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Valoración económica de los recursos naturales




Enviado por mariamh



    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. Conclusiones
    4. Bibliografía

    RESUMEN

    En el presente artículo se muestran las razones
    por las cuales es oportuno valorar desde un punto de vista
    económico los espacios naturales a través de la
    realización de un breve repaso de los beneficios y costes
    que se derivan de la protección de espacios naturales; y
    finalmente, se presentan los métodos o
    técnicas de valoración
    económica ambiental más utilizadas para la
    valoración de los bienes y
    servicios
    ambientales dentro del mercado mundial,
    en la búsqueda de una sustentabilidad del stock de
    recursos
    naturales renovables y no renovables.

    INTRODUCCIÓN

    Hoy en día es bastante generalizada la
    visión que los mercados son las
    instituciones
    más efectivas y eficientes para asignar los recursos
    escasos, sin embargo, sabemos que en presencia de externalidades,
    los mercados no producen asignaciones socialmente eficientes
    (ejemplos: contaminación, congestión,
    etc.).

    Para la sociedad, el
    desafío medioambiental consiste en encontrar los niveles
    óptimos de contaminación, que surgen de comparar
    los beneficios que deriva la sociedad de las actividades que
    generan contaminación con los costos sociales
    que la
    contaminación genera.

    Al leer a algunos catedráticos de la Teoría
    Económica como Diego Azqueta, es posible acercarse al
    entendimiento del porque aunque la valoración
    económica del medio natural no es la respuesta
    última a los procesos de
    degradación y sobre explotación de la naturaleza, es
    una herramienta útil y complementaria en la
    formulación de políticas
    tendientes al desarrollo
    sustentable.

    Bajo los lineamientos generales del proceso de
    globalización de la economía, pareciera
    ser que el desarrollo
    sustentable reflejara una utopía ideológica de
    ecólogos y ambientalistas; siendo solo posible con el
    cambio radical
    de los modelos
    económicos mundiales.

    Por otro lado, dicha situación no parece muy
    probable bajo el control
    "explícito" del Banco Mundial
    y el Fondo Monetario
    Internacional (apoyado por la tendencia de
    globalización del modelo
    neoliberal y las potencias económicas alrededor del
    planeta).

    Teniendo en cuenta esta situación no resulta del
    todo equivoco la inclusión de los bienes y servicios
    ambientales dentro del mercado mundial, en la búsqueda de
    una sustentabilidad del stock de recursos naturales renovables y
    no renovables.

    La valoración económica de los recursos
    naturales es importante en la búsqueda del desarrollo
    sustentable, en términos económicos el usuario de
    los recursos naturales tenderá a no tratarlo como un bien
    gratuito; esto debido, a que su objetivo
    será el mantenimiento
    del flujo de beneficios provenientes de los bienes y servicios
    proveídos por ellos.

    En otras palabras, el usuario racional de estos recursos
    tenderá a prevenir la depreciación innecesaria del patrimonio
    materia prima
    e internalizado en la contabilidad
    empresarial y nacional (Tietemberg, 1988).

    El presente artículo, pretende plantear la
    necesidad de la valoración económica de los
    recursos naturales a través de los diferentes enfoques de
    mercado en la búsqueda del establecimiento de un
    desarrollo sustentable.

    DESARROLLO

    La degradación del medio ambiente
    y de los recursos naturales, conocidos también por bajo el
    nombre de bienes y servicios ambientales, puede ser ocasionada
    por un excesivo desarrollo
    económico o por un desarrollo económico
    insuficiente. El crecimiento de la población, la extensión de los
    asentamientos humanos y la industrialización provocan
    creciente contaminación en los factores
    físico-naturales más importantes para la
    supervivencia de las especies vivas. Estos problemas son
    el resultado de un desarrollo inadecuado y parte de su
    solución se encuentra en un crecimiento
    económico bien planificado.

