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La fritura de los alimentos



    1. Proceso de
      fritura
    2. El aceite en la
      fritura
    3. El alimento en la
      fritura
    4. Freidoras
    5. Las buenas prácticas en
      la fritura
    6. Bibliografía

    INTRODUCCIÓN.

    La fritura es una de las técnicas
    más antiguas de preparación de alimentos. En la
    actualidad, los alimentos fritos gozan de una popularidad cada
    vez mayor en el mundo y son aceptados por personas de todas las
    edades. La preparación de estos productos es
    fácil y rápida y su aspecto y sabor se corresponden
    con los deseados por el consumidor.

    Esta situación ha conllevado a que la fritura se
    haya generalizado en los establecimientos de alimentos
    rápidos ("fast foods"), en la restauración, en la
    propia industria
    alimenticia, por ejemplo los llamados "snacks", también en
    los hogares, etc.

    Precisamente, la fritura es el uso principal de los
    aceites y las grasas en la
    cocina. En esta forma de procesar los alimentos a altas
    temperaturas, el medio de transferencia de calor es el
    aceite, el que
    imparte sabor, apariencia y textura al producto.

    Para freír pueden utilizarse aceites, grasas o
    los denominados shortenings (generalmente aceites vegetales
    hidrogenados, semisólidos, plásticos). Tradicionalmente los
    términos aceite y grasa están determinados por el
    punto de fusión del
    producto lipídico, aceite cuando el mismo es
    líquido a la temperatura
    ambiente y
    grasa cuando tiene determinado grado de solidez a dicha
    temperatura. De hecho, el criterio que define estos
    términos es bastante ambiguo.

    No obstante, en el proceso en
    cuestión cualquiera de ellos siempre se somete a
    temperaturas superiores a su punto de fusión, es decir,
    son líquidos durante su uso, es por esto que generalmente
    todos suelen ser llamados como aceite en la fritura.

    Cocinar mediante la fritura es más eficiente que
    por medio del calor seco de un horno y más rápido
    que con el uso de agua
    hirviendo. Las altas temperaturas que se alcanzan al
    freír, logran una penetración más
    rápida y uniforme del calor hacia el interior del alimento
    que se está cocinando, ventaja de esta técnica que
    influye en su popularidad.

    DESARROLLO

    PROCESO DE
    FRITURA.

    La fritura es un proceso físico-químico
    complejo, en el cual el producto a freír (papas, carne,
    pescado, productos empanados, etc.) se introduce crudo o cocido
    en el aceite durante determinado tiempo a
    temperaturas entre 175-195oC, para favorecer una
    rápida coagulación de las proteínas
    de la superficie del producto y provocar una casi
    impermeabilización del mismo, la que controla la
    pérdida de agua desde su interior, convirtiéndose
    en vapor.

    Esta situación facilita la cocción interna
    del producto, el cual queda más jugoso y permite la
    conservación de muchas de las características
    propias del alimento, mejorando en la mayoría de los
    casos, su sabor, textura, aspecto y color. Así
    es posible obtener un producto más apetecible, lo cual sin
    lugar a dudas contribuye al éxito
    de consumo de los
    productos fritos.

    El producto frito posee una estructura
    distintiva. Su parte externa es una superficie que contribuye al
    impacto visual inicial debido a su tostado, presentando un color
    entre dorado y pardo, resultante de las reacciones de las
    proteínas y los azúcares por acción
    del calor, el pardeamiento no enzimático (Reacción
    de Maillard) y de los azúcares al sufrir la
    caramelización, dando lugar a un producto con aspecto
    agradable El grado de oscurecimiento del alimento frito depende
    más del tiempo y la temperatura de freído en
    combinación con la composición química del producto,
    que de la composición del aceite utilizado en la fritura.
    Los procesos que
    ocurren también producen los sabores deseados y dan lugar
    a una capa crujiente superficial como consecuencia de la
    deshidratación del alimento durante el freído. El
    calor reduce el contenido de humedad de esta capa hasta 3% o
    menos y la humedad desprendida es la causante del vapor generado
    durante el proceso.

    El espacio libre que deja el agua que
    escapa es ocupado por el aceite. La cantidad de aceite absorbido
    por un alimento depende en gran medida de su contenido de
    humedad, porosidad y superficie expuesta al aceite de fritura.
    Esta cantidad es aproximadamente entre el 20 y 40% en base al
    peso del alimento frito. Freír alimentos a temperaturas
    demasiado bajas provoca que los mismos atrapen más
    cantidad de grasa en su interior.

    El aceite absorbido le imparte al alimento olor, sabor y
    color y además favorece la palatabilidad. Por esto, si el
    aceite tiene sabor u olor extraño, el alimento frito lo
    tendrá. Por experiencias prácticas se conoce que no
    se deben freír alimentos en un aceite donde fue frito otro
    producto de sabor totalmente incompatible, por ejemplo, no se
    freirán papas con un aceite que previamente fue utilizado
    para freír pescado.

