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Variaciones paramétricas en la adquisición del lenguaje en niños




Enviado por Hugo Muleta



    Monografía destacada

     

    Introducción

    Desde que la teoría chomskyana de una
    gramática universal no se
    concibe más como un conjunto de reglas, independientes de la
    discrepancia entre la experiencia manifestada en estudios
    concretos hechos con niños y el conocimiento a priori
    transmitido genéticamente que postula el modelo, las investigaciones en
    adquisición del lenguaje han tomado rumbos
    renovadores.

    El objetivo de determinar la
    evaluación métrica
    que realiza el niño para elegir una de todas las
    gramáticas posibles que se adecue a la data mediante
    elaboradas y escabrosas fórmulas ha fracasado, y cada vez
    resulta menos obvio el proceso de adquisición de
    un sistema complejo de reglas como
    los que se desarrollaron y, mucho menos, cómo se lo
    evalúa a dicho sistema en comparación con otros que son
    también adecuados a partir de su descripción (1). El
    principio de X–, siguiendo esta tendencia simplificadora, vino a
    establecer que las estructuras internas de los
    constituyentes de una oración son idénticos puesto que
    siempre habrá una cabeza o protección cero para todas
    las construcciones gramaticales.

    De acuerdo a una teoría paramétrica, todas las
    categorías de una gramática particular obedecen a un
    esquema que tiene aplicación universal en todas las lenguas
    (2). Distintos fenómenos de la producción deben depender
    del establecimiento de un sólo parámetro. Las opciones
    paramétricas históricamente se definieron en niveles
    abstractos de la gramática, con lo cual la teoría
    perdía su fuerza primigenia. Para
    restringir la tendencia hacia reglas cada vez más complejas
    en los niveles fonológicos y sintácticos resulta
    imprescindible demostrar que los estudios de la adquisición
    en niños pueden contribuir a la teoría gramatical. Las
    reglas gramaticales de los chicos deben pertenecer a la misma
    tipología de reglas (similares símbolos primitivos) que
    las atribuidas a los adultos.

     

    2. Estado inicial de los
    parámetros

    La teoría distingue los fenómenos relacionados
    a principios universales no
    paramétricos de los que dependen de específicas
    propiedades de la gramática de una lengua. En principio, el
    objetivo de esta investigación procura
    establecer si intervienen factores apriorísticos en la forma
    en que se determinan los valores de los
    parámetros en una lengua en adquisición, deslindar
    cuáles son los conocimientos a priori. Ciertamente, las
    propiedades no paramétricas no exhiben variaciones: el
    principio de X—no necesita ser aprendido en su estructura interna, pertenece
    al conocimiento implícito
    del niño desde su nacimiento. El sólo precisa descubrir
    una sola de las propiedades de una palabra o una frase verbal,
    que le indique el correcto establecimiento del parámetro en
    una lengua particular para la palabra o la frase en
    cuestión. Ejemplifiquemos con el parámetro 0 o de
    sujeto nulo. Es un hecho que los niños, durante las primeras
    etapas de la adquisición, tienden a omitir elementos que son
    obligatorios en la gramática de los adultos. La omisión
    del sujeto puede constituir una licencia gramatical desde el
    momento en que se asume la falta y el parámetro se
    restablece, modificando su estado inicial. Desde esta
    perspectiva, resulta fundamental determinar la distinción
    entre el aprendizaje formal de la
    lengua que hará el niño de la exposición a una
    reiteración de determinadas palabras. Los parámetros
    comienzan a establecerse cuando, al mismo instante del
    nacimiento, el niño esta expuesto a la lengua particular y
    se restablecen luego a través del proceso de aprendizaje.

