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Banco de México



    1. Banco de
      México
    2. Conclusión
    3. Bibliografía y Otras
      Fuentes

    Introducción

    Habitualmente se entiende por institución
    cualquier organismo o grupo social
    que, con unos determinados medios,
    persigue la realización de unos fines o propósitos;
    sin embargo en un sentido mas amplio y enfocado
    sociológicamente hablando, las instituciones
    son las reglas formales (como la constitución política de un
    país, sus leyes ordinarias
    y sus regulaciones específicas) e informales (como
    los valores
    éticos y morales, los preceptos religiosos y otros
    códigos de conducta
    implícitos) y sus mecanismos de refuerzo que condicionan
    (que dan forma) el comportamiento
    de los individuos y organizaciones en
    una sociedad.

    Los arreglos institucionales pueden ser de carácter económico, político
    o religioso, entre otros. Existen en todas las culturas y son tan
    diversos como éstas, se constituyen una estructura de
    incentivos que
    orientan el comportamiento en función
    del bienestar social. El éxito,
    en el largo plazo, de las culturas parece estar determinado por
    la funcionalidad, solidez y credibilidad de sus
    instituciones.

    Término de Institución
    Económica.

    Para conocer el término de Institución
    Económica, es importante conocer primera lo que es
    Economía y
    su importancia en cuanto al ser humano y la sociedad, el menos en
    su sentido más general.

    Etimológicamente el término
    economía significa Oikos Nemein (arreglar la casa)
    refiriendo la existencia de un espacio habitable por el hombre
    donde podía allegar recursos para su
    aprovechamiento posterior. La economía guarda una profunda
    relación con la política, porque esta orienta el
    desarrollo y
    legitimación del poder y sus
    productos,
    siendo el sustento del esquema de gobierno y sus
    posibilidades o limitaciones para impactar al desarrollo de la
    sociedad. Describir la presencia histórica de la
    economía en las civilizaciones humanas pudiera
    representarse en los siguientes momentos:

    1. Aprovechamiento y uso inmediato de los recursos
      naturales.
    2. Participación en los ciclos productivos de
      los recursos naturales.

    3. Transformación de los recursos en productos
    de uso mediato.

    4. Utilización de la tecnología en la modificación de
    los ciclos productivos de los recursos y descubrimiento de
    formas alternativas de aprovechamiento de los
    mismos.

    Según Bernard Phillips (1988) la
    institución económica es la estructura
    social que se centra en la producción, distribución y uso de la riqueza. Sin
    embargo, dentro de la literatura económica,
    se utiliza el concepto
    "institución" como algo más genérico: la
    forma en que se relacionan los seres humanos de una determinada
    sociedad o colectivo, buscando el mayor beneficio para el grupo.
    Son  los usos, hábitos, costumbres o normas por los
    que se rigen las relaciones sociales y económicas entre
    los miembros del grupo. El beneficio de la institución es
    mayor cuanta más eficiencia genere
    en la economía y más minimice los costos de
    transacción y de información.

    Eso será más posible cuanta más
    experiencia posean los agentes que participen de dicha
    institución, más sencillas sean las reglas y menor
    sea el número de individuos que las tienen que
    ejecutar.

    Aspectos de algunas Instituciones
    Económicas lo
    son:

    • La propiedad
    • Los contratos
    • El crédito
    • El "afán" de lucro

    El Mercado.

    El sistema de
    mercado es una institución económica que a su vez
    requiere de un marco institucional más amplio para
    desarrollarse (como la legislación nacional y otras
    instituciones económicas como el crédito
    y la propiedad
    privada). Los mercados
    también se sostienen en un conjunto de instituciones que
    permiten las transacciones impersonales sin que se requiera de
    continuas relaciones contractuales (gracias al dinero, por
    ejemplo). Dichos arreglos institucionales pueden ir desde la
    definición de dónde y cuándo intercambiar
    hasta las complejas leyes referentes al crédito o a
    procedimientos
    arbitrales, entre otros.

    Como ya se mencionó anteriormente, las
    Instituciones Económicas están en una muy estrecha
    relación con la política y el desarrollo de un
    país. Pero llevando ahora este enfoque hacia lo que es
    México, es
    importante tomar en cuenta su sistema de organización económica: el capitalismo,
    ya que es punto indispensable para la existencia de cualquier
    institución económica en México. Así
    posteriormente se tocará de una manera más clara y
    específica la institución económica a tratar
    en esta investigación.