    Los cambios físicos y químicos que ocurren
    durante el proceso de fritura tanto en el alimento como en el
    aceite estarán determinados por:

    • Tipo, características y calidad del
      aceite utilizar.
    • Tipo y características del alimento a
      freír.
    • Condiciones del proceso de fritura:
      • Temperatura
      • Tiempo
      • Presencia de metales
      • Presencia de oxígeno
      • Presencia de luz
      • Presencia de antioxidantes
      • Características de la
        freidora
      • Grado y velocidad de renovación del aceite
        en el transcurso del proceso (Descarte del
        aceite)

    Dichos cambios generalmente conllevan al deterioro del
    aceite por la ocurrencia de procesos de hidrólisis,
    oxidación y polimerización. En el caso de los
    alimentos pueden ser cambios deseables, de hecho son los que se
    persiguen con la fritura, como la mejora en la calidad sensorial
    (la formación de compuestos aromáticos y colores
    atractivos, entre otros), la típica de los alimentos
    fritos, y también una mayor conservación, pero por
    otra parte, pueden ocurrir cambios indeseables que
    provocarán afectaciones de los atributos sensoriales y de
    la calidad sanitaria del producto (pueden aparecer compuestos
    sulfurados y derivados de la pirazina en el alimento a partir de
    interacciones entre este y el aceite, etc.).

    Las condiciones del proceso deben decidirse sobre la
    base de obtener un producto frito de calidad, un buen
    aprovechamiento del aceite y una rentabilidad
    adecuada de la línea de producción.

    El proceso de fritura puede realizarse de dos
    formas:

    • Superficial ("Shallow frying"): Se sumerge en el
      aceite la superficie del alimento que se desea freír, se
      realiza normalmente en sartenes o recipientes de poca
      profundidad y con bajo nivel de aceite, el producto no queda
      totalmente cubierto por éste. La parte del alimento
      sumergida se fríe y la que no está en contacto
      con el aceite se cuece debido al vapor intenso que se va
      desprendiendo del mismo producto al calentarse.
    • Total ("Deep frying"): Se sumerge el alimento
      totalmente en el aceite, se lleva a cabo en freidoras caseras o
      industriales o en recipiente que contiene un alto nivel de
      aceite, en todos los casos el producto está totalmente
      cubierto por el aceite y la fritura ocurre uniformemente sobre
      toda la superficie.

    EL ACEITE EN LA
    FRITURA.

    Dentro de la gran variedad de aplicaciones que tienen
    los aceites y las grasas comestibles, la fritura es la
    aplicación en la que se somete a estos productos a las
    condiciones más severas.

    Para lograr un proceso de fritura adecuado es necesario
    sumergir el alimento en un medio líquido que pueda
    mantener una temperatura constante y alta sin que se pierdan las
    características nutricionales del mismo por efecto del
    calentamiento.

    El agua, por ejemplo, no sirve para estos fines ya que
    cambia de fase líquida a fase vapor a 100oC,
    temperatura que es insuficiente para modificar la superficie de
    los alimentos de origen proteico o con alto contenido de hidratos
    de carbono. Las
    grasas y aceites, ya sea de origen animal o vegetal, si son
    adecuados para estos fines porque pueden ser sometidos a
    temperaturas mucho más altas sin inconvenientes de
    inestabilidad, dependiendo eso si, de su composición en
    ácidos
    grasos.

    Como ya se expresó anteriormente, la función
    del aceite durante el proceso es ser el medio transmisor del
    calor y a su vez aportar sabor y textura a los alimentos. El
    aceite se convierte en un ingrediente del alimento frito al ser
    absorbido por éste, por tanto la estabilidad del aceite y
    su grado de alteración influirán directamente en la
    calidad y la duración del producto frito. También
    es importante tener en cuenta el sabor característico de
    ciertas grasas, fundamentalmente de origen animal, las que pueden
    afectar la calidad del producto frito.

    Por otra parte, la transferencia del calor al alimento
    por el aceite está dada por la presencia de surfactantes.
    Altos niveles de especies surfactantes en el aceite pueden
    producir un contacto excesivo entre el aceite y el alimento, lo
    que deriva en un producto cocido inapropiadamente, de color
    oscuro y excesivamente aceitoso.

    El incremento de la temperatura acelera los procesos
    químicos y en dependencia de las temperaturas que sean
    también se favorecen los procesos enzimáticos, por
    tanto las grasas o los aceites calentados tienden a degradarse
    con bastante rapidez, en especial si en ellos hay sustancias o
    residuos que actúan como catalizador o pontenciadores de
    las alteraciones o si inciden otros factores que las facilitan,
    relacionados con las condiciones de la fritura.

    Entre los factores que favorecen las alteraciones del
    aceite durante el proceso de fritura se encuentran:

    • Altas temperaturas.
    • Exposición al oxígeno del aire.
    • Mayor superficie de contacto aceite-aire.
    • Presencia de agua desprendida por el
      alimento.
    • Largo tiempo de proceso.
    • Presencia de contaminantes
      metálicos.
    • Acción de la luz.
    • Presencia de partículas requemadas en el
      medio.
    • Contaminación por especies químicas
      provenientes del alimento.