    Existen al menos dos tipos de parámetros que
    resulta necesario distinguir: aquellos cuyos valores están ramificados
    y los que determinan valores desconectados entre sí. Al
    fijar el valor de un parámetro de
    los del primer tipo se generará una gramática con
    una red de estructuras más
    compleja que al fijar el valor de uno del segundo. El principio
    de sub-aplicación en adquisición de lenguaje establece
    que el niño, en su primera elección, debe seleccionar
    la menor cantidad de lenguaje posible para ser consistente con la
    data. Los valores paramétricos se ordenan de acuerdo a las
    relaciones de sub-aplicación que generan los mismos valores.
    Por ejemplo, como principio fundamental del aprendizaje, las
    oraciones que carecen de un sujeto evidente para el niño,
    serán usadas en su desarrollo para recomponer el
    parámetro involucrado, teniendo en cuenta que los adultos
    prefieren corregir más los errores fonológicos que los
    gramaticales. Cuando el niño percibe que una de las opciones
    ofrecidas por la gramática nunca apareció previamente
    en la data podrá por sí mismo construir una estructura
    específica estableciendo sus valores. Un parámetro
    preservará su estado inicial cuando un valor correcto X
    está ordenado previamente a otro valor defectuoso Y. Las
    gramáticas primitivas ofrecen la disponibilidad de todos los
    valores de un parámetro. Desde que el analista de opciones
    en el que se transforma el niño se alimenta de la
    gramática también se encuentra limitado por ella a la
    hora de definir un valor (considérese que el lenguaje de los adultos,
    inclusive cuando está destinado a un niño, no suele ser
    a menudo gramatical). Se puede asumir que las opciones
    defectuosas existen para algunos parámetros mas no se puede
    concluir que los parámetros ya estaban establecidos en el
    valor defectuoso en el estado inicial de la
    lengua. Las gramáticas sí necesariamente deben brindar
    la posibilidad de acceder a todas las opciones antes de fijar el
    valor de un parámetro.

     

    3. Establecimiento y
    medición del
    parámetro

    Una teoría de la adquisición deberá tener
    en cuenta entonces, que la mayor parte de la información relevante no
    está contenida en la data lingüística
    primaria. Probablemente, los juicios residuales y los errores de
    habla, brindarán más información útil que
    pueda aportarse a las investigaciones en producción. El
    proceso de establecimiento y medición de un parámetro
    se sucede así: El niño, como un buceador en un
    océano oscuro, experimenta sus hipótesis con expresiones
    o pronunciaciones flotantes que buscan la complicidad o la
    corrección del adulto. Este suele responder, cuando se trata
    de un valor defectuoso, ostentándolo mediante una
    réplica similar, léxica y estructuralmente, a la
    expresión del niño, a veces incluida de una
    implícita corrección que le pueda permitir al niño
    identificar el input agramatical. Según el mecanismo
    explicado, semejante a la acción de calibrar un
    arma de fuego, como un juego de potenciales
    disparadores, la presencia de un rasgo específico en la data
    indica sin lugar a ambigüedades que el parámetro debe
    ser establecido en el valor registrado en la interacción. Queda por
    resolver si con una única medición o intento,
    bastará para identificar el parámetro adecuado a la
    data. La teoría paramétrica salta de una
    explicación gramatical a otra más pragmática,
    basada en estrategias de uso de lenguaje.
    Esta teoría, al no contemplar la posibilidad de que la
    probable existencia de una ambigüedad en la data pueda
    contribuir a la mala interpretación del rasgo
    por parte del niño, con el consecuente error del objetivo de
    la medición que, en este caso, le impedirá acertar el
    valor correcto del parámetro, todavía resulta
    insuficiente. Para abarcar todas las ejecuciones posibles que se
    pueden desarrollar durante el establecimiento del valor de un
    parámetro, parecería que se requiere cierta cantidad de
    evidencias positivas que fijen
    el valor mediante un umbral de reconocimiento particular de cada
    valor, que exija un determinado número de muestras de habla
    para cada parámetro (como la exposición a un dialecto
    diferente o a una segunda lengua de aprendizaje no produce
    efectos notables en el desarrollo lingüístico del
    niño, se puede concluir que las muestras requeridas no
    sobrepasan en demasía la experiencia lingüística
    total de la que dispone el niño en la lengua materna, y que esta
    adquisición paramétrica será más veloz que un
    aprendizaje de tipo inductivo). Es preciso definir la
    accesibilidad al parámetro en términos estructurales.
    La capacidad del niño para, implícitamente, realizar un
    análisis de este tipo,
    está restringida por la información de input
    errónea, no sólo en lo que respecta al ligamiento del
    parámetro con su valor, sino a la complejidad de la
    gramática a la que está expuesto. Se puede clasificar a
    la complejidad según el nivel de incrustación de sus
    cláusulas (partiendo de un grado 0 más un plus, a un
    grado 1 de dificultad, y así sucesivamente, aunque la
    información que se encuentra más allá del grado 1
    de complejidad no será requerida para la fijación del
    parámetro) o según la división en dominios donde
    se ubican distintas clases de ligamientos. La peculiar atención que prestan los
    niños a las cláusulas subordinadas refleja la
    particular intención que tienen de preservar su estructura
    gramatical en el momento de la producción, obedeciendo a una
    estrategia de fijación del
    valor paramétrico. Esta relevancia de las cláusulas
    subordinadas demuestra que el niño es sensible a la
    distinción entre estructuras ramificadas y libres desde el
    inicio de su desarrollo gramatical.