    El crecimiento económico por si mismo,
    frecuentemente ocasiona degradación del medio ambiente y de
    los recursos naturales. El asunto no es escoger entre desarrollo
    y medio ambiente, sino proponer incorporar medidas de costoeficiencia para
    restablecer, sustentar y proteger los sistemas
    naturales.

    El desarrollo sustentable aparece como una alternativa
    desde hace ya varias décadas y al igual que otros modelos surge
    a partir de las enormes crisis
    ambientales causadas por una racionalidad meramente
    económica y la progresiva pérdida de confianza en
    la viabilidad del modelo de crecimiento económico y
    modernización, como única estrategia.

    La evolución de estos paradigmas
    refleja los cambios en la percepción
    ambiental desde una preocupación inicial acerca de las
    externalidades del crecimiento económico, hasta el
    interés
    por cuestiones de diversidad e integridad cultural y natural,
    sustentabilidad y derechos
    intergeneracionales.

    A fines de la década del '60, el enfoque del
    crecimiento económico fue revisado a la luz de las
    críticas que argumentaban que aún cuando muchos
    países alcanzaron un crecimiento económico
    sustancial, este no frenó la pobreza de
    Tercer Mundo, ni revirtió los procesos de
    degradación natural y contaminación ambiental del Primer
    Mundo.

    Probablemente la definición más popular ha
    llegado de la mano del Informe
    Brundtland, este documento supone que el desarrollo sustentable
    debe satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin
    comprometer el derecho de las generaciones futuras de satisfacer
    sus propias necesidades. Pero también es sabido que el
    desarrollo sustentable demanda
    estrategias
    diversificadas que permitan mejorar la realidad social, política,
    económica y ambiental específica de cada
    lugar.

    La definición e interpretación de este concepto ayuda a
    aclarar que los recursos naturales son los insumos de cualquier
    actividad económica desarrollada por el hombre y es
    imposible dejarlos de utilizar porque implicaría para la
    humanidad dejar de producir, alimentarse y por ende
    morir.

    Los recursos naturales carecen de precio, al no
    existir un mercado donde puedan ser intercambiados. No obstante,
    ello no quiere decir que carezcan de valor. Por
    tanto, es necesario contar con algún método que
    nos permita estimar dicho valor o contar con un indicador de su
    importancia en el bienestar de la sociedad, que permita
    compararlo con otros componentes del mismo, para lo cual
    será factible utilizar el dinero como
    denominador común.

    La valoración económica del medio ambiente
    arroja información sobre el valor monetario que
    los miembros de un determinado colectivo le otorgan a las
    distintas alternativas medioambientales con las que se les
    confronta, definiéndose esta, como un conjunto de
    técnicas y métodos que permiten medir las
    expectativas de beneficios y costos derivados de algunas de
    acciones tales
    como: uso de un activo ambiental, realización de una
    mejora ambiental, generación de un daño
    ambiental, entre otros.

    Asimismo, Kriström (1995) señala que la
    razón principal por la cual se valoran los bienes que
    carecen de mercado es la misma por la que se valoran los bienes
    privados, es decir, probablemente se hará un uso
    más eficiente de los mismos si dichos bienes muestran un
    precio.

    En las últimas décadas las
    metodologías de valoración ambiental han tenido un
    amplio desarrollo en la medición de aquellos aspectos que antes se
    clasificaban en intangibles y que en la actualidad pueden ahora
    medirse en términos monetarios, sin embargo la diferencia
    entre bienes, servicios e impactos ambientales puede implicar el
    uso de diferentes metodologías para la valoración
    de cada uno.

    La diferencia entre los términos anteriores viene
    dada por que los primeros son recursos tangibles utilizados por
    el ser humano como insumos en la producción o en el consumo final
    y que se gastan y transforman en el proceso, los segundos tienen
    como características que no se gastan y no se transforman
    en el proceso, pero generan indirectamente utilidad al
    consumidor, y los
    últimos también conocidos como externalidades, son
    el resultado o el efecto de la actividad económica de una
    persona sobre
    el bienestar de otra.