    Los procesos y alteraciones que sufre el aceite durante
    el proceso son:

    • Hidrólisis:

    Es determinada fundamentalmente por la humedad que
    tenga el aceite en el momento de su calentamiento o
    enfriamiento y durante su almacenamiento, es decir, cuando pueden existir
    temperaturas menores de 100oC el agua no se evapora.
    Durante la fritura la hidrólisis tiene poca incidencia
    por las altas temperaturas que la caracterizan. Hay
    también incidencia del agua del alimento pero en menor
    grado, debido a las temperaturas existentes durante el proceso
    ésta se elimina como vapor.

    Como consecuencia de la hidrólisis hay un
    incremento de ácidos grasos libres por lo que se
    favorece la autoxidación del aceite. Además
    ocurre formación de metilcetonas y lactonas en
    cantidades reducidas y ocurre disminución del punto de
    humo del aceite. Los mono y diglicéridos consecuencia de
    la propia hidrólisis son emulsionantes y por tanto
    promueven el proceso.

    Un aceite recalentado o pirolizado da lugar a la
    formación de acroleína, sustancia muy irritante
    que puede hacer el ambiente de trabajo
    bastante incómodo. Se obtiene a partir de la glicerina
    resultante de la hidrólisis de los
    acilglicéridos.

    • Oxidación:

    Ocurre por la presencia del oxígeno del aire,
    mientras que la oxidación enzimática no tiene
    gran incidencia. Hay formación de hidroperóxidos
    y en las reacciones posteriores aparecen, hidrocarburos, lactonas, alcoholes,
    compuestos carbonilos, ácidos, epóxidos, etc. La
    presencia de estas sustancias provoca cambios sensoriales,
    alteraciones del olor y el sabor, conocidos como rancios,
    también el oscurecimiento del producto y la
    afectación de su palatabilidad. El sabor rancio se debe
    a la presencia de ácidos orgánicos de cadena
    corta como fórmico, acético y propiónico.
    Los productos de la oxidación estarán
    determinados por las composiciones del aceite y del alimento y
    también por las condiciones del proceso.

    Se ha informado sobre la incidencia de los lípidos en el pardeamiento no
    enzimático de alimentos a partir de estudios realizados
    mayoritariamente en sistemas
    modelo de
    las reacciones proteína/lípido oxidado en
    comparación con otras reacciones donde ocurre
    también este oscurecimiento, por ejemplo la
    reacción de Maillard, el pardeamiento producido por el
    ácido ascórbico, y las reacciones de las quinonas
    con los grupos amino.
    El papel de los lípidos en las reacciones investigadas
    no parece ser muy diferente del papel de los carbohidratos en Maillard o de los fenoles en el
    pardeamiento enzimático.

    La administración de una
    concentración elevada de grasas oxidadas a animales de
    laboratorio
    provocó problemas en
    el hígado, o hepatomegalia, conjuntamente con diarreas y
    pérdida de peso y del apetito y en caso de consumo
    prolongado se observó cáncer y la muerte.
    En la transformación de las grasas y los aceites se
    generan compuestos aromáticos policíclicos
    derivados del antraceno, todos cancerígenos reconocidos.

    La formación de los compuestos dañinos
    depende de las condiciones en que se efectúe el proceso.
    Debe aclararse que los estudios toxicológicos se
    realizan suministrando dietas con grandes cantidades de grasa
    oxidada y con grados de oxidación que pudieran no ser
    los que el hombre
    consume normalmente, por tanto no puede hacerse una total
    extrapolación a los humanos de los resultados obtenidos
    con animales.

    En el proceso de fritura se dan todas las condiciones
    para que el aceite se oxide. Atendiendo a los factores que
    favorecen la oxidación existirán altas
    temperaturas, presencia de oxígeno del aire, elevadas
    cantidades de ácidos grasos insaturados (oleico,
    linoleico, linolénico, etc.), puede haber presencia de
    luz y posibilidad de existencia de metales
    aportados por el equipamiento utilizado.

    • Polimerización:

    Da lugar a la formación de monómeros y
    dímeros, muchos de ellos son tóxicos,
    además oscurecen el aceite. Los polímeros
    favorecen la formación de espuma y por tanto se
    incrementa el proceso oxidativo. Hay aumento de la viscosidad y un
    mayor arrastre de aceite por el producto frito. Aparece una
    capa de polímeros adherida a las paredes de la freidora
    e inclusive en la superficie del aceite que es difícil
    de eliminar. Existen polímeros de origen oxidativo y de
    origen térmico.

    Se han expresado criterios con relación a que
    los polímeros de alta masa molar no son digeribles, por
    lo que tienen poca importancia en cuanto a la nutrición y la
    salud de los
    consumidores, además se ha observado que las grasas
    usuales en condiciones normales de fritura industrial solo
    producen una cantidad reducida de estos compuestos. Los
    monómeros y dímeros, polímeros de baja
    masa molar, si son absorbidos por la pared intestinal y muchas
    de estas sustancias están reconocidas como
    tóxicas o potencialmente cancerígenas, por
    ejemplo el benzopireno producido por la ciclación del
    colesterol.

