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Inteligencia emocional y el Desarrollo Organizacional




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    Inteligencia
    emocional y el Desarrollo
    Organizacional

    Abstract de Taller
    de "Inteligencia
    Emocional en las Organizaciones" a
    cargo de Eric Gaynor Butterfield, Argentina. Año 2005. The
    Organization Development Institute International, Latinamerica

     

    Durante los
    últimos 5 años nos han llegado cada vez más
    requerimientos y preguntas sobre "Inteligencia
    Emocional", como se relaciona con el Desarrollo
    Organizacional, qué hacer con ellas en la empresa, sus
    ventajas y desventajas, los riesgos que se
    han de asumir, y particularmente como implementarla de la manera
    más provechosa para la organización.

    Algunos ejecutivos
    y directivos nos manifiestan que se han acercado a personas que
    se auto-definen como expertos en materia de
    Inteligencia Emocional y que la percepción
    inicial que ellos tuvieron de que era una panacea se ha
    convertido al final en una odisea al "ser aplicada" dentro de sus
    empresas y
    organizaciones. Y esto es un tema lo suficientemente serio como
    para dejarlo pasar por alto.

     

    Si tenemos en
    cuenta la diferencia en materia de desarrollo institucional,
    empresarial y organizacional entre las distintas culturas
    latinoamericanas y los Estados Unidos de
    Norteamérica, podemos comprender en parte el origen de
    estas aparentemente nuevas inquietudes. Efectivamente, algo
    similar ocurrió con nuestra Institución en los
    Estados Unidos de Norteamérica a fines de la década
    de los 70 como lo señalara el Presidente de The
    Organization Development Institute, el Dr. Donald Cole. En "The
    International Registry of Organizational Development
    Professionals and Organization Development Handbook" el Dr.
    Donald W. Cole, señala: "In the late 1970`s we started
    receiving a number of strange telephone calls. We got one
    telephone call from a persona who
    introduced himself as being with a major US corporation. He had
    just been hired as their O. D. consultant. He had no training in
    O. D. and no experience in. O. D. His boss wanted him to do team
    building with the corporation´s top team. And, the caller
    wanted information on a weekend workshop he could attend in order
    to learn how to do this. About the same time, we got another call
    from a professor at a major Midwest University. He had no
    training in O. D. and no experience in O. D. He wanted the name
    of a good book he could read. A local O. D. academic program had
    used their students to run a "touchie-feelie" T-group in a local
    manufacturing division of a major U. S. corporation. A member of
    their personnel department reported to me that almost this entire
    group had been fired or transferred because they had returned
    from this program engaging in behaviors that company management
    felt were inappropriate for their company."

     

    Treinta
    años después de lo sucedido en los Estados Unidos y
    que se menciona en el párrafo
    precedente, nos encontramos con muchas preguntas e inquietudes
    similares que provienen de empresas y profesionales en la
    Argentina, como así también de otros países
    y culturas en Latino América. Nos encontramos ahora con el tema
    de "Inteligencia Emocional" que tiene la misma efervescencia que
    "Desarrollo Organizacional" con la única diferencia en
    materia de tiempo, pero
    con el mismo grado de interés y
    de curiosidad. También existe coincidencia en el sentido
    que "los pedidos de otros" en cuanto a la forma de llevar a la
    práctica los conocimientos en ambas disciplinas, no vienen
    siempre acompañados por el
    conocimiento en cuanto al total alcance de las mismas y
    respecto de las consecuencias tanto funcionales como
    disfuncionales que pueden sucederle.

    Afortunadamente,
    el enorme trabajo de The
    Organization Development Institute liderado por el Dr. Donald
    Cole, ha permitido dar frutos muy importantes y significativos.
    El compromiso de dicha institución en hacer "una
    Profesión de Desarrollo Organizacional" y un "Código
    de Ética"
    que la discipline, ha dado sus frutos junto con un desarrollo de
    las Competencias que
    son necesarias para el ejercicio de la Profesión.
    Desafortunadamente, no vemos que suceda algo similar con
    "Inteligencia Emocional".

    Para comenzar
    podemos decir que el voluminoso y muy buen trabajo de Daniel
    Goleman ("Inteligencia Emocional"; Bantam Books – 1995) se
    caracteriza por ser uno de los libros
    más vendidos en el planeta, pero no se cuenta entre los
    más leídos. No se ha hecho mucho para desarrollar
    una Profesión del ejercicio y práctica de los
    conocimientos en materia de Inteligencia Emocional, y tampoco se
    cuenta con un grupo de
    investigadores y académicos que se dediquen a explorar y a
    verificar las hipótesis de Goleman (a contrario de lo que
    sí ha sucedido en relación con Desarrollo
    Organizacional). Debe hacerse notar asimismo que el voluminoso
    tratado de Daniel Goleman no incluye una lista de
    hipótesis básicas y supuestos que están
    implícitos dentro de lo que se conoce como la disciplina de
    Inteligencia Emocional.

     

    Habiendo sentado
    estas primeras bases vamos a introducirnos en la Inteligencia
    Emocional, y en la medida que los asistentes estén
    interesados en sus aplicaciones prácticas dentro del mundo
    organizacional, posiblemente tengamos que acudir a lo que se
    conoce como el estado de
    las ciencias del
    comportamiento
    como pilar sobre el cual se desarrolla la profesión de
    desarrollo organizacional.