    Un rasgo característico de muchos bienes
    ambientales, es la multitud de beneficios que proporcionan.
    Algunos de ellos están relacionados con el uso, directo o
    indirecto, del bien ambiental, mientras que otros, cuya
    cuantificación es más complicada, nada tienen que
    ver con su uso.

    Siguiendo a Boyle y Bishop (1985) se pueden distinguir
    cuatro tipos distintos de valor. En primer lugar, aquellos cuyo
    uso implica un consumo, como es el caso de la pesca o la
    caza.

    En segundo lugar, aquellos que su uso no implica
    consumo, como puede ser la satisfacción que se obtiene al
    observar una puesta de sol en las orillas de un lago. En tercer
    lugar, aquellos que proporcionan servicios mediante un uso
    indirecto.

    Reorganizando lo expresado anteriormente, se
    podría realizar una primera distinción entre
    valores de uso
    y valores de no uso. El valor de uso es el más
    elemental de todos. Por ejemplo, una persona visita un parque
    natural para contemplar la fauna y la flora,
    para caminar o hacer deporte, etc. y, por lo tanto,
    como usuaria, cualquier alteración en la calidad del mismo
    afecta a su nivel de bienestar.

    En relación a los valores de no uso,
    identificados tradicionalmente en la literatura económica,
    destacaremos dos: el valor de opción y el valor de
    existencia.

    Respecto al primero, Weisbrod (1964) argumentaba que un
    individuo que
    no estuviera seguro sobre una
    eventual visita a un parque natural, podría estar
    dispuesto a pagar cierta suma de dinero por un
    derecho de opción a visitarlo en el futuro. Por lo tanto,
    para este individuo, la desaparición de dicho parque
    natural supone una pérdida evidente de bienestar, mientras
    que la conservación del mismo, lo incrementa.

    Por su parte, Krutilla (1967) definía el valor de
    opción como la disponibilidad a pagar por la oportunidad
    de poder elegir
    entre usos alternativos y competitivos de un bien ambiental. No
    obstante, para evitar confusiones, conviene distinguir entre el
    valor de opción propiamente dicho y el valor de
    cuasi-opción.

    En relación al primero, es el que se deriva de la
    incertidumbre individual que experimenta la persona con respecto
    a si dicho bien estará o no disponible en el futuro. La
    idea básica es que, dada esta incertidumbre de la oferta, y dado
    el hecho de que a la mayor parte de las personas no les gusta ni
    el riesgo ni la
    incertidumbre, un individuo estaría dispuesto a pagar
    más del excedente del consumidor esperado (ECE)
    para asegurar que podrá hacer uso del bien ambiental
    más adelante. La disposición a pagar total se
    denomina precio de opción (PO) y comprende el
    excedente del consumidor esperado más el valor de
    opción (VO), donde este último es el pago adicional
    que se hace para asegurar la disponibilidad futura del bien
    ambiental (Pearce y Turner, 1995):

    PO = ECE + VO (1)

    VO = PO – ECE (2)

    Finalmente, el valor de existencia es un valor
    que se otorga a un bien ambiental y que no está
    relacionado con ningún uso, ni actual ni futuro, del bien.
    De hecho, existe un grupo de
    personas que se ven afectadas en su bienestar con respecto a lo
    que le ocurra a un determinado bien ambiental aun cuando no son
    usuarios del mismo, sencillamente valoran positivamente su mera
    existencia. A primera vista, ésta puede parecer una
    categoría muy extraña para un valor
    económico, puesto que seguramente el valor se
    derivaría del uso.

    La inclusión de las externalidades o valores para
    los cuales no hay establecido un mercado dentro de un marco
    más amplio compatible con los valores de
    tradicionales de mercado ha sido una constante en la economía
    ambiental. El marco comúnmente aceptado es la
    teoría del valor económico total desarrollada por
    Pearce (1993) y Pearce y Turner (1990). Esta teoría tiene
    la bondad de adaptar la economía a la
    cuantificación de los recursos naturales y
    ambientales.