    El Capitalismo

    Características generales del
    capitalismo:

    1.- Existe propiedad privada sobre los medios de
    producción.

    2.- Existen dos clases
    sociales fundamentales: la burguesía (dueños de
    medios de producción) y el proletariado (venden su
    fuerza de
    trabajo a
    burgueses para poder subsistir).

    3.- El capital surge
    de la relación entre ambas clases.

    4.- Las relaciones sociales de producción son de
    explotación con base en la propiedad privada en los medios
    de producción.

    5,- la forma de explotación es la
    plusvalía extraída del trabajo de los obreros y de
    la cual se apropia el capitalista por ser el dueño de los
    medios de producción.

    6.- Existe la producción generalizada de
    mercancías, el desarrollo del comercio, del
    mercado y de una economía monetaria.

    7.- El fin del capitalista es la obtención de
    ganancias y no la satisfacción de necesidades
    sociales.

    8.- Existe anarquía de producción (cada
    capitalista decide que, cuanto y donde producir e
    invertir).

    9.- La economía capitalista oscila en ciclos
    económicos.

    10.- La inflación y el desempleo son
    inherentes al funcionamiento del capitalismo.

    11.- El desarrollo del campo y de la ciudad es
    desigual.

    12.- Tiene carácter social de la
    producción y la apropiación privada de las
    ganancias.

    Producción y
    mercancías

    La producción generalizada de mercancías
    es una condición necesaria para el desarrollo del
    capitalismo. La producción de mercancías ha tenido
    tres formas históricas básicas:

    1.- La producción mercantil simple.

    2.- La manufactura.

    3.- Producción maquinizada.

    Fases históricas del
    capitalismo

    El sistema capitalista ha atravesado por dos fases
    históricas:

    1.- Premonopolista o de libre competencia que
    abarca del siglo XVI al ultimo tercio del siglo XIX.

    2.- Imperialista o monopolista, que abarca del
    último tercio del siglo XIX a nuestros
    días.

    Capitalismo Mexicano

    El proceso
    histórico del capitalismo mexicano, que se volvió
    el modo de producción dominante desde el porfiriato, en
    el último cuarto del siglo XIX, ha estado
    determinado por dos procesos
    simultáneos, el desarrollo del capitalismo a escala
    internacional, en el que los Estados Unidos se
    volvió la potencia
    hegemónica durante la primera mitad del siglo XX, y por la
    dinámica nacional de la formación
    socioeconómica del país.

    Diversas perspectivas de la teoría
    social latinoamericana, entre los años sesenta y setenta,
    contribuyeron a la reflexión teórica marxista que
    permitió comprender el proceso del capitalismo
    latinoamericano como parte estructural del sistema capitalista
    mundial, caracterizado por su dependencia y subdesarrollo.

    Subdesarrollo que no se planteó como equivalente
    al estancamiento, sino como un desarrollo desigual que
    reproducía la desigualdad
    social y estructural, el atraso y la dependencia, ya que
    históricamente su dinámica fundamental
    respondía a los procesos de acumulación del capital
    de los países metropolitanos con los que el capital
    nacional más dinámico se asociaba o
    subordinaba.
    Podrían destacarse tres ejes de la teoría
    latinoamericana del desarrollo: la dependencia y el subdesarrollo
    determinados por el proceso de acumulación
    estructuralmente subordinado al de la acumulación del
    capitalismo metropolitano; el subdesarrollo latinoamericano
    determinado en primer lugar por el intercambio desigual entre las
    metrópolis y la periferia; y el curso propio de la
    dinámica interna del capitalismo nacional.

    Dado que el capitalismo mexicano, por el solo hecho
    de ser capitalismo depende obviamente de instituciones
    económicas importantes en México y el mundo para
    lograr el desarrollo y estabilidad de el país, por lo
    tanto, El Banco de
    México, la institución económica más
    importante de nuestro país, y como banco central
    autónomo, tiene como objetivo
    lograr la estabilidad de los precios que es
    una condición indispensable para alcanzar un crecimiento
    económico sostenido y propiciar el desarrollo del
    país.

    Banco
    de México

    Antecedentes

    El Banco de México abrió sus puertas el 1
    de septiembre de 1925. Los antecedentes de esta
    Institución se remontan al menos hasta principios del
    siglo XIX. En 1822, durante el reinado de Agustín de
    Iturbide, la historia registra la
    presentación de un proyecto para
    crear una institución con la facultad para emitir billetes
    que se denominaría "Gran Banco del Imperio
    Mexicano".