    Ahora bien
    ¿que es la "Inteligencia Emocional" según Daniel
    Goleman? ¿Existe realmente un límite en
    cuánto a la aplicación de la "Inteligencia
    Cognitiva"? De acuerdo con la perspectiva de Daniel Goleman "Una
    visión de la naturaleza
    humana que pasa por alto el poder de las
    emociones es
    lamentablemente miope. El mismo nombre de Homo Sapiens, la
    especie pensante, resulta engañoso a la luz de la nueva
    valoración y visión que ofrece la ciencia con
    respecto al lugar que ocupan las emociones en nuestra vida. Como
    todos sabemos por experiencia, cuando se trata de dar forma a
    nuestras decisiones y a nuestras acciones, los
    sentimientos cuentan tanto como el pensamiento, y
    a menudo más. Hemos llegado muy lejos en lo que se refiere
    a destacar el valor y el
    significado de lo puramente racional – lo que mide el
    cociente intelectual – en la vida humana. Para bien o para
    mal, la inteligencia puede no tener la menor importancia cuando
    dominan las emociones."

     

    También
    podemos hacer uso de la propuesta de Abel Cortese que está
    a cargo de la Dirección Académica de nuestro
    Instituto en Latinoamérica quien propone que la
    "Inteligencia Emocional es la capacidad de sentir –
    percibir, entender, controlar y modificar tanto las emociones
    propias como las ajenas". Y cabe la aclaración que las
    emociones de "otros" pueden llegar a percibirse pero no
    necesariamente sentirse (es por ello que cuando nosotros le damos
    feedback a alguien que comparte abiertamente con nosotros alguna
    situación que el mismo considera como de gravedad, y le
    manifestamos: "Yo sé como te sientes", esto tiene
    relativamente menos impacto positivo del que nosotros creemos
    puesto que puedo percibir las emociones y sentimientos de
    terceros pero no necesariamente sentirlas). Es posible
    también que muchas veces no tengamos plena conciencia de lo
    que estamos sintiendo. Es común que asistentes y
    participantes a nuestros cursos, jornadas y talleres no se
    sientan muy cómodos con la tercera opción dentro de
    la inteligencia emocional, la de controlar las emociones. Y
    aquí quisiéramos dejar en claro que hacemos uso de
    la palabra control "como
    todo freno que es necesario", como por ejemplo bajo la
    situación en que estamos manejando un automóvil; y
    no debemos entonces, de ninguna manera, confundir control
    emocional con manipulación emocional.

     

    Charles Darwin ("On the
    origin of species" – 1859) muy tempranamente ha
    señalado que las emociones se han desarrollado
    inicialmente, con el propósito de preparar a los animales para la
    acción,
    y esto es particularmente cierto en situaciones críticas y
    de emergencia. Abel Cortese (ya citado) destaca que la función de
    las emociones parece ser múltiple, ya que se puede
    observar desde tres planos distintos:

    – el
    biológico-físico,

    – el mental
    y

    – el
    espiritual.

    En primer lugar,
    abordaremos su función biológica. Para describir el
    funcionamiento de ésa función podemos partir de los
    reptiles. ¿Ha observado alguna vez, con cierta atención, a un yacaré o a una
    iguana? Ellos tienen un cerebro muy
    primitivo (llamado, justamente, "cerebro reptil"). Sus
    movimientos son bruscos y desprovistos de cualquier refinamiento.
    Pueden ser encontrados en grupos, pero no
    mantienen ninguna actividad social.

    Viven al aire libre, sin
    preocupación por el abrigo. No constituyen familias, Los
    hijos, al salir de los huevos, ya están listos para
    arreglárselas por su cuenta. Pero corren el riesgo de ser
    devorados por sus propios padres. Podría parecer que los
    animales que se comen a sus propias crías están
    condenados a una rápida extinción, pero los
    reptiles depositan un gran número de huevos para compensar
    sus desagradables modales familiares.

     

    La parte de
    cerebro reptil (que nosotros poseemos) tiene tres funciones
    primordiales: comer, beber, dormir y copular. Obviamente todas
    funciones de estricta supervivencia. En los seres humanos este
    cerebro tiene un papel mucho más importante de lo que
    creemos, en especial en cuanto a la sexualidad.
    Recordemos que hace unos años el mundo estuvo en vilo
    cuando el Presidente Clinton tuvo un i8ncidente con una
    señorita, la que supuestamente le "atacó su cerebro
    reptil", provocando un escándalo público pocas
    veces visto en dicha magnitud.

    Un poco más
    evolucionados que los reptiles, son las aves.
    Seguramente usted ha observado alguna vez, para ponerla de
    ejemplo, a una simple gallina. Las gallinas ya parecen un poco
    más sociales que los lagartos. Ellas todavía se
    mueven a los trancos y no desenvuelven esfuerzos asociativos.
    Pero por lo menos amparan a su nidada, ayudando a encontrar
    alimento hasta que las crías se vuelven
    auto-suficientes.

    Pero es con los
    mamíferos cuando aparecen las emociones
    como una función mental. En lugar de las docenas de huevos
    depositados por un reptil, la camada de un mamífero
    está compuesta tan sólo por unos cuantos
    individuos, pero cada uno de ellos recibe una gran cantidad de
    cuidados y atenciones. Los mamíferos tienen un sistema
    más evolucionado para las aptitudes sociales. Llevan la
    cría en sus vientres, y cuidan de ellas después del
    nacimiento, los amamantan durante toda su infancia.
    Muchos animales salvajes cazan en grupos y enseñan a sus
    crías a cazar. Los mamíferos, para decirlo de
    alguna manera, desenvolvieron un sistema cerebral de "segunda
    generación". En esta innovación reside la semilla de la pareja,
    los vínculos familiares y mucho de lo que consideramos
    humano.