    La teoría de las externalidades ha sido
    ampliamente estudiada a partir de Coase (1960). Su
    cuantificación, basada generalmente en resultados
    experimentales obtenidos por métodos estadísticos,
    fue aplicada al medio ambiente primero fuera de España
    (Constanza 1991, Hartwick 1977, Tietemberg 1988, Daly 1989,
    Johansson 1990, Hausman 1993, Pearce y Turner 1990, Pearce 1993,
    Cummings y Harrison 1995, por citar algunos ejemplos relevantes
    entre otros muchos). En la década de los 90 se
    desarrollaron numerosas aplicaciones a partir de Naredo (1993).
    Cabe destacar obras de Azqueta (1994), Azqueta y Pérez y
    Pérez (1996), Campos y Riera (1996), Riera (1994 y 1995) y
    Riera et al., (1994).

    El cuadro 1 muestra un
    ejemplo de esta teoría adaptada al bosque.

    La existencia de infinitas situaciones reales en las que
    se hace necesaria la valoración económica ambiental
    trae consigo que los profesionales de la economía hayan
    desarrollado una serie de métodos y técnicas que
    permitan abordar estos problemas.

    La Economía Ambiental puede aportar en ese
    objetivo:

    a) Ayudando a entender las causas económicas de
    los problemas
    ambientales en una economía de mercado.

    b) Colaborando en la búsqueda y diseño
    de los instrumentos de política a ser utilizados para
    tratar los problemas de contaminación (incentivos de
    corto y largo plazo, implicancias económicas,
    costo-.efectividad),

    c) Analizando las implicancias económicas de las
    iniciativas de política ambiental.

    Es de interés acotar que dentro de las
    posibilidades que ofrece la economía ambiental para
    valorar el medio ambiente, el análisis económico presenta diversos
    métodos y técnicas de valoración.
    Generalmente se clasifican bajo distintas formas, según el
    concepto de valor adoptado, los algoritmos de
    solución usados, a través de los enfoques de
    mercados y el grado de disponibilidad de la información
    requerida (Agüero, 1995).

    De acuerdo con lo anterior y siguiendo la
    clasificación de Dixon (1988) y de Revered(1990) se
    presenta un resumen de los diferentes métodos de
    valoración por incluir estas la gran mayoría de
    métodos de valoración, agrupándolos de
    acuerdo al origen de la información en:

    • Métodos de valoración
      directa
    • Métodos de valoración
      indirecta
    • Métodos de valoración
      contingente
    • Otros métodos.

    Los métodos de valoración directa se basan
    en precios de
    mercado disponibles o en observación de cambios en la productividad. Se
    aplican cuando un cambio en la calidad ambiental o disponibilidad
    de un recurso afecta la producción o la productividad.
    (Pearce y Markandya, 1989).

    Los cambios en la productividad, pérdidas de
    ganancia y el costo de oportunidad se incluyen generalmente en
    esta categoría, según la información usada
    para la valoración, obtenida de mercados convencionales o
    de comportamientos efectivamente observados.

    El cambio en la productividad es una extensión
    directa del análisis costo-beneficio, utilizándose
    cuando proyectos de
    desarrollo afectan la producción o la productividad
    (positiva o negativamente), los cambios pueden ser valorados
    usando precios económicos normales o corregidos, cuando
    existan distorsiones en el mercado.

    Este método está basado en la
    economía del bienestar neoclásico. Los costos y
    beneficios de una acción
    son contabilizados ya sea que ocurran dentro de la frontera o
    contexto del proyecto o fuera
    de el.

    Aunque similar a la técnica de valorar cambios en
    la productividad, en el método de pérdidas de
    ganancia se valoran cambios en la productividad humana
    resultantes de efectos negativos sobre la salud por
    contaminación o degradación ambiental o cambios en
    la disponibilidad de recursos naturales.