    En Europa, los
    bancos
    centrales surgieron a partir de una evolución espontánea en que
    algún banco comercial fue adquiriendo gradualmente las
    funciones que
    en un contexto moderno corresponden en exclusiva a los institutos
    centrales. Algo parecido estuvo próximo a ocurrir en
    México hacia 1884, pero en un célebre juicio legal
    celebrado en la capital del país triunfó la postura
    que favorecía la libre concurrencia de los bancos
    comerciales en cuanto a la emisión de billetes.

    Con la destrucción del sistema bancario
    porfirista durante la Revolución, la polémica ya no se
    centra en la conveniencia del monopolio o la
    libre concurrencia en la emisión de moneda, sino en las
    características que debería tener el Banco Unico de
    Emisión, cuyo establecimiento se consagró en el
    Art. 28 de la Carta Magna
    promulgada en 1917. La disyuntiva consistía en proponer el
    establecimiento de un banco privado, o un banco bajo control
    gubernamental. Los Constituyentes reunidos en Querétaro
    optaron por esta segunda fórmula, aunque la Carta Magna
    sólo estableció que la emisión de moneda se
    encargaría en exclusiva a un banco que estaría
    "bajo el control del Gobierno".

    Sin embargo, a pesar de la idea que se consagró
    en la Constitución, siete años demoró la
    fundación del entonces llamado Banco Unico de
    Emisión. Debido a que, entre otras causas, como la falta
    de organización; la escasez de fondos
    públicos fue el obstáculo insuperable para poder
    integrar el capital de la Institución. Mientras tanto, se
    consolidaba en el mundo la tesis sobre la
    necesidad de que todos los países contasen con un banco
    central. Tal fue el mensaje de un comunicado emitido en 1920 por
    la entonces influyente Sociedad de las Naciones, durante la
    Conferencia
    Financiera Internacional celebrada en Bruselas.

    Fundación

    El establecimiento del Banco de México no se hace
    realidad hasta 1925, gracias a los esfuerzos presupuestarios y de
    organización del Secretario de Hacienda, Alberto J. Pani,
    y al apoyo recibido del Presidente Plutarco Elías
    Calles.

    El Banco de México se inauguró el 1 de
    septiembre de 1925. Al recién creado Instituto se le
    entregó, en exclusiva, la facultad de crear moneda, tanto
    mediante la acuñación de piezas metálicas
    como a través de la emisión de billetes. Como
    consecuencia correlativa de lo anterior, se le encargó la
    regulación de la circulación monetaria, de los
    tipos de interés y
    del cambio sobre
    el exterior. Asimismo, se convirtió al nuevo órgano
    en agente, asesor financiero y banquero del Gobierno Federal,
    aunque se dejó en libertad a los
    bancos comerciales para asociarse o no con el Banco de
    México.

    Despegue

    El Banco Central nació en momentos de grandes
    retos y aspiraciones para la economía del país.
    Debido a la necesidad de contar con una institución de esa
    como esta, le acompañaban otros imperativos: propiciar el
    surgimiento de un nuevo sistema bancario, hacer renacer el
    crédito en el país y reconciliar a la población con el uso del papel moneda, lo
    que no fue una tarea fácil. Por todo ello, al Banco de
    México, además de los atributos propios de un banco
    de emisión, se le otorgaron también facultades para
    operar como institución ordinaria de crédito y
    descuento.

    Durante sus primeros seis años de vida, el Banco
    obtuvo un éxito razonable en cuanto a promover el renacimiento
    del crédito en el país. Sin embargo, las
    dificultades que enfrentó en su propósito de
    consolidarse como banco central resultaron formidables. Aunque su
    prestigio creció y logró avances, la
    circulación de sus billetes fue débil y pocos
    bancos comerciales aceptaron asociarse con él mediante la
    compra de sus acciones.

    La Recesión del 29 y las
    subsecuentes

    La primera gran reforma en la vida del Banco de
    México ocurre hacia 1931 y 1932. En julio de 1931 se
    promulga una controvertida Ley Monetaria por
    la cual se desmonetiza el oro en el
    país. En cuanto al Banco de México, dicha Ley
    confirió ciertas características de moneda a sus
    billetes, aun cuando se conservó la libre
    aceptación de los mismos.