    Ahora bien, en la
    naturaleza,
    todos los organismos vivos, cuando están en
    situación de amenaza de su integridad física, tienen
    reacciones bruscas en su metabolismo.
    Delante del peligro todos los animales reaccionan bruscamente en
    centésimas de segundo: las aves levantan vuelo, los
    mamíferos se mueven con rapidez orientados hacia la lucha
    o la huida. Llamamos a esos comportamientos, justamente,
    "Mecanismos de huida o lucha", y son impulsos básicos para
    la preservación de la vida. La mayoría de nuestras
    emociones están, por lo tanto, en nuestro código
    genético. Tanto en su faz puramente biológica
    (reacciones de lucha – huida) como en su faz afectiva
    (amamantamiento, cuidado de la cría, sociabilidad,
    etc.).

    Hay un tercer
    aspecto de las emociones, y es su carácter espiritual. No podría
    concebirse la bondad humana, la abnegación, el sacrificio
    o el amor al
    prójimo si estuviéramos desprovistos de emociones.
    Tampoco podría pensarse en la creación
    artística o la sensibilidad para las expresiones del
    arte si
    careciéramos de emocionalidad. Sólo los seres
    humanos, en la escala evolutiva,
    cuentan con una gran gama de emociones y sentimientos que los
    diferencian totalmente de otros animales. Esos sentimientos y
    emociones están acompañados del lenguaje y la
    razón, lo que torna al psiquismo humano
    extraordinariamente complejo.

    Al hacer uso de la
    inteligencia emocional nos encontramos en mejores condiciones de
    tomar conciencia de nuestras propias emociones y también
    comprender los sentimientos de los demás. Las muchas horas
    bajo presión
    que dedicamos con el propósito de "ganarnos la vida" y el
    sustento para pagar las cuentas que nos
    llegan a diario, ejercen fuerte presión sobre nuestro
    cuerpo. Es por ello que resulta necesario tolerar las presiones y
    frustraciones que se nos presentan a diario bajo circunstancias
    donde debemos competir y cooperar, para lo cual debemos
    necesariamente adoptar actitudes y
    comportamientos con manifestaciones de empatía.

    En muchos casos
    las emociones pueden visualizarse como estímulos para
    energizarnos hacia la acción. Muchas veces estas
    orientaciones hacia la acción están moldeadas por
    nuestras experiencias pasadas y las consecuencias a que hemos
    estado
    sujetos. No saber manejar las emociones se asemeja al hecho de
    manejar un automóvil sin contar con un "tablero" donde se
    registre la temperatura o
    el nivel de combustible. Aquellas personas que no cuentan con un
    método de
    registro de
    sus propias emociones es posible que estén en una
    situación similar a la de manejar "bajo ceguera" (Eric
    Gaynor Butterfield: "Congreso de Desarrollo Organizacional", 2003
    – Argentina). Hemos de estar en condiciones de manejarnos
    más efectivamente cuando uno logra identificar qué
    problema específico detecta cada emoción e,
    idealmente, cuáles son las opciones disponibles que
    tenemos a nuestro alcance para solucionar el problema.

     

    Se espera que como
    consecuencia de esta jornada podamos mejorar nuestras
    competencias emocionales tanto desde la perspectiva
    inter-personal como
    intra-personal, para lo cual ha de ser importante privilegiar
    nuestro auto-conocimiento.
    Algunos de ustedes han participado en otros talleres y cursos y
    han estado expuestos a lo que se reconoce dentro de las ciencias
    del comportamiento como conocimiento propio a diferencia de
    cómo otros nos conocen; seguramente han de recordar los
    ejercicios realizados bajo el nombre de "Johari
    Window".

    No resulta
    fácil alcanzar nuestros objetivos y
    metas teniendo un conocimiento limitado de nosotros mismos y
    también cuando no llegamos a reconocer nuestras propias
    emociones; también es de vital importancia reconocer las
    emociones de los demás. Es importante distinguir entre
    emociones y sentimientos y también entre emociones y
    estados de ánimo. El mundo actual nos presenta un abanico
    de situaciones y de circunstancias mucho más complejas y
    variadas que el que confrontábamos hace menos de una
    generación atrás, y esto es cierto no solamente
    desde el punto de vista laboral sino
    también en lo personal de cada uno de nosotros.

    Daniel Goleman
    afirma que "Las personas con habilidades emocionales bien
    desarrolladas tienen más probabilidades de sentirse
    satisfechas y ser eficaces en su vida, y de dominar los
    hábitos mentales que favorezcan su propia productividad.
    Las personas que no pueden poner cierto orden en su vida
    emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad de
    concentrarse en el trabajo y
    pensar con claridad."

    ¿Cuántas veces nuestros impulsos han manejado
    nuestras acciones para luego encontrarnos en situaciones
    perjudiciales para nuestro cuerpo o donde nos posicionamos
    vulnerables ante otros? De allí que Sócrates
    manifestara que "Las pasiones y los caprichos de los deseos nos
    conducen a una vida sin sentido, y nos colocan en una
    posición expectante donde alguien o algo "ha de apagar
    nuestra sed". Lejos de ser libres y poderosos, somos entonces
    esclavos y dependientes. Inteligente, en consecuencia, es
    el hombre
    libre, el que se gobierna y solo él, por lo tanto, puede
    gobernar a los demás. La verdadera libertad es
    consecuencia de educar a las personas y hacerlas inteligentes en
    su propio autogobierno".