    La pérdida de ganancias (salarios) y
    gastos
    médicos, resultantes de un daño ambiental en la
    salud, son valorados y considerados como pérdidas de
    ganancia o de capital humano.
    Este enfoque puede ser útil en el análisis de la
    seguridad
    industrial o carretera y en proyectos que afectan la calidad
    del aire.

    Los costos de oportunidad por su parte se basan en la
    idea de que los costos de usar un recurso para propósitos
    que no tienen precios en el mercado o no son comercializados
    pueden ser estimados usando el ingreso perdido por no usar el
    recurso en otros usos como variable. Tal es el caso, por ejemplo,
    de preservar un área para un parque nacional en vez de
    usarlo para fines agrícolas. Los ingresos dejados
    de percibir en la actividad agrícola representan, en este
    caso, el costo de oportunidad del parque.

    Así en vez de valorar directamente los beneficios
    del parque, se estima los ingresos dejados de ganar por preservar
    el área. El costo de oportunidad es considerado como el
    costo de preservación.

    Los métodos de valoración indirecta hacen
    uso de los precios de mercado en forma indirecta. Estos
    métodos se usan cuando diversos aspectos o atributos de
    los recursos naturales o servicios ambientales no tienen precios
    reflejados en un mercado establecido. Entre los métodos
    agrupados bajo este criterio encontramos: precios
    hedónicos, diferenciales de salario y costo
    de viaje.

    El método de los precios hedónicos se basa
    en determinar los precios implícitos de ciertas
    características de una propiedad que
    determinan su valor. Este generalmente se le atribuye a las
    viviendas donde la consideración de diversas variables
    (tamaño, ubicación, tipo de construcción, etc.), permite determinar el
    diferencial de precios con propiedad similares en otras
    localidades y puede constituir una buena aproximación al
    valor del entorno o calidad ambiental.

    El diferencial de salarios consiste en estimar el
    diferencial de salario requerido por un trabajador para aceptar
    un trabajo a
    realizar bajo condiciones ambientales distintas a aquellas en que
    habitualmente se desarrolla. Se basa en la teoría de
    mercados competitivos en la que la demanda por trabajo es igual
    al valor del producto
    marginal del trabajo y la oferta laboral
    varía de acuerdo a las condiciones del área o lugar
    de trabajo. Así se recurrirá un mayor salario para
    atraer mano de obra a lugares más contaminados o
    degradados.

    El método de costo del viaje es uno de lo
    más utilizados para valorar bienes y servicios
    turísticos o recursos escénicos. Mediante encuestas y
    estimaciones de costo de traslado del lugar de origen al lugar
    turístico (parque, playas, montañas, etc.) se
    determinan los costos incurridos por los visitantes según
    distancia, medio de transporte y
    condiciones de uso. Las encuestas permiten identificar
    características socioeconómicas de los
    entrevistados, lugar de origen, días asignados al uso del
    lugar (incluyendo tiempo de
    viaje) e ingresos dejados ganar. Con la información
    recogida se determina el excedente (beneficio) obtenido con los
    costos incurridos y este se toma como representante del valor
    natural o servicio
    ambiental.

    Los métodos de valoración
    contingente son usados cuando no existe información de
    mercado acerca de las preferencias de los individuos respecto a
    ciertos recursos naturales o servicios ambientales.

    A través de la encuestación se busca
    conocer las valoraciones que los individuos hacen de aumentos o
    disminuciones en cantidad o calidad de un recurso o servicio
    ambiental, bajo condiciones simuladas o mercados
    hipotéticos.

    Existen una amplia gama de técnicas contingentes
    específicas basadas fundamentalmente en la teoría
    de las decisiones y juegos
    usándose para estimar la disposición a pagar
    (recibir compensación) por un bien (daño)
    ambiental, como son: juegos de licitación, tómalo o
    déjalo, juegos de intercambio, elección del menor
    costo y técnicas Delphi.