    Estos procesos deteriorantes pueden ocurrir en las
    grasas y aceites comestibles, así como también en
    los lípidos presentes en los alimentos, inclusive a
    concentraciones menores al 1%.

    La tabla I expone diferentes cambios físicos y
    químicos de tres triacilglicéridos sometidos a una
    simulación de un proceso de fritura
    (185oC durante 74 horas).

    Tabla I. Cambios físicos y químicos de
    tres triacilglicéridos sometidos a una simulación
    de un proceso de fritura (185oC durante 74
    horas).

     

    Trilinoleína
    (18:2)

    Trioleína
    (18:1)

    Triestearina (18:0)

    Inicio

    Final

    Inicio

    Final

    Inicio

    Final

    Color
    (fotométrico)

    3.5

    76.0

    5.8

    62.5

    1.3

    12.0

    Ácidos grasos libres
    (%)

    0.04

    2.6

    Nulo

    3.9

    Nulo

    4.0

    Índice de yodo (g
    halógeno

    /100g grasa)

    176.0

    155.4

    85.0

    78.1

    0.0

    0.5

    Índice de peróxido
    (meq O peróxido/kg grasa)

    25.8

    4.7

    0.9

    3.4

    0.0

    3.2

    Índice de
    refracción

    (40oC)

    1.4728

    1.4793

    1.4632

    1.4655

    1.4402

    1.4420

    Viscosidad

    (centistokes,
    30oC)

    36.2

    200.6

    56.2

    101.8

    16.0

    21.1

    Los principales criterios para la selección
    del aceite de fritura son:

    • Estabilidad frente al calentamiento y al
      almacenamiento y a las condiciones reales de uso según
      la infraestructura con que se cuente.
    • Punto de fusión posee gran importancia,
      determina la apariencia (vista y tacto) de la superficie del
      producto y la palatabilidad de la grasa presente, dependiendo
      de la temperatura a la que se consuma el mismo, ya que por
      debajo del punto de fusión de la grasa se produce una
      sensación desagradable al paladar.
    • Precio y disponibilidad.

    Las disponibilidades existentes para la selección
    de medios de
    fritura son:

    • Aceites o grasas vegetales.
    • Grasas o sebos animales.
    • Shortenings
    • Mezclas de distintas fracciones de aceites y grasas
      vegetales.
    • Aceites obtenidos de plantas con
      mutación genética natural o modificadas
      genéticamente mediante la Ingeniería
      Genética, en este caso solo en investigación hasta la fecha. En ambos
      casos se obtiene la variación en la proporción de
      ácidos grasos del aceite.

    Los aceites ricos en ácido linolénico,
    como el de soya y el de canola (colza), son susceptibles a sufrir
    todos los procesos de deterioro anteriormente expresados. Cuando
    el aceite de soya se hidrogena parcialmente para reducir el
    contenido de linolénico desde aproximadamente un 8% hasta
    valores
    menores al 3%, se obtiene un aceite de freír relativamente
    estable, que puede utilizarse en alimentos fritos elaborados,
    para frituras en sartén y a la parrilla.

    Sin embargo, el uso de grasas o de aceites vegetales
    hidrogenados se excluye de toda recomendación nutricional,
    debido al riesgo potencial
    para la salud que significa el consumo de ácidos grasos
    saturados y con isomería trans.

    Por las razones anteriores existen planteamientos de
    evitar o restringir su uso en el proceso de fritura. Los aceites
    en los que predominan los ácidos grasos insaturados son
    mucho más adecuados desde el punto de vista nutricional,
    pero presentan desventajas en cuanto a su estabilidad, ya que a
    mayor grado de insaturaciones, el aceite va a ser menos estable
    frente al efecto de la temperatura y las temperaturas que se
    alcanzan durante el proceso de fritura pueden deteriorar
    seriamente la composición química del aceite si
    este es muy insaturado, lo que incide en la salud del consumidor
    y en la calidad sensorial del producto frito.

    La importancia del aceite utilizado en la fritura es
    determinante, tanto en cuanto a la calidad degustativa y
    nutricional de la fritura resultante, como desde un punto de
    vista del rendimiento y del costo.

    Estos aspectos están muy relacionados con la
    composición en ácidos grasos de los aceites
    utilizados. Idealmente el mejor aceite para fritura
    debería ser un producto de consistencia líquida a
    temperatura ambiente, que no sea deteriorado por el calor
    aplicado en forma continua o intermitente, que no imparta mal
    sabor u olor al producto que se fríe, que no presente los
    efectos negativos atribuidos a los ácidos grasos saturados
    e hidrogenados y con un costo razonable.

    Diferentes componentes naturales minoritarios de los
    aceites, por ejemplo los tocoferoles, con acción
    antioxidante, determinados esteroles que pueden retardar la
    polimerización a temperaturas similares a las de fritura,
    el escualeno y los fosfogliceridos que favorecen la
    reducción de la velocidad de degradación de los
    ácidos grasos insaturados, pueden afectarse por las
    temperaturas del proceso y la presencia del
    oxígeno.