     

    4. Un inventario del desarrollo:
    ¿Maduración u ordenamiento de los
    parámetros?

    Con respecto a la identificación de elementos que
    pueden funcionar como disparadores de valores la controversia se
    establece entre los que sostienen que la maduración
    neurológica es la causa subyacente de la operación de
    disparadores y otros que afirman se debe el ordenamientos de
    parámetros a un fenómeno gramatical interno.

    La hipótesis de la maduración se
    basa en el hecho de que las gramáticas tempranas exhiben
    propiedades que están en conflicto con latentes
    principios de la gramática universal antes que la
    maduración biológica consiga que estos relevantes
    principios sean accesibles al niño. El ejemplo de la
    asignación de un rol temático a una frase preposicional
    movida como las pasivas, que formalmente se retrasa en diversos
    dialectos, sirve para sustentar esta posición. Algunas
    construcciones gramaticales no estarían disponibles a
    determinadas edades.

    Los opositores a esta propuesta creen que los
    parámetros son interdependientes, que el valor de uno
    depende del establecimiento de otro. El ordenamiento se
    haría a través de filtros que ingresan rasgos
    gramaticales novedosos al sistema propio de un módulo de
    aprendizaje, y hasta que estos no se integren, el niño es
    ciego a la data ofrecida en el input. Si se confirma que, en el
    caso de quienes tienen afectada el área de Borca, los
    enfermos reciben el input desde un área prefrontal cuando
    las estructuras gramaticales se tornan complejas el lenguaje no
    constituiría un módulo ni en el nacimiento ni en los
    estadios tempranos de su desarrollo sino que se convierte en
    modular con la edad y la diferenciación neural.

    Como consecuencia de este debate resulta una buena
    opción una hipótesis que conciliara ambas propuestas a
    través de una construcción de
    estructuras que haría el niño con su gramática
    temprana que contendría proyecciones de categorías
    referenciales, principalmente verbos y sustantivos. El
    aprendizaje se concebiría como un proceso inconsciente en el
    cual se van formulando distintas hipótesis,
    desechándolas de un modo deductivo, acorde a una
    aproximación determinista al establecimiento de
    parámetros, cuyos valores surgen como efectos causales de un
    correcto análisis y reconocimiento de la data. Esta
    solución es consitente con la evolución diacrónica
    de la lengua, que demuestra que pueden coexistir
    simultáneamente diferentes gramáticas o
    subgramáticas (de hecho, la capacidad de un individuo para establecer
    sobre un mismo parámetro valores contradictorios puede ser
    una condición para acceder al multilingüismo; en el
    caso de los niños bilingües, separados sistemas gramaticales subyacen a
    la data del input). El mecanismo puede interpretarse como un
    proceso semiautomático ejecutado por un disparador-indicador
    (como un puntero en una biblioteca) que detecta en la
    estructura gramatical qué valor se le asigna al
    parámetro con la información recibida de la
    data.

    Aquello que contaría como un nodo limitativo de la
    gramática de una lengua específica constituye el
    elemento funcional que está sujeto a ser parametrizado. El
    valor del parámetro debe estar asociado a un ítem
    lexical simple. La carga de la elección paramétrica
    pasa del componente computacional al lexicon, donde se halla el
    ítem. La parametrización está restringida a una
    cerrada clase de umbrales principales,
    que son su locus primordial. Los parámetros reflejan
    propiedades de estas categorías funcionales, que en las
    gramáticas tempranas, tienden a estar sub-especificadas en
    términos de su composición de rasgos. Surgen
    gramáticas intermedias que pueden reestructurar las
    categorías sin restablecer los parámetros erróneos
    uno a uno. El niño aprende un orden correcto de una
    estructura del tipo V+P, separadamente para cada complemento, en
    un proceso ítem por ítem hasta los dos años. Los
    valores erróneos (3) se remedian a través de un proceso
    inductivo. La fijación de parámetros presupone la
    existencia de una interfase interpretativa entre la
    gramática universal y los mecanismos cognitivos generales de
    los cuales no se tiene evidencia.

