenir de los
otros-que-no-son-yo develan mi curioso sentido, mi dar-me, y no
basado en la superficialidad de "dar sentido a las cosas", sino
que, soy sentido "en" las cosas, las cosas son de mi ser lo que
es mi-yo-con ante mi en-si-para-si como acto supremo y revelador
de mi solipsismo.

Partes: 1, 2, 3
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