    Abel Cortese (ya
    citado) destaca que en cualquier emoción hay que
    distinguir dos momentos:

    1. la
    emoción-choque que es una reacción general breve,
    que afecta a la
    personalidad y ante la cual son insuficientes los mecanismos
    de adaptación. Esta reacción general es definida en
    psicología
    como trastorno o perturbación de la vida física y
    fisiológica, constituida generalmente por las emociones
    desagradables: miedo, odio, ira, dolor, sorpresa, etc.;
    y

    2. la
    emoción-sentimiento, que es la que se prolonga, pierde el
    carácter anárquico inicial y se transforma en un
    estado durable: melancolía, rencor, preocupación,
    tristeza, envidia, resentimiento, celos, amor,
    simpatía, confianza, esperanza, etc. La
    emoción-sentimiento puede darse aún sin ser
    provocada por una impresión violenta, como ocurre en el
    campo del arte.

    Este autor realiza
    varias apreciaciones (Taller de "Inteligencia Emocional"; The
    Organization Development Institute International, latinamerica
    Buenos Aires
    – Junio 2001) que vale la pena tener en cuenta en
    relación con las funciones de las Emociones.

    Cortese destaca
    que, en términos psicológicos, una emoción
    es una reacción global del organismo frente a un
    estímulo externo o interno. Cuando alguien se emociona, es
    su ser entero el que está afectado: su ser
    biológico, su ser psicológico, su comportamiento,
    cambia. Cuando a alguien se le anuncia una noticia triste, su
    respiración se altera y toma un determinado
    ritmo. Su expresión facial se modifica, las líneas
    de expresión del rostro se hacen más marcadas.
    Subjetivamente experimenta eso que llamamos pena, estado
    anímico difícil de describir pero que todos
    reconocemos. También sus movimientos corporales se hacen
    más lentos y pesados.

    Las emociones que
    a veces nos embargan pueden ser agradables o desagradables. Tanto
    unas como otras anuncian un cambio en el
    ambiente. Si
    nos emocionamos es que algo está ocurriendo, es que algo
    nos está sucediendo y afectando. Las emociones tienen una
    función de gran importancia: nos contactan con el mundo y
    nos preparan para responder a sus requerimientos. Así, por
    ejemplo, el miedo nos alerta ante el peligro y prepara nuestro
    cuerpo y nuestra psiquis para protegernos. Y la rabia nos alista
    frente a la agresión, poniendo en juego nuestras
    capacidades físicas y mentales de defensa y de
    ataque.

    No nos será
    muy útil al jugar a la bolsa o al preparar una
    declaración de impuestos, pero,
    como dijo Sigmund Freud, en
    todos los asuntos verdaderamente fundamentales de la vida, es
    preferible dejar la resolución a los sentimientos.
    ¿De qué otra manera podríamos decidir con
    quien casarnos, en qué persona confiar, en qué tipo
    de trabajo desempeñarnos, qué hacer cuando nos
    encontramos de pronto ante una cuestión de vida o muerte?

    Sin embargo, y sin
    contradecir esta afirmación, veremos al profundizar el
    paradigma de
    la Inteligencia Emocional que la clave, para muchas cuestiones no
    tan íntimas como decidir con quien nos casamos, es
    utilizar las dos mentes que tenemos: aquella que prioritariamente
    "piensa" (hemisferio izquierdo) y aquella que prioritariamente
    "siente" (hemisferio derecho).

    Posiblemente haya
    sido V. J. Wukmir quien ha elaborado la formulación
    correcta de la función de las emociones hace unos 30
    años atrás, aunque, por desgracia, ha sido, y sigue
    siendo, ignorada por la psicología tradicional. Este autor
    realizó tres importantes planteamientos:

    1. el comportamiento
    humano está directa y exclusivamente dirigido por las
    emociones;

    2. las emociones
    son un mecanismo biológico (fundamentalmente cerebral en
    nuestro caso) que calculan (valoran) la idoneidad de cada
    situación para la supervivencia del organismo
    (persona);

    3. como todo
    mecanismo físico (biológico), las emociones
    están sujetas a múltiples interferencias, que
    producen un gran número de errores en el cáculo
    (valoración) de cada situación.

    El primer punto
    afirma el valor supremo de las emociones, por encima de toda
    capacidad lógica
    o racional. Todo lo que hacemos, tanto si nos beneficia como si
    nos perjudica, lo hacemos por mandato directo de nuestras
    emociones. Nunca podemos actuar en contra de nuestras emociones,
    aunque a veces nos los parezca. Para comprender esto, hay que
    tener en cuenta que nuestros pensamientos, razonamientos y
    disquisiciones contribuyen a elaborar nuestras emociones (y no al
    revés).

    Pensemos en el
    simple ejemplo de comprar una mesa. Es cierto que pensaremos en
    los pros y contras de cada modelo,
    calcularemos medidas, etc., pero al final, la mayoría de
    las veces nuestra decisión será
    emocional.

    Esto
    debería ser evidente para todos, pero nuestro orgullo
    pueril nos impele a proclamar la supremacía de la
    razón por encima de las emociones. No pasa de ser un
    simple eslogan. Cada día, nuestro cerebro tiene que tomar
    millones de decisiones y no tiene tiempo para razonamientos y
    cálculos lógicos. Nuestra pequeña
    razón es demasiada lenta y vulnerable para tomar las
    riendas de nuestro comportamiento. Afortunadamente, contamos con
    un buen sistema emocional que actúa con rapidez y
    diligencia, gracias a un diseño
    sofisticado, fruto de la evolución durante cientos de millones de
    años.