     

    5. Desarrollo de la capacidad
    de lenguaje hablado

    El lenguaje es un modo de acción dentro del cual el
    niño crece, implícito en el sistema evolutivo humano
    (4). La capacidad del lenguaje emerge de una función ontogenética.
    El niño tiende a mirar más placenteramente a un rostro
    que mueve sus facciones que a uno quieto (5), como prefiere una
    voz con inflexiones marcadas que una cuya frecuencia se mantiene
    invariable. A pesar de su capacidad motora limitada sus
    "músculos sociales" están bajo excelente control. El desarrollo neural
    depende de la estimulación, gran parte de ella proporcionada
    por el niño mismo. De a poco, el comportamiento vocal se torna
    controlable y se puede comenzar a combinar en unidades
    distintivas, que en un estadio temprano podrían ser los
    siguientes: sonidos por incomodidad, sonidos para llamar, sonidos
    para preguntar. Inicialmente, las vocales tienden a ser
    anteriores y abiertas. Así, va tomando coraje para expandir
    sonidos parecidos a palabras para convertirlos en palabras.
    Selectivamente, aquellos sonidos que constituían el
    balbuceo, se orientarán hacia palabras con sonidos
    semejantes, en un proceso de preadaptación (6). Los primeros
    esqueletos silábicos dependen de modelos vegetativos asociados
    a la alimentación.

     

    6. Condiciones que favorecen
    la adquisición

    Una prolongada e intensa estimulación social
    favorece la adquisición (7). Los niños responden a
    relaciones no arbitrarias entre la entonación y la
    significación afectiva (los contornos de la frecuencia vocal
    de la madre para calmar una molestia, para llamarle la
    atención, para mantenerla). A esa manipulación maternal
    (principalmente a las aprobaciones y las prohibiciones) los
    niños reaccionan de inmediato. Paralelamente a la segmentación de lenguaje
    hablado, incluyen nueva información (emocional) en la misma
    corriente de habla, simultáneamente se procesa el contenido
    léxico y el emotivo, alcanzándose una rápida
    organización cerebral,
    que fomentará su crecimiento. La acomodación vocal es
    una subdivisión de una lista mayor de acomodaciones
    inherentes al comportamiento social, que incluye también los
    gestos en varias de sus modalidades. La repetición del
    balbuceo o deformación de palabras (el 90% de las
    imitaciones las efectúa la madre, que a medida que el
    niño aprende las vuelve a configurar) y el estímulo
    para que reproduzcan la pronunciación de una sílaba o
    consonante son elementos positivos para acrecentar el dominio lingüístico del
    niño. El objeto en el cual la madre pone atención es
    probablemente el sujeto de su referencia cuando alecciona a su
    crío, al expandirse su capacidad referencial. La interactiva
    especialización de la cognición social brinda y
    reproduce el módulo de análisis gramatical, que
    comienza a operar entre los 20 y los 30 meses de edad. Los
    primeros sonidos de un niño son asociativos, no
    computacionales y no gobernados por reglas, irreductibles a una
    segmentación silábica (sus primeras 100 palabras no
    contienen más de 20 "fórmulas" de expresión). En
    el desarrollo léxico existen diferencias cualitativas:
    niños analíticos, amantes de los sustantivos,
    referenciales y los holísticos, sociables, expresivos. La
    activación del modulo gramatical se producirá
    anteriormente en los referenciales así como los otros
    habrán desarrollado primariamente la cognición social.
    La capacidad para distinguir fonemas no se desarrolla hasta que
    los niños almacenan y utilizan un moderadamente alto
    inventario de palabras y se encuentra dentro del módulo
    gramatical (8). Inclusive pueden codificar fonológicamente,
    mediante un análisis en el hemisferio izquierdo del cerebro, dos formas para un mismo
    ítem lexical que confluyen hacia una sola forma
    standarizada. Se pueden distinguir en el aprendizaje dos
    mecanismos: uno que controla el ingreso de adquisición
    lexical y otro que controla la adquisición gramatical. La
    preadaptación incluye una especialización de la
    cognición social que adquiere el material léxico con el
    cual alimenta el mecanismo especializado en análisis
    computacional (fonología, morfología y sintaxis). Los
    humanos poseen entonces una dual especialización cuando
    adquieren lenguaje con procesadores que se ubican
    separadamente en hemisferios opuestos del cerebro.