    Aceites de fritura de girasol y de cártamo
    presentan menor estabilidad dado su alto contenido en
    ácidos grasos insaturados y bajo contenido de tocoferoles.
    Sin embargo, son adecuados para freir cuando presentan alto
    contenido de ácido oleico al ser obtenidas de plantas
    modificadas genéticamente.

    La evaluación
    de cuatro aceites (aceite de oliva, aceite de girasol
    convencional, aceite de girasol de alto oleico y aceite vegetal
    parcialmente hidrogenado elaborado para procesos de fritura de
    alimentos rápidos), utilizados en la fritura de papas
    prefritas congeladas en condiciones similares a las de
    restaurantes y de establecimientos de alimentos rápidos
    arrojó que el aceite de girasol alto oleico y el de
    girasol convencional presentaron el mayor y el menor rendimiento,
    respectivamente. En cuanto a la calidad sensorial de las papas
    fritas se encontró que de forma general todos los aceites
    provocaron un nivel similar de aceptación degustativa del
    producto, excepto las fritas con aceite de girasol convencional
    que tuvieron una menor calidad.

    Las grasas monoinsaturadas son las más adecuadas
    desde un punto de vista nutricional, así como
    también por su estabilidad durante la fritura.

    Los aceites más saturados presentan mayor
    estabilidad, son menos propensos a los procesos deteriorantes,
    pero si la grasa de freir es sólida a temperatura ambiente
    puede generarse una superficie dura, indeseable en algunos
    productos fritos.

    Cuando los aceites se utilizan continuamente como en
    restauración, se necesitan que sean altamente resistentes.
    En este caso se emplean grasas más sólidas que
    maximicen la estabilidad para muchas horas de fritura.

    Para obtener un aprovechamiento óptimo del
    aceite, es necesario tener en cuenta las condiciones de fritura.
    Los principales parámetros que se deben considerar son la
    temperatura del proceso, su duración y la naturaleza de
    los alimentos que se vayan a freír.

    Un uso continuo o intermitente del aceite es importante,
    ya que el uso continuado crea una capa de vapor de agua
    protectora frente a la oxidación.

    Añadir antioxidantes
    al aceite permitirá que este tenga una vida útil
    mayor y generará productos fritos de buena calidad,
    lógicamente si se cumplen las buenas prácticas del
    proceso de fritura. Los antioxidantes pueden ser naturales o
    sintéticos y pueden utilizarse individualmente o en
    mezclas. Las
    mezclas de antioxidantes tienen importante efecto sinergista, dan
    mayor versatilidad de protección.

    Las características que tienen que cumplir los
    antioxidantes para ser utilizados en el proceso de fritura
    son:

    • Solubles en aceite para que puedan homogenizarse
      correctamente.
    • Estabilidad térmica para que no se
      descompongan por las temperaturas del proceso.
    • Baja volatilidad para que no escapen del aceite
      durante la fritura.
    • Efecto de acarreo, propiedad
      que tiene un antioxidante de sobrevivir al proceso de fritura y
      luego continuar protegiendo del proceso oxidativo al aceite
      absorbido por el alimento frito.

    Para la selección del antioxidante para la
    fritura se tendrá en cuenta:

    • Fritura de alimentos de consumo inmediato (hogar,
      restaurantes, lugares de comida rápida): en este caso no
      se requiere de acarreo intenso, lo más importante es que
      proteja y prolongue la vida útil del aceite.
    • Fritura de alimentos que se envasan, transportan,
      almacenan, se distribuyen y tienen vida de estante: requieren
      de un antioxidante con buen grado de acarreo.

    Ejemplos de algunas aplicaciones
    prácticas:

    • En aceites: Tocoferoles, butil hidroquinona terciaria
      (TBHQ), Mezcla butil hidroxianisol (BHA) – TBHQ – ácido
      cítrico, Mezcla TBHQ – ácido
      cítrico.
    • En papas fritas: Mezcla TBHQ – ácido
      cítrico.
    • En productos acompañantes para ingerir con
      cervezas y otras bebidas alcohólicas: Tocoferoles,
      Mezcla BHA – TBHQ-ácido cítrico.

    En estudios sobre efectividad de antioxidantes se
    comprobó la descomposición térmica y
    oxidativa de los aceites de oliva, de maíz, y de
    orujo y de una mezcla al 50% de aceite de oliva y de maíz,
    provocada por el calentamiento (175 ± 5oC) intermitente, dos horas
    al día, durante 5 días consecutivos. La
    adición de BHA y butil hidroxitolueno (BHT) en
    concentraciones de 200 ppm, provocó que el BHA produjera
    una ligera protección frente a la autoxidación en
    el aceite de orujo y el BHT lo hizo en el aceite de maíz,
    pero ambos antioxidantes fueron relativamente ineficaces en el
    resto de los aceites estudiados.

    También se ha informado que la adición de
    extractos fenólicos de romero seco solos y en
    combinación con el BHA a aceites de oliva (mezcla
    virgen-refinado) y de girasol, dieron lugar a la
    disminución de los niveles de ácidos grasos trans
    en los aceites, en contraposición con el incremento
    ocurrido en los isómeros trans de oleico y linoleico,
    principalmente el ácido elaídico, durante la
    realización de 8 procesos de fritura a 180 oC
    con intervalos de 24 horas.