    Además de
    reconocer que nuestro comportamiento está determinado por
    el sistema emocional, el segundo punto afirma que la
    función de las emociones es guiar a nuestro organismo por
    el sendero de la supervivencia. Dicho de otra forma, que el
    sistema emocional es inteligente. Las emociones nos indican cual
    de los caminos o alternativas favorecen más nuestra
    supervivencia. Y para lograr hacer esto, debe procesar una gran
    cantidad de información (entre muchas otras, la
    proveniente de nuestro pensamiento o
    neo-córtex).

    Es decir, que si
    sentimos alegría, por ejemplo, quiere decir que nuestro
    sistema emocional ha calculado (valorado) que la situación
    en la que nos encontramos es positiva para nuestra supervivencia.
    Y si lo que sentimos es temor o angustia es que nuestro sistema
    emocional calcula (valora) que la situación es
    perjudicial.

    El problema de las
    emociones, lo que nos incomoda tanto de ellas, es que se
    equivocan. Este es el tercer punto. Sería muy distinta
    nuestra vida si las emociones siempre nos indicaron el camino
    correcto realmente. Esto podría ser así, si las
    emociones fueran nuestro "ángel de la guarda", un ser
    espiritual (no material) que no estuviera sujeto a interferencias
    ni a degradaciones. Pero las emociones surgen de la actividad
    física de nuestras neuronas cerebrales, que son de "carne
    y hueso", físicas y materiales.

    Todos sabemos que
    cualquier aparato puede estropearse o funcionar incorrectamente
    debido, sobretodo, a un mal uso o a un abuso del mismo, a golpes,
    sobre-tensión, defectos de fabricación, etc.
    Exactamente lo mismo ocurre con el sistema emocional, que reside
    dentro de nuestro cerebro. Involucra el funcionamiento de miles
    de millones de neuronas y a miles de billones de conexiones
    neuronales (una barbaridad). Pero a pesar de ser un aparato
    realmente robusto y seguro (gracias
    precisamente a su enorme complejidad que le otorga mucha
    redundancia), no deja de ser un aparato, es decir, algo
    físico susceptible de ser alterado, roto, manipulado,
    degradado, estropeado, etc.

    ¿Cuántos mensajes engañosos tratan de
    alterar nuestras emociones? Actualmente estamos literalmente
    rodeados de mensajes cuyo único fin es alterar el buen
    funcionamiento de nuestras emociones. Aquí nos referimos a
    todo tipo de publicidad, por
    ejemplo. Es muy difícil sobrevivir, hoy en día,
    ante tamaño asedio practicado sistemáticamente
    sobre nuestro sistema emocional. La economía se beneficia
    pero nuestra salud no.

    ¿Y que
    tenemos que decir de nuestras relaciones
    interpersonales? ¿No tratamos de engañar el
    sistema emocional de la pareja, hijo, jefe, cliente, vecino,
    amigo, policía, funcionario, etc. Para que las cosas
    discurran según nuestros intereses? No tenemos otro
    remedio que tratar de que nuestro interlocutor no se enfade con
    nosotros, a pesar de que pudiera tener motivos para
    ello.

    En definitiva,
    tenemos que tener en cuenta que la emoción (cálculo o
    valoración de la favorabilidad de supervivencia) puede ser
    errónea, debido a interferencias de nuestro sistema
    emocional. Es decir, puede ocurrir perfectamente que ante una
    situación verdaderamente peligrosa para nuestra
    supervivencia, sintamos alegría. Así, un joven
    siente alegría cuando abandona, por fin, los estudios
    primarios para dedicarse a lo que él siente que es
    verdaderamente importante: ganar dinero. Se
    siente bien, pero su emoción es errónea y el
    resultado es perjudicial para su supervivencia.
    ¿Qué interferencias externas han producido en su
    cerebro una emoción tan errónea? Este es un tema
    para otra ocasión.

    En consecuencia,
    lo verdaderamente importante (para sobrevivir) de nuestras
    emociones, es que coincidan o se correspondan con la realidad,
    mientras que de otro modo, son realmente un peligro. Como
    decía Wukmir, "las emociones son siempre reales, pero
    pueden no ser verídicas" y que "lo importante (para
    sobrevivir) es que las emociones sean verídicas". El
    mecanismo de las emociones puede comprender fácilmente si
    imaginamos que somos un barco que se gobierna mediante un piloto
    automático, guiado por una brújula
    que señala en cada momento el camino que vamos a seguir.
    El barco siempre obedece a la brújula (emociones), es
    decir, va hacia donde señala la brújula, que
    está especialmente diseñada para conducirnos en la
    difícil tarea de sobrevivir.

    Es muy importante
    comprender que una emoción negativa es tanto o más
    importante que una emoción positiva, si nuestro sistema
    emocional no nos engaña. Ante un peligro, del tipo que
    sea, es imprescindible que podamos detectarlo y escapar de
    él y sólo contamos con las emociones. En la medida
    en que nuestro sistema emocional no actúe correctamente,
    nos conducirá irremediablemente hacia situaciones
    perjudiciales para nuestra supervivencia.