     

    7. Prerrogativas de Barret.
    Su ocurrencia en el corpus

    De unas encuestas realizadas a padres
    de clase media con hijos de hasta dos años de edad en una
    guardería infantil se constataron las siguientes premisas
    (9):

    – La adquisición de palabras referenciales no
    tiene lugar hasta la ocurrencia de la llamada "explosión
    de vocabulario", a partir de los dos años de edad en
    promedio.

    – Las expresiones afectivas e idiosincráticas son
    adquiridas antes que cualquier otro tipo de palabra.

    – Las niñas adquieren lenguaje levemente más
    rápido que los niños y, por lo tanto, disponen de un
    repertorio mayor de vocabulario (conclusión unánime
    de las maestras y la directora, la disparidad de sexos, seis
    niños y dos niñas, impide un análisis más
    detenido de este ítem, aunque las dos niñas, cada una
    en su edad, respondieron con elevados promedios).

    – Con respecto a la distinción entre niños
    referenciales y expresivos, la frecuencia de los actos de habla
    no tienen que coincidir con el tipo de palabra
    producida.

    – Con la explosión, las preposiciones inician un
    proceso de descontextualización.

    – El 20% (en promedio) de los objetos referenciales
    son sobreextendidos tomando en consideración una base
    perceptual (cabe un período de transición en el cual
    las extensiones de dos palabras se superponen). Las
    sobreextensiones categoriales se manifiestan de un mismo modo
    en la comprensión y en la producción.

    – La subextensión acaece en un estadio más
    temprano que la sobreextención.

    – Los rasgos semánticos de una palabra se
    adquieren uno por uno durante un extenso período,
    partiendo del más general hacia el más
    específico, elaborando un orden deductivo-extensional,
    prevalece el contraste léxico sobre la estructura de
    rasgos.

    – En la subextensión, son los referentes periféricos los que
    quedan excluidos por sobre los típicos (pueden ocurrir
    asimetrías entre las extensiones producidas en la
    comprensión y las constatadas en la
    producción)

    – Los prototipos, proporcionados en su gran
    mayoría por el contacto televisivo, se adquieren como
    representaciones mentales de ejemplares referenciales e
    individuales, que luego son analizados en rasgos constitutivos
    ya asimilados, perceptuales y funcionales, que los niños
    intentan correlacionar con el prototipo.

    – Las representaciones de los eventos, propias de las
    palabras relativas al contexto socio-pragmático se
    descomponen durante la explosión en conceptos
    constitutivos. Las nuevas palabras disponen de un mapa conceptual mucho más
    amplio.

    – Se distinguen las dos diferentes rutas de
    adquisición sobre las que se formarán las
    representaciones subyacentes de las palabras:
    representación de eventos y prototipos.

    – Una especificación de los rasgos contrastivos
    que diferencian a un referente prototípico de otros
    referentes que se hallan en el mismo dominio semántico se
    produce en la etapa de la explosión y luego, en la
    consolidación de este modelo de múltiples
    accesos.

    – Las estructuras cognitivas subyacentes de las
    categorías que constituyen los prototipos pueden estar
    formándose en el momento de la adquisición así
    como pueden ya estar formadas.

    – Los nexos entre el léxico temprano y el
    desarrollo cognitivo son altamente específicos y pueden
    localizarse (la influencia de la televisión en la
    producción temprana se verifica en la mayoría de los
    casos, el uso de la palabra que hace la televisión tendría
    prioridad sobre el uso particular de la madre, a medida que se
    produce la evolución disminuye la influencia del discurso maternal
    inmediato).

    – La adquisición promueve la formación de
    nuevas estructuras cognitivas, existen considerables
    diferencias individuales en los modelos de desarrollo
    léxico (en el contenido específico, en términos
    de clases de palabras, de sus vocabularios, y en el crecimiento
    cuantitativo del lexicon en el transcurso de la
    explosión.