    Por otra parte, investigaciones
    realizadas demostraron menor efectividad antioxidante,
    manifestada a 160 oC por el tocoferol en comparación con el
    tocoferol, en concentraciones entre 0.01
    y 0.1%.

    Recientemente se ha estudiado la efectividad de
    extractos de propóleos como antioxidantes naturales para
    aceites vegetales y específicamente en el aceite de oliva;
    concentraciones entre 0.06-0.08 % tuvieron mayor actividad que el
    BHA y BHT a concentraciones de 0.01%.

    Existen regulaciones para el uso de antioxidantes
    naturales y sintéticos en diferentes países; no
    todos están aprobados en todos los países. El BHA y
    el BHT tienen mucho tiempo en uso y casi tienen una
    aceptación universal. Los tocoferoles por ser naturales
    tienen buena aceptación. El TBHQ es relativamente reciente
    y hasta la fecha está permitido su uso en Cuba y
    Estados Unidos
    entre otros países, no siendo así en Europa y en
    Canadá.

    Con relación al punto de descarte del aceite en
    la fritura (momento que determina descartar parte o todo el
    aceite utilizado en el proceso), los criterios propuestos son
    múltiples, dependiendo del tipo de aceite, las
    características del proceso, el control
    analítico y las legislaciones al respecto.

    Algunos autores han intentado definir parámetros
    para establecer el punto de descarte Entre estos
    parámetros se encuentran la relación compuestos
    polares-acidez libre-constante dieléctrica, el contenido
    de compuestos polares y la combinación color-acidez
    libre.

    Por ejemplo, la Norma Española de Calidad de
    Aceites y Grasas calentados establece que el parámetro a
    tener en cuenta es el % de compuestos polares, el que será
    inferior a 25%. La renovación frecuente del aceite al
    freir papas, da lugar a que se alcancen en pocas ocasiones los
    niveles críticos de compuestos polares (25%), existen
    pocos problemas con el deterioro de la grasas.

    Sin embargo, en reiteradas frituras de papas sin renovar
    el aceite, la velocidad de alteración fue más
    rápida, existiendo una relación lineal entre los
    compuestos polares y diferentes compuestos termoxidativos y el
    número de frituras realizadas.

    Se ha expresado que mezclar aceite nuevo con aceite ya
    utilizado, no da lugar a un aceite más duradero, por el
    contrario, el nuevo aceite añadido se deteriora con mayor
    rapidez.

    Por otra parte, también se ha expuesto que un
    aceite nuevo no es tan buen agente de fritura como uno
    ligeramente alterado, que presente una mayor viscosidad y mayor
    tensoactividad. No obstante, lo anterior no implica que
    más alteración del aceite de lugar a mejores
    cualidades para la fritura.

    Un aceite nuevo es poco viscoso y tiene poco poder
    surfactante, dado que aún no presenta productos de
    degradación, lo que provoca que el contacto del producto
    con el aceite (mojabilidad) no sea la óptima y por tanto
    es deficiente la transmisión de calor y la
    absorción del aceite por el alimento.

    Diferentes determinaciones analíticas permiten
    valorar el estado de
    un aceite, las que se realizan en dependencia de las condiciones
    con que se cuente, estos son:

    • En laboratorios no especializados:
      • Índice de acidez ó % de
        acidez.
      • Índice de peróxido.
      • Índice de refracción.
      • Índice de yodo.
      • Punto de humo.
      • Color.
    • En laboratorios especializados:
      • Compuestos polares.
      • Perfil o composición de ácidos
        grasos.
      • Color.
      • Estabilidad.
      • Constante dieléctrica.

    EL ALIMENTO EN
    LA FRITURA.

    El alimento destinado a la fritura debe ser adecuado
    para la misma o debe acondicionarse para que cumpla con las
    exigencias del proceso. Su superficie debe ser lo más seca
    posible para evitar al máximo la hidrólisis del
    aceite por la combinación de la presencia de agua y las
    altas temperaturas que caracterizan al proceso, lo que de hecho,
    también reduce la oxidación del aceite y la
    formación de espuma.

    Atendiendo a lo anterior, no deben freírse
    alimentos glaseados, que hayan sido descongelados y mantengan
    gran cantidad de agua en su superficie, o aquellos que tengan
    alto contenido de agua libre. Estos productos deben ser
    acondicionados, es decir, enharinados y/o rebozados
    (Empanados).

    Existen múltiples reacciones
    químicas que ocurren en el alimento durante el
    proceso, fundamentalmente oxidativas y térmicas, las que
    afectan a los lípidos, las proteínas, los hidratos
    de carbono y otros componentes minoritarios de los
    alimentos.