    El método de valoración contingente es una
    de las técnicas para estimar el valor de bienes para los
    que no existe mercado, o sea, trata de simular un mercado
    mediante la aplicación de encuestas a los consumidores
    potenciales, preguntándoles la máxima cantidad de
    dinero que pagarían por el bien si tuvieran que comprarlo.
    De ahí se deduce el valor que para el consumidor medio,
    tiene el bien en cuestión.

    El mismo permite también, valorar cambios en el
    bienestar de las personas antes de que se produzcan. Las medidas
    de beneficio de los consumidores que detecta el método de
    valoración contingente son, teóricamente y en
    general, diferentes de las detectadas por los otros
    métodos. La razón principal reside en el hecho de
    que además de los valores que el usuario percibe al
    consumir el bien, la persona puede obtener bienestar o
    satisfacción aún no siendo usuario directo de bien,
    entiéndase como valor de opción el cual se
    comprende dentro del valor económico de un activo
    ambiental, entendido por tal el valor que un individuo asocia a
    un activo ambiental que no está utilizando, pero que
    piensa poder usarlo en un futuro.

    La utilidad del método va desde la
    administración que necesita evaluar las alternativas
    que propone, hasta las organizaciones
    preocupadas por el medio ambiente, que desean saber el valor
    social del patrimonio natural.

    Cuestiones muy discutidas en la valoración
    monetaria de los beneficios y los costos ambientales poseen
    relevancia en el debate en
    torno a la
    valoración monetaria del medio ambiente presentando dos
    ámbitos consustanciales al análisis
    económico: el análisis costo- beneficio (ACB) y el
    proceso de revisión de la contabilidad
    nacional.

    El método del ACB, se encuentra ligado desde su
    nacimiento al análisis de proyectos de
    inversión, pretendiendo revelar las preferencias de la
    población respecto al proyecto propuesto. Sin embargo, la
    decisión final deberá fundamentarse en algún
    juicio de valor ya que no todos los individuos aceptarían
    un análisis de costo – beneficios sociales como criterio
    de decisión para temas controvertidos como lo son ciertas
    cuestiones ambientales. No se trata simplemente de sumar
    algebraicamente, pérdidas y ganancias monetarias en un
    ejercicio (correctamente ejecutado) de costos y beneficios
    sociales. Es decir, este se basa en criterios para la toma de
    decisiones en una supuesta economía privada y
    competitiva.

    Conclusiones

    A manera de resumir los aspectos más
    significativos a los cuales se arriban se considera que resulta
    concluyente exponer lo siguiente:

    Se evidencia la necesidad e importancia del uso de la
    valoración económica de modo que permita la
    práctica de políticas efectivas y
    económicamente eficientes para un manejo sustentable de
    especies y ecosistemas.

    El proceso de valorar económicamente el medio
    ambiente se da a través de la medición y
    cuantificación de la calidad ambiental debido a que los
    cambios que se producen generan cambios en el bienestar de las
    personas.

    Algunas técnicas, como las examinadas, permiten
    estimar en unidades monetarias el efecto externo sobre las
    personas de ciertas políticas, acciones y proyectos con
    impacto
    ambiental. Son más fiables cuando la valoración
    se realiza sobre los usuarios o personas más directamente
    afectadas (valores de uso).

    El empleo de los
    métodos de valoración económica ambiental
    permite conocer los beneficios que la sociedad atribuye a mejorar
    la calidad ambiental y los costos que los distintos niveles de
    intervención implican en el desempeño de los bienes y servicios
    ambientales.

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    Autor:

    Msc. María Mercedes Machín
    Hernández*

    Dra. Mayra Casas Vilardell**

    *Profesora Departamento Economía

    Universidad de Pinar del Río.

    Cuba.

    ** Directora del Centro de Estudios de Medio Ambiente y
    Recursos Naturales.

    Universidad de Pinar del Río.

    Cuba.

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