    Sin embargo, tan sólo ocho meses después
    sobrevienen otras reformas de mayor trascendencia: la de la
    mencionada Ley Monetaria y la promulgación de una nueva
    Ley Orgánica para el Banco de México. Mediante esta
    última reforma se le retiraron al Banco las facultades
    para operar como banco comercial, se hizo obligatoria la
    asociación de los bancos con el Instituto Central y se
    flexibilizaron las reglas para la emisión de
    billetes.

    Cuentan las crónicas que en esta época fue
    tan grande la escasez de moneda, que se inició un movimiento
    nacional en favor de la aceptación del billete del Banco
    de México, hecho que aumentó sustancialmente la
    demanda por
    dicho medio de pago. Incluso, algunos empezaron a preferir el
    billete a las piezas acuñadas. Ello dio lugar a un
    movimiento de auge del redescuento.

    Una vez conseguida la aceptación del billete, se
    abrió el camino para que el Banco pudiera cumplir las
    funciones señaladas en su nueva Ley Orgánica. Estas
    fueron las siguientes: regular la circulación monetaria,
    la tasa de
    interés y los cambios sobre el exterior; encargarse
    del servicio de la
    Tesorería del Gobierno Federal; centralizar las reservas
    bancarias y convertirse en banco de los bancos y en prestamista
    de última instancia.

    La Crisis
    Platista

    En 1935, se enfrenta una crisis sin precedentes, cuando
    el precio de la
    plata se eleva ininterrumpidamente. Se llega a correr riesgo grave de
    que el valor
    intrínseco de las monedas de ese metal –las cuales
    integraban el grueso de la moneda fraccionaria o de apoyo–
    supere a su valor facial. El peligro se cierne en especial sobre
    las piezas de un peso, que gozaban de gran arraigo entre la
    población. La crisis se conjura mediante dos medidas:
    emitir piezas con menor contenido de plata, y poner en
    circulación billetes de esa denominación que por
    largos años se conocieron como "camarones".

    En 1936 se promulga una nueva y ortodoxa Ley
    Orgánica, la cual responde a la
    motivación de librar a la operación del Banco
    de México de toda "nota inflacionista". Ello, mediante la
    adopción
    de reglas muy estrictas para la emisión de medios de pago.
    Particular énfasis se puso en ese ordenamiento en cuanto a
    limitar el crédito que el Banco Central pudiese otorgar al
    gobierno. En la práctica, dicha Ley resulta muy
    rígida y, en estricto sentido, nunca llega a ponerse en
    vigor. Así, en 1938 se reforman sus disposiciones
    más restrictivas. Ello, tanto en lo referente a los
    límites
    del crédito que el Banco pudiese otorgar al Gobierno, como
    respecto al tipo de papel que el mismo pudiese adquirir en sus
    operaciones
    con los bancos comerciales.

    Pocos meses antes, como consecuencia del deterioro que
    venía sufriendo la balanza de pagos
    de México desde 1936 y de las fugas de capital causadas
    por la expropiación petrolera, el Banco de México
    se había retirado del mercado y el tipo de cambio
    había pasado de 3.60 pesos por dólar a niveles
    superiores al de 5 pesos por dólar.

    Bajo el influjo de la guerra

    A finales de 1939, el entorno de la economía
    mexicana se modifica drásticamente con el inicio de
    la Segunda Guerra
    Mundial. México se ve inundado con los capitales
    flotantes o "golondrinos" que buscan refugio bancario en nuestro
    país. Es en este contexto que en junio de 1941 se promulga
    un nuevo encuadre legal para las materias bancaria y financiera.
    De ahí surgieron una nueva Ley Bancaria, así como
    una nueva Ley Orgánica del Banco de
    México.

    El periodo bélico que se extendió
    aproximadamente de 1940 a 1945 fue de gran trascendencia en la
    evolución del Banco de México. Nunca antes desde su
    fundación, el Banco se había enfrentado al reto de
    tener que aplicar una política de contención
    monetaria. En palabras del entonces Director General, Eduardo
    Villaseñor, hasta ese momento el mecanismo del Banco se
    asemejaba a la maquinaria de un reloj en el sentido de que
    sólo podía accionarse "hacia adelante". Fue
    así que se inició una odisea: la de desarrollar los
    mecanismos de regulación apropiados para un Banco Central
    que operaba en un medio donde no existían mercados
    financieros dignos del nombre.