    Si el proceso se realiza correctamente se producen toda
    una serie de cambios deseados en el alimento, entre
    ellos:

    • Textura crujiente por la coagulación de las
      proteínas, la gelificación del almidón y
      la deshidratación parcial que sufre el
      producto.
    • Aspecto agradable, color dorado, uniforme y
      brillante, producido fundamentalmente por la reacción de
      Maillard.
    • Sabor y aroma característicos por la
      incidencia del propio aceite y por nuevas sustancias producidas
      durante el proceso.
    • Variación del contenido de grasa del producto,
      en general el producto pierde humedad y gana grasa, excepto los
      alimentos ricos en grasa que pierden parte e ella durante su
      fritura.
    • Se obtiene una mayor estabilidad del producto, es
      decir una mayor conservación, por la destrucción
      de microorganismos contaminantes del alimento y la
      inactivación de las enzimas
      presentes en el mismo.

    No obstante los cambios deseados, también pueden
    ocurrir alteraciones indeseables en los alimentos:

    • Afectación de su calidad
      sensorial.
    • Presencia de sustancias potencialmente
      tóxicas.
    • Pérdida del valor
      nutritivo.

    El tiempo de permanencia del producto en la freidora
    para lograr el desarrollo de
    un color adecuado, el asentamiento correcto de algunos rebozados
    y la obtención de texturas adecuadas, depende de la
    temperatura utilizada.

    Altas temperaturas aceleran el proceso de fritura, pero
    también el de descomposición del aceite.
    Temperaturas más bajas desarrollan colores más
    claros, provocan mayor absorción de aceite y hacen lento
    el proceso. Esta situación implica llegar a encontrar una
    óptima relación tiempo-temperatura de fritura para
    cada producto y proceso.

    Alimentos ricos en hidratos de carbono,
    específicamente azúcares reductores generan
    acrilamida, sustancia demostrada como genotóxica y
    carcinogénica en investigaciones realizadas con animales,
    la misma surge durante la reacción de Maillard. El
    aminoácido asparagina se descompone en presencia de un
    azúcar
    reductor a temperatura óptima para la reacción
    (180oC).

    Hay poca información en la literatura con
    relación al efecto de la fritura en las vitaminas. Sin
    embargo, resultados informados indican que este procedimiento
    aunque las afecta en dependencia de la disponibilidad de
    oxígeno, luz, metales y el aumento de temperatura, es uno
    de los más protectores que existe en el procesamiento de
    los alimentos. Por ejemplo, se ha concluido que las
    pérdidas de vitamina C en alimentos cocidos fue el doble
    que la que se obtuvo en los mismos alimentos pero
    fritos.

    FREIDORAS.

    Las freidoras deben cumplir con una serie de requisitos
    para garantizar resultados satisfactorios con su
    utilización, entre los que se encuentran:

    • No presencia de zonas o esquinas muertas que
      dificulten la renovación del aceite.
    • No aportar trazas de metales al aceite. Deben estar
      hechas de acero
      inoxidable.
    • Superficie de contacto aceite-aire, la menor
      posible.
    • Existencia de tapa para evitar que la luz incida
      sobre el aceite. La misma debe permitir la instalación
      de un sistema de
      extracción de humos, recogerá y canalizará
      el vapor, las sustancias volátiles y las pequeñas
      gotas de aceite arrastradas. Es importante que la posible
      condensación de estos humos no gotee dentro de la
      freidora. Una aspiración muy intensa puede producir el
      enfriamiento del aceite.
    • Ubicación de la fuente de calentamiento del
      aceite que permita que el mismo alcance la temperatura adecuada
      sin necesidad de elevar excesivamente la temperatura en ese
      punto para compensar las pérdidas ocasionadas por el
      recorrido. Se requiere además la presencia de un
      termostato para garantizar la temperatura mínima
      necesaria y evitar variaciones bruscas en la misma.
    • En aquellas freidoras con cinta o estera, su
      velocidad debe ser variable para permitir fijar la mejor
      relación tiempo/temperatura de fritura y garantizar la
      calidad del producto.
    • Ubicación de un filtro, en la propia freidora
      o cerca del intercambiador de calor, que elimine las
      partículas de producto que se requeman y carbonizan en
      el aceite
    • Facilidad de limpieza.

    Tipos de freidoras.

    • Discontinuas.

    Son las utilizadas en los hogares y en hotelería, entre otros, muy poco
    frecuentes en la industria. La fritura se lleva a cabo por
    lotes o en "batch", es decir, se introduce una cantidad
    adecuada de alimento y se fríe y hasta que este no se
    retira, no se introduce más producto. Este grupo
    incluyen varios tipos:

    • Domésticas: Las más sencillas de
      todas, con una capacidad de 3 a 5 litros. Generalmente
      constan de un recipiente con una resistencia para calentar el aceite y una
      cesta para colocar el producto.
    • Con cámara de agua: Similar a las
      domésticas pero por debajo del nivel del aceite existe
      una cámara de agua, tienen una capacidad de 5 a 25
      litros. Las partículas de producto tienden a
      depositarse en el fondo y se eliminan con facilidad mediante
      la válvula de salida del agua. Cuando el aceite se
      enfría, se recupera el nivel de agua,
      añadiéndola sobre el mismo, la diferencia en
      densidades permite su separación.
    • Giratoria: Poseen el mismo principio que las
      domésticas pero la cesta es circular y se encuentra
      colocada de forma inclinada respecto al plano horizontal. Los
      giros provocan que el alimento tenga periodos de fritura
      alternados con otros en que queda fuera del aceite. Se
      utiliza en algunos productos con rebozados
      especiales.
    • Con calentamiento es espiral: La resistencia forma
      un espiral alrededor de todo el recipiente, lo que permite
      que el aceite reciba el calor con mayor uniformidad y menor
      agresividad, permitiendo ligero incremento de su vida
      útil.
    • Continuas.

