Monografias.com > Educación
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Desarrollo y adquisición del lenguaje



    1. Factores que intervienen en el
      desarrollo y la adquisición del lenguaje de los
      individuos

    FACTORES QUE INTERVIENEN EN EL
    DESARROLLO

    Y LA ADQUISICIÒN DEL LENGUAJE DE
    LOS INDIVIDUOS

    Todo individuo para
    desarrollar, consolidar y obtener competencias,
    lingüística y comunicativa, de su
    lenguaje ha de sufrir o experimentar etapas o fases que
    según los teóricos le han de ayudar a estructurar
    propiamente dicho su lenguaje, donde todos han de vivir el mismo
    proceso
    evolutivo, con diferencias marcadas propias de la
    individualidad.

    Al ser la
    comunicación un proceso diario y de importancia para
    el colectivo, los estudiosos se han enfocado en definir los
    factores que influyen o determinan la manera de adquirir el
    lenguaje.

    En el siglo V a.c., Panini describió y
    aisló los sonidos y las palabras del Sánscrito,
    logrando estructurar de manera orgánica las combinaciones
    fonológicas, más comunes, con este hecho se pone un
    precedente para los futuros estudios.

    Posteriormente, en los años 1600 d.c los filósofos nominalistas enfocan sus estudios
    en los procesos
    comunicativos del hombre,
    llegando a decir que: " el lenguaje es un medio de
    transmisión de pensamientos".

    En el siglo XX se realizan estudios más precisos
    en esta área siendo de especial consideración los
    aportes realizados por: Piaget,
    Skinner,
    Chomsky, Sullivan, Ausubel, entre
    otros, quienes determinaron o expusieron sus ideas sobre el
    desarrollo y
    la adquisición del lenguaje, demostrando que existen
    factores que no determinan de manera directa la
    adquisición del lenguaje pero si influyen para el
    desarrollo del mismo.

    Se sabe, por estudios realizados en el campo de la
    neurociencia y de la psicología cognitiva,
    (Ellis, 1996; Gardner,1996; Jensen, 1996: Jonson Laird, 1990;
    Calvin, 2001) que nuestro cerebro
    está neurológicamente preparado para aprender.
    Tenemos un programa
    genético predeterminado. Éste incluye la capacidad
    de aprender los cincuenta y dos sonidos de los lenguajes
    universales, su entonación y sintaxis. Cuando aprendemos,
    nos "ponemos al tanto "y / o actualizamos lo que nuestro cerebro
    ya tiene (Jensen 1996: 6)".

    Los niños
    activan esta capacidad al ser expuestos a su lengua. En la
    primera infancia su
    necesidad de comunicación se ve satisfecha con la
    emisión de palabras; cometen errores, pero no son
    corregidos a menos que el mensaje sea ininteligible.

    Aquí hay una combinación de factores,
    Individuales, como la edad y sico sociales, el ambiente, que
    influyen en esa evolución de competencias
    lingüísticas y comunicativas.

    El punto de vista racionalista adoptado por Jacobovits
    atribuye al niño un dispositivo cognitivo para la
    adquisición del lenguaje (1968) el cual lo guía en
    el descubrimiento de las reglas universales de formación
    del idioma – reglas gramaticales- al cual está
    expuesto desde su nacimiento.

    Esta concepción mantiene que la
    adquisición de la estructura
    sintáctica, formal del lenguaje es completamente
    independiente del conocimiento
    del mundo o de una "interacción social privilegiada con los
    hablantes del lenguaje" (Bruner 1998: 174).

    Desde este punto de vista, el dispositivo para la
    adquisición del lenguaje (DAL) sería un programa
    innato (Gardner 1996; Bruner, 1998) a través del
    cual el niño, aprendiz de hablante, sería capaz de
    reconocer regularidades profundas, en la estructura superficial
    del lenguaje determinado al que está expuesto, gracias a
    su conocimiento previo de la naturaleza profunda de todos
    los lenguajes, la cual es "universal" (Brunner
    1998:174).

    En su llamado "Enfoque Natural", Krashen (1981)
    especifica, por un lado, que la adquisición del
    lenguaje es natural y espontánea, siguiendo
    las reglas internas y tiempos de cada individuo, tal como lo
    hacen los niños.

    El aprendizaje, por otro lado, es la
    incorporación en forma consciente – y hasta
    a veces forzada – de reglas gramaticales.

    Incluso antes de Krashen, Newmark (1964) afirmó
    que la atención sistemática a las
    formas gramaticales de una emisión lingüística
    (una unidad de sentido expresada en forma oral) no es una
    condición necesaria para el aprendizaje
    efectivo de la lengua
    materna.

    Asimismo, Newmark (1964) argumentaba que el recurrir al
    aprendizaje de
    reglas gramaticales inhibe el desarrollo de las habilidades
    lingüísticas, ya que consideraba que el estudiante
    que es expuesto a estas formas de manera artificial, o sea, en
    forma consciente y deliberada, se transforma en un hablante
    lento, inhibido e incapaz de expresarse.