    Como se ha dicho, durante el periodo bélico el
    influjo de capitales hinchó la reserva monetaria del
    Banco, dando lugar a una acelerada expansión de los medios
    de pago, expansión preñada de un ominoso potencial
    inflacionario. Para conjurar esa posibilidad, las autoridades se
    embarcaron en un proceso de aproximaciones en el que gradualmente
    se fueron definiendo las herramientas
    más idóneas para realizar la requerida
    contención monetaria. Primeramente se intentó
    realizar operaciones de mercado abierto, y se buscó
    también influir en la composición de las carteras
    de los bancos para evitar transacciones y créditos especulativos. También se
    experimentó con la manipulación de la tasa de
    redescuento y la "persuasión moral", aunque
    el instrumento que mejores resultados arrojó fue la
    elevación de los "encajes", o sea, de los depósitos
    obligatorios que la banca
    tenía que abonar en el Banco Central. Este recurso se
    llevó a un extremo nunca antes experimentado en
    país alguno, pues el coeficiente de encaje se elevó
    hasta el 50% de los depósitos para los bancos del Distrito
    Federal, y hasta el 45% para los bancos de provincia.

    Respaldo al desarrollo en la posguerra

    Tan probó su eficacia el
    expediente de elevar el encaje legal que, una vez concluida la
    Guerra y
    durante muchos años, se recurrió en México a
    la manipulación del requisito de reserva obligatoria, no
    sólo para fines de regulación monetaria, sino
    también para otros dos objetivos:
    como método de
    financiamiento
    para los déficit del Gobierno y para fines de "control
    selectivo del crédito". En 1949, al producirse nuevamente
    una preocupante entrada de divisas, se
    reforma la Ley Bancaria y se otorga al Instituto Central la
    facultad potestativa de elevar el encaje de la banca comercial
    hasta el 100% sobre el crecimiento de sus pasivos. Sin embargo,
    esta obligación se graduó en función de la
    forma en que las instituciones integrasen sus carteras de
    crédito o, en otras palabras, de acuerdo a la manera en
    que canalizaran su financiamiento a los distintos sectores de la
    economía.

    En 1948 y 1949, México sufre dos severas crisis
    de balanza de pagos atribuibles, en muy buena medida, a los
    reacomodos y ajustes de la economía
    mundial típicos de la posguerra. Desde una perspectiva
    histórica, para el país y para el Banco de
    México ello puede interpretarse como una
    comprobación de los beneficios que siempre reporta la
    aplicación de una política
    monetaria prudente.

    En junio de 1944, México había sido uno de
    los países suscriptores del convenio de Bretton Woods,
    mediante el cual se acordó, entre otras cosas, un sistema
    de tipos de cambio fijos para las monedas del mundo.

    En 1948, a pesar de que dicho convenio no aceptaba los
    tipos de cambio fluctuantes, México decidió dejar
    en flotación la tasa de cambio del peso. Sin embargo, en
    1949 se decidió ensayar una nueva paridad al nivel de
    8.65. Esta fue la tasa de cambio que prevaleció hasta
    1954, cuando el país tuvo que efectuar un nuevo ajuste
    cambiario.

    El desarrollo estabilizador y sus
    artífices

    En 1952, toma las riendas del Banco de México un
    hombre que
    habría de prestar servicios de
    inestimable valor a México y que habría de dar
    lustre y prestigio a las finanzas
    mexicanas: Rodrigo Gómez. Don Rodrigo –como se le
    conoció en vida– estuvo a la cabeza del Banco hasta su
    muerte,
    durante 18 largos años, habiéndose manifestado a lo
    largo de su gestión, tanto en hechos como en pensamiento,
    como un enemigo acérrimo de la
    inflación.

    En alguna célebre ocasión
    señaló que si "la disyuntiva fuera entre progresar
    velozmente o tener una moneda estable, no habría duda
    sobre la elección". Pero el punto es que la
    inflación no sólo tiene efectos negativos sobre la
    distribución del ingreso, sino que acaba por frenar la
    inversión y el crecimiento
    económico.

    Junto con Antonio Ortiz Mena, quien lo
    acompañó durante dos sexenios al frente de la
    Secretaría de Hacienda, Don Rodrigo Gómez fue uno
    de los artífices de un envidiable periodo de progreso y
    estabilidad que se extendió de 1954 a 1970, y que se
    conoce como el "desarrollo estabilizador". La era se
    inició después del ya mencionado ajuste cambiario
    de 1954, el cual puede ser considerado como la culminación
    de una etapa de crecimiento con inestabilidad que se
    extendió por más de tres lustros.