    ¿Cuáles son entonces los principales
    componentes del sistema emocional? Las emociones son, en esencia,
    impulsos que nos llevan a actuar, programas de
    reacción automática con los que nos ha dotado la
    evolución y que nos permiten afrontar situaciones
    verdaderamente difíciles; un sistema con tres
    componentes:

    – el perceptivo,
    destinado a la detección de los estímulos
    elicitadores (promotores de cambios fisiológicos); que
    incluye elementos hereditarios, como en nuestra
    predisposición a valorar el vacío, los lugares
    cerrados, los insectos o las serpientes…, como posibles
    situaciones peligrosas, y a veces fruto de las experiencias, como
    puede ser el surgimiento de una fobia o la ansiedad a los
    exámenes, o el placer por una buena nota.

    – el emocional,
    encargado de impulsar, mantener y dirigir la conducta, gracias
    a su relación con el sistema hormonal: por ejemplo, el
    miedo nos impulsa a la evitación.

    – el conductual,
    que hemos de analizar en su triple manifestación,
    reacción fisiológica perceptible, pensamientos y
    conductas manifiesta. Es el elemento más influido por las
    experiencias de aprendizaje
    previo y el medio cultural. Por ejemplo: la expresión de
    la pena en distintas culturas o el desarrollo de estrategias de
    evitación de las situaciones de prueba en el ámbito
    escolar o las fobias escolares.

     

    Los aspectos
    prácticos relacionados con la implementación de
    programas de "Inteligencia Emocional" en las
    Empresas

     

    Inicialmente
    Daniel Goleman sugiere que son 5 las habilidades prácticas
    de la inteligencia emocional, a saber:

    1. La
    Auto-conciencia

    2. La
    Auto-regulación o control emocional

    3. La
    Motivación

    4. La
    Empatía

    5. Las Habilidades
    Sociales.

     

    En principio no
    queremos dejar pasar por alto la aplicación
    práctica de nuevas habilidades no es fácil de
    implementar ya que – dentro de los procesos de
    aprendizaje en acción – el dominio es la
    tercera etapa y solamente es alcanzable cuando se han completado
    satisfactoriamente las dos fases anteriores: la de toma de
    conciencia (o de conocimiento) en primera instancia, y la de
    práctica en segundo término. Ya el famoso educador
    de nacionalidad
    francesa, Piaget, nos
    había participado de dos fases principales respecto del
    aprendizaje en los niños:
    la de asimilación y además la de
    acomodación. Cualquier padre de familia que ha
    tenido un hijo sabe muy bien que el niño puede pasar mucho
    tiempo sin hablar ni una sola palabra (a pesar de que las ha
    asimilado) pero posiblemente la emisión y el hablar
    esté más ligada con la acomodación del
    lenguaje.

     

    Para el lector
    avezado en los problemas que
    se viven en el día a día de las operaciones
    dentro de una empresa u
    organización, ninguna de las 5 "habilidades
    prácticas" resulta ser una total novedad. Y tampoco Daniel
    Goleman reclama que lo son. La importante contribución de
    Daniel Goleman reside especialmente en que las cinco habilidades
    operan – de alguna manera – secuencialmente. Y cabe
    agregar que no se ha encontrado evidencia empírica de que
    ésta manera "acumulativa y en la secuencia elegida por el
    autor" es realmente la correcta.

    Los aportes de los
    investigadores vinculados con "johari window" y con "eric window"
    pueden encontrarse dentro de las contribuciones significativas en
    relación con la importancia de la auto-conciencia. Y todos
    aquellos familiarizados con la profesión de desarrollo
    organizacional cuentan con experiencia en la materia.

     

    Quizás sea
    importante concebir las cinco habilidades prácticas de la
    Inteligencia Emocional a que hace referencia Daniel Goleman (1995
    – ya citado) como una "caja de herramientas"
    que aquellos interesados en los procesos de cambio y mejora
    organizacional tienen a su alcance. De todas maneras, tampoco
    debemos olvidar que tanto los directivos de empresa, como los
    agentes de cambio, consultores y facilitadores, pueden saber de
    la existencia de la "caja de herramientas" pero eso no asegura de
    ninguna manera el uso efectivo de cada una de las herramientas
    que la componen. Prácticamente miles y miles de personas
    pasan por delante de la vitrina de negocios de
    ferretería y saben respecto de la existencia de casi todas
    las herramientas, pero solamente muy pocas de ellas están
    en condiciones de hacer un uso efectivo de los mismos.

    También es
    importante tener en cuenta que aunque las personas tengan el
    conocimiento de las 5 habilidades prácticas ello no ha de
    garantizar una efectiva implementación del cambio en las
    organizaciones. A través del conocimiento satisfacemos la
    necesidad de "saber", pero a ello debemos agregarle la necesidad
    de poder hacer que implica la necesidad de contar con las
    competencias necesarias. Y tampoco hemos llegado aún a
    completar el círculo puesto al tener el conocimiento y el
    poder de hacer, aún requerimos del deseo de hacer las
    cosas. Posiblemente la mayor parte de las organizaciones fallen
    como resultado de éste último – y tan
    importante – componente.

    Algo que todo
    consultor debe tener en cuenta en el proceso de
    implementación de un programa de
    Inteligencia Emocional es el tipo de cambio a aplicarse. Existe
    el cambio tradicional, el cambio transicional y el cambio
    transformacional y muy posiblemente podemos asegurar que no se
    puede hacer uso de un único y mejor modelo de cambio a
    través de un programa de Inteligencia Emocional. El cambio
    puede ser de tipo directivo, es decir de arriba hacia abajo, como
    en el caso de culturas piramidales o no piramidales pero que
    viven situaciones de tipo dramáticas. Y también
    puede existir un tipo de cambio
    donde las instrucciones no necesariamente provienen de la
    cúspide sino que más bien las personas en la
    cúspide operan como esponsors del proyecto. Y un
    tercer tipo de cambio es aquél donde se espera una
    participación activa de un gran cuerpo de personas dentro
    de la
    organización.