    Siguiendo la misma línea de Newmark, Jakobovits
    (1968) cree que los conceptos establecidos en los estudios sobre
    la adquisición del lenguaje pueden ser transferidos,
    esencialmente sin modificación, a la vida diaria y con
    sentido claro y preciso de información.

    En efecto, el proceso de lateralización de las
    funciones
    cerebrales, que se completa alrededor de los 13 años de
    edad, tiene efectos profundos sobre el procesamiento del
    lenguaje, aumentando la capacidad de análisis consciente, por un lado, pero
    disminuyendo la capacidad de discriminación fonológica, por
    otro.

    Como contrapartida a los autores dentro del enfoque de
    "adquisición no forzada", podemos mencionar la
    posición de Allen (1974), entre otros autores interesados
    en lo que podemos llamar estilos cognitivos. Allen critica esta
    posición "naturalista" por parecerle muy general y
    uniforme, ya que la misma no tiene en cuenta la diversidad de
    estilos y de situaciones de aprendizaje.

    Uno de los mecanismos de compensación que podemos
    mencionar, como una ventaja que se presenta en el aprendizaje, es
    el uso de su memoria, la cual
    no está muy desarrollada en los niños
    (Ellis, 1996; Fodor, 1983).

    Gracias a los conocimientos que provienen de la
    neurociencia, sabemos que, a nivel neurocientífico,
    la memoria se
    define como " la capacidad de generar nuevas sinapsis, y/o
    cambiar la eficacia de las
    mismas en la transmisión de la información entre
    neuronas", (Bodnar 2001). Sabemos, gracias a la
    neurolingüística, la neurociencia y la
    psicología cognitiva que el cerebro opera en distintos
    niveles y que es incentivado por experiencias multimediales.
    (Gardner, 2000; Fodor, 1983; Ellis, 1996; Duncan, 2001; Oxford,
    1990).

    A esta capacidad del cerebro para acomodarse a la
    incorporación de nuevos estímulos o informaciones
    se la denomina – por lo maleable de las conexiones entre las
    células
    nerviosas – "plasticidad neuronal".

    Esta característica generalmente va en
    disminución con la edad, de ahí que la dificultad
    para memorizar se incremente a medida que la persona envejece
    (Bodnar 2001).

    Por otro lado, desde un punto de vista más
    sociológico y como fuente de presión o
    stress, hay algo
    que los niños no tienen en cuenta y que está hoy en
    día presente.

    Esto es lo siguiente: los adultos saben que el
    aprendizaje a lo largo de toda la vida debe ser adoptado
    como base estratégica para su futuro laboral.

    Son conscientes hoy en día de que la competencia
    profesional y las habilidades necesarias para el trabajo
    cambian constantemente; por ello la clave en la sociedad de la
    información es el ya conocido "aprender a aprender",
    situación que desconocen los niños quienes no
    entienden o valoran de manera plena el aprendizaje del lenguaje,
    por lo tanto, la edad es un factor de suma importancia en la
    consolidación y madurez lingüística
    (competencia comunicativa y lingüística).

    Ante estas diferencias mencionadas, podemos
    concluir que, si se aplican los conceptos sobre la
    adquisición de la lengua, se cae en el error de
    generalizar el proceso como común a todos los
    individuos, sin tener en cuenta diferencias de estilos y
    necesidades de aprendizaje.

    La incorporación de vocabulario y estructuras se
    lleva a cabo en formal gradual y casi diríamos, "natural"
    en términos de conciencia
    racional: los chicos pueden aprender el idioma "jugando",
    incorporando frases que resulten de la necesidad de
    comunicación en situaciones reales especialmente
    preparadas para que el niño "construya" a través de
    su experiencia.

    En esta concepción la teoría
    del aprendizaje a edad infantil, es natural y sabido, por
    ejemplo, que los niños aprenden su lengua en forma oral (
    Bruner, 1998), aprendiendo palabras en el inicio de su
    aprendizaje, pasando después a frases cortas hasta llegar
    a la construcción de oraciones más
    complejas.

    Como ya ha sido mencionado anteriormente, a los
    niños no se los corrige, al cometer un error, el
    instructor recurre al "eco" o paráfrasis (Skinner), repite
    en forma correcta lo dicho por el niño. Si éste
    tiene suficiente madurez lingüística como para
    corregirse, entonces lo hará; si no es el caso, el
    instructor deja pasar el error, aunque si su edad es mayor
    (operaciones
    formales: Piaget), el individuo reconocerá su error de
    manera involuntaria.

    Esta percepción
    anteriormente mencionada es lo que Krashen (1981) llama "el
    monitor", un
    dispositivo mental que "avisa" que lo que se está
    expresando es erróneo.

    Cuando este monitor se ha desarrollado en su medida
    justa, contribuye a la autonomía del alumno en
    términos de precisión y corrección en la
    expresión. Sin embargo, cuando este monitor se encuentra
    híper-desarrollado a causa de un entrenamiento muy
    severo en términos de gramaticalidad, el resultado es un
    hablante lento y dubitativo, sin confianza en sí mismo y
    confirmando mentalmente cada palabra que emite.