    En el lapso 1954-1970, el producto real
    creció a un ritmo muy superior al de la población,
    lo cual hizo posible que también crecieran
    ininterrumpidamente tanto el ingreso per-cápita como los
    salarios reales.
    En particular, el sector financiero experimentó un
    progreso formidable. Todo ello fue, en buena medida, resultado de
    la aplicación, por parte del Banco de México, de
    una política monetaria prudente, la cual coadyuvó a
    obtener una estabilidad de precios semejante a la de Estados
    Unidos en igual periodo. De ahí que también pudiese
    conservarse un tipo de cambio fijo (12.50 por dólar)
    dentro un régimen de irrestricta libertad cambiaria, y que
    la reserva monetaria mostrase una tendencia creciente a lo largo
    del periodo.

    A la vez, durante el "desarrollo estabilizador" el Banco
    de México coadyuvó al progreso de la
    economía nacional, brindando apoyo a otras estrategias de
    promoción mediante un manejo juicioso de la
    política de encaje legal. Con ello no sólo se
    colaboró a proporcionar crédito no inflacionario a
    actividades prioritarias, sino también a compensar las
    fluctuaciones de la economía mundial que afectaron durante
    esos años a la balanza de pagos. En 1958, a fin de darle
    mayor fuerza a ese instrumento de regulación, se
    decidió incorporar a las sociedades
    financieras al régimen del encaje legal.

    Aportaciones del Banco de México al
    desarrollo

    Durante los años setentas y parte de los ochentas
    se extiende una época de dificultades para el Banco de
    México. Hasta 1982, los problemas
    tuvieron su origen en la aplicación de políticas
    económicas excesivamente expansivas, y en la
    obligación que se impuso al Banco de extender amplio
    crédito para financiar los deficientes fiscales en que
    entonces se incurrió. Todo ello dio lugar al deterioro de
    la estabilidad de los precios y fue causa de que ocurrieran dos
    severas crisis de balanza de pagos en 1976 y 1982. De 1983 en
    adelante, el sentido de las acciones ha sido de signo
    distinto.

    A partir de ese año, los esfuerzos han estado
    dirigidos, en lo fundamental, a controlar la inflación, a
    corregir los desequilibrios de la economía y a procurar la
    recuperación de la confianza de los agentes
    económicos.

    A pesar de todo y en algunos casos a fin de enfrentar
    los problemas existentes, durante las décadas recientes
    hemos sido testigos de importantes transformaciones
    institucionales y de trascendentales aportaciones del Banco
    Central a la economía del país. Una de las
    iniciativas más sobresalientes hecha por el Banco de
    México fue en cuanto a la creación en México
    de la llamada "banca múltiple" en 1976. A
    continuación, una vez consumada la conversión de la
    banca de especializada en múltiple, se promovió un
    programa de
    fusiones de
    instituciones pequeñas, orientado a fortalecer su solidez
    y a procurar una mayor competitividad
    en el sistema
    financiero.

    En 1974 se creó en el Banco de México, y
    se introdujo en la práctica, el concepto de costo porcentual
    promedio de captación para la banca múltiple (CPP).
    Esta tasa promedio, al hacer las veces de tipo de referencia para
    los créditos bancarios, evitó muchas dificultades a
    los bancos cuando, más avanzada esa década, las
    tasas de
    interés se empezaron a elevar por efecto de la
    inflación. Entre otras aportaciones memorables del Banco
    Central, cabe recordar la idea de reglamentar la
    capitalización de los bancos no sólo en
    función de su captación, sino de ciertos activos y de
    otros conceptos expuestos a riesgo. Igualmente merece
    mención la concepción y el establecimiento de un
    sistema de protección para los depósitos del
    público en la banca.

    También objeto de orgullo para el Banco Central
    fue la creación, en 1978, de los Certificados de la
    Tesorería (CETES). Estos títulos, previa la
    promulgación en 1975 de una nueva Ley Reglamentaria del
    Mercado de
    Valores, fueron la base para el desarrollo en México
    de un mercado de bonos y valores de
    renta fija. De importancia es destacar la trascendencia de dicho
    logro no sólo en cuanto a la evolución financiera
    de México, sino también respecto al progreso de la
    banca central en este país. La creación y la
    madurez del mercado de bonos dio lugar a que se consolidasen en
    nuestro medio las condiciones para poder llevar a cabo, en la
    práctica, la regulación monetaria a través
    de operaciones de mercado abierto.