    Las personas que
    han estado involucradas en procesos de cambio dentro de culturas
    donde las organizaciones son de tipo piramidal como es bastante
    común en los países de Latinoamérica, han
    encontrado seguramente que muchos participantes organizacionales
    se sienten más cómodos "recibiendo instrucciones"
    que "generando opciones" respecto de cómo hacer las cosas.
    Eric Gaynor Butterfield hace referencia a situaciones de este
    tipo en el Congreso de Desarrollo Organizacional llevado a cabo
    en la Argentina en el año 1995.

    En culturas donde
    los líderes han resultado perjudicados – como es el
    caso de algunas comunidades indígenas – Eric Gaynor
    Butterfield ha encontrado que en procesos de cambio y desarrollo
    organizacional, al proponer promociones de algunas personas estas
    han preferido rechazarlas y mantenerse en posiciones inferiores a
    las cuales estaban acostumbrado.

    Gaynor
    también hace referencia al hecho que muchas organizaciones
    que eran formalmente participativas (como es el caso de cooperativas y
    organizaciones sindicalizadas) sus propios participantes
    organizacionales sentían que su participación en la
    toma de
    decisiones en su empresa, alcanzaban niveles inferiores de
    empresas privadas, las que eran formalmente no-participativas. Lo
    que muestra una
    correlación inversa entre nivel de participación
    formal con el informal o real.

    Variables
    independientes también juegan un papel relevante y
    ningún consultor que se jacte de ser experimentado debe
    desestimarlos, haciendo uso del libreto de las "5 habilidades
    prácticas de Goleman", como si fueran una tabla de
    mandamientos. Entre estas variables,
    debe tenerse en cuenta que en las culturas latinoamericanas a
    diferencia de aquellas donde Goleman reafirma sus
    hipótesis y que usualmente hace referencia a países
    más desarrollados, encontramos las siguientes de
    importancia:

    – el locus de
    control externo que privilegia el comportamiento de las personas
    en culturas latinoamericanas;

    – una mayor
    propensión a la procastinación en
    contraposición a operar de manera pro-activa;

    – un pobre manejo
    y administración del tiempo, que resulta
    vital dentro del mundo organizacional, y en especial en
    situaciones de cambio organizacional;

    – una tendencia al
    consenso hacia abajo;

    – una menor
    orientación hacia el logro organizacional (dentro de la
    propuesta y esquema de David C. McClelland);

    – una tendencia a
    culpar al "otro", en lugar de mirarse hacía sí
    mismo;

    – la
    consideración de que la explicación del error exime
    de responsabilidad junto con el hecho de que no
    existe la "respondabilidad", con "d" en lugar de "s"
    (accountability);

    – la
    predisposición a ejercer el liderazgo bajo
    el método autoritario como la mejor forma de
    conducir;

    – una enorme
    orientación a controlar los recursos
    especialmente materiales – y a través de ellos
    controlar a las personas.

     

    La introducción de un programa de Inteligencia
    Emocional en una organización debe tener en cuenta
    además otro aspecto muy importante:

    A. lo que los
    directivos de la organización tienen en su cabeza (en
    realidad es en su mente) respecto de cómo funciona la
    empresa; y

    B. cómo es
    realmente la forma de funcionar en la empresa.

    La primera tiene
    que ver usualmente con los organigramas y
    aspectos de ·"estructura"
    con los cuales los líderes usualmente se sienten
    cómodos… pero resulta que independientemente de los
    diseños estructurales previstos el funcionamiento de los
    procesos va por otro canal o vía. Esta necesidad de
    compatibilizar lo que la cúspide de la organización
    "ha previsto" con lo que funciona día a día como
    resultado de lo que los participantes organizacionales "tienen en
    su cabeza". La empresa puede contar con un muy prolijo organigrama, con
    un excelente manual de
    funciones y responsabilidades que ha sido desarrollado a
    pedido de la dirección de la empresa por una importante
    firma de consultores, cuenta además con unos
    diseños sumamente prolijos donde se detallan las estructuras,
    equipos y maquinarias de la organización, pero los
    procesos, los reales procesos que se desarrollan entre los
    participantes organizacionales, entre estos y sus proveedores, y
    entre ellos sus Clientes, no
    necesariamente reflejan lo que la cúspide tenía en
    su cabeza como logro u objetivo a
    alcanzar.

    Más
    aún, es posible que cuando la dirección de la
    empresa nota estos desajustes "entre los procesos reales y la
    estructura prevista" se orienten a tomar medidas – muchas
    veces bajo medios
    quizás no totalmente aconsejables – que refuercen el
    modelo de rigidez que caracteriza a la estructura. ¿Y que
    es lo que podemos esperar de una estructura rígida que se
    vuelve aún más rígida? Acaso no están
    familiarizados con lo que hacen las empresas de ferrocarriles al
    prever un mínimo de espacio entre la unión de una
    vía con otro para permitir cierta expansión por
    dilatación o calor, o con
    los edificios construidos en zonas sísmicas que dejan una
    ranura para dilatación cerca del techo.