     

    8. La elaboración de
    campos semánticos

    Al converger determinadas formas fonológicas en
    significados concretos los niños se guían por
    principios pragmáticos, especialmente los de
    convencionalismo y contraste. Por naturaleza, los hablantes no
    toleran sinónimos completos en una lengua, notándose
    desde la adquisición una marcada tendencia a su
    abolición. Este proceso de desaparición de
    sinónimos encontrará agujeros para los cuales las
    palabras convencionales son insuficientes. Una vez que las
    palabras se identifican con un significado específico dentro
    de un campo semántico, se les asignan las categorías
    sintácticas relevantes, por lo menos en dos niveles, uno
    función básica y otra subordinada. Los niños, por
    ejemplo, luego de los dos años, están capacitados par
    usar información acerca del orden de las palabras y los
    argumentos para decidir si un nuevo verbo adquirido es o no
    transitivo (la acuñación de nuevos adjetivos es menos
    frecuente que la de sustantivos y verbos). El método de
    acuñación que emplean los niños suele ser variable
    en determinados aspectos según la característica de su
    lengua materna (en inglés hacen los menores
    cambios a las raíces ya asimiladas y calculan la productividad de las opciones que
    les brindan los nuevos términos de los adultos, se basan en
    la transparencia del significado y la simplicidad de la forma).
    Para acuñar los agujeros disponibles, los niños pueden
    apelar a metáforas simbólicas o sensoriales. El
    léxico adquirido, ligado indisolublemente a la
    adquisición morfológica y sintáctica, se ha
    aprendido a utilizar del modo figurativo en el que es empleado
    por los adultos, por lo cual la adquisición se duplica en un
    segundo dominio que comprende la selección del campo
    semántico correspondiente a una palabra específica.
    Durante esta etapa el niño percibe que las selecciones
    léxicas reflejan diferentes perspectivas. En ese momento,
    construyen, mientras van agregando miles de palabras y
    expresiones idiomáticas con los años, el léxico
    mental que los acompañará todo el resto de sus
    vidas.

     

    Bibliografía

    Bruner, Jerome: Acción, Pensamiento y Lenguaje.
    Cap. 2. Alianza Editorial. Madrid. 1984.

    Chomsky, Noam: Reflexiones sobre el lenguaje.
    Cap. 1. Editorial Sudamericana. Buenos Aires. 1984.

    Fodor, J. A. La modularidad de la mente.
    Editorial Morata, Madrid, 1986.

    Kozulin, A.: La psicología de Vigotski. Alianza,
    Madrid, 1994.

    Piaget, Jean e Inhelder, Barbel: Psicología del
    niño
    . Cap. 2. Editorial Morata. Madrid. 1981.

    Vigotski, L.: El desarrollo cultural del niño y
    otros textos inéditos
    . Editorial Almagesto.
    Colección Inéditos. Buenos Aires. 1998.

     

    Notas

    1. Un sistema como el que propone Piaget.

    2. El formato general de las frases sintácticas,
    sin embargo, puede variar por razones
    paralingüísticas.

    3. La información no ambigua sólo se encuentra
    en las cláusulas subordinadas.

    4. En el trimestre final de gestación, el feto oye frecuencias de la voz
    maternal. Algunos científicos postulan que existe una
    aprendizaje intrauterino de modelos de
    vocalización,

    5. El despliegue de rasgos faciales, reveladores de
    verdaderos sentimientos, se producen sin intención
    comunicativa.

    6. Al mismo tiempo, la rítmica
    actividad manual se transforma en control
    de sus habilidades motrices.

    7. Como se manifiesta en los juegos, por ejemplo, al
    imitar, hablando por teléfono con la
    línea desocupada, la conducta verbal del
    adulto.

    8. La segmentación fonéticas es un proceso
    gradual que se extiende hasta los 7 años de edad.

    9. La enorme variedad de diferentes perfiles de
    evolución en la adquisición requiere una cantidad de
    encuestas muy superior a las realizadas por mí (podrían
    sí aplicarse estas prerrogativas al corpus total que ha
    recopilado la cátedra).

     

    Hugo Muleta

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