    Muy utilizadas en la industria de "snacks",
    precocinados, etc., usualmente su capacidad es entre 300 y 1000
    litros. Presentan diferencias en cuanto a la forma de
    calentamiento:

    • Directo por quemador, interno o externo,
      situación que es agresiva para el aceite ya que la
      temperatura es muy alta y suele estar localizada en puntos
      específicos.
    • Indirecto por resistencia, se disminuye la
      agresividad si se instala una gran superficie de resistencia
      para disminuir la temperatura de la misma.
    • Por medio de un fluido térmico, logra la
      menor agresividad, el choque térmico más fuerte
      lo soporta el fluido intermedio, este posteriormente lo
      transmite al aceite por medio de un
      intercambiador.

    La limpieza de las freidoras es fundamental para
    garantizar un alimento frito con calidades sanitaria y sensorial
    satisfactorias, la misma debe realizarse con un vaciado total del
    aceite y una limpieza de todo el sistema.

    Un proceso de limpieza seguido en muchas instalaciones
    consiste en realizar primeramente una eliminación mecánica de los residuos del fondo y de las
    superficies laterales de la freidora. Añadir un volumen de
    disolución de sosa, calentar a temperaturas cercanas a
    ebullición y circular por toda la instalación con
    posterior enjuague con agua a presión y
    circulación de la misma.

    Neutralizar restos de álcali con
    disolución de ácido cítrico, recirculando el
    mismo. Realizar varios enjuagues hasta lograr en las aguas
    recogidas un pH neutro.
    Finalmente el secado se puede favorecer con
    calentamiento.

    LAS BUENAS
    PRÁCTICAS EN LA FRITURA.

    Obtener alimentos fritos con calidad sanitaria requerida
    y calidad sensorial característica, que el aceite se
    mantenga dentro de los límites de
    calidad adecuados y que además la frituras sea lo
    más rentable posible requieren de la aplicación de
    las buenas prácticas durante el proceso de
    fritura.

    Entre las buenas prácticas del proceso de fritura
    se encuentran:

    • Aceite de buena calidad y estabilidad frente al
      calentamiento, a las temperaturas requeridas por el
      proceso.
    • Alimento con las condiciones para el
      proceso.
    • Temperaturas lo más bajas posible, compatibles
      con productos fritos de buena calidad
      (175-185oC).
    • Proporción correcta entre aceite y
      alimento.
    • Freidora apropiada.
    • Filtrado frecuente del aceite.
    • Vaciado y limpieza frecuente del equipo.
    • Recambio del aceite en el momento justo.
    • Frecuente análisis del aceite durante su
      uso.
    • Conservación-reutilización adecuada del
      aceite.
    • Posible uso de antioxidantes.
    • Preparación y educación adecuada del personal
      involucrado.

    Se recomienda no efectuar la fritura a temperaturas
    mayores de 180oC con largos periodos de calentamiento
    y sin adición de aceite fresco. La fritura será
    tapada y el recipiente no debe desprender metales, hay que
    garantizar la salida del vapor para eliminar los compuestos
    volátiles. Otro aspecto es mantener el aceite a baja
    temperatura mientras no se utilice, además de emplear
    aceites de elevada estabilidad térmica.

    Existen diferencias sustanciales entre la fritura
    industrial y la hogareña, de restaurantes y de alimentos
    rápidos. Mientras que en la primera predominan los
    procesos continuos, reponiéndose aceite fresco a medida
    que este es consumido por el alimento y prácticamente no
    se descarta aceite, generalmente hay adición constante de
    aceite fresco, en las otras los procesos son discontinuos. En
    restaurantes y alimentos rápidos es critica la posibilidad
    de reutilizar el aceite y establecer criterios objetivos para
    determinar el momento de descarte por pérdida de calidades
    sensorial y nutricional.

    En los hogares, donde los aceites se usan normalmente
    durante periodos de tiempo mucho más cortos y se desechan
    después de haberse utilizado una o dos veces, los
    problemas de estabilidad del aceite tienen una menor importancia.
    Por otra parte, en las operaciones de
    servicios de
    comidas preparadas, donde el calentamiento es intermitente y los
    aceites pueden usarse durante prolongados periodos de tiempo, su
    estabilidad es determinante.

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    CATEGORÍA DE LA MONOGRAFÍA: Ciencia y
    Tecnología

    PALABRAS CLAVES: Fritura, aceites y grasas, alimentos
    fritos

     

     

     

    Dr. Manuel Álvarez Gil

    Profesor de Química de los Alimentos.

    ,

    Instituto de Farmacia y Alimentos (IFAL) de la Universidad de La
    Habana,

    Ciudad de La Habana, Cuba.

    Monografía escrita en diciembre 2005.

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