     

    Un aspecto
    adicional que debe tomar en cuenta aquellos interesados en
    realizar aplicaciones de Inteligencia Emocional en las empresas
    tiene que ver con el fenómeno que Eric Gaynor Butterfield
    ha denominado como "transferencia de la zona de comodidad".
    Aunque algunas personas postulan que los cambios pueden
    motorizarse en los miembros organizacionales como resultado de
    indagaciones apreciativas, existe mucha evidencia de que la mayor
    cantidad de cambios – y también los cambios
    más significativos – han sido potenciados como
    resultado de problemas y carencias. La apreciación de
    donde están los miembros organizacionales (zona de
    comodidad o de incomodidad) y la velocidad de
    transferencia de una zona u otra, han de ser factores que todo
    consultor debe considerar en procesos de cambio y desarrollo
    organizacional a través de la aplicación de las 5
    habilidades de la inteligencia emocional.

    Otra perspectiva
    que todo consultor debe tener en cuenta es la relación
    entre la zona de influencia y la zona de preocupación, a
    la cual se refiere Stephen Covey (1990). En los 7 hábitos
    este importante autor sugiere prestar debida atención a
    aspectos intra personales que los relaciona con:


    proactividad,

    – establecer
    prioridades (primero lo primero),

    – con un fin en la
    mente; y

    e
    inter-personales, siendo ellos:


    ganar-ganar,

    sinergia,
    y

    – primero
    comprender y luego ser comprendido. Completa su propuesta
    sugiriendo la importancia de "afilar la sierra" (hacer más
    de lo mismo sin entrenarse para mejorar, ha de ir reduciendo
    paulatinamente nuestros niveles de productividad).

    Es usual que en
    los procesos de cambio los líderes de proyecto –
    tanto de la firma consultora como de la propia empresa –
    perciban que su zona de influencia no siempre es la necesaria
    para superar las preocupaciones; de ser así, ha de existir
    trabajo adicional para los consultores internos y externos
    incluso antes de trabajar con las 5 habilidades prácticas
    de la inteligencia emocional.

    Quizás uno
    de los aportes más importantes que realiza Daniel Goleman
    tiene que ver con el hecho de desarrollar una secuencia donde
    – en primera instancia – la auto-conciencia es
    seguida por la auto-regulación y ésta a su vez por
    la tercera habilidad práctica que es la
    motivación. En los proyectos de
    cambio y desarrollo organizacional donde hacemos uso del trabajo
    de Daniel Goleman – ya los efectos de ajustar la metodología – sugerimos que esta
    tercera etapa es el fin del "yo – yo".

    ¿Qué
    es lo que queremos decir con esto? Todos debemos darnos cuenta,
    tanto los directivos como los ejecutivos y gerentes en las
    organizaciones, los agentes de cambio y consultores externos, que
    si satisfacemos las exigencias que nacen de las 3 habilidades
    prácticas en el mejor de los casos "nos estamos explotando
    muy bien individualmente". Es por ello que denominamos a la
    conjunción de éstas tres fases, como el fin del
    "Yo- Yo".

    Si realmente
    estamos interesados en maximizar la eficiencia como
    resultado de una intervención de cambio y desarrollo
    organizacional debemos ser efectivos en las habilidades
    prácticas cuatro y cinco. La empatía es la cuarta
    habilidad práctica, y tiene que ver con sentir con el
    otro, que no es lo mismo que sentir como el otro. Y por favor no
    vayan a sugerir que se trata de ponerse en los zapatos del otro;
    puesto que en el mejor de los casos – incluso cuando
    eventualmente queremos ponernos en los zapatos del otro –
    seguramente lo hemos de hacer "con nuestros propios zapatos".
    Otra distinción de importancia es la que tiene que ver con
    las diferencias entre simpatía y empatía. La
    simpatía nos hace sentir como el otro, con lo cual, si el
    otro está deprimido le hemos de agregar nuestra propia
    depresión, lo que seguramente no nos lleva
    a ningún lugar. ¿Desean familiarizarse con un
    ejemplo puntual de lo que es una persona "simpática", y
    que les sirva como distinción con una persona que es
    empática? El "simpático" es aquél que va a
    una casa de velatorio donde velan a varias personas fallecidas al
    mismo tiempo, ingresa a la sala del muerto "equivocado" (a quien
    el no conoce) e igualmente se pone a llorar desconsoladamente.
    Por favor, tengan en cuenta que los simpáticos no son de
    ayuda para mejorar las organizaciones. Hace unos 50 años
    que los geniales autores James March y Herbert Simon
    ("Organizations"; Wiley & Sons – 1958) han mostrado que
    la simpatía y los niveles de satisfacción del
    personal no están necesariamente relacionados con mayores
    niveles de productividad.

    Y finalmente
    queremos hacer notar que así como la profesión de
    Desarrollo Organizacional ha iniciado un largo camino y en ese
    tránsito ha aprendido mucho respecto de cómo
    implementar procesos de cambio y desarrollo organizacional, hoy
    en día las aplicaciones de inteligencia emocional en los
    procesos de cambio son tentativos y no han sido suficientemente
    replicados como para asegurar que sus hipótesis han de ser
    válidas en todas las situaciones que confrontan las
    empresas. Para aquellos que deseen realizar intervenciones de
    consultoría en empresas aplicando
    inteligencia emocional, es recomendable que apelen al vasto
    cuerpo de conocimientos de las ciencias del comportamiento como
    así también de lo que actualmente se sabe respecto
    de la profesión de Desarrollo Organizacional.

     

    Muchas gracias por
    compartir.

     

    Eric Gaynor
    Butterfield
    – Presidente

    The Organization
    Development Institute International, Latinamerica

    (also Board member
    of The Organization Development Institute –
    Worldwide)

    www.theodinstitute.org

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