    Por otro lado, cuando este monitor no ha sido
    desarrollado, como consecuencia de un entrenamiento informal y
    sin reglas gramaticales de construcción, el resultado es
    un hablante impreciso y una producción repleta de errores que impiden
    una comunicación eficiente. Otra diferencia que se debe
    considerar para el aprendizaje y consolidación del
    lenguaje, de acuerdo a la edad –se presenta en el campo de
    la metacognición.

    Una marcada característica distintiva que
    presentan los adultos es la conciencia que tienen de su propio
    proceso de aprendizaje: su metacognición (O´Malley,
    1993), la cual se desarrolla a una edad no temprana, pasada la
    adolescencia.
    O´Malley define el
    conocimiento metalingüístico como ‘la
    habilidad de reflexionar acerca de las formas y estructuras de un
    idioma y de analizarlas y la habilidad de "hablar acerca del
    idioma" ‘(O´Malley 1993: 121).

    Los estudiantes adultos, a través de su
    metacognición, "saben cuándo no saben". En el caso
    del aprendizaje del idioma, se requiere de un instructor
    experimentado y conocedor del tema de la enseñanza en segundas lenguas en la edad
    adulta para poder guiarlo
    eficientemente, para poder enseñarle a aprender y para no
    frustrarlo con exigencias o técnicas
    no adecuadas a las características del estudiante en
    cuestión.

    De no ser ese el caso, situación muy frecuente en
    nuestros días, el estudiante culpa su falta de éxito a
    su "poca capacidad lingüística", lo cual, si bien es
    posible que su habilidad lingüística no sea muy buena
    por el hecho mismo de no haberse ejercitado desde edad temprana,
    no significa que no pueda aprender y alcanzar el objetivo de
    poder comunicarse en forma eficiente. "Las mentes son creativas e
    impredecibles" (Calvin, 2001: 15).

    Un buen entrenamiento lingüístico puede
    compensar esta "inteligencia
    lingüística poco entrenada", lo cual no significa que
    la persona no sea "inteligente" en otras áreas.
    (Gardner,1998; Calvin, 2001).

    Como ya hemos visto, entonces, el punto medio
    está dado por la identificación de los diferentes
    estilos cognitivos de cada estudiante y proveer una metodología adecuada.

    Aunque debemos tener presente lo manifestado por Ch.
    Hockett: "Entre los cuatro y los seis años, el
    niño normal es lingüísticamente adulto.
    Controla ya – con alguna excepción marginal, si la
    hay- el sistema
    fonológico de su lengua; maneja cómodamente su
    núcleo gramatical; conoce y usa un vocabulario
    básico de contenientes. Desconoce aún, por
    supuesto, un vocabulario numeroso de contenientes, pero esta
    situación perdurará, en cierta medida, durante toda
    su existencia."

    CONCLUSIÒN

    Toda conducta es
    procesada por el cerebro, en definitiva por neuronas. Es decir,
    el pensamiento es
    generado por neuronas que integran toda la información
    necesaria para realizar el análisis de una determinada
    circunstancia.

    En tal sentido siendo el lenguaje una acción
    única de los seres humanos, también es controlada
    por el cerebro, es decir, el cerebro es el banco
    lingüístico por excelencia, allí radican los
    pensamientos y la
    organización del todo somantico de los
    individuos.

    En el desarrollo y adquisición del lenguaje
    intervienen múltiples factores que determinan el grado de
    madurez de las competencias lingüísticas y
    comunicativas de los individuos, donde es importante determinar
    que los factores individuales como la edad, la
    motivación, la inteligencia, la atención y la
    memoria son factores básicos para desarrollar el lenguaje
    pero al mismo tiempo los
    factores sico-sociales deben ser integrados, es decir, los
    adultos responsables deben ayudar al niño en su proceso de
    desarrollo lingüístico porque dicho proceso se
    retardara si ellos no lo estimulan. Sabiendo claro, que el
    lenguaje como proceso de aprendizaje, es perpetuo y perenne, en
    el individuo donde se modificara en interacción con el
    medio en el cual se desenvuelva.

    Por tanto podemos concluir, que la adquisición
    del lenguaje es innato en el ser humano, pero que para ser
    desarrollado deben intervenir múltiples factores de manera
    tal que permitan una construcción gradual y
    sistemática de las competencias lingüísticas
    necesarias para la realización plena.

    Ante estas diferencias mencionadas, podemos concluir
    que, si se aplican los conceptos sobre la adquisición de
    la lengua, se cae en el error de generalizar el proceso como
    común a todos los individuos, sin tener en cuenta
    diferencias de estilos y necesidades de
    aprendizaje.

     

    GOMEZ JOSÈ

    MONTILLA ATALA

    TORREALBA FRANCISCO

    REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

    MINISTERIO DE EDUCACIÒN SUPERIOR

    COLEGIO UNIVERSITARIO FERMÌN TORO

    GUANARE – EDO – PORTUGUESA

    DICIEMBRE 2005

    Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

    Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

    Categorias
    Newsletter