    A la búsqueda de la estabilidad

    Ya durante la
    administración encabezada por el Presidente Miguel de
    la Madrid
    (1983-1988), una de las acciones más relevantes fue la
    creación del FICORCA (Fideicomiso
    para la Cobertura de Riesgos
    Cambiarios). Este instrumento no sólo permitió que,
    en su momento, las empresas
    mexicanas con pasivos denominados en divisas pudieran renegociar
    sus adeudos externos sino, a la vez, que quedasen protegidas
    contra el riesgo eventual de futuros ajustes del tipo de
    cambio.

    En 1985 se registra un hito importante en la historia
    del Banco de México: en ese año se expide una nueva
    Ley Orgánica para la Institución. Dicho
    ordenamiento se distinguió porque incorporó en su
    texto la
    facultad de fijar límites adecuados al financiamiento que
    pudiese otorgar la Institución. Otras
    características notables de esa Ley fueron que
    otorgó al Banco la posibilidad de emitir títulos de
    deuda propios para fines de regulación monetaria, y
    liberó a la reserva monetaria de restricciones a fin de
    que la misma pudiese ser usada sin cortapisas para los fines que
    le son propios.

    De 1987 a la fecha de escribirse el presente texto, el
    Banco de México, actuando en concierto con otras
    autoridades, ha desplegado su máximo esfuerzo en
    procuración del abatimiento de la inflación. La
    tarea no ha sido fácil. A las dificultades provenientes de
    un entorno externo que con frecuencia ha sido desfavorable y a
    las propias de remover las causas fundamentales de la
    inflación -los déficit públicos financiados
    con crédito primario del Banco México-se han aunado
    las de vencer lo que se conoce técnicamente como "inercia
    inflacionaria".

    De este último empeño nació la
    concertación social que tan buenos frutos ha dado a
    México, y que se ha materializado en las distintas etapas
    del llamado "Pacto". Como se sabe, la concertación parte
    del principio de que los distintos grupos de la
    sociedad -gobierno, empresarios, obreros- lleguen a acuerdos
    operativos, a fin de imponer disciplina a
    la evolución tanto de los precios, como de los salarios y
    del tipo de cambio.

    Autonomía

    La gran transformación en la historia reciente
    del Banco de México ocurrió en 1993, con la reforma
    constitucional mediante la cual se otorgó autonomía
    a esta Institución. La autonomía concedida al Banco
    de México -explicada en la Exposición
    de Motivos de la reforma constitucional respectiva- tiene como
    principal objeto construir una salvaguarda contra futuros brotes
    de inflación. De ahí la importancia de que en el
    texto Constitucional haya quedado precisado el criterio rector al
    cual debe sujetarse en todo tiempo la
    actuación del Banco de México: la
    procuración de la estabilidad del poder adquisitivo de la
    moneda nacional.

    La autonomía del Banco Central se apoya en tres
    fundamentos: su independencia
    para determinar el volumen del
    crédito primario que pueda ser concedido, la independencia
    que se ha otorgado a las personas que integren su Junta de
    Gobierno y la independencia administrativa de la
    Institución.

    Estos tres soportes son fundamentales para garantizar la
    autonomía del Instituto Central, pero el primero de ellos
    merece comentario especial. En el artículo 28
    Constitucional ha quedado señalado que "ninguna autoridad
    podrá ordenar al Banco conceder financiamiento". La
    relevancia de esta medida tiene su origen en la muy especial
    relación que existe entre el crédito del Banco
    Central y los movimientos del nivel general de precios. Ello,
    porque el Banco Central es la única entidad que puede
    aumentar el poder de compra en la economía, aunque nadie
    produzca más. De ahí que exista siempre una
    relación causal muy estrecha entre el crédito del
    Banco Central y el movimiento del nivel general de los
    precios.

    Dique contra inflaciones

    La autonomía del Banco Central puede verse como
    una barrera contra la ocurrencia de futuras inflaciones. La
    importancia de que exista este dique proviene de los
    múltiples males que causa la inflación,
    especialmente por lo que toca a la distribución del
    ingreso y a las posibilidades de crecimiento económico. En
    épocas de inflación, los precios crecen más
    aceleradamente que los salarios, a la vez que dicho
    fenómeno afecta en mayor medida a quienes tienden a
    conservar sus recursos en billetes y monedas. Y en general, los
    individuos en esta última situación son los que
    pertenecen a los estratos más desfavorecidos de la
    sociedad.

    En cuanto al crecimiento, la inflación tiende a
    deteriorar los incentivos hacia la producción y la
    inversión, por la incertidumbre y el desconcierto que
    crea. Durante la inflación, la volatilidad de los precios
    relativos reduce la eficacia del mercado como mecanismo para la
    asignación de los recursos y falsea el cálculo
    económico, inhibiendo la inversión. Asimismo, el
    crecimiento acelerado y desordenado de los precios propicia tasas
    de interés elevadas, por el premio que los ahorradores
    demandan para las inversiones
    financieras.

    La autonomía del Banco Central es un buen dique
    contra la inflación en la medida en que no está
    dirigida a paliar sus síntomas, sino a evitar sus causas.
    Ello, porque está encaminada a impedir un uso abusivo del
    crédito del instituto emisor, fuente principal del mal a
    que se alude.

    Conclusión

    En esencia, las instituciones no son sus integrantes,
    edificios y demás instalaciones y ni siquiera sus
    estatutos, sino, ante todo, sus funciones y la realización
    de sus fines, así como el impacto y presencia ejercida en
    la sociedad. Ahora, hablando exclusivamente de Instituciones
    Económicas, la importancia de estas es el aporte incentivo
    que orienta el comportamiento de una sociedad en función
    de un bienestar económico, y por consecuencia social. Y se
    ve desde un punto de vista capitalista, basado en el capitalismo
    mexicano, como resultado se cae en cuenta de que el propio
    capitalismo mexicano nació como medio de producción
    predominante en el porfiriato gracias a la dinámica
    nacional de la formación socioeconómica del
    país, lo que es en gran parte, consecuencia de las
    transformaciones de las instituciones económicas de aquel
    tiempo.

    Sin embargo, como consecuencia del capitalismo nacieron
    a su vez nuevas Instituciones Económicas, lo que nos
    demuestra la estrecha relación y dependencia entre las
    Instituciones Económicas y el capitalismo mexicano desde
    la época contemporánea de nuestro país hasta
    la actualidad. Y pues saltando de este importante punto, podemos
    caer en que El Banco de México, una Institución
    económica de nuestro país, es y ha sido realmente
    trascendental en lo que es el capitalismo mexicano.

    Por consecuencia, El banco de México como la
    Institución Económica más importante del
    país, ha sido parte indispensable en todos los
    ámbitos socioeconómicos de México, desde sus
    inicios. Ha sido partícipe tanto de etapas de prosperidad
    y estabilidad, así como de secesión y fracaso, pero
    sobre todo es una Institución Económica que ha
    cumplido su cometido fundamental, que es la procuración de
    la moneda nacional.

    En otras palabras, nuestro país en la actualidad
    se rige bajo el sistema económico llamado el capitalismo,
    que como se ha mencionado esta basado en la producción en
    serie y en la obtención de ganancias de los dueños
    de los medios de producción. Aunque nuestro sistema
    económico esta estrechamente relacionado con el desempleo
    y la inflación, existen instituciones que tratan de
    mantener una estabilidad en la infraestructura de nuestro
    país: las instituciones económicas. Por ejemplo el
    Banco de México, que a través del tiempo ha
    desarrollado la tarea de mejorar el sistema de crédito en
    nuestro país, la aceptación del papel moneda entre
    los individuos, mantener una estructura fija, así como la
    estabilización económica del país tratando
    de evitar inflaciones. Todo esto se ha logrado gracias al
    desarrollo del banco central autónomo de nuestro
    país, que ha logrado un crecimiento económico
    sostenido y propiciar el desarrollo del país.

    Con este ejemplo se concluye que las instituciones
    económicas apoyan la infraestructura de un país,
    permitiendo el desarrollo estable de las naciones.

    Bibliografía

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      Sociología Porrúa, México, 481
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    Otras Fuentes

    • http://www.banxico.org.mx
    • http://www.eumed.net
    • http://www.sociologia.cl
    • http://www.the-dark-mirror.co.uk
    • http://www.agapea.com
    • http://alpha.rec.uabc.mx

     

    Luis Fernando Mesta Carrillo

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